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~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: ~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
AAAW GRACIAS CHICAS POR PASAR POR LA NOVE :D
DENTRO DE UN RATITO SUBO CAP.
GRACIAS POR SUS COMENTARIOS!
DENTRO DE UN RATITO SUBO CAP.
GRACIAS POR SUS COMENTARIOS!
F l ♥ r e n c i a.
Re: ~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
Floooo :love: Ahora mismo estoy ocupada haciendo unas cosas pero en cuanto termine te prometo que empiezo a leer la nove!
Asi que de antemano ya te digo que tienes una nueva y fiel lectora! Donde se encuentre el micrófono se encuentra Ade y el Team Revientacremalleras al completo!!
Asi que de antemano ya te digo que tienes una nueva y fiel lectora! Donde se encuentre el micrófono se encuentra Ade y el Team Revientacremalleras al completo!!
ForJoeJonas
Re: ~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
Capitulo 3
En un cuarto de hotel de Juárez, ________ le sonrió al auricular del teléfono.
—Si, eso fue lo que dije, mamá. —Y repitió la afirmación que había hecho hacía unos segundos—. Brad y yo nos casamos hace veinte minutos ante un funcionario del Registro Civil.
Brad estaba a su lado, en posesiva actitud, con un brazo sobre los hombros de ella. _______ dirigió su sonrisa al rostro atractivo de su marido. La proximidad de él entibiaba la desconcertante frialdad que había sentido todo el día. En retrospectiva, sus aprensiones ahora parecían tontas.
—No te alteres, mamá. Brad y yo vamos a ser muy felices. Pasaremos dos días de luna de miel en Juárez; después regresaremos a casa. Simplemente, nos amábamos demasiado para esperar.
Cuando las explicaciones estuvieron terminadas, se volvió dentro del círculo de los brazos de Brad. Él unió sus manos sobre las nalgas de ella y apoyó la boca en el espeso mechón de pelo leonado cerca de su frente.
—¿Estaban furiosos?
—No —respondió _______, mirando la sencilla sortija de oro en su dedo anular—. No hubo nada de ásperas recriminaciones, sólo una tácita decepción porque no les avisamos antes.
—Me alegro. —Brad echó la cabeza hacia atrás para mirarla a la cara—. Me alegro por ti —añadió para borrar cualquier sugerencia de hipocresía.
—También yo —admitió ella, antes de que él la besara.
—Lo que debemos hacer a continuación —la besó en un ángulo de la boca—, es bajar al bar del hotel y tomar un par de margaritas para brindar por nuestra boda. De allí podemos ir al restaurante y tener una cena íntima a la luz de las velas. Noté que apenas comiste algo cuando nos detuvimos a almorzar, y no quiero que más tarde o esta noche, la señora Townsend se desmaye de hambre.
—¿Esa soy yo? ¿La señora Townsend? —dijo ________, con un asomo de preocupación—. Tendré que acostumbrarme a eso.
—Será lo mejor —le advirtió él con fingida severidad y por un instante amenazador la estrechó entre sus brazos antes de soltarla por completo—. Ponte un poco de carmín en los labios y podremos bajar. —Le dio una juguetona palmada en las nalgas cuando ________ se volvió para obedecerle—. Aguarda un momento —le llamó Brad, con una sonrisa tímida en sus labios—. Mis bolsillos están vacíos. Si no quieres que pase nuestra noche de bodas lavando platos para pagar nuestra cena, necesitaré el dinero de tu cuenta de ahorros. Dámelo todo, no tiene sentido correr el peligro de que alguien te arrebate el bolso de mano.
—Lo que usted diga, señor Townsend.
Sacó de su bolso el sobre que contenía el dinero y se lo entregó. Con el lápiz labial que también sacó del bolso, _________ fue hasta el espejo y se pintó la boca con un brillante color fresa claro. Vio distraídamente que él abría el sobre y empezaba a contar el dinero. Se sonrió.
—Los diez mil dólares están allí —le aseguró para tranquilizarlo.
—¿Qué?
La mirada sin expresión de él encontró los ojos de ella en el espejo.
—Espero que no tengas intención de contarlo todo. —Había quedado un resto de lápiz de labios en un ángulo de su boca y lo tocó con un dedo para quitarlo—. Empiezo a tener hambre.
—No… no, claro que no —repuso él en tono distraído y apartó la vista del espejo.
Inmediatamente, Brad volvió su atención al fajo de billetes que tenía en las manos. Como hipnotizado, siguió contándolo. _________ se sonrió en silenciosa comprensión al verlo reflejado en el espejo. Probablemente, era más dinero de lo que él jamás había visto junto en una sola vez. Le miró las manos y sintió una punzada de inquietud ante la forma casi reverente con que él contaba los billetes. Se volvió lentamente para mirarlo de frente.
Brad levantó la vista y rápidamente metió el dinero en el bolsillo de sus pantalones. La expresión fascinada desapareció de su rostro y fue reemplazada por una sonrisa bastante natural.
—Estás muy hermosa, ________ —dijo.
________ pensó que su imaginación debió de haber estado jugándole una mala pasada.
—Me alegra que así lo creas —respondió con ternura—. ¿Vamos?
Después de dos margaritas en un estómago vacío, ________ empezó a sentirse mareada. Brad bebió dos veces esa cantidad sin sufrir, aparentemente, un efecto similar; en realidad pareció volverse más expansivo y extrovertido con cada sorbo del potente cóctel de tequila.
Ordenó un quinto cóctel y sacó una generosa cantidad de billetes para dejarla sobre la bandeja del camarero. ________ no pudo evitar sentirse un poco inquieta ante esta actitud nada característica en él.
—Nunca supe que bebieras tanto —dijo con forzada indiferencia.
—Un hombre no se casa todos los días. —Su sonrisa estuvo llena de suficiencia y arrogancia—. Esta ocasión pide una celebración.
Se llevó a los labios la copa rebosante del helado brebaje.
En el restaurante del hotel, ________ se estremeció interiormente ante la exhibición que hizo Brad al darle propina al jefe de camareros. Él bebió su sexto margarita mientras consultaban el menú. ________ sugirió una copa de vino con la comida y Brad pidió la botella más cara de la casa.
Durante la cena, un dúo de guitarristas se detuvo junto a la mesa para dedicarles una serenata. Brad inmediatamente metió la mano en el bolsillo para sacar el dinero y separó una gran cantidad de billetes. Nuevamente hizo ostentación al dar la propina, en vez de deslizar con discreción los billetes a los músicos.
Cuando los dos guitarristas por fin se alejaron de la mesa, ________ comentó con suavidad la extravagancia de mal gusto de él.
—No tienes que ser tan generoso, Brad.
—Soy feliz —se defendió él, encogiéndose de hombros—. Y quiero que todos los demás sean felices. —Levantó su copa de vino para brindar—. A tu salud, ________, y por nuestro glorioso futuro.
Ella sonrió a la fuerza y se llevó la copa a los labios. El vino le pareció amargo y desagradable. Trató de desechar las aprensiones que la acosaban y olvidar el comentario de su padre de que Brad estaba hambriento de dinero. Él, simplemente, se sentía feliz, pensó en un intento de racionalizar. Eso nada tenía que ver con una euforizante sensación de poder producida por tener tanto dinero en el bolsillo. Cuando el camarero se llevó los platos de la comida, Brad se dirigió a _______.
—¿Te gustaría un poco de coñac con tu café?
—No —dijo ella, y no pudo evitar añadir, con voz tensa—: Desearía que no bebieras tanto, brad.
—No estoy borracho. —Agrandó los ojos ante la censura de ella. Enseguida, una sonrisa de supuesta comprensión se extendió por su hermoso rostro—. ¡Ah! Es nuestra noche de bodas. Eso te inquieta, ¿verdad? —Una leve crispación dio a su boca una expresión poco atractiva—. ¿Te preocupa la posibilidad de que esta noche no pueda desempeñarme satisfactoriamente en la cama? Te aseguro que nunca he tenido quejas al respecto, bebido o sobrio.
Su grosería hizo que las mejillas de _________ se pusieran encendidas de repulsión. Bajó la vista a la mesa y odió lo que fuera que estaba convirtiendo a Brad en un extraño.
—Rubores de doncella de mi novia virginal —rió Brad.
—Brad, por favor —siseó _______ furiosa, deseando que él bajara la voz.
Él se encogió de hombros.
—Lo siento, mi amor —dijo, pero no sonó sincero.
El camarero regresó. ________ casi suspiró aliviada cuando Brad pidió la cuenta en vez de coñac o café. Pero otra vez se excedió en la propina cuando pagó y exhibió el fajo de billetes para que todos lo vieran. ________ trató de fingir que eso nada significaba.
Una vez dentro de la habitación del hotel, Brad la besó en un lado del cuello y susurró roncamente:
—Creo que es tradicional que la novia vaya primero al cuarto de baño… de modo, que después de ti, cariño.
El equipaje de ________ estaba sobre una banqueta cerca de la puerta del cuarto de baño. Lo tomó y vaciló. No era así como había imaginado su noche de bodas. Brad estaba actuando más como un extraño que como su amante, pero ahora era demasiado tarde para cambiar de idea.
Una vez que salió de la bañera se retocó el maquillaje y ahuecó su cabello dorado oscuro. En su maleta había un solo camisón. Sus manos temblaron cuando lo sacó y lo deslizó sobre su cabeza. El vaporoso camisón estaba ricamente adornado con encaje en el corpiño y dos finos tirantes sobre sus hombros sostenían el traslúcido velo de color azul turquesa.
Luchando contra su aprensión, abrió la puerta del cuarto de baño y salió a la habitación. Allí se detuvo, paralizada, incapaz de moverse. Brad estaba flojamente sentado en un sillón, con una botella de tequila en una mano y una copa en la otra. Su chaqueta y corbata habían desaparecido, su camisa entreabierta dejaba ver una nube de vello dorado y rizado. Miraba fijamente la botella que tenía en la mano.
—¿Dónde conseguiste eso?
