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Fuego Eterno: Te amaré por siempre
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Fuego Eterno: Te amaré por siempre
Nombre: Fuego Eterno: te amaré por siempre.
Autor: Celeste (yo)
Adaptación: Si, tiene gran parte de adaptación de la saga Crepúsculo, tomando ideas de la misma para modificarlas y crear algo diferente.
Género:Romance, fantasía
Advertencias: Trataré de subir cada vez que pueda, solo eso, espero les guste y las disfruten *--*
Otras páginas:
Autor: Celeste (yo)
Adaptación: Si, tiene gran parte de adaptación de la saga Crepúsculo, tomando ideas de la misma para modificarlas y crear algo diferente.
Género:Romance, fantasía
Advertencias: Trataré de subir cada vez que pueda, solo eso, espero les guste y las disfruten *--*
Otras páginas:
“En ti los ríos cantan y mi alma en ellos huye
como tú lo desees y hacia dónde tú quieras.
Márcame mi camino en tu arco de esperanza
y soltaré en delirio mi bandada de flechas.”
(Pablo Neruda)
#Prologo #
como tú lo desees y hacia dónde tú quieras.
Márcame mi camino en tu arco de esperanza
y soltaré en delirio mi bandada de flechas.”
(Pablo Neruda)
#Prologo #
Esa noche se hizo eterna, daba vueltas y vueltas en la cama sin poder dormir, solo quería que todo esto terminara rápido para tener a Dan a mi lado. Cuando por fin conseguí dormirme eran las cuatro de la mañana, tuve pesadillas horribles y me desperté sobresaltada.
-¿Llamaron?- pregunté.
-No, Rebecca piensa que hoy es el día- me senté en la cama y suspiré.
No hacía ni una hora que había salido y ya hacía más frío que antes, me prendí la campera y comencé a caminar. Sentí ruidos detrás de mi, me giré pero no vi nada…esto comenzaba a preocuparme, así que me apresuré, el hotel estaba a unas calles de ahí.
Una figura apareció delante de mi…luego otra a su lado…y otra mas.
Quizá era mejor que las cosas terminaran así, antes de poner a tantas personas que quería en peligro.
-¿Llamaron?- pregunté.
-No, Rebecca piensa que hoy es el día- me senté en la cama y suspiré.
No hacía ni una hora que había salido y ya hacía más frío que antes, me prendí la campera y comencé a caminar. Sentí ruidos detrás de mi, me giré pero no vi nada…esto comenzaba a preocuparme, así que me apresuré, el hotel estaba a unas calles de ahí.
Una figura apareció delante de mi…luego otra a su lado…y otra mas.
Quizá era mejor que las cosas terminaran así, antes de poner a tantas personas que quería en peligro.
celeste smith
Re: Fuego Eterno: Te amaré por siempre
#Capitulo1 #
A penas había cumplido dieciocho años cuando la situación en la casa comenzó a complicarse, y no era que antes fuera más sencillo, sino que esta vez se presentaba diferente…Mi madre, una mujer independiente había decidido continuar su vida con otro hombre y lejos de la ciudad dónde vivíamos desde que nací, con una pequeña excepción…su vida la continuaría sin mi.
Decidió que lo mejor era enviarme con mis abuelos, a una pequeña ciudad en el sur de California, perdida entre las montañas y los densos bosques.
Tenia pocos amigos en la ciudad en la que había pasado toda mi vida, era de carácter reprimido y demasiado tímida como para socializarme con los muchachos del colegio, y por esta razón pasaba desapercibida, era como si no existiera, sobre todo para los chicos del lugar…simplemente no existía. De ahí que nunca hubiera tenido novio, y las pocas amigas con las que contaba, Romina y Paula, eran tan reprimidas como yo.
Mi nombre es Lesslie Flesher, más conocida como “Less”, soy delgada, demasiado para mi gusto, tengo e cabello lacio color rubio y me llega hasta los hombros, decidí mantenerlo así porque era más cómodo en verano, y tengo los ojos color negro.
Pese a mi angustia por tener que abandonar el lugar dónde más o menos me sentía segura, traté de poner mi mejor cara y desearle a mi madre que fuera feliz. Me subí al autobús contra la ventanilla y deseé que todo esto terminara de una vez.
Pasada una hora lo único que podía verse alrededor eran grandes campos y montañas; el viaje duró tres horas, la ciudad era pequeña y se encontraba rodeada por grandes y espesos bosques y enormes montañas, en cuanto al clima hacía mucho frío, aunque era mediodía.
Los abuelos, Romeo y Anna, a quienes no veía hacía por lo menos cinco años, me esperaban al costado de la estación con una enorme sonrisa. Ni bien los salude nos fuimos en una camioneta vieja color azul, una Ford que supuse tenía muchos años.
-Me alegra muchos que estés aquí- dijo la abuela con una sonrisa en el rostro.
-A mi también- dije no muy convencida.
-Logramos anotarte en el colegio, de modo que el lunes comienzas las clases- dijo el abuelo…colegio…ese tema iba a ser difícil, con suerte pasaría desapercibida.
-Gracias-
La casa quedaba a unos minutos de la estación, era pequeña tenía un hermoso jardín lleno de flores de todo tipo; me llevaron a una habitación que quedaba en la parte más interna de la casa, tenía un amplio ventanal cuya vista daba hacia el fondo de la casa, dónde podía observarse las hermosas montañas.
Las paredes estaban pintadas de blanco, contra una de ellas se encontraba la cama llena de almohadas bordadas con paisajes que seguramente había hecho la abuela; también había un ropero de madera antigua, un espejo enorme y una pequeña mesita de luz.
Afuera comenzaba a oscurecer, luego de cenar me apresuré a irme a la cama, estaba cansada y muy triste. Mañana sería otro día…y muy difícil por cierto, ya que debería ir al colegio. Me desperté varias veces en la noche, transpirada y nerviosa, me costaba mucho adaptarme a los nuevos lugares.
Ya por la mañana me despertó la abuela, me puse un jeans y una gran campera porque hacía mucho frío; luego de desayunar el abuelo me llevo en la vieja camioneta al colegio.
-Espero que te guste el lugar- me dijo.
-Si…-
-Lamento que hayas tenido que irte de la ciudad- no iba a hablar de ese tema, bastante me costaba superarlo.
-Me alegra estar aquí, abuelo- En verdad odiaba estar ahí, me sentía más sola que antes, pero trataría de acostumbrarme.
-Que tengas un lindo día, ¿te recojo a las 2?-
-No, prefiero caminar y dar un paseo, hasta luego abuelo-
Me baje; el colegio era enorme, con grandes parques a los costados donde se observaban chicos y chicas por todas partes. Me dirigí como pude a la primer clase, los salones eran amplios por suerte encontré un asiento vacío en el fondo, donde nadie me observaría cual bicho raro.
-Buenos días- dijo el profesor mientras se acomodaba en su escritorio, comenzó a buscar con su mirada hasta encontrarse con mi rostro y en ese momento deseé que me tragara la tierra.
-Srita. Lesslie Flesher…- me quería morir, todos voltearon a mirarme.
-Hola…- dije tímidamente.
-Chicos, ella es nuestra nueva compañera- El pueblo era chico, por lo cual todos se conocían y para mi eso sería un problema. El profesor indicó la lectura, ¡no tenía libro!; una muchacha que se sentaba a mi lado me miró unos segundos, era delgada, cabello rizado que le llegaba a la cintura.
-¿Quieres compartir?- me dijo finalmente.
-Gracias- dije acercándome para poder leer.
-De modo que eres nieta del señor Flesher- dijo sonriendo.
-Así es…-
-Mi nombre es Sara, mis padres tiene una librería cerca de aquí, por si alguna ves necesitas alguno-
-Bien, lo tendré en cuenta-
-¿Te gusta el pueblo?-
-Si…solo es un poco frío-
Al terminar la clase, Sara fue conmigo a la cafetería; nos ubicamos en una mesa con dos chicas y un chico llamado Ben; las muchachas dijeron llamarse Clara y Loreley quien me miraba extraño. Conversamos largo rato, me sentía asombrada al poder relacionarme con tanta facilidad, en el anterior colegio jamás se habrían acercado a hablarme, de modo que lo aproveché al máximo.
-Espero te guste el colegio- me dijo Ben.
-Si, es agradable- dije, un chico rubio con pecas en todo su rostro se acerco sonriente a la mesa.
-Hola, soy German- me dijo.
-Muchos gusto- dije.
Así pasó una larga semana, pero para mi suerte no estaba sola, todas las tardes me sentaba con ellos en la cafetería donde conversábamos largo rato y de esa forma todo era más soportable. Esa mañana me encontré con Sara cuando llegue al colegio, nos sentamos a conversar.
-¿Tienes novio en la otra ciudad?- me dijo.
-He…no. No he salido con muchos chicos- dije avergonzada.
-Yo muero de amor por Ben pero él ni se fija en mi- dijo frustrada, no entendía que veía en Ben, me parecía un chico que hablaba demasiado.
Las personas recién comenzaban a llegar, miré hacia el estacionamiento debido a que un auto captó mi atención, no era común ver un BMW 5 negro, menos en un pueblo tan pequeño. De su interior bajaron dos chicos y tres muchachas, demasiado hermosos para ser reales, nisiquera se asemejaban a los “populares” del anterior colegio.
-Less!- me llamó Sara debido a que había quedado boquiabierta mirándolos.
-¿Quiénes son?-
-Ho…ni los mires, se creen superiores s todos, hacen de cuenta que las personas de su alrededor no existen, viven todos con el Sr. Douball y su esposa, es un famosos médico-
-¿Son hermanos?-
-No…se dice que son adoptados, y bastante raros también-
En un momento crucé la mirada con uno de ellos y sentí que el mundo se detuvo. Era alto, cabello negro lacio, ojos…eran los ojos más hermosos que jamás había visto en mi vida...azules indescriptibles, me sentí cohibida y bajé la mirada de inmediato…no podía ser tan hermoso.
-El chico al que miraste es Daniel; el otro Jean y las chicas son Susan la de cabello rubio, Rebecca la de cabello negro, y las más delgada es Sandy; Jean y Susan son novios-
-¿Son los “populares” o algo así?- dije confusa, Sara rió.
-Son más que eso, solo están entre ellos, no le hablan a nadie-
Entramos a clase de literatura, lago en lo que no me iba tan mal; mi vista se dirigió de inmediato a la única persona que sobresalía en esa clase…él; se sentaba en el fondo y claramente no se percató de mi presencia.
El profesor me ubicó junto a la ventana del fondo a unos metros de él, traté de no ponerme nerviosa, sin éxito.
-Bien…hoy vamos a analizar uno de los capítulos de “Romeo y Julieta”- Por lo menos era mi libro favorito, de modo que si me preguntaba algo no iba a quedar en ridículo. German me saludó desde el otro extremo de la clase, le conteste con una sonrisa.
-Srta. Flesher- la temperatura comenzó a subime, tuve miedo de hacer combustión debido a los nervios.
-¿…Si?-
-¿Qué me puede decir de la última escena de la obra?- quedé en blanco, respiré hondo y traté de esforzarme.
-Bueno…creo que la muerte fue la única salida para soportar el amor que existía entre ellos, era necesario que pasara de ese modo, de lo contrario no hubieran soportado el dolor ninguno de los dos- sentía la mirada de Daniel clavada en mi y comencé a hiperventilar.
-Muy bien srita. Flesher- dijo y continuó hablando. No me animaba a mirar hacia el costado, pero tenía que hacerlo, así que tomé coraje, giré el rostro suavemente y me encontré con esos ojos…profundos como el océano, el miraba fijamente de una manera que me cohibía; cobarde como era bajé la mirada y traté de mantenerla en el libro hasta que sonó el timbre de salida.
Ni bien me levanté se me cayeron todos los libros, iba a recogerlos y una mano los tomó antes de que me agachara.
-Gra…gracias- dije avergonzada.
-No es nada- contesto con una voz que me llego a lo profundo del alma, luego se fue.
-¿Qué te dijo?- me pregunto Sara sorprendida.
-Solo…levantó mi libro- dije un poco confundida.
-Vamos a almorzar, chicas- dijo Ben.
Como la tarde estaba soleada…y eso era raro en la ciudad, nos sentamos a almorzar en el parque.
-Las clases me dan hambre- dijo Clara.
-El sábado es mi cumpleaños, voy a hacer una reunión en casa- dijo Ben.
-Genial- dijo Sara.
-¿vienes, Less? - me preguntó German.
-He, si claro-
Pasaron los días, cada vez que me cruzaba con él, el corazón me latía con más fuerza, nos mirábamos de vez en cuando, pero consideré que lo más seguro era que me mirara ya que yo era demasiado torpe y cuando lo veía tropezaba o se me caían las cosas, como pasó esa tarde de viernes cuando se me cayeron todas las cosas al suelo mientras iba saliendo de la clase.
-¡Demonios!- dije bajito; sentí unas risitas detrás de mi de algunos chicos que iban saliendo.
-Déjame ayudarte- dijo Daniel agachándose para juntar mis cosas.
-Gracias- no sabía cómo reaccionar cuando estaba frente a él.
-Ve con cuidado por favor-me dijo y casi me muero de la vergüenza, cuando me dio los libros nuestros dedos se rozaron…fue una sensación muy extraña, su piel era caliente mientras que mis dedos estaban congelados, sentí una especie de corriente en todo el cuerpo, retiró la mano con rapidez y se fue.
Esa noche no podía dormir, no entendía por qué en mi cabeza daba vueltas su rostro, sus ojos. Cuando por fin logré dormirme, fue la primer noche que soñé con él; en mi sueño, él estaba muy cerca de mi y en cuanto iba a besarlo me desperté de un salto. Miré por la ventana, el sol ya había salido aunque lo cubrían nubes color gris; ese día era el cumpleaños de Ben, al que había aceptado ir por compromiso. Miré el despertador, eran las 9 de la mañana, luego volví a mirar hacia la ventana, sobe el marco y del lado de adentro había una rosa enorme color rojo, la abuela la habría puesto mientras yo dormía.
Me dirigía a desayunar, la abuela leía un libro.
-Buenos días- dije sentándome con un vaso de leche-
-Buenos días pequeña-
-¿El abuelo?-
-Esta trabajando en la huerta-
-Ha…gracias por la rosa-
-¿Qué rosa, Less?-
-La que dejaste en la ventana mientras dormía-
-No dejé ninguna rosa, cariño- eso era muy extraño, quizás ya estaba ahí hacía unos días.
-Hoy tengo un cumpleaños-
-¿De quién?-
-Ben, un compañero del colegio-
-Bueno, espero te diviertas-
-Gracias, abuela-
Esa tarde me llevó el abuelo a la casa de Ben; era un grupo pequeño, comimos pizza y conversamos, me divertí mucho. Cuando ya eran las ocho de la noche y estaba oscureciendo decidí volver caminando; me despedí de los chicos y le deseé a Ben que terminara bien su cumpleaños.
Se me ocurrió cortar camino por el parque para llegar mas rápido a casa; pero cuando más caminaba, más me alejaba del camino; la oscuridad comenzó a envolverme, sentía solo el ruido de los búhos desde los árboles y empecé a sentir miedo, ¿qué tal si había algún asesino o algún oso que quisiera matarme?, en ese momento todas las películas de terror que había visto en mi vida vinieron a mi mente. Comencé a temblar por el frío, no sabía si ponerme a llorar o salir corriendo sin rumbo.
Pude ver una luz que me alumbraba, parecía una linterna.
-¿Hola?- dije
-¿Te has perdido?- dijo un hombre acercándose a mi, por suerte había encontrado a alguien.
-He…si-
-No tendrías que andar sola en el parque, es peligroso- me dijo, llevaba puesto un pantalón y una camisa de trabajo, tendría unos treinta años. –Tengo un campamento cerca de aquí, estoy con unos amigos, ¿por qué no nos acompañas?- dijo sonriendo asquerosamente.
-No lo creo…- dije asustada, no sabía que hacer, si salía corriendo lo mas probable es que tropezara y el hombre me hagarraría rápidamente.
-Vamos hermosa…-dijo acercándose más; de pronto y no se de dónde apareció alguien y lo empujó tan fuerte que el hombre cayó al suelo varios metros de ahí.
-Desaparece antes de que me enoje- dijo una voz que me resultó muy familiar; el hombre se alejó corriendo y asustado. Me di vuelta…no podía ser, era él, tenía puesto unos jeans negro y una campero de cuero negra que le quedaba perfecta.
-¿…Daniel?- pregunté confundida.
-Creí decirte que te cuidaras-
-Me perdí… ¿cómo…?- no sabía ni cómo formular la pregunta, ¿cómo había llegado hasta ahí?, ¿cómo era posible que tuviera tanta fuerza?, ¿qué…?
-Tengo el auto cerca, te llevo a tu casa- No fui capaz de decir nada, solo me limite a seguirlo a través del parque hasta su flamante auto. Me subí, el interior estaba cálido por la calefacción y había un olor riquísimo.
-¿Cómo llegaste a donde me encontraba?-
-Estaba cerca- dijo arrancando a toda velocidad.
-Pero…-
-Estas nerviosa todavía, mañana vas a sentirte mejor, Less-
-¿Cómo sabes mi nombre?-
- El pueblo es pequeño- Llegamos a casa.
-Gracias…por traerme-le dije.
-No es nada- Nos miramos, luego bajé del auto más confundida que antes.
Me bañé con agua caliente para sacarme el estado de estrés en el cual me encontraba sumergida a la vez que trataba de hacer fuerza para no pensar en lo que había pasado. Quizás del susto que tenía me había parecido que el hombre había volado metros, pero no entendía cómo demonios había llegado Daniel en ese preciso instante.
Decidió que lo mejor era enviarme con mis abuelos, a una pequeña ciudad en el sur de California, perdida entre las montañas y los densos bosques.
Tenia pocos amigos en la ciudad en la que había pasado toda mi vida, era de carácter reprimido y demasiado tímida como para socializarme con los muchachos del colegio, y por esta razón pasaba desapercibida, era como si no existiera, sobre todo para los chicos del lugar…simplemente no existía. De ahí que nunca hubiera tenido novio, y las pocas amigas con las que contaba, Romina y Paula, eran tan reprimidas como yo.
Mi nombre es Lesslie Flesher, más conocida como “Less”, soy delgada, demasiado para mi gusto, tengo e cabello lacio color rubio y me llega hasta los hombros, decidí mantenerlo así porque era más cómodo en verano, y tengo los ojos color negro.
Pese a mi angustia por tener que abandonar el lugar dónde más o menos me sentía segura, traté de poner mi mejor cara y desearle a mi madre que fuera feliz. Me subí al autobús contra la ventanilla y deseé que todo esto terminara de una vez.
Pasada una hora lo único que podía verse alrededor eran grandes campos y montañas; el viaje duró tres horas, la ciudad era pequeña y se encontraba rodeada por grandes y espesos bosques y enormes montañas, en cuanto al clima hacía mucho frío, aunque era mediodía.
Los abuelos, Romeo y Anna, a quienes no veía hacía por lo menos cinco años, me esperaban al costado de la estación con una enorme sonrisa. Ni bien los salude nos fuimos en una camioneta vieja color azul, una Ford que supuse tenía muchos años.
-Me alegra muchos que estés aquí- dijo la abuela con una sonrisa en el rostro.
-A mi también- dije no muy convencida.
-Logramos anotarte en el colegio, de modo que el lunes comienzas las clases- dijo el abuelo…colegio…ese tema iba a ser difícil, con suerte pasaría desapercibida.
-Gracias-
La casa quedaba a unos minutos de la estación, era pequeña tenía un hermoso jardín lleno de flores de todo tipo; me llevaron a una habitación que quedaba en la parte más interna de la casa, tenía un amplio ventanal cuya vista daba hacia el fondo de la casa, dónde podía observarse las hermosas montañas.
Las paredes estaban pintadas de blanco, contra una de ellas se encontraba la cama llena de almohadas bordadas con paisajes que seguramente había hecho la abuela; también había un ropero de madera antigua, un espejo enorme y una pequeña mesita de luz.
Afuera comenzaba a oscurecer, luego de cenar me apresuré a irme a la cama, estaba cansada y muy triste. Mañana sería otro día…y muy difícil por cierto, ya que debería ir al colegio. Me desperté varias veces en la noche, transpirada y nerviosa, me costaba mucho adaptarme a los nuevos lugares.
Ya por la mañana me despertó la abuela, me puse un jeans y una gran campera porque hacía mucho frío; luego de desayunar el abuelo me llevo en la vieja camioneta al colegio.
-Espero que te guste el lugar- me dijo.
-Si…-
-Lamento que hayas tenido que irte de la ciudad- no iba a hablar de ese tema, bastante me costaba superarlo.
