Somewhere only we know - Harry Styles & Katherina Milantra

Me desperté molesta con la mitad del cuerpo de Harry sobre el mío y automáticamente reconocí el tono de mi teléfono sonar en alguna parte de la habitación. Quería dejarlo sonar y permanecer bajo la protección que Harry me brindaba del frío, pero la ensordecedora canción de Iron Maiden se estaba volviendo insoportable y no se me apetecía tener que soportar el mal humor de Harry por no despertarse de la mejor manera, asique lo levanté un poco y bajé de la cama.
El piso de madera estaba helado cuando mis pies lo pisaron, aun así empecé a revolver entre la ropa y las cajas de comida para encontrar el aparato. El tono ya había parado y vuelto a comenzar cuando lo encontré bajo la mesa de noche.
-¿Sí?-atendí cortante y con la garganta seca.
-¿Es así como atendés a tu abuela?-respondió del mismo modo la persona del otro lado de la línea.
-Buenos días-saludé de mala gana mientras me ponía un polar de Harry por encima de la remera con la que había dormido.
-¿Cómo has amanecido?-siguió preguntándome.
-Abuela, quiero dormir-respondí sabiendo que me estaba tomando el pelo.
-Pero no podrás, porque necesito que vengas a mi casa-me informó con malicia.
-Abuela…-alargué con fastidio.
-Vamos, Kat, tengo una, no, dos sorpresas para vos-soltó una pequeña risilla, como las que sueltan las niñas pequeñas cuando esconden un gran secreto.
-Tus sorpresas pueden esperar, estoy muy ocupada ahora-repuse sentándome en el borde de la cama.
-¿Muy ocupada con qué?-preguntó picara.
-Estoy en lo de Harry-respondí sin poder evitar que una sonrisa apareciera en mi rostro.
-¿Noche salvaje?
-Abuela-chillé y ambas reímos-Sí, noche salvaje-respondí tirándome hacía atrás y golpeando mi cuerpo contra el revuelto de sábanas y frazadas.
-Ya veo…pero no le negarás a esta vieja sus últimos deseos-afirmó fingiendo dolor-¿verdad?-preguntó con inseguridad.
-No te estás mueriendo-la acusé sabiendo que todo eso era un teatro suyo.
-¿Alguna vez te he decepcionado, cariño?
-No-solté bufando y poniendo mis ojos en blanco.
-¿Y qué te hace pensar que lo haré esta vez?
-No es…Aggghhhh, está bien-acepté con pesadez-esperame para el almuerzo.
-Esa es mi nieta-dijo con orgullo.
-Nos vemos.
-Adiós, cariño-fue lo último que le escuché decir antes de cortar.
-¿A dónde vas a ir?-preguntó una voz ronca y adormilada a mis espaldas.
Harry estaba desperezándose sobre el colchón mientras sus ojos seguían en mí. Gateé hasta él y me senté a horcajadas sobre su abdomen.
-A lo de mi abuela-respondí acariciando con la yema de los dedos su pecho.
-Asique me abandonás-afirmó frunciendo el ceño.
-Eso me temo-dije inclinándome para besarle los labios, pero él me corrió la cara-Hey-me quejé golpeando su brazo.
Esperaba que se quejara, pero en vez de eso giró sobre si mismo dejándome debajo de su cuerpo, otra vez. Tomó mis labios entre sus dientes mientras sus manos se aventuraban bajo mi remera. Descendió sus besos por mi cuello y fue hasta una de mis orejas. Sentí el corazón martillearme cruelmente el pecho y las costillas mientras nos convertíamos solo en piel, caricias y besos frente a la suave luz blanca de la mañana de invierno. Cansada de los besos de Harry sobre mi piel y necesitándolos en mi boca, tomé los rizos de su nuca y tiré para atrás para llevarlo a mis labios. Él soltó un gruñido ronco cuando lo separé, pero no puso objeción cuando atrapé sus labios con los míos.
-¿Cuánto tiempo tenés?-me preguntó separándonos apenas.
Giré la cabeza y observé el reloj sobre su mesa de luz.
-Hasta las once y media-respondí volviéndome hacia él.
-Tiempo suficiente-murmuró Harry entrando en mí y haciéndome estremecer.

