Conectarse
Últimos temas
miembros del staff
Beta readers
|
|
|
|
Equipo de Baneo
|
|
Equipo de Ayuda
|
|
Equipo de Limpieza
|
|
|
|
Equipo de Eventos
|
|
|
Equipo de Tutoriales
|
|
Equipo de Diseño
|
|
créditos.
Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Ella fue la luz de su mundo-Adaptacion-JoeyTú[TERMINADA]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
Página 4 de 15. • Comparte
Página 4 de 15. • 1, 2, 3, 4, 5 ... 9 ... 15
Re: Ella fue la luz de su mundo-Adaptacion-JoeyTú[TERMINADA]
Agus_98 escribió:Nueeva Lectoraaa Amé la novela! seguila ^^
Hola Bienvenida!!!
Ahora subo un minimaraton!!!
Gracias por leer =)
zai
Re: Ella fue la luz de su mundo-Adaptacion-JoeyTú[TERMINADA]
Hola!!!!
Gracias por sus comentarios.. deverdad me pone muy feliz que les guste la nove :D
Asiq ahora les dejo el mini-maraton espero que lo difruten
Gracias por sus comentarios.. deverdad me pone muy feliz que les guste la nove :D
Asiq ahora les dejo el mini-maraton espero que lo difruten
zai
Re: Ella fue la luz de su mundo-Adaptacion-JoeyTú[TERMINADA]
A la mañana siguiente, Joe estaba sentado en el balcón, cuando ella le
llevó su desayuno. El viento agitaba su
pelo, levantándolo como jugando con él, y de pronto, se preguntó cuantas
mujeres habían hecho lo mismo. Él tenía
el pelo maravilloso, espeso, rubio ligeramente ondulado.
-El desayuno. – dijo con alegría, colocando la bandeja en la mesa, junto a
su silla en el balcón.
Los muebles al aire libre eran de fierro forjado y negro; y se ajustaban
al aislamiento y al encanto rústico del lugar.
Joe se dio la media vuelta y sus ojos gris pálidos, miraron directamente
hacia ella. Su camisa tenía un patrón de
colores en tono gris que eran exactamente del color de sus ojos y la combinaba
con pantalones color canela.
-¿Tienes que sonar tan asquerosamente alegre? – preguntó seco, frunciendo
el ceño. – Acaba de amanecer, no he
tenido mi café y ahora mismo, odio a todo el mundo.
-¿Y una taza de café lo ayudará a amarlo? – elle rió en voz baja. – Vaya, vaya, es fácil de complacer
-No te hagas la linda, Juana de Arco. – replicó con dureza.
Apoyó sus largas piernas en otra silla y suspiró profundamente.
-Pon un poco de crema y azúcar en el café.
¿Y qué tal un pan dulce?
-¿Y qué hay acerca de esto? – murmuró, lanzando una mirada divertida al
rostro masculino. – Le he traído tocino
y huevos. Más civilizado. Más proteínas.
-Quiero un pan dulce.
-Quiero una casa en la Costa Azul y un perro labrador llamado Johnston,
pero no siempre conseguimos lo que queremos, ¿verdad? – dijo, y le puso el
plato delante de él, haciendo sonar los utensilios entre ellos fuertemente.
Sus labios cincelados se apretaron con ira.
-¿Quién es el jefe aquí, cariño, tú o yo?
-Yo, por supuesto, y no me llame “cariño”.
¿Le gustaría que le guiara al plato? – le preguntó cortésmente.
-Adelante – añadió misteriosamente.
Se inclinó hacia delante, en donde estaba la taza de café y la tomó,
mientras ella le decía en donde estaba localizado el plato.
-¿Por qué no puedo llamarte “cariño”? – le preguntó cuando ella iba al
interior de la casa.
____ se detuvo y lo miró.
-Bueno, por que no es profesional. – dijo ella finalmente.
Él se rió sin alegría.
-No, no lo es. ¿Eres rubia? Me
imagino que tu pelo se ve como la miel, ¿no? ¿O es claro?
-Es bastante claro.
-¿Y largo?
-Si, pero me hago un moño.
-¿Miedo que algún hombre pueda confundir el pelo suelto con moralidades
sueltas, enfermera? – se burló él.
-No se burle de la moralidad. – dijo ella cortante. – Algunos de nosotros
estamos lo suficiente pasados de moda, como para ofenderse.
Y con eso, entró en la casa, mientra él hacía un sonido como una risa
ahogada.
llevó su desayuno. El viento agitaba su
pelo, levantándolo como jugando con él, y de pronto, se preguntó cuantas
mujeres habían hecho lo mismo. Él tenía
el pelo maravilloso, espeso, rubio ligeramente ondulado.
-El desayuno. – dijo con alegría, colocando la bandeja en la mesa, junto a
su silla en el balcón.
Los muebles al aire libre eran de fierro forjado y negro; y se ajustaban
al aislamiento y al encanto rústico del lugar.
Joe se dio la media vuelta y sus ojos gris pálidos, miraron directamente
hacia ella. Su camisa tenía un patrón de
colores en tono gris que eran exactamente del color de sus ojos y la combinaba
con pantalones color canela.
-¿Tienes que sonar tan asquerosamente alegre? – preguntó seco, frunciendo
el ceño. – Acaba de amanecer, no he
tenido mi café y ahora mismo, odio a todo el mundo.
-¿Y una taza de café lo ayudará a amarlo? – elle rió en voz baja. – Vaya, vaya, es fácil de complacer
-No te hagas la linda, Juana de Arco. – replicó con dureza.
Apoyó sus largas piernas en otra silla y suspiró profundamente.
-Pon un poco de crema y azúcar en el café.
¿Y qué tal un pan dulce?
-¿Y qué hay acerca de esto? – murmuró, lanzando una mirada divertida al
rostro masculino. – Le he traído tocino
y huevos. Más civilizado. Más proteínas.
-Quiero un pan dulce.
-Quiero una casa en la Costa Azul y un perro labrador llamado Johnston,
pero no siempre conseguimos lo que queremos, ¿verdad? – dijo, y le puso el
plato delante de él, haciendo sonar los utensilios entre ellos fuertemente.
Sus labios cincelados se apretaron con ira.
-¿Quién es el jefe aquí, cariño, tú o yo?
-Yo, por supuesto, y no me llame “cariño”.
¿Le gustaría que le guiara al plato? – le preguntó cortésmente.
-Adelante – añadió misteriosamente.
Se inclinó hacia delante, en donde estaba la taza de café y la tomó,
mientras ella le decía en donde estaba localizado el plato.
-¿Por qué no puedo llamarte “cariño”? – le preguntó cuando ella iba al
interior de la casa.
