Stay Strong. -Mantente fuerte.-

https://www.youtube.com/watch?v=ZULu7gc4rpU

Alexandra Jones, tiene una vida perfecta. Amigos, novio, familia que la quiere, notas magníficas. 

Todo lo que se puede desear. 

Pero, dará un giro de 180º y cambia totalmente, ya no va todo sobre ruedas. 

Algo lo ha cambiado, ¿o tal vez alguien? 

A pesar de todo, Alex, se mantendrá fuerte. 

STAY STRONG. -MANTENTE FUERTE.- 

Bueeeenas princesas y princesos. Bue, yo soy Raichel. 

Y, nada aquí una nueva novela, que ya la tenía en un blog, pero como allí no tenía mucho futuro ni nada, pues voy a probar a colgarla aquí. 

Stay Strong. 

La historia de una adolescente, llamada Alex, que sufrirá una serie de problemas, casi todos seguidos, ¿y ella? ¿Qué hará? ¿Se mantendrá fuerte o... irá por el camino fácil? 

Aquí lo veremos. 

Stay Strong. -Mantente fuerte.- 

No subiré todos los días. No tengo mucho tiempo, pero en cuanto pueda, escribiré. 

Ah, cuando haya comentarios habrá capítulos, claro. 

No.

Me llamo Alexandra, vivo en Canadá y tengo 15 años, soy la típica chica de pelo castaño y de ojos marrones. Tengo una hermana pequeña, Kate, de 7 años, y un hermano mayor, Chase, de 19 años. Mi madre, Emily es la secretaria de mi padre, Arthur, que es oficinista, trabaja muchísimo, y apenas le veo. Alice, mi mejor amiga, me apoya siempre en todo, pero algunas veces las cosas que dice, molestan, aun que se que no lo hace para fastidiar. Mark, mi novio, era feliz con él, llevábamos tres meses saliendo, y todo era perfecto, todo iba sobre ruedas, pero algo lo cambió todo…

[Narra Alex.]

Cada vez fui más rápido. Iba notando cómo mis ojos se iban humedeciendo con cada paso que daba.

Llegué a las escaleras ya con las lágrimas corriendo por mis mejillas. ¿Qué me pasaba? Pensé que era por la operación. No. Eso no. Oh, entonces, ¿Mark? ¡Pero qué dices, Alex! ¿Entonces? Jona. Sí. ¿Cómo podía llorar por él? Él era… era… genial.

Me di la vuelta discretamente, y vi como Jona se sentaba en el suelo, con la cabeza apoyada en sus manos. Se le veía preocupado, ¿por mí, tal vez? Alice se le acercaba, y apoyaba su mano derecha en el hombro de Jona, intentando que se tranquilizase. Vi que le decía algo, pero no podía saber el qué.

Rápidamente me metí en el edificio, yendo directamente hacia los baños de la planta baja. Pero, una mano se puso en mi hombro, impidiendo poder ir hacia mi destino.

-Alexandra, ¿puedes…?

ALEX. -¿Sí? –Dije dándome la vuelta y limpiándome rápidamente las lágrimas. Era el director.

DIRECTIOR. -¿Estás bien?

ALEX. -¿Qué? Oh, sí, muy bien. –Dije con la sonrisa que pude sacar.

DIRECTOR. –Ah, vale. ¿Puedes acompañarme a mi despacho un momento?

ALEX. –Claro.

Fuimos hacia su despacho, recorriendo todo el pasillo, pasando por los departamentos de los diferentes profesores. Algunos, que tenían la puerta abierta, u otros, que estaban afuera se quedaron extrañados al verme con el director. No comprendía el por qué.

DIRECTOR. –Pasa, por favor. –Dijo abriéndome la puerta.

Pasé al interior de su despacho. Era espacioso y luminoso. Era bastante bonito. Había dos mesas, separadas por un pasillo algo pequeño. En la mesa de la derecha, había un gran ordenador, unos cuantos folios y una foto en la que se veía al director, a una mujer, que la echaba unos 30 y pocos años, y dos niños, uno, era un adolescente, de unos 14 o 15 años, y luego, una niña pequeña, rubia de ojos azules, era muy bonita. Todos sonreían, se les veía muy felices.

