De Ballerine [Zayn Malik] Primera Parte Terminada

Luego de limpiar todo profundamente, se dirigió al aula donde ensayaba con Zayn. Se puso frente al espejo, observando detenidamente el colgante en su cuello, sin duda Kim armaría el escándalo del sigo si llegaba a darse cuenta. Decidió que procuraría llevarlo oculto cuando limpiara.
Tras esperar un rato, el chico apareció y se pusieron a bailar. Ensayaron distintos tipos, en silencio. El ambiente era tranquilo y neutro, solo se dedicaban a ensayar. Cuando terminaron, el chico se fue y ella se quedó cerrando la puerta. Habían estado muy callados durante el ensayo y recién ahora se daba cuenta. Bajó y anduvo por los pasillos pero de repente se topó con Kim, sorprendida, retrocedió.
-¿Se puede saber dónde estabas?- preguntó la rubia de brazos cruzados- te estaba buscando…
-¿A mí? ¿Para qué?- preguntó Lizzy cautelosa.
-Te buscaba para decirte que mañana debes ir a buscarme un vestido de un diseñador muy famoso.
-Pero mañana no puedo, tengo que limpiar el despacho de tu madre.
-¿Te crees que me importa? Mañana irás por ese vestido y ya está. -Sin esperar respuesta, la joven se fue dejando a Lizzy sola en medio del pasillo.
¿Cómo haría para hacer las dos cosas? Ni siquiera le había dado la dirección del lugar al que debía ir a recoger el vestido.
-Kim- dijo Lizzy siguiéndola- ¿dónde debo ir a recoger el vestido?
La joven sonrió con malicia y se giró.
-Vaya, Elizabeth, qué rápido olvidas los sitios donde comprabas antes. ¿Ya no recuerdas la boutique de Liam?
-¿Qué?- preguntó Lizzy palideciendo- no, Kim, no puedes hacerme esto, no puedo ir allí.
-Ya te dije que no me importaba, mañana quiero mi nuevo vestido en mi habitación y ya está. -Dicho esto, se alejó y dejando a su hermanastra sola en medio del pasillo. Volvió a su habitación y buscó su móvil. Un móvil que apenas usaba y que ya casi ni servía porque se le caía continuamente. Lo encendió y miró el saldo. Apenas tenía para enviar un mensaje así que le envió uno a Clear. Al rato de enviarlo, esta última la llamó.
-Clear…
-¿Qué pasa, Liz?
-Tengo dos problemas…
-¿Qué problemas?
-Mañana tengo que ir a buscar un vestido para la bruja numero 2, pero tengo que limpiar el despacho de Christina.
-Maldita Kim, esa lo que quiere es que la bruja reina se enfade contigo.
-Ya lo sé y no tengo ni idea de lo que puedo hacer.
-Deberás ir a buscar el dichoso vestido porque si no, se lo dirá a la bruja madre y se enfadará igualmente.
-Ahí está el otro problema… es en la boutique de Liam y hace muchos años que no voy allí… exactamente desde el accidente.
-¿Y? ¿Qué hay de malo en eso?
-Que me da vergüenza, estoy segura de que sabe que trabajo de empleada y que vaya a buscar el vestido con las pintas que tengo lo evidenciará.
-Pues mantén tu orgullo, Liz, no has cometido ningún delito.
-Ya pero no sé si podré.
-Podrás, venga anímate, mañana iré a verte, te lo prometo.
-De acuerdo, hablamos mañana.
Tras despedirse, Lizzy se cambio y se acostó a dormir. Se tocó el colgante y sonrió levemente. ¿Habría al fin esperanzas para ella ser feliz? Quizás ya era el momento de que ella pudiese ser feliz de nuevo.
Con esos esperanzadores pensamientos se quedó dormida.
A la mañana siguiente, la joven se levantó y se peinó haciéndose la coleta a un lado cayendo por su hombro. Salió de la habitación y fue a desayunar. Por el pasillo, se encontró con Kim la cual le recordó que no se olvidara del vestido. La chica asintió y entró en la cocina donde desayunó un tazón de leche con unas tostadas.
