Único y Verdadero Amor (Louis Tomlinson y Tú)

_ ¡Ya llegué preciosa! -escuché la voz de Louis anunciar su llegada.
*Al fin...* pensé, emocionada.
Yo me encontraba en la sala de estar, terminando de preparar todo para nuestra noche de películas.
Dejando todo arreglado, corrí hacia la puerta principal para encontrarme con mi esposo. Al verlo, me lancé en sus brazos.
_ Hola bebe -lo saludé, feliz, mientras sentía sus brazos rodear mi cintura.
_ Hola hermosa -contestó él-. Te extrañé demasiado.
_ Yo también, no tienes idea -aseguré-. No vuelvas a irte por tanto tiempo, no lo soporto.
_ Yo también odio estar lejos de ti, amor. Pero era necesario. Los chicos me necesitaban.
_ Y yo también -reproché como una niña.
_ Oye, ya estoy aquí ¿No?
Sonreí ampliamente y lo besé en los labios con dulzura.
_ Vamos a la sala de estar -propuse-. Ya tengo todo preparado.
_ ¿Preparado? -repitió iluso- ¿Para qué?
_ Oh, ya verás -me hice la misteriosa y le guiñé un ojo.
Lo tomé de la mano y nos dirigimos a la sala de estar, donde todo estaba perfectamente ordenado. Sobre el sofá descansaban varias mantas y almohadones. En la mesa ratona dos potes de helado con una cuchara cada uno esperaban ser devorados. La película ‘The Notebook’ ya estaba puesta en el DVD. Los teléfonos, desconectados y apagados. No iba a dejar que nadie arruine ese momento.
_ ¿Esto significa lo que yo creo? -preguntó, sonriendo ampliamente.
_ Claro que sí, es sábado -le recordé-. Noche de películas, amor. Solo tú y yo.
_ No hay nada mejor -aseguró, para luego besarme dulcemente.
Nos sentamos en el sofá, abrazados y tapados con una de las mantas. Era invierno, por lo que el calor corporal de cada uno nos calentaba. Y era genial.
_ ¿Qué película veremos, princesa? -me preguntó, mientras ambos tomábamos nuestros respectivos potes de helado.
_ The Notebook -informé, al tiempo que tomaba el control y ponía 'Play'.
_ ¿Tú la elegiste? -interrogó, levantando una ceja.
_ Yep -afirmé-. Era mi turno, tú elegiste la última vez.
_ No es cierto -me discutió, riendo levemente.
_ ¡Si lo es! -reproché, terca.
_ No, no es así. Me obligaste a ver 'Amanecer', ¿Acaso ya lo olvidaste?
Abrí la boca para contestar, pero entonces recordé que estaba en lo cierto. Simplemente me quedé callada, bastante sonrojada.
Louis no paraba de reír.
_ Tranquila bonita -dijo, luego de unos segundos-. Estamos juntos, no me interesa la película que veamos en cuanto tú la veas conmigo.
Le sonreí ampliamente.
_ Anda linda, comencemos a verla -propuso.
Yo asentí y seleccione 'Start movie'. La película empezó.
Me acurruqué en su pecho cómodamente, impregnándome con su aroma varonil. Suspiré, feliz.
_ ¿Estás cómoda, princesa? -me susurró, mientras los títulos comenzaban.
_ Totalmente -aseguré-. ¿Y tú?
_ Claro que sí.
No hablamos mucho más a partir de entonces. Vimos la película tranquilamente. De vez en cuando, él me susurraba cosas al oído o me robaba unos cuantos besos. Cosa que me encantaba.
La película estaba por terminar, y lo único que se escuchaba era el ruido de las cucharas raspar los potes de helado de telgopor.
_ Que hermosa película -comenté, una vez que veíamos los créditos en la pantalla.
_ Cierto -concordó Louis, besando mi coronilla-. Aunque hubiera preferido ver Batman...
Lo miré fulminante mientras el reía.
_ Solo bromeo -me aseguró-. Tengo hambre hermosa.
_ ¿Luego de haber devorado medio kilo de helado? -pregunté en tono burlón.
_ Así es -afirmó, sonriendo-. ¿Me acompañas a la cocina a comer algo?
_ Claro.
Nos pusimos de pie y, abrazados, fuimos hasta la cocina.
