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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Una noche magica - Nick&Tu (Adaptacion) Terminada
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Una noche magica - Nick&Tu (Adaptacion) Terminada
QUE LINDO ESTOS DOS SON UN AMOR
Y LA PEQUEÑA HOLLY ADORABLE
Y EL PERRITO HAHHAHAH ME HA DOLIDO EL ESTOMAGO TANTO REIRME CON ESA PARTE, DE SOLO IMAGINARMELO AL PERRITO EXTRAÑO EN FIN ADORABLE IGUAL
YA SE PUSO BUENA LA COSA IGUAL ASI QUE
SIGUELA PRONTO
XOXO
Y LA PEQUEÑA HOLLY ADORABLE
Y EL PERRITO HAHHAHAH ME HA DOLIDO EL ESTOMAGO TANTO REIRME CON ESA PARTE, DE SOLO IMAGINARMELO AL PERRITO EXTRAÑO EN FIN ADORABLE IGUAL
YA SE PUSO BUENA LA COSA IGUAL ASI QUE
SIGUELA PRONTO
XOXO
Belencita
Re: Una noche magica - Nick&Tu (Adaptacion) Terminada
NICHOLAS ES UN HERMOSO!!!!
Me encanta la novela, pero suelo no comentar mucho, pero la amo. SIGUELA
Me encanta la novela, pero suelo no comentar mucho, pero la amo. SIGUELA
Creadora
Re: Una noche magica - Nick&Tu (Adaptacion) Terminada
AAAA QUE LINDOS QUE SON :'D SALTARÍA DE ALEGRIA SI SALIERAN JUNTOS Y NICK TERMINARA CON ESA SHELDY¬¬ HOLLY SE NOTA QUE AMA A (TN) ASDNAKJDS MEE ENCANTAA SEGUILA
Invitado
Invitado
Una noche magica - Nick&Tu (Adaptacion)
Capitulo 11
A lo largo de las dos semanas siguientes, _______ era consciente de que cada vez veía más a Nick Jonas. Para su alivio, él pareció aceptar que sólo estaba interesada en su amistad. Se pasaba mucho por la juguetería con el termo lleno de café y también le llevaba pasteles que compraba en una pastelería cercana. Cruasanes bañados de chocolate crujiente, tartaletas de albaricoque o barquillos cubiertos de azúcar glasé. De vez en cuando, incluso la convencía para que almorzara con él. En una ocasión fueron a Market Chef y en otra a un bar donde se demoraron hasta que se dio cuenta de que llevaban dos horas hablando.
Era incapaz de rechazar sus invitaciones porque era incapaz de señalar una sola ocasión en la que Nick se le hubiera insinuado. De hecho, era más bien lo contrario. Se había esforzado para que olvidara sus temores. Nada de besos ni de indirectas, nada que mostrara que estaba interesado en ella de otro modo que no fuera amistoso.
Nick fue a Seattle para cortar con Shelby, que al parecer se lo había tomado mejor de lo esperado. Cuando le describió el momento, Nick no entró en detalles, pero sí le pareció muy aliviado.
—Nada de lágrimas, ni de llantos, ni de escenas dramáticas —le dijo. Y después de una pausa perfectamente milimetrada añadió—: Y por parte de Shelby tampoco.
—Todavía sientes algo por ella —le recordó _______—. Es posible que podáis arreglar las cosas.
—No siento nada por ella.
—Nunca se sabe. ¿Has borrado su número de teléfono ya?
—Ajá.
—¿Le has devuelto las cosas que tenía en tu casa?
—Nunca le di la oportunidad de que dejara algo. Joe y yo tenemos una regla: nada de invitadas a dormir mientras Holly esté en casa.
—Entonces cuando Shelby venía a verte, ¿dónde...?
—Nos quedábamos en un Bed & Breakfast.
—Vaya... —comentó—. Supongo que la ruptura es definitiva. ¿Seguro que no estás en una fase de negación? Es normal sentirse triste cuando pierdes algo.
—No he perdido nada. Nunca pienso en las relaciones fallidas como en una pérdida de tiempo. Porque siempre se aprende algo.
—¿Qué has aprendido de Shelby? —le preguntó ______, fascinada. Nick reflexionó en profundidad.
—Al principio, pensé que la falta de discusiones era algo bueno. Pero ahora me doy cuenta de que era una señal de que no conectábamos.
Holly no tardó en pedir otro día con Renfield, y ______ volvió a llevarlo a Viñedos Sotavento. Al acercarse a la casa, vio que habían colocado una rampa desmontable sobre una parte de los escalones. El perro subió la rampa con más facilidad que los estrechos y empinados escalones.
—¿Lo has hecho para facilitarle las cosas a Renfield? —preguntó ______ cuando Nick abrió la puerta.
—¿Te refieres a la rampa? Sí. ¿Ha funcionado?
—Perfectamente. —Sonrió agradecida, al darse cuenta de que Nick había notado las dificultades que tuvo el perro con los escalones y había ideado una forma de facilitarle la entrada y la salida de la casa.
—¿Sigues buscando un hogar para él? —preguntó Nick mientras sujetaba la puerta para que entraran.
Se inclinó para acariciar a Renfield cuando pasó por su lado, y el perro lo miró con la misma expresión que una gárgola medieval, incluida la lengua colgando.
—Sí, pero de momento no he tenido mucha suerte —contestó ella—. Tiene demasiados problemas. Es posible que necesite una prótesis de cadera en algún momento, y luego está su problema de prognatismo. Y el eccema. Un perro caro de mantener pero bonito sería una cosa. Pero con el aspecto de Renfield... nadie lo quiere.
—En realidad, y si no te importa —dijo Nick, hablando muy despacio—, nos gustaría quedarnos con él.
_______ se quedó pasmada.
—¿Te refieres de forma permanente?
—Sí. ¿Por qué te sorprende tanto?
—No es tu tipo de perro.
—¿Y cuál es mi tipo de perro?
—Bueno, pues uno normal. Un labrador o un springer spaniel. Un perro que pueda ir contigo a correr y eso.
—Subiré a Renfield a un monopatín. Joe y Holly estuvieron enseñándole a mantener el equilibrio en uno el otro día.
—Pero no podrás llevártelo cuando salgas a pescar. Los bulldogs no saben nadar.
—Le pondremos un chaleco salvavidas. —Nick le regaló una misteriosa sonrisa—. ¿Por qué te molesta que quiera quedarme con él?
Entre tanto, Renfield no paraba de mirarlos primero a uno y luego al otro.
—No me molesta. Es que no entiendo por qué lo quieres.
—Me gusta su compañía. Es un perro tranquilo. Joe dice que será estupendo para mantener el viñedo libre de alimañas. Y lo más importante: Holly lo quiere.
—Pero necesita muchos cuidados. Tiene alergias cutáneas. Necesita un pienso especial, un champú especial y las facturas del veterinario serán numerosas. No sé si entiendes todo lo que te espera.
—Sea lo que sea, ya me las apañaré.
Por su parte, _______ no entendía el porqué de la enorme emoción que la abrumaba. Se acuclilló al lado del perro y empezó a acariciarlo, manteniendo la cara vuelta para que Nick no la viera.
—Renfield, parece que ya tienes un hogar —dijo con la voz ronca.
Nick se arrodilló a su lado y le aferró la barbilla con una mano para instarla a levantar la cabeza y a mirarlo. Esos ojos azules la miraron con ternura y preocupación.
—Oye —le dijo—, ¿qué pasa? ¿Te arrepientes de separarte de él?
—No. Es que no me lo esperaba.
—¿No me crees capaz de mantener un compromiso porque sé que va a haber problemas en el futuro? —Le acarició la mejilla con el pulgar—. Estoy aprendiendo a vivir la vida tal como se presenta. Tener un perro como Renfield va a suponer inconvenientes, problemas y gastos. Pero merecerá la pena. Tenías razón. Hay algo noble en él. Es feo por fuera, pero tiene una autoestima de narices. Es un buen perro.
______ quería sonreír, pero le tembló la barbilla y la emoción amenazó con volver a abrumarla.
—Eres un buen hombre —consiguió decir—. Espero que algún día encuentres a una mujer que sepa apreciarte.
—Yo también lo espero —replicó él con voz alegre—. ¿Ya podemos levantarnos del suelo?
Cuando Nick le preguntó por los planes que tenía para el Día de Acción de Gracias, ______ le dijo que todos los años lo pasaba en Bellingham con sus padres. Salvo por el pavo, que lo preparaba su madre, el resto del menú consistía en una amplia variedad de platos que cada cual aportaba a su gusto.
—Si quieres quedarte este año en la isla, puedes pasarlo con nosotros —la invitó Nick.
______ notó esa sensación que experimentaba cada vez que se descubría anhelando algo que ya había decidido rechazar: la última galleta del plato, la última copa de vino porque ya había bebido demasiado... Pasar esos días de vacaciones con Nick y Holly crearía un vínculo importante, supondría un exceso de cercanía.
—Gracias, pero prefiero mantener la tradición —rehusó con una sonrisa forzada—. Mi familia espera que lleve mi timbal de macarrones.
