Mi maldita costumbre. ZaynMalik&LaliEsposito.Terminada.

Capitulo uno


Por fin estábamos en el hotel, Ivana hacia horas estaba llorando como desesperada para no mudarse a Argentina y ahora, de repente estaba feliz. Y no lo entendías, tampoco necesitabas entenderlo. Se suponía que los niños eran completamente desequilibrados emocionalmente. O eso creo.

-¿Lali, nos vamos a quedar acá?
-Sí, pero solo hasta que el abogado nos diga que hacer.
-Yo se que nos va a decir-Su cara triste, no la querías ver. No necesitabas más dosis de amargura.
-No pienses en eso.

La tome en brazos y en la recepción nos atendieron rápidamente. No dieron la habitación, por supuesto era la más cara. Lamentablemente nuestros padres habían fallecido, y tenía la mala suerte de que mis abuelos no me querían simplemente porque nunca quise seguir sus vidas, ni yo sé por qué. Solo quería algo distinto. Ahora tendría que luchar por la custodia de Ivana, o entregárselas. Y yo sabía cuál era la mejor opción aunque no se la había dicho directamente a ella.

Mis abuelos sabían cuales eran mis defectos, sabían que yo no era buena para criarla, educarla, para hacerla una persona maravillosa. Yo no era la típica hermana tampoco, no pasaba tiempo con ella, no hablábamos mucho pero la amaba. ¿Era mi hermana no? Simplemente la amaba a mi modo.

Movía con mi tic nervioso mi pierna, tuve que fumar por la ansiedad. Esta vez no iba a permitir que mis abuelos tengan una excusa más para odiarme, solo quería demostrar una vez que podía con esto aunque sea por un par de horas.

Se durmió, y yo no logre hacerlo. Busque nuestras ropas para la mañana siguiente, realmente me sentía mal por acceder a entregarles a Ivana, pero no tenía otra opción. No quería otra opción; porque era uno de esos momentos en que sabes que tomes la decisión que tomes, todo saldrá mal.

Cuando abrió sus ojos negros, me sonrió. Por un momento quise ser niña, donde la muerte de mis padres no se sintiera tan constante, donde no sintiera la culpa de no haberlos visto en sus últimas tres semanas, donde no sintiera la culpa por haberles fallado antes de morir.

Abriste la ventana, y la dejaste bañarse tranquila. Luego lo hice yo, y nos cambiamos.

Ella parecía una princesa, le encantaba disfrazarse y como último día donde nos veríamos la quise complacer con su vestido celeste de cenicienta, con su cabello rubio le hiciste un intento de peinado lindo, yo no era precisamente de las que se arreglaban así que intente hacer mi mejor esfuerzo. Con mis jeans sueltos, mi musculosa, un buzo y mis zapatillas negras no era demasiado difícil dejar mi cabello suelto y listo. Claramente, no era la tipa que los hombres ven o que mi familia se sentiría orgullosos de presentar.

Mientras subían al remis, supiste que la conciencia que para variar poco te quedaba de ella te iba a pesar. Pero era lo mejor. Entramos al edificio, era enorme. La recepcionista, nos dijo en que piso tenían que estar y cuando por fin llegamos la secretaria nos dijo que esperáramos un segundo…El segundo eterno. Más tarde frente a frente con mis abuelos y el abogado todo era confuso.

¿Por qué mis padres me dejarían a prueba para que sea su tutora?
¿Por qué mis abuelos no se estaban quejando?

-¿Me van a vigilar mientras se queda durante cuatro meses con ellos?
-Justamente, pero no solo te vigilaran a vos sino a tus abuelos igual. La asistente social, dirá si estas capacitada y si no lo estas, tiene que saber que tus abuelos si lo están.
-Pequeña ¿Podes ir a fuera un segundo?-Ella asistió, mientras se secaba las lagrimas. Una vez afuera lo único que logre decir fue- No quiero esto, quiero que se quede con ellos. La van a saber cuidar, le van a dar todo lo que necesita. Yo soy un desastre, solo hace falta mirarme.
-Tus padres te están confiando lo más valioso, creo que merece la pena probar por cuatro meses-Me dijo el abogado.
-¿Ustedes pueden decir algo? Díganle que soy lo peor, digan que no puedo cuidarme sola. Digan algo.
-Creo que si mi hija quiso esto, por algo es.
-Pero ustedes no confían en mí.
-No me haz dado confianza en dieciocho años, quizás sea hora de ganártela.
-No quiero ganar nada, no necesito esto. Quiero que se quede con ustedes.
-Esto es algo que no vas a poder cambiar, si decidís dárselas no tenes derecho a nada.
-Ya lo sé.
-Está bien, voy a transcribir todo. Cumpliendo con la petición de tus padres, que en cualquier caso que no aceptes, quedara la custodia para tus abuelos pero mientras tanto quiero darte dos semanas para pensarlos.
-Me parece bien-Iba a seguir con su vida, tal como estaba. Así era la única manera de que se la saquen.

Ivana estaba dibujando, seguramente todos se lo había dado la secretaria. Me senté a su lado.

-¿Ya me vas a dejar?-Me pregunto.
-No te voy a dejar, te voy a hacer un favor grande como los castillos de las princesas.
-Yo quiero quedarme con vos, yo sé que me queres.
-Claro que te quiero, pero te mereces mucho más preciosa. Yo solo puedo darte los lujos, pero vos necesitas alguien que te discipline, que te eduque correctamente, que sea un ejemplo y yo no lo soy.
-Podrías serlo, yo escuche.
-No hay modo que lo logre, y no pienso ilusionarte. Las cosas son así, pero en algunos años podremos vernos.
-Los abuelos no te quieren, no te van a dejar y yo quiero irme con vos.
-Lo lamento.

La abrase y la escuche llorar en mi hombro. Fue la primera decisión difícil que tomaba en mi vida.

-Ivana, no me odies por esto. Si pudiera ser diferente, lo seria.

Tuve que hacerlo, tuve que consumir. La ansiedad me estaba matando, incluso cuando quería dejarlo, mi cuerpo reclamaba por esto. Estaba perdida, y mi hermana necesitaba algo mejor.

Mi maldita costumbre, me estaba matando.