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El Arte del Placer - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: El Arte del Placer - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
OOTROOOOOO
AUNQUE CREO QUE MÑN LO LEEEREEEE!!!!
:(.. PERO HARE TODO LO IMPOSIBLE POR LEERLOOO CUANDO LO SUBAS HOOOYY
AUNQUE CREO QUE MÑN LO LEEEREEEE!!!!
:(.. PERO HARE TODO LO IMPOSIBLE POR LEERLOOO CUANDO LO SUBAS HOOOYY
chelis
Re: El Arte del Placer - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
MeliGarcia escribió:
HERMOSA!, ya quiero mas caps. Besos. :)
:) ya la sigo!
HeyItsLupitaNJ
Re: El Arte del Placer - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
Karli Jonas escribió:OMJ Nick es un amor me encanta
Siempre lo digo jejejeje pero es la verdad
Yo también me alegro de que la persona allá
Puesto mal la información de Nicholas!!
Plis siguela!!
:) sin duda alguna!
haha lo sé, si no, te imaginas, no se hubieran conocido! :$
pero bueno, a ver como resulta todo para estos dos! :D
ya la sigo! :cheers:
haha lo sé, si no, te imaginas, no se hubieran conocido! :$
pero bueno, a ver como resulta todo para estos dos! :D
ya la sigo! :cheers:
HeyItsLupitaNJ
Re: El Arte del Placer - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
chelis escribió:SIIIIII!!!!
BRINDEMOS POR LA PERSONA QUE SE EQUIVOOOCOOOO!!!!!!..
BRINDEMOS POR NICKK!!! POR QUE ES UN DULCESITO DE LECHEEEE!!! MUY RICOO!!!!!
JAJAJAJAJAJA
ME ENCATA SU FORMA DE SERR DE LOS DOOOSSSSS!!!
JAJAJ SIGUELA PORFIISS
:) siiiiiiiiiiiiiiiii :cheers:
la queremos más que a nada! (? JAJAJAJAJ
pero que dulce de leche!
:D ya la sigo!
la queremos más que a nada! (? JAJAJAJAJ
pero que dulce de leche!
:D ya la sigo!
HeyItsLupitaNJ
Re: El Arte del Placer - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
Sunny escribió:Awwwwwwwwwwwwwwww Morí! Nicholas es una ternura, aparte ser tan sexy!
Por dios, amo el color melocotón, asi que Nicholas puede venir cuando quiera si es por eso!
Me encanta la nove y lo que mas me gusta es que intenten esperar a la tercera cita. Digo intentar por que no creo que lleguen ni a la casa de la rayis ya que teniendo un cuerpito como el de Nick enfrente..nadie se controla!
Gracias a dios aparecio el folleto con esa descripcion por que si no no habria historia y por lo tanto no estariamos leyendo esto.
Siempre me pregunto en cada novela si la escritora se habrá inspirado en alguna situacion vivida o algo parecido, seria muy tierno!
Me encanto ayer hablar con vos, es mas creo que aprobé por que me dijiste suerte!hahahaha
Te cuento que fui la única del grupo que se saco un nueve y la única que estudio.Todos los demás leyeron.
Así que espero seguir hablando por Twitter con vos!!
Siguela pronto por que si no voy a desesperar, esta novela es adictiva!
hahahahaha Te quiero mucho!
Besos:$
Ohhh si, ya lo dije, el Nicho es todo un dulce! :twisted:
demasiado comestible! if u know what i mean!* :fiu:
JAJAJAJA
sii, es un dato curioso, alguien me comentaba en las noves pasadas
que subí, que si la escritora tenía un trauma con los secuestros! xD :¬w¬:
pero bueno, quizás es un poco de ambas! (?
JA te lo dije, todo iba a salir muy bien! ;) naah no fue por mi!
solo lo hiciste tu & te preparaste! ;)
Muchas Felicidades! :D
Te quiero igual!;*
Nos estamos leyendo :risa:
XOXO
demasiado comestible! if u know what i mean!* :fiu:
JAJAJAJA
sii, es un dato curioso, alguien me comentaba en las noves pasadas
que subí, que si la escritora tenía un trauma con los secuestros! xD :¬w¬:
pero bueno, quizás es un poco de ambas! (?
JA te lo dije, todo iba a salir muy bien! ;) naah no fue por mi!
solo lo hiciste tu & te preparaste! ;)
Muchas Felicidades! :D
Te quiero igual!;*
Nos estamos leyendo :risa:
XOXO
HeyItsLupitaNJ
Re: El Arte del Placer - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
♦ CAPITULO 5 (PARTE 2) ♦
A las tres de la tarde del viernes. Nicholas supo que no podría esperar hasta la mañana siguiente para volver a ver a ______(tn). Tal vez si fueran a pasar el fin de semana en un hotelito romántico podría armarse de paciencia. Pero la idea de estar rodeados por una familia entrometida y muy protectora, sin poder disfrutar de un momento a solas durante dos días, le restaba bastante atractivo a la escapada.
Lo único que quería era pasar más tiempo con ella, sobre todo después de haber disfrutado tanto de su compañía la noche anterior. Le encantaba oír su risa y ver el brillo de sus ojos al sonreír, el entusiasmo que se reflejaba en su rostro cuando probaba algo nuevo, como el paseo en limusina o el caviar que él le había convencido para que probase. El paseo que dieron después de cenar por la orilla del lago para ver las estrellas puso punto y final a una de las veladas más agradables que Nicholas había pasado en aquella ciudad.
Había disfrutado de su compañía, de acuerdo. Pero tenía que admitir que, después de haberla tenido en sus brazos antes de cenar y haberla vuelto a besar cuando la acompañó a su puerta, se moría de ganas por hacer el amor con ella. Y lo haría.
La haría suya, saciaría el deseo que lo consumía por dentro y seguiría su camino. Tenía muchos lugares a los que ir, muchos trabajos que culminar, y de ninguna manera podía quedarse en Chicago después del fin de semana.
Pero entonces, ¿por qué la idea de abandonarla tan pronto le retorcía las entrañas? No lo sabía, pero sí sabía que no podía permanecer en un mismo lugar mucho tiempo. No podía entablar un vínculo personal que durase más que unas pocas semanas como mucho.
Pero antes de irse necesitaba poseerla.
Aquella certeza acuciaba aún más su deseo por verla. No quería malgastar el poco tiempo que le quedaba. Y otra masturbación solitaria en la ducha no lo ayudaría a saciar su deseo salvaje por ______(tn).
Tenía que hacer algo. Lo que fuera. El recuerdo de sus pechos desnudos apuntándolo desde el sofá, de su cuerpo vibrando por recibir sus caricias, no lo dejaba en paz.
Tenía que verla.
Pero ella trabajaba aquella noche. Tendría que esperar.
—Maldita sea —masculló. Nunca se le había dado bien esperar.
Finalmente desistió de fingir que podía esperar y llamó al móvil de ______(tn). Tenía una buena excusa para hacerlo. Después de la conversación que mantuvieron en la cena, había empezado a pensar en el calvario que lo aguardaba. _______(tn) decía que su familia habría recibido con los brazos abiertos a un hombre de clase trabajadora e integrante de algún equipo de socorro, y Nicholas no hacía más que darle vueltas a la farsa que iban a representar delante de la familia.
Al principio le había parecido algo muy simple. Pero ahora se sentía abrumado por semejante perspectiva. Tal vez porque ahora conocía lo bastante a _______(tn) como para saber cuánto significaba todo aquello para ella. Y porque ya le gustaba lo suficiente como para querer que todo saliera bien.
Fuera cual fuera la razón, no quería que todo se fastidiara. Y eso significaba que tenían que preparar bien el montaje. Si habían estado saliendo durante meses, él debería saber al menos el segundo nombre de _______(tn) y cómo le gustaba el café. En una relación normal, Nicholas conocería las posturas favoritas de su pareja para hacer el amor y también sus zonas más erógenas. Pero eso tal vez fuera demasiado para un fin de semana con los padres de ella.
El teléfono sonó y sonó, pero _______(tn) no respondió. Le había dicho que muy rara vez atendía el teléfono cuando estaba en el trabajo, de modo que Nicholas esperó hasta las seis, pensando que para entonces ya volvería a tener el móvil encendido. Pero nada.
A las ocho seguía sin responder y Nicholas empezó a preocuparse. _______(tn) le había dicho que aquella noche estaría rodeada de críos, pero él no la había tomado en serio. Las guarderías no estaban abiertas por la noche.
Seguramente tendría que asistir a alguna reunión o resolver algún papeleo, pero eso no era motivo para no responder al teléfono.
De repente resonaron en sus oídos los comentarios que _______(tn) había hecho sobre las predicciones de su familia acerca de las violaciones y los asesinatos que se cometían diariamente en Chicago.
Había perdido su tarjeta de visita, pero recordaba el nombre de la guardería y la zona, aunque no la dirección exacta. Impulsado por la preocupación y por el deseo de verla, tomó un taxi para ir a Lincoln Park. Veinte manzanas después, vio el letrero luminoso de Baby Daze en un pequeño edificio de ladrillo.
—Ahí —le dijo al taxista. Había una furgoneta verde aparcada en la puerta. Viéndola, no se extrañó que a _______(tn) le hubiera gustado tanto la limusina.
Después de pagarle al taxista, caminó hasta la puerta, se pasó las manos por el rostro y se atrevió a echar un vistazo al interior.
Lo que vio le provocó un inmenso alivio… _______(tn) estaba allí, sana y salva. Pero también lo llenó de pánico.
Porque no estaba sola. Estaba sentada en una sillita infantil, rodeada por una turba de críos que se atiborraban de galletas con los bigotes manchados de leche.
Y todos ellos empezaron a chillar cuando vieron a Nicholas a través del cristal de la puerta.
Dos viernes al mes, la guardería Baby Daze permanecía abierta hasta las nueve de la noche para que los padres pudieran disfrutar de un poco de tiempo libre. Tres miembros del personal se quedaban a cargo de una docena de chicos, no más, de tres años en adelante. La iniciativa había tenido tanto éxito que la lista de espera se alargaba hasta el próximo otoño.
Era uno de los pequeños servicios que habían hecho de Baby Daze un éxito rotundo. El negocio marchaba tan bien que _______(tn) quizá pudiera volver a disponer de unos cuantiosos ahorros para casos de emergencia.
—¡Un hombre! —gritó un crío, y enseguida fue coreado por todos los demás—. ¡Un hombre, un hombre, un hombre!
_______(tn) dio un respingo en la silla, dejó caer las toallitas húmedas con las que estaba limpiando un montón de manos pegajosas y miró hacia la puerta, adonde apuntaban una docena de brazos diminutos.
El corazón le dio un vuelco al ver el rostro sorprendido y acongojado de Nicholas Jonas. Llamó rápidamente a Tara para que acabara de supervisar la cena de los críos y fue a abrir la puerta. Al salir al exterior y abandonar el aire acondicionado del interior, se preguntó si el repentino calor que sentía era por las altas temperaturas veraniegas o, como siempre, por la imagen irresistiblemente sexy de Nicholas.
—Hola.
—Lo siento. No quería molestar. Pero no respondías al móvil y estaba un poco preocupado.
Estaba preocupado por ella. Cuando su familia actuaba de aquella misma manera, la sacaba de sus casillas. Pero que lo hiciera Nicholas… Un estremecimiento de placer la recorrió al saber que había estado pensando en ella. Igual que ella había estado pensando en él.
—Esta mañana salí a toda prisa de mi casa y me olvidé el móvil.
—Ah —murmuró él, y miró otra vez por la puerta acristalada. Los niños estaban limpiando las mesas y lamiéndose los dedos. Parecían haber agotado su curiosidad inicial por el extraño que habían visto en la puerta. Obviamente se imaginaban que no debía de ser un hombre malo, ya que la señorita _______(tn) estaba hablando con él. En esos momentos, las migas y los restos de galletas les parecían mucho más interesantes.
—Será mejor que me vaya —dijo Nicholas—. De verdad que no quería molestar.
—¿Por qué me estabas llamando?
—Se me ocurrió que tal vez podríamos preparar mejor nuestro papel antes de ir a casa de tus padres.
—¿Nuestro papel?
—Ya sabes… Nuestra historia personal. Cómo nos conocimos… cómo os conocisteis Blake y tú, quiero decir… Ese tipo de cosas. Anoche no pensamos en eso.
