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Fuego Nocturno - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Fuego Nocturno - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
AAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHH!!!!
POBREE DE MI NIIICKKKKKK!!!
SE SIENTE SOLITOOOOOOO!!!
PERO AQUI NOS TIEEENESSSSS!!!!
SOLO LLLAAAAMAAAAAA!!!!!
JAJAJAJAJA
SIGUELA PORFIISS
POBREE DE MI NIIICKKKKKK!!!
SE SIENTE SOLITOOOOOOO!!!
PERO AQUI NOS TIEEENESSSSS!!!!
SOLO LLLAAAAMAAAAAA!!!!!
JAJAJAJAJA
SIGUELA PORFIISS
chelis
Re: Fuego Nocturno - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
♦CAPITULO 2 (PARTE 1)♦
_____(tn) Mason estaba sentada en la muy elegante sala de espera de RBJ Security Inc., situada en un muy elegante edificio en el muy elegante centro de San Diego.
Se había pasado mucho tiempo en ambientes de diseño lujoso, pero seguía impresionada por la amplia sala, que lograba ser tanto bonita como diseñada para la comodidad y la eficiencia.
También tenía otra cualidad que le era familiar. Todo en la sala, desde el colorido usado en suaves tonos tierra, las plantas sanas y esplendorosas, los caros sofás y butacones, hasta el interesante pero nada estridente arte moderno, estaba diseñado para calmar y relajar.
Todavía estaban en período navideño, pero la oficina no tenía aquel habitual tarareo de villancicos sin fin que muchos encontraban estresante, en especial si tenían problemas. En vez de eso el espíritu navideño estaba representado por unos suaves madrigales medievales que sonaban de fondo. En vez de matar a un árbol, la compañía había puesto una escultura con luces de colores que era tanto intrigante como hermosa.
Ella se había pasado la infancia y buena parte de su adolescencia entrando y saliendo de clínicas muy caras y aquella mezcla de buen gusto y calma era algo con lo que estaba familiarizada.
Incluso la recepcionista era calmante. _____(tn) había entrado en aquella oficina altamente exitosa y había pedido hablar con uno de los socios. En el mundillo empresarial americano, eso sencillamente no se hacía así.
Conocía lo bastante la etiqueta en los negocios como para saberlo.
Y aun así no había hecho una cita. Se había lanzado allí desde Boston, nerviosa, aterrorizada y esperanzada, todo a la vez, sin siquiera pensar en hacer una.
Así que había caminado hacia la elegante recepción con el mostrador diseñado en forma de U, le había dado su nombre a la esbelta y formalmente vestida recepcionista, que tenía un bonito corte de pelo plateado hecho por alguien que sabía lo que hacía.
La recepcionista ni había parpadeado por la petición inesperada.Simplemente alzó la mirada y le preguntó si la cita era urgente.
¿Urgente? ¿Era urgente? Tal vez, o tal vez no. Aunque si Harry Bolt era quien pensaba que era, era más que urgente.
Era algo que te cambiaba la vida.
Así que simplemente asintió, con la garganta demasiado pegada para rogar por su causa.
—De acuerdo, entonces —dijo la recepcionista, marcando en su pantalla táctil—. Es una mañana ocupada para el señor Bolt, pero haré lo que pueda.—Levantó de nuevo la mirada, sus ojos enfocados en la cara de _____(tn)—. ¿Serviría uno de los otros socios? El señor Jonas tiene una hora libre esta mañana.
El señor Jonas debía ser Nicholas Jonas, antiguo Marine, antiguo oficial SWAT y actualmente socio. Había leído su biografía en la web de RBJ y había visto su seria fotografía. Parecía listo, duro y capaz, igual que sus socios. Si tuviera problemas de seguridad, probablemente sería tan bueno como Harry Bolt.
Pero sus problemas no tenían nada que ver con la seguridad.
Meneó la cabeza, esperando que la recepcionista no se tomara su incapacidad para hablar como una descortesía. Y mientras estaba en ello, aquella recepcionista no notaría las manos temblorosas de _____(tn).
La recepcionista no lo notó, solo se puso a teclear sobre la pantalla de nuevo.
—De acuerdo, puedo hacerle un hueco con el señor Bolt a las nueve y treinta, si no le importa esperar.
_____(tn) había esperado este momento toda su vida. Otra media hora no marcaría la diferencia. Se las apañó para soltar un «gracias» a través de su seca garganta y se sentó a esperar en uno de los butacones increíblemente cómodos que había en el enorme vestíbulo.
Demasiadas emociones burbujeaban en su pecho, no podía concentrarse en sentir una sola, solo una gigantesca presión tan poderosa que casi no podía ni respirar. Deseaba tantísimo el…
Se obligó a parar allí mismo. «Desear» no hacía que las cosas se cumplieran. Si había una única cosa que la vida le había enseñado era eso. Podía desear algo con tal ferocidad que hasta se sentiría explotar, y no habría ninguna diferencia en absoluto. Era imposible entender lo que sí lograría dicha diferencia. ¿El destino? Tal vez.
¿La coincidencia? A lo mejor. ¿Desear? No.
Así que se volvió a sentar en el extremadamente cómodo y atractivo butacón y… desapareció.
Era su truco, duramente aprendido a través de su infancia. Las cosas malas le sucedían cuando se dejaba ver.
Había aprendido muy pronto asentarse y pasar desapercibida. No es que desapareciera literalmente. Era
solo que podía desconectar todas las señales subconscientes que loshumanos enviaban entre sí, para que nadie la notara.
Se sentó allí, inmóvil, sin decir nada, y observó. Observó a las otras personas esperar a uno de los tres socios.
Había tres hombres en la sala, todos de mediana edad o mayores, todos visiblemente ricos y poderosos. Hombres de negocios que querían que RBJ les ayudara con algo o en algo. Dos estaban sudando tantísimo que sobre sus caras colonias se elevaba un ligero olor acre. El otro estaba sentado con el Modo Masculino en marcha, las rodillas separadas, las manos entrelazadas en medio. Radiaba enfado y agresión.
_____(tn) no se atrevía a mirarlo. Aunque había perfeccionado el arte devolverse insulsa, sabía por amarga experiencia que un hombre enrabiado se tomaba un encuentro fortuito de miradas como un acto de agresión.
Giró la cabeza hacia la puerta de entrada para que él no pudiera siquiera fingir que ella lo estaba mirando y observó cómo se deslizaban las puertas al abrirse.
Entró un hombre en la sala de espera y todos los ojos masculinos se volvieron hacia él, observando su avance por el vestíbulo. Los tres hombres de aspecto rico tal vez pensaran que eran machos alfas en sus propios ambientes, pero no lo eran. _____(tn) conocía a muchos hombres ricos que pensaban que por su dinero obtendrían siempre el máximo estatus en cualquier lugar y en cualquier momento. A menudo era así, pero no siempre.
Aquel hombre que cruzaba la sala, era el macho alfa. Habría sido el alfa en cualquier grupo, con hombres ricos, pobres, no habría diferencia.
No era alto pero era inmensamente ancho: hombros amplios, brazos gruesos, cuello fuerte. Un culturista pero sin el caminar rígido de losculturistas porque él había aumentado unos músculos que ya estaban allí. Sus movimientos eran rápidos, precisos, poderosos. El hombre más fuerte del lugar, sin duda alguna. Y sería el hombre más fuerte del lugar en la mayoría de los lugares.
Nicholas Jonas. La J de RBJ. Tal vez no fuera billonario, pero nonecesitaba serlo. Era rico, tenía éxito, era dominante. Más que suficiente para cualquier persona.
Él recorrió el vestíbulo con la mirada mientras caminaba, los ojos deteniéndose por un momento en ella. No dejó de caminar, pero _____(tn) supo que la estaba estudiando. Lo miró a los ojos, de un azul feroz, muy inteligentes, impersonales y fríos. De repente parpadeó, desvaneciéndose la frialdad y sucedió algo, pero ella no supo el qué.
Cuando entró, había cruzado la sala como si esta fuera solo un punto deparada, mientras iba como una flecha hacia las oficinas visibles por detrás de las puertas deslizantes de cristal, pero ahora se desvió y se detuvo un momento en el mostrador, con los codos sobre la encimera, inclinándose para hablar con la recepcionista.
La mujer se vio sorprendida, luego dirigió una mirada furtiva a _____(tn).
El corazón le latió dolorosamente en el pecho. ¿Estaban hablando sobre ella? ¿Por qué? ¿Tendría él alguna idea de por qué se encontraba allí? ¿Y cómo podría? Nadie en la faz de la tierra sabía por qué estaba allí. Ni siquiera el viejo señor Pelton, el abogado de la familia, lo sabía, porque todavía no había ido a contárselo.
Si tenía éxito, ya habría tiempo más que suficiente para hacerlo. No era como si el señor Pelton lo fuera a aprobar.
No. Su misión allí era completamente secreta.
Así que, ¿por qué estaba Nicholas Jonas hablando sobre ella con la recepcionista?
Era… no era normal. _____(tn) no estaba acostumbrada a ser el foco de atención de nadie. No recordaba ni haber aprendido el arte de pasar desapercibida para el radar de los demás. Esa habilidad había estado siempre allí y la había perfeccionado con los años.
Jamás se vestía de forma llamativa. Sus ropas eran caras pero normales, nunca demasiado a la moda. Siempre arreglada y bien puesta, pero nunca atrayente.
Toda su vida la gente le había echado un vistazo y simplemente la habían olvidado al instante. _____(tn) no quería atención. No por timidez, si no porque tenía miedo. Desde que podía recordar, atención era sinónimo de peligro. Si alguien la miraba demasiado de cerca, el corazón empezaba a latirle con fuerza, una reacción instintiva y totalmente incontrolable.
Nicholas Jonas asintió a la recepcionista, le echó otro vistazo que hizo quelas manos le sudaran, y desapareció por las puertas correderas de cristal hacia las oficinas de detrás del vestíbulo.
Nueve y cuarto. La cita con Harry Bolt era en otro cuarto de hora si era un hombre puntual.
_____(tn) se sentó para hacer lo que se le daba mejor: esperar. Parecía como si casi su infancia al completo (al menos de lo que podía recordar) y también su adolescencia se las hubiera pasado esperando. Esperando a que se curaran las cicatrices, esperando a que le sacaran los yesos, esperando a recuperarse de su última cirugía, esperando a la siguiente. Era la diosa de las esperas. Si hubiera un doctorado en espera, ella tendría uno desde hacía muchos años.
Sabía exactamente cómo prepararse para una espera, cómo respirar superficialmente, lentamente, cómo distanciarse de su cuerpo, cómo obligarse a quedarse quieta.
En la universidad había leído un buen número de técnicas decomportamiento y control mental y se había dado cuenta de que ella se las había enseñado de manera instintiva, sin saber que existían.
_____(tn) podía esperar más que cualquier otra persona. Solo se encerraba en sí misma hasta que necesitara regresar.
Pero en aquel preciso momento le sorprendió comprender que no lefuncionaba ninguna de sus técnicas. Tenía la respiración rápida, casi jadeante. Su corazón latía ansioso, con ritmo desigual. Tenía las palmas sudorosas. De ninguna manera podría meterse en su pozo de tranquilidad. Seguía apretando una y otra vez el sobre de manila que tenía sobre el regazo, hasta que los bordes acabaron humedecidos por el sudor y arrugados. Otro signo de enorme estrés, unido al sentimiento de que no había oxígeno en la habitación.
