Crazy In Love |Niall Horan| [Terminada]

Niall caminaba de vuelta a su casa, después de la tutoría de química. Aun no podía creer que existiera alguien con cero capacidad de concentración como ella, como su nueva alumna cuyo le parecía bastante lindo. “Samantha”. De seguro, Niall consideraría desde hoy ese nombre su favorito.
Pero, por muy lindo que sea su nombre, y ella también, era tonta. Y al ser así, a Niall no le cabía en la cabeza como podía ser la mejor alumna en literatura e historia. Entonces, recordó lo que le decía siempre su hermano mayor, Greg: “todos tenemos capacidades diferentes.”

Entre tanto pensamiento, Niall notó que había llegado a su casa. Entró de inmediato, y como era de esperarse, no había nadie. Pues, tener unos padres empresarios y un hermano universitario, no era muy consolador.
En silencio, Niall subió a su habitación y se quedó allí, pensando en la mismísima nada.

(…)

—entonces, en resumidas cuentas, ¿quedaste como tonta frente a Niall? —le preguntó Connie a Samantha, después de que ésta fuera a su casa.
—así es—dijo suspirando—él mismo me dijo que era torpe.
—¿te lo dijo en la cara?
—me dijo: “si jamás prestas atención, nunca aprenderás química” —citó las palabras de su tutor. Constance río.
—no te dijo que eras torpe, te dijo una verdad.
—Connie, entiende. Tener a la persona que amas en secreto, enseñándote, no te ayuda en concentrarte. ¡en nada! —suspiró— no sé cómo me puede gustar alguien que recién, después de cuatro años me viene a hablar.
—oh linda—le dijo Connie abrazándola—no pienses en eso ¿si?. Si Niall no se fija aun en ti, es por un ciego—ambas rieron—además, hay muchos otros chicos… como Harry.
—no seas idiota Connie—Sammie río—yo amo a Niall y sabes mejor que nadie, que Harry es como mi gemelo.
—si, lo sé—sonrió—sólo lo decía por molestar. En fin, espera un tiempo y verás que Niall comenzará a verte con otros ojos…
—¡que Dios te escuche Constance! —río—y bien, ¿Qué tal si salimos con Harry el viernes después de clases? —y así, ambas amigas siguieron charlando y poniéndose de acuerdo para futuros planes.

