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Fuego Nocturno - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Fuego Nocturno - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
aranzhitha escribió:hay Harry como le dices esas cosas a Nick :x
Esta bien que llevo una vida a locada
Pero puede cambiar y la rayiz es su oportunidad de ser feliz
Pobre de Nick a penas sale de una cuando ya entra en otra
Ojala que no le haga caso a Harry y luche por su amor
Siguela!!!
:$ bueno esta defendiendo a su hermana, es entendible! :)
ya veremos como resulta todo para estos dos! ;)
ya la sigo!
ya veremos como resulta todo para estos dos! ;)
ya la sigo!
HeyItsLupitaNJ
Re: Fuego Nocturno - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
Stefany escribió:Volviii! Luego de dos días sin leers. Todo cambió tan drasticamente, y esta ultima parte me dolió mas que todo, porque eso, que lo diga Harry a su hermano. Oh dios, me partió el corazón. Quiero mas.
:) es bueno tenerte de regreso! ;)
bueno veremos como lo resuelven estos dos! :)
todo saldrá perfecto ;) promise u!
bueno veremos como lo resuelven estos dos! :)
todo saldrá perfecto ;) promise u!
HeyItsLupitaNJ
Re: Fuego Nocturno - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
Karli Jonas Lovato escribió:Auch eso si que dolió!!!
Pero se que Harry se dará cuanta que Nick
A cambiado lo se jejejejejeje bueno aunque
Seguramente faltara un poco para eso
Siguela plis!!!
Ahora ya no hice preguntas Jajajajajaja
Por ahora claro pero tal vez y mas adelante
Jejejejeje te llegue a estresar un poco,
Buuu que digo un poco no un mucho
Me sume pasar muy a menudo jejejejeje :)
Siguela prrontoooooo !!
:$ lo sé, pero Harry hace lo más conveniente para ellos, según él! xD
bueno todo dara un giro! ;)
hahah ok, esperando tus preguntas! :)
bueno todo dara un giro! ;)
hahah ok, esperando tus preguntas! :)
HeyItsLupitaNJ
Re: Fuego Nocturno - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
Taescaab escribió:Que doloroso, creo que Tn impidira que Nick cumpla la promesa.
Pd:amo el libro, ella ya sabe algunas cosas. Es normal llorar?ayer llore 3 veces al leer.
:$ sip pobre del Nicho & la rayiz! u.u
PD: es muy normal! :) cuando estes en el 3 libro, en el material adicional, la primera navidad de 50, OMJ! más te vale tener pañuelos alrededor es tan tan sentimental yo lloré a mares lo juro! :oops:
por cierto, uno termina de leer los libros & es una conocedora de vinos!, ya te diste cuenta! :?: :?:
PD: es muy normal! :) cuando estes en el 3 libro, en el material adicional, la primera navidad de 50, OMJ! más te vale tener pañuelos alrededor es tan tan sentimental yo lloré a mares lo juro! :oops:
por cierto, uno termina de leer los libros & es una conocedora de vinos!, ya te diste cuenta! :?: :?:
HeyItsLupitaNJ
Re: Fuego Nocturno - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
♦ CAPITULO 9 (PARTE 1) ♦
Seis meses después
A bordo del Svetlana
A veinte kilómetros al sur de Petropavlovsk
Península de Kamchatka, Federación Rusa
Provenían de todo el país, en su mayoría de pueblos pequeños. Dos chicas habían sido seleccionadas de un orfanato justo a las afueras de la circunvalación de Moscú y una venía de Ekaterimburgo, pero el resto provenían de pequeños orfanatos situados en pueblecitos con problemas de liquidez y aislados. La clase de sitio donde por una pequeña y ridícula suma de efectivo, los reclutadores podían tomarse su tiempo y obtener lo mejor.
Era importante que las chicas estuvieran absoluta y completamente solas en el mundo. Que no hubiera un padre empapado de vodka, una tía pobre o un primo en el paro en algún lugar, que hubiera dejado a la chica en el orfanato hasta que los tiempos mejoraran. El padre podría secarse, la tía optar a tiempos mejores, el primo encontrar un trabajo y entonces volverían al orfanato solo para encontrarse con que la chica había desaparecido.
Y empezar a hacer preguntas.
Eso no pasaría. Todo tenía que funcionar como la seda y sin problemas, sin amenazas pendientes.
Estas chicas estaban completamente solas. Nadie las buscaría. Jamás.
El mundo entero estaba en recesión, pero Rusia, durante todas sus encarnaciones como la tierra del Zar, la Unión
Soviética y ahora la Federación Rusa, siempre fue pobre. La patria siempre había sido un lugar donde las jóvenes pobres caían por entre las grietas del suelo. Sin ser deseadas ni amadas, solas.
Solo ahora, a través de la magia de la organización y la logística industrial moderna, las chicas tenían un uso, convertidas en una mercancía; podían dar dinero.
Así que los reclutadores hacían las rondas por los alejados y pequeños orfanatos, comprobando, para estar seguros de que no hubiera parientes perdidos por ahí, y hacían la elección de las más bonitas en cada escuela.
Había sido difícil de decir cómo eran las chicas en realidad. Todas ellas compartían un aspecto escuálido, cabello lacio y grasiento, ojos muertos. Pero los reclutadores tenían buen ojo para la estructura ósea y confirmaban que la salud esencial fuera buena. Un poco de comida, jabón, champú y minúsculas porciones de afecto cuidadosamente repartidas hacían maravillas. Los reclutadores eran buenos en su trabajo y cualquier error…bueno, nadie iba a echar de menos a ninguna de las chicas.
Las chicas, ahora en fila y en el barco, iban acompañadas por enfermeras profesionales, ya tenían un aspecto infinitamente mejor del que habían tenido hacía solo unas cuantas semanas, un testamento al ojo de los reclutadores, quienes habían visto el potencial debajo de la mugre y la miseria. Las habían mantenido en un almacén a unos cuantos kilómetros alsur de la ciudad, cincuenta chicas esperando las últimas llegadas, esperando ese momento, para el envío.
El tiempo juntas en el almacén había sido la mejor época de sus jóvenes vidas.
El almacén había estado climatizado porque incluso siendo junio en la península de Kamchatka hacía frío. Se les alimentó y les habían permitido bañarse. Tenían acceso a una tele con dvds, la mayoría versiones piratas y baratas de antiguas películas americanas, pero las chicas habían estado tan privadas de entretenimientos que estuvieron absortas durante horas ante la pantalla y los libros. A algunas chicas no les habían enseñado ni a leer, algunas podían hacerlo a duras penas. Algunas de las chicas se sumergían en los libros y apenas subían a por aire.
El almacén había sido abandonado durante décadas, pero los trabajadores llegaron la semana anterior a las chicas para instalar un generador, arreglar las rudimentarias luces que colgaban del techo, instalar váteres portátiles y un eficiente sistema de calefacción.
La menor inversión merecía la pena porque aquel era el ensayo. Si todo funcionaba de acuerdo con lo planeado, habría envíos regulares utilizando el almacén como punto de reunión.
Así las chicas estaban descansadas, limpias y bien alimentadas cuando los autobuses fueron a recogerlas en la parada del almacén para la primera etapa del viaje. Si esa transacción iba bien, como seguramente debería, la parada del almacén sería utilizada muchísimas más veces.
Aquel era el comienzo de lo que todo el mundo esperaba fuera una lucrativa línea de suministro de carne fresca y rubia.
Había ocho millones de huérfanos solo en Rusia, sin contar Bielorrusia, Ucrania y todas las demás antiguas repúblicas soviéticas.
Cuando la primera remesa estuvo completa, un autobús llegó para recoger a las chicas y las llevó a un barco amarrado en un pequeño muelle que había sido construido la semana anterior en un puerto natural a unos quince kilómetros. Nadie se dio cuenta o le importó. Era una tierradesértica, una península adjunta al desierto más grande del mundo, Siberia.
El consorcio de negocios que efectuaba la parte logística de la operación compró suministros en la ciudad al norte, pero Petropavlovsk era una de aquellas ciudades donde la gente se cuidaba de sus propios asuntos. La única gente por las calles eran los drogadictos y los desesperados. Aun así, a los cabecillas del conglomerado les parecía mejor ser discretos, así que el punto de transbordo había sido ubicado a las afueras de la ciudad.
También había un porqué del embarco y el desembarco nocturno. Los satélites en lo alto no tenían capacidad de infrarrojos. Aquello se lo habían contado sus financieros que tenían acceso a los servicios secretos rusos y que básicamente ostentaban el gobierno de Rusia. Los satélites espías estaban profundamente concentrados en latitudes muchísimo más al sur. Aquella latitud cubría los países escandinavos, Canadá y Siberia. No habíamucho terrorismo por allí, que era todo lo que les importaba a los amerikanski aquellos días.
Había un riesgo mínimo de que los ojos en el cielo los observaran, tomaran nota e investigaran. Y aun así era mejor minimizar aquel riesgo al cargar por la noche, aunque en realidad no le importara demasiado a nadie.
Después de todo, no estaban transportando material de fisión, drogas o armas.
Solo chicas.
Las chicas eran obedientes y dóciles. Se embarcaban por sí solas, ni siquiera necesitaban ser arreadas como ganado. Había solo dos enfermeras a bordo para acompañar a las cincuenta chicas. El resto eran miembros de la tripulación, que conocían muy bien el castigo si les tocaban un pelo a las chicas. La muerte sería infinitamente preferible a lo que les sucedería.
Las chicas tenían garantizado un pasaje seguro. Eran mercancía valiosa y se esperaba que fueran transportadas al otro lado del océano y desembarcadas en excelentes condiciones.
Había una hoja de cálculo, disponible para los miembros superiores de la organización, que era un análisis excelente de costos y beneficios. Teniendo en cuenta las pérdidas, y teniendo en cuenta una vida laboral de quince años (después de lo cual la chica promedio encontraba un modo creativo de suicidarse) cada chica representaba, a cambio de una inversión insignificante, un beneficio total de treinta millones de dólares. Treinta y cinco o cuarenta si las usaban mucho, aunque entonces la duración de la vida útil se acortaba bastante.
Las chicas embarcaban en fila de modo obediente, cuatro literas en cada celda. El espacio era estrecho pero nadie se quejaba. Tenían sábanas limpias en la cama, sabían que por ahora tendrían un montón de comida caliente. Las enfermeras eran desapasionadas pero no crueles. Esta era la mejor situación que jamás conocerían.
Serían transportadas con seguridad y comodidad al otro lado del océano, a su destino final. Al mercado.
San Diego.
Club Meteor
—¿Señor, más champán? —Una hermosa joven sostenía una bandeja con copas aflautadas de cristal delante de él. Franklin Sands aceptó una, levantando la copa, admirando el modo en que brillaba como un faro bajo la luz.