-Me alegra estar aquí, abuelo- En verdad odiaba estar ahí, me sentía más sola que antes, pero trataría de acostumbrarme.
-Que tengas un lindo día, ¿te recojo a las 2?-
-No, prefiero caminar y dar un paseo, hasta luego abuelo-
Me baje; el colegio era enorme, con grandes parques a los costados donde se observaban chicos y chicas por todas partes. Me dirigí como pude a la primer clase, los salones eran amplios por suerte encontré un asiento vacío en el fondo, donde nadie me observaría cual bicho raro.
-Buenos días- dijo el profesor mientras se acomodaba en su escritorio, comenzó a buscar con su mirada hasta encontrarse con mi rostro y en ese momento deseé que me tragara la tierra.
-Srita. Lesslie Flesher…- me quería morir, todos voltearon a mirarme.
-Hola…- dije tímidamente.
-Chicos, ella es nuestra nueva compañera- El pueblo era chico, por lo cual todos se conocían y para mi eso sería un problema. El profesor indicó la lectura, ¡no tenía libro!; una muchacha que se sentaba a mi lado me miró unos segundos, era delgada, cabello rizado que le llegaba a la cintura.
-¿Quieres compartir?- me dijo finalmente.
-Gracias- dije acercándome para poder leer.
-De modo que eres nieta del señor Flesher- dijo sonriendo.
-Así es…-
-Mi nombre es Sara, mis padres tiene una librería cerca de aquí, por si alguna ves necesitas alguno-
-Bien, lo tendré en cuenta-
-¿Te gusta el pueblo?-
-Si…solo es un poco frío-
Al terminar la clase, Sara fue conmigo a la cafetería; nos ubicamos en una mesa con dos chicas y un chico llamado Ben; las muchachas dijeron llamarse Clara y Loreley quien me miraba extraño. Conversamos largo rato, me sentía asombrada al poder relacionarme con tanta facilidad, en el anterior colegio jamás se habrían acercado a hablarme, de modo que lo aproveché al máximo.
-Espero te guste el colegio- me dijo Ben.
-Si, es agradable- dije, un chico rubio con pecas en todo su rostro se acerco sonriente a la mesa.
-Hola, soy German- me dijo.
-Muchos gusto- dije.
Así pasó una larga semana, pero para mi suerte no estaba sola, todas las tardes me sentaba con ellos en la cafetería donde conversábamos largo rato y de esa forma todo era más soportable. Esa mañana me encontré con Sara cuando llegue al colegio, nos sentamos a conversar.
-¿Tienes novio en la otra ciudad?- me dijo.
-He…no. No he salido con muchos chicos- dije avergonzada.
-Yo muero de amor por Ben pero él ni se fija en mi- dijo frustrada, no entendía que veía en Ben, me parecía un chico que hablaba demasiado.
Las personas recién comenzaban a llegar, miré hacia el estacionamiento debido a que un auto captó mi atención, no era común ver un BMW 5 negro, menos en un pueblo tan pequeño. De su interior bajaron dos chicos y tres muchachas, demasiado hermosos para ser reales, nisiquera se asemejaban a los “populares” del anterior colegio.
-Less!- me llamó Sara debido a que había quedado boquiabierta mirándolos.
-¿Quiénes son?-
-Ho…ni los mires, se creen superiores s todos, hacen de cuenta que las personas de su alrededor no existen, viven todos con el Sr. Douball y su esposa, es un famosos médico-
-¿Son hermanos?-
-No…se dice que son adoptados, y bastante raros también-
En un momento crucé la mirada con uno de ellos y sentí que el mundo se detuvo. Era alto, cabello negro lacio, ojos…eran los ojos más hermosos que jamás había visto en mi vida...azules indescriptibles, me sentí cohibida y bajé la mirada de inmediato…no podía ser tan hermoso.
-El chico al que miraste es Daniel; el otro Jean y las chicas son Susan la de cabello rubio, Rebecca la de cabello negro, y las más delgada es Sandy; Jean y Susan son novios-
-¿Son los “populares” o algo así?- dije confusa, Sara rió.
-Son más que eso, solo están entre ellos, no le hablan a nadie-
Entramos a clase de literatura, lago en lo que no me iba tan mal; mi vista se dirigió de inmediato a la única persona que sobresalía en esa clase…él; se sentaba en el fondo y claramente no se percató de mi presencia.
El profesor me ubicó junto a la ventana del fondo a unos metros de él, traté de no ponerme nerviosa, sin éxito.
-Bien…hoy vamos a analizar uno de los capítulos de “Romeo y Julieta”- Por lo menos era mi libro favorito, de modo que si me preguntaba algo no iba a quedar en ridículo. German me saludó desde el otro extremo de la clase, le conteste con una sonrisa.
-Srta. Flesher- la temperatura comenzó a subime, tuve miedo de hacer combustión debido a los nervios.
-¿…Si?-
-¿Qué me puede decir de la última escena de la obra?- quedé en blanco, respiré hondo y traté de esforzarme.
-Bueno…creo que la muerte fue la única salida para soportar el amor que existía entre ellos, era necesario que pasara de ese modo, de lo contrario no hubieran soportado el dolor ninguno de los dos- sentía la mirada de Daniel clavada en mi y comencé a hiperventilar.
-Muy bien srita. Flesher- dijo y continuó hablando. No me animaba a mirar hacia el costado, pero tenía que hacerlo, así que tomé coraje, giré el rostro suavemente y me encontré con esos ojos…profundos como el océano, el miraba fijamente de una manera que me cohibía; cobarde como era bajé la mirada y traté de mantenerla en el libro hasta que sonó el timbre de salida.
Ni bien me levanté se me cayeron todos los libros, iba a recogerlos y una mano los tomó antes de que me agachara.
-Gra…gracias- dije avergonzada.
-No es nada- contesto con una voz que me llego a lo profundo del alma, luego se fue.
-¿Qué te dijo?- me pregunto Sara sorprendida.
-Solo…levantó mi libro- dije un poco confundida.
-Vamos a almorzar, chicas- dijo Ben.
Como la tarde estaba soleada…y eso era raro en la ciudad, nos sentamos a almorzar en el parque.
-Las clases me dan hambre- dijo Clara.
-El sábado es mi cumpleaños, voy a hacer una reunión en casa- dijo Ben.
-Genial- dijo Sara.
-¿vienes, Less? - me preguntó German.
-He, si claro-
Pasaron los días, cada vez que me cruzaba con él, el corazón me latía con más fuerza, nos mirábamos de vez en cuando, pero consideré que lo más seguro era que me mirara ya que yo era demasiado torpe y cuando lo veía tropezaba o se me caían las cosas, como pasó esa tarde de viernes cuando se me cayeron todas las cosas al suelo mientras iba saliendo de la clase.
-¡Demonios!- dije bajito; sentí unas risitas detrás de mi de algunos chicos que iban saliendo.
-Déjame ayudarte- dijo Daniel agachándose para juntar mis cosas.
-Gracias- no sabía cómo reaccionar cuando estaba frente a él.
-Ve con cuidado por favor-me dijo y casi me muero de la vergüenza, cuando me dio los libros nuestros dedos se rozaron…fue una sensación muy extraña, su piel era caliente mientras que mis dedos estaban congelados, sentí una especie de corriente en todo el cuerpo, retiró la mano con rapidez y se fue.
Esa noche no podía dormir, no entendía por qué en mi cabeza daba vueltas su rostro, sus ojos. Cuando por fin logré dormirme, fue la primer noche que soñé con él; en mi sueño, él estaba muy cerca de mi y en cuanto iba a besarlo me desperté de un salto. Miré por la ventana, el sol ya había salido aunque lo cubrían nubes color gris; ese día era el cumpleaños de Ben, al que había aceptado ir por compromiso. Miré el despertador, eran las 9 de la mañana, luego volví a mirar hacia la ventana, sobe el marco y del lado de adentro había una rosa enorme color rojo, la abuela la habría puesto mientras yo dormía.
Me dirigía a desayunar, la abuela leía un libro.
-Buenos días- dije sentándome con un vaso de leche-
-Buenos días pequeña-
-¿El abuelo?-
-Esta trabajando en la huerta-
-Ha…gracias por la rosa-
-¿Qué rosa, Less?-
-La que dejaste en la ventana mientras dormía-
-No dejé ninguna rosa, cariño- eso era muy extraño, quizás ya estaba ahí hacía unos días.
-Hoy tengo un cumpleaños-
-¿De quién?-
-Ben, un compañero del colegio-
-Bueno, espero te diviertas-
-Gracias, abuela-
Esa tarde me llevó el abuelo a la casa de Ben; era un grupo pequeño, comimos pizza y conversamos, me divertí mucho. Cuando ya eran las ocho de la noche y estaba oscureciendo decidí volver caminando; me despedí de los chicos y le deseé a Ben que terminara bien su cumpleaños.
Se me ocurrió cortar camino por el parque para llegar mas rápido a casa; pero cuando más caminaba, más me alejaba del camino; la oscuridad comenzó a envolverme, sentía solo el ruido de los búhos desde los árboles y empecé a sentir miedo, ¿qué tal si había algún asesino o algún oso que quisiera matarme?, en ese momento todas las películas de terror que había visto en mi vida vinieron a mi mente. Comencé a temblar por el frío, no sabía si ponerme a llorar o salir corriendo sin rumbo.
Pude ver una luz que me alumbraba, parecía una linterna.
-¿Hola?- dije
-¿Te has perdido?- dijo un hombre acercándose a mi, por suerte había encontrado a alguien.
-He…si-
-No tendrías que andar sola en el parque, es peligroso- me dijo, llevaba puesto un pantalón y una camisa de trabajo, tendría unos treinta años. –Tengo un campamento cerca de aquí, estoy con unos amigos, ¿por qué no nos acompañas?- dijo sonriendo asquerosamente.
-No lo creo…- dije asustada, no sabía que hacer, si salía corriendo lo mas probable es que tropezara y el hombre me hagarraría rápidamente.
-Vamos hermosa…-dijo acercándose más; de pronto y no se de dónde apareció alguien y lo empujó tan fuerte que el hombre cayó al suelo varios metros de ahí.
-Desaparece antes de que me enoje- dijo una voz que me resultó muy familiar; el hombre se alejó corriendo y asustado. Me di vuelta…no podía ser, era él, tenía puesto unos jeans negro y una campero de cuero negra que le quedaba perfecta.
-¿…Daniel?- pregunté confundida.
-Creí decirte que te cuidaras-
-Me perdí… ¿cómo…?- no sabía ni cómo formular la pregunta, ¿cómo había llegado hasta ahí?, ¿cómo era posible que tuviera tanta fuerza?, ¿qué…?
-Tengo el auto cerca, te llevo a tu casa- No fui capaz de decir nada, solo me limite a seguirlo a través del parque hasta su flamante auto. Me subí, el interior estaba cálido por la calefacción y había un olor riquísimo.
-¿Cómo llegaste a donde me encontraba?-
-Estaba cerca- dijo arrancando a toda velocidad.
-Pero…-
-Estas nerviosa todavía, mañana vas a sentirte mejor, Less-
-¿Cómo sabes mi nombre?-
- El pueblo es pequeño- Llegamos a casa.
-Gracias…por traerme-le dije.
-No es nada- Nos miramos, luego bajé del auto más confundida que antes.
Me bañé con agua caliente para sacarme el estado de estrés en el cual me encontraba sumergida a la vez que trataba de hacer fuerza para no pensar en lo que había pasado. Quizás del susto que tenía me había parecido que el hombre había volado metros, pero no entendía cómo demonios había llegado Daniel en ese preciso instante.
celeste smith
Re: Fuego Eterno: Te amaré por siempre
#Capitulo2 #
Me levanté pos la mañana, afuera llovía, miré hacia el marco de la ventana y nuevamente había una rosa, esta vez de color blanco, que extraño! ¿me estaría haciendo una broma la abuela?, eso se veía difícil, pero quizá quería que pensara que tenía una especie de admirador secreto ya que me veía muy sola.
Llegué al colegio, Daniel me ignoró todo el día, era como si lo de anoche no hubiera ocurrido jamás, eso me hizo sentir irritada y confusa. Durante el almuerzo me senté con los chicos en la cafetería, ellos hablaban alegremente pero no presté demasiada atención.
-Less… ¿el sábado vamos a la playa?- dijo Sara.
-He…si, claro.- Daniel se levantó y caminó hacia la maquina de café, no soporté más y me dirigí hacia él con todo el coraje del mundo aunque me temblaban las piernas. Me miró y tuve que hacer fuerza para que sus ojos no me reprimieran.
-He…hola- dije, pero no hubo respuesta alguna, solo siguió observándome. -¿Por qué…me ignoras después de lo que pasó anoche?- me sentí un poco idiota al decir eso, ¿quién era yo para que él tuviera que darme. explicaciones?
-Es mejor así…-
-¿Qué cosa es mejor así?- dije irritada.
-No puedo hablar contigo-
-¿Cómo…?- De pronto una de las chicas que estaba con él, Rebecca se acercó, era mucho más hermosa cuando estaba a poca distancia, esto resultaba frustrante.
-¿Vamos Dan?- le dijo, él la miró y se fueron, y ahí quedé, escuchando las risitas de varios chicos detrás de mi, que grosero había resultado ser, al final Sara tenía razón, ellos pensaban que eran superiores a todos.
Al terminar la tarde, los chicos decidieron quedarse un rato mas para organizar el paseo a la playa, preferí decir que estaba un poco cansada e irme a casa y que luego me telefonearan para avisarme.
Caminé por la acera, entre los árboles, un auto paró a mi lado, la ventanilla bajó y apareció su hermoso rostro.
-Sube que te alcanzo- dijo serio, pero esta vez no iba a tomarme por tonta.
-Prefiero no subir a conches de personas que después me ignoran- dije molesta por lo que había pasado, por primera vez lo vi sonreír y me sentí más chiquita que una piedra ante tanta belleza, su sonrisa hacía que mis pensamientos se mezclaran.
-Lo siento mucho… ¿podrías subir?- suspiré… ¿cómo iba a negarme si jamás en mi vida un chico como él iba a ofrecerse a llevarme a casa?, simplemente no podía oponerme, así que subí.
-Gracias- dijo.
-¿Por qué me estas llevando a casa?-
-Porque temo que te metas en problemas- lo miré sorprendida
-No soy tan tonta…de todas formas me debes muchas explicaciones- dije, me ponía nerviosa estar a su lado, las manos me transpiraban.
-¿A si?- dijo sonriendo.
-Si, en principio me gustaría saber cómo llegaste anoche a donde me encontraba-
-Te dije que estaba cerca-
-No te creo…es imposible-
-¿Coincidencia?-
-Veo que no estas dispuesto a colaborar-
-Estoy respondiendo a tus preguntas- dijo mirándome.
-OK… ¿por qué hoy me ignoraste?- su rostro se tensó, luego suspiró
-No había nada para decir-
-¿No?, anoche me salvaste y hay no tenías nada para decir-
-Se supone que no puedo hablar contigo- lo miré confundida.
-¿Por qué no?
-Es así y ya-
-Eso no es una respuesta… ¿te da vergüenza que puedan verte conmigo?- era la única respuesta razonable, ya que yo no era una Barbie y él…bueno él quedaría mejor acompañado de una modelo de revista.
-¿Por qué dices eso?-
-Bueno…no entró en la categoría de una “chica popular” exactamente…-
-Estás equivocada- llegamos a casa.
-Gracias por traerme-
-No es nada- dijo y sonrió- se me está dificultando hacer las cosas bien-
-¿Bien…?-
-No te preocupes, buenas noches Less, y por favor no te metas en problemas-
-No lo haré- dije un poco confundida y bajé.
Durante la cena me sentía un poco volátil por todos los acontecimientos que estaban ocurriendo.
-Querida, ¿te encuentras bien?- preguntó la abuela debido a mi estado ausente.
-Si…abuela… ¿qué sabes de la familia Douball?- ambos me miraron
-¿Te hicieron algo?- dijo el abuelo preocupado
-No…no, solo son un poco extraños-
-Bueno…hace un tiempo que viven en el pueblo, creo que los muchachos son adoptados, el Sr. Douball es un excelente médico y sus hijos nunca se metieron en problemas- dijo el abuelo
-Hay leyendas…cosas que algunas personas curiosas inventan…- dijo la abuela
-¡Solo tonterías!- dijo el abuelo enojado, parecía tenerle mucho aprecio
-Me gustaría saberlas igual- dije curiosa
-Solo dicen…bueno…que no son personas normales, muchos aseguran que tienen poderes especiales, que son capaces de leer mentes y que llevan tiempo practicando esos poderes…- Eso era extraño, no podía ser verdad, no creía que existiera algo así en el mundo, eso solo pasaba en las películas, me fui a dormir y traté de no pensar en nada.
A la mañana siguiente, que era sábado, había quedado en ir a la playa con los chicos, sentía una molestia en mi interior…traté de hurgar en me mente para ver de qué se trataba, entonces me di cuenta de por qué me sentía así, era porque hoy no había clases, por lo cual debería esperar hasta el próximo lunes para volver a verlo.
Durante el desayuno…
-¿Vas a salir hoy?- dijo la abuela
-Si, a la playa con amigos del colegio-
-Bueno, diviértete y cuídate mucho-
-Si abuela, lo haré-
A las dos de la tarde Ben pasó a buscarme en su camioneta con todos los chicos. Al llegar a la playa nos instalamos con sombrillas y todos los artefactos necesarios, no había casi personas alrededor.
-¿Necesitas bronceador?- me dijo Loreley
-No, gracias, necesito luz solar sin cremas- dije y ella sonrió
-¿Qué fue lo que te dijo el otro día Daniel Douball?- preguntó Sara curiosa
-He…solo le pregunté si el día que se me cayeron los libros, no se había quedado con uno por error- mentí
-Ha…-
-¿No quieren ir al agua? Parece estar agradable- dijo German
- ¡Yo si quiero!- dijo Clara entusiasmada, pero parecía que German esperaba que yo dijera que si, ya que no dejaba de mirarme esperando mi respuesta.
-He…le tengo un poco de miedo al agua, quizá en otra ocasión- dije tratando de no ofenderlo.
Así transcurrió la tarde, conversé mucho con los chicos y traté de mantener mi mente alejada de las sensaciones que tenia por Daniel. A las siete de la tarde regresamos. Ese fin de semana se volvió eterno, traté de mantener la mente ocupada en cualquier cosa, ayude a la abuela con el jardín, hice de todo para no pensar en lo que se estaba volviendo inevitable.
El lunes llegó, ni bien abrí los ojos salté de la cama a toda velocidad, volví a encontrar una rosa junto a la ventana…esto empezaba a preocuparme.
Llegué demasiado temprano al colegio, la ansiedad me estaba haciendo mal…tomé aire y me senté en un banco a esperar mientras leía los apuntes de la clase.
-Buenos días- dijo alguien con una voz demasiado hermosa para ser verdad, levanté la vista de mi cuaderno y sonreí idiotamente.
-Hola…-
-Llegas temprano-
-Si, es que no miré la hora cuando salí de casa-
-Al parecer este fin de semana no te metiste en problemas-
-¿Cómo sabes?-
-Solo…supongo- “supongo”…eso no era una respuesta, aquí pasaba algo raro. Sandy, una de las chicas de su grupo se acercó a nosotros… ¡dios que era linda!, sus ojos eran de color celeste tanto que parecían de cristal y llevaba el cabello negro, liso y corto.
-Hola- dijo amistosamente y quedé petrificada, no podía creer que estuviera saludándome ya que hasta hacía unos días creí que quería matarme.
-Hola…-dije tímidamente
-Ella es Sandy…mi hermana- dijo Daniel
-Dan…tenemos que entrar- le dijo ella
-Si, vamos- dijo él, se despidieron con la mano y se alejaron.
Entré al salón, me ubiqué atrás, cerca de Daniel; el profesor apagó las luces para ver una película, ya en la mitad me había dado sueño, se trataba del renacimiento y mostraba toda clase de pinturas y obras de arte.
En un momento miré disimuladamente a Daniel, él levantó la vista al mismo tiempo e hizo rodar con una gran facilidad un pequeño papel por la mesa hasta mis manos, lo quedé mirando sorprendida hasta que me hizo seña para que lo leyera. Decía en letra clara y muy prolija “¿puedo llevarte a tu casa hoy?”, mis mejillas quedaron de color morado, no lograba entender como un chico como él estaba interesado en llevarme a casa; lo miré y asentí con la cabeza.
Cuando terminó la última clase, salí con los chicos, miré hacia el estacionamiento, Daniel estaba recostado contra so hermoso auto…no podía ser tan perfecto.
-Chicos…ya me voy- dije
-¿No te vas caminando conmigo?- dijo Sara
-He…no, hoy no, hasta mañana- dije y me dirigí hacia donde se encontraba él, me di vuelta y miré hacia atrás, los chicos me miraban confundidos sin entender nada.
