Conectarse
Últimos temas
miembros del staff
Beta readers
|
|
|
|
Equipo de Baneo
|
|
Equipo de Ayuda
|
|
Equipo de Limpieza
|
|
|
|
Equipo de Eventos
|
|
|
Equipo de Tutoriales
|
|
Equipo de Diseño
|
|
créditos.
Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Seductora Inocencia (Nick y ____.) TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
Página 18 de 25. • Comparte
Página 18 de 25. • 1 ... 10 ... 17, 18, 19 ... 21 ... 25
Re: Seductora Inocencia (Nick y ____.) TERMINADA
chelis escribió:CAAAAPIIISSSS
ya subo (:
See.Into.My.Mind♥
Re: Seductora Inocencia (Nick y ____.) TERMINADA
ElitzJb escribió:OH POR DIOS MURIO FRANKIE NO ME LO CREO...
NICK SE DESISO DE ESE PEDAZO DE IMBESIL Y DESPRECIABLE ACAIDE X FIN BIEN MERECIDO SE LO TIENE X ABUSAR DE ELLA JUM
AHORA Q PASARA SIGUELAAAAAAAA POR FAVOR CADA VEZ AMO MAS TU NOVE SIGUEEEEEEEEEEEEEEEEEEE
cierto es shokeante .-.
ya la sigo
See.Into.My.Mind♥
Re: Seductora Inocencia (Nick y ____.) TERMINADA
chelis escribió:OOTROOOO
ys la sigoo (:
See.Into.My.Mind♥
Re: Seductora Inocencia (Nick y ____.) TERMINADA
ElitzJb escribió:MAS :)
ya la sigo :D
See.Into.My.Mind♥
Re: Seductora Inocencia (Nick y ____.) TERMINADA
chelis escribió:SIIII MAS
ya la sigoo :D
See.Into.My.Mind♥
Re: Seductora Inocencia (Nick y ____.) TERMINADA
17 1/2
Aproximadamente una hora después, Nick se encontraba tumbado estrechando entre sus brazos a una ___ ligera de ropa mientras ambos trataban de descansar después de la terrible experiencia de aquella noche. El sol matutino invadía la habitación y danzaba sobre la piel cálida y sedosa de ___, mientras él la acariciaba y reflexionaba acerca de los sucesos ocurridos durante las últimas doce horas. Ella tenía el brazo derecho estirado sobre el pecho desnudo de Nicholas, y permanecía con la cabeza arrimada a su cuello. La fragancia de su cabello ascendía hasta las ventanas de su nariz y de vez en cuando la besaba en la cabeza, aspirando su perfume, saboreando su delicadeza.
Tenía el cuerpo rendido, pero su corazón se encontraba emocionalmente agotado tras las cotas extremas de rabia, angustia, culpabilidad y amor que había experimentado a lo largo de las últimas doce horas: la pasmosa confesión de ___, las inquietantes consecuencias de la violencia brutal que había descargado sobre el alcaide el sabor ácido de su propia mortalidad después del combate con Frankie. Sin embargo, la venganza que había llevado a cabo no podía borrar lo que ___ había sufrido, y todo ello le dejaba una sensación de tristeza y vacío que solo la maravilla de tenerla entre sus brazos lograba aplacar.
El temor que se apoderaba de él ante la idea de que ella pudiera sufrir más en el futuro hacía que le entrasen ganas de protegerla envolviéndola con su abrazo. El acuerdo entre ambos había llegado a su fin, pero él no podía soportar la idea de que ella lo abandonase. No podría dejar que ella retomara el estilo de vida de las cortesanas, con todos los peligros que conllevaba, pero ¿quién era él para decirle lo que debía hacer? Ella era, como siempre, libre e independiente.
–Nicholas –dijo ella, interrumpiendo sus intrincados pensamientos.
–Mmm.
–He estado pensando. –___ se incorporó y se afianzó sobre un codo, apoyando la barbilla en la otra mano. Él la miró en silencio, con un deleite lleno de desconcierto–. Todavía no acabo de comprender lo que pasó con lady Coldfell. ¿Fue su muerte un accidente, como dijo el juez de instrucción?
Nicholas se encogió de hombros.
–Eso es todo lo que he conseguido averiguar.
Ella frunció el entrecejo, perpleja.
–Sigo sin entender por qué sedujo a Frankie si era a ti a quien quería.
–Después de haberla juzgado de forma totalmente equivocada, ni siquiera me atrevo a aventurar cuáles fueron sus motivos –dijo él suspirando mientras jugueteaba con un mechón del cabello rubio de ___.
–Pues yo tengo una hipótesis, aunque no te va a gustar. –Al contemplar su mirada inquisitiva, ___ continuó–: Frankie dijo que lady Coldfell aspiraba a convertirse en tu mujer.
–Sí.
–Pero ¿y qué hay de lord Coldfell? Es un hombre mayor, pero aparte de su cojera parece tener buena salud.
Él arqueó las cejas con escepticismo.
–Sé que parece descabellado –prosiguió–, pero supón que lady Coldfell hubiera deseado realmente librarse de su anciano marido del modo más rápido y oportuno posible, de forma que pudiese echarte el guante y casarse contigo antes de que te fijaras en otra mujer. Al mismo tiempo, tenía a su disposición a Frankie: un experto cazador ansioso por recibir su herencia. Lo siento pero no creo que lady Coldfell quisiera a Frankie simplemente por el placer que le daba. Las mujeres no somos así. Cuando seducimos a un hombre lo hacemos con un objetivo.
–¿Estás sugiriendo... que conspiraron para matar a lord Coldfell?
–Piensa en ello por un momento. Con el conde debidamente enterrado, Danielle habría sido libre para casarse con el hombre al que quería de verdad, es decir, contigo, mientras que Frankie habría heredado el título y la fortuna de su tío. ¿No mencionó Frankie poco antes de morir algo sobre un incendio en Seven Oaks? Tal vez Danielle lo instigó a hacerlo.