Tras acabar, salió de la academia para ir al centro a buscar el dichoso vestido. Cuando llegó ante las puertas de la boutique, se mordió el labio inferior y tras inspirar hondo, abrió la puerta. Miró a su alrededor, admirando todos y cada uno de los modelos de Liam.
Se acercó a unos pantalones con una blusa de tiras cruzada a la espalda y tocó la suave tela cuando oyó una voz tras ellas.
-No se pueden tocar los modelos.
Ella enseguida reconoció la profunda voz de Liam. Lentamente se giró y quedó frente a frente a un hombre alto y delgado, con el pelo largo oscuro y corto, sus ojos eran marrones claros.
La joven sonrió levemente.
-Hola, Liam…
Él la miró, sorprendido, al reconocer su voz. Se tapó la boca para ahogar un grito.
-No me lo puedo creer, Elizabeth Marquet, ¿eres tú?
-Me temo que sí soy yo.
-Dios mío, sabía que tu situación no era buena pero no pensé que fuera para tanto- dijo Liam haciendo ademanes con las manos- cariño, estás hecha un desastre.
-Qué le vamos a hacer, no puedo cambiar mi destino.
-Anda, ven conmigo, hacía mucho tiempo que no te veía…
Liam la condujo a una salita que había detrás del mostrador y se sentaron en unos sillones de cuero negro.
-Todo está igual a como recordaba- dijo ella, nostálgica.
-En cambio, tú has cambiado mucho, estás mucho más delgada.
-Apenas tengo tiempo para descansar, Li. Trabajo limpiando en la academia de baile de mi padre a todas horas.
-Pero eso no es bueno para tu rodilla.
-Mi rodilla lo ha soportado desde la muerte de mi padre así que deberá seguir aguantando.
-No me puedo creer que tu padre no te dejara nada en su testamento. Prácticamente te dejó en la calle.
-Por favor, Liam, no quiero hablar sobre eso ahora. He venido a buscar un vestido para Kim.
-Ah, el vestido de esa bruja. No sabes el odio que le tengo, cada vez que viene esa loca de caderas anchas y boca de besugo, envejezco diez años y eso no es nada bueno para mí entereza muscular.
Estas palabras arrancaron una sonrisa a la joven.
-Es desesperante- dijo Lizzy.
-Desesperante es quedarse corto, querida, de todas formas, cuando te vi hace un momento, me di cuenta de que mirabas los pantalones de último diseño y la blusa cruzada.
-Sí, son unas prendas estupendas.
-¿Y por qué no te las llevas? -La joven abrió los ojos desmesuradamente por la sorpresa.
-¿Qué? No, no puedo, Li.
-Tómalo como un regalo.
-No puedo pagarte y si me lo regalas, perderás dinero. Dame el vestido y me voy, tengo que limpiar el despacho de Christina.
-Ah la madre de la brujilla.
-Sí, esa misma.
Liam salió con ella fuera de la salita.
-Debes usar una talla menos de la que llevabas ¿no? ¿O quizás dos? Me tienes preocupado, querida, estás más delgada que de costumbre, en cualquier momento te toco y te rompes.
-Por favor, Liam, no me regales esa ropa, ¿a quién se lo enseñaría? No salgo de la academia apenas.
-¿Ni siquiera para enseñársela a algún chico de la academia? -Lizzy se sonrojó y desvió la mirada. El diseñador sonrió.
-Querida mía, hay un chico, ¿a que sí?
-Es sólo un amigo y sólo lo veo en la academia. Se interesó en el problema de mi rodilla ya que su padre es médico pero nada más. -Liam tomó las manos de la chica y la miró fijamente.
-Elizabeth, no me digas que tienes miedo de lo que puedas sentir hacia ese chico.
La castaña se sorprendió de que él la conociera tan bien y que ella diera por hecho de que le gustaba Zayn.

________________________________