***

Abrí con mis llaves las rejas y la puerta de la casa de mi abuela. Me encaminé a la cocina de donde provenían risas y me quedé petrificada frente a la imagen que tenía en frente. Mi abuela batía una mezcla, que parecía ser para un pastel de chocolate, mientras un hombre más grande que ella, con la coronilla pelada y el resto de su cabeza cubierta por una débil capa de canas blancas y finas, la abrazaba por detrás mientras le repartía besos en su mejilla y pelo y le susurraba cosas al oído haciéndola soltar sonrisas y risas tontas.
-Abuelo-murmuré tirando mi bolso y abrigo al piso para ir a abrazarlo. Él, al verme, soltó a mi abuela y me estrechó en sus brazos.
-Katherina-exclamó con alegría al separarnos-¿cómo has estado?
-Bien, pero…pero ¿qué haces acá?-pregunté abrumada por la emoción de volver a verlo-, creí…ustedes dos-los señalé acusadora-, no pueden marearme así, un día están bien, al otro mal y al siguiente están bien otra vez-dije exasperada, pero ellos solo rieron.
-Ya nos entenderás cuando seas mayor-trató de calmarme él, mirándome dulcemente con sus ojos grises que siempre había envidiado.
-Siempre decís lo mismo-refunfuñé como una niña pequeña.
-Por algo es-dijo esta vez Clear pasando la mezcla a un molde.
Me acerqué en silencio e introduje uno de mis dedos en el recipiente para después meterlo en mi boca mientras me escondía detrás de mi abuelo y mi abuela me gritaba molesta, sintiéndome una niña pequeña otra vez y recordando las semanas de verano que pasaba en esa casa antes que Anne Marie volviera a aparecer.
Cuando mi abuela se calmó, me pidió que la acompañara arriba, diciéndome que allí tenía la segunda sorpresa. Sobre la cama de mi cuarto había una funda negra para ropa, fui hasta ella y la tomé entre mis manos para abrirla, quedándome maravillada por su contenido.
-Fue el vestido que usé en la fiesta que mis padres me hicieron a los dieciséis años-dijo ayudándome a sacarlo de su funda-claro que cuando pude me lo saqué y salí con mis amigas-rió débilmente al recordar-vamos, cariño, probátelo-me animó.
Me mentí en el baño con el vestido en mis manos y me lo puse. La prenda encajaba a la perfección en mi cuerpo, como todas las prendas de mi abuela. Salí a la habitación y ella se levantó de la cama automáticamente.
-Estás hermosa-susurró parándose detrás de mí frente al espejo de cuerpo entero. Me tendió un par de zapatos taco alto negros y cuando estuve sobre ellos el vestido quedó aún mejor, dándome la silueta de una sirena-. Podría pedirle a la modista que lo corté-sugirió poniéndose al lado del espejo.
-No así está bien-me negué acariciando el encaje con la yema de los dedos.
-Tú cabello…
-Tenía pensado volver a mi color-dije regalándole una sonrisa y ella me devolvió otra satisfecha.
-Perfecto, entonces, y si me disculpás, cariño, voy a controlar el pastel porque no creo que tu abuelo lo haga.-dijo dirigiéndose a la puerta- Y cambiate así almorzamos.
Asentí y, cuando estuve sola otra vez, volví a ponerme mi ropa.
Pasé el día tranquila junto con mis abuelos, ayudándolos a planear nuevo viaje de reconciliación, ya ambos habían perdido la cuenta de cuantos habían hecho ya. Envidiaba y admiraba la capacidad que ambos tenían de sobrellevar sus diferencias, siempre se peleaban, dormían en habitaciones diferentes, se alejaban el uno del otro por semanas, meses o años pero siempre volvían y nunca se divorciaban, porque se amaban y me pregunté si tal vez, solo tal vez, Harry y yo podríamos llegar a sentir un amor tan poderoso como ese.



Chicas, creo que esta demás pedirles perdon por la tardanza pero entre el colegio y todo el resto de las cosas estoy que no doy mas. Otra cosa que les quería decir es que ya estoy pensando en cerrar esta novela, no la voy a parar!!! no se asusten, pero lo mas problable es que en unos 10 capitulos ya se termine....asique nada, es eso, para que se hagan la idea, porque yo tengo que hacermela tambien.
Las Kiero!!!
xoxoxoxo

Amé, y amo todos los momentos con Harry, me encanta cuando se besan fghjk, y luego lo del vestido:''''''')
siguiente cuando puedas cielo xx

