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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Tu Eres Mi Hombre Objeto- Nick y Tu
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Tu Eres Mi Hombre Objeto- Nick y Tu
jajajajaja Nick se trae algo entre manos!
Me encanta la nove y espero que la sigas pronto!Besos!
Me encanta la nove y espero que la sigas pronto!Besos!
Sunny
Re: Tu Eres Mi Hombre Objeto- Nick y Tu
la mento la demora pero entre a la universidad y no tengo mucho tiempo asi que les dejo cap largo ok :)
Capitulo 12
Los días pasaban y _____ todavía no
había decidido cuándo iba a fotografiar a Nick. Mientras esperaba a que le
llegara la inspiración, fotografió a otros tres modelos.
Retrató a Eddie con los vaqueros
empapados, moldeando sus esbeltas caderas y en aquella sesión sus cotas de
deseo se hicieron casi insoportables. A las imágenes de Eddie se superponían
visiones de Nick, pero aquello sirvió para sacar lo mejor de aquel vaquero,
que no tenía idea de que _____ se estaba imaginando que era otro hombre.
También posó para ella Ty, en uno de
los bares de la zona, proporcionándole unas fotos perfectas y un grado de más
de frustración. Con Andy insistió en hacerle las fotografías sin camisa y tumbado
en un campo de flores, consiguiendo la sensualidad que buscaba.
Aquella noche, tras terminar la sesión
con Andy, estuvo estudiando las poses que hasta entonces había utilizado, y la
verdad era que todavía no sabía cómo quería que posara Nick. La presión de
tener que hacer la mejor foto de su carrera bloqueaba su mente, sin duda, pero
tenía que solucionar aquello, y rápido. Sólo le quedaban dos días en Montana.
Después de una agitada noche, nada más
des-
pertarse se acercó a la cocina a
buscar zanahorias y llevárselas a Dinamita al corral. Quedó en fotografiar a
los niños de Juanita durante la última tarde que iba a pasar en el rancho. La
mañana la dedicaría a las fotos de Jake y al día siguiente volaría a Nueva
York.
De modo que le quedaba sólo un día para
hacerle las fotos a Nick. Apoyada en la cerca del corral, acariciaba a
Dinamita, deseando que le llegara la inspiración.
—El tiempo se me está yendo de las
manos —le comentó a la yegua. En ese momento, alzó la mirada y vio a Nick
caminando hacia ella. No había vuelto a estar con él desde el día del accidente
de la alambrada y la fuerza del deseo que despertó en su interior al verlo fue
tal que se quedó sin habla.
—He estado esperando a que me avisaras
— dijo Nick suavemente, acercándose peligrosamente a ella—. ¿Has encontrado
algo mejor para la portada?
—No —contestó con voz ronca—. Lo que
pasa es que todavía no he conseguido imaginar cómo quiero fotografiarte.
—Deberías haberme pedido que te
hiciera alguna sugerencia.
La verdad era que no se le había
ocurrido. Normalmente no le gustaba que sus modéleos le dieran ideas porque
rara vez eran capaces de imaginar lo que buscaba, pero en aquel caso en el que
parecía haber perdido toda creatividad, decidió arriesgarse con Nick.
—De acuerdo —le dijo—. ¿Y en qué has
pensado tú?
—En mi dormitorio.
_____ retrocedió, con el pulso
acelerado.
—¿Para la sesión fotográfica... o para
otra cosa?
—Para la sesión fotográfica. Dejaste
muy claras cuáles eran tus normas. Juanita tiene todos tus calendarios y los
he estado estudiando. Si lo que buscas es reflejar los aspectos más eróticos de
un hombre, ¿por qué no hacer las fotografías en la cama?
—Hasta ahora me he centrado en
aspectos relacionados con el ambiente de trabajo. Además es posible que en tu
habitación la luz no sea la adecuada.
—¿Por qué no vas a comprobarlo por ti
misma?
—¿No se te ha ocurrido ninguna otra
cosa?
Nick negó con la cabeza.
—Sólo esa. La cama es de troncos de
pino, y tengo una manta Pendelton que quizá...
—¿Una manta Pendelton? —_____ ya comenzaba
a tener algunas ideas. El intrincado diseño de una manta de aquellas podía
quedar perfecto en las foto aunque fueran en blanco y negro. Y una cama como la
que Nick había descrito podía darle un toque muy viril. Obviamente, la
sugerencia de Nick era exactamente lo que necesitaba: Nick Mc-Bride posando en
la cama.
—¿Quieres ir a verlo? —preguntó Nick
divertido.
_____ consideró la tentación que
aquello supondría. Pero estaban a media mañana, por el amor de Dios, y no iban
a estar solos en la casa. Juanita y Luann debían de andar por allí.
—Sí, iré a echarle un vistazo.
—¿Y qué tal van las otras sesiones?
—preguntó Nick mientras se dirigían a la casa del rancho.
—Estupendamente. Mañana termino: tengo
una cita con un vaquero por la mañana
y por la tarde les haré las fotos a los niños de Juanita.
—Entonces, supongo que necesitaríamos
terminar hoy lo nuestro.
—Sí, lo sé, pero antes me gustaría
tener una idea más concreta sobre lo que quiero hacer. No quiero hacerte perder
el tiempo.
—No te preocupes por eso. Aquí no
tenemos la misma obsesión por el tiempo que en la gran ciudad.
—Mi padre me enseñó que el tiempo es
dinero, pero supongo que tú no estás de acuerdo.
—Digamos que me he educado con una concepción
diferente del tiempo. Mis padres solían decirnos que no importaba a dónde
queríamos llegar, que lo más importante era Nickarse todo el tiempo que se
necesitara para ello.
_____ pensaba en ello mientras se
dirigían hacia la casa. Algunos de sus mejores recuerdos de Montana eran
aquellos momentos en los que el tiempo había dejado de tener importancia. La
conducción de ganado, por ejemplo, o las fotografías que le había Nickado al
alce. Incluso el solitario paseo a caballo que tan dramáticamente había
terminado había estado libre de toda restricción temporal.
Y, para ser sincera consigo misma, los
momentos que había pasado con Nick en la piscina habían trascendido
completamente toda dimensión relacionada con el tiempo. No sabía si aquello
había durado una hora o cinco minutos. Lo único que sabía era que aquella
experiencia formaría parte de sus recuerdos eternamente.
No había nadie en el salón cuando
llegaron. Se
dirigieron a la escalera que conducía
al segundo piso. Un poco de actividad en la casa le habría hecho sentirse a _____
un poco mejor, pero no la había, de manera que tenía el aspecto de un ratoncito
asustado mientras subía a la habitación de Nick.
—¿Te deslizabas por esta barandilla
cuando eras pequeño? —le preguntó, acariciando la madera.
—Sí, y también le enseñé a hacerlo a
mi hermana. Pensábamos que nadie sabía que lo hacíamos, hasta que un día nos
descubrió mi padre y admitió que él y mis tíos también lo hacían, y también mi
abuelo. Por eso está tan brillante.
—Es una tradición estupenda —comentó _____
entre risas.
—Sí, lo era.
Conjugó el verbo en pasado, como si
pensara que aquella tradición ya había muerto, como si diera ya por sentado que
jamás habría niños en el rancho.
Después de pasar por delante de un
cartel que indicaba que aquella era una zona en la que les estaba prohibido el
acceso a los huéspedes, _____ cruzó junto a Nick un largo pasillo que parecía
alejarlos cada vez más de lo que era el centro de la casa.
—Esto está bastante aislado, ¿no?
—Los invitados tiene acceso a casi
todo el territorio del rancho. Esta ala es sólo para mí.
Así que estaban en una de las alas
privadas de la casa, pensó _____ cada vez más incómoda.
—¿Sabes? No sé si esto me parece tan
buena...
—Ya estamos —abrió una puerta situada
al final del pasillo y retrocedió.
_____ cruzó el umbral y se quedó sin
respiración
al ver aquella enorme habitación que
ocupaba todo el flanco sur de la casa. Lo más impresionante era la luz del sol,
que se filtraba por las ventanas, convertida en el sueño de cualquier artista.
La vista en sí misma era espectacular, pero la luz... _____ había codiciado
siempre aquel tipo de iluminación capaz de infundir su magia a cualquier
fotografía.
Una enorme cama dominaba la
habitación, cubierta por una manta en tonos naranjas y marrones que el tiempo
y el sol habían desgastado. _____ se acercó y acarició aquella lana tan suave
como el terciopelo.
Se volvió para estudiar el resto de la
habitación, encontrándola limpia, pero tampoco enfermizamente ordenada. La
parte de arriba de la cómoda servía como galería de retratos, muchos de ellos
antiguas fotografías en color sepia.
—¿Tu familia? —le preguntó.
—Están representadas tres
generaciones.
_____ observó atentamente las
fotografías y reconoció el rancho en la mayor parte de ellas.
—Nick, ¿hay alguna posibilidad de que
pierdas este lugar? —quiso saber. Se volvió y lo descubrió contemplándola desde
el marco de la puerta.
Nick se ajustó perezosamente el
sombrero.
—Veo que has estado hablando con
Juanita.
—No, yo...
—No te molestes en protegerla. No pasa
nada. Cuando vi que entablabais cierta amistad, me imaginé que te confiaría
sus problemas. Lleva mucho tiempo esperando encontrar una mujer con la que
hablar. Luann no es tan charlatana como ella.
—De acuerdo, Juanita me contó que
estaba preocupada. ¿Pero tiene razones para estarlo?
Nick entró entonces en la habitación.
—¿Qué más te da? Tu vas a irte pronto
de aquí.
_____ lo miró a los ojos y comprendió
que iba a tener que andarse con mucho cuidado en aquella habitación. Sería
demasiado fácil olvidarse de sí misma y de sus códigos éticos.
—Tienes razón. No es asunto mío.