Nicholas sacudió la cabeza, pasmado ante la despiadada teoría que ella estaba exponiendo.
–Si hubieras conocido a Danielle sabrías que lo que estás sugiriendo es completamente imposible. Ella no era una asesina...
–Sí, por lo que tú sabes, era virtuosa y recatada –replicó ella–. Con el debido respeto, querido, no creo que conocieras a lady Coldfell en absoluto.
Al oír aquellas palabras, Nicholas permaneció callado por un instante.
–Puede que Danielle llevara una vida secreta de conquistas y aventuras, pero me resulta imposible creer que se planteara siquiera la posibilidad del asesinato. Y, por lo que respecta a Coldfell, no tengo ¬la menor intención de contarle la aventura de Danielle con Frankie. Hay secretos que es mejor llevarse a la tumba.
–¿Y si ya lo sabe? A eso me refiero, Nicholas. Francamente, no confío en ese viejo intrigante.
–_____, Coldfell ya era amigo de mi familia antes de que yo aprendiera a caminar. Conoció a mi padre. No me mentiría.
Suspirando de desesperación, ___ estiró la mano y acarició suavemente el pelo de Nicholas.
–Querido, eres tan honrado que te resulta imposible creer que las personas que te importan sean capaces de cometer maldades. Eres demasiado generoso a la hora de confiar en la gente. Ya viste lo feliz que estaba hoy el conde cuando se murió Frankie. ¿No te pareció algo poco natural?
–Lo que era poco natural es que Frankie se acostara con su tía, aunque tan solo fuera tía suya por obra del matrimonio. El comportamiento que hoy ha mostrado Coldfell es perfectamente coherente con el hecho de que creyera que Frankie había asesinado a Danielle. Tú eres la única cuyos juicios están fuera de lugar, señorita Hamilton... Tu problema es que no confías en nadie. –Descartó aquel tema haciendo un gesto con la mano–. No quiero volver a hablar de esto, sobre todo teniendo en cuenta que no conseguimos ponernos de acuerdo. Se acabó. Danielle y Frankie están muertos. Ninguno de los dos va a volver con nosotros, así que dejemos todo eso atrás y centrémonos en ti y en mí.
–Oh, Nicholas –dijo ella con un suspiro, dedicándole una sonrisa de desaprobación.
–Eso está mejor. Perdona pero hoy he tenido un pequeño encontronazo con la muerte, y después de algo así uno tiende a ver las cosas con cierta perspectiva. –Se acercó a ella, le cogió el rostro y la besó en los labios–. Quédate conmigo –susurró, acariciando su cabello del color de la luz del sol–. Quiero llevarte a mi casa de Cumberland. Quiero enseñarte los lagos, las montañas, las colinas y los lugares que adoro. Son casi tan hermosos como tú. Saldremos a primera hora de la mañana.
Ella lo miró fijamente con inquietud y luego apartó la vista.
–Oh, Nicholas.
–¿Qué ocurre, campanilla? –preguntó con la sonrisa más dulce posible.
–Estoy confundida.
–¿Sobre qué?
–Sobre ti.
–¿Por qué? No hay motivos para estar confundido. –Le acarició la barbilla mirándola a los ojos–. Quédate conmigo. Yo cuidaré de ti el resto de tu vida.
–¿De qué estás hablando? –___ se quedó muy quieta, mirándolo fijamente con unas insondables sombras violáceas en lo más profundo de sus ojos.
Nick se dio cuenta al instante de que acababa de cometer un error espantoso. Santo Dios, ella pensaba que le estaba proponiendo matrimonio. Se quedó pálido y la miró sin saber qué decir.
Nicholas vio que ella interpretaba su mirada silenciosa y desvalida y sacaba sus propias conclusiones. ___ abrió la boca como si fuera a hablar, pero descartó lo que iba a decir y se limitó a dedicarle media sonrisa irónica.
Él contuvo un gemido de arrepentimiento y descendió por su cuerpo para besar la piel pálida y sedosa situada entre sus senos.
–Oh, ángel mío, lo último que quiero es hacerte daño –dijo él con desconsuelo, apoyando su cabeza en el pecho de ___ y rodeando su cintura para evitar su estallido de ira, algo que según esperaba se produciría en cuestión de segundos.
–Lo sé –susurró ella, posando las manos en los hombros de Nick
–Si fuera posible...
–Lo sé.
–Hay ciertas cosas que no puedo hacer.
–Lo sé, Nick, no pasa nada –replicó ella, y empezó a ruborizarse con enojo mientras se incorporaba–. No se hable más del asunto. Por el amor de Dios, nunca supuse que te casarías conmigo, y si piensas que es lo que he estado buscando, me iré ahora mismo no volverás a verme...
–¡Quédate! –Nicholas la apretó contra él, con el corazón palpitando con fuerza ante la amenaza de perderla–. No pienso eso. No te vayas. ____..., quédate.
____ se recostó cautelosamente en la cama, sosteniéndole la mirada en señal de advertencia. A Nick se le encogió el corazón al contemplar la vulnerabilidad que se escondía tras el brillo azul de aquellos ojos. «Dios me libre de ofenderte –pensó él–. Hay tanto orgullo, tanto fuego bajo el hielo de tu mirada.»
–Verdaderamente nunca he conocido a nadie como tú, señorita Hamilton –dijo en voz baja.
–No, seguro que no –convino ella, y a continuación sacudió la cabeza–. De todos modos yo no sirvo para el matrimonio, ni siquiera con un duque. Yo controlo mi vida... tomo mis propias decisiones, y no renunciaría a mi independencia por tu corona ducal ni aunque me lo pidieras de rodillas.
Él le dedicó una sonrisa, escarmentado. Le pareció un discurso muy valiente, y lo embargó un profundo amor hacia ella. Le acarició el pelo.
–¿Te quedarás?
Ella le sostuvo la mirada, y su tono y su expresión se suavizaron.
–Estoy segura de que no es tan sencillo.