-¿Lista?- me dijo
-Creo…- me abrió la puerta del auto y luego subió él
-Tus amigos son muy interesantes- dijo
-¿Por qué?- miré hacia donde estaban, no dejaban de observar sorprendidos.
-Creo que les resulta muy extraño verte conmigo-
-Debe ser porque ustedes nunca hablan con chicos del colegio- pasaron unos minutos de viaje. –Bien… ¿por qué tanto interés en traerme a casa?-
-Puedo dejar de hacerlo si querés-
-¡No!- dije de inmediato y me avergoncé de mi respuesta, él sonrió. –no parezco agradarle mucho a tus…hermanos- dije, no sabía si el término “hermanos” era el adecuado.
-Solo hacen lo que creen mejor-
-¿Me vas a explicar qué pasa? Porque no entiendo nada, ¿están planeando asesinarme o algo así?- dije, sonrió
-No nada de eso, solo…creo que sos una persona muy interesante-
-¿Soy una especie de conejillo de indias o algo de eso, entonces?-
-Siento más de lo que podría sentir si fueras mi experimento o un conejillo- mi corazón comenzó a latir rápido por lo que había dicho.
-Lo siento, pero no te sigo…- dije
-Hace mucho tiempo…esperaba encontrar y sentir, lo que sentí cuando te vi- esto no dejaba de sorprenderme, pensé que era una broma o algo de eso.- te habrás dado cuenta de que mi familia es un poco…bueno…como ustedes dicen…extraña-
-He escuchado varias historias…-
-¿Cómo cuales?-
-Solo…estupideces-
-Cuéntame alguna-
-Me da vergüenza- dije mirando hacia abajo
-Por favor…no voy a reírme-
-Bueno…me dijeron…que ustedes...resulta tonto, lo siento…algo así como que ustedes tenían poderes- dije sintiéndome una idiota.
-¿Qué es lo que crees vos?-
-No lo sé…no se si eso sea posible- no me respondió, pasó un rato de incómodo silencio al menos para mi porque él parecía muy tranquilo.
-¿Te gustaron las rosas?- lo miré sorprendida
-¿Cómo…? ¿fuiste vos?- dije sin saber que decir ni cómo formular las preguntas
-Si…pensé que te gustarían, no estaba seguro si era el tipo de flor que te agradaba, pero de todas formas me arriesgué- ya…el se preocupaba por el tipo de flor que podía gustarme mientras yo trataba de entender cómo había logrado dejar las flores ahí.
-Es que no entiendo… ¿cómo llegaron ahí?- dije
-Las puse yo-
-Sabes a lo que me refiero- dije comenzando a molestarme por la escasez de respuestas.
-Digamos que…tengo ciertas habilidades- dijo sonriendo, intenté que la atracción insoportable que sentía hacia él no me impidiera cuestionarlo.
-¿Qué cosas…puedes hacer?- dije tratando de asimilar toda la información
-¿De verdad no te importa que pueda hacer cierto tipo de cosas, que sea…?- dijo sin terminar la frase
-No me importa lo que seas-
-¿Ni aunque eso implicara que pudiera matarte?-
-No lo harías y de todas formas no te tengo miedo-
-Vaya…si que eres extraña, deberías tener miedo-
-Me salvaste una vez y te preocupa que no me gusten las rosas, ¿por qué debería tenerte miedo?- él sonrió
-Quizá este sábado podríamos dar un paseo, si no tienes planes- no podía creer que me estuviera invitando a salir.
-Claro…me gustaría-
-Bien…estos días no vas a verme en el colegio, tengo cosas que hacer- una sensación de vacío inundó mi cuerpo de solo pensar en no verlo. –El sábado paso a recogerte a las… ¿8?-
-¿De la mañana?-
-Si… ¿preferirías que sea por la tarde?-
-¡No!...a esa hora está bien- dije, y luego bajé del auto y entré a casa.
Me dirigí a mi habitación, tenía mucho en qué pensar, miré las tres rosas que estaban en un jarrón, jamás un chico se había molestado en regalarme algo, y de repente aparecía un ser sobrenatural y irresistiblemente hermoso que dejaba rosas en mi ventana…fuera lo que fuera, estaba segura de que no era malo.
Llegué al colegio, Daniel me ignoró todo el día, era como si lo de anoche no hubiera ocurrido jamás, eso me hizo sentir irritada y confusa. Durante el almuerzo me senté con los chicos en la cafetería, ellos hablaban alegremente pero no presté demasiada atención.
-Less… ¿el sábado vamos a la playa?- dijo Sara.
-He…si, claro.- Daniel se levantó y caminó hacia la maquina de café, no soporté más y me dirigí hacia él con todo el coraje del mundo aunque me temblaban las piernas. Me miró y tuve que hacer fuerza para que sus ojos no me reprimieran.
-He…hola- dije, pero no hubo respuesta alguna, solo siguió observándome. -¿Por qué…me ignoras después de lo que pasó anoche?- me sentí un poco idiota al decir eso, ¿quién era yo para que él tuviera que darme. explicaciones?
-Es mejor así…-
-¿Qué cosa es mejor así?- dije irritada.
-No puedo hablar contigo-
-¿Cómo…?- De pronto una de las chicas que estaba con él, Rebecca se acercó, era mucho más hermosa cuando estaba a poca distancia, esto resultaba frustrante.
-¿Vamos Dan?- le dijo, él la miró y se fueron, y ahí quedé, escuchando las risitas de varios chicos detrás de mi, que grosero había resultado ser, al final Sara tenía razón, ellos pensaban que eran superiores a todos.
Al terminar la tarde, los chicos decidieron quedarse un rato mas para organizar el paseo a la playa, preferí decir que estaba un poco cansada e irme a casa y que luego me telefonearan para avisarme.
Caminé por la acera, entre los árboles, un auto paró a mi lado, la ventanilla bajó y apareció su hermoso rostro.
-Sube que te alcanzo- dijo serio, pero esta vez no iba a tomarme por tonta.
-Prefiero no subir a conches de personas que después me ignoran- dije molesta por lo que había pasado, por primera vez lo vi sonreír y me sentí más chiquita que una piedra ante tanta belleza, su sonrisa hacía que mis pensamientos se mezclaran.
-Lo siento mucho… ¿podrías subir?- suspiré… ¿cómo iba a negarme si jamás en mi vida un chico como él iba a ofrecerse a llevarme a casa?, simplemente no podía oponerme, así que subí.
-Gracias- dijo.
-¿Por qué me estas llevando a casa?-
-Porque temo que te metas en problemas- lo miré sorprendida
-No soy tan tonta…de todas formas me debes muchas explicaciones- dije, me ponía nerviosa estar a su lado, las manos me transpiraban.
-¿A si?- dijo sonriendo.
-Si, en principio me gustaría saber cómo llegaste anoche a donde me encontraba-
-Te dije que estaba cerca-
-No te creo…es imposible-
-¿Coincidencia?-
-Veo que no estas dispuesto a colaborar-
-Estoy respondiendo a tus preguntas- dijo mirándome.
-OK… ¿por qué hoy me ignoraste?- su rostro se tensó, luego suspiró
-No había nada para decir-
-¿No?, anoche me salvaste y hay no tenías nada para decir-
-Se supone que no puedo hablar contigo- lo miré confundida.
-¿Por qué no?
-Es así y ya-
-Eso no es una respuesta… ¿te da vergüenza que puedan verte conmigo?- era la única respuesta razonable, ya que yo no era una Barbie y él…bueno él quedaría mejor acompañado de una modelo de revista.
-¿Por qué dices eso?-
-Bueno…no entró en la categoría de una “chica popular” exactamente…-
-Estás equivocada- llegamos a casa.
-Gracias por traerme-
-No es nada- dijo y sonrió- se me está dificultando hacer las cosas bien-
-¿Bien…?-
-No te preocupes, buenas noches Less, y por favor no te metas en problemas-
-No lo haré- dije un poco confundida y bajé.
Durante la cena me sentía un poco volátil por todos los acontecimientos que estaban ocurriendo.
-Querida, ¿te encuentras bien?- preguntó la abuela debido a mi estado ausente.
-Si…abuela… ¿qué sabes de la familia Douball?- ambos me miraron
-¿Te hicieron algo?- dijo el abuelo preocupado
-No…no, solo son un poco extraños-
-Bueno…hace un tiempo que viven en el pueblo, creo que los muchachos son adoptados, el Sr. Douball es un excelente médico y sus hijos nunca se metieron en problemas- dijo el abuelo
-Hay leyendas…cosas que algunas personas curiosas inventan…- dijo la abuela
-¡Solo tonterías!- dijo el abuelo enojado, parecía tenerle mucho aprecio
-Me gustaría saberlas igual- dije curiosa
-Solo dicen…bueno…que no son personas normales, muchos aseguran que tienen poderes especiales, que son capaces de leer mentes y que llevan tiempo practicando esos poderes…- Eso era extraño, no podía ser verdad, no creía que existiera algo así en el mundo, eso solo pasaba en las películas, me fui a dormir y traté de no pensar en nada.
A la mañana siguiente, que era sábado, había quedado en ir a la playa con los chicos, sentía una molestia en mi interior…traté de hurgar en me mente para ver de qué se trataba, entonces me di cuenta de por qué me sentía así, era porque hoy no había clases, por lo cual debería esperar hasta el próximo lunes para volver a verlo.
Durante el desayuno…
-¿Vas a salir hoy?- dijo la abuela
-Si, a la playa con amigos del colegio-
-Bueno, diviértete y cuídate mucho-
-Si abuela, lo haré-
A las dos de la tarde Ben pasó a buscarme en su camioneta con todos los chicos. Al llegar a la playa nos instalamos con sombrillas y todos los artefactos necesarios, no había casi personas alrededor.
-¿Necesitas bronceador?- me dijo Loreley
-No, gracias, necesito luz solar sin cremas- dije y ella sonrió
-¿Qué fue lo que te dijo el otro día Daniel Douball?- preguntó Sara curiosa
-He…solo le pregunté si el día que se me cayeron los libros, no se había quedado con uno por error- mentí
-Ha…-
-¿No quieren ir al agua? Parece estar agradable- dijo German
- ¡Yo si quiero!- dijo Clara entusiasmada, pero parecía que German esperaba que yo dijera que si, ya que no dejaba de mirarme esperando mi respuesta.
-He…le tengo un poco de miedo al agua, quizá en otra ocasión- dije tratando de no ofenderlo.
Así transcurrió la tarde, conversé mucho con los chicos y traté de mantener mi mente alejada de las sensaciones que tenia por Daniel. A las siete de la tarde regresamos. Ese fin de semana se volvió eterno, traté de mantener la mente ocupada en cualquier cosa, ayude a la abuela con el jardín, hice de todo para no pensar en lo que se estaba volviendo inevitable.
El lunes llegó, ni bien abrí los ojos salté de la cama a toda velocidad, volví a encontrar una rosa junto a la ventana…esto empezaba a preocuparme.
Llegué demasiado temprano al colegio, la ansiedad me estaba haciendo mal…tomé aire y me senté en un banco a esperar mientras leía los apuntes de la clase.
-Buenos días- dijo alguien con una voz demasiado hermosa para ser verdad, levanté la vista de mi cuaderno y sonreí idiotamente.
-Hola…-
-Llegas temprano-
-Si, es que no miré la hora cuando salí de casa-
-Al parecer este fin de semana no te metiste en problemas-
-¿Cómo sabes?-
-Solo…supongo- “supongo”…eso no era una respuesta, aquí pasaba algo raro. Sandy, una de las chicas de su grupo se acercó a nosotros… ¡dios que era linda!, sus ojos eran de color celeste tanto que parecían de cristal y llevaba el cabello negro, liso y corto.
-Hola- dijo amistosamente y quedé petrificada, no podía creer que estuviera saludándome ya que hasta hacía unos días creí que quería matarme.
-Hola…-dije tímidamente
-Ella es Sandy…mi hermana- dijo Daniel
-Dan…tenemos que entrar- le dijo ella
-Si, vamos- dijo él, se despidieron con la mano y se alejaron.
Entré al salón, me ubiqué atrás, cerca de Daniel; el profesor apagó las luces para ver una película, ya en la mitad me había dado sueño, se trataba del renacimiento y mostraba toda clase de pinturas y obras de arte.
En un momento miré disimuladamente a Daniel, él levantó la vista al mismo tiempo e hizo rodar con una gran facilidad un pequeño papel por la mesa hasta mis manos, lo quedé mirando sorprendida hasta que me hizo seña para que lo leyera. Decía en letra clara y muy prolija “¿puedo llevarte a tu casa hoy?”, mis mejillas quedaron de color morado, no lograba entender como un chico como él estaba interesado en llevarme a casa; lo miré y asentí con la cabeza.
Cuando terminó la última clase, salí con los chicos, miré hacia el estacionamiento, Daniel estaba recostado contra so hermoso auto…no podía ser tan perfecto.
-Chicos…ya me voy- dije
-¿No te vas caminando conmigo?- dijo Sara
-He…no, hoy no, hasta mañana- dije y me dirigí hacia donde se encontraba él, me di vuelta y miré hacia atrás, los chicos me miraban confundidos sin entender nada.
-¿Lista?- me dijo
-Creo…- me abrió la puerta del auto y luego subió él
-Tus amigos son muy interesantes- dijo
-¿Por qué?- miré hacia donde estaban, no dejaban de observar sorprendidos.
-Creo que les resulta muy extraño verte conmigo-
-Debe ser porque ustedes nunca hablan con chicos del colegio- pasaron unos minutos de viaje. –Bien… ¿por qué tanto interés en traerme a casa?-
-Puedo dejar de hacerlo si querés-
-¡No!- dije de inmediato y me avergoncé de mi respuesta, él sonrió. –no parezco agradarle mucho a tus…hermanos- dije, no sabía si el término “hermanos” era el adecuado.
-Solo hacen lo que creen mejor-
-¿Me vas a explicar qué pasa? Porque no entiendo nada, ¿están planeando asesinarme o algo así?- dije, sonrió
-No nada de eso, solo…creo que sos una persona muy interesante-
-¿Soy una especie de conejillo de indias o algo de eso, entonces?-
-Siento más de lo que podría sentir si fueras mi experimento o un conejillo- mi corazón comenzó a latir rápido por lo que había dicho.
-Lo siento, pero no te sigo…- dije
-Hace mucho tiempo…esperaba encontrar y sentir, lo que sentí cuando te vi- esto no dejaba de sorprenderme, pensé que era una broma o algo de eso.- te habrás dado cuenta de que mi familia es un poco…bueno…como ustedes dicen…extraña-
-He escuchado varias historias…-
-¿Cómo cuales?-
-Solo…estupideces-
-Cuéntame alguna-
-Me da vergüenza- dije mirando hacia abajo
-Por favor…no voy a reírme-
-Bueno…me dijeron…que ustedes...resulta tonto, lo siento…algo así como que ustedes tenían poderes- dije sintiéndome una idiota.
-¿Qué es lo que crees vos?-
-No lo sé…no se si eso sea posible- no me respondió, pasó un rato de incómodo silencio al menos para mi porque él parecía muy tranquilo.
-¿Te gustaron las rosas?- lo miré sorprendida
-¿Cómo…? ¿fuiste vos?- dije sin saber que decir ni cómo formular las preguntas
-Si…pensé que te gustarían, no estaba seguro si era el tipo de flor que te agradaba, pero de todas formas me arriesgué- ya…el se preocupaba por el tipo de flor que podía gustarme mientras yo trataba de entender cómo había logrado dejar las flores ahí.
-Es que no entiendo… ¿cómo llegaron ahí?- dije
-Las puse yo-
-Sabes a lo que me refiero- dije comenzando a molestarme por la escasez de respuestas.
-Digamos que…tengo ciertas habilidades- dijo sonriendo, intenté que la atracción insoportable que sentía hacia él no me impidiera cuestionarlo.
-¿Qué cosas…puedes hacer?- dije tratando de asimilar toda la información
-¿De verdad no te importa que pueda hacer cierto tipo de cosas, que sea…?- dijo sin terminar la frase
-No me importa lo que seas-
-¿Ni aunque eso implicara que pudiera matarte?-
-No lo harías y de todas formas no te tengo miedo-
-Vaya…si que eres extraña, deberías tener miedo-
-Me salvaste una vez y te preocupa que no me gusten las rosas, ¿por qué debería tenerte miedo?- él sonrió
-Quizá este sábado podríamos dar un paseo, si no tienes planes- no podía creer que me estuviera invitando a salir.
-Claro…me gustaría-
-Bien…estos días no vas a verme en el colegio, tengo cosas que hacer- una sensación de vacío inundó mi cuerpo de solo pensar en no verlo. –El sábado paso a recogerte a las… ¿8?-
-¿De la mañana?-
-Si… ¿preferirías que sea por la tarde?-
-¡No!...a esa hora está bien- dije, y luego bajé del auto y entré a casa.
Me dirigí a mi habitación, tenía mucho en qué pensar, miré las tres rosas que estaban en un jarrón, jamás un chico se había molestado en regalarme algo, y de repente aparecía un ser sobrenatural y irresistiblemente hermoso que dejaba rosas en mi ventana…fuera lo que fuera, estaba segura de que no era malo.
celeste smith
Re: Fuego Eterno: Te amaré por siempre
#Capitulo3 #
Los días siguientes se me hicieron interminables, me encontraba demasiado ansiosa porque llegara el sábado y vacía en el colegio porque él no estaba. Sara me había hecho mil preguntas sobre él y tuve que decirle que solo se había ofrecido a llevarme a casa porque necesitaba hablar con mi abuelo por unos arreglos en su coche.
Por fin había llegado el viernes por la noche, me sentía nerviosa, tome un baño de agua caliente y me acosté para intentar dormir algo.
Cuando abrí los ojos el sol brillaba afuera, el reloj marcaba las 7 de la mañana de modo que tenía una hora para prepararme; decidí usar unos jeans claros, una remera blanca y una campera de color marrón porque a pesar de que había sol hacía mucho frío. Supuse que Daniel no llegaría exactamente a las 8 debido a que la mayoría de los hombres eran impuntuales, pero al abrir la puerta de casa para mi sorpresa ya estaba esperándome en su auto.
-Buenos días- me dijo
-Hola… ¿a dónde vamos?- dije mientras ponía en marcha el coche.
-A la pradera, ¿te gusta?-
-Si… ¿una especie de picnic?-
-Algo así- dijo sonriendo.-Estos días fueron eternos- dijo y sentí cosquillas en el estómago.
-Si que lo fueron- conversamos sobre el clima y cosas corrientes durante el viaje, en un momento tomó un camino de tierra rodeado de espesos árboles y malezas y detuvo el auto cuando se terminó la calle.
-Bueno, hay que caminar un poco ahora- dijo
-De acuerdo- Bajamos y caminamos entre los árboles, hasta llegar a una hermosa pradera rodeada de montañas que se observaban a los lejos y también podía escucharse correr un río cerca de ahí.
-Esto es…hermoso- dije mirando alrededor
-Me alegra que te guste el lugar- Nos sentamos en el piso a conversar
-¿Vas a contarme de qué se trata tu vida?- le dije
-¿Qué quieres saber?-
-Algo de lo que haces- me observó durante unos segundos.
-Cierra tus ojos…- lo miré confundida y luego lo hice. –Ahora imagina algo que te gustaría ver aquí en la pradera- pensé unos segundos y me imaginé flores de todo tipo, colocó su mano sobre a mía, era tan cálida que me hizo estremecer.
-Ahora abre los ojos…- lo hice y quedé impactada al ver la pradera llena de flores todas las que había imaginado, era demasiado hermoso para ser real.
-¡Dios mío!, ¿cómo lo hiciste?- dije totalmente sorprendida, sonrió
-Solo…puedo hacerlo-
-¿De dónde vienes Daniel?- le pregunté, moría de ganas de saber sobre su vida.
-Es una historia larga…-
-Tengo tiempo- dije acomodándome para escucharlo.