—Me gusta que te preocupes —repuso Nick,
suavizando la voz—. Supongo que quiere decir que este lugar ha sabido llegarte
al corazón.
—Por supuesto que sí —«y también tú»,
debería haber añadido—. Éste es un lugar maravilloso. No sé cómo está tu
situación económica, pero si accedes a aparecer en el calendario, estoy segura
de que el rancho comenzará a ser muy conocido entre ciertos sectores femeninos.
Contigo en la portada y José y Jeeter en el interior, este rancho se va a llenar
de mujeres solteras con la cabeza llena de románticos sueños.
Nick la miró con el ceño fruncido.
—Yo dirijo un rancho, no un centro
para mujeres solteras.
—No estoy diciendo que esas mujeres
vayan a esperar algo diferente. Y si lo hacen, seguro que podrás arreglártelas
perfectamente...
—¿Qué quieres decir? —estaba tan cerca
de ella que podría besarla. _____ temblaba.
—Vamos, Nick. Estoy segura de que aquí
no vives como un monje.
—A mí tampoco me gusta mezclar el
placer con el trabajo.
—¿Quieres decir entonces que
normalmente la piscina no va con vaquero incluido?
—Tu caso ha sido una excepción —le
sostuvo la mirada durante unos segundos cargados de tensión—. ¿Estás segura de
que quieres esas fotografías para el calendario?
_____ tragó saliva y retrocedió.
—Sí. Y además creo que tienes razón.
Este lugar es perfecto para las fotos. Si tienes esta tarde libre, yo...
—La tengo libre.
—Entonces nos veremos aquí a las tres
—lo rodeó y se dirigió hacia la puerta.
—¿No quieres traerte la cámara para
que empecemos ahora?
—No, tengo que... limpiar las lentes
—era una débil mentira, pero no fue capaz de inventar una excusa mejor para
posponer la sesión. Necesitaba tiempo para consolidar sus defensas antes de someterse
a las presiones que iba a sufrir en aquel dormitorio—. Te veré a las tres.
12
_____ necesitaba hablar con Bernie
antes de volver al dormitorio de Nick. Necesitaba recordarse cuáles eran sus
objetivos y qué era lo mejor para Nick y para ella. La llamó desde el teléfono
del rancho, cuando todos los demás estaban comiendo porque, por primera vez en
su vida, se encontraba sin apetito.
—Me alegro de que hayas llamado —le
dijo Bernie—. Se me estaba haciendo insoportable tener que esperar hasta que
volvieras, pero me parecía una tontería molestarte cuando sólo te quedan dos
días en el rancho.
—¿Qué ha pasado?
—Ya sabes que no estaba demasiado
entusiasmada con la idea de apoyar la campaña de promoción de tu padre, pero
tengo que reconocer que ha sido un movimiento muy inteligente.
—¿De verdad?
—En vez de limitarse a ofrecer los
calendarios como regalo por la compra de productos Sphinx, tu padre quiere
ofrecer también los cosméticos como parte del calendario. Están trabajando en
toda una línea de productos relacionados con el Oeste para poder coordinarlos
con el tema del calendario. Ahora que he visto a Calvin ________ en acción,
comprendo cómo ha llegado hasta donde está. Todo el que se involucre en este
proyecto va a ganar mucho dinero.
_____ pensó inmediatamente en cómo
podría ayudar aquel dinero al rancho.
—Qué buenas noticias, Bernie. Y lo
mejor de todo es que estoy a punto de conseguir la foto de portada.
—¿Que estás a punto de conseguirla?
Creía que ya sabías cuál ibas a utilizar. La de José no estaría mal, o...
—Todavía no has visto la foto, Bernie,
porque la voy a hacer esta tarde. Quiero a Nick Jonas en la portada, y él ha
estado de acuerdo en dejarme utilizar su foto, siempre y cuando pueda darme
el permiso después de verla.
—Espera un momento. ¿Tiene que aprobar
él las pruebas? ¿Pero se puede saber qué te han hecho en ese rancho, _____?
—Sí, ya sé que no suelo permitir que
un modelo apruebe las pruebas de una sesión, pero...
—¿Que no sueles? Es un caso que no se
ha dado en toda la historia de tu carrera. Y me pone un poco nerviosa, nena. Tenemos
el tiempo justo. Tendrás que enviarle las fotos por correo, y probablemente él
tarde semanas en contestar y...
—No te preocupes. He fotografiado a
trece va-
queros, así que aunque Nick no apaiebe
las fotos, tendremos el calendario completo.
—Lo cual me recuerda algo: ¿tengo que
empezar a enviar invitaciones de boda?
—De momento he abandonado ese plan.
—Estupendo, porque una boda podría
echar a perder la planificación para sacar el calendario y quiero que tengamos
todo preparado para cuando Calvin venga con el equipo de Sphinx Cosme-
tics.
—Y lo estará. Adiós Bernie, nos
veremos dentro de un par de días.
Nick permanecía frente a las ventanas
de su dormitorio cinco minutos antes de las tres. Las había abierto un poco
para dejar que entrara la brisa, y de paso bajar la temperatura de su propio
cuerpo.
A las tres en punto, _____ salía de la
cabana. Caminaba sin prisa y los rayos del sol danzaban sobre su pelo. Nick
admiró la decisión con la que caminaba, como si estuviera desafiando al mundo a
interponerse en su camino. Y admiraba también la actitud resuelta y valiente
con la que se enfrentaba a la adversidad. Ambas cualidades eran imprescindibles
para una mujer de Montana. Y aquella tarde era decisiva para saber las implicaciones
que aquellas características podían tener en su vida. Si _____ mantenía una
distancia profesional durante la sesión de fotografías, demostraría su
capacidad para poner su carrera por delante de sus sentimientos. Algo que,
evidentemente, tenía derecho a hacer, pero Nick quería saber cuál
era la opción de _____ antes de
decidirse a arriesgar por segunda vez su corazón.
_____ le había dicho que dudaba que
viviera como un monje. Pero se sorprendería al descubrir que era eso
precisamente lo que había estado haciendo. Y mucho más al enterarse de que no
era ella la única que tenía que bregar con problemas de frustración.
—Estoy aquí.
Nick se volvió lentamente hacia ella.
—Sí, ya lo veo.
_____ se aclaró la garganta.
—Bueno, he estado pensando en varias
poses, y creo que deberíamos empezar por...
—Creo que deberíamos empezar por
cerrar la puerta.
—Oh, no creo que sea necesario.
—Es absolutamente necesario. Quizá no
sea lógico, teniendo en cuenta que el calendario va a verlo medio mundo, pero
no me apetece que también sea pública la sesión de fotografía.
—De acuerdo —cerró la puerta.
Al instante se incrementó la tensión
que había en el ambiente. El corazón de Nick comenzó a latir como una
locomotora.
—Me gustaría que te sentaras en la
cama —le pidió _____—, cerca de las ventanas, para que la luz ilumine tu
rostro.
—De acuerdo —se sentó—. ¿Y ahora qué?
_____ quitó la tapa de la cámara.
—Déjame comprobar una cosa —Nick miró
directamente al objetivo mientras _____ se agachaba y lo enfocaba—. Muy bien.
La luz es perfecta. Levanta un poco el sombrero.
Nick se echó el sombrero hacia atrás
con el pulgar, sin apartar los ojos de la cámara.
—Para ser alguien al que no le gusta
que le fotografíen pareces muy relajado.
—Quizá porque sé exactamente lo que
espero
de esto.
_____ tragó saliva y disparó la cámara
un par de
veces.
—Genial. He hablado con mi ayudante al
medio día. Hemos conseguido una promoción importantísima para el calendario
—dio unos pasos y volvió a disparar—. Bernie dice que todas las personas que de
una forma u otra estén vinculadas con el proyecto, podrán ganar mucho dinero.
Para ti debería ser una buena noticia.
—Siempre y cuando seas capaz de
conseguir unas fotos decentes esta tarde.
—¿Qué? - —_____ bajó la cámara y se
quedó mirándolo fijamente.
—Toda esta conversación sobre
promociones y dinero no me parece muy excitante. Y por lo que pude ver, no es
esta tu forma de preparar ha-bitualmente a los modelos. Te estás conteniendo,
_____.
—¡Antes necesito ambientarme un poco!
—¿Quieres que te ayude?
—¡No! Quiero decir... —parecía
confundida. Se colgó la cámara al cuello y se pasó la mano por el pelo—. Sí,
tienes razón. Estoy nerviosa. Ésta es la primera vez que fotografío a un hombre
por el que siento algo.
—Quizá eso pueda ayudarte —comenzó a
desabrocharse la camisa.
—¡Espera! —Nick estuvo a punto de
soltar una
carcajada ante el pánico de su voz. Se
detuvo y la miró con extrañeza—. Quí... quítate las botas. Sí, me va a gustar
esa foto. Un ranchero al final del día, sentado en la cama y quitándose las
botas. Me gusta.
—De acuerdo —tenía ya la primera bota
en la mano y estaba a punto de tirarla al suelo.
—Mírame —le ordenó, acuclillándose
frente a él.
Nick obedeció, aunque deliberadamente,
no adoptó ninguna expresión. No le resultaba nada fácil mantener la frialdad,
cuando la fragancia de _____ inundaba todos sus sentidos, pero tenía que
hacerlo. _____ iba a tener que trabajar para conseguir lo que esperaba de él.
_____ hizo la fotografía, pero su ceño
fruncido indicaba que no estaba satisfecha.
—De acuerdo. Ahora la otra bota. Muy
bien. Quítatela lentamente. Ahora mírame otra vez. Sí, así está mejor.
Maldita fuera, pero su voz ya estaba
teniendo efecto sobre él.
_____ se levantó y se colocó frente a
él.
—Déjame pensar un minuto.
—Cuando fotografiaste a Jeeter no
tuviste que pensar nada.