________ sabía que antes no había licor en la habitación.
—Servicio de habitación. —Brad la miró con ojos entornados que todavía parecían alerta—. Ven aquí —ordenó—. Quiero mirarte más de cerca.
________ obedeció idiotizada, sus piernas se movieron casi automáticamente. A treinta centímetros del sillón se detuvo y quedó inmóvil para la inspección. La mirada de él bajó lentamente desde la cara a los hombros desnudos, taladró el corpiño de encaje para hundirse en el sombrío valle entre los pechos y descendió después rozando la tela sutil que apenas ocultaba la carne de la cintura, el vientre, las caderas…
—Vuélvete —ordenó.
Otra vez ________ obedeció mientras su corazón latía como el de un conejo atrapado. La piel de su espalda, pareció erizarse tras la mirada de él. Se sintió como una mercancía que estuvieran examinando en busca de defectos.
Se oyó el sonido de la copa y la botella al ser dejadas sobre la mesilla junto al sillón.
—No está mal —murmuró Brad.
Su mano acarició la redondeada prominencia de un glúteo y ________ se estremeció bajo el contacto. Nada quedaba de la magia que él había ejercido anteriormente excitándola hasta hacerla casi perder el control.
—No te preocupes —dijo él, con una risa ronca y la hizo volverse. Sus manos se apoyaron en los costados del tórax y estiraron el corpiño del camisón hasta dejarlo tenso sobre los pechos—. Prefiero tus hermosos pechos.
—Brad, no —pidió ________ con voz trémula, asqueada por el vaho caliente de vino y licor que él le echó con su aliento en la cara.
Él llevó una mano al lugar donde un pezón asomaba por el encaje. Apartó la tela con los dedos y ________ bajó los hombros, retirando su pecho del contacto de su mano hambrienta.
—Esta pieza de nada, sexy y azul, probablemente costó una fortuna —dijo Brad, con tono vacilante.
—¿Te gusta? —________ aspiró hondo, tratando de ocultar el curioso disgusto que le producía su proximidad.
—¿Gustarme? Diría que sí. —Brad la soltó y caminó hasta la mesilla para volver a llenar la copa que estaba junto a la botella de tequila. También había un plato con rodajas de limón—. Te compraré uno de esos para cada noche de la semana.
—Realmente, no es necesario —protestó ella, estremeciéndose interiormente por el tono jactancioso de él.
—Probablemente tengas razón. —Bebió un trago de la copa antes de morder una rodaja de limón—. Es mejor que no lleves nada de ropa.
________ fue hasta la mesa y le quitó la copa de la mano.
—No bebas más, Brad —insistió con severidad.
Por un instante, él pareció enfadarse. Después la rodeó con los brazos y la atrajo contra su pecho.
—Tienes razón otra vez. ¿Por qué beber ese líquido embriagante cuando puedo saborear las dulzuras de mi esposa?
Acercó la cara y su aliento repugnante llegó a la nariz de ella. ________ volvió la cabeza en el último momento de modo que la boca de él, en vez de besarla en los labios, le rozó la mejilla. Pero Brad no pareció notarlo.
La estrechó con más fuerza y suspiró en el oído de ella:
—No tienes idea de lo feliz que soy esta noche, cariño.
—¿De veras? —repuso ella con frialdad.
No importaba cuánto lo intentaba, no podía relajarse bajo su abrazo.
—Cuando esta tarde deslicé esa sortija en tu dedo, todo un mundo nuevo se abrió para mí —murmuró él—. Tú no sabes lo que es no tener dinero. Toda mi vida he tenido que besar el trasero de alguien para salir adelante, hacer el trabajo sucio de otros. Estoy cansado de conseguir putas para esos bastardos del hotel. —_______ palideció ante este anuncio indiferente—. Ahora, contigo, todo ese modo de vida queda atrás. Nunca volveré a tener que hacer cosas como esas.
La sangre huyó de la cara de ella y enseguida volvió, encendiendo las mejillas tan intensamente como si él la hubiera abofeteado. ________ empezaba a darse cuenta de que en Brad había mucho que ella no conocía.
—No, no tendrás que hacerlo —dijo, casi ahogada por el disgusto.
Él le pasó la mano detrás de los hombros antes de bajarlas hasta la cintura y la curva de las caderas.
—No sólo tienes una cara hermosa sino un cuerpo estupendo, además. Ha sido una tentación no esperar hasta esta noche para tomarte —declaró Brad con dureza.
________ había mantenido sus brazos rígidamente inmóviles a sus costados. Ahora los levantó para cubrir un espacio entre los dos y librarse del abrazo no deseado.
—Brad, quiero hablar —insistió _______.
—Ya no hay más tiempo para eso —Pasó una mirada burlona por el cuerpo escasamente cubierto—. Esta es nuestra noche de bodas, lo que ambos hemos estado esperando y ansiando. Nunca conocí a una muchacha que hubiera estado tan ansiosa como tú de perder su virginidad. No puedo creer que te estés arrepintiendo.
—No es eso. Sólo creo que debemos hablar.
________ trató de mantener su voz serena y razonable mientras luchaba con las dudas que surgían en su mente.
—¿Qué pasa contigo? —La miró ceñudo, la puso una mano en un codo y la hizo volverse—. Has estado esperando semanas que yo te hiciera el amor.
________ sintió que se le ponía tenso todo el cuerpo.
—Conmigo no pasa nada —protestó.
Él miró el brazo de ella que había tratado de apartarlo.
—Pero te gusta que yo te toque —dijo—. Eso te excita ¿recuerdas?
La cara que una vez ________ había considerado hermosa ahora estaba de algún modo cambiada. No sentía excitación ni estímulo alguno en las caricias de Brad. No comprendía este cambio de sus reacciones más que esa transformación en Brad.
—Nervios de novia. —________ trató de reírse de sus aprensiones—. Sólo sé un poquito paciente conmigo, Brad.
—Oh, no. —Su boca se curvó en una línea desagradable—. No vas a hacer uno de esos números de “esta noche, no” conmigo. Ya has estado provocándome demasiado tiempo.
En un cuarto de hotel de Juárez, ________ le sonrió al auricular del teléfono.
—Si, eso fue lo que dije, mamá. —Y repitió la afirmación que había hecho hacía unos segundos—. Brad y yo nos casamos hace veinte minutos ante un funcionario del Registro Civil.
Brad estaba a su lado, en posesiva actitud, con un brazo sobre los hombros de ella. _______ dirigió su sonrisa al rostro atractivo de su marido. La proximidad de él entibiaba la desconcertante frialdad que había sentido todo el día. En retrospectiva, sus aprensiones ahora parecían tontas.
—No te alteres, mamá. Brad y yo vamos a ser muy felices. Pasaremos dos días de luna de miel en Juárez; después regresaremos a casa. Simplemente, nos amábamos demasiado para esperar.
Cuando las explicaciones estuvieron terminadas, se volvió dentro del círculo de los brazos de Brad. Él unió sus manos sobre las nalgas de ella y apoyó la boca en el espeso mechón de pelo leonado cerca de su frente.
—¿Estaban furiosos?
—No —respondió _______, mirando la sencilla sortija de oro en su dedo anular—. No hubo nada de ásperas recriminaciones, sólo una tácita decepción porque no les avisamos antes.
—Me alegro. —Brad echó la cabeza hacia atrás para mirarla a la cara—. Me alegro por ti —añadió para borrar cualquier sugerencia de hipocresía.
—También yo —admitió ella, antes de que él la besara.
—Lo que debemos hacer a continuación —la besó en un ángulo de la boca—, es bajar al bar del hotel y tomar un par de margaritas para brindar por nuestra boda. De allí podemos ir al restaurante y tener una cena íntima a la luz de las velas. Noté que apenas comiste algo cuando nos detuvimos a almorzar, y no quiero que más tarde o esta noche, la señora Townsend se desmaye de hambre.
—¿Esa soy yo? ¿La señora Townsend? —dijo ________, con un asomo de preocupación—. Tendré que acostumbrarme a eso.
—Será lo mejor —le advirtió él con fingida severidad y por un instante amenazador la estrechó entre sus brazos antes de soltarla por completo—. Ponte un poco de carmín en los labios y podremos bajar. —Le dio una juguetona palmada en las nalgas cuando ________ se volvió para obedecerle—. Aguarda un momento —le llamó Brad, con una sonrisa tímida en sus labios—. Mis bolsillos están vacíos. Si no quieres que pase nuestra noche de bodas lavando platos para pagar nuestra cena, necesitaré el dinero de tu cuenta de ahorros. Dámelo todo, no tiene sentido correr el peligro de que alguien te arrebate el bolso de mano.
—Lo que usted diga, señor Townsend.
Sacó de su bolso el sobre que contenía el dinero y se lo entregó. Con el lápiz labial que también sacó del bolso, _________ fue hasta el espejo y se pintó la boca con un brillante color fresa claro. Vio distraídamente que él abría el sobre y empezaba a contar el dinero. Se sonrió.
—Los diez mil dólares están allí —le aseguró para tranquilizarlo.
—¿Qué?
La mirada sin expresión de él encontró los ojos de ella en el espejo.
—Espero que no tengas intención de contarlo todo. —Había quedado un resto de lápiz de labios en un ángulo de su boca y lo tocó con un dedo para quitarlo—. Empiezo a tener hambre.
—No… no, claro que no —repuso él en tono distraído y apartó la vista del espejo.
Inmediatamente, Brad volvió su atención al fajo de billetes que tenía en las manos. Como hipnotizado, siguió contándolo. _________ se sonrió en silenciosa comprensión al verlo reflejado en el espejo. Probablemente, era más dinero de lo que él jamás había visto junto en una sola vez. Le miró las manos y sintió una punzada de inquietud ante la forma casi reverente con que él contaba los billetes. Se volvió lentamente para mirarlo de frente.
Brad levantó la vista y rápidamente metió el dinero en el bolsillo de sus pantalones. La expresión fascinada desapareció de su rostro y fue reemplazada por una sonrisa bastante natural.
—Estás muy hermosa, ________ —dijo.
