No Regrets - Niall Horan y tú

Holiis, pasaba para decirte que:La sigaaaaaaaaaaas!!!!

:( no has subido masssssssss SIGUEEEEE

Yeih yeih yeeeeiiiiihhhhh!!! Juro qué te invoqué! Justo anoche pensaba en que pronto regresarías y qué mejor que con cap! Beshos!

:)

Siiiiiii estas de vuelta!!! :)
Tomate el tiempo que quieras estoy segura que va a valer la pena!
Un besoteeee

Las vacaciones de Navidad y Año Nuevo habían terminado hacía un par de semanas y, a pesar de la estación del año, la temperatura en Los Ángeles era primaveral y nos permitía sumergirnos en el mar la mayor parte de los días.
Estábamos todos yendo a la casa de Niall luego de ver el sol hundirse silenciosamente dentro del océano a lo lejos, en el horizonte, mientras tornaba los colores fríos del cielo y el agua en unos cálidos y la luna asomaba por el Este tiñendo los celestes en rosados.
Vicky y yo caminábamos juntas, hablando de cómo se habían vestido las actrices y cantantes famosas para la premiación del día anterior. Liam, Louis, Harry y Niall discutían de futbol americano, como de costumbre, delante nuestro y los dos tortolos iban al final de todo empalagando a cualquiera que los mirara.
La casa estaba vacía cuando llegamos, según Niall, sus padres y Amy habían salido y no regresaban hasta muy tarde.
Decidimos pedir pizza y ver una película de acción.
-Ya te lo dije un millón de veces, Louis, no voy a probar tus malditas zanahorias. No me gustan y nunca lo harán, grabate eso en la cabeza, ¡Por favor!-rogó Vicky a punto de perder los estribos.
-Pero…
-Basta ya, Lou, o lograras sacar al demonio que vive dentro suyo-le advertí divertida.
Él la venía persiguiendo desde hacía semanas para que probara las zanahorias, el problema era que a mi amiga nunca le había gustado y estaba por volverse loca. Tenía todos sus rulos castaños alborotados mientras sus manos seguían desordenándolos de la desesperación.
-Lo lograré, Victoria. Yo, Louis William Tomlinson, juro solemnemente que lograré que te gusten las zanahorias, es más, no serás capás de dejarlas.
-Suerte con eso, hermano.
-Quiero verte intentarlo.
-Seguí soñando, Tomlinson.
-Voy a matarte si seguís con esto.
No pude más que sentir cierto temor por él al escuchar la respuesta de mi amiga. Estaba sentada en el borde del sofá, con las piernas separas y los codos apoyados en las rodillas mientras su cabeza descansaba en sus manos con todo su pelo erizado cubriéndole la cara. Su voz sonó seca y fría, estaba exhausta, pasando por mucho el límite de la tolerancia.
Se relajó cuando la comida llego y pusimos la película.
Se sentó en una punta al lado de Liam, para tener la seguridad de que no abriría su boca en toda la película.
Yo, por mi parte, me ubiqué a un lado de Niall bajo su brazo y apoyada sobre su torso.
La película empezó y terminó al tiempo en el cual las botellas y cajas de comida eran vaciadas en su totalidad. Todos corren hasta la puerta cuando se dan cuenta que es hora de ordenar todo nuestro desorden.
-Tengo que empezar a echarle llave a esa puerta-bufó Niall mientras levantamos las cosas del suelo.
-Saldrían por la ventana-digo sacándole una leve sonrisa.
Cuando la sala estuvo ordenada y limpia subimos a su habitación. Instintivamente me acerqué al reproductor de música y, después de mirar minuciosamente las cajas de CDs, puse ‘Strangeland’ de Keane.
La puerta se cerró y sentí sus brazos alrededor de mi estómago y su boca en mi cuello. Me giré para poder pasar mis brazos por su cuello y atraerlo a mis labios.
Caminamos a siegas hasta la cama, cayendo en ella, mientras los últimos acordes de ‘You Are Young’ sonaban y ‘Silenced By The Night’ empezaba a llenar la habitación.
