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Mensaje por Yhosdaly Dom 22 Jul 2012, 8:19 pm

diossssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss
ya me duele el dedo















































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Mensaje por Yhosdaly Dom 22 Jul 2012, 8:20 pm

la paseee wii
espero el mega maratonnnnnnnnn *_*
no es q vas a deurar para publicar despues que hagas el maraton
lo prometido es deuda
siguelaa
espero el mega maraton!!!!!!!!
Yhosdaly
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Mensaje por Julieta♥ Dom 22 Jul 2012, 9:20 pm

Dios!!!!!
tengo cargo de conciencia y mas por tu dedito
pero ya llame a una amiga para que me lleve el cable mañana y asi podre subir el maraton
eres un sol!!!!!
y lamento lo del dedito :D
pero mañana te compensare con un super maraton
lo q prometo lo cumplo!!!!
besosssssssss!!!!!
Julieta♥
Julieta♥


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Mensaje por Yhosdaly Dom 22 Jul 2012, 10:05 pm

Julieta♥️ escribió:Dios!!!!!
tengo cargo de conciencia y mas por tu dedito
pero ya llame a una amiga para que me lleve el cable mañana y asi podre subir el maraton
eres un sol!!!!!
y lamento lo del dedito :D
pero mañana te compensare con un super maraton
lo q prometo lo cumplo!!!!
besosssssssss!!!!!


HAHAHA TRANQUILA , TODO SEA POR LEER EL MEGA MAGNIFICO Y LARGUISIMO MARATON
ESPERO EL CAPI MAÑAN CON SEGURIDAD! :P :D :bounce: :bounce: :bounce: :bounce: :bounce: :bounce: :bounce: :bounce: :bounce: :bounce: :bounce:
Yhosdaly
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Mensaje por Julieta♥ Lun 23 Jul 2012, 12:22 pm

1/5



Capítulo 5

En mi mente estaba de vuelta en el cuarto de mi mamá, intentando arreglar todo, pero solo estaba sentada, impotente, con una mano apoyada en mi palpitante cabeza, viendo morir a mi madre lentamente.

Ashley negó con la cabeza y me puso los ojos en blanco como si mi papá estuviera haciendo el tonto. Como si lo que acababa de decirme se pudiera considerar una tontería, impaciente por decirle a su hija mientras estaba con mucho estrés con unas vacaciones planeadas a Hawai.

Luego alcanzó la mano de mi papá y habló con ese tono tranquilizador y maternal, y no me gustó mucho eso "Clyde. Dijeron que la confusa conmoción de ella era muy común. Dijeron que no recordaría la noche entera, y si no lo hace, no hay nada que puedan hacer" Se volvió hacia mi "¿No recuerdas la noche pasada?"

"Oh, claro, la recuerdo" mentí. Mis palabras salieron graves. Limpié mi garganta "Me duele mucho la cabeza. Esperaba que la enfermera tuviera algo de misericordia y me diera algunas píldoras y podamos salir de aquí.

"Lo siento" dijo Ashley y exageró su cara de lamento, su labio inferior sobresalía "La enfermera está preocupada por tu novio"

"¿Joe?" El duende en mi cabeza había renunciado aumentar de tamaño las bolas y ahora estaba golpeando el interior de mi cráneo con un bate de béisbol. “Tú sabes que mi novio es Brandon. Trabajó en el acuario con nosotros este verano. Tu lo contrataste, ¿recuerdas?”

“Ohhh” Ella y mi padre se vieron a través de los lentes de sol y Ashley dijo "Creíamos que habías llegado con Joe, por la forma en que estaban actuando anoche"

"Seguro. Eso es debido a los restos del naufragio. Estamos tan aliviados de estar vivos" Espero que sonara avergonzada en lugar de mortificada. No es de extrañar que Joe hubiera pensado que estábamos saliendo y que haya terminado con Brandon por él ¿Que había hecho? ¿Había enloquecido con Joe Jonas en la sala de emergencias?

"¿No es el único que estaba con la policía el lunes en emergencias?" grito mi padre "¿Y de repente estas en un accidente con él?"

"Tengo casi todas mis clases con Joe, y estamos juntos en el equipo de natación" Había estado a punto de acusar a Joe con una teoría de conspiración hace unos minutos, pero ahora que lo había dicho mi padre, me di cuenta de lo ridículo que se escuchaba.

"¡Cariño!" Le dio unas palmaditas en la mano a mi padre, viendo su reloj de diamantes "Tenemos que salir al aeropuerto ahora mismo y no hemos terminado de empacar, no hemos metido..."

Mi padre se levantó y le tendió una mano fuerte para ayudar a su novia. Ashley cerró el espacio vacío entre los tres con una plática constante hasta que salieron, dejándome sola al borde del asiento, forzando a mis oídos con el sonido familiar del océano.

Enferma y mareada, entré en el baño y me encontré un frasco de pastillas para el dolor en la ventana. Me tomé dos. Examiné la etiqueta. Bajo ninguna otra circunstancia hubiese tomado más de dos a la vez. Saqué otra y me la tomé. Leí la etiqueta de nuevo y me pregunté quién lo había escrito y que tan verdadero era. Luego metí la botella de golpe en el cajón. Era demasiado el cálculo de la línea que estaba entre lo razonable, bajo ciertas circunstancias, y una sobredosis.

Llené la bañera. Ésta usaría toda el agua caliente y arruinaría la ducha de mi papá y Ashley, pero probablemente entrarían juntos otra vez. Entonces me quité la ropa húmeda. Y vino otro sobresalto cuando me vi en el espejo.

Un moretón se extendía desde mi hombro izquierdo en diagonal hacia mi seno y desaparecía en mi cintura en el lado derecho.

Me vi en el espejo y traté de imaginar el accidente. Estaba oscuro. Estaba lloviendo. Un ciervo apareció en el camino. Me desvié y pisé los frenos. Mi coche se salió de la carretera y se estrelló contra el Miata de Mike, lo suficiente para dar un tirón y chocar con el cinturón. Mi cabeza se golpeó en el retrovisor. Me incorporé y vi a los chicos más allá del Miata arruinado, en el asiento delantero: Mike atrapado detrás de las ruedas, buscando su teléfono a tientas, Joe con dolor y dificultades para abrir la puerta del pasajero.

No, no recordaba ni un poco de eso.

Sacudí mi cabeza, volvió a aparecer la punzada y me metí en la bañera. Esto me podría hacer sentir mejor, para quitarme la suciedad y los gérmenes y Dios sabe que más y en qué lugares. Quería ropa seca y limpia. Quería mi cabello liso, limpio y sin nudos.

Pero primero quería disfrutar. No era para relajarme, exactamente. Eso hubiera sido imposible con el ruido que hacían Ashley y mi papá en la habitación sobre mi cabeza, corriendo para prepararse para su viaje (o simplemente Ashley corriendo y mi padre acostado en la cama viendo CNBC). En un golpe especialmente duro, salté, chapoteando agua en las paredes. Eso estaba bien. La forma en que me sentía, nunca me relajaría de nuevo. Solo intente limpiar mi mente y empezar de nuevo, como si reiniciara la computadora cuando le invade un virus, por lo que podría darle sentido a lo que pasaba.

Mi mente no podía reiniciar. La misma ventana seguía apareciendo, un fragmento de las últimas 12 horas que recordaba: Joe viniendo a mi carro y sacándome del accidente. Supuse que era por la contusión cerebral, pero no recordaba la parte del shock o miedo, dolor ni nada, pero sí el vértigo de ser sacada por Joe. Si mi memoria era exacta, había actuado como una idiota, no es de extrañar que pensara que habíamos conectado y que de verdad me gustaba.

Su cabello oscuro estaba mojado contra su brillante piel blanca en los faros. Su voz retumbaba en mis oídos. Olía como a cloro. Después de 20 repeticiones, me di cuenta que mi subconsciente intentaba decirme algo. El precio había sido horrible, pero algunos detalles de esto tenían que ser verdad, solo había cambiado un poco. Había tenido sexo con Brandon el lunes pasado, y a pesar de mis esfuerzos, no lo había visto desde entonces, o si lo hubiera hecho, no lo recordaba. ¿Y si había estado en el otro coche en lugar de Mike y joe? ¿Y si fuera mi héroe?
"____" dijo Brandon ¿Tenía una pierna rota como Joe? No, no está herido, por lo menos, no todavía. Metió la mano por el escarabajo, levantándome, y me llevó por el césped. Detrás de nosotros, el escarabajo explotó (el ciervo estaba cerca de la explosión). A pesar de que Brandon era fuerte y sólido, el choque hizo temblar al suelo.

Se retorció en el aire por lo que llevo la peor parte del aterrizaje y mi golpe se amortiguó por estar encima de él.

"Brandon, lo siento" murmuré.

"¡Perdón!" gimió, por el dolor a causa de sus actos heroicos "No es tu culpa. Ahora cállate" Pasó sus dedos por mi cuero cabelludo. Mi cabello no tenía nudos. No estaba lloviendo.

Este nuevo y mejorado escenario era menos satisfactorio. A lo mejor había estado con Brandon antes de esa noche, y ese recuerdo era más atractivo que la fantasía, si tan solo pudiera entrar a él. Después de hacer el amor con Brandon en la fiesta en la playa y dejarlo en su casa en la parte principal de la ciudad, tal vez me había dirigido a casa cuando fue el accidente.

El pensamiento se sofocó en el agua caliente de la bañera. Si lo habíamos hecho ¿era capaz de decirlo? La primera vez lo había sentido al día siguiente ¿Y la segunda?

Miré a las esquinas del techo, como si hubiera cámaras de repente en el baño, en todos los lugares. Presioné mis dedos en mí, y salí. Me froté los dedos en círculos amplios. Ya no me dolía.

Eso no quería decir nada. Había tomado analgésicos para la cabeza. Puede ser que hayan entorpecido el dolor.

Tal vez Brandon y yo lo habíamos hecho después de todo.

¿Y si lo había hecho? Yo tenía la píldora. Metí la mano en el cajón más cercano de la bañera para comprobar y, efectivamente, había tomado mi pastilla “del día siguiente” como una buena chica. Inmediatamente después de mi decimoséptimo cumpleaños, mi mamá había sugerido que me tomara la píldora. En el momento en que no me moleste en decirle que no tenía nada de qué preocuparse.

Ahora lo hizo. Dios bendiga a la píldora. Pero eso no me protegería contra una enfermedad venérea. Seguramente Brandon había usado un condón otra vez. Yo no habría permitido que lo hiciera de otra manera. No me había golpeado la cabeza y vuelto loca hasta después del accidente.

Entre más me inventé el peor de los casos y lo despedía lógicamente, más abatida me sentía. Contraer una enfermedad venérea o quedar embarazada a causa de algo que Brandon había hecho para mí sería el fin. Sin embargo, la idea parecía tan normal y adolescente y, osaría decir, romántico en comparación con que todo lo demás que va mal en mi vida en este momento. Reconfortante.

Me estaba asustando.

Reiniciar, reiniciar, reiniciar. Me hundí más en el agua y me masajeé de nuevo. Las pruebas de sensibilidad dieron paso para que me sintiera mejor. Ayudó con mi dolor de cabeza. Me olvidé de mi dolor de cabeza y de Brandon cuando abrí para Joe. Metió las manos en mis pantalones y me exploro con sus dedos, y finalmente me llevó allí en la hierba húmeda.

Salí de la bañera con un dolor de cabeza más pequeño (del tamaño de una canica) y una resolución para dejar de ser estar tan perdida.

Después de secarme el cabello (que todavía no cubría la contusión muy bien), me puse maquillaje (que si lo tapó), coloqué mis lentes de contacto frescos, y tiré la ropa seca, me senté en el sofá de la sala, esperando a que mi papá y Ashley salieran. Mientras tanto me pintaba las uñas, con una lluvia de ideas podría encontrar exactamente lo que había hecho la noche anterior sin revelar el alcance de mi amnesia y conseguir mi cometido.

Quisiera preguntar todo cuidadosamente. Si eso no funciona, espero que Joe no fuera por mí después de todo, y admitir que había perdido mi memoria no sólo del accidente, sino de toda la noche. Si, y sólo si, agotaba todas mis posibilidades, yo le confiaría esto. Me manché de barniz y tuve que quitármelo y volver a empezar. Y otra cosa, quiero mantener mi propio consejo. En la escuela intermedia temí algunas veces cuando había rodado en alguna parte a solas en el coche con mi padre. No dijo ni una palabra durante todo el camino. Tal vez lo recuerdo mal (y estoy segura que no pondría ninguna apuesta sobre la base de mi memoria ahora), pero parecía que conseguimos algo prometedor cuando era pequeña. Él no estaba en casa mucho, pero los fines de semana iba a jugar conmigo. Nadaba conmigo en el océano, antes de que construyéramos esta casa nueva con piscina.

Descansaba sobre su espalda en la arena, equilibraba un pie levantándolo por encima de su cabeza, y me dejaba jugar avión. Algo que ocurrió cuando yo estaba en la primaria -en la apertura del parque acuático (“Deslízate con Clyde”) supongo- inesperadamente estaba de mal humor todo el tiempo. Mi mamá decía que a diferencia de ella, a diferencia de mí, él era una persona tranquila. No quería hablar de sus observaciones sobre la vida o sus problemas. Él mantuvo su propio consejo. Estaba molesta para eso. Pero considerando que mi mamá se había vuelto demente, no era prudente continuar por su camino. Quiero mantener mi propio consejo a partir de ahora.

Y me gustaría empezar a trabajar en mi investigación, pidiendo a Keke y Lila lo que pasó, si mi papá y Ashley se apuraran y salieran ya. Agitando mis uñas en el aire para que se sequen, echando un vistazo a las cámaras cada diez segundos. No había ninguna razón para que las cámaras me molestaran. Nadie estaría mirándome, pero mi papá sí. Como él dijo, sería como si estuviera aquí en la casa conmigo. Y yo nunca había hecho nada para alarmar a mis padres de todos modos. Excepto tener relaciones sexuales con Brandon.

Pero ahora, con las cámaras rodando, yo quería lo que no podía tener. Yo quería aprovechar que mi papá me dejaría sola durante una semana. Yo quería hacer una fiesta salvaje, hacerme un porro en la tabla de picar en la cocina, hacer el amor con Brandon en la cama de mi padre. Cualquier cosa mala. Yo quería hacerlo con Joe aquí en el sofá donde se había sentado hace una hora. Todavía olía ligeramente como él, un poco de cloro y mar.