—¿Crees que no lo sé? Jeeter sólo era
otra página para el calendario, pero esto... esto tiene que ser especial.
—Entonces tendrás que atacar para
conseguirlo. A no ser que quieras olvidarte del calendario y nos limitemos a
pasar un buen rato.
—No —contestó decidida—. Estamos
trabajando. Venga, quítate la camisa.
Nick se Nickó su tiempo en
desabrocharse la camisa. Durante todo momento, mantuvo la mirada clavada en la
cámara. Para cuando se quitó la camisa y la tiró al suelo, podía oír ya los
cambios que se estaban produciendo en la respiración de _____.
—Échate hacia atrás, apoyándote sobre
los codos —hablaba en un tono estrictamente profesional.
—¿No vas a decirme lo atractivo que
estoy sin camisa?
_____ soltó un juramento, y Nick
sonrió. Tras tres rápidos disparos, _____ se acercó a la cama y se inclinó
ligeramente sobre él.
—Desabróchate el cinturón.
Aquello se estaba poniendo difícil. En
cuanto se desabrochara el cinturón, _____ iba a darse cuenta de lo excitado que
estaba.
—Y ahora el último botón del pantalón
—continuó disparando casi con furia.
—Te deseo, _____.
—No me digas nada. Desabróchate el
siguiente.
Nick obedeció, muy lentamente.
—Ya estás viendo lo mucho que te
deseo. Déjame desnudarte, quiero que hagamos el amor en esta cama.
—¡Basta ya! —Nickó dos fotografías
más.
—Déjame acariciarte, _____. Déjame
mostrarte todo lo que soy capaz de hacer para darte placer.
—No.
—Quiero ver tu rostro cuando me hunda
en ti.
—¿Qué estás haciendo, Nick? —gritó _____.
La cámara temblaba entre sus manos mientras ella luchaba para recuperar el
control.
Nick se incorporó lentamente, se quitó
el sombrero y le arrebató la cámara.
—Intentar hacerte entender —musitó,
quitándole la cámara del cuello y dejándola en la mesilla—. ¿Ya has
conseguido lo que querías?
—No lo sé —contestó _____ con voz
estrangulada.
—Pues yo creo que no —la Nickó de la
mano y la condujo hasta la cama—. Veamos si esto se parece más a lo que
estabas buscando —comenzó a desabrocharle los botones de la camisa.
—No puedo —susurró suplicante,
mirándolo a los ojos—. No puedo —pero no hacía nada para detenerlo.
—Sí, claro que puedes —se inclinó y
besó la delicada piel de su cuello, mientras continuaba desnudándola.
—Yo nunca... he dejado que... ninguno
de mis modelos...
—Pero esta vez lo estás deseando —se
deshizo de sus ropas y acarició sus senos, su cintura y la sedosa piel de sus
muslos. _____ gemía y temblaba bajo sus caricias, mientras sacudía lentamente
la cabeza, como si pretendiera negar lo que estaba ocurriendo, pero sin intentar
en ningún momento impedirlo.
—Perfecto —musitó Nick contra su piel
cuando estuvo completamente desnuda.
—No, Nick —tenía serios problemas para
respirar—. No podemos hacer esto, de verdad. Nosotros...
Nick la acalló con un beso que la dejó
vibrando entre sus brazos.
—No quiero hacerlo —se lamentó _____
cuando Nick liberó sus labios.
—¿De verdad, _____? —murmuró Nick
contra su seno mientras buscaba con las manos la febril humedad que se
escondía entre sus muslos—. Creo que tienes un serio problema de credibilidad,
cariño.
—Me da miedo que... —jadeó mientras Nick
profundizaba sus caricias.
—¿Descubrir que eres humana?
¿Descubrir que un hombre puede hacerte perder el control de tu prodigiosa
autodisciplina?
—¡Sí!
—Pues ésa es la razón por la que estoy
aquí — alzó la cabeza para mirarla a los ojos—. Necesito ver que eso sucede.
—Lo tenías todo planeado —susurró _____.
—Simplemente deseaba que esto
ocurriera. Pero no pretendo forzarte. Bastará que me digas que me detenga para
que no vuelva a tocarte.
—Pa... —empezó a decir _____. Nick
obedeció, sentía la sangre latiendo en su cerebro mientras esperaba—. No, sigue
Nick. Por favor, sigue. Quiero que hagamos el amor hasta que no sea capaz de
pensar.
Nick, envuelto en una oleada de
júbilo, le sonrió con inmensa ternura.
—Sí, señora. Estaré encantado de
hacerlo.
El contacto de las manos y la boca de Nick
sobre su cuerpo ya se habían encargado de arrebatarle parte del control. El
resto desapareció cuando se quitó los pantalones y cubrió con un preservativo
su considerable erección.
—Ahora —le pidió _____, anhelando
llenar el
vacío que había descubierto en su
interior—. Ahora, Nick.
—Sí, ahora.
_____ clavó la mirada en la rústica
belleza de aquel rostro mientras Nick se colocaba sobre ella. Enmarcó su rostro
con ambas manos, intentando memorizar su forma de mirarla, aquella combinación
perfecta de ternura y pasión. Sabía que jamás capturaría una mirada como
aquella con la cámara.
Nick volvió la cabeza para besarle la
mano y volvió a mirarla a los ojos.
—Oh —un dulce gemido escapó de la
garganta de _____ propulsado por una sensación de plenitud que hasta entonces
no había conocido. Nick la llenaba, haciéndole olvidarse de todo lo que no
fuera la certeza de haber alcanzado el que era su destino.
—_____ —Nick sonrió débilmente
mientras retrocedía ligeramente par completar de nuevo el milagro.
—-Nick —jadeó _____—. Nick, yo...
—Disfruta, _____, limítate a disfrutar
—se movía lentamente en su interior, haciendo vibrar de placer todo su
cuerpo—. La vida no nos ofrece momentos como estos demasiado a menudo.
_____ siempre había considerado el
sexo como algo desesperado, confuso en ocasiones. Pero Nick no estaba ni
siquiera mínimamente confundido. Sabía exactamente lo que estaba haciendo, y
lo que estaba haciendo le resultaba a _____ sencillamente increíble. La
tensión había desaparecido de su cuerpo para concentrarse en un solo punto, al
que Nick estaba prodigando toda su atención.
Maravillada por la perfección de cada
uno de sus movimientos, _____, por primera vez en su vida, renunció a mantener
ningún tipo de control sobre su cuerpo.
—Ahora estás empezando a ceder —musitó
Nick—. Relájate. Vamos a ir muy lentamente hasta el final.
Por vez primera también, _____ no
cuestionó su consejo. Nick la estaba guiando a través de un mar extraño y
desconocido al que nunca se había permitido desplazarse. Jamás había confiado
suficientemente en un hombre para permitirle hacerse cargo de una navegación
como aquélla. Sí, por supuesto que había disfrutado del sexo, pero siempre
dominando la situación.
Dominio que en aquella ocasión perdió
por completo. Se arqueó contra Nick, deseando mostrarle cuánto anhelaba lo que
él le estaba dando, sin avergonzarse de mostrar su vulnerabilidad.
—Sí, cariño, sí —susurró Nick.
_____ lo miraba a los ojos, grises y
plácidos como las nubes de la lluvia, pero capaces de albergar una tormenta
mientras continuaba paseándola por aquel jardín de las delicias. Cuando incrementó
el ritmo, _____ se encontraba indefensa entre sus brazos, girando sin cesar en
aquel río plagado de rápidos espumosos y flores de colores brillantes, hasta
dejarse arrastrar por una cascada de sensualidad que desató el grito de júbilo
y placer que había ido alimentando en su pecho.
Nick apaciguó el ritmo, absorbiendo
las vibraciones de _____ contra su cuerpo, pero sin dejar de moverse. Sin
pronunciar palabra, sacudida por la fuerza del orgasmo, lo miró admirada.
La sonrisa de Nick hizo temblar su
corazón.
—Creo que era esto lo que querías
—susurró Nick, estrechándola entre sus brazos.
Poco a poco, _____ fue recuperando el
habla. Al cabo de unos minutos, dijo en un susurro.
—Yo... jamás me había sentido así
—«enamorada», debería haber añadido mientras se deleitaba en las continuas
caricias de Nick.
—Entonces ya era hora de que lo
hicieras... Humm —cerró los ojos y apretó los labios—. Guau. Casi me estás
haciendo... Oh, _____, tranquilízate.
—Me has llevado al límite, vaquero.
Ahora tendrás que atenerte a las consecuencias.
Toda la maraña de nervios que había
impedido que _____ durmiera plácidamente durante años, se deshizo como por
encanto y terminó dormida en brazos de Nick. La despertó tiempo después la
brisa fresca que se filtraba por la ventana. La mágica luz que la había
seducido nada más entrar al dormitorio había desaparecido.
_____ se levantó sin despertar a Nick
y observó cómo acariciaban los últimos rayos del sol aquel cuerpo adorable.
Enjoy...
Capitulo 12
Los días pasaban y _____ todavía no
había decidido cuándo iba a fotografiar a Nick. Mientras esperaba a que le
llegara la inspiración, fotografió a otros tres modelos.
Retrató a Eddie con los vaqueros
empapados, moldeando sus esbeltas caderas y en aquella sesión sus cotas de
deseo se hicieron casi insoportables. A las imágenes de Eddie se superponían
visiones de Nick, pero aquello sirvió para sacar lo mejor de aquel vaquero,
que no tenía idea de que _____ se estaba imaginando que era otro hombre.
También posó para ella Ty, en uno de
los bares de la zona, proporcionándole unas fotos perfectas y un grado de más
de frustración. Con Andy insistió en hacerle las fotografías sin camisa y tumbado
en un campo de flores, consiguiendo la sensualidad que buscaba.
