~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)

Capítulo 22


El silencio fue pesado durante la comida de mediodía. _______ sabía que sus párpados todavía estaban hinchados de llorar y que sus facciones estaban marcadas por la tensión. Joe debía de haberlo notado. Su mirada alerta, aunque entornada, inspeccionaba continuamente la cara de ella durante la comida.
En la casa estaban ellos dos solos, Consuelo estaba en su propio hogar con Juan. Esta era la ocasión de decirle a Joe lo del bebé. ________ cerró sus manos alrededor del jarro vacío de café que tenía adelante.

No había una forma fácil de decirlo. Temblando, levantó el mentón en un gesto de débil desafío y habló:

—Voy a tener un niño.

Nada cambió en los ojos oscuros de él.

—Sí —dijo Joe, como confirmando la declaración de ella.
—¿Lo sabías? —preguntó ________ con una expresión de ligera incredulidad.
—¿Crees que no conozco cada centímetro de ti? —Un ángulo de su boca se curvó cínicamente—. ¿Crees que no notaría el cambio más leve en tu cuerpo?

El anuncio no había encendido ningún rayo de alegría en los ojos dorados. No había el orgullo que Consuelo había sugerido que él sentiría cuando se enterase. Él no deseaba al niño y ________ sintió que algo moría en su corazón.

—¿Qué deseas de mí? —preguntó él, observándola atentamente con una mirada tierna.

_______ hubiera querido decir: “Quiero que te sientas dichoso por el bebé.” Sintió deseos de llorar. Pero se encogió de hombros y dijo:

—Nada.
—¿Quieres que arregle un aborto?
—¡¡¡¿Un aborto?!!!

Se llevó la mano protectoramente al vientre, como si en ese momento él pudiera de alguna forma terminar con la vida que ella llevaba en su interior.

—Muchas mujeres norteamericanas han venido a México en el pasado para deshacerse de niños que no deseaban. ¿Es eso lo que quieres? —preguntó él con exasperante calma.

“¡Dios mío!”, pensó ella, “¿Cómo puede sugerir semejante cosa?”. Era la simiente de él lo que ella llevaba, el hijo de él. ¿Cómo podía creer que ella querría deshacerse de esa criatura?

—No —dijo con voz helada—. No es eso lo que quiero.

Se levantó de la mesa. Necesitaba alejarse de él antes de perder el control y hacer algo que pudiera dañar al niño.

—¿Entonces, por qué me lo has dicho? —preguntó Joe, haciendo que _______ se detuviera.
—Te lo dije —dijo ella sin mirarlo—, porque eres el padre. Pensé que debías saberlo.

Temblaba descontroladamente y las lágrimas le hacían arder los ojos. Sintió que Joe se levantaba. Su corazón martilleaba enloquecido contra sus costillas. Todos sus músculos estaban preparados para huir, pero él no se le acercó, sino que caminó hacia la puerta.

Cuando _______ oyó que la puerta se abría y cerraba, su mano buscó la silla que acababa de dejar pues necesitó apoyarse porque sus piernas amenazaban con doblarse. Encontró la silla y se sentó. Sepultó el rostro entre las manos y empezó a llorar. Tendría el hijo de Joe pero a él lo perdería. No era un cambio justo.
Las lágrimas se agotaron. _______ estaba atontada para todo lo que no fuera su propio tormento. No oyó que se abría la puerta ni las pisadas que se acercaban. Todavía creía estar sola con su dolor cuando una mano le tocó el hombro. Volvió la cabeza y sus ojos vieron borrosamente a Joe de pie junto a su silla.

—¡No me toques! —La silla cayó al suelo cuando ella se levantó para evitar el contacto. Lo miró rígida y retrocedió cuando él intentó acercársele—. ¡ No te me acerques! —siseó llena de ira, como un animal herido que retrocediera ante quien lo ha lastimado—. ¿No has hecho bastante? ¿Por qué no puedes dejarme en paz?

La habitación era pequeña. En instantes se vio acorralada contra una pared. Él la tomó de los brazos.

