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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Destino. •
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Página 2 de 2. • 1, 2
Re: Destino. •
¡ Pero como eres tan mala persona de dejarla hay ! ¬¬.. verás tu, verás... jajaja, muy bueno el capítulo, ahora me estaré torturando aún más. Buf.. soy yo Evelyn y al tal Jack ese lo dejo en coma, por estúpido. Pero, ¿ quien coño se ha creído ? jum,, ¬¬...
Invitado
Invitado
Re: Destino. •
¡¡Con cada capitulo me dejas más confusa!! No puedo creer que Ally se hiciera amiga de Eve solo por lo del circulo, aunque creo (o quiero creer) que al final Ally si que se convirtio en amiga de Eve, amiga de verdad.
The Dreams
The Dreams
Re: Destino. •
7.EVELYN.
Todo había pasado muy despacio desde entonces.
Siempre que estábamos con gente actuábamos, pero cuando volvíamos a estar solas éramos dos completas desconocidas.
Aún seguía enfadada con ella por lo que me hizo.
Como ya os dije, yo soy muy rencorosa.
Al día siguiente después de aquello, fuimos de nuevo al Instituto. Y esa vez, Rose nos acompañó adentro.
Supuse que Rose ya lo sabía todo, porque intentaba dirigirme poco la palabra y miraba a Ally con cara de pena.
Ally lucía decaída, pero ya no me creía nada.
Cuando llegamos a una oficina estaba allí el señor Morgan.
No hicimos mucho, solo rellenamos los papeles finales de la matrícula. A
nosotras no hacía falta que nos hicieran las pruebas finales, ya
estábamos dentro desde que esa maldita marca apareció en mi muñeca.
—Bien chicas, os dejo aquí un listado del material necesario para el
curso y la póliza que deben de pagar vuestros padres mensualmente. Nos
vemos la semana que viene.
Sí, nos vemos.
Y después de aquello, Peter nos esperaba a fuera, con su coche.
Luego fuimos al aeropuerto para volver a Detroit, y para mi, acabaría esa pesadilla.
A la hora de despedirnos, Ally se despidió emotivamente con su hermana y dio un abrazo largo a Peter.
¿Sabía Peter lo mío también?
Apuesto a que sí.
Peter me dio un abrazo y unas palmadas en la espalda y se despidió de mi con un “Hasta pronto.”
Y cuando fui a despedirme de Rose, ella me cogió por sorpresa y me
abrazó en sus brazos, yo intenté no poner mala cara y la abracé también.
—Evelyn…Nosotros siempre quisimos lo mejor para ti.
Entonces yo la solté y nos miramos unos segundos.
Asentí con mala cara y sin esperar a Allison, fui hacia el control.
Como era de esperar, no hablamos en el avión tampoco.
Pero como ella me prometió, me dejó sentarme en el lado de la ventanilla.
Recordé las palabras de Rose.
Nosotros siempre quisimos lo mejor para ti.
Vaya, todos querían lo mejor para mi, pero lo único que hacían era traicionarme.
Menuda manera de hacer lo mejor.
¿Le tendría que contar esto a mis padres?
Si se lo decía, mis padres tendrían problemas con el señor Sanders y no me apetecía crear problemas.
Decidí no contar nada a nadie.
No necesitaba la ayuda de nadie, yo podía solucionar mis problemas solita.
No necesitaba a Ally.
Poco después habíamos llegado de vuelta a Detroit, y al salir del avión allí estaban todos.
El padre de Ally, el cual la abrazó y la dijo algo al oído mientras me miraba.
Después ella me miró y bajó la mirada. Su padre apretó más los brazos a su alrededor y ella dejó que lo hiciera.
Nunca antes había visto a Ally así con su padre.
No después de la muerte de su madre.
—¡Eve!
Y vi a mi hermana correr hacia a mi.
Su pelo estaba recogido con unas orquillas de modo que no le cayera
ningún mechón en la cara. Llevaba su uniforme del colegio puesto y se
veía guapísima.
Me agaché y la estreché en mis brazos.
Olía a casa.
Cerré mis ojos y dejé que sus bracitos me rodearan y me apretaran en el cuello.
—¡Te he echado mucho de menos!
