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Huida Hacia el Pasado Nick y tu (TERMINADA)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Huida Hacia el Pasado Nick y tu (TERMINADA)
me encanto!!! *.*
tsss Zac la engañaba!! maldito!!
hahaha mori con lo del vestido!!
aguas Nick se te va la mano haha
te prometo seguir tu historia!!
en serio que me encanto!!
siguela pronto porfas :D
tsss Zac la engañaba!! maldito!!
hahaha mori con lo del vestido!!
aguas Nick se te va la mano haha
te prometo seguir tu historia!!
en serio que me encanto!!
siguela pronto porfas :D
DanieladeJonas
Re: Huida Hacia el Pasado Nick y tu (TERMINADA)
Capítulo Tres
Eran cerca de las ocho cuando Nick paró en una hamburguesería al paso. Tenía hambre. Estaba cansado y de mal humor.
Estaba acostumbrado a viajar solo. Le gustaba viajar solo. No le había bastado con que __tn se quedase callada la mayor parte del tiempo que habían estado en la carretera. No se podía relajar. No se podía concentrar con una mujer como aquella cerca de él. Había intentado no mirarla y mirar directamente a la carretera, pero, aun así, había sentido la energía emergiendo de ella; había notado su excitación, su nerviosismo, su ansiedad.
Y por si fuera poco, también la olía. Aquella increíble fragancia le hacía recordar permanentemente lo suave que era su piel. Le recordaba cuánto había deseado tocarla. Con sus manos y su boca...
—Bienvenidos a Bobby's Burgers, del hermoso pueblo de Lenore, Carolina del Sur. Mi nombre es Tiffany —saludó la chica de la hamburguesería—. ¿Qué van a pedir?
Él se pasó una mano por el pelo y luego sacó la cabeza por la ventanilla.
—Tomaremos tres Big Bobs, dos raciones de patatas fritas y dos...
—Espera, espera, espera... —__tn se desabrochó el cinturón—. Déjame ver qué hay.
—¿Qué tienes que mirar? —dijo él, irritado, cuando ella se atravesó en el coche por delante de él.
Los ojos de __tn se encendieron cuando vio los menús.
—Patatas con salsa chile. Quiero de esas, por favor.
Nick agitó la cabeza y volvió a dirigirse a la chica para pedir.
—Que sean...
—Espera, espera, espera —se inclinó __tn hacia él, puso una mano en su brazo y agregó—: Con doble queso. ¡Ah! Y un batido de chocolate.
__tn estaba prácticamente en su regazo. El sentía la tibieza de su cuerpo, y sabía que no llevaba sujetador debajo de la camiseta.
—¿Es todo?
—Quizá unos pepinillos extra y mayonesa en la hamburguesa. ¡Ah! Y una de esas cosas pequeñitas verdes picantes.
—¿Jalapeños?
__tn sonrió y asintió.
—Sí, eso.
Recogieron la bandeja con la comida, y Nick aparcó el coche en el aparcamiento del restaurante.
Ella sacó unas servilletas de su bolsa y las extendió en su regazo.
Nick la miró con curiosidad. __tn mordió la hamburguesa delicadamente, cerró los ojos suspirando y sonrió.
—Veo que te gustan las hamburguesas de Bobby's Burgers —dijo él, y mordió la hamburguesa.
—Es la primera... —sacó un jalapeño y lo puso entre la hamburguesa y el pan.
—¿Es tu primera hamburguesa de Bobby's Burger? —la miró, incrédulo—. Tienen veinticinco mil franquicias en cincuenta estados. Todo el mundo ha comido una hamburguesa de Bobby's Burger.
—Yo no —dijo ella, mordiendo otra vez y haciendo aspavientos con la mano. Tenía lágrimas en los ojos.
El sonrió y le alcanzó el batido de chocolate. Ella bebió y buscó las patatas con chile.
—Mi madre tenía una lista de comidas para que preparase el chef —comió la patata tan delicadamente como la hamburguesa—. Las hamburguesas estaban prohibidas.
—Es por eso que tiraste el perrito caliente a la papelera... —él buscó su soda—. Creíste que yo era un espía de tu madre.
—Algo así —__tn masticó concienzudamente—. Mi madre se preocupa.
—¿Por las hamburguesas y los perritos calientes?
—No lo sabes bien —ella suspiró y miró las patatas—. Es un poco sobre protectora.
—¿Un poco?
—Es porque me quiere. Yo era... Soy... Su única hija. Estoy segura de que tu madre también se preocupa por ti.
—Mi madre se preocupa tanto por mí que nos abandonó a mi hermano menor y a mí. Nos dejó con un padre alcohólico, cuando yo tenía nueve años —dijo sin emoción—. Volvió a aparecer cuando yo tenía dieciocho años, pero solo porque se enteró de que ella era la beneficiaría de un seguro de vida. Recogió el dinero y no la he vuelto a ver desde entonces.
—Lo siento —dijo __tn —. Al parecer, provenimos de extremos opuestos.
—¡Bonito eufemismo, cariño! —alzó su vaso hacia ella.
Terminaron de comer en silencio, y él se sorprendió de que ella se comiera todo lo que había pedido.
La observó doblar la bolsa de papel de la hamburguesa y los cartones de las patatas, y meterlos en la bolsa de papel marrón perfectamente alisados. Fue como mirar un ballet, pensó Nick . Ella se movía con la fluidez y la gracia de una bailarina. Y el hecho de que estuviera vestida con una camiseta grandona y unos pantalones de chándal deformados no le quitaban un ápice de elegancia.
No obstante, aunque estuviera guapa con su ropa, necesitaría algo más adecuado para el viaje.
No le quedaba más remedio que ir de compras con una mujer. Algo que odiaba.
Dos horas más tarde, __tn estaba sacando sus compras de las bolsas de plástico de Sav-Mart. Allí se había comprado una camiseta rosa, una falda vaquera corta, una blusa verde menta... No se había probado nada, pero tenía un montón de bolsas de plástico alrededor de ella.
Sonriendo, sacó un suéter color lavanda y lo tocó con la mejilla.
Nunca había comprado nada en los grandes almacenes Sav—Mart, aunque había oído hablar de ellos. Al fin y al cabo, eran los grandes almacenes más populares del país. Pero Margaret Hart jamás se hubiera acercado a uno de ellos. Si hubiera sabido que su hija no solo había ido a esos almacenes sino que se había comprado un ropero entero de ropa allí, habría sufrido un ataque al corazón. Y si hubiera visto cómo había ido vestida a hacer las compras, con aquella ropa de hombre colgándole por todas partes, se habría querido morir.
Aunque debía admitir que ella también se había sentido un poco incómoda al entrar en la tienda. Pero después había seguido a Nick a la sección de señoras y se había olvidado del asunto.
A __tn la habían fascinado aquellos grandes almacenes con todo tipo de productos, desde libros a bicicletas.
Nick había soportado pacientemente la espera, se había cruzado de brazos y se había quejado de que se llevase una unidad de cada cosa que veía. Pero había pagado todo, y ella le había prometido reembolsarle el dinero en cuanto pudiera.
También se había parado en la sección de cosmética y se había llevado un lote de productos, incluida una crema iridiscente para el cuerpo.
Nick había ido con el coche a un motel cuando habían terminado las compras. Ella lo había esperado en el coche mientras él pedía dos habitaciones.
Gruñendo y quejándose todo el tiempo, Nick la había ayudado a llevar a su habitación todas las bolsas y una maleta que se había comprado. __tn estaba segura de que no había dicho más de dos palabras desde que habían salido de la tienda.
No sabía cuál podría ser su problema. Pero de momento no le importaba. Ella estaba demasiado ocupada.
Afortunadamente, Nick había estado distraído con una revista de deportes cuando ella había pasado la ropa interior por la caja registradora y el dependiente le había preguntado a otro por el precio de dos sujetadores.
Sorprendentemente, había sobrevivido.
Ahora estaba frente a sus compras, excitada ante encajes, satén, sujetadores sin tirantes y braguitas de todo tipo. No se había privado de nada.
Descubrió la prenda más atrevida de todas: un tanga imitando la piel de un leopardo.
No pudo esperar a probárselas.
Cuando estaba yendo al cuarto de baño para cambiarse, sintió dolor de estómago, y al mismo tiempo oyó unos golpes en la puerta.
Dejó la lencería encima de la cama y fue a abrir.
Entreabrió la puerta.
—¿Estás bien? —Nick estaba al otro lado de la puerta.
—Yo... —el dolor de estómago se le pasó momentáneamente, pero las náuseas persistieron—. Sí, estoy bien.
—Estás un poco pálida.
—Es una pequeña molestia en el estómago. Los nervios. Estoy segura —dijo ella, respirando profundamente—. Ahora estoy bien.
—¿Seguro?
—Estoy bien. De verdad.
—Bien —Nick alzó una caja rosa con olor dulce—. He traído unos donuts. Pensé que tal vez te gustaría tomar uno ahora, o mañana por la mañana.
__tn se puso más pálida. Se llevó la mano a la boca, se dio la vuelta y corrió hacia el cuarto de baño.
Nick entró en la habitación y cerró la puerta.
Había bolsas y artículos por todas partes. Lo que no le extrañaba, porque no solo había tenido que soportar todas las compras, sino que había tenido que subirle todas las bolsas.
Arqueó una ceja al ver la ropa interior que estaba encima de la cama. Su elección de lencería había sido la parte más interesante del tour, aunque había intentado no mirar lo que había metido en la cesta de Sav—Mart; pero cualquier hombre hubiera mirado de reojo unos sujetadores de encaje negros y braguitas a juego, ¿no?
Se paró al lado de la cama y tomó una pieza con estampado de leopardo.
¡Dios! ¡Se había comprado un tanga!
Su corazón se aceleró al ver la prenda.
¡Lo que le faltaba! ¡Imaginarse a __tn con un tanga!
Afortunadamente, el ruido de la cisterna del cuarto de baño fue como una ducha de agua fría en sus pensamientos. Dejó el tanga en la cama, se lamió el azúcar del donut y luego fue hacia la puerta del cuarto de baño.
—¿Estás bien? —golpeó la puerta suavemente.
—Estoy bien. Vete, por favor —dijo con voz débil.
El no le hizo caso y entró. __tn estaba sentada en el frío suelo de terrazo, apoyada en la bañera, con la frente apoyada en las rodillas flexionadas. Nick tomó una toalla pequeña del toallero, la mojó y se la dio a __tn .
—Toma.
Ella alzó la mirada, tomó la toalla y se la puso en las mejillas.
—Gracias. Y ahora, si no te importa... El se sentó a su lado.
—¿Qué crees que ha sido? ¿Las patatas con chile? ¿El batido de chocolate? ¿Los jalapeños o tal vez...?
—Para —protestó __tn —. No hace falta que me digas que ha sido una estupidez. Ya me he dado cuenta, gracias.
Él sonrió y le tomó la barbilla. Estaba muy pálida.