—¿Tu timbal de macarrones? —preguntó Nick con voz apenada—. ¿La receta de tu abuela con cuatro tipos de queso y los picatostes?
—¿Te acuerdas de eso?
—¿Cómo voy a olvidarlo? —La miró con una expresión suplicante—. ¿Traerás las sobras?
______ se echó a reír.
—No tienes vergüenza. Haré un timbal extra. ¿Quieres que te haga también alguna tarta?
—¿En serio?
—¿De qué la quieres? ¿De calabaza, de manzana, de nueces pacanas...?
—Sorpréndeme —contestó, y le robó un beso con tal rapidez que ______ no tuvo tiempo para reaccionar.
El día anterior a Acción de Gracias, ______ fue a por Holly a Viñedos Sotavento y se la llevó a su casa.
—¿Yo también estoy invitado? —le preguntó Joe antes de que se marcharan.
—No, es un día sólo para chicas —contestó ______ entre risillas.
—¿Y si me pongo peluca? ¿Y si hablo en falsete?
—Tío Joe —dijo la niña con alegría—, eres la peor chica del mundo.
—Y tú eres la mejor —replicó Joe, que le dio un sonoro beso—. Vale, iros sin mí. Pero será mejor que me traigáis una tarta enorme.
Una vez que estuvieron en su casa, _______ puso música, encendió el fuego en la chimenea y le colocó a Holly uno de sus delantales. Después, le enseñó a usar un rallador de queso tradicional. Aunque había pensado utilizar una picadora para la mayor parte del queso, quería que Holly aprendiera a rallar a mano. Fue entrañable ver la alegría de la niña mientras se afanaba por hacer las sencillas tareas de pesar las cantidades, remover la comida y probarla.
—Éstos son los distintos tipos de queso que vamos a usar —dijo ______—. Cheddar irlandés, parmesano, gouda ahumado y gruyère. Una vez que lo rallemos todo, lo fundiremos con la mantequilla y la leche...
La cocina olía de forma deliciosa, a queso caliente, a azúcar y a harina. La compañía de la niña le recordó el milagro que suponía transformar unos cuantos ingredientes sencillos en algo maravilloso. Hicieron un timbal de macarrones como para alimentar a un ejército y lo cubrieron con picatostes, que habían tostado previamente en una sartén con mantequilla. Además hicieron dos tartas, una rellena de calabaza y otra con nueces pacanas. ______ le enseñó a Holly a sellar bien los bordes de pasta quebrada.
Cortaron el resto de la pasta con moldes de distintas formas, la espolvorearon con azúcar y canela, y la pusieron en el horno para hacer galletas.
—Mi madre las llama galletas de las sobras —dijo ______.
Holly miró las galletas a través del cristal del horno.
—¿Tu madre todavía está viva? —quiso saber.
—Sí. —______ soltó el rodillo de amasar que estaba manchado de harina y se acercó a la niña. Se arrodilló a su lado, la rodeó con sus brazos y juntas contemplaron el interior del horno—. ¿Qué tipo de tartas hacía tu madre? —le preguntó.
—No hacía tartas —respondió Holly—. Hacía galletas.
—¿De chocolate?
—Ajá. Y de canela y nuez moscada.
______ sabía que ayudaba mucho poder hablar de los que se habían ido. Recordar era bueno. De modo que siguieron hablando mientras horneaban, no a modo de larga conversación, sino a ratitos, combinando los recuerdos con los deliciosos aromas procedentes del horno.
Cuando por la tarde devolvió a Holly a casa, la niña se despidió abrazándola por la cintura durante un buen rato.
—¿Seguro que no quieres pasar el Día de Acción de Gracias con nosotros? —le preguntó, y su voz quedó sofocada porque tenía la cara pegada a su jersey.
La apesadumbrada mirada de ______ se clavó en Nick, que estaba observándolas.
—No puede, Holly —le recordó él con suavidad—. La familia de ______ necesita que esté con ellos.
Salvo que en realidad sí podía, y su familia no la necesitaba.
La culpa y la preocupación comenzaron a disipar los buenos sentimientos que habían ido creciendo en su interior durante la tarde. Miró a Nick, que la contemplaba con expresión compasiva, y se dio cuenta de lo fácil que sería enamorarse de él y de Holly. Y de lo mucho que perdería si llegaba a suceder. Tanto que si los perdiera, no podría sobrevivir. Sin embargo, si lograra mantenerse a cierta distancia, no se arriesgaría a que le destrozaran por completo el corazón.
Le dio unas palmaditas a Holly en la espalda y se zafó con delicadeza de su fervoroso abrazo.
—De verdad que tengo que ir mañana a Bellingham —le dijo—. Adiós, Holly. Me lo he pasado muy bien hoy. —Se agachó y le dio un beso en una suave mejilla, ligeramente perfumada con canela.
La mañana del Día de Acción de Gracias, ______ se pasó la plancha por el pelo, se puso unos vaqueros, unos botines, un jersey de color tostado y colocó la enorme fuente con el timbal de macarrones en el coche.
Estaba a punto de dejar atrás el camino de entrada a su casa cuando sonó su móvil. Detuvo el coche, rebuscó en el bolso hasta dar con el teléfono entre los papeles, las barras de labios y la calderilla.
—¿Diga?
—¿______?
—¿Holly? —preguntó, alarmada—. ¿Cómo estás?
—Genial —fue la alegre respuesta de la niña—. ¡Feliz Día de Acción de Gracias!
______ sonrió, algo más relajada.
—Feliz Día de Acción de Gracias. ¿Qué estás haciendo?
—He dejado salir a Renfield para que haga pis y cuando ha entrado le he echado pienso en el comedero y le he dicho que beba agua.
—Veo que lo estás cuidando muy bien.
—Pero después el tío Nick nos obligó a salir de la cocina mientras ellos limpiaban el humo.
—¿El humo? —la sonrisa de ______ se desvaneció—. ¿Por qué había humo?
—Porque el tío Joe estaba cocinando. Y después llamó al tío Kevin y ahora está quitando la puerta del horno.
______ frunció el ceño. ¿A santo de qué estaba Kevin quitando la puerta del horno?
—Holly, ¿dónde está el tío Nick?
—Está buscando sus gafas protectoras.
—¿Para qué necesita unas gafas protectoras?
—Para ayudar al tío Joe a preparar el pavo.
—Entiendo. —______ le echó un vistazo al reloj. Si se daba prisa, podía pasarse por Viñedos Sotavento y llegaría con tiempo para coger el último ferry de la mañana a Anacortes—. Holly, creo que voy a ir a tu casa a echar un vistazo antes de coger el ferry.
—¡Bien! —exclamó la niña con entusiasmo—. Pero... es mejor que no digas que te he llamado. Porque a lo mejor me riñen.
—Mis labios están sellados —le aseguró.
Antes de que ______ pudiera replicar, se escuchó una voz masculina de fondo.
—Holly, ¿con quién hablas?
______ le dijo:
—Dile que es una encuesta.
—Una señora está haciendo una encuesta —escuchó decir a la niña. Tras unos cuantos murmullos, Holly añadió dándose mucha importancia—: Mi tío dice que no hacemos encuestas. —Una pausa y más murmullos—. Y que nos borre de la base de datos —añadió con voz firme.
______ sonrió.
—En fin, en ese caso tendré que ir en persona.
—Vale. ¡Adiós!
Hacía frío y un poco de viento, el clima perfecto para celebrar el Día de Acción de Gracias porque evocaba imágenes de chimeneas encendidas, de pavos en el horno y del desfile de Macy’s en televisión.
Vio que había un flamante y lujoso BMW en el camino de acceso a Viñedos Sotavento. No le cupo duda de que era el coche de Kevin, el Jonas al que aún no conocía. Sintiéndose como una intrusa, pero instigada por la preocupación, aparcó y subió los escalones del porche.
Holly salió a recibirla, vestida con unos pantalones de pana y una camiseta de manga larga con un simpático pavo.
—¡______! —gritó la niña, que comenzó a dar saltos mientras se abrazaban.
Renfield salió a recibirla, jadeando con gran alegría.
—¿Dónde están tus tíos? —le preguntó a la niña.
—El tío Kevin está en la cocina. Renfield y yo lo estamos ayudando. No sé dónde están los demás.
En el aire flotaba el conocido hedor a algo quemado, que se intensificó a medida que se acercaban a la cocina. Un hombre estaba intentando quitar la puerta del horno, con un destornillador en una mano y una gigantesca caja de herramientas al lado.
Kevin Jonas era una versión más pulida y sofisticada de sus hermanos mayores. Era guapo, pero tenía una expresión distante, y sus ojos eran de un gélido y cristalino azul. Al igual que Joe, era delgado y musculoso, pero no tan corpulento como Nick. El polo que llevaba y los pantalones chinos eran informales, pero indudablemente caros.
—Hola —dijo—. ¿Quién es, Holly?
—Es _______.
—Por favor, no te levantes —se apresuró a decirle ella al verlo soltar el destornillador para incorporarse—. Es evidente que estás muy... ocupado. ¿Puedo preguntar qué ha pasado?
