Conectarse
Últimos temas
miembros del staff
Beta readers
|
|
|
|
Equipo de Baneo
|
|
Equipo de Ayuda
|
|
Equipo de Limpieza
|
|
|
|
Equipo de Eventos
|
|
|
Equipo de Tutoriales
|
|
Equipo de Diseño
|
|
créditos.
Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Un amante de ensueño (Harry Styles & tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
Página 3 de 6. • Comparte
Página 3 de 6. • 1, 2, 3, 4, 5, 6
Re: Un amante de ensueño (Harry Styles & tu)
Capitulo 14
A pesar de toda su vanidad juvenil, no había estado preparada para que le arrebataran por completo a toda su familia. Y, aunque habían pasado cinco años, aún los echaba de menos. El dolor era muy profundo. El viejo dicho aquél, según el cual era mejor haber conocido el amor antes de perderlo, era un enorme fraude. No había nada peor que perder a las personas que te quieren y te cuidan en un accidente sin sentido.Incapaz de enfrentar su ausencia, __________ había sellado la habitación tras el funeral, y lo había dejado todo tal y como estaba.Abrió el cajón donde su padre guardaba los pijamas y tragó saliva. Nadie había tocado estas cosas desde la tarde que su madre las dobló y las guardó.Todavía recordaba la risa de su madre. Las bromas sobre el conservador estilo de su padre, que siempre elegía pijamas de franela. Peor aún, recordaba el amor que se profesaban. Lo que daría ella por encontrar la pareja perfecta, como les había sucedido a ellos. Habían estado casados veinticinco años antes de morir, y su amor había permanecido intacto desde el día que se conocieron.No podía recordar un solo momento en que su madre no sonriera ante una broma de su padre. Siempre iban cogidos de la mano como dos adolescentes, y se robaban besos cuando creían que nadie los veía. Pero ella los veía. Y ahora lo recordaba. Quería ese tipo de amor. Pero por alguna razón, no había encontrado a un hombre que la dejase sin aliento. Un hombre que consiguiera que se le desbocara el corazón y que sus sentidos se tambalearan. Un hombre sin el cual la vida no tuviese sentido.
—¡Oh, mamá!— balbuceó, deseando que sus padres no hubiesen muerto aquella noche.
Deseando... No sabía qué. Lo único que quería era conseguir algo que le hiciese pensar en el futuro. Algo que le hiciese feliz; de la misma forma que su padre había hecho feliz a su madre.
Mordiéndose el labio, _________ cogió el pantalón de cuadros azul marino y blanco, y salió corriendo de la habitación.
—Aquí tienes— dijo arrojándole la prenda a Harry y saliendo a toda prisa hacia el cuarto de baño, en mitad del pasillo. No quería que él fuese testigo de sus lágrimas. No volvería a mostrarse vulnerable delante de un hombre.
Harry cambió la toalla por los pantalones y se fue tras __________. Había cerrado de un portazo la puerta más cercana a la habitación donde él se encontraba.
—___________— la llamó mientras abría la puerta con suavidad.
Se quedó paralizado al verla llorar. Estaba en mitad de un cuarto de aseo extraño, con dos lavamanos incrustados en la pared y una encimera blanca en la cual se apoyaba. Se había tapado la boca con una toalla, en un intento de sofocar sus desgarradores sollozos.
A pesar de su severa educación y de los dos mil años de autocontrol, Harry se vio arrastrado por una oleada de compasión. ___________ lloraba como si alguien le hubiese roto el corazón. Y eso lo hacía sentirse incómodo. Inseguro.Apretando los dientes, alejó aquellos insólitos sentimientos. Si algo había aprendido durante su infancia era a no ahondar en los problemas de los demás, porque nunca traía nada bueno. No había que cuidar de nadie más que de uno mismo. Cada vez que había cometido el error de interesarse por alguien, lo había pagado con creces.Además, en esta ocasión no había tiempo. Nada de tiempo. Cuanto menos tuviese que ver con las emociones y la vida de __________, más fácil le resultaría volver a soportar su confinamiento.Y, entonces, las palabras de __________ lo golpearon con fuerza, justo en mitad del pecho.Ella lo había definido a la perfección: no era más que un gata dedicado a conseguir placer y después marcharse. Se aferró con fuerza al tirador de la puerta. No era un animal. Él también tenía sentimientos. O, al menos, solía tenerlos.Antes de que pudiese reconsiderar sus acciones, entró en la estancia y la abrazó.
__________ le rodeó la cintura con los brazos y se apoyó en él como si se tratara de un salvavidas, mientras enterraba la cara en su pecho desnudo y sollozaba. Todo su cuerpo temblaba.Algo muy extraño se abrió paso en el interior de Harry. Un profundo anhelo que no sabía muy bien cómo definir. Jamás en su vida había consolado a una mujer que lloraba. Se había acostado con tantas que no podía recordarlo; pero nunca, jamás, había abrazado a una mujer como estaba abrazando a __________. Ni después de hacer el amor. Una vez acababa con su pareja de turno, se levantaba, se limpiaba y buscaba algo con qué entretenerse hasta que fuese requerido de nuevo.Incluso antes de la maldición, jamás había demostrado ternura por nadie. Ni por su esposa. Como soldado, había sido entrenado desde que tenía uso de razón para mostrarse feroz, frío y duro.
A pesar de toda su vanidad juvenil, no había estado preparada para que le arrebataran por completo a toda su familia. Y, aunque habían pasado cinco años, aún los echaba de menos. El dolor era muy profundo. El viejo dicho aquél, según el cual era mejor haber conocido el amor antes de perderlo, era un enorme fraude. No había nada peor que perder a las personas que te quieren y te cuidan en un accidente sin sentido.Incapaz de enfrentar su ausencia, __________ había sellado la habitación tras el funeral, y lo había dejado todo tal y como estaba.Abrió el cajón donde su padre guardaba los pijamas y tragó saliva. Nadie había tocado estas cosas desde la tarde que su madre las dobló y las guardó.Todavía recordaba la risa de su madre. Las bromas sobre el conservador estilo de su padre, que siempre elegía pijamas de franela. Peor aún, recordaba el amor que se profesaban. Lo que daría ella por encontrar la pareja perfecta, como les había sucedido a ellos. Habían estado casados veinticinco años antes de morir, y su amor había permanecido intacto desde el día que se conocieron.No podía recordar un solo momento en que su madre no sonriera ante una broma de su padre. Siempre iban cogidos de la mano como dos adolescentes, y se robaban besos cuando creían que nadie los veía. Pero ella los veía. Y ahora lo recordaba. Quería ese tipo de amor. Pero por alguna razón, no había encontrado a un hombre que la dejase sin aliento. Un hombre que consiguiera que se le desbocara el corazón y que sus sentidos se tambalearan. Un hombre sin el cual la vida no tuviese sentido.
—¡Oh, mamá!— balbuceó, deseando que sus padres no hubiesen muerto aquella noche.
Deseando... No sabía qué. Lo único que quería era conseguir algo que le hiciese pensar en el futuro. Algo que le hiciese feliz; de la misma forma que su padre había hecho feliz a su madre.
Mordiéndose el labio, _________ cogió el pantalón de cuadros azul marino y blanco, y salió corriendo de la habitación.
—Aquí tienes— dijo arrojándole la prenda a Harry y saliendo a toda prisa hacia el cuarto de baño, en mitad del pasillo. No quería que él fuese testigo de sus lágrimas. No volvería a mostrarse vulnerable delante de un hombre.
Harry cambió la toalla por los pantalones y se fue tras __________. Había cerrado de un portazo la puerta más cercana a la habitación donde él se encontraba.
—___________— la llamó mientras abría la puerta con suavidad.
Se quedó paralizado al verla llorar. Estaba en mitad de un cuarto de aseo extraño, con dos lavamanos incrustados en la pared y una encimera blanca en la cual se apoyaba. Se había tapado la boca con una toalla, en un intento de sofocar sus desgarradores sollozos.
A pesar de su severa educación y de los dos mil años de autocontrol, Harry se vio arrastrado por una oleada de compasión. ___________ lloraba como si alguien le hubiese roto el corazón. Y eso lo hacía sentirse incómodo. Inseguro.Apretando los dientes, alejó aquellos insólitos sentimientos. Si algo había aprendido durante su infancia era a no ahondar en los problemas de los demás, porque nunca traía nada bueno. No había que cuidar de nadie más que de uno mismo. Cada vez que había cometido el error de interesarse por alguien, lo había pagado con creces.Además, en esta ocasión no había tiempo. Nada de tiempo. Cuanto menos tuviese que ver con las emociones y la vida de __________, más fácil le resultaría volver a soportar su confinamiento.Y, entonces, las palabras de __________ lo golpearon con fuerza, justo en mitad del pecho.Ella lo había definido a la perfección: no era más que un gata dedicado a conseguir placer y después marcharse. Se aferró con fuerza al tirador de la puerta. No era un animal. Él también tenía sentimientos. O, al menos, solía tenerlos.Antes de que pudiese reconsiderar sus acciones, entró en la estancia y la abrazó.
__________ le rodeó la cintura con los brazos y se apoyó en él como si se tratara de un salvavidas, mientras enterraba la cara en su pecho desnudo y sollozaba. Todo su cuerpo temblaba.Algo muy extraño se abrió paso en el interior de Harry. Un profundo anhelo que no sabía muy bien cómo definir. Jamás en su vida había consolado a una mujer que lloraba. Se había acostado con tantas que no podía recordarlo; pero nunca, jamás, había abrazado a una mujer como estaba abrazando a __________. Ni después de hacer el amor. Una vez acababa con su pareja de turno, se levantaba, se limpiaba y buscaba algo con qué entretenerse hasta que fuese requerido de nuevo.Incluso antes de la maldición, jamás había demostrado ternura por nadie. Ni por su esposa. Como soldado, había sido entrenado desde que tenía uso de razón para mostrarse feroz, frío y duro.
MicaStyles
Re: Un amante de ensueño (Harry Styles & tu)
Capitulo 15
«Vuelve con tu escudo, o sobre el ». Ésas fueron las palabras de su madrastra el día que lo agarró del pelo y lo echó de su casa para que comenzara el entrenamiento militar, a la tierna edad de siete años.
Su padre había sido aún peor. Un legendario comandante espartano que no toleraba muestras de debilidad. Ni de emoción. El tipo se había encargado, látigo en mano, de que la infancia de Harry llegase a su fin, enseñándolo a ocultar el dolor. Nadie podía ser testigo de su sufrimiento. Hasta el día de hoy, aún podía sentir el látigo sobre la piel desnuda de su espalda, y escuchar el sonido que hacía el cuero al cortar el aire entre golpe y golpe. Podía ver la burlona mueca de desprecio en el rostro de su padre.
—Lo siento— murmuró _________ sobre su hombro, devolviéndolo al presente.
Ella alzó la cabeza para poder mirarlo. Tenía los ojos grises brillantes por las lágrimas y parecían resquebrajar la capa que recubría su corazón, congelado desde hacía siglos por necesidad y por obligación.
Incómodo, Harry se alejó de ella.
—¿Te sientes mejor?—
__________ se limpió las lágrimas y se aclaró la garganta. No sabía por qué había ido Harry tras ella, pero había pasado mucho tiempo desde la última vez que alguien la consoló mientras lloraba.
—Sí— murmuró. —Gracias— Él no respondió.
En lugar de ser el hombre tierno que la abrazaba instantes antes, había vuelto a ser el Señor Estatua; todo su cuerpo estaba rígido y no daba muestras de emoción. Dejando escapar un suspiro iracundo, y pasó a su lado.
—No me habría puesto así si no estuviese tan cansada y quizás todavía un poco achispada. Necesito dormir—
Sabía que él iría tras ella, así que volvió resignadamente a su habitación y se metió en la cama de madera de pino, acurrucándose bajo el grueso edredón. Sintió cómo el colchón se hundía bajo el peso de Harry un instante después.
Su corazón se aceleró ante la repentina calidez del cuerpo del hombre junto al suyo. Y la cosa empeoró cuando él se acurrucó a su espalda y le pasó una larga y musculosa pierna sobre la cintura.
—¡Harry!— gritó con una nota de advertencia al sentir su erección contra la cadera. —Creo que sería mejor que te quedaras en tu lado de la cama, mientras yo me quedo en el mío—
No pareció prestar atención a sus palabras, puesto que inclinó la cabeza y dejó un pequeño rastro de besos sobre su pelo.
—Pensaba que me habías llamado para aliviar el dolor de tus partes bajas— le susurró en el oído.
Con el cuerpo al rojo vivo debido a su proximidad, y al aroma a sándalo que le embotaba la cabeza, ___________ se sonrojó al escucharle repetir las palabras que le dijera a Lanie.
—Mis partes bajas se encuentran en perfecto estado, y muy felices tal y como están—
—Te prometo que yo conseguiré que estén mucho, mucho más felices—
¡Oh!, no le cabía la menor duda.
—Si no te comportas, te echaré de la habitación— Entonces lo miró y vio la incredulidad reflejada en los ojos azules.
—No entiendo por qué vas a echarme— le dijo.
—Porque no voy a utilizarte como si fueses un muñeco sin nombre, que no tiene más razón de ser que servirme. ¿De acuerdo? No quiero tener ese tipo de intimidad con un hombre al que no conozco—
Con una mirada preocupada, Harry se apartó finalmente de ella y se tumbó en la cama.
___________ respiró profundamente para intentar que su acelerado corazón se relajara, y poder apagar el fuego que le hacía hervir la sangre. Resultaba muy duro decirle que no a este hombre. *¿Crees realmente que vas a ser capaz de dormir con este tipo a tu lado? ¿Es que tienes una piedra por cerebro?*
Cerró los ojos y recitó su aburrida letanía. Tenía que dormir. No había sitio para los «у ѕι...» ni para los «ρєяσ...». Ni tampoco para Harry.
Él colocó las almohadas de modo que le sirvieran de respaldo, y miró a _________. Ésta iba a ser, en su excepcionalmente larga vida, la primera vez que pasara una noche junto a una mujer sin hacerle el amor. Era inconcebible. Ninguna lo había rechazado antes.
Ella se dio la vuelta en aquel momento y le dio un mando a distancia, como el que le había enseñado en la sala. Apretó un botón y encendió la televisión, después bajó el volumen de la gente que hablaba.
—Esto es para la luz— dijo apretando otro botón.
De inmediato, las luces se apagaron, dejando que fuera el televisor el que iluminara débilmente las sombras de la habitación.
—No me molestan los ruidos, así es que no creo que me despiertes— le dio el mando a distancia. —Buenas noches, Harry de Macedonia—
—Buenas noches, __________— susurró él, observando cómo su sedoso cabello se extendía sobre la almohada, mientras se acurrucaba para dormir.
«Vuelve con tu escudo, o sobre el ». Ésas fueron las palabras de su madrastra el día que lo agarró del pelo y lo echó de su casa para que comenzara el entrenamiento militar, a la tierna edad de siete años.
Su padre había sido aún peor. Un legendario comandante espartano que no toleraba muestras de debilidad. Ni de emoción. El tipo se había encargado, látigo en mano, de que la infancia de Harry llegase a su fin, enseñándolo a ocultar el dolor. Nadie podía ser testigo de su sufrimiento. Hasta el día de hoy, aún podía sentir el látigo sobre la piel desnuda de su espalda, y escuchar el sonido que hacía el cuero al cortar el aire entre golpe y golpe. Podía ver la burlona mueca de desprecio en el rostro de su padre.
—Lo siento— murmuró _________ sobre su hombro, devolviéndolo al presente.
Ella alzó la cabeza para poder mirarlo. Tenía los ojos grises brillantes por las lágrimas y parecían resquebrajar la capa que recubría su corazón, congelado desde hacía siglos por necesidad y por obligación.
Incómodo, Harry se alejó de ella.
—¿Te sientes mejor?—
__________ se limpió las lágrimas y se aclaró la garganta. No sabía por qué había ido Harry tras ella, pero había pasado mucho tiempo desde la última vez que alguien la consoló mientras lloraba.
—Sí— murmuró. —Gracias— Él no respondió.
En lugar de ser el hombre tierno que la abrazaba instantes antes, había vuelto a ser el Señor Estatua; todo su cuerpo estaba rígido y no daba muestras de emoción. Dejando escapar un suspiro iracundo, y pasó a su lado.
—No me habría puesto así si no estuviese tan cansada y quizás todavía un poco achispada. Necesito dormir—
Sabía que él iría tras ella, así que volvió resignadamente a su habitación y se metió en la cama de madera de pino, acurrucándose bajo el grueso edredón. Sintió cómo el colchón se hundía bajo el peso de Harry un instante después.
Su corazón se aceleró ante la repentina calidez del cuerpo del hombre junto al suyo. Y la cosa empeoró cuando él se acurrucó a su espalda y le pasó una larga y musculosa pierna sobre la cintura.
—¡Harry!— gritó con una nota de advertencia al sentir su erección contra la cadera. —Creo que sería mejor que te quedaras en tu lado de la cama, mientras yo me quedo en el mío—
No pareció prestar atención a sus palabras, puesto que inclinó la cabeza y dejó un pequeño rastro de besos sobre su pelo.
—Pensaba que me habías llamado para aliviar el dolor de tus partes bajas— le susurró en el oído.
Con el cuerpo al rojo vivo debido a su proximidad, y al aroma a sándalo que le embotaba la cabeza, ___________ se sonrojó al escucharle repetir las palabras que le dijera a Lanie.
—Mis partes bajas se encuentran en perfecto estado, y muy felices tal y como están—
—Te prometo que yo conseguiré que estén mucho, mucho más felices—
¡Oh!, no le cabía la menor duda.
—Si no te comportas, te echaré de la habitación— Entonces lo miró y vio la incredulidad reflejada en los ojos azules.
—No entiendo por qué vas a echarme— le dijo.
—Porque no voy a utilizarte como si fueses un muñeco sin nombre, que no tiene más razón de ser que servirme. ¿De acuerdo? No quiero tener ese tipo de intimidad con un hombre al que no conozco—
Con una mirada preocupada, Harry se apartó finalmente de ella y se tumbó en la cama.
___________ respiró profundamente para intentar que su acelerado corazón se relajara, y poder apagar el fuego que le hacía hervir la sangre. Resultaba muy duro decirle que no a este hombre. *¿Crees realmente que vas a ser capaz de dormir con este tipo a tu lado? ¿Es que tienes una piedra por cerebro?*
Cerró los ojos y recitó su aburrida letanía. Tenía que dormir. No había sitio para los «у ѕι...» ni para los «ρєяσ...». Ni tampoco para Harry.
Él colocó las almohadas de modo que le sirvieran de respaldo, y miró a _________. Ésta iba a ser, en su excepcionalmente larga vida, la primera vez que pasara una noche junto a una mujer sin hacerle el amor. Era inconcebible. Ninguna lo había rechazado antes.
Ella se dio la vuelta en aquel momento y le dio un mando a distancia, como el que le había enseñado en la sala. Apretó un botón y encendió la televisión, después bajó el volumen de la gente que hablaba.
—Esto es para la luz— dijo apretando otro botón.
De inmediato, las luces se apagaron, dejando que fuera el televisor el que iluminara débilmente las sombras de la habitación.
—No me molestan los ruidos, así es que no creo que me despiertes— le dio el mando a distancia. —Buenas noches, Harry de Macedonia—
—Buenas noches, __________— susurró él, observando cómo su sedoso cabello se extendía sobre la almohada, mientras se acurrucaba para dormir.
MicaStyles
Re: Un amante de ensueño (Harry Styles & tu)
Capitulo 16
Dejó el mando a un lado y, durante un buen rato, se dedicó a mirarla mientras la luz procedente del televisor parpadeaba sobre los relajados ángulos de su rostro.Supo el momento exacto en el que se durmió, por la uniformidad de su respiración.Sólo entonces se atrevió a tocarla. Se atrevió a seguir con la yema de un dedo la suave curva de su pómulo. Su cuerpo reaccionó con tal violencia que tuvo que morderse el labio para no soltar una maldición. El fuego se había extendido por su sangre.Había conocido numerosos dolores durante toda su vida: primero el dolor de estómago cuando necesitaba comer, después la sed de amor y respeto, y por último el dolor exigente de su miembro cuando ansiaba la humedad resbaladiza del cuerpo de una mujer. Pero jamás, jamás, había experimentado algo semejante a lo que sentía ahora. Era un hambre tan voraz, una sensación tan potente, que amenazaba hasta su cordura. Sólo podía pensar en separarle los cremosos muslos y hundirse profundamente en ella. En deslizarse dentro y fuera de su cuerpo una y otra vez, hasta que ambos alcanzaran el clímax al unísono. Pero eso jamás llegaría a suceder.
Se alejó de ella a una distancia prudente, desde donde no pudiese oler su suave aroma femenino, ni sentir el calor de su cuerpo bajo el edredón. Podría proporcionarle placer durante días, sin detenerse, pero él jamás encontraría la paz.
—Maldito seas, Príapo— gruñó.
Era el dios que le había maldecido, hundiéndolo en este miserable destino.
