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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: ~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
Capitulo 13
____ esperaba que después de esa noche, Joe retiraría su permiso para las caminatas vespertinas con Laredo y que ya no les tendría confianza para dejarlos juntos a los dos solos. Pero se sorprendió cuando él sugirió que las continuasen.
Ahora, caminando por la verde pradera donde pastaban los caballos, _______ deseó haberse negado. El silencio entre los dos era pesado. _______ estaba avergonzada e irritable, consciente de su nueva posición en la casa.
—¡Por Dios, diga algo! —Pidió en tono cortante—. Diga que lo siente o que me lo tenía merecido… diga cualquier cosa.
—No es el fin del mundo, ________ —dijo Laredo en tono suavemente reconfortante.
Ella se detuvo.
—¿Y yo tengo que mostrarme regocijada y dichosa porque él ha decidido que me quiere como amante?
—_______, por favor —suspiró Laredo exasperado.
Ella empezó a caminar tiesamente.
—¿Por qué no va y roba a otro automovilista desprevenido y secuestra a la esposa a fin de que él se olvide de mí?
—Nosotros no robamos ni secuestramos automovilistas.
—¿De veras que no? —dijo ________ con sarcasmo—. Perdone si lo llamo mentiroso.
—Aquello fue un accidente. —Sin ofenderse, Laredo clavó la vista adelante—. Las cosas, simplemente, se nos fueron de las manos. Que los automovilistas sean robados y muertos en las carreteras es más o menos tan común en Estados Unidos como en México. Sucede, pero raramente.
—¿De veras? —El tono de ________ fue deliberadamente escéptico—. Si no consiguen el dinero robando, ¿cómo pagan la comida, ropas, municiones y todo lo demás?
—No vivimos exactamente rodeados de esplendor —señaló él con sequedad—. Y tiene que recordar que el costo de la vida, aquí en México, es considerablemente más bajo que en Estados Unidos, especialmente viviendo nada más que con lo esencial y con todo lo que tenemos aquí. Mucho de lo que comemos es cultivado o criado en este lugar.
—¿Entonces, que hacen con todo el dinero que roban —lo desafió ________—. ¿Joe se ve a sí mismo como un Robin Hood y se lo da a los pobres? ¿O es como Pancho Villa, con sus numerosas mujeres y su banda de saqueadores, que ocultaban sus fechorías bajo la fachada de “la revolución”?
—Le he dicho antes que nosotros no robamos. —Sus ojos se convirtieron en dos hendiduras heladas—. Un par de veces al año, Joe asalta una cárcel o prisión. Se puede decir que es contratado para eso.
—Entiendo. —_______ asintió fríamente, recordando la historia de Laredo y su llegada al grupo—. Este es, entonces, un grupo mercenario de comandos. Entran en unas cuantas cárceles, matan a unos guardias y cobran la paga. No hacen nada tan malo como robar.
—¡Maldición! ¿Qué espera que hagamos? —preguntó Laredo con irritación—. ¿Quiere que vayamos a conseguirnos empleos? Demonios, todos nosotros éramos buscados por la justicia antes de unirnos. No pretendo que lo que hacemos es correcto o legal. Sé que yo ya estoy en mi propio infierno, o que me dirijo hacia él. Pero quizá algunos de esos tipos que nosotros sacamos de las cárceles tengan otra oportunidad antes de acabar como yo.
—Estoy segura de que sus motivos son nobles —murmuró ella con un tono sardónico en su voz.
—Me importa un ardite lo que piense usted de mis motivos. —Sus facciones estaban duras como una piedra fría—. Pero no creo que tenga el derecho a juzgarme a mí, a Joe o a cualquiera de aquí. Nosotros sólo tratamos de seguir libres y vivir en la mejor forma que sabemos.
________ comprendió que estaba en terreno peligroso. Si continuaba desaprobando la forma en que Laredo racionalizaba sus sentimientos de culpa, podría enajenarse completamente la buena voluntad de él. Todavía existía la posibilidad de poder persuadirlo que la ayudara a escapar, pese a lo que había dicho Joe.
—¿Cómo empezó Joe en esto? —Sutilmente alteró el tema en una dirección menos personal—. ¿Qué hizo él?
—No lo sé —respondió Laredo con sequedad.
—Seguramente debe de saber algo de él. —Insistió _______—. ¿Tiene familia? ¿Es huérfano? ¿Dónde aprendió tan bien el inglés? Dijo que lleva tres años con él en ese tiempo tiene que haberse enterado de algo sobre él.
Laredo ladeó la cabeza, en desacuerdo.
—Joe no responde muchas preguntas, especialmente sobre el pasado. Una vez se lo pregunté y él me dijo que no vive en el ayer.
_______ vaciló, con la curiosidad excitada por la aparente falta de información de Laredo. Joe era efectivamente, un hombre enigmático, una ley dentro de sí mismo, pero Laredo algo tenía que saber. Parecía imposible que nada supiera.
—Debe de haber oído otras historias sobre él… de otros quizá.
Su mirada de soslayo estudió la expresión cerrada de la cara de Laredo.
—He oído historias —admitió él en tono cortante—. No sé cuánto de verdad hay en ellas.
—¿Cómo cuáles? —preguntó _______.
Le tocó el turno de vacilar a Laredo.
—Algunos dicen que su madre fue la amante de un americano rico. Otras historias afirman que es el hijo menor de una prominente familia mexicana. Otra versión dice que de niño cruzó secretamente la frontera para vivir en Estados Unidos con un tío, por cuyo hijo pasó durante varios años. —Hizo una pausa de varios minutos y caminó en silencio—. Y hay historias que afirman que estuvo en prisión por tomar parte en acciones contra el gobierno o en contrabando de armas para unos reaccionarios. Es definitivo que cometió algún delito. Todas las historias sugieren que es un hombre educado y explican su conocimiento del inglés y de las prisiones, y de lo que pueden hacerle a un hombre si está encerrado demasiado tiempo en ellas.
—¿Cuál cree usted que es la verdadera?
—Ninguna. —A continuación, Laredo amplió su respuesta—. Imagino que probablemente una se acerca a la verdad, pero sólo Joe podría decir cuál.
—¿Cuándo? —Su voz sonó cargada de amargura—. ¿Cuándo estemos solos, de noche, en la cama?
—_______. —Laredo se detuvo, la tomó de los hombros y la hizo volverse hacia él—. Básicamente, no has sido tratada tan mal. Hubieras podido ser violada y asesinada, y tu cuerpo abandonado junto al de tu marido. Lograste salvarte de eso y fue Joe quien intervino para que los otros no te violasen.
—No lo hizo para protegerme —replicó ella—. Lo hizo porque temía que mi padre no pagaría el dinero si me hacían daño.