—Tienes que aprender a medirte sola, __tn , nada más. Ir probando poco a poco, en lugar de lanzarte de golpe a la piscina. Tienes que caminar antes de correr.
—He estado probando y caminando toda mi vida, Nick . No me importa que el agua de la piscina esté fría. No me importa si me caigo. Me he perdido muchas cosas. Cometeré errores, pero sean los que sean, serán míos.
—¿O sea que la vida de princesa no es tan maravillosa como se supone? —preguntó él.
—No voy a pedir disculpas por quién soy, ni por cómo me han criado —respondió ella a la defensiva—. Cerró los ojos y agregó— Ni por quién creía ser.
Él había conocido a muchas mujeres ricas que creían que el mundo debía girar alrededor de ellas. Pero había algo diferente en __tn . Una inocencia que lo enervaba, que le daba ganas de salir corriendo.
Por un momento, consideró esa posibilidad. Pero, en vez de eso, masculló en silencio y la levantó en brazos.
Ella exclamó y se puso rígida ante aquella inesperada maniobra.
—Bueno, señorita Hart, puesto que no quieres perderte nada, te sugiero que te acuestes.
__tn lo miró con ojos muy abiertos.
—Yo no he dicho, quiero decir, yo no quise decir que quería, que deberíamos... Él la llevó a la cama.
—Relájate, __tn . Me refería a que te fueras a dormir. Tenemos aún dos días de viaje antes de que lleguemos a Wolf River. Pero... ¡Eh! ¡Gracias por tenerme en cuenta! —la dejó en el colchón.
__tn se puso colorada.
—¡Oh! —exclamó.
Parecía tan indefensa allí, tumbada, que él hubiera tenido ganas de meterse con ella en la cama.
Nick la miró. Una nueva punzada de deseo lo asaltó.
—Duerme. Saldremos a las nueve aproximadamente.
Se fue por la puerta que conectaba ambas habitaciones, la cerró y gruñó.
Aquel iba a ser un viaje muy largo.
Nick se despertó cuando todavía era de noche. No sabía por qué. Eran las seis menos cuarto de la mañana.
¿Y ese olor? ¿Era café? Tendría que beber una taza de café cuando se levantase, más tarde, pensó.
Luego, empezó a oler otra cosa. ¿Melocotones?
¿De dónde venían esos olores?
Oyó a __tn susurrar su nombre al mismo tiempo que sentía que el colchón se hundía levemente. Cuando se dio la vuelta y se incorporó jurando, __tn exclamó.
—¿Qué sucede? —preguntó Nick . Apenas veía su silueta en la oscuridad.
__tn había saltado de la cama y se había puesto a distancia segura. Tenía una taza de café en la mano.
—¿Qué ha sucedido?
—Nada —contestó ella; su voz se rasgó, carraspeó y agregó—: Quería hablar contigo.
—¿A las seis menos cuarto de la mañana?
—Es un asunto que no puede esperar.
—Por supuesto que puede esperar —se tapó y le dio la espalda.
—Tengo un plan —ella se acercó a la cama, encendió la lámpara y dejó la taza en la mesilla.
Él hizo una mueca de dolor cuando lo encandiló la luz.
—Vete, __tn , o no seré responsable de lo que pase.
Ella se cruzó de brazos y contestó:
—¿Qué quieres decir con eso?
El se apoyó en un codo. Tenía el torso desnudo. La miró achicando los ojos.
Ella tenía el pelo aún mojado de la ducha. Su cabellera enmarcaba su hermoso rostro y caía en los hombros de la blusa rosa sin mangas que llevaba puesta. Unos pantalones negros marcaban su silueta. Estaba descalza, con las uñas de los pies pintadas de rosa.
¡Maldición! ¡Le hubiera gustado comérsela entera!
Nick apretó las mantas entre sus dedos para no arrastrarla a la cama con él y mostrarle exactamente lo que quería decir.
Pero no quería hacerlo. Ella no solo era una cuenta, sino que lo metería en líos. __tn Hart era complicada. Él las prefería más simples para el sexo.
—¿En la lista de prohibiciones de tu madre no estaba el meterse en la habitación de hombres semidesnudos?
—Bueno, eso es parte de lo que te quiero hablar.
—¿Quieres hablarme de hombres semidesnudos en habitaciones de hotel?
—Por supuesto que no —puso una mueca de impaciencia—. Quiero hablar contigo acerca de mi plan.
Con otro gruñido, él se volvió a tapar con las mantas.
—¿Siempre has sido así de molesta?
—Ése es el tema, Nick —ella se sentó de rodillas en el suelo—. Nunca he sido molesta. Siempre me he portado impecablemente. Nunca se me ocurrió que podía hacerse otra cosa.
—¿Quieres decir que nunca te rebelaste, ni siquiera cuando eras adolescente? Todos los niños vuelven locos a sus padres en algún momento... —Nick no podía creerlo.
—Yo le di al término PC un nuevo significado: Perfecta Chica. No había nada que deseara más que la aprobación de mis padres,
—Supongo que no es fácil.
—No fui una pobre chica rica, si eso es lo que estás pensando. Mis padres han sido maravillosos conmigo. Han hecho siempre lo que creían mejor para mí. Han sido muy sobre protectores, por amor. Y como yo también los amaba, quería complacerlos.
Al precio de no complacerse ella misma, pensó Nick . Tal vez lo hubiera hecho por temor a perder una segunda familia. Aunque hubiera tenido apenas dos años, el recuerdo inconsciente permanecía en su mente.
Nick se pasó la mano por el pelo y preguntó:
—¿Cuál es tu plan entonces? Ella sonrió, agarró la taza de café, se la dio y respondió:
—Mi plan es ningún plan.
—¿Cómo?
—He tenido planeada mi vida desde siempre. Ahora quiero ser espontánea, impulsiva, irresponsable.
«Mala idea», pensó Nick . Pero, ¿quién era él para decirle lo que tenía que hacer? __tn ya había tenido bastante de eso.
—Bien. Te llevaré a Wolf River y podrás hacer lo que quieras y ser quien quieras a partir de entonces.
—Me refiero a antes de llegar a Wolf River. Quiero hacer cosas que nunca he hecho, ver cosas que no he visto... Experimentar todo lo que pueda. Y quiero que tú me guíes.
—¿Yo? —muy mala idea, pensó él—. De ninguna manera.
—Nick , te pagaré por el tiempo que pierdas —apoyó los brazos en la cama—. ¿Qué son tres o cuatro días más?
Su perfume lo embriagó. ¿Sería tan distraída que no se daría cuenta de lo que provocaba en él? ¿O lo estaba manipulando para conseguir lo que quería?
Fuese como fuese, Nick sintió ira. Dejó la taza de café, la sujetó por los hombros y la acercó.
Ella se sobresaltó.
—Te lo voy a decir claramente, __tn —la miró entrecerrando los ojos—. Seas dienta o no, no me tengo confianza con respecto a ti. No sé si podré aguantar no tocarte en los próximos dos días, así que en tres o cuatro, menos aún.
Ella lo miró.
—Yo confío en ti —le dijo.
Nick no quería que ella confiara en él. No quería esa responsabilidad.
—¿Quieres espontaneidad? ¿Quieres impulsividad? Bien, la has conseguido —dijo entre dientes.
Tiró de __tn y la besó. Se dio cuenta del shock que produjo en ella. Él también se sorprendió, no solo por la intensidad de su propio deseo, sino por el hecho de que ella no se hubiera apartado. Él abrió aquellos hermosos labios y metió su lengua.
Y ella tampoco se apartó.
__tn era tan dulce como había imaginado. La besó más profundamente y sintió su estremecimiento y su suave gemido. Sus labios se amoldaron a los suyos, y su lengua respondió también a la suya.
Fue la sensación de inocencia lo que le hizo echar la cabeza hacia atrás. La miró. Sus ojos estaban llenos de confusión y deseo. Definitivamente, deseo. Sus labios estaban aún húmedos de su beso.
El había esperado que ella le diera un bofetón, o al menos que lo hubiera apartado. Y el hecho de que no lo hubiera hecho, acrecentaba el deseo.
Se moría por arrastrarla a la cama con él.
Pero no podía hacerlo. Sabía, sin saber por qué, que le saldría caro hacerlo.
—No confíes en mí —dijo él, y la soltó tan repentinamente que ella se cayó al suelo—. Búscate otro hombre.
Ella se quedó allí, mirándolo. Luego, inesperadamente, se empezó a reír.
—¿Qué te resulta tan gracioso?
—¿Qué diablos te hace pensar que estoy buscando un hombre? —dijo ella, cruzando los brazos—. ¡Dios santo! Lo que menos necesito en este momento es un hombre.
—¿No?
—No te ofendas, Nick —se puso el pelo detrás de la oreja—. Ese beso ha sido muy agradable, pero te aseguro que no busco nada más que un viaje en coche a Wolf River con algunas experiencias en el camino.
¿Que su beso había sido agradable? Nick frunció el ceño. Le mostraría lo que era bueno.
Pero __tn se levantó y caminó hacia la puerta.
—Siento que no quieras el trabajo —dijo por encima del hombro—. Te enviaré un cheque por el tiempo perdido y los gastos. Gracias por todo lo que has hecho por mí, y si tú...
—Detente ahí.
—¿Sí?
—¿Qué estás haciendo?
—Voy a hacer la maleta, llamaré luego a una empresa de alquiler de coches para que me recoja.
—¿Vas a conducir tú? —preguntó él, sorprendido.
Ella se dio la vuelta y arqueó una ceja.
—No creo que sea asunto tuyo.
—Bueno, va a ser asunto mío —Nick agarró las mantas, se envolvió con ellas y se levantó.
Cuando lo vio ir enfadado en su dirección, __tn lo miró sorprendida.
—Saldremos en quince minutos y será mejor que te des prisa. Hasta que no haya bebido tres tazas de café, no me hables. ¿Comprendido?
—De acuerdo —murmuró ella.
—Y ahora, si no quieres un espectáculo, te sugiero que te marches de mi habitación.
Ella se marchó. Él se quedó mirando la puerta y preguntándose qué acababa de suceder.
«Te has vuelto loco», se dijo.
Maldición, se dirigió hacia el baño y decidió que la ducha sería de agua fría.
ElitzJb
Re: Huida Hacia el Pasado Nick y tu (TERMINADA)
hahaha morii con el beso!!
y con lo de la tanga ni se diga hahaha
no se pero entiendo a la rayis
ella quiere como que empezar a vivir de verdad
esto se pone interesante!!
siguela que me encanto!!!!
y con lo de la tanga ni se diga hahaha
no se pero entiendo a la rayis
ella quiere como que empezar a vivir de verdad
esto se pone interesante!!
siguela que me encanto!!!!
DanieladeJonas
Re: Huida Hacia el Pasado Nick y tu (TERMINADA)
GUUUUAAAAAAUUUU........
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHH...
ES TAN FAAACCIIIIIILLL DE CONVENCEEERRR AAAAA NIIIICCCKKK!!!!!!