Finalmente bajaron las escaleras. Los brazos de mi padre estaban llenos del equipaje de Ashley, vociferando a través de la habitación, pero lo llamé de todos modos. Yo tenía que cuidar de mí misma y mis necesidades, porque es evidente que nadie más iba a hacerlo. "Papá, ¿si el seguro me da un cheque por correo cuando te hayas ido, me puedo comprar otro coche?".

"Me debes avisar", dijo. "Pagué para que tu coche fuera remolcado de la carretera”

Yo archivaba esta información: me había dicho donde habían ocurrido los restos del accidente. Asintió con la cabeza, tratando de no hacer ondas. "Estoy bastante segura de que puedo conseguir otro escarabajo clásico por el mismo precio que el primero."

"¡Absolutamente no!", dijo. "No hay escarabajo."

Miré a Ashley. Miró hacia el mar. Ella no lo podía ver a través de la pared de la sala, pero ella miró en esa dirección.

"¿Por qué no?" Le pregunté.

"No comprarás otro escarabajo", el dijo. "Ese escarabajo no tenía bolsas de aire. Los cinturones de seguridad del mercado de accesorios se rompieron en el impacto. Es así como te golpeaste la primera vez" Hizo un gesto a mi frente. "La próxima vez estarás muerta."

Me di cuenta de que había estado frotándome la cabeza. Bajé mi mano, respiré hondo, y le pedí de manera razonable, "Si, tú quieres que use mi dinero para un coche, pero no me dejas comprar un coche viejo que puedo pagar, ¿qué esperan que conduzca?"

Se encogió de hombros. "Tú puedes conducir mi Mercedes la semana siguiente, mientras yo no esté. El próximo verano puedes trabajar de nuevo y ahorrar más dinero. "

“¿Y mientras tanto? ¿Cómo voy a moverme? ¿Ashley se va de la escuela a casa conmigo?” No dejé que ellos vieran qué tan enojada estaba. Mi mamá me había enseñado eso. Nunca dejes que te vean perder la calma. Sin embargo, mi mamá no discutió los casos en los tribunales, mientras la gente le golpeó en la cabeza con canicas.

Ashley se rió. "Estoy segura de que todo saldrá bien", dijo, acariciando a mi padre largándose por la puerta. Tuvo que hacer un segundo viaje de arriba hacia abajo para llevar todo su equipaje. Tuvieron suerte de poner todo en su Beamer. En el extremo Ashley parecía más cariñosa conmigo de lo que ella había estado nunca antes, mientras que mi padre me miró como si fuera mi culpa que tenía que preocuparse por mí cayendo muerta de un daño cerebral, y así arruinar sus vacaciones. Yo quería asegurarles que cuando empecé la escuela hace un par de semanas, me gustaría que figurara sólo mi mamá como un contacto de emergencia. Si me caía muerta en la escuela, no tendría un número de teléfono de mi papá de todos modos.

Decidí dejar que se preocupara. Seguí mi consejo. Alegremente les dije adiós y los mejores deseos para ellos, Ashley ejecutó un giro de diecisiete puntos en el patio y atravesó la puerta. Luego me hundí en un banco de madera teca en el porche y llamé a Keke y Lila.
Julieta♥
Julieta♥


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♥FORGET YOU♥ (Joe Jonas & Tu)...ADAPTACION   - Página 3 Empty Re: ♥FORGET YOU♥ (Joe Jonas & Tu)...ADAPTACION

Mensaje por Julieta♥ Lun 23 Jul 2012, 12:26 pm

2/5



"¿Dónde estaban Mike y Joe cuando se golpearan entre sí?", Preguntó Lila desde el asiento trasero cuando Keke aceleró su Datsun oxidado a través de la cálida mañana. Tener un paseo con ellas era la mejor manera de poder pensar en la reconstrucción de la noche anterior. Pudieron ir por mí con Brandon para visitarme y robarme.

Entonces iba con ellas a la práctica de natación y hablando del equipo acerca de lo sucedido, aunque no podría competir. Y no creo que debería conducir por mí misma. El dolor de cabeza era todavía como el mármol, pero me sentía como si estuviera de pie sobre mármoles también. Podría perder el equilibrio en cualquier momento.

"No sé a dónde iban", le dije, se supone que no debería saber. Yo había estado tratando de que Lila y Keke me dijeran lo que pasó desde que me habían recogido. Era más difícil de lo que pensaba. Había admitido a ellas sólo lo que había dicho Joe: que yo no recordaba el accidente. Más que esto y yo tenía miedo de que le informaran a su madre, y ella trataría de decírselo a mi madre, pero llamaría a mi padre en su lugar, y de hecho podría hacer bien en la amenaza que me había hecho.

Las gemelas no ofrecen automáticamente un resumen de los acontecimientos. Muy frustrante. Y como yo las pida, tengo que elegir mis palabras con mucho cuidado para no regalar lo poco que sabía. No podría decir tuve un gran momento en la fiesta del equipo de fútbol o que había un momento tan terrible en la fiesta del equipo de fútbol porque lo contrario podría haber ocurrido. Después de unos segundos de una banda de chicos llorando en el reproductor de CD, me conformé con, "¡Wow, qué fiesta! La voy a recordar por el resto de mi vida. "

"¿Por qué?", Preguntaron, al mismo tiempo.

Levanté las manos como si fueran tan densas. "Por lo que sucedió. Ya saben."

"No," Keke dijo, "No lo sé. Tú nos dijiste que no podías encontrar a Brandon, y luego desapareciste. Entonces empezó a llover, por lo que Lila y yo volvimos a casa. ¿Qué pasó?"

"Oh, sólo lo de siempre," le dije.

"¿Qué fue lo bueno de lo que te acordarás por el resto de tu vida?" Insistió Lila. "Tal vez estabas más borracha de lo que pensaba, pero suena como si no hubiéramos estado en la misma fiesta."

"Me duele la cabeza", me dije por la ventana abierta. Habíamos llegado al tramo recto de la carretera a la ciudad, donde mi padre había dicho que había sido el accidente. Efectivamente, pistas negras de los neumáticos a través del camino, y vidrios rotos brillaban en la hierba. Un ciervo de pie en los árboles, masticando, mirando el tráfico.

Sacudí mi puño en él. "Estás loca", dijo Keke. Llegamos a la ciudad. La escuela secundaria y el estadio de fútbol.

Ayuntamiento. La estación de policía. La corte de justicia del condado donde mi mamá trabajaba. Una plaza de la ciudad histórica con toldos de rayas en las fachadas, incluyendo la estación de policía y la oficina de mi mamá.

Los esqueletos secos de petunias en macetas fuera de la puerta de su oficina, porque nadie estaba allí para ponerles agua. Era un poco como el centro pintoresco de cualquier pueblo pequeño, construido en una época anterior donde los turistas se preocupaban por la playa. La única diferencia era que el nuestro fue construido sobre la arena.

Keke dio la vuelta en la plaza en el Datsun, por el camino con nuevos desarrollos de vivienda: aquel en el que vivió Gabriel, donde Keke y Lila habían vivido. Después de un par de kilómetros, la impresionante entrada al barrio de Brandon apareció, una enorme fachada de una prebélica mansión con columnas de mármol de imitación pintada para que parezca que se ahogaban en wisterias. El mismo barrio fue una cuadrícula de la nueva marca - casas idénticas de ladrillo marrón- una planta, en estos lotes estrechos que había puesto la puerta de entrada en la diagonal, alejado de la puerta del garaje amplio para dos autos que dominan la parte delantera. "Y pensé que todas las casas en nuestra calle se parecían", dijo Lila. "¿Cómo se le puede encontrar aquí?" "Cuenta tres calles más terminando y luego de seis casas hacia abajo," dije. No es que me acercara mucho. Habíamos estado juntos sólo una semana, y él había estado ocupado. Yo lo había cruzado un par de veces en mi camino a casa desde la práctica de natación en caso de que se fuera. Su familia no parece ser los tipos de actividades al aire libre.

Su casa siempre estaba bien cerrada.



Hoy no teníamos necesidad de contar. Las nubes se separaron. Los ángeles anunciaron. En la franja de hierba que pasaba por su césped, un reflector de gran potencia alumbraba las vigas entrecruzadas de publicidad de su casa. Un avión sobrevoló la zona como los que arrastraban los anuncios para los turistas en la playa, proclamando BRANDON VIVE AQUÍ. Estaba de pie en la entrada de su cochera, enjabonado lentos círculos a lo largo del Buick, con su camisa.

"Se puede decir eso otra vez." Lila respiró al ver los músculos en movimiento de la espalda de Brandon. Me preguntaba lo que estranguló el ruido que había hecho que ella estaba de acuerdo con.

"Stephanie Wetzel se puede decir de nuevo", dijo Keke, asintiendo con la cabeza hacia la casa en la calle de Brandon. Una cortina de la puerta de entrada diagonal revoloteaba cerrada.

"¿Crees que nos necesite para darle un aventón a la escuela?" Le sugerí.

"Ella es la que ha estado dando paseos con Brandon," dijo Keke.

Lila la golpeó.

"Golpéela de nuevo para mí", me gruñó.

"No me refiero a ese tipo de paseo", dijo Keke. "Quiero decir, ella ha estado dando paseos con Brandon a la escuela desde que el Buick de Brandon se rompió. ¿No sabías eso?"

Yo no sabía esto. Yo no sabía que el Buick estaba roto. Eso explicó por qué no había aparecido Brandon por mi casa para una visita durante la semana. Pero no explicó por qué él no me había invitado a pasear.

"Si el Buick está tan destrozado, ¿Cómo está de nuevo fuera de la cochera?", Preguntó Lila.

Me volví en mi asiento hacia su cara. "¿Qué pasó entre Brandon y yo para ser perfecto y de ensueño?"

"Sólo si se sigue manteniendo", dijo Keke. Aparcó el Datsun en la calle porque la calle de Brandon era demasiado angosta para dos coches. "Coquetea mucho."

Me volví hacia Lila para su verificación. Ella se encogió de hombros. "Sólo estamos diciendo."

Esto no era exactamente la charla que yo necesitaba. Pero Brandon ya había dejado de fregar y su musculoso tronco giró hacia nosotras, preguntándose quién podría salir de un crujiente Datsun 280Z. Me di una última mirada en el espejo lateral. Parecía que mi maquillaje todavía cubría muy bien la contusión. Pero eché solo un vistazo. No quería que Brandon me atrapara mirándome, como si me importara demasiado. Desde mi ángulo de salida del coche, la mayor parte de mi cara estaba oculta por las palabras “LOS OBJETOS ESTÁN MAS CERCA DE LO QUE APARENTAN”

"¡Hola niño!" Grité.

“¡Hey!”, respondió él, y no miró ni siquiera brevemente hacia la casa de Stephanie Wetzel. Yo no lo vi. Keke había puesto esa idea en mi cabeza, y, ¿cómo podría decirlo de todos modos, con la luz del sol brillando sobre sus pectorales?

Caminé hacia él. Lanzó la esponja y el jabón en el balde y se reunió conmigo a medio camino, tal como se suponía que debía ser. Me envolvió en sus musculosos brazos, me estrechó y me dejó ir, corriendo la mano húmeda por mi brazo.

Le dije: “Íbamos de camino a natación (y tomamos un desvío varias millas fueras de nuestro camino), y me detuve para decirte que tuve un accidente anoche!”

Sus cejas se alzaron. “¿Con Joe?” ¡Alguien le había contado de Joe y yo en la sala de emergencia! Solo que… si eso fuera cierto, Brandon no hubiera estado frotando el dedo pulgar hacia atrás y adelante por mi antebrazo. Tal vez había oído una versión menos incriminatoria de la historia, y todavía podría hacer ver el incidente como lo que era: de la lujuria inundada por daño cerebral. Le di un puñetazo juguetón en el hombro.

“¡Ya lo sabías y no me llamaste!”

Me miró por un momento con la boca abierta. “No sabía que tú habías tenido un accidente. Sabía sobre el accidente de Joe”. Ahora veía por sobre mi cabeza hacia la casa de Stephanie Wetzel. Esto no era mi imaginación.

Se me ocurrió que estaba mintiendo acerca de algo. Yo sabía que él mentía. Había mentido a cada chica con la que había tenido sexo durante el verano. Pero yo era la única a la que le contaba sobre esas mentiras. No era a la única a la chica a la que le había mentido. Por supuesto, eso significaba que yo no sabía cómo actuaría con una chica después que había estado con ella. Él podría muy bien estar mintiendo ahora.

No, yo estaba paranoica este día. Debido a nuestra historia, la relación de Brandon conmigo sería diferente.

Éramos buenos amigos, y podíamos confiar uno en el otro. Yo sabía que había más en él que buen aspecto playero, limpieza y cuerpo musculoso. Le hablé de desviarme para evitar el ciervo y golpear a Mike y Joe.

Mientras yo hablaba, él seguía mirando hacia la casa de Stephanie. Pensé que no estaba prestando atención. Él verificó esto preguntándome: “¿Entonces, no estás molesta por lo de anoche?”

No parecía muy preocupado por el accidente. Ni siquiera me había levantado el flequillo para ver mi herida. Pero debía haber razonado que no pudo ser tan grave si yo estaba aquí hablando con él, ¿no?.

Entonces me di cuenta que, sin saberlo, estaba a punto de decirme lo que había pasado en la noche. Le pregunté con cuidado: ¿”Molesta? ¿Debo estarlo?”

“Por supuesto que no”. Frunció el ceño hacia mí, sus ojos azules mirando directamente a los míos. “Ya te había dicho que no vinieras a la fiesta”.

“Lo hiciste”, estuve de acuerdo. De eso me acordaba.

“Te extrañé, sin embargo”.

Suspiré de satisfacción. No me había dicho qué había estado haciendo anoche. Pero me había dicho lo que no había estado haciendo. Si me había extrañado, no habíamos pasado mucho tiempo juntos. Probablemente hubiéramos tenido una gran discusión acerca de haberme dejado caer en su fiesta de hombres de fútbol.

