Superhuman |Harry Styles| -Terminada-

Ese lunes, Amanda se había levantado como siempre, había que seguir la rutina. Llevó a Jake al colegio, y se dirigió al trabajo. Después del mediodía quedó con Milagros en el bar más cercano al trabajo de las dos. Starbucks era perfecto para un día como hoy, especialmente si querían beber batidos.
Esa tarde vio que su amiga estaba diferente, más radiante. Debía ser el efecto Horan que le causó una cita con el rubio irlandés. Se acercó a ella, la abrazó y se sentaron, esperando a que venga alguien a tomar sus pedidos.
-Ya que estamos… cuéntame. ¿Qué te produce el efecto Horan?
-¿El efecto Horan? –preguntó Mili, un poco extrañada. Amy rió ante su expresión y ante el recuerdo de su adolescencia
-En Irlanda es como un imán para las chicas. Siempre atraía a alguien por donde quiera que fuéramos. Yo solía cargarlo con ese nombre.
-Con que era un chico popular…
-En algún tiempo fue así… -murmuró Amy, mirando a la chica que les trajo los batidos
-¿Qué le pasó?
-Eso no corresponde que te lo diga yo… Cuando él confíe en ti te lo dirá.
-¿La pasó bastante mal?
-Fue feliz, después de que supo superarlo. Era cuestión de tiempo.
-Al mediodía me llevó a Nando’s … -empezó Mili contando. Amy rió al escuchar el nombre del local - ¿Qué?
-Nada… es que fue demasiado obvio que te llevara ahí a comer.
-¿Por qué es su lugar favorito en el mundo?
-Exacto. Perdona, continua por favor
-y a la tarde fuimos a la plaza. Eso fue todo.
-De la manera en que me chillaste al oído anoche… hay algo más, te lo puedo asegurar –dijo, fulminándola con la mirada. Las mejillas de Milagros se tornaron a un color rojo. –Ajá, venga, dilo.
-Odio que me conozcas tan bien –bufó y se rindió ante la mirada inocente de Amy – nos besamos –Amanda lanzó un grito de sorprendida. No pudo evitar sonreír como idiota. Verla a su amiga tan feliz la ponía bien a ella, es todo lo que podía desear.
-¿Ya son…?
-No, todavía no. Solo estamos conociéndonos.
-Sí, claro, entiendo –asintió, sarcásticamente
-Él es tan… no sé cómo decirlo… me provoca… -hablaba tan rápido que no podía terminar una oración
-Creo que estás tratando de decirme que te enamoraste.
-Se asemeja bastante a esa afirmación.
-Me alegro por ti, Mil. Sé que el duende es un gran chico, así que de por sí tienes mi aprobación, aunque no la necesitas.
-Es muy importante que me digas eso. Eres especial para mí.
-Vos también.
-¿Qué onda con Harry? No te tenía de picarona
-Entre nosotros dos no hay nada. Solo fuimos a perder el tiempo por ahí –le dijo, con tal de desviar el tema. Volcó su mirada hacía su vaso de plástico verde. Sonrió al recordar la tarde que pasó con él.
-Amanda Müller –ella miró a su amiga, solo la llamaba así cuando le iba a recriminar algo
-¿Qué? –le preguntó, sin entender que pasaba por la cabeza de Milagros
-Tarde o temprano admitirás que Harry te está gustando. Siento ser yo la que te lo diga, pero date cuenta.
-¿C…cómo?
-Sonríes como una estúpida cuando lo nombro. Debería grabarte.
-Mirá quien habla.
-La única diferencia es que yo lo admito. Niall Horan me encanta –le desafió.
-Yo…yo no estoy segura –susurró Amy, mirando sus manos nerviosas. En un acto de querer distraerse y no pensar en ello, no lo logró. Porque vio que allí en el fondo estaba él. Escribiendo, por supuesto. Lo que mejor sabe hacer es eso. Y se encontraba muy inspirado.
Sus miradas se encontraron. Se miraron por unos segundos. Pero parecía que Harry se mostró distante al minuto siguiente, porque frunció el ceño y se paró de golpe. Amy le siguió con la mirada. Vió que estaba muy alterado, por lo que se disculpó con su mejor amiga y fue detrás de él, con un intento de saber que le andaba pasando.
Él se paró enfrente a una pareja. A la mujer la conocía, era su madre. Pero al hombre… no. Y parece que Harry tampoco, porque le señaló con el dedo acusador, y en su cara parecían caerles lágrimas. Amy no supo decidirse entre alejarse o acercarse… pero no le importó nada, se quedó ahí.
De cualquier forma, él sabría que no estaría solo.
-¿Qué…? ¿Quién es él? ¿Qué estás haciéndole a papá? ¿Por qué estás traicionando a la familia? –le preguntó, gritándole, no le quedaba más voz.
-Cariño, te lo puedo explicar, solo cálmate, te va a dar un ataque –le dijo Anne, tratando de tocarle los hombros a Harry, los cuales éste los esquivó
-¡No me digas cariño ni que hacer! –le espetó con furia- ¿Qué me vas a explicar? ¿Cómo es que nos has ocultado tu relación clandestina? ¿Cómo es que nuestra familia se va al carajo solo porque te has estado viendo con este hombre?
Amanda de algún modo le entendió. Entendió por qué reaccionaba así. Se acercó a él, tocándole el hombro, haciéndole entender que estaba ahí, apoyándolo. Él se giró, y al verla se acordó de respirar. Hizo de ella su razón de seguir parado, sin desvanecerse.
-Vete, o me iré yo –murmuró Harry, un poco cansado de gritar. Ni siquiera lo miró a Anne.
-Te daré un tiempo, hablaremos cuando estés calmado. Por favor Harry, deja que te explique.
-Hoy no. No quiero verlos. No quiero saber nada de ustedes, solo… váyanse –dijo Harry, apretándole la mano a Amanda, quien estaba a su lado. Estaba empezando a controlar su respiración.
-Amanda… -murmuró Anne, antes de darse vuelta. Ella la vió, sin saber que decir- cuida de que no le agarre otro ataque de asma. Cuida de mi hijo, por favor.
-Lo haré –juró.