Llevaba toda su vida esperando aquel momento, sin saberlo. Y ahora que estaba allí, no estaba preparada.
Jamás lo estaría. Había pensado una y otra vez qué diría pero no se le ocurría nada. Tenía la mente vacía, hueca y repleta de pánico. Ni siquiera sabía si podría hablar de lo seca que tenía la boca.
¡Piensa, _____(tn)!, se dijo severamente. Había hecho muchas cosas duras en la vida, seguramente sería capaz de hacer aquello también.
¿Qué decir? ¿Debería contarlo todo? Tal vez hablaba con el hombre y luego comprendía que había sido una loca por cruzar a toda prisa el país para aquello. Tal vez…
—¿Señora Mason?
_____(tn) se giró, con el corazón latiéndole veloz.
—¿S-sí? —tartamudeó, deslizándose hacia el borde del asiento.
La recepcionista le sonrió amablemente. Considerando lo exclusivo de la oficina, la sonrisa fue puramente gratuita. La mayoría de las recepcionistas y secretarias de las empresas altamente exitosas eran altivas.
Ciertamente la del señor Pelton lo era. En todas sus visitas a las oficinas del abogado, _____(tn) había visto sobre todo las aletas de la nariz de la secretaria del señor Pelton cuando levantaba la cabeza.
—El señor Bolt está libre para recibirla. La tercera puerta a la derecha porel pasillo. —Señaló las grandes puertas correderas de vidrio junto almostrador de recepción.
¡Ay Dios, allá vamos!
El pánico golpeaba en la cabeza de _____(tn) mientras lentamente selevantaba, esperando que sus rodillas la sostuvieran. Era un temor muy real. Ambas rodillas eran complejas creaciones de plástico y acero y eran tanto de alta tecnología como delicadas.
Los ojos de todos la siguieron mientras lentamente cruzó el vestíbulo, el cual de repente lo sintió tan gigantesco como el desierto del Gobi. La puerta de vidrio ante ella estaba tan limpia que brillaba. Cómo se suponía que…ah.
Se abrió deslizándose con algún tipo de orden invisible.
Dentro del pasillo la sensación de lujo era incluso más poderosa. Las puertas tenían a la derecha solamente unas pantallas de brillante latón, nada de manillas. Las habitaciones debían ser enormes porque le pareció caminar durante siglos por el brillante pasillo de parquet hasta llegar a la tercera puerta de la derecha.
Allí también se encontró con un muro tan en blanco como su cabeza. Simplemente se quedó allí, apretando fuertemente su bolso y un sobre, esperando el siguiente paso. Cualquier pensamiento o plan simplemente se desvaneció de su cabeza. Se sintió como si estuviera yendo por algún camino incontrolable donde podría tropezar solo hacia adelante y nunca ir hacia atrás.
Observó la brillante puerta de latón, mirando en blanco a su reflejo, la cabeza vacía de cualquier pensamiento durante uno o dos latidos. Luego se oyó un sonido chirriante, un clic de algo que abría algún mecanismo oculto, y aquella puerta también se abrió.
_____(tn) se quedó allí, congelada, en el umbral. Llevaba soñando con aquel momento toda su vida, pensando en que estaba loca porque sucedía solo en sus sueños.
Cuando las cosas eran sueños y esperanzas podías decidir cómo resolverlas. Y aunque no mucho en su vida había acabado bien, en sus sueños aquello siempre lo hacía. Siempre había acabado con risas y alegría.
Pero solo en su cabeza.
La cual era notablemente inestable.
_____(tn) tembló. Dar un paso adelante podía significar darlo a una nueva y mejor vida. O podía atraparla para siempre tras el muro invisible pero muy real detrás del cual había vivido toda su vida.
Parecía como si su existencia entera colgara pendiente de un hilo.
—¿Señora Mason? —dijo una voz profunda, y ella jadeó por aire. Llevaba aguantando la respiración casi un minuto cuando se dio cuenta.
Al otro lado de la enorme sala había dos hombres de pie, como hacían los caballeros con las damas. Uno era
Nicholas Jonas.
No lo quería allí. Sus asuntos eran exclusivamente con Harry Bolt, y si sus asuntos acababan mal, no quería que nadie más viera su humillación. Pero una vida de entrenamiento la hizo contener la lengua. No tenía ni de lejos el valor necesario para pedirle que saliera de la sala.
El otro hombre era… era Harry Bolt. _____(tn) lo miró ansiosa. Mucho más alto que Nicholas Jonas y casi, pero no, igual de ancho. Cabello rubio oscuro, ojos castaño claro. Ojos que le eran familiares.
Su corazón bombeaba contra su pecho tan fuertemente que se preguntó si ellos lo podrían oír.
_____(tn) estaba acostumbrada a observar y leer el lenguaje corporal, pero allí no había absolutamente nada que leer. Ambos hombres estaban completamente quietos, ambos completamente inexpresivos.
No tenía manera de captar sus emociones. No había modo de figurarse cómo iba a acabar aquello.
Temblorosa, con una sensación de desazón entrelazada en su corazón con esperanza, _____(tn) dio un paso hacia el interior de la sala.
Se había pasado mucho tiempo en ambientes de diseño lujoso, pero seguía impresionada por la amplia sala, que lograba ser tanto bonita como diseñada para la comodidad y la eficiencia.
También tenía otra cualidad que le era familiar. Todo en la sala, desde el colorido usado en suaves tonos tierra, las plantas sanas y esplendorosas, los caros sofás y butacones, hasta el interesante pero nada estridente arte moderno, estaba diseñado para calmar y relajar.
Todavía estaban en período navideño, pero la oficina no tenía aquel habitual tarareo de villancicos sin fin que muchos encontraban estresante, en especial si tenían problemas. En vez de eso el espíritu navideño estaba representado por unos suaves madrigales medievales que sonaban de fondo. En vez de matar a un árbol, la compañía había puesto una escultura con luces de colores que era tanto intrigante como hermosa.
Ella se había pasado la infancia y buena parte de su adolescencia entrando y saliendo de clínicas muy caras y aquella mezcla de buen gusto y calma era algo con lo que estaba familiarizada.
Incluso la recepcionista era calmante. _____(tn) había entrado en aquella oficina altamente exitosa y había pedido hablar con uno de los socios. En el mundillo empresarial americano, eso sencillamente no se hacía así.
Conocía lo bastante la etiqueta en los negocios como para saberlo.
Y aun así no había hecho una cita. Se había lanzado allí desde Boston, nerviosa, aterrorizada y esperanzada, todo a la vez, sin siquiera pensar en hacer una.
Así que había caminado hacia la elegante recepción con el mostrador diseñado en forma de U, le había dado su nombre a la esbelta y formalmente vestida recepcionista, que tenía un bonito corte de pelo plateado hecho por alguien que sabía lo que hacía.
La recepcionista ni había parpadeado por la petición inesperada.Simplemente alzó la mirada y le preguntó si la cita era urgente.
¿Urgente? ¿Era urgente? Tal vez, o tal vez no. Aunque si Harry Bolt era quien pensaba que era, era más que urgente.
Era algo que te cambiaba la vida.
Así que simplemente asintió, con la garganta demasiado pegada para rogar por su causa.
—De acuerdo, entonces —dijo la recepcionista, marcando en su pantalla táctil—. Es una mañana ocupada para el señor Bolt, pero haré lo que pueda.—Levantó de nuevo la mirada, sus ojos enfocados en la cara de _____(tn)—. ¿Serviría uno de los otros socios? El señor Jonas tiene una hora libre esta mañana.
El señor Jonas debía ser Nicholas Jonas, antiguo Marine, antiguo oficial SWAT y actualmente socio. Había leído su biografía en la web de RBJ y había visto su seria fotografía. Parecía listo, duro y capaz, igual que sus socios. Si tuviera problemas de seguridad, probablemente sería tan bueno como Harry Bolt.
Pero sus problemas no tenían nada que ver con la seguridad.
Meneó la cabeza, esperando que la recepcionista no se tomara su incapacidad para hablar como una descortesía. Y mientras estaba en ello, aquella recepcionista no notaría las manos temblorosas de _____(tn).
La recepcionista no lo notó, solo se puso a teclear sobre la pantalla de nuevo.
—De acuerdo, puedo hacerle un hueco con el señor Bolt a las nueve y treinta, si no le importa esperar.
_____(tn) había esperado este momento toda su vida. Otra media hora no marcaría la diferencia. Se las apañó para soltar un «gracias» a través de su seca garganta y se sentó a esperar en uno de los butacones increíblemente cómodos que había en el enorme vestíbulo.
Demasiadas emociones burbujeaban en su pecho, no podía concentrarse en sentir una sola, solo una gigantesca presión tan poderosa que casi no podía ni respirar. Deseaba tantísimo el…
Se obligó a parar allí mismo. «Desear» no hacía que las cosas se cumplieran. Si había una única cosa que la vida le había enseñado era eso. Podía desear algo con tal ferocidad que hasta se sentiría explotar, y no habría ninguna diferencia en absoluto. Era imposible entender lo que sí lograría dicha diferencia. ¿El destino? Tal vez.
¿La coincidencia? A lo mejor. ¿Desear? No.
Así que se volvió a sentar en el extremadamente cómodo y atractivo butacón y… desapareció.
Era su truco, duramente aprendido a través de su infancia. Las cosas malas le sucedían cuando se dejaba ver.
Había aprendido muy pronto asentarse y pasar desapercibida. No es que desapareciera literalmente. Era
solo que podía desconectar todas las señales subconscientes que loshumanos enviaban entre sí, para que nadie la notara.
Se sentó allí, inmóvil, sin decir nada, y observó. Observó a las otras personas esperar a uno de los tres socios.
Había tres hombres en la sala, todos de mediana edad o mayores, todos visiblemente ricos y poderosos. Hombres de negocios que querían que RBJ les ayudara con algo o en algo. Dos estaban sudando tantísimo que sobre sus caras colonias se elevaba un ligero olor acre. El otro estaba sentado con el Modo Masculino en marcha, las rodillas separadas, las manos entrelazadas en medio. Radiaba enfado y agresión.
_____(tn) no se atrevía a mirarlo. Aunque había perfeccionado el arte devolverse insulsa, sabía por amarga experiencia que un hombre enrabiado se tomaba un encuentro fortuito de miradas como un acto de agresión.
Giró la cabeza hacia la puerta de entrada para que él no pudiera siquiera fingir que ella lo estaba mirando y observó cómo se deslizaban las puertas al abrirse.
Entró un hombre en la sala de espera y todos los ojos masculinos se volvieron hacia él, observando su avance por el vestíbulo. Los tres hombres de aspecto rico tal vez pensaran que eran machos alfas en sus propios ambientes, pero no lo eran. _____(tn) conocía a muchos hombres ricos que pensaban que por su dinero obtendrían siempre el máximo estatus en cualquier lugar y en cualquier momento. A menudo era así, pero no siempre.
Aquel hombre que cruzaba la sala, era el macho alfa. Habría sido el alfa en cualquier grupo, con hombres ricos, pobres, no habría diferencia.
No era alto pero era inmensamente ancho: hombros amplios, brazos gruesos, cuello fuerte. Un culturista pero sin el caminar rígido de losculturistas porque él había aumentado unos músculos que ya estaban allí. Sus movimientos eran rápidos, precisos, poderosos. El hombre más fuerte del lugar, sin duda alguna. Y sería el hombre más fuerte del lugar en la mayoría de los lugares.
