Superhuman |Harry Styles| -Terminada-

Después de comer, Jake se bañó y se cambió. Cuando sonó el timbre avisando que eran sus amigos, Amy lo acompañó hasta la puerta, verificando que tenga todos los documentos y el celular. Lo despidió saludando también a sus otros dos amigos, que la miraban sonriente. Cuando los conoció, Jake le prohibió que los viera, puesto a que tenían un crush con ella.
Al volver, se descalzó y se acostó a leer un rato. Estaba perdida en la historia de Jane Austen, Orgullo y prejuicio. Había visto la película, pero sintió deseos de leer el libro. La lectura era otro de sus amores. No era de extrañarse si la ves en una librería verificando que libro comprar, ni tampoco que en su habitación haya una pequeña biblioteca donde los colocaba todos, clasificados por editoriales. En eso también era una enferma del control.
Habrá leído cuatro capítulos, todos de corrido, sin quedarse dormida. De verdad que estaba muy metida en la historia. No tenía noción del tiempo, se perdía en eso y no pensaba en nada más. Era tranquilizador.
Estaba pensando en que quería salir a algún lado a tomar aire. Era domingo y se aburría fácilmente. Se levantó a ver la ventana que daba a la calle, a ver cómo la gente pasaba, con sus niños, con su pareja y con su mascota. Cuando escuchó el sonido de una llamada de su celular, fue a la mesita ratona y se sentó, pensando que era su hermano quien la llamaba. Lo raro es que era un celular desconocido.
-¿Hola? –preguntó, esperando a que contesten. Frunció el ceño
-¿Amanda Müller? –oyó del otro lado, le pareció reconocer la voz, pero no estaba segura
-Sí, soy yo. ¿Quién habla?
-Soy Harry
-Ah, hola Harry. ¿Cómo estás? –contestó, y una sonrisa asomó sus labios
-Muy bien, ¿y vos? –contestó el chico, suspirando
-Bien –contestó, aún estaba extrañada por la llamada
-¿Qué andas haciendo? –preguntó Harry
-Estaba leyendo. ¿Vos? –le respondió, mirando el libro, poniéndole el señalador ya que estaba abierto y lo cerró, colocándolo arriba de la mesa de luz.
-Estoy aburriéndome solo. ¿Y tu hermano?
-Me dejó sola, se fue con amigos –rió - ¿A qué se debe tu honrosa llamada?
-Me preguntaba, si estás aburrida como yo, tal vez… podríamos, uhm –no logró terminar la oración, hablaba tan calmadamente que tampoco le comprendió muy bien
-¿Quieres salir y charlar un rato? –preguntó Amy, con la esperanza de que acepte.
-Eso fue lo que he pensado. ¿Quieres? –contestó, con voz de sorpresa
-Estaría perfecto. ¿Dónde nos encontramos? ¿Quieres que pase por tu casa?
-Debería ser al revés. Pero si te sentís más cómoda así…
-Harry, yo rompo todos los esquemas –le dijo, riéndose
-Eso ya lo creo
-Espérame, en diez estoy allí –dijo, y se paró de la cama, dirigiéndose a su armario
-Estaré aquí –no estaba segura de quién le cortó a quién, pero no le importó.
Se cambió, vistiéndose con una remera que llevaba estampado Hipsta Please y unos jeans. Se calzó con sus converse negras. Agarró todos los documentos y se los colocó en el bolsillo delantero de su pantalón. Su celular lo colocó del lado izquierdo. Agarró sus llaves y su cámara. No iba a ningún lado sin esa otra cámara, la que usaba para recreación.
Sacó su auto del estacionamiento, escondiendo la cámara abajo del asiento. Encendió la radio y fue manejando hasta la mansión de los Styles. Iba cantando al compás de Ed Sheeran, con su Lego house.
Al llegar, estacionó ahí y bajó. Caminó por el sendero y vio estacionado un Audi. Se maravilló, siempre quiso manejar uno de estos, es su marca favorita. Tocó el timbre y mientras esperaba observaba bien los rasgos de ese auto. Cuando sintió que la puerta se abría, se giró. Y allí lo vió. Con esa sonrisa que nunca salía de su cara. Y esos rizos rebeldes que no se quedaban quietos y ocultaban un poco su frente –y sus orejas-.
-Hola –saludó Harry.
-¿Qué tal? –le preguntó, a modo de empezar una conversación. Su mirada se dirigió de nuevo al auto – Me encantan los Audi. –comentó, señalándolos
-Es mío, si quieres, algún día lo podrías manejar –le sugirió
-Te tomaré la palabra
-Tranquila. Tengo la misma remera –comentó él, riéndose. Ella miró la remera que tenía puesta y sonrió
-Qué casualidad –se sorprendió mientras llegaba al auto
-Sí, supongo.
-Yo necesitaba salir de casa, si no me hubieras llamado todavía estaría muerta –le dijo, haciendo que Harry se riera.
-Entonces soy tu salvador –prosiguió, con el ego en alto
-Ya, no hace falta tanto egocentrismo –dijo con una mueca - ¿Adónde quieres ir?
-¿Qué te parece al parque de atracciones?
-Suena fantástico, allá vamos.
Y puso en marcha el auto en cuanto los dos se colocaron los cinturones de seguridad. Ella se colocó sus anteojos de sol que siempre dejaba en el auto, a causa de que el sol caía sobre la calle.
Comenzaron a hablar sobre los chicos y su existencia en Londres. Él le contaba anécdotas de la escuela secundaria y de la universidad. También sobre cuándo van a cantar a algún bar o directamente cuando ensayan. Con esas simples historias conseguía reírse. Con solo imaginarlos en esa situación y la risa de Harry era muy contagiosa.


