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Besos de murciélago (Harry Styles & tú)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Besos de murciélago (Harry Styles & tú)
Capítulo 6. Cómo comportarse con desconocidos.
Samantha estrechó al joven en un fuerte abrazo que por poco le deja sin respiración. Se limpió una lagrimilla que le rodaba por la mejilla izquierda y volvió a abrazarle.
—¡Oh, Harry, eres un regalo caído del cielo! —gimoteó con afectación—. Pero ¿cómo se te ocurre pagar la compra?
Sí, Harry se había encaprichado en hacer la compra, no podía permitirse cualquier cosa.
Logró escapar de los brazos de la señora Graham cuando esta se distrajo por el pitido del microondas. Se sacudió la ropa. ____ resopló a su espalda, consternada por el comportamiento nada apropiado de su madre. Se dijo que desde luego no tenía ni idea de con quién estaba hablando: con el demonio. Un demonio despiadado e insufrible.
—He decidido encargarme de la compra durante el mes que pase aquí —informó Harry—. Creo que es lo menos que puedo hacer. Y, como usted sabe que mi alimentación es algo compleja, será mejor que me haga responsable de ella. El supermercado me ha fascinado.
Aquello fue suficiente para Samantha, que parecía a punto de explotar de alegría. Ella prometió darle más presupuesto para la compra semanal y añadió que ____ le acompañaría cada vez que tuviese que salir, sin siquiera preguntar a la aludida.
—¿Sabes? Serías el hombre perfecto para mi hija. —La señora Graham señaló a la chica, apoyada en el dintel de la puerta de brazos cruzados—. Es tan desorganizada… tú equilibrarías su desorden.
Harry tosió. ____ también. Se dirigieron una mirada afilada que podría haberse traducido por «Ni en tus mejores sueños seríamos pareja». La madre no pareció reparar en la tensión en los hombros de ambos jóvenes.
—Yo guardaré todo esto —se apresuró a ofrecerse él—. He comprado cien tupperwares para poder organizar adecuadamente la comida.
—Oh, increíble. Harry, eres increíble…
____ cerró los ojos con fuerza y se largó de la cocina. Si su madre continuaba halagándole de aquel modo, solo conseguiría que su ego aumentase más y más —si es que aquello era humanamente posible—. Tenía que encontrar algún modo de fijar un límite, unas reglas de comportamiento que equilibrasen la situación. Aprovechó el resto de la tarde para darse un baño relajante, ya que supuso que Harry se encontraría ocupado con la distribución de los nutrientes por orden alfabético.
Sumergió la cabeza en el agua. Después, cuando salió a la superficie, respiró con fuerza. Tenía ganas de ver a sus amigos. Echaba de menos pasar las tardes sentada en un parque cualquiera charlando. Llevarse a Harry con ella y presentárselo a sus colegas no le hacía ninguna gracia. Temía que acabasen apedreándolo. Aunque Matt, un chico que llevaba tras ella desde que tenían catorce años y que incluso había escrito un libro autobiográfico, se parecía a Harry en ciertos aspectos. Cabía la posibilidad de que se llevasen bien. Por otro lado, también era probable que, tras conocerse, surgiese entre ambos una especie de competitividad: la lucha por el poder de la estupidez.
Se vistió lentamente antes de dirigirse de nuevo hacia la cocina. La nevera estaba repleta de tupperwares transparentes, amontonados unos sobre otros como si fuesen una exposición de arte moderno. En casi todos ellos estaba escrito el nombre de Harry seguido de una fecha. ____ supuso que había organizado qué comería cada día de la semana siguiente. Y se preguntó cómo alguien podía tener tanta paciencia para administrar al detalle todo aquello. Cerró la nevera bruscamente.
—¿Te gusta cómo ha quedado? —preguntó Harry, al tiempo que se sentaba en una de las sillas.
—Ha quedado ridículo —espetó ____, sirviéndose un poco de café.
—Pero ¿qué dices? Tu madre me ha felicitado varias veces por ello. —Sonrió abiertamente, orgulloso de su hazaña—. Por cierto, me he tomado la molestia de organizar también tu comida. Esta noche te toca ensalada. Ya va siendo hora de que dejes de comer fritos a todas horas —agregó.
____ se atragantó con el café.
—Espero que no estés hablando en serio. No eres nadie para decidir cómo debo alimentarme.
—¡Encima de que me preocupo por ti! Deberías arrodillarte, besar mis pulcros zapatos y agradecérmelo.
—Pero ¿tú quién te crees que eres? ¿El príncipe de Inglaterra?
—No, pero trátame como si lo fuese. Así marcamos nuestras diferencias sociales.
____ arrugó la nariz, furiosa.
—Esta tarde he quedado con mis amigos.
—¿Crees que me importa? Guárdate tus culebrones rosas. —Pestañeó con afectación.
—Debería importarte, Harry, porque vendrás conmigo —le informó, entusiasmada al percibir el sufrimiento que ensombrecía su rostro.
—No se te da nada bien eso de contar chistes.
—Tienes dos opciones —le explicó ____—. Puedes venir conmigo o quedarte en casa con Marcus. A solas.
Harry abrió desmesuradamente los ojos.
—Soy joven para morir —dijo—. Ni en broma me quedaría a solas con ese mendigo harapiento. Si llego a saber que conviviría con alguien como Marcus habría pedido a mis guardaespaldas que me acompañasen.
____ le miró fijamente, asombrada. Negó con la cabeza, intentando convencerse de que todo aquello no era cierto.
—¿Tenías guardaespaldas en Londres?
—Pues claro, ¿quién si no iba a protegerme? —Se limpió las uñas distraído, observando la perfección de estas bajo la luz que entraba por la ventana de la cocina—. Ellos siempre iban detrás de mí. Y, en casa, se quedaban quietos como estatuas a la espera de recibir mis órdenes.
—Empiezo a comprender de dónde viene tu estupidez —objetó ella, consternada al escuchar todo aquello—. Creo que tus padres te han malcriado.
—¿Mis padres? —Harry la miró sin comprender—. Casi nunca están en casa; así que no han tenido la oportunidad de malcriarme. Pero no importa, tengo a todo un equipo profesional bajo mi supervisión. Son realmente eficientes, tendrías que verlos algún día.
—No sabes la ilusión que me hace —terció ella irónica, poniendo los ojos en blanco.
—Tranquila, era un decir, por pura cortesía. —Sonrió—. Tú jamás pondrás un pie en mi mansión. Antes de que entrases, soltaría a los perros y terminarías corriendo calle abajo como una punki cualquiera.
____ resopló, se terminó el café y dejó la taza en la pila con un golpe seco. Harry la señaló.
—¿Es que no piensas fregarla? —preguntó consternado.
—No, lo haré más tarde —respondió ella mientras se abrochaba la chaqueta.
—Pero si la dejas ahí demasiado tiempo se llenará de moho —explicó Harry sin dar su brazo a torcer—. Y los bichos acudirán a ella.
—¡Límpiala tú si tanto te importa!
—Lo siento, yo jamás he hecho eso. —Sonrió y se levantó—. Mis manos no están preparadas para enfrentarse a cualquier jabón doméstico. Tengo la piel sensible.
____ se llevó una mano a la frente.
—¡Ya me lo has dicho un millón de veces! —gritó cabreada—. Y no me importa en absoluto cuán sensible llegue a ser tu piel. —Negó con la cabeza en silencio—. ¡Dios mío! Seguro que incluso utilizas toallitas de bebé para limpiarte el culo. Si es que no se encarga de eso alguna de tus criadas.
Él asintió lentamente.
—Sí, has acertado. Es curioso. Me lo limpio con toallitas de bebé con olor a lavanda —detalló—. Deberías probarlas. He traído unos veinte paquetes, seguro que me sobrará alguna. Ya verás qué bien huelen.
—Pero ¿tú de dónde has salido? ¿Me puedes decir quién es el malvado ser que te ha metido tantas tonterías en la cabeza?
—Nadie. Yo solito.
—Imposible. Esas cosas no nacen de uno mismo —replicó ella, y casi sintió pena por Harry—. La gente no tiene esos instintos hipocondríacos.
—¿Qué tiene de malo?
—¡Todo! No se puede vivir así; estás totalmente limitado.
—____ , a ti te limita tu cara frente a la sociedad y, ¿ves?, no es ningún problema. Incluso diría que pareces ligeramente feliz. Obviamente eres un ser demasiado conformista para mi gusto, pero…
—Basta. De verdad. No me interesa seguir escuchando tus tonterías. Es hora de irnos.
Harry la siguió hasta la calle. Se preguntaba si los amigos serían mucho peor que ella. No estaba seguro de cómo debía comportarse. Hasta el momento jamás había conocido a nadie fuera de su acomodado colegio, donde todos seguían su mismo estilo de vida. Temía encontrarse con varios clones de Marcus, rodeándole sin piedad. Se frotó las manos, temeroso de tener que enfrentarse ante lo desconocido. No le gustaba aquello de no llevar las riendas de la situación. Mientras que en su casa había sido todo un rey, allí el nivel había bajado al de patético príncipe.
Samantha estrechó al joven en un fuerte abrazo que por poco le deja sin respiración. Se limpió una lagrimilla que le rodaba por la mejilla izquierda y volvió a abrazarle.
—¡Oh, Harry, eres un regalo caído del cielo! —gimoteó con afectación—. Pero ¿cómo se te ocurre pagar la compra?
Sí, Harry se había encaprichado en hacer la compra, no podía permitirse cualquier cosa.
Logró escapar de los brazos de la señora Graham cuando esta se distrajo por el pitido del microondas. Se sacudió la ropa. ____ resopló a su espalda, consternada por el comportamiento nada apropiado de su madre. Se dijo que desde luego no tenía ni idea de con quién estaba hablando: con el demonio. Un demonio despiadado e insufrible.
—He decidido encargarme de la compra durante el mes que pase aquí —informó Harry—. Creo que es lo menos que puedo hacer. Y, como usted sabe que mi alimentación es algo compleja, será mejor que me haga responsable de ella. El supermercado me ha fascinado.
Aquello fue suficiente para Samantha, que parecía a punto de explotar de alegría. Ella prometió darle más presupuesto para la compra semanal y añadió que ____ le acompañaría cada vez que tuviese que salir, sin siquiera preguntar a la aludida.
—¿Sabes? Serías el hombre perfecto para mi hija. —La señora Graham señaló a la chica, apoyada en el dintel de la puerta de brazos cruzados—. Es tan desorganizada… tú equilibrarías su desorden.
Harry tosió. ____ también. Se dirigieron una mirada afilada que podría haberse traducido por «Ni en tus mejores sueños seríamos pareja». La madre no pareció reparar en la tensión en los hombros de ambos jóvenes.
—Yo guardaré todo esto —se apresuró a ofrecerse él—. He comprado cien tupperwares para poder organizar adecuadamente la comida.
—Oh, increíble. Harry, eres increíble…
____ cerró los ojos con fuerza y se largó de la cocina. Si su madre continuaba halagándole de aquel modo, solo conseguiría que su ego aumentase más y más —si es que aquello era humanamente posible—. Tenía que encontrar algún modo de fijar un límite, unas reglas de comportamiento que equilibrasen la situación. Aprovechó el resto de la tarde para darse un baño relajante, ya que supuso que Harry se encontraría ocupado con la distribución de los nutrientes por orden alfabético.
Sumergió la cabeza en el agua. Después, cuando salió a la superficie, respiró con fuerza. Tenía ganas de ver a sus amigos. Echaba de menos pasar las tardes sentada en un parque cualquiera charlando. Llevarse a Harry con ella y presentárselo a sus colegas no le hacía ninguna gracia. Temía que acabasen apedreándolo. Aunque Matt, un chico que llevaba tras ella desde que tenían catorce años y que incluso había escrito un libro autobiográfico, se parecía a Harry en ciertos aspectos. Cabía la posibilidad de que se llevasen bien. Por otro lado, también era probable que, tras conocerse, surgiese entre ambos una especie de competitividad: la lucha por el poder de la estupidez.
Se vistió lentamente antes de dirigirse de nuevo hacia la cocina. La nevera estaba repleta de tupperwares transparentes, amontonados unos sobre otros como si fuesen una exposición de arte moderno. En casi todos ellos estaba escrito el nombre de Harry seguido de una fecha. ____ supuso que había organizado qué comería cada día de la semana siguiente. Y se preguntó cómo alguien podía tener tanta paciencia para administrar al detalle todo aquello. Cerró la nevera bruscamente.
—¿Te gusta cómo ha quedado? —preguntó Harry, al tiempo que se sentaba en una de las sillas.
—Ha quedado ridículo —espetó ____, sirviéndose un poco de café.
—Pero ¿qué dices? Tu madre me ha felicitado varias veces por ello. —Sonrió abiertamente, orgulloso de su hazaña—. Por cierto, me he tomado la molestia de organizar también tu comida. Esta noche te toca ensalada. Ya va siendo hora de que dejes de comer fritos a todas horas —agregó.
____ se atragantó con el café.
—Espero que no estés hablando en serio. No eres nadie para decidir cómo debo alimentarme.
—¡Encima de que me preocupo por ti! Deberías arrodillarte, besar mis pulcros zapatos y agradecérmelo.
—Pero ¿tú quién te crees que eres? ¿El príncipe de Inglaterra?
—No, pero trátame como si lo fuese. Así marcamos nuestras diferencias sociales.
____ arrugó la nariz, furiosa.
—Esta tarde he quedado con mis amigos.
—¿Crees que me importa? Guárdate tus culebrones rosas. —Pestañeó con afectación.
—Debería importarte, Harry, porque vendrás conmigo —le informó, entusiasmada al percibir el sufrimiento que ensombrecía su rostro.
—No se te da nada bien eso de contar chistes.
—Tienes dos opciones —le explicó ____—. Puedes venir conmigo o quedarte en casa con Marcus. A solas.
Harry abrió desmesuradamente los ojos.
—Soy joven para morir —dijo—. Ni en broma me quedaría a solas con ese mendigo harapiento. Si llego a saber que conviviría con alguien como Marcus habría pedido a mis guardaespaldas que me acompañasen.
____ le miró fijamente, asombrada. Negó con la cabeza, intentando convencerse de que todo aquello no era cierto.
—¿Tenías guardaespaldas en Londres?
—Pues claro, ¿quién si no iba a protegerme? —Se limpió las uñas distraído, observando la perfección de estas bajo la luz que entraba por la ventana de la cocina—. Ellos siempre iban detrás de mí. Y, en casa, se quedaban quietos como estatuas a la espera de recibir mis órdenes.
—Empiezo a comprender de dónde viene tu estupidez —objetó ella, consternada al escuchar todo aquello—. Creo que tus padres te han malcriado.
—¿Mis padres? —Harry la miró sin comprender—. Casi nunca están en casa; así que no han tenido la oportunidad de malcriarme. Pero no importa, tengo a todo un equipo profesional bajo mi supervisión. Son realmente eficientes, tendrías que verlos algún día.
—No sabes la ilusión que me hace —terció ella irónica, poniendo los ojos en blanco.
—Tranquila, era un decir, por pura cortesía. —Sonrió—. Tú jamás pondrás un pie en mi mansión. Antes de que entrases, soltaría a los perros y terminarías corriendo calle abajo como una punki cualquiera.
____ resopló, se terminó el café y dejó la taza en la pila con un golpe seco. Harry la señaló.
—¿Es que no piensas fregarla? —preguntó consternado.
—No, lo haré más tarde —respondió ella mientras se abrochaba la chaqueta.
—Pero si la dejas ahí demasiado tiempo se llenará de moho —explicó Harry sin dar su brazo a torcer—. Y los bichos acudirán a ella.
—¡Límpiala tú si tanto te importa!
—Lo siento, yo jamás he hecho eso. —Sonrió y se levantó—. Mis manos no están preparadas para enfrentarse a cualquier jabón doméstico. Tengo la piel sensible.