—Y yo, Lind, y yo.
Entonces abrí los ojos y vi unos pies con unos vaqueros puestos. Supe que era mi hermano así que me levanté y le abracé también.
—¡Pero si has crecido y todo!
Reí.
Les había echado tanto de menos. Sobretodo estos dos últimos días.
Luego fuimos hacia donde estaban mis padres y el padre de Ally, les saludé abrazándolos fuerte y luego el padre de Ally habló.
—Bueno, Steve, hablamos pronto.
Y vi como la figura del señor Sanders y Ally iban desapareciendo poco a poco entre el gentío del aeropuerto.
—Mamá, es enorme.
Estábamos en el centro comercial, comprándome el uniforme que debería
llevar en el Instituto y la falda que me había dado mi madre casi se me
caía y me llegaba prácticamente por los tobillos.
—¿Y qué quieres que haga? ¡Si es que no paras de adelgazar cada dos por tres! ¡Ya me tienes mareada con tanto cambio de talla!
Pobre mamá.
En lo que llevábamos de semana había adelgazado demasiado y los pantalones se me volvían a caer.
—Iré a por otra talla. —dijo ella de nuevo.
Me quité la falda de cuadros azules y negros y me puse los pantalones
deportivos grises que llevaba antes y salí a mirar por ahí mientras mi
madre traía mi falda.
Estaba mirando unos pantalones negros ajustados cuando vi a lo lejos una
cabellera negra y un flequillo recto y supe que era Violeta.
Ella era la única otra amiga, entre comillas, que tenía a parte de Ally.
Nos sentábamos juntas en algunas clases y tenía educación física con
ella.
Violeta era mona, tenía los ojos un poco achinados y de color marrón
oscuro, una nariz fina y una cara redonda. Era bajita, como yo y tenía
el mismo mal gusto para la moda que yo.
Me acerqué a ella y le toqué el hombro antes de saludarla.
Y entonces vi lo que estaba haciendo.
Estaba moviendo sudaderas y mirando cual era de su talla. No sería algo
raro, si no fuera porque la mayoría de las sudaderas estaban flotando.
Sí, tenía telequinesia. Aquí, en Detroit, es una habilidad muy común.
Cuando le toqué el hombro todas las sudaderas que estaban flotando
cayeron al suelo y se giró con mala cara y apunto de regañarme.
Pero cuando me vio su cara se iluminó con una sonrisa y me dio un cálido abrazo.
—¡Eve! ¿Qué haces por aquí?
—Pues ya ves, buscando comprándome el uniforme de este año. ¿Tú?
Su sonrisa seguía en su cara, tenía la boca un poco grande, pero le sentaba bien.
—Igual. ¿Has visto que han cambiado el uniforme? Y cuanto me alegro. Ese
amarillo pipí era horrible, ya sabes, a mi el amarillo me queda fatal.
—entonces se fijó en que mi falda era de cuadros azules—. Oye, el de
este año no es de ese color es—
—Es verde. Lo sé. Pero es que…no voy a ir al Instituto de Detroit este año.
Su sonrisa se esfumó tan rápido como había aparecido.
—¿Cómo que no vas a ir? ¿¡Te vas!? ¿Te mudas? Pero, ¿Por qué? —me preguntó ella con cara de pena.
A veces Violeta hablaba demasiado, pero después de ir a clase con ella año tras año te acababas acostumbrando.
—Voy a ir al Instituto Regional de Nueva York.
Esta vez la boca de Violeta se abrió en forma de O y sonrió.
—Oh, pero…¡eso es genial! ¿Sabes? Mi hermano va allí.
—No sabía que tenías un hermano. —confesé.
—Sí tengo, pero se fue cuando tenía dieciséis años, hace dos años, y este año va ha empecer una carrera allí.
¿Se podía estudiar una carrera allí?
Wow.
—¿Qué va ha estudiar? —pregunté interesada.
—Oh, veterinaria. —explicó ella.—ya sabes, puede resultar muy útil cuando puedes comunicarte con los animales.
Madre mía.
Era la primera vez que escuchaba aquello.
—¿Sabes? Voy a hablarle de ti. Seguro que te cae bien, además, —continuó—. es muy guapo.