_______(tn) sintió que se ponía pálida y se apoyó de espaldas contra la puerta. Cómo se conocieron Blake y ella… Era lo último en lo que quería pensar, y mucho menos ahora, con el sentimiento de culpa y humillación en su punto álgido.
—Seguro que podemos resolverlo mañana, de camino a casa de mis padres —murmuró, lamentando tener que esperar hasta entonces para pasar más tiempo con él.
Oyó un grito procedente del interior y se giró para mirar por el cristal. Dylan McFee había tirado al suelo a Jessie Sims, a quien intentaba robarle un juguete. Tara intervino rápidamente y lo mismo hizo Ellen, la otra trabajadora que se había ofrecido voluntaria para el turno de noche.
—Debería irme —dijo Nicholas—. Estás ocupada.
—Sí —afirmó ella en voz baja. Volvió a mirarlo a los ojos y vio su expresión divertida—. Hay una cafetería un poco más arriba en esta calle —se sorprendió a sí misma diciendo—. Podrías ir a tomar algo allí hasta que yo acabe.
Luego, puedes venir para… hablar.
Contuvo la respiración mientras esperaba su respuesta, y no pudo evitar una sonrisa de alivio cuando él asintió.
—¿A qué hora?
—La hora límite de recogida es a las nueve. Siempre hay alguien que se retrasa un poco, pero creo que a las nueve y media habré acabado. A las diez menos cuarto como muy tarde.
—Perfecto. Hasta luego, entonces —echó un último vistazo al interior, con una expresión de horror tan cómica que hizo reír a ______(tn), y se alejó a grandes zancadas.
¿Cómo era posible que la imagen de su pelo bastara para que a _______(tn) le temblaran las rodillas y la invadiera un hormigueo por las partes más femeninas de su cuerpo?
Volvió a entrar en la guardería. Tara y Ellen la miraron con curiosidad y expectación, pero estaban muy ocupadas preparando a los niños para la llegada de sus padres y no tenían tiempo para hablar de ello. El último de los padres no llegó hasta las nueve y veintiocho minutos. Para entonces _______(tn) ya había mandado a Ellen a casa y estaba esperando las inevitables preguntas de Tara.
Estas empezaron en cuanto la puerta se cerró detrás del último crío y sus padres, después de que se hubieran deshecho en disculpas.
—Era él, ¿verdad? Maldita sea, no pude verlo bien.
_______(tn) asintió mientras recogía los juguetes desperdigados por la sala.
—Sí, era él.
—¿Y qué quería? —preguntó su amiga, echando fuego por los ojos—. Espero que no se haya atrevido a dejarte plantada el día antes de ir a ver a tus padres.
—No, no, nada de eso. Sólo quiere que nos veamos para preparar una historia convincente que ofrecerle a mis padres.
—Sabia precaución —aprobó Tara con una sonrisa—. Y tal vez deberíais hacer algo más que hablar… para constatar que estáis cómodos el uno con el otro. O al menos deberías besarlo, no vaya a ser que no sepa cómo hacerlo y te entren arcadas en el momento menos oportuno.
_______(tn) no le había hablado a Tara de sus dos citas con Nicholas. Normalmente se lo contaba todo a su amiga, pero aquello le parecía demasiado nuevo y personal.
—No vamos a hacer nada —declaró. Al menos hasta el domingo—. Y te aseguro que sabe cómo besar.
Fue entonces cuando oyó una tos masculina detrás de ella. Fulminó a Tara con la mirada y se giró lentamente.
Nicholas estaba en la puerta.
Por desgracia, las mesas de Baby Daze eran mucho más pequeñas que las del hotel y era imposible esconderse bajo una de ellas para escapar de la humillación.
—La puerta no estaba cerrada con llave —explicó Nicholas con un brillo muy revelador en los ojos.
Definitivamente lo había oído todo.
—No pasa nada. Ya estábamos acabando —dijo Tara, acercándose a él con la mano extendida—. Soy Tara. Yo también estaba en la subasta, de modo que sé quién eres. Y te advierto que, si intentas alguna jugarreta, tendrás a la poli pisándote los talones como perros de caza.
—Lárgate, Tara —le espetó ______(tn), sin mirarla siquiera.
—Bueno, ahora que estás avisado, ha sido un placer conocerte —dijo Tara. Le ofreció a Nicholas una amplia sonrisa, como si no acabara de amenazarlo, y se dirigió hacia la puerta—. Tienes razón —le dijo a _______(tn) antes de salir—. El pendiente le da un aspecto muy sexy.
_______(tn) se apresuró a cerrar la puerta tras ella y apagó las luces y el letrero de la entrada, retrasando todo lo posible el momento en que tuviera que enfrentarse a la expresión burlona de Nicholas.
Finalmente se quedó sin razones para postergar lo inevitable y se giró hacia él.
La sala de juegos había quedado a oscuras, y las únicas luces procedían del despacho y de la cocina. Sin niños ni ruidos parecía una caverna desierta e inmensa, cuyas sombras se veían interrumpidas aquí y allá por el color amarillo de la casa de muñecas o las pelotas de plástico amontonadas en el cajón donde a los críos les encantaba jugar.
—Así que sé cómo besar, ¿eh? —dijo él, y se acercó tanto a ella que _______(tn) pudo sentir el calor que emanaba de su cuerpo, aunque sus ojos aún no se habían acostumbrado a la penumbra y no podía verlo—. Es un alivio saber que no te provoco arcadas.
_______(tn) agachó la cabeza y cerró los ojos al tiempo que suspiraba.
Él le tocó la barbilla y le acarició la piel con la punta de los dedos, como si estuviera deleitándose con su suavidad.
—Pero… —murmuró, haciéndole levantar el rostro—. ¿puedo preguntar por qué no quieres hacer nada más conmigo?
—No debiste oír eso.
—Pero aun así lo he oído.
—La tercera cita, ¿recuerdas? Casi no nos conocemos.
Era cierto, pero también tenía que admitir que cada vez se sentía más cómoda con él… y que lo deseaba con una intensidad que rayaba en la desesperación.
—Vamos a cumplir el requisito de la tercera cita —dijo él—. Y estoy aquí para remediar que casi no nos conozcamos. Dentro de poco ni siquiera te servirá esa excusa.
¿Excusa? ¿Le estaba dando excusas? No, en absoluto. Sólo estaba protegiéndose tras las pocas defensas que le quedaban, porque si no lo hacía, acabaría arrojándose a sus brazos y suplicándole que la conociera a fondo.
Tenía zumo de naranja y galletas en la cocina de la guardería. ¿Podría considerarse aquello una cita?
Nicholas se apartó y miró alrededor. Parecía saber muy bien hasta dónde podía presionarla.
—¿Estás lista para nuestra pequeña charla?
—¿Aquí? —exclamó ella, sorprendida de que se hubiera apartado sin besarla. Se preguntó si la decepción que sentía se reflejaría en su rostro.
—Debería saber algo acerca de tu trabajo, ¿no crees?
El verdadero Blake no había sabido nada de su trabajo, salvo que una guardería era un lugar idóneo para seducir a mujeres solteras. Y que, con un poco de suerte, podría conseguir un descuento en las tarifas del centro.
Lo único que quería era pasar más tiempo con ella, sobre todo después de haber disfrutado tanto de su compañía la noche anterior. Le encantaba oír su risa y ver el brillo de sus ojos al sonreír, el entusiasmo que se reflejaba en su rostro cuando probaba algo nuevo, como el paseo en limusina o el caviar que él le había convencido para que probase. El paseo que dieron después de cenar por la orilla del lago para ver las estrellas puso punto y final a una de las veladas más agradables que Nicholas había pasado en aquella ciudad.
Había disfrutado de su compañía, de acuerdo. Pero tenía que admitir que, después de haberla tenido en sus brazos antes de cenar y haberla vuelto a besar cuando la acompañó a su puerta, se moría de ganas por hacer el amor con ella. Y lo haría.
La haría suya, saciaría el deseo que lo consumía por dentro y seguiría su camino. Tenía muchos lugares a los que ir, muchos trabajos que culminar, y de ninguna manera podía quedarse en Chicago después del fin de semana.
Pero entonces, ¿por qué la idea de abandonarla tan pronto le retorcía las entrañas? No lo sabía, pero sí sabía que no podía permanecer en un mismo lugar mucho tiempo. No podía entablar un vínculo personal que durase más que unas pocas semanas como mucho.
Pero antes de irse necesitaba poseerla.
Aquella certeza acuciaba aún más su deseo por verla. No quería malgastar el poco tiempo que le quedaba. Y otra masturbación solitaria en la ducha no lo ayudaría a saciar su deseo salvaje por ______(tn).
Tenía que hacer algo. Lo que fuera. El recuerdo de sus pechos desnudos apuntándolo desde el sofá, de su cuerpo vibrando por recibir sus caricias, no lo dejaba en paz.
Tenía que verla.
Pero ella trabajaba aquella noche. Tendría que esperar.
—Maldita sea —masculló. Nunca se le había dado bien esperar.
Finalmente desistió de fingir que podía esperar y llamó al móvil de ______(tn). Tenía una buena excusa para hacerlo. Después de la conversación que mantuvieron en la cena, había empezado a pensar en el calvario que lo aguardaba. _______(tn) decía que su familia habría recibido con los brazos abiertos a un hombre de clase trabajadora e integrante de algún equipo de socorro, y Nicholas no hacía más que darle vueltas a la farsa que iban a representar delante de la familia.
Al principio le había parecido algo muy simple. Pero ahora se sentía abrumado por semejante perspectiva. Tal vez porque ahora conocía lo bastante a _______(tn) como para saber cuánto significaba todo aquello para ella. Y porque ya le gustaba lo suficiente como para querer que todo saliera bien.
Fuera cual fuera la razón, no quería que todo se fastidiara. Y eso significaba que tenían que preparar bien el montaje. Si habían estado saliendo durante meses, él debería saber al menos el segundo nombre de _______(tn) y cómo le gustaba el café. En una relación normal, Nicholas conocería las posturas favoritas de su pareja para hacer el amor y también sus zonas más erógenas. Pero eso tal vez fuera demasiado para un fin de semana con los padres de ella.
El teléfono sonó y sonó, pero _______(tn) no respondió. Le había dicho que muy rara vez atendía el teléfono cuando estaba en el trabajo, de modo que Nicholas esperó hasta las seis, pensando que para entonces ya volvería a tener el móvil encendido. Pero nada.
A las ocho seguía sin responder y Nicholas empezó a preocuparse. _______(tn) le había dicho que aquella noche estaría rodeada de críos, pero él no la había tomado en serio. Las guarderías no estaban abiertas por la noche.
Seguramente tendría que asistir a alguna reunión o resolver algún papeleo, pero eso no era motivo para no responder al teléfono.
De repente resonaron en sus oídos los comentarios que _______(tn) había hecho sobre las predicciones de su familia acerca de las violaciones y los asesinatos que se cometían diariamente en Chicago.
Había perdido su tarjeta de visita, pero recordaba el nombre de la guardería y la zona, aunque no la dirección exacta. Impulsado por la preocupación y por el deseo de verla, tomó un taxi para ir a Lincoln Park. Veinte manzanas después, vio el letrero luminoso de Baby Daze en un pequeño edificio de ladrillo.
—Ahí —le dijo al taxista. Había una furgoneta verde aparcada en la puerta. Viéndola, no se extrañó que a _______(tn) le hubiera gustado tanto la limusina.
Después de pagarle al taxista, caminó hasta la puerta, se pasó las manos por el rostro y se atrevió a echar un vistazo al interior.
Lo que vio le provocó un inmenso alivio… _______(tn) estaba allí, sana y salva. Pero también lo llenó de pánico.
Porque no estaba sola. Estaba sentada en una sillita infantil, rodeada por una turba de críos que se atiborraban de galletas con los bigotes manchados de leche.
Y todos ellos empezaron a chillar cuando vieron a Nicholas a través del cristal de la puerta.
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Dos viernes al mes, la guardería Baby Daze permanecía abierta hasta las nueve de la noche para que los padres pudieran disfrutar de un poco de tiempo libre. Tres miembros del personal se quedaban a cargo de una docena de chicos, no más, de tres años en adelante. La iniciativa había tenido tanto éxito que la lista de espera se alargaba hasta el próximo otoño.
Era uno de los pequeños servicios que habían hecho de Baby Daze un éxito rotundo. El negocio marchaba tan bien que _______(tn) quizá pudiera volver a disponer de unos cuantiosos ahorros para casos de emergencia.
