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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: ~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
BIENVENIDA S@R!!! :hi:
ME ALEGRA QUE PASES POR ESTA NOVE :D
MÁS TARDE SUBO CAP!
ME ALEGRA QUE PASES POR ESTA NOVE :D
MÁS TARDE SUBO CAP!
F l ♥ r e n c i a.
Re: ~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
F l r e n c i a. escribió:BIENVENIDA S@R!!! :hi:
ME ALEGRA QUE PASES POR ESTA NOVE :D
MÁS TARDE SUBO CAP!
Gracias!!
Lo estare esperando con ansias!!
:hi:
s@r!!
Re: ~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
wooooooooooooooooooo Joe! JAHAJA Que padre que sea la luna de miel en México:B-soy de México:p- jaja cowboys Mexicanos JAAJj:P bueno solo se que odo a brad & ya quiero accion:B AJAJAJ cuidate:)
Invitado
Invitado
Re: ~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
—Brad, hay alguien allí —dijo ella por fin.
—¿Qué? —Él se inclinó hacia ella—. ¿Dónde?
—Allí. —_______ señaló, presa de un temor que no pudo explicarse—. A caballo, ¿los ves?
—Sí, los veo —repuso él.
—¿Quiénes crees que son?
______ siguió observándolos y le pareció extraño que no se hubieran acercado para investigar.
—Cowboys mexicanos, por el aspecto —dijo Brad—. He oído decir que hay muchos ranchos en esta región. Tiene que ser una región ganadera.
_______ unió las cejas en un ceño de incertidumbre.
—Sí, podría ser…
—No te preocupes. No voy a correr ningún peligro.
Continuación...
Se inclinó hacia atrás y abrió su gastada maleta. _______ miró por encima de su hombro para ver qué estaba haciendo. Agrandó los ojos, sorprendida, cuando vio el revólver de cañón corto que él sacó de debajo de una pila de ropas.
—¿Qué vas a hacer con eso?
Brad ignoró la pregunta. Verificó si el revólver estaba cargado antes de meterlo debajo de su cinturón y cerró y abotonó su chaqueta.
Cuando abría la puerta del automóvil, ordenó:
—Quédate aquí.
Ella dirigió rápidamente la mirada al grupo de jinetes, que se acercaban al Thunderbird a paso tranquilo. Cuando Brad se apeó, uno de los jinetes se separó de los demás para adelantarse.
—¡Hola! —dijo Brad en inglés y caminó alrededor de la cubierta levantada del motor.
—Buenos días, señor —respondió el hombre en español. Detuvo su caballo y se apeó. Su corpulencia quedaba disimulada por un poncho rayado de brillantes colores, pero sucio.
—¿Habla inglés? —preguntó Brad, en inglés.
—No hablo inglés —respondió el hombre en español, meneando tristemente la cabeza.
—Vea… —Brad aspiró hondo y soltó un suspiro irritado— mi auto se ha roto. —Indicó al hombre que se acercara a la parte delantera del automóvil—. ¿Lo ve? La manguera de agua ha reventado.
El hombre dijo algo en español que sonó adecuadamente compasivo por el problema de Brad. Después, se apartó del motor, encogiéndose de hombros con impotencia.
Los otros jinetes se habían congregado alrededor del caballo del hombre y observaban todo lo que sucedía. ________ contó ocho, incluyendo al hombre que hablaba con Brad. No pudo librarse de la inquietante sensación que le provocaba escalofríos a lo largo de la espina dorsal. Era como si alguna parte primitiva de ella hubiese percibido el olor del peligro. Ignorando la orden de Brad, bajó del automóvil.
—El auto no funcionará hasta que no lo arreglen. Lo que necesito… —Brad se detuvo al oír cerrarse la puerta del automóvil y miró a _______ con irritación—. Vuelve al automóvil.
Ella no apartó la mirada de los jinetes.
—Me quedo aquí —dijo.
Era un grupo variado de hombres. Una capa de polvo suavizaba los colores de sus ropas, una colección abigarrada de ponchos y pantalones. Los caballos eran pequeños, de pecho estrecho, de difícil clasificación si se los comparaba con los caballos fuertes y musculosos, comunes en el estado natal de _______.
Combinando pantomima con un intento de lenguaje por señas, Brad trataba empeñosamente de comunicarse con el mexicano. ________ seguía sus acciones por el rabillo del ojo.
—¿Hay alguna ciudad o pueblo cerca donde pueda hacer arreglar el automóvil? —Brad pronunció las palabras lentamente, representándolas con gestos cuando podía—. Debo encontrar alguien que arregle el automóvil… que lo repare a fin de que pueda volver a funcionar.
El hombre escuchó y lo observó con interés, pero al final meneó la cabeza con aire contrito y alzó las manos.
—No entiendo, señor —dijo el mexicano.
Brad se dirigió a ________ en un murmullo.
—¿Por qué estos malditos mexicanos no pueden aprender a hablar en inglés? —Empezó todo de nuevo—. ¿Hay alguien por acá cerca que pueda arreglar el automóvil?
La mirada de ________ se desviaba recelosamente hacia el grupo de jinetes, siempre atraída por un mismo hombre, aunque en la superficie nada lo distinguía de los demás. Llevaba un sombrero alado cubierto de polvo y apoyaba su mano enguantada en el arzón de su silla. ________ sintió un estado de alerta animal detrás de la pose indolente. Como los demás, había en sus mejillas y mentón una sombra oscura que indicaba que no se había afeitado recientemente. Ello le daba un aspecto desaliñado, vagamente peligroso. Pero este hombre no tenía el rostro ancho y chato que indicaba la ascendencia indígena mexicana de los otros jinetes. Y los dorados ojos de obsidiana que devolvían la mirada a _______ eran duros y fríos.
—¡Maldición! ¡Tiene que haber un mecánico en alguna parte cerca de acá! —estalló Brad en inglés, agotada su paciencia y furioso por su incapacidad de comunicarse con el mexicano.
—¿Mecánico? Sí, sí.
El hombre asintió y soltó una tirada en español mientras señalaba hacia atrás, en la dirección de donde habían venido ellos.
—Ahora estamos llegando a alguna parte —murmuró Brad torvamente.
Una racha de viento lanzó brillantes hebras de pelo castaño dorado sobre la cara de ________. Ella alzó un brazo para echárselo hacia atrás, sin darse cuenta de que su movimiento estiraba la sedosa tela de su blusa sobre sus pechos. Su mirada otra vez fue irresistiblemente atraída por el jinete.
—¿Irá con su caballo hasta donde está el mecánico y lo traerá aquí? —Brad hizo una pantomima para expresar la pregunta—. Le pagaré por su molestia. Pagaré… ¿Entendió eso? Pesos. Muchos pesos. No me diga que no sabe lo que son pesos —añadió cínicamente.
—¿Pesos? Sí, sí.
El hombre asintió con la cabeza y esperó.
—¿Cuánto quiere? —preguntó Brad, metiendo la mano en el bolsillo de sus pantalones—. ¿Cincuenta pesos?
Cuando sacó el fajo de billetes que _________ le había dado, ella se sintió helada. Quiso gritarle a Brad su estupidez al mostrar al hombre todo ese dinero, pero nada logró atravesar el nudo de miedo que se le había formado en la garganta. El mexicano rió con indisimulado deleite, mostrando dientes rotos y amarillos y les dijo algo a los otros.
Ella no podía creer que Brad no sintiera el cambio sutil de la atmósfera… esa sensación cargada en el aire que precede a una tormenta violenta. Miró las caras de los jinetes y en todas vio que aparecían leves sonrisas frente al anuncio de su compatriota. Sólo el jinete que le había llamado la atención sobre los demás, pareció inafectado por la noticia. Cada músculo del cuerpo de ________ se tensó como para escapar.
—Cincuenta pesos no es suficiente, ¿eh? —murmuró Brad entre dientes—. Bastardo codicioso… —Empezó a separar más billetes—. ¿Qué dice de cien pesos? ¿Eso lo persuadiría?
