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Alguien que cuide de mí.-Nick&Tu.-

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Alguien que cuide de mí.-Nick&Tu.-  Empty Alguien que cuide de mí.-Nick&Tu.-

Mensaje por Francce:) Mar 18 Dic 2012, 10:33 pm

Nombre: Alguien que cuide de mí.
Autora: Judith McNaught
Adaptación: Si.
Género: Drama y romance.
Advertencias: Los capítulos pueden ser algo largos, por los que algunos los pondré en dos partes.
Otras Páginas: No.

Prólogo:

La exitosa actriz ______ Kendall se dirige hacia el norte del estado de Nueva York al encuentro de su esposo Logan para inaugurar juntos la nueva casa. Mientras maneja en la noche invernal, una repentina tormenta de nieve le hace perder el control del auto.
Cuando vuelve en sí está en el hospital local, gravemente herida. Allí la policía le informa que Logan ha desaparecido sin dejar rastros. Desconcertada, lo único que _______ tiene son preguntas. ¿Dónde está su esposo? ¿Qué ocurrió esa noche? ¿Quién cuidará de ella? ¿Por qué el notorio Nicholas Valente se ofrece a ayudarla? Poco a poco, ______ se interna en un territorio desconocido, donde es imposible discernir entre amigos y enemigos, y donde la verdad se esconde detrás de las más diversas máscaras.

- Hola, mi nombre es Franccesca, pero me pueden decir Francce, es la primera vez que hago una adaptación, espero sus comentarios:3
Francce:)
Francce:)


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Alguien que cuide de mí.-Nick&Tu.-  Empty Re: Alguien que cuide de mí.-Nick&Tu.-

Mensaje por SmileJonas Mar 18 Dic 2012, 10:52 pm

Holaa!! soy tu primera lectora me intereso la.sinopsis !! ;) de vdrdad espero que subas el primer capitulo..besos !! n.n
pd: Me llamo paula pero me podes decir como gustes !! <3 :-D
SmileJonas
SmileJonas


https://onlywn.activoforo.com

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Alguien que cuide de mí.-Nick&Tu.-  Empty Re: Alguien que cuide de mí.-Nick&Tu.-

Mensaje por Pao Jonatica Forever :3 Miér 19 Dic 2012, 4:11 pm

Hola soy tu segunda lectora!
Baile de 5 segundos!
Ok no :s
Espero que la sigas pronto :)
Pao Jonatica Forever :3
Pao Jonatica Forever :3


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Alguien que cuide de mí.-Nick&Tu.-  Empty Re: Alguien que cuide de mí.-Nick&Tu.-

Mensaje por Francce:) Miér 19 Dic 2012, 6:39 pm

Holaaa:) Encantada de conocerlas y gracias por los comentarios :B
Dentro de un ratito estoy subiendo capitulo!!
Francce:)
Francce:)


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Alguien que cuide de mí.-Nick&Tu.-  Empty Re: Alguien que cuide de mí.-Nick&Tu.-

Mensaje por Pao Jonatica Forever :3 Miér 19 Dic 2012, 6:42 pm

Wiii:)
Aqi spero cap:)
Pao Jonatica Forever :3
Pao Jonatica Forever :3


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Alguien que cuide de mí.-Nick&Tu.-  Empty Re: Alguien que cuide de mí.-Nick&Tu.-