—Joe metió algo en el horno y en vez de seleccionar la temperatura adecuada, seleccionó el programa de autolimpieza. El horno ha incinerado la comida y ha bloqueado la puerta automáticamente, así que no podían abrirla y sacar la bandeja.
—Lo normal es que el horno permita abrir la puerta cuando baja la temperatura.
Kevin meneó la cabeza.
—Ya se ha enfriado, pero no hay manera de abrirla. Es nuevo y es la primera vez que se usa el programa de autolimpieza. Al parecer, tiene un fallo, así que me toca desarmar la puerta.
Antes de que pudiera hacerle otra pregunta, le sorprendió un repentino fogonazo y una especie de llamarada, acompañada por una humareda, que se produjo al otro lado de la ventana del patio. De forma instintiva, ______ se volvió para proteger a Holly y agachó la cabeza.
—¡Madre mía! ¿Qué es eso?
Kevin clavó la vista en la puerta trasera con expresión imperturbable.
—Creo que ha sido el pavo.
Era incapaz de rechazar sus invitaciones porque era incapaz de señalar una sola ocasión en la que Nick se le hubiera insinuado. De hecho, era más bien lo contrario. Se había esforzado para que olvidara sus temores. Nada de besos ni de indirectas, nada que mostrara que estaba interesado en ella de otro modo que no fuera amistoso.
Nick fue a Seattle para cortar con Shelby, que al parecer se lo había tomado mejor de lo esperado. Cuando le describió el momento, Nick no entró en detalles, pero sí le pareció muy aliviado.
—Nada de lágrimas, ni de llantos, ni de escenas dramáticas —le dijo. Y después de una pausa perfectamente milimetrada añadió—: Y por parte de Shelby tampoco.
—Todavía sientes algo por ella —le recordó _______—. Es posible que podáis arreglar las cosas.
—No siento nada por ella.
—Nunca se sabe. ¿Has borrado su número de teléfono ya?
—Ajá.
—¿Le has devuelto las cosas que tenía en tu casa?
—Nunca le di la oportunidad de que dejara algo. Joe y yo tenemos una regla: nada de invitadas a dormir mientras Holly esté en casa.
—Entonces cuando Shelby venía a verte, ¿dónde...?
—Nos quedábamos en un Bed & Breakfast.
—Vaya... —comentó—. Supongo que la ruptura es definitiva. ¿Seguro que no estás en una fase de negación? Es normal sentirse triste cuando pierdes algo.
—No he perdido nada. Nunca pienso en las relaciones fallidas como en una pérdida de tiempo. Porque siempre se aprende algo.
—¿Qué has aprendido de Shelby? —le preguntó ______, fascinada. Nick reflexionó en profundidad.
—Al principio, pensé que la falta de discusiones era algo bueno. Pero ahora me doy cuenta de que era una señal de que no conectábamos.
Holly no tardó en pedir otro día con Renfield, y ______ volvió a llevarlo a Viñedos Sotavento. Al acercarse a la casa, vio que habían colocado una rampa desmontable sobre una parte de los escalones. El perro subió la rampa con más facilidad que los estrechos y empinados escalones.
—¿Lo has hecho para facilitarle las cosas a Renfield? —preguntó ______ cuando Nick abrió la puerta.
—¿Te refieres a la rampa? Sí. ¿Ha funcionado?
—Perfectamente. —Sonrió agradecida, al darse cuenta de que Nick había notado las dificultades que tuvo el perro con los escalones y había ideado una forma de facilitarle la entrada y la salida de la casa.
—¿Sigues buscando un hogar para él? —preguntó Nick mientras sujetaba la puerta para que entraran.
Se inclinó para acariciar a Renfield cuando pasó por su lado, y el perro lo miró con la misma expresión que una gárgola medieval, incluida la lengua colgando.
—Sí, pero de momento no he tenido mucha suerte —contestó ella—. Tiene demasiados problemas. Es posible que necesite una prótesis de cadera en algún momento, y luego está su problema de prognatismo. Y el eccema. Un perro caro de mantener pero bonito sería una cosa. Pero con el aspecto de Renfield... nadie lo quiere.
—En realidad, y si no te importa —dijo Nick, hablando muy despacio—, nos gustaría quedarnos con él.
_______ se quedó pasmada.
—¿Te refieres de forma permanente?
—Sí. ¿Por qué te sorprende tanto?
—No es tu tipo de perro.
—¿Y cuál es mi tipo de perro?
—Bueno, pues uno normal. Un labrador o un springer spaniel. Un perro que pueda ir contigo a correr y eso.
—Subiré a Renfield a un monopatín. Joe y Holly estuvieron enseñándole a mantener el equilibrio en uno el otro día.
—Pero no podrás llevártelo cuando salgas a pescar. Los bulldogs no saben nadar.
—Le pondremos un chaleco salvavidas. —Nick le regaló una misteriosa sonrisa—. ¿Por qué te molesta que quiera quedarme con él?
Entre tanto, Renfield no paraba de mirarlos primero a uno y luego al otro.
—No me molesta. Es que no entiendo por qué lo quieres.
—Me gusta su compañía. Es un perro tranquilo. Joe dice que será estupendo para mantener el viñedo libre de alimañas. Y lo más importante: Holly lo quiere.
—Pero necesita muchos cuidados. Tiene alergias cutáneas. Necesita un pienso especial, un champú especial y las facturas del veterinario serán numerosas. No sé si entiendes todo lo que te espera.
—Sea lo que sea, ya me las apañaré.
Por su parte, _______ no entendía el porqué de la enorme emoción que la abrumaba. Se acuclilló al lado del perro y empezó a acariciarlo, manteniendo la cara vuelta para que Nick no la viera.
—Renfield, parece que ya tienes un hogar —dijo con la voz ronca.
Nick se arrodilló a su lado y le aferró la barbilla con una mano para instarla a levantar la cabeza y a mirarlo. Esos ojos azules la miraron con ternura y preocupación.
—Oye —le dijo—, ¿qué pasa? ¿Te arrepientes de separarte de él?
—No. Es que no me lo esperaba.
—¿No me crees capaz de mantener un compromiso porque sé que va a haber problemas en el futuro? —Le acarició la mejilla con el pulgar—. Estoy aprendiendo a vivir la vida tal como se presenta. Tener un perro como Renfield va a suponer inconvenientes, problemas y gastos. Pero merecerá la pena. Tenías razón. Hay algo noble en él. Es feo por fuera, pero tiene una autoestima de narices. Es un buen perro.
______ quería sonreír, pero le tembló la barbilla y la emoción amenazó con volver a abrumarla.
—Eres un buen hombre —consiguió decir—. Espero que algún día encuentres a una mujer que sepa apreciarte.
—Yo también lo espero —replicó él con voz alegre—. ¿Ya podemos levantarnos del suelo?
Cuando Nick le preguntó por los planes que tenía para el Día de Acción de Gracias, ______ le dijo que todos los años lo pasaba en Bellingham con sus padres. Salvo por el pavo, que lo preparaba su madre, el resto del menú consistía en una amplia variedad de platos que cada cual aportaba a su gusto.
—Si quieres quedarte este año en la isla, puedes pasarlo con nosotros —la invitó Nick.
______ notó esa sensación que experimentaba cada vez que se descubría anhelando algo que ya había decidido rechazar: la última galleta del plato, la última copa de vino porque ya había bebido demasiado... Pasar esos días de vacaciones con Nick y Holly crearía un vínculo importante, supondría un exceso de cercanía.
—Gracias, pero prefiero mantener la tradición —rehusó con una sonrisa forzada—. Mi familia espera que lleve mi timbal de macarrones.
—¿Tu timbal de macarrones? —preguntó Nick con voz apenada—. ¿La receta de tu abuela con cuatro tipos de queso y los picatostes?
—¿Te acuerdas de eso?
—¿Cómo voy a olvidarlo? —La miró con una expresión suplicante—. ¿Traerás las sobras?
______ se echó a reír.
—No tienes vergüenza. Haré un timbal extra. ¿Quieres que te haga también alguna tarta?
—¿En serio?
—¿De qué la quieres? ¿De calabaza, de manzana, de nueces pacanas...?
—Sorpréndeme —contestó, y le robó un beso con tal rapidez que ______ no tuvo tiempo para reaccionar.
El día anterior a Acción de Gracias, ______ fue a por Holly a Viñedos Sotavento y se la llevó a su casa.
—¿Yo también estoy invitado? —le preguntó Joe antes de que se marcharan.
—No, es un día sólo para chicas —contestó ______ entre risillas.
—¿Y si me pongo peluca? ¿Y si hablo en falsete?
—Tío Joe —dijo la niña con alegría—, eres la peor chica del mundo.
—Y tú eres la mejor —replicó Joe, que le dio un sonoro beso—. Vale, iros sin mí. Pero será mejor que me traigáis una tarta enorme.