“Podrías haberlo arreglado”, le dije, dando un paso más cerca de él. Mi sandalia fue al interior de su gran pie descalzo, mi muslo al interior de su muslo. Me dolía el cuello, de pie tan cerca de él y mirando hacia arriba, me recordó haber hecho lo mismo anoche en el partido de fútbol con Joe. RESPUESTA EQUIVOCADA…

”Quiero verte”, le dije rápidamente. Verte, significa algo ordinario y sucio contigo en la parte trasera del Buick. O de cualquier auto que estuviera a mano. Se me quedó mirando tan fijamente que no estuve segura de que lo comprendiera. Le aclaré: “Quiero una repetición de la noche del lunes. Pero todavía me estoy sintiendo un poco mareada por el accidente. No creo que pueda conducir esta noche. ¿Podrías pedir prestado un coche y venir a verme después que vuelva de la reunión del equipo de natación?

Podríamos ir al parque de la playa otra vez. Camisa., opcional”. Reí mientras le deslizaba los dedos por el pecho.

Noté que el esmalte de uñas estaba pintado sobre el dedo meñique.

“Mmmmmm”, dijo. Al principio pareció un ronroneo de aprobación a mi contacto. Pero no, era un rechazo a la idea de la repetición. “Mis padres van a salir en su coche”. Y ni uno solo de mis cien amigos del equipo de fútbol puede prestarme sus ruedas. ¡Dilo!

“¿Y mañana? Insistí. “Estoy segura que me sentiré mejor para entonces, y puedes conducir el Mercedes de mi padre”.

Miró hacia su casa. “Mañana es noche de escuela. Tengo que estudiar. Mis padres me han tenido en la mierda por mis notas. Ya he suspendido un examen de álgebra”. Me pareció que podría salir conmigo mañana por la noche si estudiaba ahora en lugar de echar espuma al estropeado Buick. ¡Pero Dios sabe que los padres son raros! No quería que los padres de Brandon pensaran que yo era molesta porque había forzado el asunto.

“¿Entonces podría acompañarme a natación el miércoles a las seis?”

“Mmmmm," dijo.

“¿Escuela por la noche?” le pregunté. Se oyó amargo, y podría haberme pateado.

“Escuela por la noche”, acordó él.

“¿Podrías ponerte al día con tus estudios antes de esa fecha, ya que tienes tanto tiempo para planificarla?”

“Mmmmm" dijo.

En este momento, creo que estaba a punto de decirle muchas cosas. Pero eso sería una locura. Brandon era mi amigo. Tenía razones legítimas para verme o no. No me estaba atornillado encima. No me haría eso a mí.

“Sí, tal vez pudiera hacer eso”, se quejó finalmente. “Sé que es importante para ti”. “¿Y podría pasar por ti después? Puedo dejar que conduzcas el Mercedes”. Yo estaba bajo las estrictas órdenes de mi padre de no prestar a nadie el Mercedes. Lástima. Tendría que haber instalado a bordo una “Clyde Cámara”. Esto era importante.

“Lo intentaré”. Brandon me rodeó con su fuerte brazo. Su piel estaba caliente por el sol. Había puesto muchas veces su brazo alrededor de mí durante el verano, provocándome un agradable hormigueo. Aunque yo no quería ser su novia en ese entonces, él era la lujuria encarnada, y me encantaba cuando me tocaba. Ahora que sí era su novia, me tendría que haber sentido algo positivamente vertiginoso con su brazo a mi alrededor, una pequeña muestra de la próxima vez que fuéramos al estacionamiento.

En cambio, sentía una pequeña náusea, al igual que en la noche del lunes. Esto se debía a que nuestra relación era nueva y el sexo, nuevo para mí. Me gustaría trabajar en esto.

No importaba. Agarró mi mano en su mano grande y tiró mis nudillos uno por uno. Cuando había tratado de hacerlo durante el verano, yo había gritado y quitado mi mano.

Ahora debí haber dejado que lo hiciera, porque me sentía tan vulnerable que daba la bienvenida a cualquier muestra de afecto por parte de él. Pero con el mareo y el dolor de cabeza, simplemente no podía soportarlo. Me aparté y me sorprendió la facilidad con que mi mano se deslizó fuera de la suya.
Julieta♥
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Mensaje por Julieta♥ Lun 23 Jul 2012, 12:28 pm

3/5


Capítulo 6

"¡Tarde!" gritó Ian cuando entré por la puerta corrediza de la van del equipo de natación. Otros chicos se rieron entre dientes y se hicieron eco, “¡Tarde!”.

“Tengo un minuto aún”. Miré el reloj para comprobarlo, y reí como si no me importara. Parte de mi trabajo como capitana del equipo era supervisar y cerrar el vestuario de las chicas antes de partir. Keke se había ofrecido a hacerlo por mí hoy, pero yo no quería que el entrenador o el equipo pensaran que estaba fuera de combate, lo que sería malo para la moral. Me aseguré de que los grifos del vestuario estaban cerrados, y también las pesadas puertas. Naturalmente que era la última.

Pero después del alboroto con la queja del equipo de las llegadas tardías de Joe, de lo que me había dicho el entrenador ayer, y Joe burlándose de mí en el partido de anoche, y yo rechazando a Joe para una cita esta mañana, lo último que necesitaba era una erupción de chistes sobre llegadas tarde cada vez que hacía una aparición, como esos mensajes pop-up sugiriendo métodos abreviados para enviar e-mails. ____ aquí = chiste de llegada tarde. El chiste recordaría a Joe diez veces al día que estaba enojado conmigo. Por supuesto, no esperaba que fuera en la camioneta, pero se presentaría en la escuela en pocos días con una colección de chistes sobre llegadas tarde. Me estremecí sólo de pensar en esos fríos ojos verdes taladrando un agujero a través de mí.

Me encogí de hombros y corrí la puerta de la van, que se cerró detrás de mí. Sólo quería mezclarme entre todos, hundirme en un asiento de la camioneta y jugar mi sudoku electrónico durante los cuarenta minutos de recorrido hasta la ciudad de Panamá. Busqué en la camioneta un lugar vacio. Por lo general, había espacio suficiente para todos nosotros, así que ser la última no sería un problema a menos que hubiera quedado atrapada junto a Stephanie Wetzel, a quien no tenía ninguna razón real para que no me gustara, me recordé. Vivía en la calle de Brandon. Tenía perfecto sentido que lo llevara.

Diecisiete de nosotros, más el entrenador en el asiento del conductor, llenaban la furgoneta. Un espacio ‘con forma de ____’ debería haber permanecido en el segundo o tercer asiento. Hoy, las primeras tres filas estaban llenas, más que llenas, con chicas sentadas sobre los chicos y riendo de ello. El asiento trasero estaba vacío.

Tenía que haber algo mal en ese asiento para alejar así a la gente. Algo oscuro y sucio. Me asomé a la tercera fila para saber cuál era el problema.

Joe.

Estaba estirado a través de todo el asiento, dormido. Su pierna entablillada estaba apoyada en su mochila. Las muletas yacían en el suelo junto a él.

Para permitir que él tuviera todo el asiento, el equipo debía haber imaginado que había sido un gran esfuerzo para él arrastrarse a la escuela para el viaje aún cuando no podía competir. O se habían sorprendido por esta muestra tan sin sentido de espíritu de equipo. O le tenían miedo.

Lila chilló cuando Mike le hizo cosquillas. Joe no se inmutó ante el sonido. Su cara estaba suave, floja, los ojos ocultos bajo los pesados párpados y las pestañas largas y negras.

¿Alguien habría revisado sus signos vitales?

Joe no estaba muerto. Joe no tenía una sobredosis. Si estuviera tan mal, no podría mantener el tono muscular para aferrar el frasco de pastillas recetadas en una mano. Esto fue lo que me dije a mí misma, mis compañeros no podían ver que mi corazón golpeaba en mi pecho y yo estaba nuevamente en el dormitorio de mi madre, tratando de arreglarlo todo. Me quité la mochila, me agaché cerca de Joe en el pasillo e incliné la cabeza para leer la etiqueta del medicamento.

"Toca mi Percocet y estás muerta”.

Atendí al sonido de su voz. Sus brillantes ojos me clavaron al suelo. Y entonces recobré el uso de mis piernas y escapé de vuelta por el pasillo, corriendo antes que el entrenador encendiera la van. La discusión con Joe esta mañana era aún demasiado reciente. Y no quería continuar con lo mismo hasta la ciudad de Panamá, atrapada en el asiento trasero con él.

Di un paso en torno a Gabriel, tirado sobre el apoyabrazos, y llegué hasta el entrenador en el asiento del conductor. Examinaba un mapa de la zona, a pesar de que había crecido aquí y probablemente había conducido hasta Panamá mil millones de veces. Ian estaba sentado en el asiento de al lado, pero tenía auriculares y no podía oírme.

Me incliné para susurrar al oído del entrenador:

“Joe no debería estar aquí”.

“Él debería estar aquí. No debería tener una pierna rota. La próxima vez, golpea al ciervo”. El entrenador me miró y usó un dedo para apartar mi flequillo y ver los golpes de mi frente. Aparentemente no había hecho tan buen trabajo de maquillaje como había pensado. O podría ver cosas que Brandon no pudo. “Tú no deberías estar aquí tampoco”.

“Sí, debería”. Necesitaba averiguar dónde había estado la noche anterior. De todos modos, aún en días saludables mis mejores contribuciones eran el equipo de animación y mantener registros, y yo podría hacer eso aún con una conmoción cerebral. Probablemente.

Se encogió de hombros. “Tenemos que continuar. Tira a Jonas por la puerta hacia la calle si quieres, pero asume la responsabilidad por ello. No quiero encontrarme a su padre en algún callejón oscuro por los muelles”. Lanzó el mapa a Ian, quien salió de su trance musical y derramó su Gatorade.

El entrenador encendió el motor. No tuve elección. Conociendo su estilo de conducción, si me quedaba allí saldría por el parabrisas, sacando otro retrovisor. “Mientras estoy aquí, quiero decir algo al equipo de la fiesta a que fuimos la última noche. Así que no conduzca hasta que haya terminado, ¿de acuerdo?” Me incliné y lo miré a los ojos para asegurarme de que me había escuchado.

Me miró a su vez. “¿Qué tipo de fiesta? ¿Pasó algo malo en esa fiesta?”

Me golpeó. “Supongo”.

“No quiero oír hablar de eso”.

“Cúbrase las orejas."

Después que valientemente el entrenador cubriera sus oídos con las manos y se recostara contra el respaldo un momento, llamé a la van en general:

“¿Puedo tener vuestra atención, por favor?”

“Haaaaaabla” dijeron varios chicos.

“Bien”, dije. “Sólo quiero agradecer a todos ustedes por ir a la fiesta conmigo anoche”.

Hice una pausa, en espera de los comentarios de los chicos que me dieran pistas sobre lo que realmente había sucedido. Por una vez, la van quedó en silencio. Todo el equipo (excepto Joe) me miraba absorto, esperando que yo continuara.

“Fue una fiesta memorable”, me atreví a decir.

Se me quedaron mirando, sin parpadear, rumiando como venados.

"A pesar de que no terminó bien", finalicé.

"¡La camioneta está a punto de chocar!" Gritó Connor. "¡Rápido, Joe, sálvame!"

“¡Joe, la van va a explotar! ¡¡¡Sácame!!!” gimieron más chicos.

La mano de Joe apareció desde el último asiento, tranquilizándolos. Había perdido su atención. “De todos modos, gracias por ir a la fiesta conmigo”. Tanto para averiguar nada. Aparté de su oreja una mano del entrenador.

“Costa despejada”.

Me volví y me dirigí por el estrecho pasillo entre la puerta y los asientos, sosteniéndome con fuerza de los respaldos mientras me alejaba. El entrenador no era el conductor más seguro. Efectivamente, giró alrededor del cartel de escuela secundaria a toda velocidad y frenó en una parada justo antes de la carretera a la ciudad, lanzando toda la camioneta hacia la izquierda, incluyéndome a mí. Mis manos se deslizaron del asiento de atrás y con mis costillas magulladas descubrí cuán sólido era el borde del asiento trasero.

"¡A la mierda!"

"¿Qué has dicho?" Gritaron Keke y Lila.

"¡____!", Gritaron las chicas menores.

"Primero tarde, ahora esto", murmuraron varios chicos.

“Les ruego me perdonen”. Giré en el último asiento, encarando de nuevo a Joe.

“Lenguaje”, dijo con una ceja levantada. “Nunca te oí decir palabrotas antes”.

"Eres una mala influencia."

“Una mierda A”.

Con la creciente sospecha de que me había quedado atrapado aquí con él durante todo el viaje, traté de aligerar el ambiente. "Debe ser el daño cerebral".

“¿Por qué no me lo dijiste esta mañana? Eso lo explica todo”. Yo debería haber sabido que él tendría una frase desagradable de una sola línea O dos. “Creo que tu daño cerebral realmente ocurrió la noche del lunes, cuando lo hiciste con Brandon.”

Yo sabía que estaba dolido, pero esto era demasiado. No podía insultar lo que yo tenía con Brandon. Traté de patear el suelo del pasillo de frustración, pero mi sandalia se pegó al suelo sazonado con una década de derrames de Coca Cola.

“¿Te amarga mucho?”

“Oooooh," dijeron Connor y Nate, inclinados sobre el asiento de atrás para vernos, como si fueran un par de ciervos viendo la carretera. Poco a poco se hundieron en el asiento, y Joe y yo estuvimos solos otra vez. En términos relativos. Pues Joe había cerrado los ojos. Me ignoraba.

Julieta♥
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♥FORGET YOU♥ (Joe Jonas & Tu)...ADAPTACION   - Página 3 Empty Re: ♥FORGET YOU♥ (Joe Jonas & Tu)...ADAPTACION

Mensaje por Julieta♥ Lun 23 Jul 2012, 12:31 pm

4/5




Lo observé durante unos segundos más. Miré el suelo. ¿Sería un riesgo sentarme allí? La goma acanalada se veía más oscura con manchas, trozos de papel y granos de arena incrustados, lo que significaba doble adhesivo de sustancia desconocida. Coca Cola era optimista. Pero no fue lo pegajoso lo que me hizo decidir. Fue que mis compañeros me vieran sentada en lo pegajoso. En el suelo, debajo de ellos, como una tonta. Porque Joe Jonas no se molestaría por mí.

"Joe", le dije. "Escucha. No puedes tomar un asiento entero. "

"Sí puedo", dijo sin abrir los ojos. "Mi pierna está hinchada y se supone que debo mantenerla elevada. ¿La cabeza o los pies? Elije uno”.