Destellaba, igual que su vida.
Adoraba aquello, adoraba todo aquello. Las grandes estancias llenas de muebles de diseño, el espléndido catering, los sillones lujosos, el olor a cuero caro, la prosperidad que exudaban los hombres ricos en la sala, las jóvenes bellezas listas y dispuestas a realizar cada uno de sus deseos.
La joven que se inclinaba para ofrecerle el champán casi era más que hermosa, una morena despampanante con un vestido de Valentino que resaltaba justo lo bastante de sus gloriosos senos. Nadie tenía que mirar a hurtadillas. Todo hombre en la sala sabía que podía verlas desnudas cuando deseara. Por el precio adecuado.
La bandeja era de plata sólida, pulida una vez a la semana, las copas aflautadas eran de cristal de Bacará y el champán era un Viuda Clicquot del’88. Su proveedor había comprado ocho cajas la semana anterior.
Estaba sentado en un sofá extremadamente cómodo de Poltrona Frau con una mesita de café de Philippe Stark frente a sí. La estancia era enorme pero dividida en elegantes espacios íntimos por los muebles, todo de los mejores diseñadores. La música suave sonaba de fondo. Sands elegía los temas según la edad de los clientes. La edad promedio esta noche era entorno a los sesenta, así que la música era una mezcla de clásica y un recorrido discreto de los éxitos de los setenta, cuando aquellos hombres habían estado en pleno apogeo.
Ahora muchos de ellos necesitaban estímulos que Sands estaba más que contento de suministrar por un precio.
—¿Señor? —La hermosa joven cuyo nom de lit era Skye se giró hacia su nuevo socio, Anatoly Nikitin. Nikitin la alejó con un gesto irritado. Pocos hombres rechazaban algo que Skye tuviera que ofrecer, pero el ruso lo hizo.
Era una de sus mejores inversiones: hermosa, dispuesta y con talento para su trabajo. Su contable le dijo que le daba unos beneficios brutos de un millón y medio de dólares al año. Solo su desvirgamiento le proporcionó cien mil dólares. Libres de impuestos, por supuesto.
¿Cómo podía el ruso ser tan inmune a sus encantos? Su nuevo socio lo rechazaba más o menos todo en el Club Meteor, el cual había sido diseñado para ofrecer todo el placer posible a un hombre, salvo drogas. Nada de drogas en el Meteor, a excepción de las legales. Tenía cada variedad de recetas de estimulantes y tranquilizantes y toda la gama de píldoras tipo Viagra. Todo legal. Sin mencionar los vinos de primera calidad y una selección infinita de surtidos de licores.
Aquí en el Meteor podías satisfacer cada placer que tu mente pudiera concebir desde el punto de vista legal, ningún policía podía tocarte.
Había un montón de chicos de la calle moviendo drogas ilegales. Era un negocio peligroso, violento e indecente que el estado castigaba conseveridad, y con toda la razón. Solo los tontos se metían en esto, morían jóvenes y de mala manera.
El negocio de las mujeres, el negocio de los placeres elegantes… aquello era otra cosa totalmente distinta. Inmensamente lucrativa y sin violencia. O al menos lo era en la cima del negocio, donde él se había situado.
Todas las cosas en el Club Meteor estaban garantizadas para estimularlos centros de placer de un hombre.
Gracias a la inyección de capital ruso de los inversores que Nikitin representaba, el Club Meteor se había sometido a una reestructuración radical y había subido de categoría. Ahora era el lugar perfecto para relajarse, tenían una comida exquisita preparada por uno de los mejores chefs franceses y acompañada por el vino de la espléndida bodega del club. Incluso había salas de fumadores con humidificadores y los mejores puros cubanos.
En la parte de atrás, estaban las habitaciones donde los hombres podían encontrar el placer con las mejores flores que Sands pudiera arrancar, hasta ahora la mayoría de México. Pero pronto habría una nueva afluencia de bellezas provenientes de Rusia. Para satisfacer todos los gustos. Oscuros y claros.
Pronto satisfarían a aquellos a los que les gustaban los placeres… más tiernos. Este sería un negocio completamente nuevo. Si te gustaban jóvenes y estabas dispuesto a pagar el precio, el Club Meteor te garantizaría calidad y discreción.
Eso, a diferencia del negocio principal, por supuesto era ilegal. E igual de por supuesto, con un recargo considerable de la prima.
Los rusos habían empezado a montar un nuevo sistema, uno más peligroso, un sistema mucho más lucrativo. Era necesaria una organización más cautelosa, lo cual costaba dinero. Pero los hombres ricos que querían ciertas cosas… estaban dispuestos a pagarlas.
A bordo del Svetlana
A veinte kilómetros al sur de Petropavlovsk
Península de Kamchatka, Federación Rusa
Provenían de todo el país, en su mayoría de pueblos pequeños. Dos chicas habían sido seleccionadas de un orfanato justo a las afueras de la circunvalación de Moscú y una venía de Ekaterimburgo, pero el resto provenían de pequeños orfanatos situados en pueblecitos con problemas de liquidez y aislados. La clase de sitio donde por una pequeña y ridícula suma de efectivo, los reclutadores podían tomarse su tiempo y obtener lo mejor.
Era importante que las chicas estuvieran absoluta y completamente solas en el mundo. Que no hubiera un padre empapado de vodka, una tía pobre o un primo en el paro en algún lugar, que hubiera dejado a la chica en el orfanato hasta que los tiempos mejoraran. El padre podría secarse, la tía optar a tiempos mejores, el primo encontrar un trabajo y entonces volverían al orfanato solo para encontrarse con que la chica había desaparecido.
Y empezar a hacer preguntas.
Eso no pasaría. Todo tenía que funcionar como la seda y sin problemas, sin amenazas pendientes.
Estas chicas estaban completamente solas. Nadie las buscaría. Jamás.
El mundo entero estaba en recesión, pero Rusia, durante todas sus encarnaciones como la tierra del Zar, la Unión
Soviética y ahora la Federación Rusa, siempre fue pobre. La patria siempre había sido un lugar donde las jóvenes pobres caían por entre las grietas del suelo. Sin ser deseadas ni amadas, solas.
Solo ahora, a través de la magia de la organización y la logística industrial moderna, las chicas tenían un uso, convertidas en una mercancía; podían dar dinero.
Así que los reclutadores hacían las rondas por los alejados y pequeños orfanatos, comprobando, para estar seguros de que no hubiera parientes perdidos por ahí, y hacían la elección de las más bonitas en cada escuela.
Había sido difícil de decir cómo eran las chicas en realidad. Todas ellas compartían un aspecto escuálido, cabello lacio y grasiento, ojos muertos. Pero los reclutadores tenían buen ojo para la estructura ósea y confirmaban que la salud esencial fuera buena. Un poco de comida, jabón, champú y minúsculas porciones de afecto cuidadosamente repartidas hacían maravillas. Los reclutadores eran buenos en su trabajo y cualquier error…bueno, nadie iba a echar de menos a ninguna de las chicas.
Las chicas, ahora en fila y en el barco, iban acompañadas por enfermeras profesionales, ya tenían un aspecto infinitamente mejor del que habían tenido hacía solo unas cuantas semanas, un testamento al ojo de los reclutadores, quienes habían visto el potencial debajo de la mugre y la miseria. Las habían mantenido en un almacén a unos cuantos kilómetros alsur de la ciudad, cincuenta chicas esperando las últimas llegadas, esperando ese momento, para el envío.
El tiempo juntas en el almacén había sido la mejor época de sus jóvenes vidas.
El almacén había estado climatizado porque incluso siendo junio en la península de Kamchatka hacía frío. Se les alimentó y les habían permitido bañarse. Tenían acceso a una tele con dvds, la mayoría versiones piratas y baratas de antiguas películas americanas, pero las chicas habían estado tan privadas de entretenimientos que estuvieron absortas durante horas ante la pantalla y los libros. A algunas chicas no les habían enseñado ni a leer, algunas podían hacerlo a duras penas. Algunas de las chicas se sumergían en los libros y apenas subían a por aire.
El almacén había sido abandonado durante décadas, pero los trabajadores llegaron la semana anterior a las chicas para instalar un generador, arreglar las rudimentarias luces que colgaban del techo, instalar váteres portátiles y un eficiente sistema de calefacción.
La menor inversión merecía la pena porque aquel era el ensayo. Si todo funcionaba de acuerdo con lo planeado, habría envíos regulares utilizando el almacén como punto de reunión.
Así las chicas estaban descansadas, limpias y bien alimentadas cuando los autobuses fueron a recogerlas en la parada del almacén para la primera etapa del viaje. Si esa transacción iba bien, como seguramente debería, la parada del almacén sería utilizada muchísimas más veces.
Aquel era el comienzo de lo que todo el mundo esperaba fuera una lucrativa línea de suministro de carne fresca y rubia.
Había ocho millones de huérfanos solo en Rusia, sin contar Bielorrusia, Ucrania y todas las demás antiguas repúblicas soviéticas.
Cuando la primera remesa estuvo completa, un autobús llegó para recoger a las chicas y las llevó a un barco amarrado en un pequeño muelle que había sido construido la semana anterior en un puerto natural a unos quince kilómetros. Nadie se dio cuenta o le importó. Era una tierradesértica, una península adjunta al desierto más grande del mundo, Siberia.
El consorcio de negocios que efectuaba la parte logística de la operación compró suministros en la ciudad al norte, pero Petropavlovsk era una de aquellas ciudades donde la gente se cuidaba de sus propios asuntos. La única gente por las calles eran los drogadictos y los desesperados. Aun así, a los cabecillas del conglomerado les parecía mejor ser discretos, así que el punto de transbordo había sido ubicado a las afueras de la ciudad.
También había un porqué del embarco y el desembarco nocturno. Los satélites en lo alto no tenían capacidad de infrarrojos. Aquello se lo habían contado sus financieros que tenían acceso a los servicios secretos rusos y que básicamente ostentaban el gobierno de Rusia. Los satélites espías estaban profundamente concentrados en latitudes muchísimo más al sur. Aquella latitud cubría los países escandinavos, Canadá y Siberia. No habíamucho terrorismo por allí, que era todo lo que les importaba a los amerikanski aquellos días.
Había un riesgo mínimo de que los ojos en el cielo los observaran, tomaran nota e investigaran. Y aun así era mejor minimizar aquel riesgo al cargar por la noche, aunque en realidad no le importara demasiado a nadie.
Después de todo, no estaban transportando material de fisión, drogas o armas.
Solo chicas.