____ se detuvo y lo miró.
-Bueno, por que no es profesional. – dijo ella finalmente.
Él se rió sin alegría.
-No, no lo es. ¿Eres rubia? Me
imagino que tu pelo se ve como la miel, ¿no? ¿O es claro?
-Es bastante claro.
-¿Y largo?
-Si, pero me hago un moño.
-¿Miedo que algún hombre pueda confundir el pelo suelto con moralidades
sueltas, enfermera? – se burló él.
-No se burle de la moralidad. – dijo ella cortante. – Algunos de nosotros
estamos lo suficiente pasados de moda, como para ofenderse.
Y con eso, entró en la casa, mientra él hacía un sonido como una risa
ahogada.
zai
Re: Ella fue la luz de su mundo-Adaptacion-JoeyTú[TERMINADA]
Esa tarde él le dijo que quería pasear por la playa, un pronunciamiento
tan profundo, que su madrastra se quedó sin aliento cuando lo escuchó. ____ se limitó a sonreír cuando lo tomó del
brazo para conducirlo por las escaleras hasta el agua. Estaba comenzando a disfrutar de su trabajo.
-¿Por qué ha cambiado de opinión? – le preguntó, mientras lo guiaba por la
playa
-Decidí que podía sacar provecho de su
experiencia antes de que me abandones. – dijo él.
Ella lo miró con curiosidad.
-¿Por qué iba a abandonarlo?
-Yo podría no darte opción.
Joe metió la mano en su bolsillo y
apretó los músculos de su brazo.
-No soy un hombre fácil. No tomo
bien la ceguera y mi temperamento, no es siempre el mejor.
-¿Cuánto tiempo ha tenido este problema? – le preguntó ____, haciendo su
impresión de un psiquiatra vienés.
Él se rió entre dientes ante el acento fingido.
-Mi temperamento no es el problema.
Es la manera en que la gente reacciona ante esto.
-Ah, se refiere a esas cosas embarazosas que ellos hacen, ¿cómo esconderse
bajo los muebles y correr hacia las colinas, cuando traspasas una puerta?
-¿Cómo esa dulce voz puede ser tan sarcástica? – dijo él.
Su mano se deslizó hacia abajo y de repente tomó la de ella, sosteniéndola
aún cuando ella instintivamente se echó hacia atrás.
-No, no enfermera. Se supone que
eres mi guía, ¿verdad? Una suave y
pequeña mano, para un fuerte y pequeño ser.
-La suya es enorme. – respondió ella.
La sensación de los dedos fuertes y cálidos, estaban haciendo algo raro en
su respiración y en su equilibrio.
Quería soltarse, pero él era más fuerte.
-Un legado de mi padre holandés.
-Bueno, no es exactamente un enano. – musitó ella.
Él se rió suavemente ante ese comentario.
-Estoy a un metro ochenta y cinco de mis calcetines.
-¿Alguna vez jugó baloncesto?
-No, lo odiaba. Verás, no me
gustaban los deportes en grupo. Me
gustaba esquiar y los autos rápidos. Las
carreras. Fui a Europa cada año por el
Grand Prix. Hasta este año. – añadió con
frialdad. – Nunca voy a ir otra vez,
ahora.
-Tiene que dejar de pensar que su ceguera es permanente – le dijo en voz
baja.
-¿Mi madre te contó ese cuento de hadas, también, acerca de la ceguera histérica?
– le preguntó.
Joe se detuvo en su cara. Sus manos
se movieron hasta la parte superior de sus brazos.
-No me parece que seas propensa a la histeria, ¿no es así, enfermera?
-No tiene nada que ver con eso, señor Joe, como estoy segura que su médico
le explicó. Se trata simplemente de un
gran shock para el nervio óptico…
-Estoy ciego. – dijo él, cada palabra cortada y deliberada. – Eso no es histeria, es un hecho. ¡Estoy
ciego!
-Si, de manera temporal.
Ella estaba parada pasivamente a su alcance, mirándolo intensamente con el
ceño fruncido, determinada a no demostrar miedo. Ella tuvo la sensación que a él le gustaría
eso.
-No es desconocido que el cerebro nos juega una mala pasada, ya sabe. Usted vio que las astillas venían
directamente a sus ojos y fue golpeado hasta quedar inconsciente. Es posible que usted…
-No es posible. – dijo secamente y su agarre fue mayor hasta que ella se
quedó sin aliento. – La ceguera se debe
a que me golpeé la cabeza. Los médicos
simplemente no encuentran el problema.
¡Ellos inventan esto de la ceguera histérica para excusar sus propios
egos!
No era posible razonar con una pared de ladrillos, se dijo.
-Señor Jonas, me hace daño. – dijo en voz baja.
De pronto sus manos se relajaron, pero no las quitó de ella. Alisó la suave piel de los brazos a través de
las magas delgadas de su uniforme blanco.
-Lo siento. No quise hacer
esto. ¿Se te hacen moretones con
facilidad, señorita Steele, a pesar de tu nombre metálico?
-Si señor.
tan profundo, que su madrastra se quedó sin aliento cuando lo escuchó. ____ se limitó a sonreír cuando lo tomó del
brazo para conducirlo por las escaleras hasta el agua. Estaba comenzando a disfrutar de su trabajo.
-¿Por qué ha cambiado de opinión? – le preguntó, mientras lo guiaba por la
playa
-Decidí que podía sacar provecho de su
experiencia antes de que me abandones. – dijo él.
Ella lo miró con curiosidad.
-¿Por qué iba a abandonarlo?
-Yo podría no darte opción.
Joe metió la mano en su bolsillo y
apretó los músculos de su brazo.
-No soy un hombre fácil. No tomo
bien la ceguera y mi temperamento, no es siempre el mejor.
-¿Cuánto tiempo ha tenido este problema? – le preguntó ____, haciendo su
impresión de un psiquiatra vienés.
Él se rió entre dientes ante el acento fingido.
-Mi temperamento no es el problema.
Es la manera en que la gente reacciona ante esto.
-Ah, se refiere a esas cosas embarazosas que ellos hacen, ¿cómo esconderse
bajo los muebles y correr hacia las colinas, cuando traspasas una puerta?
-¿Cómo esa dulce voz puede ser tan sarcástica? – dijo él.
Su mano se deslizó hacia abajo y de repente tomó la de ella, sosteniéndola
aún cuando ella instintivamente se echó hacia atrás.
-No, no enfermera. Se supone que
eres mi guía, ¿verdad? Una suave y
pequeña mano, para un fuerte y pequeño ser.
-La suya es enorme. – respondió ella.
