Superhuman |Harry Styles| -Terminada-

Hoy era el día. Uno muy importante, el que los chicos llevaban esperando semanas y que nunca pensaron que llegaría. Hoy, finalmente, iban a conocer el estudio donde grabarán su primer disco como una banda. Estaban nervioso, hablaban sin parar –sin olvidar la ansiedad-, el rubio encuentra la comida como calmante y Milagros no sabe qué hacer con este chico que vacía la heladera y la lleva a Nando’s.
Habían ido en dos autos, ya que los seis no entraban en uno solo. Zayn pasó por Liam y el irlandés, aguantándolo que hablaba sin parar; mientras que Louis estuvo con Harry y Darcy, quien quiso venir a pesar de que le hayan dicho que no. Aprendió del padre a no aceptar un no por respuesta.
Al llegar a la puerta del estudio, fue Liam quien tomó la iniciativa y entró primero, agarrando la puerta para que entrara la pequeña dama junto a él y luego los otros chicos, como un caballero. Subieron por el ascensor, hasta el décimo piso. Fue Louis quien calló al rubio intentando calmarlo, y el único morocho le prometió llevarlo a comer después de que salieran, no sin antes prometerle un helado a Darcy.
Todos se habían encariñado demasiado con la nena, lo sentían como si fuera su propia sobrina. Y era que su dulce encanto le era imposible para no llegarles a las almas de la gente. Harry se sentía muy orgulloso de él, como todo padre responsable. Y Amy también, quien había ejercido por segunda vez su papel de madre protectora. Tenía experiencia ya, por su hermano, y no le costaba nada por ella, haría todo lo que fuera por ver feliz a su novio. Y por supuesto, a su hija, como no.
Louis fue quien abrió la segunda puerta, una vez que salieron del ascensor. Esas puertas eran blancas, casi transparentes, que podían ver sombras caminando de un lado para el otro. Y gente hablando, también.
- Este lugar es muy grande –dijo Darcy, agarrándole la mano al rubio, quien amagó para auparla.
- Es maravilloso –murmuró Zayn.
- Y pensar que nunca pensamos que nos iba a ocurrir algo semejante –razonó Liam
- Aquí estamos chicos, ¿estamos preparados? –preguntó Harry, sonriente. Todos exclamaron afirmamente, y Louis los dejó pasar.
- Bienvenidos a este estudio. ¿Qué les desea? –dijo la secretaria, una vez que Zayn se acercó a ella.
- Estamos buscando a Simon Cowell. Nos citó a esta hora. –le contestó Zayn, un poco nervioso.
- ¿Ustedes son los de la banda One Direction? –preguntó, y ellos asintieron. – Pasen, aquella puerta es la del sr. Cowell. Golpeen y esperen su llamado.
- Estoy nervioso –susurró Niall, a un costado de la cabeza de Darcy.
- Todos lo estamos – coincidió Harry, lanzando una risita.
- ¡Bienvenidos! –exclamó Simon, que para sorpresa de los chicos había salido a la puerta a recibirlos – Es agradable verlos por acá, hoy es un día muy especial. Vengan, síganme. Les mostraré donde ustedes serán creativos y volcaran sus perfectas voces para que el mundo los note.
Simon los llevó a la parte trasera del piso, en donde estaba el estudio de grabación. Allí les esperaba dos personas, junto a las máquinas. Y otra persona más se encargaba de colocar la guitarra en su lugar. Niall lo vió y se enamoró a primera vista de ese instrumento. Ya quería correr a probarla, y cantar, lo que más amaba en el mundo.
Darcy entró, sin más. Se sentó al lado de la batería –quien pronto ocupará Josh, el baterista de ellos, un amigo que tienen en común- y tocó los platillos. Harry la siguió, para vigilarla, y se paró frente a un micrófono de pie. Lo tocó, solo para sentir la suave textura.
- ¿Qué les parece si prueban, cantando de forma natural? Así se van adaptando a este nuevo lugar, que será el futuro de ustedes –les aconseja Simon.
Niall aprovechó y agarró la guitarra. El chico que estaba antes acomodando la guitarra, trajo cinco sillas, para que los chicos se sentaran. Simon les dio un micrófono a cada uno, y les ordenó, amablemente, que tomaran asiento, para estar más comodo. Zayn bromeó algo con Louis y se rieron, llamando la atención y disculpándose.
- En la mente tengo una canción –pensó Harry en voz alta.
- Creo que estamos pensando lo mismo –coincidió Louis.
- ¿Y qué esperan para cantar? –chilló Darcy, haciendo que todos se rían.