Violeta dijo eso último arqueando las cejas y dándome codazos en las costillas.
Lo que causó que me hiciera cosquillas.
—Ay, ¡para, Violeta, me haces cosquillas! —Y eso hizo que Violeta me hiciera más cosquillas.
Me empecé a retorcer mientras ella me hacía cosquillas. No me había reído tanto en toda la semana.
Entonces la agarré de las manos.
—¡Para! —dije. Y una vez conseguí que parara, saqué el teléfono móvil de
la pequeña mochila que llevaba como bolso—. ¿Cómo se llama tu hermano?
—Aidan. Aidan Rumsfeld.
Después de eso me dio su teléfono móvil y me dijo que le hablaría bien de mi unas mil veces.
Me despedí de ella con un abrazo cuando vi que mi madre ya se acercaba con una falda más pequeña.
“Necesito hablar contigo. Por favor perdóname.”
A lo que le contesté:
No me contestó.
Ally llevaba toda la semana mandándome mensajes y dejándome llamadas perdidas.
Y yo ignorándola.
Era sábado y mañana por la mañana cogería un avión para Nueva York.
Llegaría por la tarde así que le pedí a mi padre que por favor me dejara
quedarme en un hotel. Poniéndole la excusa de que me sentía incómoda
con Rose, de modo que no se opuso y me pagó un hotel allí en Nueva York
donde pasar la noche.
Ya tenía todas las maletas hechas y estaba a punto de marcharme. No
quería irme por una parte, pero por otra…me moría de ganas de empezar
allí.
A pesar de que lo pasé mal el primer día de las pruebas pensé en toda la
gente que podría conocer. No tendría que depender de Ally nunca más.
Haría mi vida sin ella.
No necesitaba a gente falsa en mi vida, ni tampoco a mentirosas como ella.
Decidí no hablar con Cloe o Romina tampoco. Seguro que ellas dos también sabían lo que Allison estaba haciendo.
Me llegó un nuevo mensaje, así que cogí el teléfono y miré de quién era.
Seguro que era Ally otra vez.
Pero no era ella.
Era Aidan.
¿Yo le había dicho eso a Violeta?
¡Será mentirosa!
Aunque era de esperar viniendo de ella.
¡Pero es que Peter y Rose me iban a venir a buscar!
No seas idiota, Evelyn. Es mucho mejor que vayas con Aidan. Así evitarás problemas. Me dije a mi misma.
Quizá no pudiera venir a buscarme, llegaría por tarde al aeropuerto y al día siguiente empezaba el curso.
Quizá no querría.
Así que pulsé el botón de “Contestar” y empecé a decir:
“Hola Aidan, ¿Qué tal? Llegaré por la tarde al aeropuerto, a lo mejor puede resultar un problema para ti.”
Él contestó de inmediato.
Pensé en decírselo a mis padres, pero me daba a mi que no les haría
mucha gracia que un chico, y además dos años mayor, fuera a buscarme al
aeropuerto.
Era una idea loca, pero era el hermano de Violeta, por Dios.
Seguramente fuera inofensivo.
En ese momento Lind entró en mi habitación con algo parecido a una cesta en una mano.
—¡Eve, Eve! ¡Mira! —se sentó en mi cama y abrió la cesta.
Y entonces me morí de ternura.
Era un gatito negro, de ojos azules. Era tan pequeño que cabía en mis dos manos perfectamente.
—Oohh, ¿Y esta cosita quién es? —dije poniendo morritos hacia el gato.
—Es Evelyn.
—¿Qué? —dije, dejando al gato encima de mi cama—. ¿Por qué llamas al gato con mi nombre?
Lind se rió porque el gato estaba peleando con la sábana y después me miró.
—Es una gata, y,—explicó—. Le pedí a papa que la comprara, porque como
ya no ibas a estar, necesitaba a alguien con quien pasar el rato. Así
que cuando estabas en Nueva York, fuimos a la tienda y yo le dije a papá
que quería uno negro con ojos grises. Como tú. Pero…no había con ojos
grises, así que lo más parecido a ti eran los ojos azules.
Vi que Lind miraba a la gata con ojos tiernos y a la vez tristes.