________ pensó que su imaginación debió de haber estado jugándole una mala pasada.
—Me alegra que así lo creas —respondió con ternura—. ¿Vamos?
Después de dos margaritas en un estómago vacío, ________ empezó a sentirse mareada. Brad bebió dos veces esa cantidad sin sufrir, aparentemente, un efecto similar; en realidad pareció volverse más expansivo y extrovertido con cada sorbo del potente cóctel de tequila.
Ordenó un quinto cóctel y sacó una generosa cantidad de billetes para dejarla sobre la bandeja del camarero. ________ no pudo evitar sentirse un poco inquieta ante esta actitud nada característica en él.
—Nunca supe que bebieras tanto —dijo con forzada indiferencia.
—Un hombre no se casa todos los días. —Su sonrisa estuvo llena de suficiencia y arrogancia—. Esta ocasión pide una celebración.
Se llevó a los labios la copa rebosante del helado brebaje.
En el restaurante del hotel, ________ se estremeció interiormente ante la exhibición que hizo Brad al darle propina al jefe de camareros. Él bebió su sexto margarita mientras consultaban el menú. ________ sugirió una copa de vino con la comida y Brad pidió la botella más cara de la casa.
Durante la cena, un dúo de guitarristas se detuvo junto a la mesa para dedicarles una serenata. Brad inmediatamente metió la mano en el bolsillo para sacar el dinero y separó una gran cantidad de billetes. Nuevamente hizo ostentación al dar la propina, en vez de deslizar con discreción los billetes a los músicos.
Cuando los dos guitarristas por fin se alejaron de la mesa, ________ comentó con suavidad la extravagancia de mal gusto de él.
—No tienes que ser tan generoso, Brad.
—Soy feliz —se defendió él, encogiéndose de hombros—. Y quiero que todos los demás sean felices. —Levantó su copa de vino para brindar—. A tu salud, ________, y por nuestro glorioso futuro.
Ella sonrió a la fuerza y se llevó la copa a los labios. El vino le pareció amargo y desagradable. Trató de desechar las aprensiones que la acosaban y olvidar el comentario de su padre de que Brad estaba hambriento de dinero. Él, simplemente, se sentía feliz, pensó en un intento de racionalizar. Eso nada tenía que ver con una euforizante sensación de poder producida por tener tanto dinero en el bolsillo. Cuando el camarero se llevó los platos de la comida, Brad se dirigió a _______.
—¿Te gustaría un poco de coñac con tu café?
—No —dijo ella, y no pudo evitar añadir, con voz tensa—: Desearía que no bebieras tanto, brad.
—No estoy borracho. —Agrandó los ojos ante la censura de ella. Enseguida, una sonrisa de supuesta comprensión se extendió por su hermoso rostro—. ¡Ah! Es nuestra noche de bodas. Eso te inquieta, ¿verdad? —Una leve crispación dio a su boca una expresión poco atractiva—. ¿Te preocupa la posibilidad de que esta noche no pueda desempeñarme satisfactoriamente en la cama? Te aseguro que nunca he tenido quejas al respecto, bebido o sobrio.
Su grosería hizo que las mejillas de _________ se pusieran encendidas de repulsión. Bajó la vista a la mesa y odió lo que fuera que estaba convirtiendo a Brad en un extraño.
—Rubores de doncella de mi novia virginal —rió Brad.
—Brad, por favor —siseó _______ furiosa, deseando que él bajara la voz.
Él se encogió de hombros.
—Lo siento, mi amor —dijo, pero no sonó sincero.
El camarero regresó. ________ casi suspiró aliviada cuando Brad pidió la cuenta en vez de coñac o café. Pero otra vez se excedió en la propina cuando pagó y exhibió el fajo de billetes para que todos lo vieran. ________ trató de fingir que eso nada significaba.
Una vez dentro de la habitación del hotel, Brad la besó en un lado del cuello y susurró roncamente:
—Creo que es tradicional que la novia vaya primero al cuarto de baño… de modo, que después de ti, cariño.
El equipaje de ________ estaba sobre una banqueta cerca de la puerta del cuarto de baño. Lo tomó y vaciló. No era así como había imaginado su noche de bodas. Brad estaba actuando más como un extraño que como su amante, pero ahora era demasiado tarde para cambiar de idea.
Una vez que salió de la bañera se retocó el maquillaje y ahuecó su cabello dorado oscuro. En su maleta había un solo camisón. Sus manos temblaron cuando lo sacó y lo deslizó sobre su cabeza. El vaporoso camisón estaba ricamente adornado con encaje en el corpiño y dos finos tirantes sobre sus hombros sostenían el traslúcido velo de color azul turquesa.
Luchando contra su aprensión, abrió la puerta del cuarto de baño y salió a la habitación. Allí se detuvo, paralizada, incapaz de moverse. Brad estaba flojamente sentado en un sillón, con una botella de tequila en una mano y una copa en la otra. Su chaqueta y corbata habían desaparecido, su camisa entreabierta dejaba ver una nube de vello dorado y rizado. Miraba fijamente la botella que tenía en la mano.
—¿Dónde conseguiste eso?
________ sabía que antes no había licor en la habitación.
—Servicio de habitación. —Brad la miró con ojos entornados que todavía parecían alerta—. Ven aquí —ordenó—. Quiero mirarte más de cerca.
________ obedeció idiotizada, sus piernas se movieron casi automáticamente. A treinta centímetros del sillón se detuvo y quedó inmóvil para la inspección. La mirada de él bajó lentamente desde la cara a los hombros desnudos, taladró el corpiño de encaje para hundirse en el sombrío valle entre los pechos y descendió después rozando la tela sutil que apenas ocultaba la carne de la cintura, el vientre, las caderas…
—Vuélvete —ordenó.
Otra vez ________ obedeció mientras su corazón latía como el de un conejo atrapado. La piel de su espalda, pareció erizarse tras la mirada de él. Se sintió como una mercancía que estuvieran examinando en busca de defectos.
Se oyó el sonido de la copa y la botella al ser dejadas sobre la mesilla junto al sillón.
—No está mal —murmuró Brad.
Su mano acarició la redondeada prominencia de un glúteo y ________ se estremeció bajo el contacto. Nada quedaba de la magia que él había ejercido anteriormente excitándola hasta hacerla casi perder el control.
—No te preocupes —dijo él, con una risa ronca y la hizo volverse. Sus manos se apoyaron en los costados del tórax y estiraron el corpiño del camisón hasta dejarlo tenso sobre los pechos—. Prefiero tus hermosos pechos.
—Brad, no —pidió ________ con voz trémula, asqueada por el vaho caliente de vino y licor que él le echó con su aliento en la cara.
Él llevó una mano al lugar donde un pezón asomaba por el encaje. Apartó la tela con los dedos y ________ bajó los hombros, retirando su pecho del contacto de su mano hambrienta.
—Esta pieza de nada, sexy y azul, probablemente costó una fortuna —dijo Brad, con tono vacilante.
—¿Te gusta? —________ aspiró hondo, tratando de ocultar el curioso disgusto que le producía su proximidad.
—¿Gustarme? Diría que sí. —Brad la soltó y caminó hasta la mesilla para volver a llenar la copa que estaba junto a la botella de tequila. También había un plato con rodajas de limón—. Te compraré uno de esos para cada noche de la semana.
—Realmente, no es necesario —protestó ella, estremeciéndose interiormente por el tono jactancioso de él.
—Probablemente tengas razón. —Bebió un trago de la copa antes de morder una rodaja de limón—. Es mejor que no lleves nada de ropa.
________ fue hasta la mesa y le quitó la copa de la mano.
—No bebas más, Brad —insistió con severidad.
Por un instante, él pareció enfadarse. Después la rodeó con los brazos y la atrajo contra su pecho.
—Tienes razón otra vez. ¿Por qué beber ese líquido embriagante cuando puedo saborear las dulzuras de mi esposa?
Acercó la cara y su aliento repugnante llegó a la nariz de ella. ________ volvió la cabeza en el último momento de modo que la boca de él, en vez de besarla en los labios, le rozó la mejilla. Pero Brad no pareció notarlo.
La estrechó con más fuerza y suspiró en el oído de ella:
—No tienes idea de lo feliz que soy esta noche, cariño.
—¿De veras? —repuso ella con frialdad.
No importaba cuánto lo intentaba, no podía relajarse bajo su abrazo.
—Cuando esta tarde deslicé esa sortija en tu dedo, todo un mundo nuevo se abrió para mí —murmuró él—. Tú no sabes lo que es no tener dinero. Toda mi vida he tenido que besar el trasero de alguien para salir adelante, hacer el trabajo sucio de otros. Estoy cansado de conseguir putas para esos bastardos del hotel. —_______ palideció ante este anuncio indiferente—. Ahora, contigo, todo ese modo de vida queda atrás. Nunca volveré a tener que hacer cosas como esas.
La sangre huyó de la cara de ella y enseguida volvió, encendiendo las mejillas tan intensamente como si él la hubiera abofeteado. ________ empezaba a darse cuenta de que en Brad había mucho que ella no conocía.
—No, no tendrás que hacerlo —dijo, casi ahogada por el disgusto.
Él le pasó la mano detrás de los hombros antes de bajarlas hasta la cintura y la curva de las caderas.
—No sólo tienes una cara hermosa sino un cuerpo estupendo, además. Ha sido una tentación no esperar hasta esta noche para tomarte —declaró Brad con dureza.
________ había mantenido sus brazos rígidamente inmóviles a sus costados. Ahora los levantó para cubrir un espacio entre los dos y librarse del abrazo no deseado.
—Brad, quiero hablar —insistió _______.
—Ya no hay más tiempo para eso —Pasó una mirada burlona por el cuerpo escasamente cubierto—. Esta es nuestra noche de bodas, lo que ambos hemos estado esperando y ansiando. Nunca conocí a una muchacha que hubiera estado tan ansiosa como tú de perder su virginidad. No puedo creer que te estés arrepintiendo.
—No es eso. Sólo creo que debemos hablar.
