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El meztizo de la puerta de a lado"Adaptacion"[Kevin yTú](Erotico/Romantica)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: El meztizo de la puerta de a lado"Adaptacion"[Kevin yTú](Erotico/Romantica)
Perdón, perdón por no passarme antes!!!
pero, me encanto los capitulos, finalmente estan juntos no?
jajajaja siguela!!!
te quiero y saludos :)
pero, me encanto los capitulos, finalmente estan juntos no?
jajajaja siguela!!!
te quiero y saludos :)
*Stephanie*
Re: El meztizo de la puerta de a lado"Adaptacion"[Kevin yTú](Erotico/Romantica)
mas por favor siguelaaa
ElitzJb
Re: El meztizo de la puerta de a lado"Adaptacion"[Kevin yTú](Erotico/Romantica)
Hola hermosas! no tenia internet! lo siento :( pero ya estoy aqui con maraton de dos capitulos chan, chan y la sinopsis de la proxima novela que sera el libro que sigue de los Castas que sea con Joe :D si veo comentarios subo el capitulo final y el link de la nueva novela con la que espero contar con su apoyo tambien, por cierto ¿Con que se confundieron? segun yo subi bien capitulo e.e bueh ya ahora me fijare mejor lo prometo,las quiero les dejo los capitulos disfrutenlos :)
Capitulo Ocho
«Tú no eres humano… Puedes mirarte en el espejo y declarar tu humanidad. Puedes decirte a ti mismo que las apariencias son todo lo que importa. No lo son. Sois animales. Creados en un laboratorio, una creación artificial, al servicio de los hombres que os hicieron. Eres un animal. Nuestras herramientas. Nada más…»
Kevin miró fijamente al techo mientras sostenía a ________ en sus brazos, su cabeza sobre su pecho, su cuerpo cubriéndola. Ella parecía un gatito, determinada a acercársele tanto como le fuera posible en su sueño, acurrucándose contra él con un suspiro antes de relajarse después del agotamiento varias horas antes.
Él no era humano. Eso había quedado irrevocablemente demostrado en las escaleras, con su cuerpo cubriendo el de ella, cuando eso traicionó su sentido de humanidad. Su creencia en que era un hombre, no un animal.
Una lengüeta.
Cerró los ojos cuando la amargura lo inundó.
Refrenó el temblor de lujuria pura ante el recuerdode las sensaciones.
¡Dios mío, el placer! Había sido diferente de todo lo que pudiera haber imaginado. La extensión había sido sumamente sensible, pulsante, palpitando con placer orgásmico mientras vertía a raudales su semen en ella.
Él aspiró profundamente, haciendo una mueca ante la erección que todavía lucía. Sentía que nunca tendría suficiente de la sensación de su sedosa vagina, con o sin el Celo de Acoplamiento.
Pasó una de sus manos por el pelo de ella, con sus dedos enredándose en los suaves hilos mientras saboreaba el placer de sentirla a su lado.
Ella era cálida. Preciosa. Era un regalo que jamás había imaginado que tendría.
Y él le gustaba. Sabía que ella sentía al menos algo de afecto por él, aunque quizá no tanto como el que él sentía por ella. Demonios, se había enamorado de ella al poco tiempo de conocerla. Había sabido que era amor. Sabía que la posesividad, la alegría, el puro deleite que ella le daba no podían ser nada más.
Él quería tomarla, apretar sus brazos a su alrededor y mantener al mundo a raya para siempre. Pero tenía que ser realista, no era posible. Solo podía sostenerla ahora y ver cómo reaccionaba cuando despertara.
Y aquella parte lo aterrorizó.
¿Se sentiría asqueada?
¡Demonios, desde luego que sí! ¿Qué mujer cuerda y razonable podría aceptar fácilmente algo tan animal? ¿Tan fuera de los límites de lo que conocía como humano?
Él la sintió moverse contra él y refrenó su gruñido de lujuria impaciente cuando su pierna se deslizó sobre su muslo, su rodilla casi acariciaba la carne tensa de su escroto.
Dulce Jesús, ella lo ponía caliente. Y no culpaba al Celo de Acoplamiento. Había sabido que lo haría desde su primer enfrentamiento con ella.
Ella suspiró contra su pecho, un pequeño sonido suave que apretó su corazón mientras su mano se posaba en su pecho para luego moverse hacia atrás.
Él siseó, su aliento casi se suspendió mientras ella repetía su acción, su cuerpo se tensó.
—¿Qué te pasó? —Sus dedos recorrían la línea casi invisible de cicatrices que se entrecruzaban en su pecho.
—Entrenamiento. —Él esperaba que ella lo dejara así. Rezaba para que lo dejara así.
—¿Qué tipo de entrenamiento? —Ella se inclinó sobre él abriendo sus ojos somnolientos, aunque su mirada era tan aguda como siempre.
Él estaba dispuesto a apostar que ella volvía loco a su padre. Era demasiado curiosa, demasiado independiente y demasiado dispuesta a obtener las respuestas que exigía.
—Solo entrenamiento, ________ —le contestó él finalmente—. De vez en cuando no era el pequeño soldado perfecto que debería haber sido.
Él oyó la amargura que empapaba su voz, estremeciéndose ante su sonido.
Los dedos de ella se movieron de nuevo sobre las cicatrices abrasivas mientras su mirada se fijaba en la suya. Una mirada llena de cólera. No había sido su intención enojarla. Solo quería protegerla de lo que había pasado durante esos años. No había ninguna razón para que ella conociera la brutalidad y la crueldad de los que lo crearon.
—Espero que estén muertos. —Su gruñido lo sorprendió, como lo hizo la furia sanguinaria de aquellos hermosos ojos mientras ella le miraba fijamente—. Quienquiera que lo hiciera, espero que lo hayas matado.
Lo había hecho. Pero no era algo de lo que estuviera orgulloso.
Sin embargo, estaba orgulloso de este pequeño signo protector de ella. Estaba enfadada en su nombre, no con él.
—Ha terminado. Eso es lo que importa. — Él tocó su mejilla, asombrado por ella, tal como lo había estado desde el primer momento en que la había visto.
Ella resopló, un sonido completamente poco femenino que realmente no lo sorprendió mientras su cara le demostraba su desacuerdo.
—Necesito una ducha. —Ella finalmente se apartó de él, sus movimientos eran vacilantes.
—Te mostraré la ducha y te conseguiré una de mis camisas para que la uses. —Él salió de la cama antes de girarse y alzarla en brazos.
Ella se agarró a sus hombros mientras lo miraba sorprendida.
—Estás muy sensible. —Y pesaba menos que una pluma—. Quizá debas intentar un baño para calmar la irritación. Tengo algunas sales de baño en el armario que te harán sentir mejor.
Jonas le había aconsejado baños calientes más que duchas para ayudarle a aliviar el dolor y el calor de la excitación y darle un pequeño respiro.
Él conocía su olor y podía detectar los cambios mientras ella recorría el proceso de ovulación. La píldora que había tomado no haría nada para parar el celo, solo lograría el fin del proceso de ovulación. No habría ningún huevo, ninguna concepción. Él no hizo caso a la pequeña llamarada de pesar que le provocó el pensar en ello.
—También tengo hambre —le informó ella—. Y no quiero ninguno de esos bizcochos repugnantes. Quiero comida de verdad.
Él la dejó en el cuarto de baño y se la quedó mirando confundido.
—¿Cómo qué?
—Llamaré a Liu. Mandará a uno de los chicos de reparto. —Ella miró el enorme cuarto de baño antes de volver la mirada hacia él de manera significativa.
Una invitación para marcharse. Eso no era difícil de entender. Pero no aún.
—Dime qué quieres, haré que un amigo lo recoja para nosotros —sugirió en cambio él—. Por el momento, yo preferiría no dejar que alguien que no conozco entre en la casa.
Un pequeño temblor recorrió su cuerpo mientras ella apartaba la vista de él un momento y respiraba con fuerza.
—Bien. Puedo entender eso. Mientras consiga mi dosis de comida china.
Él escuchó con cuidado los platos que ella quería que pidiera conteniendo la risa. Era suficiente como para alimentar un ejército. Estaba condenadamente bien que tuviera una memoria casi perfecta.
—Báñate. Llamaré a Jonas y le haré el pedido. Para cuando hayas terminado debería estar aquí.
Él podía oler cómo se incrementaba su excitación y quería que al menos tuviera tiempo para disfrutar de la comida
—Gracias. Ahora márchate. —Ella le pidió que se alejara con un gesto delicado de sus dedos—. No te necesito por aquí ahora mismo.
Sus labios se torcieron ante la expresión irritada de ella, pero hizo lo que le pedía. Y rezó. Rezó porque ella le hubiera perdonado el animal que era, en lugar del hombre que sabía que necesitaba.
—Tengo que ir a casa por algo de ropa y otras cosas. —________ encontró su bata en el baño, muy bien doblada sobre la secadora, después de que consumieron la comida china.
Su hambre estaba saciada, pero eso era todo. El calor de la lujuria que crecía en su cuerpo la volvía loca.
Picaba en sus pechos y provocaba espasmos en su vagina. Y sentía dolor por recibir un beso —literalmente. Estaba segura que ninguna droga sería tan adictiva como lo eran sus besos.
—No puedes dejar la casa aún, ________. —Su voz no permitía ningún rechazo.
De acuerdo, un hombre podía ser realmente sexy cuando era tan dominante, sobre todo este hombre. Pero ella no estaba de humor para ello. Ella quería ser foll/ada, pero que la condenaran si se lo pedía. Y dado que sabía que él podía oler su excitación, sabía que era muy consciente del hambre que crecía dentro de ella.
Ella se giró cuidadosamente, apretando la tela doblada contra los senos.
—Es una pena. Necesito ropa limpia y tiempo para pensar…
Una amarga sonrisa torció sus labios mientras un dolor furioso se reflejaba en su mirada.