La sensación de los dedos fuertes y cálidos, estaban haciendo algo raro en
su respiración y en su equilibrio.
Quería soltarse, pero él era más fuerte.
-Un legado de mi padre holandés.
-Bueno, no es exactamente un enano. – musitó ella.
Él se rió suavemente ante ese comentario.
-Estoy a un metro ochenta y cinco de mis calcetines.
-¿Alguna vez jugó baloncesto?
-No, lo odiaba. Verás, no me
gustaban los deportes en grupo. Me
gustaba esquiar y los autos rápidos. Las
carreras. Fui a Europa cada año por el
Grand Prix. Hasta este año. – añadió con
frialdad. – Nunca voy a ir otra vez,
ahora.
-Tiene que dejar de pensar que su ceguera es permanente – le dijo en voz
baja.
-¿Mi madre te contó ese cuento de hadas, también, acerca de la ceguera histérica?
– le preguntó.
Joe se detuvo en su cara. Sus manos
se movieron hasta la parte superior de sus brazos.
-No me parece que seas propensa a la histeria, ¿no es así, enfermera?
-No tiene nada que ver con eso, señor Joe, como estoy segura que su médico
le explicó. Se trata simplemente de un
gran shock para el nervio óptico…
-Estoy ciego. – dijo él, cada palabra cortada y deliberada. – Eso no es histeria, es un hecho. ¡Estoy
ciego!
-Si, de manera temporal.
Ella estaba parada pasivamente a su alcance, mirándolo intensamente con el
ceño fruncido, determinada a no demostrar miedo. Ella tuvo la sensación que a él le gustaría
eso.
-No es desconocido que el cerebro nos juega una mala pasada, ya sabe. Usted vio que las astillas venían
directamente a sus ojos y fue golpeado hasta quedar inconsciente. Es posible que usted…
-No es posible. – dijo secamente y su agarre fue mayor hasta que ella se
quedó sin aliento. – La ceguera se debe
a que me golpeé la cabeza. Los médicos
simplemente no encuentran el problema.
¡Ellos inventan esto de la ceguera histérica para excusar sus propios
egos!
No era posible razonar con una pared de ladrillos, se dijo.
-Señor Jonas, me hace daño. – dijo en voz baja.
De pronto sus manos se relajaron, pero no las quitó de ella. Alisó la suave piel de los brazos a través de
las magas delgadas de su uniforme blanco.
-Lo siento. No quise hacer
esto. ¿Se te hacen moretones con
facilidad, señorita Steele, a pesar de tu nombre metálico?
-Si señor.
zai
Re: Ella fue la luz de su mundo-Adaptacion-JoeyTú[TERMINADA]
Él estaba parado muy cerca de ella y la calidez de su cuerpo y su olor a limpio, la hacían sentir debilidad en las rodillas. Lo miraba hacia arriba y le gustaba la fuerza de su rostro, con su formidable nariz, su fuerte frente y sus brillantes ojos grises.
Durante solo un momento, sus manos la acariciaron despacio, sensualmente, de arriba a bajo de sus brazos. La respiración de él se aceleró.
-¿Cuántos años tienes? – le preguntó de repente.
-Veinticuatro años. – dijo sin aliento.
-¿Sabes cuántos años tengo yo?
Ella negó con la cabeza, antes de notar que él no podía ver su movimiento.
-No.
-Tengo treinta y siete. Trece años más viejo que tú.
-No deje que eso le preocupe, señor, he tenido formación geriátrica. – dijo ella, animadamente.
Las líneas duras de la cara de Joe, se relajaron. Él sonrió verdaderamente por primera vez desde que estaba a su lado. Esto cambió su rostro y ella comenzó a darse cuenta como aquel tipo de encanto en un hombre, podía ser capaz de afectar.
-¿La tienes Santa Juana? – murmuró y se rió entre dientes. - ¿Alguna vez has estad casada?
-No señor. – dijo ella consciente de la severidad en su propia voz.
La cabeza de él estaba inclinada por encima de ella, con una ceja arqueada.
-¿Ninguna oportunidad?
Ella se sonrojó.
-Como usted me ha acusado, señor Jonas, soy bastante remilgada en mis puntos de vista. No me siento superior, solamente no creo en relaciones superficiales. Ese no es un punto de vista popular en estos días.
-En otras palabras, dijiste que no y se corrió la voz, ¿es lo que quieres decir, señorita enfermera? – preguntó en voz baja.
Estaba tan cerca de la verdad, que jadeó encima de él.
-Bueno, si. – soltó ella.
Él asintió con la cabeza.
-La virtud es una compañía solitaria, ¿no? – murmuró él.
Soltó sus brazos y antes que ella se diera cuenta de lo que estaba haciendo, sus manos grandes y cálidas, enmarcaban su rostro.
-Quiero saber la forma de tu cara. No entres en pánico. – le dijo.
Pero ella no quería que él sintiera la cicatriz larga y fea en su mejilla y se apartó como si él la hubiera golpeado fuertemente. El rostro de Joe se endureció.
-¿Es tan íntimo el toque de unas manos en una cara? – le preguntó secamente. – Perdóname entonces, si te ofendí.
-No estoy ofendida. – dijo rígidamente, alejándose de él, sobre piernas que amenazaron con doblarse.
Su toque la había afectado de una manera extraña.
-Es solo que no me gusta ser tocada, señor Jonas.
Sus espesas cejas se arquearon hacia arriba.
-¿De veras? ¿Puedo sugerir, señorita, que tienes más inhibiciones de lo que se considera normal, para una mujer de tu edad?
Ella se puso aún más rígida.
-¿Puedo sugerir que yo prefiero tener mis inhibiciones que su mal humor?
Joe hizo un sonido áspero y se alejó.
-En caso que te hagas ilusiones, no creas que había algo más que curiosidad en esta apreciación. No puedo perder mi cabeza por una figura que ni siquiera puedo ver.
La cruel declaración le recordó su ceguera. Se sentía enojada consigo misma por negarle la forma de su cara, pero ella no había querido que él sintiera su cicatriz. Eso la había hecho menos que perfecta y mucho más sensible que de costumbre a la falta de miradas.
Él comenzó a caminar a lo largo de la playa, vacilante.
Durante solo un momento, sus manos la acariciaron despacio, sensualmente, de arriba a bajo de sus brazos. La respiración de él se aceleró.
-¿Cuántos años tienes? – le preguntó de repente.
-Veinticuatro años. – dijo sin aliento.
-¿Sabes cuántos años tengo yo?
Ella negó con la cabeza, antes de notar que él no podía ver su movimiento.
-No.
-Tengo treinta y siete. Trece años más viejo que tú.