–Sí que lo es. –Nicholas posó su mano en la cadera de ___, agarrándola con delicadeza a través de su salto de cama de satén–. Al diablo con las normas de las cortesanas, ___. ¿Acaso no merezco una oportunidad? –La presión que ejercía sobre su cadera se convirtió en una caricia–. Nunca te abandonaré. Nunca te maltrataré. Creo que ya lo sabes. Intentémoslo. Descubramos lo que nos depara el futuro.
–¿Y qué es lo que esperas descubrir, Nicholas?
–¿Cómo puedo saberlo? Nunca he probado algo así antes.
Las lágrimas brillaron por un instante bajo las largas y elegantes pestañas de ___, antes de que volviera a parpadear y mirara a Nicholas con un amago de sonrisa reticente. Se incorporó, se abrazó las piernas flexionadas y lanzó un suspiro.
–Lo que estás pidiendo es que nos expongamos a sufrir mucho cuando llegue el momento de marcharme.
–¿Marcharte? No digas que te vas a marchar, ángel mío. Te quedarás para siempre. –Nicholas sonrió, un tanto sorprendido por sus propias palabras.
–Como tu amante.
–Como mi amor –replicó él con empeño.
–No sé qué hacer. Te quiero tanto y... –Se pasó la mano por el pelo, agachó la cabeza y apoyó la frente en una rodilla–. Cuando pienso en lo cerca que he estado hoy de perderte... Bueno, es como si nos hubieran concedido una segunda oportunidad, ¿no es así? Sabes que quiero estar contigo, es solo que...
–¿Qué? –preguntó él, mirándola pacientemente mientras ella se debatía consigo misma.
–No es profesional.
–¿Es por el dinero? Si quieres que liquide las deudas de tu padre, lo haré...
–¡No! No tiene nada que ver con el dinero. –____ le lanzó una mirada de consternación–. Y, en cuanto a papá, tal vez se merezca sufrir un poco por lo que pasó. Tal vez así aprenda. Él se metió en ese embrollo, deja que sea él el que salga. Es lo que diría mi madre.
Nick le tocó el hombro para ofrecerle consuelo y luego acarició ¬la suave y sinuosa línea de su espalda.
–___, creo que deberías saber que le he contado todo a tu padre.
Ella pareció sopesar la noticia por un momento, sin girarse hacia él, abrazándose las piernas en actitud protectora.
–¿Cómo se lo tomó?
–Todo lo bien que uno podría esperar.
___ hundió otra vez la cabeza contra su rodilla como si desease esconderse del mundo.
–Estará bien, cariño –la tranquilizó él.
–Tengo la impresión de que le has hecho algo terrible al alcaide–dijo ella, con la voz amortiguada por la postura–. Me da igual que le hayas hecho, pero ¿qué pasaría si las autoridades vinieran a detenerte?
–No vendrán –repuso él con suavidad–. Ya no hay motivos para tenerle miedo, ni siquiera para volver a pensar en él. Ahora estas a salvo... y yo te quiero.
____ levantó la cabeza y se volvió hacia él, con los ojos muy abiertos ante aquellas palabras y los labios suaves y temblorosos.
–Yo también te quiero, Nicholas–dijo ella en voz muy queda–. No debería, pero te quiero.
Una amplia sonrisa cruzó lentamente el rostro de Nicholas. Haciendo caso omiso del entrecejo fruncido de ___, la estrechó entre brazos y volvió a tumbarla sobre el colchón.
–¿Cómo que no deberías quererme? Claro que debes quererme, cabeza de chorlito. «No debería quererte» –bufó Nicholas en voz baja y estridente–. Qué desconsiderada. ¿Por qué no deberías quererme?
–Porque nunca serás mío de verdad.
Él la miró con el ceño sin resultar intimidante.
–Hasta ahora pensaba que eras una mujer inteligente. –___ se echó a reír. Él la miró, recorriendo con los dedos la curva de su mejilla–. Quédate conmigo. Soy tuyo, y, por si no te habías dado cuenta, lo soy desde hace tiempo.
–Anteayer por la noche me ibas a echar. Eso es lo que no me gusta de todo esto, que no tengo seguridad.
–Ah, ya entiendo –susurró él, mirándola a los ojos–. Seguridad.
–Sí. En el momento en que empieces a aburrirte de mí puedes echarme a la calle.
–¿Qué te haría sentir lo suficientemente segura para no tener miedo de que te eche a la calle? Quizá esto. –Estiró el brazo por encima de la mesita de noche y cogió la petaca abollada, que él había dejado allí antes de desvestirse. Se la tendió a ella–. Aquí tienes la prueba, amor.
Ella la cogió y la miró detenidamente, estudiándola por un lado y por otro. Nicholas contempló su perfil y vio cómo sus ojos se llenaban de lágrimas.
–Podrías haber muerto por mí –susurró ____.
–Sí, y volvería a hacerlo para protegerte si fuera necesario. Con mucho gusto.
Ella se volvió hacia él sin pronunciar palabra, le echó los brazos al cuello y lo abrazó con fuerza. Él deslizó las manos por sus caderas y oyó cómo ella sorbía, y sintió que sus lágrimas caían sobre su hombro desnudo.
–No tengo derecho a dudar de ti. Eres un hombre tan firme y tienes tanta paciencia conmigo... No mereces todo este recelo. Lo siento, Nicholas, no quiero parecer desagradecida. Supongo que no estoy acostumbrada a esto, pero creo... que a partir de ahora voy a confiar en ti.
–Esa sí que es una buena noticia para empezar el día –susurró él, deteniendo una lágrima que había brotado y empezaba a precipitarse por la mejilla de ___. La lágrima brilló en la punta de su dedo como una joya a la luz de la mañana. «El hielo se está derritiendo», pensó. Se llevó el dedo a la boca y probó el sabor salado de la lágrima mientras ____ adoptaba una expresión melancólica y sosegada, y entonces se inclinó hacia ella y la besó.