Aquella noche, tras terminar la sesión
con Andy, estuvo estudiando las poses que hasta entonces había utilizado, y la
verdad era que todavía no sabía cómo quería que posara Nick. La presión de
tener que hacer la mejor foto de su carrera bloqueaba su mente, sin duda, pero
tenía que solucionar aquello, y rápido. Sólo le quedaban dos días en Montana.
Después de una agitada noche, nada más
des-
pertarse se acercó a la cocina a
buscar zanahorias y llevárselas a Dinamita al corral. Quedó en fotografiar a
los niños de Juanita durante la última tarde que iba a pasar en el rancho. La
mañana la dedicaría a las fotos de Jake y al día siguiente volaría a Nueva
York.
De modo que le quedaba sólo un día para
hacerle las fotos a Nick. Apoyada en la cerca del corral, acariciaba a
Dinamita, deseando que le llegara la inspiración.
—El tiempo se me está yendo de las
manos —le comentó a la yegua. En ese momento, alzó la mirada y vio a Nick
caminando hacia ella. No había vuelto a estar con él desde el día del accidente
de la alambrada y la fuerza del deseo que despertó en su interior al verlo fue
tal que se quedó sin habla.
—He estado esperando a que me avisaras
— dijo Nick suavemente, acercándose peligrosamente a ella—. ¿Has encontrado
algo mejor para la portada?
—No —contestó con voz ronca—. Lo que
pasa es que todavía no he conseguido imaginar cómo quiero fotografiarte.
—Deberías haberme pedido que te
hiciera alguna sugerencia.
La verdad era que no se le había
ocurrido. Normalmente no le gustaba que sus modéleos le dieran ideas porque
rara vez eran capaces de imaginar lo que buscaba, pero en aquel caso en el que
parecía haber perdido toda creatividad, decidió arriesgarse con Nick.
—De acuerdo —le dijo—. ¿Y en qué has
pensado tú?
—En mi dormitorio.
_____ retrocedió, con el pulso
acelerado.
—¿Para la sesión fotográfica... o para
otra cosa?
—Para la sesión fotográfica. Dejaste
muy claras cuáles eran tus normas. Juanita tiene todos tus calendarios y los
he estado estudiando. Si lo que buscas es reflejar los aspectos más eróticos de
un hombre, ¿por qué no hacer las fotografías en la cama?
—Hasta ahora me he centrado en
aspectos relacionados con el ambiente de trabajo. Además es posible que en tu
habitación la luz no sea la adecuada.
—¿Por qué no vas a comprobarlo por ti
misma?
—¿No se te ha ocurrido ninguna otra
cosa?
Nick negó con la cabeza.
—Sólo esa. La cama es de troncos de
pino, y tengo una manta Pendelton que quizá...
—¿Una manta Pendelton? —_____ ya comenzaba
a tener algunas ideas. El intrincado diseño de una manta de aquellas podía
quedar perfecto en las foto aunque fueran en blanco y negro. Y una cama como la
que Nick había descrito podía darle un toque muy viril. Obviamente, la
sugerencia de Nick era exactamente lo que necesitaba: Nick Mc-Bride posando en
la cama.
—¿Quieres ir a verlo? —preguntó Nick
divertido.
_____ consideró la tentación que
aquello supondría. Pero estaban a media mañana, por el amor de Dios, y no iban
a estar solos en la casa. Juanita y Luann debían de andar por allí.
—Sí, iré a echarle un vistazo.
—¿Y qué tal van las otras sesiones?
—preguntó Nick mientras se dirigían a la casa del rancho.
—Estupendamente. Mañana termino: tengo
una cita con un vaquero por la mañana
y por la tarde les haré las fotos a los niños de Juanita.
—Entonces, supongo que necesitaríamos
terminar hoy lo nuestro.
—Sí, lo sé, pero antes me gustaría
tener una idea más concreta sobre lo que quiero hacer. No quiero hacerte perder
el tiempo.
—No te preocupes por eso. Aquí no
tenemos la misma obsesión por el tiempo que en la gran ciudad.
—Mi padre me enseñó que el tiempo es
dinero, pero supongo que tú no estás de acuerdo.
—Digamos que me he educado con una concepción
diferente del tiempo. Mis padres solían decirnos que no importaba a dónde
queríamos llegar, que lo más importante era Nickarse todo el tiempo que se
necesitara para ello.
_____ pensaba en ello mientras se
dirigían hacia la casa. Algunos de sus mejores recuerdos de Montana eran
aquellos momentos en los que el tiempo había dejado de tener importancia. La
conducción de ganado, por ejemplo, o las fotografías que le había Nickado al
alce. Incluso el solitario paseo a caballo que tan dramáticamente había
terminado había estado libre de toda restricción temporal.
Y, para ser sincera consigo misma, los
momentos que había pasado con Nick en la piscina habían trascendido
completamente toda dimensión relacionada con el tiempo. No sabía si aquello
había durado una hora o cinco minutos. Lo único que sabía era que aquella
experiencia formaría parte de sus recuerdos eternamente.
No había nadie en el salón cuando
llegaron. Se
dirigieron a la escalera que conducía
al segundo piso. Un poco de actividad en la casa le habría hecho sentirse a _____
un poco mejor, pero no la había, de manera que tenía el aspecto de un ratoncito
asustado mientras subía a la habitación de Nick.
—¿Te deslizabas por esta barandilla
cuando eras pequeño? —le preguntó, acariciando la madera.
—Sí, y también le enseñé a hacerlo a
mi hermana. Pensábamos que nadie sabía que lo hacíamos, hasta que un día nos
descubrió mi padre y admitió que él y mis tíos también lo hacían, y también mi
abuelo. Por eso está tan brillante.
—Es una tradición estupenda —comentó _____
entre risas.
—Sí, lo era.
Conjugó el verbo en pasado, como si
pensara que aquella tradición ya había muerto, como si diera ya por sentado que
jamás habría niños en el rancho.
Después de pasar por delante de un
cartel que indicaba que aquella era una zona en la que les estaba prohibido el
acceso a los huéspedes, _____ cruzó junto a Nick un largo pasillo que parecía
alejarlos cada vez más de lo que era el centro de la casa.
—Esto está bastante aislado, ¿no?
—Los invitados tiene acceso a casi
todo el territorio del rancho. Esta ala es sólo para mí.
Así que estaban en una de las alas
privadas de la casa, pensó _____ cada vez más incómoda.
—¿Sabes? No sé si esto me parece tan
buena...
—Ya estamos —abrió una puerta situada
al final del pasillo y retrocedió.
_____ cruzó el umbral y se quedó sin
respiración
al ver aquella enorme habitación que
ocupaba todo el flanco sur de la casa. Lo más impresionante era la luz del sol,
que se filtraba por las ventanas, convertida en el sueño de cualquier artista.
La vista en sí misma era espectacular, pero la luz... _____ había codiciado
siempre aquel tipo de iluminación capaz de infundir su magia a cualquier
fotografía.
Una enorme cama dominaba la
habitación, cubierta por una manta en tonos naranjas y marrones que el tiempo
y el sol habían desgastado. _____ se acercó y acarició aquella lana tan suave
como el terciopelo.
Se volvió para estudiar el resto de la
habitación, encontrándola limpia, pero tampoco enfermizamente ordenada. La
parte de arriba de la cómoda servía como galería de retratos, muchos de ellos
antiguas fotografías en color sepia.
—¿Tu familia? —le preguntó.
—Están representadas tres
generaciones.
_____ observó atentamente las
fotografías y reconoció el rancho en la mayor parte de ellas.
—Nick, ¿hay alguna posibilidad de que
pierdas este lugar? —quiso saber. Se volvió y lo descubrió contemplándola desde
el marco de la puerta.
Nick se ajustó perezosamente el
sombrero.
—Veo que has estado hablando con
Juanita.
—No, yo...
—No te molestes en protegerla. No pasa
nada. Cuando vi que entablabais cierta amistad, me imaginé que te confiaría
sus problemas. Lleva mucho tiempo esperando encontrar una mujer con la que
hablar. Luann no es tan charlatana como ella.
—De acuerdo, Juanita me contó que
estaba preocupada. ¿Pero tiene razones para estarlo?
Nick entró entonces en la habitación.
—¿Qué más te da? Tu vas a irte pronto
de aquí.
_____ lo miró a los ojos y comprendió
que iba a tener que andarse con mucho cuidado en aquella habitación. Sería
demasiado fácil olvidarse de sí misma y de sus códigos éticos.
—Tienes razón. No es asunto mío.
—Me gusta que te preocupes —repuso Nick,
suavizando la voz—. Supongo que quiere decir que este lugar ha sabido llegarte
al corazón.
—Por supuesto que sí —«y también tú»,
debería haber añadido—. Éste es un lugar maravilloso. No sé cómo está tu
situación económica, pero si accedes a aparecer en el calendario, estoy segura
de que el rancho comenzará a ser muy conocido entre ciertos sectores femeninos.
Contigo en la portada y José y Jeeter en el interior, este rancho se va a llenar
de mujeres solteras con la cabeza llena de románticos sueños.
Nick la miró con el ceño fruncido.
—Yo dirijo un rancho, no un centro
para mujeres solteras.
—No estoy diciendo que esas mujeres
vayan a esperar algo diferente. Y si lo hacen, seguro que podrás arreglártelas
perfectamente...
—¿Qué quieres decir? —estaba tan cerca
de ella que podría besarla. _____ temblaba.
—Vamos, Nick. Estoy segura de que aquí
no vives como un monje.
—A mí tampoco me gusta mezclar el
placer con el trabajo.
—¿Quieres decir entonces que
normalmente la piscina no va con vaquero incluido?
—Tu caso ha sido una excepción —le
sostuvo la mirada durante unos segundos cargados de tensión—. ¿Estás segura de
que quieres esas fotografías para el calendario?
_____ tragó saliva y retrocedió.
—Sí. Y además creo que tienes razón.