Sus manos se metieron por debajo de mi remera para poder sacarla con desesperación y mi cordura se esfuma. Sus besos bajaron por mi mentón y cuello, llegando a mis pechos, tapados por la bikini verde, y luego a mi estómago. Bajé mis manos hasta el borde de su playera, grabando minuciosamente sus músculos en ellas. Le saqué la prenda con su ayuda y volvió a mis labios mientras desabrochaba y bajaba mis shorts.
Mis manos y las suyas viajaban por el cuerpo del otro, mientras yo sentía punzante su erección contra el interior de mis muslos.
Sentí sus dedos tirar de la tira del corpiño y entendí de un sopetón como terminaría eso. El horror y el miedo me invadieron.
-Niall-intenté llamarlo, pero él estaba demasiado ocupado en mi oreja-Niall-volví a intentarlo empujándolo por los hombros, pero solo cuando chillé su nombre se separó para mirarme con los ojos cegados de lujuria.
Me sentí una pequeña, estúpida e insignificante niña. Había sido tan inocente, él había tenido sexo con Any durante más de un año, algo que yo no podía darle. No en ese momento.
Escurriéndome debajo de su cuerpo, bajé de la cama. Me vestí bruscamente con manos y dedos temblorosos.
-Rae-sentí como me llamaba a mis espaldas, pero no quería voltear a verlo y que viera las lágrimas que brotaban de mis ojos-Raeven, mirame-pidió girándome y sosteniéndome de los brazos-¿Qué te pasa?
Estaba preocupado. Muy preocupado.
-Nada…yo…tengo que irme, Niall, eso es todo-mentí al tiempo en el que ‘Strangeland’ sonaba.
-Decime la verdad, Rae, por favor-exigió acercándose.
-Dejame ir-supliqué.
Necesitaba salir de ahí lo antes posible.
-Rae…
-Soltame, por favor-murmuré con la cabeza gacha.
Lentamente y a regañadientes me dejó libre y yo salí corriendo, escaleras abajo al mismo tiempo en el que su familia entraba.
-Rae-chilló Amy cuando me vio saltando a mis brazos.
-Hola, nena-saludé secándome brutamente los ojos.
-¿Está todo bien, cariño?-me preguntó la Sra. Horan poniendo maternalmente su mano en mi cabello.
-Sí, Elinor, es solo que estoy cansada y necesito llegar a casa-me excusé dejando a la pequeña en el suelo.
-¿Querés que te lleve?-se ofreció Bob.
Siempre tan atentos. Necesitaba estar sola con mi chelo, que hacía semanas que tenía olvidado.
-No, tomaré un taxi, gracias.
Tomé mi bolso, que estaba en un armario a un lado de la puerta de entrada, y salí. La noche estaba fresca y yo no traía abrigo. Me abrasé a mi misma mientras volvía a empapar mi rostro con lágrimas.
-Raeven, esperá-escuché a Niall gritar, pero ya estaba cerrando la puerta de un taxi que había parado.
Le di mi dirección al taxista y él una caja con pañuelos.
-Gracias-mustié cuando la tomaba.
-Buenas noches-saludé cortés mientras abría la puerta después de pagarle.
-No hay pena que dure cien años y cuerpo que aguante-dijo.
Me limité a sonreír y a bajarme del carro.
El loft estaba a oscuras cuando llegué, solo una tenue luz estaba encendida en la habitación de mi padre.
Se había quedado dormido leyendo y tenía el libro abierto sobre su pecho. Dejé su lectura sobre la mesa de luz y, después de taparlo, apagué la luz. Subí a mi cuarto y saqué el chelo de su funda.
Sentía como si lo hubiera traicionado, a él y a mi madre, por haberlo olvidado.
Recorrí con suavidad la madera y las cuerdas y cuando mis manos estuvieron posesión del arco empecé a tocar.
Había sido una idiota. Sentía que no era suficiente, lo que él necesitaba y quería, y en el fondo sabía que era verdad.
Nunca sería como Any o cualquier otra chica del equipo de porristas, tonificadas y superdotadas.