Mensaje por Francce:) Miér 19 Dic 2012, 6:52 pm

Capítulo 1
Parte 1/4
—Señorita Kendall, ¿me oye? Soy el doctor Metcalf y estamos en el Hospital del Buen
Samaritano, de Mountainside. Ahora vamos a sacarla de la ambulancia y llevarla a
emergencias.
En medio de un temblor incontrolable, ______ Kendall reaccionó a la insistente voz
masculina que trataba de sacarla de su estado de inconsciencia, pero no lograba reunir la
fuerza necesaria para abrir los ojos.
— ¿Me oye, señorita Kendall?
Con esfuerzo, ella finalmente consiguió abrir los ojos. El médico que le había hablado
estaba inclinado sobre ella, examinándole la cabeza, y junto a él, una enfermera sostenía
una bolsa plástica con suero fisiológico.
—Vamos a bajarla ahora de la ambulancia —repitió él mientras le iluminaba las pupilas
con el haz de una pequeña linterna.
—Necesito... decirle... a mi marido que estoy aquí —logró balbucear ______ con un hilo de
voz.
Él asintió y le oprimió la mano para tranquilizarla.
—La policía estatal se ocupará de eso. Mientras tanto, le advierto que usted tiene una
cantidad de admiradores en el Buen Samaritano, que me incluye a mí, y vamos a cuidarla
muy bien.
Una serie de voces e imágenes comenzaron a flotar hacia ______ desde todas direcciones
mientras la camilla era bajada de la ambulancia. Luces rojas y azules pulsaban
frenéticamente contra el cielo grisáceo del amanecer. Personas de uniforme pasaron frente
a su campo visual: policías del estado de Nueva York, para-médicos, médicos, enfermeras.
Unas puertas se abrieron, el pasillo voló junto a ella y muchas caras la rodearon y la
acribillaron a preguntas.
_______ trató de concentrarse, pero sus voces se transformaron en un murmullo
incomprensible y las facciones de esas personas se deslizaban de sus caras y se disolvían en
la misma oscuridad que ya había devorado el resto de la habitación.
Cuando _______ volvió a despertar estaba oscuro afuera y caía una nieve suave. Mientras se
esforzaba por librarse de los efectos de las drogas que le inyectaban en el brazo desde la
bolsa sujeta por encima de su cabeza, observó como entre una niebla lo que parecía ser una
habitación de hospital repleta de una increíble cantidad de flores.
Sentada en una silla cerca del pie de la cama y flanqueada por una enorme canasta de
orquídeas blancas y un florero lleno de rosas amarillas, una enfermera de pelo entrecano
leía un ejemplar del New York Post en cuya portada había una foto de ______.
______ giró la cabeza todo lo que le permitía el collarín que le rodeaba el cuello, en busca de
alguna señal de Logan, pero por el momento ella estaba a solas con la enfermera. A modo
de experimento movió las piernas y los dedos de los pies, y la alivió comprobar que
todavía los tenía sujetos al resto de su persona y que le funcionaban bien. Tenía los brazos
vendados y la cabeza envuelta con algo ajustado, pero siempre y cuando no se moviera, su
incomodidad se limitaba a un dolor generalizado en todo el cuerpo, un dolor un poco más
fuerte en las costillas y la garganta tan seca que parecía llena de aserrín.
Estaba viva, y eso en sí mismo era un milagro. El hecho de que también estuviera completa
y relativamente ilesa llenó a _______ con una sensación de gratitud y de alegría rayana en la
euforia. Tragó y se obligó a susurrar con esa garganta reseca:
— ¿Puede darme un poco de agua?
La enfermera levantó la vista y enseguida su rostro se iluminó con una sonrisa profesional.
— ¡Está despierta! —exclamó mientras cerraba deprisa el periódico, lo plegaba por la mitad
y lo apoyaba cara abajo debajo de la silla.
El nombre que figuraba en una placa en el uniforme de la enfermera era ʺAnn Mackey.
Enfermera Particularʺ, advirtió _______ mientras la observaba verter agua en un vaso con una
jarra de plástico rosado que había sobre la bandeja, junto a la cama.
—Debería tener una pajita. Iré a buscar una.
—Por favor, no se moleste. Tengo una sed terrible.
Cuando la enfermera comenzó a acercarle el vaso a la boca, _____ se lo quitó.
—Yo puedo sostenerlo —le aseguró y enseguida la sorprendió cuánto le costaba levantar el
brazo vendado y sostener el vaso con firmeza. Cuando finalmente se lo entregó vacío a la
enfermera, el brazo le temblaba y el pecho le dolía muchísimo. Preguntándose si no tendría
un problema más serio de lo que había creído, ______ dejó caer la cabeza sobre la almohada
y reunió la fuerza suficiente para preguntar:
— ¿Cuál es en realidad mi estado físico?
La enfermera Mackey parecía ansiosa por compartir con ella sus conocimientos, pero
vaciló.
—Eso debería preguntárselo al doctor Metcalf.
—Lo haré, pero me gustaría oírlo ahora, de labios de mi enfermera particular. —No le
contaré que usted me dijo algo.
Era todo el estímulo que ella necesitaba.
—Cuando la trajeron, usted se encontraba en estado de shock —le confió—. Tenía
contusión, hipotermia, costillas rotas y la sospecha de lesiones en las vértebras cervicales y
los tejidos adyacentes, o sea, lisa y llanamente un golpe bárbaro. Tiene varias heridas en el
cuero cabelludo y también laceraciones en brazos, piernas y torso, pero muy pocas en la
cara, y tampoco son lesiones profundas, lo cual es una bendición. También tiene
magulladuras y abrasiones en todo...
Sonriendo tanto como se lo permitían sus labios hinchados, _____ levantó una mano para
detener esa letanía de lesiones.
— ¿Tengo algún problema que exija cirugía?
Sorprendida por la actitud animada de ______, la enfermera respondió:
—No, no hará falta ninguna operación —respondió y palmeó suavemente a _______ en el
hombro.
— ¿Y terapia física?
—No lo creo. Pero sí estará muy dolorida durante varias semanas, sobre todo en las
costillas. Los cortes y las quemaduras requerirán mucha atención, y será preciso ocuparse
de la recuperación y las cicatrices...
______ interrumpió con una sonrisa esta nueva catarata de deprimentes detalles médicos.
—Tendré mucho cuidado —dijo y pasó después al único otro tema que le rondaba la
mente—. ¿Dónde está mi marido?
La enfermera Mackey vaciló y después volvió a palmearle la espalda.
—Iré a averiguarlo —prometió y se fue deprisa, dejando a ________ con la impresión de que
Logan estaba en algún lugar cercano.
Agotada por hechos tan sencillos como haber bebido agua y haber hablado, ______ cerró los
ojos y trató de rearmar mentalmente lo que le había sucedido desde el día anterior, la
mañana en que Logan se despidió de ella con un beso...
Estaba tan entusiasmado cuando abandonó el departamento de ambos situado en el Upper
East Side, tan ansioso de que ella se reuniera con él en las montañas y pasaran allí la noche
juntos. Durante más de un año él había estaba buscando el lugar perfecto para el refugio de
ellos en la montaña, un lugar retirado que complementaría la amplia casa de piedra que él
había diseñado para ambos. Encontrar el lugar adecuado era complicado por el hecho de
que Logan ya había terminado los planos, de modo que el lugar debía adaptarse a esos
planos. El jueves finalmente encontró una propiedad que satisfacía todas sus expectativas,
y estaba tan impaciente de que ella la viera que insistió en que ambos pasaran la noche del
