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Beside you - Louis Tomlinson y Hayley Green
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
Página 1 de 1. • Comparte
Beside you - Louis Tomlinson y Hayley Green
Nombre: Beside you
Autor: Sol
Adaptación: No
Género: Drama, romance
Advertencias: Hay numerosos flashbacks y saltos en el tiempo a lo largo de toda la novela (los flashbacks irán en letra cursiva). A veces puede resultar difícil de entender, así que pido que le deis una oportunidad.
Sinopsis:
Hayley Green acaba de despertar en la cama de un hospital después de haber pasado cinco meses en coma, y lo único que recuerda es haber salido huyendo de una fiesta junto a su novio, Louis, aunque no sabe la razón.
Ahora, Louis está en paradero desconocido y todo el mundo parece saber qué ha ocurrido con él menos ella.
¿Conseguirá Hayley encontrar a Louis, independientemente del peligro que eso suponga? ¿Sabrá diferenciar a las personas que de verdad intentan ayudarle de las que únicamente fingen preocuparse por ella?
Autor: Sol
Adaptación: No
Género: Drama, romance
Advertencias: Hay numerosos flashbacks y saltos en el tiempo a lo largo de toda la novela (los flashbacks irán en letra cursiva). A veces puede resultar difícil de entender, así que pido que le deis una oportunidad.
Sinopsis:
Hayley Green acaba de despertar en la cama de un hospital después de haber pasado cinco meses en coma, y lo único que recuerda es haber salido huyendo de una fiesta junto a su novio, Louis, aunque no sabe la razón.
Ahora, Louis está en paradero desconocido y todo el mundo parece saber qué ha ocurrido con él menos ella.
¿Conseguirá Hayley encontrar a Louis, independientemente del peligro que eso suponga? ¿Sabrá diferenciar a las personas que de verdad intentan ayudarle de las que únicamente fingen preocuparse por ella?
srtairwin
Re: Beside you - Louis Tomlinson y Hayley Green
Vas happenin?
OMG se ve tan gejagsjsfaha necesitas chicas? besos
OMG se ve tan gejagsjsfaha necesitas chicas? besos
lilia malik potter
Re: Beside you - Louis Tomlinson y Hayley Green
lilia malik potter escribió:Vas happenin?
OMG se ve tan gejagsjsfaha necesitas chicas? besos
Están todos los personajes ocupados, lo siento :|
Espero que te guste :)
srtairwin
Re: Beside you - Louis Tomlinson y Hayley Green
BESIDE YOU - Capítulo 1.
Escuché una voz en la lejanía. Su voz. “¡Hayley, Hayley!” gritaba. Él nunca me llamaba así. ¿Por qué lo hacía ahora? ¿Significaba eso que algo grave había ocurrido?
Yo hacía lo imposible por moverme, por gritar, por hacerle cualquier tipo de seña para indicarle que seguía con vida, que necesitaba ayuda. Pero nada. Era imposible. Apenas podía mantener los ojos abiertos. Sentía una enorme presión sobre mis costillas que me provocaba un dolor inaguantable. Quería gritar, desahogarme. Pero, una vez más, mis músculos no respondían. Sentí como poco a poco iba perdiendo toda fuerza que me quedaba. De pronto estaba cansada, sólo quería dormir. Dejé de intentarlo. Cerré los ojos. Caí rendida.
Tenía los ojos cerrados, pero la luminosidad de la habitación era suficiente como para que me hiciera fruncir el ceño. Entreabrí los ojos y vi una larga lámpara colgando sobre mí. Los cerré rápidamente, ya que la potente luz blanca me estaba cegando.
Moví mis manos y las arrastré por el lugar en el que estaba tumbada. Era una cama. Pero no era mi cama. Aquella no era mi habitación. ¿Qué cama era aquella, entonces?
Me incorporé rápidamente y, asustada, miré a mi alrededor. El brusco movimiento hizo que un fuerte pinchazo martilleara mi cabeza, pero lo ignoré. Estaba en una pequeña habitación blanca. La cama era muy amplia, y a mi izquierda había una máquina enorme llena de cables. Seguí con la mirada la trayectoria de dichos cables y comprobé horrorizada que estaban conectados a mi cuerpo mediante una serie de ventosas. Asustada, lo primero que se me pasó por la cabeza fue desconectarlos de mí. Y eso hice.
Un fuerte y estridente pitido comenzó a salir de manera ininterrumpida de la máquina, lo que me hizo dar un respingo y levantarme de la cama, dispuesta a escapar corriendo de aquel horrible cuarto. Apenas había dado un par de pasos tambaleantes cuando la puerta se abrió de golpe y varias mujeres vestidas con batas blancas irrumpieron en la habitación, frenando en seco al verme allí de pie. Sus caras se habían vuelto blancas y sus bocas se habían entreabierto. Una de ellas se recuperó rápidamente de su sorpresa y comenzó a avanzar hacia mí, lo que me hizo retroceder. Desafortunadamente, me tropecé con uno de los cables que acababa de soltar y caí al suelo, golpeándome fuertemente en el brazo.