Una vez que estuvieron en su casa, _______ puso música, encendió el fuego en la chimenea y le colocó a Holly uno de sus delantales. Después, le enseñó a usar un rallador de queso tradicional. Aunque había pensado utilizar una picadora para la mayor parte del queso, quería que Holly aprendiera a rallar a mano. Fue entrañable ver la alegría de la niña mientras se afanaba por hacer las sencillas tareas de pesar las cantidades, remover la comida y probarla.
—Éstos son los distintos tipos de queso que vamos a usar —dijo ______—. Cheddar irlandés, parmesano, gouda ahumado y gruyère. Una vez que lo rallemos todo, lo fundiremos con la mantequilla y la leche...
La cocina olía de forma deliciosa, a queso caliente, a azúcar y a harina. La compañía de la niña le recordó el milagro que suponía transformar unos cuantos ingredientes sencillos en algo maravilloso. Hicieron un timbal de macarrones como para alimentar a un ejército y lo cubrieron con picatostes, que habían tostado previamente en una sartén con mantequilla. Además hicieron dos tartas, una rellena de calabaza y otra con nueces pacanas. ______ le enseñó a Holly a sellar bien los bordes de pasta quebrada.
Cortaron el resto de la pasta con moldes de distintas formas, la espolvorearon con azúcar y canela, y la pusieron en el horno para hacer galletas.
—Mi madre las llama galletas de las sobras —dijo ______.
Holly miró las galletas a través del cristal del horno.
—¿Tu madre todavía está viva? —quiso saber.
—Sí. —______ soltó el rodillo de amasar que estaba manchado de harina y se acercó a la niña. Se arrodilló a su lado, la rodeó con sus brazos y juntas contemplaron el interior del horno—. ¿Qué tipo de tartas hacía tu madre? —le preguntó.
—No hacía tartas —respondió Holly—. Hacía galletas.
—¿De chocolate?
—Ajá. Y de canela y nuez moscada.
______ sabía que ayudaba mucho poder hablar de los que se habían ido. Recordar era bueno. De modo que siguieron hablando mientras horneaban, no a modo de larga conversación, sino a ratitos, combinando los recuerdos con los deliciosos aromas procedentes del horno.
Cuando por la tarde devolvió a Holly a casa, la niña se despidió abrazándola por la cintura durante un buen rato.
—¿Seguro que no quieres pasar el Día de Acción de Gracias con nosotros? —le preguntó, y su voz quedó sofocada porque tenía la cara pegada a su jersey.
La apesadumbrada mirada de ______ se clavó en Nick, que estaba observándolas.
—No puede, Holly —le recordó él con suavidad—. La familia de ______ necesita que esté con ellos.
Salvo que en realidad sí podía, y su familia no la necesitaba.
La culpa y la preocupación comenzaron a disipar los buenos sentimientos que habían ido creciendo en su interior durante la tarde. Miró a Nick, que la contemplaba con expresión compasiva, y se dio cuenta de lo fácil que sería enamorarse de él y de Holly. Y de lo mucho que perdería si llegaba a suceder. Tanto que si los perdiera, no podría sobrevivir. Sin embargo, si lograra mantenerse a cierta distancia, no se arriesgaría a que le destrozaran por completo el corazón.
Le dio unas palmaditas a Holly en la espalda y se zafó con delicadeza de su fervoroso abrazo.
—De verdad que tengo que ir mañana a Bellingham —le dijo—. Adiós, Holly. Me lo he pasado muy bien hoy. —Se agachó y le dio un beso en una suave mejilla, ligeramente perfumada con canela.
La mañana del Día de Acción de Gracias, ______ se pasó la plancha por el pelo, se puso unos vaqueros, unos botines, un jersey de color tostado y colocó la enorme fuente con el timbal de macarrones en el coche.
Estaba a punto de dejar atrás el camino de entrada a su casa cuando sonó su móvil. Detuvo el coche, rebuscó en el bolso hasta dar con el teléfono entre los papeles, las barras de labios y la calderilla.
—¿Diga?
—¿______?
—¿Holly? —preguntó, alarmada—. ¿Cómo estás?
—Genial —fue la alegre respuesta de la niña—. ¡Feliz Día de Acción de Gracias!
______ sonrió, algo más relajada.
—Feliz Día de Acción de Gracias. ¿Qué estás haciendo?
—He dejado salir a Renfield para que haga pis y cuando ha entrado le he echado pienso en el comedero y le he dicho que beba agua.
—Veo que lo estás cuidando muy bien.
—Pero después el tío Nick nos obligó a salir de la cocina mientras ellos limpiaban el humo.
—¿El humo? —la sonrisa de ______ se desvaneció—. ¿Por qué había humo?
—Porque el tío Joe estaba cocinando. Y después llamó al tío Kevin y ahora está quitando la puerta del horno.
______ frunció el ceño. ¿A santo de qué estaba Kevin quitando la puerta del horno?
—Holly, ¿dónde está el tío Nick?
—Está buscando sus gafas protectoras.
—¿Para qué necesita unas gafas protectoras?
—Para ayudar al tío Joe a preparar el pavo.
—Entiendo. —______ le echó un vistazo al reloj. Si se daba prisa, podía pasarse por Viñedos Sotavento y llegaría con tiempo para coger el último ferry de la mañana a Anacortes—. Holly, creo que voy a ir a tu casa a echar un vistazo antes de coger el ferry.
—¡Bien! —exclamó la niña con entusiasmo—. Pero... es mejor que no digas que te he llamado. Porque a lo mejor me riñen.
—Mis labios están sellados —le aseguró.
Antes de que ______ pudiera replicar, se escuchó una voz masculina de fondo.
—Holly, ¿con quién hablas?
______ le dijo:
—Dile que es una encuesta.
—Una señora está haciendo una encuesta —escuchó decir a la niña. Tras unos cuantos murmullos, Holly añadió dándose mucha importancia—: Mi tío dice que no hacemos encuestas. —Una pausa y más murmullos—. Y que nos borre de la base de datos —añadió con voz firme.
______ sonrió.
—En fin, en ese caso tendré que ir en persona.
—Vale. ¡Adiós!
Hacía frío y un poco de viento, el clima perfecto para celebrar el Día de Acción de Gracias porque evocaba imágenes de chimeneas encendidas, de pavos en el horno y del desfile de Macy’s en televisión.
Vio que había un flamante y lujoso BMW en el camino de acceso a Viñedos Sotavento. No le cupo duda de que era el coche de Kevin, el Jonas al que aún no conocía. Sintiéndose como una intrusa, pero instigada por la preocupación, aparcó y subió los escalones del porche.
Holly salió a recibirla, vestida con unos pantalones de pana y una camiseta de manga larga con un simpático pavo.
—¡______! —gritó la niña, que comenzó a dar saltos mientras se abrazaban.
Renfield salió a recibirla, jadeando con gran alegría.
—¿Dónde están tus tíos? —le preguntó a la niña.
—El tío Kevin está en la cocina. Renfield y yo lo estamos ayudando. No sé dónde están los demás.
En el aire flotaba el conocido hedor a algo quemado, que se intensificó a medida que se acercaban a la cocina. Un hombre estaba intentando quitar la puerta del horno, con un destornillador en una mano y una gigantesca caja de herramientas al lado.
Kevin Jonas era una versión más pulida y sofisticada de sus hermanos mayores. Era guapo, pero tenía una expresión distante, y sus ojos eran de un gélido y cristalino azul. Al igual que Joe, era delgado y musculoso, pero no tan corpulento como Nick. El polo que llevaba y los pantalones chinos eran informales, pero indudablemente caros.
—Hola —dijo—. ¿Quién es, Holly?
—Es _______.
—Por favor, no te levantes —se apresuró a decirle ella al verlo soltar el destornillador para incorporarse—. Es evidente que estás muy... ocupado. ¿Puedo preguntar qué ha pasado?
—Joe metió algo en el horno y en vez de seleccionar la temperatura adecuada, seleccionó el programa de autolimpieza. El horno ha incinerado la comida y ha bloqueado la puerta automáticamente, así que no podían abrirla y sacar la bandeja.
—Lo normal es que el horno permita abrir la puerta cuando baja la temperatura.
Kevin meneó la cabeza.
—Ya se ha enfriado, pero no hay manera de abrirla. Es nuevo y es la primera vez que se usa el programa de autolimpieza. Al parecer, tiene un fallo, así que me toca desarmar la puerta.
Antes de que pudiera hacerle otra pregunta, le sorprendió un repentino fogonazo y una especie de llamarada, acompañada por una humareda, que se produjo al otro lado de la ventana del patio. De forma instintiva, ______ se volvió para proteger a Holly y agachó la cabeza.
—¡Madre mía! ¿Qué es eso?
Kevin clavó la vista en la puerta trasera con expresión imperturbable.
—Creo que ha sido el pavo.
Espero les alla gustado :)
Las quiero, chau <3
MeliGarcia
Una noche magica - Nick&Tu (Adaptacion)
Capitulo 11
A lo largo de las dos semanas siguientes, _______ era consciente de que cada vez veía más a Nick Jonas. Para su alivio, él pareció aceptar que sólo estaba interesada en su amistad. Se pasaba mucho por la juguetería con el termo lleno de café y también le llevaba pasteles que compraba en una pastelería cercana. Cruasanes bañados de chocolate crujiente, tartaletas de albaricoque o barquillos cubiertos de azúcar glasé. De vez en cuando, incluso la convencía para que almorzara con él. En una ocasión fueron a Market Chef y en otra a un bar donde se demoraron hasta que se dio cuenta de que llevaban dos horas hablando.