_______ quiso reírse histéricamente de Brad. El ingenuo deseo de mostrar lo rico que era lo volvía ciego ante la situación y ella no pudo pronunciar las palabras para advertirle. Toda la escena se acercaba inexorablemente hacia un clímax y _______ no tenía forma de detenerla.
La mano izquierda del mexicano emergió de entre los pliegues del poncho y se tendió hacia el dinero.
—He encontrado tu precio, ¿eh? —declaró Brad y empezó a separar algunos billetes del resto.
El hombre no aguardó a que le dieran el dinero. En cambio, su mano se cerró sobre todo el fajo. Demasiado tarde, Brad comprendió el peligro que ________ había percibido desde el principio. Sudando, metió la mano dentro de su chaqueta, en busca del revólver que tenía debajo del cinturón. Cuando el cañón del revólver apareció en la mano de él, _________ vio horrorizada que el cañón del arma del mexicano asomaba desde el lado derecho de su poncho. Se produjo una explosión ensordecedora. Cuando ella enfocó nuevamente los ojos, Brad estaba desplomándose y el revólver de cañón corto se deslizaba de entre sus dedos. “Estúpido tonto”, pensó _______.
Quiso correr hacia Brad, pero el mexicano ya estaba arrodillado junto a él, quitándole el fajo de billetes de los dedos fuertemente apretados.
________ dio un paso vacilante hacia Brad, la vista clavada en el pequeño agujero rojo del pecho. No había sangre brotando a borbotones como ella había visto en el cine… sólo un pequeño, mortal agujero y una mancha escarlata que se extendía lentamente señalando la herida mortal.
El ruido de cascos de caballos penetró la bruma que envolvía su mente. El olor a carne de caballo caliente se mezclaba con el acre olor de la pólvora. Cuando su mirada se amplió para abarcar la escena más allá del cuerpo inmóvil de Brad, _______ vio que la banda de jinetes se había acercado. Dos se bajaron para unirse al hombre que revisaba los bolsillos de Brad.
Miró al amenazante grupo. Su corazón cesó de latir por un segundo y enseguida arrancó enloquecido de temor. Todos estaban mirándola fijamente. _______ se aplastó contra la puerta del automóvil.
Otros dos jinetes tambie bajaron y empezaron a caminar hacia ella. No había hacia dónde correr, hacia dónde escapar. Ellos habían matado a Brad y ella no podía esperar misericordia, ciertamente ninguna misericordia antes que la matasen.
¡Sobrevivir! La palabra gritó dentro de sus venas. ¡Sobrevivir! La marcha alocada de su corazón disminuyó instantáneamente y la mano del miedo que le apretaba la garganta desapareció. Debía sobrevivir.
YO LES HABIA DICHO QUE JOE IBA A APARECER EN ESTE CAP PERO SEGURO QUE NO LO VIERON NOMBRAR EN NINGUN LADO, PEEEEEEERO SI ESTUVIERON ATENTAS APARECIÓ Y CREO QUE DE AHORA EN MÁS VA A SEGUIR APARECIENDO ;)
—¿Qué? —Él se inclinó hacia ella—. ¿Dónde?
—Allí. —_______ señaló, presa de un temor que no pudo explicarse—. A caballo, ¿los ves?
—Sí, los veo —repuso él.
—¿Quiénes crees que son?
______ siguió observándolos y le pareció extraño que no se hubieran acercado para investigar.
—Cowboys mexicanos, por el aspecto —dijo Brad—. He oído decir que hay muchos ranchos en esta región. Tiene que ser una región ganadera.
_______ unió las cejas en un ceño de incertidumbre.
—Sí, podría ser…
—No te preocupes. No voy a correr ningún peligro.
Continuación...
Se inclinó hacia atrás y abrió su gastada maleta. _______ miró por encima de su hombro para ver qué estaba haciendo. Agrandó los ojos, sorprendida, cuando vio el revólver de cañón corto que él sacó de debajo de una pila de ropas.
—¿Qué vas a hacer con eso?
Brad ignoró la pregunta. Verificó si el revólver estaba cargado antes de meterlo debajo de su cinturón y cerró y abotonó su chaqueta.
Cuando abría la puerta del automóvil, ordenó:
—Quédate aquí.
Ella dirigió rápidamente la mirada al grupo de jinetes, que se acercaban al Thunderbird a paso tranquilo. Cuando Brad se apeó, uno de los jinetes se separó de los demás para adelantarse.
—¡Hola! —dijo Brad en inglés y caminó alrededor de la cubierta levantada del motor.
—Buenos días, señor —respondió el hombre en español. Detuvo su caballo y se apeó. Su corpulencia quedaba disimulada por un poncho rayado de brillantes colores, pero sucio.
—¿Habla inglés? —preguntó Brad, en inglés.
—No hablo inglés —respondió el hombre en español, meneando tristemente la cabeza.
—Vea… —Brad aspiró hondo y soltó un suspiro irritado— mi auto se ha roto. —Indicó al hombre que se acercara a la parte delantera del automóvil—. ¿Lo ve? La manguera de agua ha reventado.
El hombre dijo algo en español que sonó adecuadamente compasivo por el problema de Brad. Después, se apartó del motor, encogiéndose de hombros con impotencia.
Los otros jinetes se habían congregado alrededor del caballo del hombre y observaban todo lo que sucedía. ________ contó ocho, incluyendo al hombre que hablaba con Brad. No pudo librarse de la inquietante sensación que le provocaba escalofríos a lo largo de la espina dorsal. Era como si alguna parte primitiva de ella hubiese percibido el olor del peligro. Ignorando la orden de Brad, bajó del automóvil.
—El auto no funcionará hasta que no lo arreglen. Lo que necesito… —Brad se detuvo al oír cerrarse la puerta del automóvil y miró a _______ con irritación—. Vuelve al automóvil.
Ella no apartó la mirada de los jinetes.
—Me quedo aquí —dijo.
Era un grupo variado de hombres. Una capa de polvo suavizaba los colores de sus ropas, una colección abigarrada de ponchos y pantalones. Los caballos eran pequeños, de pecho estrecho, de difícil clasificación si se los comparaba con los caballos fuertes y musculosos, comunes en el estado natal de _______.
Combinando pantomima con un intento de lenguaje por señas, Brad trataba empeñosamente de comunicarse con el mexicano. ________ seguía sus acciones por el rabillo del ojo.
—¿Hay alguna ciudad o pueblo cerca donde pueda hacer arreglar el automóvil? —Brad pronunció las palabras lentamente, representándolas con gestos cuando podía—. Debo encontrar alguien que arregle el automóvil… que lo repare a fin de que pueda volver a funcionar.
El hombre escuchó y lo observó con interés, pero al final meneó la cabeza con aire contrito y alzó las manos.
—No entiendo, señor —dijo el mexicano.
Brad se dirigió a ________ en un murmullo.
—¿Por qué estos malditos mexicanos no pueden aprender a hablar en inglés? —Empezó todo de nuevo—. ¿Hay alguien por acá cerca que pueda arreglar el automóvil?
La mirada de ________ se desviaba recelosamente hacia el grupo de jinetes, siempre atraída por un mismo hombre, aunque en la superficie nada lo distinguía de los demás. Llevaba un sombrero alado cubierto de polvo y apoyaba su mano enguantada en el arzón de su silla. ________ sintió un estado de alerta animal detrás de la pose indolente. Como los demás, había en sus mejillas y mentón una sombra oscura que indicaba que no se había afeitado recientemente. Ello le daba un aspecto desaliñado, vagamente peligroso. Pero este hombre no tenía el rostro ancho y chato que indicaba la ascendencia indígena mexicana de los otros jinetes. Y los dorados ojos de obsidiana que devolvían la mirada a _______ eran duros y fríos.
—¡Maldición! ¡Tiene que haber un mecánico en alguna parte cerca de acá! —estalló Brad en inglés, agotada su paciencia y furioso por su incapacidad de comunicarse con el mexicano.
—¿Mecánico? Sí, sí.
El hombre asintió y soltó una tirada en español mientras señalaba hacia atrás, en la dirección de donde habían venido ellos.