There's nothing left, I used to cry
My conversation has run dry
That's what's going on
Nothing's fine I'm torn
I'm all out of faith, this is how I feel
I'm cold and I am shamed, lying naked on the floor
Illusion never changed, into something real
I'm wide awake and I can see
The perfect sky is torn
You're a little late, i'm already torn

Horas más tarde, Harry se encontraba en la cama de Amanda. Se le había bajado la presión e incluso estuvo a punto de usar el inhalador. Ella estuvo pendiente de él. Prometió cuidarlo, y lo está haciendo. Él dormía plácidamente. Estar con ella hacía que todo fuese mejor, no sufría.
No se percató de que ella estaba a su lado, durmiendo con él. Si bien la cama era de media plaza, cabía lugar para los dos. Él se acercó a ella, pasando un brazo para que se acomodara mejor en su cuerpo. Pero no pudo volver a dormir. Y por primera vez desde que la conoció, Amy no fue la causa.

- Perdóname, en serio – suplicó Amy al teléfono, sintiéndose culpable
- Ya, deja de pedir perdón, no es tu culpa ser tan buena persona. Aunque con Harry es otra cosa –rió Milagros, haciendo que la castaña sonriera. Se oyó un suspiro - ¿Cómo está?
- Destruido. Logré que se durmiera, espero que esté calmado –contestó, recordando al ruloso horas antes. Lloraba y cerraba sus puños, queriendo golpear algo. Cada vez que se quedaba sin aire, Amy le llevaba el inhalador a su boca, tranquilizándolo.
- Sigue en tu trabajo. Cualquier cosa me llamás. Te quiero
- Yo igual, hablamos pronto – click
Colocó el teléfono en su base, y se dirigió a la cocina. Jake estaba concentrado haciendo sus tareas escolares en la mesa, por lo que por eso estaba callado y con los auriculares puestos, sin prestarle atención a su hermana. Amy puso a calentar el agua, iba a hacerle un té a Harry, para que tomara algo caliente y relajador cuando se despierte. Anoche la dejó pasmada, sin poder decir nada, ya que no sabía qué hacer para lograr que se sienta mejor.
Con la taza caliente en la mano, se acercó a su hermano para verificar lo que estaba haciendo. Una hoja le interesó, y era un trabajo práctico para hacerlo en pareja. Se extrañó con el apellido que vió junto al suyo.
- ¿Quién es Steal? –preguntó curiosa. Jake la miró, se puso colorado y balbuceó.
- Una compañera.
- Opa. ¿Cómo se llama esta dama que causa que te ruborices?
- No me ruborizo –atacó queriendo negarlo. Misión imposible, a su hermana no se le escapaba nada– Malú. Se llama Malú.
- ¿Malú? Que nombre más raro, nunca lo escuché en mi vida.
- ¿Puedo invitarla mañana a hacer el trabajo acá?
- Por supuesto, mientras se porten bien y hagan el trabajo… no hay drama. – rió un poco traviesa - Iré a ver qué onda con Harry.
Atravesó el comedor para ir por un pasillo hasta dar con la puerta de su habitación. Sonrió al ver que Harry todavía dormía plácidamente. Su cara era como la de un ángel, como si nada le afectara cuando estaba así. No quería despertarlo, pues le gustaba verlo así, pero tenía que comer algo.
Apoyó la taza en la mesita de luz y se acercó a la cama. Como había un hueco, se sentó. Le tocó el hombro, tratando de sacudirlo suavemente. Agarró voz para poder llamarlo.
- Harry… Hazza. Despierta –murmuró. Él se dio vuelta, desperezándose, abriendo los ojos. Se quedó un momento sin hablar, tratando de recordar donde estaba
- ¿Amy? –preguntó, frunciendo los ceños. Se sentó en la cama, refregándose los ojos. Los sentía pesado, seguramente estarían rojos de tanto llorar
- Sí, soy yo. Te traje té. Si no te gusta podré ir a por… -le respondió la chica, a lo que Harry la interrupción.
- Amy, respira. Tranquila, tomaré el té. Gracias. Por todo, en serio. Lo aprecio mucho –le dijo, sonriendo como nunca lo dejó de hacer. La miró a los ojos, y sintió otra vez las ganas de derramar lágrimas pero las contuvo.
- Siempre podrás contar conmigo, Hazza, estaré ahí.
- Nadie nunca me ha dicho así.
- Me encantaría ser la primera –le comentó, haciéndolo sonreír. - ¿Cómo estás?
- Cómo puedo. No… no lo sé. Estoy muy confundido, no sé qué sentir –dijo, con un hilo de voz. Agarró la taza y empezó a tomar.
