Mi alma gemela. (Harry Styles) [TERMINADA]

-Louis está mal de la pierna, se habrá de quedar en casa.-Dijo Zayn. Yo no podía dejar solo a Louis, solo, en una casa de demonios, en el infierno. Así que como buena amiga que soy, me decidí a acompañarle en el sentimiento y quedarme en casa. Bien, era porque no quería quedarme sola con ellos, pero también por Louis, que conste. Así que como no les podía decir eso, me inventé una pequeña mentira...

-Me parece que tengo un poco de fiebre.-Solté derepente. Todos me miraron sorprendidos, incluso Louis, me concentré en pensar que me encontraba muy mal, ya que el señorito que lee mentes, podría estar curioseando por mi cabeza.
-¿Que te pasa?-Preguntó Liam. Me dejé caer en el sofá, y me puse las manos en la cabeza, para dramtizar mis acciones.
-Tengo calambres por el cuerpo, y...tengo dolor de cabeza. Me parece que lo mejor es quedarme aquí.-Comenté, Harry, extrañado, se limitó a decir.
-Si te sintes tan mal, lo mejor es que vayas a la cama.
No me dí cuenta y estaba en la cama, con más de 4 mantas de lana, con Louis a mi lado y los demás fuera de casa.
Diós mío, tenía tanta calor, ¿porque insistí tanto en que tenía escalofríos?. Toqué mis mejillas, ardían, igual queel resto de mi cuerpo. Cuando oí el "clock" de la puerta cerrándose, aliviada, levanté toda la montaña de mantas para salir a abrir las ventanas.

-Ya se han ido, Harry también, pero no se fue demasiado convencido de tu actuación.-Me informó Louis, entrando por la puerta.- Uau pareces una langosta.
-Y me siento como si fuese uno.
Saqué la cabeza por la estrecha ventanta, intentando que el aire calmar el color rojo carmesí de mis mejillas. No me dí cuenta de las telarañas pegadas entremedio de las persianas, ni del polvo que se había acumulado en la parte delantera de la ropa que me dejó Harry. Repulsivo.
-Tienes...aquí una cosita.-Dijo Louis indicandome en mi hombro. La cosita resultó ser una araña, tan grande como mi puño. Gracias a un esfuerzo extremo de autocontrol, conseguí reprimir un grito que habría despertado, no toda el barrio, sino todo el infierno.
La araña, expulsada, buscó refugio a toda velocidad debajo de la cama (¿A que és increíble la rapidez con la que se puede correr si se tienen ocho patas?)
-Ecs, Ecs.- hice, al menos durante un minuto. Aún temblaba mientras me cambiaba el pijama empapado de sudor, por una camiseta nueva de Harry que encontré encima de su cama.
No te lo tomes así-Me dijo Louis-. Hay arañas que són más o menos, veinte veces más grandes.
-¿A donde? Al planeta Rómulo?
Cogí una hoja de papel que estaba encima del escritorio y un lápiz. Empecé a recordar el recorrido que hicimos Louis y yo, para venir hasta aquí. Hice caminos, atajos, marcas de adverténcia...Al final, parecía un mapa más o menos. Para verificar que el mapa estaba en lo cierto, quise recorrer yo el camino y después volver. Cogí una linterna, me puse las botas y cogí dos cuchillos de sierra (por si acaso). Sabía que si los chicos no me encontraban, descubrirían que mi actuación de enferma, era una farsa, pero aún tradarían al menos, unas tres horas, y con eso me daba más que suficiente. También no quería dejar a Louis solo, pero si quería volver a casa, cuanto más pronto posible, habría de dejarlo allí.
-Dentro de una hora y media volveré. Y tú ten controlada, por favor, la señora Tarántula.-Le dije a Louis.
Él se puso la mano al pecho con un gesto dramático.
-¿Tu también te vas? El día es lejos aún...
-Anda, cierra la boca, Julieta.- Le dije mientras caminaba hasta la puerta.

Salí de la pequeña casita, para encaminarme, guiada por el mapa, hasta el punto de partida.
Atravesé el pequeño bosque que rodeaba la casa, y los recuerdos de mi medio beso con Harry se hicieron presentes. Me desice de eso pensamientos, para continuar caminando con tranquilidad.
Rodeé un lago cristalino, como decía en el mapa, para ir hasta la roca donde encontré a Louis.
A medida que salía del bosque, parecía como si las florecitas coloridas y los árboles verdes, se fueran a dormir dejando unas versiones más terroríficas de ellos mismos. Llegué hasta un campo, através de un atajo, que si me orientaba bien con el mapa, podría salir al centro de la ciudad más rápido.
Al cabo de un rato caminando por la hierba seca y lo árboles oscuros, oí unos gritos provinentes de más adentro del campo. Esperé a que cesaran un poco, aunque al paso de los minutos, los gritos se hacían más espeluznantes. Sin pensar, volé hasta la raíz del problema. Ahora que lo pienso, podría haber volado todo el camino, e incluso podría haver cogido a Louis cuando estaba con la pierna herida y volar hasta la cabaña. Seré estúpida.
Cuando paré de maldecirme porque gasté enegías innecesárias, me encontré con 3 chicos pegando a uno. Los tres iban de negro y gritaban algo como "¿Donde está? Sé que tú lo sabes." El primero y el segundo, lo tenían sujeto por los brazos, mientras el tercero lo golpeaba con todas sus fuerzas. El chico rubio que estaba casi inconsciente a sus brazos, luchaba para seguir en pie. Sus ojos azules mostraban cansancio, y repetía una y otra vez: "No te lo diré, déjale en paz" aunque cada vez que lo decía recibía otro golpe. Si continuában así, acabarían matándolo. El chico de ojos azules, se dió cuenta de mi presencia, aunque no dijo nada. Cogí uno de los cuchillos de sierra, que cortaban las cosas como mantequilla, y lo hice volar hasta delante de las narices del tercero, que ahora miraba el cuchillo, atónito.
El rubio me dirigió otra mirada, aunque no me reveló, el chico que estaba delante suyo, le preguntó si sabía hacer volar las cosas. El de mirada ensangrentada, solo me miró esperando una respuesta. Yo moví enérgicamente de arriba a abajo la cabeza, asintiendo. Aunque más que eso parecía poseída.
Él asintió enseguida, al tercero lo miró disgustado. Los dos que sujetaban al rubio, lo dejaron rápidamente. Él se levantó despacio, y ahí me dí cuenta de lo atractivo que era. Moví el cuchillo, para dejarlo suavemente en la palam de la mano de él. Mientras les hacía una mirada amenazadora.
Ellos empezaron a correr, mientras decían cosas como "Esto no quedará así, volveremos con refuerzos". El de mirada angelical, los miró disgustado, pero cuando los chicos se perdieron en el bosque, él me miró y corriendo vino hacia mí. Extendí los brazos para corresponder a su abrazo. Me levantó del suelo y empezó a darme vueltas, mientras me decía millones de gracias, yo aún un poco ahogada en su abrazo, logré pronunciar.
-De nada, pero podrías soltarme porfavor?-Le dije, con la cara morada. Él me soltó enseguida, y me dedicó otro gracias antes de presentarse.
-Me llamo Judy, Judy Evans.-Dije, su mirada desprendía tal confianza y paz, que añadí, apesar de las advertencias de Zayn-. Soy un ángel, aunque he bajado al infierno, por una apuesta.-Dije ente risas a la última palabra. Él se añadió a mis risas y dijo.
-Niall, Niall Horan, yo también soy un ángel, aunque oscuro, me han mandado aquí, por... bueno no importa. Muchas gracias por salvarme-Se le rompió la voz enmedio de la frase.

Etonces recordé, el otro día, mientras iba con Louis a la plaza llena de gente, estaban juzgando a un ángel que se había enamorado de una diablesa. Él solo pedía ir al Infierno para reunirse con ella, pero a ella, como castigo, la trasladaron al paraíso y a él al infierno, siendo un ángel oscuro. Separados por toda la eternidad. Entonces lo vi, a él, enmanillado con dos guardas vestidos de blanco a sus espaldas. La misma mirada, los mismos ojos, el mismo pelo...

Niall Horan era ese ángel oscuro.