Beautiful People (One Direction)

Y bueno, acá está mi primer Song-shot, a ver que sale.

Nombre: Beautiful People
Autor: Clarísima (yo)
Adaptación: No
Género: General
Advertencias: Posiblemente el lenguaje porque soy muy ruda y uso malas palabras
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Está compuesto por varias canciones (entre ellas Everytime de Britney Spears y Sweet Escape de Gwen Stefani) pero está basado en una interpretación de Beautiful People de Cher Lloyd principalmente.

Canción: Beautiful People by Cher Lloyd ft. Carolina Liar

No había hecho nada en todo el día y tenía que encontrar la forma de liberar energía. Y comer, bueno, había estado comiendo toda la tarde por lo que un poco de ejercicio no vendría mal. De paso despejaría la mente y haría lo que me moría de ganas de hacer desde hacía más de tres horas. Me fumaría un maldito y dañino cigarrillo.

Había estado sola casi toda la tarde en mi casa por lo que había estado a mis anchas. Me había hecho la tonta y había faltado a los entrenamientos.

A pesar de haber puesto la música lo más alto que se podía sin tirar las paredes abajo, y cantar a todo pulmón –aunque tuviera un enfriamiento de puta madre y la garganta me doliera a cada nota─, seguía con la mente embotada.

Había pasado el día cantando Beautiful People de Cher Lloyd en mi mente. Cada día tenía una canción que lo diferenciaba del día anterior, si me levantaba con una canción en la mente, su letra ya me decía lo que me deparaba el día. Y varias veces tenía de a muchas canciones en la cabeza, pero ese día esa canción en especial era la que más se hacía sentir. No estaría equivocada si dijera que, en el estado de mi garganta era la única que me salía perfectamente sin desafinar; los tonos me salían perfectos y me sentía como Phoebe Buffay, en ese capítulo de Friends en que está resfriada y se enamora de su propia voz al cantar Smelly Cat, siendo que estaba totalmente enronquecida, pero que para ella seguía siendo sexy.

Mamá ya había preparado la cena, perritos calientes. Toda una elaboración, pero era entendible. Mi hermana menor había estado enferma por lo tanto ella había pedido licencia para cuidarle, y aunque había estado libre, en nuestro hogar nunca faltaban cosas para hacer. Y ésta había sido una semana específicamente dura. Era vienes y estábamos todos agotados. Incluida yo, que me la había pasado con la cabeza en las nubes y mis deseos de volver a ver al chico “de mis sueños”, quien, si tenía suerte, se acordaría de mí y volvería en una o dos semanas cuando terminara de cursar, y entonces pasaría las vacaciones de invierno acá, en nuestra ciudad. Y ahí, bueno… Yo era “amiga” de su hermana. Nos conocíamos de toda la vida, realmente, el me había visto crecer, siendo que tenía ocho años más que yo.

─Estamos en diferentes etapas, Lea, tienes que entenderlo –me decía al tiempo que me tomaba de los hombros para no caerse. Apestaba a alcohol.

─Das asco, te juro que das asco –Le escupí─. ¡Ni siquiera sabes mi nombre! –Le grité en medio del estruendo de la música─ A ver, ¿cómo mierda me llamo Mark, eh?

─Emm… Leigh, no. Jess… No. ¿Jane?

─No, no y no. Tengo una idea, te llevas mi número de teléfono, y si mañana te acuerdas de mí y de mi nombre, me mandas un mensaje de texto. Tal vez considere respondértelo.

─Vale, me encanta –me dio su celular y guardé mi número. Seguramente no se acordaría de nada, pero valía la pena intentarlo, tal vez veía mi número y le entraba la curiosidad. Y por ahí me llamaba… Después de todo, me tenía rendida desde hacía más de un año a pesar de ser un estúpido, tener ocho años más que yo, ser el hermano mayor de una de mis compañeras, y, sobre todo, conocerme desde que era una nena chiquita.

─Tengo que irme, tal vez nos veamos después, llamame –le dije con la mayor paciencia que pude y me puse en puntas de pie para besarle la mejilla. El descarado, gracias que lo fuera, corrió la cara y me besó en los labios. Se me aflojaron las rodillas instantáneamente, y si no fuera porque mis amigas me estaban esperando me hubiera quedado una vida con él, cuidándole en su borrachera.

─Te prometo que te voy a llamar.

Y ahí le dejé, alcoholizado, con mi número en su agenda, y una promesa que sabía que no iba a cumplir.