—El tiempo para pensar era antes de que decidieras aceptar mi beso.
Ella sacudió la cabeza ante la cólera en su voz.
—No sobre esto —le informó ella fieramente—. Tengo que decidir cosas, Kevin. Esto ha cambiado mi vida, tú lo sabes y yo también. Hay otras cosas implicadas que no somos tú y yo y este Celo de Acoplamiento o como quiera que lo llames.
¿Celo? Prueba con infierno&. La estaba matando.
—Entonces ocúpate de ello por teléfono. —No hacía ninguna concesión.
¡Buen Dios!, ¿por qué no había prestado atención a las advertencias de su total terquedad masculina que había vislumbrado durante meses? Parecía tan inamovible como un peñasco.
—Necesito ropa. Mi ordenador portátil...
—No tendrás tiempo de usar ropas o trabajar… —Él avanzó sobre ella, sus ojos bajaron hacia ella con la lujuria brillando en sus ojos—. Tendrás suerte de tener tiempo para comer.
El estómago de ella se contrajo ante el gruñido de su voz mientras él la alcanzaba, quitándole el camisón y la bata antes de colocarlos de nuevo en la lavadora.
—Quiero tomarte en la cama esta vez. —Sus dedos se enredaron en el pelo de ella mientras echaba su cabeza hacia atrás y bajaba la cabeza como para besarla.
Como si ella fuera tan fácil.
No le preocupaba lo caliente que estuviera o lo dolorosa que fuera la excitación. Ella no iba a agacharse y aceptar cualquier cosa. Podía no ser una Mestiza con un conocimiento claro de esto del Celo de Acoplamiento, pero todavía tenía una mente propia.
Antes de que él pudiera detenerla ella se apartó, cruzando la entrada y caminando a través de la cocina hasta el vestíbulo. No iba a intentar usar la puerta trasera. Pero podía tener una oportunidad de llegar a su propia casa antes de que él la parara en el patio delantero. Con lluvia helada y todo.
—________. ¿Dónde demonios piensas que vas?
Capitulo Ocho
«Tú no eres humano… Puedes mirarte en el espejo y declarar tu humanidad. Puedes decirte a ti mismo que las apariencias son todo lo que importa. No lo son. Sois animales. Creados en un laboratorio, una creación artificial, al servicio de los hombres que os hicieron. Eres un animal. Nuestras herramientas. Nada más…»
Kevin miró fijamente al techo mientras sostenía a ________ en sus brazos, su cabeza sobre su pecho, su cuerpo cubriéndola. Ella parecía un gatito, determinada a acercársele tanto como le fuera posible en su sueño, acurrucándose contra él con un suspiro antes de relajarse después del agotamiento varias horas antes.
Él no era humano. Eso había quedado irrevocablemente demostrado en las escaleras, con su cuerpo cubriendo el de ella, cuando eso traicionó su sentido de humanidad. Su creencia en que era un hombre, no un animal.
Una lengüeta.
Cerró los ojos cuando la amargura lo inundó.
Refrenó el temblor de lujuria pura ante el recuerdode las sensaciones.
¡Dios mío, el placer! Había sido diferente de todo lo que pudiera haber imaginado. La extensión había sido sumamente sensible, pulsante, palpitando con placer orgásmico mientras vertía a raudales su semen en ella.
Él aspiró profundamente, haciendo una mueca ante la erección que todavía lucía. Sentía que nunca tendría suficiente de la sensación de su sedosa vagina, con o sin el Celo de Acoplamiento.
Pasó una de sus manos por el pelo de ella, con sus dedos enredándose en los suaves hilos mientras saboreaba el placer de sentirla a su lado.
Ella era cálida. Preciosa. Era un regalo que jamás había imaginado que tendría.
Y él le gustaba. Sabía que ella sentía al menos algo de afecto por él, aunque quizá no tanto como el que él sentía por ella. Demonios, se había enamorado de ella al poco tiempo de conocerla. Había sabido que era amor. Sabía que la posesividad, la alegría, el puro deleite que ella le daba no podían ser nada más.
Él quería tomarla, apretar sus brazos a su alrededor y mantener al mundo a raya para siempre. Pero tenía que ser realista, no era posible. Solo podía sostenerla ahora y ver cómo reaccionaba cuando despertara.
Y aquella parte lo aterrorizó.
¿Se sentiría asqueada?
¡Demonios, desde luego que sí! ¿Qué mujer cuerda y razonable podría aceptar fácilmente algo tan animal? ¿Tan fuera de los límites de lo que conocía como humano?
Él la sintió moverse contra él y refrenó su gruñido de lujuria impaciente cuando su pierna se deslizó sobre su muslo, su rodilla casi acariciaba la carne tensa de su escroto.
Dulce Jesús, ella lo ponía caliente. Y no culpaba al Celo de Acoplamiento. Había sabido que lo haría desde su primer enfrentamiento con ella.
Ella suspiró contra su pecho, un pequeño sonido suave que apretó su corazón mientras su mano se posaba en su pecho para luego moverse hacia atrás.
Él siseó, su aliento casi se suspendió mientras ella repetía su acción, su cuerpo se tensó.
—¿Qué te pasó? —Sus dedos recorrían la línea casi invisible de cicatrices que se entrecruzaban en su pecho.
—Entrenamiento. —Él esperaba que ella lo dejara así. Rezaba para que lo dejara así.
—¿Qué tipo de entrenamiento? —Ella se inclinó sobre él abriendo sus ojos somnolientos, aunque su mirada era tan aguda como siempre.
Él estaba dispuesto a apostar que ella volvía loco a su padre. Era demasiado curiosa, demasiado independiente y demasiado dispuesta a obtener las respuestas que exigía.
—Solo entrenamiento, ________ —le contestó él finalmente—. De vez en cuando no era el pequeño soldado perfecto que debería haber sido.
Él oyó la amargura que empapaba su voz, estremeciéndose ante su sonido.
Los dedos de ella se movieron de nuevo sobre las cicatrices abrasivas mientras su mirada se fijaba en la suya. Una mirada llena de cólera. No había sido su intención enojarla. Solo quería protegerla de lo que había pasado durante esos años. No había ninguna razón para que ella conociera la brutalidad y la crueldad de los que lo crearon.
—Espero que estén muertos. —Su gruñido lo sorprendió, como lo hizo la furia sanguinaria de aquellos hermosos ojos mientras ella le miraba fijamente—. Quienquiera que lo hiciera, espero que lo hayas matado.
Lo había hecho. Pero no era algo de lo que estuviera orgulloso.
Sin embargo, estaba orgulloso de este pequeño signo protector de ella. Estaba enfadada en su nombre, no con él.
—Ha terminado. Eso es lo que importa. — Él tocó su mejilla, asombrado por ella, tal como lo había estado desde el primer momento en que la había visto.
Ella resopló, un sonido completamente poco femenino que realmente no lo sorprendió mientras su cara le demostraba su desacuerdo.
—Necesito una ducha. —Ella finalmente se apartó de él, sus movimientos eran vacilantes.
—Te mostraré la ducha y te conseguiré una de mis camisas para que la uses. —Él salió de la cama antes de girarse y alzarla en brazos.
Ella se agarró a sus hombros mientras lo miraba sorprendida.
—Estás muy sensible. —Y pesaba menos que una pluma—. Quizá debas intentar un baño para calmar la irritación. Tengo algunas sales de baño en el armario que te harán sentir mejor.
Jonas le había aconsejado baños calientes más que duchas para ayudarle a aliviar el dolor y el calor de la excitación y darle un pequeño respiro.
Él conocía su olor y podía detectar los cambios mientras ella recorría el proceso de ovulación. La píldora que había tomado no haría nada para parar el celo, solo lograría el fin del proceso de ovulación. No habría ningún huevo, ninguna concepción. Él no hizo caso a la pequeña llamarada de pesar que le provocó el pensar en ello.
—También tengo hambre —le informó ella—. Y no quiero ninguno de esos bizcochos repugnantes. Quiero comida de verdad.
Él la dejó en el cuarto de baño y se la quedó mirando confundido.
—¿Cómo qué?
—Llamaré a Liu. Mandará a uno de los chicos de reparto. —Ella miró el enorme cuarto de baño antes de volver la mirada hacia él de manera significativa.
Una invitación para marcharse. Eso no era difícil de entender. Pero no aún.
—Dime qué quieres, haré que un amigo lo recoja para nosotros —sugirió en cambio él—. Por el momento, yo preferiría no dejar que alguien que no conozco entre en la casa.
Un pequeño temblor recorrió su cuerpo mientras ella apartaba la vista de él un momento y respiraba con fuerza.
—Bien. Puedo entender eso. Mientras consiga mi dosis de comida china.
Él escuchó con cuidado los platos que ella quería que pidiera conteniendo la risa. Era suficiente como para alimentar un ejército. Estaba condenadamente bien que tuviera una memoria casi perfecta.
—Báñate. Llamaré a Jonas y le haré el pedido. Para cuando hayas terminado debería estar aquí.
Él podía oler cómo se incrementaba su excitación y quería que al menos tuviera tiempo para disfrutar de la comida
—Gracias. Ahora márchate. —Ella le pidió que se alejara con un gesto delicado de sus dedos—. No te necesito por aquí ahora mismo.
Sus labios se torcieron ante la expresión irritada de ella, pero hizo lo que le pedía. Y rezó. Rezó porque ella le hubiera perdonado el animal que era, en lugar del hombre que sabía que necesitaba.
—Tengo que ir a casa por algo de ropa y otras cosas. —________ encontró su bata en el baño, muy bien doblada sobre la secadora, después de que consumieron la comida china.
Su hambre estaba saciada, pero eso era todo. El calor de la lujuria que crecía en su cuerpo la volvía loca.