________ trató de mantener su voz serena y razonable mientras luchaba con las dudas que surgían en su mente.
—¿Qué pasa contigo? —La miró ceñudo, la puso una mano en un codo y la hizo volverse—. Has estado esperando semanas que yo te hiciera el amor.
________ sintió que se le ponía tenso todo el cuerpo.
—Conmigo no pasa nada —protestó.
Él miró el brazo de ella que había tratado de apartarlo.
—Pero te gusta que yo te toque —dijo—. Eso te excita ¿recuerdas?
La cara que una vez ________ había considerado hermosa ahora estaba de algún modo cambiada. No sentía excitación ni estímulo alguno en las caricias de Brad. No comprendía este cambio de sus reacciones más que esa transformación en Brad.
—Nervios de novia. —________ trató de reírse de sus aprensiones—. Sólo sé un poquito paciente conmigo, Brad.
—Oh, no. —Su boca se curvó en una línea desagradable—. No vas a hacer uno de esos números de “esta noche, no” conmigo. Ya has estado provocándome demasiado tiempo.
F l ♥ r e n c i a.
Re: ~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
AAAAAAADEEEEEEE!ForJoeJonas escribió:Floooo :love: Ahora mismo estoy ocupada haciendo unas cosas pero en cuanto termine te prometo que empiezo a leer la nove!
Asi que de antemano ya te digo que tienes una nueva y fiel lectora! Donde se encuentre el micrófono se encuentra Ade y el Team Revientacremalleras al completo!!
BIENVENIDA A LA NOVE :D
ME PONE CONTENTA QUE PASES POR ACÁ Y OBVIO, EMPEZA A LEERLA CUANDO TENGAS TIEMPO, NO PROBLEM(? JAJAJA
MMM... ESTAS "OCUPADA" CON EL... MICROFONO QUIZAS :¬w¬: ADMITILO(?
JAJAJAJAJ :P
EL TEAM REVIENTACREMALLERAS ROCKS 8)
F l ♥ r e n c i a.
Re: ~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
F l r e n c i a. escribió:AAAAAAADEEEEEEE!ForJoeJonas escribió:Floooo :love: Ahora mismo estoy ocupada haciendo unas cosas pero en cuanto termine te prometo que empiezo a leer la nove!
Asi que de antemano ya te digo que tienes una nueva y fiel lectora! Donde se encuentre el micrófono se encuentra Ade y el Team Revientacremalleras al completo!!
BIENVENIDA A LA NOVE :D
ME PONE CONTENTA QUE PASES POR ACÁ Y OBVIO, EMPEZA A LEERLA CUANDO TENGAS TIEMPO, NO PROBLEM(? JAJAJA
MMM... ESTAS "OCUPADA" CON EL... MICROFONO QUIZAS :¬w¬: ADMITILO(?
JAJAJAJAJ :P
EL TEAM REVIENTACREMALLERAS ROCKS 8)
Acertaste Flo, le estaba dando brillo al micro xD
Y quedo perfecto para usarlo de nuevo!
Y como ya termine... VOY A EMPEZAR CON TU NOVE!! WIIIIIIIIIIIIIIIII!!
Espero que CHOU me deje leer tranquila ?) xD
ForJoeJonas
Re: ~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
New Reader!! :D!
Dioos como me cae mal Brad!desde la primera vz q parecio! Es repugnante! Un cerdo asquerosooooo!!! Como es q soy TAN estupida?!?
Cuando aparecera joe? :'(
SIGUELAAA!!!
Dioos como me cae mal Brad!desde la primera vz q parecio! Es repugnante! Un cerdo asquerosooooo!!! Como es q soy TAN estupida?!?
Cuando aparecera joe? :'(
SIGUELAAA!!!
Dayi_JonasLove!*
Re: ~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
Flooo! Me encanta la nove! Estoy deseando que salga ya Chou *o*
Me parece a mi que el Brad este es un poco interesado... ¬¬
Sacame de dudas, honey!
Siguela wi wi wii siguela wi wi wii xD
Me parece a mi que el Brad este es un poco interesado... ¬¬
Sacame de dudas, honey!
Siguela wi wi wii siguela wi wi wii xD
ForJoeJonas
Re: ~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
wiiiiiiiii siguela :arrow: o me
volvere locaaaaa y todo sera porque no subes :face:
jajaja espero qu puedas subir hoy
si no tendre q esperar
volvere locaaaaa y todo sera porque no subes :face:
jajaja espero qu puedas subir hoy
si no tendre q esperar
alejonatica14
Re: ~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
JAJAJ GRACIAS POR SUS COMENTARIOS CHICAS :D
BIENVENIDA Dayi_JonasLove!* A LA NOVE!
:happy:
AMO EL GIF QUE TENES EN TU FIRMA JAJAJAJA :risa:
Y YA NO FALTA NADA NAAAAADA(? PARA QUE APAREZCA JOE ;)
DENTRO DE UN RATITO SUBO CAP
BIENVENIDA Dayi_JonasLove!* A LA NOVE!
:happy:
AMO EL GIF QUE TENES EN TU FIRMA JAJAJAJA :risa:
Y YA NO FALTA NADA NAAAAADA(? PARA QUE APAREZCA JOE ;)
DENTRO DE UN RATITO SUBO CAP
F l ♥ r e n c i a.
Re: ~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
NUEVA & FIEL LECTORA!
Me encanta ppero me cae ffatal el Brad ese... ¬.¬
One pregunta ffor yyou... & EL JOSEEEEEEPH(?
El me salvara de las garras del rubiales ese o qqe(? Ö
hahaah siguela!
besiituuus! (:
~Jordina
Me encanta ppero me cae ffatal el Brad ese... ¬.¬
One pregunta ffor yyou... & EL JOSEEEEEEPH(?
El me salvara de las garras del rubiales ese o qqe(? Ö
hahaah siguela!
besiituuus! (:
~Jordina
Invitado
Invitado
Re: ~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
Holaaaaaaaaaaa nueva lectora:B ajajaa:P ya quiero accion(? xd
Invitado
Invitado
Re: ~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
BIENVENIDAS JORDINA Y VALERIA A LA NOVE! :hi:
Y VAN A TENER QUE ESPERAR PARA LA "ACCION" CON JOE PORQUE TODAVIA FALTA QUE PASEN COSAS MUY IMPORTANTES EN LA NOVE ;)
EN UN RATITIN(? SUBO CAP!
PD: JORDINA MORÍ CON TU NOMBRE DE USUARIO introducingmelaNJ JAJAJAJAJAJAJAJAJ
ME ENCANTA JAJAJAJ :risa:
Y VAN A TENER QUE ESPERAR PARA LA "ACCION" CON JOE PORQUE TODAVIA FALTA QUE PASEN COSAS MUY IMPORTANTES EN LA NOVE ;)
EN UN RATITIN(? SUBO CAP!
PD: JORDINA MORÍ CON TU NOMBRE DE USUARIO introducingmelaNJ JAJAJAJAJAJAJAJAJ
ME ENCANTA JAJAJAJ :risa:
F l ♥ r e n c i a.
Re: ~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
La cara que una vez ________ había considerado hermosa ahora estaba de algún modo cambiada. No sentía excitación ni estímulo alguno en las caricias de Brad. No comprendía este cambio de sus reacciones más que esa transformación en Brad.
—Nervios de novia. —________ trató de reírse de sus aprensiones—. Sólo sé un poquito paciente conmigo, Brad.
—Oh, no. —Su boca se curvó en una línea desagradable—. No vas a hacer uno de esos números de “esta noche, no” conmigo. Ya has estado provocándome demasiado tiempo.
Continuación...
Rudamente, la atrajo otra vez contra su pecho. Su mano se curvó sobre la redondez de sus caderas y apretó la carne blanda de un glúteo. La acercó con fuerza contra su masculina erección; la delgada tela del camisón actuaba como una segunda piel.
La repulsión subió hasta la garganta de ________ y formó un nudo que casi la ahogó.
—Esto es lo que realmente quieres, ¿eh? —murmuró Brad con voz espesa—. Pero no crees que es propio de una dama admitirlo, ¿eh?
—No es eso —insistió ________.
Era plenamente consciente de su naturaleza apasionada y recordó la previa capacidad de Brad para excitarla. Sólo que esta vez no parecía preocupado por despertar sus deseos.
El frágil tirante de su camisón se deslizó de su hombro al contacto de los dedos de él. Una costura lateral se desgarró cuando Brad tiró hacia abajo el corpiño de encaje para dejar al descubierto la redondeada madurez de sus pechos.
Agarró con rudeza el pecho más cercano a su mano mientras el amplio camisón caía al suelo alrededor de los pies de ________.
—Brad, me haces daño —protestó ________ por el doloroso masaje.
Brad se detuvo, la rodeó con un brazo y la atrajo con fuerza contra su pecho. Los vellos rizados rasparon la sensible piel de _______.
Brad aferró un puñado de cabellos rubios y tiró hasta que ________ soltó una exclamación. Los labios de ella estaban inmóviles, fáciles víctimas para la boca voraz de él. Brad los tomó con su boca húmeda y ardiente y aplastó su suavidad. _______ fue incapaz de rechazarlo mientras él exploraba con la lengua los recesos más íntimos de su boca. Se obligó a no resistírsele y logró producir una débil respuesta a las ardientes exigencias de él.
Brad levantó a ________ en brazos, la llevó hasta la cama y la dejó sobre las sábanas desplegadas. Ella respiraba casi en jadeos, en forma agitada, irregular. Él se irguió sobre ella y contempló la forma desnuda sobre la cama.
________ siguió inmóvil. Sus ojos lo vieron desvestirse y transmitieron un borroso mensaje a su cerebro en medio de una niebla de irrealidad. Era una pesadilla, algo que le estaba sucediendo a otra, no a ella. Si cerraba los ojos, quizá despertaría y encontraría al Brad con quien creía haberse casado en vez de este extraño tan diferente al otro.
Cerró los ojos una fracción de segundo y volvió a abrirlos cuando la cama se hundió al recibir el peso de él.