—¡Un hombre! —gritó un crío, y enseguida fue coreado por todos los demás—. ¡Un hombre, un hombre, un hombre!
_______(tn) dio un respingo en la silla, dejó caer las toallitas húmedas con las que estaba limpiando un montón de manos pegajosas y miró hacia la puerta, adonde apuntaban una docena de brazos diminutos.
El corazón le dio un vuelco al ver el rostro sorprendido y acongojado de Nicholas Jonas. Llamó rápidamente a Tara para que acabara de supervisar la cena de los críos y fue a abrir la puerta. Al salir al exterior y abandonar el aire acondicionado del interior, se preguntó si el repentino calor que sentía era por las altas temperaturas veraniegas o, como siempre, por la imagen irresistiblemente sexy de Nicholas.
—Hola.
—Lo siento. No quería molestar. Pero no respondías al móvil y estaba un poco preocupado.
Estaba preocupado por ella. Cuando su familia actuaba de aquella misma manera, la sacaba de sus casillas. Pero que lo hiciera Nicholas… Un estremecimiento de placer la recorrió al saber que había estado pensando en ella. Igual que ella había estado pensando en él.
—Esta mañana salí a toda prisa de mi casa y me olvidé el móvil.
—Ah —murmuró él, y miró otra vez por la puerta acristalada. Los niños estaban limpiando las mesas y lamiéndose los dedos. Parecían haber agotado su curiosidad inicial por el extraño que habían visto en la puerta. Obviamente se imaginaban que no debía de ser un hombre malo, ya que la señorita _______(tn) estaba hablando con él. En esos momentos, las migas y los restos de galletas les parecían mucho más interesantes.
—Será mejor que me vaya —dijo Nicholas—. De verdad que no quería molestar.
—¿Por qué me estabas llamando?
—Se me ocurrió que tal vez podríamos preparar mejor nuestro papel antes de ir a casa de tus padres.
—¿Nuestro papel?
—Ya sabes… Nuestra historia personal. Cómo nos conocimos… cómo os conocisteis Blake y tú, quiero decir… Ese tipo de cosas. Anoche no pensamos en eso.
_______(tn) sintió que se ponía pálida y se apoyó de espaldas contra la puerta. Cómo se conocieron Blake y ella… Era lo último en lo que quería pensar, y mucho menos ahora, con el sentimiento de culpa y humillación en su punto álgido.
—Seguro que podemos resolverlo mañana, de camino a casa de mis padres —murmuró, lamentando tener que esperar hasta entonces para pasar más tiempo con él.
Oyó un grito procedente del interior y se giró para mirar por el cristal. Dylan McFee había tirado al suelo a Jessie Sims, a quien intentaba robarle un juguete. Tara intervino rápidamente y lo mismo hizo Ellen, la otra trabajadora que se había ofrecido voluntaria para el turno de noche.
—Debería irme —dijo Nicholas—. Estás ocupada.
—Sí —afirmó ella en voz baja. Volvió a mirarlo a los ojos y vio su expresión divertida—. Hay una cafetería un poco más arriba en esta calle —se sorprendió a sí misma diciendo—. Podrías ir a tomar algo allí hasta que yo acabe.
Luego, puedes venir para… hablar.
Contuvo la respiración mientras esperaba su respuesta, y no pudo evitar una sonrisa de alivio cuando él asintió.
—¿A qué hora?
—La hora límite de recogida es a las nueve. Siempre hay alguien que se retrasa un poco, pero creo que a las nueve y media habré acabado. A las diez menos cuarto como muy tarde.
—Perfecto. Hasta luego, entonces —echó un último vistazo al interior, con una expresión de horror tan cómica que hizo reír a ______(tn), y se alejó a grandes zancadas.
¿Cómo era posible que la imagen de su pelo bastara para que a _______(tn) le temblaran las rodillas y la invadiera un hormigueo por las partes más femeninas de su cuerpo?
Volvió a entrar en la guardería. Tara y Ellen la miraron con curiosidad y expectación, pero estaban muy ocupadas preparando a los niños para la llegada de sus padres y no tenían tiempo para hablar de ello. El último de los padres no llegó hasta las nueve y veintiocho minutos. Para entonces _______(tn) ya había mandado a Ellen a casa y estaba esperando las inevitables preguntas de Tara.
Estas empezaron en cuanto la puerta se cerró detrás del último crío y sus padres, después de que se hubieran deshecho en disculpas.
—Era él, ¿verdad? Maldita sea, no pude verlo bien.
_______(tn) asintió mientras recogía los juguetes desperdigados por la sala.
—Sí, era él.
—¿Y qué quería? —preguntó su amiga, echando fuego por los ojos—. Espero que no se haya atrevido a dejarte plantada el día antes de ir a ver a tus padres.
—No, no, nada de eso. Sólo quiere que nos veamos para preparar una historia convincente que ofrecerle a mis padres.
—Sabia precaución —aprobó Tara con una sonrisa—. Y tal vez deberíais hacer algo más que hablar… para constatar que estáis cómodos el uno con el otro. O al menos deberías besarlo, no vaya a ser que no sepa cómo hacerlo y te entren arcadas en el momento menos oportuno.
_______(tn) no le había hablado a Tara de sus dos citas con Nicholas. Normalmente se lo contaba todo a su amiga, pero aquello le parecía demasiado nuevo y personal.
—No vamos a hacer nada —declaró. Al menos hasta el domingo—. Y te aseguro que sabe cómo besar.
Fue entonces cuando oyó una tos masculina detrás de ella. Fulminó a Tara con la mirada y se giró lentamente.
Nicholas estaba en la puerta.
Por desgracia, las mesas de Baby Daze eran mucho más pequeñas que las del hotel y era imposible esconderse bajo una de ellas para escapar de la humillación.
—La puerta no estaba cerrada con llave —explicó Nicholas con un brillo muy revelador en los ojos.
Definitivamente lo había oído todo.
—No pasa nada. Ya estábamos acabando —dijo Tara, acercándose a él con la mano extendida—. Soy Tara. Yo también estaba en la subasta, de modo que sé quién eres. Y te advierto que, si intentas alguna jugarreta, tendrás a la poli pisándote los talones como perros de caza.
—Lárgate, Tara —le espetó ______(tn), sin mirarla siquiera.
—Bueno, ahora que estás avisado, ha sido un placer conocerte —dijo Tara. Le ofreció a Nicholas una amplia sonrisa, como si no acabara de amenazarlo, y se dirigió hacia la puerta—. Tienes razón —le dijo a _______(tn) antes de salir—. El pendiente le da un aspecto muy sexy.
_______(tn) se apresuró a cerrar la puerta tras ella y apagó las luces y el letrero de la entrada, retrasando todo lo posible el momento en que tuviera que enfrentarse a la expresión burlona de Nicholas.
Finalmente se quedó sin razones para postergar lo inevitable y se giró hacia él.
La sala de juegos había quedado a oscuras, y las únicas luces procedían del despacho y de la cocina. Sin niños ni ruidos parecía una caverna desierta e inmensa, cuyas sombras se veían interrumpidas aquí y allá por el color amarillo de la casa de muñecas o las pelotas de plástico amontonadas en el cajón donde a los críos les encantaba jugar.
—Así que sé cómo besar, ¿eh? —dijo él, y se acercó tanto a ella que _______(tn) pudo sentir el calor que emanaba de su cuerpo, aunque sus ojos aún no se habían acostumbrado a la penumbra y no podía verlo—. Es un alivio saber que no te provoco arcadas.
_______(tn) agachó la cabeza y cerró los ojos al tiempo que suspiraba.
Él le tocó la barbilla y le acarició la piel con la punta de los dedos, como si estuviera deleitándose con su suavidad.
—Pero… —murmuró, haciéndole levantar el rostro—. ¿puedo preguntar por qué no quieres hacer nada más conmigo?
—No debiste oír eso.
—Pero aun así lo he oído.
—La tercera cita, ¿recuerdas? Casi no nos conocemos.
Era cierto, pero también tenía que admitir que cada vez se sentía más cómoda con él… y que lo deseaba con una intensidad que rayaba en la desesperación.
—Vamos a cumplir el requisito de la tercera cita —dijo él—. Y estoy aquí para remediar que casi no nos conozcamos. Dentro de poco ni siquiera te servirá esa excusa.
¿Excusa? ¿Le estaba dando excusas? No, en absoluto. Sólo estaba protegiéndose tras las pocas defensas que le quedaban, porque si no lo hacía, acabaría arrojándose a sus brazos y suplicándole que la conociera a fondo.
Tenía zumo de naranja y galletas en la cocina de la guardería. ¿Podría considerarse aquello una cita?
Nicholas se apartó y miró alrededor. Parecía saber muy bien hasta dónde podía presionarla.
—¿Estás lista para nuestra pequeña charla?
—¿Aquí? —exclamó ella, sorprendida de que se hubiera apartado sin besarla. Se preguntó si la decepción que sentía se reflejaría en su rostro.
—Debería saber algo acerca de tu trabajo, ¿no crees?
El verdadero Blake no había sabido nada de su trabajo, salvo que una guardería era un lugar idóneo para seducir a mujeres solteras. Y que, con un poco de suerte, podría conseguir un descuento en las tarifas del centro.
Bueno, a que es un AMOR el Nicho! :(L):
cada día se porta mejor!
les cuento un secreto!: próximo capi tendremos acción!
Finally! xD :cheers: :twisted:
JAJAJAJA :lol:
Gracias por todos sus comentarios! :)
otra cosa más! alguna tiene twitter! (?
les dejo el mío, me agregan las sigo & platicamos va! ;)
@HeyItsLupitaG :D
nos leemos después! ;)
Lu wH!;*
XOXO
cada día se porta mejor!
les cuento un secreto!: próximo capi tendremos acción!
Finally! xD :cheers: :twisted:
JAJAJAJA :lol:
Gracias por todos sus comentarios! :)
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@HeyItsLupitaG :D
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Lu wH!;*
XOXO
HeyItsLupitaNJ
Re: El Arte del Placer - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
awww es encantador, ame cuando va a buscar
A la rayis!! En verdad yo quiero un Nick así
Y OMJ acción en el próximo CAP jejejeje
Al fin!! Pobre Nick ya sufre mucho Jajajajaja
Y Sip ya te sigo!! Yo soy @JoBrosForeve_r :)
A la rayis!! En verdad yo quiero un Nick así
Y OMJ acción en el próximo CAP jejejeje
Al fin!! Pobre Nick ya sufre mucho Jajajajaja
Y Sip ya te sigo!! Yo soy @JoBrosForeve_r :)
Karli Jonas
Re: El Arte del Placer - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
Nicholas es lo mas! Osea, lo amo!
Si yo hubiera nacido o me hubiera mudado a USA ya me estaría presa por tratar de violar y secuestrar a el hombre mas lindo, Nicholas Jerry Jonas.
Ame la parte de :
¿Excusa? ¿Le estaba dando excusas? No, en absoluto. Sólo estaba protegiéndose tras las pocas defensas que le quedaban, porque si no lo hacía, acabaría arrojándose a sus brazos y suplicándole que la conociera a fondo.
Realmente yo no pondría excusas, es N-I-C-H-O-L-A-S! Es el hombre mas sexy de este mundo y ella se niega!
Si yo fuera la rayis pediría cita para el psicólogo por que definitivamente esta loca!
Y ahora que se que va a haber acción estoymucho mas tranquila!
Aunque eso no signifique que no estoy desesperada!Quiera un capitulo mi querida amiga!
Por cierto, me encanta hablar con vos en Twitter!Sos una gran gran persona...
Pero eso no va a evitar que trate de secuestrarte para que subas capitulo!
Y ahora que lo pienso tendría que pedir yo una cita con el psicólogo ya que quiero violar a alguien y secuestrar a otra persona!
hahahahahahahahahahahahahahahaha Estoy MUY loca!
Te quiero mucho y espero que la sigas pronto y que podamos seguir hablando por twitter!
Besos:$
Si yo hubiera nacido o me hubiera mudado a USA ya me estaría presa por tratar de violar y secuestrar a el hombre mas lindo, Nicholas Jerry Jonas.
Ame la parte de :
¿Excusa? ¿Le estaba dando excusas? No, en absoluto. Sólo estaba protegiéndose tras las pocas defensas que le quedaban, porque si no lo hacía, acabaría arrojándose a sus brazos y suplicándole que la conociera a fondo.