—¿me llamarás más tarde cierto? —le preguntó Samantha a Constance, mientras se despedían ya que Louis junto a Eleanor habían pasado a recogerla.
—claro, y contesta tu estúpido teléfono, que casi nunca lo haces.
—vale, vale—río—nos vemos mañana Constance!
—nos vemos mañana Sammie! —amabas se despidieron y Samanta a paso veloz se dirigió al auto de Louis y rápidamente se subió.
—¡Hola Ele! ¡hola Lou! —saludó
—¿Qué tal Sam? —le preguntó Eleanor. Louis sólo le sonrió por el retrovisor.
—todo bien Ele. ¿y tu?
—¡Excelente! —dijo alegre. Más que de costumbre. Aquella actitud le pareció un poco extraña a Samantha-.
—¡que bien! —exclamó ella.
El trayecto a la casa de Eleanor se hizo corto, pues Louis debía ir a dejarla ya que mañana rendía su último examen en la universidad.
—adiós cariño—se despidió ella—adiós Sam!
—adiós Ele! —le dijo sonriéndole Samantha.
—adiós amor—se despidió Louis. Eleanor lo besó y se bajó del auto. Luego, Louis suspiró y prendió marcha.
—¿sucede algo Lou? —le preguntó Samantha, al ver la cara de preocupación de su primo.
—¿sigues enojada por lo de la mañana?
—no—sonrió—es más, lo había olvidado… pero no creo que te preocupe si estoy enojada o no—Louis la miró por el retrovisor. Su mirada turquesa decía muchas cosas.
—cuando lleguemos a casa te cuento—aquello a Samantha la alarmó.
Tuvo que esperar diez minutos en llegar a su casa, ya que Louis debió pasara a la gasolinera.
Cuando por fin llegaron, ella se bajó al mismo tiempo que Louis y juntos se dirigieron a la entrada.
—¿tienes tus llaves? , las mías las dejé en el trabajo.
—sí, la tengo aquí—ella sacó de su bolso las llaves de la casa y abrió. Ambos entraron y Louis se fue a la sala. Se sentó en un sillón e hizo palmaditas con su mano al lado de él para que Samantha se sentara. Ella, obedientemente lo hizo.
—bien Lou… ¿Qué sucede? —Louis suspiró al oír el tono de impaciencia en su prima.
—Sammie… no… no espero a que lo entiendas ahora ¿de acuerdo?
—Louis, me estás asustando…—dijo ella con un tono evidente de temor.
—pues verás… Ele y yo llevamos tres años saliendo y bueno, tu sabes, cuando las parejas se quieren, mucho, mucho…—Samantha lo interrumpió.
—ve al grano Tommo.
—Eleanor tiene un retraso de tres semanas, y hoy fue a hacerse un test y saló positivo…—soltó como metralleta. A Samantha se le formó una sonrisa de casi un metro. ¡sería “tía”!
—¡eso es genial Louis! Serás padre! Y yo seré como su tía! —ella se lanzó a abrazarlo, pero Louis de inmediato se soltó—¿Qué sucede? —le preguntó confundida.
—no te lo he contado todo Sam—dijo serio—esta es la parte dolorosa…
—en verdad me asustas…
—verás…—Louis suspiró— cuando tus padres, me dieron tu custodia hace cinco años, yo tuve que firmar un contrato el cual decía que solamente debía estar a cargo de ti y de nadie más.
—¿y eso que significa? —preguntó confundida
—significa que no podría hacerme cargo de mi hijo—la cara de Samantha se desconfiguró por completo al oír eso
—o sea, que ¿no podrás cuidar a tu hijo y Eleanor debería hacerse cargo sola?
—no Sammie, significa que me quitarán tu custodia y tus padres vendrían por ti—el pequeño mundo de ella se derrumbó en unos segundos. Lágrimas comenzaron a brotar de los grandes ojos turquesa de Sammie, acto a Louis lo destruyó.
—ya no podrás cuidarme… ¿Qué haré yo con mi mamá? O peor, ¿con mi papá?. ¡Nada!... Louis, debes hacer algo, no puedes dejar que me manden con ellos
—Sammie… yo… lo siento—dijo con un nudo de la garganta—no puedo hacer nada—sentenció.
—yo… Louis…—dijo ahogada—debo salir—rápidamente se levantó de allí y salió de la casa. Louis al verla partir, dejó caer unas cuantas lágrimas y suspiró.
“Tomlinson… eres un puto” —pensó, mientras cerraba los ojos.


Samantha comenzó a deambular por las oscuras calles de Doncaster. No quería molestar a Harry y mucho menos a Connie.
Aquella noticia le había llegado en mal momento. Ella no podía volver con una madre drogadicta o con un padre alcohólico. ¡por algo se la entregaron a Louis!. Aun que si bien, ellos ya estaba rehabilitados y tenían una vida “normal”, ella no los quería ver ni un foto.
Mientras pensaba en que iba hacer con su vida, llegó a un parque en el cual no había nadie. Se sentó en una banca y cerró los ojos para soltar más lágrimas.
Había un silencio y una paz absoluta. Eso a Samantha le agradaba y más estando en ese estado.
—como desearía un abrazo tuyo…—pensó. si bien podía estar en la peor situación de du vida y aquel rubio venido de Irlanda siempre estaría en su mente.

Aquella paz que sentía mientras pensaba en él, se desvaneció en unos segundos, ya que unas manos se posaron en sus hombros.
Dio un pequeño saltito del susto y ahogó un grito. Volteó asustada, y su mueca de pánico cambió de inmediato a confusión, cuando justo aquellos ojos color cielo, en los cuales pensaba, aparecieron frente a ella.