domingo —la primera noche disponible para ambos— en la cabaña que existía en ese
terreno.
—La cabaña no ha sido utilizada en muchos años, pero yo la limpiaré y la pondré en
condiciones mientras espero tu llegada —prometió, con un entusiasmo enternecedor hacia
una tarea que siempre había evitado—. No tiene electricidad ni calefacción, pero encenderé
un buen fuego en el hogar y dormiremos en las bolsas de dormir frente a ese fuego.
Cenaremos a la luz de las velas. Por la mañana, contemplaremos la salida del sol sobre las
copas de los árboles. Nuestros árboles. Será muy romántico, ya lo verás.
El plan de su marido llenaba a _______ de un temor casi divertido. Ella era la protagonista de
una obra de teatro nueva que había estrenado en Broadway la noche anterior, y sólo había
podido dormir cuatro horas. Antes de emprender el viaje a las montañas debía actuar el
domingo en una función de matiné, seguida por un viaje en auto de tres horas hacia una
cabaña de piedra inhabitable y helada, en la que deberían dormir en el piso... y levantarse
al día siguiente al amanecer.
—Estoy deseando estar allá —mintió convincentemente, pero lo que en realidad deseaba
era volver a dormirse. Eran apenas las ocho de la mañana. Dormiría hasta las diez.
Logan no había dormido más que ella, pero ya estaba vestido e impaciente por partir hacia
la cabaña.
—No es un lugar fácil de encontrar, así que te dibujé un mapa detallado con bastantes
señales para que no te pierdas —dijo y le puso un trozo de papel sobre la mesa de luz—. Ya
cargué el auto. Me parece que tengo todo lo que puedo necesitar —continuó, mientras se
inclinaba sobre ella y la besaba en la mejilla—: planos de la casa, estacas, cordel, un
travesaño, bolsas de dormir. Igual tengo la sensación de que me olvido de algo...
— ¿Una escoba, un estropajo y un balde? —se burló _______ con voz soñolienta mientras
giraba para quedar boca abajo en la cama—. ¿Cepillos y detergente?
—Aguafiestas —bromeó él y le frotó el cuello con la nariz, donde sabía que ella tenía
cosquillas.
_______ comenzó a reírse, tomó la almohada que tenía detrás de la cabeza y siguió dictando
la lista de compras para su marido:
—Desinfectante... trampas para ratones...
—Suenas como una estrella malcriada de Broadway —dijo él, tentado de risa y le tapó la
cara con la almohada para que no pudiera continuar con la lista de compras—. ¿Qué fue de
tu amor por la aventura?
—Sólo llega hasta un Holiday Inn —respondió ella con una risa contenida.
—Solía encantarte ir de camping. Tú fuiste la que me enseñó todo lo referente a
campamentos. ¡Si hasta sugeriste que nuestra luna de miel la hiciéramos en carpa!
—Porque no teníamos dinero para ir a un Holiday Inn.
Con una carcajada, él le quitó la almohada de la cabeza y comenzó a despeinarla.
—Te pido que emprendas viaje directamente del teatro. No te demores. —Se puso de pie y
enfiló hacia la puerta del dormitorio. —Sé que me olvido de algo...
— ¿Agua potable, velas, una cafetera de latón? —entonó ______ con tono juguetón—.
¿Comida para la cena? ¿Una pera para mi desayuno?
—Basta de peras. Te has convertido en una adicta —bromeó él por encima del hombro—.
De ahora en adelante tu desayuno será copos de trigo y ciruelas.
—Sádico —murmuró ella contra la almohada. Un momento después oyó el ruido de la
puerta que se cerraba detrás de su marido y se acostó de espaldas y sonrió mientras miraba
por los ventanales del dormitorio que daban a Central Park. El entusiasmo de Logan por
esa propiedad en la montaña era contagioso, pero lo que más le importaba a ______ era
verlo tan animado y alegre. Los dos eran tan jóvenes y tan pobres cuando se casaron, trece
años antes, que trabajar duro era una necesidad que luego se convirtió en hábito. El día de
la boda, el capital combinado de ambos era de ochocientos dólares en efectivo, a lo que se
sumaba el reciente título de arquitecto logrado por Logan, las relaciones sociales de la
madre de él y el talento actoral de ______, todavía no puesto a prueba; eso y la profunda fe
que cada uno tenía en el otro. Solamente con esas herramientas habían construido una vida
maravillosa juntos, pero durante los últimos meses estuvieron tan concentrados en sus
respectivos trabajos que la vida sexual de ambos había sido casi inexistente. Ella estaba
inmersa en la locura del estreno de una nueva obra teatral y Logan, en las interminables
complejidades de su último y más importante y arriesgado proyecto.
Mientras seguía recostada, observando las nubes que comenzaban a cubrir ese cielo de
noviembre, ______ decidió que le encantaba la perspectiva de pasar la noche frente a un
fuego encendido, sin otra actividad posible que hacer el amor con su marido. Los dos
querían tener un hijo, y de pronto ella cayó en la cuenta de que incluso el momento era
perfecto esa noche para quedar embarazada. Imaginaba entre sueños lo que sería esa
velada cuando Hilda entró en el dormitorio con el saco puesto y llevando la bandeja con el
desayuno.
—El señor Manning me dijo que estaba despierta, así que le traje el desayuno antes de irme
—explicó. Aguardó a que _______ se incorporara en la cama y entonces le entregó la bandeja
que contenía su desayuno ritual: queso cottage, una pera y café. —Ya ordené todo después
de la fiesta. ¿Desea que haga algo más antes de irme?
—No, nada. Disfrute de su día libre. ¿Piensa quedarse esta noche a dormir en casa de su
hermana en Nueva Jersey?
Hilda asintió.
—Mi hermana me comentó que ha tenido muy buena suerte últimamente en Harrahʹs. Se
me ocurrió que podíamos ir allí juntas.
_______ reprimió una sonrisa porque, por lo que sabía, Hilda no tenía ninguna debilidad
humana... salvo las máquinas tragamonedas de Atlantic City.
—Nosotros no regresaremos hasta bien entrada la tarde de mañana —dijo ______ como si se
le acabara de ocurrir—. Yo tendré que ir directamente al teatro y el señor Manning deberá
asistir a una cena que durará hasta muy tarde. En realidad no hace falta que venga mañana
por la noche. ¿Por qué no pasa los dos días con su hermana y prueba suerte en las
máquinas tragamonedas de otros casinos?
La sola idea de dos días libres seguidos generó en Hilda un conflicto interior que se reflejó
en su rostro y que hizo que _______ reprimiera otra sonrisa. En la Guerra Contra la Suciedad
y el Desorden, Hilda Brunner era un general militante e incansable que marchaba hacia la
batalla cotidiana armada con una aspiradora, toda clase de complementos de limpieza y
una expresión decidida que presagiaba un certero ataque contra toda partícula extraña.
Para Hilda, tomarse dos días libres seguidos equivalía a un retiro voluntario, y eso era algo
virtualmente impensable. Por otro lado, si aceptaba la sugerencia de ______ podría pasar
dos días completos con su hermana frente a las máquinas tragamonedas. Paseó la vista por
ese dormitorio inmaculado —que era su campo de batalla personal— para tratar de evaluar
de antemano la gravedad del daño que podría presentar si ella estuviera ausente dos días
completos.
—Me gustaría pensarlo.
—Por supuesto —dijo ______, tratando de mantenerse seria—. Hilda —llamó cuando la
alemana se encaminaba hacia la puerta.
— ¿Sí, señora Manning?
—Usted es un verdadero tesoro.