—Sé realista, _______ —dijo Laredo torvamente—. Tus padres pagarían el dinero, no importa el estado en que te encuentren. Yo lo sé y Joe también. En realidad, podrías ser violada y asesinada ahora y nosotros cobraríamos el mismo dinero.
_______ se puso pálida, pues comprendió que lo que él decía probablemente era cierto. Todavía podía ocurrir. Y resultaba extrañamente inquietante saber que la única persona que se interponía entre ella y ese destino era Joe. Pero Laredo no había terminado.
—Tienes suerte de que te permitan tanta libertad. Es cierto que contigo siempre hay alguien de guardia. Pero como señaló Joe, podrías ser encerrada en tu habitación. O… —Laredo hizo una pausa para acentuar el significado de sus palabras—, podrían tenerte todo el tiempo atada. De modo que Joe ha decidido, que de ahora en adelante, compartirás su cama. Tienes mucha suerte de que no sea un bastardo gordo y baboso como Juan. No has sido golpeada ni has pasado hambre. En realidad, te han tratado casi como a la realeza. Las cosas podrían ser mucho peores. Ya es hora de que dejes de sentir compasión por ti misma y que te des cuenta.
Sacó las manos de los hombros de ella y las dejó caer a sus costados. Laredo empezó a caminar otra vez, mirando directamente hacia delante. Sacudida por el sermón, _______ quedó un paso detrás de él y lo siguió con la cabeza ligeramente inclinada.
—Eres una sobreviviente, _______ —dijo Laredo con más suavidad, en tono firme pero gentil—. Eres capaz de sacar el mejor partido posible de una mala situación. No sugiero que la presente situación tenga que gustarte, sólo sácale el mejor partido posible.
Expresado en esa forma, sonaba como una rendición y ________ no estaba segura de que quería admitirlo. Pero tenía que reconocer que había algo de sensatez en lo que decía Laredo.
—Lo pensaré —dijo.
El ruido de cascos que se acercaba al galope hizo que ________ volviera la cabeza. El aplomo y la soltura con que el jinete se mantenía sobre la silla, instantáneamente identificaron a Joe. Su caballo se dirigía directamente hacia ellos.
Un tirón de las riendas y el caballo se puso al trote deteniéndose frente a _______. Con las manos cruzadas sobre el arzón, Joe hizo a Laredo un breve saludo con la cabeza y enseguida toda la oscuridad insondable de su mirada cayó sobre la cara vuelta hacia arriba de ________.
—¿Le gustaría dar una cabalgata, señora?
El caballo se movió inquieto debajo de él y golpeó el suelo con los cascos.
—Sí, en un caballo propio —dijo ________.
—Venga… —Sacó el pie del estribo y le ofreció un brazo para ayudarla a montar—. Le conseguiremos un caballo.
_______ miró vacilando a Laredo. La expresión de él parecía decirle: “Recuerda lo que dije.”
Usando el estribo para subir, puso su mano en la mano extendida de Joe. Enseguida él la tomó del antebrazo, _______ sintió que los músculos de acero del brazo de él se flexionaban al subirla a horcajadas sobre la silla, delante de él. Él volvió a tomar las riendas con su mano izquierda, hizo dar vuelta al caballo en un semicírculo y con el brazo rozó ligeramente el cuerpo de ________. Los hombros de ella rozaron contra la sólida pared del pecho de él cuando el caballo dio unos pasos nerviosos bajo el peso adicional, antes de partir al galope en dirección al grupo de casas de adobe.
~~~
Los muslos musculosos de él le rozaban la cara posterior de las piernas y su olor terroso le despertaba los sentidos, produciendo una reacción puramente física que ella no podía controlar. El aliento tibio de él agitaba el aire junto a su nuca.
—¿Estás segura de que deseas un caballo para montar sola? —preguntó él cerca del oído de ella.
—Completamente segura. —Pero el ronco temblor de su voz reveló su estado de turbación y supo que Joe lo había percibido.
Al acercarse al grupo de rústicas casas, él puso el caballo a un trote lento. Era la primera vez que a ________ le permitían acercarse a las casitas. Trató de ignorar el contacto físico con él y miró con interés a su alrededor.
—¿De qué hablabas tan animadamente con Laredo cuando llegué yo?
—Estábamos planeando cómo podríamos escapar —mintió ella deliberadamente, para irritarlo.
—Usted bromea, señora.
En el tono de su voz hubo una risa burlona y un asomo de arrogancia, pues se sentía seguro de que ahora controlaba la situación.
—¿Señora? —dijo ella—. ¿No cree que tanta formalidad resulta un poco ridícula, dadas las circunstancias?
_______ se volvió en la silla para mirarlo y encontró la cara de él desconcertantemente cerca de la suya. Su mirada se posó en la boca y en los profundos surcos que daban a la boca de él una expresión satírica y divertida.
Desvió rápidamente la mirada mientras su pulso se aceleraba en sensual alarma. Rígidamente, miró hacia delante y luchó contra la súbita debilidad que sintió en sus miembros.
—Pero, por supuesto, tienes razón —Después de una breve pausa, agregó:—_______.
Algo en la forma en que pronunció el nombre aumentó la erótica confusión de los sentidos de _______. Un leve movimiento de su mano izquierda puso el caballo al paso cuando llegaron a la primer casa de adobe.
Mientras cabalgaban lentamente entre las filas de pequeñas y rústicas construcciones, la mano derecha de él se deslizó alrededor de la cintura de _______ para apoyarse en la desnudez de su vientre, inmediatamente debajo de la delantera anudada de la blusa. Los músculos de ________ se contrajeron ante el contacto íntimo y quemante y su respiración se volvió superficial e irregular.
Mentalmente detestaba a Joe, mas él tenía este extraño dominio sobre su carne, sólo tenía que tocarla para hacer que ella lo deseara.
Era penosamente consciente de las cabezas que se volvían para mirarlos, hombres y mujeres por igual. Algunos inclinaron la cabeza o agitaron una mano para saludar a Joe, con evidente respeto en sus actitudes.
Hasta los pocos niños que jugaban fuera de las casas, se detuvieron para mirar. ________ sabía que su pelo rubio y su piel clara eran algo desusado. La piel morena de Joe presentaba un tono adecuado para hacer un llamativo contraste con el cutis claro de ella.
Un perro se acercó corriendo para ladrar y amenazar las patas del caballo. El animal no alteró su paso, aunque dejó caer una oreja hacia atrás al escuchar los ladridos. Junto a una casa había un hombre sentado debajo de una amplia galería. No se movió ni levantó la vista cuando ellos llegaron frente a él.
_______ vio la manta de brillantes colores que le envolvía las piernas y recordó que Joe le había contado que el marido de Camilla era inválido. Su mirada fue con curiosidad hasta la puerta de la casa, donde encontró a Camilla de pie en el vano en penumbras. Un odio cargado de celos brilló en sus ojos cuando miró fijamente a ________.