—Ahora estamos llegando a alguna parte —murmuró Brad torvamente.
Una racha de viento lanzó brillantes hebras de pelo castaño dorado sobre la cara de ________. Ella alzó un brazo para echárselo hacia atrás, sin darse cuenta de que su movimiento estiraba la sedosa tela de su blusa sobre sus pechos. Su mirada otra vez fue irresistiblemente atraída por el jinete.
—¿Irá con su caballo hasta donde está el mecánico y lo traerá aquí? —Brad hizo una pantomima para expresar la pregunta—. Le pagaré por su molestia. Pagaré… ¿Entendió eso? Pesos. Muchos pesos. No me diga que no sabe lo que son pesos —añadió cínicamente.
—¿Pesos? Sí, sí.
El hombre asintió con la cabeza y esperó.
—¿Cuánto quiere? —preguntó Brad, metiendo la mano en el bolsillo de sus pantalones—. ¿Cincuenta pesos?
Cuando sacó el fajo de billetes que _________ le había dado, ella se sintió helada. Quiso gritarle a Brad su estupidez al mostrar al hombre todo ese dinero, pero nada logró atravesar el nudo de miedo que se le había formado en la garganta. El mexicano rió con indisimulado deleite, mostrando dientes rotos y amarillos y les dijo algo a los otros.
Ella no podía creer que Brad no sintiera el cambio sutil de la atmósfera… esa sensación cargada en el aire que precede a una tormenta violenta. Miró las caras de los jinetes y en todas vio que aparecían leves sonrisas frente al anuncio de su compatriota. Sólo el jinete que le había llamado la atención sobre los demás, pareció inafectado por la noticia. Cada músculo del cuerpo de ________ se tensó como para escapar.
—Cincuenta pesos no es suficiente, ¿eh? —murmuró Brad entre dientes—. Bastardo codicioso… —Empezó a separar más billetes—. ¿Qué dice de cien pesos? ¿Eso lo persuadiría?
_______ quiso reírse histéricamente de Brad. El ingenuo deseo de mostrar lo rico que era lo volvía ciego ante la situación y ella no pudo pronunciar las palabras para advertirle. Toda la escena se acercaba inexorablemente hacia un clímax y _______ no tenía forma de detenerla.
La mano izquierda del mexicano emergió de entre los pliegues del poncho y se tendió hacia el dinero.
—He encontrado tu precio, ¿eh? —declaró Brad y empezó a separar algunos billetes del resto.
El hombre no aguardó a que le dieran el dinero. En cambio, su mano se cerró sobre todo el fajo. Demasiado tarde, Brad comprendió el peligro que ________ había percibido desde el principio. Sudando, metió la mano dentro de su chaqueta, en busca del revólver que tenía debajo del cinturón. Cuando el cañón del revólver apareció en la mano de él, _________ vio horrorizada que el cañón del arma del mexicano asomaba desde el lado derecho de su poncho. Se produjo una explosión ensordecedora. Cuando ella enfocó nuevamente los ojos, Brad estaba desplomándose y el revólver de cañón corto se deslizaba de entre sus dedos. “Estúpido tonto”, pensó _______.
Quiso correr hacia Brad, pero el mexicano ya estaba arrodillado junto a él, quitándole el fajo de billetes de los dedos fuertemente apretados.
________ dio un paso vacilante hacia Brad, la vista clavada en el pequeño agujero rojo del pecho. No había sangre brotando a borbotones como ella había visto en el cine… sólo un pequeño, mortal agujero y una mancha escarlata que se extendía lentamente señalando la herida mortal.
El ruido de cascos de caballos penetró la bruma que envolvía su mente. El olor a carne de caballo caliente se mezclaba con el acre olor de la pólvora. Cuando su mirada se amplió para abarcar la escena más allá del cuerpo inmóvil de Brad, _______ vio que la banda de jinetes se había acercado. Dos se bajaron para unirse al hombre que revisaba los bolsillos de Brad.
Miró al amenazante grupo. Su corazón cesó de latir por un segundo y enseguida arrancó enloquecido de temor. Todos estaban mirándola fijamente. _______ se aplastó contra la puerta del automóvil.
Otros dos jinetes tambie bajaron y empezaron a caminar hacia ella. No había hacia dónde correr, hacia dónde escapar. Ellos habían matado a Brad y ella no podía esperar misericordia, ciertamente ninguna misericordia antes que la matasen.
¡Sobrevivir! La palabra gritó dentro de sus venas. ¡Sobrevivir! La marcha alocada de su corazón disminuyó instantáneamente y la mano del miedo que le apretaba la garganta desapareció. Debía sobrevivir.
YO LES HABIA DICHO QUE JOE IBA A APARECER EN ESTE CAP PERO SEGURO QUE NO LO VIERON NOMBRAR EN NINGUN LADO, PEEEEEEERO SI ESTUVIERON ATENTAS APARECIÓ Y CREO QUE DE AHORA EN MÁS VA A SEGUIR APARECIENDO ;)
F l ♥ r e n c i a.
Re: ~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
Wuju!!!
Me encanto!!
Maldito Brad...
Se lo merecia
Y yo ni una lagrima de cocodrilo tire...
Jajaja :risa:
Buee
SIGUELA!!
Me encanta!!
Me encanto!!
Maldito Brad...
Se lo merecia
Y yo ni una lagrima de cocodrilo tire...
Jajaja :risa:
Buee
SIGUELA!!
Me encanta!!
s@r!!
Re: ~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
si creo saber quien era aaaaaa siguela esta tan emosionante quiero saber mas
siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :)
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Invitado
Invitado
Re: ~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa genial wiiiii :D
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wiiii espero q la sigas prontooooooo
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wiiii espero q la sigas prontooooooo
alejonatica14
Re: ~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
AW, GRACIAS POR SUS COMENTARIOS CHICAS :D
MÁS TARDE SUBO CAP!
MÁS TARDE SUBO CAP!
F l ♥ r e n c i a.
Re: ~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
Miró al amenazante grupo. Su corazón cesó de latir por un segundo y enseguida arrancó enloquecido de temor. Todos estaban mirándola fijamente. _______ se aplastó contra la puerta del automóvil.
Otros dos jinetes tambie bajaron y empezaron a caminar hacia ella. No había hacia dónde correr, hacia dónde escapar. Ellos habían matado a Brad y ella no podía esperar misericordia, ciertamente ninguna misericordia antes que la matasen.
¡Sobrevivir! La palabra gritó dentro de sus venas. ¡Sobrevivir! La marcha alocada de su corazón disminuyó instantáneamente y la mano del miedo que le apretaba la garganta desapareció. Debía sobrevivir.
Capítulo 5
______ enfrentó con audacia a sus atacantes.
—Sé cómo pueden conseguir mucho más dinero —dijo con aparente calma—. ¿Entienden? Mucho dinero —agregó en español.
Su afirmación fue recibida en silencio. Todos la miraban, sus expresiones no cambiaron. Los dos hombres que caminaban hacia ella se detuvieron. _______ supo que le prestaban atención.
—Mucho dinero —repitió.
Los dos hombres empezaron nuevamente a acercársele. Uno era alto, su cara estaba en la sombra del ala ancha de su sombrero. El otro era bajo y robusto y exhibía una sonrisa burlona.
—Mi nombre es ________ Rogers —empezó ella otra vez, ignorando el hecho de que legalmente, era Townsend—. Mi padre es muy rico. Él pagará mucho dinero si le soy devuelta ilesa. —________ acentuó la última palabra—. Él pagará mucho dinero.
Nadie pareció impresionado por sus palabras. Su mirada recorrió a los jinetes y pareció rebotar en las facciones de uno, el jinete moreno. El instinto le decía que era éste el más peligroso del grupo.
—Uno de ustedes tiene que entender lo que estoy diciendo. —En su voz asomó un tono irritado, desesperado—. Mi padre pagaría mucho dinero por tenerme de vuelta con él.
________ percibía la ironía de su apurada situación. Estaba aquí, en este sitio dejado de la mano de Dios, casada y ahora viuda, a causa del afán de dinero de Brad. Ahora, quizá su única posibilidad de sobrevivir giraba alrededor de ese dinero.
