Creaste mi mundo [Liam Payne&LorenaWoodson]

Ya estábamos en el hotel, los chicos se reían sin parar, lo bueno de ahí es que no dejaban a entrar a todas las fans y no había tanto escándalo, llegué a mi habitación y dejé las cosas, me senté en la cama y solo pensé en una cosa, “el supuesto trato”, eso me tenía inquieta. Quería preguntarle a Niall pero a la vez no, quería convencer a Liam pero este no me quiere cerca de él, Harry y Zayn no deben saber nada y Louis puede que haya cambiado de opinión y no querer decirme algo, de seguro el trato tenía que ver con el gran problema de que yo le gustara a Liam.

– ¿Ocupada? –Preguntó Harry sin entrar.

– Pasa –le dije amablemente.

– ¿Cómo te sientes? –se sentó en la cama junto conmigo– me imagino que ha sido difícil.

– Imaginas bien –di un suspiro– pero he tratado de lidiarlo.

– Yo no podría –confesó.

– Yo también decía lo mismo –me reí un poco– y tenía razón, es lo peor del mundo pero lo bueno es que tengo a Niall –sonreí al instante.

– ¿Cuánto quieres a Niall? –Me preguntó inquietante.

– Mucho –respondí sin rodeos.

– Pero… ¿cómo un amigo?

– No Harry, como un hermano ¿a qué se debe esta pregunta? –Ya me estaba confundiendo más de lo debido, Harry siempre hacía preguntas extrañas y estas eran unas.

– Ok, tranquila –soltó una risilla que me contagió, Harry era una persona amable que siempre lograba sacarle una sonrisa a las chicas, lo apreciaba mucho, tenía algo especial que me transmitía confianza.


Nos quedamos hablando un rato, cambiamos muchas veces de temas, a veces nos preguntábamos cuándo habíamos cambiado de conversación, era divertido. Me contó que nunca se había enamorado y le intrigaba saber qué era eso, me preguntó lo mismo a mí y yo me quedé fría, obviamente nunca había tenido ese fuerte sentimiento, pero si tenía a alguien que en estos momentos no salía de mi pequeña cabecita, el por su parte confesó todas las mujeres con que ha esto y vaya que son bastantes, como el típico mujeriego, pero es que ¿cómo no caer en sus garras? creo que si Liam no existiese me gustara Harry, claro que de una manera diferente, solo sería un gusto normal como los que he acostumbrado tener, no como el que siento ahorita, era como si estuviese esperando Liam toda mi vida… ¡basta Lorena!, repetí en mi mente, me estaba ilusionando y eso no era para nada bueno.

– Si tan solo una mujer se fijara en mí –solté una gran carcajada al escucharlo decir eso.

– Eres imposible –comenté.

– Una pregunta –se puso serio– ¿has dado tu primer beso? –Esa pregunta me dio en el corazón, eso era algo que jamás había experimentado y tenía pena de decirle que no, así que opté por no responder, creo que Harry logró entenderlo porque se quedó callado– algún día lo darás.

– Nadie querría –dije afligida.

– Conozco a personitas que si quisieran.

– ¿Personitas? –Fruncí el ceño.

– Yo me entiendo.

La verdad es que no comprendía a los chicos, sentía que me ocultaban muchas cosas y eso era lo que más odiaba.


Ya había pasado una hora y los chicos tenían que ir a firmar autógrafos, yo mientras aproveché tiempo para bañarme y comer un poco de comida que nos había traído Paúl, ahora estaba completamente sola y eso era malo, porque de inmediato los recuerdos inundaban mi mente, quise despejarme un rato y salí de la habitación, por lo que creo era un pasillo largo, me guié a través de las paredes y me frené al sentir que estaba cerca de una escalera, la bajé cuidadosamente y llegué a la sala principal del hotel.

– Disculpe señorita ¿desea qué la ayude en algo? –Me preguntó una chica amablemente, si no me equivoco era la recepcionista.