Tragó el grito ahogado que le subió a la garganta cuando él acomodó sobre la cama, junto a ella, su cuerpo desnudo y le puso una mano sobre un pecho.
Brad mordisqueó brevemente un hombro blanco y sepultó su cara en la curva del cuello de _______. Pero pronto abandonó todo intento de excitar y despertar los deseos de ella. Y los intentos de _______ por fingir fueron penosos. Sus brazos estaban extendidos sobre su cabeza cuando él puso sobre ella todo el largo de su cuerpo.
—Por favor —pidió ella secamente, negándose a rogarle—, sé suave conmigo.
A la fuerza, él se abrió camino entre las piernas de ella para montarla.
—¡Relájate, maldición! —ordenó en tono cortante.
Ante la desgarrante punzada de dolor, ________ empezó a gritar, pero la boca de él cubrió la suya para amordazar el sonido hasta que ella apenas pudo respirar. La sometió como un jabalí en celo y no bien quedó satisfecho rodó a un costado.
Lágrimas de vergüenza y de una extraña sensación de degradación, le mojaron l as mejillas ya humedecidas por las lágrimas iniciales de dolor. Se sintió usada y maltratada, de alguna forma degradada por un acto que hubiera debido ser una consumación de su amor. Débilmente, trató de apartar el cuerpo masculino que tenía a su lado, pero sus músculos trémulos y doloridos no le obedecieron.
Semisentado, apoyándose en un codo no muy firme, Brad la estudió con una expresión cínica y divertida.
—¿Por qué demonios estás llorando?
Si hubiera sido amable con ella, si hubiera dicho una palabra gentil para compensar la forma groseramente indiferente en que la había tratado, ________ habría podido perdonarlo. Habría echado la culpa de todo al alcohol.
En cambio, se secó la humedad de sus mejillas con el dorso de la mano y su orgullo salió a la superficie para disimular su necesidad de una mano, aunque fuera la de Brad, que la consolara.
—Por nada —replicó _______, con voz ronca y vacilante.
—Bien. —Brad se tendió de lado—. ¡Dios! Estoy cansado —murmuró en un suspiro.
A los pocos minutos, el licor por fin terminó de hacer su efecto y Brad empezó a roncar; _________ hubiera preferido que el cansancio lo hubiese vencido más temprano, antes de…
Se deslizó fuera de la cama, ignorando el intenso dolor de su cintura. Indiferente a su propia desnudez, caminó hasta la ventana que se abría hacia la calle de abajo. En las calles había gente y muchachitos que pedían y mendigaban.
________ siempre se había considerado una realista. Nunca le había pedido peras al olmo. Nunca había pensado que tenía ilusiones románticas acerca del amor. Ahora comprendió que las había tenido.
Su organismo estaba conmocionado, sus emociones apabulladas por el conocimiento carnal de un hombre, un hombre que era su marido. ________ había esperado el dolor y cierto grado de disgusto, pero no esta repugnancia y rechazo que brotaba irresistiblemente de ella. El sexo no era la unión íntima de dos amantes. Era una violación, un acto exigente de sumisión a la voluntad de un hombre.
Brad la había sometido de modo egoísta para su propio placer y satisfacción. Persistía la corrosiva pregunta: ¿Fue a causa del alcohol que había bebido? ¿Sería diferente cuando estuviese sobrio? ¿Hasta dónde la repulsión que ahora sentía era una reacción exagerada a una experiencia traumática? ¿Y hasta dónde era justificada?
La frescura del aire de la noche le erizó la piel. ________ se apartó de la ventana, confundida y desconcertada. Su delgado camisón estaba en el suelo. Vaciló, lo levantó y se lo puso. Quizá por la mañana el recuerdo de su experiencia se habría debilitado y todo estaría bien otra vez.
Capitulo 4
Brad despertó con el sol a la mañana siguiente. Al sentirlo moverse, _______ fingió dormir, algo que le había sido negado, pues su mente siguió repasando una y otra vez su noche de bodas.
Él no hizo intento de despertarla cuando se despertó y empezó a vestirse. A través de sus largas pestañas, ________ lo vio meterse la camisa dentro de la cintura de los pantalones. Enseguida, Brad metió la mano en el bolsillo y sacó el fajo de billetes. Hambriento de dinero, lo había llamado su padre; ahora ella estaba casi convencida de que era verdad. Brad no buscó a su flamante esposa la primera mañana después de su casamiento. Su interés fue el dinero.
—Vamos, bella durmiente, despierta —ordenó secamente, sin mirarla.
Después de un breve debate consigo misma de si obedecería o no, ________ abrió lentamente los ojos sin dejar que asomara a los mismos el reflejo de sus pensamientos. Él no se había molestado en saludarla. Ella tampoco lo poco lo hizo.
—¿Qué pasa?
Sus muslos aún estaban acalambrados y doloridos y protestaban ante cualquier movimiento.
—He decidido que debemos ir a Acapulco —anunció Brad, con expresión de sentirse muy satisfecho consigo mismo.
—¿Qué?—preguntó ________.
—Esta atestada ciudad de frontera no es sitio adecuado para una luna de miel. —Su mirada fue hacia la ventana del hotel, a través de cuyos cristales se filtraba el matutino barullo del tráfico y la gente que pasaba—. Mi esposa malcriada se merece una localidad más exótica.
Cuando él la miró otra vez, ________ pudo ver que él no estaba interesado en lo más mínimo en lo que ella deseaba. Brad era quien había decidido que Juárez no era lo bastante buena para él. Juárez era para los turistas y Acapulco era el lugar de vacaciones para la clase adinerada. Y Brad se había elevado hasta ese grupo al casarse con ella.
—No quiero ir a Acapulco —dijo ella con sequedad.
—Olvidas, mi amor… “donde tú vayas, iré yo” —citó él en tono burlón—. Vamos. Será un viaje largo. Levántate y recoge las cosas mientras yo voy a pagar la cuenta de este vaciadero.
—Este hotel no tiene nada de malo —insistió _______, pero Brad ya iba hacia la puerta.
—No seas ridícula. —Se rió de ella, con la mano en la perilla de la puerta—. Quiero darte una verdadera luna de miel, así que no discutas.
“Con mi dinero”, pensó _______ cuando él salió al corredor. Una burbuja de risa histérica se hinchó en su garganta. La reprimió y arrojó a un lado los cobertores para levantarse.
En el cuarto de baño, _______ se lavó deprisa. No se molestó en maquillarse con cuidado, aplicó máscara marrón a sus largas y curvadas pestañas y un poco de lápiz color rosa viejo a sus labios. Un rápido cepillado bastó para desenredar su pelo y estuvo lista. El espejo del cuarto de baño le indicó que ese mínimo maquillaje no disminuía su natural belleza.
Salió del cuarto de baño y empezó a buscar ropas en su maleta pues quería estar vestida antes que regresara Brad. Tan rápidamente como sus doloridos músculos se lo permitieron, se puso unas bragas y unos pantalones marrones.
Se abrió la puerta y entró Brad y demoró sus ojos en las suaves curvas de la figura de su esposa. Pero su interés desapareció en un impulso de impaciencia.
—Todavía no estás vestida —la acusó.
_______ sacudió la cabeza y se volvió hacia él con un sostén en la mano y los dedos dentro de una cazoleta de encaje blanco.
—Brad, ahora no tenemos tiempo para una luna de miel. Ambos tenemos que volver a clase y tú tienes tu empleo.
—Tenemos todo el tiempo del mundo —insistió él.
_______ frunció el entrecejo.
—¿Pero y la universidad? ¿Tu graduación?
—¿Quién necesita graduarse? No hay nada que esos profesores puedan enseñarme. Además, no es lo que uno conoce… es a quién conoce uno y cuánto dinero tiene. —Palmeó el bulto del bolsillo de sus pantalones—. Y tenemos lo suficiente para vivir como reyes aquí en México.
________ abrió la boca, aunque no sabía por qué se sorprendía de la declaración de él. Había habido muchos indicios previos. Ella simplemente, no había estado dispuesta a verlos, como estuvieron sus padres.
—Ese dinero no durará para siempre —le recordó _______ en tono cortante—. Tarde o temprano se acabará aun en México.
Pasos perezosos, arrastrados, llevaron a Brad hasta ella.
—Durará muy fácilmente hasta que recibas tu herencia. Dentro de pocos meses tendrás veintiún años.
—¿Crees que te la daré toda a ti?
Las pintitas doradas de sus ojos, se inflamaron intensamente.
Brad pareció encontrar divertido ese despliegue de cólera.
—Estamos casados —dijo él—. Lo que es tuyo es mío. Y lo que es mío, también es mío —bromeó.
Pero _______ no lo encontró gracioso. Todos sus gloriosos planes para el futuro estaban desintegrándose uno a uno. Empezaba a comprender que siempre habían sido planes de ella, que Brad se había limitado a aprobarlos, probablemente porque sabía que era lo que ella deseaba escuchar.
—¿No tienes ninguna ambición?
Sus labios se curvaron sarcásticamente, aunque le tembló el mentón.
—Estar casado contigo será una ocupación de dedicación exclusiva —repuso él, y tomó con los dedos un tirante del sostén que ella tenía en la mano. La miró a la cara y sus ojos descendieron hacia los pechos desnudos—. Por un tiempo, por lo menos.
—¿Y después, qué?—lo desafió ________.
—Estoy seguro de que tu padre podrá encontrar para mí un puesto que sea adecuado para su yerno.
Brad sonrió complacido.
—Algo que se pague bien pero que no tome demasiado de tu tiempo —concluyó ella, abriendo grandes los ojos con falsa inocencia.
—Esa es exactamente la idea. —Él sonrió—. Pero será más adelante. Ahora nos vamos a Acapulco para holgazanear unos días en la playa. —Brad cerró el dedo alrededor del tirante del corpiño y se lo sacó de la mano—. No necesitarás esto —declaró, sosteniéndolo fuera del alcance de ella.
—Devuélvemelo.