Miré dubitativa su férula y su pie sano, los cuales parecían razonablemente limpios. Sus maltratadas sandalias deberían estar en algún lugar en el suelo. Una vez más, no me importaría demasiado tener sus pies en mi regazo.

Era la idea de que otras personas vieran sus pies en mi regazo. Una chica sana, con alta autoestima, no permitiría que esto sucediera.

Pero no había olvidado la extraña manera en que Brandon podía o no podía haber actuado cuando mencionó el accidente de Joe. ¿Sospechaba que Joe y yo habíamos estado mimándonos en la sala de emergencias? ¿Era celoso? Si sostenía la cabeza de Joe en el regazo durante cuarenta millas, Brandon se enteraría.

La camioneta frenó bruscamente.

Todas las chicas gritaron. Agarré de nuevo el asiento con ambas manos para no salir volando por el pasillo. Joe no tuvo tanta suerte. La longitud de su cuerpo golpeó el asiento de regreso de una sola vez, y cayó al suelo encima de sus muletas.

"¡Entrenador!" gritaba todo el mundo.

"Malditos ciervos en el camino," gritó el entrenador. En realidad estábamos en un semáforo.

"Punto entendido," grité. "Ya basta". Me deslicé por el asiento y extendí una mano para ayudar a Joe, quien se levantó con cuidado del suelo. "¿Estás bien?"

"Gracias a Dios por el Percocet." Hizo caso omiso de mi mano. Pero preguntó, "¿estás bien?"

"Esta vez."

"Bueno, casi estamos en la vía cuatro. Siéntate de una maldita vez antes que el entrenador te mate." Joe se arrastró de nuevo al asiento. Era precisamente tan alto como lo había sido antes de caer, y asimismo había el mismo poco espacio para mí.

Así que bordeé el asiento de nuevo con mi mochila por delante, tratando de no pisar sus muletas. Cuando me puse a la par con su cabeza, deslicé suavemente el brazo alrededor de sus hombros y lo ayudé a incorporarse. Él no se resistió, pero tampoco ayudó. Era pesado. Me deslicé en el asiento, crucé las piernas debajo de mí, y puse su cabeza en mi regazo.

Caminaba una fina línea aquí. Confiaba en Brandon, pero ¿qué pasaba si Stephanie Wetzel realmente estaba tras él? No quería darle ninguna munición que ayudara para que Brandon y yo rompiéramos.
Por otro lado, quería gustarle a Joe. Tanto como podría gustarle ahora que aparentemente lo había seducido y luego plantado en un período de doce horas.

Él sabía demasiado acerca de mí y mis problemas, y era demasiado tiro al aire para que se le permitiera salir al mundo con un rencor hacia mí.

Todo el mundo esperaría que cuidara de él mientras estaba herido. Así era como funcionaba yo. Y mientras que él había mantenido nuestro secreto, nadie supo lo que había ocurrido entre nosotros en el choque o en el hospital.

Bajé la vista hacia él en mi regazo. Él cerró los ojos, adolorido y agobiado. Para mí esto no decía Percocet. "Joe."

"____," dijo tranquilo. Su tranquilidad goteaba sarcasmo.

"¿Estás bien? No pareces estar bien."

Se lamió los labios, apenas un pequeño trazo rosado, arriba y abajo. "No quería tomar estas píldoras porque son adictivas. Me será bastante difícil conseguir una beca de natación después de todo esto. Lo último que necesitamos es una adicción a calmantes. Pero en el hospital me advirtieron que si esperaba hasta que el dolor sea insoportable, las píldoras no lo aliviará."

"Oh." Mi conmoción era bastante mala. Sólo podía imaginar cómo se sentiría la pierna rota de Joe cuando desaparecieron los efectos de la intravenosa, aun no había tomado Percocet, y se daba cuenta que estaba atrapado.

Puse mis dedos a ambos lados de su frente y le froté las sienes. A pesar de estar boca abajo, me di cuenta de que reaccionó adecuadamente. Se inclinó hacia mis dedos, tensándose ante la presión y relajándose al mismo tiempo. Se quedó inmóvil. Lo seguí masajeando por mucho tiempo. Su piel estaba caliente.

Por último, metí la mano en mi mochila en el suelo y me enganché mi sudoku electrónico. Ahhh, todavía tenía problemas, pero nada más urgente que dónde iba el nueve en la grilla. Los minutos pasaron. Las conversaciones en el bus se convirtieron en un zumbido adormecedor. La furgoneta llegó a la ruta cuatro.

Justo cuando ya había agotado mis posibilidades horizontales en la grilla, Joe suspiró. Sin abrir los ojos, rodó sólo lo suficiente como para volver la cabeza hacia el otro lado de mi pierna. Volví al sudoku. La tierra de números fue dura, con enormes columnas blancas en una habitación blanca, pero familiar y predecible.
Aquí me relajé, moviendo los dedos del pie en la arena.

Todavía no había agotado mis posibilidades verticales cuando volvió a suspirar. Esta vez, cuando volvió la cabeza, la sacudió un poco como para poner la mayor cantidad de negro pelo largo detrás de él para amortiguar el duro cráneo en el hueso más fuerte de mi pierna.

La camioneta se estaba congelando. El entrenador no jugaba cuando encendió el acondicionador de aire. Pero me quité la sudadera del equipo de natación—con cuidado para no despertar a Joe. Lo doblé en cuatro.

Hice una pausa, con la camiseta en una mano, la otra lista junto a la cabeza de Joe. Ya estábamos ocupando juntos el asiento trasero de la camioneta. Él yacía en mi regazo.

Poner la sudadera debajo de su cabeza sería el siguiente paso para ponerlo más cómodo. Era lo menos que podía hacer después de lo que habíamos pasado juntos anoche. Sin embargo, mis brazos se estremecieron y mi rostro se acaloró. Por primera vez me alegré de no estar usando una sudadera en la furgoneta. Levanté la vista para ver si alguien me observaba. No parecía posible que pudiera ruborizarme así sin razón.

Catorce espaldas estaban vueltas. Incluso quince y dieciséis no me prestaban atención. El brazo de Mike y Lila luchaban con los codos en un libro de texto de cálculo, lo que me pareció raro. Había traído sus tareas de cálculo al autobús. Yo por lo general terminaba mis tareas de cálculo durante la clase, aunque a veces hacía problemas adicionales por diversión. Y Mike en realidad le estaba hablando a Lila. Mike nunca hablaba.

Pero nadie me estaba mirando.

Suavemente recogí la cabeza de Joe con la mano y deslicé la sudadera debajo.

Mientras le bajaba la cabeza, sus ojos se abrieron. Un color verde intenso miró hacia mí en el sol de la tarde que entraba por la ventana trasera de la camioneta.

Y entonces, él se había ido de nuevo, con la cabeza girada sobre la sudadera de almohada.

Agarré el sudoku y tecleé para volver a encenderlo. Pero ahora no me sentía cómoda al sostener algo tan cerca de la cara de Doug. La U.S 98 no era la carretera pavimentada más uniforme, y no quería golpear su nariz con mi electrónica, además de golpear su pierna con mi Bug. Tampoco me sentía cómoda tocándolo. No había lugar para poner mis manos. Las metí debajo de mis muslos.

Y bajé la mirada hacia Joe, drogado, durmiendo duro. Una negra barba de tres días apenas sombreaba su labio superior, mentón y mejillas. Tenía los ojos cerrados, pestañas largas, labios suaves con el sueño. Era un chico hermoso. Era difícil imaginarlo yendo a detención de jóvenes en noveno grado, o siendo suspendido en décimo grado por luchar en el pasillo fuera de la clase de historia, o llamándome niña mimada anoche.

A pesar de que llevaba su propia sudadera del equipo de natación, tenía frío. Sus brazos estaban cruzados con fuerza sobre el pecho. Su camiseta se apiñaba en torno a sus costillas y se detenía allí, exponiendo una extensión plana de estómago bronceado y una V de pelo negro y fino que se iniciaba alrededor de su ombligo metido y apuntaba hacia abajo.

Me pregunté si el cabello rubio espolvoreaba el vientre de Brandon, y si él era de ombligo hacia adentro ó hacia fuera. Lo había visto sin camiseta un montón de veces. En las calurosas tardes detrás del mostrador de los mostradores de concesiones en Deslízate con Clyde, a veces, se había descubierto el pecho. Mi papá le permitía hacer esto porque de esta manera vendíamos mucho más helado.

Y había frotado el pecho desnudo de Brandon no hacía ni media hora. Pero todo lo que había notado siempre era lo grande, musculoso y moreno que era. Pequeñas cosas como el pelo fino y su ombligo no se me había ocurrido.

Era extraño cómo podía compartir el último momento íntimo con un chico sin ningún tipo de intimidad en absoluto.

Él ni siquiera se había sacado la camiseta cuando lo habíamos hecho el lunes pasado. Siempre había pensado que mi primera vez que sería más que un evento, con más anticipación. Brandon había tenido suficiente sexo con bastantes chicas diferentes como para que el sexo conmigo no alcanzara el estatus de evento.

Pero sabía que llegaríamos allí. Nunca nos había imaginado como una pareja antes, pero ahora que compartíamos este vínculo, podía vernos permaneciendo juntos a través de la graduación de la escuela secundaria e incluso dentro de la universidad si él conseguía su beca de fútbol americano de la FSU.

Joe no tenía a nadie. Aparte de esa chica de Destin, nunca lo había oído pedirle a alguien de salir desde… bueno, yo, en noveno grado. Me pregunté si alguna vez él había tenido relaciones sexuales.

A pesar de mí misma, mis ojos viajaron de vuelta a su plano vientre espolvoreado con fino pelo negro. Desde debajo de sus pantalones cargo cortos se asomaba la cintura en tonos grises de su ropa interior. Me preguntaba si eran calzoncillos boxer o boxers de franela a cuadros tal vez, pero yo no pude ver más allá de la cintura. Su ropa interior desaparecía en la oscuridad.

Ahora no era sólo mi cara la que ardía y mis brazos los que hormigueaban. Me hormigueaban lugares que Joe no estaba ni cerca para tocar, así que ¿por qué me sentía culpable? Esto no tenía nada que ver con Joe. El hormigueo incongruente debía ser lo que pasaba cuando tenías relaciones sexuales por primera vez y luego tenías una conmoción cerebral y pensabas que volverías a tenerlas pero no lo hacías, y después descubrías que no estarías a solas con tu novio por lo menos por unos días más. Es decir, daño cerebral.

Con un suspiro volví a la camioneta del equipo de natación sacudiéndose a través de las ‘reparaciones’ en U.S. 98 que había hecho más daño que bien. Joe acurrucó la mejilla más profunda en la sudadera en mi regazo, pero no se despertó.

Luego levanté la vista a Stephanie Wetzel quien me estaba mirando desde la parte trasera del segundo asiento. Me pregunté cuánto tiempo me había visto mirar los pantalones de Doug, y la rapidez con que esto llegaría a Brandon.

Mirar no es hacer trampa. Brandon me había dicho esto un millón de veces en nuestra hora de almuerzo en Deslízate con Clyde. Parecía profundamente absorto en relatarme sus problemas acerca de la última chica que le gustó mucho. Luego sus ojos seguían el culo de una chica completamente diferente a través de todo el patio de comidas, y yo lo golpeaba juguetonamente por ser un hipócrita. Mirar no es hacer trampa, decía. La única diferencia era que las chicas le devolvían a Brandon la mirada y le daban una sonrisa de complicidad. Joe no tenía idea de que yo estaba mirando, y si lo sabía, sólo se reiría y diría algo en esa azucarada y dulce voz sarcástica que tenía.

____ Commander piensa que soy hot. Hoo-ray.

Salvo que él me había invitado a salir esta mañana.

Al final me dejé de torturar y me permití mirarlo. Stephanie no podía saber lo que estaba mirando. Podría decir que estaba mirando al espacio.

Y Joe era mucho más interesante que el paisaje blanco de números del sudoku. El paisaje de números me hacía sentir más cuerda y los contornos del cuerpo de Joe me hacían sentir menos cuerda. Pero en esta locura controlada tal vez podría exorcizar lo que me estaba comiendo. Dejé que mis ojos y mi mente vagaran.
Julieta♥
Julieta♥


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Mensaje por Julieta♥ Lun 23 Jul 2012, 12:33 pm

5/5




"¡VAMOS, LYNN!" grité. Si ella pudiera encontrar un ápice más de energía en su interior, podría ganar el tramo de 100 de mujeres. Pensándolo bien, grité, "¡Vamos, Stephanie!"

Ella también era parte de este calor, y no quería que nadie pensara que la estaba insultando porque ella estaba dando los paseos a mi novio.

Pero antes de que Stephanie o Lynn tocaran la pared, me hundí en la grada de la primera fila. Me había sentido desorientada desde que había seguido a Joe cojeando en este natatorio imaginario. Yo había pensado que el problema podría ser que por primera vez desde que me había unido al equipo universitario, estaba en las gradas con gritones amigos y padres de cinco escuelas, en lugar de en el vestuario, preparándome para nadar. O que en vez de centrarme en la piscina delante de mí, mi mente estaba en Joe yaciendo en la tribuna detrás de mí, aún medio dormido. Ahora que me estaba mareando mucho, me decidí a animar desde una posición sentada por el resto de las eliminatorias.

Mis músculos se tensaron. Me dolía el cuerpo al estirarme y nadar. Vi a mis compañeros tan cerca bajo el agua con ellos. Podía sentir a sus músculos trabajando, quemando y estirando, y el agua fría jurando al rededor de sus cuerpos. Puedo decir lo rápido que estaban trabajando antes de verlos. No tomé nota en mi portapapeles porque el centro de la escuela le daría al entrenador la impresión a computadora, pero era la clave para estimarlos automáticamente.

Incluso aunque no había visto el reloj, sabía que pasaría a los registros personales. Y no porque tuviera un reloj interno que construí para asistir a las practicas, sino porque conocía a mis compañeros, la forma en que se movían cuando estaban, apunto, de cansarse, o si estaban distraídos. Eso incluía a Joe. Antes de que los chicos tocaran la pared de los 200 libres, sabía que eran más lentos que Joe quien era el mejor, que había superado a todos en la temporada antes de tener el accidente.

Apuesto a que Joe nunca vio a alguien así.

Al final del encuentro, el dolor de cabeza regreso. Estaba algo divertida ahorita. Viendo a Connor e Ian al final, sentí una punzada en su primer turno.