Nicholas Jonas. La J de RBJ. Tal vez no fuera billonario, pero nonecesitaba serlo. Era rico, tenía éxito, era dominante. Más que suficiente para cualquier persona.
Él recorrió el vestíbulo con la mirada mientras caminaba, los ojos deteniéndose por un momento en ella. No dejó de caminar, pero _____(tn) supo que la estaba estudiando. Lo miró a los ojos, de un azul feroz, muy inteligentes, impersonales y fríos. De repente parpadeó, desvaneciéndose la frialdad y sucedió algo, pero ella no supo el qué.
Cuando entró, había cruzado la sala como si esta fuera solo un punto deparada, mientras iba como una flecha hacia las oficinas visibles por detrás de las puertas deslizantes de cristal, pero ahora se desvió y se detuvo un momento en el mostrador, con los codos sobre la encimera, inclinándose para hablar con la recepcionista.
La mujer se vio sorprendida, luego dirigió una mirada furtiva a _____(tn).
El corazón le latió dolorosamente en el pecho. ¿Estaban hablando sobre ella? ¿Por qué? ¿Tendría él alguna idea de por qué se encontraba allí? ¿Y cómo podría? Nadie en la faz de la tierra sabía por qué estaba allí. Ni siquiera el viejo señor Pelton, el abogado de la familia, lo sabía, porque todavía no había ido a contárselo.
Si tenía éxito, ya habría tiempo más que suficiente para hacerlo. No era como si el señor Pelton lo fuera a aprobar.
No. Su misión allí era completamente secreta.
Así que, ¿por qué estaba Nicholas Jonas hablando sobre ella con la recepcionista?
Era… no era normal. _____(tn) no estaba acostumbrada a ser el foco de atención de nadie. No recordaba ni haber aprendido el arte de pasar desapercibida para el radar de los demás. Esa habilidad había estado siempre allí y la había perfeccionado con los años.
Jamás se vestía de forma llamativa. Sus ropas eran caras pero normales, nunca demasiado a la moda. Siempre arreglada y bien puesta, pero nunca atrayente.
Toda su vida la gente le había echado un vistazo y simplemente la habían olvidado al instante. _____(tn) no quería atención. No por timidez, si no porque tenía miedo. Desde que podía recordar, atención era sinónimo de peligro. Si alguien la miraba demasiado de cerca, el corazón empezaba a latirle con fuerza, una reacción instintiva y totalmente incontrolable.
Nicholas Jonas asintió a la recepcionista, le echó otro vistazo que hizo quelas manos le sudaran, y desapareció por las puertas correderas de cristal hacia las oficinas de detrás del vestíbulo.
Nueve y cuarto. La cita con Harry Bolt era en otro cuarto de hora si era un hombre puntual.
_____(tn) se sentó para hacer lo que se le daba mejor: esperar. Parecía como si casi su infancia al completo (al menos de lo que podía recordar) y también su adolescencia se las hubiera pasado esperando. Esperando a que se curaran las cicatrices, esperando a que le sacaran los yesos, esperando a recuperarse de su última cirugía, esperando a la siguiente. Era la diosa de las esperas. Si hubiera un doctorado en espera, ella tendría uno desde hacía muchos años.
Sabía exactamente cómo prepararse para una espera, cómo respirar superficialmente, lentamente, cómo distanciarse de su cuerpo, cómo obligarse a quedarse quieta.
En la universidad había leído un buen número de técnicas decomportamiento y control mental y se había dado cuenta de que ella se las había enseñado de manera instintiva, sin saber que existían.
_____(tn) podía esperar más que cualquier otra persona. Solo se encerraba en sí misma hasta que necesitara regresar.
Pero en aquel preciso momento le sorprendió comprender que no lefuncionaba ninguna de sus técnicas. Tenía la respiración rápida, casi jadeante. Su corazón latía ansioso, con ritmo desigual. Tenía las palmas sudorosas. De ninguna manera podría meterse en su pozo de tranquilidad. Seguía apretando una y otra vez el sobre de manila que tenía sobre el regazo, hasta que los bordes acabaron humedecidos por el sudor y arrugados. Otro signo de enorme estrés, unido al sentimiento de que no había oxígeno en la habitación.
Llevaba toda su vida esperando aquel momento, sin saberlo. Y ahora que estaba allí, no estaba preparada.
Jamás lo estaría. Había pensado una y otra vez qué diría pero no se le ocurría nada. Tenía la mente vacía, hueca y repleta de pánico. Ni siquiera sabía si podría hablar de lo seca que tenía la boca.
¡Piensa, _____(tn)!, se dijo severamente. Había hecho muchas cosas duras en la vida, seguramente sería capaz de hacer aquello también.
¿Qué decir? ¿Debería contarlo todo? Tal vez hablaba con el hombre y luego comprendía que había sido una loca por cruzar a toda prisa el país para aquello. Tal vez…
—¿Señora Mason?
_____(tn) se giró, con el corazón latiéndole veloz.
—¿S-sí? —tartamudeó, deslizándose hacia el borde del asiento.
La recepcionista le sonrió amablemente. Considerando lo exclusivo de la oficina, la sonrisa fue puramente gratuita. La mayoría de las recepcionistas y secretarias de las empresas altamente exitosas eran altivas.
Ciertamente la del señor Pelton lo era. En todas sus visitas a las oficinas del abogado, _____(tn) había visto sobre todo las aletas de la nariz de la secretaria del señor Pelton cuando levantaba la cabeza.
—El señor Bolt está libre para recibirla. La tercera puerta a la derecha porel pasillo. —Señaló las grandes puertas correderas de vidrio junto almostrador de recepción.
¡Ay Dios, allá vamos!
El pánico golpeaba en la cabeza de _____(tn) mientras lentamente selevantaba, esperando que sus rodillas la sostuvieran. Era un temor muy real. Ambas rodillas eran complejas creaciones de plástico y acero y eran tanto de alta tecnología como delicadas.
Los ojos de todos la siguieron mientras lentamente cruzó el vestíbulo, el cual de repente lo sintió tan gigantesco como el desierto del Gobi. La puerta de vidrio ante ella estaba tan limpia que brillaba. Cómo se suponía que…ah.
Se abrió deslizándose con algún tipo de orden invisible.
Dentro del pasillo la sensación de lujo era incluso más poderosa. Las puertas tenían a la derecha solamente unas pantallas de brillante latón, nada de manillas. Las habitaciones debían ser enormes porque le pareció caminar durante siglos por el brillante pasillo de parquet hasta llegar a la tercera puerta de la derecha.
Allí también se encontró con un muro tan en blanco como su cabeza. Simplemente se quedó allí, apretando fuertemente su bolso y un sobre, esperando el siguiente paso. Cualquier pensamiento o plan simplemente se desvaneció de su cabeza. Se sintió como si estuviera yendo por algún camino incontrolable donde podría tropezar solo hacia adelante y nunca ir hacia atrás.
Observó la brillante puerta de latón, mirando en blanco a su reflejo, la cabeza vacía de cualquier pensamiento durante uno o dos latidos. Luego se oyó un sonido chirriante, un clic de algo que abría algún mecanismo oculto, y aquella puerta también se abrió.
_____(tn) se quedó allí, congelada, en el umbral. Llevaba soñando con aquel momento toda su vida, pensando en que estaba loca porque sucedía solo en sus sueños.
Cuando las cosas eran sueños y esperanzas podías decidir cómo resolverlas. Y aunque no mucho en su vida había acabado bien, en sus sueños aquello siempre lo hacía. Siempre había acabado con risas y alegría.
Pero solo en su cabeza.
La cual era notablemente inestable.
_____(tn) tembló. Dar un paso adelante podía significar darlo a una nueva y mejor vida. O podía atraparla para siempre tras el muro invisible pero muy real detrás del cual había vivido toda su vida.
Parecía como si su existencia entera colgara pendiente de un hilo.
—¿Señora Mason? —dijo una voz profunda, y ella jadeó por aire. Llevaba aguantando la respiración casi un minuto cuando se dio cuenta.
Al otro lado de la enorme sala había dos hombres de pie, como hacían los caballeros con las damas. Uno era
Nicholas Jonas.
No lo quería allí. Sus asuntos eran exclusivamente con Harry Bolt, y si sus asuntos acababan mal, no quería que nadie más viera su humillación. Pero una vida de entrenamiento la hizo contener la lengua. No tenía ni de lejos el valor necesario para pedirle que saliera de la sala.
El otro hombre era… era Harry Bolt. _____(tn) lo miró ansiosa. Mucho más alto que Nicholas Jonas y casi, pero no, igual de ancho. Cabello rubio oscuro, ojos castaño claro. Ojos que le eran familiares.
Su corazón bombeaba contra su pecho tan fuertemente que se preguntó si ellos lo podrían oír.
_____(tn) estaba acostumbrada a observar y leer el lenguaje corporal, pero allí no había absolutamente nada que leer. Ambos hombres estaban completamente quietos, ambos completamente inexpresivos.
No tenía manera de captar sus emociones. No había modo de figurarse cómo iba a acabar aquello.
Temblorosa, con una sensación de desazón entrelazada en su corazón con esperanza, _____(tn) dio un paso hacia el interior de la sala.
Ahí lo tienen! :)
disfruten! ;) las leo después! :bounce:
Lu wH!;*
:hi:
disfruten! ;) las leo después! :bounce:
Lu wH!;*
:hi:
HeyItsLupitaNJ
Re: Fuego Nocturno - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
Hay Lu* ahora como voy a poder dormir :x
La rayiz se va a encontrar con Harry su hermano :bounce:
Y tengo muchas dudas y estoy muy intrigada
Santo Dios!! Estoy emocionada ya quiero leer mas
Que le dira Harry?? Quien se hizo cargo de ella??
Siguela!!!
La rayiz se va a encontrar con Harry su hermano :bounce:
Y tengo muchas dudas y estoy muy intrigada
Santo Dios!! Estoy emocionada ya quiero leer mas
Que le dira Harry?? Quien se hizo cargo de ella??
Siguela!!!
aranzhitha
Re: Fuego Nocturno - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
Nick se fijo en ella al instante. Tambien estoy nerviosa por esto. Sus piernas son reconstruidas :o no recuerda a Harry.
Parece que alguien bueno la adopto.
SIGUELA.
Parece que alguien bueno la adopto.
SIGUELA.
Taescaab
Re: Fuego Nocturno - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
Ahiiiii noooooo como???
Eres mala!! Como se te ha ocurrido dejarla
Ahí plis te lo suplico sigueeeeeee
Ahhhh justamente en el menor momento
La has dejado ahí
Plis plis plis plis
Siguelaaaaaaaaaaaaaa!!
Jajajajajaja la rayis no quiere a Nick ahí
Jajajajajaja plis siguelaaaaaaaa!!
Eres mala!! Como se te ha ocurrido dejarla
Ahí plis te lo suplico sigueeeeeee
Ahhhh justamente en el menor momento
La has dejado ahí
Plis plis plis plis
Siguelaaaaaaaaaaaaaa!!
Jajajajajaja la rayis no quiere a Nick ahí
Jajajajajaja plis siguelaaaaaaaa!!
Karli Jonas
Re: Fuego Nocturno - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
♦ CAPITULO 2 (PARTE 2) ♦
Está asustada de muerte, pensó Nicholas, feliz de haberse metido en aquella reunión. Aquella _____(tn) Mason había pedido específicamente hablar con Harry Bolt, pero una vez Nicholas la hubo visto en el vestíbulo, supo que también tenía que estar allí.