ALEX. –Es una foto preciosa. 
DIRECTOR. -Lo es. Es mi familia. 
ALEX. -Se les ve muy felices. -Dije recordando lo felices que eramos antes, cuando mi padre -James-, todavía vivía con nosotros, antes de lo que pasó. 

Nunca había hablado de esto con nadie, sólo lo hablé con mi madre, hace muchísimo tiempo. 

Antes, éramos felices, vivíamos como una familia normal y corriente, siempre teníamos pequeñas discusiones, pero por lo demás, estábamos bien, vivíamos bien. 

Pero, con el tiempo, mi padre empezó a ponerse mal, no quiero decir, mal, de estar enfermo, no, tampoco lo quiero llamar tristeza, simplemente cambió para peor. Él trasmitía siempre toda la alegría a nosotros, era muy positivo, pero cambió, siempre estaba enfadado. 

Mi madre quiso hablar con él varias veces pero él decía que no le pasaba nada, y que ya hablarían en otro momento. Siempre era así, pero nunca hablaban. Un día, mi madre se enteró de lo que le pasaba, le habían despedido, ella fue a darle un abrazo, pensó que era algo peor, dijo que ya encontraría otro trabajo, y si no, ella también empezaría a trabajar. Mi padre se negó, no quería que mi madre trabajase, cosa que nunca entendí. 

Desde ese día, los siguientes eran broncas entre ellos dos, que trataban sobre que mi madre quería trabajar y mi padre la decía que no, que se lo prohibía. 

Un día hubo tal bronca que pensé que la pegaría. Mi padre estaba muy tenso, más que esos días. Yo veía el miedo en los ojos de mi madre y la furia y el enfado encarnado en mi padre. No pude más, me metí entre ellos. '¡Parad ya! ¿No véis lo que estáis causando? Vuestra hija pequeña está aterrorizada, vuestro hijo se ha ido de casa porque no podía más y yo estoy por Kate. Haced el favor de parar ya. Papá, estás siendo muy egoista.' No me dejó continuar. Me golpeó. Sí, mi propio padre, el que yo tenía como referencia, mi modelo a seguir, recurrió a la violencia con su propia hija. Mi madre no pudo contener más las lágrimas. '¿¡Pero qué haces?! ¿Por qué la pegas? Ella no tiene la culpa de nada.' Mi padre nos miró y, rápidamente se fue de casa. 

Pasaron los días, y mi padre no hablaba con nadie de la casa, era como si no existíamos. 

Un día en la comida mi madre dijo que había encontrado trabajo de secretaria, en una oficina de aquí, cerca de casa. Mi padre la dijo que si no entendía que no quería que trabajara y las broncas empezaron otra vez. 'Subid a vuestras habitaciones, niños.' dijo mi madre. 'No.' dije enfadada. 'Ya estoy harta de que en esta casa no se nos tome a los niños en cuenta. ¿Sabéis que lo pasamos mal? ¿Lo sabéis? O, ¿os importa todo una maldita mierda?' dije decidida. 

Mi padre se levantó y se acercó a mi, yo me alejé un poco. '¿Pero tú que te crees? Eres una niñata que no sabe nada de la vida.' Me levantó la mano y miró a mi hermano. 'No te pego, porque me das pena.' '¿Por qué no? Ah, porque está aquí Chase, él te impone, aún siendo tu hijo.' Me pegó. Chase se levantó de la mesa y se enfrentó a él. '¡Cómo vuelvas a tocar a mi hermana..!' '¿Qué? ¿Qué me vas a hacer?' Le empujó. '¿A esta criaja? Esta criaja no me importa nada.' Me empujó y caí al suelo. Miré a mi madre y a Kate, mi hermana pequeña, las dos lloraban. Mi madre la subió a su habitación rápidamente y bajó. 'Ya vale.' Se decidió por hablar. 'Si esto ha pasado porque quiero trabajar, lo dejo, les digo que no quiero el trabajo, pero por favor, seamos los de antes, volvamos a ser la familia que éramos antes.' Dijo mi madre, con lágrimas en los ojos. '¡Esto nunca será una familia!' gritó mi padre, saliendo de casa. 