« ¡Basta!» me reprendí mentalmente. « Mark no te va a llamar, ilusa».

Definitivamente, me iba a caminar por un rato. Eran casi las nueve de la noche ya, un poco tarde tal vez, pero necesitaba aire, ejercicio y despejar la mente. Y Doncaster no era un sitio tan peligroso por el cual andar.

Hacía frío pero sólo me puse una sudadera de abrigo, guardé el encendedor en uno de los bolsillos de mis vaqueros junto al celular conectado a los auriculares. Me los coloqué, tomé la caja de cigarrillos, mis llaves y partí.

El viento me dio de lleno, pero me gustó.

Encendí un cigarro, y comencé a caminar sin rumbo acompañada por la música, escuchando Everytime de Britney Spears. Tres puñeteras calles apenas había alcanzado a caminar cuando le vi. Mi corazón empezó a latir con fuerza, algo estaba por pasar, pero seguramente era el miedo a que me hiciera algo.

De lejos había pensado que le conocía, pero al cruzar y quedar a unos pasos de él me di cuenta de que, en realidad, no, no le había visto nunca en mi vida. O eso creía, mi memoria era terriblemente mala para recordar a las personas.

«Tiene un aire a Mark» pensé. Era alto, estilizado, la espalda ancha y tenía eso que muchos llamaban swag. Estaba para chuparse los dedos. Pero decidí que aunque estuviera bueno, no valía la pena prestarle atención.

Aunque, claramente, me fue imposible. Se veía demasiado atractivo con ese pantalón apretado y el montgomery claro que le daba aspecto de salido de una película como One Day.

Le vi prender un cigarrillo a él también, yo aun tenía el mío, casi llegando a la mitad, de la mitad. Entonces el extraño me miró, y movió los labios como diciendo algo.

I see your face, it’s haunting me. I guess I need you.

El chico seguía con la vista fija en mi a medida que seguíamos caminando, el iba  la par mía, y entonces me di cuenta. Me estaba hablando.

«TONTA» me gritaba a mi misma al tiempo que me pegaba bofetadas mentales.

Me quité los auriculares cuidando de no quemarme el cabello con el cigarrillo, una hazaña.

─Disculpa, no te estaba escuchando –me disculpé con una mueca, al tiempo que señalaba los auriculares que aun sostenía en mi mano derecha.

El chico sonrió, parecía buena onda. Seguramente lo fuera.

─No hay problema. ¿Tú eres Shannon, cierto?

─Si… ─le contesté un poco insegura. ¿Por qué sabía mi nombre?─ Y tu… ¿eres?

─Yo soy Louis, Louis Tomlinson –se presentó, definitivamente era lindo, y educado─. Mi padre y el tuyo suelen hacer negocios a menudo –se explicó un poco azorado, aunque no podía ver bien a pesar de las calles estar bien iluminadas.

─Ah, pues, un gusto Louis. Ya sabes quién soy, asique creo que no vale la pena que me presente –le respondí agregando una pequeña risita. Situaciones de este tipo se daban seguido, mi padre era conocido en toda la ciudad, y por ende, la gente cada tanto me sorprendía enseñándome mi propio árbol genealógico. –Perdona que pregunte pero, ¿cómo supiste quien era?

─Tu padre tiene unas fotografías en su escritorio en las que aparecen tú y tus hermanas. Son realmente adorables ─ ¿Este chico se des ruborizaría en algún momento?

─Ah, sí. Es verdad. No suelo ir mucho por allí.

─Lo he notado, yo voy casi todos los días. Mi padre cree que soy su secretario o algo por el estilo –bromeó aunque no con mucho humor. –Y dime, ¿dónde ibas a estas horas de la noche?

─Un pequeño paseo, necesitaba despejar un poco la mente –dije encogiéndome de hombros─ ¿y tú?

─Digamos que estaba yendo hacia lo de un amigo.

─Ah, interesante. Viernes a la noche, apuesto a que eres un chico con mucha vida social –le dije con apenas una pizca de ironía. No quería ser mala con él, hasta ahora había sido muy agradable.

─A decir verdad, no. Consecuencias de la vida –me contestó enigmáticamente.

─Vale.

─ ¿Qué dirección pensabas tomar? Si quieres puedo acompañarte, ando sin apuro, y no es lo más seguro que andes sola.