En su segundo turno sabía que el culpable era el dolor de cabeza y no el hecho de que miraba el agua por demasiado tiempo con mis cejas fruncidas. Por su tercer turno la pelota de golf estaba de vuelta, golpeando contra el interior de mi cráneo. Por su cuarto turno estaba mirando el reloj para ver si la recomendación de cuatro horas entre medicamentos había transcurrido desde la última dosis de analgésicos que había tragado durante el encuentro. Me quedé en mi esfera del reloj por un largo tiempo. Las personas con conmociones cerebrales necesitan uno digital.

El calor terminó. Todo el mundo sabía lo que significaba el final hacia el conteo de puntos. Los aficionados del equipo salieron de las gradas, animando a quien se había ganado el encuentro. Llegamos en tercer out de cinco años. Normalmente me habría ido con mis compañeros en el vestuario y puteado con ellos sobre el arbitraje, y que una chica de Apalachicola que era como una criatura de la laguna Negra, y el hecho de que hubiera ganado o por lo menos vienen en segundo si hubiéramos tenido a Joe.

El dolor de cabeza me anclaba a mi asiento. No podría resistir el sonido cada vez mayor de los gritos de las animadoras en el vestuario. Y si Mike cantaba el falsete boy-band en la camioneta, lo mataría.

Cuatro niños de otras escuelas llamaban a Joe. Él pasó junto a mí, los animadores en las gradas lo señalaron. Señalaron a su férula. Asintiendo con la cabeza y luego rieron. Habían llegado a la reunión esperando que Joe perdiera. No podían creer su suerte. Querían saber cuánto tiempo estaría fuera, es decir, cuánto tiempo sería su suerte. Sabía que aunque yo no los oía. Sus voces se mezclaban con los ecos de la multitud en el natatorio.

Cada palabra sonó cinco veces.

De pronto los dedos de Joe estaba bajo la barbilla, inclinando la cara para que pudiera mirarme a los ojos. No tenía idea de cuánto tiempo había estado en cuclillas delante de mí, apoyado en sus muletas.

"Por eso he venido", dijo. "Pensé que se estaba juntando la adrenalina esta mañana, que había esa noche del accidente. Y sabía que ibas a venir a la reunión, porque eres una idiota. "

"Me encanta cuando hablas sucio." Esto no era lo que debía decir. Joe me decía que se preocupaba por mí. Había venido a la reunión para verme. Debía decir lo correcto y entonces tendríamos un poco de conversación. Él se sintió reconfortado porque había conectado con otros seres humanos en la pequeña forma que era la única manera que Joe siempre se relacionada con nadie. Había cojera de nuevo a la furgoneta y se quedan dormidos a los sueños dulces. Yo no podía pensar en lo que se debe decir.

"Ve a tomar Tylenol", me dijo.

"No puedo" le susurré. "No serán las cuatro horas hasta dentro de una hora"

"Vas a tomar Tylenol", dijo con la voz severa de mi madre cuando me habló de nuevo.

Encontré la botella en mi mochila y me tragueé tres pastillas con agua. Se quedó tranquilo contra la pared de bloques de cemento pintadas (ah, agradable y fresco) y se quedó mirando al espacio por un tiempo. Siguió a mis compañeros de equipo a la camioneta. Se apoyó en gran medida de cada asiento al pasar. Gracias a Dios el asiento de atrás estaba vacío. Todavía habría que discutir sobre ello con Joe, pero al menos podría argumentar acostado. Era la bienvenida a compartir el asiento conmigo. Acostarse en el hacinamiento no le molesta. Con
Percocet de su lado, podía dormir un poco




tal como prometi
maraton!!!!!
disfrutenlo :D
Julieta♥
Julieta♥


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Mensaje por Yhosdaly Lun 23 Jul 2012, 4:15 pm

Me fascino el capi, aunq minimo me esperaba un beso :(
Pero bueh....
Espero con ancias ese beso!
Quiero mas accion entre joe y la rayis!
Y ps si hay q admitirlo Tienes palabra! Lo cumpliste!
Mil Gracias por el maraton! Besoss!
Siguelaa
No es q porque como hiciste maraton duraras siglor sin publicar! Espero los capis!
Attt: tu mega fiel lectora! Amo tu nove! Cada dia soy mas adicta! :D
Yhosdaly
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Mensaje por Yhosdaly Mar 24 Jul 2012, 9:32 pm

SIGUELAA

CHICAS COMENTEN POR DIOS
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Mensaje por Julieta♥ Sáb 28 Jul 2012, 9:14 am

Capítulo 7





"¡____! Joe! "

“¿Qué?”, me quejé en el asiento. Por la forma en que mi cara se resistió al movimiento, me di cuenta que la textura del tapizado se había impreso en mi piel.

“¡Capitán Anderson!”, cantó Keke.

Capitán Anderson, en Panamá City, mi restaurante de mariscos – fue la trampa favorita para turistas. Y no había manera de que yo bajara de la furgoneta. Mi dolor de cabeza había desaparecido, pero estaba dormida.

Totalmente. Lejos de la ciudad al lado del mar.

“Púdrete”, dijo Joe. Su voz llegaba desde la derecha. Yo estaba acostada sobre mi estómago, así que él debía estar acostado de lado en el asiento trasero.

Se hizo un silencio sofocante. A pesar de que había caído la noche, en la camioneta hacía demasiado calor con el acondicionador de aire apagado. Bienvenidos a Florida.

Joe se deslizó a lo largo de mi cuerpo, hasta un extremo del asiento, sin molestarme. Ahora que había muchos asientos disponibles, querría el suyo. Bien. Me extendí a lo largo de todo el asiento, como un cubo de hielo que se funde, derritiéndome más aún cuando mis dedos tocaron la tapicería aún caliente por su cuerpo. Soñar con él era mejor que la realidad.

Un crujido y un ruido sordo. Abrió una ventana, luego otra.

Su peso aplastó el asiento mientras se deslizaba a mi lado otra vez. Era sensato que volviera. Tendría que dormir conmigo cuando el equipo subiera a la camioneta, de cualquier manera. Y si se sentía tan mal como yo, querría moverse lo menos posible.

Volví a mis sueños sobre él. Probablemente, él no pudiera evitar que su rodilla tocara mi muslo.

"___", dijo, alcanzándome en el escarabajo. Me sacó y me llevó por el césped. Detrás de nosotros, el escarabajo explotó (el ciervo se había alejado, y nos miraba por encima del hombro a través de los árboles). Aún tan alto y sólido como era Joe, la onda expansiva lo arrojó al suelo. Se retorció en el aire, por lo que sufrió la peor parte del aterrizaje, y el mío fue amortiguado por la parte superior de su cuerpo.

"Joe, lo siento", murmuré.

"No es culpa tuya -susurró-. "Calla". Su rodilla apretó mi muslo. Su rodilla empujó mis muslos abiertos mientras su lengua abría mi boca. Me besó con fuerza en la lluvia suave. Me estremecí.

Tomé aliento por la nariz cuando la furgoneta volvió a la vida a mi alrededor. Sin abrir los ojos, sabía exactamente qué había sucedido. Había sentido frío cuando el entrenador encendió el aire acondicionado, y me había acurrucado contra Joe. Reconocí su aroma a mar y cloro. Ahora habíamos aparcado en la escuela secundaria. Las luces estaban encendidas, y el equipo recogía sus bolsas y arrastraba los pies hacia la puerta.

Probablemente, cada uno de ellos se había asomado al asiento de atrás para ver lo que Joe y yo estábamos haciendo.

Pero tal vez Joe no sabría que me había arrimado a él. A lo mejor, aún estaba dormido y yo no tenía nada de qué preocuparme. Abrí los ojos.

Él me estaba mirando.

Salté de la sorpresa.

“Lo siento”, me dijo. “Quería asegurarme que tus pupilas tuvieran el reflejo normal”.

Empecé a sentarme despacio, pero algo me sujetaba. Los largos dedos de Joe rodeaban mi brazo. Su pulgar me apretó la muñeca.

“Controlando tu pulso”. Me dejó ir. “Ahora está más acelerado”.

¿Me estaba diciendo que sabía que había soñado con él? Le pregunté como al pasar:

“¿Qué podría decirte mi pulso, de todas maneras?”

“¿Acaso parezco un médico?” Se inclinó hacia abajo. Me incliné también, para tomar sus muletas por él, pero ya las había levantado del suelo.

Rengueó por el pasillo. En la puerta corrediza se detuvo para decirle algo a Keke. Ella asintió con la cabeza.

Luego apoyó con cuidado los extremos de las muletas en la acera afuera de la camioneta, y se lanzó hacia abajo. No pude verlo caer, pero le oí gritar:

"¡Carajo!"

“____, amiga”, me llamó Keke. “Vas a pasar la noche con Lila y yo para que podamos cuidarte”.

Gabriel dijo algo de chicas en acción. Lila pasó por más de dos asientos para darle una bofetada. Todos los que permanecían en la camioneta se reunieron alrededor de ellos para ver. Es decir, todo el mundo, a excepción de Mike. Justo frente a mí, se inclinó para guardar sus pertenencias en la mochila, luego se volvió hacia la puerta.

Cuando se volvió, me miró directamente. Luego miró hacia otro lado con tanta rapidez que yo diría que sus ojos simplemente daban un vistazo cuando salía de la camioneta.

Pero yo lo había visto. Y él se había ruborizado. Como si hubiera visto todo lo que yo había hecho a Joe en la hierba, junto a los restos del accidente, y se sintiera avergonzado de que yo hubiera hecho tal cosa al tiempo que tenía una relación con Brandon.

O como si estuviera enfadado. Joe le había pedido que mintiera a todos, incluyendo a Brandon, y fingiera que no había visto lo que habíamos hecho.

O… como si quisiera salir de la camioneta antes de que yo pudiera hacerle cualquier pregunta sobre el accidente.

Como si él supiera algo que yo no sabía.

“Vamos, chica”. Lila me empujó.

“No puedo quedarme con ustedes”, murmuré. “Mi papá me espera en casa”.

“Joe dijo que tu papá se ha ido y tu mamá está fuera de la ciudad, y que nosotros tenemos que mantener un ojo sobre ti”.

Tu mamá está fuera de la ciudad. Me reí de ese eufemismo. Por lo menos Joe no había soltado la lengua sobre ella. Mientras nadie supiera nada, yo podía seguir fingiendo que no había sucedido.

“Mi papá espera que vaya a casa”, insistí. “Tiene maneras de controlarme”.

“Llámalo”, dijo Lila. “O haremos que nuestra madre lo llame si no te cree

Agité ambas manos desechando esa idea. Su madre se enteraría de que mi papá se había ido y que mi mamá no estaba. Informaría a Servicios de Protección Infantil.

”Entonces hazle un mail y dile lo que estás haciendo y por qué”, dijo Lila. “Escribe un mensaje y yo tomaré una foto de ustedes dos pareciendo…”

“…drogadas”, dijo Keke.

Tomé el teléfono de Lila, tipeé el correo electrónico de mi papá y el mensaje, “Estoy jodida”, y se lo entregué de nuevo.

"¡____!" gritó ella.

Keke arrebató el teléfono de Lila y miró la pantalla.

“Vas a conseguir enterrarte a ti misma. No más idas al estacionamiento con Brandon, nunca más”. Apretó una tras otra las teclas con el pulgar, volviendo atrás.

“Hablando de eso”, me lamenté, “¿creéis que alguien se hizo alguna idea equivocada acerca de joe y yo aquí atrás?”

Me miraron sin comprender. Lila sugirió: “¿Cómo si…?

“Como si Stephanie Wetzel le dijera a Brandon…”

Keke sugirió: “¿Qué…?

“Que Joe y yo estábamos…algo así”.

"¿En serio?" gritó Lila.

"¡No!" Me lamenté golpeando ambas manos sobre mis orejas.

Lila se rió histéricamente. “¿Tú y Joe? ¡Ni de casualidad!”

Keke me palmeó comprensivamente la rodilla. “No, nadie sospecha que estabas haciendo algo con Joe Jonas. Te pegaste en la cabeza más fuerte de lo que pensábamos”.

He vivido siempre en el océano. Es decir, frente al mar, con el ruido de las olas ahogando la TV cuando se abren las ventanas. Pero nunca, nunca, di el océano por sentado, porque la mayoría de la población de nuestra ciudad
vivía tierra adentro. Por ejemplo Keke y Lila.

Me desperté en el sofá a una hora normal por la mañana, o sea, muy pronto. Mucho antes que otros adolescentes, que me habían contado que dormían hasta la tarde los fines de semana. Yo no entendía esto.

Tenía que hacer las tareas escolares, libros para leer, datos para ingresar. Los hermanos menores de Keke y Lila ni siquiera estaban viendo los dibujos animados aún.

Ahora mi dolor de cabeza era lo bastante fuerte como para tomar analgésicos, pero no tanto como para que debiera cuidar de no mover la cabeza demasiado rápido. Estaba volviendo a la normalidad. Aproximándose a mi rutina normal. La rutina es importante.

Desde que mi mamá trató de suicidarse, tener una rutina aseguró que mi vida siguiera siendo perfectamente normal.

A primera hora de la mañana, en la casa de mi papá, siempre salía al balcón para observar el océano y respirar la brisa.

Aquí, después de quitar las piezas de Lego pegadas a mi cara, me acerqué a la puerta del patio trasero.
Había estado aquí muchas veces. Yo debería haber sabido hacia qué dirección se orientaba la casa. Pero era un laberinto, un barrio como el de Brandon aunque menos estructurado, curvas sinuosas en vez de ángulos rectos en las calles. Siempre me confundía al venir aquí.

Y esta mañana, bajas nubes grises cubrían el cielo, casi como si fuera invierno. ¿Dónde estaba el parche brillante que indicaría el este y el sol? No tenía idea hacia qué lado estaban el sur y el océano.

Precipitándome por la puerta trasera y dando vueltas en aquel jardín de gnomos, ahogué un grito y golpeé mis manos sobre la boca. No tenía orientación. Contuve la respiración para no entrar en pánico. Mi corazón latía en mi pecho. Las lágrimas me picaban en los ojos.

Finalmente me di vuelta hacia la casa. Uno de los hermanitos de Keke y Lila estaba en la puerta abierta, con un pañal de Superman y un elefante rosa bajo el brazo, mirándome. OH, yo sabía lo que estaba sintiendo, observando a una persona grande volverse loca.