Una voz baja dijo algo en español, interrumpiendo los pensamientos de ella. Su mirada buscó rápidamente al dueño de esa voz. Pertenecía al delgado, moreno jinete que la miraba con ojos entornados mientras su caballo golpeaba inquieto el suelo con sus cascos.
Una segunda voz hizo que _______ volviera la cabeza.
—¿Cuánto?
Venía del hombre alto y de anchos hombros que estaba acercándosele. ______ se encontró con un par de ojos azules muy claros, que la miraban sin emoción, fríos. El acento era inconfundiblemente americano.
—Usted es americano —casi exclamó _______.
Él ignoró la observación.
—¿Cuánto pagaría su padre?
—Miles —aseguró ella—. Lo suficiente para todos ustedes, siempre que no me hagan daño en ninguna forma.
Sin apartar los ojos de ella, él dirigió unas pocas frases en español, por encima de su hombro, a los que tenía atrás. Obviamente, fue la traducción de la respuesta de _______. Ella miró al imponente jinete para ver el efecto que las palabras causaban en él. Las facciones del hombre eran una máscara inescrutable. El jinete habló en la misma voz baja de antes y la atención de _______ volvió al americano.
—¿Quién es su padre y dónde vive? —preguntó éste con voz neutra.
—Su nombre es Elliot Rogers y vive en Austin, Texas —respondió ella directamente, sabiendo que no hubiera tenido sentido que se explayara.
—Nunca lo oí nombrar —fue la indiferente respuesta.
—Dudo de que los hayan invitado a las mismas fiestas. —Sus felinos ojos abarcaron al grupo de bandoleros—. Ustedes no frecuentan los mismos círculos.
El hombre rió por lo bajo y no tradujo lo que ella había dicho. Caminó hacia ella. _______ logró no pestañear cuando él estiró un brazo y tocó la tela de la blusa. El hombre olía a polvo, sudor y caballo.
De cerca, _______ pudo ver una traza de juvenil apostura detrás de la barba crecida y las facciones curtidas por el sol. Trató de calcularle la edad, pero las líneas de expresión lo hacían muy difícil. Podía estar alrededor de los treinta, aunque ______ tuvo la impresión de que era todavía más joven.
—Estas son ropas costosas —comentó él.
—Eso fue lo que dijo mi padre cuando las pagó —respondió ella para reforzar su posición de rica heredera.
Sonriendo levemente, él soltó la tela de la blusa, le tomó las manos y las levantó para poder observarlas mejor. Su atención se centró en la sortija de oro de casamiento.
—¿Él?
Su cabeza se ladeó para señalar el cuerpo de Brad.
—Sí —admitió _______—. Mi nombre de casada es _______ Rogers Townsend. Estábamos en nuestra luna de miel.
—¿Qué estaban haciendo aquí?
—A Brad le dijeron que había un atajo a través de las montañas. Él estaba tratando de encontrarlo cuando el automóvil se rompió.
—No es este el atajo —dijo él.
Sin cambiar de posición, el hombre dijo algo en español. La voz grave y familiar que respondió causó un murmullo de disenso en el grupo. _______ contuvo el aliento cuando vio las ceñudas expresiones de desacuerdo. La disputa fue silenciada por el tono firmemente autoritario de la voz grave.
—Tiene suerte —dijo el americano—. El jefe cree su historia. —Aunque su boca se curvó hacia arriba en los ángulos, no hubo nada de calidez en su sonrisa—. Usted sabe que hay formas de averiguar si su padre tiene dinero, ¿no es cierto?
—Yo no miento —respondió _______ con calma—. ¿Creyó usted que mentiría?
—Podría ser —dijo él, asintiendo con la cabeza—, para salvar ese hermoso cuello que tiene.
Le soltó una de las manos y se volvió para tomar una cuerda corta de uno de los jinetes. La acción pareció ser una señal para que los otros reanudaran el pillaje.
—No hay necesidad de atarme —insistió _______ cuando él pasó la cuerda alrededor de su otra muñeca.
—Es sólo una precaución.
Ató firmemente la cuerda y procedió a asegurarle la otra muñeca.
Las ásperas fibras le rasparon la piel, la presión de la cuerda dejaba que llegara muy poca sangre a los dedos. Cualquier intento de flexionarlos que hacía _______ provocaba que la cuerda le raspara dolorosamente la piel.
Su mirada fue hacia el hombre que había creído en su historia. Por alguna razón, desde el principio había sabido que él era el jefe de esta banda.
Mientras ella observaba, él dio una orden en español y los hombres empezaron lentamente a subir a sus caballos. ________ miró el cuerpo tirado en el suelo. Hubiera debido sentirse conmovida u horrorizada a la vista de él, pensó. Estaba muy mal no lamentar la extinción de una vida, especialmente cuando el hombre era su marido. Pero el miedo y la fiera voluntad de sobrevivir habían desplazado todas las otras emociones de la mente de _______.
Hubo un tirón de la cuerda para hacerla avanzar. ________ se resistió e inmediatamente la cuerda le mordió la carne al aumentar la presión para hacerla obedecer.
—Aguarde —imploró _______. El americano se detuvo y la miró, enarcando intrigado una ceja. Ella lanzó una rápida mirada al cadáver de Brad—. No van a dejarlo así, donde los animales pueden…
No pudo terminar la frase, incapaz de poner en palabras la horrible imagen que pasó por su mente.
Una luz dura brilló en los ojos azules.
—Acabamos de matarlo —le recordó él, torciendo cínicamente la boca—. ¿De veras espera que nos convertiremos en cristianos y le daremos una sepultura decente?
_______ cerró los ojos ante esa amarga lógica y los abrió para mirar la figura sin vida.
—No está bien dejarlo así —repitió lentamente.
Un tirón a sus muñecas la hizo dar unos pasos y tropezar. Uno de los jinetes sostenía las riendas del caballo del americano mientras ella fue medio arrastrada hacia el lado izquierdo de la silla vacía. Antes de que pudiera recobrar el equilibrio, un par de manos la tomó de la cintura y enseguida la puso a horcajadas sobre el caballo.
________ aferró el arzón para sostenerse y miró al americano. Él tenía la mano apoyada en el faldón de cuero de la silla, cerca de la pierna de ella. La miró largamente, con dureza y dijo algo en español al hombre que sujetaba el caballo.
Sin una palabra a _______, el americano se volvió y caminó hasta el cadáver tendido en el suelo arenoso. Levantó el peso muerto, lo cargó sobre un hombro y lo llevó como un saco de patatas, hasta la puerta del automóvil.
Magnéticamente, la mirada de _______ se apartó de la escena, atraída por un par de ojos que eran dorados y duros como dos trozos de oro. La obligaron a mirar al hombre, al líder de la banda de renegados. Su pulso se aceleró con una vaga alarma.
Un súbito movimiento y una airada voz en español, liberó a _______ de la hipnótica mirada cuando la atención del jefe fue dirigida a otra parte. Inconscientemente, en esos breves segundos ella se había puesto tensa y ahora sintió que sus músculos contraídos empezaban a relajarse. Su mirada buscó la causa de su liberación.
El mexicano de dientes amarillos, el que había matado a Brad, estaba montado en su caballo en el centro del semicírculo de jinetes. Una tirada en exigente español fue dirigida al hombre que segundos antes había paralizado a ________ con su mirada. El caballo del mexicano se movía inquieto, reaccionando a la cólera de su jinete.
El mexicano señaló a _______ y con la misma mano, en ademán de posesión, se golpeó varias veces el pecho. En ese instante, _______ advirtió que el hombre había colocado su caballo de modo que impedía que el americano pudiera acercársele. Estaba reclamándola como de su propiedad.
Un miedo helado le recorrió la espina dorsal. ¡Seguramente, no la obligarían a montar el mismo caballo con el hombre que había asesinado a Brad!, pensó aterrorizada. Por lo menos, el americano había demostrado poseer algo de compasión.