- ¿Qué está ocurriendo aquí? ¿Qué es todo este escándalo? – una grave voz de hombre irrumpió en la habitación. Yo conseguí ponerme de pie gracias a la ayuda de una de las mujeres y comprobé con sorpresa que el hombre también parecía incrédulo al verme. – Hayley – el hombre pronunció mi nombre mientras se acercaba a mí y me obligaba a tumbarme de nuevo en la cama.
- ¿Qué haces? – pregunté yo, negándome a obedecerle.
- Tienes que tumbarte, Hayley. Aún estás muy débil.
- ¿Quién eres? ¿Dónde estoy? – pregunté confusa, mirándolos uno a uno. – Esta no es mi habitación. Esta no es mi casa. ¿Dónde están mis padres? – hice una pausa. - ¿Qué me habéis hecho? – miré al hombre con cautela.
- Túmbate en la cama y te lo explicaré todo. No vamos a hacerte daño, te lo prometo – el hombre alargó una mano con el fin de apretarme el hombro, pero yo me aparté. Me negaba a que un desconocido me tocara.
- ¿Qué eran todos esos cables que tenía en el cuerpo? ¿Qué…? – pregunté con desesperación.
- Hayley, para. – exclamó el hombre con más fuerza en la voz. – Escúchame, porque tienes que pensar muy bien lo que me vas a contestar. ¿Qué es lo último que recuerdas antes de despertarte aquí?
El sentimiento de dolor que sentí antes de despertar regresó a mi mente. Y con él, su voz gritando mi nombre.
- Yo… me dolían las costillas. Quería moverme, quería gritarle para que supiera dónde estaba, para que pudiera encontrarme. Él gritaba mi nombre pero yo… yo no tenía fuerzas. Tenía sueño, mucho sueño.
- Pero, ¿quién es él? – preguntó el hombre con el semblante serio. Levanté la mirada y la fijé en sus ojos. No parecía tener la intención de hacerme daño.
- Louis – respondí. Fue pronunciar su nombre y romper a llorar. No sabía por qué, simplemente sentía que lo necesitaba.
Todas las mujeres que estaban en la habitación me miraron con una mezcla de confusión, miedo y pena. El hombre con el que había hablado se levantó de la cama, las echó a todas y cerró la puerta. Después, volvió a sentarse junto a mí.
- Eh, Hayley, ¿por qué lloras? No tienes nada que temer. Aquí sólo estamos para ayudarte – el hombre cogió una de mis manos y la apretó, en un gesto de ternura. Yo me sequé las lágrimas con el dorso de la otra mano, tratando de tranquilizarme.
- Pero… ni siquiera sé quién eres.
- Soy el doctor Rivers, pero puedes llamarme Wren.
- Wren – pronuncié, a lo que él asintió, dedicándome una sonrisa fugaz. - ¿Dónde estoy?
- Hagamos una cosa – Wren, una vez más, evitó mi pregunta. – Voy a enviar a una enfermera para que venga hasta aquí y te ayude a asearte y a cambiarte de ropa. Después podrás reunirte conmigo y te lo explicaré todo – yo asentí, pues sabía que no quedaba más remedio.
El doctor Rivers me dedicó una última sonrisa y salió de la habitación.
Volví a quedarme sola. Recorrí cada centímetro del cuarto con mi mirada y descubrí un pequeño espejo colgando de una de las paredes. Me dirigí hacia él.
Lo que vi reflejado no me agradó, ni mucho menos. Una joven demacrada, demasiado delgada y con la piel pálida y ojerosa. Su cabello era largo y castaño, y estaba despeinado. ¿Aquella era yo? No, eso no era posible. Yo tenía la piel bronceada debido a las largas vacaciones que había pasado en San Francisco. Todos lo habían notado. Todos me lo habían dicho en la fiesta, aquella noche…
- ¡Hayley, te prometo que te lo explicaré todo después, pero ahora corre!
- Louis, te he dicho que no. ¿Me vas a decir de una maldita vez quién era ese tío y por qué te estaba buscando?
- ¡Hayley, joder, que esto es serio! ¡Ese tío es peligroso, vamos!
- ¡Pero que…! – Louis no me dejó terminar, si no que me agarró con fuerza del brazo y me arrastró hasta el parking privado de la casa. Yo continuaba protestando, aunque sabía que él me estaba ignorando. Parecía buscar a alguien… o algo. Y finalmente dio con ello.
- Ven, tenemos que irnos – Louis se había acercado a una moto y estaba tratando de ponerla en marcha.