____ se llevó una mano a la frente.
—¡Ya me lo has dicho un millón de veces! —gritó cabreada—. Y no me importa en absoluto cuán sensible llegue a ser tu piel. —Negó con la cabeza en silencio—. ¡Dios mío! Seguro que incluso utilizas toallitas de bebé para limpiarte el culo. Si es que no se encarga de eso alguna de tus criadas.
Él asintió lentamente.
—Sí, has acertado. Es curioso. Me lo limpio con toallitas de bebé con olor a lavanda —detalló—. Deberías probarlas. He traído unos veinte paquetes, seguro que me sobrará alguna. Ya verás qué bien huelen.
—Pero ¿tú de dónde has salido? ¿Me puedes decir quién es el malvado ser que te ha metido tantas tonterías en la cabeza?
—Nadie. Yo solito.
—Imposible. Esas cosas no nacen de uno mismo —replicó ella, y casi sintió pena por Harry—. La gente no tiene esos instintos hipocondríacos.
—¿Qué tiene de malo?
—¡Todo! No se puede vivir así; estás totalmente limitado.
—____ , a ti te limita tu cara frente a la sociedad y, ¿ves?, no es ningún problema. Incluso diría que pareces ligeramente feliz. Obviamente eres un ser demasiado conformista para mi gusto, pero…
—Basta. De verdad. No me interesa seguir escuchando tus tonterías. Es hora de irnos.
Harry la siguió hasta la calle. Se preguntaba si los amigos serían mucho peor que ella. No estaba seguro de cómo debía comportarse. Hasta el momento jamás había conocido a nadie fuera de su acomodado colegio, donde todos seguían su mismo estilo de vida. Temía encontrarse con varios clones de Marcus, rodeándole sin piedad. Se frotó las manos, temeroso de tener que enfrentarse ante lo desconocido. No le gustaba aquello de no llevar las riendas de la situación. Mientras que en su casa había sido todo un rey, allí el nivel había bajado al de patético príncipe.
NatDirection
Re: Besos de murciélago (Harry Styles & tú)
Monosa de mi vida y de mi corazón!!! me encantó el capítulo fue tan gjklagjdklsñañghdksalñgjksalñghkasgjdkas y la rayis sintió pena por Harry? para mi que le esta empezando a gustar muajajajajajaja y eso me encanta hihihihihihi espero que se ponga más interesante aunque me gusta mucho, Harry es un maniaco! y eso me da miedo a que la rayis le va a ayudar a que no lo sea tanto? eso espero....pero bue...no me gusta Matt y eso que no he leído nada todavía seguro se mete en medio de la Rayis y de Harry y eso no me gusta....bueno monosa, subí capítulo! si hihihihihihi y tu sales mucho muajajajajajaja y si lo de Ryan y yo no tiene remedio pero es que cuando estoy con él se me va la vergüenza porque como hace lo mismo y hasta incluso lo hace peor que yo pues no me da vergüenza pero se fue a Londres....me estoy fijando haber si lo veo en la tele porque ha ido a ver los juegos olimpicos y allí estará hahahahahahahahaha y siiii te entendí hihihihihihi me senti to importante hahahahahaha lo entendí si que tu me lo tradujeras eso es un avance no? eso espero..
t'estim moltíssim (me sigue costando escribirlo) Adiuuuuú monosa me voy a ver si encuentro a Ryan por la tele <33333333333333
t'estim moltíssim (me sigue costando escribirlo) Adiuuuuú monosa me voy a ver si encuentro a Ryan por la tele <33333333333333
Pilarville97
Re: Besos de murciélago (Harry Styles & tú)
Askjasjhksg ! xD jajaja Qe graciaaa Tiene toallitas de bebé con olor a Lavanda para Limpiarse Jajajaja Siguela pronto(:
Aireen_Sweet13
Re: Besos de murciélago (Harry Styles & tú)
Pilarville97 escribió:Monosa de mi vida y de mi corazón!!! me encantó el capítulo fue tan gjklagjdklsñañghdksalñgjksalñghkasgjdkas y la rayis sintió pena por Harry? para mi que le esta empezando a gustar muajajajajajaja y eso me encanta hihihihihihi espero que se ponga más interesante aunque me gusta mucho, Harry es un maniaco! y eso me da miedo a que la rayis le va a ayudar a que no lo sea tanto? eso espero....pero bue...no me gusta Matt y eso que no he leído nada todavía seguro se mete en medio de la Rayis y de Harry y eso no me gusta....bueno monosa, subí capítulo! si hihihihihihi y tu sales mucho muajajajajajaja y si lo de Ryan y yo no tiene remedio pero es que cuando estoy con él se me va la vergüenza porque como hace lo mismo y hasta incluso lo hace peor que yo pues no me da vergüenza pero se fue a Londres....me estoy fijando haber si lo veo en la tele porque ha ido a ver los juegos olimpicos y allí estará hahahahahahahahaha y siiii te entendí hihihihihihi me senti to importante hahahahahaha lo entendí si que tu me lo tradujeras eso es un avance no? eso espero..
t'estim moltíssim (me sigue costando escribirlo) Adiuuuuú monosa me voy a ver si encuentro a Ryan por la tele <33333333333333
Sí, yo diría que Harry es demasiado maniático, yo creo que tampoco lo soportaría así hahaha
A mi tampoco me gusta Matt, pero ya veras mas adelante, es un poco como decirlo... Odioso? Hahaha :3
Encontraste al final a Ryan por la tele o no? Que locos estais hahaha
Pero a pesar de eso te quiero con locura ;)
NatDirection
Re: Besos de murciélago (Harry Styles & tú)
Aireen_Sweet13 escribió:Askjasjhksg ! xD jajaja Qe graciaaa Tiene toallitas de bebé con olor a Lavanda para Limpiarse Jajajaja Siguela pronto(:
Hahahaha sí, él es así de limpio hahaha
Ahora la sigo (:
NatDirection
Re: Besos de murciélago (Harry Styles & tú)
En cuanto los vio a lo lejos, Harry reprimió el vehemente impulso de huir. Quería, realmente deseaba desaparecer de allí. En un parque repleto de insectos, donde las abejas zumbaban a su antojo de un lado a otro y los caracoles babeaban la corteza de los árboles, se amontonaba un grupo de seres extraños. Le miraban de forma rara. Le miraban demasiado, a decir verdad; como si le estuviesen estudiando para describirlo después en un importante examen. Asió del codo a ____ y se inclinó para hablarle al oído.
—Dime que esos no son tus amigos —masculló—, dime que solo son un grupo circense que ha decidido descansar un rato antes de marcharse a otra ciudad.
____ sonrió con aire malicioso. Sí, claro que sí: aquellos eran sus amigos. Todavía no habían llegado todos, algunos siempre se retrasaban y no se dignaban aparecer hasta media tarde. Se giró hacia Harry, cuyo rostro estaba ahora pálido, tornándose de un blanco intenso como si estuviese cubierto de deliciosa nata montada.
—Son simpáticos, tranquilo.
—Solo un ciego podría estar tranquilo en estos momentos —añadió él en voz baja. Y, por un instante, deseó ser ciego para no ver a esos elementos.
Llegaron hasta el banco de madera donde todos estaban sentados. A Harry se le ocurrió la estúpida idea de sonreír al máximo, mostrando tensión en la curvatura de los labios. Uno de los chicos, de aspecto macarra, se abrochó la chaqueta de cuero hasta el cuello mientras le echaba al moreno un vistazo rápido, como si estuviera decidiendo si lo mataba allí mismo o esperaba un poco antes del derramamiento de sangre.
—¿Tu amigo nos está enseñando su nuevo blanqueamiento dental o qué?
—Charles, él es Harry, el chico que va a pasar un mes en mi casa —los presentó ____, ignorando el comentario del primero.
—Encantado de conoceros —dijo Harry.
Todos rieron.
—¡Qué chico tan formal! —explotó Cloe, que le dedicó un seductor pestañeo antes de mirar a sus amigos—. No como estos, que solo saben comportarse como animales. Yo también estoy encantada de conocerte, guapo —dijo, y le dio un beso en la mejilla.
Harry torció el rostro dibujando una mueca de asco. ____ se inclinó con disimulo hacia él.
—Como te limpies las mejillas te mato —le advirtió.
Él la miró apenado.
—Por favor, estoy lleno de pintalabios. Haz algo o montaré un espectáculo.
____ aprovechó el hecho de que casi todos sus amigos estaban entretenidos entre ellos para fingir que iba a quitarle una pestaña del ojo con un pañuelo. Hoscamente, le restregó las mejillas y le libró de la pesada carga de gérmenes que tanto le preocupaban. Él sonrió divertido.
—Gracias, sirvienta. Ya puede retirarse —le susurró bromeando.
Ella le fulminó con la mirada, advirtiéndole con antelación de que no estaba dispuesta a soportar sus juegos en ese momento. Harry suspiró y comenzó a aburrirse poco después. Los amigos de ____ eran incluso más raros que ella. El tal Charles le miraba francamente mal, como si fuese un estorbo. Otros dos se dedicaban a ignorarlo, hablando entre ellos. El resto eran chicas. Todas ellas le observaban expectantes, haciéndole a ____ preguntas sin sentido sobre él, especialmente Cloe.
—¿Y cómo se lleva con tu hermano? —preguntó una de ellas, Nixie.
—Oh, pues… bien —balbució ____, sin estar segura de qué decir al respecto.
—Hum… —Nixie sonrió, mordiéndose el labio inferior—. ¡Marcus es tan sexy!
Harry parpadeó confundido. ¿Aquello era sarcasmo? Estaba a punto de reír tontamente para quedar bien cuando advirtió que el comentario sobre la sensualidad del Mendigo iba en serio.
—Espero que no decida nunca cortarse las rastas, perdería todo su atractivo salvaje —añadió la chica.
—¡Tía, que es mi hermano, córtate! —se quejó ____.
Harry iba a protestar a su vez, diciéndole «¡Tía, no estoy sordo! Y tus comentarios duelen», pero se contuvo. Quería estudiar a aquellos individuos. Eran realmente curiosos, algo estrambóticos también. Rápidamente dejó a un lado al grupo de chicos, que no le hacían ningún caso, y se acercó más a ellas, como un felino sigiloso que acaba de descubrir que la carne existe.
—¿Te está gustando América, Harry? —le preguntó Cloe, mientras se retocaba el pintalabios, de un rojo ciruela.
—Sí, mucho. El supermercado es genial —contestó.
Cloe lo miró extrañada. Después se sacudió la larga melena hacia atrás con soltura. James dedujo que no le llegaba a él ni a la suela de los zapatos en cuanto a elegancia.
—¿Te gustaría venir esta noche a mi casa? —preguntó la chica, sin ningún tipo de vacilación en la voz. Harry tragó saliva despacio, sintiendo cómo el miedo le revolvía el estómago—. He pensado que podríamos reunirnos todos allí, para ver películas y… lo que surja.
«Y… lo que surja.» Harry miró a ____ desesperado, deseoso de que ella le defendiese, ¡tenía que hacer algo! Era demasiado guapo como para pasar desapercibido, eso lo entendía sin problemas. Y lo aceptaba, vaya que sí. Pero, ciertamente, no estaba preparado para enfrentarse a aquella devoradora de hombres, que parecía realmente hambrienta. Tragó saliva despacio.
—No creo. Me gusta acostarme pronto, siempre lo hago —se excusó. Y era cierto.
Cloe sonrió con malicia, Harry lo notó en el brillo inhumano de sus ojos claros, que se encendieron como una linterna en medio de la oscuridad.
—No importa —se acercó más a él—, puedes quedarte a dormir en mi casa si quieres. Mis padres no estarán…
Él palidecía por instantes. ____ le miró divertida, mientras Nixie continuaba halagando al piojoso de Marcus. Intentó pensar en algo que lograse fastidiar a las dos chicas: tanto a la insaciable de Cloe como a la idiota de ____, que no se dignaba sacarlo de aquel apuro. Sonrió con gesto malévolo cuando una idea cruzó su mente como una estrella fugaz.
—Si me quedase a dormir en tu casa, ____ se pondría realmente celosa. Es bastante posesiva —explicó, señalando a la aludida, que le miraba con la boca abierta. ____ apretó los puños con fuerza, furiosa. ¿Cómo podía mentir tan vilmente? ¡Ella hubiese estado encantada de que se quedase a dormir en casa de Cloe! ¡Y no solo un día, sino hasta que tuviese que regresar a Londres, a ser posible! Perderle de vista sería un regalo divino.
—Cloe, no te lo aconsejo —le dijo a su amiga—. Tiene ladillas —añadió.
Harry pensó que iba a desfallecer. ¿Ladillas? Sí, las conocía bien. Había estudiado todas las enfermedades existentes en el mundo por su cuenta con el objeto de evitarlas. Recordó que se trasmitían mediante las relaciones sexuales y le dirigió a ____ una mirada de ternura antes de hablar.
—Me las habrás pegado tú, cariño… —susurró delicadamente.
—¿Os habéis acostado? —preguntó Cloe, visiblemente molesta y decepcionada.
—¡No, claro que no! —se defendió ____, consternada. Aquello estaba yendo demasiado lejos. Los chicos habían dejado de hablar de sus cosas para mirarles, pendientes de la conversación.
—Ahora dice eso —farfulló Harry, mientras negaba con la cabeza con dramatizada indiferencia—. Es curioso. Pero anoche solo decía «Sí, más, sí, sigue».
Los chicos, liderados por Charles, rieron al unísono. Mientras exclamaban «¡Este es de los nuestros!» y se tronchaban a carcajadas. ____ se cruzó de brazos, arrepintiéndose al instante de haber llevado a Harry consigo.
—Solo hubiese dicho esas palabras en otro contexto, como «Sí, más, sí, sigue ahorcándote, imbécil» —aclaró furiosa. Sus ojos destellaban rabia.
Harry se molestó. Deseaba con todas sus fuerzas que ____ quedase mal delante de sus amigos. Se aburría. Y no soportaba que ella le tratase con esa superioridad desmesurada, sin aceptar cuál era su lugar en aquel dúo. Su lugar era, desde luego, el de más abajo.
—¡Mujeres! ¿Quién las entiende? —añadió Harry, y no supo qué más decir para salir de aquel embrollo.
Charles asintió pensativo, al compás de los otros dos, que parecían imitarle en todo momento.
—Tienes razón, tío, son complicadas, ¿eh? —Le dio una palmada en la espalda.
Harry se encogió de hombros.
Entonces oyó a lo lejos un silbido suave, empalagoso… que le molestó de inmediato. Se giró bruscamente cuando Nixie dijo: «Ahí llega Matt». El susodicho vestía bien. Bastante bien. Llevaba unos vaqueros pulcros, combinados con un suéter marrón, y aun a distancia Harry pudo apreciar la buena calidad del tejido. Frunció el ceño, conforme este se acercaba más, y advertía su cabello castaño, cuidado y repeinado. Se fijó en sus manos, en la perfecta curvatura del corte de sus uñas, en la suave piel de su rostro hidratado, la elegante forma de andar y los danzantes movimientos que le acompañaban descaradamente. Matt no le gustó. Matt era pura competencia. El príncipe falso, de plástico, que pretendía robarle el trono. No estaba dispuesto a permitir que aquello sucediese.
—¿Cómo va todo? —preguntó al llegar, dirigiéndole a ____ una mirada repleta de interés. Interés que Harry no entendió, pero que sí le molestó.
—Bien, tío —dijo Charles—. Oye, mira, este de aquí es Harry, el chico de intercambio que está en casa de ____. Es la monda.
Se dieron la mano. Sus miradas chocaron al instante emanando odio. Odio porque ambos pudieron distinguir la suavidad resbaladiza de las manos del contrario. Harry se cabreó aún más cuando descubrió que Matt llevaba la misma colonia que él: una colonia casi exclusiva que debía pedir por encargo para que se la trajesen desde Francia.
—Me llamo Matt Kresel —saludó el otro, frunciendo el entrecejo—. Quizá me conozcas por mi libro.