Las chicas eran obedientes y dóciles. Se embarcaban por sí solas, ni siquiera necesitaban ser arreadas como ganado. Había solo dos enfermeras a bordo para acompañar a las cincuenta chicas. El resto eran miembros de la tripulación, que conocían muy bien el castigo si les tocaban un pelo a las chicas. La muerte sería infinitamente preferible a lo que les sucedería.
Las chicas tenían garantizado un pasaje seguro. Eran mercancía valiosa y se esperaba que fueran transportadas al otro lado del océano y desembarcadas en excelentes condiciones.
Había una hoja de cálculo, disponible para los miembros superiores de la organización, que era un análisis excelente de costos y beneficios. Teniendo en cuenta las pérdidas, y teniendo en cuenta una vida laboral de quince años (después de lo cual la chica promedio encontraba un modo creativo de suicidarse) cada chica representaba, a cambio de una inversión insignificante, un beneficio total de treinta millones de dólares. Treinta y cinco o cuarenta si las usaban mucho, aunque entonces la duración de la vida útil se acortaba bastante.
Las chicas embarcaban en fila de modo obediente, cuatro literas en cada celda. El espacio era estrecho pero nadie se quejaba. Tenían sábanas limpias en la cama, sabían que por ahora tendrían un montón de comida caliente. Las enfermeras eran desapasionadas pero no crueles. Esta era la mejor situación que jamás conocerían.
Serían transportadas con seguridad y comodidad al otro lado del océano, a su destino final. Al mercado.
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San Diego.
Club Meteor
—¿Señor, más champán? —Una hermosa joven sostenía una bandeja con copas aflautadas de cristal delante de él. Franklin Sands aceptó una, levantando la copa, admirando el modo en que brillaba como un faro bajo la luz.
Destellaba, igual que su vida.
Adoraba aquello, adoraba todo aquello. Las grandes estancias llenas de muebles de diseño, el espléndido catering, los sillones lujosos, el olor a cuero caro, la prosperidad que exudaban los hombres ricos en la sala, las jóvenes bellezas listas y dispuestas a realizar cada uno de sus deseos.
La joven que se inclinaba para ofrecerle el champán casi era más que hermosa, una morena despampanante con un vestido de Valentino que resaltaba justo lo bastante de sus gloriosos senos. Nadie tenía que mirar a hurtadillas. Todo hombre en la sala sabía que podía verlas desnudas cuando deseara. Por el precio adecuado.
La bandeja era de plata sólida, pulida una vez a la semana, las copas aflautadas eran de cristal de Bacará y el champán era un Viuda Clicquot del’88. Su proveedor había comprado ocho cajas la semana anterior.
Estaba sentado en un sofá extremadamente cómodo de Poltrona Frau con una mesita de café de Philippe Stark frente a sí. La estancia era enorme pero dividida en elegantes espacios íntimos por los muebles, todo de los mejores diseñadores. La música suave sonaba de fondo. Sands elegía los temas según la edad de los clientes. La edad promedio esta noche era entorno a los sesenta, así que la música era una mezcla de clásica y un recorrido discreto de los éxitos de los setenta, cuando aquellos hombres habían estado en pleno apogeo.
Ahora muchos de ellos necesitaban estímulos que Sands estaba más que contento de suministrar por un precio.
—¿Señor? —La hermosa joven cuyo nom de lit era Skye se giró hacia su nuevo socio, Anatoly Nikitin. Nikitin la alejó con un gesto irritado. Pocos hombres rechazaban algo que Skye tuviera que ofrecer, pero el ruso lo hizo.
Era una de sus mejores inversiones: hermosa, dispuesta y con talento para su trabajo. Su contable le dijo que le daba unos beneficios brutos de un millón y medio de dólares al año. Solo su desvirgamiento le proporcionó cien mil dólares. Libres de impuestos, por supuesto.
¿Cómo podía el ruso ser tan inmune a sus encantos? Su nuevo socio lo rechazaba más o menos todo en el Club Meteor, el cual había sido diseñado para ofrecer todo el placer posible a un hombre, salvo drogas. Nada de drogas en el Meteor, a excepción de las legales. Tenía cada variedad de recetas de estimulantes y tranquilizantes y toda la gama de píldoras tipo Viagra. Todo legal. Sin mencionar los vinos de primera calidad y una selección infinita de surtidos de licores.
Aquí en el Meteor podías satisfacer cada placer que tu mente pudiera concebir desde el punto de vista legal, ningún policía podía tocarte.
Había un montón de chicos de la calle moviendo drogas ilegales. Era un negocio peligroso, violento e indecente que el estado castigaba conseveridad, y con toda la razón. Solo los tontos se metían en esto, morían jóvenes y de mala manera.
El negocio de las mujeres, el negocio de los placeres elegantes… aquello era otra cosa totalmente distinta. Inmensamente lucrativa y sin violencia. O al menos lo era en la cima del negocio, donde él se había situado.
Todas las cosas en el Club Meteor estaban garantizadas para estimularlos centros de placer de un hombre.
Gracias a la inyección de capital ruso de los inversores que Nikitin representaba, el Club Meteor se había sometido a una reestructuración radical y había subido de categoría. Ahora era el lugar perfecto para relajarse, tenían una comida exquisita preparada por uno de los mejores chefs franceses y acompañada por el vino de la espléndida bodega del club. Incluso había salas de fumadores con humidificadores y los mejores puros cubanos.
En la parte de atrás, estaban las habitaciones donde los hombres podían encontrar el placer con las mejores flores que Sands pudiera arrancar, hasta ahora la mayoría de México. Pero pronto habría una nueva afluencia de bellezas provenientes de Rusia. Para satisfacer todos los gustos. Oscuros y claros.
Pronto satisfarían a aquellos a los que les gustaban los placeres… más tiernos. Este sería un negocio completamente nuevo. Si te gustaban jóvenes y estabas dispuesto a pagar el precio, el Club Meteor te garantizaría calidad y discreción.
Eso, a diferencia del negocio principal, por supuesto era ilegal. E igual de por supuesto, con un recargo considerable de la prima.
Los rusos habían empezado a montar un nuevo sistema, uno más peligroso, un sistema mucho más lucrativo. Era necesaria una organización más cautelosa, lo cual costaba dinero. Pero los hombres ricos que querían ciertas cosas… estaban dispuestos a pagarlas.
HeyItsLupitaNJ
Re: Fuego Nocturno - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
♦ CAPITULO 9 (PARTE 2) ♦
En la parte de atrás había habitaciones insonorizadas para los hombres a los que les gustaban los placeres más oscuros. Por un precio adecuado, Sands y sus inversores en el nuevo Club Meteor abastecían de todo, completamente de todo.
La membresía en el Club Meteor, para la tarifa estándar, empezaba en los doscientos cincuenta mil al año. Los extras valían más. La nueva línea más joven costaría considerablemente más.
Incluso en un momento de recesión económica, era un mercado de vendedores. Nadie ofrecía la clase de bienes que ofrecía el Club Meteor, en tal escenario elegante, libre de enfermedades y con la discreción garantizada.
Aunque su nuevo socio parecía inmune a los numerosos placeres del club. A Sands le parecía extraño rechazar el placer. Sands comprendía el caer en la indulgencia hasta la médula. No entendía en absoluto la abstinencia.
Él y Nikitin habían trabajado juntos durante casi un año, desde que Nikitin, del que Sands sospechaba tenía una formación militar, se había puesto en contacto con él. Nikitin representaba a ciertos intereses rusos que buscaban invertir en América y tenían dinero de sobra. Dinero a una escala que Sands nunca había visto antes.
Es más, la inyección de capital había llevado al Club Meteor a un nivel completamente distinto, hasta el punto que seguramente allí estaban los hombres más importantes del país, ofreciendo absolutamente cualquier cosa que un hombre quisiera, durante tanto tiempo como pudiera pagarlo.
Aunque a menudo revisaran los planes de negocios hasta bien entrada la noche, Sands nunca había visto a
Nikitin aceptar algo del club. Jamás comía o bebía aquí y nunca se llevaba a una mujer a las habitaciones del fondo, aunque Sands le hubiera invitado a menudo a hacerlo. Aunque no fuera por nada más que poder evaluar la calidad de la mercancía por sí mismo.
Nikitin jamás dio ninguna indicación tampoco de ser de la acera de enfrente. No, cuando llegó simplemente se sentó, una figura inmóvil en una esquina donde la luz jamás daba, y simplemente observó. En una semana se había hecho completamente con el negocio y había calculado los beneficios anuales del club en unos diez mil dólares. Y ofreció multiplicar por diez aquellos beneficios.
También tenía un plan. Con enormes inyecciones de efectivo y una nueva cadena de suministros. Bienes más económicos y más tiernos. A raudales.
Irresistible.
Sands se inclinó hacia delante y cogió una tostada con verdadero caviarde beluga extendido sobre ella, haciéndolo bajar con champán. Empujó el plato hacia Nikitin, quien lo ignoró. Sands reprimió un suspiro. En realidad, esto sería mucho más placentero si Nikitin fuera una persona más amistosa.
Se oyó el grito de una mujer, el sonido de una bofetada, la voz alzada de un hombre.
Problemas.
A su lado, notó cómo Nikitin se ponía rígido.
Sands hizo una señal a uno de los de seguridad que discretamente circulaban entre los miembros del club. No tenían músculos evidentes. No eran fornidos y gigantescos, con enormes bultos bajo sus brazos. Elegía a su personal de seguridad con cuidado, tanto por sus habilidades con las artes marciales como su discreción. Y bueno, el valor decorativo. Eran atractivos y elegantes. Les entregaba una enorme asignación para ropa.
Solo descubrías que había seguridad cuando había un problema. Como ahora.
Otra vez Consuelo.
En serio, pensó Sands. Quizás ella daba más problemas de los que valía. Sí, era una mujer espectacularmente hermosa, incluso más bonita que Skye, pero últimamente bastante… recalcitrante. Y después de todo lo que él había hecho por ella. Había nacido como Rosa Pérez y era uno de los descubrimientos personales favoritos de Sands. Él la había preparado desde los diez años, cuando se la encontró encogida en una esquina de las calles secundarias de Tijuana. Había sido casi salvaje, apenas humana. Le enseñó a leer y a escribir, a vestirse, a hablar un perfecto inglés (casi había olvidado su español) a moverse con elegancia y a complacer a un hombreen todos los sentidos.
Le había costado casi toda su habilidad ver bajo la mugre y suciedad. Había efectuado una transformación sorprendente. Fue una inversión espléndida, pero tal vez sus orígenes estaban ahora empezando amostrarse.
El club jamás castigaba de manera que se viera. Pero quizás ser encerrada y entregada al personal masculino para ser usada a voluntad…tal vez la haría volver en sí.