Realmente yo no pondría excusas, es N-I-C-H-O-L-A-S! Es el hombre mas sexy de este mundo y ella se niega!
Si yo fuera la rayis pediría cita para el psicólogo por que definitivamente esta loca!
Y ahora que se que va a haber acción estoymucho mas tranquila!
Aunque eso no signifique que no estoy desesperada!Quiera un capitulo mi querida amiga!
Por cierto, me encanta hablar con vos en Twitter!Sos una gran gran persona...
Pero eso no va a evitar que trate de secuestrarte para que subas capitulo!
Y ahora que lo pienso tendría que pedir yo una cita con el psicólogo ya que quiero violar a alguien y secuestrar a otra persona!
hahahahahahahahahahahahahahahaha Estoy MUY loca!
Te quiero mucho y espero que la sigas pronto y que podamos seguir hablando por twitter!
Besos:$
Sunny
Re: El Arte del Placer - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
awwww me encanta
El Nicho es tan dulce
Yo lo quieroconocer mejor
lo siento por no pasarme antes
Es que estoy en examenes
Siguela!!!!
El Nicho es tan dulce
Yo lo quieroconocer mejor
lo siento por no pasarme antes
Es que estoy en examenes
Siguela!!!!
aranzhitha
Re: El Arte del Placer - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
♦ CAPITULO 5 (PARTE 3) ♦
Naturalmente, no iba a contarle a Nicholas nada de eso.
—¿Eres la dueña del local?
—El edificio no es mío, pero el contrato de arrendamiento a largo plazo me permitió hacer todas las reformas necesarias.
—Y parece que has tenido éxito.
—Eso creo. Nadie esperaba que lo tuviera.
—¿Y qué esperaban? —preguntó él. Se paseó por la habitación mientras esperaba su respuesta y se puso a examinar los dibujos y pinturas que colgaban de la pared.
—Mis padres estaban convencidos de que mi título en educación infantil me preparaba para ser una buena madre.
—¿No sabían que tu intención era marcharte de casa?
_______(tn) se pasó los dedos por el pelo en un gesto de frustración.
—Pues claro que lo sabían. Llevaba años diciéndoles que mi intención era irme de casa, ver mundo, ser independiente…
—Pero no te creyeron —murmuró él.
—Exacto. Porque también saben que deseo casarme y formar una familia. Lo mismo que ellos quieren para mí, pero no con sus condiciones.
Nicholas se puso visiblemente rígido, como cualquier hombre soltero que oyera palabras prohibidas como «casarse» y «familia».
_______(tn) no se ofendió. Desde que conoció a Nicholas Jonas no se hacía ilusiones sobre la clase de hombre que iba a presentarles a sus padres.
—Los padres siempre quieren hacer las cosas a su manera —dijo él en voz muy baja, como si la oscuridad de la sala exigiera estar en silencio.
—Tengo que cerrar el despacho… ¿Qué te parece si hablamos allí? —sugirió ella, al darse cuenta de que en la sala de juegos no había ningún asiento apropiado para Nicholas. Las pequeñas sillas de plástico no soportarían su peso.
Él la siguió a su despacho y se sentó donde ella le indicaba, frente al escritorio. La pequeña oficina estaba bien para recibir a sus visitas normales, como el padre preocupado que visitaba la guardería por primera vez, o la chica recién graduada buscando trabajo. Pero no parecía el lugar más apropiado para aquel hombre alto y de anchos hombros que llenaba la estancia con su presencia.
Aquella noche Nicholas no vestía vaqueros y camisa con botones en el cuello, ni tampoco un traje exorbitantemente caro. En vez de eso llevaba unos pantalones negros a medida y una camisa gris de manga corta. Y ella llevaba sus pantalones caqui de siempre y su polo azul de Baby Daze lleno de manchas.
Formaban la pareja ideal, desde luego…
¿Y qué? ¡Sólo se trataba de un fin de semana!
—No hay más que echarle un vistazo al sitio para ver que has tenido mucho éxito —dijo el finalmente, mirando los diplomas enmarcados en la pared—. Tu familia estará de acuerdo con eso, al menos.
—No estés tan seguro.
—Vaya, pues tendremos que convencerlos de que, al menos, has sabido elegir bien a los hombres.
El comentario le provocó a _______(tn) un sonoro bufido.
Nicholas se recostó en la silla, extendió las piernas y cruzó los brazos sobre el pecho.
—A propósito… ¿cómo se supone que me gano la vida?
—No les he dicho nada al respecto.
Él asintió y lo pensó un momento.
—¿Qué te parece… mecánico? —sugirió con un brillo en los ojos, y _______(tn) recordó su primera conversación.
—¿Sabes qué aspecto tiene una llave de bujías?
—Buena observación. ¿Pediatra, tal vez?
_______(tn) sonrió con sarcasmo.
—Ya he visto cómo mirabas a los niños.
—Me gustan los niños —protestó él en tono indignado… pero no convincente.
—¿A la plancha?
La risa de Nicholas le provocó un hormigueo por todo el cuerpo. Le encantaba su risa… Y su sonrisa. Y el brillo de sus ojos cuando algo le hacía gracia.
—Supongo que al verte rodeada por aquella jauría de pequeños monstruos me pregunté si necesitabas ayuda.
_______(tn) frunció el ceño.
—Son encantadores.
—Problemáticos.
—Adorables —insistió ella.
—Chillones.
—Fieles.
—Bajitos.
—Oh, está bien —concedió ella, sonriente—. Son todo eso y más. Pero aun así los quiero con toda mi alma.
—Ya me he dado cuenta —murmuró él, mirándola fijamente y con una expresión de… ¿ternura? No tenía sentido, viendo su obvio desinterés por los niños—. Pero estoy hablando de los hijos de otros. Los míos… si alguna vez llego a tenerlos, cosa que dudo, no serían problemáticos, chillones ni bajitos.
_______(tn) no pudo menos que reírse.
—Eres un hombre muy presuntuoso, ¿lo sabías?
—No lo soy.
—Un poco —aclaró ella—. Y muy mimado.
—Tal vez lo fui en su día —reconoció él—. Pero ya no.
Se mantuvieron la mirada sobre la mesa y _______(tn) percibió su rechazo a hablar de su pasado. Era obvio que ocultaba una historia muy interesante, pero había levantado un muro infranqueable y se valía de su encanto para impedir que nadie lo traspasara.
¿Qué se encontraría la mujer que consiguiera pasar al otro lado?
—Aún no hemos decidido a qué me dedico —le recordó Nicholas, carraspeando y rompiendo el contacto visual, como si sospechara que _______(tn) intentaba descifrar algo en su mirada—. Mmm… ¿Especialista? ¿Doble de Brad Pitt?
_______(tn) volvió a resoplar con desdén, pero enseguida se puso seria. Tenían que zanjar aquel tema cuanto antes y así poder memorizar los detalles. Lo último que quería era que su familia la pillara en una mentira.
—Algo más sencillo y creíble. Eres un hombre de negocios —decidió. Según la biografía verdadera de Nicholas, aquello era cierto—. Cuanto más nos atengamos a la verdad, mejor. Y es verdad que eres un hombre de negocios… ¿no?
Nicholas se removió en la incómoda silla.
—Más o menos. Soy asesor, pero también puedo pasar por hombre de negocios… ¿Dónde nos conocimos?
_______(tn) apretó los puños bajo la mesa e intentó que no se le encajara la mandíbula. Ni siquiera quería fingir que había conocido a Nicholas de la misma manera que había conocido al verdadero Blake… allí, en su propio lugar de trabajo, donde debería haber estado más alerta que en cualquier otro sitio.
—¿A través de un servicio de citas?
Nicholas puso una mueca.
—Patético. ¿Qué tal una cita a ciegas?
—¿Y eso no te parece patético?
Él frunció el ceño y siguió pensando.
—¿En una fiesta?
—Estupendo.
Se sentía como si estuvieran negociando un contrato, más que iniciando una relación. Y, en honor a la verdad, tenía que reconocer que Nicholas parecía muy experimentado en los negocios.
Él le confirmó esa impresión al hacerle una serie de preguntas que a ella jamás se le habrían ocurrido. Su color, su música, su flor, su película y su sabor de helado favorito. Sus ideas políticas, sus sueños y ambiciones, en qué colegio estudió, cómo le gustaba el café y dónde tenía cosquillas.
Ella le reveló uno de sus puntos más sensibles, pero se calló el otro. Nicholas había estado a punto de descubrirlo en el sofá el día anterior. De haberlo encontrado, ahora estarían compartiendo mucho más que una pequeña farsa para engañar a su familia
Todas las cosas que Nicholas le preguntaba eran detalles sin importancia, pero que toda pareja debería saber.
¿Prefería la tarta o el pastel? ¿El chocolate o la vainilla? A veces se burlaba de sus preferencias… «¿Cómo puedes preferir la tarta de manzana a la crème brûlée?», pero seguía preguntándole sin perder tiempo en discusiones absurdas.
Podrían haber zanjado todos esos detalles durante la cena del día anterior, pero habían dedicado la segunda cita a reírse de los errores del folleto, y a especular sobre la reacción que tendría la mujer millonaria al descubrir que había comprado a un paramédico en vez de a un próspero hombre de negocios. Él la había convencido para que probase el caviar, aunque no había insistido con los caracoles, y ella había pedido que le envolvieran las sobras para llevárselas a casa, sólo para ver la reacción de Nicholas. Como era de esperar, él respondió con una sonrisa, arqueó una ceja en un gesto de arrogancia y le espetó la orden al sorprendido camarero cuando éste pareció titubear.
De esa manera pasaron la velada, disfrutando de su mutua compañía y olvidándose de todo lo demás, como si no estuvieran a punto de enfrentarse al riguroso examen de su familia.
Pero ahora parecían conscientes del riesgo inminente y tenían que prepararse con cuidado. Durante unos minutos más la conversación, siguió por esos derroteros, hasta que él hizo una pregunta tan atrevida como inesperada.
—¿Duermes desnuda?
—¿Qué?
—Es una pregunta lógica.
—No, no lo es —respondió ______(tn), aunque una parte de ella se moría por decírselo y otra parte preferiría mostrárselo—. Mi familia no va a preguntarte qué me pongo para dormir, porque mi padre te echaría a patadas de su casa si se te ocurriera responder.
—Qué anticuado…
—Ni te imaginas cuánto.
—Parece que tenemos mucho en común.
—Siguiente pregunta.
—No has respondido a la anterior.
_______(tn) le lanzó una mirada feroz.
—Siguiente pregunta.
—¿De qué tamaño es tu cama? Anoche no llegué a ver tu habitación.
Al parecer la conversación seria se había acabado. _______(tn) dejó escapar un gemido y se inclinó sobre la mesa.
—Grande. De uno noventa.
Y casi siempre vacía. Wally solía dormir despatarrado y ocupando tres cuartas partes del colchón, dejando a
_______(tn) acurrucada en el borde.
—Creo que debería verla —dijo él en tono inocente, como si no estuviera intentando llegar hasta su cama.
Todas aquellas artimañas no eran necesarias. Le bastaría con pedírselo… Se habían pasado más de una hora juntos, hablando, riendo, tonteando… Aquello debía contar como una cita.
—¿No estás de acuerdo en que debería… echarle un vistazo? —insistió él.
A _______(tn) le dio un vuelco el corazón y apretó con fuerza los muslos.
—¿Por qué?
—Estamos saliendo juntos, ¿no? Soy un caballero y se supone que te acompaño hasta tu puerta. Es más que probable que haya visto tu dormitorio… de reojo, al menos.
—Le caes bien a Wally. Eso es prueba más que suficiente de que formas parte de mi vida.
—Volvamos a la pregunta anterior. ¿Qué llevas puesto cuando te metes en esa cama tan grande con la única compañía de tu gato?
—Un camisón rojo de seda —le respondió en voz baja y ronca, incapaz de resistirse.
Falso. Falso. Falso. Para dormir se ponía una camiseta larga y holgada. Aunque sí era cierto que tenía un camisón rojo. Lo había comprado el invierno pasado, en las rebajas siguientes al Día de San Valentín, confiando en poder lucirlo ante un hombre especial. Tal vez pudiera ocurrir esa misma noche…
Nicholas endureció la mandíbula y entornó ligeramente los ojos. Fue su única reacción, junto al siseo casi inaudible de su respiración.
—¿Largo o corto?