Porque aquella mujer era claramente una de Las Perdidas. Una mujer con problemas, escapando de algún gilipollas violento. Y mierda, le hacía enfurecer de nuevo que hubiera en el mundo monstruos que podían golpeara las mujeres.
En un principio RBJ se encargaba de seguridad corporativa. En el vestíbulo, esperando obtener los muy caros servicios de RBJ, había dos CEOs y el jefe de seguridad de una compañía de las Fortune 500. Nicholas había leído sus informes y sabía cuáles eran sus problemas y cómo solventarlos.
Aquellos tres hombres representaban probablemente un millón de dólares en negocios para RBJ, aproximadamente.
_____(tn) Mason no representaba nada, porque RBJ tenía la política de no aceptar dinero de mujeres huidas. Si acaso, RBJ proveía a dichas mujeres con un dinerillo para ayudarlas durante su primer y dificultoso año.
Como promedio, después del primer año, estaban a salvo.
Después de la noche anterior Nicholas realmente, pero de verdad, quería hacer que una mujer estuviera a salvo.
Quería ayudar a una mujer, en especial a una mujer como aquella: suave, amable y completamente no merecedora del jodido enfermo que la había obligado a ir hasta ellos.
Aquella mañana Sam estaba en casa con Nicole, que había tenido náuseas matutinas, así que los peces gordos tendrían que dividírselos entre Harry y él. Pamplinadas que ambos podrían hacer con los ojos cerrados. Los tres tenían un instinto natural para los riesgos en seguridad (sus infancias habían sido riesgos en seguridad) y habían sido entrenados de manera muy dura y muy cara por el Tío Sam para que aprendieran sobre cómo manejar dichos riesgos. Era una cuestión de conocimiento y raciocinio.
Pero con sus Perdidas, las mujeres temblorosas y rotas que aparecían en su puerta porque RBJ era su última oportunidad antes de caer al abismo, cuando trataban con ellas tenías que usar tanto tu cabeza como tu corazón.
Aunque la mujer del vestíbulo había pedido ver a Harry, Nicholas de manera instintiva supo que era suya. Tenía que ser él quien la ayudara.
No porque fuera hermosa, aunque lo era. Asombrosamente hermosa .
Era porque se veía tan perdida, tan sola. Tenía una constitución ligera, con piel pálida y facciones bonitas y delicadas. Una boca ligeramente grande, enormes ojos de color castaño claro, casi dorados.
Las ropas eran caras. Y también su bolso y zapatos. Caros, elegantes y discretos. Aquella era una dama de buen gusto y educación, y parecía rica.
No importaba.
Sus hermanos y él habían visto mucho de todo pasar ante sus puertas. Mujeres que habían sido golpeadas por purria drogadicta, maridos y amantes, claro. Pero también esposas de abogados y doctores, e incluso un senador. Los ricos no eran inmunes ante las alegrías de golpear a mujeres y niños. Si acaso, eran capaces de ocultarlo mejor, y durante más tiempo.
La policía también estaba más dispuesta a hacer la vista gorda.
Las esposas ricas que acababan como parte de Las Perdidas de RBJ a veces intentaban ir a la policía, pero sus maridos muchas veces se ocultaban tras una enorme cantidad de poder y eran capaces de escabullirse de cosas por las que hombres más pobres acababan en prisión. Las esposas de los gilipollas ricos eran igual de golpeadas que sus hermanas pobres.
Aquella mujer, aquella _____(tn) Mason, pertenecía a las ricas, no había duda de ello. Y tampoco era una nueva rica. Tenía aquella elegancia insustancial de alguien que no necesita hacer una demostración evidente, alguien para quien el buen gusto viene de forma natural.
Estaba elegante y encantadora de la cabeza a los pies. Pero había algo bajo aquellos bonitos trapos de diseñador que era un poquito menos encantador.
Se movía lentamente, exactamente igual que alguien que había sido golpeada duramente, en un lugar cubierto de ropa. Aquel era el truquito que los cabrones que disfrutaban maltratando mujeres y niños aprendían. Puede que sus rabias fueran incontrolables, pero tío, habían lo suficiente para golpear donde no se viera. La semana anterior la mujer de un banquero había llegado sin un arañazo visible. Excepto, por supuesto, por una ruptura de brazo de seis meses antes que había requerido de ocho horas de cirugía. A eso le habían seguido costillas rotas y un golpe en el hígado tan fuerte que éste había sufrido daños sustanciales.
Cabronazos que sabían lo que hacían, vaya que sí. Incluso en mitad de su rabia sabían lo suficiente como para cubrir sus marcas.
Alguien le había hecho algo así a _____(tn) Mason, que se movía tancuidadosamente que caería si no estaba atenta.
Jo, tío.
¿Quién podía hacerle algo así a alguien como ella? ¿Quién podría hacérselo a cualquier mujer o niño? Pero especialmente a _____(tn) Mason, con su suave piel, facciones ligeras y esbelta figura.
Miró a Harry, esperando a que dijera algo, y luego volvió a mirarlo.
¿Pero qué coño?
Era como si Harry estuviera paralizado. Simplemente estaba allí de pie, mirándola fijamente. No de manera sexual.
Como Sam, Harry amaba a su esposa, feroz y absolutamente. Tenía un interés nulo en otras mujeresdesde su matrimonio. Pero algo en aquella mujer había captado su atención. Y le había paralizado la lengua, porque no decía ni pío.
Harry sabía tan bien como Nicholas que aquellas mujeres necesitaban que las confortaran. No necesitaban a un hombre mirándolas fijamente. En especial un hombre alto y fuerte. Aquel tipo de mirada era percibida como una agresión y mujeres como _____(tn) Mason ya habían recibido suficientes agresiones.
Nicholas le dio un codazo a Harry en las costillas, pero para nada. Vale, Harry estaba fuera de servicio. Dependía de él.
—Bienvenida, señora Mason —dijo amablemente a la asustada mujer que lentamente cruzaba la oficina de Harry. Como Harry no se movía, Nicholas rodeó el escritorio y se acercó a ella lentamente. Ni un movimiento repentino, todo suave y cuidadoso.
Ella lo miró fijamente y él tuvo que apartar la vista porque también la estaba mirando intensamente, igual que el idiota de su hermano Harry.
Maldición, era… era encantadora. La anticuada palabra iba perfecta. Hoyen día «bella» era una palabra técnica usada para referirse a una mujer que trabajaba en sí misma, que se había hecho alguna mejora quirúrgica, que sobresalía por cómo se vestía y maquillaba.
_____(tn) Mason tenía una belleza diferente, hecha de piel perfecta, facciones delicadas, suave cabello rubio, enormes ojos dorados… nada de lo cual, por lo que veía, estaba magnificado.
Así que aquel era su aspecto por las mañanas. Después del sexo.
Nicholas aplastó aquel pensamiento inmediatamente, avergonzado de sí mismo. Lo último que aquella mujer necesitaba era que un hombre al que se dirigía por ayuda fuera a intentar ligar con ella.
Lo estaba observando ansiosamente, luego miró a Harry, apretando su bolso y un gran sobre de manila, visiblemente preocupada porque su idiota hermano tenía la cabeza metida en el culo.
Como parecía que se fuera a caer, Nicholas alargó la mano y la colocó bajo sucodo, tan caballerosamente como le fue posible, aunque no le habríaimportado llevarla en brazos hasta la silla para los clientes.
No. No iba a ir por ahí, se dijo severamente.
Las mujeres maltratadas tenían antenas que temblaban cuando había hombres cerca y en su espacio personal, porque los hombres en su espacio personal solían significar que las cosas acabarían mal. No quería que _____(tn) Mason sintiera ni un momento de ansiedad por su causa.
Así que hizo lo opuesto a lo que había hecho al caminar y luego correr por una parte mala de la ciudad la noche anterior buscando problemas. La otra noche su cuerpo entero había sido como una mano en forma de puño, la señal universal de ven y verás, repleto de dos drogas busca-problemas: alcohol y testosterona. Una mezcla potente que metía, sin dudas, a muchos hombres en problemas. Pero Nicholas había sido entrenado por los mejores para, llegado el caso, enfrentarse a los problemas con la cabeza en su sitio. La noche anterior emanaba agresión. La agresión era su amiga, siempre lo había sido, le había salvado la vida en incontables ocasiones.
La agresión y el sexo eran sus compañeros constantes.
Pero ahora no.
Ahora necesitaba desconectar de eso, tranquilizar a aquella hermosa mujer, no asustarla.
—Señora Mason —dijo, asintiendo con la cabeza hacia las dos sillas para los clientes delante del escritorio de Harry—, por favor, tome asiento.
Su voz era naturalmente profunda, ligeramente ronca debido a lo que había bebido la noche anterior. Ella se quedó mirándolo, tambaleándose ligeramente, y por un segundo se preguntó cuán magullada debía estar. Tío, si alguien la había herido tanto que no podía quedarse quieta de pie, iba a descubrir, en privado, quién había sido y darle de hostias hasta en el pasaporte.
—¿Señora Mason? —repitió, manteniendo la voz amable.
Ella inclinó la cabeza.
—Sí, por supuesto. Me disculpo. He, he estado bajo mucho estrés últimamente.
Era la primera vez que oía su voz. Era tan suave como el resto de ella, con una tonalidad musical. Y un ligero acento británico.
¿Era inglesa? Nicholas dejó caer la mano cuando ella se sentó, luego dio la vuelta al enorme escritorio de Harry de nuevo.
Ella se sentó en el borde de la silla, una de las sillas más confortables del mundo. Por definición, los clientes de RBJ estaban en problemas, y la compañía quería que estuvieran cómodos mientras los expresaban. _____(tn)
Mason no parecía cómoda en aquella silla, parecía infernalmente tensa.
Silencio. Harry seguía… congelado. Maldición. ¿Qué coño le pasaba?
Nicholas esperó un segundo, dos. Al final él rompió el silencio.
—Señora Mason. Bienvenida a RBJ Security. Mi nombre es Nicholas Jonas y este es mi socio, Harry Bolt. —Le disparó una mirada a la silenciosa estatua que era su socio y se contuvo de poner los ojos en blanco. ¿Otra vez
Harry estaba sin dormir por culpa de su hijita? ¿Estaba en coma despierto o qué?—. Sé que pidió una cita con el señor Bolt, pero a menudo trabajamos en…casos juntos. Antes de que empecemos, ¿podemos ofrecerle algo, una taza de café? ¿O de té? —dijo pensando en aquel acento.
—Sí, muchas gracias. —Sus palabras salieron con la prisa de quien se está destensando—. Me gustaría tomar una taza de té.
Buen ojo.
Nicholas esperó un segundo a que Harry se moviera, despertara, paracomenzar con el jodido programa. Al final él le dio al botón para llamar a Marisa, su recepcionista.
—Marisa, ¿podríamos tomar una taza de té?
Normalmente Nicholas no le pediría a Marisa que llevara nada para tomar, pero ella era la gallina clueca de Las Perdidas. Marisa misma había sido una de Ellas, y tenía cicatrices para probarlo. Era una empleada fabulosa, trabajadora y leal. Pero por las mujeres maltratadas que llegaban a las oficinas de RBJ, Marisa iba a por todas.