—Ven aquí, boba. —dije, estrechándola en mis brazos—. Voy a volver, lo sabes, ¿verdad?
Ella asintió.
—Te voy a echar mucho de menos, Eve.
Si esta niña seguía así, iba a acabar llorando.
—¡Lindsay!—la reclamó la voz de mi madre desde las escaleras—. Lindsay, baja, que tu amiga te está esperando.
—¡Ya voy, mamá!
Entonces Lind se levantó de la cama y fue hacia la puerta.
—Te dejo aquí a Evelyn, ¿vale?
Asentí con la cabeza mientras cogía a la gata entre mis brazos.
Después de que cerrara la puerta de mi habitación me tumbé en la cama y cogí a la gata en mis manos y la miré.
Empezaba a quedarme dormida con Evelyn en abdomen cuando mi teléfono sonó.
Lo cogí sin mirar quién era.
—¿Diga?
—¿Evelyn? —preguntó alguien.
No identificaba su voz, pero era una voz grave, de hombre. Muy bonita.
—Sí, soy yo. ¿Quién habla?
—Oh, lo siento—. se disculpó y fue ahí cuando noté su acento inglés. Y supe quién era. —Soy Aidan.
Violeta era británica y se había mudado a Detroit hacía cinco años.
—Ah, Hola, Aidan.
—Siento haberte llamado, pero es que no me contestabas al mensaje y pensé que te había pasado algo.
Oh, qué majo.
—Vaya…—empecé a decir—. Siento haberte hecho preocuparte. Mi hermana
había venido y bueno, ya sabes como son los hermanos pequeños.
Oí su risa a través del teléfono.
—Sí, sí, lo sé muy bien. Entonces, Evelyn, ¿A qué hora quieres que vaya a buscarte?
Pensé.
Si el avión salía a la una del medio día y tardaba aproximadamente dos horas…
—A las tres estaría bien.
—Me parece perfecto. Entonces nos vemos mañana a las tres.
—Sí, nos vemos.
Cuando colgué el teléfono pensé que debería de decírselo a Allison, para que no me estuvieran esperando.
De todas formas, aún no le había dicho que no iría a casa de su hermana esta vez.
Así que, de mala gana, marqué su número de teléfono, el cual me sabía de memoria por todas las veces que la había llamado.
Me contestó al segundo tono.
—¿Evelyn? ¿Eres tú?
Su voz sonaba aliviada y también sorprendida.
—Sí, soy yo. —comencé a decir—. Te llamo solo para decirte que no me
esperéis en el aeropuerto, un amigo me irá a recoger y pasaré la tarde
con él.
—¿Un amigo? ¿Qué amigo?
—Eso no es de tu incumbencia. Y otra cosa, dile a tu hermana que le
agradezco que me ofrezca su casa para quedarme, pero mi padre me ha
pagado ya un hotel. Así que ya nos veremos el Lunes en el Instituto.
Adiós.
Y colgué.
Todo había pasado muy despacio desde entonces.
Siempre que estábamos con gente actuábamos, pero cuando volvíamos a estar solas éramos dos completas desconocidas.
Aún seguía enfadada con ella por lo que me hizo.
Como ya os dije, yo soy muy rencorosa.
Al día siguiente después de aquello, fuimos de nuevo al Instituto. Y esa vez, Rose nos acompañó adentro.
Supuse que Rose ya lo sabía todo, porque intentaba dirigirme poco la palabra y miraba a Ally con cara de pena.
Ally lucía decaída, pero ya no me creía nada.
Cuando llegamos a una oficina estaba allí el señor Morgan.
No hicimos mucho, solo rellenamos los papeles finales de la matrícula. A
nosotras no hacía falta que nos hicieran las pruebas finales, ya
estábamos dentro desde que esa maldita marca apareció en mi muñeca.
—Bien chicas, os dejo aquí un listado del material necesario para el
curso y la póliza que deben de pagar vuestros padres mensualmente. Nos
vemos la semana que viene.
Sí, nos vemos.
Y después de aquello, Peter nos esperaba a fuera, con su coche.
Luego fuimos al aeropuerto para volver a Detroit, y para mi, acabaría esa pesadilla.
A la hora de despedirnos, Ally se despidió emotivamente con su hermana y dio un abrazo largo a Peter.