Los días pasaban, y mi hermano Chase, seguía defendiéndonos, a mi madre, a Kate -mi hermana- y a mi, pero un día, no estaba en casa y mi padre se desahogó conmigo, sí conmigo. Todavía no sé lo que hice, sólo recuerdo que mientras me pegaba me gritaba '¡Por ser así y por hacer lo que haces!' mi padre me pegó tortazos, me pateó, yo solo recuerdo el dolor, cómo me gritaba, y por último, ver como mi hermano -que llegó en ese momento-, le gritó, después de esto, me dormí. 

Desperté en una habitación blanca, con una pequeña ventana a mi derecha. En frente tenía una televisión. Estaba apagada. En la mesilla que había entre mi cama y la ventana había un ramo de flores. "Por favor, despierta, te quiere, tu mejor amiga, Alice.", ponía en la tarjeta que acompañaba al ramo. Estaba llena de cables. Estaba en un hospital. 

Miré a mi izquierda, y vi a Chase y a mi madre. Mi madre estaba muy roja, supuse que de tanto llorar, estaba dormida. Chase estaba sentado, con los brazos apoyados en sus piernas, sujeto por los codos, y con la cabeza entre las dos manos. 'Chase.' dije como pude. Subió rápidamente la cabeza, él también estaba rojo de tanto llorar. 'Oh, mi pequeña Alex, creía que al final te íbamos a perder.' Se levantó y me abrazó. 'Chase, cuidado, me duele...' Dije poniendo cara de dolor. 'Oh, lo siento.' Se apartó. El médico vino y mi madre despertó, su cara se iluminó por una sonrisa al verme despierta. 'Señorita Jones, ¿qué la ha pasado? Ha estado muy grave, en observación, pensábamos que...' No continuó. Supuse lo que quería decir. Pensaban que me iba a morir. 'No lo sé, no lo recuerdo bien.' Mentí. 'Tranquila, ahora está bien, le daremos el alta en dos días. Enhorabuena. Ahora tiene que descansar.' 'Muchas gracias.' Dije como pude. 

El médico se fue, y mi madre me abrazó. 'Mi niña, pensé que no ibas a despertar. Que bien que sigas aquí.' Dijo mi madre. No pudo contener las lágrimas. 'Mamá, no llores por mi.' 'Es de la alegría de saber que estás despierta, cariño.' '¿Dónde está papá?' Dije rápidamente, cambiando de tema. Chase y mi madre cambiaron la expresión de su cara, incrédulos. '¿Qué?' 'Lo que oyes, Chase, quiero ver a papá.' 'No le vas a ver, Alex.' Dijo firmemente mi hermano. 'Vale.' Dije molesta. Los días iban pasando, algunas heridas se curaban, pero otras, como cicatrices, no sanaban. Se quedaron ahí por siempre. No volví a ver a mi padre. Entonces mi madre con el tiempo, decidió coger ese trabajo, y así conoció a Arthur, mi padre, en realidad padrastro, pero siempre le consideré un padre para mi. Ella era su secretaria, y terminaron los dos enamorándose. 

Volví al presente. 

DIRECTOR. - Alexandra. -Hizo una pausa.- ¿Alexandra?
ALEX. -Oh. ¿Qué? 
DIRECTOR. -Te llevaba hablando un buen rato. ¿Qué te pasa? 
ALEX. -¿Qué? Oh, nada. 
DIRECTOR. -Alex, te conozco desde que eras pequeña, apenas 5 años. -Me llamó Alex, segunda vez en la vida. La primera fue cuando tenía 7 años, me pareció raro. Siempre me llamaba Alexandra o señorita Jones.- ¿Qué te pasa?

Le dije lo primero que me vino a la cabeza. 

ALEX. -Me tienen que operar. -No le mentí. En parte. Era una de las cosas que me pasaba, pero no lo más importante. Tecnicamente, no le mentí en realidad. 
DIRECTOR. -¿Por qué?
ALEX. -Una larga historia... Hablelo con mi madre, por favor, hoy ya he tenido que explicar muchísimo a todos. 

