Mi querido hermanastro (Skandar y Tu)

• Capítulo 19: La première.
…Una persona se bajó del coche pero no pudimos ver quien era, las luces del coche nos lo impedían. La figura se quedó quieta, mirándonos fijamente aunque no podía verle la cara. Lo único que se podía escuchar en ese momento era el motor del Mercedes que hacia inaudible el sonido de nuestra respiración, bastante agitada. Hay que reconocer que estábamos bastante asustados, incluyendo a Skandar. Nadie pronunció una sola palabra ni siquiera la persona que nos había llevado hasta aquel sitio, una calle oscura sin salida. Si esperarlo, se fue acercando a nosotros despacio, sin ninguna prisa y con toda tranquilidad. En cuanto se colocó delante de los faros del coche pudimos verle con claridad. Era el fotógrafo. Había sido él quién había encerrado a Skandar en el baño y habíamos caído los dos en su trampa. Empezó a reírse de forma malvada, había conseguido su propósito.
- Fotógrafo: No sois tan listos como parecéis. Habéis caído en mi trampa como dos tontos. No voy haceros nada, sólo quiero una cosa. ¿Adivináis qué?
Skandar: Las fotos. –lo dijo con voz temblorosa, estaba igual de asustado que yo.
- Fotógrafo: Exacto. La cámara me da lo mismo pero quiero esas fotos mañana en cuanto antes.
- Yo: - quise hacerle frente- ¿Por qué le daríamos algo que nos perjudica? Usted ha violado nuestra privacidad, es más, nos ha estado espiando durante tiempo y ¿cree que se las vamos a dar?
- Fotógrafo: Mira mona, mi vida depende de esas fotos. Si no le traigo una exclusiva a mi jefe me van a echar a la calle. Necesito el dinero ¿entendéis? Mi trabajo no es fácil y tengo bastantes deudas con el banco.
- Skandar: Pues hubiera tenido cuidado con sus cosas y no hubiese dejado que le robaran la cámara.
- Fotógrafo: ¿Fuisteis vosotros quienes me la robaron?
- Yo: Sí venga, como no tenemos nada más que hacer… No sabemos nada de usted, ¿cómo íbamos a saber donde la guardaba?
- Fotógrafo: ¿Entonces hay alguien más en esto que esta pretendiendo ayudaros?
- Skandar: Bien, empezamos a pensar –aplaudiendo de forma irónica.
- Fotógrafo: ¡Para!- Skandar paró de aplaudir y lo miró asustado- Está bien, venid conmigo.
- Yo: ¡¿Qué?!
- Skandar: No vamos a ir con usted a ningún lado.
- Fotógrafo: ¡A callar! Entrad al coche ahora mismo.
Le hicimos caso, y nos metimos en la parte trasera del coche. Nos habíamos metido en un buen lío. Y sólo por unas estúpidas fotos. En cuanto estuvimos los tres en el interior el hombre dio marcha atrás y salió de la calle en la que estábamos. Aceleró de repente, haciendo que me tirara hacia atrás.
- Fotógrafo: ¿Os queréis atar los cinturones?
Era cierto, del susto que teníamos nos habíamos olvidado de lo más importante, cuando uno sube a un coche debe atarse el cinturón y más sabiendo que el hombre que conducía era psicópata.
- Fotógrafo: -era el único que hablaba- Según habéis dicho, se supone que alguien os está ayudando. Entonces no os preocupéis por lo que os pase, seguro que vendrá a rescataros jajaja…
- Skandar: ¿Podemos saber a dónde nos lleva?
- Fotógrafo: Por supuesto. A vuestra casa. Es allí dónde tenéis escondidas las fotos, ¿no? Pues este es el plan: Os dejo enfrente de la casa, entráis para coger las fotos, salís y me las dais. No es muy complicado. Si me hacéis caso, quizá no publique todo lo que sé.
- Yo: ¿Todo? ¿Qué sabe?
- Fotógrafo: No te preocupes, no diré a nadie que lleváis una relación de más que hermanos. No lo diré si cumplís vuestra parte del trato.
- Skandar: ¿Pero las fotos?
- Fotógrafo: Sólo diré que sois hermanastros, eso no lo sabe nadie.
El coche se paró en seco, miré por la ventanilla, habíamos llegado a nuestra casa.
- Fotógrafo: ¿A qué esperáis? ¡ABAJO!
Fuimos andando despacio hasta el portal de casa, ninguna llevábamos llave. ¿Qué les íbamos a decir a nuestros padres? ¿Qué un fotógrafo pirado nos había amenazado por unas fotos? Eso era de locos. Mi padre nos abrió la puerta bastante extrañado.
- Papá: ¿Qué hacéis aquí? ¿No os ibais al cumple años de Mariana?
- Yo: Sí, bueno. Pero antes hemos venido a por una cosa. –entrando adentro. EL coche seguía esperándonos.