¿Sabía Peter lo mío también?
Apuesto a que sí.
Peter me dio un abrazo y unas palmadas en la espalda y se despidió de mi con un “Hasta pronto.”
Y cuando fui a despedirme de Rose, ella me cogió por sorpresa y me
abrazó en sus brazos, yo intenté no poner mala cara y la abracé también.
—Evelyn…Nosotros siempre quisimos lo mejor para ti.
Entonces yo la solté y nos miramos unos segundos.
Asentí con mala cara y sin esperar a Allison, fui hacia el control.
Como era de esperar, no hablamos en el avión tampoco.
Pero como ella me prometió, me dejó sentarme en el lado de la ventanilla.
Recordé las palabras de Rose.
Nosotros siempre quisimos lo mejor para ti.
Vaya, todos querían lo mejor para mi, pero lo único que hacían era traicionarme.
Menuda manera de hacer lo mejor.
¿Le tendría que contar esto a mis padres?
Si se lo decía, mis padres tendrían problemas con el señor Sanders y no me apetecía crear problemas.
Decidí no contar nada a nadie.
No necesitaba la ayuda de nadie, yo podía solucionar mis problemas solita.
No necesitaba a Ally.
Poco después habíamos llegado de vuelta a Detroit, y al salir del avión allí estaban todos.
El padre de Ally, el cual la abrazó y la dijo algo al oído mientras me miraba.
Después ella me miró y bajó la mirada. Su padre apretó más los brazos a su alrededor y ella dejó que lo hiciera.
Nunca antes había visto a Ally así con su padre.
No después de la muerte de su madre.
—¡Eve!
Y vi a mi hermana correr hacia a mi.
Su pelo estaba recogido con unas orquillas de modo que no le cayera
ningún mechón en la cara. Llevaba su uniforme del colegio puesto y se
veía guapísima.
Me agaché y la estreché en mis brazos.
Olía a casa.
Cerré mis ojos y dejé que sus bracitos me rodearan y me apretaran en el cuello.
—¡Te he echado mucho de menos!
—Y yo, Lind, y yo.
Entonces abrí los ojos y vi unos pies con unos vaqueros puestos. Supe que era mi hermano así que me levanté y le abracé también.
—¡Pero si has crecido y todo!
Reí.
Les había echado tanto de menos. Sobretodo estos dos últimos días.
Luego fuimos hacia donde estaban mis padres y el padre de Ally, les saludé abrazándolos fuerte y luego el padre de Ally habló.
—Bueno, Steve, hablamos pronto.
Y vi como la figura del señor Sanders y Ally iban desapareciendo poco a poco entre el gentío del aeropuerto.
—Mamá, es enorme.
Estábamos en el centro comercial, comprándome el uniforme que debería
llevar en el Instituto y la falda que me había dado mi madre casi se me
caía y me llegaba prácticamente por los tobillos.
—¿Y qué quieres que haga? ¡Si es que no paras de adelgazar cada dos por tres! ¡Ya me tienes mareada con tanto cambio de talla!
Pobre mamá.
En lo que llevábamos de semana había adelgazado demasiado y los pantalones se me volvían a caer.
—Iré a por otra talla. —dijo ella de nuevo.
Me quité la falda de cuadros azules y negros y me puse los pantalones
deportivos grises que llevaba antes y salí a mirar por ahí mientras mi
madre traía mi falda.
Estaba mirando unos pantalones negros ajustados cuando vi a lo lejos una
cabellera negra y un flequillo recto y supe que era Violeta.
Ella era la única otra amiga, entre comillas, que tenía a parte de Ally.
Nos sentábamos juntas en algunas clases y tenía educación física con
ella.
Violeta era mona, tenía los ojos un poco achinados y de color marrón
oscuro, una nariz fina y una cara redonda. Era bajita, como yo y tenía
el mismo mal gusto para la moda que yo.
Me acerqué a ella y le toqué el hombro antes de saludarla.
Y entonces vi lo que estaba haciendo.
Estaba moviendo sudaderas y mirando cual era de su talla. No sería algo
raro, si no fuera porque la mayoría de las sudaderas estaban flotando.