─La verdad, no lo había pensado, pero creo que hasta el parque va a estar bien ─Era mover las piernas, no hacer un maratón.

Seguimos caminando, yo arrojé la colilla de mi cigarro lejos, mientras veía un auto pasar. No era que nos conociéramos todos, pero, había que tener cuidado. Fumar en la vía pública solía ponerme nerviosa por miedo a ser pillada pero lo prefería a ser pillada en mi propia casa.

─Y entonces –trató de reanudar la conversación─ ¿tus padres saben que fumas?

─Bueno… Supongo que mi madre lo sabe, y mi padre seguramente ya lo sabe, aunque hace como si no lo supiera. Creo que prefiere no meterse con ello. ¿El tuyo, sabe?

─Pues, no debería importarle tanto. Ya tengo mis veinte, soy responsable de mis actos y salud, me gano la vida y bueno, eso. ¿Cuántos años tienes tú? El año pasado fue tu cumpleaños número 15, ¿no?

─Interesante –comenté divertida─ sabes todo. Tengo dieciséis.

─ ¿Y tu novio? ¿Dónde le has dejado? –curioseó un poco más. Tiró la colilla de su cigarro y me miró a los ojos.

Tenía ojos lindos. Claros, cristalinos. Aunque había una sombra extraña que intentaba nublarlos.

─ ¿No qué? ─Dije sin completar la palabra tabú.

─Oh vamos, no puede ser que no tengas novio. Seguramente dices que no tienes para ligar conmigo –agregó al tiempo que me guiñaba un ojo.

─Oh vamos Louis. Apenas te conozco, no soy de esas chicas. Y no, no tengo novio. Con el último cortamos el año pasado, en esta fecha. Ya tiene otra desde hace rato.

─ ¿En serio?

─Sí, estuvimos cerca de dos años yendo y viniendo, pavadas, tonteando, de aquí para allá. Cuando nos pusimos de novios ya no había nada.

─Ah, qué pena.

─ ¿Y qué hay de ti? –pregunté ahora un poco incómoda.

─Oh, bueno. Lo dejamos hace más o menos un año. Pero sacrifiqué demasiado por ella. Hice cosas que ahora me arrepiento.

─Ahora lo ves con la cabeza en frío y seguramente dices “¿Por qué carajo lo hice?” y mientras te lo preguntas parece que la cabeza te va a estallar.

─Exacto. Estuve dos años trabajando en una ciudad cerca de aquí, y ahí la conocí. Pero fuimos demasiado rápido. Cuando hay química –me miro a los ojos y levantó las cejas dándome a entender a los que se refería, asentí─, simplemente hay química. Salimos quince días y ya éramos novios. Estábamos por irnos a vivir juntos incluso. No sé si alguna vez te habrá sucedido, pero, que te usen, es lo peor.

─Creo, quiero tener la certeza de que no, de que jamás me usaron. Pero, tal vez yo piense, o quiera pensar lo mejor de cada persona. No me gusta ver lo negativo. Siempre veo lo bueno y dejo que eclipse lo malo, creo que es por eso que estoy casi segura de que nadie me ha usado. Aunque si, usar a una persona es lo más horrible que puede haber en la vida.

«Bien si lo sabré»

Iba concentrada en nuestra charla y en no rozarle mientras caminábamos, pero había un pequeño pozo a mi izquierda y tuve que apegarme a el por esquivarle. Me tomó del brazo con cuidado para que no me cayera y todo lo que hice, como idiota que soy, fue mirarle a los ojos. ¿Por qué?

Tenía algo, tenía un halo de misterio y sensualidad, provocativo, te invitaba a acercarte, y tenía la simpatía pintada en la cara, era imposible tratar de mantener la mente despejada y estarse lejos.

Si bien estábamos en una esquina muy oscura, pude ver que también me estaba mirando a los ojos. Estaba atrapada. Eran tan azules, profundos, tan atrapantes como él. ¿Sería uno de esos depredadores que obtenían las presas por ser atractivos?

«Cuando hay química, hay química» resonó su frase en mi mente tan clara como si la dijera en voz alta.

Le pedí disculpas por ser tan torpe y me alejé. Reemprendimos la marcha, calculando que faltaban sólo cinco calles para llegar al parque. Quería que la tortura terminara, estaba en tensión. Me ponía nerviosa tenerle ahí. Y, a la vez, quería quedarme charlando con el toda la vida.