Este lugar es perfecto para las fotos. Si tienes esta tarde libre, yo...
—La tengo libre.
—Entonces nos veremos aquí a las tres
—lo rodeó y se dirigió hacia la puerta.
—¿No quieres traerte la cámara para
que empecemos ahora?
—No, tengo que... limpiar las lentes
—era una débil mentira, pero no fue capaz de inventar una excusa mejor para
posponer la sesión. Necesitaba tiempo para consolidar sus defensas antes de someterse
a las presiones que iba a sufrir en aquel dormitorio—. Te veré a las tres.
12
_____ necesitaba hablar con Bernie
antes de volver al dormitorio de Nick. Necesitaba recordarse cuáles eran sus
objetivos y qué era lo mejor para Nick y para ella. La llamó desde el teléfono
del rancho, cuando todos los demás estaban comiendo porque, por primera vez en
su vida, se encontraba sin apetito.
—Me alegro de que hayas llamado —le
dijo Bernie—. Se me estaba haciendo insoportable tener que esperar hasta que
volvieras, pero me parecía una tontería molestarte cuando sólo te quedan dos
días en el rancho.
—¿Qué ha pasado?
—Ya sabes que no estaba demasiado
entusiasmada con la idea de apoyar la campaña de promoción de tu padre, pero
tengo que reconocer que ha sido un movimiento muy inteligente.
—¿De verdad?
—En vez de limitarse a ofrecer los
calendarios como regalo por la compra de productos Sphinx, tu padre quiere
ofrecer también los cosméticos como parte del calendario. Están trabajando en
toda una línea de productos relacionados con el Oeste para poder coordinarlos
con el tema del calendario. Ahora que he visto a Calvin ________ en acción,
comprendo cómo ha llegado hasta donde está. Todo el que se involucre en este
proyecto va a ganar mucho dinero.
_____ pensó inmediatamente en cómo
podría ayudar aquel dinero al rancho.
—Qué buenas noticias, Bernie. Y lo
mejor de todo es que estoy a punto de conseguir la foto de portada.
—¿Que estás a punto de conseguirla?
Creía que ya sabías cuál ibas a utilizar. La de José no estaría mal, o...
—Todavía no has visto la foto, Bernie,
porque la voy a hacer esta tarde. Quiero a Nick Jonas en la portada, y él ha
estado de acuerdo en dejarme utilizar su foto, siempre y cuando pueda darme
el permiso después de verla.
—Espera un momento. ¿Tiene que aprobar
él las pruebas? ¿Pero se puede saber qué te han hecho en ese rancho, _____?
—Sí, ya sé que no suelo permitir que
un modelo apruebe las pruebas de una sesión, pero...
—¿Que no sueles? Es un caso que no se
ha dado en toda la historia de tu carrera. Y me pone un poco nerviosa, nena. Tenemos
el tiempo justo. Tendrás que enviarle las fotos por correo, y probablemente él
tarde semanas en contestar y...
—No te preocupes. He fotografiado a
trece va-
queros, así que aunque Nick no apaiebe
las fotos, tendremos el calendario completo.
—Lo cual me recuerda algo: ¿tengo que
empezar a enviar invitaciones de boda?
—De momento he abandonado ese plan.
—Estupendo, porque una boda podría
echar a perder la planificación para sacar el calendario y quiero que tengamos
todo preparado para cuando Calvin venga con el equipo de Sphinx Cosme-
tics.
—Y lo estará. Adiós Bernie, nos
veremos dentro de un par de días.
Nick permanecía frente a las ventanas
de su dormitorio cinco minutos antes de las tres. Las había abierto un poco
para dejar que entrara la brisa, y de paso bajar la temperatura de su propio
cuerpo.
A las tres en punto, _____ salía de la
cabana. Caminaba sin prisa y los rayos del sol danzaban sobre su pelo. Nick
admiró la decisión con la que caminaba, como si estuviera desafiando al mundo a
interponerse en su camino. Y admiraba también la actitud resuelta y valiente
con la que se enfrentaba a la adversidad. Ambas cualidades eran imprescindibles
para una mujer de Montana. Y aquella tarde era decisiva para saber las implicaciones
que aquellas características podían tener en su vida. Si _____ mantenía una
distancia profesional durante la sesión de fotografías, demostraría su
capacidad para poner su carrera por delante de sus sentimientos. Algo que,
evidentemente, tenía derecho a hacer, pero Nick quería saber cuál
era la opción de _____ antes de
decidirse a arriesgar por segunda vez su corazón.
_____ le había dicho que dudaba que
viviera como un monje. Pero se sorprendería al descubrir que era eso
precisamente lo que había estado haciendo. Y mucho más al enterarse de que no
era ella la única que tenía que bregar con problemas de frustración.
—Estoy aquí.
Nick se volvió lentamente hacia ella.
—Sí, ya lo veo.
_____ se aclaró la garganta.
—Bueno, he estado pensando en varias
poses, y creo que deberíamos empezar por...
—Creo que deberíamos empezar por
cerrar la puerta.
—Oh, no creo que sea necesario.
—Es absolutamente necesario. Quizá no
sea lógico, teniendo en cuenta que el calendario va a verlo medio mundo, pero
no me apetece que también sea pública la sesión de fotografía.
—De acuerdo —cerró la puerta.
Al instante se incrementó la tensión
que había en el ambiente. El corazón de Nick comenzó a latir como una
locomotora.
—Me gustaría que te sentaras en la
cama —le pidió _____—, cerca de las ventanas, para que la luz ilumine tu
rostro.
—De acuerdo —se sentó—. ¿Y ahora qué?
_____ quitó la tapa de la cámara.
—Déjame comprobar una cosa —Nick miró
directamente al objetivo mientras _____ se agachaba y lo enfocaba—. Muy bien.
La luz es perfecta. Levanta un poco el sombrero.
Nick se echó el sombrero hacia atrás
con el pulgar, sin apartar los ojos de la cámara.
—Para ser alguien al que no le gusta
que le fotografíen pareces muy relajado.
—Quizá porque sé exactamente lo que
espero
de esto.
_____ tragó saliva y disparó la cámara
un par de
veces.
—Genial. He hablado con mi ayudante al
medio día. Hemos conseguido una promoción importantísima para el calendario
—dio unos pasos y volvió a disparar—. Bernie dice que todas las personas que de
una forma u otra estén vinculadas con el proyecto, podrán ganar mucho dinero.
Para ti debería ser una buena noticia.
—Siempre y cuando seas capaz de
conseguir unas fotos decentes esta tarde.
—¿Qué? - —_____ bajó la cámara y se
quedó mirándolo fijamente.
—Toda esta conversación sobre
promociones y dinero no me parece muy excitante. Y por lo que pude ver, no es
esta tu forma de preparar ha-bitualmente a los modelos. Te estás conteniendo,
_____.
—¡Antes necesito ambientarme un poco!
—¿Quieres que te ayude?
—¡No! Quiero decir... —parecía
confundida. Se colgó la cámara al cuello y se pasó la mano por el pelo—. Sí,
tienes razón. Estoy nerviosa. Ésta es la primera vez que fotografío a un hombre
por el que siento algo.
—Quizá eso pueda ayudarte —comenzó a
desabrocharse la camisa.
—¡Espera! —Nick estuvo a punto de
soltar una
carcajada ante el pánico de su voz. Se
detuvo y la miró con extrañeza—. Quí... quítate las botas. Sí, me va a gustar
esa foto. Un ranchero al final del día, sentado en la cama y quitándose las
botas. Me gusta.
—De acuerdo —tenía ya la primera bota
en la mano y estaba a punto de tirarla al suelo.
—Mírame —le ordenó, acuclillándose
frente a él.
Nick obedeció, aunque deliberadamente,
no adoptó ninguna expresión. No le resultaba nada fácil mantener la frialdad,
cuando la fragancia de _____ inundaba todos sus sentidos, pero tenía que
hacerlo. _____ iba a tener que trabajar para conseguir lo que esperaba de él.
_____ hizo la fotografía, pero su ceño
fruncido indicaba que no estaba satisfecha.
—De acuerdo. Ahora la otra bota. Muy
bien. Quítatela lentamente. Ahora mírame otra vez. Sí, así está mejor.
Maldita fuera, pero su voz ya estaba
teniendo efecto sobre él.
_____ se levantó y se colocó frente a
él.
—Déjame pensar un minuto.
—Cuando fotografiaste a Jeeter no
tuviste que pensar nada.
—¿Crees que no lo sé? Jeeter sólo era
otra página para el calendario, pero esto... esto tiene que ser especial.
—Entonces tendrás que atacar para
conseguirlo. A no ser que quieras olvidarte del calendario y nos limitemos a
pasar un buen rato.
—No —contestó decidida—. Estamos
trabajando. Venga, quítate la camisa.
Nick se Nickó su tiempo en
desabrocharse la camisa. Durante todo momento, mantuvo la mirada clavada en la
cámara. Para cuando se quitó la camisa y la tiró al suelo, podía oír ya los
cambios que se estaban produciendo en la respiración de _____.
—Échate hacia atrás, apoyándote sobre
los codos —hablaba en un tono estrictamente profesional.
—¿No vas a decirme lo atractivo que
estoy sin camisa?
_____ soltó un juramento, y Nick
sonrió. Tras tres rápidos disparos, _____ se acercó a la cama y se inclinó
ligeramente sobre él.
—Desabróchate el cinturón.
Aquello se estaba poniendo difícil. En
cuanto se desabrochara el cinturón, _____ iba a darse cuenta de lo excitado que
estaba.
—Y ahora el último botón del pantalón
—continuó disparando casi con furia.
—Te deseo, _____.
—No me digas nada. Desabróchate el
siguiente.
Nick obedeció, muy lentamente.
—Ya estás viendo lo mucho que te
deseo. Déjame desnudarte, quiero que hagamos el amor en esta cama.