-Hace muchos años, Alfred…mi padre adoptivo y su esposa Cecilia, me encontraron en Australia…tenía 12 años, estaba asustado, no entendía qué me pasaba, me había molestado con un compañero en el colegio y no se cómo prendí fuego toda la recepción, por surte no había nadie dentro y no hubo que lamentar nada…-
-¿Con qué la prendiste fuego?- lo interrumpí
-…Solo lo pensé y de un momento a otro todo estaba en llamas, mis padres creyeron que había planeado hacerlo y no sabían qué hacer conmigo, decidieron que lo mejor era mandarme a un lugar…internarme…para que me ayudaran especialistas, así que me escapé, anduve en las calles durante días sin saber qué hacer, no tenía dinero ni comida, y justo cuando me estaba dando por vencido…Alfred me encontró en un callejón de la ciudad, intenté escaparme nuevamente ,pero me dijo que todo iba a salir bien, así que me llevaron a su casa, Sandy ya estaba con ellos y bueno…todos estos años hemos estado preparándonos, nos ayudaron a manejar nuestros…poderes para no hacerle daño a nadie y para que ellos no nos controlen a nosotros y para que pudiéramos usarlos si alguien necesitaba ayuda. Tratamos de mantener nuestra organización en secreto, porque… ¿te imaginas qué pasaría si las personas se enteraran de nosotros? Sería una locura, así que tratamos de mantenernos alejados de los humanos…por así decirlo para que no nos genere problemas-
-Vaya…eso es…increíble, ¿hay más cómo ustedes?- dije sin salir del asombro
-Si, hay muchos más y viven en secreto al igual que nosotros, pero no todos son buenos Less, a algunos no les importa matar personas ni usarlas para experimentar sus poderes, se suponía que no debías saber nada, que yo tendría que haberme alejado de vos…luche por no acercarme porque sabía que esto supondría un peligro para vos y no quiero que nada te pase…pero no pude evitarlo-
-No quiero que te alejes de mí…- confesé
-Yo tampoco quiero hacerlo- Conversamos durante horas, le conté sobre mi monótona vida, el motivo por el cual vivía con mis abuelos, me hizo mil preguntas, entre ellas si había tenido novio a lo que contesté con vergüenza que no.
-¿Qué te pareció interesante en mi?- le pregunté. –es que no entiendo…sos tan…hermoso… ¿cómo…? ¿Por qué yo?- dije tratando de formular las frases ya que era demasiado mala para eso.
-Puedo leer tu corazón, puedo sentir tus sentimientos cuando son demasiado fuertes y cada vez que te cruzabas conmigo lo sentía…eres una persona extremadamente maravillosa para mi, nunca había sentido nada igual- sus palabras hacían que mi corazón latiera a toda prisa era hermoso lo que me decía.
-¿Puedo hacerte una pregunta?- le dije
-La que quieras-
-¿Has entrado en mi habitación?-
-Bueno…un par de veces, me gusta observarte mientras duermes- casi muero de la vergüenza sobre todo cuando recordé que mi pijama estaba lleno de agujeros y muy viejo. – Lo siento si te molestó la próxima pediré permiso-
-Gracias, me gustaría saber más sobre ti…-
-Hay tiempo, ya te lo mostraré, ahora va a ser mejor que regresemos porque se está haciendo tarde-
-Está bien… ¿vas a dejar todas estas flores aquí?- sonrió y con solo un movimiento con su mano las hizo desaparecer, no dejaba de asombrarme. Nos fuimos en su auto.
-¿Tienes ganas de salir corriendo con todo lo que te conté?- me dijo
-No, todo lo contrario…me agrada mucho estar contigo-, sonrió y me observó durante unos segundos. -¿Qué pasa?- dije
-Hay sensaciones que todavía no puedo controlar…nunca estuve con alguien…normal, y tampoco quiero lastimarte así que…tomémoslo con calma, ¿si?-
-Claro, sin problemas- supuse que se refería a que no iba a besarme, pero no me importaba, me bastaba solo con estar a su lado, llegamos a casa…
-Paso a recogerte el lunes para ir al colegio-
-Muy bien, hasta pronto- dije y baje del coche. Todo lo que estaba sucediendo era realmente increíble, sabía que estaba enamorada de él y cada segundo que pasaba quería estar a su lado. Los abuelos prepararon la cena y me senté con ellos en la mesa.
-Less… ¿dónde has estado?- dijo la abuela
-Salí de paseo con un amigo-
-¿Alguno de los muchachos con los que fuiste a la playa?- preguntó el abuelo
-He…no-
-Entonces, ¿con quién, querida?-
-Daniel…Douball- dije tímidamente, ambos me miraron
-¿Son novios?- dijo la abuela
-no…solo amigos- no dijeron nada pero tampoco pareció molestarles.
Esa noche pasó muy lenta, no dejaba de pensar en él y en todo lo que había sucedido.
Finalmente llegó el lunes, me levanté con una enorme sonrisa de esas que solo aparecen cuando una persona está enamorada, desayuné a toda prisa y ni bien salí Daniel ya me estaba esperando.
-Buenos días, ¿lista para irnos?- dijo
-Claro- Condujo hasta el colegio, me dispuse a sacarme el cinturón de seguridad pero se trabó… ¡que torpe era!, Daniel se inclinó sobre mi para ayudarme, comencé a respirar rápidamente cuando su rostro quedó a centímetros del mío, nos miramos unos segundos, comenzó a faltarme el aire, su respiración era demasiado cálida para mi piel y eso me dificultaba la entrada de aire, se dio cuenta y se alejó rápidamente.
-Lo siento mucho- me dijo
-No te preocupes, no hay problema…- dije, cuando bajamos todos los chicos del colegio nos miraban mientras caminábamos juntos por el parque, estaban asombrados y no dejaban de cuchichear entre ellos.
En clase de literatura me senté junto a Daniel, el profesor puso una película y apagó las luces del salón, parecía que esta semana solo haríamos eso. Moría de ganas de tomarle la mano pero no me animaba, no tuve que esperar mucho ya que él lo hizo, su piel era caliente…demasiado caliente, pero muy agradable, lo miré…
-Lo siento… ¿te quema?- me dijo bajito
-No…solo es caliente… ¿por qué?- pregunté
-Antes no podía tocar a nadie sin quemarlo, es difícil controlarlo pero estoy intentándolo- dijo
La próxima clase no la tenía con él, eso me molestaba, pero al menos tenía tiempo para dar algunas explicaciones a mis amigos antes de que se enojaran, Sara se sentó a mi lado.
-¿Así que estas saliendo con Daniel?- dijo
-Algo así…- dije tímidamente
-Pero… ¿vamos a seguir siendo amigas?, digo…porque ellos son un poco raros-
-¡Claro que si!, ¿quieres que el sábado vayamos al cine?- dije para que no se sintiera desplazada, sus ojos se iluminaron
-Genial- dijo, Ben escuchó la conversación y se dio vuelta al final de la clase
-¿Puedo ir yo también?, hay una película que hace tiempo quiero ver- dijo
-¡Claro!- dije sonriendo
-¿Cine?- dijo German acercándose, bueno parecía que la salida iba a ser de muchas personas, hasta Clara y Loreley se sumaron.
Cuando salí de clases, Daniel me esperaba en el pasillo, caminé rápidamente, quería pasar la mayor cantidad de tiempo posible con él.
-Así que cine…-dijo sonriendo
-Es de mala educación escuchar conversaciones de otros- le dije en tono de broma, sonrió
-No pude evitarlo-
-¿Vas a venir, verdad?- dije
-Prefiero…que pases tiempo con tus amigos, y ya sabes que nos mantenemos a cierta distancia- era verdad, aunque hubiese preferido estar con él.
-Ya que el sábado no vamos a vernos…- sus piré nerviosa. –Me preguntaba si tal vez podrías visitarme un ratito antes de dormir- mis intenciones eran buenas, ya que se me hacían insoportables los días sin él, me miró con sus hermosos ojos.
-Está bien… a mi tampoco me gusta estar lejos de ti- dijo
Nos sentamos en la cafetería a almorzar, los hermanos de Daniel estaban sentados en otra mesa, Sandy me dirigió una sonrisa a la que respondí de igual manera; Jean y Susan conversaban sin prestar atención alrededor, pero Rebecca…me miraba como si quisiera comerme viva. Bajé la vista, y Daniel se dio cuenta del motivo.
-No te preocupes, ella solo piensa que esto es peligroso, no logra entender por qué tuve que fijarme en ti- lo miré
-Siento que tengas problemas por mí-
-Less, es mi elección y yo quiero estar a tu lado- cada vez me enamoraba más de él, sus ojos hacían que me perdiera y cada vez que lo miraba sentía que no había nada mas a mi alrededor que él y yo.
-Quizá el domingo quieras conocer a mi familia- quedé petrificada ante la idea.
-Y… ¿si no les agrado como a Rebecca?-
-¿Es eso lo que te preocupa?- dijo sonriendo
-Bueno…si- dije
-Están al tanto y van a quererte, Less- Me provocaba nervios no agradarles, me sentía “nada” entre seres con poderes maravillosos y yo apenas podía mantener el equilibrio mientras caminaba, no era nada entre ellos.
Así pasó la semana, Daniel me esperaba todas las mañanas para ir al colegio, en el tiempo libre conversábamos mucho, realmente era agradable estar junto a él; en cuanto al contacto físico solo nos tomábamos de la mano de vez en cuando, ya que me cuidaba para no hacerme daño pero a mi me bastaba con caminar a su lado. Poco a poco se estaba convirtiendo en mi necesidad, mi mente era incapaz de procesar la vida sin él, no importaba nada…aunque el precio fuera mi propia muerte.
El sábado llegó, luego de almorzar con mis abuelos me preparé para la tarde de cine con los chicos, Ben estacionó en casa a las 6 de la tarde, me subí y saludé a todos.
-Estas muy linda hoy, Less- me dijo German y mis mejillas quedaron rojas, no estaba acostumbrada a que los chicos me dijeran cosas así.
-Compórtate si no quieres que Dan te quiebre el cuello- le respondió Ben riendo
-¿Y cómo besa?- me dijo Loreley… ¡¿Qué cómo besa?!...¿cómo se supone que iba a responder eso?, tendría que decirle “no puede, teme prenderme fuego”, esto era demasiado frustrante.
-Él…no es de esos- dije y traté de que bastara
-OK…parece que sabe respetar a una mujer, aunque no me molestaría que no lo hiciera- dijo Clara, sentí el leve deseo de hacerle tragar la botella de Coca cola que estaba tomando.
Llegamos al cine, nos ubicamos en la gran sala para ver la película “X Men”…que ironía!, me daba risa de solo pensarlo, Loreley estaba sentada a mi lado.
-Me dijeron que los Douball son peligrosos- me dijo bajito, la miré
-Eso no es verdad, solo son estupideces- dije un poco molesta y recordando las palabras del abuelo.
-Me lo dijo mi abuelo, él es un indio, vive con gran parte de mi familia en las afueras de la ciudad en una pequeña aldea ya que no se adaptan demasiado a la vida urbana, y no se llevan bien con los Douball, me advirtió sobre ellos- Decidí no responderle, no creía que fueran malos sino todo lo contrario a parte si nadie sabía de ellos no entendía por qué el abuelo de Loreley diría una cosa así, quizá solo habían tenido algún desacuerdo y por eso no se llevaban bien.
Cuando llegué a casa estaba un poco nerviosa, solo esperaba que Daniel no olvidara nuestra “cita” y que viniera a verme. Luego de saludar a los abuelos me fui a mi habitación, esta vez elegí un pijama que estuviera en buenas condiciones y no la remera con agujeros, la ansiedad comenzó a invadir mi cuerpo, me recosté a leer “Romeo y Julieta” mientras esperaba… ¿a qué hora vendría?, el reloj marcaba las diez treinta de la noche, ¿y si lo había olvidado?..Esperé, cuando el reloj marcó las once comencé a preocuparme, quizá ya no quería verme porque se había dado cuenta de lo poco que era a su lado…siempre había pensado con ese dramatismo, me odiaba.
Mis pensamientos negativos se vieron interrumpidos cuando sentí un ruido en la ventana, salté de la cama y me acerqué…ahí estaba él, vestido de negro y con sus hermosos ojos azules que resaltaban entre todo. Abrí la ventana pero me di cuenta de que era una idiotez hacerlo ya que tenía rejas y era pequeña, imposible pasar por ella, Daniel sonrió antes mi acción.
-Déjame un espacio- me dijo, de inmediato me corrí hacia atrás, y esperé…atravesó la pared como un fantasma, sin siquiera un rasguño…increíble y sorprendente.
-Disculpa la demora, tuve un pequeño inconveniente-
-No, no te preocupes- dije tratando de comportarme normal, me senté en la cama y él a mi lado.
-¿Cómo estuvo la película?- me dijo
-Sobrenatural- dije en broma. -¿cómo estuvo tu día?-
-Sobrenatural también. Dijo riendo- fue un día de práctica con mis hermanos-
-¿Dónde lo hacen?-
-A unos cuántos Km. de aquí- continuamos conversando durante un largo rato, tenía el defecto de ser demasiado curiosa así que pregunté todo lo que pude.
-Bueno, ya se está haciendo tarde…-
-¿Ya te vas?- dije angustiada
-Mañana paso a recogerte a las 11- es verdad…conocería a su familia. Nos miramos unos segundos, aunque moría por besarlo debía contenerme, pasó su calida mano por mi mejilla y cerré los ojos, su rostro estaba muy cerca del mío y podía sentir el calor de su respiración… ¡solo bésame Daniel!
-Es mejor…que me vaya- dijo
-De acuerdo- dije, y dejé que se fuera.
Por fin había llegado el viernes por la noche, me sentía nerviosa, tome un baño de agua caliente y me acosté para intentar dormir algo.
Cuando abrí los ojos el sol brillaba afuera, el reloj marcaba las 7 de la mañana de modo que tenía una hora para prepararme; decidí usar unos jeans claros, una remera blanca y una campera de color marrón porque a pesar de que había sol hacía mucho frío. Supuse que Daniel no llegaría exactamente a las 8 debido a que la mayoría de los hombres eran impuntuales, pero al abrir la puerta de casa para mi sorpresa ya estaba esperándome en su auto.
-Buenos días- me dijo
-Hola… ¿a dónde vamos?- dije mientras ponía en marcha el coche.
-A la pradera, ¿te gusta?-
-Si… ¿una especie de picnic?-
-Algo así- dijo sonriendo.-Estos días fueron eternos- dijo y sentí cosquillas en el estómago.
-Si que lo fueron- conversamos sobre el clima y cosas corrientes durante el viaje, en un momento tomó un camino de tierra rodeado de espesos árboles y malezas y detuvo el auto cuando se terminó la calle.
-Bueno, hay que caminar un poco ahora- dijo
-De acuerdo- Bajamos y caminamos entre los árboles, hasta llegar a una hermosa pradera rodeada de montañas que se observaban a los lejos y también podía escucharse correr un río cerca de ahí.
-Esto es…hermoso- dije mirando alrededor
-Me alegra que te guste el lugar- Nos sentamos en el piso a conversar
-¿Vas a contarme de qué se trata tu vida?- le dije
-¿Qué quieres saber?-
-Algo de lo que haces- me observó durante unos segundos.
-Cierra tus ojos…- lo miré confundida y luego lo hice. –Ahora imagina algo que te gustaría ver aquí en la pradera- pensé unos segundos y me imaginé flores de todo tipo, colocó su mano sobre a mía, era tan cálida que me hizo estremecer.
-Ahora abre los ojos…- lo hice y quedé impactada al ver la pradera llena de flores todas las que había imaginado, era demasiado hermoso para ser real.
-¡Dios mío!, ¿cómo lo hiciste?- dije totalmente sorprendida, sonrió
-Solo…puedo hacerlo-
-¿De dónde vienes Daniel?- le pregunté, moría de ganas de saber sobre su vida.
-Es una historia larga…-
-Tengo tiempo- dije acomodándome para escucharlo.
-Hace muchos años, Alfred…mi padre adoptivo y su esposa Cecilia, me encontraron en Australia…tenía 12 años, estaba asustado, no entendía qué me pasaba, me había molestado con un compañero en el colegio y no se cómo prendí fuego toda la recepción, por surte no había nadie dentro y no hubo que lamentar nada…-
-¿Con qué la prendiste fuego?- lo interrumpí
-…Solo lo pensé y de un momento a otro todo estaba en llamas, mis padres creyeron que había planeado hacerlo y no sabían qué hacer conmigo, decidieron que lo mejor era mandarme a un lugar…internarme…para que me ayudaran especialistas, así que me escapé, anduve en las calles durante días sin saber qué hacer, no tenía dinero ni comida, y justo cuando me estaba dando por vencido…Alfred me encontró en un callejón de la ciudad, intenté escaparme nuevamente ,pero me dijo que todo iba a salir bien, así que me llevaron a su casa, Sandy ya estaba con ellos y bueno…todos estos años hemos estado preparándonos, nos ayudaron a manejar nuestros…poderes para no hacerle daño a nadie y para que ellos no nos controlen a nosotros y para que pudiéramos usarlos si alguien necesitaba ayuda. Tratamos de mantener nuestra organización en secreto, porque… ¿te imaginas qué pasaría si las personas se enteraran de nosotros? Sería una locura, así que tratamos de mantenernos alejados de los humanos…por así decirlo para que no nos genere problemas-
-Vaya…eso es…increíble, ¿hay más cómo ustedes?- dije sin salir del asombro
-Si, hay muchos más y viven en secreto al igual que nosotros, pero no todos son buenos Less, a algunos no les importa matar personas ni usarlas para experimentar sus poderes, se suponía que no debías saber nada, que yo tendría que haberme alejado de vos…luche por no acercarme porque sabía que esto supondría un peligro para vos y no quiero que nada te pase…pero no pude evitarlo-
-No quiero que te alejes de mí…- confesé
-Yo tampoco quiero hacerlo- Conversamos durante horas, le conté sobre mi monótona vida, el motivo por el cual vivía con mis abuelos, me hizo mil preguntas, entre ellas si había tenido novio a lo que contesté con vergüenza que no.
-¿Qué te pareció interesante en mi?- le pregunté. –es que no entiendo…sos tan…hermoso… ¿cómo…? ¿Por qué yo?- dije tratando de formular las frases ya que era demasiado mala para eso.
-Puedo leer tu corazón, puedo sentir tus sentimientos cuando son demasiado fuertes y cada vez que te cruzabas conmigo lo sentía…eres una persona extremadamente maravillosa para mi, nunca había sentido nada igual- sus palabras hacían que mi corazón latiera a toda prisa era hermoso lo que me decía.
-¿Puedo hacerte una pregunta?- le dije
-La que quieras-
-¿Has entrado en mi habitación?-
-Bueno…un par de veces, me gusta observarte mientras duermes- casi muero de la vergüenza sobre todo cuando recordé que mi pijama estaba lleno de agujeros y muy viejo. – Lo siento si te molestó la próxima pediré permiso-
-Gracias, me gustaría saber más sobre ti…-
-Hay tiempo, ya te lo mostraré, ahora va a ser mejor que regresemos porque se está haciendo tarde-
-Está bien… ¿vas a dejar todas estas flores aquí?- sonrió y con solo un movimiento con su mano las hizo desaparecer, no dejaba de asombrarme. Nos fuimos en su auto.
-¿Tienes ganas de salir corriendo con todo lo que te conté?- me dijo
-No, todo lo contrario…me agrada mucho estar contigo-, sonrió y me observó durante unos segundos. -¿Qué pasa?- dije
-Hay sensaciones que todavía no puedo controlar…nunca estuve con alguien…normal, y tampoco quiero lastimarte así que…tomémoslo con calma, ¿si?-
-Claro, sin problemas- supuse que se refería a que no iba a besarme, pero no me importaba, me bastaba solo con estar a su lado, llegamos a casa…
-Paso a recogerte el lunes para ir al colegio-
-Muy bien, hasta pronto- dije y baje del coche. Todo lo que estaba sucediendo era realmente increíble, sabía que estaba enamorada de él y cada segundo que pasaba quería estar a su lado. Los abuelos prepararon la cena y me senté con ellos en la mesa.
-Less… ¿dónde has estado?- dijo la abuela
-Salí de paseo con un amigo-
-¿Alguno de los muchachos con los que fuiste a la playa?- preguntó el abuelo
-He…no-
-Entonces, ¿con quién, querida?-
-Daniel…Douball- dije tímidamente, ambos me miraron
-¿Son novios?- dijo la abuela
-no…solo amigos- no dijeron nada pero tampoco pareció molestarles.
Esa noche pasó muy lenta, no dejaba de pensar en él y en todo lo que había sucedido.
Finalmente llegó el lunes, me levanté con una enorme sonrisa de esas que solo aparecen cuando una persona está enamorada, desayuné a toda prisa y ni bien salí Daniel ya me estaba esperando.
-Buenos días, ¿lista para irnos?- dijo
-Claro- Condujo hasta el colegio, me dispuse a sacarme el cinturón de seguridad pero se trabó… ¡que torpe era!, Daniel se inclinó sobre mi para ayudarme, comencé a respirar rápidamente cuando su rostro quedó a centímetros del mío, nos miramos unos segundos, comenzó a faltarme el aire, su respiración era demasiado cálida para mi piel y eso me dificultaba la entrada de aire, se dio cuenta y se alejó rápidamente.
-Lo siento mucho- me dijo
-No te preocupes, no hay problema…- dije, cuando bajamos todos los chicos del colegio nos miraban mientras caminábamos juntos por el parque, estaban asombrados y no dejaban de cuchichear entre ellos.