─Que una mujer use a un hombre es horrible, pero que un hombre use a una mujer –continuó negando con la cabeza─, eso es de poco hombre. Más que horrible es, triste.

─Supongo que sí… ─le contesté mientras comenzaba a recordar.

─Sabes que está mal –me había regañado mi mejor amiga.

─Lo sé, pero es que es tan difícil dejarlo ahora, tanto tiempo esperándolo, tengo que hacer que valga la pena.

─Creí que estos últimos tres meses si valieron la pena –me dijo ella levantando las cejas pero sin rastro alguno de sarcasmo.

─Es que lo valieron, pero ahora… ─se notaba a las claras lo mucho que me fastidiaba hablar de eso.

─¿Por qué no aceptas de una maldita vez que le estás usando y que al otro también le usaste? –me machacó.

─Es que no lo hice y no lo hago –pronuncié despacio tratando de defenderme.

─Sí, lo hiciste –me acusó.

─No… Yo no usé a Austin al igual que tampoco uso a Leo –resolví tan cabeza dura como siempre.

─Shannon, piénsalo de una buena vez. Leo ya no te llama la atención, no quieres verle, te molestan sus llamadas y mensajes, sólo hablas de sus defectos. No sientes más nada por él. Y Austin fue la excusa perfecta. Sólo sigues con Leo porque te viene bien que él esté siempre pendiente de ti.

Miré al suelo, no me daba la cara para mirar a Louis mientras me hablaba de eso, me daba vergüenza yo misma incluso. Tal vez Natacha tuviera razón un año atrás. Siempre había pensado que cuando usabas a alguien, en el fondo, cuando pasabas tiempo con ese alguien, te terminabas enganchando y disfrutabas de estar con esa persona y entonces no era “usar” propiamente dicho. Pero esto había sido al revés. Y lo peor de todo, había metido a alguien más en el medio para tener la excusa para dejar a Leo. Sentí asco de mi misma al recordar lo que había hecho. Había pasado ya un año de esto pero seguía en carne viva, parecía que jamás me iba a perdonar a mi misma el haber dañado a mi ex-novio.

─Sinceramente, no entiendo a las mujeres –dijo de repente, mirándome a los ojos. Lo miré anonada –No entiendo que quieren, qué buscan, por qué hacen lo que hacen.

─El maravilloso don de la histeria y la bipolaridad, hoy odiamos el rosa pero si mañana vienes con todo azul te lo vamos a pedir en rosa. Tampoco pienses que nosotras les entendemos a ustedes perfectamente. Sois más complicados de lo que pensáis, hoy estáis de buen humor y mañana sois lo más huraño del mundo.

─Yo le di todo, dejé mi vida por ella –siguiendo con lo anterior─ perdí a mis amigos, dejé a mi familia por ella, y un día cuando llego de viaje me pide todo de vuelta.

─Qué mala, qué necesidad –no trataba de consolarlo, pero que arpía sería esa mujer para dejar asi a semejante hombre, para utilizarle asi. ¿Por qué haría eso? Yo jamás dejaría escapar a alguien como Louis.

─La última Navidad la pasé solo, era también mi cumpleaños. Mientras yo estaba con ella, mis padres se separaron, y no estuve con ellos, no los contuve, los dejé de lado, mis amigos volaron, mis hermanas crecieron, y yo… Yo seguía embobado con ella, dándole el mundo, tratando de que no se me escapara de un día para otro. Y de buenas a primeras estaba solo, llorando y sin tener a nadie que estuviera conmigo, del mismo modo que yo no había estado para nadie.

Louis hablaba y yo lloraba por dentro, me había dado cuenta de la mierda de persona que había llegado a ser también con la gente que amaba. Me estaba advirtiendo, que nunca dejara de lado lo que ya tenía por alguien nuevo. Me lo habían repetido muchas veces, pero jamás había querido escuchar. Hasta ahora.

A todo esto seguíamos caminando, habíamos apurado un poco el paso y faltaba casi nada para llegar al parque, casi me daba miedo que se terminara.

─A veces las cosas pasan, porque tiene que pasar asi.

─Todo termina por una razón.

─Claro, y cuando terminan asi suele ser para mejor.

─No, cuando las cosas cambian asi es para mal.

─ ¿Por qué? ¿Preferirías seguir aislado del mundo y que ella aun te estuviera usando? –le pregunté, me molestaba la gente negativa, no podía dejar que alguien siguiera pensando asi.