Pasaron la casa y estaban acercándose a un pequeño corral antes que _______ se percatase de la verdadera causa de los celos de Camilla. No había sido solamente el verla montar a caballo con Joe. Había sido el brazo de él que le rodeaba posesivamente la cintura.
Esto la llevó a comprender otra cosa. La invitación de Joe a cabalgar no había sido hecha porque él quiso su compañía ni para proporcionarle una diversión. Él estaba haciendo que su declaración de la noche anterior se hiciera realidad. “Mañana” había dicho, “todos sabrán que eres mi mujer.”
____ esperaba que después de esa noche, Joe retiraría su permiso para las caminatas vespertinas con Laredo y que ya no les tendría confianza para dejarlos juntos a los dos solos. Pero se sorprendió cuando él sugirió que las continuasen.
Ahora, caminando por la verde pradera donde pastaban los caballos, _______ deseó haberse negado. El silencio entre los dos era pesado. _______ estaba avergonzada e irritable, consciente de su nueva posición en la casa.
—¡Por Dios, diga algo! —Pidió en tono cortante—. Diga que lo siente o que me lo tenía merecido… diga cualquier cosa.
—No es el fin del mundo, ________ —dijo Laredo en tono suavemente reconfortante.
Ella se detuvo.
—¿Y yo tengo que mostrarme regocijada y dichosa porque él ha decidido que me quiere como amante?
—_______, por favor —suspiró Laredo exasperado.
Ella empezó a caminar tiesamente.
—¿Por qué no va y roba a otro automovilista desprevenido y secuestra a la esposa a fin de que él se olvide de mí?
—Nosotros no robamos ni secuestramos automovilistas.
—¿De veras que no? —dijo ________ con sarcasmo—. Perdone si lo llamo mentiroso.
—Aquello fue un accidente. —Sin ofenderse, Laredo clavó la vista adelante—. Las cosas, simplemente, se nos fueron de las manos. Que los automovilistas sean robados y muertos en las carreteras es más o menos tan común en Estados Unidos como en México. Sucede, pero raramente.
—¿De veras? —El tono de ________ fue deliberadamente escéptico—. Si no consiguen el dinero robando, ¿cómo pagan la comida, ropas, municiones y todo lo demás?
—No vivimos exactamente rodeados de esplendor —señaló él con sequedad—. Y tiene que recordar que el costo de la vida, aquí en México, es considerablemente más bajo que en Estados Unidos, especialmente viviendo nada más que con lo esencial y con todo lo que tenemos aquí. Mucho de lo que comemos es cultivado o criado en este lugar.
—¿Entonces, que hacen con todo el dinero que roban —lo desafió ________—. ¿Joe se ve a sí mismo como un Robin Hood y se lo da a los pobres? ¿O es como Pancho Villa, con sus numerosas mujeres y su banda de saqueadores, que ocultaban sus fechorías bajo la fachada de “la revolución”?
—Le he dicho antes que nosotros no robamos. —Sus ojos se convirtieron en dos hendiduras heladas—. Un par de veces al año, Joe asalta una cárcel o prisión. Se puede decir que es contratado para eso.
—Entiendo. —_______ asintió fríamente, recordando la historia de Laredo y su llegada al grupo—. Este es, entonces, un grupo mercenario de comandos. Entran en unas cuantas cárceles, matan a unos guardias y cobran la paga. No hacen nada tan malo como robar.
—¡Maldición! ¿Qué espera que hagamos? —preguntó Laredo con irritación—. ¿Quiere que vayamos a conseguirnos empleos? Demonios, todos nosotros éramos buscados por la justicia antes de unirnos. No pretendo que lo que hacemos es correcto o legal. Sé que yo ya estoy en mi propio infierno, o que me dirijo hacia él. Pero quizá algunos de esos tipos que nosotros sacamos de las cárceles tengan otra oportunidad antes de acabar como yo.
—Estoy segura de que sus motivos son nobles —murmuró ella con un tono sardónico en su voz.
—Me importa un ardite lo que piense usted de mis motivos. —Sus facciones estaban duras como una piedra fría—. Pero no creo que tenga el derecho a juzgarme a mí, a Joe o a cualquiera de aquí. Nosotros sólo tratamos de seguir libres y vivir en la mejor forma que sabemos.
________ comprendió que estaba en terreno peligroso. Si continuaba desaprobando la forma en que Laredo racionalizaba sus sentimientos de culpa, podría enajenarse completamente la buena voluntad de él. Todavía existía la posibilidad de poder persuadirlo que la ayudara a escapar, pese a lo que había dicho Joe.
—¿Cómo empezó Joe en esto? —Sutilmente alteró el tema en una dirección menos personal—. ¿Qué hizo él?
—No lo sé —respondió Laredo con sequedad.
—Seguramente debe de saber algo de él. —Insistió _______—. ¿Tiene familia? ¿Es huérfano? ¿Dónde aprendió tan bien el inglés? Dijo que lleva tres años con él en ese tiempo tiene que haberse enterado de algo sobre él.
Laredo ladeó la cabeza, en desacuerdo.
—Joe no responde muchas preguntas, especialmente sobre el pasado. Una vez se lo pregunté y él me dijo que no vive en el ayer.
_______ vaciló, con la curiosidad excitada por la aparente falta de información de Laredo. Joe era efectivamente, un hombre enigmático, una ley dentro de sí mismo, pero Laredo algo tenía que saber. Parecía imposible que nada supiera.
—Debe de haber oído otras historias sobre él… de otros quizá.
Su mirada de soslayo estudió la expresión cerrada de la cara de Laredo.
—He oído historias —admitió él en tono cortante—. No sé cuánto de verdad hay en ellas.
—¿Cómo cuáles? —preguntó _______.
Le tocó el turno de vacilar a Laredo.
—Algunos dicen que su madre fue la amante de un americano rico. Otras historias afirman que es el hijo menor de una prominente familia mexicana. Otra versión dice que de niño cruzó secretamente la frontera para vivir en Estados Unidos con un tío, por cuyo hijo pasó durante varios años. —Hizo una pausa de varios minutos y caminó en silencio—. Y hay historias que afirman que estuvo en prisión por tomar parte en acciones contra el gobierno o en contrabando de armas para unos reaccionarios. Es definitivo que cometió algún delito. Todas las historias sugieren que es un hombre educado y explican su conocimiento del inglés y de las prisiones, y de lo que pueden hacerle a un hombre si está encerrado demasiado tiempo en ellas.
—¿Cuál cree usted que es la verdadera?
—Ninguna. —A continuación, Laredo amplió su respuesta—. Imagino que probablemente una se acerca a la verdad, pero sólo Joe podría decir cuál.
—¿Cuándo? —Su voz sonó cargada de amargura—. ¿Cuándo estemos solos, de noche, en la cama?