-¿Cuándo te piensas mudar? –le preguntó. Harry se quedó sorprendido. No esperaba a que ella le preguntara eso.
Estaban en la fila para comprar las entradas para el parque. Ella había traído la cámara. Tengo que fotografiarlo todo, son recuerdos, había dicho. Ella era una caja de sorpresa. Y eso le estaba empezando a gustar.
-¿Por qué lo preguntas?
-Es que con 23 años, viniendo de una familia que gana bien y con un auto propio… ¿no crees también que te podrías independizar? Digo, sin ánimos de ofender o algo por el estilo.
-De ti nada me ofende, solo me sorprendes. –le dijo, lo que provocó que ella riera. Le encantaba su risa. Y tambien el hecho de que él lo está provocando – De hecho, estoy comprando el departamento. En unos días me mudo.
-Ah, felicitaciones –le dijo, poniéndole la mano en el hombro. Luego, se percató de que a ella algo la incomodaba
-¿Qué pasa?
-¿Qué pasa con qué?
-Con vos. Tienes cara de querer preguntarme otra cosa.
-Puede ser, pero no es algo que me incumba. Así que lo dejo pasar.
-Dímelo. Estamos en plena confianza. Creo que es muy obvio.
-Sí, bueno… pero –hizo una mueca- es como que te pregunto tantas cosas privadas
-¿Privadas? Privado es preguntarme con cuantas estuve y demás. Suéltalo.
-Es que quisiera saber el por qué no le has dicho a tus padres que cantas. Deberían estar orgullosos de tener un hijo con un gran voz y triunfando, por así decirlo.
-Creo que es miedo. A cómo reaccionarían. Mi padre sueña con dejarme la empresa, y eso es algo de muchas responsabilidades, y no quiero tanta carga. No creo que lo tome tan bien.
-Pero después de todo, los deseos de los hijos están primeros. Y más si vos sos adulto y te vas a independizar. Tienes que seguir tus propios instintos. No dejes que los demás te hagan decaer de lo que en realidad querés –le aconsejó, mirándolo fijamente a sus ojos esmeralda. Luego, cambió la vista hacía un chiquillo que comía un copo de nieve, fotografiándolo.
-Tienes toda la razón, creo que en algún momento lo he pensado
-Solo tienes que encontrar el impulso. Lo harás bien, no te preocupes. Si no, tienes amigos que te apoyaran donde vayas. Y me tienes a mí, si quieres.
-Gracias.
-No es por nada, solo intento ayudar. Siempre tuve esta cosa de ayudar a la gente en cuanto me necesitaban.
-Supongo que eso es instinto de madre. Tuviste que cuidar de tu hermano a temprana edad. Eso te hizo ser como sos. Y eres increíble.

