Superhuman |Harry Styles| -Terminada-

Hacía dos horas que estaban ordenando todo en el departamento, y aún faltaban como cinco cajas por desenvolver. Pero los chicos estaban cansados, por lo que Harry decidió dejarlo ahí, con el tiempo lo acomodaría. Aun así, invitó a los chicos a abrir un champagne. Ya estaban los cinco ahí, contemplando la vista por el balcón, uno igual al que tenía Amy en su departamento. La única diferencia que había, es que Harry vivía en una casa.
- Porque ahora sos libre y estás viviendo solo –propuso Louis, en el brindis.
- Porque también está consiguiendo novia, ese que le ha desvelado los sueños –burló el morocho, haciendo reír a todos.
- Porque finalmente han atrapado el corazón de un antiguo mujeriego –festejó Niall, recordando los viejos tiempos, donde ellos eran solteros.
- Porque ahora todos somos felices, con nuestras respectivas parejas –continuó Harry, mirando su vaso, con el brillo en sus ojos
- ¿Quién iba a pensar que Harry dejaría de ser solterón? –preguntó Liam desconcertado. Cuando empezó a reír histéricamente, todos finalizaron su brindis.
- Chicos, vámonos. El señorito tiene una visita –dijo Zayn, dando por finalizada la velada, luego de un rato más que siguieron hablando, y recordando esas salidas en las cuales los cinco estaban solteros.
- ¿Amy vendrá? –preguntó Liam. Harry miró para abajo, sonriendo como idiota, dando señal de que la respuesta era afirmativa y que él estaba un poco vergonzoso-. Por supuesto que lo hará, que pregunta más boluda la que hice.
Todos rieron, saludándolo uno por uno. Harry les abrió la puerta y esperó a que cada uno se subiera a la camioneta que Louis trajo para que él se volviera adentro. Dejó su celular en la encimera de la cocina, mientras fue al balcón del piso de arriba a recoger las copas que dejaron. Agarró cuatro con su mano izquierda, quedándose la derecha con una sola y la botella de champagne ya vacía. Bajó con cuidado, dirigiéndose a la cocina para lavar las copas y dejar la botella en un rincón.
Estaba cuidando de que la tercera copa no se rompiera al secarlo, cuando tocó el timbre. Se extrañó, no esperaba que Amanda llegara tan rápido. Dejó la copa sobre la mesada para luego seguir secándolo, junto al trapo, para dirigirse a la puerta. Abrió seriamente, pero al verla, su cara se iluminó. No tenía idea de cuánto ella le hacía cambiar los ánimos de un momento a otro.
- Bienvenida a mi hogar. No esperaba verte tan pronto –saludó Harry, sonriéndole.
- Oh, si estás ocupado, volveré más tarde –dijo Amy, tan seriamente que se giró a cámara lenta
- Ahora que has venido no tengo intenciones de dejarte ir, ya no –le comentó Harry, agarrándola de su brazo tan suavemente como si fuera a partirse. La hizo entrar a la casa.
- Que hermoso. Has elegido bien, es acogedor –aprobó Amy, mirando a su alrededor, viendo muebles y cajas.
- Creo que esa fue mi idea –explicó Harry, poniéndose a su lado, rozándose el pecho con su espalda bien formada.
- ¿Qué tal estás? –preguntó Amy, girándose.
- Eso hablaremos después, ahora tengo intenciones de hacer algo –comentó él, para luego acercarse, rozar sus narices y besarla, como si fuera el fin de mundo, no tenía intenciones de dejarla escapar- Pensé que también venía Jake.
- Salió con Lottie. Se iba a quedar a dormir en su casa. Ya sabes… es viernes.
- Entonces… seremos nosotros dos.
- Supongo que sí, a menos que hayas invitado a alguien más.
- No. ¿Te gusta la comida china? –preguntó Harry, guiándola a la cocina, donde se puso a terminar el trabajo que estaba haciendo antes.