─La verdad es que no, pero ahora ya me ves, estoy solo, y ella está feliz. Las cosas cambian para mal.

─Si las cosas no hubieran cambiado, para mejor –recalqué─, ahora no estaríamos hablando.

Llegamos al parque y ahí le dije que ya me tenía que ir, sabía que me querría acompañar de vuelta para seguir hablando, pero le corté diciendo que había decidido pasar por la casa de una amiga, que estaba a media cuadra. Me había agradado estar con él, pero sentía que nuestro tiempo ya había terminado.

Nos despedimos. Me dio un beso en la mejilla. Ese chico había cambiado algo en mí, totalmente. Lo miré bien por última vez, para recordarlo, porque sabía que no volvería a verle en mucho tiempo, y que no iba a recordar su nombre el día siguiente para buscarle.  

Impulsivamente le abracé, sabía que no estaba bien, que sólo me iba a hacer daño. Su contacto era electrizante, me había puesto loca. Iba a pensar en el por días pero no recordaría su nombre, y también cambiaría mi forma de pensar.

Nos soltamos y nos miramos a los ojos, una última vez.

─Espero que nos volvamos a ver –me susurró.

─Tal vez. Todo en esta vida pasa por algo –le recordé una vez más.

─Ojalá. Todo pasa por algo –escuche que se decía a si mismo mientras nos alejábamos. Sonreí para mis adentros. Tal vez esto significara algo, tal vez fue sólo una coincidencia. Si es que éstas existen.

Me di la vuelta y emprendí el camino de vuelta hacia casa. Miré varias veces por sobre mi hombro pero ya no le veía. Me puse los auriculares una vez más, encendí el último cigarro que me quedaba y empecé a pensar.

If I could escape, I would, but first of all let me say I must apologise for acting,  stinking, treating you this way, cause I’ve been acting like sour milk fell on the floor, it’s your fault you didn’t shut the refridgerator maybe that’s the reason I’ve been acting so cold.

If I could escape and re-create a place in my own world and I could be your favourite girl, forever, perfectly together, now tell me boy, wouldn’t that be sweet?

If I could be sweet, I know I’ve been a real bad girl, I didn’t mean for you to get hurt
forever, we can make it better, now tell me boy, wouldn’t that be sweet?

Entonces, era parte de la vida que el mundo, lo que nos rodeara, de vez en cuando nos lastimara o nos abofeteara para que nos demos cuenta de que estamos vivos y también que nosotros nos dejáramos lastimar, pero, a veces nosotros también lastimábamos.

Cambié a Beautiful People y casi sentía que era el telón de fondo perfecto para mis pensamientos.

It’s my last big breath what you want me to do, when you act all cool like you already knew, then I’ll be stuck here cold, just waiting it through. Till your heart starts beating for that somebody new.

Cause it’s beautiful people like you, who get whatever they want and it’s beautiful people like you, who suck the life right out of my heart. And it’s beautiful people like you, who make me cry, ‘cause nobody else could be nearly as cruel as you.

Y cantándola me di cuenta de algo. En menor medida y diferente forma, yo había sido igual que la novia de Louis. Había sido una de esas personas que hacen llorar y lastiman a los demás. Había abusado del amor del otro para beneficiarme a mí misma. Era asquerosa.

La canción terminó y empezó a sonar Half of my Heart, de John Mayer pero cantada por Boyce Avenue y Savannah Outen. ¿Era una señal?

Supe que estaba mal en ese mismo momento, pero me alegraba de haberle mentido diciendo que me iba a lo de mi amiga para que no me acompañase. Había salido para despejarme, y volvería con la mente algo más que clara. Había entendido algo que seguramente llevara pendiente desde hacía demasiado. Y también me había hecho ver quien era realmente.

De repente me di cuenta que tenía que hacer algo, tenía que plasmarlo de alguna forma. Tendría que ponerlo en algún lugar. Odiaba los diarios íntimos. Tal vez lo escribiera. Tal vez hiciera una historia.

Tenía que aprovechar esa conexión que habíamos tenido, había sido… Especial.

Todo lo que sabía era que me sentía más liviana. Sonreí en la oscuridad.

Sabía que algo iba a pasar, y conocí a este chico. ¿Qué era lo próximo?

Cerré la puerta y caminé hacia la sala quitándome la sudadera y tratando de no caerme en el intento de hacer ambas cosas al mismo tiempo.

─ ¡Ya volví mamá!