Era incapaz de rechazar sus invitaciones porque era incapaz de señalar una sola ocasión en la que Nick se le hubiera insinuado. De hecho, era más bien lo contrario. Se había esforzado para que olvidara sus temores. Nada de besos ni de indirectas, nada que mostrara que estaba interesado en ella de otro modo que no fuera amistoso.
Nick fue a Seattle para cortar con Shelby, que al parecer se lo había tomado mejor de lo esperado. Cuando le describió el momento, Nick no entró en detalles, pero sí le pareció muy aliviado.
—Nada de lágrimas, ni de llantos, ni de escenas dramáticas —le dijo. Y después de una pausa perfectamente milimetrada añadió—: Y por parte de Shelby tampoco.
—Todavía sientes algo por ella —le recordó _______—. Es posible que podáis arreglar las cosas.
—No siento nada por ella.
—Nunca se sabe. ¿Has borrado su número de teléfono ya?
—Ajá.
—¿Le has devuelto las cosas que tenía en tu casa?
—Nunca le di la oportunidad de que dejara algo. Joe y yo tenemos una regla: nada de invitadas a dormir mientras Holly esté en casa.
—Entonces cuando Shelby venía a verte, ¿dónde...?
—Nos quedábamos en un Bed & Breakfast.
—Vaya... —comentó—. Supongo que la ruptura es definitiva. ¿Seguro que no estás en una fase de negación? Es normal sentirse triste cuando pierdes algo.
—No he perdido nada. Nunca pienso en las relaciones fallidas como en una pérdida de tiempo. Porque siempre se aprende algo.
—¿Qué has aprendido de Shelby? —le preguntó ______, fascinada. Nick reflexionó en profundidad.
—Al principio, pensé que la falta de discusiones era algo bueno. Pero ahora me doy cuenta de que era una señal de que no conectábamos.
Holly no tardó en pedir otro día con Renfield, y ______ volvió a llevarlo a Viñedos Sotavento. Al acercarse a la casa, vio que habían colocado una rampa desmontable sobre una parte de los escalones. El perro subió la rampa con más facilidad que los estrechos y empinados escalones.
—¿Lo has hecho para facilitarle las cosas a Renfield? —preguntó ______ cuando Nick abrió la puerta.
—¿Te refieres a la rampa? Sí. ¿Ha funcionado?
—Perfectamente. —Sonrió agradecida, al darse cuenta de que Nick había notado las dificultades que tuvo el perro con los escalones y había ideado una forma de facilitarle la entrada y la salida de la casa.
—¿Sigues buscando un hogar para él? —preguntó Nick mientras sujetaba la puerta para que entraran.
Se inclinó para acariciar a Renfield cuando pasó por su lado, y el perro lo miró con la misma expresión que una gárgola medieval, incluida la lengua colgando.
—Sí, pero de momento no he tenido mucha suerte —contestó ella—. Tiene demasiados problemas. Es posible que necesite una prótesis de cadera en algún momento, y luego está su problema de prognatismo. Y el eccema. Un perro caro de mantener pero bonito sería una cosa. Pero con el aspecto de Renfield... nadie lo quiere.
—En realidad, y si no te importa —dijo Nick, hablando muy despacio—, nos gustaría quedarnos con él.
_______ se quedó pasmada.
—¿Te refieres de forma permanente?
—Sí. ¿Por qué te sorprende tanto?
—No es tu tipo de perro.
—¿Y cuál es mi tipo de perro?
—Bueno, pues uno normal. Un labrador o un springer spaniel. Un perro que pueda ir contigo a correr y eso.
—Subiré a Renfield a un monopatín. Joe y Holly estuvieron enseñándole a mantener el equilibrio en uno el otro día.
—Pero no podrás llevártelo cuando salgas a pescar. Los bulldogs no saben nadar.
—Le pondremos un chaleco salvavidas. —Nick le regaló una misteriosa sonrisa—. ¿Por qué te molesta que quiera quedarme con él?
Entre tanto, Renfield no paraba de mirarlos primero a uno y luego al otro.
—No me molesta. Es que no entiendo por qué lo quieres.
—Me gusta su compañía. Es un perro tranquilo. Joe dice que será estupendo para mantener el viñedo libre de alimañas. Y lo más importante: Holly lo quiere.
—Pero necesita muchos cuidados. Tiene alergias cutáneas. Necesita un pienso especial, un champú especial y las facturas del veterinario serán numerosas. No sé si entiendes todo lo que te espera.
—Sea lo que sea, ya me las apañaré.
Por su parte, _______ no entendía el porqué de la enorme emoción que la abrumaba. Se acuclilló al lado del perro y empezó a acariciarlo, manteniendo la cara vuelta para que Nick no la viera.
—Renfield, parece que ya tienes un hogar —dijo con la voz ronca.
Nick se arrodilló a su lado y le aferró la barbilla con una mano para instarla a levantar la cabeza y a mirarlo. Esos ojos azules la miraron con ternura y preocupación.
—Oye —le dijo—, ¿qué pasa? ¿Te arrepientes de separarte de él?
—No. Es que no me lo esperaba.
—¿No me crees capaz de mantener un compromiso porque sé que va a haber problemas en el futuro? —Le acarició la mejilla con el pulgar—. Estoy aprendiendo a vivir la vida tal como se presenta. Tener un perro como Renfield va a suponer inconvenientes, problemas y gastos. Pero merecerá la pena. Tenías razón. Hay algo noble en él. Es feo por fuera, pero tiene una autoestima de narices. Es un buen perro.
______ quería sonreír, pero le tembló la barbilla y la emoción amenazó con volver a abrumarla.
—Eres un buen hombre —consiguió decir—. Espero que algún día encuentres a una mujer que sepa apreciarte.
—Yo también lo espero —replicó él con voz alegre—. ¿Ya podemos levantarnos del suelo?
Cuando Nick le preguntó por los planes que tenía para el Día de Acción de Gracias, ______ le dijo que todos los años lo pasaba en Bellingham con sus padres. Salvo por el pavo, que lo preparaba su madre, el resto del menú consistía en una amplia variedad de platos que cada cual aportaba a su gusto.
—Si quieres quedarte este año en la isla, puedes pasarlo con nosotros —la invitó Nick.
______ notó esa sensación que experimentaba cada vez que se descubría anhelando algo que ya había decidido rechazar: la última galleta del plato, la última copa de vino porque ya había bebido demasiado... Pasar esos días de vacaciones con Nick y Holly crearía un vínculo importante, supondría un exceso de cercanía.
—Gracias, pero prefiero mantener la tradición —rehusó con una sonrisa forzada—. Mi familia espera que lleve mi timbal de macarrones.
—¿Tu timbal de macarrones? —preguntó Nick con voz apenada—. ¿La receta de tu abuela con cuatro tipos de queso y los picatostes?
—¿Te acuerdas de eso?
—¿Cómo voy a olvidarlo? —La miró con una expresión suplicante—. ¿Traerás las sobras?
______ se echó a reír.
—No tienes vergüenza. Haré un timbal extra. ¿Quieres que te haga también alguna tarta?
—¿En serio?
—¿De qué la quieres? ¿De calabaza, de manzana, de nueces pacanas...?
—Sorpréndeme —contestó, y le robó un beso con tal rapidez que ______ no tuvo tiempo para reaccionar.
El día anterior a Acción de Gracias, ______ fue a por Holly a Viñedos Sotavento y se la llevó a su casa.
—¿Yo también estoy invitado? —le preguntó Joe antes de que se marcharan.
—No, es un día sólo para chicas —contestó ______ entre risillas.
—¿Y si me pongo peluca? ¿Y si hablo en falsete?
—Tío Joe —dijo la niña con alegría—, eres la peor chica del mundo.
—Y tú eres la mejor —replicó Joe, que le dio un sonoro beso—. Vale, iros sin mí. Pero será mejor que me traigáis una tarta enorme.
Una vez que estuvieron en su casa, _______ puso música, encendió el fuego en la chimenea y le colocó a Holly uno de sus delantales. Después, le enseñó a usar un rallador de queso tradicional. Aunque había pensado utilizar una picadora para la mayor parte del queso, quería que Holly aprendiera a rallar a mano. Fue entrañable ver la alegría de la niña mientras se afanaba por hacer las sencillas tareas de pesar las cantidades, remover la comida y probarla.
—Éstos son los distintos tipos de queso que vamos a usar —dijo ______—. Cheddar irlandés, parmesano, gouda ahumado y gruyère. Una vez que lo rallemos todo, lo fundiremos con la mantequilla y la leche...