Me miré una última vez en el espejo de mi cuarto, alisando la falda del vestido y procurando que las medías fantasía estuvieran rectas y que no tuvieran un solo agujero. Mi pelo no terminaba de convencerme, lo había recogido en la parte posterior de mi cabeza con unas orquídeas, pero no parecía yo peinada de esa forma, asique tomé las piecitas metálicas una a una y las saqué. Volví a retocarme las pestañas con rímel en el espejo pequeño y enfrenté al grande otra vez.
-¡Kat!-me llamó Harry desde el otro lado de la puerta-¡Apurate que a mi padre no le gusta la impuntualidad!-me recordó por enésima vez.
-Eso no ayuda, estúpido-me dije agarrando de un saque mi abrigo y mi cartera.
-¿Cómo?-preguntó, había abierto la puerta y estaba recostado contra el umbral de la puerta con las manos metidas en los bolsillos del pantalón.
Harry llevaba un traje negro impecable y una camisa blanca con sus primeros botones desabrochados. Estaba sexy, muy sexy. Se había recordado el pelo y se lo había peinado prolijamente hacia un costado, además de que el frío le había sentado de maravilla, sonrojándole las mejillas y secado un poco los labios obligándolo a entreabrir la boca constantemente. Me mordí el labio inferior olvidándome del brillo labial.
-Seguí mirándome así y no llegamos ni al auto-dijo tomándome una mano y jalándome hacía la salida.
-¿Y si nos quedamos?-pregunté colgándome de su brazo y haciendo puchero.
-Ya no hay vuelta atrás, Kat, cometiste el grave error de aceptar la invitación-se negó arrastrándome por las escaleras.
-No podía negarme a tu madre-expliqué cruzando la puerta antes de él-, es demasiado buena conmigo.
-¿Y desde cuándo se te ablandó el corazón?-preguntó divertido abriéndome la puerta del copiloto.
Iba a responder a eso pero me cerró la puerta en la cara, rodeó el auto y una vez dentro volví a intentar defenderme.
-El cinturón-me recordó atajándome. Solté un bufido frustrado e hice lo que me decía.
-Ser fría de corazón y mala persona no es lo mismo-solté por fin cuando ya estábamos andando.
-Eso dice la gente para consolarse-replicó dándome una corta mirada y encendiendo la radio.
-Harry-chillé y él rió divertido-, pudrite-le espeté por lo bajo y me deslicé en el asiento.
-Yo también te quiero-dijo poniendo voz ronca y suave mientras juntaba nuestras manos sobre mi pierna. Yo solo puse los ojos en blanco y me estiré para cambiar la estación de radio-¿Te dije que estás muy hermosa hoy?-preguntó acomodándome un mechón de cabello después de frenar en un semáforo.
-No-respondí volviéndome hacia él con mirada acusadora.
-Pues lo estás, más que cualquier otro día, claro-se apresuró a corregirse dándome un beso en la mejilla, yo le corrí la cara y el próximo fue en mis labios. Harry sonrió y, después de besar mi frente, volvió a manejar.
-¿Enserio no podemos decir que me enfermé?-pregunté cuando llegamos, mirando la imponente casa frente a mí.
-Ya estamos acá y seguro mi madre ya nos vio por la ventana-aseguró guiándome hasta la puerta de entrada y de hecho no se equivocaba, apenas pusimos un pie en el porche la puerta se abrió dejando ver a la madre de Harry vestida con un vestido azul marino.
-Kat, cariño, que alegría verte-dijo regalándome una brillante sonrisa.
-Es bueno verte también, Jia-respondí pasando dentro de la casa.
-Yo iré a la cocina a buscar la cena, ustedes vallan a la mesa-nos indicó dándose media vuelta.
-Sí, mamá-respondió su hijo con sorna, haciéndome sonreír a pesar de los nervios.
Harry se paró detrás de mí y tomó mi abrigo por los hombros para sacármelo y colgarlo en el perchero junto con mi cartera. En ese momento me arrepentí, debería haber dejado mi cabello recogido para que no se notara tanto. Con una mano lo tiré hacia atrás, rogando porque no fuera un faro en medio de la oscuridad.
-Estás bien así-susurró Harry poniendo una mano en mi cintura y besando el costado de mi cabeza.
En el comedor estaba el Sr. Styles y Gemma sentados a la mesa hablando animadamente mientras Baloo disfrutaba las caricias de sus dueños por debajo de la mesa. Cuando vio a Harry entrar en la habitación, se incorporó y corrió hasta él. Ambos nos agachamos y acariciamos al enorme boyero de berna que se echaba en el piso panza arriba y nos ladraba moviendo su cola peluda.
-Harry-la voz grave del Sr. Styles retumbo en la habitación obligándonos a pararnos e ir a saludarlo.