– Emm si –respondí dudosa– quisiera ir a la piscina, me dijeron que había una.

– Oh claro –dijo amablemente– venga –me tomó del brazo y me condujo – puedes sentarte aquí –me indicó una silla.

– Gracias –comenté sonriente.

– A su orden, si desea regresar a su habitación me busca en la recepción.

– Ok.


Ahora si me sentía tranquila, escuchaba a los niños jugando y corriendo por todo el lugar, me encantaba como se divertían junto a sus padres, si tan solo yo estuviera con los míos, sin embargo no los envidiaba, más bien me alegraba por ellos, me ponía a pensar en la reacción que tomaría mi padre cuando llegara a casa y no nos viese a mí y a mi madre, y peor aún, cuando le preguntara a la mamá de Niall lo que pasó y ella le confesara todo, no quiero imaginarme el grito al cielo que pegará mi padre, una lágrima instantánea corrió mis mejillas y de inmediato me la sequé. Ahora estaba con estos cinco chicos tratando de vivir una vida feliz, recordé que me había ido dejando la escuela por la mitad, pero ¿ya para qué servía? no tenía ganas de seguir continuándola, prefería esto a estar soportando las burlas por los pasillos de cada salón, creo que la única persona que había sido amable conmigo era la chica que conocí el otro día, Eleanor creo que se llamaba y sin embargo solo fue una vez que hablé con ella.


– Hola –se acercó un niño a hablarme.

– Hola –lo saludé contenta.

– ¿Eres ciega? –Me preguntó inocentemente.

– Si –dije naturalmente– ¿y tú cómo te llamas?

– Eduardo –contestó tímido– mi madre siempre me dice que hay que ayudar a las personas ciegas o mayores de edad.

– Pues qué bien te enseña tu madre –le sonreí.

– Eduaaardo –pude escuchar como su madre lo llamaba a lo lejos.

– Mira mami, tengo amiga nueva –le dijo contento.

– Disculpa –me dijo la madre acercándose– ¿te está molestando?

– No vale –contesté– es una ternurita.

– ¡Mami!, ¡mami! –exclamó entusiasmado– ¿puede cenar hoy con nosotros? anda dime que si, anda sí.

– Pero a lo mejor tenga planes –contestó ella.

– No creo que tenga –dije tímida.

– Entonces está bien.


Esto me había dado entender la inocencia que podía tener un niño, lástima que algunas personas con el crecimiento la perdieran. Me fui a la recepción y le pedí ayuda a la chica, tal como ella me lo dijo, no me gustaba fastidiar a las personas pero yo no era experta en el hotel y no quería arriesgarme. Abrí la puerta de la habitación y todo seguía tan silencioso como antes que bajara, revisé el bolso y busqué algo cómodo para la cena que tenía hoy, sonreí al recordar las palabras de aquél niño.

– ¡Llegamos! –Escuché el grito de Niall en el pasillo de la habitación, en ese pasillo habían 6 habitaciones, en cada una iban a dormir dos chicos, en otra paúl y otro de los guardaespaldas, la que le seguía los otros dos guardias y por último la mía. Me dirigí a la puerta y salí corriendo hacía él, me tomó en sus brazos.

– ¿Cómo la pasaste sin nosotros? –Preguntó Zayn.

– Bien –sonreí– me gané una cita –dije divertida.

– ¿Ah sí? –Pregunta Niall– ¿se puede saber con quién?

– Con un chico muy amable –continué el juego.

– Pues más te vale que ese chico amable te cuide –habló un poco más serio.

– No seas tonto –solté una carcajada– un niño me invitó a cenar con su madre.

– ¿Sabes cuál habitación es? –Preguntó Harry.

– No, pero lo esperaré abajo en la piscina.

– ¡Ingrata! –Exclamó Louis– ¿usaste la piscina sin nosotros? –Me reí ante su comentario.