-No deje que eso le preocupe, señor, he tenido formación geriátrica. – dijo ella, animadamente.
Las líneas duras de la cara de Joe, se relajaron. Él sonrió verdaderamente por primera vez desde que estaba a su lado. Esto cambió su rostro y ella comenzó a darse cuenta como aquel tipo de encanto en un hombre, podía ser capaz de afectar.
-¿La tienes Santa Juana? – murmuró y se rió entre dientes. - ¿Alguna vez has estad casada?
-No señor. – dijo ella consciente de la severidad en su propia voz.
La cabeza de él estaba inclinada por encima de ella, con una ceja arqueada.
-¿Ninguna oportunidad?
Ella se sonrojó.
-Como usted me ha acusado, señor Jonas, soy bastante remilgada en mis puntos de vista. No me siento superior, solamente no creo en relaciones superficiales. Ese no es un punto de vista popular en estos días.
-En otras palabras, dijiste que no y se corrió la voz, ¿es lo que quieres decir, señorita enfermera? – preguntó en voz baja.
Estaba tan cerca de la verdad, que jadeó encima de él.
-Bueno, si. – soltó ella.
Él asintió con la cabeza.
-La virtud es una compañía solitaria, ¿no? – murmuró él.
Soltó sus brazos y antes que ella se diera cuenta de lo que estaba haciendo, sus manos grandes y cálidas, enmarcaban su rostro.
-Quiero saber la forma de tu cara. No entres en pánico. – le dijo.
Pero ella no quería que él sintiera la cicatriz larga y fea en su mejilla y se apartó como si él la hubiera golpeado fuertemente. El rostro de Joe se endureció.
-¿Es tan íntimo el toque de unas manos en una cara? – le preguntó secamente. – Perdóname entonces, si te ofendí.
-No estoy ofendida. – dijo rígidamente, alejándose de él, sobre piernas que amenazaron con doblarse.
Su toque la había afectado de una manera extraña.
-Es solo que no me gusta ser tocada, señor Jonas.
Sus espesas cejas se arquearon hacia arriba.
-¿De veras? ¿Puedo sugerir, señorita, que tienes más inhibiciones de lo que se considera normal, para una mujer de tu edad?
Ella se puso aún más rígida.
-¿Puedo sugerir que yo prefiero tener mis inhibiciones que su mal humor?
Joe hizo un sonido áspero y se alejó.
-En caso que te hagas ilusiones, no creas que había algo más que curiosidad en esta apreciación. No puedo perder mi cabeza por una figura que ni siquiera puedo ver.
La cruel declaración le recordó su ceguera. Se sentía enojada consigo misma por negarle la forma de su cara, pero ella no había querido que él sintiera su cicatriz. Eso la había hecho menos que perfecta y mucho más sensible que de costumbre a la falta de miradas.
Él comenzó a caminar a lo largo de la playa, vacilante.
zai
Re: Ella fue la luz de su mundo-Adaptacion-JoeyTú[TERMINADA]
-¿Vienes enfermera, o te gustaría verme caer de bruces en el oleaje? – le
preguntó bruscamente.
-No trate de hacerme sentir culpable, señor Jonas. – dijo, tomándolo del
brazo. – No voy a disculparme por ser yo
misma.
-¿Te lo he pedido? – dijo, y suspiró profundamente. – Odio estar ciego.
-Si, lo sé.
-¿En serio? – y su voz era dura, llena de sarcasmo. – Pero entonces, piensas que estoy histérico,
¿no es así enfermera? ¿por qué entonces
la simpatía en tu voz?
-Usted no tratará de entender el término medio, ¿verdad? ¿Prefiere disfrutar de su aflicción, señor
Jonas? ¿Tiene usted que hacer daño a
otras personas fuera de su propia negativa de ayudarse así mismo?
Joe parecía crecer más alto de lo
que era y su rostro estaba rígido, como la piedra.
-Si fueras un hombre… – comenzó a decir con vehemencia.
-Si yo fuera hombre, sería un arqueólogo – dijo ella amablemente – y me
dedicaría a desenterrar huesos viejos.
No sería una enfermera, así que no estaría aquí, y usted no tendría a
nadie a quien gritarle, ¿verdad?
Él dijo una ruda palabra bajo su aliento y sus labios se apretaron en una
delgada línea. En sus costados, él
apretaba sus poderosas manos, convulsivamente.
-¿Quieres ir a nadar conmigo, señorita Steele? – dijo después de un
minuto.
-No señor, no quiero ir a nadar. Y
vergüenza debería de tener por lo que está pensando. El tiburón solo conseguiría una indigestión.
Él pareció amortiguar una risa, pero no pudo detener el sonido de su
garganta. Era un sonido agradable, lleno
de humor y amor por la vida. Fue como
música para los oídos de Dana.
-Llévame a casa, si quieres. – se rió entre dientes. – El mar es demasiado tentador, lo confieso.
-Es por su propio bien que lo aguijoneo. – le dijo ella, mientras
caminaban por la playa. – La
autocompasión es contraproducente, ya sabe.
-¿Estaba sintiendo lástima por mí mismo? – reflexionó. Tropezó, maldijo y se irguió. – Deja de conducirme por entre las rocas.
-Eso era un pedazo de madera a la deriva y usted tiene que levantar los
pies en lugar de arrastrarlos a lo largo, perturbando a los cangrejos de arena,
no le gustaría caerse, ¿verdad?
-Bruja. – la acusó él.
-No es de extrañar que usted deseara meterme en el agua. – murmuró
ella. - ¿Deseaba saber si floto, verdad?
Él negó con la cabeza.
-Creo que he encontrado a mi igual. – murmuró. – Dime algo, señorita. Si tú y los médicos están equivocados y la
ceguera no es histérica, ¿entonces qué?
¿Me guiarás a todas partes por el resto de mi vida?
Ella estaba convencida que los médicos no habían cometido un error, no con
la batería de pruebas que habían hecho.
Pero estaba cansada de discutir el punto.
-Si están equivocados – dijo, destacando las palabras – entonces se
aprende a vivir con ella. Hay
fantásticos desarrollos en informática que tienen que ver con la ceguera, como
estoy segura que usted conoce, por su participación en ese campo.
-Si, lo sé. – dijo en voz baja. –
De hecho, uno de mis ingenieros desarrolló un sistema en Braille, que permite
el acceso a un ciego con otros ciegos por intermedio de sus ordenadores.
-¿Ve usted? No es una puerta
cerrada a la que se está enfrentando. ¿Y
considerará usted otra cosa?
-¿Qué?
-¿Qué Dios nos da obstáculos por razones?
-Dios – dijo él – no me hizo quedarme ciego. Lo hice por mí mismo. ¿Por qué debo esperar que Él me ayude?