Mmm… hablando de medidas, _______(tn) podía imaginarse cierta longitud de su anatomía masculina. Y por lo que había sentido cuando se presionó contra ella el día anterior, parecía que sus sueños eróticos no andaban muy desencaminados.
La respiración se le aceleró al recordar esos sueños eróticos y cómo se había despertado a las cuatro de la mañana, sacudida por un orgasmo nocturno.
Tragó saliva e intentó apartar las vividas y coloridas imágenes que se reproducían en su cabeza, al menos el tiempo suficiente para responder a la pregunta que él le había formulado.
El atisbo de una sonrisa en los apetitosos labios de Nicholas le confirmó que sabía lo que ella estaba pensando.
—Me refiero al camisón.
—Ya lo sé —declaró ella, tan convincente como uno de los críos cuando intentaba conseguir otra galleta.
—Claro que sí.
—Es… —intentó recordar cómo era el camisón. No lo había sacado del armario desde el día que lo compró—. ¡Largo! —sí. Definitivamente largo, o al menos eso creía.
—¿Qué tipo de rojo?
—¿Cómo?
—¿Rojo rubí? —preguntó él con voz suave y mirada penetrante—. ¿Escarlata? ¿Granate? ¿Suave como un capullo de rosa o intenso como una llamarada salvaje?
Oh, Cielos… Sus palabras evocaban imágenes prohibidas en su cabeza. Tenía los pezones duros como piedras puntiagudas, y cada vez le costaba más contenerse para no rodearle el cuello con los brazos y tirar de él hacia ella.
Los muslos le temblaban bajo la mesa. La llamarada que Nicholas mencionaba había prendido entre sus piernas y se propagaba por todo su cuerpo. Estaba empapada de deseo y excitación, y su sexo demandaba a gritos el tacto de aquellas manos tan expertas y habilidosas.
Si Nicholas seguía hablando así, provocándola con aquellos susurros letales, _______(tn) acabaría explotando sin remedio igual que le había pasado en sueños.
—Nicholas…
Él la miró fijamente, sin duda reconociendo la reacción que estaba provocando en ella. Por un breve instante _______(tn) pensó que iba a actuar en consecuencia, que pondría fin a la agónica espera, que tiraría de ella para tumbarla sobre la mesa, que le arrancaría la ropa y que se colocaría entre sus piernas para penetrarla y poseerla como nunca la habían poseído. Y entonces, tal vez, los dos pudieran volver a pensar con claridad.
No fue eso lo que ocurrió. Nicholas se limitó a levantarse lentamente de la silla y carraspeó antes de hablar.
—Bueno… creo que ya tengo todo lo que necesito.
¿Para hacer qué? La ávida lectora de novelas románticas que era ella le suplicaba una respuesta. ¿Para poseerla? ¿Allí mismo? ¿Ahora?
Pero Nicholas no le dio esa ansiada respuesta, sino una frase escueta y sencilla que terminó de confundirla por completo.
Y que acabó con su paciencia.
—Supongo que es hora de irnos a casa.
—¿Eres la dueña del local?
—El edificio no es mío, pero el contrato de arrendamiento a largo plazo me permitió hacer todas las reformas necesarias.
—Y parece que has tenido éxito.
—Eso creo. Nadie esperaba que lo tuviera.
—¿Y qué esperaban? —preguntó él. Se paseó por la habitación mientras esperaba su respuesta y se puso a examinar los dibujos y pinturas que colgaban de la pared.
—Mis padres estaban convencidos de que mi título en educación infantil me preparaba para ser una buena madre.
—¿No sabían que tu intención era marcharte de casa?
_______(tn) se pasó los dedos por el pelo en un gesto de frustración.
—Pues claro que lo sabían. Llevaba años diciéndoles que mi intención era irme de casa, ver mundo, ser independiente…
—Pero no te creyeron —murmuró él.
—Exacto. Porque también saben que deseo casarme y formar una familia. Lo mismo que ellos quieren para mí, pero no con sus condiciones.
Nicholas se puso visiblemente rígido, como cualquier hombre soltero que oyera palabras prohibidas como «casarse» y «familia».
_______(tn) no se ofendió. Desde que conoció a Nicholas Jonas no se hacía ilusiones sobre la clase de hombre que iba a presentarles a sus padres.
—Los padres siempre quieren hacer las cosas a su manera —dijo él en voz muy baja, como si la oscuridad de la sala exigiera estar en silencio.
—Tengo que cerrar el despacho… ¿Qué te parece si hablamos allí? —sugirió ella, al darse cuenta de que en la sala de juegos no había ningún asiento apropiado para Nicholas. Las pequeñas sillas de plástico no soportarían su peso.
Él la siguió a su despacho y se sentó donde ella le indicaba, frente al escritorio. La pequeña oficina estaba bien para recibir a sus visitas normales, como el padre preocupado que visitaba la guardería por primera vez, o la chica recién graduada buscando trabajo. Pero no parecía el lugar más apropiado para aquel hombre alto y de anchos hombros que llenaba la estancia con su presencia.
Aquella noche Nicholas no vestía vaqueros y camisa con botones en el cuello, ni tampoco un traje exorbitantemente caro. En vez de eso llevaba unos pantalones negros a medida y una camisa gris de manga corta. Y ella llevaba sus pantalones caqui de siempre y su polo azul de Baby Daze lleno de manchas.
Formaban la pareja ideal, desde luego…
¿Y qué? ¡Sólo se trataba de un fin de semana!
—No hay más que echarle un vistazo al sitio para ver que has tenido mucho éxito —dijo el finalmente, mirando los diplomas enmarcados en la pared—. Tu familia estará de acuerdo con eso, al menos.
—No estés tan seguro.
—Vaya, pues tendremos que convencerlos de que, al menos, has sabido elegir bien a los hombres.
El comentario le provocó a _______(tn) un sonoro bufido.
Nicholas se recostó en la silla, extendió las piernas y cruzó los brazos sobre el pecho.
—A propósito… ¿cómo se supone que me gano la vida?
—No les he dicho nada al respecto.
Él asintió y lo pensó un momento.
—¿Qué te parece… mecánico? —sugirió con un brillo en los ojos, y _______(tn) recordó su primera conversación.
—¿Sabes qué aspecto tiene una llave de bujías?
—Buena observación. ¿Pediatra, tal vez?
_______(tn) sonrió con sarcasmo.
—Ya he visto cómo mirabas a los niños.
—Me gustan los niños —protestó él en tono indignado… pero no convincente.
—¿A la plancha?
La risa de Nicholas le provocó un hormigueo por todo el cuerpo. Le encantaba su risa… Y su sonrisa. Y el brillo de sus ojos cuando algo le hacía gracia.
—Supongo que al verte rodeada por aquella jauría de pequeños monstruos me pregunté si necesitabas ayuda.
_______(tn) frunció el ceño.
—Son encantadores.
—Problemáticos.
—Adorables —insistió ella.
—Chillones.
—Fieles.
—Bajitos.
—Oh, está bien —concedió ella, sonriente—. Son todo eso y más. Pero aun así los quiero con toda mi alma.
—Ya me he dado cuenta —murmuró él, mirándola fijamente y con una expresión de… ¿ternura? No tenía sentido, viendo su obvio desinterés por los niños—. Pero estoy hablando de los hijos de otros. Los míos… si alguna vez llego a tenerlos, cosa que dudo, no serían problemáticos, chillones ni bajitos.
_______(tn) no pudo menos que reírse.
—Eres un hombre muy presuntuoso, ¿lo sabías?
—No lo soy.
—Un poco —aclaró ella—. Y muy mimado.
—Tal vez lo fui en su día —reconoció él—. Pero ya no.
Se mantuvieron la mirada sobre la mesa y _______(tn) percibió su rechazo a hablar de su pasado. Era obvio que ocultaba una historia muy interesante, pero había levantado un muro infranqueable y se valía de su encanto para impedir que nadie lo traspasara.
¿Qué se encontraría la mujer que consiguiera pasar al otro lado?
—Aún no hemos decidido a qué me dedico —le recordó Nicholas, carraspeando y rompiendo el contacto visual, como si sospechara que _______(tn) intentaba descifrar algo en su mirada—. Mmm… ¿Especialista? ¿Doble de Brad Pitt?
_______(tn) volvió a resoplar con desdén, pero enseguida se puso seria. Tenían que zanjar aquel tema cuanto antes y así poder memorizar los detalles. Lo último que quería era que su familia la pillara en una mentira.
—Algo más sencillo y creíble. Eres un hombre de negocios —decidió. Según la biografía verdadera de Nicholas, aquello era cierto—. Cuanto más nos atengamos a la verdad, mejor. Y es verdad que eres un hombre de negocios… ¿no?
Nicholas se removió en la incómoda silla.
—Más o menos. Soy asesor, pero también puedo pasar por hombre de negocios… ¿Dónde nos conocimos?
_______(tn) apretó los puños bajo la mesa e intentó que no se le encajara la mandíbula. Ni siquiera quería fingir que había conocido a Nicholas de la misma manera que había conocido al verdadero Blake… allí, en su propio lugar de trabajo, donde debería haber estado más alerta que en cualquier otro sitio.
—¿A través de un servicio de citas?
Nicholas puso una mueca.
—Patético. ¿Qué tal una cita a ciegas?
—¿Y eso no te parece patético?
Él frunció el ceño y siguió pensando.
—¿En una fiesta?
—Estupendo.
Se sentía como si estuvieran negociando un contrato, más que iniciando una relación. Y, en honor a la verdad, tenía que reconocer que Nicholas parecía muy experimentado en los negocios.
Él le confirmó esa impresión al hacerle una serie de preguntas que a ella jamás se le habrían ocurrido. Su color, su música, su flor, su película y su sabor de helado favorito. Sus ideas políticas, sus sueños y ambiciones, en qué colegio estudió, cómo le gustaba el café y dónde tenía cosquillas.
Ella le reveló uno de sus puntos más sensibles, pero se calló el otro. Nicholas había estado a punto de descubrirlo en el sofá el día anterior. De haberlo encontrado, ahora estarían compartiendo mucho más que una pequeña farsa para engañar a su familia
Todas las cosas que Nicholas le preguntaba eran detalles sin importancia, pero que toda pareja debería saber.
¿Prefería la tarta o el pastel? ¿El chocolate o la vainilla? A veces se burlaba de sus preferencias… «¿Cómo puedes preferir la tarta de manzana a la crème brûlée?», pero seguía preguntándole sin perder tiempo en discusiones absurdas.
Podrían haber zanjado todos esos detalles durante la cena del día anterior, pero habían dedicado la segunda cita a reírse de los errores del folleto, y a especular sobre la reacción que tendría la mujer millonaria al descubrir que había comprado a un paramédico en vez de a un próspero hombre de negocios. Él la había convencido para que probase el caviar, aunque no había insistido con los caracoles, y ella había pedido que le envolvieran las sobras para llevárselas a casa, sólo para ver la reacción de Nicholas. Como era de esperar, él respondió con una sonrisa, arqueó una ceja en un gesto de arrogancia y le espetó la orden al sorprendido camarero cuando éste pareció titubear.
De esa manera pasaron la velada, disfrutando de su mutua compañía y olvidándose de todo lo demás, como si no estuvieran a punto de enfrentarse al riguroso examen de su familia.
Pero ahora parecían conscientes del riesgo inminente y tenían que prepararse con cuidado. Durante unos minutos más la conversación, siguió por esos derroteros, hasta que él hizo una pregunta tan atrevida como inesperada.
—¿Duermes desnuda?
—¿Qué?
—Es una pregunta lógica.
—No, no lo es —respondió ______(tn), aunque una parte de ella se moría por decírselo y otra parte preferiría mostrárselo—. Mi familia no va a preguntarte qué me pongo para dormir, porque mi padre te echaría a patadas de su casa si se te ocurriera responder.
—Qué anticuado…
—Ni te imaginas cuánto.
—Parece que tenemos mucho en común.
—Siguiente pregunta.
—No has respondido a la anterior.
_______(tn) le lanzó una mirada feroz.
—Siguiente pregunta.
—¿De qué tamaño es tu cama? Anoche no llegué a ver tu habitación.
Al parecer la conversación seria se había acabado. _______(tn) dejó escapar un gemido y se inclinó sobre la mesa.
—Grande. De uno noventa.
Y casi siempre vacía. Wally solía dormir despatarrado y ocupando tres cuartas partes del colchón, dejando a
_______(tn) acurrucada en el borde.
—Creo que debería verla —dijo él en tono inocente, como si no estuviera intentando llegar hasta su cama.