– Claro que no, solo me senté a escuchar a los niños corriendo y divirtiéndose.

– Bueno, bueno –intervino Niall– es mejor que bajemos con Lorena a que la busque el niño ¿sí?

– Siii –todos respondieron al unísono.

Ninguno de los chicos quería que alguien me hiriera y mucho menos después de lo que pasó en el concierto, después de un rato bajamos y el frío de la noche erizó mi piel, inmediatamente me crucé de brazos, Zayn me prestó su chaqueta y me sentí mejor, todos hablaban y no paraban, pero el único que seguía sin decir algo era Liam, después de aquella conversación en el avión todo se había vuelto extraño en él.

– ¿Por qué no has hablado Liam? –Pregunté sin pena delante de todos.

– Porque no me siento bien –respondió seco.

– ¡Holaaaaa! –Llegó el niño a interrumpir el momento y agradecí por que lo hiciera.

– Hola –lo saludé mientras sentía sus brazos alrededor de mí.

– ¿Quiénes son esos? –Me preguntó tímido.

– Son unos amigos míos, salúdalos –le dije. Los saludó penoso y luego me agarró para llevarme a su casa, me despedí de los chicos y caminé junto al niño, en el camino me dijo que se había escapado de la mamá, lo regañé juguetona y luego entré algo tímida con él.

– ¿Eres loco? –Gritó la mamá– ¡no vuelvas a darme ese susto Eduardo Contreras!

– Viste –le susurré bajito.

– Disculpa que grite de esa forma –me habló la mamá– es que los niños.

– No se preocupe –le dije amable.

– Me senté en el mueble y me puse a hablar con el niño mientras su madre hacía la cena, me encantaba conversar con él, tenía ideales buenos, a pesar de que tenía apenas 8 años de edad parecía que tuviera más, todo gracias a su forma de pensar.


– ¡A comer! –Exclamó la señora y ambos fuimos a la mesa.

Me llevé el bocado a la boca y mis papilas gustativas se dejaron llevar por el exquisito sabor de los macarrones con queso.

En toda la cena hablamos de diferentes temas, de pronto comenzaron hablar de las guerras, mi corazón latió un poco más fuerte, recordé que mi madre había muerto por culpa de eso, la señora contaba todo como si en realidad conociera el sufrimiento que me embargaba cada día, como si ella sintiese lo mismo que yo. Me paré y senté en un mueble aparte de los dos, no me sentía muy bien hablando de eso.

– ¿Qué tienes linda? –Me preguntó algo preocupada.

– Nada –tomé aire– solo que… mi papá trabaja en la milicia –lancé un pequeño suspiro.

– Bueno, mi esposo también está allí y créeme que es difícil.

– ¿Y cómo se encuentra él? –Pregunté curiosa.

– Por suerte está vivo –se acercó la madre a mi lado mientras apoyaba una mano sobre mi hombro.

– Mi padre no ha llegado desde hace dos meses –dije cabizbaja.

– Tienes suerte –suspiró– mi esposo ya lleva un año por fuera, es horrible, no tanto para mí, sino para mi hijo –sonreí medianamente, sabía lo que se sentía, si era terrible no tenerlo desde hace dos meses, no quisiera imaginarme que sería un año sin él, creo que ambas compartíamos el mismo sentimiento, aunque había una gran diferencia, a ella no le habían quitado su madre por culpa de eso.

Me quedé hasta que el niño quedara dormido, me despedí de la madre con un beso en la mejilla y nos intercambiamos números de teléfonos por si algún día nos volviésemos a encontrar, la señora me había caído bien, era agradable y no tenía ninguna pizca de antipatía, hablamos de diferentes cosas, me contó que mañana se iba porque necesitaba viajar constantemente para no dejar pistas de su ubicación, creo que mi madre debió hacer eso, así me evitaba el fuerte sufrimiento que me agobiaba y por si fuera poco el gran misterio que se llevan todos los chicos del grupo conmigo, ni siquiera Niall me decía algo y eso que era mi mejor amigo. Estaba caminando por el pasillo del hotel cuando escuché un siseo, volteé por inercia y sentí la presencia de alguien cerca.