- ¿Qué? Tú te has vuelto loco. No pretenderás robar esa moto, ¿verdad? Era lo que me faltaba.
- Hayley, pon un poco de tu parte, por favor – sentía que Louis estaba empezando a perder la paciencia. – Cuánto antes decidas dejar de comportarte como una niña y me ayudes, antes conseguiremos salir de aquí.
- ¿Por qué me llamas Hayley? – pregunté de pronto. Louis consiguió encender el vehículo y levantó la cabeza, mirándome a los ojos. Su semblante era serio. Parecía preocupado.
- Te llamas así, ¿no? – preguntó bruscamente.
- No me has llamado así desde el día en el que nos conocimos.
- Deja de hacer preguntas idiotas y súbete a la moto. Tenemos que salir de aquí. – Louis estaba raro. Distinto. Llevaba unos días así, pero hasta esta noche no me había dado cuenta de que todo iba tan mal. Y sí, pese a que mi orgullo me decía lo contrario, tal vez lo mejor era marcharse corriendo de allí.
- ¿Hayley? – una voz me hizo regresar a la realidad. Ya no estaba en el aparcamiento, con Louis. Volvía a estar en aquella fría habitación, frente al reflejo de la joven pálida y demacrada. Pero ahora había alguien más a mi lado.
Escuché una voz en la lejanía. Su voz. “¡Hayley, Hayley!” gritaba. Él nunca me llamaba así. ¿Por qué lo hacía ahora? ¿Significaba eso que algo grave había ocurrido?
Yo hacía lo imposible por moverme, por gritar, por hacerle cualquier tipo de seña para indicarle que seguía con vida, que necesitaba ayuda. Pero nada. Era imposible. Apenas podía mantener los ojos abiertos. Sentía una enorme presión sobre mis costillas que me provocaba un dolor inaguantable. Quería gritar, desahogarme. Pero, una vez más, mis músculos no respondían. Sentí como poco a poco iba perdiendo toda fuerza que me quedaba. De pronto estaba cansada, sólo quería dormir. Dejé de intentarlo. Cerré los ojos. Caí rendida.
Tenía los ojos cerrados, pero la luminosidad de la habitación era suficiente como para que me hiciera fruncir el ceño. Entreabrí los ojos y vi una larga lámpara colgando sobre mí. Los cerré rápidamente, ya que la potente luz blanca me estaba cegando.
Moví mis manos y las arrastré por el lugar en el que estaba tumbada. Era una cama. Pero no era mi cama. Aquella no era mi habitación. ¿Qué cama era aquella, entonces?
Me incorporé rápidamente y, asustada, miré a mi alrededor. El brusco movimiento hizo que un fuerte pinchazo martilleara mi cabeza, pero lo ignoré. Estaba en una pequeña habitación blanca. La cama era muy amplia, y a mi izquierda había una máquina enorme llena de cables. Seguí con la mirada la trayectoria de dichos cables y comprobé horrorizada que estaban conectados a mi cuerpo mediante una serie de ventosas. Asustada, lo primero que se me pasó por la cabeza fue desconectarlos de mí. Y eso hice.
Un fuerte y estridente pitido comenzó a salir de manera ininterrumpida de la máquina, lo que me hizo dar un respingo y levantarme de la cama, dispuesta a escapar corriendo de aquel horrible cuarto. Apenas había dado un par de pasos tambaleantes cuando la puerta se abrió de golpe y varias mujeres vestidas con batas blancas irrumpieron en la habitación, frenando en seco al verme allí de pie. Sus caras se habían vuelto blancas y sus bocas se habían entreabierto. Una de ellas se recuperó rápidamente de su sorpresa y comenzó a avanzar hacia mí, lo que me hizo retroceder. Desafortunadamente, me tropecé con uno de los cables que acababa de soltar y caí al suelo, golpeándome fuertemente en el brazo.
- ¿Qué está ocurriendo aquí? ¿Qué es todo este escándalo? – una grave voz de hombre irrumpió en la habitación. Yo conseguí ponerme de pie gracias a la ayuda de una de las mujeres y comprobé con sorpresa que el hombre también parecía incrédulo al verme. – Hayley – el hombre pronunció mi nombre mientras se acercaba a mí y me obligaba a tumbarme de nuevo en la cama.
- ¿Qué haces? – pregunté yo, negándome a obedecerle.
- Tienes que tumbarte, Hayley. Aún estás muy débil.
- ¿Quién eres? ¿Dónde estoy? – pregunté confusa, mirándolos uno a uno. – Esta no es mi habitación. Esta no es mi casa. ¿Dónde están mis padres? – hice una pausa. - ¿Qué me habéis hecho? – miré al hombre con cautela.
- Túmbate en la cama y te lo explicaré todo. No vamos a hacerte daño, te lo prometo – el hombre alargó una mano con el fin de apretarme el hombro, pero yo me aparté. Me negaba a que un desconocido me tocara.