________ se negó a tratar de alcanzarlo.
—Hoy tendremos un viaje largo y aburrido —dijo él, arrojó el sostén dentro de la maleta y la cerró—. De tanto en tanto yo querré un poco de diversión. Y sé que también mi novia querrá lo mismo.
________ se estremeció y retrocedió para evitar el contacto de los dedos de él.
La mano de Brad quedó en el aire. Brad le dirigió una mirada larga y neutra.
—No hay necesidad de ser tímida. Estamos casados. Vuelve aquí. No tengo tiempo de ser paciente contigo ahora, como lo fui anoche.
—¿Anoche fuiste paciente?
________ jadeaba ligeramente.
—Más paciente de lo que soy ahora. De todos modos, a ti te gusta la técnica de hombre de las cavernas. —Su mano se cerró sobre un pecho y lo apretó ligeramente hasta que ella se apartó. Rió por lo bajo—. Ahora puedes ponerte la blusa. Yo cerraré las maletas mientras tú buscas tus cosas del cuarto de baño.
Aturdida por la revelación del verdadero Brad, _______ hizo lo que le decía.
Cuando, salió del cuarto de baño, Brad estaba listo para partir. Con una mano sobre un hombro de ella, caminó rápidamente por el corredor hacia la salida.
—¿No vamos a tomar desayuno, o por lo menos una taza de café? —preguntó _______, tratando de caminar más despacio.
Él la empujó hacia la puerta y miró desdeñosamente a su alrededor.
—No —dijo—. Quiero salir cuanto antes de este lugar. Más tarde nos detendremos en alguna parte.
No había nadie en la pequeña playa de estacionamiento del hotel. _______ subió al asiento junto al conductor de su Thunderbird azul, mientras Brad amontonaba las maletas en el asiento trasero. Cuando él se deslizó detrás del volante, se inclinó para besarla pero ella volvió la cabeza en el último segundo y los labios de él sólo le rozaron un ángulo de la boca.
—¿Todavía avergonzada de hacer demostraciones de afecto en público? —bromeó él—. Veremos si durante el viaje podemos librarte de algunas de tus inhibiciones.
Le hizo un guiño y puso el motor en marcha.
Mientras Brad conducía el automóvil entre el tránsito de la ciudad de Juárez, _______ se acurrucó en el rincón del asiento más cercano a la puerta. Cansada y desanimada, se sentía atrapada por el destino. La seda color crema de su blusa le producía una sensación de frío contra la piel, un recordatorio físico del tipo de hombre que era Brad.
Las afueras de Juárez, con sus humildes caseríos en las alturas, pronto quedaron atrás. Una cuadrilla de camineros que reparaban un daño menor en la carretera obligó a Brad a reducir momentáneamente la marcha. Poco después, viajaban otra vez a gran velocidad.
Con cada giro del volante, aumentaba en ________ la certeza de que había cometido una terrible equivocación. Conseguiría una anulación, un divorcio, cualquier cosa que pusiera fin a esta farsa de matrimonio.
Tomada la decisión, un agotamiento que era tanto físico como mental, empezó a dominarla. Pronto sintió que se deslizaba hacia el sueño, adormecida por el ritmo regular del motor y el girar de los neumáticos. Fue sueño pesado, sin sueños.
Pasaron horas y kilómetros antes que la incomodidad del automóvil comenzara a despertar a _______. Sentía el cuello rígido y dolorido y su cabeza rebotaba contra el apoyo del respaldo.
Se frotó la nuca y abrió los ojos con lentitud. Enfocó trabajosamente la mirada en el campo que la rodeaba. En muchos aspectos se parecía al paisaje del oeste de Texas, pero delante de ellos, las altas montañas de la Sierra Madre confirmaban que se encontraban en México.
Ya no viajaban por una carretera moderna. Ante ellos se extendía un desparejo camino de tierra entre los arbustos. Las irregularidades del terreno los sacudían sin piedad. _______ miró confundida a Brad.
—¿Dónde estamos? —preguntó con voz ronca.
Sentía la garganta seca, como si la tuviera llena de algodón.
La expresión de él era torva, colérica. No pudo apartar la vista de la despareja huella para mirarla.
—Tendríamos que estar en un atajo que acorta el camino hacia la costa oeste a través de las montañas, pero creo que el mexicano estúpido que me habló de él no sabía lo que decía.
—Es completamente imposible que tú te hayas equivocado al doblar, por supuesto —comentó _______ con seco sarcasmo.
Él la miró una fracción de segundo y el volante casi le fue arrancado de las manos cuando un neumático delantero pisó un agujero.
—Probablemente esto es lo que él considera un buen camino, pero va a estropear este automóvil —murmuró Brad.
Era amable por parte de él preocuparse por eso, pensó ________ con cinismo, considerando que el automóvil que conducía era de ella. Pero guardó silencio. El aire era frío. Miró otra vez las famosas montañas y dedujo que la mayor altura producía el descenso de temperatura. Reprimió un estremecimiento y se rodeó con sus brazos.
—Está haciendo frío. ¿Puedes encender la calefacción?
—No funciona —replicó Brad.
—En alguna parte hay un recalentamiento porque la luz de alarma del tablero está encendida —observó ________, cáusticamente—. ¿Es vapor eso que sale del motor?
________ soltó una sarta de salvajes imprecaciones. Detuvo el automóvil, dejó el motor en marcha y salió dando un portazo. Cuando levantó la cubierta del motor, una nube de vapor se elevó con fuerza en el aire.
Con la misma impaciencia irritable que había marcado su partida, Brad regresó a su asiento y apagó furioso el motor. Permaneció así un minuto, aferrando con rabia el volante.
—¡Maldición! —dijo y dio un golpe con el puño.
—¿Qué pasa? —________ estaba obteniendo una clase peculiar de satisfacción de la frustrada cólera de él.
—La manguera de agua está rota —gruñó Brad.
—¿No puedes arreglarla?
Lo miró con ojos redondos y grandes y parpadeó, inocente de cualquier provocación deliberada. Él aborrecía las tareas manuales.
Brad se puso lívido de furia.
—Oh, seguro, siempre llevo repuestos —dijo con rabia.
—No lo sabía. —_______ se encogió de hombros—. Pensé que podías haber previsto la posibilidad de una rotura y haber tomado precauciones.
—Cállate, _______ —estalló Brad.
—¿Qué vamos a hacer ahora? ¿Quedarnos aquí sentados, esperando que venga alguien? Este es un camino tan frecuentado que…
Con la rapidez de una cobra que ataca, la mano de él le rodeó la garganta, ahogando el resto de las palabras. Brad acercó su hermoso rostro, ahora con rojas manchas de cólera.
—No vuelvas a abrir la boca hasta que yo te diga —ordenó.
Sus dedos aumentaron la presión y ________ comenzó a aspirar con desesperación.
________ logró hacer un movimiento afirmativo con la cabeza y aspiró hondo cuando él retiro la mano. Lágrimas de dolor asomaron a sus ojos. Volvió la cabeza hacia la ventanilla y se secó los ojos con las puntas de los dedos.
—No eres capaz de soportar una broma, ¿verdad? —dijo con voz entrecortada, pero Brad no respondió.
Un remolino de viento giró junto al automóvil y se alejó danzando por el matorral. ________ lo siguió con la vista por esa tierra desolada. Parecía un desierto.
El polvo formó una nube perezosa impulsada por una ráfaga de viento. _______ aguzó la vista cuando detectó movimiento entre la polvareda. El aire se aclaró lentamente y dejó ver caballos y jinetes. Sobre el fondo borroso del matorral, era difícil contar cuántos eran, una media docena, quizá más.
_______ no avisó a Brad de la presencia de los jinetes hasta que la pequeña banda avistó el automóvil detenido y se detuvo para observar con curiosidad. Un Thunderbird azul en medio de ninguna parte no era un espectáculo común.
—Brad, hay alguien allí —dijo ella por fin.
—¿Qué? —Él se inclinó hacia ella—. ¿Dónde?
—Allí. —_______ señaló, presa de un temor que no pudo explicarse—. A caballo, ¿los ves?
—Sí, los veo —repuso él.
—¿Quiénes crees que son?
______ siguió observándolos y le pareció extraño que no se hubieran acercado para investigar.
—Cowboys mexicanos, por el aspecto —dijo Brad—. He oído decir que hay muchos ranchos en esta región. Tiene que ser una región ganadera.
_______ unió las cejas en un ceño de incertidumbre.
—Sí, podría ser…
—No te preocupes. No voy a correr ningún peligro.
EN EL PROXIMO CAP APARECE JOE ;)
—Nervios de novia. —________ trató de reírse de sus aprensiones—. Sólo sé un poquito paciente conmigo, Brad.
—Oh, no. —Su boca se curvó en una línea desagradable—. No vas a hacer uno de esos números de “esta noche, no” conmigo. Ya has estado provocándome demasiado tiempo.
Continuación...
Rudamente, la atrajo otra vez contra su pecho. Su mano se curvó sobre la redondez de sus caderas y apretó la carne blanda de un glúteo. La acercó con fuerza contra su masculina erección; la delgada tela del camisón actuaba como una segunda piel.
La repulsión subió hasta la garganta de ________ y formó un nudo que casi la ahogó.
—Esto es lo que realmente quieres, ¿eh? —murmuró Brad con voz espesa—. Pero no crees que es propio de una dama admitirlo, ¿eh?
—No es eso —insistió ________.
Era plenamente consciente de su naturaleza apasionada y recordó la previa capacidad de Brad para excitarla. Sólo que esta vez no parecía preocupado por despertar sus deseos.
El frágil tirante de su camisón se deslizó de su hombro al contacto de los dedos de él. Una costura lateral se desgarró cuando Brad tiró hacia abajo el corpiño de encaje para dejar al descubierto la redondeada madurez de sus pechos.
Agarró con rudeza el pecho más cercano a su mano mientras el amplio camisón caía al suelo alrededor de los pies de ________.
—Brad, me haces daño —protestó ________ por el doloroso masaje.
Brad se detuvo, la rodeó con un brazo y la atrajo con fuerza contra su pecho. Los vellos rizados rasparon la sensible piel de _______.