El director, Alan, era como el padre que nunca tuvo mi madre. Mi abuelo murió cuando Emily -mi madre- era un bebé, y Alan era un buen amigo de los hermanos y los padres de mi madre, así que ella crecio como si Alan fuera su padre. Eso sí, nunca le llamó 'Papá' ya que su madre y él eran simples amigos, muy buenos amigos, mejores amigos. Yo no le considero mi abuelo, es mi director y un buen amigo de la familia, nada más. 

DIRECTOR. -Claro, pero, ¿es algo grave? 
ALEX. -Me operan, simplemente. 
DIRECTOR. -Todo saldrá bien, ya verás. 
ALEX. -En eso confío. -Hubo un silencio, no era incómodo, tampoco genial, simplemente silencio. Creo que estaría pensando en qué me pasaba. Decidí romperlo. - Bueno, ¿para qué me habías llamado?
DIRECTOR. -Oh, sí. Alexandra -volvió a llamarme como siempre lo hacía-, tienes unas notas excelentes.
ALEX. -Gracias. -dije sonrojándome.
DIRECTOR.-Pero...
ALEX. -¿Pero?
DIRECTOR. -Pero hay dos asignaturas en las que vas mal, y por ellas podrías repetir este curso. 
ALEX. -Matématicas.
DIRECTOR. -Y Lengua. 
ALEX. -Oh, no... -dije entristeciéndome. 
DIRECTOR. -Tranquila, todavía tienes tiempo de mejorarlo, y confío en ello.
ALEX. -Lo haré.
DIRECTOR. -Lo sé. Mucha suerte. 
ALEX. -Gracias.

Los dos sonreímos y después de despedirme fui hacia mi taquilla para coger las cosas de la próxima clase. Oh, no. Plástica, no. Todas menos esa. Dibujo bien, no me puedo quejar. Es por el profesor. Pásado doloroso. 
Los pasillos estaban desérticos, hacía unos cuantos minutos que el timbre ya había tocado. El recreo se acabó, y cada uno volvía a su clase. 
Cogí mi carpeta de aquella asignatura, pero no encontraba el estuche. Fui corriendo a mi clase, y le encontré. 
De repente, unas manos rodearon mi cintura. Supe de quien eran, inconscientemente, sonreí. Unos labios empezaron a besar mi cuello, y nos balanceamos poco a poco. 

ALEX. -Jona, ¿qué haces? -dije dándome la vuelta.- Tendrías que estar en tu clase. 
JONA. -Y tú en la tuya.
ALEX. -A eso iba. 
JONA. -Además, hoy me preocupaste.
ALEX. -Jona, me voy, luego hablamos. Y... lo siento por enfadarme antes, soy tonta.
JONA. -Shhh... Tranquila, no lo eres. -Cada vez, me iba acercando más y más a él.

Sus preciosos ojos subían de mis labios a mis ojos continuamente. Me empezó a besar otra vez en el cuello subiendo hacia mi mejilla derecha.

ALEX. -Jona, para. -Jona fue a la otra mejilla y la dió un suave mordisco que hizo que de mi boca saliera un pequeño gemido. Noté como sonreía. -Jona, ya. -Le separé de mi con un leve empujón. -Me tengo que ir. 
JONA. -Quédate para mi. 

Sus manos agarraron otra vez mi cintura y fue dejando pequeños besos húmedos en mi cuello, me mataba cuando me hacía eso. 

ALEX. -Me matas -Dije con una pequeña sonrisa. Después le separé-. No puedo llegar más tarde, déjame irme, ya. 
JONA. -Vale, pero...
ALEX. -¿Pero?
JONA. -¿Qué te pasaba antes? 
ALEX. -Oh... Na-nada -dije entrecortada, mirando hacia abajo-. 
JONA. -Dime pequeña.
ALEX. -Luego hablamos. -Me puse de puntillas y rocé mis labios contra los suyos para después darle un suave eso. 

Le sonreí y me fui, pero me lo impidió cogiéndome del brazo. 

JONA. -A mi, no me dejas así.

Me acercó hacia él, y me besó intensamente. Supuse que el beso duró unos cuantos segundos. Cerré mis ojos y me dejé llevar. Jona, que me tenía agarrada de la cintura, me subió un poco hasta que posé mis pies en los de él. Me separé lentamente y le sonreí. 