- Descárgate, no hay nada malo con llorar, hazlo conmigo –le animó Amy, pasándole la mano por la espalda, con el intento de tranquilizarlo. Él terminó de tomar el té y la miró con los ojos llorosos. – Estoy aquí, no lo olvides –le secó las lágrimas y se acercó a él para darle un abrazo. Ese abrazo fue correspondido, y se quedaron así un par de minutos, hasta que él se quedó sin lágrimas que derramar. Cuando se separaron, Amy se paró, haciendo que Harry arrugara su nariz intentando adivinar que estaba por hacer. Salió de su habitación y volvió con un paquete de pañuelos descartables. Él rió, ella era muy lista. Se disculpó y se encerró en el baño.
Se miró al espejo. Vio sus ojos rojos. Aún estaba en shock. No podía creerlo todavía, esas imágenes le venían una y otra vez a su cabeza, no lograba olvidarlos. La furia crecía en él, pero decidió descartarlo, no era bueno para nadie. Cuando volvió a su respiración normal, se lavó la cara.
- ¿Hazza? ¿Estás bien? –escuchó la voz de la castaña del otro lado, luego de unos golpes.
- Estoy bien, ya salgo –le respondió, tranquilizándola. Él salió y vio que ella la esperaba en la cama, haciendo algo con su celular.
- ¿Tenés hambre? Podríamos ir a algún lado a comer con Jake, o si estás más comodo acá…
- Salgamos. Creo que necesito aire. ¿Me permites que haré una llamada al rubio?
- Te dejaré solo. Iré a avisarle a Jake, vuelve cuando termines.
Amy lo dejó solo cuando Harry se levantó marcando los números en su celular. Se volvió a la cocina para avisarle a Jake que se alistara. Solo tomó dos minutos, ya que Harry salió enseguida.
Fueron al local de comida rápida favorito de Niall, Nando’s. Allí los hermanos Müller consiguieron sacarle más de una sonrisa a Harry, a pesar de lo que había estado pasando. Si bien Jake no lo sabía aún, lo hizo por el ruloso y por su hermana. Cuando terminaron, Amy ganó la lucha y ella pagó por los tres. Harry aceptó resignado, entendiendo que con ella no podía hacer lo que quería.
De vuelta al auto, el ruloso le indicó el camino para llegar a lo del irlandés. Vivía solo, por lo que el rubio aceptó que Harry se quedara a dormir. Amanda podría haber ofrecido su cama –de hecho lo estaba pensando- pero él le ganó de mano, como caballero no lo permitiría nunca. Al menos no hasta que consiga la mayor confianza de ese modo.

The end of the night
We should say goodbye
But we carry on
While everyone’s gone
Never felt like this before
Are we friends or are we more?
As I’m walking towards the door
I’m not sure
But baby if you say you want me to stay
I’ll change my mind
Cause I don’t wanna know I’m walking away
If you’ll be mine
Won’t go, won’t go
So baby if you say you’ll want me to stay, stay for the night
I’ll change my mind.

Niall les abrió la puerta muy sonriente. Él estaba extrañado porque Harry nunca lo llamaba para quedarse a dormir. Sabía que algo le pasaba, lo notó por su voz. Y si era posible, esta noche lograría saberlo.
Se encontró con Amy a su lado, agarrándolo por los hombros. Lo soltó de repente, para que se sienta libre. Los saludó a los dos, pero luego desvió su mirada hacía Harry.
- Puedes ir a la habitación, ya subo. – le dijo.
- Gracias. Adiós Amy, gracias por todo.
- No hay problema, ve a descansar –dijo Amy. Y agregó:- Te llamaré mañana –Harry asintió, dándole una sonrisa tranquilizadora. Se giró y subió por las escaleras hasta dar con una de las habitaciones.
- ¿Está bien? –susurró Niall, sin que el ruloso lo escuche. Amy lo negó, haciendo una mueca. Se notaba que en su mirada estaba triste.
- Va a estar bien, solo necesita a sus amigos –contestó – Me iré, tengo a Jake en el auto. Cualquier cosa llámame, ¿sí?
- Claro princesa. ¿Estás disponible mañana?
- Seguro, por la tarde. ¿Por?
- Quisiera salir contigo, como en los viejos tiempos.
- Me encantaría duende, podríamos ir a tomar un helado.
- Qué bien me conoces, a veces olvido con quien estoy hablando.
- Sí… exacto –rió. Después lo abrazó despidiéndolo, susurrándole al oído –Cuídalo