—Escúchame, _______ —le ordenó.
—¡No quiero escuchar nada que tú tengas que decir! —gritó ella.
—Me escucharás —insistió él con dureza—. Conozco un sacerdote que nos casará y guardará silencio. No será legal ante los ojos del gobierno, pero ante los ojos de Dios, seremos marido y mujer.
—¡No quiero soportar la vergüenza de un casamiento contigo!

Él la sacudió con violencia.

—Quiero que nuestra unión sea bendecida por la iglesia y darte la protección de mi apellido.
—¡Yo no quiero! —protestó ella, ahogada de dolor.

Por un momento, el fuego que ardía en los ojos de él pareció consumirla en un rugiente infierno. Después, él la atrajo con fuerza contra su pecho.

—¿Qué es lo que quieres, entonces? —preguntó salvajemente—. ¿Quieres que te deje marcharte? ¿Es eso? ¿Para que puedas volver con tus padres y tener el niño con ellos? ¿Deseas oír que lo llamen bastardo? —Joe no le dio a ________ la oportunidad de dar una sola respuesta—. ¡No te dejaré ir! Si es eso lo que esperabas, puedes borrarlo de tu mente. Nunca permitiré que me dejes… ni al niño que fue concebido por nuestro amor. ¡El cura nos casará y el niño, cuando nazca, será bautizado por un cura! Se criará aquí, en esta casa, en este cañón, con todos los hermanos y hermanas que puedan seguirle.

El corazón de ella cesó momentáneamente de latir.

—¿Tú quieres al bebé, Joe? —preguntó con un suspiro.
—Es la carne de nuestra carne. ¿Crees que puedo negarlo?
—No lo sé —dijo ella, cerrando los ojos y meneando la cabeza—. Creí… cuando te lo dije, pareció que tú…
—¿Tú quieres a nuestro bebé?

Joe le hizo a _______ la misma pregunta.

—Sí. —No hubo ninguna incertidumbre en la respuesta—. Sí, quiero al bebé. —Lo repitió con más energía, aunque su voz era apenas más que un susurro—. Te amo, Joe. —Abrió los ojos y vio un brillo de duda en los ojos de él—. Tú creías que yo no quería al bebé… —dijo en tono acusador.
—Era posible. —La miró a la cara, todavía no del todo convencido—. Fuiste traída a este cañón contra tu voluntad. Te obligué a meterte en mi cama. Te castigué cuando huiste de mí. ¿Cómo podía esperar que quisieras tener un hijo concebido conmigo? Cuando vi tus ojos enrojecidos, supe que habías derramado lágrimas de dolor al hacer el descubrimiento.
—Sólo porque creí que tú no querrías al bebé o que no me querrías a mí… —Sus dedos trémulos recorrieron la línea del pómulo y la mandíbula de él—. Dentro de pocos meses, estaré gorda y fea y…
—No —dijo él, y le puso una mano sobre los labios—. Hasta cuando estés hinchada por el niño serás hermosa. Te amo, hermosa, como nunca he amado a otra mujer.

________ sintió que su corazón iba a estallar de dicha. Había esperado tanto para oír esas palabras y había renunciado a la esperanza de que él las dijera alguna vez.

—Te amo —dijo por fin, suavemente.