JONA. -Adiós, princesa. 
ALEX. -Adiós. -le dije mientras me iba hacia mi clase, corriendo. 

Llegué al aula de plástica en menos de un minuto. Llamé a la puerta.
 
ALEX. -¿Se puede?
PROFESOR. -Cómo de costumbre la señorita Jones llegando tarde, ¡a dirección!
ALEX. -¡No! Se... Se lo puedo explicar. 
PROFESOR. -¡Vamos! No tengo mucho iempo para dedicártelo a ti. 
ALEX. -Estaba... Estaba hablando con el director. Me estaba informando de mis calificaciones. 

El profesor bajó sus gafas un par de centímetros, apoyándolas en su nariz. 

PROFESOR. -¿En serio? -Cerré los ojos, no sabía mentir bien mirando a la cara. Asentí rápidamente. -Siéntese, ¡rápido!
ALEX. -Sí, señor. -Dije en voz baja y tímidamente. 

Noté como rodos me miraban hasta que llegué a mi sitio.

ALICE. -¿Dónde te metiste?
ALEX. -Estaba con Jona -Dije con una sonrisa-. No me dejaba irme. 

Mis mejillas empezaron a tener un poco más de color, y empezaron a arder. 
De repente, un fuerte golpe sonó fuera de clase, en el pasillo. El profesor salió rápidamente. 

PROFESOR. -¡Usted! ¿Qué le ocurre para dar esos golpes?
-¿Qué me ocurre? -Reconocí rápidamente esa voz. Jona. 
PROFESOR. -Sí. ¿Dónde tiene los modales? 
JONA. -Lo que ocurre es que tiene que tener más respeto con sus alumnos. Que ellos e tratan muy bien, y tú a ellos fatal, y no solo le hablo de ahora, toda tu vida ha sido así. 

Las voces de Jona se oían por todo el pasillo, y los alumnos y profesores salían de sus respectivas clases al escuchar todo el jaleo que había. Jona dió media vuelta y se fue, pero consiguió escuchar lo que decía el profesor de plástica. 

PROFESOR. -¡Usted no tiene respeto! ¿Dónde le educaron sus padres? ¿En la calle? 
Jona se paró en seco y retrocedi´mucho más deprisa. 
JONA. -¡Mi madre me educó muy bien! -Dijo poniendo al profesor entre la puerta y el cuerpo de Jona, que estaba muy tenso.- Así que se guarda lo que tenga que decir.

Jona se fue otra vez. 

PROFESOR. -¡Le voy a poner un parte, señor! 
JONA. -¡Adivina por donde me lo voy a pasar!

A este último comentario, no pudo evitar reirme. Mi profesor me miró, y yo cambié mi expresión. 


[Narra Jona.]


¿Cómo puede haber gente así? Incluso es peor que los míos. Además de tratar así a mi pequeña Alex, era un pervertido. ¡Sí! Un pervertido de mierda. Las palabras suyas seguían grabadas en mi mene cuando fui al baño a lavarme la cara. ¿Cómo pudo ser tan animal? ¿Y qué derecho tiene de hablar de mi familia? Ninguno. Es igual de bruto cómo cuando la daba clase. Me ha reconocido. Sabe quien soy y como soy. Esta vez, no dejaré que esto acabe por culpa de aquel infeliz. Le dijo lo mismo. Y ella me lo contó a mi. ¿Por qué reaccionaste así, Jona? La única que salió perdiendo fue ella. No pienses más en eso, Jona, es pasado, doloroso, pero pasado. Vinimos aquí para cambiar. Ahora él, es solo el profesor de Alex. 
"Yo sí que te haría callar ahora, perra malcriada."
Sus palabras retumbaban en mi cabeza, ¿cómo llegaba a ser así una persona? Le dijo lo mismo a Nicolle. ¿Cuántos años tendría cuando pasó? ¿Catorce? No aguantó más, y se cortó. No, Jona, eso es pasado. 
Salí del baño. Me disponía a salir del centro y fumar un cigarrillo, ahora mismo era lo único que me podría calmar. Eso y... una idea descabellada se me pasó por la cabeza. No, Jona, no seas así, me decía mi subconsciente, me río solo de pensarlo. 'Cuando ella quiera.' Me dije a mi mismo pensando en Alex. Una mano agarró mi hombro. 