- Papá: ¿Y cómo habéis venido? Greenwich está la otro lado de la cuidad.
- Yo: Nos han traído en coche.
- Papá: ¿Quién?
- Skandar: Vale, esto debe terminar ya.
- Papá: ¿De qué estás hablando? ¿Qué ocurre?
- Skandar: Ayer nos encontramos una cámara en un cubo de basura, y la cogí. Queríamos saber qué había adentro y fuimos a rebelar el carrete.
- Papá: ¿Y qué fotos eran?
- Skandar: De _____(t.n) y mías. Alguien nos había estado espiando y tomándonos fotos.
- Papá: ¿Y qué habéis hecho con ellas?
- yo: Las trajimos a casa y las escondimos junto a la cámara. Pero el dueño de todo ello nos ha parado una trampa y nos ha chantajeado con que le diéramos las fotos a no ser que el contara algo sobre nosotros.
- Papá: ¿Ese hombre es el que os ha traído hasta aquí?
- Skandar: Sí, y no está esperando en la calle para que se las demos.
- Papá: Vale, a ver, tranquilos. Será mejor que llamemos a la policía.
- Yo: ¡¿Qué?! No creo que sea para tanto.
- Papá: Os ha amenazado y además a violado vuestra privacidad. Sí es para tanto. Esperad aquí y no hagáis nada.
Mi padre subió las escaleras corriendo, seguramente par avisar a Zelfa. Después de unos segundos bajaron juntos y mi padre llamó a la policía. Les pidió que vinieran de incógnito, para impedir que el fotógrafo se escapara al verlos llegar.

Quizá todo se arreglara, pero lo peor era que nuestros padres se enteraran de lo nuestro. Seguramente ese seria el fin de nuestra existencia o el de ellos. Pedía con todos mis ganas que ninguno de los dos preguntaran cual era la amenaza, le habíamos dicho que nos estaba chantajeando con algo, pero no les dijimos con qué.
- Papá: Por cierto, ¿Qué es lo que contaría si no le dabais las fotos?
Genial, había tardado menos de lo que pensaba en preguntarlo. Miré a Skandar, estaba más asustado que minutos antes. ¿Se lo decíamos o no? Era bastante difícil responder a aquello. La idea de Skandar de la relación en secreto no había funcionado para nada. Quizá si no hubiera cogido la maldita cámara, si no se hubiera enamorado de mí, si mi padre no se hubiera casado de nuevo, si mi madre no hubiera muerto, NADA de esto me hubiera ocurrido. En ese instante me arrepentí de miles de cosas. Lo único que quería era desaparecer o al menos volver al pasado e intentar arreglarlo todo. No pude evitar romper en lágrimas.
- Zelfa: Cariño, ¿Qué te pasa? –me abrazó con cuidado.
- Yo: No puedo más. Skandar, se lo tenemos que contar.
- Zelfa: ¿Contar qué? ¿Qué pasa?
La conversación se terminó allí. Oímos cómo se acercaba un coche a la entrada de nuestra casa. Seguramente era la policía.
- Papá: Nos lo tendréis que contar luego. Subid a por las fotos y la cámara.
Skandar corrió a subir al piso de arriba y mi padre salió a la calle.

Iba a hacerlo yo también, pero Zelfa no me dejó. Me hizo sentar junto a ella en uno de los sofás del salón. Skandar bajó con las cosas en la mano y salió a la calle junto a mi padre, cerrando la puerta tras de él.
- Zelfa: Puedes contármelo.
- Yo: Verás, es que… -tomé aire- El lunes recuerdas que papá y tú llegasteis un poco más tarde de lo habitual. Bien, pues decidimos Skandar y yo cenar mientras mirábamos la televisión. Nos peleamos como de costumbre por el canal. –Zelfa me escuchaba con atención- Al final empezamos a pelearnos por quién tenía el mando y me tiró al suelo. Vamos, que no sé qué hizo que acabó encima mío, demasiado cerca.
- Zelfa: Espera, ¿qué? ¿Cómo...?
- Yo: Tranquila, no pasó nada, me levanté y me fui a mi habitación. A mi me extrañaba mucho el comportamiento de Skandar, estaba bastante raro. ¡Le pillé un día mirándome el trasero! Otro día vi que escondía una carta, y no me la quería enseñar. No le hice mucho caso, hasta que el día que hubo la tormenta me explicó lo que le pasaba.
- Zelfa: ¿Qué le pasaba? –parecía preocupada.
- Yo: Se había enamorado.
- Zelfa: Que tierno... No me había dicho nada.
- Yo: Con razón, se había enamorado de mí.
- Zelfa: ay, Dios mío –llevándose la mano al corazón- ¿Pero cómo pudo enamorarse de ti? ¡Si sois como hermanos!