En clase de literatura me senté junto a Daniel, el profesor puso una película y apagó las luces del salón, parecía que esta semana solo haríamos eso. Moría de ganas de tomarle la mano pero no me animaba, no tuve que esperar mucho ya que él lo hizo, su piel era caliente…demasiado caliente, pero muy agradable, lo miré…
-Lo siento… ¿te quema?- me dijo bajito
-No…solo es caliente… ¿por qué?- pregunté
-Antes no podía tocar a nadie sin quemarlo, es difícil controlarlo pero estoy intentándolo- dijo
La próxima clase no la tenía con él, eso me molestaba, pero al menos tenía tiempo para dar algunas explicaciones a mis amigos antes de que se enojaran, Sara se sentó a mi lado.
-¿Así que estas saliendo con Daniel?- dijo
-Algo así…- dije tímidamente
-Pero… ¿vamos a seguir siendo amigas?, digo…porque ellos son un poco raros-
-¡Claro que si!, ¿quieres que el sábado vayamos al cine?- dije para que no se sintiera desplazada, sus ojos se iluminaron
-Genial- dijo, Ben escuchó la conversación y se dio vuelta al final de la clase
-¿Puedo ir yo también?, hay una película que hace tiempo quiero ver- dijo
-¡Claro!- dije sonriendo
-¿Cine?- dijo German acercándose, bueno parecía que la salida iba a ser de muchas personas, hasta Clara y Loreley se sumaron.
Cuando salí de clases, Daniel me esperaba en el pasillo, caminé rápidamente, quería pasar la mayor cantidad de tiempo posible con él.
-Así que cine…-dijo sonriendo
-Es de mala educación escuchar conversaciones de otros- le dije en tono de broma, sonrió
-No pude evitarlo-
-¿Vas a venir, verdad?- dije
-Prefiero…que pases tiempo con tus amigos, y ya sabes que nos mantenemos a cierta distancia- era verdad, aunque hubiese preferido estar con él.
-Ya que el sábado no vamos a vernos…- sus piré nerviosa. –Me preguntaba si tal vez podrías visitarme un ratito antes de dormir- mis intenciones eran buenas, ya que se me hacían insoportables los días sin él, me miró con sus hermosos ojos.
-Está bien… a mi tampoco me gusta estar lejos de ti- dijo
Nos sentamos en la cafetería a almorzar, los hermanos de Daniel estaban sentados en otra mesa, Sandy me dirigió una sonrisa a la que respondí de igual manera; Jean y Susan conversaban sin prestar atención alrededor, pero Rebecca…me miraba como si quisiera comerme viva. Bajé la vista, y Daniel se dio cuenta del motivo.
-No te preocupes, ella solo piensa que esto es peligroso, no logra entender por qué tuve que fijarme en ti- lo miré
-Siento que tengas problemas por mí-
-Less, es mi elección y yo quiero estar a tu lado- cada vez me enamoraba más de él, sus ojos hacían que me perdiera y cada vez que lo miraba sentía que no había nada mas a mi alrededor que él y yo.
-Quizá el domingo quieras conocer a mi familia- quedé petrificada ante la idea.
-Y… ¿si no les agrado como a Rebecca?-
-¿Es eso lo que te preocupa?- dijo sonriendo
-Bueno…si- dije
-Están al tanto y van a quererte, Less- Me provocaba nervios no agradarles, me sentía “nada” entre seres con poderes maravillosos y yo apenas podía mantener el equilibrio mientras caminaba, no era nada entre ellos.
Así pasó la semana, Daniel me esperaba todas las mañanas para ir al colegio, en el tiempo libre conversábamos mucho, realmente era agradable estar junto a él; en cuanto al contacto físico solo nos tomábamos de la mano de vez en cuando, ya que me cuidaba para no hacerme daño pero a mi me bastaba con caminar a su lado. Poco a poco se estaba convirtiendo en mi necesidad, mi mente era incapaz de procesar la vida sin él, no importaba nada…aunque el precio fuera mi propia muerte.
El sábado llegó, luego de almorzar con mis abuelos me preparé para la tarde de cine con los chicos, Ben estacionó en casa a las 6 de la tarde, me subí y saludé a todos.
-Estas muy linda hoy, Less- me dijo German y mis mejillas quedaron rojas, no estaba acostumbrada a que los chicos me dijeran cosas así.
-Compórtate si no quieres que Dan te quiebre el cuello- le respondió Ben riendo
-¿Y cómo besa?- me dijo Loreley… ¡¿Qué cómo besa?!...¿cómo se supone que iba a responder eso?, tendría que decirle “no puede, teme prenderme fuego”, esto era demasiado frustrante.
-Él…no es de esos- dije y traté de que bastara
-OK…parece que sabe respetar a una mujer, aunque no me molestaría que no lo hiciera- dijo Clara, sentí el leve deseo de hacerle tragar la botella de Coca cola que estaba tomando.
Llegamos al cine, nos ubicamos en la gran sala para ver la película “X Men”…que ironía!, me daba risa de solo pensarlo, Loreley estaba sentada a mi lado.
-Me dijeron que los Douball son peligrosos- me dijo bajito, la miré
-Eso no es verdad, solo son estupideces- dije un poco molesta y recordando las palabras del abuelo.
-Me lo dijo mi abuelo, él es un indio, vive con gran parte de mi familia en las afueras de la ciudad en una pequeña aldea ya que no se adaptan demasiado a la vida urbana, y no se llevan bien con los Douball, me advirtió sobre ellos- Decidí no responderle, no creía que fueran malos sino todo lo contrario a parte si nadie sabía de ellos no entendía por qué el abuelo de Loreley diría una cosa así, quizá solo habían tenido algún desacuerdo y por eso no se llevaban bien.
Cuando llegué a casa estaba un poco nerviosa, solo esperaba que Daniel no olvidara nuestra “cita” y que viniera a verme. Luego de saludar a los abuelos me fui a mi habitación, esta vez elegí un pijama que estuviera en buenas condiciones y no la remera con agujeros, la ansiedad comenzó a invadir mi cuerpo, me recosté a leer “Romeo y Julieta” mientras esperaba… ¿a qué hora vendría?, el reloj marcaba las diez treinta de la noche, ¿y si lo había olvidado?..Esperé, cuando el reloj marcó las once comencé a preocuparme, quizá ya no quería verme porque se había dado cuenta de lo poco que era a su lado…siempre había pensado con ese dramatismo, me odiaba.
Mis pensamientos negativos se vieron interrumpidos cuando sentí un ruido en la ventana, salté de la cama y me acerqué…ahí estaba él, vestido de negro y con sus hermosos ojos azules que resaltaban entre todo. Abrí la ventana pero me di cuenta de que era una idiotez hacerlo ya que tenía rejas y era pequeña, imposible pasar por ella, Daniel sonrió antes mi acción.
-Déjame un espacio- me dijo, de inmediato me corrí hacia atrás, y esperé…atravesó la pared como un fantasma, sin siquiera un rasguño…increíble y sorprendente.
-Disculpa la demora, tuve un pequeño inconveniente-
-No, no te preocupes- dije tratando de comportarme normal, me senté en la cama y él a mi lado.
-¿Cómo estuvo la película?- me dijo
-Sobrenatural- dije en broma. -¿cómo estuvo tu día?-
-Sobrenatural también. Dijo riendo- fue un día de práctica con mis hermanos-
-¿Dónde lo hacen?-
-A unos cuántos Km. de aquí- continuamos conversando durante un largo rato, tenía el defecto de ser demasiado curiosa así que pregunté todo lo que pude.
-Bueno, ya se está haciendo tarde…-
-¿Ya te vas?- dije angustiada
-Mañana paso a recogerte a las 11- es verdad…conocería a su familia. Nos miramos unos segundos, aunque moría por besarlo debía contenerme, pasó su calida mano por mi mejilla y cerré los ojos, su rostro estaba muy cerca del mío y podía sentir el calor de su respiración… ¡solo bésame Daniel!
-Es mejor…que me vaya- dijo
-De acuerdo- dije, y dejé que se fuera.
celeste smith
Re: Fuego Eterno: Te amaré por siempre
#Capitulo4 #
Por la mañana me levanté a las 9 para tener tiempo y no correr para todos lados.
-Voy a salir abuela- dije peinándome
-¿A dónde?-
-He…con Daniel- dije y sonrió
-Parece que te gusta ese chico-
-Así es- dije y me fui a vestir, me puse unos jeans y una remera negra, debería estar presentable si quería dar una buena primera impresión; Dan pasó a buscarme en su auto.
-Te noto un poco nerviosa- me dijo sonriendo
-…Bastante-
-Tranquila, todo va a salir bien- dijo tomándome la mano, su calidez hizo que me sintiera mejor. Tomamos un camino de piedras con solo árboles a nuestro alrededor, me preguntaba si su casa estaría muy lejos.
Tardamos alrededor de veinte minutos en llegar, la casa era una belleza total, tenía al menos tres pisos y se encontraba rodeada por el bosque. Bajamos del auto y caminamos hacia la entrada, iba tomada de su mano y comenzaba a sentirme sofocada debido a la ansiedad. Entramos en una sala con grandes sillones de color blanco, una alfombra negra sobre la cual había una pequeña mesa de cristal…seguro era cristal verdadero; las paredes eran blancas y el cortinado color crema, detrás había una escalera caracol que parecía dar al primer piso y por todos lados grandes cuadros con pinturas de diferentes épocas.
Aparecieron por una de las puertas que daba a otra sala, Alfred, un hombre de unos cuarenta años, cabello rubio, ojos del mismo azul profundo que los de Daniel y vestía una pantalón marrón y un buzo de hilo a cuadros; Cecilia iba tomada de su brazo, parecía mucho más joven de lo que era, su cabello era rubio y le llegaba a los hombros, vestía un pantalón color celeste y un saquito que le hacía juego, sus ojos brillaban y tenían un extraño color verdoso, me sentí chiquita, ¿cómo era posible que fuesen tan hermosos?, se acercaron con una sonrisa en sus rostros.
-Bienvenida Less- me dijo Alfred
-Gracias…- dije tímidamente, Cecilia me dedicó una amplia sonrisa
-Nos alegra tenerte aquí- me dijo
-Bueno, ¿se quedan a almorzar, verdad?- nos dijo Alfred
-Claro- dijo Daniel; en ese momento apareció Sandy con una hermosa solera blanca, me miró sonriente
-¡Less!- dijo mientras me daba un beso en la mejilla haciéndome sentir una electricidad muy extraña., luego aparecieron Jean y Susan, ambos me miraron unos segundos, Jean fue el primero en hablar, era un chico grande, alto y muy atractivo.
-Hola, bueno espero te sientas cómoda aquí- me dijo, me sentí muy bien cuando vi que no me odiaban.
-Si, por supuesto, gracias- dije
-Estamos a disposición para lo que necesites- dijo Susan, ella era más seria que Sandy pero no menos agradable. Miré hacia la puerta, Rebecca estaba recostada al marco de la misma y me observaba con muy mala cara, esa chica era hermosa, su cabello negro como le carbón le llegaba hasta la cintura; luego de unos segundo se dio media vuelta y se fue.
-Dale tiempo…- me dijo Alfred
-Ya va a entenderlo- dijo Cecilia.
Pasamos al comedor, donde se encontraba una larga mesa de madera repleta de comida y una decoración que colmaba mis expectativas.
-Esto es…parece una obra de arte- dije sin salir del asombro
-Gracias, me tomo toda la mañana prepararla- dijo Cecilia sonriendo complacida; luego de sentarnos, también Rebecca lo hizo pero en la otra punta de la mesa lo más alejada posible de mi, todo era silencio.
-Bueno, actuemos normal antes de que Less se vaya corriendo- dijo Daniel y de inmediato empezaron a conversar del clima y del colegio, Dan tenía tomada mi mano, Alfred nos observó y luego sonrió.
-Parece que lo estas controlando muy bien- le dijo a Daniel
-Así es…-dijo él
-Creo que Dan ya te contó que antes no podía tocar a ningún…ninguna persona normal- me dijo Alfred
-Si, me lo dijo… ¿pasa igual…con ustedes?- pregunté
-No, con nosotros no pasa lo mismo, es solo con…personas- dijo Cecilia, les costaba bastante definirse y distinguirse de las personas.
-De todas formas tengan cuidado, no queremos que nadie resulte lastimado- dijo Jean
-A mi me alcanza con esto- le dije mostrando nuestras manos juntas, él sonrió. Luego de un rato un salero pasó volando por la mesa junto a mí en dirección a Rebecca.
-¡Rebecca!, dijimos que nada de poderes por hoy- le dijo molesto Alfred, ella lo miró enojada y no dijo nada. Luego del almuerzo, Daniel me llevó a conocer un poco su casa, después de un largo recorrido, subimos por las escaleras caracol y caminamos por un largo pasillo hasta llegar a una puerta de madera; la habitación de Daniel era amplia, tenía grandes ventanales por donde entraba la luz del sol y con una hermosa vista al bosque. Había una cama grande con mantas negras y almohadones de color blanco, de las paredes colgaban algunas pinturas abstractas que supuse valían millones, miré hacia uno de los rincones dónde se encontraba un sofá de cuero negro acompañado de una alfombra del mismo color, nunca había visto un lugar tan bien decorado.
-…Lo decoró cecilia- dijo
-Es genial- dije mirando alrededor. Se estaba haciendo tarde y debía volver antes de que los abuelos se preocuparan, me despedí de todos menos de Rebecca porque no estaba y nos fuimos caminando por el bosque de la mano.
-Espero que hayas pasado bien- me dijo
-Si, pase genial, tu familia me trató muy bien-
-Me alegra mucho que te hayas sentido cómoda- Luego de un rato llegamos a casa en su coche.
-Mañana nos vemos- me dijo
-Claro…falta mucho para mañana- dije triste, él sonrió y pasó su mano caliente por mi mejilla.
-¿Puedo…acercarme más?- le dije, quería saber que se sentía tenerlo cerca y a parte me moría por estar junto a él, aunque el calor me quemara no me importaba. No respondió, solo tomó aire y lo aguantó, así que me acerqué a él, el calor era abrazador pero muy agradable, sabía que él hacía un esfuerzo enorme para no dañarme con nada y tenía una de sus manos apretando el volante. El olor de su piel era dulce y perfecto, pasé mi mano por su rostro suave y cerró los ojos, mi temperatura era muy baja al lado de la suya.
-Creo…que es mejor que te alejes- me dijo dulcemente y le obedecí
-Lo siento- dije, respiró profundo.
-Ya voy a poder manejarlo mejor…dame tiempo-
-No quiero que te esfuerces por mí-
-haría cualquier cosa por ti- me dijo y me dejó sin palabras, jamás comprendería como alguien como él podía quererme a mi…yo era insignificante a su lado. Entré a casa
-¿Less?- preguntó la abuela
- Si, soy yo- dije dirigiéndome a la cocina, la abuela preparaba la cena
-¿Cómo te fue?-
-Bien, gracias- dije, el teléfono, atendí. –Hola…-
-¿Less?-
-Si, ella habla-
-Soy Loreley-
-¡Ha!, hola, ¿cómo estas?- dije un poco sorprendida por la llamada
-Bien…me gustaría invitarte a la aldea para que conozcas a mis primos y a mi abuelo, ¿quieres acompañarme después de clases?-
-He…si, me parece muy buena idea, hasta mañana entonces-
-buenas noches- dijo y colgó. Por lo general hablaba mucho más con Sara, pero Loreley siempre había intentado acercarse a nosotras, parecía una chica simpática, sus ojos color miel brillaban siempre tras su piel color cobrizo ya que su descendencia era india, sería interesante conocer sobre sus orígenes y su historia.
Esa noche me costó dormirme .extrañaba a Dan, en mi mente daba vueltas todo lo que había pasado en el día, en su amable familia, en la cara de odio de Rebecca, en cuánto deseaba estar cerca de él…sentía tantas cosas que no podría describirlas. Poco a poco me fui quedando dormida y cuando volví a abrir los ojos los rayos de luz ya entraban por la ventana, me levanté de la cama un poco dormida y con los ojos entrecerrados.
-¡Haaaa!- grité cuando me di cuenta de que Daniel estaba sentado en la mecedora de mi habitación riéndose.
-Siento haberte asustado- dijo tratando de contener la risa, seguramente se reía de mi deplorable estado…despeinada, cara de dormida, en conclusión estaba hecha un cavernícola.
-¿Qué haces aquí?- dije tratando de abrir los ojos…mientras él permanecía perfecto como de costumbre.
-Vine a verte, hoy no voy a clases- lo miré con tristeza
-¿Por qué?-
-Parece que en el norte, hay gente haciendo cosas que no están bien y vamos a tratar de poner orden-
-¿Qué cosas?- dije sentándome en la cama
- Te conté que no todos eran como nosotros, hay quienes utilizan sus poderes para hacer daño por diversos motivos, existe un ser muy poderoso que se encarga de hacer bastante daño y no le interesa a quien se lo haga-
-¿No es peligroso?-
- No te preocupes, él mantiene su distancia mientras nosotros hagamos lo mismo, de todas maneras no creo que sea el problema, por lo que pudimos investigar se trata de alguien que no conoce las reglas y hay que enseñárselas-
-¿Cuánto tiempo vas a ausentarte?...digo…parece un viaje largo- se rió
-He…tenemos cierta velocidad- lo miré sorprendida
-¿Qué?, ¿a parte de todo pueden colar?-
-No…solo correr a bastante velocidad y a escasos centímetros del suelo- dijo y sonrió
-Bueno… ¿entonces, cuando vuelvo a verte?-
-El martes ya estoy de regreso para ir al colegio-
-Es mucho tiempo pero sobreviviré, hoy por la tarde voy a ir a la aldea- su sonrisa desapareció y me miró serio
-¿La aldea de los indios “yanhon”?-
-Supongo que es esa, es donde vive la familia de Loreley-
-Es un poco peligroso que vayas ahí-
-¿Por qué?-
-Bueno, no les agradamos mucho y ellos a nosotros tampoco…creen que tenemos relación con el ser oscuro del que te hablé, ellos basan su creencia en la oscuridad también, solo ten cuidado, no bebas ni comas nada de lo que puedan ofrecerte y no creas en sus historias-
-¿Es todo extraño o yo he vivido durante mucho tiempo en una burbuja?- dije frustrada
-Las cosas están muy bien escondidas Less y así deben permanecer para el bien de todos…ya tengo que irme-
-De acuerdo- dije levantándome, se acercó y me tomó las manos
-Voy a extrañarte- me dijo con su dulce voz
- Y yo a ti- dije, luego desapareció a través de la pared.
Esa mañana en el colegio transcurrió muy lenta, sabía que la razón era la ausencia de Daniel, sus hermanos tampoco estaban por lo que no encontraba nada familiar a lo que aferrarme. Luego de la última hora nos fuimos con Loreley en su auto hacia la aldea.
-Hoy no vi a Daniel en el colegio- dijo para entablar conversación
-Tenía cosas que hacer- dije
-Resulta tan extraño verlo con alguien, hace años solo estaba con sus hermanos, aunque no entiendo muy bien si Rebecca es su hermana…- dijo confundida
-¿Por qué?- dije curiosa.-digo…son todos adoptados, es decir, que hermanos de sangre no son-
-Bueno, cuando llegaron al colegio Rebecca no se desprendía de Daniel, siempre estaba a su lado- ¿sería ese el motivo por el cual me odiaba Rebecca…celos?, ¿celos de mi?, me dio risa solo pensarlo, ella era hermosa jamás habría comparación conmigo.
Al llegar a la salida del pueblo, tomamos una calle de piedras muy angosta, a lo lejos podía observarse pequeñas casitas y niños corriendo; Loreley estacionó en la entrada de la aldea, donde un anciano de cabello gris salió a recibirnos.
-¡Hola abuelo!- dijo Loreley. –Te presento a mi amiga Lesslie- el anciano me observó por unos segundos con una extraña expresión en su rostro para luego decir algo en un idioma que no entendí.
-Bienvenida, estas protegida en este lugar- me dijo, ¿protegida de qué?, sonreí amablemente a pesar de no entender nada. Entramos en la pequeña casa y nos sentamos alrededor de una vieja mesa de madera, las paredes estaban casi cayéndose, pero a nadie parecía molestarle eso. Pasado un rato entraron dos chicos, altos, con un físico enorme que intuí se debía a que el trabajo en la aldea no debía ser tarea sencilla; ambos tenían facciones de indio y brillantes ojos negros, eran muy parecidos a diferencia de que uno era más alto que el otro.
-Less, ellos son mis primos, Esteban y Kayl-
-Mucho gusto- dije
-Igualmente-dijeron, se ofrecieron a mostrarnos la aldea así que caminamos por el lugar, Kayl era el más alto y al parecer muy agradable.