Picaba en sus pechos y provocaba espasmos en su vagina. Y sentía dolor por recibir un beso —literalmente. Estaba segura que ninguna droga sería tan adictiva como lo eran sus besos.
—No puedes dejar la casa aún, ________. —Su voz no permitía ningún rechazo.
De acuerdo, un hombre podía ser realmente sexy cuando era tan dominante, sobre todo este hombre. Pero ella no estaba de humor para ello. Ella quería ser foll/ada, pero que la condenaran si se lo pedía. Y dado que sabía que él podía oler su excitación, sabía que era muy consciente del hambre que crecía dentro de ella.
Ella se giró cuidadosamente, apretando la tela doblada contra los senos.
—Es una pena. Necesito ropa limpia y tiempo para pensar…
Una amarga sonrisa torció sus labios mientras un dolor furioso se reflejaba en su mirada.
—El tiempo para pensar era antes de que decidieras aceptar mi beso.
Ella sacudió la cabeza ante la cólera en su voz.
—No sobre esto —le informó ella fieramente—. Tengo que decidir cosas, Kevin. Esto ha cambiado mi vida, tú lo sabes y yo también. Hay otras cosas implicadas que no somos tú y yo y este Celo de Acoplamiento o como quiera que lo llames.
¿Celo? Prueba con infierno&. La estaba matando.
—Entonces ocúpate de ello por teléfono. —No hacía ninguna concesión.
¡Buen Dios!, ¿por qué no había prestado atención a las advertencias de su total terquedad masculina que había vislumbrado durante meses? Parecía tan inamovible como un peñasco.
—Necesito ropa. Mi ordenador portátil...
—No tendrás tiempo de usar ropas o trabajar… —Él avanzó sobre ella, sus ojos bajaron hacia ella con la lujuria brillando en sus ojos—. Tendrás suerte de tener tiempo para comer.
El estómago de ella se contrajo ante el gruñido de su voz mientras él la alcanzaba, quitándole el camisón y la bata antes de colocarlos de nuevo en la lavadora.
—Quiero tomarte en la cama esta vez. —Sus dedos se enredaron en el pelo de ella mientras echaba su cabeza hacia atrás y bajaba la cabeza como para besarla.
Como si ella fuera tan fácil.
No le preocupaba lo caliente que estuviera o lo dolorosa que fuera la excitación. Ella no iba a agacharse y aceptar cualquier cosa. Podía no ser una Mestiza con un conocimiento claro de esto del Celo de Acoplamiento, pero todavía tenía una mente propia.
Antes de que él pudiera detenerla ella se apartó, cruzando la entrada y caminando a través de la cocina hasta el vestíbulo. No iba a intentar usar la puerta trasera. Pero podía tener una oportunidad de llegar a su propia casa antes de que él la parara en el patio delantero. Con lluvia helada y todo.
—________. ¿Dónde demonios piensas que vas?
heyitsnicktanii
Re: El meztizo de la puerta de a lado"Adaptacion"[Kevin yTú](Erotico/Romantica)
Él se movió delante de ella antes de que pudiera alcanzar la puerta, y se quedó mirándola reflexivamente mientras ella contenía el impulso de darle una patada.
—A mi propia casa —le recordó—. ¿Recuerdas? ¿Comida? ¿Ordenador portátil?
—No. —El áspero gruñido provocó escalofríos en su espina dorsal y espasmos en su vagina. ¡Maldito fuera! Un hombre nunca debería tener una voz tan intrínsicamente sexy.
—Kevin, tienes la impresión de que este Celo de Acoplamiento tuyo te da derechos que no tienes. —Ella le clavó el dedo en el pecho, empujando al obstinado músculo masculino que no se movió ni un milímetro.
Una intensidad salvaje endureció su expresión, dándole un aspecto peligroso y predador.
—Eres mi compañera. Es mi misión protegerte. —Él prácticamente gruñó las palabras, alzando los labios para mostrar esos incisivos terriblemente blancos.
—Es de día, Kevin —le señaló ella como si estuviera hablando con un niño. Algunas veces los hombres no respondían a nada más—. Estoy a salvo, corazón. Solo voy a cruzar el césped.
—No lo harás. —Él anduvo hacia ella.
Y, por supuesto, ella se retiró.
La expresión del rostro de él le dijo que ya había dejado de ignorar su excitación y que ahora estaba listo para hacer algo. Desde luego, la erección que tiraba bajo sus sueltos pantalones de deporte por sí misma le decía bastante.
—Kevin, estas tácticas de forzudo van a enfadarme —dijo ella entre dientes con la irritación inundándola—. No me gusta.
—¿Y? —Sus labios se curvaron en una sonrisa burlona—. Dime, compañera, ¿cómo piensas pararlo?
Una tranquila confianza masculina marcaba sus rasgos.
—Voy a hacerte realmente daño —refunfuñó ella mientras la inundaba la frustración porque sabía que realmente no había ni una maldita cosa que pudiera hacer.
Podía llamar a sus hermanos.
Pero eso no sería juego limpio. ¿Verdad?
No, decidió ella, esto tenía que manejarlo por sí misma.
Ella retrocedió de nuevo cuando él se acercó y le miró con los ojos entrecerrados.
—No estoy preparada para tener sexo contigo —declaró ella imperiosamente mientras trataba de escapar al cuarto de estar.
Él sonrió. Una sonrisa maliciosa y sensual que hizo que su sexo llorara. ¡Maldito fuera!
—¿No? —Él la acechó en la gran habitación, y la mirada de ella se movió por el pesado mobiliario, abarcando las limpias líneas masculinas y la esterilidad casi clínica de la habitación. No había siquiera una fotografía.
—No. No lo estoy.
Oh, pero sí lo estaba. Estaba golpeando en sus venas y palpitando en su pecho. Sus senos estaban contraídos con su necesidad de él, su sexo se apretaba de hambre.
Él se paró mientras ella bordeaba la pesada mesita de centro de madera de cerezo, mirándole cautelosamente.
—Me haces querer sonreír —susurró entonces él, y sus ojos se llenaron de calor y deseo—. Aun tan obstinada como puedes ser me haces querer sonreír.
El corazón de ella se derritió. Bueno, maldición, ¿cómo iba a mantenerse en su sitio cuando él decía cosas como esa?
—Ahora no es momento de ser agradable —espetó ella enfurecida con él.
—Pero quiero ser agradable contigo. —Él usaba esa voz áspera como el whisky a modo de caricia, y era demasiado efectiva para la paz mental de ________—. Quiero ser muy agradable contigo, ________. Quiero tumbarte en ese canapé, extender esas bonitas piernas y mostrarte lo agradable que puedo ser contigo. ¿No te gustaría eso, nena?
El calor en la habitación subió cuarenta grados. Ella podía sentir la transpiración que se formaba entre sus senos y en su frente y el hambre que la desgarraba.
Ella no corrió cuando él rodeó la mesa. Le observó mientras se preguntaba qué demonios le pasaba a su voluntad, su fuerza, su determinación de que este hombre no la engatusara tan fácilmente.
Pero lo hacía. No con sus palabras. O su intención. Era el deseo en sus ojos, su vulnerabilidad, la alegría que centelleaba ahí cuando ella se le enfrentaba.
—Realmente voy a enojarme mucho contigo uno de estos días —le avisó ella mientras él se acercaba, rodeándola, y su mano se movía bajo su pelo para asir su cuello—. Y tampoco me muerdas de nuevo. Es demasiado extraño.
Podía sentir latir la herida, dolorosamente sensible.
—¿Te quejas del mordisco pero no de la lengüeta? —El tono despreocupado de su voz no se reflejaba en la tensión de su cuerpo.
—Bueno, sí. —Ella se aclaró la garganta nerviosamente—. Por la lengüeta puedo perdonarte. Sin embargo, el mordisco va a conseguir que te pateen el cu/lo si mis hermanos lo ven. Prefiero mantenerte de una pieza.
Él fijó la vista en ella pensativamente.
—Pienso que disfrutaste de la lengüeta. —Él bajó la cabeza y su lengua raspó la pequeña herida de su mordedura—. Y pienso que también te gustó el mordisco, ________.
Ella tembló mientras su lengua la raspaba y enviaba corrientes de placer por toda ella.
—Quizá —jadeó ella de placer, quedándose quieta, las manos en los costados convertidas en puños para evitar tocarlo, para evitar enturbiar la emoción que sentía tejiéndose alrededor de ella.
—Ven aquí, nena. —Él la atrajo a sus brazos, sin dejarla otra opción que alzar los suyos, mover las manos a su cuello, a su gloriosa mata de pelo—. Veamos cuánto te gustan ambos.
Su cabeza bajó, sus labios cubrieron los de ella y estuvo perdida. Supo que estaba perdida. Arrastrada por una tormenta de fuego de un calor sensual cuando la hormona de sabor delicado comenzó a filtrarse en sus sentidos ya listos.
Ella gimió en su beso, sus labios se separaron aceptando su lengua, usándola mientras un gruñido salvaje vibraba en la garganta de él.
Sus uñas mordieron los hombros de él, arañaron la carne y le acariciaron sucesivamente mientras sus manos agarraban las nalgas de ella y la alzaban contra él.
Ella era consciente de cómo la movía él, la tumbaba sobre los cojines de un canapé demasiado mullido mientras se movía sobre ella.
Él empujó la camisa sobre sus senos, pero ninguno pudo romper el beso el tiempo suficiente para arrancarla. Pero de alguna forma se había quitado su camiseta.
Ella podía sentir su pe/ne, duro y pesado contra su muslo, mientras sus manos erraban sobre su cuerpo sensibilizado. Gimieron, con los sonidos de placer mezclándose, fusionándose cuando él se alzó sobre ella y la amplia cresta de su erección presionó contra la entrada resbaladiza y preparada de su sexo agitado por los espasmos.
¡Oh, Dios, le amaba! Todo en él. Cada porción de él.