Sorbí y pasé rápidamente mis dedos por mis ojos para secarlos.

“¡Buenos días!”, lo saludé. “Acabo de darme cuenta de que he perdido algo. Pero no te preocupes. Lo voy a encontrar”.

Superman me miró recelosamente.

“¿Quieres ayudarme a preparar el desayuno?”, le pregunté, imitando el entusiasmo de Keke.

Eso alejó su pensamiento de mi errático comportamiento. Pronto se nos unió una princesa del pañal en la cocina.

Terminé haciendo el desayuno para lo que parecían ser quince o dieciséis niños.

Me gustaban los niños. Yo animaba las fiestas de cumpleaños en el parque acuático, y por supuesto como salvavidas veía niños todo el día. Pero en “Deslízate con Clyde” soplaba el silbato cuando necesitaba su atención. Les daba indicaciones con una inclinación de cabeza, y seguían mis órdenes porque les daba miedo con mi cara severa y mis ojos ocultos detrás de las gafas de sol.

Por el contrario, estos niños no entendían el sentido de “¡No hagas eso!”. Limpié un montón de harina del suelo de la cocina, y sin quererlo pensé realmente en el medio hermano o hermana que tendría pronto. El bebé de Ashley nacería el día de San Valentín.

Después leí a los chiquillos hasta enronquecer. Pero sólo podía soportar un poco de esto. Quería ir a mi casa. No tenía artículos de tocador, excepto lo que llevaba en la mochila, y era demasiado alta para usar ropa de Keke y Lila.

Más que eso, quería saber qué me había sucedido. Y eso requería una visita al lugar donde me había accidentado.

“¿Tu mamá va a demandar a Mike?”, preguntó Keke. Mis amigos agrupan a todos los abogados en la misma categoría, y hacen muchas bromas siempre preguntando si mi mamá iría a demandar a las personas.

Mi mamá era defensor de oficio. Nunca había presentado una demanda en su vida (desilusionando a mi padre, quien decía que sólo una niña mimada iría a la escuela de leyes todos esos años para optar por hacer tan poco dinero como fuera posible).

Me alegré de que Keke preguntara esto, sin embargo. Significaba que pensaba que mi mamá seguía trabajando.

No había salido en las noticias todavía.

“No, el accidente no fue culpa de Mike”, le dije. “O mía. Mamá quiere que tome algunas medidas mientras la evidencia está todavía aquí. Podría conseguir más dinero del seguro”.
Odiaba mentir a mis amigas, sobre todo cuando habían cuidado de mí anoche y me estaban ayudando ahora.

Estaba comenzando a desesperarme.

Viendo las marcas de las ruedas en la carretera, estacioné el Datsun de Keke y Lila en la vereda. Sacaron cubos y las hojas de cartulina que había comprado en la farmacia y en que había impreso “EQUIPO DE NATACIÓN – ESCUELA SECUNDARIA”, para recaudar fondos. No esperaba ganar dinero. Los carteles eran para que los coches bajaran la velocidad y evitar que me aplastaran mientras hacía mi investigación.

Me quedé con Keke cerca del Datsun. Lila se alejó unos cien metros por el camino para detener el tráfico desde esa dirección.

Caminé despacio detrás de ella, tratando de no forzar mi cerebro aún frágil. Era extraño caminar por un lugar por el que había conducido más de un millón de veces. Los olores eran diferentes, asfalto fundido, hierba caliente. Los sonidos eran demasiado diferentes: el murmullo de mis pasos a través de la hierba alta, chirridos de pájaros, zumbido de insectos, el barrido del viento en los árboles. Y crujidos. Miré hacia abajo. Mis sandalias pisaban pedazos de los faros de mi escarabajo sobre el suelo arenoso. O de los faros del Miata de Mike –ése era el asunto. Llegué a las marcas de neumáticos en la carretera.

Miré a un lado y otro de la carretera antes de aventurarme en ella. Lila estaba en su lugar con su cartel. Keke ya había detenido a un tonto en una pick up. Tranquila de que no sería atropellada, seguí las marcas de los neumáticos al lugar donde se cruzaban con otra serie de marcas y los coches se habían tocado. Las marcas no eran muy largas. Mike y yo habíamos sido sorprendidos. No se podía ver bien en la oscuridad y la fuerte lluvia, y el ciervo salió de la nada.

Eso era lo que había ocurrido. Eso era lo que reconstruía en mi mente. Pero mi memoria estaba tan en blanco como lo había estado ayer cuando me desperté. Empezaba y terminaba con Joe.

Un viento frío soplaba a mi espalda en ese momento, empujando mi cola de caballo hacia delante sobre mi hombro. El día seguía nublado. A pesar de que el aire era cálido como de costumbre, esta brisa fresca se mantenía arrastrándose sobre mí. Las nubes grises se enredaron con turbulencia, y llenaron el antes inocuo día en el campo con presentimientos. Cuando las túnicas comienzan a ondular en las películas sobre hechiceros, siempre significa algo ominoso.

Me estaba asustando a mí misma de nuevo.

Sacando la mini cinta métrica del padre de Keke de mi bolsillo, fui al borde exterior de la marca de neumáticos y caminé a lo largo de la cinta de metal, evitando que se enrollara hacia mí, hasta que alcancé el otro borde exterior de la marca, y observé la medida. Sesenta pulgadas y media de ancho. Este era el coche que venía desde la dirección de la casa de Brandon. Cuando volviera a casa, buscaría en Internet si este ancho correspondía a un escarabajo o a un Miata. Entonces al menos sabría desde qué dirección venía yo conduciendo. Simple.

Para triangular mis datos, puse la cinta métrica en el borde exterior de la marca de neumáticos del segundo coche y calculé el ancho de la misma manera. Este era el coche que venía desde la playa.

Sesenta pulgadas y media. Ambos coches eran del mismo ancho.

”¡Joder!” El pánico brotó en mi interior y mi corazón golpeaba contra la pared de mi pecho, tratando de escapar.

Cálmate, cálmate, me dije a mí misma. No podía desfallecer aquí, a la vista de Keke y Lila. Encontraría alguna otra manera de entender lo que me había sucedido, y entonces mi vida estaría en orden. Me dije esto, pero mi corazón se aceleró en lugar de calmarse. Estaba al borde del pánico, con el cielo todavía nublado y la vista desde el sur y el norte de la carretera pareciendo exactamente la misma, cuando por suerte fui distraída por Keke, gritando hacia la distante pickup. Mi corazón bajó su ritmo.

A esa distancia, no podía saber qué les estaba diciendo a los ocupantes de la pick up, pero ella sacudió su cartel hacia ellos y luego el cubo. Echó los carteles y el cubo en la parte trasera de la camioneta y subió tras ellos.

Comencé a ver que ella y Lila compartían algo con todos sus hermanos. Era hereditario, y no podían evitarlo. No eran buenos para seguir instrucciones, como no tiren harina al suelo, o quédate de pie aquí en el camino hasta que te llame. Los de la camioneta debían ser chicos calientes.

Seguro, a medida que se acercaban, vi que era el oficial Jonas, con Joe en el asiento del pasajero. Mi corazón se aceleró de nuevo.

Solté la cinta de medir, que se envolvió en una espiral de metal, golpeando mis piernas a medida que avanzaba.

Luego la metí en el bolsillo de atrás, como si no hubiera sido vista ya.

“¡Fracaso!”, chilló Keke hacia mí cuando la camioneta se detuvo en la vereda frente al Datsun. Joe abrió la puerta del pasajero y salió, las muletas primero.

“Solicitar donaciones no es ilegal”, dije al oficial Jonas en la cabina, tras él.

“No es seguro hacerlo en la carretera”, dijo el oficial Jonas. “Pero tienes razón, ser estúpido no es ilegal. De lo contrario, la mitad de este pueblo estaría tras las rejas, y Joe habría conseguido la pena de muerte ya. ¡Hey!...”
El oficial “Seguridad” abrió la puerta del conductor y se inclinó desde la cabina sobre la carretera con el motor todavía en marcha, para evitar que Joe lo agarrara tirándose sobre el asiento.

Joe abandonó, cerró la puerta del pasajero y se enderezó sobre sus muletas, saltando un poco.

“¿Qué estás haciendo?” me preguntó con voz dulce, sarcásticamente, fingiendo que no había visto la cinta métrica.

“Tomando un poco de aire fresco”, le dije. El viento a mi espalda volteaba mi cola de caballo por encima de mi cabeza. Lo llevé hacia atrás. “Me quedé en casa de Keke y Lila. Tienen algo así como quince o dieciséis hermanos”.

“Tenemos tres”, dijo Keke desde la parte de atrás de la camioneta, que siguió adelante para recoger a Lila.

“Parecen más”, le grité de nuevo. Me quedé mirando la camioneta que se retiraba mientras Keke golpeaba en la ventana trasera para molestar al Oficial Jonas, así no tendría que encontrar la mirada de Joe. Debería agradecerle por insistir en que Keke me llevara a su casa la noche anterior. No lo hice, porque todo lo que hacía últimamente era agradecerle, disculparme y esperar que no arruinara la vida de mi madre a mis espaldas.

Deseaba que todo pudiera volver a la manera en que estaba al inicio del año escolar, cuando nos evitábamos uno al otro. Antes de que él me llamara niña mimada en el juego. Antes de que él supiera que me había gustado acurrucarme en la hierba. Antes de que yo supiera cómo él olía.

Porque ahora el viento se arremolinaba en torno a los dos y me llenaba de su esencia a cloro y mar.

Tendió su mano hacia mi boca. No sabía lo que pensaba hacer, así que me obligué a quedarme quieta y no dar importancia a su mano, moviéndose en cámara lenta hacia mí, al lado de mi mejilla, casi fuera de mi línea de visión. Con su dedo meñique retiró un mechón de mi cabello, que el viento había adherido a mi brillo labial. Las yemas de sus dedos dejaban rastros de fuego a través de ese sensible rincón.

Y entonces bajó su mano y sonrió ante lo que me había hecho. Al menos, eso pareció. De pie en el aire caliente y el viento frío, más alto que nunca en sus muletas, me miró de arriba abajo con sus distantes ojos verdes. “Así que, ¿un poco de pelo del perro?”

“¿Dónde?” Eché un vistazo alrededor. Ahora que Keke y Lila no vigilaban la carretera, un coche podría salirse y aplastar lo que encontrara en su camino.

Joe silbó y pasó la mano por delante de mis ojos para llamar mi atención. “Pelo de perro. Bloody Mary después de haber pasado la noche bebiendo. Al igual que revivir algo te ayuda a superarlo”.

Mis ojos siguieron el movimiento de sus manos al tiempo que cogía el mango de la muleta antes de que cayera otra vez. ¿Quería decir que había pasado la noche bebiendo? Yo no bebía. Joe no bebía mientras estaba entrenando. Mike bebía. Sin embargo, no había estado bebiendo antes del accidente, o Joe sería quien hubiera estado conduciendo el Miata de Mike.

Los dedos de Joe acariciaban la empuñadura de madera desgastada de la muleta de segunda mano. Mi mirada iba hacia su mano grande, la muñeca ancha, el fuerte antebrazo destinado a impulsar su cuerpo a través del agua, más que a manejarse en tierra. Poco a poco me di cuenta de que estaba hablando metafóricamente.

Y lo ataqué. “No necesito nada de ti”, le dije, más fuertemente de lo que había previsto, porque yo estaba mintiendo. OH, Dios, estaba mintiendo de nuevo y estaba confundida, pero esto tenía que acabar. “Estoy feliz saliendo con Brandon. No sabía que tú andarías dando una vuelta mientras yo estaba aquí. ¿Cómo podría saberlo?”

Me miró fijamente sin parpadear, y movió ligeramente a un lado la cabeza. “Quiero decir si estás reviviendo el accidente”.

“¡Bien!”, me volví hacia las marcas del derrape en la carretera para esconder mi cara enrojecida. Él usaría esto para avergonzarme en público. Avergonzarme en privado era ya bastante malo. ____ gusta de mí, después que juró que no lo hacía. ____ ha estado teniendo fantasías con mi rodilla en su muslo.

Milagrosamente, en lugar de insistir en el tema, me dio una salida. “Mi hermano y yo hemos estado mirando el escarabajo y el Miata en el depósito de chatarra”. Hizo un gesto más allá de mí, tierra adentro. Luego miró fijamente mi bolsillo. “No llevamos una cinta métrica, sin embargo”.

Miré más allá de su hombro, carretera adelante. A lo lejos, Lila dejó el cubo y el cartel, puso las manos en las caderas y discutió con el oficial Jonas, dentro de la camioneta. Yo deseaba que dejara de discutir y volviera para salvarme de esta conversación y de este hermoso, sarcástico y demasiado perceptivo chico. La brisa fresca levantó el cartel y lo empujó hacia abajo en la banquina. Lila abandonó su actuación ante el oficial Jonas y corrió tras el cartel. No habría ayuda desde allí.

“Yo…”dije, pensando intensamente.

Joe levantó una negra ceja hacia mí.

“Eeeeeestoy un poco confundida acerca de lo que pasó. ¿A qué hora chocamos?”

La mirada sospechosa que me dirigió me hizo saber que no debería haber preguntado esto.

“Como a las dos y media”, me dijo.

Lo había hecho sospechar con esta pregunta, y su respuesta ni siquiera me había dado ninguna información.

Cuando yo vivía con mi mamá, cada toque de queda había sido negociado en detalle, teniendo en cuenta la actividad, la ubicación y quiénes concurrirían a dicho jolgorio (y algunas veces había escrito un contrato en términos legales sobre esto sólo para burlarme de ella). Pero a mi papá no le importaba a qué hora llegaba.

Cuando había chocado a las dos y media de la mañana, podría haber sido desde el sur, yendo a mi casa. . O podría haber sido al norte, desde la casa de Brandon. O en cualquier lugar. ¿Dónde?

El oficial Jonas había recogido a Lila y cruzaban en nuestra dirección. Yo podría deslizar alguna pregunta más, y luego escapar rápidamente si la ceja de Joe volvía a levantarse. Pasé junto a él y caminé a lo largo de una de las marcas de neumáticos. Le pregunté sobre mi hombro:

“Entonces, ¿yo venía manejando por acá? Y luego, de repente…” Extendí los brazos: “¡El drama del ciervo! ¿Verdad?”