Las mimaba y las cuidaba y las protegía con ferocidad.
—Sí señor, ahora mismo.
El pequeño interludio había relajado a _____(tn) Mason.
Poder contarles su historia para muchas mujeres era un enorme esfuerzo. En cierto modo estaban avergonzadas, aunque el por qué deberían sentirse avergonzadas por haber acabado siendo el saco de boxeo de alguien estaba más allá de la comprensión de Nicholas. Aquel momento fuera del tiempo había sido un respiro para _____(tn). Su respiración se había acompasado. Le había vuelto un poco de color a su hermosa cara.
La puerta de la oficina de Harry de deslizó para abrirse y Marisa entró con una bandeja. Les hacía sentir orgullosos de ella. Una gran tetera, tres tazas, leche y galletitas caseras que había traído la mujer de Sam,
Nicole, hechas por su ama de llaves.
—Harry. —Nicholas miró a su hermano; le costó mucho contenerse, quería darle de nuevo en el costado con el hombro—. ¿Sirves tú?
Harry se sorprendió ligeramente, como si de verdad hubiera estado durmiendo y de repente se hubiera despertado.
—Claro, ah, claro. —Su mirada siguió clavada en el rostro de la mujer—.¿Cómo toma su té, señora Mason?
Ella sonrió amablemente.
—Con una gotita de leche y una cucharada de azúcar, gracias.
Era la primera vez que Nicholas la veía sonreír. Estaba claramente bajo un estrés enorme, probablemente aterrorizada, pero su sonrisa había sido genuina, cegadora. Y le transformaba el rostro de calladamente encantadora apabullantemente hermoso. Una auténtica belleza. No captaba la atención a primera vista o tal vez siquiera a la segunda. Pero cuando captaba tu atención, ojo.
Nicholas sintió un tirón en algún lugar de su pecho que no recordaba tener, como si alguien tirara de un gancho.
Iban a cuidar de aquella encantadora mujer. Mantenerla a salvo, apartarla del peligro.
Y entonces, bueno. Olvida lo de darle una paliza al tipo. Nicholas iba a encontrar al cabronazo que le había hecho daño y lo iba a matar.
Porque aquella mujer era claramente una de Las Perdidas. Una mujer con problemas, escapando de algún gilipollas violento. Y mierda, le hacía enfurecer de nuevo que hubiera en el mundo monstruos que podían golpeara las mujeres.
En un principio RBJ se encargaba de seguridad corporativa. En el vestíbulo, esperando obtener los muy caros servicios de RBJ, había dos CEOs y el jefe de seguridad de una compañía de las Fortune 500. Nicholas había leído sus informes y sabía cuáles eran sus problemas y cómo solventarlos.
Aquellos tres hombres representaban probablemente un millón de dólares en negocios para RBJ, aproximadamente.
_____(tn) Mason no representaba nada, porque RBJ tenía la política de no aceptar dinero de mujeres huidas. Si acaso, RBJ proveía a dichas mujeres con un dinerillo para ayudarlas durante su primer y dificultoso año.
Como promedio, después del primer año, estaban a salvo.
Después de la noche anterior Nicholas realmente, pero de verdad, quería hacer que una mujer estuviera a salvo.
Quería ayudar a una mujer, en especial a una mujer como aquella: suave, amable y completamente no merecedora del jodido enfermo que la había obligado a ir hasta ellos.
Aquella mañana Sam estaba en casa con Nicole, que había tenido náuseas matutinas, así que los peces gordos tendrían que dividírselos entre Harry y él. Pamplinadas que ambos podrían hacer con los ojos cerrados. Los tres tenían un instinto natural para los riesgos en seguridad (sus infancias habían sido riesgos en seguridad) y habían sido entrenados de manera muy dura y muy cara por el Tío Sam para que aprendieran sobre cómo manejar dichos riesgos. Era una cuestión de conocimiento y raciocinio.
Pero con sus Perdidas, las mujeres temblorosas y rotas que aparecían en su puerta porque RBJ era su última oportunidad antes de caer al abismo, cuando trataban con ellas tenías que usar tanto tu cabeza como tu corazón.
Aunque la mujer del vestíbulo había pedido ver a Harry, Nicholas de manera instintiva supo que era suya. Tenía que ser él quien la ayudara.
No porque fuera hermosa, aunque lo era. Asombrosamente hermosa .
Era porque se veía tan perdida, tan sola. Tenía una constitución ligera, con piel pálida y facciones bonitas y delicadas. Una boca ligeramente grande, enormes ojos de color castaño claro, casi dorados.
Las ropas eran caras. Y también su bolso y zapatos. Caros, elegantes y discretos. Aquella era una dama de buen gusto y educación, y parecía rica.
No importaba.
Sus hermanos y él habían visto mucho de todo pasar ante sus puertas. Mujeres que habían sido golpeadas por purria drogadicta, maridos y amantes, claro. Pero también esposas de abogados y doctores, e incluso un senador. Los ricos no eran inmunes ante las alegrías de golpear a mujeres y niños. Si acaso, eran capaces de ocultarlo mejor, y durante más tiempo.
La policía también estaba más dispuesta a hacer la vista gorda.
Las esposas ricas que acababan como parte de Las Perdidas de RBJ a veces intentaban ir a la policía, pero sus maridos muchas veces se ocultaban tras una enorme cantidad de poder y eran capaces de escabullirse de cosas por las que hombres más pobres acababan en prisión. Las esposas de los gilipollas ricos eran igual de golpeadas que sus hermanas pobres.
Aquella mujer, aquella _____(tn) Mason, pertenecía a las ricas, no había duda de ello. Y tampoco era una nueva rica. Tenía aquella elegancia insustancial de alguien que no necesita hacer una demostración evidente, alguien para quien el buen gusto viene de forma natural.
Estaba elegante y encantadora de la cabeza a los pies. Pero había algo bajo aquellos bonitos trapos de diseñador que era un poquito menos encantador.
Se movía lentamente, exactamente igual que alguien que había sido golpeada duramente, en un lugar cubierto de ropa. Aquel era el truquito que los cabrones que disfrutaban maltratando mujeres y niños aprendían. Puede que sus rabias fueran incontrolables, pero tío, habían lo suficiente para golpear donde no se viera. La semana anterior la mujer de un banquero había llegado sin un arañazo visible. Excepto, por supuesto, por una ruptura de brazo de seis meses antes que había requerido de ocho horas de cirugía. A eso le habían seguido costillas rotas y un golpe en el hígado tan fuerte que éste había sufrido daños sustanciales.
Cabronazos que sabían lo que hacían, vaya que sí. Incluso en mitad de su rabia sabían lo suficiente como para cubrir sus marcas.
Alguien le había hecho algo así a _____(tn) Mason, que se movía tancuidadosamente que caería si no estaba atenta.
Jo, tío.
¿Quién podía hacerle algo así a alguien como ella? ¿Quién podría hacérselo a cualquier mujer o niño? Pero especialmente a _____(tn) Mason, con su suave piel, facciones ligeras y esbelta figura.
Miró a Harry, esperando a que dijera algo, y luego volvió a mirarlo.
¿Pero qué coño?
Era como si Harry estuviera paralizado. Simplemente estaba allí de pie, mirándola fijamente. No de manera sexual.
Como Sam, Harry amaba a su esposa, feroz y absolutamente. Tenía un interés nulo en otras mujeresdesde su matrimonio. Pero algo en aquella mujer había captado su atención. Y le había paralizado la lengua, porque no decía ni pío.
Harry sabía tan bien como Nicholas que aquellas mujeres necesitaban que las confortaran. No necesitaban a un hombre mirándolas fijamente. En especial un hombre alto y fuerte. Aquel tipo de mirada era percibida como una agresión y mujeres como _____(tn) Mason ya habían recibido suficientes agresiones.
Nicholas le dio un codazo a Harry en las costillas, pero para nada. Vale, Harry estaba fuera de servicio. Dependía de él.
—Bienvenida, señora Mason —dijo amablemente a la asustada mujer que lentamente cruzaba la oficina de Harry. Como Harry no se movía, Nicholas rodeó el escritorio y se acercó a ella lentamente. Ni un movimiento repentino, todo suave y cuidadoso.
Ella lo miró fijamente y él tuvo que apartar la vista porque también la estaba mirando intensamente, igual que el idiota de su hermano Harry.
Maldición, era… era encantadora. La anticuada palabra iba perfecta. Hoyen día «bella» era una palabra técnica usada para referirse a una mujer que trabajaba en sí misma, que se había hecho alguna mejora quirúrgica, que sobresalía por cómo se vestía y maquillaba.
_____(tn) Mason tenía una belleza diferente, hecha de piel perfecta, facciones delicadas, suave cabello rubio, enormes ojos dorados… nada de lo cual, por lo que veía, estaba magnificado.
Así que aquel era su aspecto por las mañanas. Después del sexo.
Nicholas aplastó aquel pensamiento inmediatamente, avergonzado de sí mismo. Lo último que aquella mujer necesitaba era que un hombre al que se dirigía por ayuda fuera a intentar ligar con ella.
Lo estaba observando ansiosamente, luego miró a Harry, apretando su bolso y un gran sobre de manila, visiblemente preocupada porque su idiota hermano tenía la cabeza metida en el culo.
Como parecía que se fuera a caer, Nicholas alargó la mano y la colocó bajo sucodo, tan caballerosamente como le fue posible, aunque no le habríaimportado llevarla en brazos hasta la silla para los clientes.
No. No iba a ir por ahí, se dijo severamente.
Las mujeres maltratadas tenían antenas que temblaban cuando había hombres cerca y en su espacio personal, porque los hombres en su espacio personal solían significar que las cosas acabarían mal. No quería que _____(tn) Mason sintiera ni un momento de ansiedad por su causa.
Así que hizo lo opuesto a lo que había hecho al caminar y luego correr por una parte mala de la ciudad la noche anterior buscando problemas. La otra noche su cuerpo entero había sido como una mano en forma de puño, la señal universal de ven y verás, repleto de dos drogas busca-problemas: alcohol y testosterona. Una mezcla potente que metía, sin dudas, a muchos hombres en problemas. Pero Nicholas había sido entrenado por los mejores para, llegado el caso, enfrentarse a los problemas con la cabeza en su sitio. La noche anterior emanaba agresión. La agresión era su amiga, siempre lo había sido, le había salvado la vida en incontables ocasiones.
La agresión y el sexo eran sus compañeros constantes.
Pero ahora no.
Ahora necesitaba desconectar de eso, tranquilizar a aquella hermosa mujer, no asustarla.
—Señora Mason —dijo, asintiendo con la cabeza hacia las dos sillas para los clientes delante del escritorio de Harry—, por favor, tome asiento.
Su voz era naturalmente profunda, ligeramente ronca debido a lo que había bebido la noche anterior. Ella se quedó mirándolo, tambaleándose ligeramente, y por un segundo se preguntó cuán magullada debía estar. Tío, si alguien la había herido tanto que no podía quedarse quieta de pie, iba a descubrir, en privado, quién había sido y darle de hostias hasta en el pasaporte.
—¿Señora Mason? —repitió, manteniendo la voz amable.
Ella inclinó la cabeza.
—Sí, por supuesto. Me disculpo. He, he estado bajo mucho estrés últimamente.
Era la primera vez que oía su voz. Era tan suave como el resto de ella, con una tonalidad musical. Y un ligero acento británico.
