Superhuman |Harry Styles| -Terminada-

-¿Cómo que murió? ¿Qué ha pasado? ¿Por qué no me llamaste?- Louis atormenta a Amy. Ella solo gira su cabeza hacía su hermano, quien tenía la mirada perdida
-Sentémonos, te lo explicaré. Pero primero, que mal educados que son. ¿Acaso sus madres no les enseñaron a presentar a la gente? –les dijo a Niall y a Louis
-Perdón. Nos hemos concentrado en tu conversación con Louis que no nos dimos cuenta-comentó Niall, para luego aclararse la garganta- Ellos son Liam, Zayn, Louis, ya saben y Harry –presentó, señalando uno por uno. –Y ellas son Amanda y Milagros, este chico es Jake, el hermano de Amy
Terminadas las presentaciones, se saludaron. Luego, juntaron varias mesas y se sentaron todos juntos, quedando Mili enfrente de Niall en la punta, Jake al lado de Amy, quienes enfrentaban a Louis y a Liam, al lado de Amy seguía Zayn, y enfrente de este, Harry. Los chicos –incluso Jake- pidieron algo para comer con una bebida, mientras que las dos únicas chicas solamente pidieron agua. Estaban llenas.
-Antes que nada, para los que no saben, conocí a Niall en la secundaria en Irlanda. Mi madre conoció a Mark, el padre de Louis, y se casaron. Por eso conocí a Louis. Éramos hermanastros –empezó a contar.
-No duraron mucho, mi padre se hartó de matrimonios y le pidió el divorcio al pasar más de un año. –prosiguió Louis
-Mi madre estuvo de acuerdo, por eso es que estuvo tranquilo el trámite. Cuando discutieron la separación de bienes, Mark nos dejó a nosotros tres una casa al otro lado de Doncaster, por eso es que no nos vimos más –siguió Amy. Hizo una pausa y respiró- Al mes, mi madre comenzó a sentirse mal. Yo acababa de cumplir los 17. En el hospital, nos dijeron que tenía cáncer de mama, que era necesaria una quimioterapia. –dijo, con una voz inaudible. Miró a Louis, sabía que estaba a punto de llorar, pero se contuvo. – y sin duda, la hizo.
-¿Por qué no me has llamado? Te habría ayudado.
-Apenas tenía tiempo para pensar en mí. Me encargaba de Jake, y me quedaba cada tanto en el hospital haciéndole compañía a mi madre. No he comido por días, incluso llegué a estar anémica. Esa fue la razón por la que me obligaron a descansar y comer.
-¿La quimio no fue suficiente? –preguntó Liam, tomándole la mano, instándola a seguir
-No. Solo le quedaba un año de vida. A los 18, estaba sola con Jake. Me busqué trabajo, y seguí con el curso de fotografía, al tiempo que me ocupaba de Jake.
-¿Lo hiciste tu sola? –preguntó el rubio
-Sí, hice lo mejor que pude
-Estoy orgulloso de ti –dijo, tomándole la mano a Jake – y de ti tambien, soldadito de plomo.
-Yo también lo estoy, pero me hubiera gustado estar ahí. –dijo Louis, acariciándote la nariz con un dedo
-Pasado es pasado. No puedo cambiar nada.
-¿Qué hay con tu papá? El verdadero, quiero decir –preguntó Harry.
-Mi papá… no tuvo mejor idea que abandonarnos cuando Jake nació. –contestó Amy, entre dientes.
-Lo siento, de verdad. Por todo lo que tuviste que pasar –susurró. En sus ojos vió el arrepentimiento de haberlo preguntado, pero se nota que solamente lo hizo con buena intención.
-No pasa nada, estamos acá para conocernos, ¿no? –Amy le sonrió, lo que hizo que Harry automáticamente lo haga, dejando ver sus dientes blancos.
-Claro –murmuró el ruloso, sin dejar de sonreír.


Esa sonrisa la había hipnotizado. Se sintió como un completo idiota cuando esa sonrisa le causó algo en su interior. Le había encantado, decidió definitivamente que, si seguían hablando, iba a tratar de hacerla reír, solo para ver esa encantadora sonrisa.