Sus hombres retiraron a Consuelo y al miembro que había sido insultado por Consuelo se le ofreció una botella de
Cristal y pase libre durante una semana.
Mantén a tus clientes contentos.
Aquel no era momento para las muestras de insubordinación. El trato con Nikitin y sus patrocinadores estaba justo empezando y todavía no estaba del todo establecido. Era importante que los rusos tuvieran la sensación de que era una máquina bien engrasada, brillante, suave y provechosa, lista para ser llevada al siguiente nivel.
Sin mencionar el hecho que en lo más profundo de su corazón, Sands tenía una minúscula pizca de miedo a sus nuevos socios. Todo aquel dinero, de tan lejos; y el emisario del dinero era aterrador, por encima de las tentaciones y las debilidades de los hombres del mundo de Sands. Como si estuviera haciendo tratos con una especie alienígena que no comprendía del todo.
Nikitin giró la cabeza y por un instante Sands sintió que estaba mirando unos ojos de una especie alienígena.
Fríos, brillantes canicas azules sobrenaturales e inhumanas.
—Señor Sands —dijo Nikitin, con un marcado acento ruso en su profunda voz grave—. He observado la mala reacción de esta mujer tres veces hasta ahora. Tiene un problema. O se ocupa de ello o lo haré yo.
La sala se enfrió, a Sands el champán se le cortó agriamente en el estómago. Había una sola respuesta posible.
—Sí, sí. No se preocupe. Me ocuparé de ello.
Las frías canicas color azul le sostuvieron la mirada durante un largo rato, entonces Nikitin apartó la mirada y Sands jadeó en un suspiro.
Y admitió por primera vez lo mucho que Nikitin le aterrorizaba.
Anatoly Nikitin vio al americano palidecer ante su mirada. Se giró de espaldas. Un gesto de desprecio, no es que el americano lo entendiera. Encontraba a los americanos casi incapaces de comprender los matices de la amenaza.
Anatoly mismo era un maestro. Había crecido como hijo de un coronel de la KGB y él mismo se había pasado diez años en su sucesor, el FSB. Conocía la música de la amenaza y la violencia, del derecho y del revés. Conocía los tonos y las armonías, las comprendía con toda su alma.
Pero claro, había crecido en un entorno duro. Comprendía muy bien el modo en que funcionaba el mundo. Eras el fuerte o el débil, el jefe o el sirviente. Como aquí, el lugar que el americano fingía que era un «club» muy de lujo y caro, pero era un burdel. El americano evitaría el término. Le gustaba pensar que los hombres que venían aquí pertenecían a alguna clase de fraternidad poderosa y de buen gusto, habiendo encontrado un modo superior de saciar sus apetitos.
La verdad era que su dinero les compraba sexo de alto standing. En vez de salir a la calle, donde era público y sucio, iban allí, privado y limpio. Para aquellos que querían total privacidad, había una entrada separada y una suite. Podían obtener una comida fabulosa y exactamente la clase de sexo que deseaban por diez mil dólares. A precio económico.
La ventaja de ser un oligarca. América parecía estar repleta de oligarcas, y por eso Nikitin estaba allí.
Era un buen negocio y prometía convertirse en uno mejor cuandopudieran empezar a entrar en la línea de la mercancía más joven, de acuerdo con las numerosas peticiones.
Nikitin había examinado las fotografías del producto que ahora cruzaba el Pacífico y estaba convencido de que encajaría en el gusto de cualquier hombre al que le fueran las chicas jovencitas.
Nikitin frunció el ceño ante el sonido extraño de un alboroto, allí en el más tranquilo de los lugares.
La belleza, Consuelo, alzó otra vez la voz, acusando a su cliente de pellizcarla. Las chicas eran entrenadas para no responder al dolor.
A pesar de la valiosa mercancía que era, Consuelo se estaba convirtiendo en un incordio. Era exactamente como si tuviera una enfermedad. Tenía que ser contenida antes de que se propagara a las otras chicas. No había lugar para la insubordinación, en aquel lugar donde los hombres pagaban un precio exorbitante por obediencia instantánea y abyecta. Ya tenían suficiente insubordinación en el mundo exterior.
El americano estaba hablando con uno de sus «guardias de seguridad».
Nikitin casi resopló. La única cosa que aquellos guardias sabían hacer era tener buen aspecto con un esmoquin.
No, sus hombres sabían cómo tratarlos problemas. Directa y convincentemente.
Abrió el móvil y marcó un número. Nikitin tenía que mantener a sus hombres en una zona separada porque el americano pensaba que estropeaban el nivel del club. Pero cuando llegaba un problema, sus hombres sabían qué hacer. Nikitin habló con el jefe de sus hombres, Ivan. Duro y de fiar. Ivan había luchado en Chechenia, sabía cómo funcionaba el mundo.
El americano todavía estaba hablando con su «miembro de seguridad».
Ivan apareció sin fanfarria. Iba vestido con botas negras de combate, vaqueros negros, camiseta negra y chaqueta cubriendo la funda con la GSh-18.
—Consuelo, la chica con el vestido rojo. Averigua por qué está siendo difícil y encárgate de ello.
Ivan asintió. A diferencia de los guardias de seguridad americanos, sushombres no probaban la mercadería, igual que él. Operaban bajo ladisciplina militar hasta que toda la maquinaria del negocio estaba instalada y funcionaba como la seda. Entonces podían relajarse. Nikitin les daría a sus hombres diez de las chicas para hacer lo que quisieran cuando aquello terminara. Las chicas después quedarían inútiles, pero sus hombres sabrían qué hacer con los cuerpos.
A Ivan le gustaba el dolor, y si esa mujer, Consuelo, todavía estaba por allí y no en el fondo del puerto de San Diego, también se la daría a Ivan y a sus hombres para uso exclusivo como bonificación. Sin importar los que ella devengara al club, se tenían que hacer sacrificios por el bien de la disciplina.
—Oí que ha estado hablando con alguien de fuera —dijo Ivan en voz baja y en ruso—. Una mujer de un centro.
Creo que esa persona de fuera fomenta los problemas.
Nikitin asintió. Sus amos iban a venir a América para supervisar el primer envío y obtener de primera mano un vistazo a su inversión. Todo tenía que ser perfecto para el vory. Cualquier otra cosa era impensable.
—No necesitamos esto, ahora no. Averigua qué está pasando y ponle freno. Enséñale una lección a la mujer.
Ivan inclinó la cabeza y dando la vuelta se alejó. Nikitin podía contar con él. Les habían prometido a él y a sus hombres un porcentaje mayor del negocio si todo iba como la seda, además de sus generosos salarios.
—Hey, Ivan…
Obedientemente Ivan se giró, grande, bruto y duro. Nikitin tenía la total confianza de que se encargaría de esto.
—Asegúrate de que esta mujer se mantiene alejada.
No la mates porque no queremos tratar con las autoridades locales, pero sin llegar a tanto, hazlo que haga falta.
Ivan asintió y se alejó.
Nikitin inspeccionó donde Consuelo estaba escuchando a Sands, con la cabeza gacha y una expresión rebelde en el rostro.
Verdaderamente era una mujer hermosa, pensó Nikitin desapasionadamente. Qué desperdicio.
Duschka, pensó Nikitin, tu amiga aprenderá una dura lección, luego será tu turno.
La membresía en el Club Meteor, para la tarifa estándar, empezaba en los doscientos cincuenta mil al año. Los extras valían más. La nueva línea más joven costaría considerablemente más.
Incluso en un momento de recesión económica, era un mercado de vendedores. Nadie ofrecía la clase de bienes que ofrecía el Club Meteor, en tal escenario elegante, libre de enfermedades y con la discreción garantizada.
Aunque su nuevo socio parecía inmune a los numerosos placeres del club. A Sands le parecía extraño rechazar el placer. Sands comprendía el caer en la indulgencia hasta la médula. No entendía en absoluto la abstinencia.
Él y Nikitin habían trabajado juntos durante casi un año, desde que Nikitin, del que Sands sospechaba tenía una formación militar, se había puesto en contacto con él. Nikitin representaba a ciertos intereses rusos que buscaban invertir en América y tenían dinero de sobra. Dinero a una escala que Sands nunca había visto antes.
Es más, la inyección de capital había llevado al Club Meteor a un nivel completamente distinto, hasta el punto que seguramente allí estaban los hombres más importantes del país, ofreciendo absolutamente cualquier cosa que un hombre quisiera, durante tanto tiempo como pudiera pagarlo.
Aunque a menudo revisaran los planes de negocios hasta bien entrada la noche, Sands nunca había visto a
Nikitin aceptar algo del club. Jamás comía o bebía aquí y nunca se llevaba a una mujer a las habitaciones del fondo, aunque Sands le hubiera invitado a menudo a hacerlo. Aunque no fuera por nada más que poder evaluar la calidad de la mercancía por sí mismo.
Nikitin jamás dio ninguna indicación tampoco de ser de la acera de enfrente. No, cuando llegó simplemente se sentó, una figura inmóvil en una esquina donde la luz jamás daba, y simplemente observó. En una semana se había hecho completamente con el negocio y había calculado los beneficios anuales del club en unos diez mil dólares. Y ofreció multiplicar por diez aquellos beneficios.
También tenía un plan. Con enormes inyecciones de efectivo y una nueva cadena de suministros. Bienes más económicos y más tiernos. A raudales.
Irresistible.
Sands se inclinó hacia delante y cogió una tostada con verdadero caviarde beluga extendido sobre ella, haciéndolo bajar con champán. Empujó el plato hacia Nikitin, quien lo ignoró. Sands reprimió un suspiro. En realidad, esto sería mucho más placentero si Nikitin fuera una persona más amistosa.
Se oyó el grito de una mujer, el sonido de una bofetada, la voz alzada de un hombre.
Problemas.
A su lado, notó cómo Nikitin se ponía rígido.
Sands hizo una señal a uno de los de seguridad que discretamente circulaban entre los miembros del club. No tenían músculos evidentes. No eran fornidos y gigantescos, con enormes bultos bajo sus brazos. Elegía a su personal de seguridad con cuidado, tanto por sus habilidades con las artes marciales como su discreción. Y bueno, el valor decorativo. Eran atractivos y elegantes. Les entregaba una enorme asignación para ropa.
Solo descubrías que había seguridad cuando había un problema. Como ahora.
Otra vez Consuelo.
En serio, pensó Sands. Quizás ella daba más problemas de los que valía. Sí, era una mujer espectacularmente hermosa, incluso más bonita que Skye, pero últimamente bastante… recalcitrante. Y después de todo lo que él había hecho por ella. Había nacido como Rosa Pérez y era uno de los descubrimientos personales favoritos de Sands. Él la había preparado desde los diez años, cuando se la encontró encogida en una esquina de las calles secundarias de Tijuana. Había sido casi salvaje, apenas humana. Le enseñó a leer y a escribir, a vestirse, a hablar un perfecto inglés (casi había olvidado su español) a moverse con elegancia y a complacer a un hombreen todos los sentidos.