* * *
Francce:)
Francce:)


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Alguien que cuide de mí.-Nick&Tu.-  Empty Re: Alguien que cuide de mí.-Nick&Tu.-

Mensaje por Francce:) Miér 19 Dic 2012, 7:01 pm

Capitulo 1
Parte 2/4

_______ había confiado en que podría abandonar el teatro a las cuatro de la tarde, pero el
director y el autor de la obra quisieron hacer algunos pequeños cambios en dos de sus
escenas después de ver la función de la matine, y luego mantuvieron una discusión
interminable con respecto a cuáles serían esos cambios, para lo cual probaron primero una
variación y luego otra. Como resultado, eran más de las seis de la tarde cuando ______
finalmente logró emprender el viaje a las montañas.
La niebla en algunas zonas y una nevada suave hicieron que demorara más tiempo en salir
de la ciudad. ______ trató dos veces de hablar con Logan por su teléfono celular para
avisarle que llegaría más tarde, pero sin duda él había dejado su teléfono en algún lugar
donde no podía oírlo o bien la cabaña estaba fuera del alcance de su servicio celular. Así
que le dejó mensajes en el contestador.
Cuando finalmente llegó a las montañas nevaba fuerte y el viento arreciaba. El sedan
Mercedes de _______ era pesado y funcionaba bien, pero conducirlo en esas circunstancias
era peligroso, pues la visibilidad era tan escasa que ella sólo alcanzaba a ver hasta poco
más de cuatro metros más allá del capó de su auto. Por momentos era imposible ver los
enormes carteles viales y mucho menos descubrir los pequeños puntos de referencia que
Logan había anotado en su mapa. Los restaurantes y las estaciones de servicio que
normalmente estarían abiertos a las diez de la noche se encontraban cerrados, y sus playas
de estacionamiento estaban vacías. En dos oportunidades ______ retrocedió, convencida de
que se le había pasado por alto un punto de referencia o un camino. Pero al no haber
ningún lugar para detenerse y pedir indicaciones, no le quedó más remedio que seguir
conduciendo el auto y estar bien alerta.
Cuando ya debía encontrarse a pocos kilómetros de la cabaña, dobló por un sendero sin
carteles indicadores, con una valla que lo cruzaba y encendió la luz interior del auto para
estudiar una vez más las indicaciones de Logan. Estaba casi segura de haber pasado por
alto un desvío ubicado tres kilómetros antes, el que Logan le había descrito que estaba
ʺsesenta metros al sur de una curva pronunciada del camino, justo después de un pequeño
granero rojoʺ. Con un manto de nieve de por lo menos quince centímetros que lo cubría todo,
lo que a ella le había parecido un pequeño granero bien podría haber sido un enorme
cobertizo negro, un silo bajo o una pila de vacas congeladas, pero decidió que debía
retroceder y descubrir si era así.
Accionó la palanca de velocidades del Mercedes y describió un cauteloso giro en U.
Cuando encontró la curva pronunciada que estaba buscando redujo aún más la marcha y
trató de descubrir un camino de entrada de grava, pero la pendiente era demasiado
escarpada y el terreno, demasiado abrupto para que alguien hubiera construido allí un
sendero. Acababa de levantar el pie del pedal del freno y comenzaba a acelerar cuando el
haz de un par de faros largos brotó de la oscuridad detrás de ella al girar en la curva y con
aterradora velocidad cubrió la distancia que lo separaba de ella. En ese camino cubierto de
nieve ______ no podía apurar rápido la marcha y el otro conductor tampoco parecía poder
reducirla. Giró hacia el carril contrario para evitar el chocarla desde atrás, perdió el control
del vehículo y se incrustó en el Mercedes justo detrás de la portezuela de ______.
El recuerdo de lo que ocurrió a continuación fue horrible: la explosión de los airbags, el
ruido del metal que se quebraba y de los cristales que estallaban cuando el Mercedes
arrolló la baranda de protección y se desbarrancó por ese terraplén escarpado. El auto se
estrelló contra el tronco de varios árboles y después contra unas rocas en una prolongada
serie de estallidos ensordecedores que terminaron en un único golpe repentino y explosivo
cuando más de dos mil kilos de acero destrozado detuvieron su caída.
Sujeta a su cinturón de seguridad, ______ colgaba cabezal abajo como un murciélago
aturdido en una cueva, mientras una luz comenzaba a explotar dentro de ella. Luz intensa.
Luz colorida. Color amarillo, anaranjado y rojo ¡Fuego!
Un terror cerval agudizó sus sentidos. Encontró la hebilla del cinturón de seguridad, la
accionó y cayó con fuerza sobre el techo del automóvil volcado y, entre gemidos, trató de
salir por el agujero que había sido la ventanilla del acompañante. Sangre, pegajosa y
húmeda, le cubría los brazos y las piernas y le goteaba en los ojos. Su abrigo era demasiado
grueso para permitirle pasar por la abertura y se esforzaba por quitárselo cuando lo que
había detenido la caída del vehículo cedió. ______ descubrió que gritaba a voz en cuello
cuando el auto en llamas cayó hacia adelante, rodó y después pareció volar por los aires
antes de iniciar una caída vertical que terminó en un golpe ensordecedor y en la entrada de
agua helada.
Acostada en la cama de hospital y con los ojos cerrados, ______ revivió esa caída y su
corazón se aceleró. Momentos después de chocar contra el agua, el auto había iniciado una
veloz zambullida vertical hacia el fondo, y aterrorizada, ella trató de golpear contra
cualquier superficie que sus puños alcanzara Localizó un agujero por encima de ella, una
abertura grande y con los pulmones que parecían estar a punto de estallar, se abrió camino
y luchó con la poca fuerza que le quedaba para tratar de llegar a la superficie. Le pareció
que transcurría una eternidad antes de que una ráfaga de viento helado le golpeara la cara
y ella pudiera aspirar aire.
Trató de nadar, pero tenía la sensación de que un cuchillo se le clavaba en el pecho con
cada respiración, y sus brazadas eran demasiado débiles y poco coordinadas como para
permitirle avanzar algo. Siguió manoteando en el agua helada, pero sintió que el cuerpo
comenzaba a congelársele y que ni el pánico que sentía ni su decisión le proporcionaban
suficiente fuerza y coordinación como para nadar. Su cabeza ya se deslizaba por debajo de
la superficie del agua cuando su mano dio con algo duro y áspero: el tronco de un árbol
caído y parcialmente sumergido. Se aferró a él con todas sus fuerzas y trató de usarlo
como una balsa, hasta que se dio cuenta de que esa “balsa” estaba inmóvil. Se propuso
treparse al tronco, con una mano después otra, y el agua comenzó a retroceder hasta sus
hombros, después a la cintura y finalmente a sus rodillas.
Temblando y llorando de alegría, espió por entre la cortina de densa nieve mezclada con
viento en busca del camino que el Mercedes debía de haber tallado por entre los árboles
después de desbarrancarse por el terraplén. No lo halló. Tampoco había ningún saliente ni
ningún terraplén. Sólo un frío que la calaba hasta los huesos y filosas ramas que la
cachetearon y la arañaron cuando trató de subir por una pendiente empinada que no
alcanzaba a ver, hacia un camino que tampoco estaba segura de que estuviese allí.
Tenía un vago recuerdo de haber alcanzado finalmente la parte superior de la pendiente y
de haberse acurrucado sobre algo chato y mojado, pero todo lo que sucedió después estaba
envuelto en una nebulosa total. Todo, excepto una luz rara y enceguecedora y un hombre,
un hombre furioso que la llenó de imprecaciones.
* * *
Francce:)
Francce:)