Harry no acepta un no por respuesta. Es de esos que lucha por conseguir lo que quiere. Claro que a veces se siente cobarde por no decir realmente lo que siente acerca de algunas cosas, pero bueno, supongo que algún día va a sacarlo todo afuera.
La historia de Amanda le estremeció. Sabía que había sufrido un montón. La ausencia de un padre. La muerte de su madre. El crecer rápido, teniéndose que ocupar de su hermano. El apuro de conseguir un trabajo y seguir sus estudios solo para mantener al chico. Sintió deseos de ayudarla. Intentaría hacerlo.
En su vida se ha mudado cuatro veces. Primero vivió en Birmingham, se mudó a Irlanda, luego a Doncaster –dos veces- y finalmente llegó a Holmes Chapel. Lo raro es que nunca se la cruzó en su vida. Bueno, eso no iba a ser posible, ya que no iba a ningún lado salvo que sea la empresa de su padre, alguna de las casas de los chicos o los bares donde continuamente hacen sus mini-giras.
Era muy observador. De cerca, la miró bien. Ojos marrones, pelo largo y liso, labios finitos, y en su muñeca se observaba un tatuaje. Carpe diem. Aprovecha el día. Sabía que a pesar de todos los altibajos de su vida ella se mantuvo fuerte.
Quizás eso era lo que le vió de distinta. No la veía como esas típicas modelitos en la que vivía rodeado. Ni siquiera de esas descerebradas. Simplemente, era una chica. Esas por la que valían la pena tenerlas cerca. Como amiga, hermana, compañera e incluso, novia. Se alejó el pensamiento de que posiblemente sienta algo por ella, acababa de conocerla, era algo totalmente ilógico.
Siguió mirándola. Hablaba con todos, se reía con Louis. Él la miraba con ojos protectores, pero claro, era como una hermana menor, una más del resto. Siempre había sido así. Harry también hablaba, pero a veces se quedaba tildado de tanta hermosura y ternura que veía enfrente de él. La relación de Amy con su hermano era muy buena. Se notaba que ella daría la vida por él, incluso si perdiera la suya. Pero le llamaba más la atención ella. Tanto, que ni siquiera se dio cuenta de que se estaba acabando la noche y por lo tanto, la cena que tenían. Cada uno se estaba parando para irse.
Amy les dio el número de celular a Niall y a Louis, haciéndoles prometer que la iban a llamar. El rubio, por su parte –y aparte de pedirle el número- concretó una cita con Milagros, que se llevará a cabo mañana a la tarde. El resto, se saludó normalmente.
Se aseguró de haber escuchado que Louis le iba a presentar a su novia. Y también, de que los chicos supieran la hora en la que iban a venir a la cena anual que hacían en su casa.
Luego de despedirlos, se encaminó a su auto. Su amado auto. Abrió el maletero y metió su mochila, sacando de uno de los bolsillos su celular, para tenerlo en la mano. Al sentarse sobre el volante, dejó caer ese celular en el asiento del copiloto. Prendió la radio y puso en marcha el motor.
Al llegar a su casa, no se extrañó que estuviera todo oscuro. Los viernes sus padres salían. El lugar, era indefinido y a veces ni siquiera lo sabía. Su hermana, seguramente estaba en una fiesta o estudiando en su habitación. Fue a la cocina y tomó un poco de zumo de la botella. Si estuviera Mary –la ama de llaves- lo regañaría. Eso le sacó una sonrisa. Sí que era rebelde.
Al subir las escaleras, su pensamiento acerca de donde estaba Gemma, fueron acertándose. La puerta estaba semi cerrada, por lo que pudo observar la cama hecha, y todo ordenado. Ni rastros de su presencia.
Pasó por la habitación de sus padres y tampoco estaban ellos. Al llegar a su habitación, no pudo evitar pensar en Amanda. Estaba inconsciente de eso. Se desnudó y fue al baño a darse una ducha. Al salir, decidió dormir así como Dios lo trajo al mundo. Se sentía más comodo así. Minutos más tarde, al llegar a la cama y agarrar su almohada, cayó en los brazos de Orfeo.