AAAIIIII SIGUEEELAAAAA!!!!!
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHH...
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AAAIIIII SIGUEEELAAAAA!!!!!
chelis
Re: Huida Hacia el Pasado Nick y tu (TERMINADA)
aqui les dejo mas capítulos
__tn sospechaba que Nick ponía la música alta para no hablar con ella, pero no le importaba. No solo porque le gustaba la selección de rock que estaba escuchando, sino porque necesitaba estar un rato a solas con sus pensamientos.
Nick tarareaba casi todas las canciones. Y a veces hasta las cantaba, pero cada tanto se hundía en un silencio sepulcral. Era evidente que estaba acostumbrado a estar solo en aquel coche, y que no le gustaba que invadieran su espacio.
Habían pasado por Lenore hacía tres horas, y habían parado a pedido de ella en un pueblo para comprar agua mineral; luego, habían pasado la frontera de Georgia.
El día era caluroso y húmedo, y __tn se alegró de que el coche de Nick tuviera aire acondicionado lo suficientemente fuerte como para que hasta un pingüino tuviera frío.
O como para enfriar a una mujer excitada, ardiendo aún después de un apasionado beso.
El beso de Nick le había agitado el cerebro y quemado el cuerpo. Sus labios aún conservaban aquella sensación, y sentía mariposas en el estómago. Toda la vida le habían enseñado a comportarse con el recato y la pose necesaria. A ser serena y compuesta en todas las situaciones... Pero con un solo beso de Nick se había derretido...
Casi le había pedido más.
Los besos de Zac habían sido... corteses comparados con los de Nick . El beso de Nick había sido salvaje, lleno de abandono por su parte. Caliente.
Él le había dicho que le costaba no tocarla, pero, aunque sus palabras le habían dado un vuelco al corazón y le habían quitado el aliento, ella no le creía. Un hombre como Nick no podía estar interesado en una chica comedida y sin experiencia como ella. Sabía que eran solo palabras, que lo había hecho para intimidarla, para que desistiera de experimentar cosas nuevas durante el viaje a Wolf River.
Pero eso no había hecho que su beso fuera menos excitante.
Al contrario, le había demostrado que había todo un mundo de experiencias que la estaba esperando. Y aunque no estuviera preparada para los Nick Jonass del mundo, estaba dispuesta a vivir un poco de excitación y aventura.
Mientras atravesaban granjas y colinas, __tn miraba de reojo a Nick . La camiseta negra le quedaba perfecta en aquellos hombros anchos y brazos musculosos. Llevaba barba de un día y un par de gafas de sol. En la ceja derecha tenía una cicatriz pequeña con forma de rayo. La mandíbula era fuerte, la nariz ligeramente curvada, su boca... irresistible.
Aunque ella no estaba interesada en los hombres en aquel momento, suponía que Nick debía de interesar a más de una mujer. Destilaba una cierta tosca masculinidad que debía de hacer que las mujeres estuvieran a sus pies.
__tn desvió la mirada. No le gustaba la línea de pensamientos que estaba siguiendo.
Vio a un par de niños remontando unas cometas, roja y amarilla.
—No he hecho nunca eso —dijo ella, ausente, mirando las cometas. Nick bajó la música.
—¿Qué?
Ella se giró levemente, mirando aún las cometas en el cielo.
—Que nunca he remontado una cometa.
—¿Nunca?
Ahora que lo había repetido se sentía tonta. Miró a Nick y preguntó:
—¿Y tú?
—Por supuesto.
—¿De qué color era?
—¿El color?
—De tu cometa.
—¡Oh! Naranja, con el número 01.
—¿Por qué 01?
Él la miró como si ella no supiera nada.
—El General Lee.
—¿General Lee?
—Sí. The Dukes Hazard. Bo Duke, Luke Duke, Daisy Duke.
—Él show de televisión —dijo ella como comprendiendo por fin—. He oído hablar de él.
—¿Pero no lo has visto nunca? —dijo él, incrédulo—. ¡Dios mío! ¡Has vivido aislada del mundo!
—Yo diría más bien que he vivido un mundo de agenda.
Pensó en las clases particulares después del colegio, en las actividades de los sábados.
—Ballet, piano, cotillones... —enumeró __tn .
—¿Cotillones?
—Bailes formales para gente joven —le explicó ella.
Nick se estremeció.
—Preferiría otra tortura, antes que eso. Ella se rió.
—Algunas veces era una verdadera tortura, si te tocaba el compañero equivocado. Eso sí, aprendíamos modales y formas de comportarse en sociedad y en situaciones de etiqueta.
—¿Sí? ¿Como cuáles?
__tn se sentó muy erguida y alzó la barbilla.
—Presentaciones, para empezar. «Señor Jonas, le presento a la señorita Widebottom. Señorita Widebottom, este es el señor Jonas».
—¿Estás bromeando, no?
—En absoluto. Entonces, señor Jonas, usted le preguntaría a la señorita Widebottom si desea una copa de ponche. « ¡Oh, sí, señor Jonas!, me encantaría una copa de ponche» —__tn pestañeó—. Después de que le sirves la copa, le preguntas si desea una pasta. Una vez que tienes la copa y las galletitas, empieza la conversación.
—¿Quieres decir que no puedes comerte las pastas simplemente?
—¡No, por Dios! Tienes que hablar primero. Es necesario que tu acompañante entre en la conversación. «Señor Jonas, lleva una camiseta muy bonita. ¿Es de Tommy Hillfiger, por casualidad?»
Nick sonrió ligeramente.
—¡Oh, no, señorita Widebottom, es de Sidewalk Sam.
—No conozco a ese diseñador —dijo __tn —. ¿Es de Nueva York o de París?
—Es del Bajo East Side. Sam suele estar en una esquina desde el mediodía hasta las seis de la tarde, todas las tardes. Tres camisetas por doce dólares, pero si le dices que me conoces, te hará descuento.
Fue la primera vez que Nick oyó reír a __tn de verdad. Y el sonido le hizo cosquillas en la piel. Pero la sonrisa de sus labios desapareció cuando ella volvió a mirar por la ventanilla.
—¿Alguna vez te has preguntado cómo habría sido tu vida si tu madre no se hubiera marchado?
Él lo había hecho cada tanto. Pero sabía que lo que de verdad __tn se estaba preguntando era cómo habría sido su propia vida si su madre no hubiera muerto.
Nick se encogió de hombros y volvió a concentrarse en la carretera.
—No puedes cambiar tu vida. Es como es —dijo. Ella agitó la cabeza.
—No es que quiera cambiarla, solo quiero que sea mejor.
—Eso ya lo hiciste ayer, cuando te marchaste de la iglesia. Hay que tener agallas para eso, __tn .
—He hecho daño a un montón de gente —contestó ella.
—¿Y si te hubieras casado con Zac ? —Nick cambió de marcha—. ¿A quién habrías hecho daño?
Ella apartó la mirada de la ventanilla.
—A mí.
—Exacto —él le sonrió. Vio un cartel que anunciaba Ambiance, con una población de dos mil habitantes, a siete kilómetros y medio. El siguiente cartel anunciaba Perritos calientes Doug.
—Señorita Hart —dijo él en tono formal—. ¿Le interesaría tomar un perrito caliente en Doug's?
Ella sonrió y se llevó una mano al corazón.
—Sí, gracias, señor Jonas. Si no es mucha molestia, me encantaría tomar un perrito caliente.
Llegaron al pueblo de Plug Nickel alrededor de las siete y media aquella tarde. Mientras Nick se registraba en el motel The Night Owl, __tn estiró las piernas en el aparcamiento. Ella había viajado siempre en avión en sus vacaciones, nunca en coche. A su madre le parecían muy incómodos los coches para los viajes.
A __tn le encantaba. Le gustaba la sensación de velocidad en la autopista, la energía del motor del coche, el cambio de paisajes.
__tn pasó la mano por la carrocería del coche negro, brillante. Tal vez se comprase un coche antiguo como aquel para ella. Pero no tan grande, por supuesto. Algo más compacto y deportivo. Un Mustang o un Corvette.
Definitivamente un convertible.
Cerca del motel sonaba música country desde un restaurante. __tn deambuló por el aparcamiento. Un cartel de neón anunciaba Weber's Bar y Gruí. Una pareja de jóvenes salió del establecimiento, trayendo el olor a barbacoa y el humo de cigarrillos.
__tn miró hacia la recepción del motel. Nick seguía esperando.
Una camioneta pasó por su lado y le silbaron. __tn se indignó ante aquel comportamiento poco galante. Pero luego se dio cuenta de que el silbido no había sido para ella, sino para una rubia platino con una falda corta de piel negra, una camiseta ajustada y tacones. Acababa de salir de una tienda que había al lado del motel. La rubia debía de tener su edad, más o menos, aunque era difícil de adivinar con todo aquel maquillaje. La chica alzó una ceja, se acomodó el escote para aumentar su ya prominente busto, y luego entró en el restaurante.
«Fascinante», pensó ella. __tn jamás había estado en un sitio como aquel. Se moría por ver cómo era por dentro. Se miró la ropa que llevaba puesta, los pantalones negros, la camiseta rosa y las sandalias, y pensó que podría ponerse ropa más apropiada. Pero no tenía nada parecido a lo de la rubia. Además, ella solo quería echar un vistazo.
Se asomaría por la puerta un momento, se dijo, miraría y saldría otra vez.
El interior era extremadamente oscuro, iluminado apenas con los carteles de neón con la marca de las cervezas, pero tenía aire acondicionado. __tn esperó a acostumbrarse a la oscuridad. Había cáscaras de cacahuetes y aserrín en el suelo de cemento. La gente, joven en su mayoría, lo llenaba de pie y sentada en sus mesas. Entre las conversaciones se oía un partido de béisbol transmitido por una televisión que había por encima de la barra, y una máquina automática de música sonaba con una canción de una chica llamada Norma Jean Riley, que era casi imposible de oír. Había cigarrillos encendidos encima de la barra, pero donde servían la comida parecía no haber tabaco. Olía a barbacoa, y eso le recordó a __tn que no comía desde que habían parado en Ambiance a comer un perrito caliente.
Nadie de las mesas pareció notar su presencia, pero hombres y mujeres de la barra se dieron la vuelta.
Era hora de marcharse, se dijo.
Se dio la vuelta y se chocó con un hombre alto de cabello negro, que estaba entrando en el bar.
—¡Uh! —el hombre puso las manos en su hombro para sujetarla.
—Perdone —ella intentó soltarse, pero el hombre no la soltó y le sonrió.
—¿Qué prisa tienes, guapa? —preguntó con una voz rota.
Un hombre grande, con una camiseta en la que ponía: Mad Dog Construction. Era apuesto, pensó __tn , pero no quería sus manos encima.
—Lo siento mucho. Si me disculpa, me estaba marchando.
—Aceptaré tus disculpas si aceptas una copa.