—¡Basta ya! —Nickó dos fotografías
más.
—Déjame acariciarte, _____. Déjame
mostrarte todo lo que soy capaz de hacer para darte placer.
—No.
—Quiero ver tu rostro cuando me hunda
en ti.
—¿Qué estás haciendo, Nick? —gritó _____.
La cámara temblaba entre sus manos mientras ella luchaba para recuperar el
control.
Nick se incorporó lentamente, se quitó
el sombrero y le arrebató la cámara.
—Intentar hacerte entender —musitó,
quitándole la cámara del cuello y dejándola en la mesilla—. ¿Ya has
conseguido lo que querías?
—No lo sé —contestó _____ con voz
estrangulada.
—Pues yo creo que no —la Nickó de la
mano y la condujo hasta la cama—. Veamos si esto se parece más a lo que
estabas buscando —comenzó a desabrocharle los botones de la camisa.
—No puedo —susurró suplicante,
mirándolo a los ojos—. No puedo —pero no hacía nada para detenerlo.
—Sí, claro que puedes —se inclinó y
besó la delicada piel de su cuello, mientras continuaba desnudándola.
—Yo nunca... he dejado que... ninguno
de mis modelos...
—Pero esta vez lo estás deseando —se
deshizo de sus ropas y acarició sus senos, su cintura y la sedosa piel de sus
muslos. _____ gemía y temblaba bajo sus caricias, mientras sacudía lentamente
la cabeza, como si pretendiera negar lo que estaba ocurriendo, pero sin intentar
en ningún momento impedirlo.
—Perfecto —musitó Nick contra su piel
cuando estuvo completamente desnuda.
—No, Nick —tenía serios problemas para
respirar—. No podemos hacer esto, de verdad. Nosotros...
Nick la acalló con un beso que la dejó
vibrando entre sus brazos.
—No quiero hacerlo —se lamentó _____
cuando Nick liberó sus labios.
—¿De verdad, _____? —murmuró Nick
contra su seno mientras buscaba con las manos la febril humedad que se
escondía entre sus muslos—. Creo que tienes un serio problema de credibilidad,
cariño.
—Me da miedo que... —jadeó mientras Nick
profundizaba sus caricias.
—¿Descubrir que eres humana?
¿Descubrir que un hombre puede hacerte perder el control de tu prodigiosa
autodisciplina?
—¡Sí!
—Pues ésa es la razón por la que estoy
aquí — alzó la cabeza para mirarla a los ojos—. Necesito ver que eso sucede.
—Lo tenías todo planeado —susurró _____.
—Simplemente deseaba que esto
ocurriera. Pero no pretendo forzarte. Bastará que me digas que me detenga para
que no vuelva a tocarte.
—Pa... —empezó a decir _____. Nick
obedeció, sentía la sangre latiendo en su cerebro mientras esperaba—. No, sigue
Nick. Por favor, sigue. Quiero que hagamos el amor hasta que no sea capaz de
pensar.
Nick, envuelto en una oleada de
júbilo, le sonrió con inmensa ternura.
—Sí, señora. Estaré encantado de
hacerlo.
El contacto de las manos y la boca de Nick
sobre su cuerpo ya se habían encargado de arrebatarle parte del control. El
resto desapareció cuando se quitó los pantalones y cubrió con un preservativo
su considerable erección.
—Ahora —le pidió _____, anhelando
llenar el
vacío que había descubierto en su
interior—. Ahora, Nick.
—Sí, ahora.
_____ clavó la mirada en la rústica
belleza de aquel rostro mientras Nick se colocaba sobre ella. Enmarcó su rostro
con ambas manos, intentando memorizar su forma de mirarla, aquella combinación
perfecta de ternura y pasión. Sabía que jamás capturaría una mirada como
aquella con la cámara.
Nick volvió la cabeza para besarle la
mano y volvió a mirarla a los ojos.
—Oh —un dulce gemido escapó de la
garganta de _____ propulsado por una sensación de plenitud que hasta entonces
no había conocido. Nick la llenaba, haciéndole olvidarse de todo lo que no
fuera la certeza de haber alcanzado el que era su destino.
—_____ —Nick sonrió débilmente
mientras retrocedía ligeramente par completar de nuevo el milagro.
—-Nick —jadeó _____—. Nick, yo...
—Disfruta, _____, limítate a disfrutar
—se movía lentamente en su interior, haciendo vibrar de placer todo su
cuerpo—. La vida no nos ofrece momentos como estos demasiado a menudo.
_____ siempre había considerado el
sexo como algo desesperado, confuso en ocasiones. Pero Nick no estaba ni
siquiera mínimamente confundido. Sabía exactamente lo que estaba haciendo, y
lo que estaba haciendo le resultaba a _____ sencillamente increíble. La
tensión había desaparecido de su cuerpo para concentrarse en un solo punto, al
que Nick estaba prodigando toda su atención.
Maravillada por la perfección de cada
uno de sus movimientos, _____, por primera vez en su vida, renunció a mantener
ningún tipo de control sobre su cuerpo.
—Ahora estás empezando a ceder —musitó
Nick—. Relájate. Vamos a ir muy lentamente hasta el final.
Por vez primera también, _____ no
cuestionó su consejo. Nick la estaba guiando a través de un mar extraño y
desconocido al que nunca se había permitido desplazarse. Jamás había confiado
suficientemente en un hombre para permitirle hacerse cargo de una navegación
como aquélla. Sí, por supuesto que había disfrutado del sexo, pero siempre
dominando la situación.
Dominio que en aquella ocasión perdió
por completo. Se arqueó contra Nick, deseando mostrarle cuánto anhelaba lo que
él le estaba dando, sin avergonzarse de mostrar su vulnerabilidad.
—Sí, cariño, sí —susurró Nick.
_____ lo miraba a los ojos, grises y
plácidos como las nubes de la lluvia, pero capaces de albergar una tormenta
mientras continuaba paseándola por aquel jardín de las delicias. Cuando incrementó
el ritmo, _____ se encontraba indefensa entre sus brazos, girando sin cesar en
aquel río plagado de rápidos espumosos y flores de colores brillantes, hasta
dejarse arrastrar por una cascada de sensualidad que desató el grito de júbilo
y placer que había ido alimentando en su pecho.
Nick apaciguó el ritmo, absorbiendo
las vibraciones de _____ contra su cuerpo, pero sin dejar de moverse. Sin
pronunciar palabra, sacudida por la fuerza del orgasmo, lo miró admirada.
La sonrisa de Nick hizo temblar su
corazón.
—Creo que era esto lo que querías
—susurró Nick, estrechándola entre sus brazos.
Poco a poco, _____ fue recuperando el
habla. Al cabo de unos minutos, dijo en un susurro.
—Yo... jamás me había sentido así
—«enamorada», debería haber añadido mientras se deleitaba en las continuas
caricias de Nick.
—Entonces ya era hora de que lo
hicieras... Humm —cerró los ojos y apretó los labios—. Guau. Casi me estás
haciendo... Oh, _____, tranquilízate.
—Me has llevado al límite, vaquero.
Ahora tendrás que atenerte a las consecuencias.
Toda la maraña de nervios que había
impedido que _____ durmiera plácidamente durante años, se deshizo como por
encanto y terminó dormida en brazos de Nick. La despertó tiempo después la
brisa fresca que se filtraba por la ventana. La mágica luz que la había
seducido nada más entrar al dormitorio había desaparecido.
_____ se levantó sin despertar a Nick
y observó cómo acariciaban los últimos rayos del sol aquel cuerpo adorable.
Enjoy...
Val's Matth.
Re: Tu Eres Mi Hombre Objeto- Nick y Tu
x fin sucumbieron a sus deseos
nah me fascino siguela por favor quiero mas :)
adore este capitulo
nah me fascino siguela por favor quiero mas :)
adore este capitulo
ElitzJb
Re: Tu Eres Mi Hombre Objeto- Nick y Tu
ahhh Nick es tan lindo
Lo amo
Se quedaran juntos??
Siguela!!!
Lo amo
Se quedaran juntos??
Siguela!!!
aranzhitha
Re: Tu Eres Mi Hombre Objeto- Nick y Tu
nyJB escribió: x fin sucumbieron a sus deseos
nah me fascino siguela por favor quiero mas :)
adore este capitulo
hahahahahaha siiii ya las tenia sin cabello de tanto esperar por esto xD ahahha
Val's Matth.
Re: Tu Eres Mi Hombre Objeto- Nick y Tu
hhhahaha sii yo tambien amo mucho a nick ahaha u que no te dire si sequedan juntos ahahha tienes que aberiguarlo con los siguientes capitulos xDaranzhitha escribió:ahhh Nick es tan lindo
Lo amo
Se quedaran juntos??
Siguela!!!
Val's Matth.
Re: Tu Eres Mi Hombre Objeto- Nick y Tu
Capitulo 13
Se acercó a la mesilla de noche y Nickó la cámara. Todavía le quedaban cinco fotos para enfocar aquel cuerpo que la luz del atardecer hacía parecer esculpido en bronce.
La manta resultó ser un fondo tan perfecto que _____ deseó tener un carrete a color. Le habría encantado atrapar los ricos matices de su pelo castaño bajo aquella luz.
Disparó dos veces. Su entusiasmo era cada vez mayor. La composición, la luz, el tema... todo era perfecto. Buscó otro ángulo y disparó de nuevo. Hizo una cuarta foto, convencida de que aquellas iban a ser las mejores de su carrera.
Y cuando estaba efectuando el último disparo, Nick abrió los ojos.
—¿Qué estás haciendo?
—Unas fotos.
Nick se incorporó inmediatamente.
—¿Y revelas tú esas fotos?
—No, trabajo con un laboratorio que...
—Supongo que entonces ya no hay nada más que decir sobre la posibilidad de que salga yo en el calendario.