Joe sonrió.

~~~

Tres días más tarde, la luz dorada del amanecer se extendía por el cielo. Joe le tomó la cara con las manos y la miró a los ojos. Laredo, ya montado, sostenía las riendas del caballo de _______.

—Es hora de partir, amada mía —dijo Joe quedamente.
—Por favor. Joe, ven con nosotros —imploró ________.
—No. —Joe meneó la cabeza pero sonrió para disminuir la dureza de su negativa—. Es un viaje largo. Necesitarás descansar por lo menos un día cuando llegues allí y yo no puedo correr el riesgo de permanecer tanto tiempo en un lugar donde podrían reconocerme… a menos… —agregó en tono de broma— que quieras visitarme en la cárcel.
—No, claro que no.

________ bajó la cabeza pero seguía detestando tener que separarse de él, aunque fuera por pocos días.

—Yo partiré mañana. —La tomó del mentón y la hizo levantar la cara—. La próxima vez que me veas estaremos ante el sacerdote.

La besó en la boca y la guió firmemente hasta el bayo. La ayudó a montar, apoyó la mano en el muslo de ella y miró a Laredo.

—Recuerda —dijo con firmeza—, vayan directamente al padre Ramírez. No hablen con nadie más. Él me conoce y encontrará para ustedes un lugar seguro donde puedan quedaros.

Laredo asintió y entregó a _______ las riendas del bayo.

—Yo cuidaré de ella, Joe.

________ miró a Joe con los ojos llenos de lágrimas. Él dio una palmada en el anca del bayo y el animal saltó alarmado hacia adelante. ________ lo contuvo un instante pero después lo dejó ir. Enseguida, Laredo se le puso a la par.
El bayo subía la empinada pendiente del sendero cuando ________ oyó el disparo de rifle. Frenó su caballo y vio que Laredo volvía la cabeza hacia el sonido. Enseguida, el joven espoleó su caballo hasta la cima, ignoró a ________, se bajó y buscó la protección de un saliente de roca.

—¿Qué sucede? —preguntó ella cuando llegó al borde.

El aire límpido de la montaña traía inconfundibles gritos de alarma.

—¡Dios mío! —dijo Laredo—. Es una patrulla.

Un grupo numeroso de jinetes uniformados galopaba a través del prado en dirección a las casas de adobe. El escondite del cañón había sido descubierto. Joe estaba allí abajo. ________ giró sobre sus talones y corrió hacia el bayo. Pero Laredo la alcanzó y tomó una de las riendas para detenerla.

—¿Adónde vas? —preguntó, sujetando al bayo.
—Joe está allí abajo. Tengo que ir con él.
—¿Crees que yo no deseo ir? —dijo Laredo—. Él sabe que tú estás fuera de peligro, que estamos a salvo. De lo único que tiene que preocuparse es de salir de allí. Si no lo consigue, yo podré sacarlo de cualquier prisión donde lo pongan. No es momento de ponerse melodramáticos.

Ella reconoció la lógica del argumento, pero no se guiaba por la lógica. Clavó los talones en los flancos del bayo y fustigó al caballo con las riendas. El bayo arrastró un metro a Laredo antes de que él tuviera que soltarlo y empezó a descender el sendero que acababan de subir. A los pocos segundos, ________ oyó el caballo de Laredo a sus espaldas. En una parte ancha del sendero, él logró ponérsele a la par.

—¡No puedes detenerme! —exclamó ella.
—¡Me doy cuenta! —dijo él, con furia—. Sé que soy un condenado tonto, pero prometí a Joe que cuidaría de ti y nunca podría volver a mirarlo a la cara si dejo que bajes allí sola.

Espoleó su caballo y se puso adelante. Por encima del ruido de los cascos podía oírse el sonido de disparos en el cañón de abajo. Joe y sus hombres estaban presentando batalla.
Cuando llegaron al estanque, Laredo señaló en dirección a la casa de adobe donde habían dejado a Joe. La mayoría de los disparos venían del grupo de casas del oeste, pero también se oían algunos cerca de la casa solitaria.

Laredo salió de entre los árboles delante de ________. Inmediatamente una lluvia de disparos cayó a su alrededor. El instinto hizo a ________ detener al bayo cuando vio que Laredo se sacudía convulsivamente y su caballo caía. El animal se puso de pie enseguida y se alejó al trote hacia donde _________ esperaba entre los árboles, pero Laredo quedó en el suelo. Estaba bajandose cuando oyó que Laredo la llamaba.