Amy ha sacado fotos en donde Harry ponía caras divertidas, como también a los niños que se veían felices recorriendo la feria. Ellos dos se han subido a los autitos chocadores, a las tazas y habían parado en los videojuegos. Amanda le iba ganando a Harry, pero ella estaba insegura, está firmemente creyendo que él la dejo ganar. Sabía que era un caballero, por lo que no cabía duda de su afirmación.
-¿Por qué no te sacás una foto? –le preguntó, cuando habían parado a tomar milkshakes.
-Tal vez sea porque estoy ocupada sacándole fotos a otro –le respondió poniendo una cara picarona, al tomar un sorbo
-Venga, dame la cámara –Amy entrecerró los ojos, decidiendo si dársela o no. Terminó cediendo ante el irresistible ruloso. – Pon caras. Haz muecas
-Ey, la fotógrafa soy yo, nadie me da órdenes –le dijo, fulminándolo con la mirada. Salió un flash y ella rió.
-Lo siento querida, pero yo también rompo los esquemas –le reprochó, mientras le sacaba infinitos de fotos
-¿Sólo conmigo rompes las reglas?
-Solo con vos puedo romper las reglas.
-¿Eso es bueno o malo?
-Lo dejaré a tu criterio –le respondió, guiñándole el ojo
-Bien –dijo haciéndose la ofendida. Él dejó de fotografiarla, devolviéndole su cámara. - ¿Una foto los dos?
-Encantado –respondió sonriente. Se levantó de la silla y se acercó con ella hacía Amy. Los dos sonrieron, mirando hacía la cámara. Amanda apretó el botón y salió el flash. Esperó unos segundos y la verificó – Salimos lindos. Que buenas fotos.
-Sí… Ya te lo he dicho, sos fotogénico. No cabe duda que saldrás natural en todas las fotos, sea lo que estés haciendo.
-Me halaga mucho tus comentarios
-Espero que no se te suba el ego a la cabeza.
-No te prometo nada –dijo seriamente, luego hizo una mueca, lo que hizo que los dos estallaran a carcajadas y la gente que los rodeaba los mirara extrañados. ¿Qué hay de malo que dos personas se estén divirtiendo?
-Cantas bien –le comentó de la nada, mirando su vaso
-Gracias –frunció el ceño extrañado -¿A qué viene eso?
-Es que me estaba acordando de la otra noche –él sonrió. Ella lo miró fijamente, perdiéndose en sus ojos esmeraldas
-¿Qué? ¿Qué tengo?
-Cántame algo.
-¿Acá?
-Si cantas en un bar –susurró- no tendrás vergüenza en hacerlo acá. Dale, hazlo. ¿Por mí?
-Déjame pensar que cantarte –dijo pensativo. Cerró los ojos y aclaró la voz cuando supo cuál era el tema perfecto para cantarle

Isn't she lovely
Isn't she wonderfull
Isn't she precious
Less than one minute old
I never thought through love we'd be
Making one as lovely as she
But isn't she lovely made from love

Isn't she pretty
Truly the angel's best
Boy, I'm so happy
We have been heaven blessed
I can't believe what God has done

-Wow. Qué hermosa canción. Gracias –le agradeció. Nunca dejaron de mirarse. Ella se dio cuenta y se sonrojó.
-Te ves linda cuando te sonrojas –le comentó, sacándole el pelo que le atravesaba la cara.