Ya allí, Louis abrió el refrigerador y comenzó a mirar que podía comer.
_ Linda, hablé con mama ayer... -comentó de pronto, mientras sacaba una caja de pizza.
_ Oh, ¿Cómo esta todo? -pregunté.
_ Muy bien... -suspiró- Llamó para quejarse, en realidad.
_ ¿Quejarse? -me extrañé- ¿Por qué?
_ Pues, dice que la boda fue hace ya casi un año. Y quiere nietos.
Ahogué una carcajada. Qué curioso que lo diga...
_ Ah - me limité a contestar.
Louis frunció el ceño. Seguramente no se esperaba esa respuesta de mi parte. Pero no dijo nada más. Con dos pedazos de pizza en el plato, y un vaso de gaseosa, se sentó junto a mí en la mesa.
_ Dame un poco -pedí, abriendo la boca.
_ ¿Luego de haber devorado medio kilo de helado? -repitió mi anterior pregunta, divertido.
_ Dameee -me quejé, sacudiéndolo molestamente.
_ Ya estaba extrañando tus gritos -exclamó divertido.
_ ¿Qué clase de gritos? -pregunté pervertidamente, alzando una ceja.
Él se sonrojo. Tomó uno de los trozos de pizza del plato y me lo alzó hasta la altura mi boca. Di un mordisco.
_ Eres una pervertida -me incriminó, mientras mordía la pizza él.
_ Estuve lejos de ti 2 semanas, no te quejes -le pedí, riendo.
_ Eso quiere decir que... ¿Esta noche nos divertiremos? -preguntó algo avergonzado, aunque notablemente emocionado ante la idea.
_ Puede que si... -coqueteé- Si te portas bien.
_Seré el hombre más educado del mundo -aseguró, sonriendo ampliamente.
Nos lanzamos unas miradas pícaras, hasta que Louis volvió a poner toda su atención en devorar la comida.
_ Debo decirte algo importante, bebé -dije de pronto, una vez que mi esposo haya terminado de comer.
_ Dime, princesa -me pidió, algo extrañado.
_ Bueno... -suspiré-. No es fácil decirlo, en realidad.
_ ¿Sucede algo malo? -frunció el ceño.
_ Oh, no. Todo lo contrario. Yo... Mira, en los días antes de tu partida ¿Recuerdas que comía más de lo normal?
_ Claro que lo recuerdo -aseguró-. Mi tarjeta de crédito aun está pagando las consecuencias.
Lancé una carcajada. Luego, seguí hablando:
_ Pues, mi período se atrasó. Sigo teniendo antojos y... Bueno, algunos mareos matutinos.
_ ¿Estás insinuando que...? ¿Acaso crees estar...? -tartamudeó, sin saber que decir.
_ No lo creo, Louis. Estoy segura. El martes pasado fui a hacerme una ecografía junto con Alice, y dio... Positivo. Estoy embarazada de dos meses.
Mi esposo sonrió de oreja a oreja. Se abalanzo sobre mí y me abrazo fuertemente.
_ Es la mejor noticia que podrías haberme dado -aseguró, acariciando mi cabello.
_ Seremos padres, gordito -susurré, abrazándolo por el cuello- ¿Te lo imaginas?
_ No lo puedo creer -dijo, para luego besar mis labios dulcemente-. Mamá estará muy contenta.
Reí levemente.
_ Pues, le darás la noticia mañana -exclamé, acercando nuestros cuerpos-. Ahora, hay que festejar.
Me mordí levemente el labio inferior. El poso sus manos en mi cadera.
_ Suena... Tentador -susurró con voz ronca. Esa voz tan sexy...
_ ¿Qué estamos esperando?
Con una sonrisa plasmada en el rostro, Lou me alzó en sus brazos y me llevó a nuestra habitación. Allí nos encerramos. E hicimos el amor, por primera vez en semanas.
Era increíble el amor que le tenía a Louis. Estábamos casados, teníamos una casa propia, y ahora un hijo. ¿Qué más le podría pedir a la vida?
_ Realmente te amo, princesa -me susurró, cuando todo terminó.
_ Yo también te amo, bebé -aseguré, sintiendo sus brazos abrazarme por la cintura.
Jamás encontraría a un hombre como él. Louis era el hombre de mi vida, mi razón de existir. Mi único y verdadero amor.