– ¿Quién es? –Pregunté temerosa.

– Soy yo, Liam –primero quería alejarse de mí y ahora me llamaba.

– ¿Qué quieres? –Dije algo estresada.

– Vamos a dar una vuelta –asentí después de varios minutos y salí junto a él, al principio todo era silencio, a pesar que me gustaba el silencio con Liam se volvía incómodo.

– Y bien ¿qué tal has estado?, hace rato dijiste que te sentías mal.

– Era mentira –admitió– solo te evitaba un poco.

– ¿Por qué lo haces? un día me tratas de las mil maravillas y otro me evitas, explícame bien porque no te entiendo.

– Es difícil cuando hay obstáculos que te impiden hacer lo que quieres.

– Solo quiero que me digas cual es el trato –escupí.

– No puedo decírtelo, pero te contaré algo.

– Dime –me tomó de la mano y me condujo hacia una banca, estaba haciendo frío y me arropaba de mis propios brazos.

– Lorena –comenzó a hablar– desde que te vi sentí una atracción fuerte por ti pero fuiste seca y fría conmigo, así que simplemente decidí ignorarlo, pero no puedo, me gustas –apretó mi mano fuertemente mientras sentía su respiración sobre mí– me dirás que soy un loco o estúpido y sé que ha pasado poco tiempo pero es verdad, me gustas mucho, tampoco te diré que me he enamorado de ti porque no es verdad, pero siento como si fueras aquella chica que siempre he estado esperando, no sé, es algo inexplicable.

– Tú también me gustas –confesé tímida– pero tengo miedo de que no sea lo suficiente para ti, siento algo raro, cuando te escucho el corazón comienza a latirme fuerte y mis manos tiemblan.

– Lorena –se acercó lentamente hacia mí– disculpa por lo que voy hacer –sus manos tocaron mis mejillas y las acarició levemente, sentía su respiración cada vez más cerca, sus labios estaban a punto de chocar con los míos, el corazón me latía muy rápido, más de lo normal, pero sin embargo lo quería, quería que me besara. De un momento a otro volteó mi cara y me deposito un dulce beso en la mejilla– no puedo –susurró.

– ¿No puedes qué?

– No puedo traicionarlo –se paró de la banca y luego me agarró la mano para ir de vuelta al hotel, en el camino no me atreví a decir algo acerca de lo que había pasado, Liam estuvo a punto de besarme, lo estuvo. Una vez que estábamos en la puerta de mi habitación me sentí triste, no quería dejarlo ir, pero debía hacerlo–. Descansa Lorena –habló bajito.

– Es imposible –solté un gran suspiro.

– ¿Por qué?

– Es extraño ¿sabes? nunca terminas de decirme las cosas y eso me deja una gran duda, lo que hace que no pueda dormir tranquila.

– Solo piensa que lo estoy haciendo por el bien del grupo, no quiero que hayan problemas –fruncí el ceño, ¿qué tenía que ver el grupo con esto? de nuevo me había confundido.

– Trataré de tomarlo en cuenta, pero ¿qué tiene que ver el grupo con todo esto?

– ¡Buenas noches! y pase lo que pase no le digas a nadie lo que pasó hoy –sus labios se posaron en mi frente y se dirigió a su habitación, no podía creerlo, él me había confesado que le gustaba y eso era más que suficiente para saber que Louis me estaba diciendo la verdad, aunque Niall también lo hizo y sé que él jamás me mentiría. Traté de despejar mi mente lo más posible y me acosté en la cama, me puse a pensar en otras cosas pero de nuevo venía a mi mente las palabras de Liam “solo piensa que lo estoy haciendo por el bien del grupo”. Me colocaba de lado, boca abajo, de todas las formas existentes pero no podía, molesta me paré de la cama y decidí salir de la habitación, todavía tenía la ropa de hace rato, toqué fuertemente la puerta donde se encontraba Niall y no me importaba si él dormía con Louis, simplemente toqué.