¿Era inglesa? Nicholas dejó caer la mano cuando ella se sentó, luego dio la vuelta al enorme escritorio de Harry de nuevo.
Ella se sentó en el borde de la silla, una de las sillas más confortables del mundo. Por definición, los clientes de RBJ estaban en problemas, y la compañía quería que estuvieran cómodos mientras los expresaban. _____(tn)
Mason no parecía cómoda en aquella silla, parecía infernalmente tensa.
Silencio. Harry seguía… congelado. Maldición. ¿Qué coño le pasaba?
Nicholas esperó un segundo, dos. Al final él rompió el silencio.
—Señora Mason. Bienvenida a RBJ Security. Mi nombre es Nicholas Jonas y este es mi socio, Harry Bolt. —Le disparó una mirada a la silenciosa estatua que era su socio y se contuvo de poner los ojos en blanco. ¿Otra vez
Harry estaba sin dormir por culpa de su hijita? ¿Estaba en coma despierto o qué?—. Sé que pidió una cita con el señor Bolt, pero a menudo trabajamos en…casos juntos. Antes de que empecemos, ¿podemos ofrecerle algo, una taza de café? ¿O de té? —dijo pensando en aquel acento.
—Sí, muchas gracias. —Sus palabras salieron con la prisa de quien se está destensando—. Me gustaría tomar una taza de té.
Buen ojo.
Nicholas esperó un segundo a que Harry se moviera, despertara, paracomenzar con el jodido programa. Al final él le dio al botón para llamar a Marisa, su recepcionista.
—Marisa, ¿podríamos tomar una taza de té?
Normalmente Nicholas no le pediría a Marisa que llevara nada para tomar, pero ella era la gallina clueca de Las Perdidas. Marisa misma había sido una de Ellas, y tenía cicatrices para probarlo. Era una empleada fabulosa, trabajadora y leal. Pero por las mujeres maltratadas que llegaban a las oficinas de RBJ, Marisa iba a por todas.
Las mimaba y las cuidaba y las protegía con ferocidad.
—Sí señor, ahora mismo.
El pequeño interludio había relajado a _____(tn) Mason.
Poder contarles su historia para muchas mujeres era un enorme esfuerzo. En cierto modo estaban avergonzadas, aunque el por qué deberían sentirse avergonzadas por haber acabado siendo el saco de boxeo de alguien estaba más allá de la comprensión de Nicholas. Aquel momento fuera del tiempo había sido un respiro para _____(tn). Su respiración se había acompasado. Le había vuelto un poco de color a su hermosa cara.
La puerta de la oficina de Harry de deslizó para abrirse y Marisa entró con una bandeja. Les hacía sentir orgullosos de ella. Una gran tetera, tres tazas, leche y galletitas caseras que había traído la mujer de Sam,
Nicole, hechas por su ama de llaves.
—Harry. —Nicholas miró a su hermano; le costó mucho contenerse, quería darle de nuevo en el costado con el hombro—. ¿Sirves tú?
Harry se sorprendió ligeramente, como si de verdad hubiera estado durmiendo y de repente se hubiera despertado.
—Claro, ah, claro. —Su mirada siguió clavada en el rostro de la mujer—.¿Cómo toma su té, señora Mason?
Ella sonrió amablemente.
—Con una gotita de leche y una cucharada de azúcar, gracias.
Era la primera vez que Nicholas la veía sonreír. Estaba claramente bajo un estrés enorme, probablemente aterrorizada, pero su sonrisa había sido genuina, cegadora. Y le transformaba el rostro de calladamente encantadora apabullantemente hermoso. Una auténtica belleza. No captaba la atención a primera vista o tal vez siquiera a la segunda. Pero cuando captaba tu atención, ojo.
Nicholas sintió un tirón en algún lugar de su pecho que no recordaba tener, como si alguien tirara de un gancho.
Iban a cuidar de aquella encantadora mujer. Mantenerla a salvo, apartarla del peligro.
Y entonces, bueno. Olvida lo de darle una paliza al tipo. Nicholas iba a encontrar al cabronazo que le había hecho daño y lo iba a matar.
:) vuelvo más tarde! ;)
Enjoy it! :bounce:
Lu wH!;*
:hi:
Enjoy it! :bounce:
Lu wH!;*
:hi:
HeyItsLupitaNJ
Re: Fuego Nocturno - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
awww Harry la reconocio inconcientemente :affraid:
A Nick le gusto :¬w¬:
Que dira Harry cuando escuche que es su hermana
Siguela!!!
A Nick le gusto :¬w¬:
Que dira Harry cuando escuche que es su hermana
Siguela!!!
aranzhitha
Re: Fuego Nocturno - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
Aww Nick y su corazon.
Harry sabe, que lindo.
Inglesa? Ah, quiero saber mas de su vida
SIGUELA :)
Harry sabe, que lindo.
Inglesa? Ah, quiero saber mas de su vida
SIGUELA :)
Taescaab
Re: Fuego Nocturno - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
Medio leo la primera parte, y ya tiene mas de dos paginas. Que famosa la novela, presiento que sera la mejor, un broche de oro.
SIGUELA
SIGUELA
Creadora
Re: Fuego Nocturno - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
Harry la reconoció! Pero aunque no quiera, Nicholas necesita irse de alli en este momento. SIGUELA
Creadora
Re: Fuego Nocturno - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
OOOOOOHHHHH!!!
ESTOS HOMBRES SE ENAMORAN A PRIMERA VISTAAAAA!!
YY HAAARRRYYYYYYY!!!! SE DIO CUENTAAA DE QUE ES SU HERMANAAAAAA!!!???
AAII PON OTROO
ESTOS HOMBRES SE ENAMORAN A PRIMERA VISTAAAAA!!
YY HAAARRRYYYYYYY!!!! SE DIO CUENTAAA DE QUE ES SU HERMANAAAAAA!!!???
AAII PON OTROO
chelis
Re: Fuego Nocturno - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
♦ CAPITULO 3 (PARTE 1) ♦
_____(tn) bebió su té y la taza hizo un leve tintineo cuando la volvió a poner en el plato. Sus manos temblaban ligeramente. ¿Lo notaron los dos hombres? Probablemente. Ambos la miraban con mucho cuidado.
Extraño. Según su experiencia los hombres no tenían grandes dotes de observación. La mayoría de ellos se regodeaban tanto en sí mismos que apenas se daban cuenta del mundo exterior a menos que les afectara de alguna manera.
Sin embargo, estos dos parecían atentos. Que era lo que quería, por supuesto. Quería ser escuchada, ser oída. Por Harry Bolt, aunque no por Nicholas Jonas.
Lo único era que, en esos momentos, Nicholas Jonas parecía ser el más receptivo. Harry Bolt se limitaba a mirarla.
Ambos hombres estaban completamente cerrados para ella, lo cual era inusual. Por lo general podía hacerse una idea bastante buena de la gente en los primeros minutos. Había muchas cosas que hablaban: el lenguaje corporal, los ojos, la forma en que vestían, su tono de voz, el lenguaje que utilizaban. Incluso la forma en que respiraban. A veces pensaba que podía leer las auras de las personas, aunque no tenía ninguna formación en eso. Solo una vida de observación, en el exterior mirando hacia adentro.
Era imposible leer a estos dos. Sus ropas eran indescriptibles. Buena calidad, cómodas, no particularmente de moda. Ropa de trabajo cara para hombres atareados que se ocupaban del mundo y no se sentaban detrás de un escritorio.
Le estaban dando un montón de espacio y tiempo. Ella estaba usando demasiado de ambas cosas.
Dejó caer las manos a las rodillas, empezó a arrugar los bordes del gran sobre de papel manila que contenía su pasado. Y tal vez su futuro.
—Señor Bolt —comenzó.
—Harry. —Su voz era muy profunda, casi tan profunda como la de su compañero. Por favor, llámeme Harry. Y él es Nicholas. —Asintió con la cabeza al hombre corpulento a su lado.
Algo en lo profundo dentro de ella se estremeció al oír la voz de Harry
—Señor… um. Harry. Mentí. Le mentí a su recepcionista. Le dije que solo necesitaba unos minutos de su tiempo. Pero me temo que necesitaré más que eso. Siento mucho no haber pedido una cita. —Agarró los bordes del sobre mientras hacía una oferta que esperaba rehusara—. Puedo pedirla ahora y volver más tarde, si esto le viene mal.
—No hay problema. —Se recostó en su gran silla de oficina, sin apartarlos ojos de ella. Estiró la mano y apretó un botón—. Sí, Marisa. Cancela las citas para la próxima… ¿hora?
Su compañero, Nicholas, se inclinó hacia adelante, también.
—Marisa, cancela mis citas también. —Una hora para el señor Jonas también —dijo Harry con decisión, y levantó el dedo del botón—. Por lo tanto, señora Mason, los dos somos libres y puede tomarse tanto tiempo como quiera.
Bien. Bien. _____(tn) dejó de mecerse hacia adelante y hacia atrás por la ansiedad. ¿Por dónde empezar?
Por el principio, por supuesto.
—Tuve un accidente —comenzó lentamente—. Uno grave, cuando era pequeña. No recuerdo nada al respecto. Sin embargo, como consecuencia, la mayor parte de mi infancia y mi adolescencia la pasé dentro y fuera de hospitales. Para cuando tuve quince años, me habían hecho catorce cirugías.
Ambos hombres hicieron una mueca de dolor.
—Lamento escuchar eso, señora Mason —dijo Harry Bolt.
—_____(tn), por favor. —Intentó una sonrisa, pero pudo decir por lasensación de sus músculos faciales que era débil—. Yo, eh, no os cuento esto para ganarme vuestra simpatía. —No le gustaba hablar de ello, nunca y con nadie, excepto el personal médico. Había sido bastante malo vivir así. La gente que conocía podría preguntarse por qué a veces se movía con rigidez, pero no se sentía obligada a decir nada a nadie—. La razón por laque os lo cuento es que mis… mis problemas de salud se comieron mi infancia y adolescencia. Mis lesiones fueron tan graves que muchas veceslos médicos se rindieron. Al parecer, estoy viva de milagro. El efecto secundario es que trozos enteros de mí… de mi historia… se han ido. De hecho puedo recordar muy poco, con excepción de largas estancias en el hospital y la rehabilitación en una sucesión de clínicas. Ni siquiera asistí a la escuela hasta que cumplí los quince años. Habría habido demasiadas interrupciones. Mis, eh, mis padres contrataron profesores particulares para que fueran al hospital. Yo tenía quince años cuando pude ponerme en pie, caminar e incluso pensar en llevar una vida normal.
Estudió los ojos de Harry Bolt, luego cambió su mirada a Nicholas Jonas. Era un cara o cruz para ver quién le prestaba más atención. Rara vez había estado en el extremo receptor de tal escrutinio masculino. Le parecía que estaban escuchando atentamente cada palabra y, tal vez, incluso laspalabras que no estaba diciendo.
Respiró hondo, porque el campo de minas comenzaba ahora.
—Nunca pensé en preguntar a mis padres qué pasó. Mis padres eran muy… distantes. Esa es la única palabra que realmente funciona. —Ni siquiera el hombre al que conocía como su padre era demasiado cercano—.Mi, eh, mi padre heredó una gran cantidad de dinero y él y mi madre fundaron un negocio de bienes raíces de gran éxito. Mi madre solía venir a visitarme un par de veces al mes al hospital, pero después se enredó en la empresa y no tuvo mucho tiempo. Al final, venía una vez al mes. Yo necesitaba una rehabilitación muy intensa entre cirugías, así que les resultó más fácil dejarme en los hospitales de larga estancia, en lugar de transportarme de ida y vuelta.