—_______. —Laredo se detuvo, la tomó de los hombros y la hizo volverse hacia él—. Básicamente, no has sido tratada tan mal. Hubieras podido ser violada y asesinada, y tu cuerpo abandonado junto al de tu marido. Lograste salvarte de eso y fue Joe quien intervino para que los otros no te violasen.
—No lo hizo para protegerme —replicó ella—. Lo hizo porque temía que mi padre no pagaría el dinero si me hacían daño.
—Sé realista, _______ —dijo Laredo torvamente—. Tus padres pagarían el dinero, no importa el estado en que te encuentren. Yo lo sé y Joe también. En realidad, podrías ser violada y asesinada ahora y nosotros cobraríamos el mismo dinero.
_______ se puso pálida, pues comprendió que lo que él decía probablemente era cierto. Todavía podía ocurrir. Y resultaba extrañamente inquietante saber que la única persona que se interponía entre ella y ese destino era Joe. Pero Laredo no había terminado.
—Tienes suerte de que te permitan tanta libertad. Es cierto que contigo siempre hay alguien de guardia. Pero como señaló Joe, podrías ser encerrada en tu habitación. O… —Laredo hizo una pausa para acentuar el significado de sus palabras—, podrían tenerte todo el tiempo atada. De modo que Joe ha decidido, que de ahora en adelante, compartirás su cama. Tienes mucha suerte de que no sea un bastardo gordo y baboso como Juan. No has sido golpeada ni has pasado hambre. En realidad, te han tratado casi como a la realeza. Las cosas podrían ser mucho peores. Ya es hora de que dejes de sentir compasión por ti misma y que te des cuenta.
Sacó las manos de los hombros de ella y las dejó caer a sus costados. Laredo empezó a caminar otra vez, mirando directamente hacia delante. Sacudida por el sermón, _______ quedó un paso detrás de él y lo siguió con la cabeza ligeramente inclinada.
—Eres una sobreviviente, _______ —dijo Laredo con más suavidad, en tono firme pero gentil—. Eres capaz de sacar el mejor partido posible de una mala situación. No sugiero que la presente situación tenga que gustarte, sólo sácale el mejor partido posible.
Expresado en esa forma, sonaba como una rendición y ________ no estaba segura de que quería admitirlo. Pero tenía que reconocer que había algo de sensatez en lo que decía Laredo.
—Lo pensaré —dijo.
El ruido de cascos que se acercaba al galope hizo que ________ volviera la cabeza. El aplomo y la soltura con que el jinete se mantenía sobre la silla, instantáneamente identificaron a Joe. Su caballo se dirigía directamente hacia ellos.
Un tirón de las riendas y el caballo se puso al trote deteniéndose frente a _______. Con las manos cruzadas sobre el arzón, Joe hizo a Laredo un breve saludo con la cabeza y enseguida toda la oscuridad insondable de su mirada cayó sobre la cara vuelta hacia arriba de ________.
—¿Le gustaría dar una cabalgata, señora?
El caballo se movió inquieto debajo de él y golpeó el suelo con los cascos.
—Sí, en un caballo propio —dijo ________.
—Venga… —Sacó el pie del estribo y le ofreció un brazo para ayudarla a montar—. Le conseguiremos un caballo.
_______ miró vacilando a Laredo. La expresión de él parecía decirle: “Recuerda lo que dije.”
Usando el estribo para subir, puso su mano en la mano extendida de Joe. Enseguida él la tomó del antebrazo, _______ sintió que los músculos de acero del brazo de él se flexionaban al subirla a horcajadas sobre la silla, delante de él. Él volvió a tomar las riendas con su mano izquierda, hizo dar vuelta al caballo en un semicírculo y con el brazo rozó ligeramente el cuerpo de ________. Los hombros de ella rozaron contra la sólida pared del pecho de él cuando el caballo dio unos pasos nerviosos bajo el peso adicional, antes de partir al galope en dirección al grupo de casas de adobe.
~~~
Los muslos musculosos de él le rozaban la cara posterior de las piernas y su olor terroso le despertaba los sentidos, produciendo una reacción puramente física que ella no podía controlar. El aliento tibio de él agitaba el aire junto a su nuca.
—¿Estás segura de que deseas un caballo para montar sola? —preguntó él cerca del oído de ella.
—Completamente segura. —Pero el ronco temblor de su voz reveló su estado de turbación y supo que Joe lo había percibido.
Al acercarse al grupo de rústicas casas, él puso el caballo a un trote lento. Era la primera vez que a ________ le permitían acercarse a las casitas. Trató de ignorar el contacto físico con él y miró con interés a su alrededor.
—¿De qué hablabas tan animadamente con Laredo cuando llegué yo?
—Estábamos planeando cómo podríamos escapar —mintió ella deliberadamente, para irritarlo.
—Usted bromea, señora.
En el tono de su voz hubo una risa burlona y un asomo de arrogancia, pues se sentía seguro de que ahora controlaba la situación.
—¿Señora? —dijo ella—. ¿No cree que tanta formalidad resulta un poco ridícula, dadas las circunstancias?
_______ se volvió en la silla para mirarlo y encontró la cara de él desconcertantemente cerca de la suya. Su mirada se posó en la boca y en los profundos surcos que daban a la boca de él una expresión satírica y divertida.
Desvió rápidamente la mirada mientras su pulso se aceleraba en sensual alarma. Rígidamente, miró hacia delante y luchó contra la súbita debilidad que sintió en sus miembros.
—Pero, por supuesto, tienes razón —Después de una breve pausa, agregó:—_______.
Algo en la forma en que pronunció el nombre aumentó la erótica confusión de los sentidos de _______. Un leve movimiento de su mano izquierda puso el caballo al paso cuando llegaron a la primer casa de adobe.
Mientras cabalgaban lentamente entre las filas de pequeñas y rústicas construcciones, la mano derecha de él se deslizó alrededor de la cintura de _______ para apoyarse en la desnudez de su vientre, inmediatamente debajo de la delantera anudada de la blusa. Los músculos de ________ se contrajeron ante el contacto íntimo y quemante y su respiración se volvió superficial e irregular.
Mentalmente detestaba a Joe, mas él tenía este extraño dominio sobre su carne, sólo tenía que tocarla para hacer que ella lo deseara.
Era penosamente consciente de las cabezas que se volvían para mirarlos, hombres y mujeres por igual. Algunos inclinaron la cabeza o agitaron una mano para saludar a Joe, con evidente respeto en sus actitudes.
Hasta los pocos niños que jugaban fuera de las casas, se detuvieron para mirar. ________ sabía que su pelo rubio y su piel clara eran algo desusado. La piel morena de Joe presentaba un tono adecuado para hacer un llamativo contraste con el cutis claro de ella.
Un perro se acercó corriendo para ladrar y amenazar las patas del caballo. El animal no alteró su paso, aunque dejó caer una oreja hacia atrás al escuchar los ladridos. Junto a una casa había un hombre sentado debajo de una amplia galería. No se movió ni levantó la vista cuando ellos llegaron frente a él.