Sí, tenía telequinesia. Aquí, en Detroit, es una habilidad muy común.
Cuando le toqué el hombro todas las sudaderas que estaban flotando
cayeron al suelo y se giró con mala cara y apunto de regañarme.
Pero cuando me vio su cara se iluminó con una sonrisa y me dio un cálido abrazo.
—¡Eve! ¿Qué haces por aquí?
—Pues ya ves, buscando comprándome el uniforme de este año. ¿Tú?
Su sonrisa seguía en su cara, tenía la boca un poco grande, pero le sentaba bien.
—Igual. ¿Has visto que han cambiado el uniforme? Y cuanto me alegro. Ese
amarillo pipí era horrible, ya sabes, a mi el amarillo me queda fatal.
—entonces se fijó en que mi falda era de cuadros azules—. Oye, el de
este año no es de ese color es—
—Es verde. Lo sé. Pero es que…no voy a ir al Instituto de Detroit este año.
Su sonrisa se esfumó tan rápido como había aparecido.
—¿Cómo que no vas a ir? ¿¡Te vas!? ¿Te mudas? Pero, ¿Por qué? —me preguntó ella con cara de pena.
A veces Violeta hablaba demasiado, pero después de ir a clase con ella año tras año te acababas acostumbrando.
—Voy a ir al Instituto Regional de Nueva York.
Esta vez la boca de Violeta se abrió en forma de O y sonrió.
—Oh, pero…¡eso es genial! ¿Sabes? Mi hermano va allí.
—No sabía que tenías un hermano. —confesé.
—Sí tengo, pero se fue cuando tenía dieciséis años, hace dos años, y este año va ha empecer una carrera allí.
¿Se podía estudiar una carrera allí?
Wow.
—¿Qué va ha estudiar? —pregunté interesada.
—Oh, veterinaria. —explicó ella.—ya sabes, puede resultar muy útil cuando puedes comunicarte con los animales.
Madre mía.
Era la primera vez que escuchaba aquello.
—¿Sabes? Voy a hablarle de ti. Seguro que te cae bien, además, —continuó—. es muy guapo.
Violeta dijo eso último arqueando las cejas y dándome codazos en las costillas.
Lo que causó que me hiciera cosquillas.
—Ay, ¡para, Violeta, me haces cosquillas! —Y eso hizo que Violeta me hiciera más cosquillas.
Me empecé a retorcer mientras ella me hacía cosquillas. No me había reído tanto en toda la semana.
Entonces la agarré de las manos.
—¡Para! —dije. Y una vez conseguí que parara, saqué el teléfono móvil de
la pequeña mochila que llevaba como bolso—. ¿Cómo se llama tu hermano?
—Aidan. Aidan Rumsfeld.
Después de eso me dio su teléfono móvil y me dijo que le hablaría bien de mi unas mil veces.
Me despedí de ella con un abrazo cuando vi que mi madre ya se acercaba con una falda más pequeña.
Cuando llegué a casa tenía varias llamadas perdidas de Ally y un mensaje de texto que decía:
“Necesito hablar contigo. Por favor perdóname.”
A lo que le contesté:
“Necesito que me dejes en paz. Por favor olvídame.”
No me contestó.
Ally llevaba toda la semana mandándome mensajes y dejándome llamadas perdidas.
Y yo ignorándola.
Era sábado y mañana por la mañana cogería un avión para Nueva York.
Llegaría por la tarde así que le pedí a mi padre que por favor me dejara
quedarme en un hotel. Poniéndole la excusa de que me sentía incómoda
con Rose, de modo que no se opuso y me pagó un hotel allí en Nueva York
donde pasar la noche.
Ya tenía todas las maletas hechas y estaba a punto de marcharme. No
quería irme por una parte, pero por otra…me moría de ganas de empezar
allí.
A pesar de que lo pasé mal el primer día de las pruebas pensé en toda la
gente que podría conocer. No tendría que depender de Ally nunca más.
Haría mi vida sin ella.
No necesitaba a gente falsa en mi vida, ni tampoco a mentirosas como ella.
Decidí no hablar con Cloe o Romina tampoco. Seguro que ellas dos también sabían lo que Allison estaba haciendo.