Le había costado casi toda su habilidad ver bajo la mugre y suciedad. Había efectuado una transformación sorprendente. Fue una inversión espléndida, pero tal vez sus orígenes estaban ahora empezando amostrarse.
El club jamás castigaba de manera que se viera. Pero quizás ser encerrada y entregada al personal masculino para ser usada a voluntad…tal vez la haría volver en sí.
Sus hombres retiraron a Consuelo y al miembro que había sido insultado por Consuelo se le ofreció una botella de
Cristal y pase libre durante una semana.
Mantén a tus clientes contentos.
Aquel no era momento para las muestras de insubordinación. El trato con Nikitin y sus patrocinadores estaba justo empezando y todavía no estaba del todo establecido. Era importante que los rusos tuvieran la sensación de que era una máquina bien engrasada, brillante, suave y provechosa, lista para ser llevada al siguiente nivel.
Sin mencionar el hecho que en lo más profundo de su corazón, Sands tenía una minúscula pizca de miedo a sus nuevos socios. Todo aquel dinero, de tan lejos; y el emisario del dinero era aterrador, por encima de las tentaciones y las debilidades de los hombres del mundo de Sands. Como si estuviera haciendo tratos con una especie alienígena que no comprendía del todo.
Nikitin giró la cabeza y por un instante Sands sintió que estaba mirando unos ojos de una especie alienígena.
Fríos, brillantes canicas azules sobrenaturales e inhumanas.
—Señor Sands —dijo Nikitin, con un marcado acento ruso en su profunda voz grave—. He observado la mala reacción de esta mujer tres veces hasta ahora. Tiene un problema. O se ocupa de ello o lo haré yo.
La sala se enfrió, a Sands el champán se le cortó agriamente en el estómago. Había una sola respuesta posible.
—Sí, sí. No se preocupe. Me ocuparé de ello.
Las frías canicas color azul le sostuvieron la mirada durante un largo rato, entonces Nikitin apartó la mirada y Sands jadeó en un suspiro.
Y admitió por primera vez lo mucho que Nikitin le aterrorizaba.
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Anatoly Nikitin vio al americano palidecer ante su mirada. Se giró de espaldas. Un gesto de desprecio, no es que el americano lo entendiera. Encontraba a los americanos casi incapaces de comprender los matices de la amenaza.
Anatoly mismo era un maestro. Había crecido como hijo de un coronel de la KGB y él mismo se había pasado diez años en su sucesor, el FSB. Conocía la música de la amenaza y la violencia, del derecho y del revés. Conocía los tonos y las armonías, las comprendía con toda su alma.
Pero claro, había crecido en un entorno duro. Comprendía muy bien el modo en que funcionaba el mundo. Eras el fuerte o el débil, el jefe o el sirviente. Como aquí, el lugar que el americano fingía que era un «club» muy de lujo y caro, pero era un burdel. El americano evitaría el término. Le gustaba pensar que los hombres que venían aquí pertenecían a alguna clase de fraternidad poderosa y de buen gusto, habiendo encontrado un modo superior de saciar sus apetitos.
La verdad era que su dinero les compraba sexo de alto standing. En vez de salir a la calle, donde era público y sucio, iban allí, privado y limpio. Para aquellos que querían total privacidad, había una entrada separada y una suite. Podían obtener una comida fabulosa y exactamente la clase de sexo que deseaban por diez mil dólares. A precio económico.
La ventaja de ser un oligarca. América parecía estar repleta de oligarcas, y por eso Nikitin estaba allí.
Era un buen negocio y prometía convertirse en uno mejor cuandopudieran empezar a entrar en la línea de la mercancía más joven, de acuerdo con las numerosas peticiones.
Nikitin había examinado las fotografías del producto que ahora cruzaba el Pacífico y estaba convencido de que encajaría en el gusto de cualquier hombre al que le fueran las chicas jovencitas.
Nikitin frunció el ceño ante el sonido extraño de un alboroto, allí en el más tranquilo de los lugares.
La belleza, Consuelo, alzó otra vez la voz, acusando a su cliente de pellizcarla. Las chicas eran entrenadas para no responder al dolor.
A pesar de la valiosa mercancía que era, Consuelo se estaba convirtiendo en un incordio. Era exactamente como si tuviera una enfermedad. Tenía que ser contenida antes de que se propagara a las otras chicas. No había lugar para la insubordinación, en aquel lugar donde los hombres pagaban un precio exorbitante por obediencia instantánea y abyecta. Ya tenían suficiente insubordinación en el mundo exterior.
El americano estaba hablando con uno de sus «guardias de seguridad».
Nikitin casi resopló. La única cosa que aquellos guardias sabían hacer era tener buen aspecto con un esmoquin.
No, sus hombres sabían cómo tratarlos problemas. Directa y convincentemente.
Abrió el móvil y marcó un número. Nikitin tenía que mantener a sus hombres en una zona separada porque el americano pensaba que estropeaban el nivel del club. Pero cuando llegaba un problema, sus hombres sabían qué hacer. Nikitin habló con el jefe de sus hombres, Ivan. Duro y de fiar. Ivan había luchado en Chechenia, sabía cómo funcionaba el mundo.
El americano todavía estaba hablando con su «miembro de seguridad».
Ivan apareció sin fanfarria. Iba vestido con botas negras de combate, vaqueros negros, camiseta negra y chaqueta cubriendo la funda con la GSh-18.
—Consuelo, la chica con el vestido rojo. Averigua por qué está siendo difícil y encárgate de ello.
Ivan asintió. A diferencia de los guardias de seguridad americanos, sushombres no probaban la mercadería, igual que él. Operaban bajo ladisciplina militar hasta que toda la maquinaria del negocio estaba instalada y funcionaba como la seda. Entonces podían relajarse. Nikitin les daría a sus hombres diez de las chicas para hacer lo que quisieran cuando aquello terminara. Las chicas después quedarían inútiles, pero sus hombres sabrían qué hacer con los cuerpos.
A Ivan le gustaba el dolor, y si esa mujer, Consuelo, todavía estaba por allí y no en el fondo del puerto de San Diego, también se la daría a Ivan y a sus hombres para uso exclusivo como bonificación. Sin importar los que ella devengara al club, se tenían que hacer sacrificios por el bien de la disciplina.
—Oí que ha estado hablando con alguien de fuera —dijo Ivan en voz baja y en ruso—. Una mujer de un centro.
Creo que esa persona de fuera fomenta los problemas.
Nikitin asintió. Sus amos iban a venir a América para supervisar el primer envío y obtener de primera mano un vistazo a su inversión. Todo tenía que ser perfecto para el vory. Cualquier otra cosa era impensable.
—No necesitamos esto, ahora no. Averigua qué está pasando y ponle freno. Enséñale una lección a la mujer.
Ivan inclinó la cabeza y dando la vuelta se alejó. Nikitin podía contar con él. Les habían prometido a él y a sus hombres un porcentaje mayor del negocio si todo iba como la seda, además de sus generosos salarios.
—Hey, Ivan…
Obedientemente Ivan se giró, grande, bruto y duro. Nikitin tenía la total confianza de que se encargaría de esto.
—Asegúrate de que esta mujer se mantiene alejada.
No la mates porque no queremos tratar con las autoridades locales, pero sin llegar a tanto, hazlo que haga falta.
Ivan asintió y se alejó.
Nikitin inspeccionó donde Consuelo estaba escuchando a Sands, con la cabeza gacha y una expresión rebelde en el rostro.
Verdaderamente era una mujer hermosa, pensó Nikitin desapasionadamente. Qué desperdicio.
Duschka, pensó Nikitin, tu amiga aprenderá una dura lección, luego será tu turno.
:) lo puse completo para que entiendan! :)
próximo capitulo hay acción! ;)
las leo más tarde! :yonofui:
Gracias por sus comentarios! :polli:
Lu wH!;*
:hi:
próximo capitulo hay acción! ;)
las leo más tarde! :yonofui:
Gracias por sus comentarios! :polli:
Lu wH!;*
:hi:
HeyItsLupitaNJ
Re: Fuego Nocturno - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
ahhh quede intriga :o
Todo lo que hacen esos tipos :x
Tengo una duda?? Pasaron 6 meses??
Y que paso con Nick??
Siguela!
Todo lo que hacen esos tipos :x
Tengo una duda?? Pasaron 6 meses??
Y que paso con Nick??
Siguela!
aranzhitha
Re: Fuego Nocturno - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
Oh, Seis meses..eso es muchooo
supongo que Nick ha hecho caso :/ quizas no :polli: oh yeah!!!:twisted:
Estos tipos, aprovechandose de pequeñas :caliente:
ya llegaran los heroes
¿ACCION? ¿QUE ES ESO? :lol: nose de que hablas :yonofui:
Pd: :study: Acabo de terminar el libro uno, llore :crybaby: pero quede muy intrigada, me di cuenta que lloro cuando me pongo a leer que el no quiere ser sincero, eso me duele.
supongo que Nick ha hecho caso :/ quizas no :polli: oh yeah!!!:twisted:
Estos tipos, aprovechandose de pequeñas :caliente:
ya llegaran los heroes
¿ACCION? ¿QUE ES ESO? :lol: nose de que hablas :yonofui:
Pd: :study: Acabo de terminar el libro uno, llore :crybaby: pero quede muy intrigada, me di cuenta que lloro cuando me pongo a leer que el no quiere ser sincero, eso me duele.
Taescaab
Re: Fuego Nocturno - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
Ya pasaron seis meses?
Dios que rapido que pasa el tiempo!
Me quede re intrigada!Quiero saber que paso con Nick y la rayis!
Y quiero accion, jajajaja!
Siguela pronto!Besos
Dios que rapido que pasa el tiempo!
Me quede re intrigada!Quiero saber que paso con Nick y la rayis!
Y quiero accion, jajajaja!
Siguela pronto!Besos
Sunny
Re: Fuego Nocturno - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
ESPERAAAAAA!!!
QUE NO SEAAAA _______.. CON LA QUE ESTA CONSUELO ESTABA HAAABLAAANDOOO!!!!!!!
AAAIII SIGUELA PORFIISS
QUE NO SEAAAA _______.. CON LA QUE ESTA CONSUELO ESTABA HAAABLAAANDOOO!!!!!!!