_______ vio la manta de brillantes colores que le envolvía las piernas y recordó que Joe le había contado que el marido de Camilla era inválido. Su mirada fue con curiosidad hasta la puerta de la casa, donde encontró a Camilla de pie en el vano en penumbras. Un odio cargado de celos brilló en sus ojos cuando miró fijamente a ________.
Pasaron la casa y estaban acercándose a un pequeño corral antes que _______ se percatase de la verdadera causa de los celos de Camilla. No había sido solamente el verla montar a caballo con Joe. Había sido el brazo de él que le rodeaba posesivamente la cintura.
Esto la llevó a comprender otra cosa. La invitación de Joe a cabalgar no había sido hecha porque él quiso su compañía ni para proporcionarle una diversión. Él estaba haciendo que su declaración de la noche anterior se hiciera realidad. “Mañana” había dicho, “todos sabrán que eres mi mujer.”
F l ♥ r e n c i a.
Re: ~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
Awww! Amé el capi!
Joe llevandome en su caballo! Se me cae la baba solo pensandolo xD (Ade, babosiita!)
Tienes que subir capi, Floooo *-*
La cosa cada vez de pone mejor!!
Joe llevandome en su caballo! Se me cae la baba solo pensandolo xD (Ade, babosiita!)
Tienes que subir capi, Floooo *-*
La cosa cada vez de pone mejor!!
ForJoeJonas
Re: ~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
nueva lectoraaaaaa.... :) aii siguelaaaaaaaa ..has maraton :)
andreita
Re: ~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
SIGUELAAAAAAAAAAAAAA
PORFA NECESITO CAP
ESTOY ENOJADA HAHAHA
ES QUE CADA QUE VEO FOTOS DE JOE CON ESA PERRA DE LA GREENE ME PONE LOCA COMO LA ODIO NO PUEDO ODIARLA MAS JAJAJA
SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAA
PORFA NECESITO CAP
ESTOY ENOJADA HAHAHA
ES QUE CADA QUE VEO FOTOS DE JOE CON ESA PERRA DE LA GREENE ME PONE LOCA COMO LA ODIO NO PUEDO ODIARLA MAS JAJAJA
SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAA
claudia12
Re: ~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
AAAW GRACIAS POR SUS COMENTARIOS CHICAS!
DENTRO DE UN RATITO SUBO CAP ;)
BIENVENIDA KATHE A LA NOVE :hi:
DENTRO DE UN RATITO SUBO CAP ;)
BIENVENIDA KATHE A LA NOVE :hi:
F l ♥ r e n c i a.
Re: ~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
Pasaron la casa y estaban acercándose a un pequeño corral antes que _______ se percatase de la verdadera causa de los celos de Camilla. No había sido solamente el verla montar a caballo con Joe. Había sido el brazo de él que le rodeaba posesivamente la cintura.
Esto la llevó a comprender otra cosa. La invitación de Joe a cabalgar no había sido hecha porque él quiso su compañía ni para proporcionarle una diversión. Él estaba haciendo que su declaración de la noche anterior se hiciera realidad. “Mañana” había dicho, “todos sabrán que eres mi mujer.”
Continuación...
El rumor sobre su nueva posición se habría difundido rápidamente entre la reducida población y ahora Joe lo confirmaba cabalgando con ella por el centro del pequeño caserío.
Cuando Joe detuvo su caballo frente al corral, _______ inmediatamente pasó su pierna sobre el arzón para bajarse. Estaba ansiosa por apartarse del turbador contacto, con él que la había cegado temporalmente impidiéndole ver el verdadero propósito de la invitación.
Pero el brazo de él permaneció firmemente alrededor de su cintura y la depositó en el suelo, aunque él sabía que ella no necesitaba ayuda.
________ empezó a caminar erguida hacia el corral, donde los caballos estaban reuniéndose para saludar a la cabalgadura de Joe.
—Buenos días, señor Joe. Hola, señora.
El saludo en inglés, con fuerte acento mexicano, detuvo a _______.
Un mexicano se acercaba caminando con vivacidad desde una galería. Sus facciones, fuertes pero amables, tenían una expresión de deferente respeto, sin ser serviles. Ella lo había visto montando guardia fuera de la casa.
—¿Qué puedo hacer por ustedes? —preguntó el hombre en su inglés con acento.
—Quiero un caballo ensillado para la señora —respondió Joe.
El mexicano miró los cinco caballos agrupados junto al cerco del corral.
—¿Cuál? —dijo, preguntando las preferencias de _______, pero fue Joe quien contestó.
—El bayo con la estrella.
La mirada de ________ se posó en los caballos hasta que encontró al bayo con una estrella blanca en la frente, hermosa cabeza y plácida mirada. Poco encontró en el animal que despertara su interés.
—¿El bayo? No, no, señor. —El hombre parecía compartir la opinión de _______ sobre la elección de Joe—. La roana. —Instantáneamente, tradujo para _______—: La yegua roana es mejor.
Un animal de color tostado con toques de blanco estiró el cuello sobre el cerco. Había una sugestión de fina raza en la yegua de largas patas, aunque carecía de la gracia que ________ había visto en animales similares en su tierra natal. Tenía los ojos grandes, de un luminoso color marrón, curiosos aunque gentiles.
—No, la roana no —dijo Joe, rechazando la sugerencia.
El hombre frunció el entrecejo y lo miró confundido, obviamente creyendo que había elegido el mejor caballo del grupo y sin entender por qué Joe prefería el bayo a la yegua roana.
—Yo creo —explicó ella— que él quiere que yo monte un caballo menos capaz de escapar conmigo o viceversa.
—¿Escapar? Oh, no señor. La yegua es muy mansa. Mi hijo Pablo la monta todo el tiempo —insistió el hombre.
Una ceja negra se arqueó pensativa hacia _______. Por fin Joe llegó a una decisión y la comunicó en español al mexicano. La sonrisa satisfecha que curvó la boca del hombre indicó a ________, antes que la yegua fuera sacada del corral, que le dejarían montar la roana.
—¿No tienes miedo de que trate de escapar? —le dijo _______ suavemente y en voz baja para que sólo Joe pudiera oír sus palabras.
Él la estudió con ojos entornados, perezosos.
—Tú lo pensarás. —Su voz sonó ronca pero dura, como terciopelo sobre acero—. Pero no lo intentarás.
Tenía razón. _______ no intentaría escapar mientras él estuviese con ella. Joe era muy despiadado. No se detendría ante nada para asegurarse de que ella no escaparía. Era irritante la forma en que él siempre parecía saber qué estaba ella pensando.