—Espero que Hades te esté dando lo que te mereces—
Una vez aplacada su ira, suspiró y se dio cuenta que las Parcas y las Furias se estaban encargando de lo propio con él.____________ se despertó con una extraña sensación de calidez y seguridad. Un sentimiento que no había experimentado desde hacía años. De pronto, sintió un beso muy dulce sobre los párpados, como si alguien estuviese acariciándola con los labios. Unas manos fuertes y cálidas le tocaban el pelo. *¡Harry!*
Se incorporó tan rápido que se golpeó con su cabeza. Hasta sus oídos llegó el gemido de dolor de Harry. Frotándose la frente, abrió los ojos y vio que él la observaba con el ceño fruncido y obviamente molesto.
—Lo siento— se disculpó mientras se sentaba. —Me sobresaltaste—
Harry abrió la boca y se tocó los dientes con el pulgar para comprobar si el golpe los había aflojado.Aquello fue peor aún para ___________, puesto que no pudo evitar contemplar el roce de su lengua sobre lo dientes. Y la visión de esos blanquísimos dientes, increíblemente rectos, que a ella le gustaría tener mordisqueándola...
—¿Qué quieres para desayunar?— le preguntó para alejarse un poco de sus pensamientos.La mirada de él descendió hasta el profundo escote en V de su camisola. Siguiendo la dirección de sus ojos, ____________ se dio cuenta de que, desde donde él estaba sentado, podría ver todo su cuerpo hasta llegar a las embarazosas braguitas de Mickey Mouse.Antes de que pudiera moverse, Harry tiró de ella, hasta sentarla sobre sus muslos y reclamó sus labios.__________ gimió de placer bajo el asalto de su boca, mientras su lengua le hacía las cosas más escandalosas. La cabeza comenzó a girarle con la intensidad del beso y con el cálido aliento de Harry mezclándose con el suyo. Y pensar que nunca le había gustado besar... ¡Debía estar loca!
Los brazos de Harry intensificaron su abrazo. Miles de llamas lamían su cuerpo, encendiéndola e incitándola, mientras se agrupaban en la zona que más le dolía: entre los muslos, donde quería tenerlo.Sus labios la abandonaron para trazar con la lengua un rastro hasta su garganta, dibujando húmedos círculos sobre el mentón, el lóbulo de la oreja y finalmente el cuello.¡El tipo parecía conocer todas las zonas erógenas del cuerpo de una mujer! Mejor aún, sabía cómo usar las manos y la lengua para masajearlas hasta obtener el máximo placer.Exhaló el aire suavemente sobre su oreja y, de inmediato, un escalofrío la recorrió de arriba a abajo; cuando pasó la lengua por el lóbulo, todo su cuerpo comenzó a temblar.Un hormigueo le recorrió los pechos, que al instante se endurecieron, sobresaliendo como duros montículos que clamaban por ser besados.
—Harry— gimió, incapaz de reconocer su voz.
Su mente le pedía que se detuviera, pero las palabras se quedaron atravesadas en la garganta.Había mucho poder en sus caricias. Mucha magia. Le hacía ansiar, dolorosamente, mucho más. Se dio la vuelta con ella en brazos y la aprisionó contra el colchón. Incluso a través del pijama, _____________ percibía su erección, su miembro duro y ardiente que presionaba sobre la cadera, mientras con las manos le aferraba las nalgas y respiraba entrecortadamente junto a su oreja.
—Tienes que parar— consiguió decirle al fin con voz débil.
—¿Parar el qué?— le preguntó. —¿Esto?— y trazó con la lengua el laberinto de su oreja._____________ siseó de placer. Los escalofríos se sucedían y, como si se tratase de ascuas al rojo vivo, abrasaban cada centímetro de su piel. Los pechos se hincharon aún más bajo el cuerpo de Harry.
—¿O esto?— e introdujo una mano bajo la cinturilla elástica de sus braguitas para tocarla donde más lo deseaba._____________ se arqueó en respuesta a sus caricias y clavó los dedos en las sábanas ante la sensación de sus manos entre las piernas. ¡Dios, este hombre era increíble!
Harry comenzó a acariciar en círculos la trémula carne, utilizando un solo dedo, haciendo que se consumiera antes de introducirle dos dedos hasta el fondo. Mientras rodeaba, acariciaba y atormentaba su interior, comenzó a masajearle muy suavemente el clítoris con el pulgar.
—¡Ooooh!— gimió _____________, echando la cabeza hacia atrás por la intensidad del placer.Se aferró a Harry, mientras él continuaba su implacable asalto utilizando sus manos y su lengua, dándole placer. Totalmente fuera de control, ____________ se frotaba de forma desinhibida contra él, ansiando su pasión, sus caricias.Harry cerró los ojos y saboreó el olor del cuerpo de _____________ bajo el suyo; la sensación de sus brazos envolviéndolo. Era suya. Podía sentirla temblar y latir alrededor de su mano, mientras su cuerpo se retorcía bajo sus caricias. En cualquier momento llegaría al clímax. Con ese pensamiento ocupando su mente por completo, le quitó la camisola e inclinó la cabeza hasta atrapar un duro pezón y succionar suavemente toda la areola, deleitándose en la sensación de la rugosa piel bajo su lengua. No recordaba que una mujer supiese tan bien como aquélla. Su sabor se le quedaría grabado a fuego en la mente, jamás podría olvidarlo. Y estaba completamente preparada para recibirlo: ardiente, húmeda y muy estrecha; exactamente como a él le gustaba una mujer.Rasgó de un tirón la pequeña prenda que se ceñía a las caderas de _____________, y que le impedía un acceso total a aquel lugar que se moría por explorar completamente. Y en toda su profundidad.Ella escuchó cómo rompía las braguitas, pero no fue capaz de detenerlo. Su voluntad ya no le pertenecía; había sido engullida por unas sensaciones tan intensas, que lo único que quería era encontrar alivio. ¡Tenía que conseguirlo!
Alzando los brazos, enterró las manos en el pelo de Harry, incapaz de permitir que se alejara, aunque sólo fuese por un segundo.Harry se quitó los pantalones a tirones y le separó los muslos.Con el cuerpo envuelto en puro fuego, ____________ aguantó la respiración mientras él colocaba su largo y duro cuerpo entre sus piernas. La punta de su miembro presionaba justo sobre el centro de su feminidad. Arqueó las caderas acercándose aún más, aferrándose a sus amplios hombros. Deseaba sentirlo dentro con una desesperación tal, que desafiaba a todo entendimiento. Y de repente... sonó el teléfono.
Dejó el mando a un lado y, durante un buen rato, se dedicó a mirarla mientras la luz procedente del televisor parpadeaba sobre los relajados ángulos de su rostro.Supo el momento exacto en el que se durmió, por la uniformidad de su respiración.Sólo entonces se atrevió a tocarla. Se atrevió a seguir con la yema de un dedo la suave curva de su pómulo. Su cuerpo reaccionó con tal violencia que tuvo que morderse el labio para no soltar una maldición. El fuego se había extendido por su sangre.Había conocido numerosos dolores durante toda su vida: primero el dolor de estómago cuando necesitaba comer, después la sed de amor y respeto, y por último el dolor exigente de su miembro cuando ansiaba la humedad resbaladiza del cuerpo de una mujer. Pero jamás, jamás, había experimentado algo semejante a lo que sentía ahora. Era un hambre tan voraz, una sensación tan potente, que amenazaba hasta su cordura. Sólo podía pensar en separarle los cremosos muslos y hundirse profundamente en ella. En deslizarse dentro y fuera de su cuerpo una y otra vez, hasta que ambos alcanzaran el clímax al unísono. Pero eso jamás llegaría a suceder.
Se alejó de ella a una distancia prudente, desde donde no pudiese oler su suave aroma femenino, ni sentir el calor de su cuerpo bajo el edredón. Podría proporcionarle placer durante días, sin detenerse, pero él jamás encontraría la paz.
—Maldito seas, Príapo— gruñó.
Era el dios que le había maldecido, hundiéndolo en este miserable destino.
—Espero que Hades te esté dando lo que te mereces—
Una vez aplacada su ira, suspiró y se dio cuenta que las Parcas y las Furias se estaban encargando de lo propio con él.____________ se despertó con una extraña sensación de calidez y seguridad. Un sentimiento que no había experimentado desde hacía años. De pronto, sintió un beso muy dulce sobre los párpados, como si alguien estuviese acariciándola con los labios. Unas manos fuertes y cálidas le tocaban el pelo. *¡Harry!*
Se incorporó tan rápido que se golpeó con su cabeza. Hasta sus oídos llegó el gemido de dolor de Harry. Frotándose la frente, abrió los ojos y vio que él la observaba con el ceño fruncido y obviamente molesto.
—Lo siento— se disculpó mientras se sentaba. —Me sobresaltaste—
Harry abrió la boca y se tocó los dientes con el pulgar para comprobar si el golpe los había aflojado.Aquello fue peor aún para ___________, puesto que no pudo evitar contemplar el roce de su lengua sobre lo dientes. Y la visión de esos blanquísimos dientes, increíblemente rectos, que a ella le gustaría tener mordisqueándola...
—¿Qué quieres para desayunar?— le preguntó para alejarse un poco de sus pensamientos.La mirada de él descendió hasta el profundo escote en V de su camisola. Siguiendo la dirección de sus ojos, ____________ se dio cuenta de que, desde donde él estaba sentado, podría ver todo su cuerpo hasta llegar a las embarazosas braguitas de Mickey Mouse.Antes de que pudiera moverse, Harry tiró de ella, hasta sentarla sobre sus muslos y reclamó sus labios.__________ gimió de placer bajo el asalto de su boca, mientras su lengua le hacía las cosas más escandalosas. La cabeza comenzó a girarle con la intensidad del beso y con el cálido aliento de Harry mezclándose con el suyo. Y pensar que nunca le había gustado besar... ¡Debía estar loca!
Los brazos de Harry intensificaron su abrazo. Miles de llamas lamían su cuerpo, encendiéndola e incitándola, mientras se agrupaban en la zona que más le dolía: entre los muslos, donde quería tenerlo.Sus labios la abandonaron para trazar con la lengua un rastro hasta su garganta, dibujando húmedos círculos sobre el mentón, el lóbulo de la oreja y finalmente el cuello.¡El tipo parecía conocer todas las zonas erógenas del cuerpo de una mujer! Mejor aún, sabía cómo usar las manos y la lengua para masajearlas hasta obtener el máximo placer.Exhaló el aire suavemente sobre su oreja y, de inmediato, un escalofrío la recorrió de arriba a abajo; cuando pasó la lengua por el lóbulo, todo su cuerpo comenzó a temblar.Un hormigueo le recorrió los pechos, que al instante se endurecieron, sobresaliendo como duros montículos que clamaban por ser besados.
—Harry— gimió, incapaz de reconocer su voz.
Su mente le pedía que se detuviera, pero las palabras se quedaron atravesadas en la garganta.Había mucho poder en sus caricias. Mucha magia. Le hacía ansiar, dolorosamente, mucho más. Se dio la vuelta con ella en brazos y la aprisionó contra el colchón. Incluso a través del pijama, _____________ percibía su erección, su miembro duro y ardiente que presionaba sobre la cadera, mientras con las manos le aferraba las nalgas y respiraba entrecortadamente junto a su oreja.
—Tienes que parar— consiguió decirle al fin con voz débil.
—¿Parar el qué?— le preguntó. —¿Esto?— y trazó con la lengua el laberinto de su oreja._____________ siseó de placer. Los escalofríos se sucedían y, como si se tratase de ascuas al rojo vivo, abrasaban cada centímetro de su piel. Los pechos se hincharon aún más bajo el cuerpo de Harry.
—¿O esto?— e introdujo una mano bajo la cinturilla elástica de sus braguitas para tocarla donde más lo deseaba._____________ se arqueó en respuesta a sus caricias y clavó los dedos en las sábanas ante la sensación de sus manos entre las piernas. ¡Dios, este hombre era increíble!
Harry comenzó a acariciar en círculos la trémula carne, utilizando un solo dedo, haciendo que se consumiera antes de introducirle dos dedos hasta el fondo. Mientras rodeaba, acariciaba y atormentaba su interior, comenzó a masajearle muy suavemente el clítoris con el pulgar.
—¡Ooooh!— gimió _____________, echando la cabeza hacia atrás por la intensidad del placer.Se aferró a Harry, mientras él continuaba su implacable asalto utilizando sus manos y su lengua, dándole placer. Totalmente fuera de control, ____________ se frotaba de forma desinhibida contra él, ansiando su pasión, sus caricias.Harry cerró los ojos y saboreó el olor del cuerpo de _____________ bajo el suyo; la sensación de sus brazos envolviéndolo. Era suya. Podía sentirla temblar y latir alrededor de su mano, mientras su cuerpo se retorcía bajo sus caricias. En cualquier momento llegaría al clímax. Con ese pensamiento ocupando su mente por completo, le quitó la camisola e inclinó la cabeza hasta atrapar un duro pezón y succionar suavemente toda la areola, deleitándose en la sensación de la rugosa piel bajo su lengua. No recordaba que una mujer supiese tan bien como aquélla. Su sabor se le quedaría grabado a fuego en la mente, jamás podría olvidarlo. Y estaba completamente preparada para recibirlo: ardiente, húmeda y muy estrecha; exactamente como a él le gustaba una mujer.Rasgó de un tirón la pequeña prenda que se ceñía a las caderas de _____________, y que le impedía un acceso total a aquel lugar que se moría por explorar completamente. Y en toda su profundidad.Ella escuchó cómo rompía las braguitas, pero no fue capaz de detenerlo. Su voluntad ya no le pertenecía; había sido engullida por unas sensaciones tan intensas, que lo único que quería era encontrar alivio. ¡Tenía que conseguirlo!
Alzando los brazos, enterró las manos en el pelo de Harry, incapaz de permitir que se alejara, aunque sólo fuese por un segundo.Harry se quitó los pantalones a tirones y le separó los muslos.Con el cuerpo envuelto en puro fuego, ____________ aguantó la respiración mientras él colocaba su largo y duro cuerpo entre sus piernas. La punta de su miembro presionaba justo sobre el centro de su feminidad. Arqueó las caderas acercándose aún más, aferrándose a sus amplios hombros. Deseaba sentirlo dentro con una desesperación tal, que desafiaba a todo entendimiento. Y de repente... sonó el teléfono.
MicaStyles
Re: Un amante de ensueño (Harry Styles & tu)
Capitulo 17
______________ dio un respingo al escucharlo, y su mente recobró repentinamente el control.
—¿Qué es ese ruido?— gruñó Harry.
Agradecida por la interrupción, ____________salió como pudo de debajo de Harry; le temblaban las piernas y le ardía todo el cuerpo.
—Es un teléfono— dijo, antes de inclinarse hacia la mesita de noche y coger el auricular.La mano no dejaba de temblarle mientras se lo acercaba a la oreja.Lanzando una maldición, Harry se puso de lado.
—Lanie gracias a Dios que eres tú— dijo _____________, tan pronto como escuchó su voz.¡En ese momento agradecía muchísimo la habilidad que tenía Lanie de saber el momento preciso en que llamar!
—¿Qué pasa?— preguntó su amiga.
—Deja de hacer eso— le espetó a Harry que, en ese instante, se dedicaba a lamerle las nalgas en un movimiento descendente...
—Pero si no estoy haciendo nada— le dijo Lanie.
—Tú no, Lanie—
El silencio cayó sobre el otro extremo de la línea.
—Escucha— le dijo ____________ a Lanie con una dura advertencia en la voz. —Necesito que busques entre la ropa de Bill y traigas unas cuantas cosas. Ahora—
—¡Funcionó!— el agudo chillido estuvo a punto de perforarle el tímpano. —¡Ay, Dios mío!
¡Funcionó!, ¡No puedo creerlo! ¡Voy para allá!—
______________ colgó el teléfono justo cuando la lengua de Harry bajaba desde sus nalgas hacia...
—¡Para ya!—
Él se echó hacia atrás y la miró con el ceño fruncido, estupefacto.
—¿No te gusta que te haga eso?—
—Yo no he dicho eso— -contestó antes de poder detenerse.
Harry se acercó de nuevo a ella.______________ bajó de un salto de la cama.
—Tengo que irme a trabajar—
Harry se apoyó en un brazo, tendido sobre un costado, y la observó mientras recogía los pantalones del pijama y se los arrojaba. Los agarró con una mano mientras sus ojos se movían, perezosamente, sobre el cuerpo de ______________.
—¿Por qué no llamas para decir que estás enferma?—
—¿Qué estoy enferma?— repitió. —¿Y tú cómo conoces ese truco?— Él se encogió de hombros.
—Ya te lo he dicho. Puedo escuchar mientras estoy encerrado en el libro. Por eso puedo aprender idiomas y entender los cambios en la sintaxis—
Con la misma elegancia de una pantera que se endereza tras estar agazapada, Harry apartó el edredón y salió lentamente de la cama. No llevaba los pantalones. Y su miembro estaba totalmente erecto. Hipnotizada, _____________ fue incapaz de moverse.
—No hemos acabado— dijo él con la voz ronca, mientras se acercaba a ella.
—¡Pues claro que sí!— le contestó _______________, y huyó al cuarto de baño, encerrándose allí tras echar el pestillo a la puerta.
Con los dientes apretados, Harry tuvo la repentina necesidad de golpearse la cabeza contra la pared de tan frustrado como se sentía. ¿Por qué tenía que ser tan testaruda? Se miró el miembro rígido y soltó un juramento.
—¿Y tú no puedes comportarte durante cinco minutos al menos?—
______________ se dio una larga ducha fría. ¿Qué tenía Harry que hacía que su sangre literalmente hirviera? Incluso ahora podía sentir el calor de su cuerpo sobre ella. Sus labios sobre...
—¡Para, para, para!—
No era una ninfómana sin control sobre sí misma. Era una licenciada en Filosofía, con un cerebro; y sin hormonas. Pero aun así, sería extremadamente fácil olvidarse de todo y pasar todo el mes en la cama con Harry.
—Muy bien— se dijo a sí misma. —Supongamos que te metes en la cama con él un mes. Y luego, ¿Qué?— Se enjabonó el cuerpo mientras la irritación desvanecía los últimos rescoldos de su deseo. —Yo te diré qué pasará después. Él se irá y tú, colega, te quedarás sola otra vez. ¿Te acuerdas de lo que ocurrió cuando Robert se marchó? ¿Te acuerdas de cómo te sentías cuando te paseabas por la habitación, con el estómago revuelto porque habías permitido que te utilizara? ¿Te acuerdas de la humillación que sentías?—
Pero aún peor que esos recuerdos, era la imagen de Robert riéndose de ella a carcajadas con sus amigos, mientras recogía el dinero de la apuesta. Cómo deseaba haber sido un hombre en ese momento, para poder abrir la puerta de su apartamento de una patada y golpearlo hasta hacerlo pedazos.No, no dejaría que nadie más la utilizara.Le había costado años superar la crueldad de Robert, y no tenía ningún deseo de arruinar lo que había conseguido por un capricho. ¡Aunque fuese un fabuloso capricho! No, no y no. La próxima vez que se entregara a un hombre, sería con uno que estuviese unido a ella. Alguien que la cuidara. Alguien que no dejase a un lado su dolor y continuase usando su cuerpo buscando su propio placer, como si ella no importara nada -pensaba, mientras los recuerdos reprimidos regresaban a la superficie- Robert se había comportado como si ella no hubiese estado presente. Como si no hubiese sido más que una muñeca sin emociones, diseñada sólo para proporcionarle placer.Y no estaba dispuesta a dejar que la volviesen a tratar así, especialmente si se trataba de Harry. Jamás.
______________ dio un respingo al escucharlo, y su mente recobró repentinamente el control.
—¿Qué es ese ruido?— gruñó Harry.
Agradecida por la interrupción, ____________salió como pudo de debajo de Harry; le temblaban las piernas y le ardía todo el cuerpo.
—Es un teléfono— dijo, antes de inclinarse hacia la mesita de noche y coger el auricular.La mano no dejaba de temblarle mientras se lo acercaba a la oreja.Lanzando una maldición, Harry se puso de lado.
—Lanie gracias a Dios que eres tú— dijo _____________, tan pronto como escuchó su voz.¡En ese momento agradecía muchísimo la habilidad que tenía Lanie de saber el momento preciso en que llamar!
—¿Qué pasa?— preguntó su amiga.
—Deja de hacer eso— le espetó a Harry que, en ese instante, se dedicaba a lamerle las nalgas en un movimiento descendente...
—Pero si no estoy haciendo nada— le dijo Lanie.
—Tú no, Lanie—
El silencio cayó sobre el otro extremo de la línea.
—Escucha— le dijo ____________ a Lanie con una dura advertencia en la voz. —Necesito que busques entre la ropa de Bill y traigas unas cuantas cosas. Ahora—
—¡Funcionó!— el agudo chillido estuvo a punto de perforarle el tímpano. —¡Ay, Dios mío!