- Sí, estaría fantástico. En casa no puedo comer, Jake es alérgico.
- Que bajón –comentó el ruloso, guardando las copas.
- ¿Vinieron los chicos?
- Me ayudaron a colocar todo en su lugar. Me deben una botella de champagne que se terminaron –bromeó Harry. La chica rió, girando su vista hacía el resto de la casa-. Llamaré para que nos traigan la comida, después hago de guía turística –avisó, guiñándole el ojo
- Ve tranquilo –permitió Amy. Se acercó a la televisión. A su alrededor, había tres portarretratos. Una estaba él con los otros chicos, otro con sus padres y su hermana en otra cena de gala, se dio cuenta porque estaba de traje y el último estaba con Louis, abrazados.
- ¿Te gusta la foto? –susurró Harry en su oído, lo cual hizo que Amy salte de un susto.
- ¡Harry! –retó-. Nunca más hagas eso
- ¿Qué? ¿No te gusta?
- Me has asustado.
- Lo siento, no pretendía eso –se disculpó. Miró la foto que Amy estaba viendo, y sonrió, recordando el día en que se sacaron la foto-. Louis siempre estuvo para mí. Los demás también lo son, pero él… es especial.
- Tienen una buena relación, lo veo.
- A pesar de que es mayor que yo, se comporta como un nene.
- Lo sé. He vivido con él, ¿te olvidas? –rió Amy.
- Oh, sí, me he olvidado. En fin… es más mi hermano que mi mejor amigo.
- Tiene esa manía de serlo.
- Ven, te mostraré el resto de mi casa –dijo Harry, agarrándola de la mano para instarla a subir las escaleras.
Le mostró las habitaciones, el balcón que había en un cuarto vacío y el baño. Amanda se enteró de que en el piso de abajo había un baño de repuesto, lo que era sorprendente, nunca había visto una casa como esa. Se encerró en la pieza de Harry, extrañándose de que hubiera una cama matrimonial. Se preguntó para qué, si vivía solo. Con solo responderse, sus mejillas se sonrojaron. Él la miró dudando, y sonriendo.
- ¿Qué pasa? –preguntó
- Nada. Estaba observando que tienes una cama matrimonial
- ¿Y que tiene? –Harry no entendía de que iba
- Es más grande, todo para vos, mucha comodidad.
- Sí… siempre quise tener una cama así sola para mí. Pero estaría mejor si tuviera una compañía a mi lado –pum. Indirecta para Amanda. Volvió a sonrojarse-. Te ves linda cuando te sonrojas –sonrió, besándola de nuevo. Ese beso fue diferente, más lento, captando la esencia del momento. Finalizó ese momento de amor gracias a que sonó el timbre -. Qué rápido llegó la comida –comentó, haciendo que se ría.
Los dos bajaron, Harry abrió la puerta y atendió al chico que había traído una bolsa con dos paquetes. Le pagó, dándole también propina. Propuso que comieran en el sofá, mientras miraban una película, tomaban cerveza y charlaban. Ella aceptó, veía la idea muy simple.
- ¿Esto cuenta como una cita? –preguntó Amy, cambiando los palos chinos por un tenedor
- Como quieras. Yo lo veo como un viernes con mi novia.
- ¿Es esa una manera de pedirme que sea tu novia?
- Es que yo lo doy por hecho.
- Mirá que bonito -dijo irónica
- Está bien, lo haré como se debe… -dejó el paquete en la mesita ratona, sacándole también a ella, haciendo que protestara. Él lo calló, tomando sus manos –Amanda Müller, ¿quieres darme el honor de ser tu novio?
- No sé, lo pensaré… -dijo Amy, el ruloso frunció el ceño-. Claro que sí Harold –le respondió. Él bufó y ella no entendió por qué. Cuando le cayó la ficha, repuso:- Hazza.
- Mucho mejor –dijo, acercándose a besarla.