La cocina olía de forma deliciosa, a queso caliente, a azúcar y a harina. La compañía de la niña le recordó el milagro que suponía transformar unos cuantos ingredientes sencillos en algo maravilloso. Hicieron un timbal de macarrones como para alimentar a un ejército y lo cubrieron con picatostes, que habían tostado previamente en una sartén con mantequilla. Además hicieron dos tartas, una rellena de calabaza y otra con nueces pacanas. ______ le enseñó a Holly a sellar bien los bordes de pasta quebrada.
Cortaron el resto de la pasta con moldes de distintas formas, la espolvorearon con azúcar y canela, y la pusieron en el horno para hacer galletas.
—Mi madre las llama galletas de las sobras —dijo ______.
Holly miró las galletas a través del cristal del horno.
—¿Tu madre todavía está viva? —quiso saber.
—Sí. —______ soltó el rodillo de amasar que estaba manchado de harina y se acercó a la niña. Se arrodilló a su lado, la rodeó con sus brazos y juntas contemplaron el interior del horno—. ¿Qué tipo de tartas hacía tu madre? —le preguntó.
—No hacía tartas —respondió Holly—. Hacía galletas.
—¿De chocolate?
—Ajá. Y de canela y nuez moscada.
______ sabía que ayudaba mucho poder hablar de los que se habían ido. Recordar era bueno. De modo que siguieron hablando mientras horneaban, no a modo de larga conversación, sino a ratitos, combinando los recuerdos con los deliciosos aromas procedentes del horno.
Cuando por la tarde devolvió a Holly a casa, la niña se despidió abrazándola por la cintura durante un buen rato.
—¿Seguro que no quieres pasar el Día de Acción de Gracias con nosotros? —le preguntó, y su voz quedó sofocada porque tenía la cara pegada a su jersey.
La apesadumbrada mirada de ______ se clavó en Nick, que estaba observándolas.
—No puede, Holly —le recordó él con suavidad—. La familia de ______ necesita que esté con ellos.
Salvo que en realidad sí podía, y su familia no la necesitaba.
La culpa y la preocupación comenzaron a disipar los buenos sentimientos que habían ido creciendo en su interior durante la tarde. Miró a Nick, que la contemplaba con expresión compasiva, y se dio cuenta de lo fácil que sería enamorarse de él y de Holly. Y de lo mucho que perdería si llegaba a suceder. Tanto que si los perdiera, no podría sobrevivir. Sin embargo, si lograra mantenerse a cierta distancia, no se arriesgaría a que le destrozaran por completo el corazón.
Le dio unas palmaditas a Holly en la espalda y se zafó con delicadeza de su fervoroso abrazo.
—De verdad que tengo que ir mañana a Bellingham —le dijo—. Adiós, Holly. Me lo he pasado muy bien hoy. —Se agachó y le dio un beso en una suave mejilla, ligeramente perfumada con canela.
La mañana del Día de Acción de Gracias, ______ se pasó la plancha por el pelo, se puso unos vaqueros, unos botines, un jersey de color tostado y colocó la enorme fuente con el timbal de macarrones en el coche.
Estaba a punto de dejar atrás el camino de entrada a su casa cuando sonó su móvil. Detuvo el coche, rebuscó en el bolso hasta dar con el teléfono entre los papeles, las barras de labios y la calderilla.
—¿Diga?
—¿______?
—¿Holly? —preguntó, alarmada—. ¿Cómo estás?
—Genial —fue la alegre respuesta de la niña—. ¡Feliz Día de Acción de Gracias!
______ sonrió, algo más relajada.
—Feliz Día de Acción de Gracias. ¿Qué estás haciendo?
—He dejado salir a Renfield para que haga pis y cuando ha entrado le he echado pienso en el comedero y le he dicho que beba agua.
—Veo que lo estás cuidando muy bien.
—Pero después el tío Nick nos obligó a salir de la cocina mientras ellos limpiaban el humo.
—¿El humo? —la sonrisa de ______ se desvaneció—. ¿Por qué había humo?
—Porque el tío Joe estaba cocinando. Y después llamó al tío Kevin y ahora está quitando la puerta del horno.
______ frunció el ceño. ¿A santo de qué estaba Kevin quitando la puerta del horno?
—Holly, ¿dónde está el tío Nick?
—Está buscando sus gafas protectoras.
—¿Para qué necesita unas gafas protectoras?
—Para ayudar al tío Joe a preparar el pavo.
—Entiendo. —______ le echó un vistazo al reloj. Si se daba prisa, podía pasarse por Viñedos Sotavento y llegaría con tiempo para coger el último ferry de la mañana a Anacortes—. Holly, creo que voy a ir a tu casa a echar un vistazo antes de coger el ferry.
—¡Bien! —exclamó la niña con entusiasmo—. Pero... es mejor que no digas que te he llamado. Porque a lo mejor me riñen.
—Mis labios están sellados —le aseguró.
Antes de que ______ pudiera replicar, se escuchó una voz masculina de fondo.
—Holly, ¿con quién hablas?
______ le dijo:
—Dile que es una encuesta.
—Una señora está haciendo una encuesta —escuchó decir a la niña. Tras unos cuantos murmullos, Holly añadió dándose mucha importancia—: Mi tío dice que no hacemos encuestas. —Una pausa y más murmullos—. Y que nos borre de la base de datos —añadió con voz firme.
______ sonrió.
—En fin, en ese caso tendré que ir en persona.
—Vale. ¡Adiós!
Hacía frío y un poco de viento, el clima perfecto para celebrar el Día de Acción de Gracias porque evocaba imágenes de chimeneas encendidas, de pavos en el horno y del desfile de Macy’s en televisión.
Vio que había un flamante y lujoso BMW en el camino de acceso a Viñedos Sotavento. No le cupo duda de que era el coche de Kevin, el Jonas al que aún no conocía. Sintiéndose como una intrusa, pero instigada por la preocupación, aparcó y subió los escalones del porche.
Holly salió a recibirla, vestida con unos pantalones de pana y una camiseta de manga larga con un simpático pavo.
—¡______! —gritó la niña, que comenzó a dar saltos mientras se abrazaban.
Renfield salió a recibirla, jadeando con gran alegría.
—¿Dónde están tus tíos? —le preguntó a la niña.
—El tío Kevin está en la cocina. Renfield y yo lo estamos ayudando. No sé dónde están los demás.
En el aire flotaba el conocido hedor a algo quemado, que se intensificó a medida que se acercaban a la cocina. Un hombre estaba intentando quitar la puerta del horno, con un destornillador en una mano y una gigantesca caja de herramientas al lado.
Kevin Jonas era una versión más pulida y sofisticada de sus hermanos mayores. Era guapo, pero tenía una expresión distante, y sus ojos eran de un gélido y cristalino azul. Al igual que Joe, era delgado y musculoso, pero no tan corpulento como Nick. El polo que llevaba y los pantalones chinos eran informales, pero indudablemente caros.
—Hola —dijo—. ¿Quién es, Holly?
—Es _______.
—Por favor, no te levantes —se apresuró a decirle ella al verlo soltar el destornillador para incorporarse—. Es evidente que estás muy... ocupado. ¿Puedo preguntar qué ha pasado?
—Joe metió algo en el horno y en vez de seleccionar la temperatura adecuada, seleccionó el programa de autolimpieza. El horno ha incinerado la comida y ha bloqueado la puerta automáticamente, así que no podían abrirla y sacar la bandeja.
—Lo normal es que el horno permita abrir la puerta cuando baja la temperatura.
Kevin meneó la cabeza.
—Ya se ha enfriado, pero no hay manera de abrirla. Es nuevo y es la primera vez que se usa el programa de autolimpieza. Al parecer, tiene un fallo, así que me toca desarmar la puerta.
Antes de que pudiera hacerle otra pregunta, le sorprendió un repentino fogonazo y una especie de llamarada, acompañada por una humareda, que se produjo al otro lado de la ventana del patio. De forma instintiva, ______ se volvió para proteger a Holly y agachó la cabeza.
—¡Madre mía! ¿Qué es eso?
Kevin clavó la vista en la puerta trasera con expresión imperturbable.
—Creo que ha sido el pavo.
Era incapaz de rechazar sus invitaciones porque era incapaz de señalar una sola ocasión en la que Nick se le hubiera insinuado. De hecho, era más bien lo contrario. Se había esforzado para que olvidara sus temores. Nada de besos ni de indirectas, nada que mostrara que estaba interesado en ella de otro modo que no fuera amistoso.
Nick fue a Seattle para cortar con Shelby, que al parecer se lo había tomado mejor de lo esperado. Cuando le describió el momento, Nick no entró en detalles, pero sí le pareció muy aliviado.
—Nada de lágrimas, ni de llantos, ni de escenas dramáticas —le dijo. Y después de una pausa perfectamente milimetrada añadió—: Y por parte de Shelby tampoco.
—Todavía sientes algo por ella —le recordó _______—. Es posible que podáis arreglar las cosas.
—No siento nada por ella.
—Nunca se sabe. ¿Has borrado su número de teléfono ya?
—Ajá.
—¿Le has devuelto las cosas que tenía en tu casa?
—Nunca le di la oportunidad de que dejara algo. Joe y yo tenemos una regla: nada de invitadas a dormir mientras Holly esté en casa.