—¿Qué libro? —Harry soltó rápidamente su mano. Se limpió en una servilleta.
—¿No te lo ha contado ____? —Se giró hacia ella, que escondió el rostro entre las manos—. He escrito un libro con solo dieciocho años. Tuve una vida difícil, una infancia terriblemente dolorosa —explicó, dramatizando en exceso para el gusto de Harry—. Así que terminé escribiendo mi biografía, que se ha vendido muchísimo y me ha hecho rico.
—Me alegra no ser entonces el único rico de aquí —siseó Harry.
____ resopló. El resto de sus amigos parecían divertidos. Ella había esperado aquello. La competencia por el poder de la estupidez había surgido, desatándose con una ferocidad abrumadora. ____ se pasó una mano por la frente, recordando que lo único por lo que no competirían sería por ella, afortunadamente. Matt llevaba desde los catorce años persiguiéndola e intentando que saliesen juntos, algo a lo que ella se había negado constantemente. Aunque parecido a Harry, era más respetuoso que él. Igual de aristocrático, pero menos espabilado e irónico que el otro.
—No, no lo eres. —Matt sonrió forzado—. Así compartiremos el puesto. Por cierto, ¿cuánto tiempo piensas quedarte en casa de ____?
—Un mes —contestó Harry, incómodo.
—Oh, ¡qué barbaridad! —explotó—. Los intercambios de hoy en día duran demasiado. La educación está fatal. ¿No echarás de menos a tu familia?
—No —respondió el otro, contundente.
—Qué poco sentimental.
—Matt, déjale en paz —dijo ____ para apaciguar los ánimos.
Cloe parecía visiblemente cabreada por no poder seguir hablando con Harry sobre el asunto de dormir en su casa.
—Entonces, ¿vendrás esta noche? —insistió poniendo morritos.
—¿Adónde tiene que ir? —preguntó el recién llegado con curiosidad.
—A mi casa, para ver unas películas —aclaró Cloe, deseosa de que no volviesen a interrumpir su conversación.
—Yo me apunto —contestó Matt, sonriente.
Harry se disponía a responder que no, pero la seguridad de su contrincante le hizo dudar. Miró a ____, quien se encogió de hombros deseando huir de allí.
—Yo también iré —contestó entonces, alzando la cabeza con orgullo—. Con ____ —añadió. Y sonrió tímidamente al notar el malestar en el rostro de Matt.
—Gracias por preguntarme si me apetece ir —se quejó ella.
—Oh, vamos, lo pasaremos bien —intervino Charles—. Tiene razón tu amigo, las mujeres sois incomprensibles.
Los otros dos asintieron mecánicamente. Cloe se levantó irritada, sacudiendo su melena. Había pensado en una velada íntima con aquel apuesto moreno, no en una reunión de amigotes. Ya se las apañaría para lograr estar a solas con él.
—Podrías invitar a Marcus —añadió Nixie.
—Ni lo sueñes —atajó ____ molesta—. Seguro que habrá quedado con sus amigos. La semana que viene es su cumpleaños y lo celebraremos en casa; os invitaré a todos. No desesperes, Nixie.
Harry sonrió de nuevo y comenzó a trazar un plan mentalmente para vencer al enemigo. Había descubierto el punto débil de Matt: la indeseable ____.
Perdón por tardar tanto en subir, espero que os guste (:
—Dime que esos no son tus amigos —masculló—, dime que solo son un grupo circense que ha decidido descansar un rato antes de marcharse a otra ciudad.
____ sonrió con aire malicioso. Sí, claro que sí: aquellos eran sus amigos. Todavía no habían llegado todos, algunos siempre se retrasaban y no se dignaban aparecer hasta media tarde. Se giró hacia Harry, cuyo rostro estaba ahora pálido, tornándose de un blanco intenso como si estuviese cubierto de deliciosa nata montada.
—Son simpáticos, tranquilo.
—Solo un ciego podría estar tranquilo en estos momentos —añadió él en voz baja. Y, por un instante, deseó ser ciego para no ver a esos elementos.
Llegaron hasta el banco de madera donde todos estaban sentados. A Harry se le ocurrió la estúpida idea de sonreír al máximo, mostrando tensión en la curvatura de los labios. Uno de los chicos, de aspecto macarra, se abrochó la chaqueta de cuero hasta el cuello mientras le echaba al moreno un vistazo rápido, como si estuviera decidiendo si lo mataba allí mismo o esperaba un poco antes del derramamiento de sangre.
—¿Tu amigo nos está enseñando su nuevo blanqueamiento dental o qué?
—Charles, él es Harry, el chico que va a pasar un mes en mi casa —los presentó ____, ignorando el comentario del primero.
—Encantado de conoceros —dijo Harry.
Todos rieron.
—¡Qué chico tan formal! —explotó Cloe, que le dedicó un seductor pestañeo antes de mirar a sus amigos—. No como estos, que solo saben comportarse como animales. Yo también estoy encantada de conocerte, guapo —dijo, y le dio un beso en la mejilla.
Harry torció el rostro dibujando una mueca de asco. ____ se inclinó con disimulo hacia él.
—Como te limpies las mejillas te mato —le advirtió.
Él la miró apenado.
—Por favor, estoy lleno de pintalabios. Haz algo o montaré un espectáculo.
____ aprovechó el hecho de que casi todos sus amigos estaban entretenidos entre ellos para fingir que iba a quitarle una pestaña del ojo con un pañuelo. Hoscamente, le restregó las mejillas y le libró de la pesada carga de gérmenes que tanto le preocupaban. Él sonrió divertido.
—Gracias, sirvienta. Ya puede retirarse —le susurró bromeando.
Ella le fulminó con la mirada, advirtiéndole con antelación de que no estaba dispuesta a soportar sus juegos en ese momento. Harry suspiró y comenzó a aburrirse poco después. Los amigos de ____ eran incluso más raros que ella. El tal Charles le miraba francamente mal, como si fuese un estorbo. Otros dos se dedicaban a ignorarlo, hablando entre ellos. El resto eran chicas. Todas ellas le observaban expectantes, haciéndole a ____ preguntas sin sentido sobre él, especialmente Cloe.
—¿Y cómo se lleva con tu hermano? —preguntó una de ellas, Nixie.
—Oh, pues… bien —balbució ____, sin estar segura de qué decir al respecto.
—Hum… —Nixie sonrió, mordiéndose el labio inferior—. ¡Marcus es tan sexy!
Harry parpadeó confundido. ¿Aquello era sarcasmo? Estaba a punto de reír tontamente para quedar bien cuando advirtió que el comentario sobre la sensualidad del Mendigo iba en serio.
—Espero que no decida nunca cortarse las rastas, perdería todo su atractivo salvaje —añadió la chica.
—¡Tía, que es mi hermano, córtate! —se quejó ____.
Harry iba a protestar a su vez, diciéndole «¡Tía, no estoy sordo! Y tus comentarios duelen», pero se contuvo. Quería estudiar a aquellos individuos. Eran realmente curiosos, algo estrambóticos también. Rápidamente dejó a un lado al grupo de chicos, que no le hacían ningún caso, y se acercó más a ellas, como un felino sigiloso que acaba de descubrir que la carne existe.
—¿Te está gustando América, Harry? —le preguntó Cloe, mientras se retocaba el pintalabios, de un rojo ciruela.
—Sí, mucho. El supermercado es genial —contestó.
Cloe lo miró extrañada. Después se sacudió la larga melena hacia atrás con soltura. James dedujo que no le llegaba a él ni a la suela de los zapatos en cuanto a elegancia.
—¿Te gustaría venir esta noche a mi casa? —preguntó la chica, sin ningún tipo de vacilación en la voz. Harry tragó saliva despacio, sintiendo cómo el miedo le revolvía el estómago—. He pensado que podríamos reunirnos todos allí, para ver películas y… lo que surja.
«Y… lo que surja.» Harry miró a ____ desesperado, deseoso de que ella le defendiese, ¡tenía que hacer algo! Era demasiado guapo como para pasar desapercibido, eso lo entendía sin problemas. Y lo aceptaba, vaya que sí. Pero, ciertamente, no estaba preparado para enfrentarse a aquella devoradora de hombres, que parecía realmente hambrienta. Tragó saliva despacio.
—No creo. Me gusta acostarme pronto, siempre lo hago —se excusó. Y era cierto.
Cloe sonrió con malicia, Harry lo notó en el brillo inhumano de sus ojos claros, que se encendieron como una linterna en medio de la oscuridad.
—No importa —se acercó más a él—, puedes quedarte a dormir en mi casa si quieres. Mis padres no estarán…
Él palidecía por instantes. ____ le miró divertida, mientras Nixie continuaba halagando al piojoso de Marcus. Intentó pensar en algo que lograse fastidiar a las dos chicas: tanto a la insaciable de Cloe como a la idiota de ____, que no se dignaba sacarlo de aquel apuro. Sonrió con gesto malévolo cuando una idea cruzó su mente como una estrella fugaz.
—Si me quedase a dormir en tu casa, ____ se pondría realmente celosa. Es bastante posesiva —explicó, señalando a la aludida, que le miraba con la boca abierta. ____ apretó los puños con fuerza, furiosa. ¿Cómo podía mentir tan vilmente? ¡Ella hubiese estado encantada de que se quedase a dormir en casa de Cloe! ¡Y no solo un día, sino hasta que tuviese que regresar a Londres, a ser posible! Perderle de vista sería un regalo divino.
—Cloe, no te lo aconsejo —le dijo a su amiga—. Tiene ladillas —añadió.
Harry pensó que iba a desfallecer. ¿Ladillas? Sí, las conocía bien. Había estudiado todas las enfermedades existentes en el mundo por su cuenta con el objeto de evitarlas. Recordó que se trasmitían mediante las relaciones sexuales y le dirigió a ____ una mirada de ternura antes de hablar.
—Me las habrás pegado tú, cariño… —susurró delicadamente.
—¿Os habéis acostado? —preguntó Cloe, visiblemente molesta y decepcionada.
—¡No, claro que no! —se defendió ____, consternada. Aquello estaba yendo demasiado lejos. Los chicos habían dejado de hablar de sus cosas para mirarles, pendientes de la conversación.
—Ahora dice eso —farfulló Harry, mientras negaba con la cabeza con dramatizada indiferencia—. Es curioso. Pero anoche solo decía «Sí, más, sí, sigue».
Los chicos, liderados por Charles, rieron al unísono. Mientras exclamaban «¡Este es de los nuestros!» y se tronchaban a carcajadas. ____ se cruzó de brazos, arrepintiéndose al instante de haber llevado a Harry consigo.
—Solo hubiese dicho esas palabras en otro contexto, como «Sí, más, sí, sigue ahorcándote, imbécil» —aclaró furiosa. Sus ojos destellaban rabia.
Harry se molestó. Deseaba con todas sus fuerzas que ____ quedase mal delante de sus amigos. Se aburría. Y no soportaba que ella le tratase con esa superioridad desmesurada, sin aceptar cuál era su lugar en aquel dúo. Su lugar era, desde luego, el de más abajo.
—¡Mujeres! ¿Quién las entiende? —añadió Harry, y no supo qué más decir para salir de aquel embrollo.
Charles asintió pensativo, al compás de los otros dos, que parecían imitarle en todo momento.
—Tienes razón, tío, son complicadas, ¿eh? —Le dio una palmada en la espalda.
Harry se encogió de hombros.
Entonces oyó a lo lejos un silbido suave, empalagoso… que le molestó de inmediato. Se giró bruscamente cuando Nixie dijo: «Ahí llega Matt». El susodicho vestía bien. Bastante bien. Llevaba unos vaqueros pulcros, combinados con un suéter marrón, y aun a distancia Harry pudo apreciar la buena calidad del tejido. Frunció el ceño, conforme este se acercaba más, y advertía su cabello castaño, cuidado y repeinado. Se fijó en sus manos, en la perfecta curvatura del corte de sus uñas, en la suave piel de su rostro hidratado, la elegante forma de andar y los danzantes movimientos que le acompañaban descaradamente. Matt no le gustó. Matt era pura competencia. El príncipe falso, de plástico, que pretendía robarle el trono. No estaba dispuesto a permitir que aquello sucediese.
—¿Cómo va todo? —preguntó al llegar, dirigiéndole a ____ una mirada repleta de interés. Interés que Harry no entendió, pero que sí le molestó.
—Bien, tío —dijo Charles—. Oye, mira, este de aquí es Harry, el chico de intercambio que está en casa de ____. Es la monda.
Se dieron la mano. Sus miradas chocaron al instante emanando odio. Odio porque ambos pudieron distinguir la suavidad resbaladiza de las manos del contrario. Harry se cabreó aún más cuando descubrió que Matt llevaba la misma colonia que él: una colonia casi exclusiva que debía pedir por encargo para que se la trajesen desde Francia.
—Me llamo Matt Kresel —saludó el otro, frunciendo el entrecejo—. Quizá me conozcas por mi libro.
—¿Qué libro? —Harry soltó rápidamente su mano. Se limpió en una servilleta.
—¿No te lo ha contado ____? —Se giró hacia ella, que escondió el rostro entre las manos—. He escrito un libro con solo dieciocho años. Tuve una vida difícil, una infancia terriblemente dolorosa —explicó, dramatizando en exceso para el gusto de Harry—. Así que terminé escribiendo mi biografía, que se ha vendido muchísimo y me ha hecho rico.
—Me alegra no ser entonces el único rico de aquí —siseó Harry.
____ resopló. El resto de sus amigos parecían divertidos. Ella había esperado aquello. La competencia por el poder de la estupidez había surgido, desatándose con una ferocidad abrumadora. ____ se pasó una mano por la frente, recordando que lo único por lo que no competirían sería por ella, afortunadamente. Matt llevaba desde los catorce años persiguiéndola e intentando que saliesen juntos, algo a lo que ella se había negado constantemente. Aunque parecido a Harry, era más respetuoso que él. Igual de aristocrático, pero menos espabilado e irónico que el otro.
—No, no lo eres. —Matt sonrió forzado—. Así compartiremos el puesto. Por cierto, ¿cuánto tiempo piensas quedarte en casa de ____?
—Un mes —contestó Harry, incómodo.
—Oh, ¡qué barbaridad! —explotó—. Los intercambios de hoy en día duran demasiado. La educación está fatal. ¿No echarás de menos a tu familia?
—No —respondió el otro, contundente.
—Qué poco sentimental.
—Matt, déjale en paz —dijo ____ para apaciguar los ánimos.
Cloe parecía visiblemente cabreada por no poder seguir hablando con Harry sobre el asunto de dormir en su casa.
—Entonces, ¿vendrás esta noche? —insistió poniendo morritos.
—¿Adónde tiene que ir? —preguntó el recién llegado con curiosidad.
—A mi casa, para ver unas películas —aclaró Cloe, deseosa de que no volviesen a interrumpir su conversación.
—Yo me apunto —contestó Matt, sonriente.
Harry se disponía a responder que no, pero la seguridad de su contrincante le hizo dudar. Miró a ____, quien se encogió de hombros deseando huir de allí.
—Yo también iré —contestó entonces, alzando la cabeza con orgullo—. Con ____ —añadió. Y sonrió tímidamente al notar el malestar en el rostro de Matt.
—Gracias por preguntarme si me apetece ir —se quejó ella.
—Oh, vamos, lo pasaremos bien —intervino Charles—. Tiene razón tu amigo, las mujeres sois incomprensibles.
Los otros dos asintieron mecánicamente. Cloe se levantó irritada, sacudiendo su melena. Había pensado en una velada íntima con aquel apuesto moreno, no en una reunión de amigotes. Ya se las apañaría para lograr estar a solas con él.
—Podrías invitar a Marcus —añadió Nixie.
—Ni lo sueñes —atajó ____ molesta—. Seguro que habrá quedado con sus amigos. La semana que viene es su cumpleaños y lo celebraremos en casa; os invitaré a todos. No desesperes, Nixie.