Todas aquellas artimañas no eran necesarias. Le bastaría con pedírselo… Se habían pasado más de una hora juntos, hablando, riendo, tonteando… Aquello debía contar como una cita.
—¿No estás de acuerdo en que debería… echarle un vistazo? —insistió él.
A _______(tn) le dio un vuelco el corazón y apretó con fuerza los muslos.
—¿Por qué?
—Estamos saliendo juntos, ¿no? Soy un caballero y se supone que te acompaño hasta tu puerta. Es más que probable que haya visto tu dormitorio… de reojo, al menos.
—Le caes bien a Wally. Eso es prueba más que suficiente de que formas parte de mi vida.
—Volvamos a la pregunta anterior. ¿Qué llevas puesto cuando te metes en esa cama tan grande con la única compañía de tu gato?
—Un camisón rojo de seda —le respondió en voz baja y ronca, incapaz de resistirse.
Falso. Falso. Falso. Para dormir se ponía una camiseta larga y holgada. Aunque sí era cierto que tenía un camisón rojo. Lo había comprado el invierno pasado, en las rebajas siguientes al Día de San Valentín, confiando en poder lucirlo ante un hombre especial. Tal vez pudiera ocurrir esa misma noche…
Nicholas endureció la mandíbula y entornó ligeramente los ojos. Fue su única reacción, junto al siseo casi inaudible de su respiración.
—¿Largo o corto?
Mmm… hablando de medidas, _______(tn) podía imaginarse cierta longitud de su anatomía masculina. Y por lo que había sentido cuando se presionó contra ella el día anterior, parecía que sus sueños eróticos no andaban muy desencaminados.
La respiración se le aceleró al recordar esos sueños eróticos y cómo se había despertado a las cuatro de la mañana, sacudida por un orgasmo nocturno.
Tragó saliva e intentó apartar las vividas y coloridas imágenes que se reproducían en su cabeza, al menos el tiempo suficiente para responder a la pregunta que él le había formulado.
El atisbo de una sonrisa en los apetitosos labios de Nicholas le confirmó que sabía lo que ella estaba pensando.
—Me refiero al camisón.
—Ya lo sé —declaró ella, tan convincente como uno de los críos cuando intentaba conseguir otra galleta.
—Claro que sí.
—Es… —intentó recordar cómo era el camisón. No lo había sacado del armario desde el día que lo compró—. ¡Largo! —sí. Definitivamente largo, o al menos eso creía.
—¿Qué tipo de rojo?
—¿Cómo?
—¿Rojo rubí? —preguntó él con voz suave y mirada penetrante—. ¿Escarlata? ¿Granate? ¿Suave como un capullo de rosa o intenso como una llamarada salvaje?
Oh, Cielos… Sus palabras evocaban imágenes prohibidas en su cabeza. Tenía los pezones duros como piedras puntiagudas, y cada vez le costaba más contenerse para no rodearle el cuello con los brazos y tirar de él hacia ella.
Los muslos le temblaban bajo la mesa. La llamarada que Nicholas mencionaba había prendido entre sus piernas y se propagaba por todo su cuerpo. Estaba empapada de deseo y excitación, y su sexo demandaba a gritos el tacto de aquellas manos tan expertas y habilidosas.
Si Nicholas seguía hablando así, provocándola con aquellos susurros letales, _______(tn) acabaría explotando sin remedio igual que le había pasado en sueños.
—Nicholas…
Él la miró fijamente, sin duda reconociendo la reacción que estaba provocando en ella. Por un breve instante _______(tn) pensó que iba a actuar en consecuencia, que pondría fin a la agónica espera, que tiraría de ella para tumbarla sobre la mesa, que le arrancaría la ropa y que se colocaría entre sus piernas para penetrarla y poseerla como nunca la habían poseído. Y entonces, tal vez, los dos pudieran volver a pensar con claridad.
No fue eso lo que ocurrió. Nicholas se limitó a levantarse lentamente de la silla y carraspeó antes de hablar.
—Bueno… creo que ya tengo todo lo que necesito.
¿Para hacer qué? La ávida lectora de novelas románticas que era ella le suplicaba una respuesta. ¿Para poseerla? ¿Allí mismo? ¿Ahora?
Pero Nicholas no le dio esa ansiada respuesta, sino una frase escueta y sencilla que terminó de confundirla por completo.
Y que acabó con su paciencia.
—Supongo que es hora de irnos a casa.
DONDE ESTAN MIS LECTORAAAAAS! (? (? xD
Bueno estamos en los preliminares! xD :twisted:
en el siguiente capitulo veremos a ver que sucede! :)
las leo más tarde! ;)
Lu wH!;*
XOXO
Bueno estamos en los preliminares! xD :twisted:
en el siguiente capitulo veremos a ver que sucede! :)
las leo más tarde! ;)
Lu wH!;*
XOXO
HeyItsLupitaNJ
Re: El Arte del Placer - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
nahh yo queria accion
Ahh Nick es tan divertido
Siguela!!!
Ahh Nick es tan divertido
Siguela!!!
aranzhitha
Re: El Arte del Placer - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
Aqui estoy, apenas si entro ahora :(
pero,.ajhdsjhdadja pues la escena de Nicholas en el baño, cincuenta tiene una historia interesante con los baños shajgdajd
Dijiste que habia accion,..estaba preparada mentalmente para leer cosas que mi INOCENTE MENTE podria recibir y verse afectada :¬w¬:
PD: yo no le pase los libros, ahora si, pero ella los leyo al principio sola, me dijo que habia empezado el segundo y yo asi fascinada porque ella lo leia. jajajjaaja
Ah, y te sigo en Twitter sajaadja soy adicta eh?
pero,.ajhdsjhdadja pues la escena de Nicholas en el baño, cincuenta tiene una historia interesante con los baños shajgdajd
Dijiste que habia accion,..estaba preparada mentalmente para leer cosas que mi INOCENTE MENTE podria recibir y verse afectada :¬w¬:
PD: yo no le pase los libros, ahora si, pero ella los leyo al principio sola, me dijo que habia empezado el segundo y yo asi fascinada porque ella lo leia. jajajjaaja
Ah, y te sigo en Twitter sajaadja soy adicta eh?
Taescaab
Re: El Arte del Placer - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
♦ CAPITULO 6 (PARTE 1) ♦
Nicholas tenía que salir de allí, ahora, mientras pudiera salvar la cara. Porque a juzgar por la furia asesina que ardía en los ojos de ______(tn), quizá no pudiera salir ileso en los próximos minutos.
Y todo por culpa suya.
Su intención había sido conseguir la información que necesitaba y, en todo caso, satisfacer sus ganas de ver a _______(tn) y así poder esperar hasta el día siguiente. Pero de una manera casi inconsciente se había adentrado en un terreno peligrosamente sexual.
¿Qué clase de idiota había que ser para preguntarle si dormía desnuda y el tamaño de su cama? Tendría lógica si pensara hacer algo al respecto, pero no era el caso. Le había prometido a _______(tn) que esperaría hasta la tercera cita, y lo de aquella noche no contaba… por mucho que él quisiera saltarse las reglas y considerarlo una cita.
Además, cada vez disfrutaba más de aquella relación. Era una agradable novedad estar con una mujer sin presiones ni expectativas, y no quería precipitar nada.
Pero si no salía de allí inmediatamente, no sólo acabaría precipitándolo todo, sino que además batiría su propio récord en el tiempo empleado para desnudar a una mujer. Y otro más para estar dentro de ella antes de que ninguno de los dos pudiera pronunciar las palabras: «no deberíamos hacer esto».
Miró su reloj y se percató del largo rato que habían estado hablando. Eran casi las once. Habían perdido la noción del tiempo y se habían aislado por completo del mundo exterior.
—Deberíamos irnos. Es tarde, y mañana nos espera un día muy largo.
Ella lo miró con ojos muy abiertos y se derrumbó en su silla.
«No lo digas. Por favor, no lo digas», le suplicó él mentalmente. Si _______(tn) le formulaba la temida pregunta…
«¿Por qué no me arrancas la ropa de una maldita vez?», perdería el poco control que le quedaba y la poseería allí mismo, en una guardería. A cualquier hombre aquel escenario le resultaría tan erótico como un convento, pero en aquellos momentos serviría igual que un hotel de cinco estrellas o una cama con sábanas de raso.
Finalmente, después de un largo silencio, _______(tn) asintió brevemente y se levantó. La silla salió despedida hacia atrás con más fuerza de la necesaria, pero Nicholas no iba a hacer ninguna observación. Ni a preguntarle qué le ocurría.
Sabía muy bien lo que ocurría. Ocurría que él era un idiota integral. Un estúpido redomado que siempre había insistido en dejar para el final el mejor de sus regalos de cumpleaños y que siempre se comía las verduras antes de pedir el plato fuerte. Siempre había creído que las cosas buenas de la vida eran aún mejores si se hacían esperar.
La espera aumentaba la emoción. Pero dudaba que su corazón pudiera soportar más emoción con lo que estaba pasando entre _______(tn) y él.
—Lo has fastidiado todo, maldito imbécil —se murmuró a sí mismo mientras salía de la oficina. _______(tn) tal vez hubiera estado ardiendo de deseo. Pero ahora sólo ardía de furia.
Recorrió el corto pasillo hacia la sala de juegos principal, pasando junto a la puerta cerrada de la enfermería y a otra con un letrero que rezaba «¡SÓLO CHICOS GRANDES!». Todo el local estaba en silencio y la oscuridad era casi total, ahora que _______(tn) había apagado la luz de la oficina. Cerró la puerta tras ella y metió el brazo por una puerta para pulsar otro interruptor.
La oscuridad lo engulló todo, salvo por los letreros luminosos que señalan la salida y los débiles rayos de luna que entraban por las ventanas. Suficiente para que Nicholas distinguiera los relucientes cabellos rubios de _______(tn) al acercarse. Y, cuando se acercó un poco más, vio el brillo de sus ojos azules.
Sus ojos azules ardiendo de furia…
—______(tn)…
—Aún no he acabado —dijo ella, comprobando el termostato—. Puedes irte cuando quieras.
—No voy a dejar que salgas sola a estas horas —declaró él.
La guardería estaba en una zona comercial, no residencial. Cuando Nicholas salió horas antes a tomar una copa, se había fijado en que todos los edificios cercanos estaban cerrados y a oscuras.
—Haz lo que quieras —repuso ella—. Pero no tienes por qué esperarme. Ya sé que no quieres estar aquí.
Al oír su frustración, un claro reflejo de la suya propia, Nicholas dejó de resistirse. No podía dejar las cosas así.
De ninguna manera podía permitir que _______(tn) se fuera a casa pensando que él no la deseaba.
Pero antes de que pudiera decir ni sugerir nada… por ejemplo, que pasaran la noche juntos en casa de _______(tn) para ganar tiempo por la mañana… sintió que algo lo golpeaba en el pecho. Un objeto pequeño y ligero.
—¿Qué demonios…?
Otro objeto colorido salió de la oscuridad, pero esa vez reaccionó a tiempo y lo agarró al vuelo. Era una pelota roja de plástico.
—¿Me estás tirando cosas? —exclamó con incredulidad.
—Estaba apuntando al cajón —replicó ella airadamente—. Algunas pelotas se han desparramado.
—El cajón de las pelotas está por ahí —dijo él, apuntando a su derecha.
—Parece que no tengo mucha puntería.
Se agachó para recoger otra esfera de plástico y la lanzó directamente hacia Nicholas. El se agachó para esquivarla, sin saber si reírse o agarrarla para obligarla a escucharlo.
Al ver que ella se agachaba en busca de otro proyectil, sus pies tomaron la decisión por él. Antes de que ella pudiera arrojar la pelota, presumiblemente apuntando a la cabeza esta vez. Nicholas se lanzó hacia delante y le sujetó la mano.
—Ya es suficiente —murmuró, empujándola suavemente contra la pared.
En el momento que sus cuerpos entraron en contacto, las curvas de _______(tn) cedieron a los fuertes músculos de Nicholas y una ola de deseo sexual barrió su irritación palpable.
El cuerpo de Nicholas reaccionó al instante. Su miembro, que ya había empezado a erguirse con la conversación iniciada en el despacho, terminó de endurecerse por completo. Incapaz de resistirse, Nicholas se apretó contra ella en busca del calor que lo aguardaba entre sus muslos. Incluso a través de la ropa podía sentir que estaba tan excitada como él, húmeda y preparada para recibirlo.