—Ahora —susurró ella cuando él se paró—. Ámame, Kevin... Por favor...
Él hizo una mueca, sus labios se apartaron de sus dientes en un gruñido salvaje mientras la miraba con sorpresa.
—¿No lo sabes, ________? —Su sonrisa era agridulce— ¿No sabes lo mucho que te amo realmente?
Ella lo habría golpeado o al menos le habría gritado por decirlo con tal dolor desesperado. Pero él eligió ese momento para empezar a empujar dentro de ella, estirando sus músculos apretados mientras su pe/ne trabajaba en su interior.
Un calor apasionado y agonizante la llenó. El placer era un rápido relámpago que llameaba en cada porción de su cuerpo mientras él se mecía contra ella.
Ella lo sintió, centímetro a centímetro, hundiéndose dentro de ella igual que había tomado su corazón. Poco a poco, forzándola a abrirse, quemándola no solo con el placer sino con la pura suavidad que usaba.
—Moriría por ti —susurró él contra su oído, ocultando su expresión contra su cuello mientras ella se convulsionaba alrededor de él, con las manos enredadas en su pelo—. ¿No sabes, ________, que ahora vivo por ti? Ahora y siempre.
Él se impulsó a través de las profundidades finales de su sexo dolorido, empujando ferozmente antes de retirarse con el mismo paso atormentador que había usado para entrar en ella.
—Kevin. —Ella mordió su oreja. La estaba volviendo salvaje, inflamando su corazón, envolviendo su cuerpo en estremecimientos temblorosos de placer—. Simplemente vive por mí —jadeó ella—. ¡Oh, Dios! —Él empujó dentro de ella rápidamente y se retiró lentamente, robándole la respiración y el pensamiento.
—¡Oh, nena, no he terminado contigo ni de lejos! —Su voz era tan oscura, tan aterciopelada y áspera que casi la lanzó al clímax. Su matriz se convulsionó, la respiración se le atascó en la garganta mientras su clít/oris se hinchaba cercano al éxtasis.
Él se reclinó hacia atrás, sus rodillas presionaron contra el canapé mientras cubría sus piernas. Sobre sus muslos. Con las manos libres la alzó de nuevo contra él, sosteniéndola contra su pecho mientras miraba fijamente su rostro conmocionado.
—Quítate la camisa.
¿Su pe/ne palpitaba dentro de ella, su sexo le estaba sorbiendo con gula entusiasta y él estaba preocupado por la camisa?
—Ahora. —Su voz se endureció, su mirada se volvió obstinada—. No te daré lo que necesitas, ________, hasta que lo hagas.
Las manos de ella bajaron de su cuello, agarraron la camisa y lucharon para sacarla por la cabeza mientras una mano asía su nalga y la levantaba varios centímetros de la gruesa cuña de su pe/ne. Luego la liberó, empujando más fuerte y profundamente de nuevo en su interior mientras ella gemía con delirante necesidad.
La camisa liberó su cabeza, aunque luchó para sacarla de sus brazos. Finalmente se fue, sus manos se movieron a sus hombros de nuevo, sus piernas se endurecieron alrededor de sus caderas mientras luchaba para forzarle a que se moviera dentro de ella.
—Kevin, voy a despellejarte vivo si continúas torturándome así. —Ella sabía que el quejido lamentable de su voz no hacía muy creíble la amenaza. Pero él debería conocerla lo bastante bien para saber que ella cumpliría su palabra. Quizá.
Él se rió entre dientes.
—Resiste. Vamos a la cama.
—¿La cama? —Sus ojos se dilataron con horror cuando él se retiró fácilmente del canapé.
Ella temblaba mientras su pe/ne se movía con cada movimiento.
—Ya oí eso la última vez. —Su gemido estrangulado casi se convirtió en un quejido de éxtasis cuando su pe/ne empezó a moverse dentro y fuera de ella con cada escalón—. Esos escalones... —Ella gimió ante la sensación de sus movimientos dentro de ella—. No son tan cómodos.
—Lo lograremos. —Él sonaba demasiado confiado. Demasiado decidido.
Dulce Jesús, iba a matarla.
Juraba que lo haría. Sabía que lo haría.
—¡Oh, Dios! Kevin. Kevin, no puedo soportarlo —gritaba ella su nombre mientras él comenzaba subir los escalones con pasos rápidos y pesados.
Su pe/ne golpeaba dentro de ella, llevándose su respiración con cada retirada, meciéndose, empujando con fuerza, luego meciéndose de nuevo hacia dentro.
Las uñas de ella se clavaron en sus hombros, con gritos desesperados y jadeantes que caían de sus labios mientras apretaba las piernas alrededor de las caderas y luchaba por agarrarle fuerte.
El primer orgasmo la azotó en el sexto escalón. En el duodécimo estaba estremeciéndose, sacudiéndose en sus brazos mientras el segundo le robaba la respiración y la mente.
Fue apenas consciente de que él llegó a la cama, la tumbó sobre la cama y agarró sus caderas mientras empezaba a tomarla en un tercer y destructivo clímax.
Ella se arqueaba, el aliento abandonaba su cuerpo apresuradamente mientras sentía la liberación de él rasgándola. La lengüeta se hinchaba con fuerza desde debajo de la cabeza del pe/ne, presionando el delicado manojo de nervios que ningún hombre habría alcanzado de otro modo. Palpitaba, acariciaba y la enviaba volando a un orgasmo sin principio ni fin. Solo estaba Kevin, sosteniéndola, sus dientes se apartaron de la herida que había dejado anteriormente antes de que sus dientes se cerraran sobre ella de nuevo y el olvido oscuro la alcanzara.
—Te amo. ¡Oh, Dios, Kevin, te amo…! —La oscuridad aterciopelada la envolvió mientras las palabras se susurraban libres, su corazón se expandía mientras su alma parecía elevarse, estremecerse y abrirse para aceptar una parte de él que ni siquiera la muerte podría robar nunca.
—A mi propia casa —le recordó—. ¿Recuerdas? ¿Comida? ¿Ordenador portátil?
—No. —El áspero gruñido provocó escalofríos en su espina dorsal y espasmos en su vagina. ¡Maldito fuera! Un hombre nunca debería tener una voz tan intrínsicamente sexy.
—Kevin, tienes la impresión de que este Celo de Acoplamiento tuyo te da derechos que no tienes. —Ella le clavó el dedo en el pecho, empujando al obstinado músculo masculino que no se movió ni un milímetro.
Una intensidad salvaje endureció su expresión, dándole un aspecto peligroso y predador.
—Eres mi compañera. Es mi misión protegerte. —Él prácticamente gruñó las palabras, alzando los labios para mostrar esos incisivos terriblemente blancos.
—Es de día, Kevin —le señaló ella como si estuviera hablando con un niño. Algunas veces los hombres no respondían a nada más—. Estoy a salvo, corazón. Solo voy a cruzar el césped.
—No lo harás. —Él anduvo hacia ella.
Y, por supuesto, ella se retiró.
La expresión del rostro de él le dijo que ya había dejado de ignorar su excitación y que ahora estaba listo para hacer algo. Desde luego, la erección que tiraba bajo sus sueltos pantalones de deporte por sí misma le decía bastante.
—Kevin, estas tácticas de forzudo van a enfadarme —dijo ella entre dientes con la irritación inundándola—. No me gusta.
—¿Y? —Sus labios se curvaron en una sonrisa burlona—. Dime, compañera, ¿cómo piensas pararlo?
Una tranquila confianza masculina marcaba sus rasgos.
—Voy a hacerte realmente daño —refunfuñó ella mientras la inundaba la frustración porque sabía que realmente no había ni una maldita cosa que pudiera hacer.
Podía llamar a sus hermanos.
Pero eso no sería juego limpio. ¿Verdad?
No, decidió ella, esto tenía que manejarlo por sí misma.
Ella retrocedió de nuevo cuando él se acercó y le miró con los ojos entrecerrados.
—No estoy preparada para tener sexo contigo —declaró ella imperiosamente mientras trataba de escapar al cuarto de estar.
Él sonrió. Una sonrisa maliciosa y sensual que hizo que su sexo llorara. ¡Maldito fuera!
—¿No? —Él la acechó en la gran habitación, y la mirada de ella se movió por el pesado mobiliario, abarcando las limpias líneas masculinas y la esterilidad casi clínica de la habitación. No había siquiera una fotografía.
—No. No lo estoy.
Oh, pero sí lo estaba. Estaba golpeando en sus venas y palpitando en su pecho. Sus senos estaban contraídos con su necesidad de él, su sexo se apretaba de hambre.
Él se paró mientras ella bordeaba la pesada mesita de centro de madera de cerezo, mirándole cautelosamente.
—Me haces querer sonreír —susurró entonces él, y sus ojos se llenaron de calor y deseo—. Aun tan obstinada como puedes ser me haces querer sonreír.
El corazón de ella se derritió. Bueno, maldición, ¿cómo iba a mantenerse en su sitio cuando él decía cosas como esa?
—Ahora no es momento de ser agradable —espetó ella enfurecida con él.
—Pero quiero ser agradable contigo. —Él usaba esa voz áspera como el whisky a modo de caricia, y era demasiado efectiva para la paz mental de ________—. Quiero ser muy agradable contigo, ________. Quiero tumbarte en ese canapé, extender esas bonitas piernas y mostrarte lo agradable que puedo ser contigo. ¿No te gustaría eso, nena?
El calor en la habitación subió cuarenta grados. Ella podía sentir la transpiración que se formaba entre sus senos y en su frente y el hambre que la desgarraba.
Ella no corrió cuando él rodeó la mesa. Le observó mientras se preguntaba qué demonios le pasaba a su voluntad, su fuerza, su determinación de que este hombre no la engatusara tan fácilmente.
Pero lo hacía. No con sus palabras. O su intención. Era el deseo en sus ojos, su vulnerabilidad, la alegría que centelleaba ahí cuando ella se le enfrentaba.