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Alguien que cuide de mí.-Nick&Tu.-  Empty Re: Alguien que cuide de mí.-Nick&Tu.-

Mensaje por Francce:) Miér 19 Dic 2012, 7:03 pm

Listo, mañana subiré mas capítulos o de repente mas dartecito :3
Espero que les gusté la nove, y personalmente a mí me encantó! :)
Francce:)
Francce:)


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Alguien que cuide de mí.-Nick&Tu.-  Empty Re: Alguien que cuide de mí.-Nick&Tu.-

Mensaje por Pao Jonatica Forever :3 Miér 19 Dic 2012, 8:27 pm

Muy buen cap:)
Quiero mas! Please!
Aqi sperare:B
Pao Jonatica Forever :3
Pao Jonatica Forever :3


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Alguien que cuide de mí.-Nick&Tu.-  Empty Re: Alguien que cuide de mí.-Nick&Tu.-

Mensaje por Francce:) Vie 21 Dic 2012, 5:37 pm

Capitulo 1
Parte 3/4

A ________ la hizo volver abruptamente al presente una voz masculina insis­tente que procedía de un costado de su cama de hospital.
— ¿Señorita Kendall? Señorita Kendall, lamento despertarla, pero hemos estado esperando para hablar con usted.
________ abrió los ojos y vio a un hombre y una mujer que tenían en el bra­zo gruesas camperas de invierno. El hombre tendría poco más de cuarenta años, era bajo y corpulento, y tenía pelo negro y tez morena. La mujer era no­tablemente más joven, un poco más alta y muy bonita, con pelo negro y largo sujeto en una cola de caballo.
—Soy el detective Shrader, del Departamento de Policía de la Ciudad de Nueva York —dijo el hombre—, y ésta es la detective Littleton. Necesitamos hacerle algunas preguntas.
________ supuso que querían hacerle preguntas acerca del accidente, pero se sentía demasiado débil para describirlo dos veces: una vez para ellos y otra pa­ra Logan.
— ¿Podrían esperar hasta que vuelva mi marido?
— ¿Volver de dónde? —preguntó el detective Shrader.
—De donde está en este momento.
— ¿Y usted sabe dónde se encuentra?
—No, pero la enfermera fue a buscarlo.
Los detectives Shrader y Littleton intercambiaron una mirada.
—A su enfermera le dieron instrucciones de que nos avisaran cuando us­ted recobrara el conocimiento —explicó Shrader. Después, dijo sin rodeos: —Señorita Kendall, ¿cuándo fue la última vez que vio a su marido?
Una inquietante premonición llenó de miedo a ________.
—Ayer, por la mañana, antes de que él partiera hacia las montañas. Yo planeaba reunirme con él en cuanto terminara mi función dominical de matiné, pero no llegué a la cabaña —agregó innecesariamente.
—Ayer fue lunes. Hoy es martes por la noche —dijo Shrader con cierta cautela—. Usted ha estado aquí desde las seis de la mañana de ayer.
El miedo hizo que ________ olvidara su cuerpo dolorido.
— ¿Dónde está mi marido? —preguntó mientras se incorporaba, se apo­yaba en los codos y jadeaba por el intenso dolor que sentía en las costillas—. ¿Por qué no está aquí? ¿Cuál es el problema? ¿Qué sucedió?
—Probablemente nada —se apresuró a decir la detective Littleton—. En realidad, lo más probable es que esté preocupadísimo, preguntándose dónde estará usted. El problema es que no hemos podido ponernos en contacto con él para informarle de lo que le pasó a usted.
— ¿Cuánto hace que lo intentan?
—Desde ayer a primera hora de la mañana, cuando la patrulla de cami­nos del estado de Nueva York solicitó nuestra asistencia —contestó Shrader—. Inmediatamente despachamos a uno de nuestros agentes al departamento que ustedes tienen en el Upper East Side, pero no había nadie allí.
Hizo una pequeña pausa, como para estar seguro de que ella seguía su ex­plicación. Después continuó:
—El agente habló con el portero del edificio y se enteró así de que uste­des tienen una mucama llamada Hilda Brunner, y le pidió al portero que le avisara en cuanto ella regresara.
________ tuvo la sensación de que la habitación comenzaba a balancearse hacia adelante y hacia atrás.
— ¿Alguien habló ya con Hilda?
—Sí. —Shrader extrajo una libreta del bolsillo de su camisa de frane­la y consultó sus anotaciones. —El portero vio a la señorita Brunner en­trar en el edificio a las catorce y veinte de esa tarde. Se lo notificó al agen­te Perkins, quien entonces regresó al edificio a las catorce y cuarenta y habló con ella. Lamentablemente, la señorita Brunner no sabía con exactitud adonde planeaban usted y su marido pasar la noche del domingo. El agente Perkins le pidió entonces a la señorita Brunner que revisara los mensajes que había en el contestador telefónico, cosa que ella hizo. Diecisiete mensajes se habían acumulado entre el sábado a las trece y catorce y el lunes a las cator­ce y cuarenta y cinco, pero ninguno era de su marido.
Cerró su libreta.
—Hasta el momento, me temo que no hemos podido hacer mucho más que eso. Sin embargo —agregó enseguida—, tanto el alcalde como el capitán Holland quieren que usted sepa que el Departamento de Policía de Nueva York la asistirá en todo lo que esté a nuestro alcance. Por eso estamos aquí.
________ se recostó contra las almohadas y trató de digerir lo que parecía ser una situación aterradoramente extraña.
—Ustedes no conocen a mi marido. Si me creyera desaparecida, no per­dería tiempo en llamar a nuestro departamento. Llamaría a la policía estatal, al gobernador y a todos los departamentos de policía en un radio de doscientos cincuenta kilómetros a la redonda. Saldría él mismo a buscarme. Algo le ha sucedido, algo suficientemente terrible como para...
—Está haciendo demasiadas suposiciones —la interrumpió con firmeza la de­tective Littleton—. Tal vez a él le fue imposible usar un teléfono o salir a buscarla. La tormenta de nieve inutilizó el servicio telefónico y eléctrico en un radio de cien­to sesenta kilómetros, y todavía no se ha restablecido en muchas zonas. Cayeron alrededor de cuarenta y cinco centímetros de nieve, que todavía no ha comenza­do a derretirse. En algunos lugares los bancos de nieve alcanzan los dos metros y medio de altura, y las topadoras sólo han podido despejar las rutas principales. Los caminos laterales y los privados están en su mayor parte intransitables.
—La cabaña no tiene electricidad ni servicio telefónico, pero sin duda Lo­gan llevó su teléfono celular —le dijo ________, cada vez más frenética—. Siem­pre lo lleva consigo, pero él no trató de llamarme ni de aconsejarme que me quedara en casa, aunque tiene que haber sabido que yo me vería obligada a conducir el auto en medio de una fuerte tormenta. Es rarísimo que no lo ha­ya hecho, que no haya tratado de llamarme.
—Lo más probable es que no haya podido usar su teléfono celular —dijo la detective Littleton con una sonrisa tranquilizadora—. El mío no funciona demasiado bien aquí arriba. Usted dijo que la cabaña no tiene electricidad, de modo que si el teléfono celular de su marido funcionaba, es posible que deci­diera dejarlo en un cargador dentro de su auto, en lugar de entrarlo en la ca­baña. No olvide que la tormenta de nieve se produjo de manera muy repenti­na. Si su marido estaba durmiendo la siesta o haciendo alguna otra cosa en el momento en que empezó a nevar, cuando se dio cuenta de que existía un pro­blema quizá ya era demasiado tarde para que llegara a su automóvil. Las tor­mentas de nieve son increíbles.
—Tal vez esté en lo cierto —dijo ________, aferrándose con todas sus fuerzas a la teoría apenas plausible de que Logan se encontraba a salvo pero imposi­bilitado de usar su celular o de sacar a su jeep de debajo de la nieve.
Shrader sacó una lapicera del bolsillo y volvió a abrir su libreta.
—Si usted nos dice dónde está esa cabaña, iremos allá a echar un vistazo.
________ miró a los dos detectives cada vez más alarmada.
—Yo no sé dónde queda. Logan me dibujó un mapa para que yo pudiera encontrarla. No tiene una dirección precisa.
—De acuerdo. ¿Dónde está ese mapa?
—En mi automóvil.
— ¿Y dónde está su automóvil?
—En el fondo de un lago o una represa, cerca del lugar donde me encon­traron. Un momento... yo puedo dibujarles otro mapa —agregó rápidamente y extendió el brazo para tomar la libreta del detective Shrader.
La debilidad y la tensión hicieron que la mano de ________ temblara al dibu­jar primero un mapa y luego otro.
—Creo que el segundo es el correcto —dijo—. Logan escribió anotacio­nes en el mapa que él me dibujó —agregó al pasar la página y escribir esas in­dicaciones para los detectives.
— ¿Qué clase de indicaciones?
—Puntos de referencia para ayudarme a comprobar cuándo me estaba acercando a la salida de la ruta.
Cuando terminó, le entregó la libreta a Shrader, pero le habló a Littleton.
—Tal vez no estuve muy exacta en las distancias. Quiero decir, no estoy segura de si el mapa de mi marido decía que debía seguir avanzando mil tres­cientos metros después de pasar por una vieja estación de servicio y entonces doblar a la derecha o si eran, en cambio, novecientos cincuenta metros. Co­mo comprenderá, estaba nevando —dijo ________ mientras las lágrimas le cerra­ban la voz— y yo no pude ubicar algunos de los puntos de referencia.
—Nosotros los encontraremos, señorita Kendall —dijo Shrader en forma automática, cerró la libreta y se la puso en el bolsillo—. Mientras tanto, el al­calde, el jefe de policía y nuestro capitán le envían sus respetos.
________ apartó la cara para ocultar las lágrimas que comenzaban a brotar de sus ojos.
—Detective Shrader, le agradecería mucho que me llamara señora Manning. Kendall es mi nombre artístico.
* * *
Francce:)
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Mensaje por Francce:) Vie 21 Dic 2012, 5:41 pm