Gimió y volvió a empujar, haciéndole ver cuánto la deseaba.
—¿De verdad ibas a marcharte así? —le preguntó ella. De repente parecía más excitada que indignada—. ¿Con… eso en tus pantalones?
—Normalmente me acompaña a todos sitios —respondió él sin poder evitar una carcajada, a pesar de la tensión sexual que ardía en el aire.
_______(tn) se arqueó hacia él y ahogó un gemido al recibir el contacto que tanto necesitaba.
—Me refiero a…
—Sé exactamente a qué te refieres —gruñó él, frotándose el rostro contra su melena rubia—. He intentado darte tiempo.
—El tiempo está sobrevalorado.
—Yo también empiezo a creerlo —murmuró él, un segundo antes de cubrir la distancia que separaba sus bocas.
Sus lenguas se encontraron y enzarzaron en un duelo salvaje y frenético, hasta que ambos tuvieron que interrumpir el beso para respirar.
Nicholas se dio cuenta de que seguía agarrándole la muñeca y la soltó inmediatamente, pero no se apartó. Una fuerza tan poderosa como la gravedad lo arrastraba irresistiblemente hacia ella.
_______(tn) levantó la mirada hacia él. Sus ojos relucían en la oscuridad que los rodeaba.
—¿Y bien? —le preguntó en tono exigente, apremiándolo a que tomara una decisión.
Él no tuvo que pensarlo mucho.
—Sí.
Podría haberla llevado a la furgoneta. O haber intentado llevarla a su casa. O al menos haber regresado al despacho y haber cerrado la puerta tras ellos, antes de sucumbir a lo inevitable.
Pero era demasiado tarde. El tiempo se le había acabado, así como el sentido común, y lo único que controlaba sus movimientos era un deseo feroz.
Acuciado por la irrefrenable ansiedad, levantó a _______(tn) por la cintura y la llevó hacia el cajón de las pelotas… adonde ella no había estado apuntando. La arrojó en el interior y acto seguido se tumbó de espaldas y tiró de ella para colocársela encima. El peso de sus cuerpos los hundió en el mar de pelotas, pero a Nicholas no le importó lo más mínimo. Sin perder un solo instante, agarró a _______(tn) por la cabeza y le dio otro beso ardiente y voraz.
_______(tn) no se quedó a la zaga y empezó a devorarle la boca con una avidez insaciable. Sin despegar sus labios y lenguas los dos empezaron a desnudarse frenéticamente. Ella le sacó la camisa de los pantalones y él le desabrochó los pantalones.
«Despacio», le exigía una voz interior a Nicholas. Sabía cómo hacer el amor con una mujer, sabía cómo sortear las defensas naturales de su cuerpo y cómo avivar su deseo con caricias extremadamente ligeras hasta volverla loca de impaciencia.
Pero ahora estaba muy lejos de poder hacer algo semejante. El deseo se había apoderado de su cerebro y no había lugar para los cálculos, las estrategias ni los planes de seducción. Actuar con calma y lentitud era imposible con ______(tn), sobre todo oyendo sus gemidos desesperados, sintiendo la dulzura de su boca y oliendo la fragancia a melocotón mezclada con el olor almizclado de su excitación femenina.
—Tengo que sentirte —murmuró, metiendo la mano bajo su polo para tocarle los pechos.
Pero _______(tn) tenía otras ideas. Le agarró la mano y la bajó hasta su entrepierna, donde más necesitaba que la tocase.
Al parecer, ella tampoco quería andarse con rodeos ni sutilezas.
Nicholas no dudó en complacerla y deslizó la mano por la bragueta abierta. Apartó el elástico de las bragas y tanteó con los dedos entre su vello púbico. Deseaba ver su sexo húmedo y palpitante, pero por ahora tendría que contentarse con tocarlo. Sus dedos encontraron el clítoris y ella movió con fuerza la lengua, ordenándole en silencio que no se detuviera.
Antes que dejar de tocarla, Nicholas sería capaz de detener sus propios latidos.
Siguió acariciándola con más y más ahínco, hasta que ella tuvo que apartar la boca en busca de aire. Entonces él bajó la mano para separar los jugosos y dilatados labios de su sexo y ella se deshizo en un grito de placer.
—Dulce ______(tn)… —susurró él. Nunca había sentido nada tan cálido y mojado—. Me muero de impaciencia por estar… ahí dentro.
Metió un dedo por la resbaladiza abertura y sintió cómo lo envolvía su cremoso calor interno.
—¡Nicholas! —gritó ella. No dijo nada más, y tampoco era necesario. Tomaba todo lo que él le ofrecía y parecía saber que Nicholas estaba disfrutando tanto como ella.
Estaba hecha para el sexo… Y él sentía el flujo líquido del deseo corriendo por sus venas.
Cuando hizo ademán de retirarse, ella se empujó contra él, exigiéndole más. Y entonces, él le introdujo otro dedo, deleitándose con la expresión de placer que contraía su rostro.
Sabía cómo redoblar aquel placer, y profundizó aún más con sus largos dedos hasta localizar el punto exacto que la llevaría a una clase de orgasmo desconocido para muchas mujeres.
Supo que lo había encontrado cuando ella dejó de agitarse y lanzó un grito ahogado.
A continuación, empezó a acariciarla por dentro y por fuera, empleando el pulgar para frotarle el clítoris, como si estuviera rasgando las cuerdas de un precioso y delicado instrumento.
No tardó en obtener su recompensa. _______(tn) echó la cabeza hacia atrás, se retorció con fuerza contra su palma y todo su cuerpo fue sacudido por una violenta convulsión que la dejó lánguida y exhausta.
Durante un largo y silencioso rato, _______(tn) yació encima de Nicholas, oyendo sus furiosos latidos y sintiendo el movimiento de su pecho al respirar. Entrelazó los dedos en sus cabellos, deleitándose con su sedosa textura, y también jugueteó con el pequeño pendiente de oro. Ahora más que nunca le recordaba a uno de esos piratas legendarios, después de que la hubiera agarrado en sus brazos y la hubiera arrojado a la superficie más próxima para poseerla a su antojo.
Finalmente, empezó a moverse. El orgasmo sólo la había dejado momentáneamente satisfecha, pues aún quedaba mucho por hacer.
Pero no allí. No sólo estaban junto a una ventana con vistas a la calle, sino que se encontraban en una zona de juegos infantiles.
—Es una suerte que no dejemos jugar en el cajón a los niños que aún no saben usar el baño —susurró—. Y que el personal de limpieza desinfecte las pelotas todos los sábados.
Nicholas guardó silencio unos segundos más, hasta que emitió un débil gemido y retiró lentamente la mano de sus pantalones.
—Creo que te podrías haber ahorrado esa información.
—Lo siento. Quería decir que no lamento en absoluto lo que hemos hecho —«ni lo que, con suerte, vayamos a hacer a continuación»—. Pero en cuanto al lugar… bueno…
—¿Tienes una cama plegable en tu despacho? —le preguntó él en tono esperanzado.
—No —respondió ella—. Pero mi mesa, en cambio…
Nicholas ni siquiera esperó a que acabara la frase. Se incorporó entre las pelotas y salió rápidamente del cajón.
—Vamos —la apremió, tendiéndole una mano.
Ella lo miró fijamente y se lamió los labios mientras contemplaba el brillo de la luna reflejado en sus ojos. Tenía el pelo alborotado, los labios entreabiertos y respiraba aceleradamente, como si le costara mantener el control.
_______(tn) no había conseguido quitarle la camisa y los faldones le colgaban sobre el cinturón, pero no podían ocultar el enorme bulto que asomaba en su entrepierna.
Cómo lo deseaba…
Se puso rápidamente los pantalones y dejó que él la sacara del cajón. Pero en vez de erguirse del todo, se agachó y acercó deliberadamente la cara a los pantalones de Nicholas para rozarle el bulto con los labios.
—Quiero verte —le pidió.
Nicholas envolvió las manos con sus cabellos.
—Comerte.
Las manos la aferraron con fuerza.
—Tragarte.
—Santo Dios —gimió él.
De nuevo corrían peligro de olvidar dónde estaban, de modo que _______(tn) se levantó y tiró de él hacia su despacho. Apenas habían cruzado la puerta cuando él volvió a tenerla entre sus brazos y a invadir su boca con una lengua implacable.
La camisa de Nicholas desapareció rápidamente entre un beso y otro.
Y también la de ______(tn), entre una caricia y otra.
Nicholas le tomó el rostro entre las manos y la besó en el cuello.
Y todo por culpa suya.
Su intención había sido conseguir la información que necesitaba y, en todo caso, satisfacer sus ganas de ver a _______(tn) y así poder esperar hasta el día siguiente. Pero de una manera casi inconsciente se había adentrado en un terreno peligrosamente sexual.
¿Qué clase de idiota había que ser para preguntarle si dormía desnuda y el tamaño de su cama? Tendría lógica si pensara hacer algo al respecto, pero no era el caso. Le había prometido a _______(tn) que esperaría hasta la tercera cita, y lo de aquella noche no contaba… por mucho que él quisiera saltarse las reglas y considerarlo una cita.
Además, cada vez disfrutaba más de aquella relación. Era una agradable novedad estar con una mujer sin presiones ni expectativas, y no quería precipitar nada.
Pero si no salía de allí inmediatamente, no sólo acabaría precipitándolo todo, sino que además batiría su propio récord en el tiempo empleado para desnudar a una mujer. Y otro más para estar dentro de ella antes de que ninguno de los dos pudiera pronunciar las palabras: «no deberíamos hacer esto».
Miró su reloj y se percató del largo rato que habían estado hablando. Eran casi las once. Habían perdido la noción del tiempo y se habían aislado por completo del mundo exterior.
—Deberíamos irnos. Es tarde, y mañana nos espera un día muy largo.
Ella lo miró con ojos muy abiertos y se derrumbó en su silla.
«No lo digas. Por favor, no lo digas», le suplicó él mentalmente. Si _______(tn) le formulaba la temida pregunta…
«¿Por qué no me arrancas la ropa de una maldita vez?», perdería el poco control que le quedaba y la poseería allí mismo, en una guardería. A cualquier hombre aquel escenario le resultaría tan erótico como un convento, pero en aquellos momentos serviría igual que un hotel de cinco estrellas o una cama con sábanas de raso.
Finalmente, después de un largo silencio, _______(tn) asintió brevemente y se levantó. La silla salió despedida hacia atrás con más fuerza de la necesaria, pero Nicholas no iba a hacer ninguna observación. Ni a preguntarle qué le ocurría.
Sabía muy bien lo que ocurría. Ocurría que él era un idiota integral. Un estúpido redomado que siempre había insistido en dejar para el final el mejor de sus regalos de cumpleaños y que siempre se comía las verduras antes de pedir el plato fuerte. Siempre había creído que las cosas buenas de la vida eran aún mejores si se hacían esperar.
La espera aumentaba la emoción. Pero dudaba que su corazón pudiera soportar más emoción con lo que estaba pasando entre _______(tn) y él.
—Lo has fastidiado todo, maldito imbécil —se murmuró a sí mismo mientras salía de la oficina. _______(tn) tal vez hubiera estado ardiendo de deseo. Pero ahora sólo ardía de furia.
Recorrió el corto pasillo hacia la sala de juegos principal, pasando junto a la puerta cerrada de la enfermería y a otra con un letrero que rezaba «¡SÓLO CHICOS GRANDES!». Todo el local estaba en silencio y la oscuridad era casi total, ahora que _______(tn) había apagado la luz de la oficina. Cerró la puerta tras ella y metió el brazo por una puerta para pulsar otro interruptor.
La oscuridad lo engulló todo, salvo por los letreros luminosos que señalan la salida y los débiles rayos de luna que entraban por las ventanas. Suficiente para que Nicholas distinguiera los relucientes cabellos rubios de _______(tn) al acercarse. Y, cuando se acercó un poco más, vio el brillo de sus ojos azules.
Sus ojos azules ardiendo de furia…
—______(tn)…
—Aún no he acabado —dijo ella, comprobando el termostato—. Puedes irte cuando quieras.
—No voy a dejar que salgas sola a estas horas —declaró él.
La guardería estaba en una zona comercial, no residencial. Cuando Nicholas salió horas antes a tomar una copa, se había fijado en que todos los edificios cercanos estaban cerrados y a oscuras.
—Haz lo que quieras —repuso ella—. Pero no tienes por qué esperarme. Ya sé que no quieres estar aquí.