-¿Por qué no habría de hacerlo? – respondió ella. – Sospecho que no es un hombre religioso.
-Sospecha correctamente.
-¿Qué está haciendo al respecto? – le preguntó ella. ¿Qué hace para justificar su existencia?
-Yo trabajo para mí. – dijo con aspereza.
– Y con ánimo de lucro. Por supuesto.
¿Qué otra razón hay? No soy un
filántropo.
-Obviamente.
Él se movió inquieto.
-No trates de echar un manto de culpa sobre mí. Yo ayudo a la caridad.
-¿Qué quiere dar de sí mismo?
Joe se detuvo en seco.
-¿Perdón?
-¿Qué quiere dar de usted mismo? El
dinero es vulgar.
-Así habla uno sin él. – respondió con frialdad. – Nunca deja de sorprenderme que las personas
que se quejan sobre la forma en que se distribuye la riqueza, son generalmente
las mismas personas que carecen de ella.
-Touché. – estuvo de acuerdo ella.
Y miró como los cabellos de él, volaban al viento y su rostro duro.
-He sido pobre la mayor parte de mi vida, señor Jonas. Me gustaría tener un vestido caro de vez en
cuando y tener un perfume de lujo. Pero
he vivido sin esas cosas. La diferencia
es que yo vivo una vida de servicio a Dios.
Tengo el placer que viene de la entrega de mí misma.
Él pareció incómodo.
-¿Entonces, por qué renunciar a ella para venir aquí? – preguntó con
suspicacia. – Estoy seguro que te están
pagando mucho más aquí de lo que ganas trabajando en el hospital. – añadió con
sarcasmo.
____ apartó la mirada de él, ruborizada.
-Eso es verdad. Pero el dinero no
es la razón por la que vine.
-¿Entonces, por que fue?
Ella se enderezó.
-Motivos personales, señor Jonas, que no tienen nada que ver con
usted. ¿Nos vamos?
-¿Niegas el desafío? – la pinchó. –
Muy bien, llévame directo a la casa. No
me gustaría que el viento se llevara tu halo
Ella no quería nada más en ese momento que sacudirlo. Pero no lograría nada. Al menos lo empujó afuera de autocompasión,
una pequeña victoria. Quizás habría
otras.
Caminaba junto a él, sintiéndose extrañamente eufórica. Deseaba sacarse las horquillas del pelo y
dejarlo suelto, que volara al viento, libre.
Deseaba sacarse los zapatos blancos de enfermera sensible y controlada y
caminar por la playa húmeda con los pies desnudos, como un niño que disfruta de
la naturaleza. Sus ojos se levantaron
hacia el hombre sombrío a su lado.
Comenzaba a ver un objetivo a su presencia allí; y esto era mucho más
profundo que ser la enfermera de un ciego.
preguntó bruscamente.
-No trate de hacerme sentir culpable, señor Jonas. – dijo, tomándolo del
brazo. – No voy a disculparme por ser yo
misma.
-¿Te lo he pedido? – dijo, y suspiró profundamente. – Odio estar ciego.
-Si, lo sé.
-¿En serio? – y su voz era dura, llena de sarcasmo. – Pero entonces, piensas que estoy histérico,
¿no es así enfermera? ¿por qué entonces
la simpatía en tu voz?
-Usted no tratará de entender el término medio, ¿verdad? ¿Prefiere disfrutar de su aflicción, señor
Jonas? ¿Tiene usted que hacer daño a
otras personas fuera de su propia negativa de ayudarse así mismo?
Joe parecía crecer más alto de lo
que era y su rostro estaba rígido, como la piedra.
-Si fueras un hombre… – comenzó a decir con vehemencia.
-Si yo fuera hombre, sería un arqueólogo – dijo ella amablemente – y me
dedicaría a desenterrar huesos viejos.
No sería una enfermera, así que no estaría aquí, y usted no tendría a
nadie a quien gritarle, ¿verdad?
Él dijo una ruda palabra bajo su aliento y sus labios se apretaron en una
delgada línea. En sus costados, él
apretaba sus poderosas manos, convulsivamente.
-¿Quieres ir a nadar conmigo, señorita Steele? – dijo después de un
minuto.
-No señor, no quiero ir a nadar. Y
vergüenza debería de tener por lo que está pensando. El tiburón solo conseguiría una indigestión.
Él pareció amortiguar una risa, pero no pudo detener el sonido de su
garganta. Era un sonido agradable, lleno
de humor y amor por la vida. Fue como
música para los oídos de Dana.
-Llévame a casa, si quieres. – se rió entre dientes. – El mar es demasiado tentador, lo confieso.
-Es por su propio bien que lo aguijoneo. – le dijo ella, mientras
caminaban por la playa. – La
autocompasión es contraproducente, ya sabe.
-¿Estaba sintiendo lástima por mí mismo? – reflexionó. Tropezó, maldijo y se irguió. – Deja de conducirme por entre las rocas.
-Eso era un pedazo de madera a la deriva y usted tiene que levantar los
pies en lugar de arrastrarlos a lo largo, perturbando a los cangrejos de arena,
no le gustaría caerse, ¿verdad?
-Bruja. – la acusó él.
-No es de extrañar que usted deseara meterme en el agua. – murmuró
ella. - ¿Deseaba saber si floto, verdad?
Él negó con la cabeza.
-Creo que he encontrado a mi igual. – murmuró. – Dime algo, señorita. Si tú y los médicos están equivocados y la
ceguera no es histérica, ¿entonces qué?
¿Me guiarás a todas partes por el resto de mi vida?
Ella estaba convencida que los médicos no habían cometido un error, no con
la batería de pruebas que habían hecho.
Pero estaba cansada de discutir el punto.
-Si están equivocados – dijo, destacando las palabras – entonces se
aprende a vivir con ella. Hay
fantásticos desarrollos en informática que tienen que ver con la ceguera, como
estoy segura que usted conoce, por su participación en ese campo.
-Si, lo sé. – dijo en voz baja. –
De hecho, uno de mis ingenieros desarrolló un sistema en Braille, que permite
el acceso a un ciego con otros ciegos por intermedio de sus ordenadores.
-¿Ve usted? No es una puerta
cerrada a la que se está enfrentando. ¿Y
considerará usted otra cosa?
-¿Qué?
-¿Qué Dios nos da obstáculos por razones?
-Dios – dijo él – no me hizo quedarme ciego. Lo hice por mí mismo. ¿Por qué debo esperar que Él me ayude?
-¿Por qué no habría de hacerlo? – respondió ella. – Sospecho que no es un hombre religioso.
-Sospecha correctamente.