AAAIII SIGUELA PORFIISS
chelis
Re: Fuego Nocturno - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
♦ CAPITULO 10 (PARTE 1) ♦
Refugio Hopewell para Mujeres y Niños
San Diego
5 de Julio
Esto es ridículo, pensó _____(tn). Solo había que preguntarle. ¿Qué es lo que quieres de mí, Nicholas?
¿Tan difícil podía ser?
Terminó de doblar la pila de ropa donada. Muchas de las mujeres que llegaban al refugio venían solo con lo puesto. Necesitaban de todo. Ropa, comida, dinero. Sobre todo estar a salvo.
_____(tn) se acordaba de eso. Recordaba claramente la sensación de no sentirse a salvo. Había pasado su vida entera con una sorda sensación de peligro en la cabeza, sin saber de dónde venía.
Ahora la vida de _____(tn) era perfecta. Estaba cómodamente instalada en el cálido círculo de una amorosa familia ampliada. Harry era el hermano más maravilloso que una mujer podía llegar a tener. Y Ellen y Nicole era más como hermanas que como cuñadas. Lo mejor era que Merry y Gracie formaban parte de su vida. La idea de poder ver crecer a esas dos preciosas niñitas, formar parte de su vida diaria, le suponía una inmensa alegría.
San Diego era fabuloso, precioso y soleado. Se había comprado un apartamento en el edificio de Harry que le daba acceso a una inmensa playa blanca, justo en la puerta. A todos los efectos, vivía en un resort. Sam incluso le estaba enseñando a nadar. Su instructor de natación era un exSEAL. ¿A que molaba?
Trabajaba como voluntaria en el refugio tres días a la semana. El trabajo le resultaba tan importante y
satisfactorio que estaba pensando seriamente en volver a estudiar en otoño y sacarse el título de psicología para poder dedicarse a ello a tiempo completo. Todo era perfecto, excepto una cosa.
Nicholas.
Parecía que había pasado toda una vida desde aquel primer día y, en cierta manera era cierto. Aquel mágico día
en que pensó que quizás había encontrado… bueno, un nuevo amor sonaba estúpido. Después de todo, era la primera vez que se habían visto. Pero pensó que quizás había encontrado a alguien que podría atravesar su muro de soledad. Nicholas había manifestado su deseo de forma descarada. Y ese beso en el Del… ¡Y el orgasmo!
Que estúpida había sido al confesar que había sido su primer orgasmo. Las mujeres no deben dar ese tipo de información a los hombres. Te hace vulnerable, y si _____(tn) era experta en algo era en vulnerabilidad.
El recuerdo de ese episodio en el Del aún la hacía enrojecer de excitación, seis meses después de que ocurriera. ¿No era patético? Era muy triste que aún se ruborizara al pensar en un beso que tuvo lugar seis meses atrás, de un hombre que no la había vuelto a tocar desde entonces. Como mucho alargaba la mano para sujetarla si pensaba que se iba a caer.
Bueno, últimamente ya no se andaba cayendo. Nicholas la había puesto bajo su ala, por decirlo así, sin llegar a tocarla jamás, y la sometía a su propio programa de mejoramiento físico, presionándola, presionándola y presionándola, para que se fortaleciera. Aparentemente Nicholas creía que cualquier problema del mundo se podía resolver levantando pesas.
_____(tn) se había sometido a todas las formas posibles de rehabilitación a lo largo de su vida, pero hasta ahora tan solo habían servido para, más o menos, ponerla en pie.
Nicholas insistía en un programa estricto de levantamiento de pesas. Mañana, tarde y noche. Su teoría era que necesitaba fortalecer losmúsculos que envolvían sus huesos, y la hacía entrenar como una loca.
_____(tn) había visto esas películas en las que un antipático Marine gritaba a los rostros de los reclutas, acojonándoles. Nicholas había optado por la táctica opuesta: la engatusaba. Todos los días. Implacablemente.
Sin tocarla jamás.
¡Y funcionaba! Cuando flexionaba el brazo para sacar músculo, sacaba músculo. Podía cascar nueces con los cuádriceps.
Andaba bien y con facilidad. ¡El mes anterior incluso corrió! Por lo que podía recordar, _____(tn) jamás en la vida había corrido. Le habría aterrorizado. Una tarde, Gracie se había alejado en la playa y se encontró corriendo tras ella. Cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo, se rió. Y Nicholas se rió con ella, compartiendo su regocijo.
Y ese era el tema. Porque a pesar de que el rechazo de Nicholas ante ella como mujer era absoluto, incluso insultante en rigor, parecía que cada vez que se daba la vuelta allí estaba él. Había hecho la mudanza de todos sus muebles, le había colgado las estanterías, arreglaba todo lo que tenía a la vista. La llevaba al refugio, la recogía después del trabajo, le sacaba la basura, le subía la compra.
En su pequeña familia hacían juntos la mayoría de las comidas y Nicholas siempre se sentaba a su lado, le pasaba
las cosas, la convencía para que comiera más.
Y a pesar de todo eso, jamás la tocaba, ni una vez.
La estaba volviendo loca.
Nicole y Ellen no le servían de mucha ayuda. Tampoco lo entendían. Nicholas había parado en seco con lo que Ellen llamaba delicadamente «hacer el tonto por ahí» y Nicole llamaba crudamente «follar en cantidades industriales».
Ambas pensaban que estaba enamorado de ella, pero por la misma razón, eran completamente incapaces de entender el hecho de que jamás la tocara. Quizás porque a sus propios maridos quitarles las manos de encima les resultaba imposible. Para el Nicholas que conocían, anteriormente conocido como «el puto», este comportamiento era incomprensible.
En la actualidad llevaba vida de monje.
Rara vez se separaba de ella.
Jamás la tocaba.
La estaba volviendo loca.
¿Cómo iba a poder sacarse a Nicholas de la cabeza, cómo iba a poder superarlo, cómo iba a poder seguir su camino cuando estaba siempre ahí?
Luego, por supuesto estaba el delicado asunto de la posibilidad de tener una cita con otro, aunque le parecía imposible lograr llegar a interesarse por el director del banco, el administrador del edificio, el cirujano ortopédico y el periodista del Union Tribune… todos los cuales habían querido quedar con ella por lo menos una vez.
Estaría bien querer salir con alguien. ¿Pero cómo, si tenía constantemente delante, justo a su lado, al más sexy, más vital, más fuerte de los hombres?
Y, en el caso del periodista, frunciendo el ceño tan amenazadoramenteque el hombre había retrocedido con las manos en alto.
Así, a pesar de que _____(tn) no era de naturaleza dada a las confrontaciones, probablemente lo mejor sería simplemente decirlo. Pedirle que se mantuviera alejado de ella, porque lo cierto era que le estaba rompiendo el corazón. Tenerle tan cerca a diario, que estuviera ahí cada vez que se daba la vuelta, pero que se mantuviera tan alejado emocionalmente… bueno, era prácticamente insoportable.
Nicholas se había hecho con su corazón aquel primer día y no estaba dispuesto a dejarlo escapar.
La puerta que daba al patio interior se abrió y ella se dio la vuelta, agradecida por la distracción que le facilitaba dejar de pensar en Nicholas, que le tenía la cabeza como un bombo. Tal vez fuera la directora del refugio, Marion. Amable, de pelo cano, con aspecto serio. O Consuelo, su favorita de entre las mujeres que solían asistir a terapia de grupo informal. Era impresionantemente bella y tenía un corazón de oro. Y estaba hecha polvo debido a su trabajo como prostituta de alto standing.
Pero no se trataba de ninguna de las dos. Dos hombres de gran tamaño se abrieron paso al interior de la habitación. Eran muy grandes.
El ritmo del corazón de _____(tn) se aceleró inmediatamente y empezó a latir salvajemente, una respuesta instintiva que estaba intentando aprender a controlar. No todos los hombres grandes eran una fuente de peligro, por ejemplo Sam, Harry y Nicholas. Tenía que acabar con este pánico instantáneo cada vez que un hombre más grande de lo normal se cruzaba en su camino.
Había visto una foto de la ficha de Rodne y Lewis, el hombre que mató a su madre y que a ella la mandó al hospital durante diez años. Pesaba más de 150 kilos y era el origen de su pánico. Sin embargo, conocer su origen no acababa con él.
_____(tn) se obligó a poner una expresión neutra, se secó las repentinamente húmedas palmas de las manos en su vestido suelto de lino. Tenía que dejar de reaccionar así ante hombretones como estos.
A pesar de todo, cuanto más se acercaban los dos hombres, más en rojo se ponía su alarmómetro. Tenían buena planta, atlética. Ambos eran rubios, no vestían ni bien ni mal. Lo que le aterrorizaba eran los ojos. De color azul claro, y tan distantes como si fueran ojos de muñeca. Su lenguaje corporal era neutral, la única amenaza era su estado de absolutamente perfecta forma física. Les observó atravesar la habitación hacia ella.
_____(tn) se plantó firmemente sobre el suelo y se irguió. Estira esa columna, _____(tn). No podía pasarse la vida como esclava de su pasado.
Esos dos hombres no tenían por qué estar ahí y ella se lo iba a decir, después de lo cual, se marcharían. Una conversación normal entre personas, del tipo que tan solo mantenía desde hacía seis meses, desde que se reunió con Harry. Tenía que hacer permanente la capacidad de hablar con hombres de gran tamaño que no fueran Harry, Nicholas o Sam sin sentirse aterrorizada.
—¿La señorita _____(tn) Mason? —preguntó el más alto de los dos. Tenía un tono gutural y acento extranjero. Solo un extranjero se dirigiría a una mujer de veintiocho años como «señorita».
El corazón de _____(tn) latía tan fuerte que lo sentía golpear contra las costillas. El cuerpo le estaba enviando señales que ella trataba de ignorar.
—¿Sí? ¿En qué puedo ayudarles? Aunque tengo que decirles que no se permite el acceso de hombres al refugio.
La puerta que está a mi izquierda les llevará directamente al aparcamiento.
Los únicos hombres que podían entrar allí eran Nicholas, Harry y Sam, ya que RBJ era una empresa altamente colaboradora. Eso sin mencionar que ayudaban a desaparecer a mujeres en peligro inminente.
—Nos marcharemos pronto —dijo el otro hombre. Era ligeramente más bajo, más fornido, con los mismos ojos azules y muertos. También él tenía acento—. En cuanto aclaremos unas cositas. Tenemos algo que decirte y es mejor que nos escuches.
Se acercaron más, directamente invadiendo su espacio. _____(tn) retrocedió y ellos la siguieron. Un comportamiento agresivo clásico.
En ese momento, _____(tn) comprendió que su cuerpo había tenido razón todo el tiempo. Tenía problemas.
Estaban en la zona de administración del edificio y fuera de horas de oficina. No había nadie por allí. Si conocían la organización del refugio, contaban con el hecho de que estaba sola.