Cuando se estaba haciendo notar el atardecer, optaron por volver. Ella le había dicho de ir a su departamento para darle el cd y de paso lo llevaba a su casa, ignorando las negativas de él. No mentían cuando los dos dijeron de romper las reglas juntos.
Conoció donde vive esta simple chica. Tomó en memoria el camino, para visitarla cuando se le plazca. En la vuelta, estaban bromeando y riéndose a todo poder, lo que hacía que Harry amara aún más las risas de ella. Si había algo que se proponga, era hacerla sonreír cuando estuviese mal.
Lo que no contaban, era con la presencia de Jake. Al parecer, había vuelto temprano. Harry oyó atento la conversación que tuvieron los dos. Amanda los dejó solos para ir a buscar el cd en su habitación, haciendo que Jake le preguntara cosas, cosas incómodas.
-¿Qué te traes con mi hermana? –le había dicho. Él se atragantó.
-Tranquilo, somos amigos, nada por lo que preocuparse.
-Más te vale. Solo hazme el favor de cuidarla cuando no esté conmigo, ella no deja que nadie lo haga. Es lo único que me queda.
-Te lo prometo Jake, ella es muy especial. Haría cualquier cosa por verla feliz.
-Gracias. Ya me caes bien.
-¿Qué están tramando ustedes dos? –les preguntó, al volver. Los había visto secreteando.
-Nada hermanita, solo estábamos poniéndonos de acuerdo.
-¿Sobre qué? –preguntó la chica extrañada. Jake y Harry se miraron cómplices.
-Cosas nuestras.
-Ah, bien. Ya se hicieron amigos
-Imposible no hacerlo, este chico me cayó bien de entrada –dijo Jake, poniéndole su mano izquierda en el hombro de Harry. Este último, sonrió.
-Bien. Jake, lo llevaré a su casa. Volveré con comida, ¿Me esperas?
-Tengo una idea mejor –dijo Harry, antes de que pudiera detenerse
-¿Cuál? –dijo Jake, maravillado
-Vengan a comer a mi casa, estoy solo, así que no habrá drama.
-No sé Harry, es mucho… -comenzó Amy, su hermano la interrumpió.
-Es una idea genial. Vamos, ya que estamos de pasada… Podré conocer la mansión –habló tan rápidamente, como un niño de cinco años cuando le dan una sorpresa.
-Acepta Amy, no hay nada más lindo que ver a tu hermano feliz. ¿O no? –dijo, tratando de ayudar a Jake
-Bien. Volveremos temprano.
-No hay problema, vamos.

Esa noche, Jake le hizo preguntas al ruloso sobre toda su vida y sus aficciones. Harry le confesó el secreto, haciendo que él prometiera guardarlo. Aceptó gustoso, porque ya eran amigos.

Desde que Amanda estacionó en la vereda de la mansión, Jake lo vio todo con el mayor asombro. Había admirado las plantas y lo verde que se veía el jardín. Incluso hizo un comentario sobre el auto de Harry. Éste último, solo reía, siendo su cómplice.
Abrió la puerta, encontrándose con Gerard, a quién le dirigió unas palabras y desapareció de sus vistas. Los invitó a pasar y les ofreció un tour por la casa. Si bien Amanda ya conocía la casa, no estaba mal hacerlo por segunda vez.
Jake también era muy observador y detallista, por lo que se paró dos minutos en cada lugar que el ruloso le presentaba, mirándolo todo. Incluso comentaba, admiraba o exclamaba un simple wow.
-¿Y este gatito? –preguntó Jake, acercándose a la bola de pelo negro, quien dormía plácidamente sobre la cama de Harry. Él se giró hacía el chico, vio que estaba acariciando al animal y se acercó.
-Gata. Es una gata. Dusty –responde, sonriéndole.
-Debí imaginar que te gustarían los gatos –comenta Amy, acercándose a su hermano para acariciar tambien a Dusty.
-¿Por qué? ¿Soy tan predecible?
-Algo así, no lo sé. Aún me falta mucho por conocer de ti –le respondió
Harry le dedicó una mirada cálida. Luego, los sacó de la habitación para llevarlos al comedor, donde a un lado había un sofá y una televisión grande. A Jake le permitió que viera alguna película, si se le daba la gana. Este, maravillado, acepto. Llamó a Mary, mientras estaba hablando con Amy.
-¿Puedes prepararnos algo de comer?
-Ya lo he hecho. Pizza casera, como a ti te gusta. –le respondió, Harry abrió los ojos como platos. Se veía como un niño que acababa de recibir una cajita feliz.
-¡Eres la mejor! –le dijo, yendo a abrazarla.
-En un rato la saco del horno, la mesa está lista –dijo paciente, luego del sorprendente abrazo. Miró a la chica.
-Mary, Gerard, ella es Amy, una amiga –les presentó, aunque ellos ya la conocían
-La recordamos, un gusto verla de nuevo.
-Yo igual –les dijo Amy, un poco tímida, aunque iba tomando confianza
-Y él es su hermano, Jake. Jake, ellos son Gerard y Mary –terminó, cuando el chico se acercó a ellos.