Brad aferró un puñado de cabellos rubios y tiró hasta que ________ soltó una exclamación. Los labios de ella estaban inmóviles, fáciles víctimas para la boca voraz de él. Brad los tomó con su boca húmeda y ardiente y aplastó su suavidad. _______ fue incapaz de rechazarlo mientras él exploraba con la lengua los recesos más íntimos de su boca. Se obligó a no resistírsele y logró producir una débil respuesta a las ardientes exigencias de él.
Brad levantó a ________ en brazos, la llevó hasta la cama y la dejó sobre las sábanas desplegadas. Ella respiraba casi en jadeos, en forma agitada, irregular. Él se irguió sobre ella y contempló la forma desnuda sobre la cama.
________ siguió inmóvil. Sus ojos lo vieron desvestirse y transmitieron un borroso mensaje a su cerebro en medio de una niebla de irrealidad. Era una pesadilla, algo que le estaba sucediendo a otra, no a ella. Si cerraba los ojos, quizá despertaría y encontraría al Brad con quien creía haberse casado en vez de este extraño tan diferente al otro.
Cerró los ojos una fracción de segundo y volvió a abrirlos cuando la cama se hundió al recibir el peso de él.
Tragó el grito ahogado que le subió a la garganta cuando él acomodó sobre la cama, junto a ella, su cuerpo desnudo y le puso una mano sobre un pecho.
Brad mordisqueó brevemente un hombro blanco y sepultó su cara en la curva del cuello de _______. Pero pronto abandonó todo intento de excitar y despertar los deseos de ella. Y los intentos de _______ por fingir fueron penosos. Sus brazos estaban extendidos sobre su cabeza cuando él puso sobre ella todo el largo de su cuerpo.
—Por favor —pidió ella secamente, negándose a rogarle—, sé suave conmigo.
A la fuerza, él se abrió camino entre las piernas de ella para montarla.
—¡Relájate, maldición! —ordenó en tono cortante.
Ante la desgarrante punzada de dolor, ________ empezó a gritar, pero la boca de él cubrió la suya para amordazar el sonido hasta que ella apenas pudo respirar. La sometió como un jabalí en celo y no bien quedó satisfecho rodó a un costado.
Lágrimas de vergüenza y de una extraña sensación de degradación, le mojaron l as mejillas ya humedecidas por las lágrimas iniciales de dolor. Se sintió usada y maltratada, de alguna forma degradada por un acto que hubiera debido ser una consumación de su amor. Débilmente, trató de apartar el cuerpo masculino que tenía a su lado, pero sus músculos trémulos y doloridos no le obedecieron.
Semisentado, apoyándose en un codo no muy firme, Brad la estudió con una expresión cínica y divertida.
—¿Por qué demonios estás llorando?
Si hubiera sido amable con ella, si hubiera dicho una palabra gentil para compensar la forma groseramente indiferente en que la había tratado, ________ habría podido perdonarlo. Habría echado la culpa de todo al alcohol.
En cambio, se secó la humedad de sus mejillas con el dorso de la mano y su orgullo salió a la superficie para disimular su necesidad de una mano, aunque fuera la de Brad, que la consolara.
—Por nada —replicó _______, con voz ronca y vacilante.
—Bien. —Brad se tendió de lado—. ¡Dios! Estoy cansado —murmuró en un suspiro.
A los pocos minutos, el licor por fin terminó de hacer su efecto y Brad empezó a roncar; _________ hubiera preferido que el cansancio lo hubiese vencido más temprano, antes de…
Se deslizó fuera de la cama, ignorando el intenso dolor de su cintura. Indiferente a su propia desnudez, caminó hasta la ventana que se abría hacia la calle de abajo. En las calles había gente y muchachitos que pedían y mendigaban.
________ siempre se había considerado una realista. Nunca le había pedido peras al olmo. Nunca había pensado que tenía ilusiones románticas acerca del amor. Ahora comprendió que las había tenido.
Su organismo estaba conmocionado, sus emociones apabulladas por el conocimiento carnal de un hombre, un hombre que era su marido. ________ había esperado el dolor y cierto grado de disgusto, pero no esta repugnancia y rechazo que brotaba irresistiblemente de ella. El sexo no era la unión íntima de dos amantes. Era una violación, un acto exigente de sumisión a la voluntad de un hombre.
Brad la había sometido de modo egoísta para su propio placer y satisfacción. Persistía la corrosiva pregunta: ¿Fue a causa del alcohol que había bebido? ¿Sería diferente cuando estuviese sobrio? ¿Hasta dónde la repulsión que ahora sentía era una reacción exagerada a una experiencia traumática? ¿Y hasta dónde era justificada?
La frescura del aire de la noche le erizó la piel. ________ se apartó de la ventana, confundida y desconcertada. Su delgado camisón estaba en el suelo. Vaciló, lo levantó y se lo puso. Quizá por la mañana el recuerdo de su experiencia se habría debilitado y todo estaría bien otra vez.
Capitulo 4
Brad despertó con el sol a la mañana siguiente. Al sentirlo moverse, _______ fingió dormir, algo que le había sido negado, pues su mente siguió repasando una y otra vez su noche de bodas.
Él no hizo intento de despertarla cuando se despertó y empezó a vestirse. A través de sus largas pestañas, ________ lo vio meterse la camisa dentro de la cintura de los pantalones. Enseguida, Brad metió la mano en el bolsillo y sacó el fajo de billetes. Hambriento de dinero, lo había llamado su padre; ahora ella estaba casi convencida de que era verdad. Brad no buscó a su flamante esposa la primera mañana después de su casamiento. Su interés fue el dinero.
—Vamos, bella durmiente, despierta —ordenó secamente, sin mirarla.
Después de un breve debate consigo misma de si obedecería o no, ________ abrió lentamente los ojos sin dejar que asomara a los mismos el reflejo de sus pensamientos. Él no se había molestado en saludarla. Ella tampoco lo poco lo hizo.
—¿Qué pasa?
Sus muslos aún estaban acalambrados y doloridos y protestaban ante cualquier movimiento.
—He decidido que debemos ir a Acapulco —anunció Brad, con expresión de sentirse muy satisfecho consigo mismo.
—¿Qué?—preguntó ________.
—Esta atestada ciudad de frontera no es sitio adecuado para una luna de miel. —Su mirada fue hacia la ventana del hotel, a través de cuyos cristales se filtraba el matutino barullo del tráfico y la gente que pasaba—. Mi esposa malcriada se merece una localidad más exótica.
Cuando él la miró otra vez, ________ pudo ver que él no estaba interesado en lo más mínimo en lo que ella deseaba. Brad era quien había decidido que Juárez no era lo bastante buena para él. Juárez era para los turistas y Acapulco era el lugar de vacaciones para la clase adinerada. Y Brad se había elevado hasta ese grupo al casarse con ella.
—No quiero ir a Acapulco —dijo ella con sequedad.
—Olvidas, mi amor… “donde tú vayas, iré yo” —citó él en tono burlón—. Vamos. Será un viaje largo. Levántate y recoge las cosas mientras yo voy a pagar la cuenta de este vaciadero.
—Este hotel no tiene nada de malo —insistió _______, pero Brad ya iba hacia la puerta.
—No seas ridícula. —Se rió de ella, con la mano en la perilla de la puerta—. Quiero darte una verdadera luna de miel, así que no discutas.
“Con mi dinero”, pensó _______ cuando él salió al corredor. Una burbuja de risa histérica se hinchó en su garganta. La reprimió y arrojó a un lado los cobertores para levantarse.
En el cuarto de baño, _______ se lavó deprisa. No se molestó en maquillarse con cuidado, aplicó máscara marrón a sus largas y curvadas pestañas y un poco de lápiz color rosa viejo a sus labios. Un rápido cepillado bastó para desenredar su pelo y estuvo lista. El espejo del cuarto de baño le indicó que ese mínimo maquillaje no disminuía su natural belleza.
Salió del cuarto de baño y empezó a buscar ropas en su maleta pues quería estar vestida antes que regresara Brad. Tan rápidamente como sus doloridos músculos se lo permitieron, se puso unas bragas y unos pantalones marrones.
Se abrió la puerta y entró Brad y demoró sus ojos en las suaves curvas de la figura de su esposa. Pero su interés desapareció en un impulso de impaciencia.
—Todavía no estás vestida —la acusó.
_______ sacudió la cabeza y se volvió hacia él con un sostén en la mano y los dedos dentro de una cazoleta de encaje blanco.
—Brad, ahora no tenemos tiempo para una luna de miel. Ambos tenemos que volver a clase y tú tienes tu empleo.
—Tenemos todo el tiempo del mundo —insistió él.
_______ frunció el entrecejo.
—¿Pero y la universidad? ¿Tu graduación?
—¿Quién necesita graduarse? No hay nada que esos profesores puedan enseñarme. Además, no es lo que uno conoce… es a quién conoce uno y cuánto dinero tiene. —Palmeó el bulto del bolsillo de sus pantalones—. Y tenemos lo suficiente para vivir como reyes aquí en México.
________ abrió la boca, aunque no sabía por qué se sorprendía de la declaración de él. Había habido muchos indicios previos. Ella simplemente, no había estado dispuesta a verlos, como estuvieron sus padres.
—Ese dinero no durará para siempre —le recordó _______ en tono cortante—. Tarde o temprano se acabará aun en México.
Pasos perezosos, arrastrados, llevaron a Brad hasta ella.
—Durará muy fácilmente hasta que recibas tu herencia. Dentro de pocos meses tendrás veintiún años.
—¿Crees que te la daré toda a ti?
Las pintitas doradas de sus ojos, se inflamaron intensamente.
Brad pareció encontrar divertido ese despliegue de cólera.
—Estamos casados —dijo él—. Lo que es tuyo es mío. Y lo que es mío, también es mío —bromeó.
Pero _______ no lo encontró gracioso. Todos sus gloriosos planes para el futuro estaban desintegrándose uno a uno. Empezaba a comprender que siempre habían sido planes de ella, que Brad se había limitado a aprobarlos, probablemente porque sabía que era lo que ella deseaba escuchar.