-Eh, chaval, ¿qué te ha pasado con el profesor de plástica?
JONA. -Nada. ¿Quién eres? 
-El jefe de estudios. 
JONA. -Ah. 
JEFE DE ESTUDIOS. -Ven conmigo, anda. 
JONA. -No, ahora voy fuera, a la calle, necesito relajarme. 
JEFE DE ESTUDIOS. -¿A fumar? Te acompaño, tengo que hablar contigo. 

Llegamos al patio y fuimos directos a la puerta principa de salida. Saqué lo más rápido que pude un paquete de tabaco de mi chupa negra, y de este, un cigarrillo y un mechero. Lo prendí. 

JONA. -¿Quieres? -Dije ofreciéndole el paquete, lo más cortes que pude. 
JEFE DE ESTUDIOS. -No, gracias. No soy tan tonto de matarme tan lentamente. 
JONA. -Tú mismo, de algo hay que morir. -le dije riendo un poco. 
JEFE DE ESTUDIOS. -Supongo. -Me respondió con una sonrisa. -¿Cómo te llamas? 
JONA. -Jona. 
JEFE DE ESTUDIOS. -Jona, ¿qué más? 
JONA. -Jonathan Reeve. 
JEFE DE ESTUDIOS. -Reeve... -Se quedó pensando. Unos segundos después sus ojos se abrieron como platos. -Los Reeve. -¿A caso todo el mundo me conocía? 
JONA. -No señor. 
JEFE DE ESTUDIOS. -Llámame Sam, muchacho.
JONA. -Pues no, Sam, eso es parte del pasado, yo ya no soy así. 
SAM. -Jona, el pasado nunca se borra, ¿sabes? 
JONA. -Ya lo sé, pero yo he cambiado. 
SAM. -Espero que sea así.
JONA. -¡Claro que es así! 
SAM. -Me alegra escucharte eso. Volvamos a clase. 
Me levanté, tiré la colilla al suelo, la pisé y volvimos al centro. Miré a Sam, y vi cómo me sonreía mientras entrábamos. 


[Narra Alex.]


Era Jona. Se había vuelto... ¿loco? ¿Qué le había pasado? Estaba segura de que habría oido cómo me habló el profesor, pero no era para tanto. Recuerdo que empezó a tratarme 'mal' hará un año. 

Flashback.


Charlie, mi profesor de plástica, empezó a insinuarse en febrero del año pasado. Pensé que eran imaginaciones mías, hasta que un día me llamó para ir en el recreo a su clase. Me dijo que fuera sola. Llegué y la puerta estaba cerrada. Tiré hacia mi. No se abría. Llamé y Charlie la abrió. 

ALEX. -No se abría. 
CHARLIE. -Ya lo sé, la cerré. Entre, por favor. 

Entré en la clase y oí un pequeño ruido detrás de mi. Pensé en que había vuelto a cerrar. Di la vuelta y estaba en lo correcto. ¿Por qué cerraba? Esto empezaba a parecerme raro.

ALEX. -¿Por qué cierra?
CHARLIE. -Para que haya más... intimidad. -¿Qué?.- Siéntate, señorita Jones, tenemos que hablar de tus calificaciones. 

En cuanto dijo 'calificaciones' me tranquilicé, pero con una mirada suya, que recorrió mi cuerpo de abajo a arriba, hicieron que los nervios volvieran a mi, otra vez. Tragué saliva mientras cerraba un par de segundos mis ojos. Cuando los abrí, vi en su cara una sonrisa pícara. Empecé a tener miedo.

ALEX. -¿Qué pasa?
CHARLIE. -Son muy bajas, me temo que la tendré que suspender, señorita Jones. 
ALEX. -No, por favor... ¿No... No puedo hacer algún trabajo?
CHARLIE. -A ese punto quería yo llegar. Podrías hacer... cómo tú lo llamas, un trabajo y aprobar, con buena... No. Con buenísima nota. 