Media hora más tarde, terminaron de comer. Seguían hablando de cosas de la vida, hasta que el sonido de un celular interrumpió el clima tan agradable. Amanda se dio cuenta de que era el suyo y estaba en su bolso, lo había dejado en el sofá. Se disculpó ante los hombres y fue a atender. Se sorprendió cuando en la pantalla leyó el nombre de su mejor amiga.
-Hola querida… ¿Qué pasó? –preguntó, una vez que atendió.
-Acabo de volver de la cita con Niall. ¿Entiendes? Todo el día –chilló. Amanda dudó de si alejar el celular de su oído o aguantar la audición.
-Entiendo perfectamente, estás muy emocionada… ¿No podías contarme esto mañana? –repreguntó, un poco extrañada. Nunca la llama a estas horas.
-¿Pasa algo? ¿Estás con alguien? SI, eso es. Estás con alguien. ¿Con quién estás? –Habló rápido y sola, porque Amy solo se quedó callada – Amanda Müller, ¿Qué me estás ocultando?
-No te oculto nada, y sí, estoy en otra casa. ¿Podemos hablar mañana? Nos veremos en un café o algo, me haré un lugar entre mi trabajo –le aconsejó, rascándose el cuello
-No te me vas a escapar de esta. ¿Con quién estas?
-Estoy con Jake en la casa de Harry, nos ha invitado a comer.
-Opa, me he perdido de algo.
-En realidad... no. Solo estás enamorada del duende y se te olvidan algunas cosas.
-Estoy en proceso de enamoramiento, es diferente.
-Es lo mismo, llegas al mismo resultado. Solo espero que él haga bien su trabajo, si no, sabe lo que le espera.
-Que tierna, me vas a defender si pasa algo.
-Estaré en modo neutro, soy amiga de los dos. Y los quiero por igual, así que no me vayan a meter en problemas de pareja
-Lo recordaré.
-Milagros…
-¿Qué?
-Hablamos mañana, menos charla y más acción. Me has interrumpido la cena, me debes varias cosas ya.
-Bueno, perdoooooooon. Hablamos mañana, chau, te quiero. Suerte con Harry –despidió. Amy notó un segundo sentido en su frase junto al cambio de voz.
-No seas mal pensada. Yo también. Nos vemos. –click.


Hace dos horas que se han ido de su casa y Harry aún no pega un ojo. Vive repasando ese domingo diferente que vivió. Nada común en su vida. Y eso le gustaba.
Llegó a pensar que debía hacerse de eso una rutina. Hablar con ella. Era tranquilizador y tenía una opinión femenina y sincera, siendo una amistad para él. Quizás algo más, pero no quiso pensarlo. Ni se le asomaba por la mente esa idea.
Hizo lo que hace siempre antes de acostarse. Se bañó, yéndose a dormir solo en bóxer. Mientras el agua caliente le iba cayendo por su cuerpo evaporándose, haciendo que él se relajaba, iba pensando en una nueva letra.

I've tried to ask myself
You asked someone else
I wish I knew the answer
But I know
If I go now
If I need
And I'm on my own tonight
I'll never know the answer

Midnight doesn't last forever
Dark turns to light
Heartache flips my world
to round i'm fooling
down down down
that's why

Salió de la ducha bien inspirado, por lo que se quedó un rato terminando esa canción cuya letra venía rondando por la cabeza. Después de darle varias leídas y correcciones, se quedó orgulloso de su resultado. Pensó que ojalá algún día las muestre al mundo. Cerró su cuaderno, después de firmar la hoja y colocarle el título, y finalmente la colocó en el lugar secreto.
Ya acostado en la cama seguía sin poder cerrar los ojos. Estaba demasiado desvelado. Intentó contar ovejas, no funcionó. Tatareo una canción que había escrito junto a los chicos hacía tiempo… tampoco dio resultado.
Finalmente, todo llegó a una sola conclusión. Jake. Ese chico, el hermano de Amanda, le había sorprendido. Su forma de protegerla a ella, aun siendo el menor. Al principio le tuvo miedo a lo que Jake podría llegar a pensar de él, pero a medida que iban hablando, la confianza se iba construyendo.
Y no era el miedo, era simplemente que le quería caer bien. Jake lo era todo para Amanda, y sería una muy buena forma de llegar a ella, teniendo una buena relación con su hermano.
¿Por qué se preocupaba por quedar bien con la familia Müller? Solo son amigos, ni él propio Styles lo sabía. Habrá que descubrirlo.
Se durmió pensando en esa conversación que tuvo con Jake, cuando Amanda fue a atender el teléfono en la hora de la cena. Se le había acercado intimidamente, asegurándose del futuro de su hermana.
Y vaya que sí, Jake era un chico muy sabio a su edad.