—Gracias, pero me temo que ya tengo planes.
—Puedes llegar un poco tarde —insistió el hombre, sujetándola aún—. Viene bien de vez cuando hacer esperar a un chico.
—Es a ti a quien no te vendrá bien —se oyó una voz por detrás de ellos.
El hombre soltó a __tn y se dio la vuelta para mirar a Nick .
—¡Eh! Lo siento, chico —dijo el extraño—. No tiene nada de malo que lo haya intentado...
Nick se acercó a __tn y tomó su brazo.
—Mejor que lo intentes en otro sitio.
—Seguro —dijo el hombre, aunque no pudo reprimir una última mirada a __tn cuando pasó por su lado.
__tn dejó escapar la respiración que había contenido y miró a Nick .
—¡Menos mal que has...!
—¿Estás loca? ¿Cómo se te ocurre entrar a un sitio como este tú sola?
—¿Qué tiene de malo?
—Evidentemente, no lo has pensado. ¡Quién sabe qué habría sucedido si yo no te hubiera visto fisgoneando y hubiera venido a buscarte!
—¡No estaba fisgoneando! Y no habría sucedido nada. Ese hombre era amable... Nick frunció el ceño.
—¿Te parece amable un hombre que te pone las manos encima y no te suelta?
—No miré por dónde iba y me choqué con él —replicó __tn —. Y tú también me has puesto las manos encima, por si no te das cuenta.
¡Claro que se daba cuenta! Llevaba un día terrible intentando concentrarse en las curvas de la carretera en lugar de concentrarse en las de la mujer que iba a su lado en el coche. Un día entero intentando aferrar las manos al volante en lugar de ponerlas encima de ella.
Nick la soltó y empezó a darse la vuelta.
—Salgamos de aquí —dijo.
—Yo quiero quedarme.
Él se quedó petrificado. Se dio la vuelta y preguntó:
—¿Qué?
—Ya estamos aquí —__tn se cruzó de brazos y alzó la barbilla—. La comida de este lugar huele muy bien y tiene buen aspecto. No veo por qué no podemos comer aquí.
Él podría haberle dado más de diez razones, todas ellas sentadas en la barra, mirándola. Nick sabía que si hubiera sido él quien hubiera estado sentado en la barra también la habría mirado.
Cuando había entrado y había visto a ese tipo con las manos puestas en __tn había tenido ganas de darle un puñetazo, lo que habría sido poco acertado, teniendo en cuenta que había un par de tipos en la barra que hubieran intervenido para ayudar a su amigo.
Afortunadamente el tipo se había echado atrás.
—Hay un bar bajando la calle. Es más tranquilo y... —empezó a sugerir, tenso.
—¿Una mesa para dos? —una morena menuda con una carta en la mano se acercó a ellos y tuvo que gritar para que la escuchasen en medio de aquel ruido.
__tn asintió a la camarera, y la siguió entre la multitud hasta una mesa en el centro del local.
« ¡Maldita sea!», murmuró entre dientes Nick , pisando cáscaras de cacahuetes con sus botas mientras seguía a __tn .
—Hoy tenemos un par de menús especiales —la camarera dejó la carta en la mesa—. ¿Qué van a beber?
Nick se sentó en la silla.
—Black Tan con coca—cola.
—Dos Black Tan con coca—cola, por favor —dijo __tn , sentándose recatadamente. Nick frunció el ceño.
—¿Sabes acaso lo que es un Black Tan?
—No, pero espero que esté frío. Tengo mucha sed —__tn tomó la carta.
Nick suspiró y rogó tener paciencia.
Pidieron dos menús especiales cuando la camarera les llevó la bebida. __tn alzó el vaso delicadamente, y Nick hizo lo mismo.
Ella bebió, hizo un gesto de escalofrío, y otro de desagrado.
—A veces tienes que degustarlo un poco para poder tragarlo —Nick sonrió y sorbió su oscura cerveza—. Después de varios sorbos, te acostumbras al gusto.
__tn cerró los labios dibujando una línea recta, cerró los ojos y tragó.
A Nick le hubiera gustado tener una cámara de fotos. Estaba a gusto en aquel momento. Era lunes por la noche, pero había bastante gente. Claro que no debía de haber muchos sitios adonde ir en Plug Nickel. Al fondo del local había dos mesas de billar con gente jugando.
La camarera les llevó dos platos repletos de comida. Un chico sirvió una jarra de agua fría, que casi derramó por mirar a __tn . Esta agradeció su servicio y el chico sonrió torpemente. Luego, se marchó tropezándose con sus propios pies.
¿Realmente no se daba cuenta del efecto que causaba en los hombres?, se preguntó Nick .
Sabía que había vivido confinada en una vida de privilegios y cultura, que su vida había sido organizada para casarse con el hombre que debía ser su marido, pero aun así, ¿no se daba cuenta de lo atractiva que era? Él sabía por los documentos a los que había tenido acceso que su padre había sido cherokee y su madre galesa. Aquella mezcla había creado una combinación exótica, llena de sensualidad morena que hasta a un monje le habría hecho olvidar sus votos de castidad.
La observó tomar otro trago de cerveza, sentir un escalofrío, luego probar la comida con un gesto de placer casi sexual... A Nick se le secó la garganta...
__tn debía de estar tomándolo por tonto. ¡No podía ser tan inocente como parecía!
Nick se concentró en la comida, decidido a no dejarse atraer por ella.
Cuando anunciaron que era noche de karaoke, él se alegró de la distracción que supondría, aunque la primera voluntaria tenía una voz inaguantable. __tn estaba fascinada.
Después de que subieran al improvisado escenario varios voluntarios, __tn dijo:
—Deberías intentarlo. Tienes una voz bonita.
Nick la miró como diciéndole «Ni loco». Ella sonrió, apartó el plato y se puso de pie. Él pensó por un momento que __tn iba a subir al escenario a cantar, pero ella se excusó y fue al servicio. Nick observó el ritmo de sus caderas al caminar y puso cara de disgusto cuando vio que varios hombres la miraban igual que él.
Mordió la hamburguesa. ¿Qué le importaba que la mirasen otros hombres? Ella no estaba con él, no estaban saliendo ni nada de eso. ¡Eh! ¿Qué le pasaba? Ni siquiera cuando había estado saliendo con alguien se había preocupado de que su ligue saliera con otros...
Nick terminó la comida y la segunda cerveza, pero __tn aún no volvía. Se dijo que no estaba preocupado, solo molesto. Muy molesto.
Con gesto contrariado, pagó la cuenta y se dirigió hacia el aseo de señoras.
Se relajó un poco cuando la encontró de pie al lado de otra mujer. Estaba mirando un juego de billar. Entre silbidos y gritos de sus animadores, había alguna apuesta.
La compañera de __tn , una rubia de falda corta de piel negra, camiseta roja escotada y ajustada, y zapatos de finísimo tacón con cuya aguja se podría haber cortado hielo, le estaba explicando algo a __tn mientras gesticulaba hacia la mesa de billar. __tn escuchaba atentamente. Cuando Nick apareció, la rubia lo vio primero. Iba vestida como para no pasar desapercibida. Nick le devolvió la sonrisa cuando la rubia le sonrió, pero solo por costumbre, no por interés. Era una chica atractiva, pero al lado de __tn , palidecía.
Nick rodeó los hombros de __tn , tanto para llevársela de allí como para que quedase claro con quién estaba ella. Nick dudaba que los cotillones le hubieran enseñado a __tn cómo eran los bares de solteros. Notó que se ponía rígida, y vio el reproche en su mirada cuando ella se dio cuenta de quién le había puesto el brazo en los hombros. Pero no se apartó.
—Nick , esta es Mindy Moreland. Mindy, Nick Jonas.
Nick asintió con la cabeza. Mindy alzó su vaso de cerveza hacia él y sonrió.
—Mindy es encargada de limpieza de The Night Owl —dijo __tn como si se tratase de un empleo fascinante—. Nos hemos conocido en la sala del motel y le he contado que nosotros nos hospedamos allí.
Gritos de júbilo les hicieron volverse hacia la mesa de billar. Mad Dog era el ganador. Mindy corrió a abrazar al trabajador de la construcción, y el perdedor pidió cerveza para todos. Al otro lado del restaurante, un hombre estaba cantando «Pretty Woman», de Roy Orbison.
Nick decidió que se tenían que marchar de allí inmediatamente.
Sujetó a __tn con fuerza, bajó la cabeza y susurró a __tn al oído:
—Vamonos.
—Ve tú.
—¿Qué?
—Yo voy a quedarme un rato más. Te veré por la mañana.
—¡Maldita sea, __tn ! ¡Este no es un lugar para que una chica decente se quede sola!
—Mindy es una chica decente y está sola. Vamos a jugar al billar.
Nick miró a Mindy y cómo le daba un beso a Mad Dog, pero se calló su opinión sobre la chica.
—Bien. Jugarás conmigo un juego de billar. Si gano, nos marcharemos —dijo Nick .
—De acuerdo. Pero si gano yo... —ella dudó, luego sonrió—, tendrás que cantar en el karaoke. Y yo escogeré la canción.
—En absoluto.
—¿O sea que crees que te ganaré? —arqueó una ceja.
El notó el desafío en la voz de __tn , y supo que tenía que marcharse y dejarla. No era asunto suyo que ella quisiera quedarse en un bar y jugar al billar. ¿Acaso no era una adulta? ¿Y no aprendería de los errores?
Pero no podía hacerlo. Se sentía responsable. Sus hermanos le habían pagado para encontrarla. __tn le había pagado para llevarla a Wolf River. Él tenía obligación de llevarla allí sana y salva.
Y además, él jamás había rechazado un desafío. En diez minutos se marcharían.
—De acuerdo.
Eligieron una mesa y dos palos de billar. Mindy estaba excitada con el juego y puso las bolas en la mesa. Nick pensó ofrecerle el tiro inicial a __tn , incluso darle ventaja, pero al ver la cara de Mad Dog deseando suerte a __tn , decidió que no tendría piedad.
—Veremos quién empieza —dijo Nick .
Cuando __tn lo miró, confusa, Mindy le explicó el término. El que tocase el borde opuesto de la mesa y llegase lo más cerca posible a la banda opuesta, tenía la serie.
Nick tiró. Sonrió confiado al ver que su bola quedaba a tres centímetros. __tn tiró y quedó a dos centímetros.
«Suerte», pensó Nick , pero no le preocupaba. Necesitaría algo más que suerte para ganarle.
Cuando ella se inclinó y movió sus caderas para ponerse en posición, Nick intentó concentrarse en el juego.
Cuando __tn tiró y golpeó tres bolas, dos lisas y una rayada, Nick achicó los ojos.
«Demasiada suerte», pensó.
—¿Qué hago ahora? —preguntó __tn a su nueva amiga.
—Elige lisas o rayadas —dijo la rubia.
Para colmo, una multitud se había juntado alrededor de ellos. Cuando __tn eligió las rayadas, claramente dándole ventaja, él la miró con desconfianza.