¡Funcionó!, ¡No puedo creerlo! ¡Voy para allá!—
______________ colgó el teléfono justo cuando la lengua de Harry bajaba desde sus nalgas hacia...
—¡Para ya!—
Él se echó hacia atrás y la miró con el ceño fruncido, estupefacto.
—¿No te gusta que te haga eso?—
—Yo no he dicho eso— -contestó antes de poder detenerse.
Harry se acercó de nuevo a ella.______________ bajó de un salto de la cama.
—Tengo que irme a trabajar—
Harry se apoyó en un brazo, tendido sobre un costado, y la observó mientras recogía los pantalones del pijama y se los arrojaba. Los agarró con una mano mientras sus ojos se movían, perezosamente, sobre el cuerpo de ______________.
—¿Por qué no llamas para decir que estás enferma?—
—¿Qué estoy enferma?— repitió. —¿Y tú cómo conoces ese truco?— Él se encogió de hombros.
—Ya te lo he dicho. Puedo escuchar mientras estoy encerrado en el libro. Por eso puedo aprender idiomas y entender los cambios en la sintaxis—
Con la misma elegancia de una pantera que se endereza tras estar agazapada, Harry apartó el edredón y salió lentamente de la cama. No llevaba los pantalones. Y su miembro estaba totalmente erecto. Hipnotizada, _____________ fue incapaz de moverse.
—No hemos acabado— dijo él con la voz ronca, mientras se acercaba a ella.
—¡Pues claro que sí!— le contestó _______________, y huyó al cuarto de baño, encerrándose allí tras echar el pestillo a la puerta.
Con los dientes apretados, Harry tuvo la repentina necesidad de golpearse la cabeza contra la pared de tan frustrado como se sentía. ¿Por qué tenía que ser tan testaruda? Se miró el miembro rígido y soltó un juramento.
—¿Y tú no puedes comportarte durante cinco minutos al menos?—
______________ se dio una larga ducha fría. ¿Qué tenía Harry que hacía que su sangre literalmente hirviera? Incluso ahora podía sentir el calor de su cuerpo sobre ella. Sus labios sobre...
—¡Para, para, para!—
No era una ninfómana sin control sobre sí misma. Era una licenciada en Filosofía, con un cerebro; y sin hormonas. Pero aun así, sería extremadamente fácil olvidarse de todo y pasar todo el mes en la cama con Harry.
—Muy bien— se dijo a sí misma. —Supongamos que te metes en la cama con él un mes. Y luego, ¿Qué?— Se enjabonó el cuerpo mientras la irritación desvanecía los últimos rescoldos de su deseo. —Yo te diré qué pasará después. Él se irá y tú, colega, te quedarás sola otra vez. ¿Te acuerdas de lo que ocurrió cuando Robert se marchó? ¿Te acuerdas de cómo te sentías cuando te paseabas por la habitación, con el estómago revuelto porque habías permitido que te utilizara? ¿Te acuerdas de la humillación que sentías?—
Pero aún peor que esos recuerdos, era la imagen de Robert riéndose de ella a carcajadas con sus amigos, mientras recogía el dinero de la apuesta. Cómo deseaba haber sido un hombre en ese momento, para poder abrir la puerta de su apartamento de una patada y golpearlo hasta hacerlo pedazos.No, no dejaría que nadie más la utilizara.Le había costado años superar la crueldad de Robert, y no tenía ningún deseo de arruinar lo que había conseguido por un capricho. ¡Aunque fuese un fabuloso capricho! No, no y no. La próxima vez que se entregara a un hombre, sería con uno que estuviese unido a ella. Alguien que la cuidara. Alguien que no dejase a un lado su dolor y continuase usando su cuerpo buscando su propio placer, como si ella no importara nada -pensaba, mientras los recuerdos reprimidos regresaban a la superficie- Robert se había comportado como si ella no hubiese estado presente. Como si no hubiese sido más que una muñeca sin emociones, diseñada sólo para proporcionarle placer.Y no estaba dispuesta a dejar que la volviesen a tratar así, especialmente si se trataba de Harry. Jamás.
MicaStyles
Re: Un amante de ensueño (Harry Styles & tu)
Capitulo 18
Harry bajó las escaleras, maravillado por la brillante luz del sol que entraba por las ventanas. Le resultaba divertido el hecho de que la gente diese por sentado esos pequeños detalles. Recordaba la época en la que no se fijaba en algo tan simple como una mañana soleada.Y ahora, cada una de ellas era un verdadero regalo de los dioses. Un regalo que tenía toda la intención de degustar durante el mes que tenía por delante, hasta que estuviese obligado a regresar a la oscuridad.Con el corazón agobiado, se dirigió a la cocina, hacia el armario donde ____________ guardaba la comida.
Al abrir la puerta le sorprendió la frialdad. Alargó la mano y dejó que el aire frío le acariciara la piel. Increíble. Sacó varios recipientes, pero no pudo leer las etiquetas.
—No comas nada que no puedas identificar— se recordó a sí mismo, mientras pensaba en algunas de las asquerosidades que había visto a la gente comer a lo largo de los siglos.Se inclinó hacia delante y rebuscó hasta encontrar un melón en uno de los cajones inferiores. Lo llevó a la encimera del centro de la cocina, cogió un cuchillo largo del soporte, donde ______________ tenía al menos una docena de ellos, y lo partió por la mitad.Cortó un trozo y se lo introdujo en la boca.
Cuando el delicioso jugo inundó sus papilas gustativas, gruñó de satisfacción. La dulce pulpa hizo que su estómago rugiera con una feroz exigencia. La garganta le pedía, con una sensación cercana al dolor, que le proporcionara un poco más de aquel relajante dulzor.
Era tan estupendo volver a tener comida... Tener algo con lo que apagar la sed y el hambre.Antes de poder detenerse, dejó el cuchillo a un lado y comenzó a partir el melón con las manos, llevándose los trozos a la boca tan rápido como podía. ¡Por los dioses!, estaba tan hambriento... Tenía tanta sed...No fue consciente de lo que hacía hasta que se descubrió desgarrando la cáscara. Se quedó paralizado al ver sus manos cubiertas con el jugo del melón, y los dedos curvados como las garras de cualquier animal.«∂αтє ℓα νυєℓтα, нαяяу у мíяαмє. αнσяα ѕé υη вυєη ¢нι¢σ у нαz ℓσ qυє тє σя∂єησ. тó¢αмє αqυí. ммм... ѕí, єѕσ єѕ. вυєη ¢нι¢σ, вυєη ¢нι¢σ. нázмєℓσ вιєη у тє тяαєяé ∂є ¢σмєя єη υη мσмєηтσ.»
Harry se encogió de temor ante la repentina invasión de los recuerdos de su última invocación. No era de extrañar que se comportara como un animal; lo habían tratado como tal durante tanto tiempo que apenas recordaba cómo ser un hombre. Al menos, _____________ no lo había encadenado a la cama. Todavía.Asqueado, echó un vistazo alrededor de la cocina, mientras daba gracias mentalmente por el hecho de que ______________ no hubiese presenciado su pérdida momentánea de control.Con la respiración entrecortada, cogió la mitad del melón y lo echó al recipiente donde había visto a _____________ tirar la basura la noche anterior. Después, abrió el grifo del fregadero y se lavó para desprenderse de la pegajosa pulpa. Tan pronto como el agua fresca le rozó la piel, suspiró de placer. Agua. Fría y pura. Era lo que más echaba de menos durante su confinamiento. Lo que más anhelaba, hora tras hora, mientras su reseca garganta ardía de dolor.Dejó que el agua se deslizara por su piel antes de capturarla con las manos ahuecadas y beber directamente de ellas. Se chupó los dedos. Era maravillosamente relajante la sensación de sentir el frescor en la boca y después notar cómo bajaba por la garganta, calmando su sed. Lo único que deseaba en ese momento era meterse en el fregadero y dejar que el agua se deslizara por todo su cuerpo. Dejar que...
Escuchó que alguien golpeaba suavemente la puerta y, al instante, un ruido de pasos que descendían por la escalera. Cerró el grifo y cogió el trapo seco que había junto al fregadero para secarse las manos y la cara.
Cuando volvió a la encimera para recoger los restos del melón, reconoció la voz de Lanie.
—¿Dónde está?—
Harry agitó la cabeza ante el entusiasmo de la amiga de ______________. Eso era lo que había esperado de _______________.Las dos mujeres entraron a la cocina. Harry alzó la mirada y se encontró con unos ojos marrones tan grandes como dos escudos espartanos.
—¡Jesús, María y José!— balbució Lanie.
________________ cruzó los brazos sobre el pecho, en sus ojos brillaba una mezcla de ira y diversión.
—Harry, ésta es Selena—
—¡Jesús, María y José!— repitió su amiga.
—¿Lanie?— preguntó ________________, moviendo la mano ante los ojos de su boquiabierta amiga, que ni siquiera parpadeó.
—¡Jesús, Ma...!—
—¿Vas a dejarlo ya?— la reprendió _______________.
Lanie dejó que la ropa que llevaba en las manos cayera directa al suelo y dio una vuelta completa alrededor de Harry para poder ver su cuerpo desde todos los ángulos. Sus ojos comenzaron por la cabeza y descendieron hasta los dedos de los pies.Harry apenas pudo suprimir la ira ante semejante escrutinio.
—¿Te gustaría mirarme los dientes tal vez, o prefieres que me baje los pantalones para que puedas inspeccionarme más a gusto?— le preguntó con más malicia de la que había pretendido en un principio. Después de todo, ella estaba, técnicamente, de su parte.Si cerrase la boca y dejara de mirarlo de aquel modo...Nunca había soportado ser el centro de esas desmedidas muestras de atención.Lanie alargó la mano, insegura, para tocarle el brazo.
—¡Uuuh!— se burló él, consiguiendo que Lanie diera un respingo.
_______________ soltó una carcajada.
Lanie frunció el ceño y les dedicó a ambos una furiosa mirada.
—Muy bien, ¿están intentando reírse de mí?—
—Te lo mereces— le dijo _______________ mientras cogía un trozo de melón recién cortado por Harry y se lo llevaba a la boca. —Por no mencionar que tú vas a ocuparte de él durante el día de hoy.
—¿Qué?— preguntaron Harry y Lanie al unísono.
_______________ se tragó el bocado.
—Bueno, no puedo llevarlo conmigo a la consulta, ¿no?— Lanie sonrió con malicia.
Harry bajó las escaleras, maravillado por la brillante luz del sol que entraba por las ventanas. Le resultaba divertido el hecho de que la gente diese por sentado esos pequeños detalles. Recordaba la época en la que no se fijaba en algo tan simple como una mañana soleada.Y ahora, cada una de ellas era un verdadero regalo de los dioses. Un regalo que tenía toda la intención de degustar durante el mes que tenía por delante, hasta que estuviese obligado a regresar a la oscuridad.Con el corazón agobiado, se dirigió a la cocina, hacia el armario donde ____________ guardaba la comida.
Al abrir la puerta le sorprendió la frialdad. Alargó la mano y dejó que el aire frío le acariciara la piel. Increíble. Sacó varios recipientes, pero no pudo leer las etiquetas.
—No comas nada que no puedas identificar— se recordó a sí mismo, mientras pensaba en algunas de las asquerosidades que había visto a la gente comer a lo largo de los siglos.Se inclinó hacia delante y rebuscó hasta encontrar un melón en uno de los cajones inferiores. Lo llevó a la encimera del centro de la cocina, cogió un cuchillo largo del soporte, donde ______________ tenía al menos una docena de ellos, y lo partió por la mitad.Cortó un trozo y se lo introdujo en la boca.
Cuando el delicioso jugo inundó sus papilas gustativas, gruñó de satisfacción. La dulce pulpa hizo que su estómago rugiera con una feroz exigencia. La garganta le pedía, con una sensación cercana al dolor, que le proporcionara un poco más de aquel relajante dulzor.
Era tan estupendo volver a tener comida... Tener algo con lo que apagar la sed y el hambre.Antes de poder detenerse, dejó el cuchillo a un lado y comenzó a partir el melón con las manos, llevándose los trozos a la boca tan rápido como podía. ¡Por los dioses!, estaba tan hambriento... Tenía tanta sed...No fue consciente de lo que hacía hasta que se descubrió desgarrando la cáscara. Se quedó paralizado al ver sus manos cubiertas con el jugo del melón, y los dedos curvados como las garras de cualquier animal.«∂αтє ℓα νυєℓтα, нαяяу у мíяαмє. αнσяα ѕé υη вυєη ¢нι¢σ у нαz ℓσ qυє тє σя∂єησ. тó¢αмє αqυí. ммм... ѕí, єѕσ єѕ. вυєη ¢нι¢σ, вυєη ¢нι¢σ. нázмєℓσ вιєη у тє тяαєяé ∂є ¢σмєя єη υη мσмєηтσ.»
Harry se encogió de temor ante la repentina invasión de los recuerdos de su última invocación. No era de extrañar que se comportara como un animal; lo habían tratado como tal durante tanto tiempo que apenas recordaba cómo ser un hombre. Al menos, _____________ no lo había encadenado a la cama. Todavía.Asqueado, echó un vistazo alrededor de la cocina, mientras daba gracias mentalmente por el hecho de que ______________ no hubiese presenciado su pérdida momentánea de control.Con la respiración entrecortada, cogió la mitad del melón y lo echó al recipiente donde había visto a _____________ tirar la basura la noche anterior. Después, abrió el grifo del fregadero y se lavó para desprenderse de la pegajosa pulpa. Tan pronto como el agua fresca le rozó la piel, suspiró de placer. Agua. Fría y pura. Era lo que más echaba de menos durante su confinamiento. Lo que más anhelaba, hora tras hora, mientras su reseca garganta ardía de dolor.Dejó que el agua se deslizara por su piel antes de capturarla con las manos ahuecadas y beber directamente de ellas. Se chupó los dedos. Era maravillosamente relajante la sensación de sentir el frescor en la boca y después notar cómo bajaba por la garganta, calmando su sed. Lo único que deseaba en ese momento era meterse en el fregadero y dejar que el agua se deslizara por todo su cuerpo. Dejar que...
Escuchó que alguien golpeaba suavemente la puerta y, al instante, un ruido de pasos que descendían por la escalera. Cerró el grifo y cogió el trapo seco que había junto al fregadero para secarse las manos y la cara.
Cuando volvió a la encimera para recoger los restos del melón, reconoció la voz de Lanie.
—¿Dónde está?—
Harry agitó la cabeza ante el entusiasmo de la amiga de ______________. Eso era lo que había esperado de _______________.Las dos mujeres entraron a la cocina. Harry alzó la mirada y se encontró con unos ojos marrones tan grandes como dos escudos espartanos.
—¡Jesús, María y José!— balbució Lanie.
________________ cruzó los brazos sobre el pecho, en sus ojos brillaba una mezcla de ira y diversión.
—Harry, ésta es Selena—
—¡Jesús, María y José!— repitió su amiga.
—¿Lanie?— preguntó ________________, moviendo la mano ante los ojos de su boquiabierta amiga, que ni siquiera parpadeó.
—¡Jesús, Ma...!—
—¿Vas a dejarlo ya?— la reprendió _______________.
Lanie dejó que la ropa que llevaba en las manos cayera directa al suelo y dio una vuelta completa alrededor de Harry para poder ver su cuerpo desde todos los ángulos. Sus ojos comenzaron por la cabeza y descendieron hasta los dedos de los pies.Harry apenas pudo suprimir la ira ante semejante escrutinio.
—¿Te gustaría mirarme los dientes tal vez, o prefieres que me baje los pantalones para que puedas inspeccionarme más a gusto?— le preguntó con más malicia de la que había pretendido en un principio. Después de todo, ella estaba, técnicamente, de su parte.Si cerrase la boca y dejara de mirarlo de aquel modo...Nunca había soportado ser el centro de esas desmedidas muestras de atención.Lanie alargó la mano, insegura, para tocarle el brazo.
—¡Uuuh!— se burló él, consiguiendo que Lanie diera un respingo.
_______________ soltó una carcajada.
Lanie frunció el ceño y les dedicó a ambos una furiosa mirada.
—Muy bien, ¿están intentando reírse de mí?—
—Te lo mereces— le dijo _______________ mientras cogía un trozo de melón recién cortado por Harry y se lo llevaba a la boca. —Por no mencionar que tú vas a ocuparte de él durante el día de hoy.
—¿Qué?— preguntaron Harry y Lanie al unísono.
_______________ se tragó el bocado.
—Bueno, no puedo llevarlo conmigo a la consulta, ¿no?— Lanie sonrió con malicia.
MicaStyles
Re: Un amante de ensueño (Harry Styles & tu)
Capitulo 19
—Apuesto a que Lisa y tus pacientes femeninas estarían encantadas—
—Exactamente igual que él chico que tiene cita a las ocho. No obstante, no creo que fuese muy productivo—
—¿No puedes cancelar las citas?— preguntó Lanie.
Harry estuvo de acuerdo. No le apetecía en absoluto mostrarse en un sitio público. La única parte de la maldición que encontraba remotamente tolerable era el hecho de que la mayoría de sus invocadoras lo mantenían oculto en sus estancias privadas o en los jardines.
—Sabes perfectamente por qué— contestó ______________. —No tengo un maridito abogado que me mantenga. Además, no creo que a Harry le guste quedarse solo en casa todo el día, sin nada que hacer. Estoy segura de que le encantará salir y conocer la ciudad—
—Preferiría quedarme aquí contigo— dijo él.
Porque lo que realmente le apetecía era verla retorcerse otra vez bajo su cuerpo, y sentir cómo todo su miembro se empapaba con su flujo, mientras la hacía chillar de placer.______________ quedó atrapada en su mirada, y Harry reconoció el deseo que brillaba en las profundidades grises de sus ojos. En ese instante, descubrió lo que se proponía. Se iba a trabajar para evitar quedarse a solas con él. Bien, tarde o temprano tendría que regresar a casa. Y, entonces, sería suya. Y una vez se rindiera, iba a demostrarle la resistencia y la pasión que poseía un soldado Macedonio entrenado en el ejército Espartano.
La mañana pareció transcurrir muy lentamente con la habitual ronda de citas. Por mucho que intentase concentrarse en sus pacientes y sus problemas, no lo lograba. Una y otra vez, su mente volvía a recordar una piel tostada por el sol y unos ardientes ojos verdes. Y una sonrisa... Cómo desearía que Harry no le hubiese sonreído jamás. Esa sonrisa podía muy bien ser su perdición.
—...y entonces le dije: «∂ανє, мιяα, ѕι qυιєяєѕ ρσηєятє мι яσρα, ∂є α¢υєя∂σ. ρєяσ ησ тσqυєѕ мιѕ νєѕтι∂σѕ ∂є ∂ιѕєñσ, ρσяqυє ¢υαη∂σ тє ℓσѕ ρσηєѕ, мє ∂σу ¢υєηтα ∂є qυє тє qυє∂αη мєנσя qυє α мí, у мє ∂αη gαηαѕ ∂є ∂áяѕєℓσѕ тσ∂σѕ αℓ єנéя ¢ιтσ ∂є ѕαℓνα¢ιóη.» ¿Hice bien, doctora?—
______________ alzó la vista del cuaderno donde garabateaba bocetos de hombres «contentos» con lanzas en ristre.
—¿Qué decías, Rachel?— le preguntó a la paciente, sentada en el sillón justo enfrente de ella.
La mujer era una fotógrafa elegantemente vestida.
—¿Estuvo bien lo de decirle a Dave que no se pusiera mi ropa? A ver, joder, no sienta muy bien que a tu novio le quede tu ropa mejor que a ti, ¿no?— _________________ asintió.
—Por supuesto. Es tu ropa y no tendrías por qué cerrar tu vestidor con llave—
—¿Lo ve? ¡Lo sabía!, eso fue lo que le dije. ¿Pero acaso me escuchó? No. Él puede llamarse Davida siempre que quiera, y decirme que es una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre; pero cuando aterriza, me escucha como lo hacía mi ex marido. Juraría...— ________________ miró inadvertidamente la hora... otra vez. Casi había acabado con Rachel.
—Ya sabes, Rachel— le dijo, cortándola antes de que pudiese comenzar su consabida arenga sobre los hombres y sus irritantes costumbres. —Quizás deberíamos dejar el tema para el lunes, cuando tengamos la sesión conjunta con Dave, ¿no crees?— Rachel asintió.
—Estupendo. Pero recuérdeme el lunes que le hable sobre Chico—
—¿Chico?—
—El chihuahua que vive en el apartamento de al lado. Juraría que ese perro me ha echado el ojo— _______________ frunció el ceño. No era posible que Rachel insinuase lo que ella estaba imaginado que en el fondo quería decir.
—¿El ojo?—
—Ya sabe, el ojo. Puede que parezca un chucho, pero ese perro sólo piensa en el sexo. Cada vez que paso a su lado, me mira la falda. Y no se imagina lo que hace con mis zapatillas de deporte. Ese perro es un pervertido—
—Vale— contestó _______________, interrumpiéndola de nuevo. Empezaba a sospechar que no podía hacer nada con Rachel, y su obsesión acerca de que todos los hombres del mundo se morían por poseerla. —Definitivamente, nos ocuparemos de desentrañar el enamoramiento que ese Chihuahua siente por ti—
—Gracias doctora. Es usted es la mejor— Rachel recogió su bolso del suelo y se encaminó hacia la puerta.
