Llamada en espera. [Zayn Malik]

Amber lo observaba sentada al lado de él y acariciaba su cabello moreno. En ese momento se le vino a la cabeza una canción . El ritmo, toda la semana estuvo tratando de acordarse el ritmo, incluso hace un rato durante la conversación con Zayn. Se la acordó y la susurró cantando bajito mientras le acariciaba el pelo.

''Yo quiero verte sonreír y que no tengas que mentir, nos ves que estoy, estoy aquí dejando toda mi verdad, no queda nadie en la ciudad pero por vos me quedo acá.''

Luz tenue ingresaba por la ventana, podía escuchar varios pájaros cantar. Quiso seguir durmiendo sin darle importancia. Hasta que sintió una pierna acomodarse sobre la de ella, y ahí recordó: ¡no estaba en su casa! Abrió los ojos bruscamente y se encontró con una escena tan especial para recordar: Zayn durmiendo. Lo miró y sonrió. Parecía un ángel, sus ojos cerrados y su boca tan deseable como siempre, su pecho se inflaba y bajaba en consecuencia de sus respiros, todo un ángel. Su ángel. Bueno, técnicamente, su ángel no. Tan perfecto y dulce parecía, no demostraba rastros del Malik agresivo y con ganas de llevarse el mundo por delante, simplemente parecía en paz, y lo mejor de todo es que estaba durmiendo frente a frente de Amber, su boca estaba tan cerca de ella que tenía ganas de comérselo a besos. Todo parecía tan soñado, salido como un cuento de hadas, ese en el cual la princesa de tanto buscar llegó a encontrar a su príncipe azul y fueron felices por siempre. Lo observó y sonrió al tener la idea en su cabeza de confundir esa situación como un matrimonio recién casado compartiendo una primera de las tantas mañanas despertando juntos.
Todos esos pensamientos se fueron al recordar dos cosas muy importantes y relevantes para su camino a seguir a partir de aquel día:
Su mamá.
Eliana.
Primeramente se había ido de la fiesta sin decirle nada a su amiga, y dejándola sola con quién sabe qué sujetos. Segundo, estaba segura que Eliana iba a pedir varias explicaciones. Tercero, iba a pedir varias explicaciones si estaba viva. A ver, ¡no sabía ni como estaba!
Y último pero no por eso menos importante, su mamá. Sin lugar a dudas se iba a enojar por no saber donde estaba, dónde había pasado la noche, con quién, a qué hora terminó la fiesta, si había tomado, por qué no la había llamado. En fin, se le venían varios problemas encima y los tenía que resolver, no era una chica que tenía todo servido siempre así que de alguna manera tenía que arreglárselas, y estaba segura que un castigo tendría. Rápidamente se levantó y fue al baño para lavarse la cara, y esas cosas que uno hace cuando se levanta. Todo lo hizo en un tiempo récord. Volvió a la habitación de Zayn y sacó su celular del bolso que la acompañaba. ¡Veinte llamadas perdidas! Once de Eliana y nueve de su mamá. Suspiró y sintió ganas de morir. Observó a Zayn por última vez con la intención de guardar esa imagen para siempre en su cabeza y en su corazón. Respiró profundo y salió corriendo de aquel lugar. Se quiso pegar cuando se dio cuenta que no sabía ni dónde estaba. Y se quiso abrazar cuando vio que tenía plata en el bolso. Tomó un taxi y pidió que la llevara a destino: su casa.
Llegó y cerró la puerta con cuidado. Cada paso que daba le hacía latir más fuerte el corazón. Entró a la cocina y ahí se encontraba su mamá.
-¿Así que ya viniste?- cuestionó ésta con cara de pocos amigos, y sarcástica. Estaba tomando vodka y fumando un cigarillo- ¿la pasaste bien?- Amber respiró. Le tenía miedo a su madre.
-Perdón. Juro que no lo haré más, mamá. Me quedé a dormir en la casa de Eliana, y no pude avisarte porque se me pasó. Y, mi celular no tenía más batería. En serio, perdón- le dolía mentirle a su mamá. Pero de ninguna manera le diría que se había quedado a dormir en la casa de Malik.
-¿En serio? ¡qué maravilla! Te recuerdo que tienes dieciséis años, y no eres más que una estúpida niña que cree que me puede tomar por idiota.