—¡Vete de aquí! —dijo con voz cargada de dolor.

_______ se bajó, queriendo acudir junto a Laredo y sabiendo que si salía de entre los árboles estaría abandonando su protección. Aferró las riendas del caballo de Laredo.

—No puedes ayudarme —dijo él, gruñendo por esfuerzo que le costaba hablar—. ¡No puedo moverme así que lárgate de aquí!

nooooooooooooooooooooo nooo no .( por fa siigueñlaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

auch!!!
AHORA QUE PASA??!! :crybaby:
QUE DESESPERACION!!

siguela me encanto
pero que no le pasa nada a mi joe hermoso
quero saber que sigue sube capi ya plisss :D

SUBE CAPI
Laredo, espero que no te pase nada :sad: :crybaby:
Joe por favor cuidate :sad: :sad: :sad:

WTF???? Haha en serio pasa de todo hasta lo ultimo! Dios mio Laredo no puede morir!
Oseaaaaa es Laredo? Sabes que? Es lareeeedo!!!!
Awwww Joej le diijo que la ama! Aww arrr
Perroooo no es laredo u.u
ojalaaa todos salgan con vida! QUIEERO CAAP!

AAAW HOLA CHICAS!!
NO PUEDO CREER QUE VOY A DECIR ESTO PERO... EL CAP QUE VOY A SUBIR VA A SER EL ANTEULTIMO :(
QUIERO AGRADECERLES TODOS SUS COMENTARIOS, SON GENIALES
AH, TAMBIÉN LES QUERIA AVISAR QUE NO SE SI VOY A PODER SUBIR CAP MAÑANA PORQUE ACÁ, EN ARGENTINA ES FERIADO Y ME VOY A LA CASA DE MIS ABUELOS. ASI QUE VAN A TENER QUE ESPERAR HASTA EL JUEVES PARA EL FINAL.

:S waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa ya casi el final :( y el cap de hoI?

siguelaaaaa

Siguelaaaa

Siguelaaaaa

Siguelaaaa

Laredo salió de entre los árboles delante de ________. Inmediatamente una lluvia de disparos cayó a su alrededor. El instinto hizo a ________ detener al bayo cuando vio que Laredo se sacudía convulsivamente y su caballo caía. El animal se puso de pie enseguida y se alejó al trote hacia donde _________ esperaba entre los árboles, pero Laredo quedó en el suelo. Estaba bajandose cuando oyó que Laredo la llamaba.
—¡Vete de aquí! —dijo con voz cargada de dolor.
_______ se bajó, queriendo acudir junto a Laredo y sabiendo que si salía de entre los árboles estaría abandonando s protección. Aferró las riendas del caballo de Laredo.
—No puedes ayudarme —dijo él, gruñendo por esfuerzo que le costaba hablar—. ¡No puedo moverme así que lárgate de aquí!

Continuación...

Con un sollozo de angustia, ella comprendió que tenía razón. Su mirada fue hasta el techo de paja de la casa, después se volvió, montó en el caballo de Laredo y llevó al bayo de la rienda. Se abrió camino entre los árboles alejándose de Laredo y hacia el otro lado de la casa de adobe. Joe estaba atrapado dentro de ella.
El espacio despejado entre los árboles y la casa parecía peligrosamente ancho. Ella tenía que cruzarlo para llegar a la casa y a Joe. ________ vaciló y después clavó los talones en los flancos del caballo. El bayo siguió a la par mientras ella apuraba la marcha a través del claro y hacia la protección temporaria del lado este de la casa.
La patrulla había atacado primero al grupo de casas. La fuerza principal apenas comenzaba a extender su ataque a la casa de adobe aislada. El cañón de un rifle brilló desde una ventana cuando ella se acercó y ________ frenó su caballo. Inmediatamente, él apareció en el marco de la ventana. Al verla, entornó furioso los ojos y sus facciones se endurecieron.

—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó con ira.
—Tuve que regresar. ¡De prisa! —lo urgió ________, pero él ya estaba saltando por la ventana.
—¿Dónde está Laredo?

Tenía un pie en el estribo y estaba montando en el bayo mientras hizo la pregunta.

—Lo hirieron —repuso ella, y vio que él apretaba los labios.
—No tenemos posibilidades por el prado. Trataremos de meternos entre los árboles.

Las balas silbaban alrededor de los dos cuando galoparon volviendo por donde ________ había venido. No había tiempo para tener miedo. _________ simplemente sabía que estaba asustada. Llegaron a salvo a los árboles y Joe dirigió el bayo hacia el estanque y el estrecho sendero que subía por la cara norte del cañón. Casi demasiado tarde vieron un puñado de uniformados que se acercaban a caballo entre esos árboles, cerrándoles el camino.