Picada, _______ se apartó y caminó hasta donde el hombre estaba ensillando la yegua. Se acercó, acarició el morro aterciopelado del animal y se percató de que Joe la seguía, pero lo ignoró. Él se apoyó negligentemente en un poste del cerco a su lado y enganchó un tacón en la tabla de más abajo. ________ sintió que se le erizaba la piel de la nuca donde se posaba la mirada de él.
La yegua le olfateó un hombro en una aparente muestra de afecto. _______ le acarició el cuello.
—¿Tiene nombre?
—Sí. —El hombre ajustó la cincha y aseguró la conrea con experiencia—. ¡Se llama Arriba!
—¿Arriba? —repitió _______ y la yegua irguió las orejas.
—Sí. Su madre era muy vieja. Por mucho tiempo la yegua no tuvo cría. Después alumbró a ésta y nosotros dijimos: “¡Arriba! ¡Arriba!”. De modo que así la llamamos —explicó el hombre con una ancha sonrisa amistosa.
Cuando la yegua estuvo ensillada, el mexicano le sujetó la cabeza para que ________ la montara. Fue Joe quien se adelantó para ayudarla a subir y ajustar los estribos a la longitud cómoda.
________ se sorprendió estudiando las facciones de él, tan agresivamente masculinas y tan impactantes y atractivas. Cuando él terminó, ella desvió rápidamente la vista. ¿Por qué lo encontraba tan apuesto?
La yegua echó la cabeza atrás, señal de su ansiedad por partir, pero esperó pacientemente la orden de ________. _________ no tocó con sus talones los flancos del animal hasta que Joe estuvo montado en propio caballo.
~~~
Cabalgando lado a lado, siguieron el borde del caserío, sin pasar por el centro como hicieron al venir al corral. El prado, tan llano, resultaba invitador. Los dos caballos avanzaron entre la alta hierba a un trote animado.
—¿Adónde iremos? —preguntó _______, volviendo la cabeza para encontrarse con la mirada de Joe.
Él, en vez de mirarla, estaba observando el balanceo de los pechos que alternadamente se relajaban y erguían contra la tela de la blusa color crema. ________ frenó inmediatamente la yegua y sintió que se enrojecían las mejillas. Joe detuvo su caballo y su mirada dorada se posó en la cara de _______.
—No sientas vergüenza —dijo suavemente—, es un espectáculo sumamente placentero.
—Me invitaste a una cabalgata —le recordó _______ con helado desdén—, no a soportar tus miradas visiblemente lascivas.
Hubo un brillo travieso en los ojos de él, pero se limitó a asentir una vez y a azuzar su caballo.
—Llegaremos hasta el extremo más alejado del cañón -dijo por fin, respondiendo al primer comentario de ella.
Al toque de las riendas, la yegua inmediatamente aceleró para igualar el galope del bayo de Joe.
—¿No podemos salir fuera del cañón?
________ miró hacia el paso por el que habían entrado al reducto del cañón hacía varios días.
Joe hizo un movimiento de negación con la cabeza.
—Quizá en otra ocasión —dijo.—Con esa media promesa, _______ tuvo que conformarse. Pero la cabalgata fue un torturante recordatorio de la libertad. Sintió la velocidad de la yegua en sus trancos largos y quizá la capacidad de superar al caballo bayo de él.
Después de galopar por el prado hasta el extremo del cañón, Joe dobló hacia los árboles. Se abrieron paso entre el bosquecillo, esquivando ramas y arbustos al avanzar.
Entre los árboles, el aire estaba húmedo y opresivo por la lluvia reciente. Pronto ________ sintió que la blusa húmeda se le adhería a la piel y que las ramas al ser movidas, la rociaban con minúsculas gotitas.
Mirando entre los árboles. ________ divisó la pared trasera de una casa de adobe. Era la que compartía con Joe. La cabalgata los había hecho trazar casi un círculo completo. Adelante había entre las hojas un espejo que cabrilleaba. Minutos más tarde, salieron al claro junto al estanque alimentado por el manantial y lentamente lo rodearon con sus caballos.
________ se levantó del cuello su espesa melena y dejó que la suave brisa le refrescara la piel.
—El estanque parece invitarme —murmuró inconscientemente.
—¿Te gustaría bañarte después de la cabalgata? —preguntó Joe con amabilidad.
—¿Qué? —Ella lo miró sorprendida antes de comprender que había estado pensando en voz alta—. Sí, me gustaría —respondió rápidamente.
El breve movimiento afirmativo que él hizo con la cabeza pareció indicar que ella tenía su permiso. ________ se irritó ante esta autocrática actitud, pero él no lo notó pues se adelantó con su caballo. Pronto salieron de entre los árboles y se acercaron al corral. Nuevamente, el hombre se acercó desde la sombreada galería cuando ellos llegaron.
—¿Tuvieron una buena cabalgata?
Sostuvo la cabeza de la yegua mientras ________ se bajaba.
—Una cabalgata muy buena —le aseguró ________, pasando una mano por el largo cuello de la yegua—. Arriba se comportó como una dama bien educada.
—¿De modo que se comportó bien? —dijo el hombre con una sonrisa—. ¿No trató de escapar?
—No. Estuvo perfecta —dijo _______ y retribuyó la sonrisa.
—Le gusta este animal, ¿verdad?
—Sí, me gusta —dijo ________ con una carcajada.
—Entonces, es suya. —Levantó la mano, con la palma hacia arriba, para señalar a la yegua—. Yo se la regalo.
—¡No puede hablar en serio! —protestó ________. Miró a Joe, quien estaba de pie a un lado, observando evidentemente divertido la escena que se desarrollaba ante él—. Usted realmente no está regalándome esta yegua, ¿verdad?
—Sí, sí —insistió él—. Arriba es suya. Yo se la regalo.
Desconcertada, ________ miró nuevamente a Joe, sin saber qué hacer. Él la miraba con una expresión divertida en sus ojos. Hubo un casi imperceptible asentimiento con la cabeza. _______ lo interpretó como que debía aceptar el caballo como un regalo.
Con una sonrisa de turbación, ________ asintió aceptando.
—Gracias. Realmente, no sé cómo agradecerle. Es una yegua muy hermosa.
—Si a usted le gusta es suficiente —dijo él.
Pero ________ seguía dudando y preguntándose si se esperaba algo más de ella.
La yegua apoyó la cabeza contra el pecho del mexicano, esperando que le quitaran el freno. El animal roano ahora era de ________. ¿Tenía, entonces, que hacerse cargo y cuidarla ella misma?
Una mano se cerró alrededor de su codo.
—Tenemos que irnos —dijo Joe, proveyendo indirectamente una respuesta a esa pregunta.
—¿De veras habló en serio cuando me dijo que me regala esta yegua? —preguntó ella cuando estuvieron fuera del alcance de los oídos del hombre.
—Sí, muy en serio. —Los surcos a sus lados de la boca se le acentuaron, como ocultando su buen humor—. Pero se sorprendería si tú lo tomases al pie de la letra.
—No comprendo.