Ella separó los labios con un suave gemido de deseo. Él saboreo su boca dándole un beso tierno con el que le ofreció silenciosamente todo lo que llevaba dentro, un beso que iluminó de forma radiante los confines más lejanos y oscuros del universo, como si su mutuo amor hubiera dado a luz una nueva estrella.
___ se recostó en actitud complaciente. Él se colocó encima de ella ____ le rodeó las caderas con las piernas. Nicholas cerró los ojos con fuerza, aturdido por el deseo, pero dejó de besarla cuando sintió que empezaban a invadirlo las llamas de la tentación con el ardiente contacto de sus cuerpos.
Ahora que conocía las cicatrices invisibles que ella albergaba en lo más profundo de su ser, sabía que debía tratarla con la más exquisita dulzura de la que fuera capaz un amante. Todavía no era el momento oportuno, pero pronto lo sería.
Se le ocurrió una magnífica idea. Inclinó la cabeza para besarla en cuello y sonrió ante su brillante inspiración.
–Descansa, señorita Hamilton. Esta noche te tengo reservado algo maravilloso.
–¿Qué puede ser más maravilloso que esto? –murmuró ella, dándole una mirada deslumbrante y ensoñadora. Él enroscó un mechón del cabello dorado de ___ alrededor de dedo y lo besó.
–Ya lo verás. –Y a continuación le besó los párpados y le susurró que se durmiera.
Más tarde Nicholas estuvo ocupado en su escritorio de la biblioteca notificando a los presidentes de sus varios comités parlamentarios su partida a su casa de campo, redactando instrucciones para los caballeros que se ocupaban de sus negocios y ocupándose de otros detalles mientras ____ preparaba la casa para la estancia en el campo. Ella recorría con paso enérgico una habitación tras otra en el primer piso ayudando a las doncellas a cubrir los muebles con lienzos marrones para el período de ausencia del amo, cuando, al cruzar el vestíbulo, se encontró con el portero, que iba a entregarle a Walsh una carta dirigida a su excelencia que acababa de llegar por medio de un mensajero especial. El mayordomo era el encargado de hacer los honores y ofrecérsela al duque en una bandeja de plata, pero ____ se saltó las formalidades, sonrió al portero y se apresuró a entregar la misiva al propio Nicholas. Era una excusa como cualquier otra para pasar a verlo. Cuando miró la carta frunció el entrecejo al leer que procedía de Islington, le dio la vuelta y vio que en el remitente figuraba la dirección de la academia de la señora Hall.
Vaciló por un instante junto a la puerta de la biblioteca. ¿Qué podía significar? ¿Alguna nueva crítica contra su carácter? Pero lady Jacinda seguía estudiando allí. Tal vez no tenía nada que ver con ella. Temiendo de repente que algo marchase mal o que Jacinda hubiese caído enferma, entró en la biblioteca dando grandes zancadas, atravesó la estancia en dirección al escritorio de Nicholas y agitó la carta delante de él mientras se inclinaba para besarlo en la frente.
–Puede que te interese atender esto por un momento. Acaba de traerla un mensajero.
–Dios, ¿qué pasa ahora? –Cogió la carta y rasgó el sello.
____ retrocedió y esperó las noticias ansiosamente. El severo rostro de Nicholas se ensombreció a medida que leía, y luego estrujó la carta con la mano.
–¿Qué pasa? –preguntó ella rápidamente.
–Me avisan de que mi hermana ha sido expulsada temporalmente de la escuela por hablar con un extraño en público. Un hombre que respondía al nombre de Frankie Breckinridge. –Tiró el papel arrugado maldiciendo en voz baja.
___ se llevó la mano a la boca, sorprendida.
–¿Cómo pudo atreverse... ?
–Sin duda pensaba atacarme por medio de ella. Gracias a Dios, Lizzie Carlisle andaba cerca para hacer entrar en razón a mi hermana.
–¿Le hizo daño...?
–No, gracias a Dios. Lizzie llamó inmediatamente a la profesora. Por lo visto, Breckinridge había estado intentando convencer a mi hermana para que fuera a su carruaje.
Por un instante ____ permaneció en silencio, sintiéndose asqueada y conmocionada. Si Frankie le hubiera hecho algo a aquella chica inocente por culpa de ella... Era una idea demasiado terrible.
–Me temo que mi hermana y su dama de compañía van a tener que venir con nosotros –dijo, apoyando los puños en el escritorio–. Espero que no te importe, aunque te aseguro que a mí no me da igual. Hacer de acompañante no es precisamente lo que tenía en mente.
–Claro que no me importa, Nicholas, pero ¿qué pasará con la reputación de las chicas? Tal vez yo no deba ir. –Contuvo la respiración y se preparó para hacer frente a semejante decepción.
–No digas tonterías. Tú eres el motivo por el que quiero irme. Se rascó la mandíbula cuadrada en actitud pensativa–. Si no tienes ningún inconveniente, podemos hacerte pasar por su institutriz. Nadie te conoce en el norte.
–¿Otra farsa? –___ suspiró con aire cansado–. Jacinda sabrá que hay algo raro. Es demasiado lista para que intentemos ocultarle verdad.
–Entonces tendrá que actuar como una adulta. Es muy madura, a su manera.
–Lizzie se escandalizará. Por cierto, no sabía que conocías a la señorita Carlisle. Qué chica tan tímida y humilde.
–Está bajo mi tutela.
–¿De verdad? –exclamó ___–. Dios mío, Nicholas, ¿hay alguien Londres que no esté a tu cuidado?
–La señorita Carlisle es la hija de mi antiguo administrador de fincas. El hombre murió hace una década. Lizzie era su única hija y no tenía parientes a los que acudir. Es la compañera de Jacinda desde que eran unas crías... por no hablar de la conciencia de ese pequeño marimacho. Gracias a Dios que ella estaba allí cuando Frankie intentó presentarse.
See.Into.My.Mind♥
Re: Seductora Inocencia (Nick y ____.) TERMINADA
2/2
____ sacudió la cabeza, cogiéndose las manos por detrás de la espalda.
–Me siento responsable. Cuando pienso en lo que podría haber pasado, en lo que podría haberle hecho...