-¿Qué está haciendo al respecto? – le preguntó ella. ¿Qué hace para justificar su existencia?
-Yo trabajo para mí. – dijo con aspereza.
– Y con ánimo de lucro. Por supuesto.
¿Qué otra razón hay? No soy un
filántropo.
-Obviamente.
Él se movió inquieto.
-No trates de echar un manto de culpa sobre mí. Yo ayudo a la caridad.
-¿Qué quiere dar de sí mismo?
Joe se detuvo en seco.
-¿Perdón?
-¿Qué quiere dar de usted mismo? El
dinero es vulgar.
-Así habla uno sin él. – respondió con frialdad. – Nunca deja de sorprenderme que las personas
que se quejan sobre la forma en que se distribuye la riqueza, son generalmente
las mismas personas que carecen de ella.
-Touché. – estuvo de acuerdo ella.
Y miró como los cabellos de él, volaban al viento y su rostro duro.
-He sido pobre la mayor parte de mi vida, señor Jonas. Me gustaría tener un vestido caro de vez en
cuando y tener un perfume de lujo. Pero
he vivido sin esas cosas. La diferencia
es que yo vivo una vida de servicio a Dios.
Tengo el placer que viene de la entrega de mí misma.
Él pareció incómodo.
-¿Entonces, por qué renunciar a ella para venir aquí? – preguntó con
suspicacia. – Estoy seguro que te están
pagando mucho más aquí de lo que ganas trabajando en el hospital. – añadió con
sarcasmo.
____ apartó la mirada de él, ruborizada.
-Eso es verdad. Pero el dinero no
es la razón por la que vine.
-¿Entonces, por que fue?
Ella se enderezó.
-Motivos personales, señor Jonas, que no tienen nada que ver con
usted. ¿Nos vamos?
-¿Niegas el desafío? – la pinchó. –
Muy bien, llévame directo a la casa. No
me gustaría que el viento se llevara tu halo
Ella no quería nada más en ese momento que sacudirlo. Pero no lograría nada. Al menos lo empujó afuera de autocompasión,
una pequeña victoria. Quizás habría
otras.
Caminaba junto a él, sintiéndose extrañamente eufórica. Deseaba sacarse las horquillas del pelo y
dejarlo suelto, que volara al viento, libre.
Deseaba sacarse los zapatos blancos de enfermera sensible y controlada y
caminar por la playa húmeda con los pies desnudos, como un niño que disfruta de
la naturaleza. Sus ojos se levantaron
hacia el hombre sombrío a su lado.
Comenzaba a ver un objetivo a su presencia allí; y esto era mucho más
profundo que ser la enfermera de un ciego.
zai
Re: Ella fue la luz de su mundo-Adaptacion-JoeyTú[TERMINADA]
YA SE EMPIEZAN A LLEEEEVAAAARRRR !!!.. POCO A POCOO!!!
AAAII Y TIENEN TANTO EN COMUUUNN!!!
ME ENCANTAROON LOS CAAAPIIIIISSSS
PER.... PEROOOO QUIERO MAAAASSS
AAAII Y TIENEN TANTO EN COMUUUNN!!!
ME ENCANTAROON LOS CAAAPIIIIISSSS
PER.... PEROOOO QUIERO MAAAASSS
chelis
Re: Ella fue la luz de su mundo-Adaptacion-JoeyTú[TERMINADA]
Hola!!! como estan???
yo genial y muy contenta por todos sus comentarios
me alegro que les guste la nove
asiq les dejo esta primera parte del capi 4, que es muy tierna
espero que les guste
y muchas GRACIAS por sus comentarios =)
Capitulo 4
Las semanas siguientes fueron difíciles.
Joseph Jonas parecía salir del camino, para encontrar fallas en ____. Nada de lo que ella hacía, lo complacía y
todo el terreno que ____ parecía haber ganado en los primeros días,
repentinamente se deslizaron al mar.
Él se sentaba detrás de su escritorio y estaba permanentemente conectado
al teléfono. Se negaba a salir de la
habitación, excepto para dormir. Estaba
irritable e inaccesible y cuando ____ intentaba hablar con él, encontraba una excusa
para no oírla. La visita del médico,
solo lo irritó más y después de su examen, se retiró a su habitación y ni
siquiera salió para comer.
El doctor Shane, reiteró su opinión sobre la ceguera de Joe. Lorraine suspiró cansadamente, mientras ____,
se sentaba a cenar.
-Estaba furioso, por supuesto. Él
no aceptará, que su condición es algo quirúrgicamente corregible. Es muy obstinado. – comentó ____.
-Peor que obstinado. Es exactamente
igual que su difunto padre. Era un buen
hombre, mi esposo. Un poco más suave que
Joe, pero por supuesto, era más viejo.
-Tal vez llegará admitirlo finalmente. – dijo ____. – Mientras tanto, la gente que tiene
alrededor lo ayudará mucho. ¿No tiene
amigos?
-Había un montón de ellos, cuando podía ver. – dijo Lorraine,
enojada. – Y muchas novias. Las personas lo querían, por que él podía
gastar dinero en ellos. – Ahora… – y se
encogió de hombros. – Este lugar es como el fin del mundo, para ese tipo de
personas, ____. No les gusta la paz ni
la soledad. Les gusta las luces
brillantes y la actividad, y claro, también, las drogas y el alcohol.
-¿Y a él? – preguntó ____, por que quería saber.
-¿Joe? – Lorraine se echó a reír. –
No, él nunca fue un tipo que necesitara ese tipo de muletas. A su esposa le gustaban las fiestas, pero no
creo que ella se entregara a ese tipo de cosas, tampoco. Pero sus amigos si lo
hacen.
-¿No tiene hijos?
-No, ellos no querían niños. – dijo Lorraine en un suspiro. – Sus vidas los llenaban por completo, sabes.
Los llenaban por completo. ____ lo
puso en duda, pero era demasiado cortés, para declarar sus convicciones. Se estaba haciendo una imagen muy vívida de
la vida de Joe antes de la ceguera, y no
era muy agradable. Sentía más pena por
él que nunca.
____, especialmente, amaba la playa por la noche y cuando podía escabullirse
por unos minutos, le gustaba caminar por la orilla y ver las cabrillas en la arena húmeda. Lorraine nunca se fijó en sus breves
ausencias, pero cuando Joe descubrió lo que hacía, se encargó de ir a buscarla
un viernes por la noche, a la orilla de la playa.
-¡Enfermera! – gritó, haciendo una pausa en el último paso, con su mano
apretada en el pasamano.
____ corrió hacia él, con su pelo volando, y sintiendo miedo que él se
cayera debido a su ira.