Capitulo 1
Parte 4/4

Ni Shrader ni Littleton hablaron hasta que entraron en el ascensor y las puertas se cerraron.
—Apuesto a que Manning salió a buscarla en medio de la tormenta de nieve —dijo Shrader—. Si lo hizo, ya estará convertido en un témpano.
Samantha Littleton pensó que había otras explicaciones posibles y menos funestas para la ausencia de Logan Manning, pero que no valía la pena expo­nérselas a su compañero. Shrader estaba de mal humor desde hacía dos días, desde que Holland lo sacó de los casos de homicidio en que estaba trabajan­do y los envió a él y a Sam a las montañas. Ella no culpaba a Shrader por es­tar furioso y sentirse insultado por haberse convertido en lo que él consideraba algo así como "un niñero de celebridades". Shrader era un detective de ho­micidios tenaz, responsable y trabajador en exceso, y poseía una marca nota­ble en cuanto a resolver los casos que se le asignaban. Ella, en cambio, era nueva en Homicidios y, en realidad, sólo la habían transferido a la Comisaría Dieciocho dos semanas antes, momento en que fue transitoriamente asignada a Shrader hasta que su compañero habitual regresara de una licencia por en­fermedad. Sam entendía y hasta compartía la urgencia de Shrader con respec­to a los casos que se estaban apilando enla Dieciocho, pero se ufanaba de su propia habilidad para enfrentar frustraciones sin descargarlas en los otros. Los desplantes masculinos de irritabilidad e indignación, como los que Shrader ve­nía teniendo desde hacía dos días, le resultaban divertidos, adolescentes y en ocasiones un poco irritantes; y, a veces, las tres cosas juntas.
Ella había elegido una carrera en un campo dominado por los hombres ma-chistas, a muchos de los cuales les seguía cayendo mal la intromisión de muje­res en lo que había sido su dominio exclusivo. Pero, a diferencia de otras mu­jeres que pertenecían a las fuerzas del orden, Sam no se sentía obligada a tratar de que sus colegas varones la aceptaran ni a demostrar que era capaz de com­petir con ellos en su propio nivel. Ella ya sabía que podía hacerlo.
Había crecido junto a seis hermanos pendencieros y a los diez años com­prendió que cuando uno de ellos la empujaba, era inútil tratar de darle un em­pujón incluso más fuerte. Era mucho más fácil, y muchísimo más satisfacto­rio, sencillamente dar un paso al costado y, después, adelantar un pie.
De adulta, había convertido esa táctica en una estrategia mental que era incluso más fácil de ejecutar porque la mayoría de los hombres quedaban tan desarmados con su rostro bonito y su voz suave, que tontamente la tomaban por una mujer dulce, vistosa y fácil de dominar. El hecho de que los hombres la subestimaran, sobre todo al principio, no la preocupaba en absoluto. Le re­sultaba divertido y le proporcionaba una ventaja.
A pesar de todo eso, a Sam realmente le gustaban los hombres y respeta­ba a la mayoría. Pero también los entendía, y eso le permitía permanecer se­rena frente a sus flaquezas y manías. Era poco lo que podían decir para escan­dalizarla o enojarla. Ella había sobrevivido a la vida con seis hermanos mayores. Ya lo había oído y visto todo.
— ¡Maldición! —gritó de pronto Shrader y golpeó la pared del ascensor con la mano para dar más énfasis a sus palabras.
Sam siguió cerrándose la campera. No le preguntó qué le sucedía. Era un hombre que acababa de lanzar una imprecación y de golpear un objeto inani­mado. Era evidente que a continuación se sentiría impelido a explicar lo inex­plicable. Cosa que, desde luego, hizo.
—Tendremos que subir de nuevo. Olvidé pedirle una descripción del au­tomóvil de su marido.
—Es un jeep Cherokee blanco, flamante, registrado a nombre de Urbani­zaciones Manning —le dijo Sam mientras sacaba los guantes de los bolsillos—. Llamé a la Dirección de Tránsito hace un rato, por si la señora Manning no estaba en condiciones de hablar mucho cuando recuperara el conocimiento.
— ¿Llamaste a la Dirección de Tránsito por tu celular? —se burló Shrader—. ¿El teléfono que no funciona aquí arriba, en las montañas?
—El mismo —reconoció Sam con una sonrisa cuando se abría la puerta del ascensor—. La señora Manning necesitaba alguna explicación por la au­sencia de su marido, y eso fue lo más tranquilizador que se me ocurrió en ese momento.
El lobby del Hospital del Buen Samaritano se encontraba desierto, salvo por dos hombres de mantenimiento que estaban lustrando el piso de mármol. Shrader levantó la voz para ser oído por encima de esas máquinas ruidosas.
—Si te vas a ablandar y a poner almibarada cada vez que hablas con la familia de una víctima, te juro que no durarás ni dos meses en Homicidios, Littleton.
—Yo ya los cumplí hace dos semanas —fue la respuesta jovial de ella.
—Si no te hubieran transferido a Homicidios, yo estaría de vuelta en la Die­ciocho, haciendo mi trabajo en lugar de estar perdiendo tiempo aquí arriba.
—Es posible, pero si no me hubieran transferido, nunca habría tenido la oportunidad de trabajar con alguien como tú.
Shrader le lanzó una mirada recelosa y trató de detectar en ella algún in­dicio de sarcasmo, pero la sonrisa de Sam era sencillamente cordial.
—Logan Manning ni siquiera llena los requisitos necesarios para ser con­siderado una persona desaparecida. Es, más bien, una persona extraviada.
— ¿Y tú crees que es culpa mía que el capitán Holland nos haya enviado aquí?
—Exactamente —dijo él, empujó con el hombro la puerta de salida y la fuerza de una ráfaga de viento ártico estuvo a punto de arrojarlos hacia atrás. —Los Manning son VIP. El alcalde y el jefe de policía Trumanti son amigos personales de ellos, así que Holland decidió que era mejor enviar a alguien que tuviera un poco de "tacto y roce social" para tratar con la señora Manning.
Sam lo tomó como una broma.
— ¿Y él cree que yo tengo eso?
—Eso fue lo que dijo.
—Entonces, ¿por qué te mandó también a ti?
—Por si hacía falta realizar un auténtico trabajo. —Shrader esperó a que Sam le devolviera el insulto y, cuando ella no lo hizo, se sintió un imb/écil mal­humorado. Para contrarrestar esa maldad, decidió burlarse de sí mismo. —Y también porque él piensa que yo tengo un gran trasero.
— ¿También te dijo eso?
—No, pero noté que me lo miraba con insistencia.
Sam no pudo reprimir la risa. Shrader sabía que su aspecto distaba mucho de ser atractivo; de hecho, intimidaba a los desconocidos. Aunque sólo medía poco más de un metro sesenta y cinco, tenía hombros que eran desproporcio­nadamente grandes para su baja estatura, y a esto se sumaban su cuello grue­so, su cabeza cuadrada con mandíbulas fuertes y unos ojos color bastante os­curo de mirada penetrante. Cuando se ponía ceñudo, a Sam le recordaba a un rottweiler enojado. Y cuando no estaba de mal humor, seguía pareciéndole un rottweiler. En privado, ella lo había apodado "Triturador".
Mientras tanto, en el segundo piso del hospital, un joven médico se en­contraba parado al pie de la cama de ________, leyendo su hoja de control de pa­rámetros vitales. Después, se fue en silencio y cerró la puerta a sus espaldas. La morfina adicional que había ordenado ya estaba fluyendo dentro de las ve­nas de ________ y aliviaba los dolores que ella sentía en todo el cuerpo. Ella bus­caba refugio del tormento que acosaba su mente pensando en la última noche que había pasado con Logan, cuando todo parecía tan perfecto y el futuro, tan brillante. Sábado por la noche. Su cumpleaños. Y el estreno de la nueva obra de teatro de Jason Solomon.
Logan había ofrecido después una gran fiesta para celebrar los dos acon­tecimientos...
Francce:)
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Mensaje por Pao Jonatica Forever :3 Sáb 22 Dic 2012, 11:12 am

Awww dnd sta mi espos?? Morire si no la sigues!
Sperare cap!! Siguelaaa muy buen cap:)
Pao Jonatica Forever :3
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Mensaje por Francce:) Dom 30 Dic 2012, 3:45 pm