_______ meneó la cabeza más confundida que antes.
—Es un gesto de cortesía —explicó Joe con un brillo de indulgencia en sus ojos —demostrar generosidad. Hubieras ofendido aceptado el regalo, pero él también espera que tú, con mucho tacto, lo dejarás donde está o le darás otro de igual valor.
—Entiendo —murmuró ________.
—Es una costumbre de mi país. Un toque de caballerosidad. Nosotros decimos “mi casa, es tu casa” y lo decimos con mucha sinceridad, pero no esperamos que acepten nuestra casa y la vendan.
—Espero que no —dijo ella y rió brevemente, alzando la vista a tiempo para ver una leve sonrisa que asomaba a la línea dura de la boca de él.
El pulso de ________ se aceleró al ver la forma en que la sonrisa cambiaba las facciones duras de Joe, comprendió que se había relajado mucho en su compañía e inmediatamente se puso rígida, tensa y retiró el brazo que él le apretaba suavemente con la mano. ¿Cómo podía él resultarle tan encantador?
Esto la llevó a comprender otra cosa. La invitación de Joe a cabalgar no había sido hecha porque él quiso su compañía ni para proporcionarle una diversión. Él estaba haciendo que su declaración de la noche anterior se hiciera realidad. “Mañana” había dicho, “todos sabrán que eres mi mujer.”
Continuación...
El rumor sobre su nueva posición se habría difundido rápidamente entre la reducida población y ahora Joe lo confirmaba cabalgando con ella por el centro del pequeño caserío.
Cuando Joe detuvo su caballo frente al corral, _______ inmediatamente pasó su pierna sobre el arzón para bajarse. Estaba ansiosa por apartarse del turbador contacto, con él que la había cegado temporalmente impidiéndole ver el verdadero propósito de la invitación.
Pero el brazo de él permaneció firmemente alrededor de su cintura y la depositó en el suelo, aunque él sabía que ella no necesitaba ayuda.
________ empezó a caminar erguida hacia el corral, donde los caballos estaban reuniéndose para saludar a la cabalgadura de Joe.
—Buenos días, señor Joe. Hola, señora.
El saludo en inglés, con fuerte acento mexicano, detuvo a _______.
Un mexicano se acercaba caminando con vivacidad desde una galería. Sus facciones, fuertes pero amables, tenían una expresión de deferente respeto, sin ser serviles. Ella lo había visto montando guardia fuera de la casa.
—¿Qué puedo hacer por ustedes? —preguntó el hombre en su inglés con acento.
—Quiero un caballo ensillado para la señora —respondió Joe.
El mexicano miró los cinco caballos agrupados junto al cerco del corral.
—¿Cuál? —dijo, preguntando las preferencias de _______, pero fue Joe quien contestó.
—El bayo con la estrella.
La mirada de ________ se posó en los caballos hasta que encontró al bayo con una estrella blanca en la frente, hermosa cabeza y plácida mirada. Poco encontró en el animal que despertara su interés.
—¿El bayo? No, no, señor. —El hombre parecía compartir la opinión de _______ sobre la elección de Joe—. La roana. —Instantáneamente, tradujo para _______—: La yegua roana es mejor.
Un animal de color tostado con toques de blanco estiró el cuello sobre el cerco. Había una sugestión de fina raza en la yegua de largas patas, aunque carecía de la gracia que ________ había visto en animales similares en su tierra natal. Tenía los ojos grandes, de un luminoso color marrón, curiosos aunque gentiles.
—No, la roana no —dijo Joe, rechazando la sugerencia.
El hombre frunció el entrecejo y lo miró confundido, obviamente creyendo que había elegido el mejor caballo del grupo y sin entender por qué Joe prefería el bayo a la yegua roana.
—Yo creo —explicó ella— que él quiere que yo monte un caballo menos capaz de escapar conmigo o viceversa.
—¿Escapar? Oh, no señor. La yegua es muy mansa. Mi hijo Pablo la monta todo el tiempo —insistió el hombre.
Una ceja negra se arqueó pensativa hacia _______. Por fin Joe llegó a una decisión y la comunicó en español al mexicano. La sonrisa satisfecha que curvó la boca del hombre indicó a ________, antes que la yegua fuera sacada del corral, que le dejarían montar la roana.
—¿No tienes miedo de que trate de escapar? —le dijo _______ suavemente y en voz baja para que sólo Joe pudiera oír sus palabras.
Él la estudió con ojos entornados, perezosos.
—Tú lo pensarás. —Su voz sonó ronca pero dura, como terciopelo sobre acero—. Pero no lo intentarás.
Tenía razón. _______ no intentaría escapar mientras él estuviese con ella. Joe era muy despiadado. No se detendría ante nada para asegurarse de que ella no escaparía. Era irritante la forma en que él siempre parecía saber qué estaba ella pensando.
Picada, _______ se apartó y caminó hasta donde el hombre estaba ensillando la yegua. Se acercó, acarició el morro aterciopelado del animal y se percató de que Joe la seguía, pero lo ignoró. Él se apoyó negligentemente en un poste del cerco a su lado y enganchó un tacón en la tabla de más abajo. ________ sintió que se le erizaba la piel de la nuca donde se posaba la mirada de él.
La yegua le olfateó un hombro en una aparente muestra de afecto. _______ le acarició el cuello.
—¿Tiene nombre?
—Sí. —El hombre ajustó la cincha y aseguró la conrea con experiencia—. ¡Se llama Arriba!
—¿Arriba? —repitió _______ y la yegua irguió las orejas.
—Sí. Su madre era muy vieja. Por mucho tiempo la yegua no tuvo cría. Después alumbró a ésta y nosotros dijimos: “¡Arriba! ¡Arriba!”. De modo que así la llamamos —explicó el hombre con una ancha sonrisa amistosa.
Cuando la yegua estuvo ensillada, el mexicano le sujetó la cabeza para que ________ la montara. Fue Joe quien se adelantó para ayudarla a subir y ajustar los estribos a la longitud cómoda.
________ se sorprendió estudiando las facciones de él, tan agresivamente masculinas y tan impactantes y atractivas. Cuando él terminó, ella desvió rápidamente la vista. ¿Por qué lo encontraba tan apuesto?
La yegua echó la cabeza atrás, señal de su ansiedad por partir, pero esperó pacientemente la orden de ________. _________ no tocó con sus talones los flancos del animal hasta que Joe estuvo montado en propio caballo.
~~~
Cabalgando lado a lado, siguieron el borde del caserío, sin pasar por el centro como hicieron al venir al corral. El prado, tan llano, resultaba invitador. Los dos caballos avanzaron entre la alta hierba a un trote animado.
—¿Adónde iremos? —preguntó _______, volviendo la cabeza para encontrarse con la mirada de Joe.