Me volví, sonriéndole. Oh-Oh. Sus cejas se habían levantado.

“¿No te acuerdas desde qué dirección manejabas?”

Así que había despertado sus sospechas de nuevo. Por lo menos ahora sabía que había estado conduciendo en la otra dirección, al norte de la casa de Brandon. ¿O no? Tal vez Joe no estaba diciendo que estaba equivocada.

Tal vez sólo estaba diciendo que era una pregunta extraña para que yo hiciera. Me estaba acercando peligrosamente a admitir que no recordaba nada de toda la noche.

La camioneta nos alcanzó y frenó, trayendo un poco de brisa fresca. Cerré los ojos contra la arena en la cara.

Lila sollozó desde la parte trasera: “Ahora nunca vamos a reunir suficiente dinero para financiar el viaje del equipo para nadar en el Distrital!”

“No hay nadie aquí para que consigas ni una mierda”, le dijo Joe.

“OH, bueno”. Ella y Keke saltaron desde el compartimiento de carga y corrieron hacia el Datsun, obstaculizadas por la brisa en contra de los carteles y los baldes.

Yo las adelanté. Antes de que Keke pudiera deslizarse en el asiento del conductor, empujé el respaldo hacia delante y me zambullí en la parte de atrás, que tenía un fuerte olor a chicle usado. Debía a Joe algún tipo de despedida, pero tal vez mi fuga sorpresa alejaría de su mente mis preguntas. No tuve suerte.

Él rengueó hacia delante y golpeó en la ventana de Keke hasta que ella la bajó (era un Datsun muy antiguo).

“____”, dijo, inclinando su cabeza para mirar más allá de Keke y el apoya cabezas, directo a mí, “¿no recuerdas desde qué dirección manejabas?”

Me incliné entre el asiento de Keke y el de Lila, fuera de su línea de visión, y susurré: “Vamos, Keke, antes que el oficial Jonas nos detenga”.

“¡Creí que esto era legal!”, se quejó Lila. “¡Tu mamá es abogado!”

“Podría ser un poco ilegal”, admití. Keke ya hacía girar los neumáticos en la arena blanda de la banquina para nuestra escapada. Joe había maniobrado con sabiduría fuera de nuestro camino. Mientras nos alejábamos a toda velocidad, Keke y Lila me maldijeron por meterlas en problemas y se preguntaron en voz alta si el accidente me había provocado daño cerebral y yo miraba por la ventana trasera, entre las antiguas rayas de descongelación, a Joe observándonos marchar.

Si mañana en la escuela me lo preguntaba de nuevo, lo negaría todo, manteniendo una actitud amigable, así no se molestaría y no divulgaría nada de lo que habíamos hecho juntos después del accidente. O acerca de mi mamá.

Mientras tanto, me iría a casa de mi padre y tomaría un largo baño en el océano. Nadar en la corriente restauraría mis fuerzas y me ayudaría a pensar. Como ya había planeado mi siguiente paso para averiguar lo que había sucedido, me gustaría nadar lejos de la orilla hasta que la casa de mi padre se volviera más pequeña y más distante. Al igual que Joe apoyado en sus muletas en medio de la carretera nacional, cada vez más pequeño, hasta que sus ojos verdes desaparecieron.
Julieta♥
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Mensaje por Julieta♥ Dom 29 Jul 2012, 6:52 pm