De manera perfecta, __tn golpeó la bola catorce, luego la doce.
Nick sudó como un animal cuando la vio golpear la bola nueve.
Nadie podía tener tanta suerte, ¡demonios!
__tn lo había hecho caer en una trampa.
El consiguió un break en el siguiente tiro, cuando el ruido de un cristal roto distrajo a __tn . No era tonto. Hizo que contase cada tiro. Golpeó cuatro bolas, pero perdió la bola uno en una serie doble. La recogería en el siguiente tiro.
No tuvo la oportunidad.
Incrédulo, observó cómo __tn colocaba las bolas que le quedaban y golpeaba la bola ocho.
Le había ganado.
Hubo silbidos y gritos de alegría alrededor de la mesa. Mindy abrazó a __tn , Mad Dog la felicitó. Nick miró la escena: era surrealista. Luego, miró a __tn y le dijo:
—Habías jugado al billar antes. Ella agitó la cabeza.
—Solo snooker con mi padre. Él es muy bueno. « ¿Muy bueno?», Nick alzó una ceja. __tn dio su taco a Mindy, luego, rodeó la mesa y se acercó a él.
—No vas a echarte atrás en la apuesta, ¿verdad?
—Terminemos con esto de una vez —dijo Nick .
Era justo que lo dejara salvarse de aquello. Ella había jugado snooker desde que era una cría, y era más que buena en ello. Aunque las reglas y estrategia eran completamente distintas a las del billar, la forma de golpear las bolas era igual. También sabía que él no se había imaginado que ella pudiera ganar, y que por ello había jugado desprevenido y que no había puesto toda su habilidad en el juego.
Tal vez no fuera justo que le hiciera pagar la apuesta. ¿No era suficiente con que ella fuera la ganadora y pudiera permitirse la gracia de dejarle un poco de dignidad?
__tn miró la cara de rabia de Nick .
No... No sería tan buena con él.
__tn lo tomó del brazo y lo llevó al escenario.
Nick miró la lista de canciones: Dylan, Sinatra, Morrison, Stewart...
__tn eligió y se la dio. Luego, se dio prisa para sentarse entre la multitud que se había reunido para escucharlo.
La música empezó a sonar. Mad Dog le dio un vaso de cerveza desde la fila de delante. Nick sorbió y se la devolvió. Subió al escenario, agarró el micrófono y empezó:
—«Love me tender...»
Las mujeres se volvieron locas al oírlo cantar moviendo sus caderas.
Capítulo Cuatro
__tn sospechaba que Nick ponía la música alta para no hablar con ella, pero no le importaba. No solo porque le gustaba la selección de rock que estaba escuchando, sino porque necesitaba estar un rato a solas con sus pensamientos.
Nick tarareaba casi todas las canciones. Y a veces hasta las cantaba, pero cada tanto se hundía en un silencio sepulcral. Era evidente que estaba acostumbrado a estar solo en aquel coche, y que no le gustaba que invadieran su espacio.
Habían pasado por Lenore hacía tres horas, y habían parado a pedido de ella en un pueblo para comprar agua mineral; luego, habían pasado la frontera de Georgia.
El día era caluroso y húmedo, y __tn se alegró de que el coche de Nick tuviera aire acondicionado lo suficientemente fuerte como para que hasta un pingüino tuviera frío.
O como para enfriar a una mujer excitada, ardiendo aún después de un apasionado beso.
El beso de Nick le había agitado el cerebro y quemado el cuerpo. Sus labios aún conservaban aquella sensación, y sentía mariposas en el estómago. Toda la vida le habían enseñado a comportarse con el recato y la pose necesaria. A ser serena y compuesta en todas las situaciones... Pero con un solo beso de Nick se había derretido...
Casi le había pedido más.
Los besos de Zac habían sido... corteses comparados con los de Nick . El beso de Nick había sido salvaje, lleno de abandono por su parte. Caliente.
Él le había dicho que le costaba no tocarla, pero, aunque sus palabras le habían dado un vuelco al corazón y le habían quitado el aliento, ella no le creía. Un hombre como Nick no podía estar interesado en una chica comedida y sin experiencia como ella. Sabía que eran solo palabras, que lo había hecho para intimidarla, para que desistiera de experimentar cosas nuevas durante el viaje a Wolf River.
Pero eso no había hecho que su beso fuera menos excitante.
Al contrario, le había demostrado que había todo un mundo de experiencias que la estaba esperando. Y aunque no estuviera preparada para los Nick Jonass del mundo, estaba dispuesta a vivir un poco de excitación y aventura.
Mientras atravesaban granjas y colinas, __tn miraba de reojo a Nick . La camiseta negra le quedaba perfecta en aquellos hombros anchos y brazos musculosos. Llevaba barba de un día y un par de gafas de sol. En la ceja derecha tenía una cicatriz pequeña con forma de rayo. La mandíbula era fuerte, la nariz ligeramente curvada, su boca... irresistible.
Aunque ella no estaba interesada en los hombres en aquel momento, suponía que Nick debía de interesar a más de una mujer. Destilaba una cierta tosca masculinidad que debía de hacer que las mujeres estuvieran a sus pies.
__tn desvió la mirada. No le gustaba la línea de pensamientos que estaba siguiendo.
Vio a un par de niños remontando unas cometas, roja y amarilla.
—No he hecho nunca eso —dijo ella, ausente, mirando las cometas. Nick bajó la música.
—¿Qué?
Ella se giró levemente, mirando aún las cometas en el cielo.
—Que nunca he remontado una cometa.
—¿Nunca?
Ahora que lo había repetido se sentía tonta. Miró a Nick y preguntó:
—¿Y tú?
—Por supuesto.
—¿De qué color era?
—¿El color?
—De tu cometa.
—¡Oh! Naranja, con el número 01.
—¿Por qué 01?
Él la miró como si ella no supiera nada.
—El General Lee.
—¿General Lee?
—Sí. The Dukes Hazard. Bo Duke, Luke Duke, Daisy Duke.
—Él show de televisión —dijo ella como comprendiendo por fin—. He oído hablar de él.
—¿Pero no lo has visto nunca? —dijo él, incrédulo—. ¡Dios mío! ¡Has vivido aislada del mundo!
—Yo diría más bien que he vivido un mundo de agenda.
Pensó en las clases particulares después del colegio, en las actividades de los sábados.
—Ballet, piano, cotillones... —enumeró __tn .
—¿Cotillones?
—Bailes formales para gente joven —le explicó ella.
Nick se estremeció.
—Preferiría otra tortura, antes que eso. Ella se rió.
—Algunas veces era una verdadera tortura, si te tocaba el compañero equivocado. Eso sí, aprendíamos modales y formas de comportarse en sociedad y en situaciones de etiqueta.
—¿Sí? ¿Como cuáles?
__tn se sentó muy erguida y alzó la barbilla.
—Presentaciones, para empezar. «Señor Jonas, le presento a la señorita Widebottom. Señorita Widebottom, este es el señor Jonas».
—¿Estás bromeando, no?
—En absoluto. Entonces, señor Jonas, usted le preguntaría a la señorita Widebottom si desea una copa de ponche. « ¡Oh, sí, señor Jonas!, me encantaría una copa de ponche» —__tn pestañeó—. Después de que le sirves la copa, le preguntas si desea una pasta. Una vez que tienes la copa y las galletitas, empieza la conversación.
—¿Quieres decir que no puedes comerte las pastas simplemente?
—¡No, por Dios! Tienes que hablar primero. Es necesario que tu acompañante entre en la conversación. «Señor Jonas, lleva una camiseta muy bonita. ¿Es de Tommy Hillfiger, por casualidad?»
Nick sonrió ligeramente.
—¡Oh, no, señorita Widebottom, es de Sidewalk Sam.
—No conozco a ese diseñador —dijo __tn —. ¿Es de Nueva York o de París?
—Es del Bajo East Side. Sam suele estar en una esquina desde el mediodía hasta las seis de la tarde, todas las tardes. Tres camisetas por doce dólares, pero si le dices que me conoces, te hará descuento.
Fue la primera vez que Nick oyó reír a __tn de verdad. Y el sonido le hizo cosquillas en la piel. Pero la sonrisa de sus labios desapareció cuando ella volvió a mirar por la ventanilla.
—¿Alguna vez te has preguntado cómo habría sido tu vida si tu madre no se hubiera marchado?
Él lo había hecho cada tanto. Pero sabía que lo que de verdad __tn se estaba preguntando era cómo habría sido su propia vida si su madre no hubiera muerto.
Nick se encogió de hombros y volvió a concentrarse en la carretera.
—No puedes cambiar tu vida. Es como es —dijo. Ella agitó la cabeza.
—No es que quiera cambiarla, solo quiero que sea mejor.
—Eso ya lo hiciste ayer, cuando te marchaste de la iglesia. Hay que tener agallas para eso, __tn .
—He hecho daño a un montón de gente —contestó ella.
—¿Y si te hubieras casado con Zac ? —Nick cambió de marcha—. ¿A quién habrías hecho daño?
Ella apartó la mirada de la ventanilla.
—A mí.
—Exacto —él le sonrió. Vio un cartel que anunciaba Ambiance, con una población de dos mil habitantes, a siete kilómetros y medio. El siguiente cartel anunciaba Perritos calientes Doug.
—Señorita Hart —dijo él en tono formal—. ¿Le interesaría tomar un perrito caliente en Doug's?
Ella sonrió y se llevó una mano al corazón.
—Sí, gracias, señor Jonas. Si no es mucha molestia, me encantaría tomar un perrito caliente.
Llegaron al pueblo de Plug Nickel alrededor de las siete y media aquella tarde. Mientras Nick se registraba en el motel The Night Owl, __tn estiró las piernas en el aparcamiento. Ella había viajado siempre en avión en sus vacaciones, nunca en coche. A su madre le parecían muy incómodos los coches para los viajes.
A __tn le encantaba. Le gustaba la sensación de velocidad en la autopista, la energía del motor del coche, el cambio de paisajes.
__tn pasó la mano por la carrocería del coche negro, brillante. Tal vez se comprase un coche antiguo como aquel para ella. Pero no tan grande, por supuesto. Algo más compacto y deportivo. Un Mustang o un Corvette.
Definitivamente un convertible.
Cerca del motel sonaba música country desde un restaurante. __tn deambuló por el aparcamiento. Un cartel de neón anunciaba Weber's Bar y Gruí. Una pareja de jóvenes salió del establecimiento, trayendo el olor a barbacoa y el humo de cigarrillos.
__tn miró hacia la recepción del motel. Nick seguía esperando.
Una camioneta pasó por su lado y le silbaron. __tn se indignó ante aquel comportamiento poco galante. Pero luego se dio cuenta de que el silbido no había sido para ella, sino para una rubia platino con una falda corta de piel negra, una camiseta ajustada y tacones. Acababa de salir de una tienda que había al lado del motel. La rubia debía de tener su edad, más o menos, aunque era difícil de adivinar con todo aquel maquillaje. La chica alzó una ceja, se acomodó el escote para aumentar su ya prominente busto, y luego entró en el restaurante.