-Estoy aquí. – dijo sin aliento. –
No hay necesidad de gritar.
-¿Puedo preguntarte qué estás haciendo aquí? – gruñó él.
Ella estudió su feroz ceño fruncido, mientras el pelo de él y de ella, se
desordenaba a causa del viento.
-Camino por la playa, señor Jonas. – dijo ella con calma.
-En mi tiempo. – dijo él.
-Disculpe, señor. Pensé que tenía
diez minutos al día para mí. – dijo con amable sarcasmo.
-A ver enfermera. Yo vivo en la
casa, y se supone que tú debes estar dentro, por si es llamada cada minuto. –
le espetó.
-Lo estaba. Además, ¿no vine
corriendo ahora que usted me llamó?
Él respiró fuerte.
-La playa es peligrosa de noche. – dijo después de un minuto, como si le
molestara haber mostrado algún tipo de interés por ella. – Hay transeúntes abajo en la playa a quienes
les gustan las fiestas. No eres lo
suficientemente sofisticada para hacer frente a los borrachos, señorita
Steele. ¿Entrarás en la casa, por favor?
Su preocupación, la tocó. Solo su
madre y Jenny, lo habían hecho a lo largo de los años.
-¿Has perdido tu lengua? – gruñó después de un minuto.
Ella se encogió de hombros.
-No estoy acostumbrada a que la gente se preocupe por mí. – dijo
finalmente.
Joe pareció dudar. Su mano se
encrespaba lentamente alrededor del pasamano.
-¿Tus padres, verdad?
El corte de la pregunta, era nuevo.
Ella desvió la mirada hacia el mar y trató de no llorar; las lágrimas
estaban tan cerca de la superficie esos días, el dolor era tan crudo y poco
familiar.
-Mi madre murió en un accidente hace unos meses. – dijo en voz baja.
-Lo siento. – dijo él. - ¿Y tu
padre?
-Tenemos muy poco contacto. – admitió.
– La culpa es mía tanto como suya.
Yo no soy buena en las relaciones, como verá. Soy cuidadosa con la gente que se me acerca.
-¿Incluso la familia? – preguntó él.
– Dios mío, ¿tienes miedo de contaminarte?
Joe lo hizo sonar extraño y a ella no le gustó.
-Temerosa de ser herida, si desea saberlo. – replicó ella, con los ojos
ardientes. –Prefiero estar sola que
hecha trizas emocionalmente, y además, ¿qué le interesa a usted mi vida personal?
Sus pesadas cejas se dispararon hacia arriba.
-Garras. – murmuró él y las esquinas de su boca, se curvaron. – Vaya, vaya, aterrizas en tus pies, ¿no es
así? Por todas tus virtudes reprimidas.
Ella se quedó mirando la arena.
-Usted me irrita. – contestó.
-Somos dos, por que tú me irritas también.
Ahora, ¿entrarás en la casa, antes que ceda a la tentación de sacudirte
en el oleaje para refrescarte?
____ exhaló furiosa, y comenzó a pasar junto a él, pero Joe extendió su mano al oír el sonido de los pasos
de ella, sobre la piedra y fue arrastrada contra el poderoso cuerpo. Un pequeño suspiro de ____ se oyó, incluso,
encima de las olas atronadoras y fue consciente de cada célula que se puso en
contacto con él. Olía a colonia cara y a
jabón; y su mano en su cintura, era grande y caliente. Su aliento le daba en su frente y ancho pecho
subía y bajaba con pesadez, curiosamente, las rodillas de ella comenzaron a
colapsar.
yo genial y muy contenta por todos sus comentarios
me alegro que les guste la nove
asiq les dejo esta primera parte del capi 4, que es muy tierna
espero que les guste
y muchas GRACIAS por sus comentarios =)
Capitulo 4
Las semanas siguientes fueron difíciles.
Joseph Jonas parecía salir del camino, para encontrar fallas en ____. Nada de lo que ella hacía, lo complacía y
todo el terreno que ____ parecía haber ganado en los primeros días,
repentinamente se deslizaron al mar.
Él se sentaba detrás de su escritorio y estaba permanentemente conectado
al teléfono. Se negaba a salir de la
habitación, excepto para dormir. Estaba
irritable e inaccesible y cuando ____ intentaba hablar con él, encontraba una excusa
para no oírla. La visita del médico,
solo lo irritó más y después de su examen, se retiró a su habitación y ni
siquiera salió para comer.
El doctor Shane, reiteró su opinión sobre la ceguera de Joe. Lorraine suspiró cansadamente, mientras ____,
se sentaba a cenar.
-Estaba furioso, por supuesto. Él
no aceptará, que su condición es algo quirúrgicamente corregible. Es muy obstinado. – comentó ____.
-Peor que obstinado. Es exactamente
igual que su difunto padre. Era un buen
hombre, mi esposo. Un poco más suave que
Joe, pero por supuesto, era más viejo.
-Tal vez llegará admitirlo finalmente. – dijo ____. – Mientras tanto, la gente que tiene
alrededor lo ayudará mucho. ¿No tiene
amigos?
-Había un montón de ellos, cuando podía ver. – dijo Lorraine,
enojada. – Y muchas novias. Las personas lo querían, por que él podía
gastar dinero en ellos. – Ahora… – y se
encogió de hombros. – Este lugar es como el fin del mundo, para ese tipo de
personas, ____. No les gusta la paz ni
la soledad. Les gusta las luces
brillantes y la actividad, y claro, también, las drogas y el alcohol.
-¿Y a él? – preguntó ____, por que quería saber.
-¿Joe? – Lorraine se echó a reír. –
No, él nunca fue un tipo que necesitara ese tipo de muletas. A su esposa le gustaban las fiestas, pero no
creo que ella se entregara a ese tipo de cosas, tampoco. Pero sus amigos si lo
hacen.
-¿No tiene hijos?
-No, ellos no querían niños. – dijo Lorraine en un suspiro. – Sus vidas los llenaban por completo, sabes.
Los llenaban por completo. ____ lo
puso en duda, pero era demasiado cortés, para declarar sus convicciones. Se estaba haciendo una imagen muy vívida de
la vida de Joe antes de la ceguera, y no
era muy agradable. Sentía más pena por
él que nunca.
____, especialmente, amaba la playa por la noche y cuando podía escabullirse
por unos minutos, le gustaba caminar por la orilla y ver las cabrillas en la arena húmeda. Lorraine nunca se fijó en sus breves
ausencias, pero cuando Joe descubrió lo que hacía, se encargó de ir a buscarla
un viernes por la noche, a la orilla de la playa.
-¡Enfermera! – gritó, haciendo una pausa en el último paso, con su mano
apretada en el pasamano.