Los ojos dilatados de _______, buscaron el rostro del líder. Obviamente, la decisión la tomaría él. Pero el jefe ni siquiera la miró, se encogió de hombros con indiferencia y apartó su caballo del círculo. Con un grito de triunfo, el mexicano espoleó su caballo en dirección a _______.
El hombre detuvo al animal a su lado, tirando salvajemente del freno. Ella lanzó una mirada al americano, esperando que éste protestara, pero él no hizo ademán de oponerse. El brazo que le rodeó la cintura la liberó instantáneamente de la parálisis.
—¡No! ¡No!
________, pateando y gritando, fue arrancada de la silla de montar.
Sus gritos no tuvieron ningún efecto. El hombre la puso con rudeza de costado sobre la silla y su brazo, como una faja de hierro, le apretó la cintura hasta casi partirla en dos. Enseguida, tocó con las espuelas los flancos de su caballo que salió disparado hacia adelante, lanzando a ________ contra el pecho del jinete. Con cada paso del animal, el arzón de la silla se le clavaba en el muslo.
El asesino se reía de sus esfuerzos sabiendo, como sabía _______, que ella no podría liberarse y que estaba desperdiciando sus energías. Tragándose un sollozo de frustración y autocompasión, _______ cesó de luchar y mantuvo rígido su cuerpo atravesado sobre el regazo de él.
El caballo cesó de galopar y empezó a andar al trote. Los ojos inflamados y acusadores de _______ miraron a la banda que había iniciado su éxodo desde la escena del crimen. Dos rezagados galoparon hasta reunirse con el resto del grupo. El fuego de los ojos de ________ lanzó un relámpago de rencor cuando vio los ojos azules del americano. Él ni siquiera la miró y guió su caballo hasta quedar al lado del líder.
Sus manos atadas y la posición atravesada sobre la silla de montar obligaron a ________ a apoyarse en el brazo y el pecho del hombre. Su hombro rozaba el áspero tejido del poncho que le lastimaba la piel a través de la fina tela de seda de la blusa. El jinete tenía mal aliento y _______ volvió la cabeza para evitar inhalarlo.
El cuero de las sillas de montar crujía mientras los bandidos ponían distancia entre ellos y el camino de tierra. La ruta que seguían a través del áspero terreno, corría paralela a la imponente cadena de montañas. Una orden invisible pareció recorrer al grupo. Casi simultáneamente, todos pusieron sus caballos al paso.
El arzón de la silla ejercía una presión regular y ya no le lastimaba el muslo. El hombre le dijo algo en español, en tono bajo y sugestivo y su aliento caliente le rozó la cara. _______ le lanzó una mirada cargada de veneno y se puso tensa cuando vio que los ojos brillantes de él miraban hacia abajo.
La posición que llevaba, encorvada contra el pecho de él, hacía que la delantera abotonada de la blusa se inflara con el viento mientras sus brazos empujaban a sus pechos uno contra otro, de modo que se formaba un profundo valle entre los dos. ________ levantó sus antebrazos con las muñecas atadas, para protegerse de las miradas del mexicano.
—No, no, señora —dijo él con una sonrisa burlona y aferró la cuerda para obligarle a bajar las manos.
Giró sobre su silla, introdujo su codo entre las muñecas de ella, aplicó presión al nudo y le sujetó de esa forma las manos. Cuando sus dedos rozaron la suave tela de la blusa que le cubría los pechos, ________ trató de apartarse apoyándose contra el brazo de él evitando esas manos lascivas. El movimiento hizo que sus pechos ejercieran presión sobre la delgada tela. La mano de él cubrió la redondeada prominencia de un pecho.
—¡Quíteme las manos de encima! —exclamó _______, furiosa—. ¡Animal sucio y puerco!
Él rió otra vez y para castigarla le apretó el pecho. Dos jinetes se acercaron para mirar y ofrecieron palabras de aliento y jocosas sugerencias al hombre a quien llamaban Juan. _______ le pateó la pierna, sus pies se agitaron en el aire en un esfuerzo de dar en el blanco. Los golpes cayeron sobre la correa del estribo.
Él llevó sus dedos hacia la delantera abotonada de la blusa, de la que tiró con impaciencia hasta que se cortaron los hilos de los botones. Cuando los pechos maduros quedaron a la vista, les gritó a los que miraban, como jactándose de la riqueza de su botín.
Avergonzada y humillada más allá de toda descripción, ________ luchó ahora aún más salvajemente que antes. Las manos de él exploraron la presa y sus dedos encallecidos acariciaron rudamente la carne hasta que _______ se sintió ahogar de repugnancia.
—¡Mi padre no les pagará un centavo! —exclamó, llena de humillación—. ¡Ni un centavo! ¿Me oyen?
Gritó su advertencia al hombre que cabalgaba adelante y al americano que iba junto a él.
El caballo se hizo a un lado debajo de la pareja que luchaba sobre su lomo, levantó la cabeza y resopló nerviosamente. ________ comprendió que nadie la rescataría. La habían entregado a esta bestia disfrazada de hombre y pensó que preferiría morir antes de ser sometida otra vez.
El caballo piafó, asustado y agitado. Había una única manera de escapar de esas manos repulsivas y ________ empezó a dirigir los golpes de sus pies a los remos y el cuello del animal. Relinchando alarmado por el ataque, el caballo medio se alzó sobre sus patas traseras pero fue contenido por un súbito tirón de las riendas y el severo toque de una espuela. ________, sin embargo, siguió pateando y sollozando, decidida a salvarse.
El caballo amenazó con salir disparado, presa de pánico. Fue necesaria toda la habilidad del jinete para dominarlo. Mientras los otros se reían de la apurada situación de su captor, ________ vio manchas rojas de furia en la cara de él.
Su pie se enganchó en una rienda tensa. La pateó, haciendo que el caballo volviera la cabeza. Los cascos, que se movían nerviosos, trataron de girar en la misma dirección pero el súbito cambio fue imposible. _______ sintió que las piernas del caballo se doblaban y enseguida el animal cayó pesadamente al suelo. Se libró del brazo que la aprisionaba y a duras penas logró alejarse de los peligrosos cascos del caballo.
________ tropezó y trató de correr. Apenas había cubierto unos tres metros cuando oyó cascos pesados a sus espaldas. Una mano la tomó del codo y la hizo girar. Sus pies le fallaron y cayó al suelo. El asesino de Brad se erguía sobre ella, con su rostro feo y grosero lleno de deseos de venganza. Dos jinetes detuvieron sus caballos a cada lado de ________ y se bajaron de los caballos.
_______ trató de encogerse hacia atrás y sus ojos asustados no se apartaron del hombre llamado Juan. Logró ponerse de pie mientras él se le acercaba con aire amezador. Instantáneamente, los otros dos hombres se le acercaron y la tomaron de los brazos para sujetarla. Ella los pateó con energía y les mordió las manos.
Inesperadamente, la soltaron. _______ no preguntó por qué; sólo se volvió para echar a correr. Durante su lucha, el resto de los jinetes habían formado un círculo a su alrededor.
Respirando agitada por sus desesperados esfuerzos, ________ se volvió, alerta y en guardia, sin saber qué esperar a continuación. Su mirada cayó en el hombre de rostro delgado que mandaba al grupo con expresión impasible y remota. Los entornados ojos dorados de él, se posaron en sus pechos que subían y bajaban agitadamente en la abertura de la blusa de seda. Ella levantó rápidamente los brazos para cubrirse.
La fina línea de la boca del jefe, se crispó ante la acción defensiva que llegó demasiado tarde para ocultar lo que todos habían visto. El hombre se bajó y desató algo de su silla. Parecía una manta y un lazo, _______ se estremeció interiormente pero se negó a ceder terreno cuando él caminó hacia ella.
Descubrió que la delgadez del hombre era engañosa. Era mucho más alto y más ancho de lo que ella había pensado al principio. Se movía con la gracia elástica de un animal, de una bestia de presa. Los ojos insondablemente dorados no se apartaron un momento de la cara de _______, hipnotizándola casi hasta el punto de que no hubiera podido correr si lo hubiese intentado.