—¿No tienes ninguna ambición?
Sus labios se curvaron sarcásticamente, aunque le tembló el mentón.
—Estar casado contigo será una ocupación de dedicación exclusiva —repuso él, y tomó con los dedos un tirante del sostén que ella tenía en la mano. La miró a la cara y sus ojos descendieron hacia los pechos desnudos—. Por un tiempo, por lo menos.
—¿Y después, qué?—lo desafió ________.
—Estoy seguro de que tu padre podrá encontrar para mí un puesto que sea adecuado para su yerno.
Brad sonrió complacido.
—Algo que se pague bien pero que no tome demasiado de tu tiempo —concluyó ella, abriendo grandes los ojos con falsa inocencia.
—Esa es exactamente la idea. —Él sonrió—. Pero será más adelante. Ahora nos vamos a Acapulco para holgazanear unos días en la playa. —Brad cerró el dedo alrededor del tirante del corpiño y se lo sacó de la mano—. No necesitarás esto —declaró, sosteniéndolo fuera del alcance de ella.
—Devuélvemelo.
________ se negó a tratar de alcanzarlo.
—Hoy tendremos un viaje largo y aburrido —dijo él, arrojó el sostén dentro de la maleta y la cerró—. De tanto en tanto yo querré un poco de diversión. Y sé que también mi novia querrá lo mismo.
________ se estremeció y retrocedió para evitar el contacto de los dedos de él.
La mano de Brad quedó en el aire. Brad le dirigió una mirada larga y neutra.
—No hay necesidad de ser tímida. Estamos casados. Vuelve aquí. No tengo tiempo de ser paciente contigo ahora, como lo fui anoche.
—¿Anoche fuiste paciente?
________ jadeaba ligeramente.
—Más paciente de lo que soy ahora. De todos modos, a ti te gusta la técnica de hombre de las cavernas. —Su mano se cerró sobre un pecho y lo apretó ligeramente hasta que ella se apartó. Rió por lo bajo—. Ahora puedes ponerte la blusa. Yo cerraré las maletas mientras tú buscas tus cosas del cuarto de baño.
Aturdida por la revelación del verdadero Brad, _______ hizo lo que le decía.
Cuando, salió del cuarto de baño, Brad estaba listo para partir. Con una mano sobre un hombro de ella, caminó rápidamente por el corredor hacia la salida.
—¿No vamos a tomar desayuno, o por lo menos una taza de café? —preguntó _______, tratando de caminar más despacio.
Él la empujó hacia la puerta y miró desdeñosamente a su alrededor.
—No —dijo—. Quiero salir cuanto antes de este lugar. Más tarde nos detendremos en alguna parte.
No había nadie en la pequeña playa de estacionamiento del hotel. _______ subió al asiento junto al conductor de su Thunderbird azul, mientras Brad amontonaba las maletas en el asiento trasero. Cuando él se deslizó detrás del volante, se inclinó para besarla pero ella volvió la cabeza en el último segundo y los labios de él sólo le rozaron un ángulo de la boca.
—¿Todavía avergonzada de hacer demostraciones de afecto en público? —bromeó él—. Veremos si durante el viaje podemos librarte de algunas de tus inhibiciones.
Le hizo un guiño y puso el motor en marcha.
Mientras Brad conducía el automóvil entre el tránsito de la ciudad de Juárez, _______ se acurrucó en el rincón del asiento más cercano a la puerta. Cansada y desanimada, se sentía atrapada por el destino. La seda color crema de su blusa le producía una sensación de frío contra la piel, un recordatorio físico del tipo de hombre que era Brad.
Las afueras de Juárez, con sus humildes caseríos en las alturas, pronto quedaron atrás. Una cuadrilla de camineros que reparaban un daño menor en la carretera obligó a Brad a reducir momentáneamente la marcha. Poco después, viajaban otra vez a gran velocidad.
Con cada giro del volante, aumentaba en ________ la certeza de que había cometido una terrible equivocación. Conseguiría una anulación, un divorcio, cualquier cosa que pusiera fin a esta farsa de matrimonio.
Tomada la decisión, un agotamiento que era tanto físico como mental, empezó a dominarla. Pronto sintió que se deslizaba hacia el sueño, adormecida por el ritmo regular del motor y el girar de los neumáticos. Fue sueño pesado, sin sueños.
Pasaron horas y kilómetros antes que la incomodidad del automóvil comenzara a despertar a _______. Sentía el cuello rígido y dolorido y su cabeza rebotaba contra el apoyo del respaldo.
Se frotó la nuca y abrió los ojos con lentitud. Enfocó trabajosamente la mirada en el campo que la rodeaba. En muchos aspectos se parecía al paisaje del oeste de Texas, pero delante de ellos, las altas montañas de la Sierra Madre confirmaban que se encontraban en México.
Ya no viajaban por una carretera moderna. Ante ellos se extendía un desparejo camino de tierra entre los arbustos. Las irregularidades del terreno los sacudían sin piedad. _______ miró confundida a Brad.
—¿Dónde estamos? —preguntó con voz ronca.
Sentía la garganta seca, como si la tuviera llena de algodón.
La expresión de él era torva, colérica. No pudo apartar la vista de la despareja huella para mirarla.
—Tendríamos que estar en un atajo que acorta el camino hacia la costa oeste a través de las montañas, pero creo que el mexicano estúpido que me habló de él no sabía lo que decía.
—Es completamente imposible que tú te hayas equivocado al doblar, por supuesto —comentó _______ con seco sarcasmo.
Él la miró una fracción de segundo y el volante casi le fue arrancado de las manos cuando un neumático delantero pisó un agujero.
—Probablemente esto es lo que él considera un buen camino, pero va a estropear este automóvil —murmuró Brad.
Era amable por parte de él preocuparse por eso, pensó ________ con cinismo, considerando que el automóvil que conducía era de ella. Pero guardó silencio. El aire era frío. Miró otra vez las famosas montañas y dedujo que la mayor altura producía el descenso de temperatura. Reprimió un estremecimiento y se rodeó con sus brazos.
—Está haciendo frío. ¿Puedes encender la calefacción?
—No funciona —replicó Brad.
—En alguna parte hay un recalentamiento porque la luz de alarma del tablero está encendida —observó ________, cáusticamente—. ¿Es vapor eso que sale del motor?
________ soltó una sarta de salvajes imprecaciones. Detuvo el automóvil, dejó el motor en marcha y salió dando un portazo. Cuando levantó la cubierta del motor, una nube de vapor se elevó con fuerza en el aire.
Con la misma impaciencia irritable que había marcado su partida, Brad regresó a su asiento y apagó furioso el motor. Permaneció así un minuto, aferrando con rabia el volante.
—¡Maldición! —dijo y dio un golpe con el puño.
—¿Qué pasa? —________ estaba obteniendo una clase peculiar de satisfacción de la frustrada cólera de él.
—La manguera de agua está rota —gruñó Brad.
—¿No puedes arreglarla?
Lo miró con ojos redondos y grandes y parpadeó, inocente de cualquier provocación deliberada. Él aborrecía las tareas manuales.
Brad se puso lívido de furia.
—Oh, seguro, siempre llevo repuestos —dijo con rabia.
—No lo sabía. —_______ se encogió de hombros—. Pensé que podías haber previsto la posibilidad de una rotura y haber tomado precauciones.
—Cállate, _______ —estalló Brad.
—¿Qué vamos a hacer ahora? ¿Quedarnos aquí sentados, esperando que venga alguien? Este es un camino tan frecuentado que…
Con la rapidez de una cobra que ataca, la mano de él le rodeó la garganta, ahogando el resto de las palabras. Brad acercó su hermoso rostro, ahora con rojas manchas de cólera.
—No vuelvas a abrir la boca hasta que yo te diga —ordenó.
Sus dedos aumentaron la presión y ________ comenzó a aspirar con desesperación.
________ logró hacer un movimiento afirmativo con la cabeza y aspiró hondo cuando él retiro la mano. Lágrimas de dolor asomaron a sus ojos. Volvió la cabeza hacia la ventanilla y se secó los ojos con las puntas de los dedos.
—No eres capaz de soportar una broma, ¿verdad? —dijo con voz entrecortada, pero Brad no respondió.
Un remolino de viento giró junto al automóvil y se alejó danzando por el matorral. ________ lo siguió con la vista por esa tierra desolada. Parecía un desierto.
El polvo formó una nube perezosa impulsada por una ráfaga de viento. _______ aguzó la vista cuando detectó movimiento entre la polvareda. El aire se aclaró lentamente y dejó ver caballos y jinetes. Sobre el fondo borroso del matorral, era difícil contar cuántos eran, una media docena, quizá más.
_______ no avisó a Brad de la presencia de los jinetes hasta que la pequeña banda avistó el automóvil detenido y se detuvo para observar con curiosidad. Un Thunderbird azul en medio de ninguna parte no era un espectáculo común.
—Brad, hay alguien allí —dijo ella por fin.
—¿Qué? —Él se inclinó hacia ella—. ¿Dónde?
—Allí. —_______ señaló, presa de un temor que no pudo explicarse—. A caballo, ¿los ves?
—Sí, los veo —repuso él.
—¿Quiénes crees que son?
______ siguió observándolos y le pareció extraño que no se hubieran acercado para investigar.
—Cowboys mexicanos, por el aspecto —dijo Brad—. He oído decir que hay muchos ranchos en esta región. Tiene que ser una región ganadera.
_______ unió las cejas en un ceño de incertidumbre.
—Sí, podría ser…
—No te preocupes. No voy a correr ningún peligro.
EN EL PROXIMO CAP APARECE JOE ;)
F l ♥ r e n c i a.
Re: ~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
WUJU!!
JOE!!
Donde estas que no te veo??
Uiigghh!!
Maldito marido me consegui!!
Por cierto...
NUeva lectora!!
JOE!!
Donde estas que no te veo??
Uiigghh!!
Maldito marido me consegui!!
Por cierto...
NUeva lectora!!
s@r!!
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