Sin vacilar un segundo, Joe hizo girar al bayo. _________ adivinó que el plan de Joe era permanecer entre los árboles hasta llegar a la pared oriental y después salir del cañón por el sendero principal.
Un grito de uno de los uniformados reveló que habían sido descubiertos. Alcanzar velocidad era prácticamente imposible entre los árboles, con las ramas bajas que les azotaban las caras tratando de derribarlos de las sillas.

—________ —dijo Joe detrás de ella. ________ miró por sobre su hombro, inclinándose sobre el cuello de su caballo—. Debemos tratar de cruzar el prado ahora, antes que ellos puedan atajarnos.
Ella vio otra sección de la patrulla que se acercaba desde el lado del prado. Perseguidos desde atrás y amenazados desde un flanco, supo que él tenía razón y asintió con la cabeza. El angosto cañón de pronto pareció muy ancho y el sendero muy lejano.

El caballo de ________ salió de entre los árboles delante del bayo y mantuvo la delantera durante unos cuantos trancos. Ambos caballos corrían a toda velocidad, pero el bayo empezó a adelantarse. Joe lo sujetó para impedir que la distancia que los separaba aumentase aún más.
Los perseguidores ahora acortaban distancia, cerrando el ángulo de la dirección de su marcha mientras ________ y Joe se acercaban al centro del prado. _________ comprendió que había una ligera probabilidad de que la velocidad del bayo permitiese a Joe la huida, pero no si él continuaba sujetando al animal para no adelantarse y separarse de ella. Tomó la decisión sin pensar, puramente por instinto de supervivencia.

—¡No puedo hacerlo! —le gritó a Joe—. ¡Huye sin mí!
—¡No!

Pero ________ ya tiraba de las riendas de su caballo y hacía volver la cabeza, mientras Joe trataba infructuosamente de tomarlo de la brida. Al percatarse de que Joe estaba sujetando al bayo para volver por ella, _________ guió a su caballo directamente hacia la patrulla que venía a interceptarlos.

Empezó a agitar el brazo y a gritar con toda su voz:

—¡Socorro! ¡Soy americana!

Lo repitió varias veces, medio sollozando mientras rogaba que Joe lograra escapar.

La patrulla redujo su marcha cuando ella llevó su caballo al galope hacia el centro del grupo. Cuando llegó frente a ellos, frenó de repente. El jefe de los jinetes la miró con curiosidad y su atención se detuvo brevemente en el color dorado del pelo.
El hombre hizo una señal con la mano y la mayoría de la patrulla se separó del resto y salió en pos de Joe. ________ miró hacia atrás y vio que el bayo ya alcanzaba el sendero. Supo que con su actitud había ganado tiempo para que él pudiera escapar.
Temblando, _______ trató de bajarse y casi cayó de la silla. Se le doblaron las piernas y quedó de rodillas. Sollozos de alivio brotaron de su garganta.

Una voz hizo una pregunta en español pero ella estaba, demasiado agitada para entenderla. Fue repetida en inglés con acento mexicano.

—¿Se siente bien, señora?

La voz era calma, aunque muy cortante.

________ se enjugó las lágrimas y tragó los sollozos. Al principio se sintió demasiado débil para responder. Por fin, asintió con la cabeza y habló con voz trémula.

—Sí, estoy bien.

Un par de brillantes botas militares apareció en su campo visual y se detuvo junto a ella. Oyó crujidos del cuero de una silla de montar y un caballo que golpeaba el suelo con las patas y resoplaba. A la distancia, pudo oír los sonidos de otras actividades en el cañón.

—¿Usted es la señora ________ Townsend, de Texas? —preguntó la voz.

________ levantó la cabeza, apartó de su mejilla el pelo agitado por el viento y miró con recelo al oficial uniformado.

—Sí, soy ________ Townsend —admitió.

El hombre era de estatura mediana, con nariz aguileña y penetrantes ojos pardos.

—¿Usted es la hija del señor Elliot Rogers?

Ella asintió con la cabeza.

—Hemos estado buscándola mucho tiempo, señora… desde que encontramos el cuerpo de su marido en el automóvil.

