SUBASTADOS*Zayn y tu HOT*

Siguelaaaaa por favor :3

siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa :lloro: por favor es hermosaaaa :cherry: :P

noooooo!! seguila!

NOO, hubieras subido todo el capituloo, esta espera me esta mataandoooooooo!

me encanta tu novela, soy nueva lectora! espero & la sigas pronto (:

Vanesitaa!
Sube el ultimo cap porfaa! :D

OOK, trankila :) mientras la subas, me daigual si es antes o despues, pero tu subela.. :) jajajaja
Que otra novela estas haciendo..?

esta buenisimaa :) siguelaaaaaa

LaGuidette escribió:OOK, trankila :) mientras la subas, me daigual si es antes o despues, pero tu subela.. :) jajajaja
Que otra novela estas haciendo..?

Gracias por comprender lo :) todas las novelas que he echo están aquí: Mis Novelas

Termina asi como asi, oh mierda moriré. Ojala que no, siguela!!

Hoy se termina :(
OMG! Siguelaa

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"¡Un hijo! Tú sabes, tú sientes que es eso: ver nacer la vida del fondo de un beso por un inefable milagro de amor."
José Angel Buesa
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—¿Quieres ser padre?
Ahí estaba la pregunta. Una que yo me había formulado y que tenía una respuesta difusa, incongruente.
Miré hacia el mar en calma y me perdí en los pequeños reflejos de una luna a medio hacer.
—No es fácil responder a eso —acepté. Tenía que ser honesto. No podía llegar ahora con una declaración de amor eterno si no lo sentía. El amor, pocas veces nace siendo eterno, adquiere consistencia y valor con el tiempo.
—Hazlo con sinceridad —me habló ____. Su voz sonaba clara, pero pude notar un pequeño temblor al final de la frase.
"Qué le dirás"
Me había preguntado Harry, cuando finalmente me decidí a hablar con ella.
"No lo sé"
Era cierto, aún no tenía claro cuáles serían mis pasos. Únicamente sabía que debíamos hablar, concluir algo juntos, después de todo, era una situación que nos concernía a ambos.
"Una mujer en esas condiciones, lo que necesita es seguridad"
Había dicho Harry. Y yo me había reído en su cara ante semejante aclaración.
"¿Desde cuándo entiendes tan bien la psicología femenina?"
Le había preguntado aún riendo. Él me sonrió encogiéndose en hombros.
—Sinceridad… —la miré. ____ asintió. Yo me tomé un segundo más antes de continuar—sinceramente… no quiero hijos. Nunca los he querido, no me imagino siendo padre… —____ me miró contrariada, aún bajo la escasa luz podía notarlo. Quiso recuperar su mano, que ahora permanecía entre la mía.
—Suéltame… por favor… —bajó la mirada. No la solté.
—Aún no termino de hablar —le aclaré.
Volvió a mirarme, esta vez con cierto recelo. Como quien espera el golpe de gracia.
Suspiré.
—Pero todo cambia ¿no? —pregunté. ____ relajó ligeramente la tensión de su mano sobre la mía—cuando me fui a Las Vegas, a celebrar mi cumpleaños, no pensé que volvería con una esposa.
Me reí con cierta ironía.
—Zayn… —ella pronunció mi nombre impaciente.
Volví a suspirar. Para considerarme un tipo sincero, me estaba costando bastante hablar y es que sabía que el siguiente paso definiría todo.
—___… —intenté, mirando su mano sostenida por la mía. Luego la miré a los ojos, comenzando nuevamente—___… —ella abrió más los ojos, como si intentara atraer mis palabras— no quiero un hijo… pero te quiero a ti… —ella arrugó un poco el ceño y negó con un gesto suavemente. Sabía que no me estaba explicando como quisiera— digo que te quiero a ti y que eso, por añadidura, me hace querer a ese hijo… —___ continuaba procesando mis palabras— ¿lo quieres tú?
Mi pregunta la sorprendió.
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Cuando Zayn me soltó ese pequeño discurso, me quedé mirándolo sin poder responder a su pregunta final. Él sostenía mi mano y aunque hasta hacía un momento, me debatía entre liberarme o no de ese agarre, ahora me parecía la caricia más dulce que había recibido.
—¿___?... —insistió— ¿lo quieres tú?
Volvió a preguntar, buscando en mi mirada.
Yo asentí, no podía hablar. Tenía un nudo en la garganta, mezcla de emoción y de alivio. Creo que no me había dado cuenta de lo mucho que necesitaba sentirme respaldada por él, hasta que decidió hacerlo.
Su pulgar acarició mis nudillos y ese gesto fue suficiente para que las lágrimas se me cayeran de los ojos, golpeando mi otra mano como si se tratara de pequeñas piedras que se rompían contra mi piel.
—Shhh… no… —escuché la suplica que brotó de su boca, regalándole la sensación de una melodía.
Lo miré y vi delicadeza, consuelo, afecto… respaldo.