-Mamá, tienes razón pero nunca te quise tomar por idiota. ¡Por favor perdóname! No lo haré más.
-Eres una estúpida, estúpida ¡estúpida! Claro que no lo harás, no vas a salir nunca más. Nunca más, ¿me escuchaste? La última vez que vas a algún lado- su madre tomó un trago de su vaso de vodka.
-Está bien, mamá- bajo la cabeza Amber mientras se le escapaba una lágrima.
-De todas formas no me interesa que es lo que haces y dejas de hacer, no eres más que una carga para mí. Claro, a tu padre ni le preocupas y se fue con otra puta que encontró en su camino y te dejó a tu salud conmigo. ¿No?- la adolescente la miró dolida. Sabía que su madre no la tomaba mucho en cuenta desde que sus padres se separaron, pero nunca imaginó que diría eso, y mucho menos que ella fuese una carga para su mamá.
-Si no quieres que viva aquí solo dímelo, mamá. No hace falta que me digas estas cosas- respondió. La madre explotó y le pegó una cachetada.
-¡Que sea la última vez que me dices que es lo que tengo que hacer, estúpida!- la agarró del pelo y le pegó una y otra vez. Una y otra vez. Una y otra vez. Amber había recibido alguna vez ciertos cachetazos por parte de su madre, pero nunca así.
Al día siguiente, caminaba por el pasillo de la preparatoria aún dolida y siendo observada por todos, y burlada por algunos. A la noche no había podido dormir casi, el dolor de su golpe en el ojo y en la nariz la hacían despertar de vez en cuando. Como siempre, iba caminando con la cabeza agacha y el corazón roto. No entendía por qué su madre había reaccionado así, ni tampoco por qué nadie la quería. Ella sentía que sobraba en este mundo.
Al llegar a clases se sentó con Eli, su amiga que estaba preocupada. Intentó sonreír al darse cuenta que sí era importante para alguien, ella, su amiga, la fiel amiga de siempre. A Eliana casi se le cae el alma cuando vió a Amber así. Ésta le contó lo ocurrido y Eli la consoló como pudo. Entendió y no renegó de que Amber si haya ido de la fiesta, también le contó que se quedó conversando con Louis. Y luego él se ofreció a llevarla a la casa. < < menos mal que estos se llevaban mal > > pensó Amber.
El timbre indicó que las clases por aquel día terminaban. Las cinco horas en aquel instituto se habían pasado volando, y por suerte logró esquivar a Malik en el almuerzo. Salió del salón de clases y caminaba por el pasillo, otra vez siendo observada por todos. Zayn, quién se encontraba hablando animadamente en el grupito de ‘’populares’’ vio como todos miraban a un lado, es decir, a alguien en especial. Dirigió su mirada miel hacía el lugar y la vió a ella caminando mirando el suelo. Decidió ir a saludarla.
-¡Hey piernitas de tero!- gritó. Ella lo escuchó y decidió caminar más rápido, no quería que la viera así- ¡Hey hey!- seguía haciéndose la sorda y caminando a más velocidad. Pero, Malik corrió y la alcanzó- ¿Qué no me escuchas?- ella no se había dado vuelta. Sólo estaba parada dándole la espalda al moreno- Piernitas de tero, no te hagas la otra- y la dio vuelta. El corazón le dio un vuelco cuando vio su cara así. La sonrisa de Malik se transformó en un gesto de preocupación y lástima. ¿Qué le habían hecho a piernitas de tero?
-Hola Zayn- se limitó a responder con un hilo de voz. Se moría de vergüenza.
-¿Qué te hicieron piernitas de tero? ¿estás bien?- ella asintió- no me mientas, claro que no estás bien. ¿Quién fue el idiota que te hizo esto?- le acarició el rostro mientras ella negaba aguantándose el llanto.
-Nadie Zayn, todo está bien. Me tengo que ir, chau- se quiso ir pero el la retuvo.
-No te vas a ningún lado. ¿Qué pasó?- ella no contestó y sin querer, ya no pudo aguantar las lágrimas que venían. Por inercia Zayn la abrazó y ella sollozó en su pecho- Ven conmigo piernitas de tero. Quizá me arrepienta de decirte esto pero, eres más linda cuando sonríes.