__________________ se frotó la frente mientras las palabras de Rachel aún resonaban en su cabeza. ¿Un chihuahua? ¡Jesús! Pobre Rachel. Tenía que haber algún modo de ayudar a esta pobre mujer. Aunque, por otro lado, era preferible tener a un chihuahua lanzando miradas lujuriosas a tu falda, que a un esclavo griego.
—Ay, Lanie— resopló. —¿Cómo consigues meterme en estos líos?— Antes de poder hilar ese pensamiento, sonó el zumbido del intercomunicador.
—¿Sí, Lisa?—
—Su cita de las once ha sido cancelada, y durante la hora de la señorita Thibideaux, su amiga Selena Laurens ha llamado seis docenas de veces; y no estoy exagerando, ni bromeando. Ha dejado una cantidad impresionante de mensajes para que la llame al móvil tan pronto como sea posible—
—Gracias, Lisa—
Cogió el teléfono y marcó el número de Lanie.
—¡Uf, gracias a Dios!— exclamó su amiga antes de que ______________ pudiese pronunciar palabra. —Mueve el culo hasta aquí y llévate a tu novio a tu casa. ¡Ahora mismo!—
—No es mi novio, es tu...—
—¡Ah!, ¿Quieres saber lo que es?— le preguntó Lanie con un tono histérico. Es un jodido imán de estrógenos, eso es lo que es. Estoy rodeada de una multitud de mujeres en este mismo momento. Petra está encantada, porque está vendiendo más cerámica de la que ha vendido en su vida. He intentado llevar a Harry de vuelta a tu casa esta mañana, pero no he podido abrir un huequecito en semejante muchedumbre. Te juro que si lo ves, pensarías que hay un famoso. Es la primera vez que soy testigo de algo así. Y ahora, ¡mueve el culo y ven a ayudarme!— Y colgó.
______________ maldijo su suerte y le pidió a Lisa, a través del intercomunicador, que cancelara todas las citas pendientes para el resto del día.
—Apuesto a que Lisa y tus pacientes femeninas estarían encantadas—
—Exactamente igual que él chico que tiene cita a las ocho. No obstante, no creo que fuese muy productivo—
—¿No puedes cancelar las citas?— preguntó Lanie.
Harry estuvo de acuerdo. No le apetecía en absoluto mostrarse en un sitio público. La única parte de la maldición que encontraba remotamente tolerable era el hecho de que la mayoría de sus invocadoras lo mantenían oculto en sus estancias privadas o en los jardines.
—Sabes perfectamente por qué— contestó ______________. —No tengo un maridito abogado que me mantenga. Además, no creo que a Harry le guste quedarse solo en casa todo el día, sin nada que hacer. Estoy segura de que le encantará salir y conocer la ciudad—
—Preferiría quedarme aquí contigo— dijo él.
Porque lo que realmente le apetecía era verla retorcerse otra vez bajo su cuerpo, y sentir cómo todo su miembro se empapaba con su flujo, mientras la hacía chillar de placer.______________ quedó atrapada en su mirada, y Harry reconoció el deseo que brillaba en las profundidades grises de sus ojos. En ese instante, descubrió lo que se proponía. Se iba a trabajar para evitar quedarse a solas con él. Bien, tarde o temprano tendría que regresar a casa. Y, entonces, sería suya. Y una vez se rindiera, iba a demostrarle la resistencia y la pasión que poseía un soldado Macedonio entrenado en el ejército Espartano.
La mañana pareció transcurrir muy lentamente con la habitual ronda de citas. Por mucho que intentase concentrarse en sus pacientes y sus problemas, no lo lograba. Una y otra vez, su mente volvía a recordar una piel tostada por el sol y unos ardientes ojos verdes. Y una sonrisa... Cómo desearía que Harry no le hubiese sonreído jamás. Esa sonrisa podía muy bien ser su perdición.
—...y entonces le dije: «∂ανє, мιяα, ѕι qυιєяєѕ ρσηєятє мι яσρα, ∂є α¢υєя∂σ. ρєяσ ησ тσqυєѕ мιѕ νєѕтι∂σѕ ∂є ∂ιѕєñσ, ρσяqυє ¢υαη∂σ тє ℓσѕ ρσηєѕ, мє ∂σу ¢υєηтα ∂є qυє тє qυє∂αη мєנσя qυє α мí, у мє ∂αη gαηαѕ ∂є ∂áяѕєℓσѕ тσ∂σѕ αℓ єנéя ¢ιтσ ∂є ѕαℓνα¢ιóη.» ¿Hice bien, doctora?—
______________ alzó la vista del cuaderno donde garabateaba bocetos de hombres «contentos» con lanzas en ristre.
—¿Qué decías, Rachel?— le preguntó a la paciente, sentada en el sillón justo enfrente de ella.
La mujer era una fotógrafa elegantemente vestida.
—¿Estuvo bien lo de decirle a Dave que no se pusiera mi ropa? A ver, joder, no sienta muy bien que a tu novio le quede tu ropa mejor que a ti, ¿no?— _________________ asintió.
—Por supuesto. Es tu ropa y no tendrías por qué cerrar tu vestidor con llave—
—¿Lo ve? ¡Lo sabía!, eso fue lo que le dije. ¿Pero acaso me escuchó? No. Él puede llamarse Davida siempre que quiera, y decirme que es una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre; pero cuando aterriza, me escucha como lo hacía mi ex marido. Juraría...— ________________ miró inadvertidamente la hora... otra vez. Casi había acabado con Rachel.
—Ya sabes, Rachel— le dijo, cortándola antes de que pudiese comenzar su consabida arenga sobre los hombres y sus irritantes costumbres. —Quizás deberíamos dejar el tema para el lunes, cuando tengamos la sesión conjunta con Dave, ¿no crees?— Rachel asintió.
—Estupendo. Pero recuérdeme el lunes que le hable sobre Chico—
—¿Chico?—
—El chihuahua que vive en el apartamento de al lado. Juraría que ese perro me ha echado el ojo— _______________ frunció el ceño. No era posible que Rachel insinuase lo que ella estaba imaginado que en el fondo quería decir.
—¿El ojo?—
—Ya sabe, el ojo. Puede que parezca un chucho, pero ese perro sólo piensa en el sexo. Cada vez que paso a su lado, me mira la falda. Y no se imagina lo que hace con mis zapatillas de deporte. Ese perro es un pervertido—
—Vale— contestó _______________, interrumpiéndola de nuevo. Empezaba a sospechar que no podía hacer nada con Rachel, y su obsesión acerca de que todos los hombres del mundo se morían por poseerla. —Definitivamente, nos ocuparemos de desentrañar el enamoramiento que ese Chihuahua siente por ti—
—Gracias doctora. Es usted es la mejor— Rachel recogió su bolso del suelo y se encaminó hacia la puerta.
__________________ se frotó la frente mientras las palabras de Rachel aún resonaban en su cabeza. ¿Un chihuahua? ¡Jesús! Pobre Rachel. Tenía que haber algún modo de ayudar a esta pobre mujer. Aunque, por otro lado, era preferible tener a un chihuahua lanzando miradas lujuriosas a tu falda, que a un esclavo griego.
—Ay, Lanie— resopló. —¿Cómo consigues meterme en estos líos?— Antes de poder hilar ese pensamiento, sonó el zumbido del intercomunicador.
—¿Sí, Lisa?—
—Su cita de las once ha sido cancelada, y durante la hora de la señorita Thibideaux, su amiga Selena Laurens ha llamado seis docenas de veces; y no estoy exagerando, ni bromeando. Ha dejado una cantidad impresionante de mensajes para que la llame al móvil tan pronto como sea posible—
—Gracias, Lisa—
Cogió el teléfono y marcó el número de Lanie.
—¡Uf, gracias a Dios!— exclamó su amiga antes de que ______________ pudiese pronunciar palabra. —Mueve el culo hasta aquí y llévate a tu novio a tu casa. ¡Ahora mismo!—
—No es mi novio, es tu...—
—¡Ah!, ¿Quieres saber lo que es?— le preguntó Lanie con un tono histérico. Es un jodido imán de estrógenos, eso es lo que es. Estoy rodeada de una multitud de mujeres en este mismo momento. Petra está encantada, porque está vendiendo más cerámica de la que ha vendido en su vida. He intentado llevar a Harry de vuelta a tu casa esta mañana, pero no he podido abrir un huequecito en semejante muchedumbre. Te juro que si lo ves, pensarías que hay un famoso. Es la primera vez que soy testigo de algo así. Y ahora, ¡mueve el culo y ven a ayudarme!— Y colgó.
______________ maldijo su suerte y le pidió a Lisa, a través del intercomunicador, que cancelara todas las citas pendientes para el resto del día.
MicaStyles
Re: Un amante de ensueño (Harry Styles & tu)
Capitulo 20
Tan pronto como llegó a la plaza, entendió lo que Lanie había querido decirle. Habría unas veinte mujeres rodeando a Harry, y docenas más boquiabiertas al pasar cerca del tenderete. Las que estaban más cerca de él, se empujaban a codazos tratando de llamar su atención. Pero lo más increíble de todo era contemplar a las tres mujeres que le pasaban los brazos por la cintura, mientras otra les hacía una foto.
—Gracias— ronroneó una de ellas, cuya edad rondaría los treinta y cinco, dirigiéndose a Harry mientras le arrebataba la cámara a la chica que acababa de hacer la instantánea.La sostuvo delante del pecho en un intento de atraer la atención de Harry, pero él no pareció interesado en lo más mínimo.
—Esto es simplemente maravilloso— continuó babeando. —No puedo esperar a llegar a casa y enseñársela a mi grupo de novela. Jamás me creerán cuando les cuente que me he encontrado con un modelo de portada de novela romántica en el Barrio Francés—
Había algo en la rigidez de Harry que le decía que no le gustaba la atención que despertaba. Pero tenía que admitir que no se comportaba de forma abiertamente maleducada.No obstante, la sonrisa no le llegaba a los ojos; y la que tenía en esos momentos no se parecía en nada a la que le había dedicado a ella la noche anterior.
—Un placer— les contestó.
Las risitas que siguieron al comentario fueron ensordecedoras.
______________ agitó la cabeza totalmente incrédula. ¡Chicas, un poco de dignidad...! Y de nuevo, observando el rostro de Harry, su cuerpo y su sonrisa, le sobrevino aquella sensación de vértigo, tan habitual desde que le viera por primera vez. ¿Cómo iba a culparlas por comportarse como adolescentes a la puerta de un concierto en un centro comercial?
De repente, Harry miró más allá de la marea de admiradoras y la vio. ______________ arqueó una ceja, indicándole que encontraba la situación bastante divertida.Al instante, la sonrisa se borró de su rostro y clavó los ojos en ella como un hambriento depredador que acaba de encontrar su próxima comida.
—Si me disculpan— dijo, abriéndose paso entre las mujeres y dirigiéndose directamente hacia _____________.
Ella tragó saliva al percibir la instantánea hostilidad de las mujeres, que fruncieron el ceño en masa, observándola. Pero fue mucho peor el repentino y crudo arrebato de deseo que la recorrió por completo, e hizo que su corazón comenzara a latir descontrolado. Con cada paso que Harry daba hacia ella, la sensación se multiplicó por diez.
—Saludos, agapimeni— dijo Harry, alzándole la mano para depositar un beso sobre los nudillos.
Una ardiente descarga eléctrica recorrió su espalda y, antes de que pudiese moverse, él la arrastró hacia sus brazos y le dio un tórrido beso que le desgarró el alma. Cerró los ojos de forma instintiva y saboreó la calidez de su boca y de su aliento; la sensación de sus brazos rodeándola con fuerza contra su pecho, duro como una roca. La cabeza comenzó a darle vueltas. ¡Uf, ciertamente este hombre sabía cómo dar un beso! Harry tenía una forma de mover los labios que desafiaba cualquier posible explicación. Y su cuerpo... ______________ nunca había sentido nada parecido a esos músculos esbeltos y duros flexionándose a su alrededor.
Una de las « α∂мιяα∂σяαѕ » susurró un apenas audible ¡Lagarta!, que rompió el hechizo.
—Harry, por favor— murmuró. —La gente nos mira—
—¿Y a ti te importa?—
—¡Pues claro!— Harry separó sus labios de los de ______________ con un gruñido, y volvió a dejarla sobre el suelo.
Sólo entonces, fue consciente de que la había estado sosteniendo, aparentemente sin mucho esfuerzo.Con las mejillas al rojo, _______________ captó las miradas envidiosas de las mujeres mientras se dispersaban.Harry se apartó y dio un paso hacia atrás; su rostro mostraba a las claras lo poco dispuesto que estaba a mantenerse alejado.
—Por fin— dijo Lanie con un suspiro. —De nuevo puedo oír— dijo agitando la cabeza. —Si hubiese sabido que iba a funcionar, yo misma lo habría besado— _________________ le dedicó una sonrisilla satisfecha.
—Bueno, tú eres la culpable—
—¿Cómo dices?— le preguntó Lanie.
________________ señaló la ropa de Harry con un gesto de la mano.
—Mira cómo va vestido. No puedes mostrar en público a un dios griego con unos pantalones cortos y una camiseta de tirantes dos tallas más pequeña de la que necesita. ¡Jesús, Lanie!, ¿En qué estabas pensando?—
—En que estamos a 38º con una humedad del ciento diez por ciento. No quería que muriese por un golpe de calor—
—Señoras, por favor— dijo Harry, interponiéndose entre ellas. —Hace demasiado calor como para estar discutiendo en plena calle sobre algo tan trivial como mi ropa— dijo, deslizando una hambrienta mirada sobre ______________, y sonriendo de una forma que derretiría a cualquier mujer —Y no soy un dios griego, sólo un semidiós menor—
______________ no entendió lo que Harry decía, ya que el sonido de su voz la tenía cautivada. ¿Cómo lo conseguía?, ¿Cómo hacía que su voz sonara con ese tono tan erótico? ¿Sería su timbre profundo? No, era algo más. Pero no acaba de entender qué podía ser. Honestamente, lo único que quería era encontrar una cama y dejar que hiciese con ella todo lo que se le antojase; y sentir su apetitosa piel bajo las manos.Observó a Lanie y vio que ésta se lo comía con los ojos, mientras le miraba las piernas desnudas y el trasero.
—Tú también lo sientes, ¿verdad?— le preguntó.
Lanie alzó la mirada, parpadeando.
—¿El qué?—
—A él. Es como si fuese el Flautista de Hamelin y nosotras fuésemos las ratas, seducidas por su música— _______________ se dio la vuelta y observó el modo en que las mujeres lo miraban; algunas incluso estiraban el cuello para verle mejor. —¿Qué hay en él que nos hace olvidar nuestra voluntad?— preguntó.
Harry arqueó una ceja con un gesto arrogante.
—¿Yo te atraigo en contra de tu voluntad?—
—Sinceramente sí. No me gusta sentirme de este modo—
—¿Y cómo te sientes?— le preguntó él.
—Sexualmente atractiva— le contestó antes de poder contener la lengua.
—¿Cómo si fueras una diosa?— le volvió a preguntar él con voz ronca.
—Sí— respondió, mientras Harry se acercaba a ella.
Tan pronto como llegó a la plaza, entendió lo que Lanie había querido decirle. Habría unas veinte mujeres rodeando a Harry, y docenas más boquiabiertas al pasar cerca del tenderete. Las que estaban más cerca de él, se empujaban a codazos tratando de llamar su atención. Pero lo más increíble de todo era contemplar a las tres mujeres que le pasaban los brazos por la cintura, mientras otra les hacía una foto.
—Gracias— ronroneó una de ellas, cuya edad rondaría los treinta y cinco, dirigiéndose a Harry mientras le arrebataba la cámara a la chica que acababa de hacer la instantánea.La sostuvo delante del pecho en un intento de atraer la atención de Harry, pero él no pareció interesado en lo más mínimo.
—Esto es simplemente maravilloso— continuó babeando. —No puedo esperar a llegar a casa y enseñársela a mi grupo de novela. Jamás me creerán cuando les cuente que me he encontrado con un modelo de portada de novela romántica en el Barrio Francés—
Había algo en la rigidez de Harry que le decía que no le gustaba la atención que despertaba. Pero tenía que admitir que no se comportaba de forma abiertamente maleducada.No obstante, la sonrisa no le llegaba a los ojos; y la que tenía en esos momentos no se parecía en nada a la que le había dedicado a ella la noche anterior.
—Un placer— les contestó.
Las risitas que siguieron al comentario fueron ensordecedoras.
______________ agitó la cabeza totalmente incrédula. ¡Chicas, un poco de dignidad...! Y de nuevo, observando el rostro de Harry, su cuerpo y su sonrisa, le sobrevino aquella sensación de vértigo, tan habitual desde que le viera por primera vez. ¿Cómo iba a culparlas por comportarse como adolescentes a la puerta de un concierto en un centro comercial?
De repente, Harry miró más allá de la marea de admiradoras y la vio. ______________ arqueó una ceja, indicándole que encontraba la situación bastante divertida.Al instante, la sonrisa se borró de su rostro y clavó los ojos en ella como un hambriento depredador que acaba de encontrar su próxima comida.
—Si me disculpan— dijo, abriéndose paso entre las mujeres y dirigiéndose directamente hacia _____________.
Ella tragó saliva al percibir la instantánea hostilidad de las mujeres, que fruncieron el ceño en masa, observándola. Pero fue mucho peor el repentino y crudo arrebato de deseo que la recorrió por completo, e hizo que su corazón comenzara a latir descontrolado. Con cada paso que Harry daba hacia ella, la sensación se multiplicó por diez.
—Saludos, agapimeni— dijo Harry, alzándole la mano para depositar un beso sobre los nudillos.
Una ardiente descarga eléctrica recorrió su espalda y, antes de que pudiese moverse, él la arrastró hacia sus brazos y le dio un tórrido beso que le desgarró el alma. Cerró los ojos de forma instintiva y saboreó la calidez de su boca y de su aliento; la sensación de sus brazos rodeándola con fuerza contra su pecho, duro como una roca. La cabeza comenzó a darle vueltas. ¡Uf, ciertamente este hombre sabía cómo dar un beso! Harry tenía una forma de mover los labios que desafiaba cualquier posible explicación. Y su cuerpo... ______________ nunca había sentido nada parecido a esos músculos esbeltos y duros flexionándose a su alrededor.
Una de las « α∂мιяα∂σяαѕ » susurró un apenas audible ¡Lagarta!, que rompió el hechizo.
—Harry, por favor— murmuró. —La gente nos mira—
—¿Y a ti te importa?—
—¡Pues claro!— Harry separó sus labios de los de ______________ con un gruñido, y volvió a dejarla sobre el suelo.
Sólo entonces, fue consciente de que la había estado sosteniendo, aparentemente sin mucho esfuerzo.Con las mejillas al rojo, _______________ captó las miradas envidiosas de las mujeres mientras se dispersaban.Harry se apartó y dio un paso hacia atrás; su rostro mostraba a las claras lo poco dispuesto que estaba a mantenerse alejado.
—Por fin— dijo Lanie con un suspiro. —De nuevo puedo oír— dijo agitando la cabeza. —Si hubiese sabido que iba a funcionar, yo misma lo habría besado— _________________ le dedicó una sonrisilla satisfecha.
—Bueno, tú eres la culpable—
—¿Cómo dices?— le preguntó Lanie.
________________ señaló la ropa de Harry con un gesto de la mano.
—Mira cómo va vestido. No puedes mostrar en público a un dios griego con unos pantalones cortos y una camiseta de tirantes dos tallas más pequeña de la que necesita. ¡Jesús, Lanie!, ¿En qué estabas pensando?—
—En que estamos a 38º con una humedad del ciento diez por ciento. No quería que muriese por un golpe de calor—
—Señoras, por favor— dijo Harry, interponiéndose entre ellas. —Hace demasiado calor como para estar discutiendo en plena calle sobre algo tan trivial como mi ropa— dijo, deslizando una hambrienta mirada sobre ______________, y sonriendo de una forma que derretiría a cualquier mujer —Y no soy un dios griego, sólo un semidiós menor—
______________ no entendió lo que Harry decía, ya que el sonido de su voz la tenía cautivada. ¿Cómo lo conseguía?, ¿Cómo hacía que su voz sonara con ese tono tan erótico? ¿Sería su timbre profundo? No, era algo más. Pero no acaba de entender qué podía ser. Honestamente, lo único que quería era encontrar una cama y dejar que hiciese con ella todo lo que se le antojase; y sentir su apetitosa piel bajo las manos.Observó a Lanie y vio que ésta se lo comía con los ojos, mientras le miraba las piernas desnudas y el trasero.
—Tú también lo sientes, ¿verdad?— le preguntó.
Lanie alzó la mirada, parpadeando.