Harry sonrió de nuevo y comenzó a trazar un plan mentalmente para vencer al enemigo. Había descubierto el punto débil de Matt: la indeseable ____.
Perdón por tardar tanto en subir, espero que os guste (:
NatDirection
Re: Besos de murciélago (Harry Styles & tú)
Monosaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! muchas cosas que decirte...
1º Harry no necesita abuela
2º Matt no me gusta ni un pelo, competencia para Harry y eso me molesta
3º La amiga de la rayis enserio cree que puede tener algo con Harry?
4º Me ha encantado y quiero que la sigas
5º Perdón por no pasar antes pero ya sabes, te lo dije por tuenti que tuve que sembrar
6º Esta mañana me he levantado a las 6:30 de la mañana, tengo muuucho sueño, es que he ido a sembrar a esa hora, no quiero volver a levantarme tan temprano
7º Te quiero y te hecho mucho de menos
8º Tengo que irme ya
9º Voy a subir capítulo ahora
10º Te Quiero un mogollón, pero que un mogollón
Adiooooooooooooooooooooooooooooooós
Ahora empecemos con mis tonterías:
No encuentro a Ryan por ningún lado! no sale en ningún lado, pongo todos los juegos y no lo veo (la verdad es que hay mucha gente) he leído tu mensaje privado y los chicos son tan jgkdslañghklasñghksdflñaghasfjkñghasjklñghskalñghjkdsalñghdfjkslañghkasdflghkaslñ me he enamorado ojalá vengan a España de veras, pero seguro que si vienen a España vendrán a Madrid o a Barcelona y yo pues ahí no puedo ir tienen que venir al sur para yo poder ir a verlos y eso me deprime y mucho....pero bueno.....Te Quiero un montón monosa<33333333
1º Harry no necesita abuela
2º Matt no me gusta ni un pelo, competencia para Harry y eso me molesta
3º La amiga de la rayis enserio cree que puede tener algo con Harry?
4º Me ha encantado y quiero que la sigas
5º Perdón por no pasar antes pero ya sabes, te lo dije por tuenti que tuve que sembrar
6º Esta mañana me he levantado a las 6:30 de la mañana, tengo muuucho sueño, es que he ido a sembrar a esa hora, no quiero volver a levantarme tan temprano
7º Te quiero y te hecho mucho de menos
8º Tengo que irme ya
9º Voy a subir capítulo ahora
10º Te Quiero un mogollón, pero que un mogollón
Adiooooooooooooooooooooooooooooooós
Ahora empecemos con mis tonterías:
No encuentro a Ryan por ningún lado! no sale en ningún lado, pongo todos los juegos y no lo veo (la verdad es que hay mucha gente) he leído tu mensaje privado y los chicos son tan jgkdslañghklasñghksdflñaghasfjkñghasjklñghskalñghjkdsalñghdfjkslañghkasdflghkaslñ me he enamorado ojalá vengan a España de veras, pero seguro que si vienen a España vendrán a Madrid o a Barcelona y yo pues ahí no puedo ir tienen que venir al sur para yo poder ir a verlos y eso me deprime y mucho....pero bueno.....Te Quiero un montón monosa<33333333
Pilarville97
Re: Besos de murciélago (Harry Styles & tú)
¡Nueva Lectora Aqui!
Soy Ms.Mostacho(?Okno. Soy Soofi:3 & amo tu nove*o*
Waaaaaa._.
Harry ¬¬ En serio?!
Sr.SoyMuyDelicado&MeDaAscoQueSeMeEnsucieUnRulo.
Asdfghjgfd.
¡Seguila linda!
Soy Ms.Mostacho(?Okno. Soy Soofi:3 & amo tu nove*o*
Waaaaaa._.
Harry ¬¬ En serio?!
Sr.SoyMuyDelicado&MeDaAscoQueSeMeEnsucieUnRulo.
Asdfghjgfd.
¡Seguila linda!
Ms.Mostacho'Calder♥
Re: Besos de murciélago (Harry Styles & tú)
Pilarville97 escribió:Monosaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! muchas cosas que decirte...
1º Harry no necesita abuela
2º Matt no me gusta ni un pelo, competencia para Harry y eso me molesta
3º La amiga de la rayis enserio cree que puede tener algo con Harry?
4º Me ha encantado y quiero que la sigas
5º Perdón por no pasar antes pero ya sabes, te lo dije por tuenti que tuve que sembrar
6º Esta mañana me he levantado a las 6:30 de la mañana, tengo muuucho sueño, es que he ido a sembrar a esa hora, no quiero volver a levantarme tan temprano
7º Te quiero y te hecho mucho de menos
8º Tengo que irme ya
9º Voy a subir capítulo ahora
10º Te Quiero un mogollón, pero que un mogollón
Adiooooooooooooooooooooooooooooooós
Ahora empecemos con mis tonterías:
No encuentro a Ryan por ningún lado! no sale en ningún lado, pongo todos los juegos y no lo veo (la verdad es que hay mucha gente) he leído tu mensaje privado y los chicos son tan jgkdslañghklasñghksdflñaghasfjkñghasjklñghskalñghjkdsalñghdfjkslañghkasdflghkaslñ me he enamorado ojalá vengan a España de veras, pero seguro que si vienen a España vendrán a Madrid o a Barcelona y yo pues ahí no puedo ir tienen que venir al sur para yo poder ir a verlos y eso me deprime y mucho....pero bueno.....Te Quiero un montón monosa<33333333
Sabes que de aquí poco ya no nos vamos a conocer? Hahaha como completas desconocidas.. Haha
Bueno con lo de Rayn es normal que no lo encuentres, es normal con toda la gente que hay alli dentro, pero puedes seguir intentandolo hasta dia 12 no? Hahaha
La verdad es que espero que vengan pero lo bueno es que no crea que pueda ir, yo si que estoy lejos de todo haha
Bueno ahora subo capitulo monosa :3
Te quiero.
NatDirection
Re: Besos de murciélago (Harry Styles & tú)
Ms.Mostachoღ escribió:¡Nueva Lectora Aqui!
Soy Ms.Mostacho(?Okno. Soy Soofi:3 & amo tu nove*o*
Waaaaaa._.
Harry ¬¬ En serio?!
Sr.SoyMuyDelicado&MeDaAscoQueSeMeEnsucieUnRulo.
Asdfghjgfd.
¡Seguila linda!
Aw, muchisimas gracias por leer y bienvenida :3
Hahahaha si Sr. SoyMuyDelicado&MeDaAscoQueSeMeEnsucieUnRulo, me gusto hahaha.
Ahora la sigo (;
NatDirection
Re: Besos de murciélago (Harry Styles & tú)
BeeaBieber&1D escribió:ejnvjemek precioso*-*
Síguela!
Hahaha gracias, ahora la sigo (:
NatDirection
Re: Besos de murciélago (Harry Styles & tú)
Capítulo 8. El grupo circense.
Caminaron por la solitaria avenida de la urbanización hasta la casa de Cloe. ____ estaba a punto de llamar al timbre cuando Harry alzó una mano para detenerla.
—Hagamos un pacto —le pidió—. Si tu amiga loca intenta desnudarme me defenderás. No puedes dejarme solo.
—¿Y qué recibo yo a cambio de protegerte?
—¿Es que no puedes conformarte con mi cara bonita? —le reprochó Harry, señalándose el rostro.
—El trato no me convence, lo siento. —Se encogió de hombros.
El inglés se inclinó hacia ella peligrosamente.
—Tu madre dijo que teníamos que ser como uña y carne —le recordó—. Yo seré la carne, obviamente es más suave. Tú serás la uña sucia. Tenemos que obedecer a la señora Graham.
—¡Ni en tus mejores sueños! Me da absolutamente igual lo que mi madre diga.
Él insistió, contrariado.
—¡Pero soy tu protegido, ____! —explotó, con gesto apenado—. No puedes abandonarme a la deriva con la fiera de Cloe, ¿acaso no te has fijado en cómo me mira? Sus pupilas se clavan en mis partes bajas como cuchillos; apuesto lo que sea a que a esa le va el sadomasoquismo.
—No exageres, Cloe es una buena chica. No te pasará nada —concluyó ella, pulsando el interruptor del timbre. Se oyó un sonoro «ding dong».
—Son las campanas de mi funeral —susurró Harry.
Se arrepentía muchísimo de haber caído en la trampa de Matt. Él no quería estar allí, hubiese preferido pasar la noche calentito en su cama, lejos de todos aquellos monstruitos a los que no lograba comprender. Tenía miedo. El corazón le palpitaba con fuerza en el pecho cuando Cloe abrió la puerta, ignoró totalmente a ____ y fijó sus ojillos azules en los ojos verdes de Harry, que dio un respingo hacia atrás al oír su aguda voz.
—¡Harry! ¡Has venido! ¡Ya pensaba que no llegaríais! Pasad, pasad… —les indicó, haciéndose a un lado.
Él se inclinó hacia ____. Dentro de lo malo malísimo, ella era lo menos malo malísimo por simple comparación. El listón estaba alto, rozando el límite de lo humano.
—Conviértete en mi hermana siamesa durante el resto de la noche —le rogó.
—Como no te calles, me convertiré en tu hermana perdida —amenazó ____, aunque disimuló ante la atenta Cloe, que les observaba cruzada de brazos.
En cuanto se despistó, su amiga asió del brazo a Harry, que la miró aterrorizado como si aquella fuese la mayor de todas las catástrofes posibles. ____ rió por lo bajo y se dijo que, en realidad, su compañero tenía verdaderas razones para estar asustado.
Dentro se encontraban los demás. Harry clavó su mirada en la de Matt, que le observaba receloso. Seguramente había supuesto que no iría, pero ahí estaba él, manteniéndose firme a pesar de la apocalíptica situación, dispuesto a arrebatarle su falsa corona.
—¿Cómo va la noche? —preguntó, dirigiéndose a todos en general.
Charles jugaba a la PlayStation con sus dos perros fieles y le saludó levantando la mano. Nixie, acompañada por otra chica llamada Agathé, también se dignó contestar con un simple «bien», contrariamente a Matt, que solo se quitó una pelusilla de su chaqueta de piel. Curiosamente, a pesar de estar bien consideradas, a Harry nunca le habían gustado las chaquetas de piel. No le agradaba eso de llevar animales encima como en la Edad de Piedra. Obviamente, el neandertal de Matt no opinaba lo mismo.
Cloe se sentó en el sofá y cruzó las piernas de un modo seductor. Harry sintió un escalofrío. La joven golpeó con la palma de la mano el sitio que quedaba libre a su lado.
—Harry, cielo, siéntate aquí —le indicó.
Él miró fijamente a ____, esperando que ella dijese algo. Lo que fuese. Sus labios se mantuvieron bien sellados, divertidos, mostrándole una tímida sonrisa casi imperceptible. El joven se dirigió resignado hacia el sofá.
—¿Qué vamos a cenar? —preguntó Charles, distraído, sin dejar de apretar todos los botones del mando de la PlayStation.
—He pedido ternera con salsa. La traerán enseguida —contestó Cloe, resuelta.
Harry tosió afectado.
—Yo no como carne.
—No todos los paladares pueden apreciar algo tan sabroso —añadió Matt, sonriendo de lado.
—Exacto. Mi paladar no está preparado para degustar mierda —aclaró Harry, sin darse por vencido.
—No te preocupes. —Cloe se levantó enseguida—. Llamaré ahora mismo para pedir que traigan una ensalada, ¿te parece bien?
Harry asintió. La idea de que otros se moviesen por él no terminó de disgustarle. Estaba bien aquello de que todos estuviesen a sus pies, abiertos a sugerencias. Suspiró hondo, preparándose mentalmente para soportar la desastrosa noche. Le dirigió a ____ una mirada dramática; parecía uno de los violinistas del Titanic justo antes de morir. El último vals de su vida había llegado. La joven pareció ablandarse y, sin perder la sonrisilla malévola de su rostro, se sentó a su lado en el sofá. Matt la siguió y se hizo hueco donde no lo había.
—¿Pretendes tirarnos a todos del sofá? —preguntó Harry, molesto.
Matt le ignoró, acomodándose, pegándose al cuerpo de ____ como lo haría un crustáceo a un acantilado. Harry, todavía más cabreado, también se acercó a su compañera, que, a esas alturas, apenas si podía seguir respirando.
—Me estáis aplastando —masculló.
—Díselo a tu amigo —se quejó Harry—, que sería capaz de ametrallarnos a todos con tal de sentarse. Menudo egoísta.
—No me hables precisamente tú de egoísmo, Harry. Mi mente no está preparada para aceptar algo así —le reprochó ____.
Harry bufó. Charles gritó cuando ganó una partida del videojuego y alzó los brazos como si aquello fuese el más grande de todos los acontecimientos posibles. Se giró después hacia ellos.
—¿Queréis jugar? —preguntó.
Matt negó lentamente con la cabeza. Harry sonrió, curioso.
—Vale —murmuró, encogiéndose de hombros.
Charles dejó el mando en sus manos.
—Pensándolo bien yo también me apunto —rectificó Matt.
____ resopló. Aquello era agotador. ¿Cómo podían llegar a ser tan sumamente estúpidos? ¿Dónde estaba el límite, tendrían algún tope? Apostaba lo que fuese a que no. Se dejó caer sobre el respaldo del sofá, cuando llegó Cloe.
—Ya he pedido tu ensalada, Harry —informó, sonriente. Su rostro se volvió algo agrio cuando descubrió que habían ocupado su lugar en el sofá—. Bueno, será mejor que dejemos de jugar —añadió rápidamente—. Podríais echar una mano para poner la mesa.
Cloe apagó la PlayStation sin miramientos. Charles resopló consternado. Les indicó que la siguiesen hasta la cocina para darles cubiertos, vasos y demás. Una vez allí, puso en las manos de Harry la jarra de agua. Este, con el ceño fruncido, se volvió hacia ____.
—Yo no hago estas cosas —se quejó—. ¡Pero si somos sus invitados! ¿Cómo puede ser tan maleducada?
—Somos invitados, Harry, pero esto no es una cena presidencial —le recordó ____, mientras caminaban hacia el comedor—. Cuando se juntan los amigos no existen los anfitriones, todos colaboran por igual.
A ____ le llamaba la atención tener que explicarle todo aquello. Tenía curiosidad por saber quién era realmente Harry, pero temía que si se lo preguntaba su ego creciese aún más al proporcionarle insospechados detalles sobre su fantástica vida en la mansión de Londres.
Observó cómo Harry dejaba la jarra de agua delicadamente sobre el mantel tras recolocarlo, ya que estaba un tanto torcido hacia la izquierda. Se preguntaba por qué todo a su alrededor debía estar tan sumamente perfecto. Alguien tenía que haberle enseñado a ser así, ese tipo de cosas no salían de uno mismo. Suspiró, resignada, al advertir que Harry llenaba todas las copas con la misma cantidad de agua y las comparaba entre sí. Matt enarcó una ceja.
—Este tío está pirado —dijo.
—Y tú acabado —contestó Harry—, estás acabado.
—¿Acabado de qué? No sabes ni lo que dices.
Se acercó hasta él, cuando ____ estaba distraída, y le habló.
—Tienes la esperanza de que ____ termine enamorándose de ti. Sueñas con vivir a su lado en una gran casa con un enorme jardín, veinte gatos, diez perros y trescientos niños chillando y corriendo de un lado a otro —le dijo—. Bien, pues te lo adelanto: eso jamás ocurrirá.
Matt le dirigió una mirada de profundo odio que parecía llamear en el interior de sus pupilas almendradas. Apretó los puños con fuerza, furioso.
—… No ocurrirá, porque, para empezar, tu querida Julieta sería más feliz viviendo debajo de un puente. Y, como segundo apunte, te diré que nadie quiere a un Romeo como tú. Eres un tostón. Puedes ponerte toda la colonia francesa que quieras, pero seguirás oliendo a puro aburrimiento —concluyó, sin piedad.