«Fascinante», pensó ella. __tn jamás había estado en un sitio como aquel. Se moría por ver cómo era por dentro. Se miró la ropa que llevaba puesta, los pantalones negros, la camiseta rosa y las sandalias, y pensó que podría ponerse ropa más apropiada. Pero no tenía nada parecido a lo de la rubia. Además, ella solo quería echar un vistazo.
Se asomaría por la puerta un momento, se dijo, miraría y saldría otra vez.
El interior era extremadamente oscuro, iluminado apenas con los carteles de neón con la marca de las cervezas, pero tenía aire acondicionado. __tn esperó a acostumbrarse a la oscuridad. Había cáscaras de cacahuetes y aserrín en el suelo de cemento. La gente, joven en su mayoría, lo llenaba de pie y sentada en sus mesas. Entre las conversaciones se oía un partido de béisbol transmitido por una televisión que había por encima de la barra, y una máquina automática de música sonaba con una canción de una chica llamada Norma Jean Riley, que era casi imposible de oír. Había cigarrillos encendidos encima de la barra, pero donde servían la comida parecía no haber tabaco. Olía a barbacoa, y eso le recordó a __tn que no comía desde que habían parado en Ambiance a comer un perrito caliente.
Nadie de las mesas pareció notar su presencia, pero hombres y mujeres de la barra se dieron la vuelta.
Era hora de marcharse, se dijo.
Se dio la vuelta y se chocó con un hombre alto de cabello negro, que estaba entrando en el bar.
—¡Uh! —el hombre puso las manos en su hombro para sujetarla.
—Perdone —ella intentó soltarse, pero el hombre no la soltó y le sonrió.
—¿Qué prisa tienes, guapa? —preguntó con una voz rota.
Un hombre grande, con una camiseta en la que ponía: Mad Dog Construction. Era apuesto, pensó __tn , pero no quería sus manos encima.
—Lo siento mucho. Si me disculpa, me estaba marchando.
—Aceptaré tus disculpas si aceptas una copa.
—Gracias, pero me temo que ya tengo planes.
—Puedes llegar un poco tarde —insistió el hombre, sujetándola aún—. Viene bien de vez cuando hacer esperar a un chico.
—Es a ti a quien no te vendrá bien —se oyó una voz por detrás de ellos.
El hombre soltó a __tn y se dio la vuelta para mirar a Nick .
—¡Eh! Lo siento, chico —dijo el extraño—. No tiene nada de malo que lo haya intentado...
Nick se acercó a __tn y tomó su brazo.
—Mejor que lo intentes en otro sitio.
—Seguro —dijo el hombre, aunque no pudo reprimir una última mirada a __tn cuando pasó por su lado.
__tn dejó escapar la respiración que había contenido y miró a Nick .
—¡Menos mal que has...!
—¿Estás loca? ¿Cómo se te ocurre entrar a un sitio como este tú sola?
—¿Qué tiene de malo?
—Evidentemente, no lo has pensado. ¡Quién sabe qué habría sucedido si yo no te hubiera visto fisgoneando y hubiera venido a buscarte!
—¡No estaba fisgoneando! Y no habría sucedido nada. Ese hombre era amable... Nick frunció el ceño.
—¿Te parece amable un hombre que te pone las manos encima y no te suelta?
—No miré por dónde iba y me choqué con él —replicó __tn —. Y tú también me has puesto las manos encima, por si no te das cuenta.
¡Claro que se daba cuenta! Llevaba un día terrible intentando concentrarse en las curvas de la carretera en lugar de concentrarse en las de la mujer que iba a su lado en el coche. Un día entero intentando aferrar las manos al volante en lugar de ponerlas encima de ella.
Nick la soltó y empezó a darse la vuelta.
—Salgamos de aquí —dijo.
—Yo quiero quedarme.
Él se quedó petrificado. Se dio la vuelta y preguntó:
—¿Qué?
—Ya estamos aquí —__tn se cruzó de brazos y alzó la barbilla—. La comida de este lugar huele muy bien y tiene buen aspecto. No veo por qué no podemos comer aquí.
Él podría haberle dado más de diez razones, todas ellas sentadas en la barra, mirándola. Nick sabía que si hubiera sido él quien hubiera estado sentado en la barra también la habría mirado.
Cuando había entrado y había visto a ese tipo con las manos puestas en __tn había tenido ganas de darle un puñetazo, lo que habría sido poco acertado, teniendo en cuenta que había un par de tipos en la barra que hubieran intervenido para ayudar a su amigo.
Afortunadamente el tipo se había echado atrás.
—Hay un bar bajando la calle. Es más tranquilo y... —empezó a sugerir, tenso.
—¿Una mesa para dos? —una morena menuda con una carta en la mano se acercó a ellos y tuvo que gritar para que la escuchasen en medio de aquel ruido.
__tn asintió a la camarera, y la siguió entre la multitud hasta una mesa en el centro del local.
« ¡Maldita sea!», murmuró entre dientes Nick , pisando cáscaras de cacahuetes con sus botas mientras seguía a __tn .
—Hoy tenemos un par de menús especiales —la camarera dejó la carta en la mesa—. ¿Qué van a beber?
Nick se sentó en la silla.
—Black Tan con coca—cola.
—Dos Black Tan con coca—cola, por favor —dijo __tn , sentándose recatadamente. Nick frunció el ceño.
—¿Sabes acaso lo que es un Black Tan?
—No, pero espero que esté frío. Tengo mucha sed —__tn tomó la carta.
Nick suspiró y rogó tener paciencia.
Pidieron dos menús especiales cuando la camarera les llevó la bebida. __tn alzó el vaso delicadamente, y Nick hizo lo mismo.
Ella bebió, hizo un gesto de escalofrío, y otro de desagrado.
—A veces tienes que degustarlo un poco para poder tragarlo —Nick sonrió y sorbió su oscura cerveza—. Después de varios sorbos, te acostumbras al gusto.
__tn cerró los labios dibujando una línea recta, cerró los ojos y tragó.
A Nick le hubiera gustado tener una cámara de fotos. Estaba a gusto en aquel momento. Era lunes por la noche, pero había bastante gente. Claro que no debía de haber muchos sitios adonde ir en Plug Nickel. Al fondo del local había dos mesas de billar con gente jugando.
La camarera les llevó dos platos repletos de comida. Un chico sirvió una jarra de agua fría, que casi derramó por mirar a __tn . Esta agradeció su servicio y el chico sonrió torpemente. Luego, se marchó tropezándose con sus propios pies.
¿Realmente no se daba cuenta del efecto que causaba en los hombres?, se preguntó Nick .
Sabía que había vivido confinada en una vida de privilegios y cultura, que su vida había sido organizada para casarse con el hombre que debía ser su marido, pero aun así, ¿no se daba cuenta de lo atractiva que era? Él sabía por los documentos a los que había tenido acceso que su padre había sido cherokee y su madre galesa. Aquella mezcla había creado una combinación exótica, llena de sensualidad morena que hasta a un monje le habría hecho olvidar sus votos de castidad.
La observó tomar otro trago de cerveza, sentir un escalofrío, luego probar la comida con un gesto de placer casi sexual... A Nick se le secó la garganta...
__tn debía de estar tomándolo por tonto. ¡No podía ser tan inocente como parecía!
Nick se concentró en la comida, decidido a no dejarse atraer por ella.
Cuando anunciaron que era noche de karaoke, él se alegró de la distracción que supondría, aunque la primera voluntaria tenía una voz inaguantable. __tn estaba fascinada.
Después de que subieran al improvisado escenario varios voluntarios, __tn dijo:
—Deberías intentarlo. Tienes una voz bonita.
Nick la miró como diciéndole «Ni loco». Ella sonrió, apartó el plato y se puso de pie. Él pensó por un momento que __tn iba a subir al escenario a cantar, pero ella se excusó y fue al servicio. Nick observó el ritmo de sus caderas al caminar y puso cara de disgusto cuando vio que varios hombres la miraban igual que él.
Mordió la hamburguesa. ¿Qué le importaba que la mirasen otros hombres? Ella no estaba con él, no estaban saliendo ni nada de eso. ¡Eh! ¿Qué le pasaba? Ni siquiera cuando había estado saliendo con alguien se había preocupado de que su ligue saliera con otros...
Nick terminó la comida y la segunda cerveza, pero __tn aún no volvía. Se dijo que no estaba preocupado, solo molesto. Muy molesto.
Con gesto contrariado, pagó la cuenta y se dirigió hacia el aseo de señoras.
Se relajó un poco cuando la encontró de pie al lado de otra mujer. Estaba mirando un juego de billar. Entre silbidos y gritos de sus animadores, había alguna apuesta.
La compañera de __tn , una rubia de falda corta de piel negra, camiseta roja escotada y ajustada, y zapatos de finísimo tacón con cuya aguja se podría haber cortado hielo, le estaba explicando algo a __tn mientras gesticulaba hacia la mesa de billar. __tn escuchaba atentamente. Cuando Nick apareció, la rubia lo vio primero. Iba vestida como para no pasar desapercibida. Nick le devolvió la sonrisa cuando la rubia le sonrió, pero solo por costumbre, no por interés. Era una chica atractiva, pero al lado de __tn , palidecía.
Nick rodeó los hombros de __tn , tanto para llevársela de allí como para que quedase claro con quién estaba ella. Nick dudaba que los cotillones le hubieran enseñado a __tn cómo eran los bares de solteros. Notó que se ponía rígida, y vio el reproche en su mirada cuando ella se dio cuenta de quién le había puesto el brazo en los hombros. Pero no se apartó.
—Nick , esta es Mindy Moreland. Mindy, Nick Jonas.
Nick asintió con la cabeza. Mindy alzó su vaso de cerveza hacia él y sonrió.
—Mindy es encargada de limpieza de The Night Owl —dijo __tn como si se tratase de un empleo fascinante—. Nos hemos conocido en la sala del motel y le he contado que nosotros nos hospedamos allí.
Gritos de júbilo les hicieron volverse hacia la mesa de billar. Mad Dog era el ganador. Mindy corrió a abrazar al trabajador de la construcción, y el perdedor pidió cerveza para todos. Al otro lado del restaurante, un hombre estaba cantando «Pretty Woman», de Roy Orbison.
Nick decidió que se tenían que marchar de allí inmediatamente.
Sujetó a __tn con fuerza, bajó la cabeza y susurró a __tn al oído:
—Vamonos.
—Ve tú.
—¿Qué?
—Yo voy a quedarme un rato más. Te veré por la mañana.
—¡Maldita sea, __tn ! ¡Este no es un lugar para que una chica decente se quede sola!
—Mindy es una chica decente y está sola. Vamos a jugar al billar.
Nick miró a Mindy y cómo le daba un beso a Mad Dog, pero se calló su opinión sobre la chica.