—¿El qué?—
—A él. Es como si fuese el Flautista de Hamelin y nosotras fuésemos las ratas, seducidas por su música— _______________ se dio la vuelta y observó el modo en que las mujeres lo miraban; algunas incluso estiraban el cuello para verle mejor. —¿Qué hay en él que nos hace olvidar nuestra voluntad?— preguntó.
Harry arqueó una ceja con un gesto arrogante.
—¿Yo te atraigo en contra de tu voluntad?—
—Sinceramente sí. No me gusta sentirme de este modo—
—¿Y cómo te sientes?— le preguntó él.
—Sexualmente atractiva— le contestó antes de poder contener la lengua.
—¿Cómo si fueras una diosa?— le volvió a preguntar él con voz ronca.
—Sí— respondió, mientras Harry se acercaba a ella.
MicaStyles
Re: Un amante de ensueño (Harry Styles & tu)
Capitulo 21
No la tocó, pero tampoco es que hiciese falta. Su mera presencia conseguía abrumarla y embriagarla tan sólo con que clavase su mirada en sus labios o en su cuello. Podía jurar que realmente sentía el calor de sus labios sobre la garganta. Y Harry ni siquiera se había movido.
—Yo puedo decirte qué es— ronroneó él.
—La maldición, ¿no es cierto?—
Harry negó con la cabeza mientras alzaba una mano para pasarle muy lentamente el dedo por el pómulo. ________________ cerró los ojos con fuerza al sentir una feroz oleada de deseo. Si no lo miraba, quizás fuese capaz de mantenerse firme y no capturar ese dedo con los dientes.
Harry se inclinó un poco más y frotó la mejilla contra la de ella.
—Es el hecho de que puedo percibirte a un nivel que los hombres de tu misma edad no aprecian—
—Es el hecho de que tienes el traserus más firme que he visto en mi vida— dijo Petra, interrumpiéndolos. —Por no mencionar que cualquiera se muere al escuchar tu voz. Me gustaría que alguna de ustedes dos me dijera dónde puedo hacerme con uno de éstos— ________________ rompió a reír a carcajadas ante el inesperado comentario de Petra.
—Míralo— dijo la chica, señalando a Harry con el lápiz. Tenía la mano manchada de pintura gris, al igual que la mejilla derecha. —¿Cuándo fue la última vez que viste a un hombre tan bien formado, con unos músculos tan tonificados que puedes ver cómo la sangre corre por sus venas? Tu novio es... a ver... está bueno. Está buenísimo— y después añadió con una expresión muy seria —Está como un camión— Petra giró un poco su cuaderno de bocetos para que _______________ pudiese ver su interpretación de Harry. —¿Te das cuenta del modo en que la luz resalta el tono dorado de su piel? Da la sensación de que el sol lo besara— _________________ frunció el ceño. Petra tenía razón.
Harry se inclinó hacia ella, con los ojos repletos de pasión.
—Vuelve a casa conmigo, ______________— le susurró al oído. —Ahora. Déjame que te abrace, que te desnude y que te enseñe cómo quieren los dioses que un hombre ame a una mujer. Te juro que lo recordarás durante el resto de tu vida— _____________ cerró los ojos mareada con el aroma del sándalo.
El aliento de Harry le acariciaba el cuello y su rostro estaba tan cerca que podía sentir los incipientes pelos de su barba rozándole la mejilla. Todo su cuerpo quería rendirse ante él. *Sí, por favor, sí*. Miró los definidos y duros músculos de los hombros y el hueco de la garganta. ¡Ay, cómo desearía pasar la lengua por esa piel dorada, y comprobar que el resto de su cuerpo era tan sabroso como su boca! Harry sería espléndido en la cama. No había duda. Pero ella no significaba nada para él. Nada en absoluto.
—No puedo— balbuceó, dando un paso atrás.
Con la decepción reflejada en los ojos, Harry apartó la mirada y adoptó una actitud brusca y resuelta.
—Podrás— le aseguró.
Interiormente, sabía que Harry tenía razón. ¿Cuánto tiempo sería capaz una mujer de resistirse a un hombre como él? Alejando esos pensamientos de la mente, miró al otro lado de la calle, a Jackson Brewery.
—Necesitamos comprarte algo que te siente bien—
—No he podido hacer otra cosa; le saca una cabeza a Bill, y es dos veces más ancho de hombros— dijo Lanie. —La estupenda idea de que lo trajera conmigo fue tuya— _______________ la miró con los ojos entornados.
—De acuerdo. Estaremos en Brewery, por si nos necesitas—
—Muy bien, pero tengan cuidado—
—¿Que tengamos cuidado?— preguntó ______________.
Lanie señaló a Harry con el dedo índice.
—Si hay una estampida de mujeres, hazme caso y apártate de su camino. Desde que se fue el último grupo de «α∂мιяα∂σяαѕ » no siento el pie derecho—
______________ cruzó la calle entre carcajadas. Sabía que Harry iría tras ella; de hecho, sentía su presencia justo a su espalda. Era algo innegable: ese hombre tenía una forma horrorosa de invadir sus pensamientos y sus sentidos. Ninguno de los dos dijo una palabra mientras atravesaban la atestada galería comercial, y entraban en la primera tienda que vieron.
_______________ echó un vistazo hasta encontrar la sección de ropa masculina. Cuando la localizó, se dirigió hacia allí.
—¿Qué estilo de ropa te gusta más?— le preguntó a Harry, mientras se detenía junto al expositor de los vaqueros.
—Para lo que tengo en mente, el nudismo nos vendría bien—
_______________ puso los ojos en blanco.
—Estás intentando fastidiarme, ¿verdad?—
—Tal vez. Debo admitir que me gustas mucho cuando te sonrojas— Y se acercó a ella.
_______________ se apartó y dejó que el mostrador de los vaqueros se interpusiera entre ellos.
—Creo que necesitarás por lo menos tres pares de pantalones mientras estés aquí— Él suspiró y miró atentamente los vaqueros.
—¿Para qué molestarte si me iré dentro de unas semanas?— ______________ lo miró furiosa...
—¡Jesús, Harry!— le espetó, indignada. —Te comportas como si nadie se hubiese preocupado de vestirte en tus anteriores invocaciones—
—No lo hicieron— ____________ se quedó paralizada ante el desapasionado tono de su voz.
—¿Me estás diciendo que durante los últimos dos mil años nadie se ha preocupado de que te pongas algo de ropa encima?—
—Sólo en dos ocasiones— le contestó con la misma inflexión monótona. —Una vez, durante una ventisca en Inglaterra, en la época de la Regencia, una de mis invocadoras me cubrió con un camisón rosa de volantes, antes de sacarme al balcón para que su marido no me encontrara en la cama. La segunda vez fue demasiado bochornosa para contártela—
—No tiene gracia. Y no entiendo cómo una mujer puede tener a un hombre al lado durante un mes y no preocuparse de que se vista—
—Mírame, _______________— le dijo, extendiendo los brazos para que contemplara su esbelto y delicioso cuerpo. —Soy un esclavo sexual. Nadie había pensado jamás en ponerme ropa para cumplir con mis obligaciones, antes de que tú llegaras—
La apasionada mirada de Harry la mantenía en un estado de trance, pero el dolor que él intentaba ocultar en las profundidades verdes de sus ojos la golpeó con fuerza. Y el golpe le llegó al alma.
—Te aseguro— prosiguió él en voz baja —que una vez me tenían dentro, hacían cualquier cosa por mantenerme allí; en la Edad Media, una de las invocadoras atrancó la puerta y dijo a todo el mundo que tenía la peste—
________________ desvió la mirada mientras le escuchaba. Lo que contaba era increíble, pero podía decir –por la expresión de su rostro- que no estaba exagerando ni un ápice. No era capaz de imaginarse las degradaciones que habría sufrido a lo largo de los siglos. ¡Santo Dios!, la gente trataba a los animales mejor de lo que le habían tratado a él.
—¿Te invocaban y ninguna de ellas conversaba contigo, ni te daba ropa?—
—La fantasía de todo hombre, ¿no es cierto? Tener a un millón de mujeres dispuestas a arrojarse a tus brazos, sin compromisos ni promesas. Sin buscar otra cosa que tu cuerpo y las pocas semanas de placer que puedes proporcionarles— el tono ligero no consiguió ocultar la amargura que le invadía.
No la tocó, pero tampoco es que hiciese falta. Su mera presencia conseguía abrumarla y embriagarla tan sólo con que clavase su mirada en sus labios o en su cuello. Podía jurar que realmente sentía el calor de sus labios sobre la garganta. Y Harry ni siquiera se había movido.
—Yo puedo decirte qué es— ronroneó él.
—La maldición, ¿no es cierto?—
Harry negó con la cabeza mientras alzaba una mano para pasarle muy lentamente el dedo por el pómulo. ________________ cerró los ojos con fuerza al sentir una feroz oleada de deseo. Si no lo miraba, quizás fuese capaz de mantenerse firme y no capturar ese dedo con los dientes.
Harry se inclinó un poco más y frotó la mejilla contra la de ella.
—Es el hecho de que puedo percibirte a un nivel que los hombres de tu misma edad no aprecian—
—Es el hecho de que tienes el traserus más firme que he visto en mi vida— dijo Petra, interrumpiéndolos. —Por no mencionar que cualquiera se muere al escuchar tu voz. Me gustaría que alguna de ustedes dos me dijera dónde puedo hacerme con uno de éstos— ________________ rompió a reír a carcajadas ante el inesperado comentario de Petra.
—Míralo— dijo la chica, señalando a Harry con el lápiz. Tenía la mano manchada de pintura gris, al igual que la mejilla derecha. —¿Cuándo fue la última vez que viste a un hombre tan bien formado, con unos músculos tan tonificados que puedes ver cómo la sangre corre por sus venas? Tu novio es... a ver... está bueno. Está buenísimo— y después añadió con una expresión muy seria —Está como un camión— Petra giró un poco su cuaderno de bocetos para que _______________ pudiese ver su interpretación de Harry. —¿Te das cuenta del modo en que la luz resalta el tono dorado de su piel? Da la sensación de que el sol lo besara— _________________ frunció el ceño. Petra tenía razón.
Harry se inclinó hacia ella, con los ojos repletos de pasión.
—Vuelve a casa conmigo, ______________— le susurró al oído. —Ahora. Déjame que te abrace, que te desnude y que te enseñe cómo quieren los dioses que un hombre ame a una mujer. Te juro que lo recordarás durante el resto de tu vida— _____________ cerró los ojos mareada con el aroma del sándalo.
El aliento de Harry le acariciaba el cuello y su rostro estaba tan cerca que podía sentir los incipientes pelos de su barba rozándole la mejilla. Todo su cuerpo quería rendirse ante él. *Sí, por favor, sí*. Miró los definidos y duros músculos de los hombros y el hueco de la garganta. ¡Ay, cómo desearía pasar la lengua por esa piel dorada, y comprobar que el resto de su cuerpo era tan sabroso como su boca! Harry sería espléndido en la cama. No había duda. Pero ella no significaba nada para él. Nada en absoluto.
—No puedo— balbuceó, dando un paso atrás.
Con la decepción reflejada en los ojos, Harry apartó la mirada y adoptó una actitud brusca y resuelta.
—Podrás— le aseguró.
Interiormente, sabía que Harry tenía razón. ¿Cuánto tiempo sería capaz una mujer de resistirse a un hombre como él? Alejando esos pensamientos de la mente, miró al otro lado de la calle, a Jackson Brewery.
—Necesitamos comprarte algo que te siente bien—
—No he podido hacer otra cosa; le saca una cabeza a Bill, y es dos veces más ancho de hombros— dijo Lanie. —La estupenda idea de que lo trajera conmigo fue tuya— _______________ la miró con los ojos entornados.
—De acuerdo. Estaremos en Brewery, por si nos necesitas—
—Muy bien, pero tengan cuidado—
—¿Que tengamos cuidado?— preguntó ______________.
Lanie señaló a Harry con el dedo índice.
—Si hay una estampida de mujeres, hazme caso y apártate de su camino. Desde que se fue el último grupo de «α∂мιяα∂σяαѕ » no siento el pie derecho—
______________ cruzó la calle entre carcajadas. Sabía que Harry iría tras ella; de hecho, sentía su presencia justo a su espalda. Era algo innegable: ese hombre tenía una forma horrorosa de invadir sus pensamientos y sus sentidos. Ninguno de los dos dijo una palabra mientras atravesaban la atestada galería comercial, y entraban en la primera tienda que vieron.
_______________ echó un vistazo hasta encontrar la sección de ropa masculina. Cuando la localizó, se dirigió hacia allí.
—¿Qué estilo de ropa te gusta más?— le preguntó a Harry, mientras se detenía junto al expositor de los vaqueros.
—Para lo que tengo en mente, el nudismo nos vendría bien—
_______________ puso los ojos en blanco.
—Estás intentando fastidiarme, ¿verdad?—
—Tal vez. Debo admitir que me gustas mucho cuando te sonrojas— Y se acercó a ella.
_______________ se apartó y dejó que el mostrador de los vaqueros se interpusiera entre ellos.
—Creo que necesitarás por lo menos tres pares de pantalones mientras estés aquí— Él suspiró y miró atentamente los vaqueros.
—¿Para qué molestarte si me iré dentro de unas semanas?— ______________ lo miró furiosa...
—¡Jesús, Harry!— le espetó, indignada. —Te comportas como si nadie se hubiese preocupado de vestirte en tus anteriores invocaciones—
—No lo hicieron— ____________ se quedó paralizada ante el desapasionado tono de su voz.
—¿Me estás diciendo que durante los últimos dos mil años nadie se ha preocupado de que te pongas algo de ropa encima?—
—Sólo en dos ocasiones— le contestó con la misma inflexión monótona. —Una vez, durante una ventisca en Inglaterra, en la época de la Regencia, una de mis invocadoras me cubrió con un camisón rosa de volantes, antes de sacarme al balcón para que su marido no me encontrara en la cama. La segunda vez fue demasiado bochornosa para contártela—
—No tiene gracia. Y no entiendo cómo una mujer puede tener a un hombre al lado durante un mes y no preocuparse de que se vista—
—Mírame, _______________— le dijo, extendiendo los brazos para que contemplara su esbelto y delicioso cuerpo. —Soy un esclavo sexual. Nadie había pensado jamás en ponerme ropa para cumplir con mis obligaciones, antes de que tú llegaras—
La apasionada mirada de Harry la mantenía en un estado de trance, pero el dolor que él intentaba ocultar en las profundidades verdes de sus ojos la golpeó con fuerza. Y el golpe le llegó al alma.
—Te aseguro— prosiguió él en voz baja —que una vez me tenían dentro, hacían cualquier cosa por mantenerme allí; en la Edad Media, una de las invocadoras atrancó la puerta y dijo a todo el mundo que tenía la peste—
________________ desvió la mirada mientras le escuchaba. Lo que contaba era increíble, pero podía decir –por la expresión de su rostro- que no estaba exagerando ni un ápice. No era capaz de imaginarse las degradaciones que habría sufrido a lo largo de los siglos. ¡Santo Dios!, la gente trataba a los animales mejor de lo que le habían tratado a él.
—¿Te invocaban y ninguna de ellas conversaba contigo, ni te daba ropa?—
—La fantasía de todo hombre, ¿no es cierto? Tener a un millón de mujeres dispuestas a arrojarse a tus brazos, sin compromisos ni promesas. Sin buscar otra cosa que tu cuerpo y las pocas semanas de placer que puedes proporcionarles— el tono ligero no consiguió ocultar la amargura que le invadía.
MicaStyles
Re: Un amante de ensueño (Harry Styles & tu)
Capitulo 22
Puede que ésa fuese la fantasía de cualquier hombre, pero estaba claro que no era la de Harry. Pero aún peor que la claustrofobia, fue enfrentarse a la imagen de su rostro. Hacía siglos que no contemplaba su reflejo. El hombre que tenía delante se parecía tanto a su padre que le entraron deseos de hacer pedazos el cristal. Tenían los mismos rasgos angulosos y la misma mirada desdeñosa. Lo único que no compartían era la profunda e irregular cicatriz que atravesaba la mejilla izquierda de su progenitor. Por primera vez en incontables siglos, Harry contempló la desagradable imagen de las tres trenzas que le identificaban como general, y que le caían sobre el hombro. Alzó una temblorosa mano y las tocó mientras hacía algo que no había hecho en mucho tiempo: recordar el día que se ganó el derecho a llevarlas.
Durante la batalla de Tebas, el general que les comandaba cayó abatido y las tropas macedonias comenzaron a replegarse aterrorizadas. Él agarró la espada del general, reagrupó a sus hombres y les condujo a la victoria, aplastando a los romanos. El día posterior a la lucha, la Reina de Macedonia en persona le trenzó el cabello y le regaló las tres cuentas de cristal que las sujetaban en los extremos.
Harry encerró las pequeñas bolitas en un puño. Esas trenzas habían pertenecido al que una vez fuera un orgulloso y heroico general macedonio, cuyo ejército fue tan poderoso que obligó a los romanos a dispersarse aterrorizados. El recuerdo lo atormentaba. Bajó la mirada hacia el anillo que llevaba en la mano derecha. Un anillo que había estado allí que ya no era consciente de que existía; hacía mucho que había olvidado su significado. Pero las trenzas... No había pensado en ellas desde hacía muchos, muchos siglos. Tocándolas en ese momento, recordaba al hombre que una vez fue. Recordaba los rostros de sus familiares. A la gente que se apresuraba a servirle. A aquéllos que le temían y le respetaban. Recordaba una época en la que él mismo gobernaba su destino, y el mundo conocido se extendía ante él para ser conquistado.
Y ahora no era más que... Con un nudo en la garganta, cerró los ojos y se quitó las cuentas del extremo de las trenzas, antes de comenzar a deshacerlas. Mientras sus dedos se esforzaban en deshacer la primera de ellas, miró los pantalones que había dejado caer al suelo. ¿Por qué estaba haciendo ______________ eso por él? ¿Por qué se empeñaba en tratarlo como a un ser humano? Estaba tan acostumbrado a ser tratado como a un objeto, que la amabilidad de esta mujer le resultaba insoportable. El trato impersonal y frío que había mantenido con el resto de sus invocadoras le había ayudado a tolerar la maldición, a no recordar quién y qué fue tiempo atrás. A no recordar lo que había perdido. Le permitía concentrarse tan solo en el aquí y el ahora, en los placeres efímeros que tenía por delante. Pero los seres humanos no vivían de ese modo. Tenían familias, amigos, un futuro y muchos sueños. Esperanzas. Cosas que hacía siglos que él había dejado atrás. Cosas que jamás volvería a conocer.
—¡Maldito seas, Príapo!— resopló mientras tironeaba de la última trenza. —¡Y maldito sea yo también!—
_______________ lo miró asombrada, de la cabeza a los pies y de nuevo hacia arriba, cuando por fin Harry salió del probador vestido con unos vaqueros que parecían haber sido diseñados específicamente para él.
La ceñida camiseta de tirantes que Lanie le había prestado, le llegaba justo a la estrecha y musculosa cintura. Los pantalones le caían sobre las caderas, dejando a la vista una porción de su duro estómago, dividido en dos por la línea de vello oscuro que comenzaba bajo el ombligo y desaparecía bajo el vaquero._____________ tuvo el fuerte impulso de acercarse a él y deslizar la mano por aquel sugerente sendero para investigar hasta dónde llevaba. Recordaba demasiado bien la imagen de Harry desnudo delante de ella. Con los dientes apretados y tratando de normalizar la respiración, tuvo que admitir que los vaqueros le sentaban de maravilla. Estaba mucho mejor que con los pantalones cortos -si es que eso era posible-.Petra estaba en lo cierto: tenía el mejor culo que un vaquero hubiese tapado jamás, y en lo único que podía pensar era en pasar la mano por ese trasero y darle un buen apretón. La vendedora, y la clienta a la que ésta atendía, dejaron de hablar y miraron a Harryboquiabiertas.
—¿Me quedan bien?— le preguntó a _____________.
—¡Uf!, sí corazón— le contestó ________________ sin aliento, antes de pensar en lo que iba a decir.
Harry le sonrió, pero la sonrisa no le iluminó los ojos.
_______________ dio una vuelta completa a su alrededor y se fijó en la talla. *¡Ay, sí!, ¡un culo precioso!* Distraída por su bien formada espalda, pasó inadvertidamente los dedos sobre su piel mientras cogía la etiqueta. Sintió como Harry se tensaba.
—Ya sabes— dijo él, mirándola por encima del hombro. —que disfrutaríamos muchísimo más si ambos estuviésemos desnudos. Y en tu cama.— _______________ escuchó cómo la vendedora y la otra mujer jadeaban sorprendidas.
Con el rostro abochornado, se enderezó y lo miró furiosa.
—Tenemos que hablar con urgencia sobre los comentarios adecuados en un lugar público—
—Si me llevaras a casa, no tendrías que preocuparte por eso— El tipo era realmente implacable.
Moviendo la cabeza con incredulidad, ______________ cogió dos pares más de vaqueros, unas cuantas camisas, un cinturón, unas gafas de sol, calcetines, zapatos y varios bóxers enormes y horrorosos. Ningún hombre estaría atractivo con aquellos calzoncillos, decidió. Y lo último que pretendía era que Harry resultase aún más apetecible.