Charlie se levantó de su silla y empezó a andar hacia mi. Me empecé a poner nerviosa, mis dedos empezaron a juguetear entre sí. 

ALEX. -¿Y de qué trata ese trabajo? 

Me levanté.

CHARLIE. -Es... Muy... Fácil. -Se acercó más y más a mi, yo me iba alejando, pero él iba más rápido. Me cogió del brazo. -¿Me tienes miedo?
ALEX. -No. -Dije firmemente.
CHARILIE. -Perfecto. 

Seguía cogida del brazo, y me acercó hacia él. 

ALEX. -¿Qué haces?
CHARLIE. -¿No quieres aprobar? Pues haz el trabajo.

Me subió a la mesa que tenía detrás y se puso entre mis piernas. Rápidamente le separé de mi. 

ALEX. -Pero, ¿qué haces? -me bajé de la mesa y me acerqué a la puerta con rapidez. -Prefiero suspender antes que hacer esto. -Intenté abrir la puerta, pero estaba cerrada. Me di la vuelta y vi cómo se acercaba otra vez. -¡Para! -dije cuando estaba a centímetros de mi.
CHARLIE. -Ahora ya no. 

Empecé a dar golpes en la puerta y a gritar. Tras esto, Sam, el jefe de estudios, abrió la puerta desde fuera. 

SAM. -¿Qué pasa?
CHARLIE. -Nos habíamos quedado encerrados. -contestó rápidamente.
SAM. -Bueno, tampoco es para dar esos golpes, Alexandra.
ALEX. -Ya... Adiós. -dije y me fui de esa clase.

Fin del flashback.

Después de ese día, empezó a tratarme 'mal', por así decirlo. No era igual que con los demás, era peor. Mucho peor. Cada cosa que hacía, fuera mala o buena, me echaba la bronca. Pero me daba igual, sólo lo tenía que aguantar dos horas a la semana. 
Alice me sacó de mis pensamientos. 

ALICE. -Cuéntame. -Me susurró. Pestañeé tres o cuatro veces rápidamente.
ALEX. -¿El qué?
ALICE. -Jona... Tú... Eso. 
ALEX. -Ah, nada. -Intenté hacerme la interesante, pero mis mejillas empezaron a enrojecerse. -Estuve con él. 
ALICE. -¿Y...? 
ALEX. -Le besé. -Miré hacia mis dedos, entrelazados, jugueteando entre ellos. Una sonrisa salió al recordar el pequeño momento que pasé junto a él. -Y luego él a mi. 
ALICE. -Ay, que monos. 
ALEX. -Me llamó princesa. 
CHARLIE. -¡Jones! Encima de llegar tarde, tienes la incertidumbre de hablar. Fuera de mi clase, a dirección. 
ALEX. -Pero... 
CHARLIE. -¡A dirección! -Me gritó. 

Recogí mis cosas y escuché como Alice me susurraba un 'lo siento.' La sonreí, y salí del aula. Bajando las escaleras, me encontré con Jona y con Sam. 

SAM. -Alex, ¿a donde vas? -Vaya, segunda vez que me llaman Alex hoy. Bueno, de Sam es normal. Es como un amigo, siempre nos ayuda. Es muy familiar.
ALEX. -A dirección. -dije con un suspiro. 
SAM. -¿Qué has hecho ya? 

Miré a Jona. Sus ojos estaban clavados en los míos. Su ceño estaba fruncido, se le veía enfadado. 

ALEX. -Por hablar. 
SAM. -¿Por hablar? ¿Quieres que hablemos con él? 
ALEX. -Vale. 
Miré a Jona otra vez. Estaba tenso. Me daba miedo. 
ALEX. -¡Jona! -grité cuando salió disparado hacia la clase de plástica. 
SAM. -¡Jonathan, vuelve!

Nos ignoró. Abrió rápidamente la puerta. Sam y yo corrimos detrás de él. Lo estábamos oyendo todo.

CHARLIE. -Otra vez tú, deja de molestar mis clases, Reeve.

¿Reeve? ¿Cómo sabía su apellido si, nunca se le había dicho?
 