– ¿Qué pasó? –Preguntó adormilado pero a la vez, asustado.

– No puedo dormir –admití.

– Pasa –me abrió la puerta y pasé tranquilamente, todo era silencioso.

– ¿Louis está aquí? –Pregunté en susurro.

– No –habló normal– se fue a dormir a la habitación de Liam –ese nombre hacía que sintiera un vacío en mi estómago, era automático–. ¿Por qué no puedes dormirte? ¿Pesadillas otra vez?

– Eeh… no, solo no podía dormir –mentí, pero como cosa rara no me creyó.

– ¿Segura? –Me preguntó insistente.

– Si –dije cabizbaja– ¿cómo te fue en el concierto?

– ¡Bien! –Exclamó contento– las fans estaban locas, gritaban bastante y ¿adivina?

– ¿Qué?

– Le lanzaron un tampón a Harry en la cabeza –solté una carcajada al escucharlo decir eso, a lo que él me siguió– y eso no es todo –prosiguió– a Zayn le regalaron un Mankini en una entrevista que hicieron después del concierto y dijo que algún día se lo pondría cuando estuviera limpiando, entendiste ¿no? él no limpia –y volvió a soltar otra carcajada, Niall era una persona divertida, eso amaba de él, creo que el día que Niall Horan llorara sería porque verdaderamente está triste, solo lo escuché una vez llorando y fue cuando murió su padre–. ¿Y a ti qué tal te fue en la cena con tu superchico?

– No seas tonto –me reí– bien, son grandes personas, también descubrí que su padre trabajaba en la milicia.

– Basta Lorena –me interrumpió– es por eso que no puedes dormir ¿te acordaste? –si Niall supiera que eso fue lo que menos se me pasaba por la mente, pero ya que me lo decía tenía que aceptarlo, así facilitaba mi mentira.

– Si Niall, es por eso.

– Creo que sería mejor que durmieras –dijo preocupado. Me acosté en la cama junto con él y después me dejó un beso en la frente– Te quiero Lorena –traté de quedarme dormida en su pecho, Niall podía ser muy cariñoso a veces conmigo creo que por mi ceguera, suele subirme los ánimos hasta en los peores momentos.

Escuchaba sus ronquidos, ya era bastante tarde y yo no lograba conciliar el sueño, necesitaba contárselo a alguien y esa persona era Niall pero ¿cómo hacía? si Liam me dijo que era para no perjudicar el grupo, pero era necesario, además llevo toda mi vida conociendo a Niall, es mi mejor amigo y no debo ocultarle nada.

– Niall –hablé algo duro para que lograra despertarse, a diferencia de mí, el no se despertaba tan rápido.

– ¿Aah? –Dijo medio dormido.

– Tengo que confesarte algo.

– Dime –se escuchó un gran bostezo por parte de él.

– Estoy embarazada.

– ¿QUEEE? –Gritó, creo que con eso se había despertado por completo.

– Es mentira –me reí a carcajadas– bueno ahora que ya te despertaste, tengo que decirte algo.

– Dímelo –habló algo más despierto.

– ¿Te acuerdas cuándo te pregunté si le gustaba a Liam?

– Aja –su voz se puso seria.

– Bueno… resulta que –sabía que no podía contárselo a alguien pero no aguantaba más– hoy estuvimos a punto de besarnos.

– Sigue –dijo algo seco, era raro que Niall hablara así.

– Y quería que lo hiciera Niall, Liam me gusta –le confesé lo que tanto quería soltar, ya se lo había dicho a Liam, pero a mi mejor amigo no y eso me carcomía.