____ corrió hacia él, con su pelo volando, y sintiendo miedo que él se
cayera debido a su ira.
-Estoy aquí. – dijo sin aliento. –
No hay necesidad de gritar.
-¿Puedo preguntarte qué estás haciendo aquí? – gruñó él.
Ella estudió su feroz ceño fruncido, mientras el pelo de él y de ella, se
desordenaba a causa del viento.
-Camino por la playa, señor Jonas. – dijo ella con calma.
-En mi tiempo. – dijo él.
-Disculpe, señor. Pensé que tenía
diez minutos al día para mí. – dijo con amable sarcasmo.
-A ver enfermera. Yo vivo en la
casa, y se supone que tú debes estar dentro, por si es llamada cada minuto. –
le espetó.
-Lo estaba. Además, ¿no vine
corriendo ahora que usted me llamó?
Él respiró fuerte.
-La playa es peligrosa de noche. – dijo después de un minuto, como si le
molestara haber mostrado algún tipo de interés por ella. – Hay transeúntes abajo en la playa a quienes
les gustan las fiestas. No eres lo
suficientemente sofisticada para hacer frente a los borrachos, señorita
Steele. ¿Entrarás en la casa, por favor?
Su preocupación, la tocó. Solo su
madre y Jenny, lo habían hecho a lo largo de los años.
-¿Has perdido tu lengua? – gruñó después de un minuto.
Ella se encogió de hombros.
-No estoy acostumbrada a que la gente se preocupe por mí. – dijo
finalmente.
Joe pareció dudar. Su mano se
encrespaba lentamente alrededor del pasamano.
-¿Tus padres, verdad?
El corte de la pregunta, era nuevo.
Ella desvió la mirada hacia el mar y trató de no llorar; las lágrimas
estaban tan cerca de la superficie esos días, el dolor era tan crudo y poco
familiar.
-Mi madre murió en un accidente hace unos meses. – dijo en voz baja.
-Lo siento. – dijo él. - ¿Y tu
padre?
-Tenemos muy poco contacto. – admitió.
– La culpa es mía tanto como suya.
Yo no soy buena en las relaciones, como verá. Soy cuidadosa con la gente que se me acerca.
-¿Incluso la familia? – preguntó él.
– Dios mío, ¿tienes miedo de contaminarte?
Joe lo hizo sonar extraño y a ella no le gustó.
-Temerosa de ser herida, si desea saberlo. – replicó ella, con los ojos
ardientes. –Prefiero estar sola que
hecha trizas emocionalmente, y además, ¿qué le interesa a usted mi vida personal?
Sus pesadas cejas se dispararon hacia arriba.
-Garras. – murmuró él y las esquinas de su boca, se curvaron. – Vaya, vaya, aterrizas en tus pies, ¿no es
así? Por todas tus virtudes reprimidas.
Ella se quedó mirando la arena.
-Usted me irrita. – contestó.
-Somos dos, por que tú me irritas también.
Ahora, ¿entrarás en la casa, antes que ceda a la tentación de sacudirte
en el oleaje para refrescarte?
____ exhaló furiosa, y comenzó a pasar junto a él, pero Joe extendió su mano al oír el sonido de los pasos
de ella, sobre la piedra y fue arrastrada contra el poderoso cuerpo. Un pequeño suspiro de ____ se oyó, incluso,
encima de las olas atronadoras y fue consciente de cada célula que se puso en
contacto con él. Olía a colonia cara y a
jabón; y su mano en su cintura, era grande y caliente. Su aliento le daba en su frente y ancho pecho
subía y bajaba con pesadez, curiosamente, las rodillas de ella comenzaron a
colapsar.
zai
Re: Ella fue la luz de su mundo-Adaptacion-JoeyTú[TERMINADA]
waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa queiro ebso besooo!!!
pobre rayis :7
pobre rayis :7
andreita
Re: Ella fue la luz de su mundo-Adaptacion-JoeyTú[TERMINADA]
Aw me encanto el cap y los anteriores
Joseph es muy testarudo demasiado
Que linda novela me encanta siguelaaa
Joseph es muy testarudo demasiado
Que linda novela me encanta siguelaaa
JB&1D2
Re: Ella fue la luz de su mundo-Adaptacion-JoeyTú[TERMINADA]
OOOOOOOOOOOOOOOOHHHH!!!
QUIEN ENTIENDE AAAA JOOEEEE!!!!
JAJAJAJAJAJA
COMO SE SOPORTAAANNN!!!
SIGO DICIENDO QUE SON TAL PARA CUAAALL!!!
QUIEN ENTIENDE AAAA JOOEEEE!!!!
JAJAJAJAJAJA
COMO SE SOPORTAAANNN!!!
SIGO DICIENDO QUE SON TAL PARA CUAAALL!!!
chelis
Re: Ella fue la luz de su mundo-Adaptacion-JoeyTú[TERMINADA]
Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!!
Por que lo dejas ahi!!!!?
Me muero!!
Gracias por subir igual!!
Por que lo dejas ahi!!!!?
Me muero!!
Gracias por subir igual!!
Augustinesg
Página 4 de 15. • 1, 2, 3, 4, 5 ... 9 ... 15
Temas similares
» 365 días junto a ella {Liam& Tu} -Adaptacion-
» Un Mundo Nuevo- 1eraTemporada (TERMINADA)
» "Un Amor de Otro Mundo" [TERMINADA]
» []...El Millonario y Ella...[] (Nick Jonas & Tu) TERMINADA
» ''Ella quiere ser mala'' (Nick & tu) Adaptada-TERMINADA
» Un Mundo Nuevo- 1eraTemporada (TERMINADA)
» "Un Amor de Otro Mundo" [TERMINADA]
» []...El Millonario y Ella...[] (Nick Jonas & Tu) TERMINADA
» ''Ella quiere ser mala'' (Nick & tu) Adaptada-TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
Página 4 de 15.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér 20 Nov 2024, 12:51 am por SweetLove22
» My dearest
Lun 11 Nov 2024, 7:37 pm por lovesick
» Sayonara, friday night
Lun 11 Nov 2024, 12:38 am por lovesick
» in the heart of the circle
Dom 10 Nov 2024, 7:56 pm por hange.
» air nation
Miér 06 Nov 2024, 10:08 am por hange.
» life is a box of chocolates
Mar 05 Nov 2024, 2:54 pm por 14th moon
» —Hot clown shit
Lun 04 Nov 2024, 9:10 pm por Jigsaw
» outoflove.
Lun 04 Nov 2024, 11:42 am por indigo.
» witches of own
Dom 03 Nov 2024, 9:16 pm por hange.