Matt permaneció quieto. Tenía verdaderas ganas de golpearle. Pero ¿quién se creía que era? Él llevaba muchísimos años detrás de ____ como para que ahora un recién llegado se la arrebatase. Claro, el inglés tenía ventaja por vivir en su casa. Harry le miró divertido, señalándole con el dedo índice.
—¡Ah, y una cosa más! Si piensas que a mí me puede llegar a gustar tu bella doncella, te contestaré que no. Jamás de los jamases. Nunca. Tengo más clase, así que mi listón está más alto.
—Mejor, no sabes lo que te pierdes.
—… ¿Me pierdo pasar horas buscando restos entre los contenedores? Prefiero cederte el puesto. Gracias.
—No importa, nadie sería capaz aguantar a alguien como tú. Así que dudo que cualquier otro ser humano pueda llegar a quererte —siseó Matt.
Harry torció el gesto. Furioso. Ahora estaba furioso. ¿Cómo que nadie podría quererle? Claro que sí, todos en su casa le querían. Arrugó la nariz. ____ los llamó para que se sentaran. Hacía rato que había sonado el timbre de la puerta, cuando habían traído la ternera en salsa y la ensalada. Se sentaron mientras se dedicaban mutuamente miradas de odio. Comenzaron a cenar.
—Tío, ¿en Londres hay mucha marcha? —le preguntó Charles, animado.
—¿Marcha?
____ se acercó a su oreja.
—Fiesta, ajetreo, movida… —susurró.
—Ah, ¡marcha, claro, claro! Pues, eh… supongo que sí —aclaró, dudoso—. Yo solo salgo por la urbanización. Es más segura.
—¿Tus papis no te dejan ir muy lejos? —intervino Matt.
—Mis padres me dejan hacer lo que quiera —informó, con aire señorial.
Cloe estaba cabreada. No le gustaba el ritmo que tomaba la noche. No le gustaba tampoco, en absoluto, que surgiesen rivalidades entre Matt y Harry, porque eso significaba que ____ —y no ella— estaba dentro del juego de competencia. Se apartó el pelo de la cara.
—No tienes novia por allí, ¿verdad? —preguntó, con una ancha sonrisa.
Harry pareció dudar, pero luego se mostró serio.
—No.
—¿Y no te cansas de comer tanto verde? —insistió Matt, señalando su ensalada.
Harry le miró extrañado.
—¿Tú te cansas acaso de comer sangre?
—No es lo mismo. Yo sigo una dieta variadísima.
—Pues no se te nota en la piel.
____ resopló, dando a entender que no deseaba seguir escuchándoles. La noche continuó sin más percances, hasta que Cloe se decidió a poner una película.
—Tengo las películas en mi habitación —explicó, cuando todos se sentaron alrededor de la televisión—. Harry, ¿quieres acompañarme y ayudarme a elegirla?
Harry tragó saliva despacio, temeroso.
—No importa, escoge la que más te guste a ti —respondió entrecortadamente.
Matt sonrió de lado.
—Qué poca educación… —susurró.
Cloe pareció ofendida, asió del brazo a Harry y casi lo arrastró hacia su habitación. Y, por primera vez, ____ sintió auténtica pena, Harry no imaginaba lo que le esperaba allí dentro.
El inglés respiró hondo cuando llegaron al cuarto, sacudiéndose la manga de la fina camisa que Cloe había tocado con sus afiladas uñas rojizas. Miró alrededor. Detestaba las habitaciones rosas, repletas de flores, corazones y artilugios diversos de colorines. Se giró consternado buscando los DVD.
—¿Dónde están las películas? —preguntó, y sintió que un nudo le presionaba la garganta.
Cloe se acercó peligrosamente hacia él, pestañeando en exceso, como si se le hubiese metido una mota de polvo en los ojos. Entonces Harry comenzó a comprender la situación. Y se contuvo para no gritar.
—La película podríamos montarla nosotros mismos… —le susurró Cloe, al tiempo que le pasaba un dedo por el cuello.
No le gustó aquel primer contacto con su piel; no era lo suficientemente suave.
—No se me da bien actuar —repuso Harry, con la vista fija en la puerta cerrada de la habitación.
—Yo podría enseñarte.
—Tampoco me interesa demasiado. Gracias, pero tengo otras expectativas en la vida —se excusó; su rostro se tornó más pálido de lo habitual—. Creo que deberíamos volver con los demás. ____ estará preocupada por mí —mintió.
Cloe se inclinó hacia él, de puntillas. Harry dio un paso atrás y tropezó.
—Te gusta hacerte el duro, ¿verdad? —preguntó la chica, con voz melosa—. Te gusta… poner las cosas difíciles. Mejor. Sabes sacar partido a todo tu atractivo. A mí me encanta que me pongan nuevos retos…
—No finjo nada. Soy así de forma natural —admitió él, contrariado.
—Ya, claro, claro…
—Oye, me das miedo. Quiero irme de aquí —exigió finalmente.
Cloe lo ignoró. Sus manos se dirigieron hacia el cuello de la camisa de Harry y empezaron a desabrochar los primeros botones.
—Pero ¿qué haces, loca? —gritó él, consternado.
—No te resistas más, Harry —insistió; comenzaba a enfadarse.
Nunca un chico se le había negado durante más de cinco minutos; todos terminaban cayendo a sus pies tarde o temprano. Sonrió tontamente. Él intentó escapar. Ella tiró de la camisa hacia abajo, arrancando todos los botones de un tirón.
—Niña, tú tienes que ir directa a un psiquiátrico —dijo Harry, en dirección hacia la puerta—. Si quieres contribuiré a pagar los gastos de la clínica.
—¿Adónde crees que vas? —Cloe se cruzó de brazos, cabreada.
—Lejos, muy lejos… de ti —contestó, antes de salir volando de allí.
Harry corrió por el pasillo como alma que lleva el diablo, como si hubiera visto un fantasma.
—¡____! —gritó, fuera de sí—. ¡____, VEN!
____ salió de la sala alarmada por la llamada. Estudió a Harry. Llevaba la camisa desabrochada dejando a la vista la suave y blanca piel de su bien trabajado torso. Ladeó la cabeza, puntuando mentalmente su cuerpo con un merecido 8. Después observó su aterrorizado rostro.
—¿Se puede saber qué te ocurre?
Harry se apoyó en su hombro, como si fuese a desfallecer, casi abrazándola.
—Ha intentado matarme, ___[ —dijo, hablando atropelladamente—. Tu amiga está completamente loca; quería que hiciéramos nosotros una película, y no apta para todos los públicos, precisamente. Me habías prometido que no me dejarías solo. Tenías que protegerme. No volveré a confiar en ti.
—¿Qué?, pero ¿qué estás diciendo? —Le levantó la cabeza—. No te he prometido nada. —Suspiró, y reparó en Cloe que les miraba enfadada desde la puerta, apoyada en el dintel con los brazos en jarras—. Bueno, no importa. Está bien, volvamos a casa.
____ se despidió de sus amigos mientras Harry la esperaba en la calle. Después caminaron en silencio, bajo el oscuro manto estrellado de la noche.
—Ha sido una día duro, ¿eh? —____ le miró divertida, de reojo.
Él suspiró abrumado.
—Lo resumiré de esta forma —explicó él—. Tu casa es un paraíso divino e inigualable en comparación con lo que hoy he conocido.
____ rió.
—Empiezo a ver a Marcus como a un ser inofensivo y tremendamente delicado. Imagínate. —Torció el gesto, tras escucharse a sí mismo—. Bueno, no me hagas mucho caso, estoy divagando. Mañana todo volverá a ser como siempre. Tu casa será un estercolero y tu hermano el rey de los mendigos.
—Ya decía yo que era demasiado bueno para ser verdad… —____ puso los ojos en blanco.
Llegaron a casa. Harry se excusó rápidamente y se dirigió a su habitación. Deseaba dormir. Se tumbó en la cama y reparó en el teléfono móvil que reposaba sobre su mesilla de noche. Pulsó el botón de encendido. Cero llamadas. Suspiró. Buscó en la lista el teléfono de su madre y llamó. Respondieron al quinto tono.
—¿Diga?
—¿Mamá? Soy Harry.
—¡Hola, Harry, cariño! Lo siento, tu madre está en una reunión importante. Soy su nueva secretaria, Helen —dijo una alegre voz al otro lado del teléfono—. La señora me ha hablado muchísimo de ti, ¿quieres que le diga que te llame en cuanto termine?
—Eh… no, no hace falta. Aquí, en América, es tarde.
—¡Es verdad, olvidaba el cambio horario! No te preocupes. Le comentaré que has llamado de todos modos.
—Gracias.
Harry frunció el ceño cuando colgó. Se dio la vuelta en la cama, tras destapar el colchón por la parte de abajo. Siempre dormía con los pies fuera, no soportaba tenerlos tapados. Otra de sus manías. Hundió el rostro en la almohada y cerró los ojos con fuerza, deseando quedarse dormido cuanto antes. Mañana le esperaría otro largo día.
Hola chicas (: bueno hoy creo que lo hice demasiado largo, espero que os guste, y bueno subiré el próximo cuando al menos tenga 5 comentarios si? Un beso.
Caminaron por la solitaria avenida de la urbanización hasta la casa de Cloe. ____ estaba a punto de llamar al timbre cuando Harry alzó una mano para detenerla.
—Hagamos un pacto —le pidió—. Si tu amiga loca intenta desnudarme me defenderás. No puedes dejarme solo.
—¿Y qué recibo yo a cambio de protegerte?
—¿Es que no puedes conformarte con mi cara bonita? —le reprochó Harry, señalándose el rostro.
—El trato no me convence, lo siento. —Se encogió de hombros.
El inglés se inclinó hacia ella peligrosamente.
—Tu madre dijo que teníamos que ser como uña y carne —le recordó—. Yo seré la carne, obviamente es más suave. Tú serás la uña sucia. Tenemos que obedecer a la señora Graham.
—¡Ni en tus mejores sueños! Me da absolutamente igual lo que mi madre diga.
Él insistió, contrariado.
—¡Pero soy tu protegido, ____! —explotó, con gesto apenado—. No puedes abandonarme a la deriva con la fiera de Cloe, ¿acaso no te has fijado en cómo me mira? Sus pupilas se clavan en mis partes bajas como cuchillos; apuesto lo que sea a que a esa le va el sadomasoquismo.
—No exageres, Cloe es una buena chica. No te pasará nada —concluyó ella, pulsando el interruptor del timbre. Se oyó un sonoro «ding dong».
—Son las campanas de mi funeral —susurró Harry.
Se arrepentía muchísimo de haber caído en la trampa de Matt. Él no quería estar allí, hubiese preferido pasar la noche calentito en su cama, lejos de todos aquellos monstruitos a los que no lograba comprender. Tenía miedo. El corazón le palpitaba con fuerza en el pecho cuando Cloe abrió la puerta, ignoró totalmente a ____ y fijó sus ojillos azules en los ojos verdes de Harry, que dio un respingo hacia atrás al oír su aguda voz.
—¡Harry! ¡Has venido! ¡Ya pensaba que no llegaríais! Pasad, pasad… —les indicó, haciéndose a un lado.
Él se inclinó hacia ____. Dentro de lo malo malísimo, ella era lo menos malo malísimo por simple comparación. El listón estaba alto, rozando el límite de lo humano.
—Conviértete en mi hermana siamesa durante el resto de la noche —le rogó.
—Como no te calles, me convertiré en tu hermana perdida —amenazó ____, aunque disimuló ante la atenta Cloe, que les observaba cruzada de brazos.
En cuanto se despistó, su amiga asió del brazo a Harry, que la miró aterrorizado como si aquella fuese la mayor de todas las catástrofes posibles. ____ rió por lo bajo y se dijo que, en realidad, su compañero tenía verdaderas razones para estar asustado.
Dentro se encontraban los demás. Harry clavó su mirada en la de Matt, que le observaba receloso. Seguramente había supuesto que no iría, pero ahí estaba él, manteniéndose firme a pesar de la apocalíptica situación, dispuesto a arrebatarle su falsa corona.
—¿Cómo va la noche? —preguntó, dirigiéndose a todos en general.
Charles jugaba a la PlayStation con sus dos perros fieles y le saludó levantando la mano. Nixie, acompañada por otra chica llamada Agathé, también se dignó contestar con un simple «bien», contrariamente a Matt, que solo se quitó una pelusilla de su chaqueta de piel. Curiosamente, a pesar de estar bien consideradas, a Harry nunca le habían gustado las chaquetas de piel. No le agradaba eso de llevar animales encima como en la Edad de Piedra. Obviamente, el neandertal de Matt no opinaba lo mismo.
Cloe se sentó en el sofá y cruzó las piernas de un modo seductor. Harry sintió un escalofrío. La joven golpeó con la palma de la mano el sitio que quedaba libre a su lado.
—Harry, cielo, siéntate aquí —le indicó.
Él miró fijamente a ____, esperando que ella dijese algo. Lo que fuese. Sus labios se mantuvieron bien sellados, divertidos, mostrándole una tímida sonrisa casi imperceptible. El joven se dirigió resignado hacia el sofá.
—¿Qué vamos a cenar? —preguntó Charles, distraído, sin dejar de apretar todos los botones del mando de la PlayStation.
—He pedido ternera con salsa. La traerán enseguida —contestó Cloe, resuelta.
Harry tosió afectado.
—Yo no como carne.
—No todos los paladares pueden apreciar algo tan sabroso —añadió Matt, sonriendo de lado.
—Exacto. Mi paladar no está preparado para degustar mierda —aclaró Harry, sin darse por vencido.
—No te preocupes. —Cloe se levantó enseguida—. Llamaré ahora mismo para pedir que traigan una ensalada, ¿te parece bien?
Harry asintió. La idea de que otros se moviesen por él no terminó de disgustarle. Estaba bien aquello de que todos estuviesen a sus pies, abiertos a sugerencias. Suspiró hondo, preparándose mentalmente para soportar la desastrosa noche. Le dirigió a ____ una mirada dramática; parecía uno de los violinistas del Titanic justo antes de morir. El último vals de su vida había llegado. La joven pareció ablandarse y, sin perder la sonrisilla malévola de su rostro, se sentó a su lado en el sofá. Matt la siguió y se hizo hueco donde no lo había.
—¿Pretendes tirarnos a todos del sofá? —preguntó Harry, molesto.
Matt le ignoró, acomodándose, pegándose al cuerpo de ____ como lo haría un crustáceo a un acantilado. Harry, todavía más cabreado, también se acercó a su compañera, que, a esas alturas, apenas si podía seguir respirando.
—Me estáis aplastando —masculló.
—Díselo a tu amigo —se quejó Harry—, que sería capaz de ametrallarnos a todos con tal de sentarse. Menudo egoísta.
—No me hables precisamente tú de egoísmo, Harry. Mi mente no está preparada para aceptar algo así —le reprochó ____.
Harry bufó. Charles gritó cuando ganó una partida del videojuego y alzó los brazos como si aquello fuese el más grande de todos los acontecimientos posibles. Se giró después hacia ellos.
—¿Queréis jugar? —preguntó.
Matt negó lentamente con la cabeza. Harry sonrió, curioso.
—Vale —murmuró, encogiéndose de hombros.
Charles dejó el mando en sus manos.
—Pensándolo bien yo también me apunto —rectificó Matt.
____ resopló. Aquello era agotador. ¿Cómo podían llegar a ser tan sumamente estúpidos? ¿Dónde estaba el límite, tendrían algún tope? Apostaba lo que fuese a que no. Se dejó caer sobre el respaldo del sofá, cuando llegó Cloe.
—Ya he pedido tu ensalada, Harry —informó, sonriente. Su rostro se volvió algo agrio cuando descubrió que habían ocupado su lugar en el sofá—. Bueno, será mejor que dejemos de jugar —añadió rápidamente—. Podríais echar una mano para poner la mesa.