Al oír su frustración, un claro reflejo de la suya propia, Nicholas dejó de resistirse. No podía dejar las cosas así.
De ninguna manera podía permitir que _______(tn) se fuera a casa pensando que él no la deseaba.
Pero antes de que pudiera decir ni sugerir nada… por ejemplo, que pasaran la noche juntos en casa de _______(tn) para ganar tiempo por la mañana… sintió que algo lo golpeaba en el pecho. Un objeto pequeño y ligero.
—¿Qué demonios…?
Otro objeto colorido salió de la oscuridad, pero esa vez reaccionó a tiempo y lo agarró al vuelo. Era una pelota roja de plástico.
—¿Me estás tirando cosas? —exclamó con incredulidad.
—Estaba apuntando al cajón —replicó ella airadamente—. Algunas pelotas se han desparramado.
—El cajón de las pelotas está por ahí —dijo él, apuntando a su derecha.
—Parece que no tengo mucha puntería.
Se agachó para recoger otra esfera de plástico y la lanzó directamente hacia Nicholas. El se agachó para esquivarla, sin saber si reírse o agarrarla para obligarla a escucharlo.
Al ver que ella se agachaba en busca de otro proyectil, sus pies tomaron la decisión por él. Antes de que ella pudiera arrojar la pelota, presumiblemente apuntando a la cabeza esta vez. Nicholas se lanzó hacia delante y le sujetó la mano.
—Ya es suficiente —murmuró, empujándola suavemente contra la pared.
En el momento que sus cuerpos entraron en contacto, las curvas de _______(tn) cedieron a los fuertes músculos de Nicholas y una ola de deseo sexual barrió su irritación palpable.
El cuerpo de Nicholas reaccionó al instante. Su miembro, que ya había empezado a erguirse con la conversación iniciada en el despacho, terminó de endurecerse por completo. Incapaz de resistirse, Nicholas se apretó contra ella en busca del calor que lo aguardaba entre sus muslos. Incluso a través de la ropa podía sentir que estaba tan excitada como él, húmeda y preparada para recibirlo.
Gimió y volvió a empujar, haciéndole ver cuánto la deseaba.
—¿De verdad ibas a marcharte así? —le preguntó ella. De repente parecía más excitada que indignada—. ¿Con… eso en tus pantalones?
—Normalmente me acompaña a todos sitios —respondió él sin poder evitar una carcajada, a pesar de la tensión sexual que ardía en el aire.
_______(tn) se arqueó hacia él y ahogó un gemido al recibir el contacto que tanto necesitaba.
—Me refiero a…
—Sé exactamente a qué te refieres —gruñó él, frotándose el rostro contra su melena rubia—. He intentado darte tiempo.
—El tiempo está sobrevalorado.
—Yo también empiezo a creerlo —murmuró él, un segundo antes de cubrir la distancia que separaba sus bocas.
Sus lenguas se encontraron y enzarzaron en un duelo salvaje y frenético, hasta que ambos tuvieron que interrumpir el beso para respirar.
Nicholas se dio cuenta de que seguía agarrándole la muñeca y la soltó inmediatamente, pero no se apartó. Una fuerza tan poderosa como la gravedad lo arrastraba irresistiblemente hacia ella.
_______(tn) levantó la mirada hacia él. Sus ojos relucían en la oscuridad que los rodeaba.
—¿Y bien? —le preguntó en tono exigente, apremiándolo a que tomara una decisión.
Él no tuvo que pensarlo mucho.
—Sí.
Podría haberla llevado a la furgoneta. O haber intentado llevarla a su casa. O al menos haber regresado al despacho y haber cerrado la puerta tras ellos, antes de sucumbir a lo inevitable.
Pero era demasiado tarde. El tiempo se le había acabado, así como el sentido común, y lo único que controlaba sus movimientos era un deseo feroz.
Acuciado por la irrefrenable ansiedad, levantó a _______(tn) por la cintura y la llevó hacia el cajón de las pelotas… adonde ella no había estado apuntando. La arrojó en el interior y acto seguido se tumbó de espaldas y tiró de ella para colocársela encima. El peso de sus cuerpos los hundió en el mar de pelotas, pero a Nicholas no le importó lo más mínimo. Sin perder un solo instante, agarró a _______(tn) por la cabeza y le dio otro beso ardiente y voraz.
_______(tn) no se quedó a la zaga y empezó a devorarle la boca con una avidez insaciable. Sin despegar sus labios y lenguas los dos empezaron a desnudarse frenéticamente. Ella le sacó la camisa de los pantalones y él le desabrochó los pantalones.
«Despacio», le exigía una voz interior a Nicholas. Sabía cómo hacer el amor con una mujer, sabía cómo sortear las defensas naturales de su cuerpo y cómo avivar su deseo con caricias extremadamente ligeras hasta volverla loca de impaciencia.
Pero ahora estaba muy lejos de poder hacer algo semejante. El deseo se había apoderado de su cerebro y no había lugar para los cálculos, las estrategias ni los planes de seducción. Actuar con calma y lentitud era imposible con ______(tn), sobre todo oyendo sus gemidos desesperados, sintiendo la dulzura de su boca y oliendo la fragancia a melocotón mezclada con el olor almizclado de su excitación femenina.
—Tengo que sentirte —murmuró, metiendo la mano bajo su polo para tocarle los pechos.
Pero _______(tn) tenía otras ideas. Le agarró la mano y la bajó hasta su entrepierna, donde más necesitaba que la tocase.
Al parecer, ella tampoco quería andarse con rodeos ni sutilezas.
Nicholas no dudó en complacerla y deslizó la mano por la bragueta abierta. Apartó el elástico de las bragas y tanteó con los dedos entre su vello púbico. Deseaba ver su sexo húmedo y palpitante, pero por ahora tendría que contentarse con tocarlo. Sus dedos encontraron el clítoris y ella movió con fuerza la lengua, ordenándole en silencio que no se detuviera.
Antes que dejar de tocarla, Nicholas sería capaz de detener sus propios latidos.
Siguió acariciándola con más y más ahínco, hasta que ella tuvo que apartar la boca en busca de aire. Entonces él bajó la mano para separar los jugosos y dilatados labios de su sexo y ella se deshizo en un grito de placer.
—Dulce ______(tn)… —susurró él. Nunca había sentido nada tan cálido y mojado—. Me muero de impaciencia por estar… ahí dentro.
Metió un dedo por la resbaladiza abertura y sintió cómo lo envolvía su cremoso calor interno.
—¡Nicholas! —gritó ella. No dijo nada más, y tampoco era necesario. Tomaba todo lo que él le ofrecía y parecía saber que Nicholas estaba disfrutando tanto como ella.
Estaba hecha para el sexo… Y él sentía el flujo líquido del deseo corriendo por sus venas.
Cuando hizo ademán de retirarse, ella se empujó contra él, exigiéndole más. Y entonces, él le introdujo otro dedo, deleitándose con la expresión de placer que contraía su rostro.
Sabía cómo redoblar aquel placer, y profundizó aún más con sus largos dedos hasta localizar el punto exacto que la llevaría a una clase de orgasmo desconocido para muchas mujeres.
Supo que lo había encontrado cuando ella dejó de agitarse y lanzó un grito ahogado.
A continuación, empezó a acariciarla por dentro y por fuera, empleando el pulgar para frotarle el clítoris, como si estuviera rasgando las cuerdas de un precioso y delicado instrumento.
No tardó en obtener su recompensa. _______(tn) echó la cabeza hacia atrás, se retorció con fuerza contra su palma y todo su cuerpo fue sacudido por una violenta convulsión que la dejó lánguida y exhausta.
Durante un largo y silencioso rato, _______(tn) yació encima de Nicholas, oyendo sus furiosos latidos y sintiendo el movimiento de su pecho al respirar. Entrelazó los dedos en sus cabellos, deleitándose con su sedosa textura, y también jugueteó con el pequeño pendiente de oro. Ahora más que nunca le recordaba a uno de esos piratas legendarios, después de que la hubiera agarrado en sus brazos y la hubiera arrojado a la superficie más próxima para poseerla a su antojo.
Finalmente, empezó a moverse. El orgasmo sólo la había dejado momentáneamente satisfecha, pues aún quedaba mucho por hacer.
Pero no allí. No sólo estaban junto a una ventana con vistas a la calle, sino que se encontraban en una zona de juegos infantiles.
—Es una suerte que no dejemos jugar en el cajón a los niños que aún no saben usar el baño —susurró—. Y que el personal de limpieza desinfecte las pelotas todos los sábados.
Nicholas guardó silencio unos segundos más, hasta que emitió un débil gemido y retiró lentamente la mano de sus pantalones.
—Creo que te podrías haber ahorrado esa información.
—Lo siento. Quería decir que no lamento en absoluto lo que hemos hecho —«ni lo que, con suerte, vayamos a hacer a continuación»—. Pero en cuanto al lugar… bueno…
—¿Tienes una cama plegable en tu despacho? —le preguntó él en tono esperanzado.
—No —respondió ella—. Pero mi mesa, en cambio…
Nicholas ni siquiera esperó a que acabara la frase. Se incorporó entre las pelotas y salió rápidamente del cajón.
—Vamos —la apremió, tendiéndole una mano.
Ella lo miró fijamente y se lamió los labios mientras contemplaba el brillo de la luna reflejado en sus ojos. Tenía el pelo alborotado, los labios entreabiertos y respiraba aceleradamente, como si le costara mantener el control.
_______(tn) no había conseguido quitarle la camisa y los faldones le colgaban sobre el cinturón, pero no podían ocultar el enorme bulto que asomaba en su entrepierna.
Cómo lo deseaba…
Se puso rápidamente los pantalones y dejó que él la sacara del cajón. Pero en vez de erguirse del todo, se agachó y acercó deliberadamente la cara a los pantalones de Nicholas para rozarle el bulto con los labios.
—Quiero verte —le pidió.
Nicholas envolvió las manos con sus cabellos.
—Comerte.
Las manos la aferraron con fuerza.
—Tragarte.
—Santo Dios —gimió él.
De nuevo corrían peligro de olvidar dónde estaban, de modo que _______(tn) se levantó y tiró de él hacia su despacho. Apenas habían cruzado la puerta cuando él volvió a tenerla entre sus brazos y a invadir su boca con una lengua implacable.
La camisa de Nicholas desapareció rápidamente entre un beso y otro.
Y también la de ______(tn), entre una caricia y otra.
Nicholas le tomó el rostro entre las manos y la besó en el cuello.
Un capi más, pero solo pq fue petición especial! :)
Bueno aquí tenemos acción! :twisted:
creo que yo pensaría muy seriamente al mandar a mis hijos
a esa guardería...... :pale:
Taescaab espero que ahora si puedas dormir agusto! xD JAJAJAJAJ :lol:
Las leo mañana! >.<
Lu wH!;*
XOXO
Bueno aquí tenemos acción! :twisted:
creo que yo pensaría muy seriamente al mandar a mis hijos
a esa guardería...... :pale:
Taescaab espero que ahora si puedas dormir agusto! xD JAJAJAJAJ :lol:
Las leo mañana! >.<
Lu wH!;*
XOXO
HeyItsLupitaNJ
Re: El Arte del Placer - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
Jejeje yo creo lo mismo sobre la guardería
Y OMJ esos pretenden matarme!!!?
Awww simplemente grandioso y definitivamente
Los dos ya no aguantaron!! Y bueno quien no
Teniendo a Nicholas enfrente jejejeje
Morí de risa cuando comenzó a lanzarle las pelotas
Yo hubiera hecho lo mismo hehehe
Plis siguela pronto!!!!!
Amo la nove!!
Y OMJ esos pretenden matarme!!!?
Awww simplemente grandioso y definitivamente
Los dos ya no aguantaron!! Y bueno quien no
Teniendo a Nicholas enfrente jejejeje
Morí de risa cuando comenzó a lanzarle las pelotas
Yo hubiera hecho lo mismo hehehe
Plis siguela pronto!!!!!
Amo la nove!!
Karli Jonas
Re: El Arte del Placer - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
A gusto? Mmm no hay nada mejor que leer un capitulo asi, osea, es muy original..una caja de pelotas JAJAJJAJAJAJA
y los dialogos, y Nicholas,,,ahdhdjdhdj
GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS
SIGUELA
y los dialogos, y Nicholas,,,ahdhdjdhdj
GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS
SIGUELA
Taescaab
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