—Realmente voy a enojarme mucho contigo uno de estos días —le avisó ella mientras él se acercaba, rodeándola, y su mano se movía bajo su pelo para asir su cuello—. Y tampoco me muerdas de nuevo. Es demasiado extraño.
Podía sentir latir la herida, dolorosamente sensible.
—¿Te quejas del mordisco pero no de la lengüeta? —El tono despreocupado de su voz no se reflejaba en la tensión de su cuerpo.
—Bueno, sí. —Ella se aclaró la garganta nerviosamente—. Por la lengüeta puedo perdonarte. Sin embargo, el mordisco va a conseguir que te pateen el cu/lo si mis hermanos lo ven. Prefiero mantenerte de una pieza.
Él fijó la vista en ella pensativamente.
—Pienso que disfrutaste de la lengüeta. —Él bajó la cabeza y su lengua raspó la pequeña herida de su mordedura—. Y pienso que también te gustó el mordisco, ________.
Ella tembló mientras su lengua la raspaba y enviaba corrientes de placer por toda ella.
—Quizá —jadeó ella de placer, quedándose quieta, las manos en los costados convertidas en puños para evitar tocarlo, para evitar enturbiar la emoción que sentía tejiéndose alrededor de ella.
—Ven aquí, nena. —Él la atrajo a sus brazos, sin dejarla otra opción que alzar los suyos, mover las manos a su cuello, a su gloriosa mata de pelo—. Veamos cuánto te gustan ambos.
Su cabeza bajó, sus labios cubrieron los de ella y estuvo perdida. Supo que estaba perdida. Arrastrada por una tormenta de fuego de un calor sensual cuando la hormona de sabor delicado comenzó a filtrarse en sus sentidos ya listos.
Ella gimió en su beso, sus labios se separaron aceptando su lengua, usándola mientras un gruñido salvaje vibraba en la garganta de él.
Sus uñas mordieron los hombros de él, arañaron la carne y le acariciaron sucesivamente mientras sus manos agarraban las nalgas de ella y la alzaban contra él.
Ella era consciente de cómo la movía él, la tumbaba sobre los cojines de un canapé demasiado mullido mientras se movía sobre ella.
Él empujó la camisa sobre sus senos, pero ninguno pudo romper el beso el tiempo suficiente para arrancarla. Pero de alguna forma se había quitado su camiseta.
Ella podía sentir su pe/ne, duro y pesado contra su muslo, mientras sus manos erraban sobre su cuerpo sensibilizado. Gimieron, con los sonidos de placer mezclándose, fusionándose cuando él se alzó sobre ella y la amplia cresta de su erección presionó contra la entrada resbaladiza y preparada de su sexo agitado por los espasmos.
¡Oh, Dios, le amaba! Todo en él. Cada porción de él.
—Ahora —susurró ella cuando él se paró—. Ámame, Kevin... Por favor...
Él hizo una mueca, sus labios se apartaron de sus dientes en un gruñido salvaje mientras la miraba con sorpresa.
—¿No lo sabes, ________? —Su sonrisa era agridulce— ¿No sabes lo mucho que te amo realmente?
Ella lo habría golpeado o al menos le habría gritado por decirlo con tal dolor desesperado. Pero él eligió ese momento para empezar a empujar dentro de ella, estirando sus músculos apretados mientras su pe/ne trabajaba en su interior.
Un calor apasionado y agonizante la llenó. El placer era un rápido relámpago que llameaba en cada porción de su cuerpo mientras él se mecía contra ella.
Ella lo sintió, centímetro a centímetro, hundiéndose dentro de ella igual que había tomado su corazón. Poco a poco, forzándola a abrirse, quemándola no solo con el placer sino con la pura suavidad que usaba.
—Moriría por ti —susurró él contra su oído, ocultando su expresión contra su cuello mientras ella se convulsionaba alrededor de él, con las manos enredadas en su pelo—. ¿No sabes, ________, que ahora vivo por ti? Ahora y siempre.
Él se impulsó a través de las profundidades finales de su sexo dolorido, empujando ferozmente antes de retirarse con el mismo paso atormentador que había usado para entrar en ella.
—Kevin. —Ella mordió su oreja. La estaba volviendo salvaje, inflamando su corazón, envolviendo su cuerpo en estremecimientos temblorosos de placer—. Simplemente vive por mí —jadeó ella—. ¡Oh, Dios! —Él empujó dentro de ella rápidamente y se retiró lentamente, robándole la respiración y el pensamiento.
—¡Oh, nena, no he terminado contigo ni de lejos! —Su voz era tan oscura, tan aterciopelada y áspera que casi la lanzó al clímax. Su matriz se convulsionó, la respiración se le atascó en la garganta mientras su clít/oris se hinchaba cercano al éxtasis.
Él se reclinó hacia atrás, sus rodillas presionaron contra el canapé mientras cubría sus piernas. Sobre sus muslos. Con las manos libres la alzó de nuevo contra él, sosteniéndola contra su pecho mientras miraba fijamente su rostro conmocionado.
—Quítate la camisa.
¿Su pe/ne palpitaba dentro de ella, su sexo le estaba sorbiendo con gula entusiasta y él estaba preocupado por la camisa?
—Ahora. —Su voz se endureció, su mirada se volvió obstinada—. No te daré lo que necesitas, ________, hasta que lo hagas.
Las manos de ella bajaron de su cuello, agarraron la camisa y lucharon para sacarla por la cabeza mientras una mano asía su nalga y la levantaba varios centímetros de la gruesa cuña de su pe/ne. Luego la liberó, empujando más fuerte y profundamente de nuevo en su interior mientras ella gemía con delirante necesidad.
La camisa liberó su cabeza, aunque luchó para sacarla de sus brazos. Finalmente se fue, sus manos se movieron a sus hombros de nuevo, sus piernas se endurecieron alrededor de sus caderas mientras luchaba para forzarle a que se moviera dentro de ella.
—Kevin, voy a despellejarte vivo si continúas torturándome así. —Ella sabía que el quejido lamentable de su voz no hacía muy creíble la amenaza. Pero él debería conocerla lo bastante bien para saber que ella cumpliría su palabra. Quizá.
Él se rió entre dientes.
—Resiste. Vamos a la cama.
—¿La cama? —Sus ojos se dilataron con horror cuando él se retiró fácilmente del canapé.
Ella temblaba mientras su pe/ne se movía con cada movimiento.
—Ya oí eso la última vez. —Su gemido estrangulado casi se convirtió en un quejido de éxtasis cuando su pe/ne empezó a moverse dentro y fuera de ella con cada escalón—. Esos escalones... —Ella gimió ante la sensación de sus movimientos dentro de ella—. No son tan cómodos.
—Lo lograremos. —Él sonaba demasiado confiado. Demasiado decidido.
Dulce Jesús, iba a matarla.
Juraba que lo haría. Sabía que lo haría.
—¡Oh, Dios! Kevin. Kevin, no puedo soportarlo —gritaba ella su nombre mientras él comenzaba subir los escalones con pasos rápidos y pesados.
Su pe/ne golpeaba dentro de ella, llevándose su respiración con cada retirada, meciéndose, empujando con fuerza, luego meciéndose de nuevo hacia dentro.
Las uñas de ella se clavaron en sus hombros, con gritos desesperados y jadeantes que caían de sus labios mientras apretaba las piernas alrededor de las caderas y luchaba por agarrarle fuerte.
El primer orgasmo la azotó en el sexto escalón. En el duodécimo estaba estremeciéndose, sacudiéndose en sus brazos mientras el segundo le robaba la respiración y la mente.
Fue apenas consciente de que él llegó a la cama, la tumbó sobre la cama y agarró sus caderas mientras empezaba a tomarla en un tercer y destructivo clímax.
Ella se arqueaba, el aliento abandonaba su cuerpo apresuradamente mientras sentía la liberación de él rasgándola. La lengüeta se hinchaba con fuerza desde debajo de la cabeza del pe/ne, presionando el delicado manojo de nervios que ningún hombre habría alcanzado de otro modo. Palpitaba, acariciaba y la enviaba volando a un orgasmo sin principio ni fin. Solo estaba Kevin, sosteniéndola, sus dientes se apartaron de la herida que había dejado anteriormente antes de que sus dientes se cerraran sobre ella de nuevo y el olvido oscuro la alcanzara.
—Te amo. ¡Oh, Dios, Kevin, te amo…! —La oscuridad aterciopelada la envolvió mientras las palabras se susurraban libres, su corazón se expandía mientras su alma parecía elevarse, estremecerse y abrirse para aceptar una parte de él que ni siquiera la muerte podría robar nunca.
heyitsnicktanii
Re: El meztizo de la puerta de a lado"Adaptacion"[Kevin yTú](Erotico/Romantica)
Capitulo Nueve
Capítulo 9
—… Solo estoy cansada, papá. Salí anoche a cenar con un amigo y tengo todo el trabajo atrasado. Pienso que sería mejor si los chicos y tú vinierais después de que hubiera pasado toda esta lluvia. Sabes cómo dejan mi cocina cuando fuera está mojado...
Kevin escuchó cómo ________ hacía bailar a su padre al son de una canción que ni siquiera él se habría creído.
Su pequeña, sexy y sensual compañera estaba dando excusas a su padre que ni siquiera él, que no tenía experiencia con padres, habría intentado nunca.
¿Qué le hacía a ella pensar que esa voz dulce y delicada engañaba a alguien?
«¡Estás loca!», articuló él lentamente con la boca, y la ignoró cuando ella le despidió con un gracioso movimiento de su mano.
Después de dos días de sexo que deberían haberlo matado, en posiciones que no había intentado en toda su vida sexual, era incluso propenso a ser bastante parcial a su favor. Pero el tono dulce, inocente y recubierto de miel hizo que pusiera los ojos en blanco antes de que ella le mirara ferozmente con el ceño fruncido.