Salieron de la zona de los probadores con Harry vestido de arriba abajo con la ropa nueva: un polo, unos vaqueros y unas zapatillas de deporte.
—Ahora pareces casi humano— bromeó _______________, mientras dejaban atrás el departamento de ropa masculina. Harry le dedicó una mirada fría y letal.
—Sólo por fuera— le contestó con voz tan baja que_______________ no estuvo segura de haber escuchado bien.
—¿Qué has dicho?— le preguntó.
—Que sólo soy humano exteriormente— -dijo él hablando más alto.
______________ captó la angustia en su mirada. Su corazón comenzó a latir con más fuerza.
—Harry— dijo con claras intenciones de reprenderle. —eres humano— Él apretó los labios y le contestó con una mirada sombría y precavida.
—¿En serio? ¿Un humano puede vivir dos mil años? ¿Se le permite a un humano caminar por el mundo unas cuantas semanas cada cientos de años?—
Miró a su alrededor, fijándose en las mujeres que lo miraban a hurtadillas por entre la ropa. Mujeres que se detenían por completo, paralizadas, en cuanto lo veían por el rabillo del ojo.Hizo un amplio gesto con la mano, señalando el espectáculo que se desarrollaba a su alrededor.
—¿Has visto que hagan eso con alguien más?— el rostro de Harry adoptó una expresión dura y peligrosa, mientras la atravesaba con la mirada. —No, ______________, jamás he sido humano— Con el urgente deseo de reconfortarlo, ella llevó la mano hasta su mejilla.
—Eres humano, Harry— La duda que vio en sus ojos le partió el corazón.
Sin saber muy bien qué hacer ni qué decir para que se sintiera mejor, dejó pasar el tema y se encaminó hacia la salida. Estaba casi saliendo cuando se dio cuenta de que Harry no iba tras ella. Se giró y lo localizó de inmediato. Se había distraído en el departamento de lencería femenina; estaba de pie junto a un expositor de minúsculas negligés negras. Comenzó a ruborizarse de nuevo; juraría que podía escuchar los lascivos pensamientos que pasaban en esos momentos por la mente masculina. Sería mejor que fuese rápidamente a buscarlo, antes de que cualquiera de las mujeres se ofreciera como modelo. Se acercó apresuradamente y se aclaró la garganta.
—¿Nos vamos?—
Él la miró muy despacio, de arriba abajo y _______________ supo por sus ojos que estaba conjurando su imagen con aquella prenda de gasa.
—Estarías deslumbrante con esto— Ella lo miró con escepticismo.
Aquella cosa era tan diáfana que se transparentaría por entero. Al contrario de lo que ocurría con él, el suyo no era un cuerpo que consiguiera hacer volver la cabeza de nadie -a menos que el susodicho estuviese muy desesperado-. O hubiese estado encarcelado un par de décadas.
—No sé si deslumbraría a alguien, pero seguro que yo acababa congelada—
—No tardarías mucho en entrar en calor—
_________________ contuvo la respiración al escuchar sus palabras; las creyó a pies juntillas.
—Eres muy malo—
—No, en la cama no—-dijo bajando la cabeza hacia la suya. —Realmente en la cama soy muy...
Puede que ésa fuese la fantasía de cualquier hombre, pero estaba claro que no era la de Harry. Pero aún peor que la claustrofobia, fue enfrentarse a la imagen de su rostro. Hacía siglos que no contemplaba su reflejo. El hombre que tenía delante se parecía tanto a su padre que le entraron deseos de hacer pedazos el cristal. Tenían los mismos rasgos angulosos y la misma mirada desdeñosa. Lo único que no compartían era la profunda e irregular cicatriz que atravesaba la mejilla izquierda de su progenitor. Por primera vez en incontables siglos, Harry contempló la desagradable imagen de las tres trenzas que le identificaban como general, y que le caían sobre el hombro. Alzó una temblorosa mano y las tocó mientras hacía algo que no había hecho en mucho tiempo: recordar el día que se ganó el derecho a llevarlas.
Durante la batalla de Tebas, el general que les comandaba cayó abatido y las tropas macedonias comenzaron a replegarse aterrorizadas. Él agarró la espada del general, reagrupó a sus hombres y les condujo a la victoria, aplastando a los romanos. El día posterior a la lucha, la Reina de Macedonia en persona le trenzó el cabello y le regaló las tres cuentas de cristal que las sujetaban en los extremos.
Harry encerró las pequeñas bolitas en un puño. Esas trenzas habían pertenecido al que una vez fuera un orgulloso y heroico general macedonio, cuyo ejército fue tan poderoso que obligó a los romanos a dispersarse aterrorizados. El recuerdo lo atormentaba. Bajó la mirada hacia el anillo que llevaba en la mano derecha. Un anillo que había estado allí que ya no era consciente de que existía; hacía mucho que había olvidado su significado. Pero las trenzas... No había pensado en ellas desde hacía muchos, muchos siglos. Tocándolas en ese momento, recordaba al hombre que una vez fue. Recordaba los rostros de sus familiares. A la gente que se apresuraba a servirle. A aquéllos que le temían y le respetaban. Recordaba una época en la que él mismo gobernaba su destino, y el mundo conocido se extendía ante él para ser conquistado.
Y ahora no era más que... Con un nudo en la garganta, cerró los ojos y se quitó las cuentas del extremo de las trenzas, antes de comenzar a deshacerlas. Mientras sus dedos se esforzaban en deshacer la primera de ellas, miró los pantalones que había dejado caer al suelo. ¿Por qué estaba haciendo ______________ eso por él? ¿Por qué se empeñaba en tratarlo como a un ser humano? Estaba tan acostumbrado a ser tratado como a un objeto, que la amabilidad de esta mujer le resultaba insoportable. El trato impersonal y frío que había mantenido con el resto de sus invocadoras le había ayudado a tolerar la maldición, a no recordar quién y qué fue tiempo atrás. A no recordar lo que había perdido. Le permitía concentrarse tan solo en el aquí y el ahora, en los placeres efímeros que tenía por delante. Pero los seres humanos no vivían de ese modo. Tenían familias, amigos, un futuro y muchos sueños. Esperanzas. Cosas que hacía siglos que él había dejado atrás. Cosas que jamás volvería a conocer.
—¡Maldito seas, Príapo!— resopló mientras tironeaba de la última trenza. —¡Y maldito sea yo también!—
_______________ lo miró asombrada, de la cabeza a los pies y de nuevo hacia arriba, cuando por fin Harry salió del probador vestido con unos vaqueros que parecían haber sido diseñados específicamente para él.
La ceñida camiseta de tirantes que Lanie le había prestado, le llegaba justo a la estrecha y musculosa cintura. Los pantalones le caían sobre las caderas, dejando a la vista una porción de su duro estómago, dividido en dos por la línea de vello oscuro que comenzaba bajo el ombligo y desaparecía bajo el vaquero._____________ tuvo el fuerte impulso de acercarse a él y deslizar la mano por aquel sugerente sendero para investigar hasta dónde llevaba. Recordaba demasiado bien la imagen de Harry desnudo delante de ella. Con los dientes apretados y tratando de normalizar la respiración, tuvo que admitir que los vaqueros le sentaban de maravilla. Estaba mucho mejor que con los pantalones cortos -si es que eso era posible-.Petra estaba en lo cierto: tenía el mejor culo que un vaquero hubiese tapado jamás, y en lo único que podía pensar era en pasar la mano por ese trasero y darle un buen apretón. La vendedora, y la clienta a la que ésta atendía, dejaron de hablar y miraron a Harryboquiabiertas.
—¿Me quedan bien?— le preguntó a _____________.
—¡Uf!, sí corazón— le contestó ________________ sin aliento, antes de pensar en lo que iba a decir.
Harry le sonrió, pero la sonrisa no le iluminó los ojos.
_______________ dio una vuelta completa a su alrededor y se fijó en la talla. *¡Ay, sí!, ¡un culo precioso!* Distraída por su bien formada espalda, pasó inadvertidamente los dedos sobre su piel mientras cogía la etiqueta. Sintió como Harry se tensaba.
—Ya sabes— dijo él, mirándola por encima del hombro. —que disfrutaríamos muchísimo más si ambos estuviésemos desnudos. Y en tu cama.— _______________ escuchó cómo la vendedora y la otra mujer jadeaban sorprendidas.
Con el rostro abochornado, se enderezó y lo miró furiosa.
—Tenemos que hablar con urgencia sobre los comentarios adecuados en un lugar público—
—Si me llevaras a casa, no tendrías que preocuparte por eso— El tipo era realmente implacable.
Moviendo la cabeza con incredulidad, ______________ cogió dos pares más de vaqueros, unas cuantas camisas, un cinturón, unas gafas de sol, calcetines, zapatos y varios bóxers enormes y horrorosos. Ningún hombre estaría atractivo con aquellos calzoncillos, decidió. Y lo último que pretendía era que Harry resultase aún más apetecible.
Salieron de la zona de los probadores con Harry vestido de arriba abajo con la ropa nueva: un polo, unos vaqueros y unas zapatillas de deporte.
—Ahora pareces casi humano— bromeó _______________, mientras dejaban atrás el departamento de ropa masculina. Harry le dedicó una mirada fría y letal.
—Sólo por fuera— le contestó con voz tan baja que_______________ no estuvo segura de haber escuchado bien.
—¿Qué has dicho?— le preguntó.
—Que sólo soy humano exteriormente— -dijo él hablando más alto.
______________ captó la angustia en su mirada. Su corazón comenzó a latir con más fuerza.
—Harry— dijo con claras intenciones de reprenderle. —eres humano— Él apretó los labios y le contestó con una mirada sombría y precavida.
—¿En serio? ¿Un humano puede vivir dos mil años? ¿Se le permite a un humano caminar por el mundo unas cuantas semanas cada cientos de años?—
Miró a su alrededor, fijándose en las mujeres que lo miraban a hurtadillas por entre la ropa. Mujeres que se detenían por completo, paralizadas, en cuanto lo veían por el rabillo del ojo.Hizo un amplio gesto con la mano, señalando el espectáculo que se desarrollaba a su alrededor.
—¿Has visto que hagan eso con alguien más?— el rostro de Harry adoptó una expresión dura y peligrosa, mientras la atravesaba con la mirada. —No, ______________, jamás he sido humano— Con el urgente deseo de reconfortarlo, ella llevó la mano hasta su mejilla.
—Eres humano, Harry— La duda que vio en sus ojos le partió el corazón.
Sin saber muy bien qué hacer ni qué decir para que se sintiera mejor, dejó pasar el tema y se encaminó hacia la salida. Estaba casi saliendo cuando se dio cuenta de que Harry no iba tras ella. Se giró y lo localizó de inmediato. Se había distraído en el departamento de lencería femenina; estaba de pie junto a un expositor de minúsculas negligés negras. Comenzó a ruborizarse de nuevo; juraría que podía escuchar los lascivos pensamientos que pasaban en esos momentos por la mente masculina. Sería mejor que fuese rápidamente a buscarlo, antes de que cualquiera de las mujeres se ofreciera como modelo. Se acercó apresuradamente y se aclaró la garganta.
—¿Nos vamos?—
Él la miró muy despacio, de arriba abajo y _______________ supo por sus ojos que estaba conjurando su imagen con aquella prenda de gasa.
—Estarías deslumbrante con esto— Ella lo miró con escepticismo.
Aquella cosa era tan diáfana que se transparentaría por entero. Al contrario de lo que ocurría con él, el suyo no era un cuerpo que consiguiera hacer volver la cabeza de nadie -a menos que el susodicho estuviese muy desesperado-. O hubiese estado encarcelado un par de décadas.
—No sé si deslumbraría a alguien, pero seguro que yo acababa congelada—
—No tardarías mucho en entrar en calor—
_________________ contuvo la respiración al escuchar sus palabras; las creyó a pies juntillas.
—Eres muy malo—
—No, en la cama no—-dijo bajando la cabeza hacia la suya. —Realmente en la cama soy muy...
MicaStyles
Re: Un amante de ensueño (Harry Styles & tu)
Capitulo 23
—¡Aquí están!— _____________ retrocedió de un salto al escuchar la voz de Lanie.
Harry le dijo algo en una lengua extraña que no logró entender.
—Vaya, vaya— dijo con tono acusador. —______________ no entiende el griego clásico. Se dedicó a dormir durante todo el semestre— Lanie la miró y chasqueó la lengua. —¿Lo ves? Te dije que algún día te serviría para algo—
—¡Sí, claro!— dijo a carcajadas. —Como si en aquella época yo me pudiera haber imaginado que ibas a convocar a un esclavo sexual gri...— la voz de ______________ se extinguió al caer en la cuenta de que Harry estaba presente. Avergonzada, se mordió el labio.
—No pasa nada, _______________— la tranquilizó en voz baja.
Pero ella sabía que ese comentario lo había molestado. Era lógico.
—Sé lo que soy _______________; la verdad no me ofende. En realidad, estoy más ofendido por el hecho de que me llames griego. Fui entrenado en Esparta y luché con el ejército Macedonio. Para mí era un hábito evitar todo contacto posible con los griegos antes de ser maldecido— ________________ arqueó una ceja ante sus palabras, o mejor dicho ante lo que no había dicho. No hacía ninguna referencia a su infancia.
—¿Dónde naciste?—
Comenzó a latirle un músculo en la mandíbula, y sus ojos se oscurecieron de forma siniestra. Cualquiera que hubiese sido el lugar de su nacimiento, no parecía agradarle demasiado.
—Muy bien, soy medio griego; pero no estoy orgulloso de esa parte de mi herencia. Bien; un tema espinoso. De ahora en adelante, borraría la palabra « gяιєgσ » de su vocabulario—
—Volviendo al asunto del negligé negro— dijo Lanie —debo decir que allí hay una roja que creo que le quedaría mucho mejor—
—¡Selena!— le gritó ____________.
Su amiga la ignoró y condujo a Harry al estante donde estaba colgada la lencería de color rojo. Lanie cogió un picardías de color rojo brillante abierto por la parte delantera, y sujeto por un pequeño cordoncillo que se anudaba justo bajo el pecho. Los tirantes eran minúsculos. Unas braguitas y un liguero de encaje del mismo tono completaban el conjunto.
—¿Qué estás pensando?— le preguntó ______________ mientras Lanie sostenía la prenda frente a Harry.
Él la miró de forma especulativa.Si continuaban con ese jueguecito, acabaría muerta de vergüenza.
—¿Quieren dejar ya eso?— les preguntó. —No pienso ponérmelo—
—De todas formas voy a comprarlo— dijo su amiga con voz resuelta. —Estoy prácticamente segura de que Harry es capaz de convencerte para que te lo pongas— Él la miró divertido.
—Preferiría convencerla para que se lo quitara— ______________ se cubrió la cara con las manos y gimió.
—Acabará animándose— le contestó Lanie con un gesto conspirador.
—No lo haré— le dijo ______________, aún oculta tras las manos.
—Sí lo harás— dijo Harry dejando zanjado el tema, mientras Lanie pagaba la negligé roja.
Usó un tono tan arrogante y confiado, que ______________ imaginó que no estaba acostumbrado a que le desafiaran.
—¿Te has equivocado alguna vez?— le preguntó.
La diversión desapareció de su rostro, y de nuevo ocultó sus sentimientos tras una especie de velo. Esa mirada escondía algo, estaba segura. Algo muy doloroso, teniendo en cuenta la repentina tensión de su cuerpo.
No volvió a pronunciar una sola palabra hasta que Lanie regresó y le dio la bolsa.
—Vaya— comentó. —se me ocurre que podrían poner unas velas, una música tranquila y...—
—Selena— la interrumpió ____________. —te agradezco mucho lo que intentas hacer, pero en lugar de hablar de mí, ¿podemos ocuparnos de Harry?— Lanie lo miró de reojo.
—Claro, ¿le pasa algo?—
—¿Sabes cómo sacarlo del libro? De forma permanente, quiero decir—
—Ni idea— contestó y se dirigió a Harry. —¿Tú sabes algo al respecto?—
—No he dejado de repetírselo: es imposible— Lanie asintió con la cabeza.
—Es muy testaruda. Nunca presta atención a lo que se le dice, a menos que sea lo que ella quiere oír—
—Testaruda o no— añadió ____________ dirigiéndose a Harry. —No puedo imaginar una sola razón por la cual querrías permanecer encerrado en un libro— Harry apartó la mirada.
—____________, no lo agobies—
—Eso es lo que intento, librarlo del agobio de su confinamiento—
—De acuerdo— dijo Lanie, cediendo finalmente. —Muy bien, ¿qué horrible pecado cometiste para acabar metido en un libro?—
—Hubris—
—¡Ooooh!— exclamó Lanie con tono fúnebre. —Eso no es nada bueno. ____________, puede que tenga razón. Solían hacer cosas como despedazar a la gente por eso. Deberías haber prestado atención durante las clases de cultura clásica. Los dioses griegos son realmente despiadados en lo referente a los castigos— ____________ entrecerró los ojos para mirarlos.
—Me niego a creer que no exista ningún modo de liberarlo. ¿No podemos destruir el libro, o convocar a uno de tus espíritus, o hacer algo para ayudarlo?—
—¡Vaya!, ¿Ahora crees en mi magia vudú?—
—No mucho, la verdad. Pero te las arreglaste para traerlo hasta aquí. ¿Es que no puedes pensar en algo que sirva de ayuda?— Lanie se mordisqueó el pulgar en un gesto pensativo.
—Harry, ¿Qué dios estaba a tu favor?— Él inspiró hondo, como si estuviese realmente cansado de sus preguntas.
—En realidad, ninguno de ellos me apreciaba mucho. Como era un soldado, normalmente dedicaba sacrificios a Atenea, pero tenía más contacto con Eros— Lanie le dedicó una sonrisa traviesa.
—El dios del amor y el deseo; lo comprendo perfectamente—
—No es por lo que crees— le contestó él agriamente.
Lanie lo ignoró.
—¿Has intentado alguna vez recurrir a Eros?—
—No nos hablamos— ____________ puso los ojos en blanco ante el despreocupado sarcasmo de Harry.
—¿Por qué no intentas convocarlo?— le sugirió Lanie.
____________ le lanzó una furiosa mirada.
—Selena, ¿Podrías hacer el esfuerzo de ser un poco más seria? Sé que me he burlado de tus creencias durante todos estos años, pero ahora estamos hablando de la vida de Harry—
—Estoy hablando totalmente en serio— le contestó con énfasis. —Lo mejor para Harry sería invocar a Eros y pedirle ayuda—
*¿Qué demonios?* pensó ____________. La noche anterior, no creía que pudieran invocar a Harry. Quizás Lanie tuviese razón.
—¿Lo intentarás?— le preguntó ____________.
Harry suspiró resignado, pero daba la impresión de que estaba más que dispuesto a zarandearlas a las dos. Con aspecto ofendido, echó la cabeza hacia atrás y mirando al techo dijo:
—Cupido, bastardo inútil, invoco tu presencia— ____________ alzó las manos.
—¡Joder!, no entiendo cómo no se aparece después de llamarlo de ese modo— Selena se rió.
—Muy bien— dijo ____________. —De todas formas no me creo nada de este abracadabra. Vamos a dejar las bolsas en mi coche y a buscar un sitio donde comer; allí podremos pensar algo más productivo que invocar al tal «¢υρι∂σ, вαѕтαя∂σ ιηúтιℓ ». ¿Están de acuerdo?—
—Por mí bien— contestó Lanie.
____________ le dio la bolsa con la ropa de su marido.
—Aquí están las cosas de Bill—
Lanie miró en el interior y frunció el ceño.
—¿Dónde está la camiseta de tirantes?—
—Luego te la doy— Lanie se rió de nuevo.
Harry caminaba tras ellas, escuchando sus bromas mientras salían de la tienda. Afortunadamente, ____________ había encontrado aparcamiento justo en el estacionamiento del centro comercial. Harry las observó dejar las bolsas en el coche. Si lo pensaba un poco, tenía que admitir que le gustaba el hecho de que ____________ estuviese tan interesada en ayudarlo. Nadie lo había estado antes.
Había recorrido el camino de su existencia en solitario, apoyándose en su inteligencia y en su fuerza. Incluso antes de ser maldecido estaba cansado de todo. Cansado de la soledad, de no contar con nadie en este mundo y, lo más importante, de no tener a nadie que se preocupara por él.
—¡Aquí están!— _____________ retrocedió de un salto al escuchar la voz de Lanie.
Harry le dijo algo en una lengua extraña que no logró entender.
—Vaya, vaya— dijo con tono acusador. —______________ no entiende el griego clásico. Se dedicó a dormir durante todo el semestre— Lanie la miró y chasqueó la lengua. —¿Lo ves? Te dije que algún día te serviría para algo—
—¡Sí, claro!— dijo a carcajadas. —Como si en aquella época yo me pudiera haber imaginado que ibas a convocar a un esclavo sexual gri...— la voz de ______________ se extinguió al caer en la cuenta de que Harry estaba presente. Avergonzada, se mordió el labio.