–_____ –la interrumpió él con delicadeza–. No. Así no se consigue nada, y tú no has hecho ningún mal. Quítatelo de la cabeza. Anda, vete. Tengo mucho trabajo que hacer antes de que llegue la hora de tu sorpresa.
____ le sonrió tímidamente, sintiendo que se le disparaba el corazón. Él le dedicó una risita irónica y cogió su pluma para escribir la respuesta a la señora Hall.
Partieron de Jonas House a las ocho en punto de la tarde.
Nicholas había recomendado a ___ que se vistiera de forma especialmente elegante, pero no le había dado la menor indicación de adónde la llevaba. Una vez dentro del coche, él bajó las persianas de lona para evitar que ella pudiera averiguar su destino.
La expectación de ___ aumentó cuando notó que el coche se detenía y oyó a los lacayos bajar de un salto del carruaje para abrirles las puertas.
–Cierra los ojos, preciosa. Tu sorpresa está muy cerca.
–No soporto tener que cerrarlos, con lo guapo que estás.
–Los piropos no te servirán de nada –replicó él.
Ella obedeció riéndose, pero la imagen despampanante de Nicholas se le quedó grabada en la cabeza. Se había vestido con la ropa más exquisita que ___ le había visto puesta, prescindiendo por una vez del negro lúgubre en favor de un frac de seda oscuro color ciruela, primorosamente bordado en la parte delantera. Tenía un cuello que le fijaba a la perfección las puntas de la radiante camisa blanca contra la mandíbula. Su pañuelo blanco de seda era de una elaborada perfección, y su chaleco de satén, sobrio y terriblemente elegante, estaba salpicado de pequeños estampados de un tono dorado apagado. Sus pantalones de color pardo marcaban cada línea de sus fuertes muslos, mientras que sus impecables medias blancas acentuaban sus pantorrillas perfectamente musculadas. Era la belleza viril personificada, de la cabeza a los zapatos planos de charol con su lazo pequeño y liso. A pesar de todo el cuidado que Nicholas había puesto en su atuendo esa noche, por alguna razón ___ únicamente deseaba empezar a desvestir a aquel hombre delicioso a la menor oportunidad.
–No puedo soportarlo –exclamó ella, apretándole la mano mientras mantenía los ojos cerrados con fuerza–. ¿Dónde estamos?
–Ya lo verás –dijo él en tono guasón–. No mires.
Ella oyó el ruido de la puerta del carruaje al abrirse y el sonido metálico que hizo el lacayo al tirar del escalón. Nicholas tomó la mano enguantada de __, salió primero y la guió hasta el escalón del coche.
–Huele a caballos –afirmó ella, arrugando la nariz.
–Muy bien –dijo él–. Ya puedes mirar.
___ levantó los párpados lentamente. Nicholas permaneció a su lado, sonriéndole y sosteniéndola de la mano mientras los lacayos esperaban con atención.
____ alzó la vista en dirección al majestuoso edificio liso y claro que tenía delante. Al reconocerlo se quedó boquiabierta.
–Almack's –dijo en voz baja.
Nicholas sonrió abiertamente.
¡El salón de celebraciones de Almack's! ¡Su sueño de juventud hecho realidad! No obstante, cerró la boca de golpe y se volvió hacia ¬él, aterrada.
–¡No puedo entrar! ¡Me abuchearán!
–¿Quiénes? –preguntó él suavemente con una sonrisa pícara. Tenemos el local para nosotros.
Bel se quedó mirándolo sorprendida.
–¿Has alquilado Almack's para mí?
–Mmm.
–Todo el recinto?
–Incluida la orquesta.
–¡Oh, Jonas! –Se abalanzó desde el escalón del coche a los brazos de Nicholas.
-Nick la besó riéndose mientras un rubor varonil le teñía las mejillas, y la dejó en el suelo.
–¡Nadie había tenido un detalle así conmigo! Pero es un despilfarro tremendo...
–Tú lo vales. –Nicholas hizo un gesto en dirección a las puertas de dos hojas, con los ojos empañados por una enorme ternura que se correspondía con la mueca irónica y mundana de su boca–. Vete a echar un vistazo.
Soltando una carcajada de sorpresa y alegría, ___ echó a correr delante de él y desapareció en el interior. Nick la siguió riéndose entre dientes.
–Oh, Nicholas, es... Almack's –dijo ella asombrada en voz baja cuando él la alcanzó, pese a no haber rebasado todavía el vestíbulo. Se quedó contemplando de forma reverencial la suntuosa e imponente escalera que conducía al salón de celebraciones.
Ardía en deseos de subir a la parte de arriba, pero se sentía como una intrusa en un terreno sagrado. Casi podía oír al comité de damas siseando en señal de desaprobación. Cuando Nicholas avanzó y se acercó a ella, ___ se volvió hacia él con ansiedad.
–Este no es mi sitio.
Él no dijo nada, se limitó a sonreír a modo de reproche y le ofreció el brazo. Armándose de valor, ella posó la mano lentamente en el brazo de Nicholas y a continuación subió en su compañía la famosa escalera donde, durante las doce noches de los miércoles de la temporada, solo eran admitidas las personas con la reputación más intachable y el más exquisito refinamiento.
___ notó que él la observaba cariñosamente mientras contemplaba maravillada los detalles más nimios, aunque la sobria elegancia de Almack's no era comparable al opulento esplendor de Jonast House. La escalera desembocaba en un amplio vestíbulo, a cada lado había unas salas que, según le dijo Nicholas, se usaban para cenas y banquetes, y justo enfrente se encontraba el lugar sagrado por antonomasia: el salón de baile.