«¿Qué?», articuló ella con la boca, dirigiéndole una irritada mirada antes de volver su atención a la llamada que había hecho a su familia.
Considerando el hecho de que sus hermanos pertenecían a las Fuerzas Especiales, dudaba que su padre fuera tonto. Pero aquí estaba su independiente y batalladora compañera, reclinada desnuda en su cama, cubierta nada más que con una sábana, tejiendo una excusa que hacía que él se estremeciera dolorosamente.
Su pelo sedoso estaba enredado alrededor de su cara sonrojada, sus ojos azules brillaban con irritación y ella tenía el valor de sentarse allí e intentar dar largas a su padre de esa forma.
«Ella estaba cansada. No le gustaba cocinar. Sus hermanos montaban líos...»
Dale un respiro. Demonios, que le diera a él fuerza, porque tenía el presentimiento de que toda la furia de un padre y sus hijos llegaría al umbral de ella, contaminando la cuidadosa trampa que Braden tenía ahí para atrapar al Domador.
—Sí, papá, sé lo molestos que se ponen cuando tienen que esperar para hacer las cosas, pero mi patio parece ahora mismo un pantano, y no podrían hacer nada aunque quisieran. Solo quieren una comida gratis y yo estoy ocupada.
Ella estaba haciendo pucheros. Haciendo pucheros en serio. ¿Qué pasaba con la independiente mujer de «hazlo a mi manera o de ninguna» que conocía? Meneó la cabeza y se pasó los dedos por el pelo mientras intentaba pensar en formas de arreglar esto antes de que su familia se volviera un dolor de cabeza.
No paraba de ninguna forma. Se pasó la mano por la garganta, mirándola con el ceño fruncido a modo de advertencia. Sin efecto. Todo lo que consiguió fue una mirada feroz.
Esa mirada feroz endureció efectivamente su pe/ne. Todo lo que ella tenía que hacer era pensar en oponérsele y esa carne obstinada se alzaba a la rígida vida. Maldición. Ella estaba desgastándolo.
Pero qué forma de irse.
Él habría sonreído ante el pensamiento si ella no hubiera elegido ese momento para decir papito, en ese tono suave e inocente, que iba a trabajar toda la tarde.
Fue suficiente para hacerle gruñir silenciosamente.
—Sí, papá, prometo que seré cuidadosa y cerraré las puertas y ventanas por la noche. —Esa promesa fue hecha en un tono casi automático—. Te lo prometo, los únicos animales salvajes que permitiré entrar serán de la variedad de cuatro patas. Y no es que haya visto ninguno últimamente. —Ella sonrió descaradamente ante sus palabras mientras le hacía un guiño a Kevin.
«¡Mujer loca!», gruñó él silenciosamente, articulando las palabras mientras ella hacía girar los ojos en las órbitas. ¿Quién pensaba ella que se creía esto?
—Este no es día de hornear pan —bostezó ella después de que el sonido apagado de la voz de su padre dejara de hablar—. Además, estoy ocupada. Puede esperar un día o dos. —Se acurrucó más profundamente en las almohadas, frunciendo el ceño mientras él la miraba con fascinación casi mórbida.
Ella estaba realmente convencida de que estaba teniendo éxito. Podía verlo en su rostro. En el tono de voz de su padre él oía otra historia. No es que pudiera oír las palabras, solo el tono de alerta, la agudeza casi militar.
Iba a conseguir que le mataran. Su entrenamiento era excelente, pero tres Fuerzas Especiales del calibre de los que habían ayudado a liberar a las Castas de los Domadores del Consejo y los soldados no serían de ninguna manera fáciles de derrotar. Especialmente considerando que no podía exactamente matar a la familia de su compañera.
—Sí, papá, prometo descansar y te llamaré mañana —respondió en un tono calmante que era tan repugnantemente dulce que le hizo preguntarse si no se le iba a revolver la cena.
Tomó nota mentalmente para no ser engañado nunca por ese tono de voz.
Cuando ella colgó finalmente el teléfono, él la fulminó con una mirada severa.
—Espero que no estés convencida de que te saliste con la tuya —gruñó él furiosamente—. Ahora tendremos a tu familia haciendo trizas el vecindario en tu búsqueda.
—No seas tonto. —Ella se rió ante su predicción—. Vendrán aquí primero. No creo que confíen completamente en ti. Algo relacionado con no ser capaces de encontrar suficiente información sobre tus antecedentes. —Ella meneó provocativamente sus cejas sutilmente arqueadas—. ¿Has sido un chico malo, Kevin? ¿Ocultando los informes y cosas así?
Ella se contoneó bajo la sábana, apoyando las manos en el colchón mientras se inclinaba más cerca de él, en sus ojos danzaban luces brillantes de diversión mientras le lanzaba una sonrisita sugestiva.
—¿Debería zurrarte ahora por ser malo?
Sus cejas se juntaron en un ceño. Estaba ignorando el dolor en su pe/ne. Necesitaba comida y una ducha o iba a sufrir un colapso por agotamiento.
—A ti te zurraré más tarde. —Él la apuntó con el dedo con un énfasis decidido—. Alguien necesita enseñarte que no se deben jugar juegos tan obvios con hombres que te conocen demasiado bien.
Capítulo 9
—… Solo estoy cansada, papá. Salí anoche a cenar con un amigo y tengo todo el trabajo atrasado. Pienso que sería mejor si los chicos y tú vinierais después de que hubiera pasado toda esta lluvia. Sabes cómo dejan mi cocina cuando fuera está mojado...
Kevin escuchó cómo ________ hacía bailar a su padre al son de una canción que ni siquiera él se habría creído.
Su pequeña, sexy y sensual compañera estaba dando excusas a su padre que ni siquiera él, que no tenía experiencia con padres, habría intentado nunca.
¿Qué le hacía a ella pensar que esa voz dulce y delicada engañaba a alguien?
«¡Estás loca!», articuló él lentamente con la boca, y la ignoró cuando ella le despidió con un gracioso movimiento de su mano.
Después de dos días de sexo que deberían haberlo matado, en posiciones que no había intentado en toda su vida sexual, era incluso propenso a ser bastante parcial a su favor. Pero el tono dulce, inocente y recubierto de miel hizo que pusiera los ojos en blanco antes de que ella le mirara ferozmente con el ceño fruncido.
«¿Qué?», articuló ella con la boca, dirigiéndole una irritada mirada antes de volver su atención a la llamada que había hecho a su familia.
Considerando el hecho de que sus hermanos pertenecían a las Fuerzas Especiales, dudaba que su padre fuera tonto. Pero aquí estaba su independiente y batalladora compañera, reclinada desnuda en su cama, cubierta nada más que con una sábana, tejiendo una excusa que hacía que él se estremeciera dolorosamente.
Su pelo sedoso estaba enredado alrededor de su cara sonrojada, sus ojos azules brillaban con irritación y ella tenía el valor de sentarse allí e intentar dar largas a su padre de esa forma.
«Ella estaba cansada. No le gustaba cocinar. Sus hermanos montaban líos...»
Dale un respiro. Demonios, que le diera a él fuerza, porque tenía el presentimiento de que toda la furia de un padre y sus hijos llegaría al umbral de ella, contaminando la cuidadosa trampa que Braden tenía ahí para atrapar al Domador.
—Sí, papá, sé lo molestos que se ponen cuando tienen que esperar para hacer las cosas, pero mi patio parece ahora mismo un pantano, y no podrían hacer nada aunque quisieran. Solo quieren una comida gratis y yo estoy ocupada.
Ella estaba haciendo pucheros. Haciendo pucheros en serio. ¿Qué pasaba con la independiente mujer de «hazlo a mi manera o de ninguna» que conocía? Meneó la cabeza y se pasó los dedos por el pelo mientras intentaba pensar en formas de arreglar esto antes de que su familia se volviera un dolor de cabeza.
No paraba de ninguna forma. Se pasó la mano por la garganta, mirándola con el ceño fruncido a modo de advertencia. Sin efecto. Todo lo que consiguió fue una mirada feroz.
Esa mirada feroz endureció efectivamente su pe/ne. Todo lo que ella tenía que hacer era pensar en oponérsele y esa carne obstinada se alzaba a la rígida vida. Maldición. Ella estaba desgastándolo.
Pero qué forma de irse.
Él habría sonreído ante el pensamiento si ella no hubiera elegido ese momento para decir papito, en ese tono suave e inocente, que iba a trabajar toda la tarde.
Fue suficiente para hacerle gruñir silenciosamente.
—Sí, papá, prometo que seré cuidadosa y cerraré las puertas y ventanas por la noche. —Esa promesa fue hecha en un tono casi automático—. Te lo prometo, los únicos animales salvajes que permitiré entrar serán de la variedad de cuatro patas. Y no es que haya visto ninguno últimamente. —Ella sonrió descaradamente ante sus palabras mientras le hacía un guiño a Kevin.
«¡Mujer loca!», gruñó él silenciosamente, articulando las palabras mientras ella hacía girar los ojos en las órbitas. ¿Quién pensaba ella que se creía esto?
—Este no es día de hornear pan —bostezó ella después de que el sonido apagado de la voz de su padre dejara de hablar—. Además, estoy ocupada. Puede esperar un día o dos. —Se acurrucó más profundamente en las almohadas, frunciendo el ceño mientras él la miraba con fascinación casi mórbida.
Ella estaba realmente convencida de que estaba teniendo éxito. Podía verlo en su rostro. En el tono de voz de su padre él oía otra historia. No es que pudiera oír las palabras, solo el tono de alerta, la agudeza casi militar.
Iba a conseguir que le mataran. Su entrenamiento era excelente, pero tres Fuerzas Especiales del calibre de los que habían ayudado a liberar a las Castas de los Domadores del Consejo y los soldados no serían de ninguna manera fáciles de derrotar. Especialmente considerando que no podía exactamente matar a la familia de su compañera.