—Entonces cuando Shelby venía a verte, ¿dónde...?
—Nos quedábamos en un Bed & Breakfast.
—Vaya... —comentó—. Supongo que la ruptura es definitiva. ¿Seguro que no estás en una fase de negación? Es normal sentirse triste cuando pierdes algo.
—No he perdido nada. Nunca pienso en las relaciones fallidas como en una pérdida de tiempo. Porque siempre se aprende algo.
—¿Qué has aprendido de Shelby? —le preguntó ______, fascinada. Nick reflexionó en profundidad.
—Al principio, pensé que la falta de discusiones era algo bueno. Pero ahora me doy cuenta de que era una señal de que no conectábamos.
Holly no tardó en pedir otro día con Renfield, y ______ volvió a llevarlo a Viñedos Sotavento. Al acercarse a la casa, vio que habían colocado una rampa desmontable sobre una parte de los escalones. El perro subió la rampa con más facilidad que los estrechos y empinados escalones.
—¿Lo has hecho para facilitarle las cosas a Renfield? —preguntó ______ cuando Nick abrió la puerta.
—¿Te refieres a la rampa? Sí. ¿Ha funcionado?
—Perfectamente. —Sonrió agradecida, al darse cuenta de que Nick había notado las dificultades que tuvo el perro con los escalones y había ideado una forma de facilitarle la entrada y la salida de la casa.
—¿Sigues buscando un hogar para él? —preguntó Nick mientras sujetaba la puerta para que entraran.
Se inclinó para acariciar a Renfield cuando pasó por su lado, y el perro lo miró con la misma expresión que una gárgola medieval, incluida la lengua colgando.
—Sí, pero de momento no he tenido mucha suerte —contestó ella—. Tiene demasiados problemas. Es posible que necesite una prótesis de cadera en algún momento, y luego está su problema de prognatismo. Y el eccema. Un perro caro de mantener pero bonito sería una cosa. Pero con el aspecto de Renfield... nadie lo quiere.
—En realidad, y si no te importa —dijo Nick, hablando muy despacio—, nos gustaría quedarnos con él.
_______ se quedó pasmada.
—¿Te refieres de forma permanente?
—Sí. ¿Por qué te sorprende tanto?
—No es tu tipo de perro.
—¿Y cuál es mi tipo de perro?
—Bueno, pues uno normal. Un labrador o un springer spaniel. Un perro que pueda ir contigo a correr y eso.
—Subiré a Renfield a un monopatín. Joe y Holly estuvieron enseñándole a mantener el equilibrio en uno el otro día.
—Pero no podrás llevártelo cuando salgas a pescar. Los bulldogs no saben nadar.
—Le pondremos un chaleco salvavidas. —Nick le regaló una misteriosa sonrisa—. ¿Por qué te molesta que quiera quedarme con él?
Entre tanto, Renfield no paraba de mirarlos primero a uno y luego al otro.
—No me molesta. Es que no entiendo por qué lo quieres.
—Me gusta su compañía. Es un perro tranquilo. Joe dice que será estupendo para mantener el viñedo libre de alimañas. Y lo más importante: Holly lo quiere.
—Pero necesita muchos cuidados. Tiene alergias cutáneas. Necesita un pienso especial, un champú especial y las facturas del veterinario serán numerosas. No sé si entiendes todo lo que te espera.
—Sea lo que sea, ya me las apañaré.
Por su parte, _______ no entendía el porqué de la enorme emoción que la abrumaba. Se acuclilló al lado del perro y empezó a acariciarlo, manteniendo la cara vuelta para que Nick no la viera.
—Renfield, parece que ya tienes un hogar —dijo con la voz ronca.
Nick se arrodilló a su lado y le aferró la barbilla con una mano para instarla a levantar la cabeza y a mirarlo. Esos ojos azules la miraron con ternura y preocupación.
—Oye —le dijo—, ¿qué pasa? ¿Te arrepientes de separarte de él?
—No. Es que no me lo esperaba.
—¿No me crees capaz de mantener un compromiso porque sé que va a haber problemas en el futuro? —Le acarició la mejilla con el pulgar—. Estoy aprendiendo a vivir la vida tal como se presenta. Tener un perro como Renfield va a suponer inconvenientes, problemas y gastos. Pero merecerá la pena. Tenías razón. Hay algo noble en él. Es feo por fuera, pero tiene una autoestima de narices. Es un buen perro.
______ quería sonreír, pero le tembló la barbilla y la emoción amenazó con volver a abrumarla.
—Eres un buen hombre —consiguió decir—. Espero que algún día encuentres a una mujer que sepa apreciarte.
—Yo también lo espero —replicó él con voz alegre—. ¿Ya podemos levantarnos del suelo?
Cuando Nick le preguntó por los planes que tenía para el Día de Acción de Gracias, ______ le dijo que todos los años lo pasaba en Bellingham con sus padres. Salvo por el pavo, que lo preparaba su madre, el resto del menú consistía en una amplia variedad de platos que cada cual aportaba a su gusto.
—Si quieres quedarte este año en la isla, puedes pasarlo con nosotros —la invitó Nick.
______ notó esa sensación que experimentaba cada vez que se descubría anhelando algo que ya había decidido rechazar: la última galleta del plato, la última copa de vino porque ya había bebido demasiado... Pasar esos días de vacaciones con Nick y Holly crearía un vínculo importante, supondría un exceso de cercanía.
—Gracias, pero prefiero mantener la tradición —rehusó con una sonrisa forzada—. Mi familia espera que lleve mi timbal de macarrones.
—¿Tu timbal de macarrones? —preguntó Nick con voz apenada—. ¿La receta de tu abuela con cuatro tipos de queso y los picatostes?
—¿Te acuerdas de eso?
—¿Cómo voy a olvidarlo? —La miró con una expresión suplicante—. ¿Traerás las sobras?
______ se echó a reír.
—No tienes vergüenza. Haré un timbal extra. ¿Quieres que te haga también alguna tarta?
—¿En serio?
—¿De qué la quieres? ¿De calabaza, de manzana, de nueces pacanas...?
—Sorpréndeme —contestó, y le robó un beso con tal rapidez que ______ no tuvo tiempo para reaccionar.
El día anterior a Acción de Gracias, ______ fue a por Holly a Viñedos Sotavento y se la llevó a su casa.
—¿Yo también estoy invitado? —le preguntó Joe antes de que se marcharan.
—No, es un día sólo para chicas —contestó ______ entre risillas.
—¿Y si me pongo peluca? ¿Y si hablo en falsete?
—Tío Joe —dijo la niña con alegría—, eres la peor chica del mundo.
—Y tú eres la mejor —replicó Joe, que le dio un sonoro beso—. Vale, iros sin mí. Pero será mejor que me traigáis una tarta enorme.
Una vez que estuvieron en su casa, _______ puso música, encendió el fuego en la chimenea y le colocó a Holly uno de sus delantales. Después, le enseñó a usar un rallador de queso tradicional. Aunque había pensado utilizar una picadora para la mayor parte del queso, quería que Holly aprendiera a rallar a mano. Fue entrañable ver la alegría de la niña mientras se afanaba por hacer las sencillas tareas de pesar las cantidades, remover la comida y probarla.
—Éstos son los distintos tipos de queso que vamos a usar —dijo ______—. Cheddar irlandés, parmesano, gouda ahumado y gruyère. Una vez que lo rallemos todo, lo fundiremos con la mantequilla y la leche...
La cocina olía de forma deliciosa, a queso caliente, a azúcar y a harina. La compañía de la niña le recordó el milagro que suponía transformar unos cuantos ingredientes sencillos en algo maravilloso. Hicieron un timbal de macarrones como para alimentar a un ejército y lo cubrieron con picatostes, que habían tostado previamente en una sartén con mantequilla. Además hicieron dos tartas, una rellena de calabaza y otra con nueces pacanas. ______ le enseñó a Holly a sellar bien los bordes de pasta quebrada.
Cortaron el resto de la pasta con moldes de distintas formas, la espolvorearon con azúcar y canela, y la pusieron en el horno para hacer galletas.
—Mi madre las llama galletas de las sobras —dijo ______.
Holly miró las galletas a través del cristal del horno.
—¿Tu madre todavía está viva? —quiso saber.
—Sí. —______ soltó el rodillo de amasar que estaba manchado de harina y se acercó a la niña. Se arrodilló a su lado, la rodeó con sus brazos y juntas contemplaron el interior del horno—. ¿Qué tipo de tartas hacía tu madre? —le preguntó.
—No hacía tartas —respondió Holly—. Hacía galletas.
—¿De chocolate?
—Ajá. Y de canela y nuez moscada.
______ sabía que ayudaba mucho poder hablar de los que se habían ido. Recordar era bueno. De modo que siguieron hablando mientras horneaban, no a modo de larga conversación, sino a ratitos, combinando los recuerdos con los deliciosos aromas procedentes del horno.
Cuando por la tarde devolvió a Holly a casa, la niña se despidió abrazándola por la cintura durante un buen rato.