-Ella es novia de Daniel- le dijo Loreley a sus primos, ¿era necesario?
-¿Quién?, ¿Daniel Douball?- dijo él
-El mismo- contestó ella, me miró por unos segundos
-No sabía que esos “chupaenergías” andaban con humanos- dijo Esteban, me molestó mucho su comentario, ¿acaso ellos también lo sabían?
-No le hagas caso, solo cuídate- me dijo Kayl al ver mi expresión, ¿por qué creían que eran malos?, esto me desquiciaba.
-No tengo nada de que cuidarme- dije un poco molesta
-Quizá el abuelo pueda explicarte mejor la situación- me dijo Loreley, volvimos a la pequeña casa donde se encontraba el anciano.
-¿Qué necesitan jóvenes?- nos dijo
-Less está saliendo con uno de los Douball- le dijo Loreley, ya comenzaba a sentirme discriminada
-Lo sé- dijo él. - es su decisión- continuó e hizo seña para que salieran todos de la casa, nos quedamos solos.
-No creo que haya nada peligroso- dije defendiéndome
-Hace muchos años…aquí todo era tranquilo, tengo 95 años y he vivido en la aldea toda mi vida, cuando la familia Douball apareció hace ya 5 años comenzaron los problemas…sus chicos solía molestar a los muchachos de nuestra aldea-
-Ellos no hacen esas cosas, ¿cómo está seguro de que no fueron otras personas?- lo interrumpí
-Bueno…son los únicos que cuentan con…ciertas habilidades y no respetan nuestra paz, los ancianos de nuestra tribu a través de sus rituales descubrieron que existe cierta oscuridad sobre nuestra aldea y los únicos que estaban cerca siempre eran ellos- estaba segura de que lo que había sucedido se debía a los seres malos de los cuales Daniel me había hablado, me ponía de muy mal humor que los culparan a ellos.
-Quizá deberías tener más cuidado pequeña, no queremos a ninguna persona lastimada, son seres muy poderoso que utilizan su belleza entre otras cosas para atraer a las personas, porque si logran matarlos pueden tomar sus energías para volverse mucho más fuertes, esa es su forma de vida- no respondí no creía en sus palabras y esas historias realmente me estaban asustando. –Puedo ver que tu amor es más fuerte que tu razonamiento, así que voy a darte algo…- dijo parándose y dirigiéndose a una estantería de madera muy gastada, tomó algo pequeño y se acercó a mi poniéndolo en mis manos, lo miré…era una especie de pluma tallada en madera con unas pequeñas piedritas brillantes de color rojo y negro, era un colgante.
-¿Qué es esto?- dije
-Póntelo y no te lo saques, es solo para protegerte de las malas energías- me dijo con una mirada muy extraña, de todas formas me lo puse n colgante no iba a hacerme nada. Se estaba haciendo tarde de modo que nos fuimos.
-¿Te sientes bien?- me preguntó Loreley
-Si…solo cansada- dije bostezando, había sido un largo día y solo necesitaba dormir. Llegamos a casa.
-Bueno, espero verte mañana en el colegio- me dijo, ¿por qué razón no iría?, esto era bastante extraño.
-Claro, ahí nos vemos, gracias por todo- dije y me bajé, los abuelos miraban TV.
-¿Cómo estuvo el paseo?- dijo la abuela
-Muy bien, estoy cansada, voy a dormir- dije
-Buenas noches- dijeron.
La verdad estaba agotada, eso contribuyó a que a penas toqué la almohada me dormí.
-Voy a salir abuela- dije peinándome
-¿A dónde?-
-He…con Daniel- dije y sonrió
-Parece que te gusta ese chico-
-Así es- dije y me fui a vestir, me puse unos jeans y una remera negra, debería estar presentable si quería dar una buena primera impresión; Dan pasó a buscarme en su auto.
-Te noto un poco nerviosa- me dijo sonriendo
-…Bastante-
-Tranquila, todo va a salir bien- dijo tomándome la mano, su calidez hizo que me sintiera mejor. Tomamos un camino de piedras con solo árboles a nuestro alrededor, me preguntaba si su casa estaría muy lejos.
Tardamos alrededor de veinte minutos en llegar, la casa era una belleza total, tenía al menos tres pisos y se encontraba rodeada por el bosque. Bajamos del auto y caminamos hacia la entrada, iba tomada de su mano y comenzaba a sentirme sofocada debido a la ansiedad. Entramos en una sala con grandes sillones de color blanco, una alfombra negra sobre la cual había una pequeña mesa de cristal…seguro era cristal verdadero; las paredes eran blancas y el cortinado color crema, detrás había una escalera caracol que parecía dar al primer piso y por todos lados grandes cuadros con pinturas de diferentes épocas.
Aparecieron por una de las puertas que daba a otra sala, Alfred, un hombre de unos cuarenta años, cabello rubio, ojos del mismo azul profundo que los de Daniel y vestía una pantalón marrón y un buzo de hilo a cuadros; Cecilia iba tomada de su brazo, parecía mucho más joven de lo que era, su cabello era rubio y le llegaba a los hombros, vestía un pantalón color celeste y un saquito que le hacía juego, sus ojos brillaban y tenían un extraño color verdoso, me sentí chiquita, ¿cómo era posible que fuesen tan hermosos?, se acercaron con una sonrisa en sus rostros.
-Bienvenida Less- me dijo Alfred
-Gracias…- dije tímidamente, Cecilia me dedicó una amplia sonrisa
-Nos alegra tenerte aquí- me dijo
-Bueno, ¿se quedan a almorzar, verdad?- nos dijo Alfred
-Claro- dijo Daniel; en ese momento apareció Sandy con una hermosa solera blanca, me miró sonriente
-¡Less!- dijo mientras me daba un beso en la mejilla haciéndome sentir una electricidad muy extraña., luego aparecieron Jean y Susan, ambos me miraron unos segundos, Jean fue el primero en hablar, era un chico grande, alto y muy atractivo.
-Hola, bueno espero te sientas cómoda aquí- me dijo, me sentí muy bien cuando vi que no me odiaban.
-Si, por supuesto, gracias- dije
-Estamos a disposición para lo que necesites- dijo Susan, ella era más seria que Sandy pero no menos agradable. Miré hacia la puerta, Rebecca estaba recostada al marco de la misma y me observaba con muy mala cara, esa chica era hermosa, su cabello negro como le carbón le llegaba hasta la cintura; luego de unos segundo se dio media vuelta y se fue.
-Dale tiempo…- me dijo Alfred
-Ya va a entenderlo- dijo Cecilia.
Pasamos al comedor, donde se encontraba una larga mesa de madera repleta de comida y una decoración que colmaba mis expectativas.
-Esto es…parece una obra de arte- dije sin salir del asombro
-Gracias, me tomo toda la mañana prepararla- dijo Cecilia sonriendo complacida; luego de sentarnos, también Rebecca lo hizo pero en la otra punta de la mesa lo más alejada posible de mi, todo era silencio.
-Bueno, actuemos normal antes de que Less se vaya corriendo- dijo Daniel y de inmediato empezaron a conversar del clima y del colegio, Dan tenía tomada mi mano, Alfred nos observó y luego sonrió.
-Parece que lo estas controlando muy bien- le dijo a Daniel
-Así es…-dijo él
-Creo que Dan ya te contó que antes no podía tocar a ningún…ninguna persona normal- me dijo Alfred
-Si, me lo dijo… ¿pasa igual…con ustedes?- pregunté
-No, con nosotros no pasa lo mismo, es solo con…personas- dijo Cecilia, les costaba bastante definirse y distinguirse de las personas.
-De todas formas tengan cuidado, no queremos que nadie resulte lastimado- dijo Jean
-A mi me alcanza con esto- le dije mostrando nuestras manos juntas, él sonrió. Luego de un rato un salero pasó volando por la mesa junto a mí en dirección a Rebecca.
-¡Rebecca!, dijimos que nada de poderes por hoy- le dijo molesto Alfred, ella lo miró enojada y no dijo nada. Luego del almuerzo, Daniel me llevó a conocer un poco su casa, después de un largo recorrido, subimos por las escaleras caracol y caminamos por un largo pasillo hasta llegar a una puerta de madera; la habitación de Daniel era amplia, tenía grandes ventanales por donde entraba la luz del sol y con una hermosa vista al bosque. Había una cama grande con mantas negras y almohadones de color blanco, de las paredes colgaban algunas pinturas abstractas que supuse valían millones, miré hacia uno de los rincones dónde se encontraba un sofá de cuero negro acompañado de una alfombra del mismo color, nunca había visto un lugar tan bien decorado.
-…Lo decoró cecilia- dijo
-Es genial- dije mirando alrededor. Se estaba haciendo tarde y debía volver antes de que los abuelos se preocuparan, me despedí de todos menos de Rebecca porque no estaba y nos fuimos caminando por el bosque de la mano.
-Espero que hayas pasado bien- me dijo
-Si, pase genial, tu familia me trató muy bien-
-Me alegra mucho que te hayas sentido cómoda- Luego de un rato llegamos a casa en su coche.
-Mañana nos vemos- me dijo
-Claro…falta mucho para mañana- dije triste, él sonrió y pasó su mano caliente por mi mejilla.
-¿Puedo…acercarme más?- le dije, quería saber que se sentía tenerlo cerca y a parte me moría por estar junto a él, aunque el calor me quemara no me importaba. No respondió, solo tomó aire y lo aguantó, así que me acerqué a él, el calor era abrazador pero muy agradable, sabía que él hacía un esfuerzo enorme para no dañarme con nada y tenía una de sus manos apretando el volante. El olor de su piel era dulce y perfecto, pasé mi mano por su rostro suave y cerró los ojos, mi temperatura era muy baja al lado de la suya.
-Creo…que es mejor que te alejes- me dijo dulcemente y le obedecí
-Lo siento- dije, respiró profundo.
-Ya voy a poder manejarlo mejor…dame tiempo-
-No quiero que te esfuerces por mí-
-haría cualquier cosa por ti- me dijo y me dejó sin palabras, jamás comprendería como alguien como él podía quererme a mi…yo era insignificante a su lado. Entré a casa
-¿Less?- preguntó la abuela
- Si, soy yo- dije dirigiéndome a la cocina, la abuela preparaba la cena
-¿Cómo te fue?-
-Bien, gracias- dije, el teléfono, atendí. –Hola…-
-¿Less?-
-Si, ella habla-
-Soy Loreley-
-¡Ha!, hola, ¿cómo estas?- dije un poco sorprendida por la llamada
-Bien…me gustaría invitarte a la aldea para que conozcas a mis primos y a mi abuelo, ¿quieres acompañarme después de clases?-
-He…si, me parece muy buena idea, hasta mañana entonces-
-buenas noches- dijo y colgó. Por lo general hablaba mucho más con Sara, pero Loreley siempre había intentado acercarse a nosotras, parecía una chica simpática, sus ojos color miel brillaban siempre tras su piel color cobrizo ya que su descendencia era india, sería interesante conocer sobre sus orígenes y su historia.
Esa noche me costó dormirme .extrañaba a Dan, en mi mente daba vueltas todo lo que había pasado en el día, en su amable familia, en la cara de odio de Rebecca, en cuánto deseaba estar cerca de él…sentía tantas cosas que no podría describirlas. Poco a poco me fui quedando dormida y cuando volví a abrir los ojos los rayos de luz ya entraban por la ventana, me levanté de la cama un poco dormida y con los ojos entrecerrados.
-¡Haaaa!- grité cuando me di cuenta de que Daniel estaba sentado en la mecedora de mi habitación riéndose.
-Siento haberte asustado- dijo tratando de contener la risa, seguramente se reía de mi deplorable estado…despeinada, cara de dormida, en conclusión estaba hecha un cavernícola.
-¿Qué haces aquí?- dije tratando de abrir los ojos…mientras él permanecía perfecto como de costumbre.
-Vine a verte, hoy no voy a clases- lo miré con tristeza
-¿Por qué?-
-Parece que en el norte, hay gente haciendo cosas que no están bien y vamos a tratar de poner orden-
-¿Qué cosas?- dije sentándome en la cama
- Te conté que no todos eran como nosotros, hay quienes utilizan sus poderes para hacer daño por diversos motivos, existe un ser muy poderoso que se encarga de hacer bastante daño y no le interesa a quien se lo haga-
-¿No es peligroso?-
- No te preocupes, él mantiene su distancia mientras nosotros hagamos lo mismo, de todas maneras no creo que sea el problema, por lo que pudimos investigar se trata de alguien que no conoce las reglas y hay que enseñárselas-
-¿Cuánto tiempo vas a ausentarte?...digo…parece un viaje largo- se rió
-He…tenemos cierta velocidad- lo miré sorprendida
-¿Qué?, ¿a parte de todo pueden colar?-
-No…solo correr a bastante velocidad y a escasos centímetros del suelo- dijo y sonrió
-Bueno… ¿entonces, cuando vuelvo a verte?-
-El martes ya estoy de regreso para ir al colegio-
-Es mucho tiempo pero sobreviviré, hoy por la tarde voy a ir a la aldea- su sonrisa desapareció y me miró serio
-¿La aldea de los indios “yanhon”?-
-Supongo que es esa, es donde vive la familia de Loreley-
-Es un poco peligroso que vayas ahí-
-¿Por qué?-
-Bueno, no les agradamos mucho y ellos a nosotros tampoco…creen que tenemos relación con el ser oscuro del que te hablé, ellos basan su creencia en la oscuridad también, solo ten cuidado, no bebas ni comas nada de lo que puedan ofrecerte y no creas en sus historias-
-¿Es todo extraño o yo he vivido durante mucho tiempo en una burbuja?- dije frustrada
-Las cosas están muy bien escondidas Less y así deben permanecer para el bien de todos…ya tengo que irme-
-De acuerdo- dije levantándome, se acercó y me tomó las manos
-Voy a extrañarte- me dijo con su dulce voz
- Y yo a ti- dije, luego desapareció a través de la pared.
Esa mañana en el colegio transcurrió muy lenta, sabía que la razón era la ausencia de Daniel, sus hermanos tampoco estaban por lo que no encontraba nada familiar a lo que aferrarme. Luego de la última hora nos fuimos con Loreley en su auto hacia la aldea.
-Hoy no vi a Daniel en el colegio- dijo para entablar conversación
-Tenía cosas que hacer- dije
-Resulta tan extraño verlo con alguien, hace años solo estaba con sus hermanos, aunque no entiendo muy bien si Rebecca es su hermana…- dijo confundida
-¿Por qué?- dije curiosa.-digo…son todos adoptados, es decir, que hermanos de sangre no son-
-Bueno, cuando llegaron al colegio Rebecca no se desprendía de Daniel, siempre estaba a su lado- ¿sería ese el motivo por el cual me odiaba Rebecca…celos?, ¿celos de mi?, me dio risa solo pensarlo, ella era hermosa jamás habría comparación conmigo.
Al llegar a la salida del pueblo, tomamos una calle de piedras muy angosta, a lo lejos podía observarse pequeñas casitas y niños corriendo; Loreley estacionó en la entrada de la aldea, donde un anciano de cabello gris salió a recibirnos.
-¡Hola abuelo!- dijo Loreley. –Te presento a mi amiga Lesslie- el anciano me observó por unos segundos con una extraña expresión en su rostro para luego decir algo en un idioma que no entendí.
-Bienvenida, estas protegida en este lugar- me dijo, ¿protegida de qué?, sonreí amablemente a pesar de no entender nada. Entramos en la pequeña casa y nos sentamos alrededor de una vieja mesa de madera, las paredes estaban casi cayéndose, pero a nadie parecía molestarle eso. Pasado un rato entraron dos chicos, altos, con un físico enorme que intuí se debía a que el trabajo en la aldea no debía ser tarea sencilla; ambos tenían facciones de indio y brillantes ojos negros, eran muy parecidos a diferencia de que uno era más alto que el otro.
-Less, ellos son mis primos, Esteban y Kayl-
-Mucho gusto- dije
-Igualmente-dijeron, se ofrecieron a mostrarnos la aldea así que caminamos por el lugar, Kayl era el más alto y al parecer muy agradable.
-Ella es novia de Daniel- le dijo Loreley a sus primos, ¿era necesario?
-¿Quién?, ¿Daniel Douball?- dijo él
-El mismo- contestó ella, me miró por unos segundos
-No sabía que esos “chupaenergías” andaban con humanos- dijo Esteban, me molestó mucho su comentario, ¿acaso ellos también lo sabían?
-No le hagas caso, solo cuídate- me dijo Kayl al ver mi expresión, ¿por qué creían que eran malos?, esto me desquiciaba.
-No tengo nada de que cuidarme- dije un poco molesta
-Quizá el abuelo pueda explicarte mejor la situación- me dijo Loreley, volvimos a la pequeña casa donde se encontraba el anciano.
-¿Qué necesitan jóvenes?- nos dijo
-Less está saliendo con uno de los Douball- le dijo Loreley, ya comenzaba a sentirme discriminada
-Lo sé- dijo él. - es su decisión- continuó e hizo seña para que salieran todos de la casa, nos quedamos solos.
-No creo que haya nada peligroso- dije defendiéndome
-Hace muchos años…aquí todo era tranquilo, tengo 95 años y he vivido en la aldea toda mi vida, cuando la familia Douball apareció hace ya 5 años comenzaron los problemas…sus chicos solía molestar a los muchachos de nuestra aldea-
-Ellos no hacen esas cosas, ¿cómo está seguro de que no fueron otras personas?- lo interrumpí
-Bueno…son los únicos que cuentan con…ciertas habilidades y no respetan nuestra paz, los ancianos de nuestra tribu a través de sus rituales descubrieron que existe cierta oscuridad sobre nuestra aldea y los únicos que estaban cerca siempre eran ellos- estaba segura de que lo que había sucedido se debía a los seres malos de los cuales Daniel me había hablado, me ponía de muy mal humor que los culparan a ellos.
-Quizá deberías tener más cuidado pequeña, no queremos a ninguna persona lastimada, son seres muy poderoso que utilizan su belleza entre otras cosas para atraer a las personas, porque si logran matarlos pueden tomar sus energías para volverse mucho más fuertes, esa es su forma de vida- no respondí no creía en sus palabras y esas historias realmente me estaban asustando. –Puedo ver que tu amor es más fuerte que tu razonamiento, así que voy a darte algo…- dijo parándose y dirigiéndose a una estantería de madera muy gastada, tomó algo pequeño y se acercó a mi poniéndolo en mis manos, lo miré…era una especie de pluma tallada en madera con unas pequeñas piedritas brillantes de color rojo y negro, era un colgante.
-¿Qué es esto?- dije
-Póntelo y no te lo saques, es solo para protegerte de las malas energías- me dijo con una mirada muy extraña, de todas formas me lo puse n colgante no iba a hacerme nada. Se estaba haciendo tarde de modo que nos fuimos.
-¿Te sientes bien?- me preguntó Loreley
-Si…solo cansada- dije bostezando, había sido un largo día y solo necesitaba dormir. Llegamos a casa.
-Bueno, espero verte mañana en el colegio- me dijo, ¿por qué razón no iría?, esto era bastante extraño.
-Claro, ahí nos vemos, gracias por todo- dije y me bajé, los abuelos miraban TV.
-¿Cómo estuvo el paseo?- dijo la abuela
-Muy bien, estoy cansada, voy a dormir- dije
-Buenas noches- dijeron.
La verdad estaba agotada, eso contribuyó a que a penas toqué la almohada me dormí.
celeste smith
Re: Fuego Eterno: Te amaré por siempre
#Capitulo5 #
En mi sueño me encontraba en un gran bosque corriendo, de pronto llegaba a un acantilado, no se qué era lo que me perseguía pero estaba tan asustada que salté al vacío, caía y en el momento de tocar el agua me desperté de un salto… ¡vaya pesadilla!
Eran las 7 de la mañana, me levanté y me dirigí al baño, me miré en el espejo, mi cabello era un nido de pájaros, estaba más pálida de lo normal, quizá estaba por engriparme debido al frío, estaba ansiosa por ver a Dan así que me apresuré a hacer todo y cuando salí de casa ya me esperaba en su auto.
-Hola- le dije
-Buenos días hermosa- me dijo sonriendo, cada vez que me hablaba sentía que iba a derretirme.
-¿Cómo estas?- dije, me miró unos segundos
-¿Te sientes bien?- dijo preocupado
-Si, ¿por qué?- dije acomodándome el cabello por las dudas.
-Te noto un poco pálida y tus ojeras están bastante grandes-
-Quizá esté por engriparme-dije, ¿tan fea estaba?, deseé tener otra cara.
