Critical (Joe y tu)

Nombre: Critical.
Autor: Yo.
Adaptación: No.
Género: Drama y Romance.
Advertencias: Creo que ninguna jajaj solo que sean pacientes si en algún momento me demoro en subir capítulo x'D
Otras páginas: No.


-Yo… siempre te amé –murmuró mientras las lágrimas bañaban sus mejillas. Negué repetidas veces con mi cabeza.
-Dime que no es verdad –le rogué. Ella comenzó a llorar más fuerte, y sin poder controlarme solté un sollozo- ¿por qué no me lo dijiste? ¿Por qué me obligaste a estar con ella?
-Creí que la amabas… -susurró mirándome a los ojos.
-Te amo a ti –tomé su rostro entre mis manos- solo a ti… -suspiró y retiró mis manos, para luego alejarse.
-Eso ya no importa, te vas a casar –sus palabras estaban cargadas de dolor. La observé alejarse, sintiendo como se llevaba con ella gran parte de mi.
-No me dejes –murmuré de manera inaudible- te amo.

Esa fue la última vez que la vi. Luego de cinco años sigo recordando ese día con dolor, sigo recordando su rostro enrojecido por el llanto, y su voz entrecortada. Fue la primera y última vez que la escuché diciendo “te amo”, y a pesar de que debería ser un hermoso recuerdo, es como un puñal que me atraviesa el corazón… un corazón repleto de sus huellas, huellas que no me dejan respirar, que me lastiman a diario.

Hace 5 años atrás...

-¡Auch! -exclamé en cuanto mi cabeza chocó con la de de alguien más. Acababa de salir de mi futura Universidad, había ido a dejar los últimos papeles necesarios para matricularme formalmente.

-Lo siento mucho, de verdad... -se disculpó la otra persona realmente apenado- no te vi, estaba distraído... -el chico continuaba excusándose, pero yo ya no lo escuchaba. Por primera vez, experimenté la famosa sensación de cuando el tiempo se detiene, sentí que se me secaba la boca, y no encontraba la manera de emitir palabra alguna. Pestañeé innumerables veces, intentando asimilar lo que estaba ocurriendo, pero él seguía ahí, explicando de la manera más dulce y armoniosa el por qué de su distracción, y yo solo podía observarlo como idiota...



Ya había pasado una semana completa desde ese día, y aún no me podía quitar de la cabeza al chico. Luego de disculparse innumerables veces, emití un inaudible “no te preocupes” y me alejé lo más rápido posible del lugar.

-Ok, no me estás haciendo caso, ¿me puedes explicar qué rayos te pasa? –Lucy se sentó en un lado de la cama y me observó resoplando. Era mi mejor amiga, mi gran confidente. Nos encontrábamos en su casa, al día siguiente comenzaríamos nuestro primer año de estudios universitarios y ella estaba eligiendo qué ponerse.

-No pasa nada… solo es que todo te queda bien, no necesitas mi ayuda –Y era verdad. Lucy era sencillamente perfecta. Debo reconocer que su alto grado de perfección me provocó cierta envidia en un pasado, pero he aprendido a lidiar con ello. Era alta, rubia, unos ojos color miel que reflejaban una ternura absoluta, era tan menuda y delicada que sentías que en cualquier momento se rompería, siempre llevaba su cabello sujeto con un delicado cintillo de color plateado, era lo más similar a una tiara, y definitivamente, ella era lo más parecido a una princesa.

-Ya, dime la verdad –me acarició el brazo- hace unos días que estás extraña... ¿tu mamá te hizo algo? –preguntó con preocupación. Negué tristemente. Lucy es la única persona en el mundo que sabe el infierno de vivir en mi casa. Ya es bastante humillante tener que ser la patética chica a la cual todos le tienen lástima por el fallido matrimonio de sus padres. Desde su divorcio que no volví a ver a mi padre, el regresó a Inglaterra junto a su familia, dejando a mi madre con mi custodia… bien hecho, papá, convertiste mi vida en un maldito martirio. La flamante Alessia Brown se ha encargado de arruinar mi vida en todos los ámbitos, y de humillarme diariamente.

-No, Lucy, no ha pasado nada con mi mamá.

-¿Entonces? A mí no me mientes –reí. Tenía razón, a ella no le podía mentir.

-Ok –tomé aire. Y comencé a explicarle todo lo relacionado con el chico, aunque realmente no había mucho que contar. Al terminar mi relato, Lucy lanzó un chillido de felicidad.

-¡Estás enamorada! –exclamó emocionada.

-¡Lucy, claro que no! –Le reproché completamente roja- Ni siquiera lo conozco… solo me pareció muy lindo y educado –era verdad. Sus ojos se iluminaron.

-¿Sabes? –tomó mis manos- si te lo encontraste al salir de la Universidad, es probable que el también estudie ahí… -mis ojos se abrieron como platos, la deducción de Lucy no era para nada estúpida.

-Me muero –la observé estupefacta. Lucy lanzó una carcajada.