—No pasa nada, _______________— la tranquilizó en voz baja.
Pero ella sabía que ese comentario lo había molestado. Era lógico.
—Sé lo que soy _______________; la verdad no me ofende. En realidad, estoy más ofendido por el hecho de que me llames griego. Fui entrenado en Esparta y luché con el ejército Macedonio. Para mí era un hábito evitar todo contacto posible con los griegos antes de ser maldecido— ________________ arqueó una ceja ante sus palabras, o mejor dicho ante lo que no había dicho. No hacía ninguna referencia a su infancia.
—¿Dónde naciste?—
Comenzó a latirle un músculo en la mandíbula, y sus ojos se oscurecieron de forma siniestra. Cualquiera que hubiese sido el lugar de su nacimiento, no parecía agradarle demasiado.
—Muy bien, soy medio griego; pero no estoy orgulloso de esa parte de mi herencia. Bien; un tema espinoso. De ahora en adelante, borraría la palabra « gяιєgσ » de su vocabulario—
—Volviendo al asunto del negligé negro— dijo Lanie —debo decir que allí hay una roja que creo que le quedaría mucho mejor—
—¡Selena!— le gritó ____________.
Su amiga la ignoró y condujo a Harry al estante donde estaba colgada la lencería de color rojo. Lanie cogió un picardías de color rojo brillante abierto por la parte delantera, y sujeto por un pequeño cordoncillo que se anudaba justo bajo el pecho. Los tirantes eran minúsculos. Unas braguitas y un liguero de encaje del mismo tono completaban el conjunto.
—¿Qué estás pensando?— le preguntó ______________ mientras Lanie sostenía la prenda frente a Harry.
Él la miró de forma especulativa.Si continuaban con ese jueguecito, acabaría muerta de vergüenza.
—¿Quieren dejar ya eso?— les preguntó. —No pienso ponérmelo—
—De todas formas voy a comprarlo— dijo su amiga con voz resuelta. —Estoy prácticamente segura de que Harry es capaz de convencerte para que te lo pongas— Él la miró divertido.
—Preferiría convencerla para que se lo quitara— ______________ se cubrió la cara con las manos y gimió.
—Acabará animándose— le contestó Lanie con un gesto conspirador.
—No lo haré— le dijo ______________, aún oculta tras las manos.
—Sí lo harás— dijo Harry dejando zanjado el tema, mientras Lanie pagaba la negligé roja.
Usó un tono tan arrogante y confiado, que ______________ imaginó que no estaba acostumbrado a que le desafiaran.
—¿Te has equivocado alguna vez?— le preguntó.
La diversión desapareció de su rostro, y de nuevo ocultó sus sentimientos tras una especie de velo. Esa mirada escondía algo, estaba segura. Algo muy doloroso, teniendo en cuenta la repentina tensión de su cuerpo.
No volvió a pronunciar una sola palabra hasta que Lanie regresó y le dio la bolsa.
—Vaya— comentó. —se me ocurre que podrían poner unas velas, una música tranquila y...—
—Selena— la interrumpió ____________. —te agradezco mucho lo que intentas hacer, pero en lugar de hablar de mí, ¿podemos ocuparnos de Harry?— Lanie lo miró de reojo.
—Claro, ¿le pasa algo?—
—¿Sabes cómo sacarlo del libro? De forma permanente, quiero decir—
—Ni idea— contestó y se dirigió a Harry. —¿Tú sabes algo al respecto?—
—No he dejado de repetírselo: es imposible— Lanie asintió con la cabeza.
—Es muy testaruda. Nunca presta atención a lo que se le dice, a menos que sea lo que ella quiere oír—
—Testaruda o no— añadió ____________ dirigiéndose a Harry. —No puedo imaginar una sola razón por la cual querrías permanecer encerrado en un libro— Harry apartó la mirada.
—____________, no lo agobies—
—Eso es lo que intento, librarlo del agobio de su confinamiento—
—De acuerdo— dijo Lanie, cediendo finalmente. —Muy bien, ¿qué horrible pecado cometiste para acabar metido en un libro?—
—Hubris—
—¡Ooooh!— exclamó Lanie con tono fúnebre. —Eso no es nada bueno. ____________, puede que tenga razón. Solían hacer cosas como despedazar a la gente por eso. Deberías haber prestado atención durante las clases de cultura clásica. Los dioses griegos son realmente despiadados en lo referente a los castigos— ____________ entrecerró los ojos para mirarlos.
—Me niego a creer que no exista ningún modo de liberarlo. ¿No podemos destruir el libro, o convocar a uno de tus espíritus, o hacer algo para ayudarlo?—
—¡Vaya!, ¿Ahora crees en mi magia vudú?—
—No mucho, la verdad. Pero te las arreglaste para traerlo hasta aquí. ¿Es que no puedes pensar en algo que sirva de ayuda?— Lanie se mordisqueó el pulgar en un gesto pensativo.
—Harry, ¿Qué dios estaba a tu favor?— Él inspiró hondo, como si estuviese realmente cansado de sus preguntas.
—En realidad, ninguno de ellos me apreciaba mucho. Como era un soldado, normalmente dedicaba sacrificios a Atenea, pero tenía más contacto con Eros— Lanie le dedicó una sonrisa traviesa.
—El dios del amor y el deseo; lo comprendo perfectamente—
—No es por lo que crees— le contestó él agriamente.
Lanie lo ignoró.
—¿Has intentado alguna vez recurrir a Eros?—
—No nos hablamos— ____________ puso los ojos en blanco ante el despreocupado sarcasmo de Harry.
—¿Por qué no intentas convocarlo?— le sugirió Lanie.
____________ le lanzó una furiosa mirada.
—Selena, ¿Podrías hacer el esfuerzo de ser un poco más seria? Sé que me he burlado de tus creencias durante todos estos años, pero ahora estamos hablando de la vida de Harry—
—Estoy hablando totalmente en serio— le contestó con énfasis. —Lo mejor para Harry sería invocar a Eros y pedirle ayuda—
*¿Qué demonios?* pensó ____________. La noche anterior, no creía que pudieran invocar a Harry. Quizás Lanie tuviese razón.
—¿Lo intentarás?— le preguntó ____________.
Harry suspiró resignado, pero daba la impresión de que estaba más que dispuesto a zarandearlas a las dos. Con aspecto ofendido, echó la cabeza hacia atrás y mirando al techo dijo:
—Cupido, bastardo inútil, invoco tu presencia— ____________ alzó las manos.
—¡Joder!, no entiendo cómo no se aparece después de llamarlo de ese modo— Selena se rió.
—Muy bien— dijo ____________. —De todas formas no me creo nada de este abracadabra. Vamos a dejar las bolsas en mi coche y a buscar un sitio donde comer; allí podremos pensar algo más productivo que invocar al tal «¢υρι∂σ, вαѕтαя∂σ ιηúтιℓ ». ¿Están de acuerdo?—
—Por mí bien— contestó Lanie.
____________ le dio la bolsa con la ropa de su marido.
—Aquí están las cosas de Bill—
Lanie miró en el interior y frunció el ceño.
—¿Dónde está la camiseta de tirantes?—
—Luego te la doy— Lanie se rió de nuevo.
Harry caminaba tras ellas, escuchando sus bromas mientras salían de la tienda. Afortunadamente, ____________ había encontrado aparcamiento justo en el estacionamiento del centro comercial. Harry las observó dejar las bolsas en el coche. Si lo pensaba un poco, tenía que admitir que le gustaba el hecho de que ____________ estuviese tan interesada en ayudarlo. Nadie lo había estado antes.
Había recorrido el camino de su existencia en solitario, apoyándose en su inteligencia y en su fuerza. Incluso antes de ser maldecido estaba cansado de todo. Cansado de la soledad, de no contar con nadie en este mundo y, lo más importante, de no tener a nadie que se preocupara por él.
MicaStyles
Re: Un amante de ensueño (Harry Styles & tu)
Capitulo 24
Era una pena que no hubiese conocido a ____________ antes de la maldición. Ella habría sido un bálsamo para su inquietud. Pero de todos modos, las mujeres de su época no se parecían a las actuales; esas mujeres lo trataban como a una leyenda a la que temer o aplacar, pero ___________ lo miraba como a un igual.
¿Qué tenía ____________ que la hacía parecer única? ¿Qué había en ella que le permitía llegar a lo más hondo de su alma, cuando su propia familia le había dado la espalda? No estaba muy seguro. Pero era una mujer muy especial. Un corazón puro en un mundo plagado de egoísmo. Nunca había creído posible encontrar a alguien como ella.
Incómodo ante el rumbo que estaban tomando sus pensamientos, echó un vistazo a la multitud. Nadie parecía molesto con el opresivo calor reinante en aquella extraña ciudad. Captó la discusión que una pareja mantenía justo enfrente de donde ellos se encontraban; la mujer estaba enfadada porque su marido se había olvidado algo. Con ellos había un niño, de unos tres o cuatro años, que caminaba entre ambos. Harry les sonrió. No podía recordar la última vez que había visto a una familia inmersa en sus quehaceres. La imagen despertó una parte de él que apenas si recordaba tener. Su corazón. Se preguntó si esas personas sabrían el regalo que suponía tenerse los unos a los otros.
Mientras la pareja continuaba con la discusión, el niño se detuvo. Algo al otro lado de la calle había captado su atención. Harry contuvo el aliento al darse cuenta de lo que el niño estaba a punto de hacer.
__________ cerró en ese momento el maletero del coche. Por el rabillo del ojo, vio una mancha azul que cruzaba la calle a toda carrera. Le llevó un segundo darse cuenta de que se trataba de Harry, atravesando como una exhalación el aparcamiento. Frunció el ceño, extrañada, y entonces vio al pequeñín que se internaba en la calle atestada de coches.
—¡Oh, Dios mío!— jadeó cuando escuchó que los vehículos comenzaban a frenar en seco.
—¡Steven!— gritó una mujer.
Con un movimiento propio de una película, Harry saltó el muro que separaba el aparcamiento de la calle, cogió al niño al vuelo y protegiéndolo sobre su pecho, se abalanzó sobre la luna del coche que acababa de frenar, dio un salto lateral y acabó en el otro lado. Aterrizaron a salvo en el otro carril, un segundo antes de que otro coche colisionara con el primero y se abalanzara directamente sobre ellos.
Horrorizada, __________ observó cómo Harry se subía de un salto a la capota de un viejo Chevy, se deslizaba por el parabrisas y se dejaba caer al suelo, rodando unos cuantos metros hasta detenerse por fin y quedarse inmóvil, tendido de costado.
El caos invadió la calle, que se llenó de gritos y chillidos, mientras la multitud rodeaba el escenario del accidente.
___________ no podía dejar de temblar. Aterrorizada, cruzó la muchedumbre, intentando llegar al lugar donde había caído Harry.
—Por favor, que esté bien; por favor, que esté bien— murmuraba una y otra vez, suplicando que hubiesen sobrevivido al golpe.
Cuando logró atravesar la marea humana y llegó al lugar donde había caído, vio que Harry no había soltado al niño. Aún lo tenía firmemente sujeto, a salvo entre sus brazos.
Incapaz de creer lo que veía, se detuvo con el corazón desbocado. ¿Estaban vivos?
—No he visto nada igual en mi vida— -comentó un hombre tras ella.
Todos los congregados eran de la misma opinión.
Cuando vio que Harry comenzaba a moverse, se acercó muy despacio y muy asustada.
—¿Estás bien?— escuchó que le preguntaba al niño.
El pequeño contestó con un lastimero aullido.
Ignorando el ensordecedor grito, Harry se puso en pie, lentamente, con el niño en brazos. ¿Cómo se las había arreglado para mantener cogido al pequeño? Se tambaleó un poco y volvió a recuperar el equilibrio sin soltar al niño.
___________ lo ayudó a mantenerse en pie sujetándole por la espalda.
—No deberías haberte levantado— le dijo cuando vio la sangre que le empapaba el brazo izquierdo. Él no pareció prestarle atención.
Tenía una extraña y lúgubre mirada.
—¡Shh! Ya te tengo— murmuró. —Ahora estás a salvo— Esta actitud la dejó asombrada.
Aparentemente, no era la primera vez que consolaba a un niño. Pero, ¿cuándo habría estado un soldado griego cerca de un niño? A menos que hubiera sido padre.
La mente de ___________ giraba a velocidades de vértigo, sopesando las posibilidades, mientras Harry dejaba a la llorosa criatura en brazos de su madre, que sollozaba aún más fuerte que el niño.
¡Señor!, ¿era posible que Harry hubiese tenido hijos? Y si era cierto, ¿Dónde estaban esos niños? ¿Qué les habría sucedido?
—Steven— gimoteó la mujer mientras abrazaba al niño. —¿Cuántas veces tengo que decirte que no te alejes de mi lado?—
—¿Está bien?— preguntaron al unísono el padre del niño y el conductor, dirigiéndose a Harry.
Haciendo una mueca, se pasó la mano por el brazo izquierdo para comprobar los daños sufridos.
—Sí, no es nada— contestó, pero ___________ percibió la rigidez de su pierna izquierda, donde le había golpeado el coche.
—Necesitas que te vea un médico— le dijo, mientras Lanie se acercaba.
—Estoy bien, de verdad— le contestó con una débil sonrisa, y entonces bajó la voz para que sólo ella pudiese escucharle. —Pero he de confesar que los carros hacían menos daño que los coches cuando te chocabas con ellos— A ____________ le horrorizó su inoportuno sentido del humor.
—¿Cómo puedes bromear con esto?, creía que habías muerto— Él se encogió de hombros.
Mientras el hombre le daba profusamente las gracias por haber salvado a su hijo, ___________ echó un vistazo a su brazo; la sangre manaba justo por encima del codo, pero se evaporaba al instante, como si se tratara de un efecto especial propio de una película.
De pronto, Harry apoyó todo su peso sobre la pierna herida, y la tensión que se reflejaba en su rostro desapareció.
____________ intercambió una atónita mirada con Lanie, que también se había percatado de lo que acababa de suceder. ¿Qué demonios había hecho Harry? ¿Era humano, o no?
—No puedo agradecérselo lo suficiente— insistía el hombre. —Creía que los dos habían muerto—
—Me alegro de haberlo visto a tiempo— susurró Harry.
Extendió la mano hacia el niño. Estaba a punto de acariciar los castaños rizos del pequeño cuando se detuvo. _____________ observó las emociones que cruzaban por su rostro antes de que él recuperara su actitud estoica y retirara la mano. Sin decir una palabra, volvió al aparcamiento.
—¿Harry?— lo llamó, apresurándose para darle alcance. —¿De verdad estás bien?—
—No te preocupes por mí, ___________. Mis huesos no se rompen, y rara vez sangro -en esta ocasión, la amargura de su voz era indiscutible-. Es un regalo de la maldición. Las Parcas prohibieron mi muerte para que no pudiera escapar a mi castigo— ___________ se encogió al ver la angustia que reflejaban sus ojos.
Pero no sólo estaba interesada en el hecho de que hubiese sobrevivido al accidente, también quería preguntarle sobre el niño, sobre su modo de mirarlo como si hubiese estado reviviendo una horrible pesadilla. Pero las palabras se le atragantaron.
Era una pena que no hubiese conocido a ____________ antes de la maldición. Ella habría sido un bálsamo para su inquietud. Pero de todos modos, las mujeres de su época no se parecían a las actuales; esas mujeres lo trataban como a una leyenda a la que temer o aplacar, pero ___________ lo miraba como a un igual.
¿Qué tenía ____________ que la hacía parecer única? ¿Qué había en ella que le permitía llegar a lo más hondo de su alma, cuando su propia familia le había dado la espalda? No estaba muy seguro. Pero era una mujer muy especial. Un corazón puro en un mundo plagado de egoísmo. Nunca había creído posible encontrar a alguien como ella.
Incómodo ante el rumbo que estaban tomando sus pensamientos, echó un vistazo a la multitud. Nadie parecía molesto con el opresivo calor reinante en aquella extraña ciudad. Captó la discusión que una pareja mantenía justo enfrente de donde ellos se encontraban; la mujer estaba enfadada porque su marido se había olvidado algo. Con ellos había un niño, de unos tres o cuatro años, que caminaba entre ambos. Harry les sonrió. No podía recordar la última vez que había visto a una familia inmersa en sus quehaceres. La imagen despertó una parte de él que apenas si recordaba tener. Su corazón. Se preguntó si esas personas sabrían el regalo que suponía tenerse los unos a los otros.
Mientras la pareja continuaba con la discusión, el niño se detuvo. Algo al otro lado de la calle había captado su atención. Harry contuvo el aliento al darse cuenta de lo que el niño estaba a punto de hacer.
__________ cerró en ese momento el maletero del coche. Por el rabillo del ojo, vio una mancha azul que cruzaba la calle a toda carrera. Le llevó un segundo darse cuenta de que se trataba de Harry, atravesando como una exhalación el aparcamiento. Frunció el ceño, extrañada, y entonces vio al pequeñín que se internaba en la calle atestada de coches.
—¡Oh, Dios mío!— jadeó cuando escuchó que los vehículos comenzaban a frenar en seco.
—¡Steven!— gritó una mujer.
Con un movimiento propio de una película, Harry saltó el muro que separaba el aparcamiento de la calle, cogió al niño al vuelo y protegiéndolo sobre su pecho, se abalanzó sobre la luna del coche que acababa de frenar, dio un salto lateral y acabó en el otro lado. Aterrizaron a salvo en el otro carril, un segundo antes de que otro coche colisionara con el primero y se abalanzara directamente sobre ellos.
Horrorizada, __________ observó cómo Harry se subía de un salto a la capota de un viejo Chevy, se deslizaba por el parabrisas y se dejaba caer al suelo, rodando unos cuantos metros hasta detenerse por fin y quedarse inmóvil, tendido de costado.
El caos invadió la calle, que se llenó de gritos y chillidos, mientras la multitud rodeaba el escenario del accidente.
___________ no podía dejar de temblar. Aterrorizada, cruzó la muchedumbre, intentando llegar al lugar donde había caído Harry.
—Por favor, que esté bien; por favor, que esté bien— murmuraba una y otra vez, suplicando que hubiesen sobrevivido al golpe.
Cuando logró atravesar la marea humana y llegó al lugar donde había caído, vio que Harry no había soltado al niño. Aún lo tenía firmemente sujeto, a salvo entre sus brazos.
Incapaz de creer lo que veía, se detuvo con el corazón desbocado. ¿Estaban vivos?
—No he visto nada igual en mi vida— -comentó un hombre tras ella.
Todos los congregados eran de la misma opinión.
Cuando vio que Harry comenzaba a moverse, se acercó muy despacio y muy asustada.
—¿Estás bien?— escuchó que le preguntaba al niño.
El pequeño contestó con un lastimero aullido.
Ignorando el ensordecedor grito, Harry se puso en pie, lentamente, con el niño en brazos. ¿Cómo se las había arreglado para mantener cogido al pequeño? Se tambaleó un poco y volvió a recuperar el equilibrio sin soltar al niño.
___________ lo ayudó a mantenerse en pie sujetándole por la espalda.
—No deberías haberte levantado— le dijo cuando vio la sangre que le empapaba el brazo izquierdo. Él no pareció prestarle atención.
Tenía una extraña y lúgubre mirada.
—¡Shh! Ya te tengo— murmuró. —Ahora estás a salvo— Esta actitud la dejó asombrada.
Aparentemente, no era la primera vez que consolaba a un niño. Pero, ¿cuándo habría estado un soldado griego cerca de un niño? A menos que hubiera sido padre.
La mente de ___________ giraba a velocidades de vértigo, sopesando las posibilidades, mientras Harry dejaba a la llorosa criatura en brazos de su madre, que sollozaba aún más fuerte que el niño.
¡Señor!, ¿era posible que Harry hubiese tenido hijos? Y si era cierto, ¿Dónde estaban esos niños? ¿Qué les habría sucedido?
—Steven— gimoteó la mujer mientras abrazaba al niño. —¿Cuántas veces tengo que decirte que no te alejes de mi lado?—
—¿Está bien?— preguntaron al unísono el padre del niño y el conductor, dirigiéndose a Harry.
Haciendo una mueca, se pasó la mano por el brazo izquierdo para comprobar los daños sufridos.
—Sí, no es nada— contestó, pero ___________ percibió la rigidez de su pierna izquierda, donde le había golpeado el coche.
—Necesitas que te vea un médico— le dijo, mientras Lanie se acercaba.
—Estoy bien, de verdad— le contestó con una débil sonrisa, y entonces bajó la voz para que sólo ella pudiese escucharle. —Pero he de confesar que los carros hacían menos daño que los coches cuando te chocabas con ellos— A ____________ le horrorizó su inoportuno sentido del humor.
—¿Cómo puedes bromear con esto?, creía que habías muerto— Él se encogió de hombros.
Mientras el hombre le daba profusamente las gracias por haber salvado a su hijo, ___________ echó un vistazo a su brazo; la sangre manaba justo por encima del codo, pero se evaporaba al instante, como si se tratara de un efecto especial propio de una película.