Ya se que prometi capitulo hace una semana, pero es que me fui a lo de mi abuelos (en otra provincia) toda la semana y no tenia internet desde mi compu, tenia que robarle la compu a mi abuelo y no tenia nada de tiempo PERDON!!!!

-Rae, cariño, ¿está todo bien? Estás algo ausente.
Estábamos sentados en la barra de la cocina terminando el desayuno y sí, estaba ausente. Los recuerdos, sentimientos y sensaciones de la noche anterior seguían firmes y latentes en mí.
-Sí, es que estoy cansada-mentí mientras me levantaba y dejaba las cosas en el fregadero.
Tomé mi bolso y salí a la calle.
Era temprano todavía, pero no se me apetecía ver a Niall y lidiar con él.
Conecté los auriculares del teléfono a mis oídos y emprendí el camino al instituto. Cuando llegué, apresuré el paso. Necesitaba entrar al salón para sentirme a salvo, pero pronto sentí una mano en el brazo.
Hice un intento fallido de soltarme antes de ser dada vuelta y encontrarme con Niall. Lo vi mover sus labios sin escuchar lo que decía hasta que me sacó los auriculares de un tirón.
-Demonios, Rae, ¿vas a decirme que te pasa?-preguntó exasperado.
-No puedo darte lo que estás buscando, asique es mejor terminar con esto.-me limité a responder. Mi voz no había salido lo suficientemente fría y firme.
-¿Esto es por lo de anoche? Dios, no todo es sexo, Rae, hay cosas más importantes.
-Se lo hubieras dicho a tu cara de desconcierto de anoche.-dije cruzándome de brazos.
-Me tomaste desprevenido, ¿sí?,-se acercó y acunó mi cara entre sus manos- yo te quiero a vos, puedo esperar y…
-¿Lo ves?-me separé brusca-¿Qué pasa si te digo que no quiero tener sexo nunca?-su cara se desfiguró a una de desconcierto.
-Yo nunca te presionaría, no haremos nada que no quieras-aseguró asustado.
-Tal vez vos no, pero yo sí. No puedo estar con vos sabiendo que con ella…
-No te compares. Siempre fuiste vos.
-Pero a pesar de eso fuiste con ella primero-le espeté con la voz quebrada sintiendo los ojos picar por las lágrimas y un enorme nudo en la garganta.
-Entonces ¿qué? ¿Todo se termina?-preguntó con una última esperanza en sus ojos mientras pasaba ambas manos por su pelo.
-Si-mi voz sonó apretada y estéril.
Me giré sobre los talones y entre al edificio.
Estaba sentada en la arena mirando las olas romper contra la costa. Me había salteado todas las clases después de la primera porque no podía seguir impidiendo que las lágrimas brotaran de mis ojos.
Sentí el celular vibrar dentro de mi bolso.
-Hola-traté de sonar normal, pero mi voz estaba ahogada y anudada.
-Louis me dijo que terminaron, decime qué carajo te hizo, Rae, y voy y le rompo la cara-gritó Vicky desde el otro lado de la línea.
-Fui yo la que terminó con él-la corté.
-Ah, ¿sí?-preguntó incrédula.
-Sí.
-¿Dónde estás?
-Quiero estar sola.
-Sola las pelotas. ¿Dónde estás?-inquirió.
-En la playa.
-Estoy yendo para allá-dijo antes de colgar.
Me tiré de espaldas sobre la arena y cerré los ojos, disfrutando el calor que el sol me daba.
Estaba cansada, cansada de tanto llorar y, aun así, no poder parar. Estaba fría y vacía por dentro y no podía hacer nada en contra de eso.
-Hola-sentí la suave voz de mi amiga mientras se sentaba.
Abrí un ojo. Su rostro denotaba preocupación y angustia. Me senté y me ofreció un pote gigantesco de helado.