Capítulo 2


— ¡Bravo! ¿Bravo!
Seis salidas a escena a saludar y los aplausos seguían siendo ensorde­cedores. Todo el elenco se encontraba en el borde del escenario, saludan­do de a uno por vez, pero cuando ________ dio un paso adelante los aplausos aumentaron en un notable crescendo. Las luces de sala estaban encendidas y ________ podía ver a Logan en la primera fila, de pie y aplaudiendo con un entusiasmo lleno de orgullo. Ella le sonrió y él le hizo con la mano la señal de triunfo.
Cuando cayó el telón, ________ se dirigió a bambalinas, donde Jason se en­contraba de pie, resplandeciente por el éxito de su obra.
— ¡Somos un verdadero éxito, Jason! —le dijo ella y lo abrazó.
Jason habría querido seguir saludando desde el escenario toda la noche, hasta que el último espectador abandonara su butaca.
—No —le dijo ________ con una sonrisa—. Los dos ya hemos saludado lo su­ficiente.
Él le tironeó la mano, una criatura feliz de treinta y cinco años, brillante, insegura, sensible, egoísta, leal y temperamental.
—Oh, vamos, ________ —insistió él con tono zalamero—. Un saludito más. Nos lo merecemos.
Mientras tanto, los espectadores comenzaron a gritar:
— ¡Que salga el autor! ¡Que salga el autor!
La sonrisa de Jason se ensanchó.
— ¿Lo ves! Ellos realmente quieren verme de nuevo.
Estaba eufórico y ________ lo miró con una mezcla de comprensión mater­nal y admiración temerosa. Jason Solomon podía a veces deslumhrarla con su intelecto, herirla con su insensibilidad y reconfortarla con su dulzura. Los que no lo conocían lo consideraban un excéntrico encantador. Para quienes lo co­nocían mejor, por lo general era una persona brillante y exasperantemente ego­céntrica. Para ________, que lo conocía bien y le tenía mucho afecto, él presenta­ba una dicotomía total.
—Escucha esos aplausos —dijo Jason y le dio otro tironcito a la mano—. Salgamos...
Incapaz de resistirse más, ________ se ablandó, pero dio un paso atrás.
—Sal tú —dijo—. Yo me quedaré aquí.
Pero, en lugar de soltarle la mano, Jason se la oprimió con más fuerza y la arrastró hacia el escenario. Ella perdió el equilibrio cuando emergieron de bambalinas y su sorprendida resistencia fue evidente para el público, al que le pareció maravilloso ese imprevisto desconcierto de ellos. Contribuyó a que los dos nombres más importantes de Broadway mostraran una faceta humana que los hizo más queribles, y a los aplausos clamorosos se agregaron risas a voz en cuello.
Jason habría intentado tratar de convencer a ________ de que salieran a sa­ludar todavía una vez más, pero esta vez ella le soltó la mano y, riendo, dio media vuelta.
—No olvides ese viejo adagio —le recordó por encima del hombro—. Siempre hay que dejarlos queriendo más.
—Eso no es más que un clisé —le retrucó él, indignado.
—Pero de todos modos cierto.
Él vaciló un momento y después la siguió hacia bambalinas y por un pa­sillo repleto de miembros del elenco y técnicos, que trataban de felicitarse y agradecerse unos a otros. Jason y ________ se detuvieron varias veces para parti­cipar de esas felicitaciones y abrazos.
—Te dije que el 28 ha sido siempre mi día de suerte.
—Y tenías razón —le contestó ________. Jason insistía en estrenar todas sus obras en esa fecha, incluso Punto ciego, aunque, por lo general, en Broadway las obras de teatro nunca se estrenaban los sábados.
—Tengo ganas de tomarme una copa de champán —anunció Jason cuan­do ya se acercaban al camarín de ________.
—También yo, pero primero tengo que cambiarme de ropa y sacarme es­te maquillaje. Nos espera una fiesta y me gustaría llegar a ella antes de la me­dianoche.
Un crítico teatral estaba felicitando al director de la obra, y Jason lo mi­ró un momento con atención.
—A nadie le importará si llegamos tarde.
—Jason —le recordó ________ con una paciencia divertida—, yo soy la invi­tada de honor. Me parece que corresponde que trate de llegar antes de que la fiesta haya terminado.
—Supongo que sí —convino él y apartó la vista del crítico. La siguió al camarín repleto de flores, donde una asistente la aguardaba para ayudarla a sacarse la falda y la blusa de algodón barato que había usado en el últi­mo acto.
— ¿Quién te mandó éstas? —preguntó Jason al acercarse a una canasta gigantesca de enormes orquídeas blancas—. Deben de costar una fortuna
________ miró ese ramo inmenso.
—No lo sé.
—Tiene una tarjeta —dijo Jason y tomó el sobre del florista — Quieres que te la lea?
— ¿Podría yo impedir que lo hicieras? —bromeó Lea. La curiosidad de Jason era ya legendaria. Detrás del biombo, ________ se sacó la ropa y se puso una bata; después se acercó al tocador y se sentó frente al gran espejo con luces.
Con el sobre abierto en la mano, Jason miró la imagen de ________ en el espejo y le dedicó una sonrisa socarrona.
—Por lo visto, te has conseguido un pretendiente ricachón. Vamos cuéntame, querida. ¿Quién es? Sabes que puedes confiarme tus secretos más sórdidos.
Esta última frase hizo reír a ________.
—No has guardado un secreto en toda tu vida, sórdido o de cualquier clase —le dijo al reflejo de Jason en el espejo.
—Es verdad, pero igual dime quién es él.
— ¿Qué dice la tarjeta?
En lugar de decírselo, Jason se la entregó para que ella pudiera leerla. "Ámame", decía. El breve gesto de confusión que apareció en le rostro de ________ se convirtió en una sonrisa cuando ella dejó la tarjeta sobre el tocador y comenzó a quitarse el maquillaje.
—Es de Logan —le dijo a Jason.
— ¿Por qué habría tu marido de enviarte orquídeas por valor de mil dólares, con una tarjeta pidiéndote que lo ames?
Antes de contestar, ________ terminó de untarse la crema en toda la cara y comenzó a quitársela con toallitas de papel tisú.
—Cuando Logan le dijo al florista qué debía escribir en la tarjeta sin duda olvidó poner la firma.
Una botella de Dom Pérignon se enfriaba en un balde y Jason la vio.
— ¿Cómo es posible que Logan olvidara una cosa así — preguntó mientras levantaba la botella de su nido congelado y comenzaba a quitarle el papel plateado del cuello.
—Creo que yo tengo la culpa de eso —reconoció ella y le lanzó una mirada apesadumbrada—. El proyecto Crescent Plaza lo ha tenido agotado durante meses y yo le pedí que aflojara un poco. Así que Logan está intentando ser más juguetón y espontáneo para darme el gusto.
Jason lanzó una carcajada burlona.
— ¿Logan espontáneo y juguetón? No puedes decirlo en serio. —Sirvió el champán en dos copas aflautadas y puso una sobre la mesa del tocador para ________ y después se instaló en el pequeño sofá que estaba a la izquierda, apo­yó las piernas en la mesa baja y cruzó los pies en los tobillos. —Por si no lo notaste, para tu marido, un restaurante cuatro tenedores no es más que una sala de reuniones mal iluminada y con cubiertos. Opina que un maletín es un accesorio indispensable de la moda, y menosprecia sus palos de golf.
—Deja de criticar a Logan —le dijo ella—. Es un brillante hombre de ne­gocios.
—Es un brillante pelmazo —le retrucó Jason, obviamente disfrutando de esa poco frecuente oportunidad de bromear acerca de alguien al que admira­ba e incluso envidiaba—. Si buscabas espontaneidad y carácter juguetón en un hombre, deberías haber tenido una aventura conmigo en lugar de tratar de encontrar esos rasgos en ese proveedor de orquídeas.
Ella lo miró con picardía y afecto y pasó por alto su referencia a las or­quídeas.
—Pero tú eres gay, Jason.
—Bueno, sí —dijo él con una mueca—. Supongo que ése habría sido un impedimento para nuestra relación.
Francce:)
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Mensaje por Francce:) Dom 30 Dic 2012, 3:49 pm