¿Podía Zayn parecerme todas esas cosas?
Lo vi acercarse, una visión acuosa. Su mano continuaba sosteniendo la mía, mientras que la otra me llevó hasta él desde los hombros, encontrándonos a mitad de camino entre su asiento y el mío.
Cuando mi frente se apoyó en su hombro me estremecí en un sollozo.
A veces no eres consciente de todo lo que contienes en tu interior, hasta que comienza a desbordarse.
No supe muy bien si fue por el abandono que ahora mismo experimentaba en medio de su abrazo, o por el peso que me estaba sacando de encima con las lagrimas, pero tiró de mí con facilidad, acomodándome en su regazo. Yo no dejé de abrazarlo.
—Soy una mujer fuerte… —murmuré contra su hombro, aún entre lagrimas, escondida en el refugio que me brindaba.
—Lo sé —respondió y pude adivinar una sonrisa dulce.
Un pequeño movimiento bajo nuestros cuerpos, me indicó que el asiento abría un espacio mayor entre nosotros y el volante. Nos quedamos así, abrazados y unidos un poco más.
—Necesito papel —pedí, intentando llegar a mi bolso. Zayn extendió la mano hasta la guantera y sacó una caja de papel del interior, dejándola sobre mi asiento antes de entregarme un par de hojas—. Gracias.
Me sequé las lágrimas y luego me limpié la nariz, sus dedos peinaban mi cabello tras la oreja para poder ver mi rostro. Me sentía mucho más aliviada.
Lo observé de reojo.
—¿Qué somos? —le pregunté entonces. ¿Podía besarlo como a un amante? ¿Podía imaginarlo compartiendo mi vida en el futuro o sólo como el padre de mi hijo?
Zayn se encogió de hombros.
—Eres esposa de mi amigo, asi que ¿Un tipo Cuñados? —rio y los ojos se le hicieron pequeños cuando sus mejillas se llenaron con aquella risa.
Le di un suave golpe con el puño sobre el hombro.
—Tonto —me quejé contagiada por su risa.
Zayn se fue calmando y volvió a acariciar mi mano, que esta vez sostenía un trozo de papel humedecido. Los dedos de mi otra mano recorrían, suavemente, en cabello en su nuca.
—Creo que somos… —comenzó a hablar, deteniéndose como si buscara las palabras correctas. Yo me mantuve en silencio— como dos mitades de algo… un algo que aún no sé definir…
—Te entiendo… —acepté, acariciando un poco más las hebras de su cabello— he leído sobre las almas gemelas —le confesé.
—¿Sí? —preguntó animado. Yo asentí con un gesto— ¿Y qué piensas?
Me encogí de hombros.
—Que aún nos faltan algunas vidas —reí y él me acompaño.
Era curioso, ahora mismo no necesitaba nada más que su compañía, ni siquiera necesitaba los besos o un contacto físico más profundo. Sentía como nuestros sentimientos se entrelazaban sin que existiese más necesidad que esa. Habíamos conseguido intimidad.
Él reposó su cabeza sobre mi hombro y yo continué acariciándole el cabello.
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Titulares.
"Las cosas andan mal en el paraíso"
"Una de las esposas embarazada"
"¿Adulterio?"
"¿Bigamia encubierta? ¿Comunidad hippie?"
"Padre biológico"
"Todo queda en familia"
"Divorcios"
"La niña se llamará Emma"
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Después de tantos conciertos. Después de tener que enfrentar a la crítica, a la prensa, a los fans y a mi madre. Nos merecíamos unas pequeñas vacaciones, aunque sólo fuesen un par de días.
Así que aquí estábamos ___ y yo nuevamente. En Las Vegas.
Habíamos entrado a un sitio de tatuajes y estábamos repasando el catálogo que nos había dejado uno de los encargados. Un hombre cuyos brazos no tenían más lienzo que pintar.
—¿Esta letra te gusta? —me preguntó ___, enseñándome una fotografía de una flor que alrededor de sus pétalos tenía escrito algo en letra itálica.
—No está mal, pero preferiría otra cosa… si la quieres tú… —le sugerí.
—No —dijo, estirando mucho los labios en un mohín infantil.
—¿Por qué no? —hablé con la alegría que me había dejado el verle la cara.
Me miró.
—Dijimos que sería un tatuaje igual. ¡Es nuestra hija! —me reclamó, como si yo no tuviese en consideración lo relevante.
—Ya —acepté—, por eso no quiero que sea en letra itálica.
___ bufó y continuó pasando las imágenes del catalogo.
—¿Y esta? —preguntó, mostrándome otro grabado en letra inglesa. No estaba mal, todo mi costado estaba tatuado con un estilo muy parecido, pero quería algo más rotundo.
—Mmm… —me atreví a objetar, mirando de reojo su expresión.
Mi teléfono comenzó a sonar. Lo miré.
—Harry —le mencioné y ___ comenzó a seguir mis palabras con expectación— ¿Sí? ¿Todo bien?