Él se detuvo frente a ella y desplegó un sarape. Lo levantó sobre ella y le pasó por la cabeza el tajo de la abertura. Metió el borde dentro del círculo de sus brazos, dejando las manos fuera de la rústica tela.
Su voz profunda le dijo algo en español, con una inflexión burlona en el tono tranquilo. La sangre corría aceleradamente en las venas de ella y sus nervios estaban tensos y vibrantes ante la sensación de peligro que le causaba la proximidad de él.
El lazo le fue pasado por la cabeza. El corazón se le detuvo de terror cuando la cuerda le rozó un costado del cuello, pero él la bajó alrededor de los hombros.
—¿Qué me está haciendo? —preguntó ________, incapaz de seguir soportando el suspenso.
Él no dijo nada, aunque ella no hubiera entendido la respuesta si se la hubiese dado. El miedo la hizo temblar mientras trataba de adivinar las intenciones de él. Cuando el lazo le rodeó la cintura, el hombre lo ajustó y la cuerda actuó como un cinturón, que sujetó contra su cuerpo la tela del sarape.
Los ojos desconcertados de _______ se apartaron de la mascara impenetrable para buscar al único hombre que hubiera podido explicarle qué sucedía.
—¿Por qué está haciendo esto? —le preguntó al americano.
—Usted estaba tan ansiosa de correr —fue la indiferente respuesta—, que él decidió satisfacer sus deseos de hacer un poco de ejercicio.
_______ echó la cabeza atrás y miró los ojos de miel reluciente. Sosteniendo el rollo del lazo, él se volvió, caminó hasta su caballo y montó. Permaneció un instante inmóvil sobre la silla, mirando el rostro pálido de ________. Después aflojó las riendas y el caballo empezó a caminar. La cuerda se puso tensa. _______ tuvo que elegir entre caminar o dejarse arrastrar.
Cualquier cosa era preferible al repelente contacto del asesino de Brad, pero _______ eligió caminar. Aferró con sus manos atadas el lazo tenso y lo usó para mantener el equilibrio.
Otros dos jinetes tambie bajaron y empezaron a caminar hacia ella. No había hacia dónde correr, hacia dónde escapar. Ellos habían matado a Brad y ella no podía esperar misericordia, ciertamente ninguna misericordia antes que la matasen.
¡Sobrevivir! La palabra gritó dentro de sus venas. ¡Sobrevivir! La marcha alocada de su corazón disminuyó instantáneamente y la mano del miedo que le apretaba la garganta desapareció. Debía sobrevivir.
Capítulo 5
______ enfrentó con audacia a sus atacantes.
—Sé cómo pueden conseguir mucho más dinero —dijo con aparente calma—. ¿Entienden? Mucho dinero —agregó en español.
Su afirmación fue recibida en silencio. Todos la miraban, sus expresiones no cambiaron. Los dos hombres que caminaban hacia ella se detuvieron. _______ supo que le prestaban atención.
—Mucho dinero —repitió.
Los dos hombres empezaron nuevamente a acercársele. Uno era alto, su cara estaba en la sombra del ala ancha de su sombrero. El otro era bajo y robusto y exhibía una sonrisa burlona.
—Mi nombre es ________ Rogers —empezó ella otra vez, ignorando el hecho de que legalmente, era Townsend—. Mi padre es muy rico. Él pagará mucho dinero si le soy devuelta ilesa. —________ acentuó la última palabra—. Él pagará mucho dinero.
Nadie pareció impresionado por sus palabras. Su mirada recorrió a los jinetes y pareció rebotar en las facciones de uno, el jinete moreno. El instinto le decía que era éste el más peligroso del grupo.
—Uno de ustedes tiene que entender lo que estoy diciendo. —En su voz asomó un tono irritado, desesperado—. Mi padre pagaría mucho dinero por tenerme de vuelta con él.
________ percibía la ironía de su apurada situación. Estaba aquí, en este sitio dejado de la mano de Dios, casada y ahora viuda, a causa del afán de dinero de Brad. Ahora, quizá su única posibilidad de sobrevivir giraba alrededor de ese dinero.
Una voz baja dijo algo en español, interrumpiendo los pensamientos de ella. Su mirada buscó rápidamente al dueño de esa voz. Pertenecía al delgado, moreno jinete que la miraba con ojos entornados mientras su caballo golpeaba inquieto el suelo con sus cascos.
Una segunda voz hizo que _______ volviera la cabeza.
—¿Cuánto?
Venía del hombre alto y de anchos hombros que estaba acercándosele. ______ se encontró con un par de ojos azules muy claros, que la miraban sin emoción, fríos. El acento era inconfundiblemente americano.
—Usted es americano —casi exclamó _______.
Él ignoró la observación.
—¿Cuánto pagaría su padre?
—Miles —aseguró ella—. Lo suficiente para todos ustedes, siempre que no me hagan daño en ninguna forma.
Sin apartar los ojos de ella, él dirigió unas pocas frases en español, por encima de su hombro, a los que tenía atrás. Obviamente, fue la traducción de la respuesta de _______. Ella miró al imponente jinete para ver el efecto que las palabras causaban en él. Las facciones del hombre eran una máscara inescrutable. El jinete habló en la misma voz baja de antes y la atención de _______ volvió al americano.
—¿Quién es su padre y dónde vive? —preguntó éste con voz neutra.
—Su nombre es Elliot Rogers y vive en Austin, Texas —respondió ella directamente, sabiendo que no hubiera tenido sentido que se explayara.
—Nunca lo oí nombrar —fue la indiferente respuesta.
—Dudo de que los hayan invitado a las mismas fiestas. —Sus felinos ojos abarcaron al grupo de bandoleros—. Ustedes no frecuentan los mismos círculos.
El hombre rió por lo bajo y no tradujo lo que ella había dicho. Caminó hacia ella. _______ logró no pestañear cuando él estiró un brazo y tocó la tela de la blusa. El hombre olía a polvo, sudor y caballo.
De cerca, _______ pudo ver una traza de juvenil apostura detrás de la barba crecida y las facciones curtidas por el sol. Trató de calcularle la edad, pero las líneas de expresión lo hacían muy difícil. Podía estar alrededor de los treinta, aunque ______ tuvo la impresión de que era todavía más joven.
—Estas son ropas costosas —comentó él.
—Eso fue lo que dijo mi padre cuando las pagó —respondió ella para reforzar su posición de rica heredera.
Sonriendo levemente, él soltó la tela de la blusa, le tomó las manos y las levantó para poder observarlas mejor. Su atención se centró en la sortija de oro de casamiento.
—¿Él?
Su cabeza se ladeó para señalar el cuerpo de Brad.
—Sí —admitió _______—. Mi nombre de casada es _______ Rogers Townsend. Estábamos en nuestra luna de miel.
—¿Qué estaban haciendo aquí?
—A Brad le dijeron que había un atajo a través de las montañas. Él estaba tratando de encontrarlo cuando el automóvil se rompió.
—No es este el atajo —dijo él.
Sin cambiar de posición, el hombre dijo algo en español. La voz grave y familiar que respondió causó un murmullo de disenso en el grupo. _______ contuvo el aliento cuando vio las ceñudas expresiones de desacuerdo. La disputa fue silenciada por el tono firmemente autoritario de la voz grave.
—Tiene suerte —dijo el americano—. El jefe cree su historia. —Aunque su boca se curvó hacia arriba en los ángulos, no hubo nada de calidez en su sonrisa—. Usted sabe que hay formas de averiguar si su padre tiene dinero, ¿no es cierto?
—Yo no miento —respondió _______ con calma—. ¿Creyó usted que mentiría?
—Podría ser —dijo él, asintiendo con la cabeza—, para salvar ese hermoso cuello que tiene.
Le soltó una de las manos y se volvió para tomar una cuerda corta de uno de los jinetes. La acción pareció ser una señal para que los otros reanudaran el pillaje.
—No hay necesidad de atarme —insistió _______ cuando él pasó la cuerda alrededor de su otra muñeca.
—Es sólo una precaución.
Ató firmemente la cuerda y procedió a asegurarle la otra muñeca.