Él, en vez de mirarla, estaba observando el balanceo de los pechos que alternadamente se relajaban y erguían contra la tela de la blusa color crema. ________ frenó inmediatamente la yegua y sintió que se enrojecían las mejillas. Joe detuvo su caballo y su mirada dorada se posó en la cara de _______.
—No sientas vergüenza —dijo suavemente—, es un espectáculo sumamente placentero.
—Me invitaste a una cabalgata —le recordó _______ con helado desdén—, no a soportar tus miradas visiblemente lascivas.
Hubo un brillo travieso en los ojos de él, pero se limitó a asentir una vez y a azuzar su caballo.
—Llegaremos hasta el extremo más alejado del cañón -dijo por fin, respondiendo al primer comentario de ella.
Al toque de las riendas, la yegua inmediatamente aceleró para igualar el galope del bayo de Joe.
—¿No podemos salir fuera del cañón?
________ miró hacia el paso por el que habían entrado al reducto del cañón hacía varios días.
Joe hizo un movimiento de negación con la cabeza.
—Quizá en otra ocasión —dijo.—Con esa media promesa, _______ tuvo que conformarse. Pero la cabalgata fue un torturante recordatorio de la libertad. Sintió la velocidad de la yegua en sus trancos largos y quizá la capacidad de superar al caballo bayo de él.
Después de galopar por el prado hasta el extremo del cañón, Joe dobló hacia los árboles. Se abrieron paso entre el bosquecillo, esquivando ramas y arbustos al avanzar.
Entre los árboles, el aire estaba húmedo y opresivo por la lluvia reciente. Pronto ________ sintió que la blusa húmeda se le adhería a la piel y que las ramas al ser movidas, la rociaban con minúsculas gotitas.
Mirando entre los árboles. ________ divisó la pared trasera de una casa de adobe. Era la que compartía con Joe. La cabalgata los había hecho trazar casi un círculo completo. Adelante había entre las hojas un espejo que cabrilleaba. Minutos más tarde, salieron al claro junto al estanque alimentado por el manantial y lentamente lo rodearon con sus caballos.
________ se levantó del cuello su espesa melena y dejó que la suave brisa le refrescara la piel.
—El estanque parece invitarme —murmuró inconscientemente.
—¿Te gustaría bañarte después de la cabalgata? —preguntó Joe con amabilidad.
—¿Qué? —Ella lo miró sorprendida antes de comprender que había estado pensando en voz alta—. Sí, me gustaría —respondió rápidamente.
El breve movimiento afirmativo que él hizo con la cabeza pareció indicar que ella tenía su permiso. ________ se irritó ante esta autocrática actitud, pero él no lo notó pues se adelantó con su caballo. Pronto salieron de entre los árboles y se acercaron al corral. Nuevamente, el hombre se acercó desde la sombreada galería cuando ellos llegaron.
—¿Tuvieron una buena cabalgata?
Sostuvo la cabeza de la yegua mientras ________ se bajaba.
—Una cabalgata muy buena —le aseguró ________, pasando una mano por el largo cuello de la yegua—. Arriba se comportó como una dama bien educada.
—¿De modo que se comportó bien? —dijo el hombre con una sonrisa—. ¿No trató de escapar?
—No. Estuvo perfecta —dijo _______ y retribuyó la sonrisa.
—Le gusta este animal, ¿verdad?
—Sí, me gusta —dijo ________ con una carcajada.
—Entonces, es suya. —Levantó la mano, con la palma hacia arriba, para señalar a la yegua—. Yo se la regalo.
—¡No puede hablar en serio! —protestó ________. Miró a Joe, quien estaba de pie a un lado, observando evidentemente divertido la escena que se desarrollaba ante él—. Usted realmente no está regalándome esta yegua, ¿verdad?
—Sí, sí —insistió él—. Arriba es suya. Yo se la regalo.
Desconcertada, ________ miró nuevamente a Joe, sin saber qué hacer. Él la miraba con una expresión divertida en sus ojos. Hubo un casi imperceptible asentimiento con la cabeza. _______ lo interpretó como que debía aceptar el caballo como un regalo.
Con una sonrisa de turbación, ________ asintió aceptando.
—Gracias. Realmente, no sé cómo agradecerle. Es una yegua muy hermosa.
—Si a usted le gusta es suficiente —dijo él.
Pero ________ seguía dudando y preguntándose si se esperaba algo más de ella.
La yegua apoyó la cabeza contra el pecho del mexicano, esperando que le quitaran el freno. El animal roano ahora era de ________. ¿Tenía, entonces, que hacerse cargo y cuidarla ella misma?
Una mano se cerró alrededor de su codo.
—Tenemos que irnos —dijo Joe, proveyendo indirectamente una respuesta a esa pregunta.
—¿De veras habló en serio cuando me dijo que me regala esta yegua? —preguntó ella cuando estuvieron fuera del alcance de los oídos del hombre.
—Sí, muy en serio. —Los surcos a sus lados de la boca se le acentuaron, como ocultando su buen humor—. Pero se sorprendería si tú lo tomases al pie de la letra.
—No comprendo.
_______ meneó la cabeza más confundida que antes.
—Es un gesto de cortesía —explicó Joe con un brillo de indulgencia en sus ojos —demostrar generosidad. Hubieras ofendido aceptado el regalo, pero él también espera que tú, con mucho tacto, lo dejarás donde está o le darás otro de igual valor.
—Entiendo —murmuró ________.
—Es una costumbre de mi país. Un toque de caballerosidad. Nosotros decimos “mi casa, es tu casa” y lo decimos con mucha sinceridad, pero no esperamos que acepten nuestra casa y la vendan.
—Espero que no —dijo ella y rió brevemente, alzando la vista a tiempo para ver una leve sonrisa que asomaba a la línea dura de la boca de él.
El pulso de ________ se aceleró al ver la forma en que la sonrisa cambiaba las facciones duras de Joe, comprendió que se había relajado mucho en su compañía e inmediatamente se puso rígida, tensa y retiró el brazo que él le apretaba suavemente con la mano. ¿Cómo podía él resultarle tan encantador?
F l ♥ r e n c i a.
Re: ~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
Awwwwwww! Este hombre es el amor de mi vida *o*
Flooor, la tienes que seguir pero ya!
Perdona que no haya comentado ayer pero es que me vine al foro tarde porque estaba hablando con la loca de Fii xD y me distraje tanto qu eno me pase y cuando ya lo hice era tarde y solo me dio tiempo de leer el capi e irme a dormir!
Pero aqui esta Ade ^^
Siguela pronto cucuruchooooooo!! xD
Flooor, la tienes que seguir pero ya!
Perdona que no haya comentado ayer pero es que me vine al foro tarde porque estaba hablando con la loca de Fii xD y me distraje tanto qu eno me pase y cuando ya lo hice era tarde y solo me dio tiempo de leer el capi e irme a dormir!
Pero aqui esta Ade ^^
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ForJoeJonas
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