Prácticamente sin aliento debido al asombro, ___ entró y contempló todo lo que había a su alrededor. El salón de baile tenía unos treinta metros de largo y la mitad de ancho, y poseía un techo blanco liso que se elevaba nueve metros por encima de ellos. Un friso de color crema cubierto de un intenso dorado rodeaba la estancia; las paredes de debajo estaban pintadas de tenue verdeceladón y había enormes ventanas en forma de arco distribuidas de forma regular. Las molduras y los grabados, tanto los medallones como las guirnaldas, eran de color blanco. Había bancos en cada pared, y en un extremo, un elevado quiosco de música con un enrejado dorado. A ___ se le pusieron los ojos como platos cuando se dio cuenta de que los músicos estaban esperando pacientemente, aguardando de pie a que ella entrara.
___ los saludó con la cabeza de forma vacilante.
–Buenas noches.
–Buenas noches, señorita –dijo el director inclinándose con aire cordial–. ¿Desea oír la joven dama alguna pieza en particular?
–Lo... lo que suelan tocar, gracias. –Se giró hacia Nicholas llena asombro mientras los miembros de la orquesta se sentaban y con sus instrumentos.
Él sonrió al tiempo que el encantador divertimento interpretado ¬por los músicos invadía el salón de baile.
___ caminó por el centro de la pista y se echó a reír a carcajadas, dando vueltas hacia un lado y otro, intentando asimilar todo aquello. Había deslumbrantes espejos y arañas de luces resplandecientes, y dos figuras de dioses clásicos de tamaño natural que sostenían candelabros.
–No puedo creer que hayas hecho esto por mí. ¡Nicholas, es el regalo más maravilloso que me han hecho nunca!
–Me acordaba de la tristeza con la que me hablaste de este viejo sitio el día que paseamos por Hyde Park. Además, quiero que esta noche sea perfecta para ti –dijo él en tono grave e íntimo, y a continuación le cogió la mano y se la besó–. ¿Me concede este baile, señorita Hamilton?
Ella dejó escapar un torrente de ingenuas carcajadas.
–¡Oh, señor, deje que le pregunte a mi señora de compañía!
Él se rió de su ocurrencia y la condujo hacia el centro del enorme y resonante salón, y ordenó a la orquesta que tocase un vals. Los dos se giraron y se colocaron cara a cara. Nicholas le hizo una reverencia, ella le correspondió con una leve y correcta inclinación, mientras ambos trataban de contener la risa.
____ posó su mano sobre la mano izquierda de Nick, él le colocó la mano derecha en la cintura y la música empezó a sonar. Bailaron hasta que ella olvidó que pudiera haber motivos en el mundo para no reír. Bebieron una botella del más exquisito champán y volvieron a bailar, dando vueltas alrededor del suelo desigual mientras las manecillas del reloj daban las dos, las tres, hasta que en medio de un giro Nicholas la agarró contra su pecho, le acarició la barbilla y acercó lentamente sus labios a los de ella.
___ cerró los ojos y le echó los brazos al cuello. Recibió su lengua dentro de la boca a modo de cálida y apasionada invitación, mientras deslizaba sus dedos enguantados por el pelo de Nick.
Ella sentía la cabeza muy ligera y la sangre muy caliente, y apenas se dio cuenta de que minutos antes habían regresado a Jonas House. Se besaban sin descanso mientras avanzaban a trompicones por el vestíbulo en dirección a su habitación, deteniéndose constantemente para disfrutar de cada caricia. Ella se había quitado los guantes. Él tenía el pañuelo desanudado.
Nicholas tanteó en busca del pomo sin dejar de besarla, abrió la puerta del dormitorio y la arrastró dentro. Ella entró en la habitación, haciendo un giro, besándolo en todo momento con una febril premura.
Un trecho iluminado por la luna conducía a la cama de columnas con dosel, pero Nicholas y ____ permanecieron junto a la puerta. Ella lo atrajo hacia sí, agarrándolo de las solapas de su chaqueta de terciopelo. Él separó las piernas y ____ se colocó entre ellas, pues sus besos la hacían actuar con una audaz impaciencia.
–Sabes a champán –dijo ella entre risitas, y luego buscó su lengua con la suya en otro beso apasionado. Le quitó el pañuelo del cuello y empezó a desabrocharle los botones del chaleco.
Él introdujo un dedo bajo su vestido a la altura del hombro y recorrió su escote, rozando la areola medida que descendía por el pecho.
____ jadeó, sintiendo cómo su pezón se endurecía al instante.
Nicholas le acarició el cuello con la ligereza de una pluma, le rodeó la barbilla y le tocó los labios. Ella cerró los ojos y, llevándose el dedo de Nick a la boca, lo besó y chupó con fruición. Él la observó en la oscuridad mientras su respiración se volvía cada vez más profunda.
La agarró de la cadera con la otra mano y tiró de ella contra su cuerpo, fuerte y tembloroso. Ella sintió su miembro palpitante contra la barriga y comprendió que estaba tratando de controlarse, ___ disfrutó enormemente de su obediencia, su solicitud casi pasiva, mientras Nicholas dejaba que le hiciera lo que ella deseara. Mostrando un mayor atrevimiento, ___ lo acarició a través de los pantalones. Él gimió y recostó la cabeza contra la puerta.
La mano de ___ ascendió por la protuberancia y subió por el vientre plano hasta llegar al torso, y entonces deslizó los dedos por la nuca de Nick y lo miró fijamente. Él la contempló con una ex presión de éxtasis tormentoso.
–Ven y enséñame a disfrutar como me prometiste –susurró- porque estoy lista para aprender.
Él le dedicó una media sonrisa tan seductora que hizo que ___ se estremeciera de la cabeza a los pies. Nicholas se dirigió tranquilamente a la cama llevándola de la mano. Se sentó en el borde y aguardó reclinándose con las manos apoyadas. Él se inclinó y le dio un beso que la dejó sin aliento, acariciándole suavemente los pechos a través del vestido, y luego le besó los senos y se retiró con una delicada reverencia para encender las velas. Ella sonrió ante aquel detalle, sintiéndose mimada al ver que encendía todas las velas de la habitación para ahuyentar las tinieblas. El dormitorio se iluminó con una luz anaranjada y cálida procedente del candelabro que había en la repisa de la chimenea, la vela del tocador y la que había sobre la mesita de noche, y luego Nicholas regresó junto a ella, sonriendo con ternura mientras el fulgor tenue e íntimo de las llamas perfilaba los rasgos de su cara con unas sombras misteriosas.