De pronto, Harry apoyó todo su peso sobre la pierna herida, y la tensión que se reflejaba en su rostro desapareció.
____________ intercambió una atónita mirada con Lanie, que también se había percatado de lo que acababa de suceder. ¿Qué demonios había hecho Harry? ¿Era humano, o no?
—No puedo agradecérselo lo suficiente— insistía el hombre. —Creía que los dos habían muerto—
—Me alegro de haberlo visto a tiempo— susurró Harry.
Extendió la mano hacia el niño. Estaba a punto de acariciar los castaños rizos del pequeño cuando se detuvo. _____________ observó las emociones que cruzaban por su rostro antes de que él recuperara su actitud estoica y retirara la mano. Sin decir una palabra, volvió al aparcamiento.
—¿Harry?— lo llamó, apresurándose para darle alcance. —¿De verdad estás bien?—
—No te preocupes por mí, ___________. Mis huesos no se rompen, y rara vez sangro -en esta ocasión, la amargura de su voz era indiscutible-. Es un regalo de la maldición. Las Parcas prohibieron mi muerte para que no pudiera escapar a mi castigo— ___________ se encogió al ver la angustia que reflejaban sus ojos.
Pero no sólo estaba interesada en el hecho de que hubiese sobrevivido al accidente, también quería preguntarle sobre el niño, sobre su modo de mirarlo como si hubiese estado reviviendo una horrible pesadilla. Pero las palabras se le atragantaron.
MicaStyles
Re: Un amante de ensueño (Harry Styles & tu)
Capitulo 25
—Tío, te mereces una recompensa— le dijo Lanie al alcanzarles. —¡Vamos a la Praline Factory!—
—Lanie, no creo que...—
—¿Qué es Praline?— preguntó él.
—Es ambrosía Cajun— explicó Lanie. —Algo que debería estar a tu altura—
En contra de las protestas de ___________, Lanie les condujo hacia la escalera mecánica. Subió al primer escalón y se dio la vuelta para mirar a Harry, que subía en medio de las dos.
—¿Cómo hiciste para saltar sobre el coche? ¡Fue increíble!— Harry encogió los hombros. —¡Vamos, hombre no seas modesto! Te parecías a Keanu Reeves en Matrix. ___________, ¿Te fijaste en el movimiento que hizo?—
—Sí, lo vi— dijo en voz queda, percibiendo lo incómodo que se sentía Harry ante los halagos de Lanie.
También percibió la forma en que las mujeres a su alrededor lo miraban boquiabiertas. Harry tenía razón. No era normal. Pero, ¿cuántas veces podía contemplarse un hombre como él en carne y hueso?, ¿Un hombre que exudara ese brutal atractivo sexual? Era un saco de feromonas andantes. Y ahora un héroe. Pero, sobre todo, era un misterio; al menos para ella. Se moría por conocer unas cuantas cosas sobre él. Y, de una u otra forma, conseguiría averiguarlas durante el mes que tenían por delante.
Cuando llegaron a la Praline Factory, en el último piso, ____________ compró dos Pralines de azúcar y nueces y una Coca Cola. Sin pensarlo dos veces, le ofreció un Praline a Harry. Pero en lugar de cogerlo, él se inclinó y le dio un bocado mientras ella lo sostenía. Paladeó el sabor azucarado de una forma que hizo que a ____________ le subiera la temperatura; sus ojos azules no dejaron de mirarla mientras degustaba el dulce, como si deseara que fuese su cuerpo lo que saboreaba en aquel momento.
—Tenías razón— dijo con esa voz ronca que hacía que se le pusiese la piel de gallina. —Está delicioso—
—¡Guau!— dijo la vendedora desde el otro lado del mostrador. —Ese acento no es de por aquí cerca. Usted debe venir de lejos—
—Sí— contestó Harry. —No soy de aquí—
—¿Y de dónde es?—
—De Macedonia—
—Eso no está en California, ¿verdad?— preguntó la chica. —Parece uno de esos surferos que se ven por la playa— Harry frunció el ceño.
—¿California?—
—Es de Grecia— informó Lanie a la chica.
—¡Ah!— exclamó ella.
Harry arqueó una acusadora ceja.
—Macedonia no es...—
—Colega— dijo Lanie, con los labios manchados de Praline. —Por estos contornos puedes sentirte afortunado si encuentras a alguien que conozca la diferencia—
Antes de que ___________ pudiera responder a las bruscas palabras de Lanie, Harry le colocó las manos en la cintura y la alzó hasta apoyarla sobre su pecho. Se inclinó y atrapó su labio inferior con los dientes para, acto seguido, acariciarlo con la lengua. A __________ comenzó a darle vueltas todo tras el tierno abrazo. Harry profundizó el beso un momento antes de soltarla y alejarse de ella.
—Tenías azúcar— le explicó con una traviesa sonrisa, que hizo que sus hoyuelos aparecieran en todo su esplendor.
___________ parpadeó, sorprendida ante lo rápido que su beso había despertado su pasión, y lo refrescante que parecía al mismo tiempo.
—Podías habérmelo dicho—
—Cierto, pero de este modo fue mucho más divertido— ___________ no pudo rebatir su argumento.
Con pasos rápidos, se alejó de él e intentó ignorar la sonrisa maliciosa de Lanie.
—¿Por qué me tienes tanto miedo?— le preguntó Harry inesperadamente, mientras se ponía a su lado.
—No te tengo miedo—
—¿Ah, no? ¿Y entonces qué es lo que te asusta? Cada vez que me acerco a ti, te encoges de miedo—
—No me encojo— insistió ___________. *Joder, ¿es que había eco?*.
Harry alargó el brazo y se lo pasó por la cintura. Ella se apartó con rapidez.
—Te has encogido— le dijo acusadoramente, mientras regresaban a la escalera mecánica.
___________ bajaba un escalón por delante de Lanie, y él le pasó los brazos por los hombros y apoyó la barbilla sobre su cabeza. Su presencia la rodeaba por completo, la envolvía y hacía que se sintiera extrañamente mareada y protegida. Miró fijamente la fuerza que desprendían esas manos morenas y grandes bajo las suyas. La forma en las venas se marcaban, resaltando su poder y su belleza. Al igual que el resto de su cuerpo, sus manos y sus brazos eran magníficos.
—Nunca has tenido un orgasmo, ¿verdad?— le susurró él al oído.
___________ se atragantó con el Praline.
—Éste no es lugar para hablar de eso—
—He acertado, ¿verdad?— le preguntó. —Por eso...—
—No es eso— le interrumpió ella. —De hecho sí que he tenido algunos— Vale, era una mentira. Pero él no tenía por qué averiguarlo.
—¿Con un hombre?—
—¡Harry!— exclamó. —¿Qué les pasa a Lanie y a ti con ese afán de discutir sobre mi vida privada en público?— Él inclinó aún más la cabeza, acercándola tanto a su cuello que ___________ podía sentir el roce de su aliento sobre la piel, y oler su cálido aroma a limpio.
—¿Sabes, ___________? Puedo proporcionarte placeres tan intensos que no serías capaz de imaginarlos— Un escalofrío le recorrió la espalda. Le creía.
Sería tan fácil dejar que le demostrara sus palabras... Pero no podía. Estaría mal y, sin tener en cuenta lo que él dijese, acabaría remordiéndole la conciencia. Y en el fondo, sospechaba que a él también. Se echó hacia atrás, lo justo para mirarlo a los ojos.
—¿Se te ha ocurrido pensar que quizás no me interese tu propuesta?— Sus palabras lo dejaron perplejo.
—¿Y eso cómo es posible?—
—Ya te lo he dicho. La próxima vez que comparta mi intimidad con un hombre, quiero que estén involucradas muchas más partes además de las obvias. Quiero tener su corazón— Harry miró sus labios con ojos hambrientos.
—Te aseguro que no lo echarías de menos—
—Sí que lo haría— Estremeciéndose como si lo hubiese abofeteado, Harry se irguió.
___________ sabía que acababa de tocar otro tema espinoso. Como quería descubrir más cosas sobre él, se dio la vuelta y lo miró a los ojos.
—¿Por qué es tan importante para ti que yo acceda? ¿Te ocurrirá algo si no cumplo con mi parte?— Él rió amargamente.
—Como si las cosas pudiesen empeorar más—
—Entonces, ¿Por qué no te dedicas a disfrutar el tiempo que pases conmigo sin pensar en...— y bajó la voz —El se*xo?— Los ojos de Harry llamearon.
—¿Disfrutar con qué? ¿Conociendo a personas cuyos rostros me perseguirán durante toda la eternidad? ¿Crees que me divierte mirar a mi alrededor sabiendo que en unos días me arrojarán de nuevo al agujero vacío y oscuro donde puedo oír, pero no puedo ver, saborear, sentir ni oler, dónde mi estómago se retuerce constantemente de hambre y la garganta me arde por la sed que no puedo satisfacer? Tú eres lo único que me está permitido disfrutar. ¿Y me negarías ese placer?— Los ojos de ___________ se llenaron de lágrimas. No quería hacerle daño. No era su intención.
Pero Robert había utilizado un truco similar para ganarse su simpatía y llevársela a la cama; y eso le había destrozado el corazón. Tras la muerte de sus padres, Robert le había asegurado que la cuidaría. Había estado junto a ella, consolándola y sosteniéndola. Y, cuando finalmente confío en él por completo y le entregó su cuerpo, él le hizo tanto daño y, de forma tan cruel, que aún sentía el alma desgarrada.
—Lo siento mucho, Harry. De verdad. Pero no puedo hacerlo— bajó de la escalera mecánica y se encaminó de vuelta a la calle peatonal.
—¿Por qué?— le preguntó, mientras Lanie y él le daban alcance.
¿Cómo podía explicárselo? Robert le hizo mucho daño aquella noche. No había tenido compasión alguna por sus sentimientos. Ella le pidió que se detuviera pero no lo hizo. «мιяα, ѕє ѕυρσηє qυє ℓα ρяιмєяα νєz ∂υєℓє - ℓє ∂ιנσ яσвєят- ¡נσ∂єя!, ∂єנα ∂є ℓℓσяαя; α¢αвαяé єη υη мιηυтσ у ρσ∂яáѕ мαя¢нαятє.» Para cuando Robert acabó, se sentía tan humillada y herida que se pasó días enteros llorando.
—Tío, te mereces una recompensa— le dijo Lanie al alcanzarles. —¡Vamos a la Praline Factory!—
—Lanie, no creo que...—
—¿Qué es Praline?— preguntó él.
—Es ambrosía Cajun— explicó Lanie. —Algo que debería estar a tu altura—
En contra de las protestas de ___________, Lanie les condujo hacia la escalera mecánica. Subió al primer escalón y se dio la vuelta para mirar a Harry, que subía en medio de las dos.
—¿Cómo hiciste para saltar sobre el coche? ¡Fue increíble!— Harry encogió los hombros. —¡Vamos, hombre no seas modesto! Te parecías a Keanu Reeves en Matrix. ___________, ¿Te fijaste en el movimiento que hizo?—
—Sí, lo vi— dijo en voz queda, percibiendo lo incómodo que se sentía Harry ante los halagos de Lanie.
También percibió la forma en que las mujeres a su alrededor lo miraban boquiabiertas. Harry tenía razón. No era normal. Pero, ¿cuántas veces podía contemplarse un hombre como él en carne y hueso?, ¿Un hombre que exudara ese brutal atractivo sexual? Era un saco de feromonas andantes. Y ahora un héroe. Pero, sobre todo, era un misterio; al menos para ella. Se moría por conocer unas cuantas cosas sobre él. Y, de una u otra forma, conseguiría averiguarlas durante el mes que tenían por delante.
Cuando llegaron a la Praline Factory, en el último piso, ____________ compró dos Pralines de azúcar y nueces y una Coca Cola. Sin pensarlo dos veces, le ofreció un Praline a Harry. Pero en lugar de cogerlo, él se inclinó y le dio un bocado mientras ella lo sostenía. Paladeó el sabor azucarado de una forma que hizo que a ____________ le subiera la temperatura; sus ojos azules no dejaron de mirarla mientras degustaba el dulce, como si deseara que fuese su cuerpo lo que saboreaba en aquel momento.
—Tenías razón— dijo con esa voz ronca que hacía que se le pusiese la piel de gallina. —Está delicioso—
—¡Guau!— dijo la vendedora desde el otro lado del mostrador. —Ese acento no es de por aquí cerca. Usted debe venir de lejos—
—Sí— contestó Harry. —No soy de aquí—
—¿Y de dónde es?—
—De Macedonia—
—Eso no está en California, ¿verdad?— preguntó la chica. —Parece uno de esos surferos que se ven por la playa— Harry frunció el ceño.
—¿California?—
—Es de Grecia— informó Lanie a la chica.
—¡Ah!— exclamó ella.
Harry arqueó una acusadora ceja.
—Macedonia no es...—
—Colega— dijo Lanie, con los labios manchados de Praline. —Por estos contornos puedes sentirte afortunado si encuentras a alguien que conozca la diferencia—
Antes de que ___________ pudiera responder a las bruscas palabras de Lanie, Harry le colocó las manos en la cintura y la alzó hasta apoyarla sobre su pecho. Se inclinó y atrapó su labio inferior con los dientes para, acto seguido, acariciarlo con la lengua. A __________ comenzó a darle vueltas todo tras el tierno abrazo. Harry profundizó el beso un momento antes de soltarla y alejarse de ella.
—Tenías azúcar— le explicó con una traviesa sonrisa, que hizo que sus hoyuelos aparecieran en todo su esplendor.
___________ parpadeó, sorprendida ante lo rápido que su beso había despertado su pasión, y lo refrescante que parecía al mismo tiempo.
—Podías habérmelo dicho—
—Cierto, pero de este modo fue mucho más divertido— ___________ no pudo rebatir su argumento.
Con pasos rápidos, se alejó de él e intentó ignorar la sonrisa maliciosa de Lanie.
—¿Por qué me tienes tanto miedo?— le preguntó Harry inesperadamente, mientras se ponía a su lado.
—No te tengo miedo—
—¿Ah, no? ¿Y entonces qué es lo que te asusta? Cada vez que me acerco a ti, te encoges de miedo—
—No me encojo— insistió ___________. *Joder, ¿es que había eco?*.
Harry alargó el brazo y se lo pasó por la cintura. Ella se apartó con rapidez.
—Te has encogido— le dijo acusadoramente, mientras regresaban a la escalera mecánica.
___________ bajaba un escalón por delante de Lanie, y él le pasó los brazos por los hombros y apoyó la barbilla sobre su cabeza. Su presencia la rodeaba por completo, la envolvía y hacía que se sintiera extrañamente mareada y protegida. Miró fijamente la fuerza que desprendían esas manos morenas y grandes bajo las suyas. La forma en las venas se marcaban, resaltando su poder y su belleza. Al igual que el resto de su cuerpo, sus manos y sus brazos eran magníficos.
—Nunca has tenido un orgasmo, ¿verdad?— le susurró él al oído.
___________ se atragantó con el Praline.
—Éste no es lugar para hablar de eso—
—He acertado, ¿verdad?— le preguntó. —Por eso...—
—No es eso— le interrumpió ella. —De hecho sí que he tenido algunos— Vale, era una mentira. Pero él no tenía por qué averiguarlo.
—¿Con un hombre?—
—¡Harry!— exclamó. —¿Qué les pasa a Lanie y a ti con ese afán de discutir sobre mi vida privada en público?— Él inclinó aún más la cabeza, acercándola tanto a su cuello que ___________ podía sentir el roce de su aliento sobre la piel, y oler su cálido aroma a limpio.
—¿Sabes, ___________? Puedo proporcionarte placeres tan intensos que no serías capaz de imaginarlos— Un escalofrío le recorrió la espalda. Le creía.
Sería tan fácil dejar que le demostrara sus palabras... Pero no podía. Estaría mal y, sin tener en cuenta lo que él dijese, acabaría remordiéndole la conciencia. Y en el fondo, sospechaba que a él también. Se echó hacia atrás, lo justo para mirarlo a los ojos.
—¿Se te ha ocurrido pensar que quizás no me interese tu propuesta?— Sus palabras lo dejaron perplejo.
—¿Y eso cómo es posible?—
—Ya te lo he dicho. La próxima vez que comparta mi intimidad con un hombre, quiero que estén involucradas muchas más partes además de las obvias. Quiero tener su corazón— Harry miró sus labios con ojos hambrientos.
—Te aseguro que no lo echarías de menos—
—Sí que lo haría— Estremeciéndose como si lo hubiese abofeteado, Harry se irguió.
___________ sabía que acababa de tocar otro tema espinoso. Como quería descubrir más cosas sobre él, se dio la vuelta y lo miró a los ojos.
—¿Por qué es tan importante para ti que yo acceda? ¿Te ocurrirá algo si no cumplo con mi parte?— Él rió amargamente.
—Como si las cosas pudiesen empeorar más—
—Entonces, ¿Por qué no te dedicas a disfrutar el tiempo que pases conmigo sin pensar en...— y bajó la voz —El se*xo?— Los ojos de Harry llamearon.
—¿Disfrutar con qué? ¿Conociendo a personas cuyos rostros me perseguirán durante toda la eternidad? ¿Crees que me divierte mirar a mi alrededor sabiendo que en unos días me arrojarán de nuevo al agujero vacío y oscuro donde puedo oír, pero no puedo ver, saborear, sentir ni oler, dónde mi estómago se retuerce constantemente de hambre y la garganta me arde por la sed que no puedo satisfacer? Tú eres lo único que me está permitido disfrutar. ¿Y me negarías ese placer?— Los ojos de ___________ se llenaron de lágrimas. No quería hacerle daño. No era su intención.
Pero Robert había utilizado un truco similar para ganarse su simpatía y llevársela a la cama; y eso le había destrozado el corazón. Tras la muerte de sus padres, Robert le había asegurado que la cuidaría. Había estado junto a ella, consolándola y sosteniéndola. Y, cuando finalmente confío en él por completo y le entregó su cuerpo, él le hizo tanto daño y, de forma tan cruel, que aún sentía el alma desgarrada.
—Lo siento mucho, Harry. De verdad. Pero no puedo hacerlo— bajó de la escalera mecánica y se encaminó de vuelta a la calle peatonal.
—¿Por qué?— le preguntó, mientras Lanie y él le daban alcance.
¿Cómo podía explicárselo? Robert le hizo mucho daño aquella noche. No había tenido compasión alguna por sus sentimientos. Ella le pidió que se detuviera pero no lo hizo. «мιяα, ѕє ѕυρσηє qυє ℓα ρяιмєяα νєz ∂υєℓє - ℓє ∂ιנσ яσвєят- ¡נσ∂єя!, ∂єנα ∂є ℓℓσяαя; α¢αвαяé єη υη мιηυтσ у ρσ∂яáѕ мαя¢нαятє.» Para cuando Robert acabó, se sentía tan humillada y herida que se pasó días enteros llorando.
MicaStyles
Re: Un amante de ensueño (Harry Styles & tu)
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaameeeeeeeeeeeee todos los cap!!
enserio se pone cada vez mejor me encanta!! <3
siguela cuando puedas!! :D
enserio se pone cada vez mejor me encanta!! <3
siguela cuando puedas!! :D
Invitado
Invitado
Re: Un amante de ensueño (Harry Styles & tu)
He estado muriendo por los días en que no has subido jajaja necesitas seguirla, POR FAVOR (:
Invitado
Invitado
Re: Un amante de ensueño (Harry Styles & tu)
Dios, me enamore completa, total y locamente de esta nove, sugila plisssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss, por mi bien y el de todas las lectoras :)
HarryZaynandLiam
Página 3 de 6. • 1, 2, 3, 4, 5, 6
Temas similares
» Un Amante de Ensueño | Harry Styles y tú
» °°°Un Amante de Ensueño (Harry Styles y Tú) (Adaptada)
» Un Amante De Ensueño | Harry De Macedonia| 2da Temporada|
» El amante de ___(TN) |Harry Styles|
» ♥• su amante• ♥ ►harry styles y tu◄- cancelada
» °°°Un Amante de Ensueño (Harry Styles y Tú) (Adaptada)
» Un Amante De Ensueño | Harry De Macedonia| 2da Temporada|
» El amante de ___(TN) |Harry Styles|
» ♥• su amante• ♥ ►harry styles y tu◄- cancelada
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
Página 3 de 6.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér 20 Nov 2024, 12:51 am por SweetLove22
» My dearest
Lun 11 Nov 2024, 7:37 pm por lovesick
» Sayonara, friday night
Lun 11 Nov 2024, 12:38 am por lovesick
» in the heart of the circle
Dom 10 Nov 2024, 7:56 pm por hange.
» air nation
Miér 06 Nov 2024, 10:08 am por hange.
» life is a box of chocolates
Mar 05 Nov 2024, 2:54 pm por 14th moon
» —Hot clown shit
Lun 04 Nov 2024, 9:10 pm por Jigsaw
» outoflove.
Lun 04 Nov 2024, 11:42 am por indigo.
» witches of own
Dom 03 Nov 2024, 9:16 pm por hange.