—Necesitamos que nos escuches —dijo el Tipo Alto. Su rostro erainexpresivo y aterrador debido a su falta de emoción. _____(tn) percibía el olor de ambos: una mezcla nauseabunda de hombre sin asear y colonia fuerte.
Tenían mal aspecto, mal comportamiento y mal olor.
_____(tn) intentó hacer un quiebro y el Tipo Alto la agarró fuertemente por el brazo, de manera que era imposible librarse y tiró hacia sí.
_____(tn) se quedó inmediatamente paralizada, sobrecogida por un temor tan inmenso que apenas podía respirar. Su pesadilla más antigua se había hecho realidad.
Se oyó un clic metálico y de repente blandían una afilada navaja bajo su nariz, con la punta malignamente afilada, dirigida justo a su ojo izquierdo. Era larga, negra y opaca, afilada como una cuchilla y aterradora.
—Necesitamos que prestes atención a lo que vamos a decirte. ¿Estás atenta?
El terror le atenazó los pulmones. No podía hablar, ni podía respirar. El Tipo Alto la sacudió y acercó su cara a la de ella, tan cerca que podía distinguir los capilares rotos de sus ojos, tan cerca que podía ver destellos dorados allí donde su maquinilla había dejado restos de barba. Y sobre todo, tan cerca que era capaz de oler el aterrador, frío y metálico aroma de la violencia.
Él bajó el volumen de su voz, lo que lo hizo si cabe más aterrador.
—He dicho que si estás prestando atención.
La sacudida le había hecho daño, la presión en el brazo le estaba cortando la circulación.
No podía hablar. Tenía la garganta paralizada. Asintió.
El otro hombre se había situado a su otro lado. Su mano derecha serpenteó y, para horror de _____(tn), rodeó uno de sus pechos.
—Qué bonito —dijo, pellizcándolo con dureza. Lanzó una rápida mirada de reptil a su colega—. Puede que necesite mantenerse despierta mientras tú hablas con ella, ¿eh?
El doloroso apretón del hombre alto se intensificó aun más cuando tiró de ella hacia arriba. _____(tn) se puso de puntillas para aliviar el dolor. Se había roto ese brazo dos veces. El más bajo apartó la manaza de su pecho, pero antes de que pudiera siquiera suspirar de alivio, de un manotazo retiró de la mesa toda la ropa que ella había estado doblando y el alto la lanzó encima, dejándola sin aire en los pulmones.
Hablaron entre sí en un idioma que ella no entendió, con palabras cortas y ásperas. Finalmente, el alto hizo un gesto de irritación tipo «Vale, haz lo que te de la gana» y se retiró a un lado.
El más bajo se desabrochó el cinturón y se abrió los pantalones con rápidos movimientos. Un enorme y erecto pene de color rojo oscuro sobresalió de entre el vello rubio oscuro de su ingle.
_____(tn) se sintió invadida por el pánico mientras jadeaba en busca de aire y le lanzaba patadas sin éxito.
—Bonita —repitió él sonriendo, deslizando las grandes manos bajo el vestido de _____(tn) y separándole las piernas.
¡Dios, todo estaba ocurriendo tan rápido! Cada movimiento que hacía era contrarrestado por uno u otro de ellos.
Eran tan fuertes que no podía hacer nada. Intentó levantar la rodilla para dar una patada al hombre que estaba entre sus piernas y él se rió, intercambiando una mirada de diversión con su compañero.
Aún no podía respirar. Solo era capaz de hacer sonidos gatunos, los estrangulados sonidos del pánico y el dolor.
Estaban disfrutándolo. Les encantaba. Les encantaba cómo trataba de defenderse, sabía que nunca, jamás, podría ganar.
Repentinamente, la rabia la recorrió como un rayo, como una explosión nuclear, y liberó sus pulmones. Inspiró una gran bocanada de aire que rompió las ligaduras de su pánico y gritó, tan fuerte como pudo. El sonido reverberó en las paredes de la habitación.
Les sobresaltó. El más bajo aflojó la presión sobre los muslos de _____(tn) y ella le golpeó con el pie directamente en la entrepierna, disfrutando de la sensación de esos testículos crujiendo bajo su zapato. El dolor hizo que se doblara sobre sí mismo. Ella gritó de nuevo, fuerte y repetidamente.
No iba a rendirse sin luchar.
San Diego
5 de Julio
Esto es ridículo, pensó _____(tn). Solo había que preguntarle. ¿Qué es lo que quieres de mí, Nicholas?
¿Tan difícil podía ser?
Terminó de doblar la pila de ropa donada. Muchas de las mujeres que llegaban al refugio venían solo con lo puesto. Necesitaban de todo. Ropa, comida, dinero. Sobre todo estar a salvo.
_____(tn) se acordaba de eso. Recordaba claramente la sensación de no sentirse a salvo. Había pasado su vida entera con una sorda sensación de peligro en la cabeza, sin saber de dónde venía.
Ahora la vida de _____(tn) era perfecta. Estaba cómodamente instalada en el cálido círculo de una amorosa familia ampliada. Harry era el hermano más maravilloso que una mujer podía llegar a tener. Y Ellen y Nicole era más como hermanas que como cuñadas. Lo mejor era que Merry y Gracie formaban parte de su vida. La idea de poder ver crecer a esas dos preciosas niñitas, formar parte de su vida diaria, le suponía una inmensa alegría.
San Diego era fabuloso, precioso y soleado. Se había comprado un apartamento en el edificio de Harry que le daba acceso a una inmensa playa blanca, justo en la puerta. A todos los efectos, vivía en un resort. Sam incluso le estaba enseñando a nadar. Su instructor de natación era un exSEAL. ¿A que molaba?
Trabajaba como voluntaria en el refugio tres días a la semana. El trabajo le resultaba tan importante y
satisfactorio que estaba pensando seriamente en volver a estudiar en otoño y sacarse el título de psicología para poder dedicarse a ello a tiempo completo. Todo era perfecto, excepto una cosa.
Nicholas.
Parecía que había pasado toda una vida desde aquel primer día y, en cierta manera era cierto. Aquel mágico día
en que pensó que quizás había encontrado… bueno, un nuevo amor sonaba estúpido. Después de todo, era la primera vez que se habían visto. Pero pensó que quizás había encontrado a alguien que podría atravesar su muro de soledad. Nicholas había manifestado su deseo de forma descarada. Y ese beso en el Del… ¡Y el orgasmo!
Que estúpida había sido al confesar que había sido su primer orgasmo. Las mujeres no deben dar ese tipo de información a los hombres. Te hace vulnerable, y si _____(tn) era experta en algo era en vulnerabilidad.
El recuerdo de ese episodio en el Del aún la hacía enrojecer de excitación, seis meses después de que ocurriera. ¿No era patético? Era muy triste que aún se ruborizara al pensar en un beso que tuvo lugar seis meses atrás, de un hombre que no la había vuelto a tocar desde entonces. Como mucho alargaba la mano para sujetarla si pensaba que se iba a caer.
Bueno, últimamente ya no se andaba cayendo. Nicholas la había puesto bajo su ala, por decirlo así, sin llegar a tocarla jamás, y la sometía a su propio programa de mejoramiento físico, presionándola, presionándola y presionándola, para que se fortaleciera. Aparentemente Nicholas creía que cualquier problema del mundo se podía resolver levantando pesas.
_____(tn) se había sometido a todas las formas posibles de rehabilitación a lo largo de su vida, pero hasta ahora tan solo habían servido para, más o menos, ponerla en pie.
Nicholas insistía en un programa estricto de levantamiento de pesas. Mañana, tarde y noche. Su teoría era que necesitaba fortalecer losmúsculos que envolvían sus huesos, y la hacía entrenar como una loca.
_____(tn) había visto esas películas en las que un antipático Marine gritaba a los rostros de los reclutas, acojonándoles. Nicholas había optado por la táctica opuesta: la engatusaba. Todos los días. Implacablemente.
Sin tocarla jamás.
¡Y funcionaba! Cuando flexionaba el brazo para sacar músculo, sacaba músculo. Podía cascar nueces con los cuádriceps.
Andaba bien y con facilidad. ¡El mes anterior incluso corrió! Por lo que podía recordar, _____(tn) jamás en la vida había corrido. Le habría aterrorizado. Una tarde, Gracie se había alejado en la playa y se encontró corriendo tras ella. Cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo, se rió. Y Nicholas se rió con ella, compartiendo su regocijo.
Y ese era el tema. Porque a pesar de que el rechazo de Nicholas ante ella como mujer era absoluto, incluso insultante en rigor, parecía que cada vez que se daba la vuelta allí estaba él. Había hecho la mudanza de todos sus muebles, le había colgado las estanterías, arreglaba todo lo que tenía a la vista. La llevaba al refugio, la recogía después del trabajo, le sacaba la basura, le subía la compra.
En su pequeña familia hacían juntos la mayoría de las comidas y Nicholas siempre se sentaba a su lado, le pasaba
las cosas, la convencía para que comiera más.
Y a pesar de todo eso, jamás la tocaba, ni una vez.
La estaba volviendo loca.
Nicole y Ellen no le servían de mucha ayuda. Tampoco lo entendían. Nicholas había parado en seco con lo que Ellen llamaba delicadamente «hacer el tonto por ahí» y Nicole llamaba crudamente «follar en cantidades industriales».
Ambas pensaban que estaba enamorado de ella, pero por la misma razón, eran completamente incapaces de entender el hecho de que jamás la tocara. Quizás porque a sus propios maridos quitarles las manos de encima les resultaba imposible. Para el Nicholas que conocían, anteriormente conocido como «el puto», este comportamiento era incomprensible.
En la actualidad llevaba vida de monje.
Rara vez se separaba de ella.
Jamás la tocaba.
La estaba volviendo loca.
¿Cómo iba a poder sacarse a Nicholas de la cabeza, cómo iba a poder superarlo, cómo iba a poder seguir su camino cuando estaba siempre ahí?
Luego, por supuesto estaba el delicado asunto de la posibilidad de tener una cita con otro, aunque le parecía imposible lograr llegar a interesarse por el director del banco, el administrador del edificio, el cirujano ortopédico y el periodista del Union Tribune… todos los cuales habían querido quedar con ella por lo menos una vez.
Estaría bien querer salir con alguien. ¿Pero cómo, si tenía constantemente delante, justo a su lado, al más sexy, más vital, más fuerte de los hombres?
Y, en el caso del periodista, frunciendo el ceño tan amenazadoramenteque el hombre había retrocedido con las manos en alto.