-OK…abrígate para salir- dijo acariciándome el rostro
-Te he extrañado- redije
- Y yo a ti, el tiempo no pasaba-
-¿Se resolvieron los problemas?-
-Si, por suerte solo se trataba de dos muchachos que no entendían las reglas pero creo que ahora van a comportarse-
-Bueno, me alegro-
-¿Cómo te fue en tu paseo a la aldea?- suspiré
-Como me lo advertiste-
-¿Nadie te hizo daño, no?-
-No, solo historias extrañas, nada más- La primer clase la tuve con Sandy, me senté junto a la ventana entre Sara y Ben.
-¿Te sientes bien?- me dijo Sara, pero ¿qué les pasaba a todos?, ¿tan mal me veía?
-Si, estoy muy bien- dije sonriendo
-Este fin de semana es el cumpleaños de German- dijo Ben
-¿Vienes?- me preguntó Sara
-He…supongo que si-
-German va a ponerse muy triste si no vas- dijo Ben bromeando
La clase comenzó, al rato comenzó a dolerme la cabeza, sin duda estaba por engriparme. Loreley que estaba sentada en el otro extremo de la clase me miraba de manera extraña, la saludé con la mano pero solo me devolvió una sonrisa y bastante falsa por cierto. Todo era llevadero hasta que las letras de mi cuaderno comenzaron a moverse debido a mi mareo, levanté la mano.
-¿Si, Srta. Flesher?- dijo el profesor
-Creo que necesito salir, no me siento bien- dije tratando de enfocarlo
-Claro, ¿alguien puede acompañarla?- escuche varias voces ofreciéndose, entre ellas la de German, Sara y Ben
-Douball, vaya usted- Sandy me tomó suavemente del brazo para ayudarme a salir, me llevaba hasta la enfermería pero le pedí para sentarme unos segundos porque de lo contrario iba a caer desplomada.
-¿Qué te pasa?-me dijo
-No se, creo que es gripe- me observó con sus enormes ojos azules
-Estás muy pálida, dame un segundo que voy a llamar a Dan-
-¡No!, no hagas que se preocupe por una pavada- pero ya era demasiado tarde, lo llamo mentalmente y en menos de dos minutos ya estaba con nosotras.
-¿Qué te pasó?- dijo mirándome
-Tuvo un mareo en clase, no tiene muy buen aspecto- dijo Sandy
-Estoy bien- mentí, no podía ni caminar. Daniel me tomó en sus brazos, era la primera vez que lo hacía, el calos de su piel me ayudó a sentirme calentita ya que hacía mucho frío.
-Voy a llevarla a la enfermería- dijo
-Voy contigo- dijo Sandy
-No, ve a clases- dijo él
-Bueno…qué te mejores Less- dijo y se fue. La enfermera me revisó la garganta
-No parece ser gripe ni nada de eso, es mejor que vayas a tu casa y descanses, voy a hacerte un certificado para que puedas retirarte- me dijo ella. Daniel me llevó hasta la puerta Demi casa, la abuela lo miró extrañada
-¿Pasó algo?- dijo preocupada
-No…- dije
-Si, se sentía mal y la enfermera sugirió que volviera a casa y descansara- me interrumpió Daniel
-Bueno, gracias por acompañarla- dijo la abuela
-No es nada, buenas tardes- nos dijo a ambas y se fue.
Estuve toda la tarde acostada, la abuela me preguntaba de a ratos si me encontraba bien. Por la tardecita ya me sentía mejor, me levanté para ir al baño pero de pronto todo comenzó a dar vueltas y eso fue lo último que recuerdo.
Tenía los ojos cerrados, cerca, sentía el “tic tac” de un reloj y un sonido extraño que parecía ser una especie de aparato, escuchaba un murmullo que pronto pude oír con más nitidez.
-No sabemos qué tiene- era la voz de la abuela, parecía que hablaba por un celular. –Todavía no despertó, si…hace dos días- ¡¿qué?!, ¿dos días?, hice fuerza para abrir los ojos pero me costaba mucho, mi cuerpo parecía estar dormido; sentí el sonido de una puerta
-¿No ha despertado?- esa voz tan dulce…solo podía ser él.
-No…- dijo la abuela preocupada
-¿Por qué no va a descansar un poco?, está desde el martes aquí, yo me encargo al menos unas horas-
-¿Estás seguro?, es que no quiero dejarla sola-
-No se preocupe, vaya a descansar cualquier cosa yo le aviso- dijo él, sentí que la puerta se cerró y algo caliente tocó mi mano…abrí los ojos con toda la fuerza que encontré.
-¡Less!... ¿cómo te sientes?-
-¿Qué pasó?, ¿dónde estoy?-
-En el hospital, te desmayaste hace ya dos días-
-¿Por qué?-dije confundida
-No te preocupes, vas a estar bien- levanté mi mano para acariciar su rostro, cerró sus hermosos ojos y luego volvió a abrirlos mirándome.
-Me asusté mucho- me dijo
-Estoy aquí- le dije. -¿Qué es lo que tengo?- demoró en responderme
-No lo se, hermosa, pero ya voy a averiguarlo, y voy a estar a tu lado para cuidarte todo el tiempo.
-Gracias…- Por la tarde entró una enfermera con agujas que traté de no mirar si no quería sufrir un ataque de nervios; la abuela se encontraba a mi lado y también un doctor que sostenía una planilla, Dan esperaba recostado a la puerta.
-¿Cómo te sientes?- me dijo el doctor con una sonrisa pero con ojos preocupados.
-Cansada…-
-¿Te duele algo?-
-No…pero mi cabeza…siento como si me la apretaran, duele mucho- dije, Daniel me miró, tomó su celular y llamó a alguien.
-Bueno Lesslie, por ahora vas a permanecer aquí, hasta que tengamos más información sobre tu estado- dijo el doctor
-Genial…hospital, no existe otro lugar mejor- dije bromeando.
Pasó un rato, no tenía mucha idea del tiempo, la puerta se abrió y Alfred se acercó a mí.
-Buenos días- le dijo a la abuela
-Sr. Douball…-
-Voy a hacerme cargo de Less- le dijo
-¿A si?- dijo la abuela, parecía estar más aliviada, Alfred era uno de los mejores médicos de la ciudad.
-Si, no se preocupe- Daniel me guiñó un ojo y Salió con la abuela. –Bueno Less, lamento encontrarnos en este lugar- dijo, yo sonreí, comenzó a examinarme.
-¿Duele aquí?- dijo apretando los ganglios de mi garganta
-No…solo la cabeza- me miró unos segundos inspeccionándome
-La verdad es que tu aspecto ha desmejorado mucho…voy a probar algo…-
-Si, adelante- dije, puso su mano en mi frente, a diferencia de Dan su temperatura era normal, cerró los ojos por unos segundos y luego los abrió con gesto de preocupación.
-¿Qué pasa?- dije nerviosa
-¿Estuviste solo con Dan estos días?-
-Si, ¿por qué?-
-Dame un momento que debo hablar con él- dijo y salió de la habitación antes de que pudiera decirle algo, ¿qué rayos pasaba?, ya me estaba asustando, ¿y si no podía acercarme a Daniel por algo?, ¡ni loca!, no me importaba morirme, no soportaría estar lejos de él, cualquier cosa menos eso.
Pude observar que Alfred discutía con otro médico afuera, Daniel entró.
-¿Qué está pasando Daniel?- dije histérica
-Nada, tranquila, va a estar todo bien-
-¿Bien?, ¡no entiendo nada!- dije casi gritando
-Confía en mí…-dijo mirándome a los ojos, respiré profundo para tranquilizarme, Alfred entró.
-Bien Less, te vas a tu casa-
-¿He?, pero no se qué es lo que tengo- ya me estaba por dar un ataque
-Mañana por la mañana, Dan va a llevarte a casa, hay cosas que no se pueden solucionar aquí, solo confía en nosotros, nadie va a hacerte daño- dijo Alfred.
-Solo sobre mi cadáver alguien va a hacerte daño- dijo Daniel. No entendía nada, me llevaron a casa, no tenía fuerzas ni para caminar así que Daniel me llevó en brazos hasta mi cama, se despidió y salió, podía escuchar la conversación que tenía con la abuela afuera.
-¿Va a estar bien?- dijo ella preocupada
-Se lo juro por mi vida- le contestó él
-Gracias por todo, dale mis agradecimientos a tu padre-
-Lo haré, buenas noches-
Logré dormirme enseguida, me sentía totalmente sin fuerzas, no se cuántas horas pasaron, ni si me dormí un rato largo o no, todo era demasiado confuso, sentía movimientos a mi alrededor, pero no podía abrir los ojos.
-Voy a llevarla- dijo Dan
-Por favor, llamen a casa en cuanto tengan noticias- dijo la abuela
-Si, por cualquier cosa- dijo el abuelo angustiado
-No se preocupen, vamos a cuidarla- esa era otra voz… ¿Jane? Alguien me levantó en brazos, no se si volví a dormirme…creo que estaba soñando, nuevamente me encontraba en el acantilado, pero esta vez llevaba mi mano a mi cuello y tocaba algo…era la pluma que me habían dado en la aldea, quizá eso tenía que ver con lo que me estaba pasando, ¡tenía que avisarle a Daniel!, pero ni siquiera podía moverme. Esta vez otras voces interrumpieron mis sueños.
-Hay que hacer algo- dijo Cecilia
-Si, pero ¿qué?- dijo Susan
-Esto te pasa por involucrarte con personas de las que tienes que mantenerte alejado, sabía que iba a traernos problemas- dijo Rebecca enojada
-¡Ya cállate, Rebecca!- dijo Daniel en un tono más alto de lo normal, hice el mayor esfuerzo y abrí los ojos, Dan se acercó de inmediato.
-Less…-
-Tengo…-no podía ni siquiera hablar y necesitaba decírselo, odiaba esto.
-Tranquila, no te esfuerces- dijo Alfred, ¡tenían que escucharme!, use todas mis fuerzas y moví la mano hasta mi cuello. -¿qué pasa Less?- dijo Alfred
-¿Qué tienes en el cuello?- dijo Daniel, ¡por fin se daba cuenta!, Alfred sacó la pluma de mi cuello y la observó un rato.
-¡Maldición!- dijo muy alto
-¿Qué…?- dijo Cecilia
-Less estuvo de visita en la aldea de esos indios mugrientos el lunes pasado- dijo Daniel con mucha rabia.
-Aquí tenemos el problema, se lo pusieron con un único objetivo- dijo Alfred
-No puedo creerlo…indios pulgosos- dijo Sandy
-Bueno, pero ahora que se lo quitaste va a ponerse mejor, ¿no?- dijo Susan
-No…este objeto cumplió su misión, si no hacemos algo pronto…- no terminó la frase y a pesar de que tenía el cuerpo dormido un escalo frío recorrió mi espalda.
-Voy a matarlos, no va a quedar ni uno solo vivo, les voy a prender fuego la aldea- dijo Dan furiosos y yéndose, Alfred lo tomó del brazo
-Ni se te ocurra, nosotros no somos asesinos, hay que ocuparse de algo más importante ahora- le dijo severamente
-Necesito dar una vuelta- dijo y se fue, Cecilia miró preocupada a Alfred
-No va a hacer nada, lo sé- dijo Alfred para tranquilizarla
-Lo…siento mucho- logré decir
-No es tu culpa, cariño- me dijo Cecilia
-Si, es su culpa- dijo Rebecca
-¡Ya es suficiente Rebecca!- le gritó Alfred, ella se dio media vuelta y se fue.
-No le hagas caso Less- me dijo Susan preocupada
-Bueno…tu nivel de energía es prácticamente nulo gracias a esa maldita pluma, ya nos ocuparemos de eso luego, ahora el objetivo central es…recuperarte…Sandy- dijo mirándola
-¿Si?-dijo ella
- En principio necesito tu colaboración…utiliza la mayor concentración para poder pasarle energía a Less…es difícil, pero vamos a intentarlo-
-Voy a hacer todo lo que pueda Less- me dijo dulcemente sentándose a mi lado, nos encontrábamos en la habitación de Daniel. Me tomó la mano y cerró los ojos, todos miraban expectantes, Susan estaba sentada en el sofá con Jean y Alfred a los pies de la cama con Cecilia. Luego de unos minutos Sandy abrió los ojos.
-Lo siento…no puedo- dijo frustrada
-¿Qué pasa?- dijo Alfred
- Sabes que para pasar energía necesito encontrar un punto de conexión y no la hay, ella está demasiado débil, no puedo llegar a su mente- Alfred se agarró la cabeza.
-¡Llama a Daniel ya!- le gritó a Rebecca que había vuelto a pararse en la puerta, ella salió sin decir nada, a los pocos minutos Daniel estaba en la habitación, me sentía culpable por haber tomado ese estúpido objeto.
-¿Qué tengo que hacer?- dijo Dan
-Eres la única opción que tenemos, sé que te cuesta controlar tu poder, pero eres el único que puede salvarla- dijo Alfred
-De acuerdo, ya sé que debo hacer… ¿me dejan solo con ella?- dijo, todos dejaron la habitación.
-Estaremos en el living por cualquier cosa- dijo Alfred y se fue. Daniel se acercó a y me miró a los ojos.
-Voy a hacer hasta lo imposible para que estés bien…si algo te pasara sencillamente no podría vivir- se me cayeron un par de légrimas, no soportaba pensar que algo pudiera pasarle, lo peor era que no tenía fuerzas para decírselo, para hacerle saber que lo amaba con toda mi alma y que me perdonara por ser tan tonta. Tomó mis manos.
-Solo…quédate tranquila, no voy a hacerte daño, espero que funcione- dijo, luego cerró sus ojos, sentía el calor de sus manos…mucho más calientes de lo que eran, aunque me quemaban traté de soportar el dolor, pasaron varios minutos…comencé a sentir una extraña electricidad en todo el cuerpo, como millones de agujas pequeñitas pinchándome, sentía que las manos se me prendían fuego, pero iba a dar todo mi esfuerzo, apreté los ojos y aguanté el intenso dolor.
De pronto sentí mucho sueño…no se cómo me quedé dormida. Volví a despertarme con murmullos de fondo, pero esta vez me sentía con fuerza y fui capaz de abrir los ojos.
-Less, ¡despertaste!- dijo Alfred acercándose
-¿Dónde…está Dan?- ¡y podía hablar!
-Bueno…mucho mejor, ya puedes hablar- dijo Jean sonriendo
-Estoy aquí, Less- me dijo, levanté la cabeza y lo miré, estaba sentado en el sofá y muy pálido.
-¿Estás bien?- le dije
-Si, no te preocupes-
-Solo está cansado, fue un trabajo duro, ya va a reponerse- dijo Alfred, miré mis manos, estaban vendadas.
-¿Tan malo fue?- dije
-No, nada grave, en unos días tus manos van a estar bien- dijo Cecilia
-Lo siento mucho, Less- dijo Daniel triste
-Salvaste me vida, no tienes por qué pedir perdón- le dije
-Avisamos a tus abuelos que estas recuperándote, mañana ya puedes regresar a tu casa-dijo Sandy. Me dejaron descansar y salieron de la habitación, creo haber dormido un par de horas ya que cuando desperté afuera estaba oscuro, las ventanas estaban abiertas y escuché a Daniel hablar con Rebecca.
-Vas a meterte en problemas- dijo ella
-Estoy cansado de que me digas eso, yo quiero estar con ella-
-Dan, hay mil mujeres como nosotros, ¿por qué ella?-
-Ya te lo he explicado, la quiero a ella-
-¿Más de lo que me quieres a mí?- dijo ella
-Eres mi hermana, siempre te he querido, no tiene nada que ver con lo que siento por ella-
-Ni siquiera puedes tocarla Daniel, ¿de verdad crees que va a soportar toda su vida así?, en algún momento y como toda mujer va a necesitar más y no solo que le tomes la mano, ¿qué vas a hacer entonces?, va a lastimarte cuando se de cuenta de que va a sentirse mucho más completa con un hombre como ella…humano-
-Si, puede que tengas razón, pero a este ese momento voy a quedarme a su lado-
-No estas pensando, esto es cualquier cosa- dijo ella, yo tenía ganas de matarla, ella no se imaginaba todo lo que yo sentía por Daniel, no quería una vida sin él. Al rato, Dan entró en la habitación y me dio una taza con café.
-Hola, hermosa- dijo sentándose a mi lado
-Tardaste en venir-
-Estaba hablando con mi padre-
Bien, hace un rato te escuché hablando con Rebecca- su rostro se volvió serio
-Siento que hayas escuchado-
-Ahora necesito que me escuches a mí-
-Bien…-
-Nada de lo que dijo Rebecca va a pasar, yo no puedo vivir sin vos, no me importa que jamás en la vida puedas besarme, soy feliz simplemente con tenerte a mi lado…-
-Less, yo no estoy seguro de poder darte todo lo que necesites, quizá ahora no lo pienses, pero si en algún momento aparece una persona que pueda brindarte todo lo que quieras, yo voy a entenderlo, jamás voy a impedir que seas feliz-
-Yo soy feliz a tu lado, y me hace mal pensar que por ser…humana no puedas hacer nada de lo que quieres- dije a punto de llorar
- Yo no necesito nada- dijo secándome una lágrima que había escapado de mis ojos
-Entonces yo tampoco, y tema terminado- dije, él sonrió
-Como usted diga señorita-
-¿Cuáles son los planes para esta noche?- dije
-¿Qué quieres hacer?-
-No se…podríamos conversar-
-Me parece buena idea-dijo estuvimos largo rato hablando de todo, yo aprovechaba para preguntar de todo.
-¿Por qué no quemas a los que son como vos?-
-Porque si voy a tocarlos pueden neutralizar mis poderes-
-Me gustaría poder hacerlo- dije triste. –Pero si me cargaste en brazos puedes abrazarme, ¿no?- no sabía si estaba pidiéndole demasiado, no quería presionarlo.
-Si, supongo que puedo- Se acercó más a mí, de inmediato mi corazón se aceleró, merodeó con sus brazos con el mayor cuidado posible, ya comenzaba a sentir el calor en mi cuerpo, no sabía si abrazarlo también o si eso empeoraría las cosas.
-¿Puedo…?- dije haciéndole seña con mis brazos
-Si…- Puse mis manos en su espalda y apoyé la cabeza en su pecho, era enorme la sensación de paz que me daba estar cerca de él, mi corazón seguía latiendo rápido, mientras que sus latidos eran mucho más lentos que los de una persona normal…era simplemente maravilloso. Comencé a sentir más calor cuando moví mis manos en su espalda y se apartó suavemente.
-Estoy tratando…-dijo
-Lo sé, gracias por eso-
A la mañana siguiente ya pude levantarme.
-Voy a llevarla a su casa- dijo Daniel
-Gracias a todos por lo que hicieron por mi- dije
-Eres como de la familia- dijo Alfred
-Vamos a cuidarte siempre- dijo Cecilia
-Si, y no aceptes más porquerías- dijo Jean riendo
-No lo haré- dije
-Cuídate, mañana nos vemos en el colegio- dijo Susan, Sandy se acercó y me abrazó fuerte.
-Me alegra que te encuentres bien- me dijo, me había encariñado muco con ella, era una chica realmente dulce. Nos fuimos en el auto.
-¿Por qué hicieron eso en la aldea?-dije, Daniel apretó el volante con fuerza
- De verdad me encantaría arrancarles la cabeza…eres una persona con mucha energía, a esos malditos les sirve eso, sobre todo si la energía es tomada de una persona que tiene sentimientos puros, son como sanguijuelas, pero esto no termina aquí, voy a tenerte muy bien vigilada, es claro el interés que tiene en ti, y no va a darse por vencidos así de simple- asome daba mucho miedo
-El anciano me dijo que era al contrario…-
-Te describió la forma de trabajar que tiene ellos, pensó que de esa manera te pondría en contra nuestra y buscarías refugio ahí, lejos de nosotros y sería mucho más fácil…terminar con tu vida, malditos brujos-
Llegamos a casa, se despidió y se marchó.
-¿Qué te pasó en las manos?- dijo la abuela preocupada.
-He…fue por el suero que tuvieron que ponerme- mentí.
Eran las 7 de la mañana, me levanté y me dirigí al baño, me miré en el espejo, mi cabello era un nido de pájaros, estaba más pálida de lo normal, quizá estaba por engriparme debido al frío, estaba ansiosa por ver a Dan así que me apresuré a hacer todo y cuando salí de casa ya me esperaba en su auto.
-Hola- le dije
-Buenos días hermosa- me dijo sonriendo, cada vez que me hablaba sentía que iba a derretirme.
-¿Cómo estas?- dije, me miró unos segundos
-¿Te sientes bien?- dijo preocupado
-Si, ¿por qué?- dije acomodándome el cabello por las dudas.
-Te noto un poco pálida y tus ojeras están bastante grandes-
-Quizá esté por engriparme-dije, ¿tan fea estaba?, deseé tener otra cara.