—Sí, papá, prometo descansar y te llamaré mañana —respondió en un tono calmante que era tan repugnantemente dulce que le hizo preguntarse si no se le iba a revolver la cena.
Tomó nota mentalmente para no ser engañado nunca por ese tono de voz.
Cuando ella colgó finalmente el teléfono, él la fulminó con una mirada severa.
—Espero que no estés convencida de que te saliste con la tuya —gruñó él furiosamente—. Ahora tendremos a tu familia haciendo trizas el vecindario en tu búsqueda.
—No seas tonto. —Ella se rió ante su predicción—. Vendrán aquí primero. No creo que confíen completamente en ti. Algo relacionado con no ser capaces de encontrar suficiente información sobre tus antecedentes. —Ella meneó provocativamente sus cejas sutilmente arqueadas—. ¿Has sido un chico malo, Kevin? ¿Ocultando los informes y cosas así?
Ella se contoneó bajo la sábana, apoyando las manos en el colchón mientras se inclinaba más cerca de él, en sus ojos danzaban luces brillantes de diversión mientras le lanzaba una sonrisita sugestiva.
—¿Debería zurrarte ahora por ser malo?
Sus cejas se juntaron en un ceño. Estaba ignorando el dolor en su pe/ne. Necesitaba comida y una ducha o iba a sufrir un colapso por agotamiento.
—A ti te zurraré más tarde. —Él la apuntó con el dedo con un énfasis decidido—. Alguien necesita enseñarte que no se deben jugar juegos tan obvios con hombres que te conocen demasiado bien.
heyitsnicktanii
Re: El meztizo de la puerta de a lado"Adaptacion"[Kevin yTú](Erotico/Romantica)
—Sí. Bueno. —Ella tenía el descaro de reírse de él—. No le mentí. Puede detectar mis mentiras. Todo lo que le dije era verdad...
—De un modo tortuoso —gruñó él.
—¿Cómo piensas que logré salir de su casa? —Ella se dejó caer contra la almohada, y la almohada se apartó de sus senos y de sus pezones duros y tentadores—. Pero puedes castigarme ahora si quieres.
Ella estaba confiando demasiado en su habilidad de volverle completamente loco.
Finalmente solo lanzó las manos al aire mientras se levantaba de la cama y caminaba con andares majestuosos hacia la puerta del baño. Si iba a tener que luchar con sus hermanos, no quería oler a sexo cuando eso sucediera.
—Voy a tomar una ducha —espetó él—. Tengo la sensación de que querré estar preparado para la visita de tu familia que tendré que soportar. Y eres una alborotadora, ________. Esto se volverá contra ti y te golpeará en el trasero uno de estos días.
—¿En serio? —El interés brilló en su mirada llena de risa— Apuesto a que hace que me moje.
Él resopló.
—No tengo ninguna duda, pequeña maliciosa.
Y antes de que su cuerpo pudiera anular a su mente, se forzó a entrar en el cuarto de baño y cerrar la puerta detrás de él antes de que, en cambio, se uniera de nuevo a ella en la cama.
Mientras entraba bajo el agua tan caliente que echaba vapor tomó nota mentalmente de ponerse en contacto con Braden y avisarle que esperara problemas. Tenía el mal presentimiento de que había muchos en marcha.
________ se rió mientras la puerta del baño se cerraba detrás de Kevin y dejó que la calidez que le provocaba el embromarle llenara su corazón. Adoraba la expresión de su cara. Por una vez, las sombras que normalmente habitaban allí habían desaparecido. En su lugar podía haber irritación o incredulidad, pero también había visto la felicidad.
Ella le hacía feliz.
Suspiró ante el pensamiento, con una extraña satisfacción que la llenaba. El hacerle feliz no debería hacerla sentir como si estuviera brillando desde dentro hacia fuera, pero lo hacía.
Y le hacía querer cocinar. Algo realmente increíble. Algo que haría que ese poquito de felicidad confusa llenara sus ojos de nuevo.
Ella tenía comida. Finalmente. Le había costado horas la noche pasada el convencerle de que alguien le trajera los productos básicos de cocina junto con algo de carne real, en vez de esas cosas que cocinaba en el microondas todos los días.
¡Puaj! Esas cosas repugnantes.
Ella sacudió la cabeza, se levantó de la cama y agarró el camisón y la bata mientras ignoraba el dolor entre sus muslos. Eso y el latido del deseo. Tenía la sensación de que, Calor de Apareamiento o no, se podía olvidar de que su respuesta ante él se atenuara alguna vez. La había hecho mojarse la primera vez que puso los ojos en él, y tenía la sensación de que se mojaría por él en su lecho de muerte.
Ella dejó el dormitorio, bajó suavemente las escaleras hasta el amplio vestíbulo y entró en la cocina.
Se detuvo bruscamente, sus ojos se dilataron y el terror fluyó por todo su sistema mientras sus rodillas se debilitaban.
—Bueno, parece que Kevin tomó una pequeña compañera —se mofó el intruso, su pistola apuntada al corazón de ella—. Apuesto a que el Consejo se divertirá mucho con esto. Después de que eliminemos a su León, por supuesto. El único Felino bueno es el Felino muerto.
________ se giró para correr solo para golpearse contra un cuerpo duro que le bloqueaba el camino. El contacto envió un dolor punzante a todas sus terminaciones nerviosas, haciendo que jadeara por la conmoción mientras se apartaba del intruso.
¿Y ahora qué? Respirando agitadamente, luchó por controlar su miedo con los ojos dilatados, cuando unas manos duras la empujaron a una silla de cocina.
—Os matará. —Ella apretó los dedos a los costados tratando de pensar, de encontrar una forma de escapar, de avisar a Kevin.
—Puede intentarlo. Fallará. Hemos tenido mucho cuidado esta vez. Ni siquiera será capaz de olernos. —Diabólico, malicioso. El más alto de los dos hombres la miraba con curiosidad mientras sostenía el arma sobre ella—. Así que dime, ¿cómo es Jod/er con un animal?
________ tragó saliva fuertemente.
—Pregunta a tu mujer.
Él gruñó ante eso, sonriendo burlonamente.
—No importa. —Se encogió de hombros—. Los científicos tendrán la respuesta.
Tenía que avisar a Kevin.
Su mirada se dirigió a la entrada de la cocina. Él terminaría pronto y bajaría las escaleras, ajeno al peligro que le aguardaba. Incapaz de oler la amenaza.
Tragó saliva fuertemente.
El Consejo le había torturado la mayor parte de su vida, lo había tratado como a un animal, le había negado incluso las consideraciones humanas más básicas.
Nunca había comido pan hecho en casa. Nunca había bebido café de verdad. No sabía cómo cocinar, pero por lo que sus hermanos habían dicho, muchos de los laboratorios de las Castas habían sido guaridas de suciedad y abandono. Aun así él mantenía su casa brillante, libre de polvo, y se quitaba los zapatos en la puerta. Era un hombre desesperado por vivir, por ser libre. Un hombre que sabía cómo amar a pesar de los horrores que había conocido.
¿Y ahora estos dos pensaban que iban a usarla para matarle?
No podía ser, no lo permitiría.
Ahora le pertenecía a ella. Él era su corazón, su alma, y ella no podía imaginar la vida sin él. Moriría sin él.
«Piensa, ________. —Sus ojos se movieron a su alrededor mientras los otros dos la observaban estrechamente—. Avísale. ¿Cómo podrías avisarle...?»
Olor. Él podía oler la excitación. Podría oler el miedo.
En lugar de aplastar el horror que la recorría, el terror que nublaba su mente, debía darles rienda suelta. Tenía que avisarle...
Muajaja aun falta un poco de este capitulo y el diez, soy mala lose 8-) las dejare con la duda :twisted: HAHAHA bueno aqui estan los capitulos &' como les prometi les dejare la sinopsis de la novela de Joe y me dicen que opinan si la quiere leer vale?las quiero
—De un modo tortuoso —gruñó él.
—¿Cómo piensas que logré salir de su casa? —Ella se dejó caer contra la almohada, y la almohada se apartó de sus senos y de sus pezones duros y tentadores—. Pero puedes castigarme ahora si quieres.
Ella estaba confiando demasiado en su habilidad de volverle completamente loco.
Finalmente solo lanzó las manos al aire mientras se levantaba de la cama y caminaba con andares majestuosos hacia la puerta del baño. Si iba a tener que luchar con sus hermanos, no quería oler a sexo cuando eso sucediera.
—Voy a tomar una ducha —espetó él—. Tengo la sensación de que querré estar preparado para la visita de tu familia que tendré que soportar. Y eres una alborotadora, ________. Esto se volverá contra ti y te golpeará en el trasero uno de estos días.
—¿En serio? —El interés brilló en su mirada llena de risa— Apuesto a que hace que me moje.
Él resopló.
—No tengo ninguna duda, pequeña maliciosa.
Y antes de que su cuerpo pudiera anular a su mente, se forzó a entrar en el cuarto de baño y cerrar la puerta detrás de él antes de que, en cambio, se uniera de nuevo a ella en la cama.
Mientras entraba bajo el agua tan caliente que echaba vapor tomó nota mentalmente de ponerse en contacto con Braden y avisarle que esperara problemas. Tenía el mal presentimiento de que había muchos en marcha.
________ se rió mientras la puerta del baño se cerraba detrás de Kevin y dejó que la calidez que le provocaba el embromarle llenara su corazón. Adoraba la expresión de su cara. Por una vez, las sombras que normalmente habitaban allí habían desaparecido. En su lugar podía haber irritación o incredulidad, pero también había visto la felicidad.
Ella le hacía feliz.
Suspiró ante el pensamiento, con una extraña satisfacción que la llenaba. El hacerle feliz no debería hacerla sentir como si estuviera brillando desde dentro hacia fuera, pero lo hacía.