JONA. -Sólo haga una cosa, deje de tratarla así. 
CHARLIE. -Yo no recibo ordenes de un alumno de... ¿16 años? 
SAM. -Eh, eh, ya. Vamos, tranquilo, Jonathan. Sr. Charlie, ¿qué ha pasado con la señorita Jones?
CHARLIE. -No deja de hablar en mis clases.
SAM. -Pero, ¿por eso la manda a dirección? Alexandra, siéntate y no hables más. 
CHARLIE. -No, Jones, fuera de mi clase, yo no tolero esto, además de que llegó tarde. 

Sam suspiró, cediendo. 

JONA. -Pero, ¿no vas a hacer nada? ¡Sam! 
SAM. -Jona, relájate. 
ALEX. -Jona, tranquilo. -Me acerqué a él y puse mis manos sobre su pecho. Subía y bajaba rápidamente. Sus ojos se encontraron con los míos. -Cálmate. 

Su mirada bajó y giró la cabeza a la derecha. Se dio media vuelta y se fue. 

SAM. -Vete tú. -Dijo mirándome. -Sólo te escucha a ti. 

Asentí y salí de la clase a paso ligero. 

ALEX. -¡Jona! -Se paró vacilante y siguió andando. -¡Jona! -Repetí- Este siguió andando. -¡Jona, para! -corrí hacia él, y le agarré el brazo derecho, dándole la vuelta para que me mirara, pero giró la cabeza hacia su derecha, bajando la mirada. -¿Qué pasa? -le dije mientras me acercaba más a él, levanté un poco su cara. 
Sus ojos se encontraron con los mios. Me miraba intentasemente, cómo di quidiera decir algo pero no le salían las palabras. Se relamió los labios lentamente y me cogió las manos. 

JONA. -Nada, Alex. -Dijo al fin, bajando otra vez su mirada. 
ALEX. -Tú. 
JONA. -¿Qué? -dijo subiendo la mirada hasta mis ojos. 
ALEX. -Lo que me pasaba. A ver, no es sólo por ti. 
JONA. -¿Cómo por mi? 
ALEX. -Yo... Yo no sé, no lo quiero pasarr mal por nadie, no otra vez. No quiero depender de un chico, cómo me ha pasado con Mark. -bajé la cabeza y vi nuestras manos entrelazadas. Entonces, una de ellas me soltó y agarró mi barbilla para subir mi cara. 
JONA. -Eh, mírame. -me sonrió. -Yo no te voy a hacer daño. Nunca. Recuérdalo. 
ALEX. -Ya, pero... no sé. 
JONA. -No sabes, ¿el qué? 
ALEX. -No sé, Jona, no sé nada. 
JONA. -A mi, me vas a tener siempre. -y selló esa promesa con un beso. Le sonreí. 
ALEX. -Pero, no es solo por eso. 
JONA. -¿Qué pasó, pequeña? 
ALEX. Me tienen que operar, y tengo miedo. 
JONA. -No pasará nada, confía en mi. ¿Por qué te tienen que operar?
ALEX. -Soy... diabética.
JONA. -¿Qué? ¿Por eso? 
ALEX. -Esa diabetes no es normal en una chica de quince años, si tuviera cuarenta años, sí, ahí sí que sería normal. 
JONA. -Entonces eres muy vieja. -le di un golpe en el hombre. -¡Ey! Eso dolió. 
ALEX. -¿Qué te va a doler? -reí. 
JONA. -Que boba eres. -Me cogió de la cintura y me subió hasta que estuve encima de sus pies. 
ALEX. -Me ofendes, Reeve. 
JONA. -Ui, sí. 
Los dos reimos. 
ALEX. -¿Qué te pasaba?
JONA. -Nada. 
ALEX. -Jona, di. ¿No confias en mi?
JONA. -Claro que confío, preciosa, pero todavía es muy pronto. 
ALEX. -¿Pronto? 
JONA. -Sí, te lo contaré más adelante, todo a su debido tiempo. 

Me besó en los labios y así nos quedamos varios segundos, en medio de los desiertos pasillos del instituto. 

 WOW. ME ENCANTÓOOOOOO. *-* 

SIGUELA POR FAVOR. 

TE AMO. <3