- ¿Qué eran todos esos cables que tenía en el cuerpo? ¿Qué…? – pregunté con desesperación.
- Hayley, para. – exclamó el hombre con más fuerza en la voz. – Escúchame, porque tienes que pensar muy bien lo que me vas a contestar. ¿Qué es lo último que recuerdas antes de despertarte aquí?
El sentimiento de dolor que sentí antes de despertar regresó a mi mente. Y con él, su voz gritando mi nombre.
- Yo… me dolían las costillas. Quería moverme, quería gritarle para que supiera dónde estaba, para que pudiera encontrarme. Él gritaba mi nombre pero yo… yo no tenía fuerzas. Tenía sueño, mucho sueño.
- Pero, ¿quién es él? – preguntó el hombre con el semblante serio. Levanté la mirada y la fijé en sus ojos. No parecía tener la intención de hacerme daño.
- Louis – respondí. Fue pronunciar su nombre y romper a llorar. No sabía por qué, simplemente sentía que lo necesitaba.
Todas las mujeres que estaban en la habitación me miraron con una mezcla de confusión, miedo y pena. El hombre con el que había hablado se levantó de la cama, las echó a todas y cerró la puerta. Después, volvió a sentarse junto a mí.
- Eh, Hayley, ¿por qué lloras? No tienes nada que temer. Aquí sólo estamos para ayudarte – el hombre cogió una de mis manos y la apretó, en un gesto de ternura. Yo me sequé las lágrimas con el dorso de la otra mano, tratando de tranquilizarme.
- Pero… ni siquiera sé quién eres.
- Soy el doctor Rivers, pero puedes llamarme Wren.
- Wren – pronuncié, a lo que él asintió, dedicándome una sonrisa fugaz. - ¿Dónde estoy?
- Hagamos una cosa – Wren, una vez más, evitó mi pregunta. – Voy a enviar a una enfermera para que venga hasta aquí y te ayude a asearte y a cambiarte de ropa. Después podrás reunirte conmigo y te lo explicaré todo – yo asentí, pues sabía que no quedaba más remedio.
El doctor Rivers me dedicó una última sonrisa y salió de la habitación.
Volví a quedarme sola. Recorrí cada centímetro del cuarto con mi mirada y descubrí un pequeño espejo colgando de una de las paredes. Me dirigí hacia él.
Lo que vi reflejado no me agradó, ni mucho menos. Una joven demacrada, demasiado delgada y con la piel pálida y ojerosa. Su cabello era largo y castaño, y estaba despeinado. ¿Aquella era yo? No, eso no era posible. Yo tenía la piel bronceada debido a las largas vacaciones que había pasado en San Francisco. Todos lo habían notado. Todos me lo habían dicho en la fiesta, aquella noche…
- ¡Hayley, te prometo que te lo explicaré todo después, pero ahora corre!
- Louis, te he dicho que no. ¿Me vas a decir de una maldita vez quién era ese tío y por qué te estaba buscando?
- ¡Hayley, joder, que esto es serio! ¡Ese tío es peligroso, vamos!
- ¡Pero que…! – Louis no me dejó terminar, si no que me agarró con fuerza del brazo y me arrastró hasta el parking privado de la casa. Yo continuaba protestando, aunque sabía que él me estaba ignorando. Parecía buscar a alguien… o algo. Y finalmente dio con ello.
- Ven, tenemos que irnos – Louis se había acercado a una moto y estaba tratando de ponerla en marcha.
- ¿Qué? Tú te has vuelto loco. No pretenderás robar esa moto, ¿verdad? Era lo que me faltaba.
- Hayley, pon un poco de tu parte, por favor – sentía que Louis estaba empezando a perder la paciencia. – Cuánto antes decidas dejar de comportarte como una niña y me ayudes, antes conseguiremos salir de aquí.
- ¿Por qué me llamas Hayley? – pregunté de pronto. Louis consiguió encender el vehículo y levantó la cabeza, mirándome a los ojos. Su semblante era serio. Parecía preocupado.
- Te llamas así, ¿no? – preguntó bruscamente.
- No me has llamado así desde el día en el que nos conocimos.
- Deja de hacer preguntas idiotas y súbete a la moto. Tenemos que salir de aquí. – Louis estaba raro. Distinto. Llevaba unos días así, pero hasta esta noche no me había dado cuenta de que todo iba tan mal. Y sí, pese a que mi orgullo me decía lo contrario, tal vez lo mejor era marcharse corriendo de allí.
- ¿Hayley? – una voz me hizo regresar a la realidad. Ya no estaba en el aparcamiento, con Louis. Volvía a estar en aquella fría habitación, frente al reflejo de la joven pálida y demacrada. Pero ahora había alguien más a mi lado.
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