—¿Qué quieres decir? —preguntó _____, repentinamente nerviosa.
—Una cosa son las fotografías con cierto grado de erotismo, y otra muy diferente un desnudo.
—¡Pero si no voy a usar los desnudos en el calendario! —no, simplemente se había imaginado exponiendo esas fotos en alguna galería de arte de Manhattan.
—No me importa. Ni siquiera estoy dispuesto a permitir que me vean desnudo los del laboratorio. Tendrás que velar ese carrete.
13
—No, me niego a velar un carrete así —_____ sostenía la cámara contra su pecho, como si temiera que fueran a quitársela.
Nick suspiró pesadamente y se sentó en el borde de la cama.
—¿Y qué plan tienes para esas fotografías?
_____ se sonrojó, lo que ante los ojos de Nick le hizo parecer mucho más apetecible.
—Nada sin tu permiso, por supuesto.
—¿Y para qué planeabas pedirme permiso?
—Nadie te reconocerá. Tu cara estaba en sombra.
Nick sintió una oleada de furia incontenible.
—¿Quieres decir que pretendes enseñar esas fotos?
—Nick lo que acabo de hacer no son simples fotografías, son una obra de arte. En una galería, serían...
—¿En una galería? —se levantó de la cama para acercarse a ella.
—No grites, pueden oírte.
—¡En mi casa puedo gritar todo lo que me apetezca! ¡Y la cuestión es que me apetece! Porque me temo que ésta es la única forma de que entiendas que no pienso permitir que cuelgue una fotografía de un desnudo mío en ningún lugar del planeta.
—No seas tan provinciano —_____ fue retrocediendo hasta chocar con una silla de roble.
—No puedo ser otra cosa. He nacido en el campo, en Montana, y no tengo el menor interés por las galerías de arte.
—Tu nombre no aparecerá en ninguna parte. Eso sólo es para las fotografías del calendario, para que la gente sepa que los hombres que aparecen son reales. Esto es otra cosa, es algo más imaginativo. He conseguido unas fotos perfectas, estoy segura de que incluso podría ganar algún premio.
—Déjame ver si lo entiendo: no querías acostarte conmigo porque pensabas sacarme en el ca¬lendario, pero no te importa acostarte conmigo y exhibir mi desnudo por toda Nueva York.
—Exacto. Porque el calendario es deliberadamente provocativo, y los modelos están perfectamente identificados, por eso quiero asegurarme de que todo el mundo sepa que no me acuesto con los modelos.
—Pero no te importa acostarte con alguien y fotografiarlo después.
—No, porque esas fotografías no tenían ningún contenido erótico.
—¿Ah no? Estoy desnudo, tumbado en la cama. Por si quieres saberlo, a mí me parece que eso tiene un alto contenido erótico.
—Son fotos sutilmente sensuales, no abiertamente excitantes, porque las he Nickado con ternura y poniendo una especial atención en su belleza.
—¿Belleza?
—Sí, belleza. Al verte tumbado, iluminado por esa luz tan especial —se estremeció—. La artista que hay en mí me ha obligado a hacer esa fotografías. No eran fotos hechas para ganar dinero, han sido fotos hechas por amor... —desvió la mirada—. Pero no tiene sentido explicártelo. De todas formas no me entenderías.
Nick sintió una presión extraña en el corazón.
—Creo que estoy empezando a entender algo —musitó—. Ven aquí —la Nickó por los hombros, se sentó en la silla y la puso en su regazo —_____ acababa de decir que había hecho aquellas fotos por amor, y eso sólo podía significar que Nick tenía ganado más terreno del que esperaba.
_____ se acurrucó contra él.
—Por favor, no me pidas que destroce esta película. Tienes derecho a hacerlo, por supuesto, no sería capaz de revelarla siquiera sin tu consentimiento, pero, por favor, no me pidas algo así.
—Te dije desde el primer momento que soy un hombre celoso de mi intimidad. Y lo que hemos compartido es algo estrictamente privado.
—Lo sé, pero te prometo que no te reconocerán. Además, en el laboratorio no le prestan ninguna atención a las fotos. Tienen un montón de clientes especializados en desnudos artísticos, son inmunes a ese tipo de cosas.
Pero el que no era en absoluto inmune a un cuerpo desnudo era el mismo Nick. De hecho, _____ estaba resultándole mucho más convincente al continuar sentada en su regazo que con todos sus razonamientos.
—Déjame pensar en ello —le dijo, a pesar de que le resultaba imposible pensar en aquella postura—. Como no te acuestas con los modelos de tus calendarios, eso quiere decir que ya no puedo salir en la portada.
—Digamos que he violado mi propia regla.
¡Y de qué manera!, se dijo Nick mientras jugueteaba con su pezón.
—Y como es una regla que tú misma te has impuesto, todavía tienes que decidir lo que vas a hacer.
—Pero aunque decidiera utilizarla, es posible que tú no me autorices cuando te envíe las prue¬bas.
—Supongo que en el envío incluirás las fotos
de mis desnudos.
—Sí.
—Pero basta que yo diga una palabra para que me entregues ahora mismo ese carrete.
_____ se irguió en sus brazos. Sus muslos se restregaban suavemente contra su erección.
—Sí, de hecho —abrió la cámara para sacar el carrete—, lo dejaré en tu mesilla de noche hasta mañana, para que puedas decidir lo que quieres hacer con él —se levantó y dejó el carrete en la
mesilla.
—_____, no te vayas todavía.
_____ dejó la cámara, abrió un cajón de la mesilla y sacó un preservativo.
—Oh, todavía no me voy —regresó a su lado—. Tal como están las cosas, parece que continúas dispuesto a hacerme caer en desgracia.
Nick la miraba mientras abría el envoltorio del preservativo.
—¿Tienes más carretes?
—Siempre llevo más carretes. ¿Quieres que nos hagamos unas fotos para recordar este mo¬mento?
—Disos mío, no. Lo que quiero es que me prometas que no vas a volver a utilizar la cámara otra vez.
—En ese caso, me concentraré únicamente en ti.
_____ pensó que lo que estaba haciendo era recuperar el tiempo perdido. Y al parecer Nick también. Parecían incapaces de saciarse el uno del otro. Pero ya cerca de la noche, se pusieron el mínimo de ropa para ocultar su desnudez y bajaron a los dominios de Juanita con intención de asaltar el frigorífico, sin olvidarse de hacer desaparecer después todo rastro que pudiera delatar su presencia.
—Aun así, estoy seguro de que se enterará de que hemos estado —comentó Nick mientras subían de nuevo al dormitorio.
—No te preocupes. Yo tengo ciertos privilegios en la cocina.
—¿Y te das cuenta de que eres la única que ha conseguido de Juanita un tratamiento de ese tipo?
—Eso es porque le gustan mis calendarios.
—Eso es porque le gustas tú —contestó Nick
dándole un beso en los labios. Estaban ya en el pasillo que conducía al dormitorio.
—Ella también me gusta. Y su café me gusta casi tanto como ella. Voy a echarles de menos a los dos.
Cruzaron la puerta del dormitorio y Nick la cerró tras ellos.
—_____...
_____ adivinó lo que iba a decir a continuación y sacudió la cabeza.
—No puedo hacerte eso.
—¿El qué?
—No puedo consentir que vuelvas a enamorarte de una una neoyorquina. No quiero hacerte sufrir obligándote a ir a Nueva York porque yo nunca pueda estar aquí. Y hay algo más. Algún día querrás tener hijos y yo no soy la mujer ade¬cuada para ello.
Nick buscó sus ojos y la miró fijamente.
—No me mires así. No estoy preparada para la maternidad.
—¿Ah, no? —desabrochó los botones de su blusa y acarició sus pezones. A pesar de sí misma, _____ se imaginó amamantando a un bebé. Un bebé con los ojos de Nick—. Tú eres el tipo de mujer en la que cualquier hombre pensaría para tener hijos, lo quieras o no.
—Eso no es verdad.
Nick terminó de desabrocharle los botones y la estrechó contra su erección.
—Pero estás pensando en ello.
Sí, era cierto, el miembro erecto de Nick le transmitía un mensaje diferente en aquella ocasión.
—Eso es sólo porque hemos pasado las últi-
mas horas dedicados a una actividad que tiene algo que ver con la creación de un bebé. Pero eso no... no... —sus palabras se ahogaron en la profundidad de la mirada de Nick.
—Después de lo que sucedió —contestó Nick con especial intensidad—, creía que jamás volvería a desear dejar embarazada a una mujer. Pero parece que estaba equivocado.
_____ se sintió envuelta en una oleada de calor. Estaba desesperada por hacer el amor con él, por sentirlo nuevamente dentro de ella, sin ningún tipo de barreras.
—Quiero hacer el amor —le pidió.
Consiguieron llegar entre besos hasta la cama. Se sentaron en el borde y Nick le hizo inclinarse hacia atrás, con los pies todavía en el suelo mientras él se quitaba los pantalones. _____ lo reclamaba sin cesar, presa de una extraña locura, abriéndose para él.
—Espera, tenemos que... —empezó a decir Nick.
—No —lo ayudó a liberarse de los calzoncillos y le rodeó las caderas con las piernas.
—Espera un momento —jadeó Nick—. Sólo hasta...
_____ gimió en voz alta mientras él se hundía en ella. A los pocos segundos, alcanzó el orgasmo.
—_____, no puedo... parar —y se estremeció en su interior mientras se escapaba un grito de su garganta.
—No debería haber hecho eso —se lamentaba Nick tiempo después, asomado a la ventana.
—Hacen falta dos para cometer una estupidez de ese tipo —replicó _____ mientras se vestía—. Has intentado detenerme, pero no te he dejado. Además, no tienes por qué preocuparte, de una cosa así no necesariamente tiene que producirse... un accidente.
Nick se apartó de la ventana y posó las manos en los hombros de _____.