Las ásperas fibras le rasparon la piel, la presión de la cuerda dejaba que llegara muy poca sangre a los dedos. Cualquier intento de flexionarlos que hacía _______ provocaba que la cuerda le raspara dolorosamente la piel.
Su mirada fue hacia el hombre que había creído en su historia. Por alguna razón, desde el principio había sabido que él era el jefe de esta banda.
Mientras ella observaba, él dio una orden en español y los hombres empezaron lentamente a subir a sus caballos. ________ miró el cuerpo tirado en el suelo. Hubiera debido sentirse conmovida u horrorizada a la vista de él, pensó. Estaba muy mal no lamentar la extinción de una vida, especialmente cuando el hombre era su marido. Pero el miedo y la fiera voluntad de sobrevivir habían desplazado todas las otras emociones de la mente de _______.
Hubo un tirón de la cuerda para hacerla avanzar. ________ se resistió e inmediatamente la cuerda le mordió la carne al aumentar la presión para hacerla obedecer.
—Aguarde —imploró _______. El americano se detuvo y la miró, enarcando intrigado una ceja. Ella lanzó una rápida mirada al cadáver de Brad—. No van a dejarlo así, donde los animales pueden…
No pudo terminar la frase, incapaz de poner en palabras la horrible imagen que pasó por su mente.
Una luz dura brilló en los ojos azules.
—Acabamos de matarlo —le recordó él, torciendo cínicamente la boca—. ¿De veras espera que nos convertiremos en cristianos y le daremos una sepultura decente?
_______ cerró los ojos ante esa amarga lógica y los abrió para mirar la figura sin vida.
—No está bien dejarlo así —repitió lentamente.
Un tirón a sus muñecas la hizo dar unos pasos y tropezar. Uno de los jinetes sostenía las riendas del caballo del americano mientras ella fue medio arrastrada hacia el lado izquierdo de la silla vacía. Antes de que pudiera recobrar el equilibrio, un par de manos la tomó de la cintura y enseguida la puso a horcajadas sobre el caballo.
________ aferró el arzón para sostenerse y miró al americano. Él tenía la mano apoyada en el faldón de cuero de la silla, cerca de la pierna de ella. La miró largamente, con dureza y dijo algo en español al hombre que sujetaba el caballo.
Sin una palabra a _______, el americano se volvió y caminó hasta el cadáver tendido en el suelo arenoso. Levantó el peso muerto, lo cargó sobre un hombro y lo llevó como un saco de patatas, hasta la puerta del automóvil.
Magnéticamente, la mirada de _______ se apartó de la escena, atraída por un par de ojos que eran dorados y duros como dos trozos de oro. La obligaron a mirar al hombre, al líder de la banda de renegados. Su pulso se aceleró con una vaga alarma.
Un súbito movimiento y una airada voz en español, liberó a _______ de la hipnótica mirada cuando la atención del jefe fue dirigida a otra parte. Inconscientemente, en esos breves segundos ella se había puesto tensa y ahora sintió que sus músculos contraídos empezaban a relajarse. Su mirada buscó la causa de su liberación.
El mexicano de dientes amarillos, el que había matado a Brad, estaba montado en su caballo en el centro del semicírculo de jinetes. Una tirada en exigente español fue dirigida al hombre que segundos antes había paralizado a ________ con su mirada. El caballo del mexicano se movía inquieto, reaccionando a la cólera de su jinete.
El mexicano señaló a _______ y con la misma mano, en ademán de posesión, se golpeó varias veces el pecho. En ese instante, _______ advirtió que el hombre había colocado su caballo de modo que impedía que el americano pudiera acercársele. Estaba reclamándola como de su propiedad.
Un miedo helado le recorrió la espina dorsal. ¡Seguramente, no la obligarían a montar el mismo caballo con el hombre que había asesinado a Brad!, pensó aterrorizada. Por lo menos, el americano había demostrado poseer algo de compasión.
Los ojos dilatados de _______, buscaron el rostro del líder. Obviamente, la decisión la tomaría él. Pero el jefe ni siquiera la miró, se encogió de hombros con indiferencia y apartó su caballo del círculo. Con un grito de triunfo, el mexicano espoleó su caballo en dirección a _______.
El hombre detuvo al animal a su lado, tirando salvajemente del freno. Ella lanzó una mirada al americano, esperando que éste protestara, pero él no hizo ademán de oponerse. El brazo que le rodeó la cintura la liberó instantáneamente de la parálisis.
—¡No! ¡No!
________, pateando y gritando, fue arrancada de la silla de montar.
Sus gritos no tuvieron ningún efecto. El hombre la puso con rudeza de costado sobre la silla y su brazo, como una faja de hierro, le apretó la cintura hasta casi partirla en dos. Enseguida, tocó con las espuelas los flancos de su caballo que salió disparado hacia adelante, lanzando a ________ contra el pecho del jinete. Con cada paso del animal, el arzón de la silla se le clavaba en el muslo.
El asesino se reía de sus esfuerzos sabiendo, como sabía _______, que ella no podría liberarse y que estaba desperdiciando sus energías. Tragándose un sollozo de frustración y autocompasión, _______ cesó de luchar y mantuvo rígido su cuerpo atravesado sobre el regazo de él.
El caballo cesó de galopar y empezó a andar al trote. Los ojos inflamados y acusadores de _______ miraron a la banda que había iniciado su éxodo desde la escena del crimen. Dos rezagados galoparon hasta reunirse con el resto del grupo. El fuego de los ojos de ________ lanzó un relámpago de rencor cuando vio los ojos azules del americano. Él ni siquiera la miró y guió su caballo hasta quedar al lado del líder.
Sus manos atadas y la posición atravesada sobre la silla de montar obligaron a ________ a apoyarse en el brazo y el pecho del hombre. Su hombro rozaba el áspero tejido del poncho que le lastimaba la piel a través de la fina tela de seda de la blusa. El jinete tenía mal aliento y _______ volvió la cabeza para evitar inhalarlo.
El cuero de las sillas de montar crujía mientras los bandidos ponían distancia entre ellos y el camino de tierra. La ruta que seguían a través del áspero terreno, corría paralela a la imponente cadena de montañas. Una orden invisible pareció recorrer al grupo. Casi simultáneamente, todos pusieron sus caballos al paso.
El arzón de la silla ejercía una presión regular y ya no le lastimaba el muslo. El hombre le dijo algo en español, en tono bajo y sugestivo y su aliento caliente le rozó la cara. _______ le lanzó una mirada cargada de veneno y se puso tensa cuando vio que los ojos brillantes de él miraban hacia abajo.
La posición que llevaba, encorvada contra el pecho de él, hacía que la delantera abotonada de la blusa se inflara con el viento mientras sus brazos empujaban a sus pechos uno contra otro, de modo que se formaba un profundo valle entre los dos. ________ levantó sus antebrazos con las muñecas atadas, para protegerse de las miradas del mexicano.
—No, no, señora —dijo él con una sonrisa burlona y aferró la cuerda para obligarle a bajar las manos.
Giró sobre su silla, introdujo su codo entre las muñecas de ella, aplicó presión al nudo y le sujetó de esa forma las manos. Cuando sus dedos rozaron la suave tela de la blusa que le cubría los pechos, ________ trató de apartarse apoyándose contra el brazo de él evitando esas manos lascivas. El movimiento hizo que sus pechos ejercieran presión sobre la delgada tela. La mano de él cubrió la redondeada prominencia de un pecho.
—¡Quíteme las manos de encima! —exclamó _______, furiosa—. ¡Animal sucio y puerco!
Él rió otra vez y para castigarla le apretó el pecho. Dos jinetes se acercaron para mirar y ofrecieron palabras de aliento y jocosas sugerencias al hombre a quien llamaban Juan. _______ le pateó la pierna, sus pies se agitaron en el aire en un esfuerzo de dar en el blanco. Los golpes cayeron sobre la correa del estribo.
Él llevó sus dedos hacia la delantera abotonada de la blusa, de la que tiró con impaciencia hasta que se cortaron los hilos de los botones. Cuando los pechos maduros quedaron a la vista, les gritó a los que miraban, como jactándose de la riqueza de su botín.