Cloe apagó la PlayStation sin miramientos. Charles resopló consternado. Les indicó que la siguiesen hasta la cocina para darles cubiertos, vasos y demás. Una vez allí, puso en las manos de Harry la jarra de agua. Este, con el ceño fruncido, se volvió hacia ____.
—Yo no hago estas cosas —se quejó—. ¡Pero si somos sus invitados! ¿Cómo puede ser tan maleducada?
—Somos invitados, Harry, pero esto no es una cena presidencial —le recordó ____, mientras caminaban hacia el comedor—. Cuando se juntan los amigos no existen los anfitriones, todos colaboran por igual.
A ____ le llamaba la atención tener que explicarle todo aquello. Tenía curiosidad por saber quién era realmente Harry, pero temía que si se lo preguntaba su ego creciese aún más al proporcionarle insospechados detalles sobre su fantástica vida en la mansión de Londres.
Observó cómo Harry dejaba la jarra de agua delicadamente sobre el mantel tras recolocarlo, ya que estaba un tanto torcido hacia la izquierda. Se preguntaba por qué todo a su alrededor debía estar tan sumamente perfecto. Alguien tenía que haberle enseñado a ser así, ese tipo de cosas no salían de uno mismo. Suspiró, resignada, al advertir que Harry llenaba todas las copas con la misma cantidad de agua y las comparaba entre sí. Matt enarcó una ceja.
—Este tío está pirado —dijo.
—Y tú acabado —contestó Harry—, estás acabado.
—¿Acabado de qué? No sabes ni lo que dices.
Se acercó hasta él, cuando ____ estaba distraída, y le habló.
—Tienes la esperanza de que ____ termine enamorándose de ti. Sueñas con vivir a su lado en una gran casa con un enorme jardín, veinte gatos, diez perros y trescientos niños chillando y corriendo de un lado a otro —le dijo—. Bien, pues te lo adelanto: eso jamás ocurrirá.
Matt le dirigió una mirada de profundo odio que parecía llamear en el interior de sus pupilas almendradas. Apretó los puños con fuerza, furioso.
—… No ocurrirá, porque, para empezar, tu querida Julieta sería más feliz viviendo debajo de un puente. Y, como segundo apunte, te diré que nadie quiere a un Romeo como tú. Eres un tostón. Puedes ponerte toda la colonia francesa que quieras, pero seguirás oliendo a puro aburrimiento —concluyó, sin piedad.
Matt permaneció quieto. Tenía verdaderas ganas de golpearle. Pero ¿quién se creía que era? Él llevaba muchísimos años detrás de ____ como para que ahora un recién llegado se la arrebatase. Claro, el inglés tenía ventaja por vivir en su casa. Harry le miró divertido, señalándole con el dedo índice.
—¡Ah, y una cosa más! Si piensas que a mí me puede llegar a gustar tu bella doncella, te contestaré que no. Jamás de los jamases. Nunca. Tengo más clase, así que mi listón está más alto.
—Mejor, no sabes lo que te pierdes.
—… ¿Me pierdo pasar horas buscando restos entre los contenedores? Prefiero cederte el puesto. Gracias.
—No importa, nadie sería capaz aguantar a alguien como tú. Así que dudo que cualquier otro ser humano pueda llegar a quererte —siseó Matt.
Harry torció el gesto. Furioso. Ahora estaba furioso. ¿Cómo que nadie podría quererle? Claro que sí, todos en su casa le querían. Arrugó la nariz. ____ los llamó para que se sentaran. Hacía rato que había sonado el timbre de la puerta, cuando habían traído la ternera en salsa y la ensalada. Se sentaron mientras se dedicaban mutuamente miradas de odio. Comenzaron a cenar.
—Tío, ¿en Londres hay mucha marcha? —le preguntó Charles, animado.
—¿Marcha?
____ se acercó a su oreja.
—Fiesta, ajetreo, movida… —susurró.
—Ah, ¡marcha, claro, claro! Pues, eh… supongo que sí —aclaró, dudoso—. Yo solo salgo por la urbanización. Es más segura.
—¿Tus papis no te dejan ir muy lejos? —intervino Matt.
—Mis padres me dejan hacer lo que quiera —informó, con aire señorial.
Cloe estaba cabreada. No le gustaba el ritmo que tomaba la noche. No le gustaba tampoco, en absoluto, que surgiesen rivalidades entre Matt y Harry, porque eso significaba que ____ —y no ella— estaba dentro del juego de competencia. Se apartó el pelo de la cara.
—No tienes novia por allí, ¿verdad? —preguntó, con una ancha sonrisa.
Harry pareció dudar, pero luego se mostró serio.
—No.
—¿Y no te cansas de comer tanto verde? —insistió Matt, señalando su ensalada.
Harry le miró extrañado.
—¿Tú te cansas acaso de comer sangre?
—No es lo mismo. Yo sigo una dieta variadísima.
—Pues no se te nota en la piel.
____ resopló, dando a entender que no deseaba seguir escuchándoles. La noche continuó sin más percances, hasta que Cloe se decidió a poner una película.
—Tengo las películas en mi habitación —explicó, cuando todos se sentaron alrededor de la televisión—. Harry, ¿quieres acompañarme y ayudarme a elegirla?
Harry tragó saliva despacio, temeroso.
—No importa, escoge la que más te guste a ti —respondió entrecortadamente.
Matt sonrió de lado.
—Qué poca educación… —susurró.
Cloe pareció ofendida, asió del brazo a Harry y casi lo arrastró hacia su habitación. Y, por primera vez, ____ sintió auténtica pena, Harry no imaginaba lo que le esperaba allí dentro.
El inglés respiró hondo cuando llegaron al cuarto, sacudiéndose la manga de la fina camisa que Cloe había tocado con sus afiladas uñas rojizas. Miró alrededor. Detestaba las habitaciones rosas, repletas de flores, corazones y artilugios diversos de colorines. Se giró consternado buscando los DVD.
—¿Dónde están las películas? —preguntó, y sintió que un nudo le presionaba la garganta.
Cloe se acercó peligrosamente hacia él, pestañeando en exceso, como si se le hubiese metido una mota de polvo en los ojos. Entonces Harry comenzó a comprender la situación. Y se contuvo para no gritar.
—La película podríamos montarla nosotros mismos… —le susurró Cloe, al tiempo que le pasaba un dedo por el cuello.
No le gustó aquel primer contacto con su piel; no era lo suficientemente suave.
—No se me da bien actuar —repuso Harry, con la vista fija en la puerta cerrada de la habitación.
—Yo podría enseñarte.
—Tampoco me interesa demasiado. Gracias, pero tengo otras expectativas en la vida —se excusó; su rostro se tornó más pálido de lo habitual—. Creo que deberíamos volver con los demás. ____ estará preocupada por mí —mintió.
Cloe se inclinó hacia él, de puntillas. Harry dio un paso atrás y tropezó.
—Te gusta hacerte el duro, ¿verdad? —preguntó la chica, con voz melosa—. Te gusta… poner las cosas difíciles. Mejor. Sabes sacar partido a todo tu atractivo. A mí me encanta que me pongan nuevos retos…
—No finjo nada. Soy así de forma natural —admitió él, contrariado.
—Ya, claro, claro…
—Oye, me das miedo. Quiero irme de aquí —exigió finalmente.
Cloe lo ignoró. Sus manos se dirigieron hacia el cuello de la camisa de Harry y empezaron a desabrochar los primeros botones.
—Pero ¿qué haces, loca? —gritó él, consternado.
—No te resistas más, Harry —insistió; comenzaba a enfadarse.
Nunca un chico se le había negado durante más de cinco minutos; todos terminaban cayendo a sus pies tarde o temprano. Sonrió tontamente. Él intentó escapar. Ella tiró de la camisa hacia abajo, arrancando todos los botones de un tirón.
—Niña, tú tienes que ir directa a un psiquiátrico —dijo Harry, en dirección hacia la puerta—. Si quieres contribuiré a pagar los gastos de la clínica.
—¿Adónde crees que vas? —Cloe se cruzó de brazos, cabreada.
—Lejos, muy lejos… de ti —contestó, antes de salir volando de allí.
Harry corrió por el pasillo como alma que lleva el diablo, como si hubiera visto un fantasma.
—¡____! —gritó, fuera de sí—. ¡____, VEN!
____ salió de la sala alarmada por la llamada. Estudió a Harry. Llevaba la camisa desabrochada dejando a la vista la suave y blanca piel de su bien trabajado torso. Ladeó la cabeza, puntuando mentalmente su cuerpo con un merecido 8. Después observó su aterrorizado rostro.
—¿Se puede saber qué te ocurre?
Harry se apoyó en su hombro, como si fuese a desfallecer, casi abrazándola.
—Ha intentado matarme, ___[ —dijo, hablando atropelladamente—. Tu amiga está completamente loca; quería que hiciéramos nosotros una película, y no apta para todos los públicos, precisamente. Me habías prometido que no me dejarías solo. Tenías que protegerme. No volveré a confiar en ti.
—¿Qué?, pero ¿qué estás diciendo? —Le levantó la cabeza—. No te he prometido nada. —Suspiró, y reparó en Cloe que les miraba enfadada desde la puerta, apoyada en el dintel con los brazos en jarras—. Bueno, no importa. Está bien, volvamos a casa.
____ se despidió de sus amigos mientras Harry la esperaba en la calle. Después caminaron en silencio, bajo el oscuro manto estrellado de la noche.
—Ha sido una día duro, ¿eh? —____ le miró divertida, de reojo.
Él suspiró abrumado.
—Lo resumiré de esta forma —explicó él—. Tu casa es un paraíso divino e inigualable en comparación con lo que hoy he conocido.
____ rió.
—Empiezo a ver a Marcus como a un ser inofensivo y tremendamente delicado. Imagínate. —Torció el gesto, tras escucharse a sí mismo—. Bueno, no me hagas mucho caso, estoy divagando. Mañana todo volverá a ser como siempre. Tu casa será un estercolero y tu hermano el rey de los mendigos.
—Ya decía yo que era demasiado bueno para ser verdad… —____ puso los ojos en blanco.
Llegaron a casa. Harry se excusó rápidamente y se dirigió a su habitación. Deseaba dormir. Se tumbó en la cama y reparó en el teléfono móvil que reposaba sobre su mesilla de noche. Pulsó el botón de encendido. Cero llamadas. Suspiró. Buscó en la lista el teléfono de su madre y llamó. Respondieron al quinto tono.
—¿Diga?
—¿Mamá? Soy Harry.
—¡Hola, Harry, cariño! Lo siento, tu madre está en una reunión importante. Soy su nueva secretaria, Helen —dijo una alegre voz al otro lado del teléfono—. La señora me ha hablado muchísimo de ti, ¿quieres que le diga que te llame en cuanto termine?
—Eh… no, no hace falta. Aquí, en América, es tarde.
—¡Es verdad, olvidaba el cambio horario! No te preocupes. Le comentaré que has llamado de todos modos.
—Gracias.
Harry frunció el ceño cuando colgó. Se dio la vuelta en la cama, tras destapar el colchón por la parte de abajo. Siempre dormía con los pies fuera, no soportaba tenerlos tapados. Otra de sus manías. Hundió el rostro en la almohada y cerró los ojos con fuerza, deseando quedarse dormido cuanto antes. Mañana le esperaría otro largo día.
Hola chicas (: bueno hoy creo que lo hice demasiado largo, espero que os guste, y bueno subiré el próximo cuando al menos tenga 5 comentarios si? Un beso.
NatDirection
Re: Besos de murciélago (Harry Styles & tú)
Monosaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!
Mira si te querré que lo primero que hago cuando llego de la playa es ir ver si estas en tuenti, mandarte un mensaje privado y meterme en tu novela...bueno basta de royos...
Monosaaaa! me encanto el capítulo y me encanta que los hagas así de laaargos :) me encanta en serio, Odio a Matt, la rayis me da rabia en algunos momentos y Harry me da un poco de pena tiene que ser un poco triste que tu mamá no te coja el teléfono, la verdad me da penita pero creo que la rayis lo va a consolar y luego se van a hacer amiguitos a que sí? no me lo digas que sino no me llega una sorpresa después, síguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa muy pronto Y ESTO VA PARA LAS OTRAS LECTORAS! PORFAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA PORFAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA PORFAAAAAA PORFAAAA PORFAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA COMENTAD MUCHO VALE? QUE SINO ESTA MONOSA MÍA NO SUBE MÁS CAPÍTULOS Y CON LO INTERESANTE QUE ESTA NO QUEREMOS ESO VERDAD? Bueno monosa.....te quiero, te quiero, te quiero yo no se como puedo querer tanto a una personita que no he visto todavía pero si te vienes a estudiar a Granada te juro que voy a verte en serio te lo juro quedamos en le Burger King que hay en la calle principal que yo se llegar ahí (ya estoy yo haciendo planes para dentro de mucho) y te invito a que vengas a mi playita con lo mona que es Almerimar y con la de tíos buenos que hay Muajajajajajajajajaja es un orgasmo visual, bueno que me voy del tema, te copiaste de lo de que quieres comentarios pero no me importa hahahahahahahahahahahaha es una buena forma para que la gente comente porque sino....SE QUEDAN SIN CAPÍTULO y no queremos eso....bueno monosa que te estoy contando mi vida por aquí (aunque tu ya te la sabes casi entera) subí capítulo un poco corto pero salimos tu y yo nada más....es una conversación de amigas y claro pues necesito comentarios para subir el próximo que es más larguito y no se si es la comida con los papás de Harry la verdad es que no me acuerdo, lo escribí hace mucho y tengo un montón de capítulos escritos por la noche cuando no puedo dormir a escribir se ha dicho hahahahahahahahaha, te digo un secreto?
P.D: si la verdad es que Ryan me queda tiempo para buscarlo, pero se viene ya, dice que no se va a tirar más tiempo en Londres porque tiene que trabajar y sacarse las asignaturas que le han quedado ( 8 para ser exactos ) si mi monoso no estudia nada, en el primer trimestre cuando yo estaba a su lado si hacia cosas pero después se me torció y eso no me gusta pero bueno se va al de diversificación y hay algunas clases que las da conmigo Hihihihihihihi eso me alegra y mucho lo tendré unas horas a mi lado :) aaaaah sabes que mi ropa huele a él? no enserio huele igual que él hahahahahahahahahaha porque he descubierto una cosa, bueno dos, su colonia (que es la misma que utiliza mi hermano) y el suavizante que su mamá le echa en la ropa que es el que ha comprado mi mamá nuevo y bueno huelo como él Hiihihihihihihi eso me hace ilu porque Ryan huele muy bien y como ahora esta lejos pues...cojo una camiseta mía, le echo colonia de mi hermano y a dormir con ella puesta hahahahahahahahaha así me lo recuerda (si un poco demasiado pero es que le echo mucho de menos, casi como a ti hahahahahahahaha) bueno monosa ya si que me voy que esto se va a poner muy laaaargo hahahahahahahahahaha te quiero te quiero te quiero <3333333333333333333333333333333333333
Mira si te querré que lo primero que hago cuando llego de la playa es ir ver si estas en tuenti, mandarte un mensaje privado y meterme en tu novela...bueno basta de royos...
