"Cambiaste mi crudo invierno"

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-Ya te lo dije. Y ¿sabes qué?... me voy –respondí en un tono irritado mientras atravesaba las puertas.
Tome dirección a mi habitación, justamente cuando iba a cerrar la puerta de un portazo Maxwell me detuvo.
-¿Qué paso? –pregunto con tono de preocupación.
-Skandar se puso irritante –contesté.
-Creo que eso es típico en él… ¡Oh, yo no…! –trato de justificarse por su “insulto”
-Descuida, eso es lo que yo creía –trate de justificarlo.
-Bueno… creo que ya no soy un… ¿Huraño?, ¿desconocido?, ¿superficial? –bromeó.
-No. Pienso que eres un chico inteligente y amable, además de amistoso –respondí sinceramente.
-Oye… me gustaría dar un paseo por el jardín, el campo… me siento mejor –insinuó.
-¿Quieres que te acompañe? –pregunte directamente.
-¡Por favor! –accedió.
Estaba disfrutando de un buen paseo al lado de Maxwell Hudson, tal como dije, es un muchacho inteligente y por consecuente, con valores y educación, “un niño de familia” se podría decir. Supongo que cuando Skandar lo catalogo de huraño, tal vez quiso decir que no era demasiado extrovertido. Luego de 45 minutos, me decidí por cuestionarle por qué la pregunta de mi nombre completo, a lo que respondió:
-Bueno… verás, en la fiesta de disfraces que organizaron tú y Skandar, conocí a una chica encantadora… He intentado averiguar algo de ella, pero… nada, no se absolutamente nada de ella.
-¿Crees que te enamoraste? –curiosee
-Tal vez. Confieso que me ha robado el sueño más de una ocasión.
-¿Enserio?... ¿Tan encantadora era? –me interese en el tema.
-Sí. Tenía un par de pupilas hipnotizadoras, eran miel, como las tuyas –explico.
-¿Bailaste toda la velada con ella? –me interese aún más.
-No. Hubo un inoportuno cambio de parejas, después baile con una “Barbie” descerebrada. Cuando intente buscarla ella ya no estaba.
-¡Que mala suerte! –exclame.
-Lo sé. Pero, hablemos de ti… ¿Color favorito?, ¿comida favorita?, ¿hobbies?... no lo sé, cuéntame algo.
-Azul real, creo que pizza, pintar –respondí bromeando.
-Jajajaja… Considero que el azul real es lindo, la pizza es deliciosa y… pintar, ¡Woow!, suena interesante –manifestó interés.
-Lo es, además es divertido… ¿quieres que te muestre mi taller? –propuse.
-¡Me encantaría! –acepto.
Volvimos a la hacienda, cruzamos el vestíbulo y cuando estábamos en el pasillo de la biblioteca y el taller, nos encontramos con un espectáculo. Skandar estaba furioso, reprochándole al abuelo la estancia de los Hudson, el abuelo se mantenía tranquilo a pesar de las múltiples elevaciones de voz por parte de Skandar.
-¿Qué sucede? –interrogue colocándome a un costado de Albert.
-Sucede que… ¡mira esto! –exclamo Skandar invitándome a ver la biblioteca.
Camine hasta la puerta y lo vi todo… Varios estantes estaban tirados, libros deshojados por todos lados… un caos total.
-¡Oh, por dio…! –manifestaba mi incredulidad cuando un detalle en las hojas de los libros atrajo mi atención: había pintura, pintura de muchos colores- ¡No puede ser! –grite mientras corría con dirección a mi taller.
Abrí la puerta desesperadamente. Tal y como lo esperaba… Todo era un desastre, la pintura tirada, pinceles deshechos, cuadros en el piso, hojas rotas, mis creaciones destrozadas…
-¡Quien fue! –me altere.
Skandar y el abuelo se acercaron… todos nos quedamos anonadados.
-¿Quién más?... ¡Fue este idiota! –grito Skandar señalando a Maxwell con el dedo índice.
-¡De que hablas imbécil! –Max se molestó.
-¡No finjas!... ¿Quién más me odia? –insistió Skandar.
-Skandar, no fue él, paso todo el tiempo conmigo –inquirí.
Arthur y Karyme atravesaban la puerta principal. Después de unos pasos, finalmente llegaron a donde nosotros.
-¡Entonces fueron ustedes! –grito Skandar.
-¿De qué hablas? –preguntó Karyme.
-¡Ustedes destruyeron todo estúpidos! –hablo Skandar furioso.
-¡Suficiente Skandar!, no tolerare más tus faltas de respeto –interrumpió Albert- ¿Qué no ves que acaban de llegar?
-¡Estoy harto de que nunca me apoyes! –Dijo por último Skandar para después retirarse… segundos después se escuchó el portazo de la puerta de su habitación.
Y eso fue todo. Al día siguiente por la mañana los Hudson se fueron. Skandar no bajo a desayunar. Albert ha mandado todo a arreglar. Y yo bueno yo… estoy indignada.