Avergonzada y humillada más allá de toda descripción, ________ luchó ahora aún más salvajemente que antes. Las manos de él exploraron la presa y sus dedos encallecidos acariciaron rudamente la carne hasta que _______ se sintió ahogar de repugnancia.
—¡Mi padre no les pagará un centavo! —exclamó, llena de humillación—. ¡Ni un centavo! ¿Me oyen?
Gritó su advertencia al hombre que cabalgaba adelante y al americano que iba junto a él.
El caballo se hizo a un lado debajo de la pareja que luchaba sobre su lomo, levantó la cabeza y resopló nerviosamente. ________ comprendió que nadie la rescataría. La habían entregado a esta bestia disfrazada de hombre y pensó que preferiría morir antes de ser sometida otra vez.
El caballo piafó, asustado y agitado. Había una única manera de escapar de esas manos repulsivas y ________ empezó a dirigir los golpes de sus pies a los remos y el cuello del animal. Relinchando alarmado por el ataque, el caballo medio se alzó sobre sus patas traseras pero fue contenido por un súbito tirón de las riendas y el severo toque de una espuela. ________, sin embargo, siguió pateando y sollozando, decidida a salvarse.
El caballo amenazó con salir disparado, presa de pánico. Fue necesaria toda la habilidad del jinete para dominarlo. Mientras los otros se reían de la apurada situación de su captor, ________ vio manchas rojas de furia en la cara de él.
Su pie se enganchó en una rienda tensa. La pateó, haciendo que el caballo volviera la cabeza. Los cascos, que se movían nerviosos, trataron de girar en la misma dirección pero el súbito cambio fue imposible. _______ sintió que las piernas del caballo se doblaban y enseguida el animal cayó pesadamente al suelo. Se libró del brazo que la aprisionaba y a duras penas logró alejarse de los peligrosos cascos del caballo.
________ tropezó y trató de correr. Apenas había cubierto unos tres metros cuando oyó cascos pesados a sus espaldas. Una mano la tomó del codo y la hizo girar. Sus pies le fallaron y cayó al suelo. El asesino de Brad se erguía sobre ella, con su rostro feo y grosero lleno de deseos de venganza. Dos jinetes detuvieron sus caballos a cada lado de ________ y se bajaron de los caballos.
_______ trató de encogerse hacia atrás y sus ojos asustados no se apartaron del hombre llamado Juan. Logró ponerse de pie mientras él se le acercaba con aire amezador. Instantáneamente, los otros dos hombres se le acercaron y la tomaron de los brazos para sujetarla. Ella los pateó con energía y les mordió las manos.
Inesperadamente, la soltaron. _______ no preguntó por qué; sólo se volvió para echar a correr. Durante su lucha, el resto de los jinetes habían formado un círculo a su alrededor.
Respirando agitada por sus desesperados esfuerzos, ________ se volvió, alerta y en guardia, sin saber qué esperar a continuación. Su mirada cayó en el hombre de rostro delgado que mandaba al grupo con expresión impasible y remota. Los entornados ojos dorados de él, se posaron en sus pechos que subían y bajaban agitadamente en la abertura de la blusa de seda. Ella levantó rápidamente los brazos para cubrirse.
La fina línea de la boca del jefe, se crispó ante la acción defensiva que llegó demasiado tarde para ocultar lo que todos habían visto. El hombre se bajó y desató algo de su silla. Parecía una manta y un lazo, _______ se estremeció interiormente pero se negó a ceder terreno cuando él caminó hacia ella.
Descubrió que la delgadez del hombre era engañosa. Era mucho más alto y más ancho de lo que ella había pensado al principio. Se movía con la gracia elástica de un animal, de una bestia de presa. Los ojos insondablemente dorados no se apartaron un momento de la cara de _______, hipnotizándola casi hasta el punto de que no hubiera podido correr si lo hubiese intentado.
Él se detuvo frente a ella y desplegó un sarape. Lo levantó sobre ella y le pasó por la cabeza el tajo de la abertura. Metió el borde dentro del círculo de sus brazos, dejando las manos fuera de la rústica tela.
Su voz profunda le dijo algo en español, con una inflexión burlona en el tono tranquilo. La sangre corría aceleradamente en las venas de ella y sus nervios estaban tensos y vibrantes ante la sensación de peligro que le causaba la proximidad de él.
El lazo le fue pasado por la cabeza. El corazón se le detuvo de terror cuando la cuerda le rozó un costado del cuello, pero él la bajó alrededor de los hombros.
—¿Qué me está haciendo? —preguntó ________, incapaz de seguir soportando el suspenso.
Él no dijo nada, aunque ella no hubiera entendido la respuesta si se la hubiese dado. El miedo la hizo temblar mientras trataba de adivinar las intenciones de él. Cuando el lazo le rodeó la cintura, el hombre lo ajustó y la cuerda actuó como un cinturón, que sujetó contra su cuerpo la tela del sarape.
Los ojos desconcertados de _______ se apartaron de la mascara impenetrable para buscar al único hombre que hubiera podido explicarle qué sucedía.
—¿Por qué está haciendo esto? —le preguntó al americano.
—Usted estaba tan ansiosa de correr —fue la indiferente respuesta—, que él decidió satisfacer sus deseos de hacer un poco de ejercicio.
_______ echó la cabeza atrás y miró los ojos de miel reluciente. Sosteniendo el rollo del lazo, él se volvió, caminó hasta su caballo y montó. Permaneció un instante inmóvil sobre la silla, mirando el rostro pálido de ________. Después aflojó las riendas y el caballo empezó a caminar. La cuerda se puso tensa. _______ tuvo que elegir entre caminar o dejarse arrastrar.
Cualquier cosa era preferible al repelente contacto del asesino de Brad, pero _______ eligió caminar. Aferró con sus manos atadas el lazo tenso y lo usó para mantener el equilibrio.
F l ♥ r e n c i a.
Re: ~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
PARA QUE SUBA LA CONTINUACION DEL CAP VAN A TENER QUE DEJAR MUCHOS COMENTARIOS, ASI QUE PONGANSE LAS PILETAS(? JAJAJAJ :P
LAS QUIERO
LAS QUIERO
F l ♥ r e n c i a.
Re: ~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
Ay me encanta!!
Joe si habla ingles aqui??
Es el que me amarro no??
SIGUELA
ME ENCANTA!!!
Joe si habla ingles aqui??
Es el que me amarro no??
SIGUELA
ME ENCANTA!!!
s@r!!
Re: ~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
s@r!! escribió:Ay me encanta!!
Joe si habla ingles aqui??
Es el que me amarro no??
SIGUELA
ME ENCANTA!!!
MMM... POR EL MOMENTO NO, NO HABLA INGLES, YA TE VAS A ENTERAR BIEN SOBRE ESE TEMA Y SI, EL QUE TE AMARRO FUE JOE :P
F l ♥ r e n c i a.
Re: ~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
F l r e n c i a. escribió:s@r!! escribió:Ay me encanta!!
Joe si habla ingles aqui??
Es el que me amarro no??
SIGUELA
ME ENCANTA!!!
MMM... POR EL MOMENTO NO, NO HABLA INGLES, YA TE VAS A ENTERAR BIEN SOBRE ESE TEMA Y SI, EL QUE TE AMARRO FUE JOE :P
mmm 8)
Esta bien con eso me conformo
s@r!!
Re: ~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
Flor de mi :love: Tienes que seguirla! Ese Chou siempre sorprendiendo. Ahora es jefe de una banda, Oh men! xD
Ven y amarrame mi amooor! Yo te dejo que me hagas lo que quieras, lo que este escrito y lo que no se haya inventado! Wiiiiiiiiiiiiiii!!!!
Me la estas continuando ya mismo!!! Te quierooooooooooooooooo!!
Ven y amarrame mi amooor! Yo te dejo que me hagas lo que quieras, lo que este escrito y lo que no se haya inventado! Wiiiiiiiiiiiiiii!!!!
Me la estas continuando ya mismo!!! Te quierooooooooooooooooo!!
ForJoeJonas
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