-Yo que tu, pienso bastante bien en qué ponerme… ¡tienes que verte hermosa! –me sonrió abiertamente. Yo, a su vez, la observé tristemente… ¿realmente podría verme tan hermosa a su lado? Como dije, Lucy es perfecta. Y no es que yo fuese fea, pero “deslumbrante” no se asociaba precisamente conmigo. Era más bien… normal. Cabello castaño y liso, hasta un poco más abajo del hombro. Ni gorda, ni tan delgada, 1.60 m. de estatura. Lo único rescatable de mi eran mis grandes ojos marrones, una de las pocas cosas que me hacían “sobresalir”.



-Wow… -musité en cuanto vi a Lucy. Ya era lunes, nuestro primer día. Mi amiga me había ido a buscar en su descapotable para dirigirnos a nuestra universidad.

-¿Te gusta? –sonrió abiertamente. Llevaba un vestido azul zafiro sobre la rodilla, acompañado de unos tacones del mismo tono, y accesorios a juego. En realidad no era gran cosa, pero en ella se veía increíble.

-Claro, te ves grandiosa –sonreí mientras subía al coche. Lucy arrancó.

-Ay, tú no te quedas atrás –me observó por un momento quitando los ojos de la carretera- amo esos zapatos… el chico misterioso quedará embobado.

-¿Con mis zapatos? –reí. Lucy rodó los ojos.

-Contigo, tonta –soltó una risita. Mi vestuario no era tan glamoroso como el de Lucy, shorts de mezclilla, una blusa celeste y tacones negros.- ¡Ah, llegamos! –exclamó contenta en cuanto aparcó en el estacionamiento. Ambas bajamos y entramos al lugar que nos acogería como estudiantes de ahora en adelante.- Necesito ir a la secretaría a buscar mis horarios, tú ya los tienes, ¿verdad? –Asentí- ok, entonces voy por mi cuenta, y tu entretente buscando esos libros de los que tanto hablaste –rió. Nos separamos, me dirigí a la biblioteca, era enorme. Los libros a los cuales Lucy se refería eran los que aparecían en una lista que me habían entregado en la secretaría. Supuestamente los encontraría todos en ese lugar. Luego de estar aproximadamente treinta minutos buscando, cumplí mi cometido. Me acerqué a la bibliotecaria para informarle qué llevaría, ella comenzó a timbrar cada uno, pidió mi nombre y garabateó algo en su libreta. Ok… ahora tendría que ser capaz de llegar hasta mi aula con todo esto. Salí de la biblioteca y observé por todos lados, intentando encontrar a Lucy y obligarla a que me ayudase. Mi maldita distracción provocó que chocase contra algo y cayera al suelo, con todos los libros dispersos a mí alrededor.

-Qué pequeño es el mundo -exclamó alguien divertido. Alcé la mirada y ahí estaba el nuevamente- ¿te encuentras bien? -preguntó mientras me ayudaba a levantarme, con su magnífica sonrisa, y yo como idiota tendida en el suelo con una decena de libros rodeándome.

-Estoy bien... -respondí sonriendo, pero al mismo tiempo intenté despegar mi vista de su hermoso rostro, y concentrarme en los libros que aun se encontraban dispersos en el suelo.

-Déjame ayudarte -me arrebató un libro y tomó rápidamente el resto. Lo observé sin emitir palabra, demasiado nerviosa y asombrada. Me sentí como una completa estúpida cuando noté que ya se encontraba de pie, cargando todos mis libros, sonriendo como siempre y su mano tendida hacia mí, mientras yo continuaba en el suelo sin mover ni un centímetro de mi cuerpo.

-¿No pensaras quedarte ahí, verdad? -rió levemente. Me sonrojé notoriamente, y acepté la mano que me ofrecía, sintiendo una descarga eléctrica en todo mi cuerpo. Cuando ya estuve de pie lo observé atentamente a los ojos.

-Gracias –tomé uno de los libros que tenía en sus manos.

-No te preocupes, fue mi culpa –rió- soy bastante despistado, te acompaño –comenzó a caminar con el resto de mis libros.

-No, está bien, puedo sola –caminé apresuradamente hasta llegar a su lado. Se detuvo y me observó por un momento.

-Soy Joseph, Joseph Jonas –me sonrió- aunque todos me dicen Joe, así que tu también me deberías decir así –reí levemente- y tú, ¿cómo te llamas, bonita? –sentí que el suelo se movía a mis pies… ¡me había llamado bonita!

-______ Russell –murmuré intentando mantener la compostura. Joe acomodó todos los libros en una sola mano, y me tendió la libre.

-Mucho gusto, __________ Russell.


Fin del capítulo.

1 lectora
seguilaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

2 lectora
Y en realidad ame el prolo y el primer cap
SIGUELAAAAAAAAAAAA

Y los demás capítulos? Sube, por favor, apenas está el prólogo y el primer capítulo y ya quedé enganchada :)

siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa