Mi alma gemela. (Harry Styles) [TERMINADA]

Abrí mis ojos de golpe, al pensar que solo había estado otro sueño de los mío.
No. Harry estaba allí, rodeando con sus brazos mi cintura.
Aliviada, lo contemplé mientras dormía. Sus labios estaban rosados y entreabiertos, dejando un suspiro de tanto en tanto. Sus párpados estaban cerrados, pero aún podía observar con admiración, sus pestañas negras y largas.
Su pelo rizado estaba despeinado, pero lo hacía atractivo, y casi que no pude evitar la tentación de lanzarme encima suyo.
Me recordó al día que fuímos a la playa, en el infierno, camino al paraíso. También lo estaba espiando mientras dormía.
¡Si es que era adictivo mirarlo dormir!

Sus ojos verdes, se abrieron lentamente, mirándome fijamente.
Volví a sentir las mariposas en el estómago. "Ugh.-Pensé- Que cursi que soy".
Se acomodó sobre el césped, levantándose para observar el cielo, ahora azul marino, con una pequeña luna resplandeciente destacándo en una esquina.

-Se está haciendo tarde, mejor que nos vayamos, he de ir a preparar la tienda de campaña mía y de Cristel. Nos quedaremos todos tres días y dos noches ensayando nuevas técnicas de lucha y organizando planes de ataque. Volveremos a la escuela una semana, para finalmente, luchar al Infierno.- De todo lo que había dicho, sólo pude escuchar la primera oración.

Me lo quedé mirando sin podermelo creer.
-¿Con esa? ¿Irás con esa?
Corrí fuera del bosque, para que él no me viese mis lágrimas idiotas, que me resbalaban por las mejillas a chorros.
Ni sabía porqué lloraba ni tampoco dónde iba.
No llegué muy lejos, ya que sentía los gritos de Harry detrás mío:

-¡Judy! ¡Párate por favor!

Aún estaba rabiosa y triste, así que cómo las lágrimas tapaban mi vista, no pude evitar tropezarme con un tronco hueco, y caer de bruces.

-¿Dónde quieres ir?
Ahora Harry, estaba a mi lado e intentaba cogerme la mano.

-¡Me da igual! ¡Lejos de tí!- Dije entre sollozos, y me escondí detrás de un arbusto verde y con hojas de más.

Harry me siguió. Naturalmente.

-¡Déjame en paz!- Le dije ya rendida, sin fuerzas.

-No te puedo dejar en paz. Siempre que lo hago haces cualquier tontería.

-¡Véte!

Me quería acurrucar allí, en ese mismo suelo, llorando por quién-sabe-qué , y romper algunas hojas con la mano, a causa del nerviosísmo. ¿Era pedir demasiado?

-No, no lo haré.- dijo Harry.- Mira, no sé porque te has puesto así...

-¡PORQUE SOLO TIENES OJOS PARA ELLA!- Le espeté, interrumpiéndole. Él, el muy gilipollas, tuvo la cara de soltar una carcajada.

-¡Estás celosa!

-Ya te gustaría a tí.- Limpié los ojos con la manga de mi sudadera, que estaba un poco sucia de tierra y hojas secas.

Harry me abrazó, y yo, sorprendida como cualquiera, abrí mis ojos, para mirarlo fijamente a la cara.

-Judy, no has de estar celosa, tú la única a quién quiero.- Me abrazó más fuerte hasta que se dió cuenta de lo que había dicho. Me soltó rápidamente.
Yo, por mi parte, empecé a reír como una desquiciada. Una mezcla entre alegría y choque post-tramuático.

-¡¡¡Lo has dicho!!! Sabía que no te podías resistir a esto.- Hice unos gestos raros con mis manos, apreciando mis caderas, y haciendo morros de pato, provocando que él empezara a reír.

-Claro que no me podía resistir, ni yo ni nadie.- Me susurró en el oído, mientras me volvía a abrazar. Estaba que estallaba de felicidad, aunque a la vez tenía miedo de hacer "BAABOOOM" Y...¡Adiós Judy! Y yo que pensaba que nunca me enamoraría...

-Pero...¿porqué me digiste que no me querías?- Le pregunté con ánsias.

-Buff...Por muchas cosas. Primero, que esta relación se habría de acabar algún día, y quedaría destrozado. Pero ahora ya me da igual, solo quiero estar contigo. Segundo, Nunca me he enamorado, solo és atracción, y no creía en eso...- Mis ojos se ancharon a la vez que mi sonrisa. ¡Él tampoco se había enamorado nunca! Sin duda...Era mi alma gemela.- Pero contigo, todos mis temores se pasan, provocas sentimientos en mí que ni yo sabía que existían, y eso hace que te quiera con locura.- Me respondió sinceramente. Yo no pude vocalizar palabra. Me había quedado de piedra.

Él me sonrió, con esas de sus sonrisas perladas, de las que hacen que me derrita.

-Que suerte que tienes de no saber lo que estoy pensando ahora.-Le dijé al fin. Y en ese momento estaba alabando a Nialler para mis adentros, agradeciéndolo de haberme enseñado a proteger mi campo mental.

-Mmm...No lo creas.-Me respondió, dándome el mejor beso de mi vida.



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