— ¿Cómo está Eric? —preguntó ________, cambiando deliberadamente de te­ma. Eric era la pareja de Jason desde hacía más de seis meses; casi un récord de duración en lo que concernía a Jason. —Esta noche no lo vi.
—Estaba allí —dijo Jason con tono indiferente. Trasladó el peso del cuer­po a un lado y al otro y se puso a observar sus zapatos negros de charol. —También Eric se ha convertido en alguien bastante aburrido, si quieres que te diga la verdad.
—Parece que te aburres con mucha facilidad —dijo ________ con voz cóm­plice.
—Tienes razón.
—Si quieres saber mi opinión...
—Que, por supuesto, no necesito —la interrumpió Jason.
—Y que, por supuesto, te daré igual. Si quieres que te diga mi opinión, creo que deberías tratar de encontrar a alguien que no se parezca tanto a ti que te resulte previsible y aburrido. Para variar, trata de salir con alguien que menosprecie sus palos de golf.
— ¿Alguien tan encantador que haga que yo pase por alto sus rasgos abu­rridos? ¡Pues me parece que conozco a alguien así!
Se estaba mostrando tan agradable que ________ le lanzó una mirada rece­losa antes de arrojar un pañuelo de papel al cesto y comenzar a ponerse su maquillaje habitual.
— ¿Ah, sí?
—Desde luego que sí —respondió Jason con una sonrisa traviesa — Tiene pelo grueso y castaño con zonas más claras por el sol del verano, ojos hermosos y un físico estupendo. Para mi gusto, su aspecto es demasiado de “señorito", pero tiene treinta y cinco años, una buena edad para mí. Pertenece a una antigua familia aristocrática de Nueva York que se quedó sin dinero mucho antes de que él naciera, de modo que le tocó a él recuperar la fortuna de la familia, cosa que logró hacer sin ayuda...
________ comprendió que Jason estaba describiendo a Logan y se echó a reír con ganas.
—Estás completamente loco.
La escasa concentración mental de Jason hizo que pasara del tema romántico al de los negocios sin ninguna pausa en el medio.
— ¡Qué noche! —exclamó con un suspiro y apoyó la cabeza conte el respaldo del sofá—. Tuve razón en cambiar tu parlamento en la última escena del segundo acto. ¿Notaste la forma en que reaccionó el público? Todos reían como locos hasta que se dieron cuenta de lo que estabas por hacer y terminaron llorando. En apenas un par de líneas, pasaron del regocijo a las lágrimas. Eso, querida mía, es escribir como un genio y también, desde luego una actuación brillante. —Hizo una pausa para beber un sorbo de champán y, después de un momento de silencio pensativo, agregó: —Mañana, después de ver la matiné, tal vez quiera cambiar un poco el diálogo entre tu personaje y Jane en el tercer acto. Todavía no lo decidí.
________ no dijo nada; rápidamente se aplicó el resto del maquillaje, se cepilló el pelo y desapareció detrás del biombo para ponerse el vestido que había llevado al teatro. Afuera del camarín, el nivel de ruido había aumentado chísimo cuando los actores, los miembros del equipo técnico y la gente con suficiente influencia como para obtener permisos para entrar en esa zona comenzaron a abandonar el teatro por la puerta de atrás, riendo y hablando mientras se dirigían a celebrar el triunfo de esa noche con sus amistades y su familia. Por lo general Jason y ella hacían lo mismo, pero ese día ________ cumplía treinta y cinco años y Logan estaba decidido a que ese hecho no ocupara el segundo lugar con respecto al estreno de la obra de teatro.
Emergió de detrás del biombo ataviada con una túnica de seda roja engañosamente sencilla, con breteles angostos con abalorios, zapatos de tacón haciendo juego y un bolso de noche enjoyado, marca Judith Leiber, que le colgaba de los dedos con una cadena angosta.
— ¿Rojo? —preguntó Jason y sonrió al ponerse lentamente de pie— Nunca antes te vi usar ropa de ese color.
—Logan me pidió específicamente que esta noche usara algo rojo para la fiesta.
— ¿Ah, sí? ¿Por qué?
—Probablemente porque es juguetón —respondió ________ con aire de sufi­ciencia. Pero de pronto su expresión denotó incertidumbre. — ¿Estoy bien con este atuendo?
Jason paseó la vista por su pelo castaño cobrizo que le llegaba a los hom­bros, sus enormes ojos color aguamarina y sus pómulos altos; después bajó la mirada hacia su cintura angosta y sus piernas largas. Llegó a la conclusión de que era bonita pero por cierto no despampanante y ni siquiera hermosa. Y, sin embargo, en un salón lleno de mujeres que sí lo eran, ________ Kendall habría so­bresalido y atraído la atención en cuanto se moviera o hablara. En un inten­to por definir su fuerte presencia en el escenario, los críticos la comparaban con una Katharine Hepburn joven o una Ethel Barrymore también joven, pe­ro Jason sabía que estaban equivocados. En el escenario, tenía el resplandor incomparable de Hepburn y la profundidad legendaria de Barrymore, pero te­nía también algo más, algo infinitamente más atractivo y propio: un carisma que hipnotizaba y que era igualmente fuerte allí, en el camarín, esperando su opinión con respecto a su atuendo, que cuando estaba en escena. Era la ac­triz más serena y cooperadora que había conocido jamás; y, sin embargo, exis­tía un misterio alrededor de ella, una barrera, que no le estaba permitido a na­die cruzar. ________ se tomaba muy en serio su trabajo, pero no se tomaba en serio a sí misma y, por momentos, su humildad y sentido del humor lo hacían sentir un reverendo egoísta temperamental.
—Comienzo a desear llevar puestos un par de jeans y una camiseta —bro­meó ella para recordarle que estaba esperando su opinión.
—De acuerdo —dijo él—, aquí va la verdad sin tapujos: aunque no eres tan hermosa como tu marido, eres notablemente atractiva por ser mujer.
—En el poco probable caso de que tu intención fuera elogiarme —dijo ________ riendo; abrió la puerta del placard y tomó su abrigo—, muchísimas gracias.
Jason quedó realmente sorprendido por la falta de perspectiva de ________.
—Por supuesto que fue un elogio, ________, pero, ¿por qué te importa tanto tu aspecto en este momento? Lo importante es que hace una hora convenciste a cuatrocientas personas de que en realidad eres una mujer ciega de treinta años que, sin saberlo, tiene la clave para resolver un asesinato atroz. Tuviste a cada uno de esos espectadores clavados en su butaca y aterrorizados. —Jason levan­tó las manos, indignado. —Por Dios, ¿por qué razón a una mujer capaz de ha­cer una cosa así le importa cómo le queda un vestido de cóctel?
________ abrió la boca para responderle, pero en cambio sonrió y sacudió la cabeza.
—Es algo propio de nosotras, las chicas —dijo secamente y consultó su reloj.
—Bien. —Jason abrió la puerta del camarín y se hizo a un lado en un exa­gerado gesto de galantería. —Después de ti —dijo, le ofreció el brazo y ella se lo tomó, pero cuando caminaban por el pasillo hacia el hall posterior, él se pu­so serio. —Cuando lleguemos a la fiesta le voy a preguntar a Logan si él te en­vió esas orquídeas.
—Preferiría que ni tú ni Logan se preocuparan esta noche por eso —dijo ________, procurando tratar el asunto como algo trivial—. Aunque no haya sido Logan el que me las mandó, no tiene importancia. Hemos tomado precaucio­nes: ahora tengo un chofer que es también mi guardaespaldas. Matt y Meredith Farrell me lo prestaron por seis meses mientras ellos están de viaje. Cuan­do se encuentran en Chicago él es también algo así como un miembro de la familia. Estoy muy bien protegida.
A pesar de esas palabras tranquilizadoras, ________ no pudo evitar sentir cier­ta inquietud con respecto a las orquídeas. Recientemente había recibido algu­nos regalos anónimos, todos ellos caros y, algunos, con evidentes alusiones de orden sexual, como un portaligas y un corpiño de encaje negro de Neiman Marcus y un camisón transparente y sumamente seductor de Bergdorf Goodman. Las pequeñas tarjetas blancas que acompañaban esos regalos llevaban mensa­jes cortos y crípticos como "Ponte esto para mí" y "Quiero verte usando esto".
Francce:)
Francce:)


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Mensaje por Francce:) Dom 30 Dic 2012, 3:52 pm

El día siguiente a la llegada del primer regalo al teatro, había recibido un llamado telefónico en su domicilio particular:
— ¿Llevas puesto mi regalo, ________? —preguntaba una voz suave y lison­jera en el contestador telefónico.
La semana anterior, ________ había ido a Saks, donde compró una bata para Logan y un pequeño prendedor esmaltado para ella, que puso después en un bolsillo de su abrigo. Cuando estaba a punto de cruzar la esquina de las calles Cinco y Cincuenta y Uno junto a una multitud de otros peatones, la mano de un hombre se materializó desde detrás de ella con una pequeña bolsa de Saks.
—Se le cayó esto —dijo con tono cortés. Sobresaltada, ________ tomó auto­máticamente la bolsa y la dejó caer en la más grande, que contenía la bata pa­ra Logan, pero cuando volvió la cabeza para agradecer ese gesto sin duda él se había quedado atrás y mezclado con la muchedumbre o era el hombre que vio caminando deprisa por la calle, con el cuello del sobretodo levantado has­ta las orejas y la cabeza inclinada contra el viento.
Cuando llegó a su casa con las compras, ________ comprobó que su peque­ña bolsa de Saks con el prendedor seguía estando en el bolsillo del abrigo, don­de ella la había puesto. La que el hombre le entregó en la calle contenía un anillo angosto de plata, parecido a una alianza matrimonial. La tarjeta decía: "Eres mía".
A pesar de todo eso, ella estaba segura de que las orquídeas que estaban en su camarín habían sido enviadas por Logan. Él sabía que eran sus flores preferidas.

* * *


En el callejón de detrás del teatro, el nuevo chofer-guardaespaldas de ________ estaba de pie junto a la puerta abierta de una limusina.
— La función fue todo un éxito, señora Manning, y usted estuvo estupenda!
—Gracias, Harry.
Jason se instaló en ese lujoso automóvil y asintió con satisfacción.
—Todo el mundo debería tener su propio chofer-guardaespaldas.
—Tal vez no pienses lo mismo dentro de un momento —le advirtió ________ con una sonrisa compungida en el momento en que el chofer se sentaba de­trás del volante y arrancaba el vehículo. De pronto el auto se lanzó hacia ade­lante a toda velocidad, arrojó a los dos contra sus asientos y se mezcló con el tráfico.
— Está completamente loco! —gritó Jason y se agarró al apoyabrazos con una mano y con la otra a la muñeca de ________.
Francce:)
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