- Yo: Eso le dije yo. Yo no tenía intención de estar con él, ni siquiera me lo había imaginado. Pero… -me mordí el labio.
- Zelfa: Pero… No me digas que tu también te…
- Yo: Empecé a verle diferente, a sentir cosas… Y bueno, acabamos… -bajé la vista, tenía miedo de mirarle a los ojos.- besándonos.
- Zelfa: El beso supongo que fue en… en-señalándose los labios, asentí con la cabeza- ¡¡AY MADRE DE DIOS HERMOSA!! ¡¡ESTO NO ME PUEDE ESTAR PASANDO A MÍ!! –se levantó del sofá.
- Yo: Tranquila. –me levanté.
- Zelfa: _______(t.n), ¿cómo me voy a tranquilizar?
- Yo: Pensándolo bien, no somos hermanos de sangre.
- Zelfa: Pero yo estoy casada con tú padre. Esto no es lo normal.
- Yo: ¿Y qué quieres que haga? No me puede desenamorar de Skandar de repente. Yo le quiero y no veo porqué no podemos estar juntos.
- Zelfa: No se lo que dirá tu padre cuando se entere de todo esto…
- Yo: Deja a mi padre, ¿Qué piensas tú?
- Zelfa: Yo sólo quiero lo mejor para vosotros y si sois felices estando juntos… Lo acepto.
- Yo: ¡ah! ¡TE QUIERO!
La abracé con fuerza, no esperaba que se lo tomase tan bien. Al fin y al acabo pensaba que acabaríamos todos mal. Lo peor era mi padre. Ese si que era difícil de convencer y más justo en ese momento. La puerta se abrió y aparecieron Skandar junto a mi padre. Se extrañaron al vernos abrazadas, algo que nunca había ocurrido.
- Papá: ¿Qué ocurre? ¿Por qué os abrazáis?
- Zelfa: Luego te lo cuento. Y.. ¿qué ha pasado al final?
- Papá: La policía lo ha arrestado, no le van a encarcelar sólo va ha tener que hacer un trabajo para la comunidad.
- Yo: ¿Y las fotos?
- Skandar: Mira lo que pasa con las fotos -Empezó a romper por la mitad todas las fotos, una por una- ¡Tachán! Ya no hay fotos jajaja
- Papá: Bueno, ahora contarme lo que ha pasado aquí dentro.
- Zelfa: Marta me ha contado algo bastante delicado.
Skandar al oírlo me miró a los ojos con desesperación; le sonreí. Su madre se llevó a mi padre a la cocina y nos dejaron solos.
- Skandar: Dime que no se lo has contado.
- Yo: No se lo he contado.
- Skandar: Vale, ahora di la verdad.
- Yo: No podía ocultárselo, se lo he tenido que decir.
- Skandar: ¿Y cómo se lo ha tomado?
- Yo: Al principio…- un grito de mi padre me cortó- dijo exactamente eso que acaba de decir mi padre: “¡¡AY MADRE DE DIOS HERMOSA!! ¡¡ESTO NO ME PUEDE ESTAR PASANDO A MÍ!!”
- Skandar: ¿Y luego?
- Yo: Me dijo que si nosotros éramos felices, ella también.
- Skandar: ¡La quiero!
Me aclaré la garganta.
- Skandar: Pero más a ti.
Me abrazó contra su pecho y me fue a besar en los labios. Pero como siempre… algo interrumpió. Mi padre y Zelfa habían salido de la cocina y nos miraban así o.O
- Papá: Bien, acabo de asegurarme que lo que me han contado es cierto.
- Yo: ¿Y qué crees sobre esto?
- Papá: Qué es una locura, estáis majaras los dos. ¿Pero que os pasa? Cuando yo era joven no ocurrían estas cosas, los jóvenes de ahora tenéis las hormonas revolucionadas, no pensáis en otra cosa que en… bueno, ya sabéis. Estáis siempre como perros en celo.- Ahora los que estaban así o.O éramos Skandar y yo- No me lo puedo creer.
- Yo: ¿Podría sir al grano?
- Papá: ¡Que estoy encantado!
Skandar y yo nos miramos extrañados. ¿Lo aceptaban? Era inimaginable, temíamos por lo que nos podría haber pasado al enterarse. A partir de ese momento no tuvimos que mantenerlo en secreto, bueno, sólo a nuestros padres y amigos. Creo que nadie se enteró de lo nuestro, por Internet circulaban fotos de Skandar con su antigua novia, Diana, y la mayoría eran montajes hechos por Photoshop. Nadie de la calle nunca supo lo que pasó. En cuanto Skandar dejó la actuación, dejó también de ser famoso y reconocido. Nos mudamos a otra casa al cumplir la mayoría de edad y todo siguió igual, nada cambió, ni siquiera lo que sentía por él. Lo quise, le quiero y le querré.