Se lo podían permitir.
Y así fue como pasó largos años dominados por el dolor en clínicas delujo, completamente sola. Las enfermeras eran su único contacto humano mientras rotaban en la UCI.
Había deseado desesperadamente el amor de sus padres y nunca estuvo allí. Solo ese agujero negro en el que derramó inútilmente su amor hasta que aprendió a detenerlo.
A lo largo de la infancia había esperado con impaciencia las visitas de su madre. Sin aprender. Las visitas siempre seguían el mismo guión. Su madre llegaba con un regalo caro o dos, se sentaba al borde de la silla de visitas con su abrigo puesto, le preguntaba cómo se sentía, pero no escuchaba la respuesta, visiblemente ansiosa por escapar, saltando después de un cuarto de hora. A menudo, dejaba a _____(tn) llorando hasta que simplemente se rindió de intentar que su madre la cuidara, porque simplemente no iba a suceder.
—Mis padres eran estas… estas personas distantes que se muestran una y otra vez. Mi madre más que mi padre. Solo le vi un par de veces al año mientras estaba en las clínicas. Y finalmente, cuando tuve quince años, no hubo más intervenciones quirúrgicas programadas. Los médicos dijeron que estaba tan bien como iba a estarlo.
Me liberaron para ir a casa. Mis padres se habían mudado varias veces. Cuando salí del hospital me llevaron a una casa que nunca había visto antes, en una parte de la ciudad que no conocía. Me habían preparado un dormitorio por un decorador de interiores. Esa primera semana fue muy extraña, ya que estaba en un escenario nuevo con unos padres que apenas conocía.
—¿Dónde fue eso? —le preguntó Nicholas Jonas en voz baja.
—Boston.
—Sin embargo, hablas con un ligero acento inglés.
Hasta el momento, Harry Bolt no había hablado mucho. No había duda de que estaba escuchando. _____(tn) tenía la sensación de que estaba escuchando atentamente, con todos los sentidos que tenía, no solo el oído. Y, sin embargo, a pesar de que tenía toda la atención de Harry Bolt, era Nicholas Jonas quien hacía las preguntas.
La razón por la que hablaba con un leve acento inglés, que había captado inconscientemente, era difícil de explicar en todos los sentidos.
Estaba allí sentada, tratando de reunir las palabras. Era tan duro. Fue un momento de su vida que había tratado de entender, tratado de olvidar, de perdonar. Nada funcionó.
_____(tn) tomó una respiración profunda, mirando a los dos hombres. Se estaba tomando su tiempo pero no había ninguna sensación de impaciencia proveniente de ellos. Estaba familiarizada con la exasperación de la gente cuando necesitaba tiempo para pensar en lo que estaba diciendo. Uno de sus muchos defectos.
Solo que no sentía que aquí fuera un defecto. Los dos hombres la estaban mirando, escuchando con atención, lo que le permitía hablar a su propio ritmo. Estaba muy familiarizada con el lenguaje corporal de la gente cuando tenía que pensar en lo que estaba diciendo. Los impacientes resoplaban, movían la pierna o daban golpecitos con el pie. Miraban al techo, al reloj, hacían garabatos. Lo había visto todo.
Aquí no lo veía. Solo veía a dos hombres escuchándola sin signos de otra cosa que interés.
Y como estaba ahí, no tartamudeó. Salió tan suavemente como siestuviera discutiendo el argumento de una película que había visto alguna vez.
—Llegaré a eso. Cuando por fin me soltaron, porque no había nada más que la medicina pudiera hacer por mí, era verano y no había escuela. En realidad estaba dos cursos por delante, porque lo único que podía hacer en los hospitales y clínicas era estudiar. Encontré… difícil estar en casa. Mi padre actuaba de manera muy extraña a mi alrededor y mi madre… mi madre actuaba extraña cuando él actuaba extraño. Los dos estaban muy raros, aunque no tenía mucho con qué compararlo.
»No podía entender nada. Tuvimos conversaciones tensas sobre nada en absoluto. Nunca me hicieron ninguna pregunta, nunca les pregunté nada. Ambos estaban mucho fuera, a causa de los negocios. Fue un poco como estar de vuelta en el hospital, solo que estaba vestida y podía salir si quería. Entonces un día, mi padre llegó a casa temprano. —_____(tn) cerró los ojos. Había tenido una terapia interminable, pero el recuerdo todavía la sobresaltaba. En un instante estaba allí de vuelta, viviendo allí, sin recordarlo.
Un día soleado en Boston, caliente y húmedo. Había encontrado un guardarropa completo de bonitos vestidos de verano en su habitación, un gesto inusual de bondad de su madre. Había pasado tanto tiempo con batas de hospital y chándales, que la ropa bonita le gustaba mucho.
Estar al aire libre todavía era una novedad para ella, un placer. La sensación del sol en la cara y la brisa en el pelo era una sorprendente delicia, incluso en un día húmedo de verano en Boston. Llevaba un vestidode tirantes finos y ningún sujetador, porque realmente, ¿por qué usar sujetador cuando sus senos eran como dos pequeñas tazas de té? La casa tenía un jardín que disfrutaba explorando. Un mexicano venía dos veces a la semana para hacer el trabajo pesado. El señor Martínez. Diego. Anciano y amable, dispuesto a explicarle lo que estaba haciendo. A decirle los nombres de las flores, tanto en inglés como en español. Pasaba horas bajo el sol con él sin pensar que tal vez le estuviera interrumpiendo su trabajo.
Saliendo del jardín ese día con un ramo de ásteres, enrojecida por el sol, se encontró con su padre, que la miraba atentamente.
Se acercó a ella, cerniéndose sobre ella. Era un hombre grande, muy alto, y usaba su tamaño y altura para intimidar a todos a su alrededor. Ciertamente, su madre se sentía intimidada a menudo, al igual que la cocinera y la doncella, y los pocos invitados a cenar que a veces tenían. Ella intimidaba todo el tiempo, por lo que rara vez estaba en la misma habitación que él.
Sin darse cuenta realmente de lo que estaba haciendo, algo quereconoció solo en retrospectiva y después de la dolorosa terapia, le había evitado tanto como había podido. Saliendo de una habitación cuando él entraba, dejando que hubiera muebles entre ellos, dando un paso atrás cuando él se acercaba.
Su piel hormigueaba si se le acercaba demasiado. Una vez, cuando lo rozó, el vello del brazo se le erizó.
Ese día no había modo de alejarse. La arrinconó, las grandes manos contra sus hombros, apretándola contra la pared cubierta de damasco rojo.
Dios, recordaba ese instante de pánico casi desmesurado para ese momento específico, como si fuera una situación a la que ya se había enfrentado. A veces _____(tn) se había preguntado si era de alguna manera psíquica, debido a sus pesadillas donde siempre estaba de espaldas a una pared y un hombre enorme la atacaba.
Había tenido todas las variantes de esa pesadilla, una y otra vez. Y esa tarde se convirtió en realidad.
—¿Lo hizo? —La voz de Nicholas Jonas era baja y ronca. La piel estaba tensa sobre sus pómulos. Había dicho algo y ella solo había atrapado el final.
_____(tn) parpadeó.
—¿Disculpe?
—Hemos escuchado una versión de esta historia un montón de veces. —Miró a su compañero sin mover la cabeza—. ¿Tu padre te violó?
_____(tn) bajó la cabeza. ¿Era tan obvio? ¿Parecía una mujer que había sido violada por su padre? Oh, Dios mío.
Había trabajado tan duro para no parecer una víctima y sin embargo allí estaba aquel hombre, que acababa de verla por primera vez y la había pillado por completo.
—No —susurró ella, mirando sus rodillas—. Aunque lo intentó. —
Espalda recta, _____(tn).
La voz de la hermana Mary sonó en su cabeza, serena y fuerte.
Serena. Fuerte.
Levantó la cabeza.—Me defendí. Lo cual fue tonto, porque era un hombre muy grande. Debí haber huido. Pero no lo hice. —Recordaba cada segundo claramente. La rabia había venido veloz, desde algún lugar completamente inesperado de su interior, negra, furia ciega, una emoción que nunca había sentido antes, ciertamente no de ese modo. Fue tan abrumadora como el golpe de él—. Era ridículo. Mi… eh… mi padre tenía sesenta y dos años y casi ciento treinta y seis kilos. Me dio un revés. Para hacerme callar, imagino, porque yo estaba gritando mientras trataba de golpearlo, de hacerle daño.
Extraño. Según su experiencia los hombres no tenían grandes dotes de observación. La mayoría de ellos se regodeaban tanto en sí mismos que apenas se daban cuenta del mundo exterior a menos que les afectara de alguna manera.
Sin embargo, estos dos parecían atentos. Que era lo que quería, por supuesto. Quería ser escuchada, ser oída. Por Harry Bolt, aunque no por Nicholas Jonas.
Lo único era que, en esos momentos, Nicholas Jonas parecía ser el más receptivo. Harry Bolt se limitaba a mirarla.
Ambos hombres estaban completamente cerrados para ella, lo cual era inusual. Por lo general podía hacerse una idea bastante buena de la gente en los primeros minutos. Había muchas cosas que hablaban: el lenguaje corporal, los ojos, la forma en que vestían, su tono de voz, el lenguaje que utilizaban. Incluso la forma en que respiraban. A veces pensaba que podía leer las auras de las personas, aunque no tenía ninguna formación en eso. Solo una vida de observación, en el exterior mirando hacia adentro.
Era imposible leer a estos dos. Sus ropas eran indescriptibles. Buena calidad, cómodas, no particularmente de moda. Ropa de trabajo cara para hombres atareados que se ocupaban del mundo y no se sentaban detrás de un escritorio.
Le estaban dando un montón de espacio y tiempo. Ella estaba usando demasiado de ambas cosas.
Dejó caer las manos a las rodillas, empezó a arrugar los bordes del gran sobre de papel manila que contenía su pasado. Y tal vez su futuro.
—Señor Bolt —comenzó.
—Harry. —Su voz era muy profunda, casi tan profunda como la de su compañero. Por favor, llámeme Harry. Y él es Nicholas. —Asintió con la cabeza al hombre corpulento a su lado.
Algo en lo profundo dentro de ella se estremeció al oír la voz de Harry
—Señor… um. Harry. Mentí. Le mentí a su recepcionista. Le dije que solo necesitaba unos minutos de su tiempo. Pero me temo que necesitaré más que eso. Siento mucho no haber pedido una cita. —Agarró los bordes del sobre mientras hacía una oferta que esperaba rehusara—. Puedo pedirla ahora y volver más tarde, si esto le viene mal.
—No hay problema. —Se recostó en su gran silla de oficina, sin apartarlos ojos de ella. Estiró la mano y apretó un botón—. Sí, Marisa. Cancela las citas para la próxima… ¿hora?
Su compañero, Nicholas, se inclinó hacia adelante, también.
—Marisa, cancela mis citas también. —Una hora para el señor Jonas también —dijo Harry con decisión, y levantó el dedo del botón—. Por lo tanto, señora Mason, los dos somos libres y puede tomarse tanto tiempo como quiera.
Bien. Bien. _____(tn) dejó de mecerse hacia adelante y hacia atrás por la ansiedad. ¿Por dónde empezar?