Me llegó un nuevo mensaje, así que cogí el teléfono y miré de quién era.
Seguro que era Ally otra vez.
Pero no era ella.
Era Aidan.
“Hola Evelyn, soy Aidan, el hermano de Violeta.
Hemos estado un rato hablando de ti, y me ha dicho que no tenías a nadie
para que te fuera a buscar al aeropuerto. Yo no tengo problema en ir,
dime una hora y te paso a buscar.
Estoy deseando conocerte.”
Hemos estado un rato hablando de ti, y me ha dicho que no tenías a nadie
para que te fuera a buscar al aeropuerto. Yo no tengo problema en ir,
dime una hora y te paso a buscar.
Estoy deseando conocerte.”
¿Yo le había dicho eso a Violeta?
¡Será mentirosa!
Aunque era de esperar viniendo de ella.
¡Pero es que Peter y Rose me iban a venir a buscar!
No seas idiota, Evelyn. Es mucho mejor que vayas con Aidan. Así evitarás problemas. Me dije a mi misma.
Quizá no pudiera venir a buscarme, llegaría por tarde al aeropuerto y al día siguiente empezaba el curso.
Quizá no querría.
Así que pulsé el botón de “Contestar” y empecé a decir:
“Hola Aidan, ¿Qué tal? Llegaré por la tarde al aeropuerto, a lo mejor puede resultar un problema para ti.”
Él contestó de inmediato.
“Oh, no. Tranquila, mañana tengo el día totalmente libre. Ya sabes, es el último día de vacaciones. Entonces, ¿A qué hora?(-:”
Pensé en decírselo a mis padres, pero me daba a mi que no les haría
mucha gracia que un chico, y además dos años mayor, fuera a buscarme al
aeropuerto.
Era una idea loca, pero era el hermano de Violeta, por Dios.
Seguramente fuera inofensivo.
En ese momento Lind entró en mi habitación con algo parecido a una cesta en una mano.
—¡Eve, Eve! ¡Mira! —se sentó en mi cama y abrió la cesta.
Y entonces me morí de ternura.
Era un gatito negro, de ojos azules. Era tan pequeño que cabía en mis dos manos perfectamente.
—Oohh, ¿Y esta cosita quién es? —dije poniendo morritos hacia el gato.
—Es Evelyn.
—¿Qué? —dije, dejando al gato encima de mi cama—. ¿Por qué llamas al gato con mi nombre?
Lind se rió porque el gato estaba peleando con la sábana y después me miró.
—Es una gata, y,—explicó—. Le pedí a papa que la comprara, porque como
ya no ibas a estar, necesitaba a alguien con quien pasar el rato. Así
que cuando estabas en Nueva York, fuimos a la tienda y yo le dije a papá
que quería uno negro con ojos grises. Como tú. Pero…no había con ojos
grises, así que lo más parecido a ti eran los ojos azules.
Vi que Lind miraba a la gata con ojos tiernos y a la vez tristes.
—Ven aquí, boba. —dije, estrechándola en mis brazos—. Voy a volver, lo sabes, ¿verdad?
Ella asintió.
—Te voy a echar mucho de menos, Eve.
Si esta niña seguía así, iba a acabar llorando.
—¡Lindsay!—la reclamó la voz de mi madre desde las escaleras—. Lindsay, baja, que tu amiga te está esperando.
—¡Ya voy, mamá!
Entonces Lind se levantó de la cama y fue hacia la puerta.
—Te dejo aquí a Evelyn, ¿vale?
Asentí con la cabeza mientras cogía a la gata entre mis brazos.
Después de que cerrara la puerta de mi habitación me tumbé en la cama y cogí a la gata en mis manos y la miré.
Empezaba a quedarme dormida con Evelyn en abdomen cuando mi teléfono sonó.
Lo cogí sin mirar quién era.
—¿Diga?
—¿Evelyn? —preguntó alguien.
No identificaba su voz, pero era una voz grave, de hombre. Muy bonita.
—Sí, soy yo. ¿Quién habla?
—Oh, lo siento—. se disculpó y fue ahí cuando noté su acento inglés. Y supe quién era. —Soy Aidan.
Violeta era británica y se había mudado a Detroit hacía cinco años.