Se quitó la chaqueta desabotonada delante de ___ y la lanzó detrás de él. La mirada de admiración de ___ abarcó sus anchos hombros su firme cintura. Los botones dorados del chaleco destellaban a la luz de las velas mientras se desabrochaba los últimos que quedaban abotonados, y a continuación arrojó la prenda.
Su camisa blanca de fino linón tenía un pequeño volante en la parte delantera. ___ lo apartó tras incorporarse en la cama, para dejar al descubierto su musculoso pecho, y besó la V que se formaba en su piel bronceada. Tembló de expectación cuando Nicholas tiró de la camisa y se la sacó por la cabeza.
Sus ojos coincidieron. Él la miró dulcemente, con el pelo revuelto y los labios húmedos inflamados por los besos.
Ella acarició y besó su fina y aterciopelada piel, explorando su fuerte pecho y su vientre esculpido. Nicholas permaneció de pie con ojos cerrados, disfrutando lánguidamente de sus caricias.
___ posó las manos en sus anchos hombros y se dio el gusto de recorrer sus brazos en una pausada caricia, gozando de cada una de las curvas elegantes y duras como rocas de sus bíceps y sus fuertes antebrazos.
–Eres... un magnífico espécimen, Jonas.
Él se rió dulcemente, levantó los párpados y la cogió de las manos cuando las caricias llegaron a sus muñecas. Entrelazó sus dedos con los de ella, se inclinó y le dio un beso.
Permanecieron así junto a la cama durante un tiempo interminable, cogidos de las manos y besándose.
–Quiero verte –susurró él finalmente.
___ se sonrojó, aunque estaba ansiosa por continuar, a pesar de su timidez. Se dio la vuelta y se soltó el pelo, él le desabrochó el vestido por la espalda y le desató el ligero corsé.
El corazón de ____ se aceleró cuando él le dejó caer delicadamente, el vestido por los hombros. El tacto de la suave muselina al deslizarse por su piel resultaba increíblemente sensual. A continuación Nicholas rozó ligeramente su cuerpo con las manos. ___ se estremeció de deseo cuando él se sentó en la cama detrás de ella, la agarró de las caderas y lo besó en la zona lumbar una y otra vez a través de las enaguas casi transparentes.
Cuando no quedó más rastro de su vestido que un amasijo de seda blanca en el suelo, él se hincó de rodillas y metió las manos bajo sus enaguas. Sus manos calientes y seguras ascendieron por sus pantorrillas en dirección a las ligas y procedió a quitarle las medias.
Nicholas se las bajó hasta los pies y ella se las quitó. Él se puso en pie otra vez, mientras su espléndido torso se hinchaba de deseo. Sus ojos se habían vuelto más oscuros bajo los párpados y brillaban como estrellas en la medianoche.
Ella le tocó el pecho suavemente.
–Un momento –susurró ____–. No queremos que te conviertas en papá por accidente.
Se disponía a acercarse al biombo de estilo chino para hacer uso de la esponjita redonda atada a un hilo, tal y como le habían enseñado, pero Nicholas la detuvo tirándole suavemente de la cintura. La miró fijamente a los ojos.
–¿Acaso sería algo tan malo? –preguntó.
A ella le dio un vuelco el corazón.
–N... no.
–¿Estás preparada, ____?
–Sí estoy... preparada. –___ contuvo la respiración con nerviosismo y se dirigió de la mano de él a la cama, donde terminaron desvestirse. Nicholas se metió bajo las sábanas y ella permaneció sentada junto a él por un instante, con aire indeciso y el corazón palpitante.
___ lo observó mientras Nicholas le tocaba el vientre de forma tierna y casi reverente, y aspiró cuando le posó una mano en el pecho.
Él se incorporó con un movimiento elegante y le besó el seno. ___ cerró los ojos. Nicholas abrió la boca y lo chupó... y entonces empezó todo.
Recorrieron sus cuerpos con las manos, acariciándose, palpándose, masajeándose. Él la arrastró bajo las sábanas, y ___ descubrió el poderoso efecto afrodisíaco del cuerpo desnudo de Nicholas contra su piel. Él la excitó hasta extremos casi insoportables mientras sus cuerpos se entrelazaban.
Por un breve instante ___ sintió que la sombra del miedo se cernía sobre su corazón, pero todo pasó en cuanto abrió los ojos y miró a Nicholas. No hubo un solo momento en que él no actuase de forma exquisitamente considerada, paciente y amable.
–Te quiero, ____ –susurró, besándola en el cuello.
Extasiada, ___ susurró su promesa de amor a modo de respuesta, rodeando con las piernas las caderas de Nicholas. «Sí, ahora», pensó, aferrándose a él con fuerza mientras Nick dirigía su miembro hacia su sexo, aunque todavía no estaba dispuesto a satisfacer su deseo. Se elevó encima de ella apoyándose con las manos y miró su rostro mientras se divertía volviéndola loca con la punta de su miembro, moviéndose con embestidas breves y provocadoras.
____ elevó las caderas gimiendo, deseosa de recibir más, pero él sonrió maliciosamente y sacó su pene. Descendió por su cuerpo, inclinó la cabeza y la deleitó con su diestra lengua durante un rato,
Mojando y estimulando su clítoris y chupándolo mientras ella se movía con él en el más íntimo de los ritos. Una vez más la llevó hasta el límite del placer, pero cuando sus gritos amenazaban con preceder el clímax, introdujo la punta de su miembro dentro de su cavidad, húmeda y ardiente. La penetró un poco más que la vez anterior, pero ella ansiaba mucho más. Alternó aquellas tormentosas prácticas varias veces hasta que ella alcanzó un estado de éxtasis o agonía, o ambas cosas a la vez.