Harry y Camille se habían empeñado en que, los padres, tuviésemos unos días libres. Así que ambos se estaban haciendo cargo de Emma, nuestra hija de siete meses.
—Sí, todo bien, tranquilo —me calmó Harry—. Es sólo que ésta —mencionó refiriéndose a Camille— se empeña en que el gramaje del biberón es de doscientos cincuenta centímetros cúbicos y yo le digo que eso era hace dos semanas, que ahora son trescientos…
En tanto Harry me explicaba aquello, el teléfono de ___ comenzó a sonar.
—Camille —murmuró ella hacia mí— ¿Sí?, hola Camille, ¿cómo va todo?
___ me miraba y yo a ella.
—Harry cálmate, las medidas de la leche, la comida y todo lo demás, están en la libreta que hay en la cocina —comencé a explicarle.
—He revuelto todo y no la encuentro. Pero sé que tengo razón. No puede ser que aún tenga que tomar la misma medida de leche —continuaba reclamando Harry.
___ por su parte intentaba ponerse de acuerdo con Camille. Tapó el teléfono y me habló en un susurro. Yo tapé el mío, para que Harry no escuchase.
—Dice que no soporta a Harry.
—Quizás deberíamos volver —murmuré. ___ asintió.
"Quizás deberíamos volver"
Fue lo que ambos dijimos al teléfono y por la expresión de ___, creo que Camille debió de decirle exactamente lo mismo que Harry a mí.
"Ni se les ocurra"
Ambos nos miramos al cortar la llamada.
—Una noche —le dije. Ella asintió.
—Una noche —aceptó.
De ese modo, nuestras vacaciones de tres días, se quedaban reducidas a día y medio. Pero la razón lo merecía.
.
Nos paseábamos por el interior del hotel y ___ había entrado a una tienda para llevar algún recuerdo a Emma. Ambos nos habíamos tatuado su nombre, con letra gótica romana, en la muñeca de la mano derecha. Un punto en el que siempre podríamos verlo y que no se desfiguraría con los años, al menos no demasiado.
Mientras la esperaba, me quedé observando un cartel en el que se anunciaba una "subasta" como la que habíamos protagonizado ella y yo el día que nos habíamos conocido.
—Una subasta —escuché una voz junto a mí. Miré de reojo, era un chico tan alto como yo.
—Sí… son divertidas y con resultados inesperados —contesté con sinceridad.
—Ahh —respondió, haciendo una pequeña pausa— ¿Has estado en alguna? —preguntó.
—Sí, una vez.
—¿Te gustaría que fuésemos a está? —insinuó. Lo miré directamente y le sonreí.
—Estoy con compañía —contesté, mirando en dirección a la tienda. ___ venía de salida.
El chico observó en la misma dirección.
—Oh… lo siento… —se excusó.
—Tranquilo, no hay problema.
Me sonrió, alzó tímidamente la mano y se despidió. Yo sólo asentí con un gesto.
___ se me acercó, con aquella mirada interrogante que ya le conocía. Una dulce calidez me llenó el pecho al comprender todo lo que ya conocía de ella. Sabía lo que era no tenerla, el estar solo. Sabía que podía con eso y que no era algo a lo que le temiera, pero también sabía que cada día me convertía más en la mitad de algo, dejando de ser una unidad. Me convertía en la mitad de ____ y ella en la mía.
—¿Qué ha pasado? —preguntó cuando estuvo a muy poca distancia de mí, mirando la dirección en la que se había perdido aquel chico.
Me encogí de hombros.
—Nada, que me estaban invitando a una subasta —contesté, mostrándole el cartel y repasando su reacción.
—Mmm… ¿Y qué clase de invitación era? —preguntó con suspicacia.
—¿Tú qué crees? —sonreí.
—¿Un hombre? —insistió, como si no fuese capaz de ver lo obvio.
—¿Qué quieres? Soy atractivo —se me escapó una carcajada, nada más decir eso.
___ achicó los ojos, observándome atentamente. Luego se enlazó a mi brazo con fuerza.
—A ti no te suelto en toda la noche —aclaró.
Yo me las arreglé para hablar en medio de la risa, mientras comenzábamos a caminar por el pasillo central.
—¿Y eso? —pregunté.
—La última vez que viniste aquí, te fuiste casado, y no precisamente conmigo —me recordó.
Se me escapó una nueva sonrisa, a la que ella no pudo resistirse.
Sí, ya éramos la mitad de algo. La mitad, uno del otro.
.
Fin.
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AWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWW :3
Me hiciste llorar, ame la nocela :=
Su hija se llama Emma :3
Me enamore de esta nove, Vanecita gracias por la nove :3
Espero con ansias alguna que hara en algun tiempo :D
Te quiere Mel... Xx

Melaa'ChicaRara'Malik escribió:AWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWW :3
Me hiciste llorar, ame la nocela :=
Su hija se llama Emma :3
Me enamore de esta nove, Vanecita gracias por la nove :3
Espero con ansias alguna que hara en algun tiempo :D
Te quiere Mel... Xx

Gracias bonita*-*