Capítulo 8




“____!” Las tres chicas de mi equipo de relevos gritaban al mismo tiempo que el Coach gritaba, “¡Commander!” Entonces golpeé el agua.
Sabía que había saltado el bloque antes de saltarlo. El principio es una de las partes clave de la práctica de relevos. Nadar más rápido y hacerse más fuerte era importante, pero también tenía que estar segura de que no me zambullía en el agua antes de que la persona delante de mí tocara el bloque en el que estaba de pie. Si lo hacía, fallaría a las tres compañeras de equipo en los relevos conmigo.
Salí a la superficie rápidamente para que el equipo tuviera menos tiempo para hablar mal sobre mí. “Seco, Coach,” como si eso fuera el final de nuestra discusión.
“¡Coach!” Grité. “Estoy bien. No lo haré otra vez.”
“Lo has hecho tres veces en una fila,” señaló Stephanie. Nadar con gafas y gorro no aumenta la belleza de nadie, pero pensé que Stephanie parecía particularmente con ojos de cordero degollado y monstruo marino, salí de la piscina y fui hacia la tribuna para secarme rápidamente en el sol de la tarde.
La práctica de natación comenzó el último periodo de escuela y se extendía una hora y media después de que las clases terminaran. Yo lo había hecho bien al principio. Y mi cabeza no me estaba molestando. Como medida preventiva había tomado unas píldoras en todo el día, solo dos cada cuatro horas, exactamente la dosis recomendada. Quizás el Entrenador me dejaba volver al agua después de unos pocos minutos.
Porque ahora podía enfocarme. Finalmente había aceptado que Joe no iba a venir a la práctica de natación. Él se había saltado inglés por la mañana. Yo había pasado una larga hora aterrada de que él no vendría a la escuela después de todo, me quedaría en la oscuridad sobre nuestro accidente del otro día, y algo había ido mal con su pierna. Gangrena
Después se presentó en biología después de ir al médico para conseguir que le quitaran la tablilla y se la cambiaran. No podías echarle de menos cuando entraba en la clase. Estaba envuelto por los chicos gritando, los débiles sacando partido de la perdición de un chico fuerte. El pensamiento cruzó mi mente, él los golpearía por eso, y me pregunté si se les cruzó. No estaba segura de por qué él había atacado a ese tipo fuera de la clase de historia y que había sido suspendido hace dos años.
No crucé la sala y le hablé. Después de dormir con él en el autobús el sábado, no quería dar a nadie una razón para oír decir a Brandon que algo estaba pasando entre Joe y yo. Además, ahora que Joe estaba de vuelta en la escuela, sabía que podía hablar con él durante las prácticas de natación sin nadie alrededor.
Y ahora él se había ido. Cuando había tomado el giro para comenzar la práctica de natación. Gabriel me había dicho que Joe estaba en la clase de Ms. Northam haciendo el examen de inglés que se había perdido esta mañana. Esa explicaba su ausencia de última hora. No explicaba por qué aún no estaba aquí después del colegio.
Me estremecí en la fría brisa de otoño que se había sentado en lugar de un caluroso día soleado. Necesitaríamos poner toda la cúpula sobre la piscina esta semana si el viento seguía. Entonces me senté en las tribunas, saqué mi teléfono de mi mochila, como siempre, comprobé primero el mensaje de mi madre, y presioné el número de Joe. Encogida por la anticipación del anuncio de su mensaje de voz, el cual es lo que normalmente conseguía cuando le llamaba por un cambio en los planes del equipo de natación. Suspiré con alivio cuando su teléfono sonó. Me tensé otra vez después de la tercera llamada sin respuesta, esperando que estuviera bien, volviendo a visitar los pensamientos de gangrena. El resto del equipo de natación salpicó una y otra vez a través de la piscina delante de mí. Joe debería estar en la piscina con ellos.
El accidente había sido culpa mía. Él había dicho eso a sí mismo. Así que ¿por qué me sentía culpable?
“¡____!” Gritó a través del teléfono, y me sobresalté. “¿Estás bien?”
“Bueno, sí,” dije. “¿Pensabas que no lo estaba?” Él sonaba como si estuviera tan preocupado por mí como yo lo estaba por él. Pero eso era imposible. Joe no se preocupaba mucho por nadie.
La estática sonó en el teléfono cuando él soltó un largo suspiro. “No esperaba que me llamaras.”
“Quería asegurarme de que estás bien,” dije. “No estás en la práctica de natación.”
“Oh, la práctica de natación.” El dulce amargo sarcasmo estaba de vuelta. “Me conoces. Normalmente nada podría impedirme apoyar a mis compañeros de equipo. Pero mi padre consiguió una carta para la tarde, y necesito el dinero. Adivino que totalmente no he desistido la idea de ir a la universidad un día. Aguanta.” Hubo más estática, y silenciosamente gritó a alguien con su mano sobre el teléfono. Entonces él estuvo de vuelta. “Necesito irme. Estamos intentando aterrizar un blanco.”
“¿Planeas evitar la práctica de natación el resto de la sesión porque no quieres que veamos cuan disgustado estás?”
En el fondo, un hombre gritó,” ¡Joe! ¡Un poco de ayuda!”
Cuando Joe no me respondió, me di prisa antes de que me colgara. “Estás reaccionando de forma exagerada. Sí, seis semanas con escayola es un contratiempo, pero lo estás llevando más allá. Los exploradores de la universidad saben que tuviste una herida y que te recuperarás. Necesitas practicar y mostrar al Coach cuan comprometido estás en lugar de coger blancos y lamentarte. Te rompes una pierna, te tomas un día libre, bien. Ahora vuelve al trabajo.” Me excité mucho y grité más de lo que intenté. El Coach me miraba desde el borde la piscina y me dio una señal con sus pulgares levantados.
“¡Joe!” Gritó el hombre en el bote.
Sin poner su mano sobre el teléfono esta vez, Joe gritó de vuelta al hombre. “¿Qué coño? Estoy en muletas.” Entonces bajó la voz para mí. “Creo que estaba esperando a que alguien me dijera eso. El Coach no me ha dicho eso.”
“¿Cómo podría decírtelo? ¡No has venido a la práctica!”
El silencio cayó, excepto por las llamadas de las gaviotas a través del teléfono, rodeando el bote de Joe. O quizás eran las gaviotas batiéndose sobre la escuela. No podía decirlo.
“Iré mañana,” dijo finalmente Joe. “Gracias por llamar, ____. Te veré en inglés.”
“Espera. No es por eso por lo que te llamé,” dije rápidamente, acunando mi mano sobre el teléfono. Stephanie y las otras estaban saliendo de la piscina para alinearse detrás del bloque otra vez. No había razón para mantener en secreto que quería ver a Joe. Le necesitaba por información, para averiguar lo que me había ocurrido el viernes por la noche. Pero no le quería. Brandon no tenía nada por lo que preocuparse. Aun así, metí el teléfono detrás de mi mano para que el equipo de natación no pudiera leer mis labios. “¿A qué hora llegas a tierra firme? ¿Podría reunirme contigo? ¿Quizás tomar una cena? Solo como amigos. Solo para hablar.”
Su voz giró peligrosamente suave. “El accidente. Aún no recuerdo nada.”
“¿Quieres hablar sobre tu madre?”
Succioné mi respiración y la aguanté, mi mente dando tumbos, agarrándose a algo que decir. Él no había traído el tema de mi madre en toda la semana. Él me había calmado pensando que no lo haría.
“Es por lo que iba a las prácticas de natación tarde cada día la pasada semana,” dijo él. “Sabía que no querías hablar en público, y tenía miedo de llamarte y que tu enfadado padre y mi hermano ardieran. Estaba intentando conseguir que me llamaras.”
“¡Joe!” El hombre en el bote estaba maldiciéndole ahora.
“Planeaba sentarme contigo en la furgoneta hacia la ciudad de Panamá el sábado,” dijo en un apuro. “Pero el viernes me enviaste al Coach por ser lento. Lógicamente sabía que no me habías traicionado. ¿Cómo podías traicionarme cuando nunca habíamos sido amigos? Pero así es como me sentí. Me figuré que irías al partido de fútbol para ver a Brandon jugar. Paseé alrededor del aparcamiento siempre, planeando exactamente lo que decirte. Y entonces entré, y vi la peor cosa, y tú mencionaste a Brandon, y yo fui un imbécil.”
“Tú me llamaste una...”
“Niña mimada,” dijimos lo mismo al mismo tiempo.
“Y me disculpé por llamarte niña mimada,” dijo él. “Deseo que lo recuerdes.”
Me aferré debajo del banco con una mano, intentando respirar normalmente, rechazando volver al dormitorio de mi madre e intentar arreglar todo. Había pasado una semana desde que la había encontrado. No podía fundirme todas las veces que alguien la mencionaba.
“Está bien,” dijo Joe amablemente. “Sí, ____, me gustaría reunirme contigo después de que tome tierra firme, e ir contigo a cenar, y hablar del accidente, y nada más.”
***
Aparqué el Benz y caminé alrededor de los muelles llenos de gente con lustrosos veleros y ruinosos botes de pesca hasta que encontré el espacio vacío y la gran señal de madera para el Hemingway. Golpeando la señal, una hoja de verde papel avisaba de los ritmos para los viajes a pescar. El viaje de esta tarde aparecía en una caja especial con el título TU HUÉSPED POR ESPECIAL PETICIÓN, PEGLEG JOE.
Miré a mi reloj. Era exactamente la hora para que el crucero regresara, y todavía no estaba allí. Quizás una tormenta había golpeado y habían volcado. ¿Y si Joe no podía nadar con una pierna útil? ¿Y si su escayola cogía agua y le hundía?
Me dije que consiguiera un agarre. Amistosamente las nubes blancas atravesaron sin aliento el cielo del caluroso otoño. El Hemingway llegaba un poco tarde, y ¿por qué correr? Nadie le estaba esperando. Excepto yo.
Paseé bajo la señal del Hemingway. Luego caminé en el muelle hacia el agua poco profunda, razonando que alejarme causaría que el Hemingway navegara más cerca. Encima de las superficies, los cangrejos ermitaños, todas las piernas y garras saliendo bajo el caparazón, seguían cruzando las rocas y las ostras. Conté cinco de ellos en la pequeña sección que podía ver antes de enterrarse en la orilla y el agua haciendo profunda y oscura. Cinco cangrejos moviéndose en diferentes direcciones, cada uno dirigiéndose donde el otro había estado. Si sabía cuáles eran sus objetivos y que destino mejor les ayudaría lograr ese objetivo, podía alinearlos y enviarles allí dentro ordenadamente. Joe se burlaría de mí por esto.
Esperaba que se burlara de mí. Era espantoso. Solo estaba atraída hacia él porque no podía tenerle. Yo estaba con Brandon. Si rompía con Brandon para estar con Joe, incluso si Joe me quería, no querría a Joe más y languidecería por Brandon. Así era como funcionaba, ser una tramposa. Esperaba que Ashley estuviera disfrutando su tiempo en Hawai, porque sus días con mi padre estaban contados.
Yo sabía eso, aún la señal que decía Hemingway me empujaba a desmoronar el embarcadero. Examiné los manguitos del agua, los cubos de plástico, y me pregunté si Joe los había tocado. ¿Él había puesto el papel de Pegleg Joe en la señal del Hemingway? Le imaginé balanceándose en una pierna, tirando sus muletas, y apoyándose contra la señal con una mano, y una grapadora en la otra. En la escuela hoy podía decir que él ya se había acostumbrado a sus muletas y había desarrollado una rutina para dejarlas ir, tirándose en un reino infernal sin equilibrio, y con gracia tomando su siguiente apoyo justo antes de caer. Sabía los movimientos de su baile como si los estuviera bailando yo misma.
Y allí estaba Joe, acercándose a mí, apoyado contra un riel alrededor de la proa del Hemingway. El bote se deslizó rápido a través de la ensenada verde-azul, ya tan cerca que caminé de vuelta por la sorpresa. Entonces, porque Joe estaba discutiendo con su padre, seguí avanzando. Me senté en una espacio limpio en un banco cercano, entre las manchas de cagadas de gaviotas secas, para esperar.
No reconocí al Señor Jonas. No creía que él hubiera estado para un encuentro de natación. Pero sabía que él tenía razón porque Joe discutía con él. Y porque incluso aunque el Señor Jonas era rubio con una cola de caballo y barba, estaba constituido como el Oficial Jonas, un poco más pequeño y más espeso que Joe. Cuando Joe se agachó por debajo del riel, trabajando, el Señor Jonas escaneó la costa. Sus ojos se movieron sobre mí sin parar.
El bote golpeó gentilmente contra el reforzado muelle y retrocedió un poco, el motor se agitó y el agua burbujeó. Sobre este ruido oí al Señor Jonas maldiciendo al piloto del bote. Entonces observé a Joe luchando durante un momento y dijo, “Pon tu peso ahí dentro. ¿Qué eres, un marica?” Se giró sobre sus talones, desapareciendo en la cabina, y saliendo con una lata de cerveza en una mano y un cigarrillo encendido en la otra. Agarrando la cerveza perfectamente nivelada para que no se cayera ni una gota, él saltó desde el bote al muelle y se dirigió a la pequeña oficina de estatutos detrás de mí sin una palabra a ninguno de los pasajeros o a la tripulación, y sin mirarme.
Cada pocos segundos la cabeza de Joe saltaba desde debajo del riel. Aun luchando.
Al teléfono él había dicho al principio que no me quería para recogerle aquí. Él había sugerido que iría con muletas a la esquina de Jamaica Fox y se reuniría conmigo allí. Entonces había sugerido que iría con muletas a su casa, la cual había dicho que no estaba en el interior, como había asumido, pero casi una mentira. Ninguna de esas sugerencias tenía sentido para mí. ¿Por qué Joe andaría con dificultas cuando yo podía conducir? Había insistido en reunirme con él tan cerca al bote como fuera posible. Ahora comprendía el problema. Todos estaban avergonzados de los padres locos.
La tripulación y el pescador y el pescado que había cogido se derramó desde el bote al muelle. Joe llegó después de ellos, empujando un barril delante de él y sujetando el riel del bote con la otra mano para evitar perder el equilibrio. Se inclinó para recuperar sus muletas y ando con dificultad hacia el interior de la cabina. Salió con una camiseta y pantalones diferentes. Él caminó con las muletas hacia el lateral del bote, paró un momento para considerar la caída y los dos pies cayeron al embarcadero, y finalmente esperó cruzar el espacio como si hubiera estado con las muletas toda su vida. Cuando alguien de la tripulación lanzó un manguito hacia el hormigón, Joe lo levantó y lo levantó con su pie bueno, con chancleta y todo. Luego caminó con las muletas hacia mí. “Hola,” dijo sin sonreír. Solo cuando paró delante de mí, la fría brisa golpeó alrededor de él, llevando su olor hacia mí. Sin cloro hoy. Olía a jabón y a océano.
Me puse de pie. “Hola,” intenté decir casualmente, como si aún fuera inocente y no hubiera oído lo que su padre le había dicho. La oscura mirada que me disparó me permitió saber que era una mala actriz.
Me aclaré la garganta. “¿No conseguiste el marlín?”
“Lo hicimos. Nos gusta hacer una foto y luego lo soltamos. Cuando los hombres traen a casa un pescado muerto de siete pies de largo, sus esposas no quieren que salgan con nosotros otra vez. Lo que ocurre en el Hemingway se queda en el Hemingway.” Sus palabras fueron ligeras, su tono sombrío.
Reí. “Lo tomaré como que has visto mucho de lo que ha ocurrido en el Hemingway.”
Una ceja oscura se levantó demasiado brevemente, luego cayó otra vez. Su boca se giró en una tensa reverencia. Este humor formal suyo me preocupaba. Joe frecuentemente estaba enfadado pero raramente deprimido. Su enfado era explosivo, como su felicidad. Su depresión era algo que solo un padre podía causar.
“Así que.” Gesticuló él con su cabeza hacia el aparcamiento. “Más pelo del perro.”
“Pelo de ciervo.” Caminé lentamente a su lado para que no tuviera que emplearse tanto. Vi que era duro para él andar con muletas, propulsar seis pies y dos pulgadas de alto y ciento dieciocho libras (sabía sus estadísticas del equipo de natación) con solo la parte superior de su cuerpo. Cada vez que ponía su peso en las muletas y balanceaba su pie bueno hacia delante, sus bíceps sobresalían contra la tela de su camiseta FSU, una diferente a la del sábado, dorado desteñido más que rojo desteñido.
Abrí el Benz con el control remoto y me quedé de pie en el lado del pasajero para abrir la puerta, o sujetar sus muletas, lo que fuera que él necesitara. Pero podía haber predicho que él no me dejaría ayudarle. En unos pocos movimientos diestros él se metió en el coche y tiró sus muletas al asiento trasero, sacudiendo su pelo negro fuera de sus ojos. Comencé a cerrar la puerta para él, pero él alcanzó el manillar primero.
Rodeé el coche y me deslicé en el asiento del conductor. Arranqué el motor, presioné los botones para obtener bajar las cuatro ventanillas y dejar salir el calor. Paré un momento más para asegurarme de que estaba cómoda conduciendo. Esta era mi tercera vez detrás del volante hoy y seguía esperando a que se cayera la carrocería, con el corazón palpitando y las manos sudorosas. Nada. Sin desorden de estrés post-traumático, sin recuerdos del accidente. No había nada excepto un camino para averiguar lo que me ocurrió, una picadura para ser mala, y un suave lunar para Joe.
“Bonito coche,” dijo él.
“Gracias. Es de mi padre,” dije cuando dirigí el coche a la colina pasando Jamaica Fox. “Solo lo tengo hasta que él vuelva de Hawai el próximo sábado.”
“¿Qué vas a conducir después?”
Expliqué el acertijo de tener un padre cargado que compraba caros coches para él mismo y su novia pero no para su hija y también se negaba a comprar a su hija un coche barato.
“Está tan loco como mi padre,” se maravilló Joe. “Si él está tan preocupado por tu seguridad, ¿por qué no solo comprarte un coche?”
“Él dice que no quiere que sea una niña mal criada.”
Pasaron unos pocos segundos, los coches susurraron a nuestro lado en la otra línea de la carretera principal de la playa, antes de darme cuenta de lo que había revelado. Le había pedido a Joe que cenara para que yo pudiera averiguar lo que ocurrió el viernes por la noche, no para hacerle sentir mal por lo que él me había dicho en el partido de fútbol. Y seguramente no quería discutir con él otra vez.
“Si te hace sentir mejor, puedes llamarme marica.” Él presionó un botón hasta que el motor del asiente se alejó tanto como era posible. Entonces él presionó un botón diferente hasta que él asiento se reclinó otra vez, él estaba subiendo y bajando, y podía estirar su pierna rota directamente. El motor del asiento se movió terriblemente lentamente, aumentando el silencio que había caído entre nosotros.
“¿Quieres hablar de ello?” Pregunté.
“No.”
“Marica como un insulto es tan de los noventa,” dije. “A nadie le preocupa eso ya. Los padres de Ian no tienen ningún problema con él por ser gay.”
“Mi padre lo dice como un insulto. Sería descortés no tomarlo de esa manera.”
Asentí. Una vez cuando mi padre me había llamado niña mimada, le había informado que las muñecas Brazt eran bastante populares. Pero todo eso no fue sino otro rechazo por tener una boca inteligente. Si mi padre era odioso, él era odioso, y no había ninguna señal para ayudarle hacia la jerga para una nueva generación. Yo sabía lo que él quería decir.
Entré en el aparcamiento del bloque de las tiendas de regalos y restaurantes que incluían al California Eatin’. “¿Está bien?” Pregunté, caminando lentamente a su lado cuando él caminó con las muletas hacia la puerta.
“Sí, pero desde que estuvimos aquí...” Él miró a la acera. “¿Te preocuparía si comemos sushi en la siguiente puerta? Quiero decir, ellos tienen más que sushi si no lo quieres crudo. Es solo que mi pierna se hincha, y con la mesa de tatami no puedo estirarla.”
“La mesa de tatami es para fiestas de seis o más.” Sabía esto porque mi madre y yo habíamos intentado reservarla para una cita de salida de chicas. Incluso cuando salíamos mutuamente, no lo hicimos crudo.
Él me pasó y equilibró sus muletas para abrir la puerta del restaurante del sushi para mí. “Déjame ocuparme de eso. Las viejas señoras son imbéciles para los chicos con muletas. He explotado esto con mis profesores en la escuela todo el día. Puedo ser muy encantador.”
“¿Cuál es el acto?” Pregunté cuando rocé la parte delantera de su camisa al pasar. “¿Encantador o severo?”
Él tiró hacia atrás su cabeza y rió, semejante risa maravillosa y musical que la versión severa de Joe de hace un minuto era difícil de imaginar, aunque me figuraba que habría otra pequeña apariencia. Siempre lo hacía. “Me gusta mantenerte adivinando,” se burló de mí, andando con dificultad hacia el pódium de la anfitriona.
Me preguntaba si mantenerme adivinando era solo otra parte del modo encantador, o él actualmente estaba flirteando conmigo.
Quería que flirteara conmigo.
Lo cual era demasiado malo, porque yo tenía un novio.
Joe se apoyó en sus muletas, y él y la anfitriona japonesa hablaron animadamente con sus manos. Joe tiró hacia atrás su cabeza y rió otra vez. Las chicas de la escuela no reconocerían a este Joe. Yo seguramente tampoco.
Finalmente la anfitriona nos guió hacia el salón repleto de gente, pasando los enormes tanques llenos de pescado no nativo para esta área del océano, y levantó dos sillas y trajo una pantalla de papel a la baja mesa. Nos quitamos las chancletas en la puerta. Rodeé hasta el lado más lejano por Joe para ayudarle a dejar sus muletas y facilitarle la bajada al nivel de la mesa, pero la anfitriona hizo esto en su lugar, quisquillosa sobre él en japonés que él pareció medio comprender. Yo estaba en el camino, así que retrocedí al otro lado de la mesa y me senté en un cojín. La señora me guiñó un ojo y se fue.
Joe se estiró para coger un menú de papel y un diminuto lápiz desde el borde de la mesa con dos dedos. “¿Vienes aquí a menudo? ¿Te gustaría que te pidiera un buen rollo sin nada crudo dentro? Me traerán lo que sea que está fresco.” Cuando no respondí, él levantó la mirada del menú hacia mí. “Vale, vale. No soy tan encantador. La anfitriona y mi madre eran amigas.”
Le dejé examinar el menú otra vez, o pretendía hacerlo. Esperé a que acabara esta fachada suya.
Finalmente, sin levantar la mirada del menú, él dijo lo que yo había estado pensando desconcertantemente. “Mi madre era japonesa.”
Me sentí estúpida y poco materialista por no saber eso, pero nunca había salido antes. No había ningún asiático en mi instituto. O eso había pensado.
“Mi padre la conoció cuando él estaba destinado en Pearl Harbor,” dijo Joe. “Kevin actualmente nació en Honolulu.”
Le examiné cuando miraba el menú. El era broceado pero mas blanco que por lo general supuesto. Eso explicaba sus maravillosos ojos verde mar con un profundo curtido y negro pelo. Pero aún podía ver como su doble herencia nunca se me había ocurrido. Su cara destellaba cuando miré, como la ilusión óptica de un jarrón y dos caras, pasando entre saber y no saber.
Dije, “No sabía que eras medio japonés.”
“Puedo decirlo.”
Un camarero saltó a través de la pantalla de papel. Joe hizo unas pocas marcas en el papel del menú y se lo entregó. Cuando el camarero se inclinó y desapareció otra vez, Joe dijo, “Te pedí arroz y langostinos y aguacate, básicamente. Podíamos haber ido a California Eatin’ por eso.”
“¿Intentaste mantener tu... etnia en secreto de la gente?” No debería haber estado tan fascinada por la revelación asiática de Joe, pero no podía quitarme de la cabeza el hecho de que no había sabido nada tan básico sobre él. Deja a Joe que vuelva su respuesta en un insulto defensivo. “No intento esconder nada. La gente sabe que mis asuntos no son asunto suyo, o creo que lo hacen. Tú no estás poniendo atención.”
Estrujando mi coraje, le golpeé justo de vuelta. “Nadie parece saber por qué fuiste al reformatorio.”
Julieta♥
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Mensaje por Yhosdaly Dom 29 Jul 2012, 8:00 pm

Este comentario es de el. Capitulo 7 OJO
Lo ameee! Pero quiero un beso de verdad no e imaginacion!
$siguelaaaa voy a leer el q acabas de comentar! Siguela
Muero x saber que sigue!
Siguelaaaaaaaaaaaaa!
Amoo tu nove! Att: tu mega fiel lectora!
Yhosdaly
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http://www.twitter/YhosdalyL

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Mensaje por Yhosdaly Dom 29 Jul 2012, 10:47 pm

hay muero por sabes que sigue, y qie pasara en la cena!
quiero que se besen
ya se le nota a la rayis q esta confundida y pronto se dara mas cuenta que esta ENAMORADA bueh joe se le nota desde el 2do capitulo
siguelaa porfisss
muero por saber que sigueeee
quiero accion entre joe y la rayis!
siguelaa

siguelaa
amo como escribes
att: tu mega FIEL LECTORA! <3
Yhosdaly
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http://www.twitter/YhosdalyL

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