El hombre se paró y estrechó su mano con la de su hijo. Eran ambos altos y de la misma estatura y bien parecidos, pero el semblante del mayor era más firme y frío. Tragué duro y caminé hasta él.
-Es un placer, Kat-afirmó ofreciéndome su mano derecha.
-El placer es mío, Sr. Styles-respondí estrechando su mano. Había esperado que me dijera que lo llame por su nombre de pila, pero estaba más que claro que eso no iba a suceder asique me senté en el lugar que me indicó y cerré la boca mientras Jia entraba en la habitación con una humeante fuente de carne al horno.
Cuando todos tuvimos la comida servida en los platos empezamos a comer y con ello las innumerables preguntas del Sr. Styles hacia mí. A veces Harry intentaba desviarlas, sabiendo cómo me molestaba que se entrometieran de esa forma en mi vida. Gemma también le reprochaba a su padre de vez en cuando, parecía ser la única que era verdaderamente escuchada por él.
-¿Cuándo te egresás?-preguntó mientras la Sra. Styles servía el postre.
-El año que viene-respondí aceptando el plato que me ofracían.
-¿Y ya tenés decidido que vas a hacer?-inquirió antes de llevarse la cuchara a los labios.
-Tengo pensado volver al aras de mi padre-respondí no muy segura de cómo se lo tomaría, pero el mas sorprendido fue Harry que casi se atragantó con lo que estaba bebiendo.
-Harry, cariño, ¿estás bien?-preguntó su madre inclinándose hacia adelante.
-Harry-lo llamé poniendo mi mano sobre la suya por encima de la mesa al ver que no respondía. Sentí la cruda mirada de su padre sobre mí, intentando hacerme sentir como un asesino por tomarle la mano a su hijo.
-Sí, sí-respondió Harry con rapidez sacando su mano de la mía para tomar su cuchara.
-Asique vas a seguir con el negocio familiar-asumió el Sr. Styles omitiendo lo sucedido.
-Sí, pero puede que comience uno por mi cuenta-aclaré y me concentré en la comida frente a mí.
Quería estar asolas con Harry de una buena vez, quería saber qué carajo había sido eso y quería que su padre dejara de mirarme como si fuera un criminal.
Cuando la cena por fin terminó me levanté con Harry y nos despedimos para luego ir a la puerta de entrada. Esperaba que Harry me sacara el abrigo de las manos, me lo pusiera, acomodara y luego me diera un corto beso en la frente, como siempre hacía, pero esta vez tuve que hacerlo sola mientras él se ponía su sobretodo gris y abría la puerta para salir.
-Hazza-lo llamé intentando de seguir sus zancadas detrás de él. Muy pocas veces lo llamaba así, solo en ocasiones especiales, cuando se cegaba y necesitaba recurrir a la ternura y dulzura que no tenía para que me hablara. Volví a llamarlo pero nada. Quería gritarle que se fuera a la mierda, que era un maldito inmaduro aunque sabía que solo empeoraría las cosas. Abrí la boca y la volví a cerrar. No, no lo haría porque él de verdad me importaba y no debía actuar como si no lo hiciera. Corrí hasta él y lo giré tomándolo de la mano, acuné su cara con mi mano libre y pegué levemente nuestros cuerpos. -Hey.
Sus ojos estaban encendidos como el fuego, una llamarada de fuego verde que me penetraba sin compasión. Pensé que me gritaría y que estaría furioso, incluso que se iría en el auto y me dejaría sola frente a su casa, pero en vez de eso me abrazó de golpe. Pasó sus brazos por mi espalda y escondió su cara en mi cuello como un niño pequeño mientras del sucio cielo de Londres empezaban a caer débiles gotas. Me quedé estática sin poder moverme viendo como el abrigo de Harry empezaba a acumular agua hasta que me susurró algo que nunca en la vida había pensado oír de alguien, ni siquiera de Peter.
-No quiero que te vayas, tengo miedo de lo que pueda pasarme si no estás-dijo contra mi cuello.
Con los brazos pesados lo abracé por los hombros, pero mi mirada todavía estaba perdida en ningún punto frente a mí mientras las gotas me interrumpían la vista.
-No me voy a ningún lado, Hazza, estoy acá con vos-murmuré cohibida.
-Pero vos dijiste que…-pero no pudo terminar la frase, solo negó incrédulo la cabeza aún escondida en mi cuello.
-No sé que voy a hacer, falta un año todavía, muchas cosas pueden pasar, y vos también te irás cuando te egreses-le recordé apoyando el mentón contra su hombro mojado.
-No sé qué haré cuando lo haga-confesó descubriendo su cara y apoyando su mentón en mi hombro, como yo había hecho segundos antes.
-Cuando el momento llegue, encontraremos la forma-le aseguré con todo el pelo pegado a la cara y los pies helados.

me encanta, seguilaaaa!