—Ah, Hola, Aidan.
—Siento haberte llamado, pero es que no me contestabas al mensaje y pensé que te había pasado algo.
Oh, qué majo.
—Vaya…—empecé a decir—. Siento haberte hecho preocuparte. Mi hermana
había venido y bueno, ya sabes como son los hermanos pequeños.
Oí su risa a través del teléfono.
—Sí, sí, lo sé muy bien. Entonces, Evelyn, ¿A qué hora quieres que vaya a buscarte?
Pensé.
Si el avión salía a la una del medio día y tardaba aproximadamente dos horas…
—A las tres estaría bien.
—Me parece perfecto. Entonces nos vemos mañana a las tres.
—Sí, nos vemos.
Cuando colgué el teléfono pensé que debería de decírselo a Allison, para que no me estuvieran esperando.
De todas formas, aún no le había dicho que no iría a casa de su hermana esta vez.
Así que, de mala gana, marqué su número de teléfono, el cual me sabía de memoria por todas las veces que la había llamado.
Me contestó al segundo tono.
—¿Evelyn? ¿Eres tú?
Su voz sonaba aliviada y también sorprendida.
—Sí, soy yo. —comencé a decir—. Te llamo solo para decirte que no me
esperéis en el aeropuerto, un amigo me irá a recoger y pasaré la tarde
con él.
—¿Un amigo? ¿Qué amigo?
—Eso no es de tu incumbencia. Y otra cosa, dile a tu hermana que le
agradezco que me ofrezca su casa para quedarme, pero mi padre me ha
pagado ya un hotel. Así que ya nos veremos el Lunes en el Instituto.
Adiós.
Y colgué.
beautifuliarx
Re: Destino. •
¡Hola! Solo me pasaba a decirles que en mi página de megustaescribir.com, subo capítulos más a menudo y quizá prefieran leer de allí, tengo entendido que también se puede comentar aunque no estés registrado, así que les dejo la página para que se pasen :)
http://unendlichkeit.megustaescribir.com/
http://unendlichkeit.megustaescribir.com/
beautifuliarx
Re: Destino. •
woow, me gusta mucho la trama y el estilo de escribir que manejas, no puedo esperar a ver que mas pasara en tu novela, empezare a leerla en tu otra pagina. :)
Q.Lovegood
Re: Destino. •
Querida, acabo de enamorarme de tu novela.
¡Escribes tan genial! No sabes qué difícil es hallar una novela sin faltas ortográficas y tan bien narrada. Hay algunas que te hacen arder los ojos O.o
¿Qué decir? Tu idea es super original, y me fascina, así que más vale que la sigas pronto porque ya quiero saber qué sucederá en la Academia!
No puedo creer lo de Ally. ¡Parecía tan buena! Tiene que haber una explicación lógica, quiero decir, algún muy buen fundamento para eso que hizo. ¿No decirle nada? Eso está terriblemente mal.
Ok, por favor síguela, que les diré a mis lectoras que también se pasen.Repito, me enamoré de tu novela!(Y de ese chico Jack :3 No sé por qué, pero presiento que será importante en el transcurso de la historia -Los que se pelean se aman(?- ).
Bien, solo eso! Besos de tu nueva y fiel lectora,
-Ju
¡Escribes tan genial! No sabes qué difícil es hallar una novela sin faltas ortográficas y tan bien narrada. Hay algunas que te hacen arder los ojos O.o
¿Qué decir? Tu idea es super original, y me fascina, así que más vale que la sigas pronto porque ya quiero saber qué sucederá en la Academia!
No puedo creer lo de Ally. ¡Parecía tan buena! Tiene que haber una explicación lógica, quiero decir, algún muy buen fundamento para eso que hizo. ¿No decirle nada? Eso está terriblemente mal.
Ok, por favor síguela, que les diré a mis lectoras que también se pasen.Repito, me enamoré de tu novela!
Bien, solo eso! Besos de tu nueva y fiel lectora,
-Ju
C.J. Potter
Re: Destino. •
Nueva lectora amo tu novela.. es original, sabes narrar y sin faltas ortográficas, ademas me encanta la fantasia y eso hace que me guste mas.. síguela, me encantaría leer mas
Majo Puntius
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