—Bien. Jugarás conmigo un juego de billar. Si gano, nos marcharemos —dijo Nick .
—De acuerdo. Pero si gano yo... —ella dudó, luego sonrió—, tendrás que cantar en el karaoke. Y yo escogeré la canción.
—En absoluto.
—¿O sea que crees que te ganaré? —arqueó una ceja.
El notó el desafío en la voz de __tn , y supo que tenía que marcharse y dejarla. No era asunto suyo que ella quisiera quedarse en un bar y jugar al billar. ¿Acaso no era una adulta? ¿Y no aprendería de los errores?
Pero no podía hacerlo. Se sentía responsable. Sus hermanos le habían pagado para encontrarla. __tn le había pagado para llevarla a Wolf River. Él tenía obligación de llevarla allí sana y salva.
Y además, él jamás había rechazado un desafío. En diez minutos se marcharían.
—De acuerdo.
Eligieron una mesa y dos palos de billar. Mindy estaba excitada con el juego y puso las bolas en la mesa. Nick pensó ofrecerle el tiro inicial a __tn , incluso darle ventaja, pero al ver la cara de Mad Dog deseando suerte a __tn , decidió que no tendría piedad.
—Veremos quién empieza —dijo Nick .
Cuando __tn lo miró, confusa, Mindy le explicó el término. El que tocase el borde opuesto de la mesa y llegase lo más cerca posible a la banda opuesta, tenía la serie.
Nick tiró. Sonrió confiado al ver que su bola quedaba a tres centímetros. __tn tiró y quedó a dos centímetros.
«Suerte», pensó Nick , pero no le preocupaba. Necesitaría algo más que suerte para ganarle.
Cuando ella se inclinó y movió sus caderas para ponerse en posición, Nick intentó concentrarse en el juego.
Cuando __tn tiró y golpeó tres bolas, dos lisas y una rayada, Nick achicó los ojos.
«Demasiada suerte», pensó.
—¿Qué hago ahora? —preguntó __tn a su nueva amiga.
—Elige lisas o rayadas —dijo la rubia.
Para colmo, una multitud se había juntado alrededor de ellos. Cuando __tn eligió las rayadas, claramente dándole ventaja, él la miró con desconfianza.
De manera perfecta, __tn golpeó la bola catorce, luego la doce.
Nick sudó como un animal cuando la vio golpear la bola nueve.
Nadie podía tener tanta suerte, ¡demonios!
__tn lo había hecho caer en una trampa.
El consiguió un break en el siguiente tiro, cuando el ruido de un cristal roto distrajo a __tn . No era tonto. Hizo que contase cada tiro. Golpeó cuatro bolas, pero perdió la bola uno en una serie doble. La recogería en el siguiente tiro.
No tuvo la oportunidad.
Incrédulo, observó cómo __tn colocaba las bolas que le quedaban y golpeaba la bola ocho.
Le había ganado.
Hubo silbidos y gritos de alegría alrededor de la mesa. Mindy abrazó a __tn , Mad Dog la felicitó. Nick miró la escena: era surrealista. Luego, miró a __tn y le dijo:
—Habías jugado al billar antes. Ella agitó la cabeza.
—Solo snooker con mi padre. Él es muy bueno. « ¿Muy bueno?», Nick alzó una ceja. __tn dio su taco a Mindy, luego, rodeó la mesa y se acercó a él.
—No vas a echarte atrás en la apuesta, ¿verdad?
—Terminemos con esto de una vez —dijo Nick .
Era justo que lo dejara salvarse de aquello. Ella había jugado snooker desde que era una cría, y era más que buena en ello. Aunque las reglas y estrategia eran completamente distintas a las del billar, la forma de golpear las bolas era igual. También sabía que él no se había imaginado que ella pudiera ganar, y que por ello había jugado desprevenido y que no había puesto toda su habilidad en el juego.
Tal vez no fuera justo que le hiciera pagar la apuesta. ¿No era suficiente con que ella fuera la ganadora y pudiera permitirse la gracia de dejarle un poco de dignidad?
__tn miró la cara de rabia de Nick .
No... No sería tan buena con él.
__tn lo tomó del brazo y lo llevó al escenario.
Nick miró la lista de canciones: Dylan, Sinatra, Morrison, Stewart...
__tn eligió y se la dio. Luego, se dio prisa para sentarse entre la multitud que se había reunido para escucharlo.
La música empezó a sonar. Mad Dog le dio un vaso de cerveza desde la fila de delante. Nick sorbió y se la devolvió. Subió al escenario, agarró el micrófono y empezó:
—«Love me tender...»
Las mujeres se volvieron locas al oírlo cantar moviendo sus caderas.
ElitzJb
Re: Huida Hacia el Pasado Nick y tu (TERMINADA)
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHH!!!
YO TAMBIIEEEN ME VUELVOO LOCA CON SOLO OIRLO YYY MAS CUANDOO CAAANTAAAAAAA!!!!!!
JEJEJE ESA ___ ES BUENAAAAAA!!!!
JAJAJAJAJAJAJ
YO TAMBIIEEEN ME VUELVOO LOCA CON SOLO OIRLO YYY MAS CUANDOO CAAANTAAAAAAA!!!!!!
JEJEJE ESA ___ ES BUENAAAAAA!!!!
JAJAJAJAJAJAJ
chelis
Re: Huida Hacia el Pasado Nick y tu (TERMINADA)
tssss comprendo a esas chicas!! yo nadamas de imaginarmelo me desmayo haha
asi que la rayis le tendio una trampa o que? hahaha que tramposa!!
uyuyuy a Nick le dieron celos jojo lo sabia 8)
espero subas pronto el siguiente capi porfas!!!
asi que la rayis le tendio una trampa o que? hahaha que tramposa!!
uyuyuy a Nick le dieron celos jojo lo sabia 8)
espero subas pronto el siguiente capi porfas!!!
DanieladeJonas
Re: Huida Hacia el Pasado Nick y tu (TERMINADA)
Capítulo Cinco
__tn se despertó al día siguiente con la música de Elvis Presley en su cabeza. Después de Love Me Tender, la gente había insistido en que cantase otra canción de Elvis. Nick había hecho todo lo posible por negarse, pero no lo habían dejado. Si no hubiera cantado otra canción, las mujeres no lo habrían dejado salir vivo de allí.
Todo el mundo se había entusiasmado con él, y había terminado coreando sus canciones y bailando al ritmo de Elvis.
Nick Jonas era una caja de sorpresas, y de contradicciones, pensó __tn .
Le decía constantemente que no era su niñera, pero desde que la había encontrado en el bar con David, o Mad Dog, como le llamaba él, no se había despegado de ella.
Lo había visto mirar con mala cara a todos los hombres que la habían mirado de un modo que no le había gustado. __tn no sabía si se alegraba o no de que los hombres se hubieran mantenido a distancia. Evidentemente no la habían educado para rodearse de solteros bebedores de cerveza.
Pero nunca se lo había pasado tan bien. No había tenido que preocuparse por protocolos ni por nada. Solo de divertirse.
No obstante, no había sentido que ella encajara totalmente en aquel lugar. Ni en ninguno, tal vez.
Nunca se había sentido cómoda en los bailes de caridad, como si ella no hubiera pertenecido del todo a aquel ambiente.
Siempre le había faltado algo. No el amor de sus padres, que había sido profundo por ambas partes.
Era algo difícil de aprender, como la brisa, o un sueño que no podía recordar.
Sabía que no había nada de la niñez que pudiera borrarse por completo. Había estudiado Psicología en la universidad, y había pasado sus dos primeros años con otra familia.
Imágenes de otra casa, de otra gente, de otras risas acudían a su mente... No sabía si era el deseo de invocarlas o los recuerdos...
Su corazón se aceleró. Se levantó, se puso la bata y golpeó la puerta que conectaba su habitación con la de Nick .
Nick se tapó la cabeza con la almohada.
—Vete —le gritó él. ¡Aquella mujer se despertaba terriblemente temprano! Oyó abrirse la puerta.
—Nick , lo siento... Pero es que tenía que decírselo a alguien...
—Ve a decírselo al conserje. Hace un momento andaba manipulando algo ahí fuera. Estoy seguro de que le gustará escuchar cómo me timaste anoche.
Ella se arrodilló al lado de la cama.
—Te dejé ganar el segundo juego, ¿no?
—¡Me dejaste ganar! —Nick sacó la cabeza de debajo de la almohada—. ¡Te gané en toda regla!
—De acuerdo. Pero no es de eso de lo que quiero hablarte. He recordado algo.
—¿Me has despertado para decirme que te has acordado de algo? —Nick apretó los puños en lugar de ahorcar a __tn . ¡Con lo fácil que sería arrastrarla a la cama!—. Una mujer tan bien educada como tú debería saber que es un poco grosero hacer eso.
—Es sobre mi familia —aunque tenía ojos de sueño, estos brillaron en la luz de la mañana—. Sobre mi familia biológica.
—¿Tu familia biológica? —Nick se apoyó en un codo—. ¿Te has acordado algo de cuando tenías dos años?
—Solo un fragmento —dijo ella sin aliento—. Una imagen borrosa.
Nick se sentó y se pasó la mano por el pelo.
—Es posible que tu imaginación... Si tenemos en cuenta que...
—No fue mi imaginación. Sé que parece extrañó, pero estábamos afuera con mucha gente, había nubes rosas, una mujer con ojos como los míos, dos niños pequeños. Era real, Nick , lo sé.
« ¿Nubes rosas? Curioso...», pensó él.
Aunque Nick sabía algunas cosas sobre la pequeña Elizabeth, le habían dicho que no le dijera más de lo necesario. Sus hermanos habían decidido que fueran ellos quienes le dieran los detalles y compartiesen los recuerdos con ella.
Pero Nick sintió que __tn necesitaba saber. Que era importante para ella.
—Tú estuviste en una feria del condado el día en que tuvisteis el accidente —dijo Nick . Ella lo miró—. En las ferias venden algodón dulce color rosa.
—Las nubes rosas —susurró ella, y apoyó la frente en el borde de la cama—. Mis hermanos... Rand y Seth...
—¿Qué pasa con ellos?
—¿A ellos también les cambiaron los nombres?
—Como eran mayores cuando los adoptaron, solo cambiaron el apellido. En lugar de llamarse Blackhawk se llaman Rand Sloan y Seth Grariger.
—Blackhawk... —murmuró ella—. Me suena tan familiar... Como si fuese mío... —se puso una mano en el corazón.
Él vio las lágrimas en sus ojos, y cómo pestañeaba furiosamente para borrarlas.
—¡Eh! —le tomó la barbilla y la obligó a mirarlo—. ¿Por qué lloras?
—Yo... Nick , ¿qué pasa si no les gusto?
—¿De qué estás hablando?
—¿Qué pasa si no encajo con ellos? ¿Qué ocurre si después de que me vean, no soy la hermana que recuerdan?