Con una leve reverencia y extendiendo su mano enguantada para ayudar a ________ a ponerse de pie, añadió:

—Yo soy el capitán Ramón Echeverría.

________ aceptó la ayuda ofrecida y se puso de pie. El oficial la observaba alerta, evidentemente muy curioso y desconfiado. Ella todavía temblaba interiormente. Era difícil contener su resentimiento hacia el oficial que había dirigido el ataque contra Joe.

—¿Cómo… cómo me encontraron? —preguntó con voz temblorosa.
—Como dije, hemos estado buscándola desde que encontramos a su marido, señora. Al principio hubo muchos rumores de que usted era cautiva de los hombres que mataron a su marido. Después no hubo nada, como si las montañas se la hubieran tragado. Hace unas semanas, una patrulla de rutina estaba en la vecindad y oyó un disparo. Cuando fueron a investigar, creyeron ver a una mujer rubia con un pequeño grupo de jinetes. Desde entonces hemos tenido vigías explorando la región. Fue así como localizamos el cañón.
—Entiendo —murmuró ella, y se estremeció interiormente al pensar que su tonto intento de fuga había conducido a esto.

El oficial mexicano miró el sendero que salía del cañón antes de dirigir nuevamente su atención a ________.

—Es lamentable que el hombre haya podido escapar cuando usted vino hacia nosotros. Él era el jefe de esta banda, ¿verdad?
—Sí —dijo ________, después de vacilar sólo un segundo, pero fue suficiente para intensificar la mirada del oficial.
—¿Su nombre? —preguntó él.
—No sé su nombre —respondió ella rápidamente.

Ésta vez, fue demasiado rápidamente. El oficial arqueó una ceja.

—¿Esta no es la banda de Joe?

_________ discutió brevemente consigo misma sobre si debía mentir o decir la verdad, pero había demasiadas posibilidades de que la sorprendiesen en una mentira.

—Sí, es así como lo llaman, pero no sé su nombre verdadero —admitió tensamente—. Siempre oí que se referían a él como Joe, nada más.
—Usted pronuncia ese nombre de manera extraña, señora.

La boca del oficial se curvó brevemente y en sus ojos pardos apareció un brillo de recelo.

—¿De veras, capitán?

________ fingió indiferencia.

—Usted estuvo aquí mucho tiempo, señora… —Pareció elegir cuidadosamente sus palabras, sin dejar de mirarla intensamente—. Sin embargo, no se pidió rescate ni usted fue vendida. Usted es una mujer muy hermosa. No creo que ese criminal de Joe haya sido ciego a su belleza. —________ se sintió palidecer—. Creo que quizá él la retuvo como su mujer. Quizá, después de todo este tiempo, señora, usted ya no era una cautiva muy en contra de su voluntad.

________ aspiró hondo y con gran esfuerzo sostuvo sin pestañear la mirada del oficial.

—Después de todo lo que he pasado, ¿cómo tiene el descaro de decirme eso? —replicó con falsa indignación.
—Lo siento, señora —repuso él sin sinceridad—, pero usted debe comprender cuáles son las apariencias.
—¿Recuerda la patrulla que me vio hace unas semanas? —_________ cruzó los brazos y estiró las manos hacia atrás para tomar el borde inferior de su blusa—. Yo estaba tratando de escapar. Así fue como Joe me castigó. —________ le volvió la espalda al oficial y levantó la blusa para revelar las marcas dejadas por el látigo. Lo miró otra vez con una helada expresión de desafío—. ¿Tiene alguna pregunta más acerca de si fui una cautiva voluntaria o no?

Él inclinó la cabeza deferentemente.

—Mis disculpas, señora —dijo. Pero en sus ojos seguía brillando una sospecha. Él aceptaba lo que veía por el momento, pero ________ sintió que más tarde seguirían las preguntas—. Si la señora se ha recobrado, cabalgaremos hasta las casas donde mis hombres han reunido a los prisioneros.

_________ asintió secamente y toleró que él le ayudara a montar, consciente de la mirada levemente intrigada del oficial. Casi podía leerle los pensamientos y pensó que él estaba preguntándose si había sido la querida de uno o más hombres. Pero fingió no notarlo y sonrió con frialdad cuando él le entregó las riendas del caballo que había sido de Laredo. De ella, el oficial no recibiría ninguna información sobre Joe.

JUEVES ULTIMO CAPITULO.