Monosaaaa! me encanto el capítulo y me encanta que los hagas así de laaargos :) me encanta en serio, Odio a Matt, la rayis me da rabia en algunos momentos y Harry me da un poco de pena tiene que ser un poco triste que tu mamá no te coja el teléfono, la verdad me da penita pero creo que la rayis lo va a consolar y luego se van a hacer amiguitos a que sí? no me lo digas que sino no me llega una sorpresa después, síguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa muy pronto Y ESTO VA PARA LAS OTRAS LECTORAS! PORFAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA PORFAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA PORFAAAAAA PORFAAAA PORFAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA COMENTAD MUCHO VALE? QUE SINO ESTA MONOSA MÍA NO SUBE MÁS CAPÍTULOS Y CON LO INTERESANTE QUE ESTA NO QUEREMOS ESO VERDAD? Bueno monosa.....te quiero, te quiero, te quiero yo no se como puedo querer tanto a una personita que no he visto todavía pero si te vienes a estudiar a Granada te juro que voy a verte en serio te lo juro quedamos en le Burger King que hay en la calle principal que yo se llegar ahí (ya estoy yo haciendo planes para dentro de mucho) y te invito a que vengas a mi playita con lo mona que es Almerimar y con la de tíos buenos que hay Muajajajajajajajajaja es un orgasmo visual, bueno que me voy del tema, te copiaste de lo de que quieres comentarios pero no me importa hahahahahahahahahahahaha es una buena forma para que la gente comente porque sino....SE QUEDAN SIN CAPÍTULO y no queremos eso....bueno monosa que te estoy contando mi vida por aquí (aunque tu ya te la sabes casi entera) subí capítulo un poco corto pero salimos tu y yo nada más....es una conversación de amigas y claro pues necesito comentarios para subir el próximo que es más larguito y no se si es la comida con los papás de Harry la verdad es que no me acuerdo, lo escribí hace mucho y tengo un montón de capítulos escritos por la noche cuando no puedo dormir a escribir se ha dicho hahahahahahahahaha, te digo un secreto?
- Spoiler:
- me gustaría escribir un libro de mayor...pero no se si dedicarme a eso o no....porque la biología me encanta y bueno quiero ser profe de instituto poro que si me va mal en ese ambiente pues me pongo a escribir tu que crees? que hago? no lo se la verdad y mi madre no sabe nada de esto ni de la novela ni de que me gusta escribir, de ti si sabe porque le conté que te conocí en un foro con novelas de los chicos y bueno el único que sabe un poco más es mi hermano pero no le dejo leer nada de lo que escribo y bueno mis amigas pero eso no cuenta hahahahahahahah tu que crees que tengo que hacer monosa? bueno ya me dirás
P.D: si la verdad es que Ryan me queda tiempo para buscarlo, pero se viene ya, dice que no se va a tirar más tiempo en Londres porque tiene que trabajar y sacarse las asignaturas que le han quedado ( 8 para ser exactos ) si mi monoso no estudia nada, en el primer trimestre cuando yo estaba a su lado si hacia cosas pero después se me torció y eso no me gusta pero bueno se va al de diversificación y hay algunas clases que las da conmigo Hihihihihihihi eso me alegra y mucho lo tendré unas horas a mi lado :) aaaaah sabes que mi ropa huele a él? no enserio huele igual que él hahahahahahahahahaha porque he descubierto una cosa, bueno dos, su colonia (que es la misma que utiliza mi hermano) y el suavizante que su mamá le echa en la ropa que es el que ha comprado mi mamá nuevo y bueno huelo como él Hiihihihihihihi eso me hace ilu porque Ryan huele muy bien y como ahora esta lejos pues...cojo una camiseta mía, le echo colonia de mi hermano y a dormir con ella puesta hahahahahahahahaha así me lo recuerda (si un poco demasiado pero es que le echo mucho de menos, casi como a ti hahahahahahahaha) bueno monosa ya si que me voy que esto se va a poner muy laaaargo hahahahahahahahahaha te quiero te quiero te quiero <3333333333333333333333333333333333333
Pilarville97
Re: Besos de murciélago (Harry Styles & tú)
Capítulo 9. Felices fiestas
Había empezado a nevar.
____ tiritó y se colocó la capucha de la cazadora. Hacía frío y las calles de la urbanización estaban completamente desiertas, envueltas en la oscuridad nocturna. Alzó una mano, sin dejar de caminar, y permitió que algunos delicados copos de nieve rozaran su piel. Se derretían poco después, como si nunca hubiesen estado allí.
Aceleró el paso, preguntándose cómo estaría Harry. Ciertamente, no estaba segura de que dejarlo solo en casa hubiese sido una buena idea. Ahora se arrepentía. Había pasado la velada con sus amigos preocupada. Se imaginaba a un impulsivo Harry redecorando solo toda la casa e incluso cambiando la distribución de los muebles. Casi corrió cuando su mente comenzó a divagar con extrañas ideas que le removieron las entrañas.
Metió la llave en la cerradura. Eran las tres de la madrugada. Agradeció que sus padres se hubieran quedado a pasar la noche en un hotel de Boston, tras cenar allí para celebrar su aniversario de bodas. En cuanto abrió la puerta, el corazón comenzó a latirle con fuerza. La música descendía desde el piso superior, los primeros acordes de una canción de Nirvana sonaban a todo volumen.
¿Qué estaba ocurriendo? Casi temblando, subió lentamente por la escalera, con una mano en el pecho, infundiéndose calma. La música provenía de la habitación de Marcus. Aquello la tranquilizó, pero solo momentáneamente, pues, cuando asomó la cabeza en aquel cuarto, descubrió que no había nadie allí. Aterrada, advirtió el humo en el aire. Humo que olía raro. Salió disparada hacia el cuarto de Harry y abrió la puerta sin miramientos. Tampoco lo encontró allí. Sin saber qué más hacer, desesperada, divisó la luz que se filtraba bajo la puerta del baño, corrió hasta allí y giró el picaporte plateado con las manos.
Aquella primera imagen la dejó totalmente paralizada. Harry estaba arrodillado frente al retrete abierto, con la cabeza metida en él y las manos abrazando el contorno. Estaba despeinado. Los mechones rizados caían a los lados, anárquicos. Sus ojos verdes se habían convertido en dos diminutas rendijas que parecían destilar fuego. Conservaba los pantalones intactos, pero estaba descalzo y llevaba varios botones de su preciada camisa blanca desabrochados. Recordando que aquel muchacho era Harry, se preguntó si había estallado una revolución en el país sin que ella se enterase. Se acercó hasta él, que levantó levemente la cabeza y le dedicó una sonrisa risueña.
—¡Eeeh, ____! —saludó agitando una mano en el aire.
____ se arrodilló a su lado y lo examinó asombrada, sin comprender.
—¡Dios mío! Pero ¿qué demonios te ha ocurrido?
Harry rió a carcajada limpia, soltando momentáneamente el retrete sobre el que se inclinaba para sujetarse la tripa con las manos.
—¡Shoy felizzz…! Temedamete felizzz…
____ quiso decir algo, pero se había quedado muda. Él se acercó más a ella, todavía riendo, y ella distinguió el aroma a alcohol puro. Abrió mucho los ojos, alucinada, mirándole sin poder creerse lo que estaba ocurriendo.
—¿Has bebido, Harry?
Él parecía pensativo. Alzó la vista hacia el techo del baño, como si intentase recordar algo. Después brotó una nueva carcajada de sus labios.
—Un boquito. —Señaló con los dedos la cantidad, mostrándole unos cuatro centímetros—. Pero no musho. Es que he passsado la noshe con tu hemano, que es mu’ majo, mu’ simpático tamién…
____ se llevó las manos a la cabeza. Tenía que calmarse. Debía lograr controlarse para enmendar la situación. ¡Por Dios! Había olvidado que Marcus se quedaba aquella noche en casa. Pero ¿cómo había derivado la situación para que su perfecto estudiante de intercambio acabase así?
—¡Voy a matar a Marcus! —gritó, frotándose las sienes como si así fuese a conseguir dominar el conflicto.
Harry negó con la cabeza, cerrando los ojos.
—Pueg no hace musha falta. Creo que ya está muergto. —La miró sin siquiera pestañear—. Lo he vishto en el baño dabajo, tirado en el suelo. —Apuntó con un dedo al rostro de ____—. Mírame atentamente: eshtaba ashí.
Harry se despatarró sobre el suelo del baño, estirando las piernas y los brazos, colocándose boca abajo, imitando la última postura en la que había visto a Marcus. Después rió y se incorporó nuevamente. ____ resopló, furiosa. Ahora había pasado de estar asombrada a estar cabreada. Supuso que su hermano se había quedado dormido en el baño, como solía hacer cada vez que volvía de fiesta.
—Luego intercambiaré algunas palabras con él.
Harry se encogió de hombros.
—¡Pero si he disho que ta muerto, mu muerto! —repitió.
—Vamos, levántate, idiota —le exigió ella, al tiempo que le estiraba de un brazo.
Él sonrió con aire alelado, como si fuese un muñeco de trapo.
—¡Qué divedtido…! —exclamó alegremente, poniéndose de pie con ayuda de ____.
—¿Te encuentras muy mal?
—¡Pero qué dishes! Estoy de puuuta madre. —Fijó la vista en el retrete unos instantes—. Iba a fomitar, pero ya no.
____ se acercó a él y se apartó instintivamente.
—Apestas a alcohol —le informó.
Él continuó riendo, con los ojos medio cerrados y apoyándose en el hombro de ____ para no caerse.
—He bebido cerveza —detalló—. Y despuesh, hemosh bebido eso que se llama… se llama… ¡joder, se llama como el chucho ese…!
—¿Whisky? ¿Has bebido whisky?
—¡Shi, eso!
La miró orgulloso. ____ se dirigió hacia la bañera, abrió el grifo del agua fría y colocó el tapón para que comenzase a llenarse. A él le costó mantenerse en pie cuando perdió el hombro de ella como apoyo. Se recostó sobre el lavabo, observándola con los ojos entrecerrados.
—Pero ¿cómo ha ocurrido todo esto? —continuó ____.
Él volvió a encogerse de hombros.
—Puesh, bueno, tu hemano me dijo que quería ensheñarme una canción o algo de eso. Y despuesf me dio una especie de cigarro raro. —Sonrió al recordar la situación—. Ya no me acuerfdo de que mash ha pasado. Yo solo intentaba relacionarme mash con el Mendigo…
—¿Marihuana, te ha dado marihuana?
—¡Ah, sí, sip, él dice que es muuu güena para la salud, es terapéutica! Pa prevenir enfermedadesh.
____ respiró agitadamente, angustiada. Agradeció que sus padres no estuviesen en casa. No quería ni imaginar qué habría ocurrido si hubiesen llegado a encontrarlo en tan pésimo estado. Alargó una mano hacia Harry, tirándole de la camisa y él volvió a reír como si aquello fuese un juego divertidísimo. Sin demasiados miramientos le empujó para meterle en la bañera, enseñándole cómo era eso de alzar una pierna y luego la otra. Él se dejó caer en el agua.
—¡ESHTá FRÍA! —gritó.
—Te jodes. —____ le miró enfadada—. Todo esto es por tu culpa. No puedo dejarte solo ni unas horas; mira cómo has acabado… borracho perdido.
—Eh, eh, eh, yo no eshtoy borrasho, eh…
____ resopló. Cogió el bote de champú y dejó que el denso líquido le cayera en las manos y después lo restregó en la cabeza de Harry, que ahora jugaba con el agua, chapoteando alegremente como bien podría haberlo hecho un niño de tres años de edad. Comenzó a relatar la historia de un barco pirata —simbolizado por la mano izquierda— que se hundía a causa del ataque de una ballena asesina —simulada por la mano derecha, que se movía ágilmente golpeando a la izquierda—. ____ comenzó a frotarle con más ahínco la cabeza, procurando que el olor a alcohol desapareciera. Después se la enjuagó y aprovechó la ocasión para tirarle agua en la cara. Él se quejó.
—¡Pican los ojosh!
—¡Cállate!
—Jopeta…
Permaneció quieto unos instantes, dejando que ella terminase de enjuagarle el pelo.
—Navidá, navidá, duuulceee navidá… —canturreó sin ningún tipo de vergüenza.
_____ arrugó la nariz.
—¿No odiabas los villancicos?
—No sé. —Se entretuvo observando una de sus manos—. ¡Hacia Belén va una burra, ring, ring, yo me aremendaba yo me eremendé…!
____ negó con la cabeza en silencio.
—¡Vamos, sal de una vez de la bañera!
Él se miró de arriba abajo, extrañado. Frunció el ceño.
—¡Pero shi todavía estoy vestido!
—¿Y qué quieres que haga yo al respecto, yonki?
—¿Yonki? ¿Me hash llamado yonki? ¡Ya me eshtásh desnudando! —ordenó.
Ella rió, medio tosiendo. Se había quedado a cuadros, sin saber qué hacer. Sintió pena por él, así que comenzó a desabrocharle la camisa, cerrando los ojos y girando la cabeza hacia otro lado. Notaba la risa de Harry conforme su pecho se movía al compás de las carcajadas.
—¡Me hashes coshquillash, _____! —dijo alegre.
____ le desabrochó el último botón y le quitó la camisa, rozando sus hombros, que eran suaves y fuertes. Intentó no admirar demasiado la musculatura de su torso, pero tuvo que reconocer que estaba de toma pan y moja.
La risa de Harry aumentó. Ella comenzó a cabrearse, más consigo misma que con él.
—¿De qué te ríes, estúpido?
—¡Ja, ja, ja…! Ahora te toca quitarme losh pantalonesh… y ahí no veash cuántas coshquillash tengo —explicó, señalándose la entrepierna.
____ dio un paso hacia atrás, asustada. Entonces los entrecerrados ojos de Harry se clavaron fijamente en la puerta del baño.
—¡_____! —exclamó—. ¿Tú papá no decía que debajo del muéddago tocaba besho de murciédago?
Ella no pudo reprochar nada, porque las manos de Harry atraparon su cuerpo. Se inclinó sobre ____, todavía con aquella sonrisita tonta en los labios, y la besó. ____ dejó de respirar y creyó que la habitación comenzaba a girar bajo sus pies. No pudo moverse. No pudo dar un paso atrás. Tuvo que admitir que Harry besaba de un modo francamente extraordinario. Él se separó un poco, mientras ella se había convertido en una estatua, y la miró feliz, dándole un último beso en la comisura de los labios. ____, asombrada, notó cómo sus mejillas comenzaban a arder.
—Joder, tu cara me recueddda a la nariz de Rudolf, el reno —farfulló él, sonriente—. Bueno, ¿qué pasaba con mi pantalón?
____, aterrada, salió del baño a toda prisa hacia su habitación. Se entretuvo en ponerle el pestillo a la puerta, apoyándose después en ella. Pero ¿qué había hecho? ¿En qué momento la situación había dado un giro? Ella no lo recordaba. Se sentía molesta por no haberse apartado a tiempo, antes de que James le diese aquel delicioso beso de príncipe… ¿Delicioso? No, no, ¡para nada! Delicioso no, más bien debía haber sido asqueroso. ____ se tanteó los labios con los dedos y suspiró avergonzada. Todavía creía sentir calor que le había subido a las mejillas.
Deseando dormirse para dejar de recordar los últimos acontecimientos, se puso el pijama y se tumbó en la cama, tapándose con las mantas hasta la nariz. Apagó la luz con la esperanza de que el sueño la invadiese pronto.
Veinte minutos después, alguien llamó insistentemente a su puerta, golpeándola con el puño cerrado.
—¡Eh, ____! ¡Soy Harry!
Cerró los ojos con fuerza. Fingió que no le oía.
—¡Abre, por favor, te lo ruego! Creo que está ocurriendo algo raro…
Se levantó de la cama y un pequeño escalofrío recorrió su espalda de golpe. Quitó el seguro de la puerta, la abrió descubriendo a Harry, aturdido, con el pijama puesto del revés y el cabello despeinado y todavía húmedo.
Él sonrió felizmente cuando sus ojos se encontraron. Y, sin pedir permiso alguno, entró en la habitación con paso descarado. Ella se interpuso en su camino.
—¡Lárgate de aquí! De verdad, Harry, es hora de dormir; he tenido suficiente por hoy, créeme.
Él la miró apenado.
—Es que, ____, mi habitación da mushas vueltas, y mash vueltash… Me he tumbado en la cama y no dejafa de girar tooodo el rato —intentó explicar, balbuceando. Ahora, más que divertido, parecía algo contrariado.
—Es normal que dé vueltas. Estás borracho y tu imaginación te juega malas pasadas.
—No me gushta ese cuarto, prefiero dormir aquí —añadió.