—Has sido como un silbido en medio de la oscuridad. Te has abierto a mí como un campo de flores para una abeja y lo sabes.
Sí, lo sabía. Hasta entonces sólo habían hecho el amor. Pero lo último, lo último había sido algo muy especial. Aun así, las probabilidades continuaban estando de su lado. _____ conocía parejas que habían hecho el amor sin ningún tipo de protección durante años y no habían conseguido concebir los hijos que deseaban.
—Eres un romántico —le dijo con una sonrisa—. Y estás un poco paranoico, aunque quizá sea comprensible. Pero no te preocupes, no pasará nada.
—¿Y qué ocurrirá si te has quedado embarazada?
Sería un desastre, pensó _____, aunque no pudo evitar ofrecerle a Nick una sonrisa. Se estaba con¬virtiendo en una insensata.
—Te prometo que no haré lo que hizo Deidre.
—¿Por qué no?
«Porque te quiero». Pero no se atrevió a confe¬sárselo a él.
—Porque tú también tienes ciertos derechos — \e dip. Derechos que Deidre ignoraba—. Tendría el bebé y después lo mandaría a Susurros del
Viento. No se me ocurre un lugar mejor para un niño. Juanita podría... ocuparse de él —se aclaró el nudo que tenía en la garganta—. Pero todo esto es una tontería. Estoy convencida de que no estoy embarazada.
—Yo no sólo querría al bebé —susurró Nick, acariciándole la mejilla—. También te querría a ti. —Lo sé. Pero no soy la mujer indicada. —Yo no lo veo así —la besó, sin disimular su desesperación.
Y _____ respondió, entre otras cosas porque también ella estaba desesperada. Pero tenía que salir de aquella habitación antes de que llegaran a un acuerdo que sería un error para ambos. Haciendo un esfuerzo sobrehumano, se separó de él. —Voy a volver a la cabana. —Te acompañaré.
—No. Si me acompañas terminarás entrando y empezaremos de nuevo.
—¿Y qué? Te prometo que utilizaré un preservativo.
—Ése es el problema. Me gusta más hacerlo sin nada.
—_____, sabes que tenemos que estar el uno con el otro. Deja de resistirte y...
—¿Y renunciar a todo lo que tanto me ha costado conseguir? —miraba aquel rostro adorable, sa¬biendo que la decisión que iba a Nickar era tan importante para él como para ella—. No, déjame marcharme, Nick. Déjame irme para poder reunir las fuerzas que me faltan para alejarme de ti. Tanto tú como tu rancho me habéis hechizado. Ha sido maravilloso, pero no es esto lo que quiero para el resto de mi vida. Déjame marcharme, Nick.
Desvió la mirada, incapaz de soportar la angustia que se reflejaba en los ojos de Nick. Nickó la cámara y se dispuso a salir de la habitación.
—Puedes llevarte el carrete y utilizar esas fotografías para lo que quieras. Al fin y al cabo, ésa va a ser mi única manera de poder formar parte de tu vida.
Tragándose las lágrimas, _____ se acercó a la mesilla de noche y Nickó el carrete. Ya tenía todo lo que quería. Claro que sí.
—Gracias —susurró. Y se marchó.
_____ mantuvo su cita con el último vaquero a la mañana siguiente, cita que tras lo ocurrido la noche anterior, se había convertido en una medida de seguridad. Considerando el estado mental en el que se encontraba cuando había fotografiado a Nick, no estaba segura de que ninguna de las fotografías que le había Nickado pudiera servir para el calendario.
Las que le había hecho tras hacer el amor, eran otra historia. Pero las del calendario quizá tuvieran que ir directamente a la basura.
Tras una noche de insomnio, _____ se dirigió al coche que la agencia le había vuelto a a enviar. Había descubierto un bosquecillo en una zona de picnic, cerca del rancho y había quedado en encontrarse allí con Jake. La pose que tenía en mente era la del vaquero apoyado contra un inmenso pino en el que un par de enamorados habían grabado sus iniciales. Perfecto para febrero. Aunque las fotografías de Nick funcionaran, podía sugerirle a Bemie que publicaran un calendario que comenzara en diciembre, así podrían emplear todas las fotos.
Aparcó el coche en la zona destinada para ello y tras apagar el motor se llevó la mano al vientre, algo que había hecho ya varias veces durante las últimas horas. Por supuesto, no estaba embarazada. Lo único que tenía que hacer era alejarse de Nick, alejarse de Montana para que desaparecieran de su mente aquellas ideas absurdas. Ni siquiera sabría cómo decirle a su padre una cosa así. Afortunadamente, no tendría ningún motivo para hacerlo.
Jake todavía no había llegado, así que salió del coche y se dirigió hacia el árbol en el que tenía que Nickar las fotografías. La fragancia de los pinos le recordó la noche de la piscina de agua caliente. Posó la mano en la rugosa corteza del tronco y alzó la mirada hacia las ramas por las que se filtraban pedacitos de cielo. Después siguió con el dedo el trazado del corazón grabado en el tronco. Y se le llenaron los ojos de lágrimas al imaginarse a dos adolescentes hablándole al mundo de su amor.
Era un proceso muy simple: encontrar a alguien, enamorarse y prometerle amor eterno. No hacía falta seleccionar candidatos detrás de una cámara.
Jake llegó en su reluciente camioneta negra y se acercó caminando con jactancia hacia ella. _____ escogía con frecuencia a hombres algo engreídos porque sabían de antemano cómo proyectar su sexualidad.
Jake se llevó la mano al ala de su sombrero blanco.
—Tiene un aspecto estupendo —la saludó.
—Gracias, tú también —y era cierto, pensó. Pantalones ajustados, botas relucientes y una camisa que realzaba la perfección de sus músculos. Tenía los ojos de un negro intenso y el pelo del mismo color, un poco largo además. Las mujeres iban a poder disfrutar de aquel modelo durante el mes de febrero. Pero ella no era capaz de sentir nada por él.
La ligera punzada de excitación que acompañaba el inicio de cualquier sesión fotográfica, no había aparecido aquella vez.
—Tal como te dije, quiero que utilices este árbol.
Jake rió suavemente.
—Conozco al chico que grabó esas iniciales.
—¿De verdad?
—Sí. Fui al colegio con él. Y lo último que he oído de ellos es que han tenido cinco hijos.
_____ volvió a llevarse la mano al vientre.
—¿De verdad? ¿Y tú? ¿También tienes hijos?
—No, por Dios. Ni siquiera estoy seguro de que me apetezca tenerlos. Los hijos sólo traen problemas.
—¿Y qué piensa de eso tu novia?
Jake la miró atentamente.
—Suzzane y yo rompimos precisamente por ello. Ahora está casada, y ya viene el primer bebé en camino.
—Oh. Lo siento, no debería haberte preguntado...
Jake esbozó una lenta sonrisa.
—¿Por qué no? Ésa es la pregunta que hacen la mayor parte de las mujeres cuando quieren ente-
rarse de si un hombre está disponible. Y así es exactamente como estoy yo. ¿Y qué me dices de ti? ¿Hay alguien especial en tu vida?
Sí, lo había, pensó _____. Un candidato perfecto para enamorarse de él.
—Quizá haya hecho una pregunta demasiado personal —se lamentó Jake—. Lo siento.
—No, no es demasiado personal —intentó sacar a Nick de su mente—. Sí, si hay alguien...
—Me lo imaginaba. Las mujeres proyectan algo especial cuando están enamoradas.
—Venga, vamos a empezar la sesión —le pidió _____, cambiando rápidamente de tema.
Le ordenó que apoyara un hombro y la cadera contra el árbol y se agachó para Nickar la fotografía. Era un ángulo extremadamente erótico. Normalmente, habría reaccionado ante la carga de sexualidad de aquella pose, pero en ese momento se sentía como si le estuviera haciendo una foto a una bala de heno.
—Tienes un cuerpo bonito —dijo, pero en vez de utilizar el tono ronco y seductor con el que normalmente hablaba a sus modelos, parecía estar haciendo una evaluación clínica.
—Gracias.
_____ se maldijo. Tenía que entrar en ambiente, y no tenía todo el día para hacerlo.
—Dime lo que más te gusta del cuerpo de una mujer.
Jake soltó una carcajada.
—¿Se supone que esto es para un programa X o para un programa familiar?
—Quiero verte sexy. Quiero que la foto transmita una fuerte carga de deseo.
—De acuerdo. En ese caso, diría que lo que más me gusta de una mujer son sus senos. Me en¬canta tocarlos, sostenerlos entre mis manos, y besarlos... sobre todo si a ella también le gusta — apareció en sus ojos el brillo del deseo—. Y los pezones, el modo en el que se endurecen cuando poso mi lengua sobre ellos. Me gusta hacerlo cuando ya me he hundido en ella...
Enjoy...
Val's Matth.
Re: Tu Eres Mi Hombre Objeto- Nick y Tu
oh que triste :(
Nick no la dejes irse
Se quedaria embarazada??
Siguela!!!
Nick no la dejes irse
Se quedaria embarazada??
Siguela!!!
aranzhitha
Re: Tu Eres Mi Hombre Objeto- Nick y Tu
Nick no la puede dejar ir, y menos con Jack...
Ojala quede embarazada y se de cuenta de que ama a nick y se quede para siempre en susurros del viento!ajajja
Siguela Pronto
Ojala quede embarazada y se de cuenta de que ama a nick y se quede para siempre en susurros del viento!ajajja
Siguela Pronto
Sunny
Re: Tu Eres Mi Hombre Objeto- Nick y Tu
hey q paso aun espero q montes capitulo nuevo please siguela
ElitzJb
Re: Tu Eres Mi Hombre Objeto- Nick y Tu
Chicas!! perdonenme no e tenido tiempo de nada pero les subire enseguida ok :)
Val's Matth.
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