—¿Seguro que no quieres pasar el Día de Acción de Gracias con nosotros? —le preguntó, y su voz quedó sofocada porque tenía la cara pegada a su jersey.
La apesadumbrada mirada de ______ se clavó en Nick, que estaba observándolas.
—No puede, Holly —le recordó él con suavidad—. La familia de ______ necesita que esté con ellos.
Salvo que en realidad sí podía, y su familia no la necesitaba.
La culpa y la preocupación comenzaron a disipar los buenos sentimientos que habían ido creciendo en su interior durante la tarde. Miró a Nick, que la contemplaba con expresión compasiva, y se dio cuenta de lo fácil que sería enamorarse de él y de Holly. Y de lo mucho que perdería si llegaba a suceder. Tanto que si los perdiera, no podría sobrevivir. Sin embargo, si lograra mantenerse a cierta distancia, no se arriesgaría a que le destrozaran por completo el corazón.
Le dio unas palmaditas a Holly en la espalda y se zafó con delicadeza de su fervoroso abrazo.
—De verdad que tengo que ir mañana a Bellingham —le dijo—. Adiós, Holly. Me lo he pasado muy bien hoy. —Se agachó y le dio un beso en una suave mejilla, ligeramente perfumada con canela.
La mañana del Día de Acción de Gracias, ______ se pasó la plancha por el pelo, se puso unos vaqueros, unos botines, un jersey de color tostado y colocó la enorme fuente con el timbal de macarrones en el coche.
Estaba a punto de dejar atrás el camino de entrada a su casa cuando sonó su móvil. Detuvo el coche, rebuscó en el bolso hasta dar con el teléfono entre los papeles, las barras de labios y la calderilla.
—¿Diga?
—¿______?
—¿Holly? —preguntó, alarmada—. ¿Cómo estás?
—Genial —fue la alegre respuesta de la niña—. ¡Feliz Día de Acción de Gracias!
______ sonrió, algo más relajada.
—Feliz Día de Acción de Gracias. ¿Qué estás haciendo?
—He dejado salir a Renfield para que haga pis y cuando ha entrado le he echado pienso en el comedero y le he dicho que beba agua.
—Veo que lo estás cuidando muy bien.
—Pero después el tío Nick nos obligó a salir de la cocina mientras ellos limpiaban el humo.
—¿El humo? —la sonrisa de ______ se desvaneció—. ¿Por qué había humo?
—Porque el tío Joe estaba cocinando. Y después llamó al tío Kevin y ahora está quitando la puerta del horno.
______ frunció el ceño. ¿A santo de qué estaba Kevin quitando la puerta del horno?
—Holly, ¿dónde está el tío Nick?
—Está buscando sus gafas protectoras.
—¿Para qué necesita unas gafas protectoras?
—Para ayudar al tío Joe a preparar el pavo.
—Entiendo. —______ le echó un vistazo al reloj. Si se daba prisa, podía pasarse por Viñedos Sotavento y llegaría con tiempo para coger el último ferry de la mañana a Anacortes—. Holly, creo que voy a ir a tu casa a echar un vistazo antes de coger el ferry.
—¡Bien! —exclamó la niña con entusiasmo—. Pero... es mejor que no digas que te he llamado. Porque a lo mejor me riñen.
—Mis labios están sellados —le aseguró.
Antes de que ______ pudiera replicar, se escuchó una voz masculina de fondo.
—Holly, ¿con quién hablas?
______ le dijo:
—Dile que es una encuesta.
—Una señora está haciendo una encuesta —escuchó decir a la niña. Tras unos cuantos murmullos, Holly añadió dándose mucha importancia—: Mi tío dice que no hacemos encuestas. —Una pausa y más murmullos—. Y que nos borre de la base de datos —añadió con voz firme.
______ sonrió.
—En fin, en ese caso tendré que ir en persona.
—Vale. ¡Adiós!
Hacía frío y un poco de viento, el clima perfecto para celebrar el Día de Acción de Gracias porque evocaba imágenes de chimeneas encendidas, de pavos en el horno y del desfile de Macy’s en televisión.
Vio que había un flamante y lujoso BMW en el camino de acceso a Viñedos Sotavento. No le cupo duda de que era el coche de Kevin, el Jonas al que aún no conocía. Sintiéndose como una intrusa, pero instigada por la preocupación, aparcó y subió los escalones del porche.
Holly salió a recibirla, vestida con unos pantalones de pana y una camiseta de manga larga con un simpático pavo.
—¡______! —gritó la niña, que comenzó a dar saltos mientras se abrazaban.
Renfield salió a recibirla, jadeando con gran alegría.
—¿Dónde están tus tíos? —le preguntó a la niña.
—El tío Kevin está en la cocina. Renfield y yo lo estamos ayudando. No sé dónde están los demás.
En el aire flotaba el conocido hedor a algo quemado, que se intensificó a medida que se acercaban a la cocina. Un hombre estaba intentando quitar la puerta del horno, con un destornillador en una mano y una gigantesca caja de herramientas al lado.
Kevin Jonas era una versión más pulida y sofisticada de sus hermanos mayores. Era guapo, pero tenía una expresión distante, y sus ojos eran de un gélido y cristalino azul. Al igual que Joe, era delgado y musculoso, pero no tan corpulento como Nick. El polo que llevaba y los pantalones chinos eran informales, pero indudablemente caros.
—Hola —dijo—. ¿Quién es, Holly?
—Es _______.
—Por favor, no te levantes —se apresuró a decirle ella al verlo soltar el destornillador para incorporarse—. Es evidente que estás muy... ocupado. ¿Puedo preguntar qué ha pasado?
—Joe metió algo en el horno y en vez de seleccionar la temperatura adecuada, seleccionó el programa de autolimpieza. El horno ha incinerado la comida y ha bloqueado la puerta automáticamente, así que no podían abrirla y sacar la bandeja.
—Lo normal es que el horno permita abrir la puerta cuando baja la temperatura.
Kevin meneó la cabeza.
—Ya se ha enfriado, pero no hay manera de abrirla. Es nuevo y es la primera vez que se usa el programa de autolimpieza. Al parecer, tiene un fallo, así que me toca desarmar la puerta.
Antes de que pudiera hacerle otra pregunta, le sorprendió un repentino fogonazo y una especie de llamarada, acompañada por una humareda, que se produjo al otro lado de la ventana del patio. De forma instintiva, ______ se volvió para proteger a Holly y agachó la cabeza.
—¡Madre mía! ¿Qué es eso?
Kevin clavó la vista en la puerta trasera con expresión imperturbable.
—Creo que ha sido el pavo.
Espero les alla gustado :)
Las quiero, chau <3
MeliGarcia
Re: Una noche magica - Nick&Tu (Adaptacion) Terminada
Un pavo volador hahahhaha
Era de esperar con Joe en la cocina hahahhaha que manera de reirme
adopto al perrito que lindoooooo
y Nick y Holly cada dia más especiales...
xoxo
Era de esperar con Joe en la cocina hahahhaha que manera de reirme
adopto al perrito que lindoooooo
y Nick y Holly cada dia más especiales...
xoxo
Belencita
Re: Una noche magica - Nick&Tu (Adaptacion) Terminada
awwww jiji pobresitos jiji pavo volador jijiji muy chistosa jijiji :D ...porfavor siguelaaa
margarita
Re: Una noche magica - Nick&Tu (Adaptacion) Terminada
has puesto el cap dos veces, pero en cada momento ____ le esta tomando mas cariño a todos. SIGUELA
Creadora
Re: Una noche magica - Nick&Tu (Adaptacion) Terminada
jajajajajjaja me encanto el capitulo espero
y coloque mas muy pronto para ver si la rayis
logra irse o quedarse con ellos
cada vez adoro mas a esa niña ah y x supuesto a nick
q bien q alla terminado con la bruja esa
y coloque mas muy pronto para ver si la rayis
logra irse o quedarse con ellos
cada vez adoro mas a esa niña ah y x supuesto a nick
q bien q alla terminado con la bruja esa
ElitzJb
Re: Una noche magica - Nick&Tu (Adaptacion) Terminada
:wut:
AAAAAAAAAAAAHHHHH!!!!
ES EL PAAAVOOOOOO!!!!!.....
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA
EL PAVOOOO VOLAAADOOOOOO.. OOOOOOOORRR!!!!!
AL FUEGOO SE HECHOOOOO!!!!!!..... EL PAVOO VOLADOOORRRRR!!!!
JAJAJAJAJAJAJA
EN VEZ DE GATO VOLADOR ES EL PAVO VOLADOORR!!!
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA
SIGUELA PORFIISS
AAAAAAAAAAAAHHHHH!!!!
ES EL PAAAVOOOOOO!!!!!.....
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA
EL PAVOOOO VOLAAADOOOOOO.. OOOOOOOORRR!!!!!
AL FUEGOO SE HECHOOOOO!!!!!!..... EL PAVOO VOLADOOORRRRR!!!!
JAJAJAJAJAJAJA
EN VEZ DE GATO VOLADOR ES EL PAVO VOLADOORR!!!
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA
SIGUELA PORFIISS
chelis
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