Llamada en espera. [Zayn Malik]

-Ya cállate piernitas de tero, mejor vamos al auto y de ahí al nuestro próximo destino: el centro comercial- dijo él haciendo gestos raros.
-¡Iupi!- festejó Amber. Y por inercia lo abrazó. Zayn sonrió.
-Estoy seguro que la vamos a pasar bien- ella lo miró- y también si de algo más estoy seguro, es que me gustan esas demostraciones de afecto que te agarran de repente.
Amber lo miró, observó sus ojos y no pudo ocultar esa alegría interna, tantas veces quiso abrazarlo, ahora lo tenía ahí y diciéndole eso. ¿Lo iba a dejar pasar? Claro que no, lo volvió a abrazar pero esta vez con mucho más afecto. Es que ocultándose en el cuello y disfrutando de ese aroma tan varonil que poseía Malik, todo era tan perfecto. Simplemente cerró los ojos y deseó que ese momento sea eterno. Pero se sintió más plena cuando él respondió a su abrazo. Ambos sonrieron y permanecieron así por unos segundos. Luego, se soltaron tímidamente y caminaron sin decir alguna palabra, era un silencio incómodo, de esos en los cuales no sabes qué podrías decir para sacar conversación. Zayn pensaba pero no decía nada por miedo a quedar como un ‘’idiota’’, y ella, ella igual.
Llegaron al auto de Zayn y de momento a otro se encontró a sí mismo abriéndole la puerta a Amber como todo un caballero. Fue un acto que le salió espontáneamente de sí mismo y se sorprendió al verse así. ¡Nunca había eso hecho con ninguna chica!, por su lado Amber se sintió tan princesa, y con una sensación rara, eso que estaba pasando era mucho mejor que en sus sueños e imaginaciones. Era la princesa de ese cuento que desde pequeña leía, o por lo menos se sintió así. Quizá Malik no se había dado cuenta pero con ese gesto tan simple hizo sentir a aquella chica de baja autoestima una persona valiosa, y respetada. Ella se sentó en el asiento de acompañante y Malik cerró su puerta, rodeó el auto y subió al asiento de piloto, de forma instantánea giró su cabeza, la miró y sonrió. Encendió el auto y marcharon hacia el centro comercial.
Apróximadamente diez minutos después.
-Llegamos- exclamó un tanto entusiasmado Zayn. Amber iba a bajar del auto pero la detuvo- ¡Para!
-¿Qué pasa?- cuestionó un tanto confundida ella. Le había parecido rara la actitud de Zayn.
-Deja que bajo yo primero- respondió éste. Bajo de auto y lo rodeó para poder llegar a la puerta de Amber y así abrirla- ¿Así es más formal, no?- Amber enrojeció y pronunció un pequeño y tímido ‘’gracias’’.
Ambos se dirigieron al patio del centro comercial riendo y mirando las vidrieras que había allí. Todo eso terminó cuando Amber vió los juegos del centro comercial. Salió disparada para ese lugar mientras Malik la miraba riendo. Amber llegó e hizo la cola para subirse a la calecita.
-¿Qué estás haciendo?- preguntó desconcertado Malik. Ella lo miró inocente- Oh no creerás que yo subiré contigo a eso.
-¡Por fis, Zayn! ¡quiero subirme a este! ¡por favor!- le decía ella. Zayn la miró negando la cabeza.
-No lo puedo creer, eres una niñita odiosa- le dijo riendo. Ella hizo puchero y Malik sintió derretirse.
-¡No lo soy! Vamos, sube conmigo- Malik volvió a negar e iba a decir algo cuando el señor encargado del carrusel los interrumpió.
-¿Señores, van a subir al juego o dejan pasar a otras personas en su lugar?- el encargado los miró con ganas de reírse, como queriendo expresar que estaban muy grandes para ese juego. Zayn entendió su mirada, y quiso asesinar a Amber. ¿Por qué? Se moría de vergüenza. ¡Las cosas que hacía por esa chica! ¿era acaso todo una locura?
-Sí, vamos a subir- contestó Amber sin dejar responder a Zayn, ya que lo tomó del brazo y ambos se subieron al carrusel.
-¿Estás loca? ¡qué hago si me ven estando aquí!- exclamó Zayn. Amber lo miró a los ojos.
-¿Realmente te importa lo que digan los demás?- Inquirió. Malik tardó en responder.
-Sí.
-Entonces nunca podrás ser feliz, si uno vive pendiente del qué dirán nunca podrá vivir en paz ni conforme. Uno tiene que hacer las cosas por decisión propia, uno tiene que hacer lo que le gusta, sin importar la opinión de los demás- Malik escuchó sus palabras y las meditó. Era tan cierto lo que decía.
-Tienes razón- se limitó a responder- si yo quiero estar aquí, voy a estar. ¿Por qué me tiene que interesar lo que digan los demás?- Amber asintió con una sonrisa- igual, piernitas de tero, me debes una por estar en un carrusel.
-Me encantan los carruseles.
-¿Estás segura que tienes dieciséis?- ella rió y asintió. Amber estaba sentada en un caballito y nunca podía agarrar la famosa sortija que el encargado movía en la calesita. Zayn la vió y se sentó en el mismo caballo de ella, solo que atrás. La tomó por la cintura y Amber se sorprendió. A la primera vuelta, Zayn logró atrapar la sonrisa en sus manos y ganarse un premio, el premio era un osito. Amber sonrió feliz porque él haya atrapado la sortija.
-Bueno piernitas de tero, creo que esto es tuyo- le entregó el oso de peluche.
-¿Mio? ¡vamos Malik, tú agarraste la sortija!- Él negó.
-Con tu ayuda.
-¿Con mi ayuda? Pero si yo no hice nada- él volvió a negar con la cabeza por enésima vez en el día.
-Me dejaste sentar atrás tuyo para poder tomarla. Así que, sin ningún tipo de objeción, el oso es tuyo, piernitas de tero.
-Gracias, Zayn- sonrió Amber tierna abrazando al oso. Dulce, pensó Zayn.
-¿Y ahora dónde vamos?- preguntó Malik mientras salían del centro comercial. Se habían recorrido todos los lugares de éste.
-No sé- respondió Amber todavía contenta por el regalo de Zayn, el peluche.
-Ya sé, vamos a pasear por ahí- sonrió Malik.
Se dirigieron al auto y Malik fue igual de caballero que a la ida. Eso sí, iban escuchando la radio y cantando canciones. Ahí fue donde Amber descubrió que Zayn tenía una voz preciosa para el canto. Todo iba de maravilla entre risas, y de repente Amber al mirar por la ventana soltó un gritito de emoción.