-¿Qué pasó?-me preguntó mirándome fijamente.
-No puedo darle lo que quiere-respondí metiéndome una gran cucharada de helado en mi boca.
-¿Y qué es eso?-preguntó metiendo su cuchara en el pote.
-Sexo.
-Tiene que ser una broma-exclamó incrédula-. Sos increíble, Rae. Él te quiere de verdad, más que al sexo-terminó en tono burlón.
-Decí lo que quieras, lo hecho hecho está.
-¿Han hablado?
-No hay nada que hablar.
-No seas tonta.
-¿Algo más que me quieras decir?-pregunté con sarcasmo por demás.
-Podrías tener más autoestima-respondió.
-Mirá, no necesito esto ahora-dije brusca mientras me levantaba y tomaba mis cosas para después irme.
-Rae-sentí que me gritaba.
Seguí caminando directo a casa.
-Pero miren a quien tenemos acá, la chica de Horan.
No lo distinguí en un principio. Altura desmedida, anchos hombros, piel levemente bronceada por el sol, ojos oscuros escondidos detrás de un par de tupidas y largas cejas y una gran mata de cabello castaño casi negro cayendo por su frente.
Frente a mí tenía a Jackson y a su séquito.
-Déjame en paz-pedí intentando de pasar por un costado.
-¿Por qué te vas tan rápido?-preguntó mientras uno de sus clones me tapaba el paso.
-A mi casa-respondí seca-, ahora dejame pasar-inquirí mirándolo a los ojos.
-Pero miren eso. Ojos y nariz roja, cabello despeinado, cara pálida con puntos rojos detrás de sus pequitas-me describió con burla.
-Corazón roto-gritó uno.
-Vamos a desahogar-dijo Jackson pasando un brazo por mis hombros y llevándome frente a un bar al lado nuestro.
-Con vos no voy a ningún lado.
Intenté zafarme pero no podía.
-Hey, Jackson, dijo que la sueltes-gritó una voz a mis espaldas.
Maldita sea
-Veo que ha aparecido el príncipe azul con su brillante armadura, pero no viene solo. Creo que ha conseguido otra princesa.
Giré mi cabeza de golpe ganándome un tirón en el cuello. Niall se acercaba desafiante con Any a sus espaldas.
-Llevame a dentro-le dije firme a Jackson.
Los dos me miraron sorprendidos, pero el que me tenía firme accedió abriéndome la puerta del bar.
-Rae-sentí el grito de Niall a mis espaldas.
-La chica a hablado-se limitó a decir el otro entrando después de mí.
Cuando estuvimos dentro nos sentamos en una mesa mientras, con un gesto, mando a los otros a otra.
-¿Qué vas a querér?-me preguntó inclinándose sobre la tabla de madera.
-Agua.
-Oh, vamos. Estás en un bar, yo invitó-me incitó.
-Lo que vos quieras, me da lo mismo-acepté sin darle importancia.
¿No todo es sexo? Entonces ¿qué demonios hacia con Any?
Jackson se levantó y fue a la barra a pedir. Volvió minutos después con un gran vaso color azul eléctrico.
-Tomátelo todo, te ayudará a olvidar-aseguró.
Y definitivamente lo hizo.
Hablamos de cualquier cosa mientras el alcohol recorría nuestro cuerpo y, dejando de lado su faceta de abusador, era muy divertido estar con él.
Cuando me di cuenta que ya estaba oscureciendo le pedí que me llevara a casa, él solo asintió y se levantó. Caminamos a mi casa riéndonos a carcajadas.
-Fue un placer-dijo arrastrando las palabras.
-Nos vemos.
Lo saludé con la mano después de soltar una risotada y entre tambaleante al edificio dejándolo atrás.




Lo sé, lo sé, me fui al RE CARAJO pero bueno jejejje esot salioooo