Por el principio, por supuesto.
—Tuve un accidente —comenzó lentamente—. Uno grave, cuando era pequeña. No recuerdo nada al respecto. Sin embargo, como consecuencia, la mayor parte de mi infancia y mi adolescencia la pasé dentro y fuera de hospitales. Para cuando tuve quince años, me habían hecho catorce cirugías.
Ambos hombres hicieron una mueca de dolor.
—Lamento escuchar eso, señora Mason —dijo Harry Bolt.
—_____(tn), por favor. —Intentó una sonrisa, pero pudo decir por lasensación de sus músculos faciales que era débil—. Yo, eh, no os cuento esto para ganarme vuestra simpatía. —No le gustaba hablar de ello, nunca y con nadie, excepto el personal médico. Había sido bastante malo vivir así. La gente que conocía podría preguntarse por qué a veces se movía con rigidez, pero no se sentía obligada a decir nada a nadie—. La razón por laque os lo cuento es que mis… mis problemas de salud se comieron mi infancia y adolescencia. Mis lesiones fueron tan graves que muchas veceslos médicos se rindieron. Al parecer, estoy viva de milagro. El efecto secundario es que trozos enteros de mí… de mi historia… se han ido. De hecho puedo recordar muy poco, con excepción de largas estancias en el hospital y la rehabilitación en una sucesión de clínicas. Ni siquiera asistí a la escuela hasta que cumplí los quince años. Habría habido demasiadas interrupciones. Mis, eh, mis padres contrataron profesores particulares para que fueran al hospital. Yo tenía quince años cuando pude ponerme en pie, caminar e incluso pensar en llevar una vida normal.
Estudió los ojos de Harry Bolt, luego cambió su mirada a Nicholas Jonas. Era un cara o cruz para ver quién le prestaba más atención. Rara vez había estado en el extremo receptor de tal escrutinio masculino. Le parecía que estaban escuchando atentamente cada palabra y, tal vez, incluso laspalabras que no estaba diciendo.
Respiró hondo, porque el campo de minas comenzaba ahora.
—Nunca pensé en preguntar a mis padres qué pasó. Mis padres eran muy… distantes. Esa es la única palabra que realmente funciona. —Ni siquiera el hombre al que conocía como su padre era demasiado cercano—.Mi, eh, mi padre heredó una gran cantidad de dinero y él y mi madre fundaron un negocio de bienes raíces de gran éxito. Mi madre solía venir a visitarme un par de veces al mes al hospital, pero después se enredó en la empresa y no tuvo mucho tiempo. Al final, venía una vez al mes. Yo necesitaba una rehabilitación muy intensa entre cirugías, así que les resultó más fácil dejarme en los hospitales de larga estancia, en lugar de transportarme de ida y vuelta.
Se lo podían permitir.
Y así fue como pasó largos años dominados por el dolor en clínicas delujo, completamente sola. Las enfermeras eran su único contacto humano mientras rotaban en la UCI.
Había deseado desesperadamente el amor de sus padres y nunca estuvo allí. Solo ese agujero negro en el que derramó inútilmente su amor hasta que aprendió a detenerlo.
A lo largo de la infancia había esperado con impaciencia las visitas de su madre. Sin aprender. Las visitas siempre seguían el mismo guión. Su madre llegaba con un regalo caro o dos, se sentaba al borde de la silla de visitas con su abrigo puesto, le preguntaba cómo se sentía, pero no escuchaba la respuesta, visiblemente ansiosa por escapar, saltando después de un cuarto de hora. A menudo, dejaba a _____(tn) llorando hasta que simplemente se rindió de intentar que su madre la cuidara, porque simplemente no iba a suceder.
—Mis padres eran estas… estas personas distantes que se muestran una y otra vez. Mi madre más que mi padre. Solo le vi un par de veces al año mientras estaba en las clínicas. Y finalmente, cuando tuve quince años, no hubo más intervenciones quirúrgicas programadas. Los médicos dijeron que estaba tan bien como iba a estarlo.
Me liberaron para ir a casa. Mis padres se habían mudado varias veces. Cuando salí del hospital me llevaron a una casa que nunca había visto antes, en una parte de la ciudad que no conocía. Me habían preparado un dormitorio por un decorador de interiores. Esa primera semana fue muy extraña, ya que estaba en un escenario nuevo con unos padres que apenas conocía.
—¿Dónde fue eso? —le preguntó Nicholas Jonas en voz baja.
—Boston.
—Sin embargo, hablas con un ligero acento inglés.
Hasta el momento, Harry Bolt no había hablado mucho. No había duda de que estaba escuchando. _____(tn) tenía la sensación de que estaba escuchando atentamente, con todos los sentidos que tenía, no solo el oído. Y, sin embargo, a pesar de que tenía toda la atención de Harry Bolt, era Nicholas Jonas quien hacía las preguntas.
La razón por la que hablaba con un leve acento inglés, que había captado inconscientemente, era difícil de explicar en todos los sentidos.
Estaba allí sentada, tratando de reunir las palabras. Era tan duro. Fue un momento de su vida que había tratado de entender, tratado de olvidar, de perdonar. Nada funcionó.
_____(tn) tomó una respiración profunda, mirando a los dos hombres. Se estaba tomando su tiempo pero no había ninguna sensación de impaciencia proveniente de ellos. Estaba familiarizada con la exasperación de la gente cuando necesitaba tiempo para pensar en lo que estaba diciendo. Uno de sus muchos defectos.
Solo que no sentía que aquí fuera un defecto. Los dos hombres la estaban mirando, escuchando con atención, lo que le permitía hablar a su propio ritmo. Estaba muy familiarizada con el lenguaje corporal de la gente cuando tenía que pensar en lo que estaba diciendo. Los impacientes resoplaban, movían la pierna o daban golpecitos con el pie. Miraban al techo, al reloj, hacían garabatos. Lo había visto todo.
Aquí no lo veía. Solo veía a dos hombres escuchándola sin signos de otra cosa que interés.
Y como estaba ahí, no tartamudeó. Salió tan suavemente como siestuviera discutiendo el argumento de una película que había visto alguna vez.
—Llegaré a eso. Cuando por fin me soltaron, porque no había nada más que la medicina pudiera hacer por mí, era verano y no había escuela. En realidad estaba dos cursos por delante, porque lo único que podía hacer en los hospitales y clínicas era estudiar. Encontré… difícil estar en casa. Mi padre actuaba de manera muy extraña a mi alrededor y mi madre… mi madre actuaba extraña cuando él actuaba extraño. Los dos estaban muy raros, aunque no tenía mucho con qué compararlo.
»No podía entender nada. Tuvimos conversaciones tensas sobre nada en absoluto. Nunca me hicieron ninguna pregunta, nunca les pregunté nada. Ambos estaban mucho fuera, a causa de los negocios. Fue un poco como estar de vuelta en el hospital, solo que estaba vestida y podía salir si quería. Entonces un día, mi padre llegó a casa temprano. —_____(tn) cerró los ojos. Había tenido una terapia interminable, pero el recuerdo todavía la sobresaltaba. En un instante estaba allí de vuelta, viviendo allí, sin recordarlo.
Un día soleado en Boston, caliente y húmedo. Había encontrado un guardarropa completo de bonitos vestidos de verano en su habitación, un gesto inusual de bondad de su madre. Había pasado tanto tiempo con batas de hospital y chándales, que la ropa bonita le gustaba mucho.
Estar al aire libre todavía era una novedad para ella, un placer. La sensación del sol en la cara y la brisa en el pelo era una sorprendente delicia, incluso en un día húmedo de verano en Boston. Llevaba un vestidode tirantes finos y ningún sujetador, porque realmente, ¿por qué usar sujetador cuando sus senos eran como dos pequeñas tazas de té? La casa tenía un jardín que disfrutaba explorando. Un mexicano venía dos veces a la semana para hacer el trabajo pesado. El señor Martínez. Diego. Anciano y amable, dispuesto a explicarle lo que estaba haciendo. A decirle los nombres de las flores, tanto en inglés como en español. Pasaba horas bajo el sol con él sin pensar que tal vez le estuviera interrumpiendo su trabajo.
Saliendo del jardín ese día con un ramo de ásteres, enrojecida por el sol, se encontró con su padre, que la miraba atentamente.
Se acercó a ella, cerniéndose sobre ella. Era un hombre grande, muy alto, y usaba su tamaño y altura para intimidar a todos a su alrededor. Ciertamente, su madre se sentía intimidada a menudo, al igual que la cocinera y la doncella, y los pocos invitados a cenar que a veces tenían. Ella intimidaba todo el tiempo, por lo que rara vez estaba en la misma habitación que él.
Sin darse cuenta realmente de lo que estaba haciendo, algo quereconoció solo en retrospectiva y después de la dolorosa terapia, le había evitado tanto como había podido. Saliendo de una habitación cuando él entraba, dejando que hubiera muebles entre ellos, dando un paso atrás cuando él se acercaba.
Su piel hormigueaba si se le acercaba demasiado. Una vez, cuando lo rozó, el vello del brazo se le erizó.
Ese día no había modo de alejarse. La arrinconó, las grandes manos contra sus hombros, apretándola contra la pared cubierta de damasco rojo.
Dios, recordaba ese instante de pánico casi desmesurado para ese momento específico, como si fuera una situación a la que ya se había enfrentado. A veces _____(tn) se había preguntado si era de alguna manera psíquica, debido a sus pesadillas donde siempre estaba de espaldas a una pared y un hombre enorme la atacaba.
Había tenido todas las variantes de esa pesadilla, una y otra vez. Y esa tarde se convirtió en realidad.
—¿Lo hizo? —La voz de Nicholas Jonas era baja y ronca. La piel estaba tensa sobre sus pómulos. Había dicho algo y ella solo había atrapado el final.
_____(tn) parpadeó.
—¿Disculpe?
—Hemos escuchado una versión de esta historia un montón de veces. —Miró a su compañero sin mover la cabeza—. ¿Tu padre te violó?
_____(tn) bajó la cabeza. ¿Era tan obvio? ¿Parecía una mujer que había sido violada por su padre? Oh, Dios mío.
Había trabajado tan duro para no parecer una víctima y sin embargo allí estaba aquel hombre, que acababa de verla por primera vez y la había pillado por completo.
—No —susurró ella, mirando sus rodillas—. Aunque lo intentó. —
Espalda recta, _____(tn).
La voz de la hermana Mary sonó en su cabeza, serena y fuerte.
Serena. Fuerte.
Levantó la cabeza.—Me defendí. Lo cual fue tonto, porque era un hombre muy grande. Debí haber huido. Pero no lo hice. —Recordaba cada segundo claramente. La rabia había venido veloz, desde algún lugar completamente inesperado de su interior, negra, furia ciega, una emoción que nunca había sentido antes, ciertamente no de ese modo. Fue tan abrumadora como el golpe de él—. Era ridículo. Mi… eh… mi padre tenía sesenta y dos años y casi ciento treinta y seis kilos. Me dio un revés. Para hacerme callar, imagino, porque yo estaba gritando mientras trataba de golpearlo, de hacerle daño.
Sin tiempo! Enjoy it! ;)
las leo mañana! :D
me agrada que les guste la nove! :bounce:
& oooh se pone mucho mejor más adelante! :twisted:
Lu wH!;*
:hi:
las leo mañana! :D
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& oooh se pone mucho mejor más adelante! :twisted:
Lu wH!;*
:hi:
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