–Por favor, por favor –se oyó decir ___, rogando sin dejar de jadear.
–¿Estás segura de que es lo que deseas? –susurró él–. Necesito saber que estás segura, _____.
–Oh, Dios, sí –dijo ella gimiendo, arqueándose frenéticamente para sentir el cuerpo de Nicholas contra el suyo, su duro torso rozando sus pechos–. Quiero sentirte dentro de mí. Muy dentro mí, Nick, por favor.
Él le besó la frente y accedió a su ruego introduciéndose poco a poco dentro de ella.
–Ohhh –murmuró ____ abrumada, cerrando los ojos y sintiendo cómo él la penetraba con extremo cuidado. Ella lo rodeó con los brazos y se aferró a él, notando el leve sudor que cubría el pecho de Nicholas cuando se apoyó en los codos y la abrazó a su vez, sin apenas moverse dentro de ella.
Permanecieron completamente quietos, sintiendo y disfrutando de la gloriosa unión que tanto habían deseado.
Él la besó en los labios y siguió amándola hasta que alcanzaron un ritmo casi frenético. Entonces se detuvo jadeando intensamente.
–Un momento –susurró él, lanzándole una mirada lujuriosa, con los labios hinchados por los besos apasionados. Giró hasta que ___ quedó encima de él y al hablar su voz sonó como un gruñido seductor—. Tómame, cariño.
____ obedeció colocándose lentamente a horcajadas sobre él.
–Oh, amor mío –dijo ella en voz queda, gozando de la postura. Él la penetraba ahora hasta el fondo, y cuando ___ empezó a montarlo la aferró suavemente por las blancas caderas con sus manos fuertes y bronceadas.
–Eres tan hermosa –dijo Nicholas con voz entrecortada, contemplándola con sus ojos oscuros y brillantes.
Cuando él tocó con la yema del pulgar el centro palpitante de ___, ella se estremeció y echó la cabeza atrás, acelerando el ritmo. Momentos después él se incorporó contrayendo los músculos del vientre y alcanzó sus pechos bamboleantes con la boca. La sensación del vientre liso de Nicholas al rozar contra su montículo desarmó completamente a ____.
El placer la envolvió por todas partes: dentro de ella, a su alrededor... las manos de Nicholas, su miembro rígido, su boca. ___ se entregó al demoledor clímax, ajena a los gritos sonoros y agónicos escapaban de sus labios. Solo era consciente del modo en que él envolvía su cuerpo con su salvaje éxtasis amoroso.
Cuando el furor apasionado de ___ comenzó a ceder, Nicholas dejó escapar un grito grave y entrecortado que se vio amortiguado contra el cuello de ____. Su pecho se hinchó cuando la tumbó boca arriba y la poseyó. La embistió una y otra vez, se estremeció y entonces sus músculos tensos empezaron a relajarse. Ella sintió cómo su corazón latía con fuerza contra su cuerpo.
–Te quiero –dijo Nicholas. Parecía conmocionado.
Ella tiró de él con delicadeza, Nicholas apoyó la cabeza en su pecho, todavía dentro de ella. Sintiéndose pesado y exhausto, le dio a ____ un dulce beso en el pecho y recobró poco a poco el aliento.
–Yo también te quiero, Nicholas –susurró ella, besándolo en la frente–. Yo también te quiero.
ya aquí les dejo el capi (: .. *-* las quiero mucho y nos vemos el Martes♥
See.Into.My.Mind♥
Re: Seductora Inocencia (Nick y ____.) TERMINADA
OOOOOHHH!!!!.. QUE DETALLE DE NIICCKKK!!!
PERO TODAVIA IENE COMO CIERTAAASSS PRECAUCIONES O COMO SE DICE!!! RECELOOO A ADMITIRLAA REALMENTE EN SU VIDA
PERO TODAVIA IENE COMO CIERTAAASSS PRECAUCIONES O COMO SE DICE!!! RECELOOO A ADMITIRLAA REALMENTE EN SU VIDA
chelis
Re: Seductora Inocencia (Nick y ____.) TERMINADA
awwww que lindo
pero no se quiere casar con ella!!!!!!
siguela
pero no se quiere casar con ella!!!!!!
siguela
aranzhitha
Re: Seductora Inocencia (Nick y ____.) TERMINADA
oh dios vamos siguela quieor mas capitulos
hahahahhahahah se quieren los 2 se quieren sigueeeeeeeeeeeeee
hahahahhahahah se quieren los 2 se quieren sigueeeeeeeeeeeeee
ElitzJb
Página 18 de 25. • 1 ... 10 ... 17, 18, 19 ... 21 ... 25
Temas similares
» Me secuestro Nick Jonas (nick y tu) Terminada
» Fly With Me (Nick y Tu) [Terminada]
» "AGAIN Terminada"[Nick y Tu]
» "Believe in me, everything is possible" Nick J.& You. [TERMINADA]
» "The Only One For You....(Nick y Tu)" [TERMINADA]
» Fly With Me (Nick y Tu) [Terminada]
» "AGAIN Terminada"[Nick y Tu]
» "Believe in me, everything is possible" Nick J.& You. [TERMINADA]
» "The Only One For You....(Nick y Tu)" [TERMINADA]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
Página 18 de 25.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér 20 Nov 2024, 12:51 am por SweetLove22
» My dearest
Lun 11 Nov 2024, 7:37 pm por lovesick
» Sayonara, friday night
Lun 11 Nov 2024, 12:38 am por lovesick
» in the heart of the circle
Dom 10 Nov 2024, 7:56 pm por hange.
» air nation
Miér 06 Nov 2024, 10:08 am por hange.
» life is a box of chocolates
Mar 05 Nov 2024, 2:54 pm por 14th moon
» —Hot clown shit
Lun 04 Nov 2024, 9:10 pm por Jigsaw
» outoflove.
Lun 04 Nov 2024, 11:42 am por indigo.
» witches of own
Dom 03 Nov 2024, 9:16 pm por hange.