En estos últimos tres días, he intentado investigar quien fue el culpable, está claro que ninguno de los Hudson estuvo involucrado. Iré con Maggie para preguntarle si vio algo sospechoso… Mientras caminaba por el corredor, la idea de hablar con Skandar asalto mi mente, toque la puerta dos veces, al no obtener respuesta, la abrí…
-¿Skandar?... ¿Skandar estás ahí? –preguntaba mientras recorría su habitación.
Cuando estaba por retirarme, mi mirada encontró un destello proveniente del buró de Skandar. Me acerque… ¡Era la llave de mi taller!
Rápidamente me dirigí a mi habitación para cerciorarme que la llave estaba en mi poder. Saquee los cajones de mi buró, como era de esperarse la llave no estaba. ¡Skandar tuvo algo que ver en los destrozos de mi taller!, además los libros tenían pintura.
Horas más tarde él apareció ante mí mientras yo me encontraba con un libro entre las manos.
-Lo sé todo –hablo con un notable tono de furia.
-¿A qué te refieres? –pregunté confusa.
-¡Tu destruiste todo! –acuso.
-¿Estas demente? –evidencie mi exaltación.
-No, ¡no lo estoy!, ¡eres una… falsa! Confié en ti, acepte que tomaras posesión de la biblioteca y… ¿haces esto? –dijo con ira.
-¿Y yo que tengo que ver? –interrogue para conocer su estúpida explicación y finalmente escupirle en la cara su hipocresía.
-Tú eres la única que tiene acceso además de mí, y según sé, fuiste la última en entrar, además que curioso que tus libros favoritos estén intactos y en su lugar –explico.
-No sé de qué hablas–manifesté mi desconcierto.
-¡No finjas!... es más, ¿Dónde está tu llave? –pregunto.
-¡Obviamente aquí! –exclame mientras me paraba y metía mi mano en el bolsillo de mi abrigo… Después de indagar en ambas bolsillos y no sentir la dichosa llave que me daba acceso a la biblioteca, Skandar hablo:
-¿Buscabas algo? –dijo sarcástico mientras mostraba la llave dorada con mi nombre gravado- ¡la dejaste en la escena del crimen, tonta!
-¿Y tú qué?... ¡tú fuiste el culpable! –Grite colérica enseñándole la llave de mi taller-
-¡Por supuesto que no!... ¡qué falsa actuación! –se burló.
-¡Estaba en tu buró!... esta mañana fui a buscarte a tu habitación, no estabas… entonces la vi. ¡Eres un estúpido mentiroso!
-No sé de qué hablas, y aquí la única mentirosa ¡eres tú! –dijo Skandar superficial y burlón a la vez.
Justo cuando iba a abofetearlo –estaba tremendamente furiosa- llego el abuelo y se puso en medio de ambos.
-¡Que sucede aquí! –exclamo Albert elevando la voz.
Skandar y yo le explicamos la situación, obviamente el abuelo se quedó incrédulo. No sabía que creer y que no. Aun así nos pidió que nos tranquilizáramos, de todos modos, todo se estaba remodelando.


Todo está arreglado, Skandar pidió que se me negara el acceso a la biblioteca, obviamente Albert no lo permitió. ¡Odio a Skandar!, es inaguantable, no entiendo como pude creer que era buena persona… Estoy totalmente arrepentida de la convivencia que existió entre nosotros. Él nunca cambio, es un fastidioso. Lo que no logro entender, es porque Skandar tenía la llave de la biblioteca que me pertenecía… Es sumamente confuso. De lo que estoy segura es que él tuvo algo que ver.