Así, a pesar de que _____(tn) no era de naturaleza dada a las confrontaciones, probablemente lo mejor sería simplemente decirlo. Pedirle que se mantuviera alejado de ella, porque lo cierto era que le estaba rompiendo el corazón. Tenerle tan cerca a diario, que estuviera ahí cada vez que se daba la vuelta, pero que se mantuviera tan alejado emocionalmente… bueno, era prácticamente insoportable.
Nicholas se había hecho con su corazón aquel primer día y no estaba dispuesto a dejarlo escapar.
La puerta que daba al patio interior se abrió y ella se dio la vuelta, agradecida por la distracción que le facilitaba dejar de pensar en Nicholas, que le tenía la cabeza como un bombo. Tal vez fuera la directora del refugio, Marion. Amable, de pelo cano, con aspecto serio. O Consuelo, su favorita de entre las mujeres que solían asistir a terapia de grupo informal. Era impresionantemente bella y tenía un corazón de oro. Y estaba hecha polvo debido a su trabajo como prostituta de alto standing.
Pero no se trataba de ninguna de las dos. Dos hombres de gran tamaño se abrieron paso al interior de la habitación. Eran muy grandes.
El ritmo del corazón de _____(tn) se aceleró inmediatamente y empezó a latir salvajemente, una respuesta instintiva que estaba intentando aprender a controlar. No todos los hombres grandes eran una fuente de peligro, por ejemplo Sam, Harry y Nicholas. Tenía que acabar con este pánico instantáneo cada vez que un hombre más grande de lo normal se cruzaba en su camino.
Había visto una foto de la ficha de Rodne y Lewis, el hombre que mató a su madre y que a ella la mandó al hospital durante diez años. Pesaba más de 150 kilos y era el origen de su pánico. Sin embargo, conocer su origen no acababa con él.
_____(tn) se obligó a poner una expresión neutra, se secó las repentinamente húmedas palmas de las manos en su vestido suelto de lino. Tenía que dejar de reaccionar así ante hombretones como estos.
A pesar de todo, cuanto más se acercaban los dos hombres, más en rojo se ponía su alarmómetro. Tenían buena planta, atlética. Ambos eran rubios, no vestían ni bien ni mal. Lo que le aterrorizaba eran los ojos. De color azul claro, y tan distantes como si fueran ojos de muñeca. Su lenguaje corporal era neutral, la única amenaza era su estado de absolutamente perfecta forma física. Les observó atravesar la habitación hacia ella.
_____(tn) se plantó firmemente sobre el suelo y se irguió. Estira esa columna, _____(tn). No podía pasarse la vida como esclava de su pasado.
Esos dos hombres no tenían por qué estar ahí y ella se lo iba a decir, después de lo cual, se marcharían. Una conversación normal entre personas, del tipo que tan solo mantenía desde hacía seis meses, desde que se reunió con Harry. Tenía que hacer permanente la capacidad de hablar con hombres de gran tamaño que no fueran Harry, Nicholas o Sam sin sentirse aterrorizada.
—¿La señorita _____(tn) Mason? —preguntó el más alto de los dos. Tenía un tono gutural y acento extranjero. Solo un extranjero se dirigiría a una mujer de veintiocho años como «señorita».
El corazón de _____(tn) latía tan fuerte que lo sentía golpear contra las costillas. El cuerpo le estaba enviando señales que ella trataba de ignorar.
—¿Sí? ¿En qué puedo ayudarles? Aunque tengo que decirles que no se permite el acceso de hombres al refugio.
La puerta que está a mi izquierda les llevará directamente al aparcamiento.
Los únicos hombres que podían entrar allí eran Nicholas, Harry y Sam, ya que RBJ era una empresa altamente colaboradora. Eso sin mencionar que ayudaban a desaparecer a mujeres en peligro inminente.
—Nos marcharemos pronto —dijo el otro hombre. Era ligeramente más bajo, más fornido, con los mismos ojos azules y muertos. También él tenía acento—. En cuanto aclaremos unas cositas. Tenemos algo que decirte y es mejor que nos escuches.
Se acercaron más, directamente invadiendo su espacio. _____(tn) retrocedió y ellos la siguieron. Un comportamiento agresivo clásico.
En ese momento, _____(tn) comprendió que su cuerpo había tenido razón todo el tiempo. Tenía problemas.
Estaban en la zona de administración del edificio y fuera de horas de oficina. No había nadie por allí. Si conocían la organización del refugio, contaban con el hecho de que estaba sola.
—Necesitamos que nos escuches —dijo el Tipo Alto. Su rostro erainexpresivo y aterrador debido a su falta de emoción. _____(tn) percibía el olor de ambos: una mezcla nauseabunda de hombre sin asear y colonia fuerte.
Tenían mal aspecto, mal comportamiento y mal olor.
_____(tn) intentó hacer un quiebro y el Tipo Alto la agarró fuertemente por el brazo, de manera que era imposible librarse y tiró hacia sí.
_____(tn) se quedó inmediatamente paralizada, sobrecogida por un temor tan inmenso que apenas podía respirar. Su pesadilla más antigua se había hecho realidad.
Se oyó un clic metálico y de repente blandían una afilada navaja bajo su nariz, con la punta malignamente afilada, dirigida justo a su ojo izquierdo. Era larga, negra y opaca, afilada como una cuchilla y aterradora.
—Necesitamos que prestes atención a lo que vamos a decirte. ¿Estás atenta?
El terror le atenazó los pulmones. No podía hablar, ni podía respirar. El Tipo Alto la sacudió y acercó su cara a la de ella, tan cerca que podía distinguir los capilares rotos de sus ojos, tan cerca que podía ver destellos dorados allí donde su maquinilla había dejado restos de barba. Y sobre todo, tan cerca que era capaz de oler el aterrador, frío y metálico aroma de la violencia.
Él bajó el volumen de su voz, lo que lo hizo si cabe más aterrador.
—He dicho que si estás prestando atención.
La sacudida le había hecho daño, la presión en el brazo le estaba cortando la circulación.
No podía hablar. Tenía la garganta paralizada. Asintió.
El otro hombre se había situado a su otro lado. Su mano derecha serpenteó y, para horror de _____(tn), rodeó uno de sus pechos.
—Qué bonito —dijo, pellizcándolo con dureza. Lanzó una rápida mirada de reptil a su colega—. Puede que necesite mantenerse despierta mientras tú hablas con ella, ¿eh?
El doloroso apretón del hombre alto se intensificó aun más cuando tiró de ella hacia arriba. _____(tn) se puso de puntillas para aliviar el dolor. Se había roto ese brazo dos veces. El más bajo apartó la manaza de su pecho, pero antes de que pudiera siquiera suspirar de alivio, de un manotazo retiró de la mesa toda la ropa que ella había estado doblando y el alto la lanzó encima, dejándola sin aire en los pulmones.
Hablaron entre sí en un idioma que ella no entendió, con palabras cortas y ásperas. Finalmente, el alto hizo un gesto de irritación tipo «Vale, haz lo que te de la gana» y se retiró a un lado.
El más bajo se desabrochó el cinturón y se abrió los pantalones con rápidos movimientos. Un enorme y erecto pene de color rojo oscuro sobresalió de entre el vello rubio oscuro de su ingle.
_____(tn) se sintió invadida por el pánico mientras jadeaba en busca de aire y le lanzaba patadas sin éxito.
—Bonita —repitió él sonriendo, deslizando las grandes manos bajo el vestido de _____(tn) y separándole las piernas.
¡Dios, todo estaba ocurriendo tan rápido! Cada movimiento que hacía era contrarrestado por uno u otro de ellos.
Eran tan fuertes que no podía hacer nada. Intentó levantar la rodilla para dar una patada al hombre que estaba entre sus piernas y él se rió, intercambiando una mirada de diversión con su compañero.
Aún no podía respirar. Solo era capaz de hacer sonidos gatunos, los estrangulados sonidos del pánico y el dolor.
Estaban disfrutándolo. Les encantaba. Les encantaba cómo trataba de defenderse, sabía que nunca, jamás, podría ganar.
Repentinamente, la rabia la recorrió como un rayo, como una explosión nuclear, y liberó sus pulmones. Inspiró una gran bocanada de aire que rompió las ligaduras de su pánico y gritó, tan fuerte como pudo. El sonido reverberó en las paredes de la habitación.
Les sobresaltó. El más bajo aflojó la presión sobre los muslos de _____(tn) y ella le golpeó con el pie directamente en la entrepierna, disfrutando de la sensación de esos testículos crujiendo bajo su zapato. El dolor hizo que se doblara sobre sí mismo. Ella gritó de nuevo, fuerte y repetidamente.
No iba a rendirse sin luchar.
:$ pobre rayiz!
bueno chicas aquí esta el capitulo! :)
am mañana entro a la escuela! & no se si podré poner
los dos capitulos que pongo diario, pero les prometo que el capi de
la noche si lo van a tener todos los días ok! ;)
las leo mañana! :)
Lu wH!;*
:hi:
bueno chicas aquí esta el capitulo! :)
am mañana entro a la escuela! & no se si podré poner
los dos capitulos que pongo diario, pero les prometo que el capi de
la noche si lo van a tener todos los días ok! ;)
las leo mañana! :)
Lu wH!;*
:hi:
HeyItsLupitaNJ
Re: Fuego Nocturno - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
COMO LO DEJAS ALLI?
Quiero saber, ¿Este es el peligro? o pasa más porque de ser así entonces la novela sera rapida, y no quiero eso.
SIGUELA
Quiero saber, ¿Este es el peligro? o pasa más porque de ser así entonces la novela sera rapida, y no quiero eso.
SIGUELA
Creadora
Re: Fuego Nocturno - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
awww pobre rayita :(
Pero solo ella se puede meter en problemas
Y Nick donde estas cuando te necesitan???
Ahhh que le van a hacer??
Siguela!!!
Yo tambien ya entro a la escuela mañana que mal verdad???
Pero solo ella se puede meter en problemas
Y Nick donde estas cuando te necesitan???
Ahhh que le van a hacer??
Siguela!!!
Yo tambien ya entro a la escuela mañana que mal verdad???
aranzhitha
Re: Fuego Nocturno - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
Que les vaya bien en la escuela chicas :)
Nick hizo caso, pero esto causa dolor :(
¿Quien la salvara? Consuelo, la chica del capitulo anterior, por ella estan ahi.
Nick hizo caso, pero esto causa dolor :(
¿Quien la salvara? Consuelo, la chica del capitulo anterior, por ella estan ahi.
Taescaab
Re: Fuego Nocturno - NicholasJ&Tu (Adaptación) TERMINADA
Espero que la rayis pueda salvarse! jajaja
Me encanta la nove, es adictiva!
Espero el capitulo con mucha intriga!Besos
Me encanta la nove, es adictiva!
Espero el capitulo con mucha intriga!Besos
Sunny
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