Y le hacía querer cocinar. Algo realmente increíble. Algo que haría que ese poquito de felicidad confusa llenara sus ojos de nuevo.
Ella tenía comida. Finalmente. Le había costado horas la noche pasada el convencerle de que alguien le trajera los productos básicos de cocina junto con algo de carne real, en vez de esas cosas que cocinaba en el microondas todos los días.
¡Puaj! Esas cosas repugnantes.
Ella sacudió la cabeza, se levantó de la cama y agarró el camisón y la bata mientras ignoraba el dolor entre sus muslos. Eso y el latido del deseo. Tenía la sensación de que, Calor de Apareamiento o no, se podía olvidar de que su respuesta ante él se atenuara alguna vez. La había hecho mojarse la primera vez que puso los ojos en él, y tenía la sensación de que se mojaría por él en su lecho de muerte.
Ella dejó el dormitorio, bajó suavemente las escaleras hasta el amplio vestíbulo y entró en la cocina.
Se detuvo bruscamente, sus ojos se dilataron y el terror fluyó por todo su sistema mientras sus rodillas se debilitaban.
—Bueno, parece que Kevin tomó una pequeña compañera —se mofó el intruso, su pistola apuntada al corazón de ella—. Apuesto a que el Consejo se divertirá mucho con esto. Después de que eliminemos a su León, por supuesto. El único Felino bueno es el Felino muerto.
________ se giró para correr solo para golpearse contra un cuerpo duro que le bloqueaba el camino. El contacto envió un dolor punzante a todas sus terminaciones nerviosas, haciendo que jadeara por la conmoción mientras se apartaba del intruso.
¿Y ahora qué? Respirando agitadamente, luchó por controlar su miedo con los ojos dilatados, cuando unas manos duras la empujaron a una silla de cocina.
—Os matará. —Ella apretó los dedos a los costados tratando de pensar, de encontrar una forma de escapar, de avisar a Kevin.
—Puede intentarlo. Fallará. Hemos tenido mucho cuidado esta vez. Ni siquiera será capaz de olernos. —Diabólico, malicioso. El más alto de los dos hombres la miraba con curiosidad mientras sostenía el arma sobre ella—. Así que dime, ¿cómo es Jod/er con un animal?
________ tragó saliva fuertemente.
—Pregunta a tu mujer.
Él gruñó ante eso, sonriendo burlonamente.
—No importa. —Se encogió de hombros—. Los científicos tendrán la respuesta.
Tenía que avisar a Kevin.
Su mirada se dirigió a la entrada de la cocina. Él terminaría pronto y bajaría las escaleras, ajeno al peligro que le aguardaba. Incapaz de oler la amenaza.
Tragó saliva fuertemente.
El Consejo le había torturado la mayor parte de su vida, lo había tratado como a un animal, le había negado incluso las consideraciones humanas más básicas.
Nunca había comido pan hecho en casa. Nunca había bebido café de verdad. No sabía cómo cocinar, pero por lo que sus hermanos habían dicho, muchos de los laboratorios de las Castas habían sido guaridas de suciedad y abandono. Aun así él mantenía su casa brillante, libre de polvo, y se quitaba los zapatos en la puerta. Era un hombre desesperado por vivir, por ser libre. Un hombre que sabía cómo amar a pesar de los horrores que había conocido.
¿Y ahora estos dos pensaban que iban a usarla para matarle?
No podía ser, no lo permitiría.
Ahora le pertenecía a ella. Él era su corazón, su alma, y ella no podía imaginar la vida sin él. Moriría sin él.
«Piensa, ________. —Sus ojos se movieron a su alrededor mientras los otros dos la observaban estrechamente—. Avísale. ¿Cómo podrías avisarle...?»
Olor. Él podía oler la excitación. Podría oler el miedo.
En lugar de aplastar el horror que la recorría, el terror que nublaba su mente, debía darles rienda suelta. Tenía que avisarle...
Muajaja aun falta un poco de este capitulo y el diez, soy mala lose 8-) las dejare con la duda :twisted: HAHAHA bueno aqui estan los capitulos &' como les prometi les dejare la sinopsis de la novela de Joe y me dicen que opinan si la quiere leer vale?las quiero
heyitsnicktanii
Re: El meztizo de la puerta de a lado"Adaptacion"[Kevin yTú](Erotico/Romantica)
La Marca de _____
Maldita con el extraordinario poder de sentir las emociones de las personas, ____ Fields se ha alejado del mundo mudándose a un remoto rincón de Nuevo México, trabajando como ayudante del sheriff en un pequeño pueblo. Allí, en el calor del desierto, ha encontrado la paz y el silencio que necesita. Pero cuando algunos miembros de las Castas comienzan a morir en ese territorio, _____ se da cuenta de que no puede enterrar los secretos de su pasado para siempre. Alguien está fuera aguardando para derramar sangre... su sangre.
Joseph Arness, un arrogante macho de las Castas de los Felinos, no deja de darle vueltas al asunto con feroz intensidad. Su misión de resolver los misteriosos asesinatos le ha llevado a _____, una mujer que aborda sus sentidos como ninguna otra lo ha hecho. Por su parte _____, sólo consigue bajar la guardia cuando está con él y está ansiosa por someterse al hambre insaciable que destruye su cuerpo. Ahora Joseph y ____ deben unir fuerzas para dar caza a los asesinos, antes de que estos les conviertan en sus presas.
Espero sus comentarios las quiero :arre:
Maldita con el extraordinario poder de sentir las emociones de las personas, ____ Fields se ha alejado del mundo mudándose a un remoto rincón de Nuevo México, trabajando como ayudante del sheriff en un pequeño pueblo. Allí, en el calor del desierto, ha encontrado la paz y el silencio que necesita. Pero cuando algunos miembros de las Castas comienzan a morir en ese territorio, _____ se da cuenta de que no puede enterrar los secretos de su pasado para siempre. Alguien está fuera aguardando para derramar sangre... su sangre.
Joseph Arness, un arrogante macho de las Castas de los Felinos, no deja de darle vueltas al asunto con feroz intensidad. Su misión de resolver los misteriosos asesinatos le ha llevado a _____, una mujer que aborda sus sentidos como ninguna otra lo ha hecho. Por su parte _____, sólo consigue bajar la guardia cuando está con él y está ansiosa por someterse al hambre insaciable que destruye su cuerpo. Ahora Joseph y ____ deben unir fuerzas para dar caza a los asesinos, antes de que estos les conviertan en sus presas.
Espero sus comentarios las quiero :arre:
heyitsnicktanii
Re: El meztizo de la puerta de a lado"Adaptacion"[Kevin yTú](Erotico/Romantica)
chelis escribió:OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOHHHH!!!!!!!
RSPERAAAA...... ME CONFUNDI UN POCO!!!
ESTE CAAAPIS NO IBA DESPUES DE LOS QUE SUBISTE ANTERIORMENTE???
POR QUE LOS VOLVI A LEEERRRR!!!!
JJAJAJA Y ME DII CUENTAAAAA!!
O ESTOY LOCA POR LO QUE LEEEOOO!!!
JAJAJA
AUN ASII SIGUELAAAAA!!!
YYY SIII ME ENCANTA LA IDEA DE QUE AHORA SEA JOEEEEE!!!
HAHAHA segun yo lo subi bien :scratch: pero bueno el chiste es que le entendiste haha, ya la puse la sinopsis de la de Joe a ver que te parece! gracias por leer, un beso! :lol!:
heyitsnicktanii
Re: El meztizo de la puerta de a lado"Adaptacion"[Kevin yTú](Erotico/Romantica)
JB&1D escribió:Si has otra de Joe y también una con Nick :D
me encanto el cap siguelaa
Si hare la que sigue con Joe haha y la que sigue de la Joe si es que quieren seguir leyendo mis adpataciones sera con mi Nicho :arre: haha que bueno que te gusto! gracias por leer un beso!
heyitsnicktanii
Re: El meztizo de la puerta de a lado"Adaptacion"[Kevin yTú](Erotico/Romantica)
ElitzJb escribió:me paso lo de cunfu.... osea me confundí
creo q este capitulo iba o va antes del otro capitulo anterior
pero no importa lo q importa esq entiendo...
siguelaaaaa por favor
no quiero q termine tan pronto
:( pero bueno no importa tienes q seguirla
por supuesto q quiero la da joe :)
soy oficialmente tu fiel lectora
HAHA juro que me fije y estaba bien :scratch: pero si tal vez si fue error mio,ahora si me fije boien para evitar confuciones haha lose esta nove es demaciado corta :( y ya subi la sinopsis de la Joe espero tu opinios a ver que te parece, &' mil gracias por leer un beso
heyitsnicktanii
Re: El meztizo de la puerta de a lado"Adaptacion"[Kevin yTú](Erotico/Romantica)
*Stephanie* escribió: Perdón, perdón por no passarme antes!!!
pero, me encanto los capitulos, finalmente estan juntos no?
jajajaja siguela!!!
te quiero y saludos :)
Hola, haha no te preocupes, gracias por tomarte tiempo de leer haha ya la segui te quiero igual :D ub beso
heyitsnicktanii
Re: El meztizo de la puerta de a lado"Adaptacion"[Kevin yTú](Erotico/Romantica)
OOOOH!!!
LOGRAAARAAAAAA AVIISAAARR AAAA KEEEVVV!!!?????
AAAII POOOOOOORRRFIISS QUE NO LES PASEEE NAAADAAAAA!!!!!
YY YA QUIEROO LEEER LA QUE SIGUEEE
LOGRAAARAAAAAA AVIISAAARR AAAA KEEEVVV!!!?????
AAAII POOOOOOORRRFIISS QUE NO LES PASEEE NAAADAAAAA!!!!!
YY YA QUIEROO LEEER LA QUE SIGUEEE
chelis
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