-OK…abrígate para salir- dijo acariciándome el rostro
-Te he extrañado- redije
- Y yo a ti, el tiempo no pasaba-
-¿Se resolvieron los problemas?-
-Si, por suerte solo se trataba de dos muchachos que no entendían las reglas pero creo que ahora van a comportarse-
-Bueno, me alegro-
-¿Cómo te fue en tu paseo a la aldea?- suspiré
-Como me lo advertiste-
-¿Nadie te hizo daño, no?-
-No, solo historias extrañas, nada más- La primer clase la tuve con Sandy, me senté junto a la ventana entre Sara y Ben.
-¿Te sientes bien?- me dijo Sara, pero ¿qué les pasaba a todos?, ¿tan mal me veía?
-Si, estoy muy bien- dije sonriendo
-Este fin de semana es el cumpleaños de German- dijo Ben
-¿Vienes?- me preguntó Sara
-He…supongo que si-
-German va a ponerse muy triste si no vas- dijo Ben bromeando
La clase comenzó, al rato comenzó a dolerme la cabeza, sin duda estaba por engriparme. Loreley que estaba sentada en el otro extremo de la clase me miraba de manera extraña, la saludé con la mano pero solo me devolvió una sonrisa y bastante falsa por cierto. Todo era llevadero hasta que las letras de mi cuaderno comenzaron a moverse debido a mi mareo, levanté la mano.
-¿Si, Srta. Flesher?- dijo el profesor
-Creo que necesito salir, no me siento bien- dije tratando de enfocarlo
-Claro, ¿alguien puede acompañarla?- escuche varias voces ofreciéndose, entre ellas la de German, Sara y Ben
-Douball, vaya usted- Sandy me tomó suavemente del brazo para ayudarme a salir, me llevaba hasta la enfermería pero le pedí para sentarme unos segundos porque de lo contrario iba a caer desplomada.
-¿Qué te pasa?-me dijo
-No se, creo que es gripe- me observó con sus enormes ojos azules
-Estás muy pálida, dame un segundo que voy a llamar a Dan-
-¡No!, no hagas que se preocupe por una pavada- pero ya era demasiado tarde, lo llamo mentalmente y en menos de dos minutos ya estaba con nosotras.
-¿Qué te pasó?- dijo mirándome
-Tuvo un mareo en clase, no tiene muy buen aspecto- dijo Sandy
-Estoy bien- mentí, no podía ni caminar. Daniel me tomó en sus brazos, era la primera vez que lo hacía, el calos de su piel me ayudó a sentirme calentita ya que hacía mucho frío.
-Voy a llevarla a la enfermería- dijo
-Voy contigo- dijo Sandy
-No, ve a clases- dijo él
-Bueno…qué te mejores Less- dijo y se fue. La enfermera me revisó la garganta
-No parece ser gripe ni nada de eso, es mejor que vayas a tu casa y descanses, voy a hacerte un certificado para que puedas retirarte- me dijo ella. Daniel me llevó hasta la puerta Demi casa, la abuela lo miró extrañada
-¿Pasó algo?- dijo preocupada
-No…- dije
-Si, se sentía mal y la enfermera sugirió que volviera a casa y descansara- me interrumpió Daniel
-Bueno, gracias por acompañarla- dijo la abuela
-No es nada, buenas tardes- nos dijo a ambas y se fue.
Estuve toda la tarde acostada, la abuela me preguntaba de a ratos si me encontraba bien. Por la tardecita ya me sentía mejor, me levanté para ir al baño pero de pronto todo comenzó a dar vueltas y eso fue lo último que recuerdo.
Tenía los ojos cerrados, cerca, sentía el “tic tac” de un reloj y un sonido extraño que parecía ser una especie de aparato, escuchaba un murmullo que pronto pude oír con más nitidez.
-No sabemos qué tiene- era la voz de la abuela, parecía que hablaba por un celular. –Todavía no despertó, si…hace dos días- ¡¿qué?!, ¿dos días?, hice fuerza para abrir los ojos pero me costaba mucho, mi cuerpo parecía estar dormido; sentí el sonido de una puerta
-¿No ha despertado?- esa voz tan dulce…solo podía ser él.
-No…- dijo la abuela preocupada
-¿Por qué no va a descansar un poco?, está desde el martes aquí, yo me encargo al menos unas horas-
-¿Estás seguro?, es que no quiero dejarla sola-
-No se preocupe, vaya a descansar cualquier cosa yo le aviso- dijo él, sentí que la puerta se cerró y algo caliente tocó mi mano…abrí los ojos con toda la fuerza que encontré.
-¡Less!... ¿cómo te sientes?-
-¿Qué pasó?, ¿dónde estoy?-
-En el hospital, te desmayaste hace ya dos días-
-¿Por qué?-dije confundida
-No te preocupes, vas a estar bien- levanté mi mano para acariciar su rostro, cerró sus hermosos ojos y luego volvió a abrirlos mirándome.
-Me asusté mucho- me dijo
-Estoy aquí- le dije. -¿Qué es lo que tengo?- demoró en responderme
-No lo se, hermosa, pero ya voy a averiguarlo, y voy a estar a tu lado para cuidarte todo el tiempo.
-Gracias…- Por la tarde entró una enfermera con agujas que traté de no mirar si no quería sufrir un ataque de nervios; la abuela se encontraba a mi lado y también un doctor que sostenía una planilla, Dan esperaba recostado a la puerta.
-¿Cómo te sientes?- me dijo el doctor con una sonrisa pero con ojos preocupados.
-Cansada…-
-¿Te duele algo?-
-No…pero mi cabeza…siento como si me la apretaran, duele mucho- dije, Daniel me miró, tomó su celular y llamó a alguien.
-Bueno Lesslie, por ahora vas a permanecer aquí, hasta que tengamos más información sobre tu estado- dijo el doctor
-Genial…hospital, no existe otro lugar mejor- dije bromeando.
Pasó un rato, no tenía mucha idea del tiempo, la puerta se abrió y Alfred se acercó a mí.
-Buenos días- le dijo a la abuela
-Sr. Douball…-
-Voy a hacerme cargo de Less- le dijo
-¿A si?- dijo la abuela, parecía estar más aliviada, Alfred era uno de los mejores médicos de la ciudad.
-Si, no se preocupe- Daniel me guiñó un ojo y Salió con la abuela. –Bueno Less, lamento encontrarnos en este lugar- dijo, yo sonreí, comenzó a examinarme.
-¿Duele aquí?- dijo apretando los ganglios de mi garganta
-No…solo la cabeza- me miró unos segundos inspeccionándome
-La verdad es que tu aspecto ha desmejorado mucho…voy a probar algo…-
-Si, adelante- dije, puso su mano en mi frente, a diferencia de Dan su temperatura era normal, cerró los ojos por unos segundos y luego los abrió con gesto de preocupación.
-¿Qué pasa?- dije nerviosa
-¿Estuviste solo con Dan estos días?-
-Si, ¿por qué?-
-Dame un momento que debo hablar con él- dijo y salió de la habitación antes de que pudiera decirle algo, ¿qué rayos pasaba?, ya me estaba asustando, ¿y si no podía acercarme a Daniel por algo?, ¡ni loca!, no me importaba morirme, no soportaría estar lejos de él, cualquier cosa menos eso.
Pude observar que Alfred discutía con otro médico afuera, Daniel entró.
-¿Qué está pasando Daniel?- dije histérica
-Nada, tranquila, va a estar todo bien-
-¿Bien?, ¡no entiendo nada!- dije casi gritando
-Confía en mí…-dijo mirándome a los ojos, respiré profundo para tranquilizarme, Alfred entró.
-Bien Less, te vas a tu casa-
-¿He?, pero no se qué es lo que tengo- ya me estaba por dar un ataque
-Mañana por la mañana, Dan va a llevarte a casa, hay cosas que no se pueden solucionar aquí, solo confía en nosotros, nadie va a hacerte daño- dijo Alfred.
-Solo sobre mi cadáver alguien va a hacerte daño- dijo Daniel. No entendía nada, me llevaron a casa, no tenía fuerzas ni para caminar así que Daniel me llevó en brazos hasta mi cama, se despidió y salió, podía escuchar la conversación que tenía con la abuela afuera.
-¿Va a estar bien?- dijo ella preocupada
-Se lo juro por mi vida- le contestó él
-Gracias por todo, dale mis agradecimientos a tu padre-
-Lo haré, buenas noches-
Logré dormirme enseguida, me sentía totalmente sin fuerzas, no se cuántas horas pasaron, ni si me dormí un rato largo o no, todo era demasiado confuso, sentía movimientos a mi alrededor, pero no podía abrir los ojos.
-Voy a llevarla- dijo Dan
-Por favor, llamen a casa en cuanto tengan noticias- dijo la abuela
-Si, por cualquier cosa- dijo el abuelo angustiado
-No se preocupen, vamos a cuidarla- esa era otra voz… ¿Jane? Alguien me levantó en brazos, no se si volví a dormirme…creo que estaba soñando, nuevamente me encontraba en el acantilado, pero esta vez llevaba mi mano a mi cuello y tocaba algo…era la pluma que me habían dado en la aldea, quizá eso tenía que ver con lo que me estaba pasando, ¡tenía que avisarle a Daniel!, pero ni siquiera podía moverme. Esta vez otras voces interrumpieron mis sueños.
-Hay que hacer algo- dijo Cecilia
-Si, pero ¿qué?- dijo Susan
-Esto te pasa por involucrarte con personas de las que tienes que mantenerte alejado, sabía que iba a traernos problemas- dijo Rebecca enojada
-¡Ya cállate, Rebecca!- dijo Daniel en un tono más alto de lo normal, hice el mayor esfuerzo y abrí los ojos, Dan se acercó de inmediato.
-Less…-
-Tengo…-no podía ni siquiera hablar y necesitaba decírselo, odiaba esto.
-Tranquila, no te esfuerces- dijo Alfred, ¡tenían que escucharme!, use todas mis fuerzas y moví la mano hasta mi cuello. -¿qué pasa Less?- dijo Alfred
-¿Qué tienes en el cuello?- dijo Daniel, ¡por fin se daba cuenta!, Alfred sacó la pluma de mi cuello y la observó un rato.
-¡Maldición!- dijo muy alto
-¿Qué…?- dijo Cecilia
-Less estuvo de visita en la aldea de esos indios mugrientos el lunes pasado- dijo Daniel con mucha rabia.
-Aquí tenemos el problema, se lo pusieron con un único objetivo- dijo Alfred
-No puedo creerlo…indios pulgosos- dijo Sandy
-Bueno, pero ahora que se lo quitaste va a ponerse mejor, ¿no?- dijo Susan
-No…este objeto cumplió su misión, si no hacemos algo pronto…- no terminó la frase y a pesar de que tenía el cuerpo dormido un escalo frío recorrió mi espalda.
-Voy a matarlos, no va a quedar ni uno solo vivo, les voy a prender fuego la aldea- dijo Dan furiosos y yéndose, Alfred lo tomó del brazo
-Ni se te ocurra, nosotros no somos asesinos, hay que ocuparse de algo más importante ahora- le dijo severamente
-Necesito dar una vuelta- dijo y se fue, Cecilia miró preocupada a Alfred
-No va a hacer nada, lo sé- dijo Alfred para tranquilizarla
-Lo…siento mucho- logré decir
-No es tu culpa, cariño- me dijo Cecilia
-Si, es su culpa- dijo Rebecca
-¡Ya es suficiente Rebecca!- le gritó Alfred, ella se dio media vuelta y se fue.
-No le hagas caso Less- me dijo Susan preocupada
-Bueno…tu nivel de energía es prácticamente nulo gracias a esa maldita pluma, ya nos ocuparemos de eso luego, ahora el objetivo central es…recuperarte…Sandy- dijo mirándola
-¿Si?-dijo ella
- En principio necesito tu colaboración…utiliza la mayor concentración para poder pasarle energía a Less…es difícil, pero vamos a intentarlo-
-Voy a hacer todo lo que pueda Less- me dijo dulcemente sentándose a mi lado, nos encontrábamos en la habitación de Daniel. Me tomó la mano y cerró los ojos, todos miraban expectantes, Susan estaba sentada en el sofá con Jean y Alfred a los pies de la cama con Cecilia. Luego de unos minutos Sandy abrió los ojos.
-Lo siento…no puedo- dijo frustrada
-¿Qué pasa?- dijo Alfred
- Sabes que para pasar energía necesito encontrar un punto de conexión y no la hay, ella está demasiado débil, no puedo llegar a su mente- Alfred se agarró la cabeza.
-¡Llama a Daniel ya!- le gritó a Rebecca que había vuelto a pararse en la puerta, ella salió sin decir nada, a los pocos minutos Daniel estaba en la habitación, me sentía culpable por haber tomado ese estúpido objeto.
-¿Qué tengo que hacer?- dijo Dan
-Eres la única opción que tenemos, sé que te cuesta controlar tu poder, pero eres el único que puede salvarla- dijo Alfred
-De acuerdo, ya sé que debo hacer… ¿me dejan solo con ella?- dijo, todos dejaron la habitación.
-Estaremos en el living por cualquier cosa- dijo Alfred y se fue. Daniel se acercó a y me miró a los ojos.
-Voy a hacer hasta lo imposible para que estés bien…si algo te pasara sencillamente no podría vivir- se me cayeron un par de légrimas, no soportaba pensar que algo pudiera pasarle, lo peor era que no tenía fuerzas para decírselo, para hacerle saber que lo amaba con toda mi alma y que me perdonara por ser tan tonta. Tomó mis manos.
-Solo…quédate tranquila, no voy a hacerte daño, espero que funcione- dijo, luego cerró sus ojos, sentía el calor de sus manos…mucho más calientes de lo que eran, aunque me quemaban traté de soportar el dolor, pasaron varios minutos…comencé a sentir una extraña electricidad en todo el cuerpo, como millones de agujas pequeñitas pinchándome, sentía que las manos se me prendían fuego, pero iba a dar todo mi esfuerzo, apreté los ojos y aguanté el intenso dolor.
De pronto sentí mucho sueño…no se cómo me quedé dormida. Volví a despertarme con murmullos de fondo, pero esta vez me sentía con fuerza y fui capaz de abrir los ojos.
-Less, ¡despertaste!- dijo Alfred acercándose
-¿Dónde…está Dan?- ¡y podía hablar!
-Bueno…mucho mejor, ya puedes hablar- dijo Jean sonriendo
-Estoy aquí, Less- me dijo, levanté la cabeza y lo miré, estaba sentado en el sofá y muy pálido.
-¿Estás bien?- le dije
-Si, no te preocupes-
-Solo está cansado, fue un trabajo duro, ya va a reponerse- dijo Alfred, miré mis manos, estaban vendadas.
-¿Tan malo fue?- dije
-No, nada grave, en unos días tus manos van a estar bien- dijo Cecilia
-Lo siento mucho, Less- dijo Daniel triste
-Salvaste me vida, no tienes por qué pedir perdón- le dije
-Avisamos a tus abuelos que estas recuperándote, mañana ya puedes regresar a tu casa-dijo Sandy. Me dejaron descansar y salieron de la habitación, creo haber dormido un par de horas ya que cuando desperté afuera estaba oscuro, las ventanas estaban abiertas y escuché a Daniel hablar con Rebecca.
-Vas a meterte en problemas- dijo ella
-Estoy cansado de que me digas eso, yo quiero estar con ella-
-Dan, hay mil mujeres como nosotros, ¿por qué ella?-
-Ya te lo he explicado, la quiero a ella-
-¿Más de lo que me quieres a mí?- dijo ella
-Eres mi hermana, siempre te he querido, no tiene nada que ver con lo que siento por ella-
-Ni siquiera puedes tocarla Daniel, ¿de verdad crees que va a soportar toda su vida así?, en algún momento y como toda mujer va a necesitar más y no solo que le tomes la mano, ¿qué vas a hacer entonces?, va a lastimarte cuando se de cuenta de que va a sentirse mucho más completa con un hombre como ella…humano-
-Si, puede que tengas razón, pero a este ese momento voy a quedarme a su lado-
-No estas pensando, esto es cualquier cosa- dijo ella, yo tenía ganas de matarla, ella no se imaginaba todo lo que yo sentía por Daniel, no quería una vida sin él. Al rato, Dan entró en la habitación y me dio una taza con café.
-Hola, hermosa- dijo sentándose a mi lado
-Tardaste en venir-
-Estaba hablando con mi padre-
Bien, hace un rato te escuché hablando con Rebecca- su rostro se volvió serio
-Siento que hayas escuchado-
-Ahora necesito que me escuches a mí-
-Bien…-
-Nada de lo que dijo Rebecca va a pasar, yo no puedo vivir sin vos, no me importa que jamás en la vida puedas besarme, soy feliz simplemente con tenerte a mi lado…-
-Less, yo no estoy seguro de poder darte todo lo que necesites, quizá ahora no lo pienses, pero si en algún momento aparece una persona que pueda brindarte todo lo que quieras, yo voy a entenderlo, jamás voy a impedir que seas feliz-
-Yo soy feliz a tu lado, y me hace mal pensar que por ser…humana no puedas hacer nada de lo que quieres- dije a punto de llorar
- Yo no necesito nada- dijo secándome una lágrima que había escapado de mis ojos
-Entonces yo tampoco, y tema terminado- dije, él sonrió
-Como usted diga señorita-
-¿Cuáles son los planes para esta noche?- dije
-¿Qué quieres hacer?-
-No se…podríamos conversar-
-Me parece buena idea-dijo estuvimos largo rato hablando de todo, yo aprovechaba para preguntar de todo.
-¿Por qué no quemas a los que son como vos?-
-Porque si voy a tocarlos pueden neutralizar mis poderes-
-Me gustaría poder hacerlo- dije triste. –Pero si me cargaste en brazos puedes abrazarme, ¿no?- no sabía si estaba pidiéndole demasiado, no quería presionarlo.
-Si, supongo que puedo- Se acercó más a mí, de inmediato mi corazón se aceleró, merodeó con sus brazos con el mayor cuidado posible, ya comenzaba a sentir el calor en mi cuerpo, no sabía si abrazarlo también o si eso empeoraría las cosas.
-¿Puedo…?- dije haciéndole seña con mis brazos
-Si…- Puse mis manos en su espalda y apoyé la cabeza en su pecho, era enorme la sensación de paz que me daba estar cerca de él, mi corazón seguía latiendo rápido, mientras que sus latidos eran mucho más lentos que los de una persona normal…era simplemente maravilloso. Comencé a sentir más calor cuando moví mis manos en su espalda y se apartó suavemente.
-Estoy tratando…-dijo
-Lo sé, gracias por eso-
A la mañana siguiente ya pude levantarme.
-Voy a llevarla a su casa- dijo Daniel
-Gracias a todos por lo que hicieron por mi- dije
-Eres como de la familia- dijo Alfred
-Vamos a cuidarte siempre- dijo Cecilia
-Si, y no aceptes más porquerías- dijo Jean riendo
-No lo haré- dije
-Cuídate, mañana nos vemos en el colegio- dijo Susan, Sandy se acercó y me abrazó fuerte.
-Me alegra que te encuentres bien- me dijo, me había encariñado muco con ella, era una chica realmente dulce. Nos fuimos en el auto.
-¿Por qué hicieron eso en la aldea?-dije, Daniel apretó el volante con fuerza
- De verdad me encantaría arrancarles la cabeza…eres una persona con mucha energía, a esos malditos les sirve eso, sobre todo si la energía es tomada de una persona que tiene sentimientos puros, son como sanguijuelas, pero esto no termina aquí, voy a tenerte muy bien vigilada, es claro el interés que tiene en ti, y no va a darse por vencidos así de simple- asome daba mucho miedo
-El anciano me dijo que era al contrario…-
-Te describió la forma de trabajar que tiene ellos, pensó que de esa manera te pondría en contra nuestra y buscarías refugio ahí, lejos de nosotros y sería mucho más fácil…terminar con tu vida, malditos brujos-
Llegamos a casa, se despidió y se marchó.
-¿Qué te pasó en las manos?- dijo la abuela preocupada.
-He…fue por el suero que tuvieron que ponerme- mentí.
celeste smith
Re: Fuego Eterno: Te amaré por siempre
Hola esta hermosa tu nove soy fan de lo sobrenatural y me enamore de esta nove solo con leer el nombre
Neilingger
Re: Fuego Eterno: Te amaré por siempre
*OOOOOO* muchas gracias! :D que he andado liada con el estudio pero si te gusta subo capitulo más tarde :D gracias por leer *---------*
celeste smith
Re: Fuego Eterno: Te amaré por siempre
Mil gracias de verdad me harías muy feliz si subes capitulo mas tarde pero no tan noche porque también estudio y bueno tu entiendes y si amo tu nove esta linda muy interesante
Neilingger
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