____ abrió los ojos como platos. Se sentó en la cama y estiró las piernas, como si así fuese a proteger su espacio vital. Él sonrió, antes de perder el equilibrio y dejarse caer sobre ella. El rostro de Harry quedó sobre su estómago.
—¡Oye, apártate de mí, imbécil! —chilló, intentando hacerse a un lado.
Ladeó la cabeza, estudiando el rostro de Harry. Tenía los ojos cerrados. Completamente cerrados. Se había quedado dormido sin poder tenerse ni un solo minuto más en pie. ____ suspiró pesadamente. Alguien debería regalarle algo por su paciencia, su consideración, su tolerancia… su bondad en general.
Empujó a Harry contra la pared, pues parecía un peso muerto de varias toneladas. Él sonrió en sueños apoderándose de la almohada; ____ resopló, pensando que ni dormido dejaría de ser egoísta. Dejó caer una manta sobre él antes de apagar la luz y acomodarse en el otro extremo de la cama.
Escuchaba la respiración de Harry, la sentía en su pelo. Mantuvo los ojos muy abiertos, advirtiendo anticipadamente que aquella extraña noche apenas podría descansar.
Sé que dije que hasta que no hubiera 5 comentarios no subiría pero ahora mismo no importa eso, solo decir que me encantaría dedicar este capítulo a mi monosa Pilar, que te quiero muchísimo, que te mereces lo mejor y ya sabes que me tienes aquí para lo que sea, puede que estemos a 694 km pero no importa, eres una de las mejores personas que me he podido encontrar en esta vida y no me arrepiento para nada haberte conocido.
Sense tu, jo no puc, recuerdalo siempre pequeña.
Había empezado a nevar.
____ tiritó y se colocó la capucha de la cazadora. Hacía frío y las calles de la urbanización estaban completamente desiertas, envueltas en la oscuridad nocturna. Alzó una mano, sin dejar de caminar, y permitió que algunos delicados copos de nieve rozaran su piel. Se derretían poco después, como si nunca hubiesen estado allí.
Aceleró el paso, preguntándose cómo estaría Harry. Ciertamente, no estaba segura de que dejarlo solo en casa hubiese sido una buena idea. Ahora se arrepentía. Había pasado la velada con sus amigos preocupada. Se imaginaba a un impulsivo Harry redecorando solo toda la casa e incluso cambiando la distribución de los muebles. Casi corrió cuando su mente comenzó a divagar con extrañas ideas que le removieron las entrañas.
Metió la llave en la cerradura. Eran las tres de la madrugada. Agradeció que sus padres se hubieran quedado a pasar la noche en un hotel de Boston, tras cenar allí para celebrar su aniversario de bodas. En cuanto abrió la puerta, el corazón comenzó a latirle con fuerza. La música descendía desde el piso superior, los primeros acordes de una canción de Nirvana sonaban a todo volumen.
¿Qué estaba ocurriendo? Casi temblando, subió lentamente por la escalera, con una mano en el pecho, infundiéndose calma. La música provenía de la habitación de Marcus. Aquello la tranquilizó, pero solo momentáneamente, pues, cuando asomó la cabeza en aquel cuarto, descubrió que no había nadie allí. Aterrada, advirtió el humo en el aire. Humo que olía raro. Salió disparada hacia el cuarto de Harry y abrió la puerta sin miramientos. Tampoco lo encontró allí. Sin saber qué más hacer, desesperada, divisó la luz que se filtraba bajo la puerta del baño, corrió hasta allí y giró el picaporte plateado con las manos.
Aquella primera imagen la dejó totalmente paralizada. Harry estaba arrodillado frente al retrete abierto, con la cabeza metida en él y las manos abrazando el contorno. Estaba despeinado. Los mechones rizados caían a los lados, anárquicos. Sus ojos verdes se habían convertido en dos diminutas rendijas que parecían destilar fuego. Conservaba los pantalones intactos, pero estaba descalzo y llevaba varios botones de su preciada camisa blanca desabrochados. Recordando que aquel muchacho era Harry, se preguntó si había estallado una revolución en el país sin que ella se enterase. Se acercó hasta él, que levantó levemente la cabeza y le dedicó una sonrisa risueña.
—¡Eeeh, ____! —saludó agitando una mano en el aire.
____ se arrodilló a su lado y lo examinó asombrada, sin comprender.
—¡Dios mío! Pero ¿qué demonios te ha ocurrido?
Harry rió a carcajada limpia, soltando momentáneamente el retrete sobre el que se inclinaba para sujetarse la tripa con las manos.
—¡Shoy felizzz…! Temedamete felizzz…
____ quiso decir algo, pero se había quedado muda. Él se acercó más a ella, todavía riendo, y ella distinguió el aroma a alcohol puro. Abrió mucho los ojos, alucinada, mirándole sin poder creerse lo que estaba ocurriendo.
—¿Has bebido, Harry?
Él parecía pensativo. Alzó la vista hacia el techo del baño, como si intentase recordar algo. Después brotó una nueva carcajada de sus labios.
—Un boquito. —Señaló con los dedos la cantidad, mostrándole unos cuatro centímetros—. Pero no musho. Es que he passsado la noshe con tu hemano, que es mu’ majo, mu’ simpático tamién…
____ se llevó las manos a la cabeza. Tenía que calmarse. Debía lograr controlarse para enmendar la situación. ¡Por Dios! Había olvidado que Marcus se quedaba aquella noche en casa. Pero ¿cómo había derivado la situación para que su perfecto estudiante de intercambio acabase así?
—¡Voy a matar a Marcus! —gritó, frotándose las sienes como si así fuese a conseguir dominar el conflicto.
Harry negó con la cabeza, cerrando los ojos.
—Pueg no hace musha falta. Creo que ya está muergto. —La miró sin siquiera pestañear—. Lo he vishto en el baño dabajo, tirado en el suelo. —Apuntó con un dedo al rostro de ____—. Mírame atentamente: eshtaba ashí.
Harry se despatarró sobre el suelo del baño, estirando las piernas y los brazos, colocándose boca abajo, imitando la última postura en la que había visto a Marcus. Después rió y se incorporó nuevamente. ____ resopló, furiosa. Ahora había pasado de estar asombrada a estar cabreada. Supuso que su hermano se había quedado dormido en el baño, como solía hacer cada vez que volvía de fiesta.
—Luego intercambiaré algunas palabras con él.
Harry se encogió de hombros.
—¡Pero si he disho que ta muerto, mu muerto! —repitió.
—Vamos, levántate, idiota —le exigió ella, al tiempo que le estiraba de un brazo.
Él sonrió con aire alelado, como si fuese un muñeco de trapo.
—¡Qué divedtido…! —exclamó alegremente, poniéndose de pie con ayuda de ____.
—¿Te encuentras muy mal?
—¡Pero qué dishes! Estoy de puuuta madre. —Fijó la vista en el retrete unos instantes—. Iba a fomitar, pero ya no.
____ se acercó a él y se apartó instintivamente.
—Apestas a alcohol —le informó.
Él continuó riendo, con los ojos medio cerrados y apoyándose en el hombro de ____ para no caerse.
—He bebido cerveza —detalló—. Y despuesh, hemosh bebido eso que se llama… se llama… ¡joder, se llama como el chucho ese…!
—¿Whisky? ¿Has bebido whisky?
—¡Shi, eso!
La miró orgulloso. ____ se dirigió hacia la bañera, abrió el grifo del agua fría y colocó el tapón para que comenzase a llenarse. A él le costó mantenerse en pie cuando perdió el hombro de ella como apoyo. Se recostó sobre el lavabo, observándola con los ojos entrecerrados.
—Pero ¿cómo ha ocurrido todo esto? —continuó ____.
Él volvió a encogerse de hombros.
—Puesh, bueno, tu hemano me dijo que quería ensheñarme una canción o algo de eso. Y despuesf me dio una especie de cigarro raro. —Sonrió al recordar la situación—. Ya no me acuerfdo de que mash ha pasado. Yo solo intentaba relacionarme mash con el Mendigo…
—¿Marihuana, te ha dado marihuana?
—¡Ah, sí, sip, él dice que es muuu güena para la salud, es terapéutica! Pa prevenir enfermedadesh.
____ respiró agitadamente, angustiada. Agradeció que sus padres no estuviesen en casa. No quería ni imaginar qué habría ocurrido si hubiesen llegado a encontrarlo en tan pésimo estado. Alargó una mano hacia Harry, tirándole de la camisa y él volvió a reír como si aquello fuese un juego divertidísimo. Sin demasiados miramientos le empujó para meterle en la bañera, enseñándole cómo era eso de alzar una pierna y luego la otra. Él se dejó caer en el agua.
—¡ESHTá FRÍA! —gritó.
—Te jodes. —____ le miró enfadada—. Todo esto es por tu culpa. No puedo dejarte solo ni unas horas; mira cómo has acabado… borracho perdido.
—Eh, eh, eh, yo no eshtoy borrasho, eh…
____ resopló. Cogió el bote de champú y dejó que el denso líquido le cayera en las manos y después lo restregó en la cabeza de Harry, que ahora jugaba con el agua, chapoteando alegremente como bien podría haberlo hecho un niño de tres años de edad. Comenzó a relatar la historia de un barco pirata —simbolizado por la mano izquierda— que se hundía a causa del ataque de una ballena asesina —simulada por la mano derecha, que se movía ágilmente golpeando a la izquierda—. ____ comenzó a frotarle con más ahínco la cabeza, procurando que el olor a alcohol desapareciera. Después se la enjuagó y aprovechó la ocasión para tirarle agua en la cara. Él se quejó.
—¡Pican los ojosh!
—¡Cállate!
—Jopeta…
Permaneció quieto unos instantes, dejando que ella terminase de enjuagarle el pelo.
—Navidá, navidá, duuulceee navidá… —canturreó sin ningún tipo de vergüenza.
_____ arrugó la nariz.
—¿No odiabas los villancicos?
—No sé. —Se entretuvo observando una de sus manos—. ¡Hacia Belén va una burra, ring, ring, yo me aremendaba yo me eremendé…!
____ negó con la cabeza en silencio.
—¡Vamos, sal de una vez de la bañera!
Él se miró de arriba abajo, extrañado. Frunció el ceño.
—¡Pero shi todavía estoy vestido!
—¿Y qué quieres que haga yo al respecto, yonki?
—¿Yonki? ¿Me hash llamado yonki? ¡Ya me eshtásh desnudando! —ordenó.
Ella rió, medio tosiendo. Se había quedado a cuadros, sin saber qué hacer. Sintió pena por él, así que comenzó a desabrocharle la camisa, cerrando los ojos y girando la cabeza hacia otro lado. Notaba la risa de Harry conforme su pecho se movía al compás de las carcajadas.
—¡Me hashes coshquillash, _____! —dijo alegre.
____ le desabrochó el último botón y le quitó la camisa, rozando sus hombros, que eran suaves y fuertes. Intentó no admirar demasiado la musculatura de su torso, pero tuvo que reconocer que estaba de toma pan y moja.
La risa de Harry aumentó. Ella comenzó a cabrearse, más consigo misma que con él.
—¿De qué te ríes, estúpido?
—¡Ja, ja, ja…! Ahora te toca quitarme losh pantalonesh… y ahí no veash cuántas coshquillash tengo —explicó, señalándose la entrepierna.
____ dio un paso hacia atrás, asustada. Entonces los entrecerrados ojos de Harry se clavaron fijamente en la puerta del baño.
—¡_____! —exclamó—. ¿Tú papá no decía que debajo del muéddago tocaba besho de murciédago?
Ella no pudo reprochar nada, porque las manos de Harry atraparon su cuerpo. Se inclinó sobre ____, todavía con aquella sonrisita tonta en los labios, y la besó. ____ dejó de respirar y creyó que la habitación comenzaba a girar bajo sus pies. No pudo moverse. No pudo dar un paso atrás. Tuvo que admitir que Harry besaba de un modo francamente extraordinario. Él se separó un poco, mientras ella se había convertido en una estatua, y la miró feliz, dándole un último beso en la comisura de los labios. ____, asombrada, notó cómo sus mejillas comenzaban a arder.
—Joder, tu cara me recueddda a la nariz de Rudolf, el reno —farfulló él, sonriente—. Bueno, ¿qué pasaba con mi pantalón?
____, aterrada, salió del baño a toda prisa hacia su habitación. Se entretuvo en ponerle el pestillo a la puerta, apoyándose después en ella. Pero ¿qué había hecho? ¿En qué momento la situación había dado un giro? Ella no lo recordaba. Se sentía molesta por no haberse apartado a tiempo, antes de que James le diese aquel delicioso beso de príncipe… ¿Delicioso? No, no, ¡para nada! Delicioso no, más bien debía haber sido asqueroso. ____ se tanteó los labios con los dedos y suspiró avergonzada. Todavía creía sentir calor que le había subido a las mejillas.
Deseando dormirse para dejar de recordar los últimos acontecimientos, se puso el pijama y se tumbó en la cama, tapándose con las mantas hasta la nariz. Apagó la luz con la esperanza de que el sueño la invadiese pronto.
Veinte minutos después, alguien llamó insistentemente a su puerta, golpeándola con el puño cerrado.
—¡Eh, ____! ¡Soy Harry!
Cerró los ojos con fuerza. Fingió que no le oía.
—¡Abre, por favor, te lo ruego! Creo que está ocurriendo algo raro…
Se levantó de la cama y un pequeño escalofrío recorrió su espalda de golpe. Quitó el seguro de la puerta, la abrió descubriendo a Harry, aturdido, con el pijama puesto del revés y el cabello despeinado y todavía húmedo.
Él sonrió felizmente cuando sus ojos se encontraron. Y, sin pedir permiso alguno, entró en la habitación con paso descarado. Ella se interpuso en su camino.
—¡Lárgate de aquí! De verdad, Harry, es hora de dormir; he tenido suficiente por hoy, créeme.
Él la miró apenado.
—Es que, ____, mi habitación da mushas vueltas, y mash vueltash… Me he tumbado en la cama y no dejafa de girar tooodo el rato —intentó explicar, balbuceando. Ahora, más que divertido, parecía algo contrariado.
—Es normal que dé vueltas. Estás borracho y tu imaginación te juega malas pasadas.
—No me gushta ese cuarto, prefiero dormir aquí —añadió.
____ abrió los ojos como platos. Se sentó en la cama y estiró las piernas, como si así fuese a proteger su espacio vital. Él sonrió, antes de perder el equilibrio y dejarse caer sobre ella. El rostro de Harry quedó sobre su estómago.
—¡Oye, apártate de mí, imbécil! —chilló, intentando hacerse a un lado.
Ladeó la cabeza, estudiando el rostro de Harry. Tenía los ojos cerrados. Completamente cerrados. Se había quedado dormido sin poder tenerse ni un solo minuto más en pie. ____ suspiró pesadamente. Alguien debería regalarle algo por su paciencia, su consideración, su tolerancia… su bondad en general.
Empujó a Harry contra la pared, pues parecía un peso muerto de varias toneladas. Él sonrió en sueños apoderándose de la almohada; ____ resopló, pensando que ni dormido dejaría de ser egoísta. Dejó caer una manta sobre él antes de apagar la luz y acomodarse en el otro extremo de la cama.
Escuchaba la respiración de Harry, la sentía en su pelo. Mantuvo los ojos muy abiertos, advirtiendo anticipadamente que aquella extraña noche apenas podría descansar.
Sé que dije que hasta que no hubiera 5 comentarios no subiría pero ahora mismo no importa eso, solo decir que me encantaría dedicar este capítulo a mi monosa Pilar, que te quiero muchísimo, que te mereces lo mejor y ya sabes que me tienes aquí para lo que sea, puede que estemos a 694 km pero no importa, eres una de las mejores personas que me he podido encontrar en esta vida y no me arrepiento para nada haberte conocido.
Sense tu, jo no puc, recuerdalo siempre pequeña.
NatDirection
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