« ¿Qué diablos importa?», le hubiera gustado responder. Pero veía que a ella sí le importaba, y mucho. Sintió algo en su pecho al mirarla, algo que no conocía. Y no le gustaba nada.
Sintió el deseo irresistible de arrastrarla a su cama, de hacerla olvidarse de todo...
Pero se reprimió de hacerlo. Nunca se había aprovechado de la vulnerabilidad de una mujer. Y, ¡maldición!, no iba a hacerlo en aquel momento.
Con una mezcla de suspiro y juramento, extendió la mano. Ella se puso rígida al sentir su tacto, pero él tiró y la hizo sentarse en la cama, a su lado.
—Relájate, __tn —la estrechó en sus brazos—. No voy a hacerte nada.
—Eso ya lo he oído alguna vez —dijo ella, pero apoyó la cabeza en su pecho—. Generalmente uno o dos minutos antes de oír: «Solo quiero abrazarte».
Nick sonrió; recordaba haber dicho aquello alguna vez durante su adolescencia.
—Solo voy a abrazarte. Si tuviera intención de hacer algo más, lo sabrías.
—¿Sí?
—Si.
Ella se relajó.
—Sé que es una tontería preocuparme por el hecho de que les guste o no a Ran y a Seth, si ellos quieren que yo sea parte de sus vidas. Solo que siempre he querido tener una hermana o un hermano...
—Tal vez debiera preocuparte que ellos te gusten —le dijo Nick , y le puso un mechón detrás de la oreja.
—Quizá.
La respiración contra su pecho, su mano en su brazo... A Nick le dio un vuelvo el corazón.
Aquello había sido mala idea, pensó.
Había razones para que no cedieran a lo que ambos deseaban. Pero sintiéndola así, tan cerca...
__tn no llevaba casi nada debajo de la bata, y él estaba desnudo... Le resultaría difícil recordar esas razones...
Apretó los dientes, agarró los brazos de __tn y la apartó.
—Deberíamos marcharnos —dijo Nick .
—¿Qué? —ella lo miró con el mismo deseo que sentía él.
—Es tarde, __tn . Tenemos que irnos.
—¡Oh! Por supuesto. Voy a... prepararme —se puso colorada.
—Buena idea.
Ella se levantó de la cama, dudó, se dio la vuelta y se dirigió a su habitación.
—¿__tn ?
Ella miró desde la puerta.
—No me dejaste ganar anoche, ¿no es cierto? Ella sonrió.
—Por supuesto que no. Como tú dijiste, me ganaste en toda regla.
Él frunció el ceño cuando ella cerró la puerta. Luego gritó:
—¡Te derroté! ¡Maldita sea!
La oyó reírse al otro lado de la puerta. Jurando, Nick se destapó y se fue al cuarto de baño, preguntándose qué había hecho para merecer a __tn Hart.
Una hora más tarde Nick estaba devolviendo las llaves del motel. __tn estaba en el aparcamiento con Mindy. La encargada del Night Owl parecía una mujer diferente de la despampanante rubia que había conocido la noche anterior. A __tn le pareció más guapa sin tanto maquillaje. Parecía más joven.
—Llámame cuando llegues a Wolf River —le dijo Mindy, después de que __tn le contase el motivo de su viaje a Wolf River—. Me muero por saber lo que pasa.
—Estoy un poco nerviosa de conocer a mis hermanos, pero muy excitada también.
—No estoy hablando de tus hermanos, aunque también quiero saber lo que ocurre. Hablo de Nick y tú.
—¿De Nick y yo? No hay nada entre nosotros.
—Bien —Mindy se rió—. Es por eso que anoche no te quitaba la vista de encima, ¿no? A no ser que fuera para dejar claro que ya tenías compañía...
—No estamos... No estábamos... No estamos juntos de ese modo... Tenemos una relación de trabajo.
—No sé si me quieres convencer a mí o a ti misma —Mindy arqueó una ceja—. Pero yo sé cuándo un hombre está interesado, y créeme, él está definitivamente interesado.
__tn miró hacía la oficina del motel donde Nick estaba pagando la cuenta.
El día antes, cuando estaba pensando que él no se sentía atraído por ella, la había besado y le había dicho que le costaba no tocarla. En cambio, aquella mañana, cuando ella se había echado prácticamente en sus brazos, la había rechazado. Aquel hombre la confundía...
—Creo que me ve como una responsabilidad —dijo __tn agitando la cabeza—. Como un paquete que tiene que entregar. Un paquete con un cartel de «Frágil» cubriéndolo todo.
—Bueno, entonces tal vez tengas que volver a envolver ese paquete —dijo Mindy—. Demuéstrale que no te romperás tan fácilmente.
__tn se rió, observó a Nick saliendo del motel, ponerse las gafas de sol, y dirigirse hacia ellas.
—¡Maldita sea! —exclamó Mindy al ver ¡que se acercaba—. Es un hombre muy sexy.
__tn estaba de acuerdo; era todo masculinidad.
—¿Estás lista? —sacó las llaves del bolsillo.
__tn se volvió hacia Mindy y la abrazó mientras Nick ponía en marcha el coche.
Saludaron a Mindy, compraron café y bollos en un bar de paso y dejaron atrás Plug Nickel.
—¿Qué se le antoja hoy, señorita Hart? —Nick sorbió el café—. Hay un pueblo con tu nombre.
Mientras comía el bollo, __tn miró el mapa que había en la guantera. Después de ver varios nombres, alzó la mirada y dijo sonriendo:
—Liberty, Louisiana.
—Pierdes líquido por la bomba de agua. Probablemente no cierre bien algo —el mecánico de la estación de servicio, Odell, estaba inclinado sobre el capó del coche de Nick —. Es una suerte que el motor no se haya recalentado.
Nick estaba de pie al lado del mecánico de mediana edad. Se reprimió un juramento que le llegó a la punta de la lengua.
Apenas habían pasado Liberty cuando empezó a calentarse el manómetro. Habían conducido todo el día, con breves paradas en pueblos que llamaban la atención de __tn . Para cuando llegaron al pueblo, el coche estaba envuelto en una nube de humo.
—¿Cuánto tardará? —Nick miró en dirección a la oficina de la estación de servicio, donde __tn había ido a buscar un aseo. Luego miró nuevamente al mecánico.
—Bueno... Son ya las dos... Puedo intentar tirar de la bomba esta tarde. « ¿Intentar?», pensó Nick .
—¿Y cuándo piensa que estará listo?
—Es difícil de calcular —Odell se rascó la nuca—. Tal vez mañana... No puedo prometerlo, aunque Cordón, mi ayudante, se ha ido a pescar esta tarde. Estoy yo solo y tengo dolor de espalda hoy...
—¿Y si lo ayudo yo?
__tn había visto varias tiendas en el pueblo que la habían atraído. Nick se alegraba de poder evitar ir de compras, y además no le gustaba dejar que otra persona trabajase con su coche.
Odell miró a Nick como dudando.
—¿Sabe de mecánica?
—He arreglado este coche muchas veces.
—Póngase un mono que hay en la oficina. Pídaselo a Tina.
La tarde estaba calurosa y pegajosa, pero cuando Nick abrió la puerta de la oficina, sintió el frío del aire acondicionado y el perfume del desodorante de ambientes.
No vio a __tn , pero detrás de un mostrador una bonita mujer de treinta y pocos años estaba leyendo una revista. Estaba toda de rojo, incluso el pelo.
—¿Tina?
La mujer alzó los ojos.
—Soy yo, guapo.
—Odell me ha dicho que puedes darme un mono.
—¿Trabajas aquí ahora?
—Solo ayudo esta tarde.
—Muy mal —la mujer se inclinó hacia adelante con una sonrisa provocativa—. No es justo que sepas mi nombre y que yo no sepa el tuyo.
—Nick Jonas.
Era evidente que la chica le quería mostrar su escote.
—Yo soy Tina Holland —ella se puso de pie y movió sus caderas hacia un armario que había al fondo de su cubículo. Luego, miró por encima del hombro y preguntó—. ¿Grande o extra—grande?
Cuando la mirada de la chica se detuvo en su entrepierna, Nick se movió torpemente y contestó:
—Extra—grande.
—Por supuesto —sonrió Tina. Sacó un par de monos y fue hacia él—. ¿Solo estás de paso por Liberty? ¿O tenemos algo de tiempo para...?
—Hola.
Nick se dio la vuelta al oír la voz de __tn . Acababa de salir del aseo. Aunque el día era húmedo y caluroso, estaba fresca y prolija con aquella falda vaquera y aquella camiseta rosa. Había sido tan oportuna, que Nick la hubiera querido besar.
En realidad, simplemente tenía ganas de besarla.
No había pensado en otra cosa en todo el día. En besarla. En tocarla. Se había preguntado más de una vez si llevaría puesto el sujetador de encaje blanco y las braguitas que había comprado en los grandes almacenes.
O el tanga de piel de leopardo. Pensaba mucho en ese tanga de leopardo. Se estaba volviendo loco.
—Hola, __tn —dijo él, pero titubeó al ver que las mujeres se miraban—. ¡Ah! __tn , esta es Tina Holland. Tina, esta es __tn Hart. Tina trabaja aquí.
« ¡Que ridículo!», pensó Nick . No solo había hecho una presentación formal entre la empleada de la estación de servicio y __tn , sino que había dicho algo ridículamente obvio. Era evidente que se estaba volviendo loco.
—Voy a trabajar en mi coche esta tarde —dijo, más bruscamente de lo que hubiera querido.
__tn observó a Nick tomar los monos y marcharse. No comprendía por qué había sido tan brusco. Luego se dio cuenta de que había interrumpido la conversación con la dependienta. ¿Habría intentado ligar con la chica?, se preguntó.
__tn miró a la chica. ¿Sería ese el tipo de mujer que le gustaba?
Lo mejor que podía hacer era no mirar su ropa sencilla y su pecho tamaño normal. Hasta su maquillaje había sido conservador, comparado con el de Mindy o el de Tina.
Recordó las palabras de Mindy: «Tendrás que volver a envolver el paquete».
Observó a Nick ponerse el mono, meterse en el coche y llevarlo hasta el taller de la estación de servicio.
—¿Puedo ayudarte en algo? —le preguntó Tina. __tn pestañeó.
—Sí, creo que sí —contestó sonriendo.
ElitzJb
Re: Huida Hacia el Pasado Nick y tu (TERMINADA)
ohh dios no me imagino que va hacer haha
pero algo me dice que hara que Nick porfin se vuelva loco!!
hahaha me encanta la nove
siguela pronto porfas!!
pero algo me dice que hara que Nick porfin se vuelva loco!!
hahaha me encanta la nove
siguela pronto porfas!!
DanieladeJonas
Re: Huida Hacia el Pasado Nick y tu (TERMINADA)
QUEEEEEE HAAARAAAAA ????
AAAAAAAIIII SIGUEEELAAAA
AAAAAAAIIII SIGUEEELAAAA
chelis
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