"Enséñame a Olvidar" (Nick)

— ¿Estas seguro que esto es lo que quieres? — me preguntó mi mejor amigo Lance cuando llegó a mi apartamento y me encontró empacando mis cosas.
— Ya te dije que si — Comenté mientras cerraba mi maleta y me encaminaba hacia la puerta. Me giré hacia Lance y le sonreí — Voy a estar bien
— Si, claro — rodo sus ojos — Si no supiera todo lo que sufriste por ésa mujer, probablemente te dejaría marchar, pero desgraciadamente…. Presencié de primera mano lo destrozado que estabas ¿Quieres estarlo de nuevo? ¿Ahora? Que te has logrado levantar
— Ya hablamos de eso— contesté — No hay nada de que preocuparse, Darby esta vez me va a aceptar
— ¿Cómo sabes eso?
— Yo… sólo lo se. Ya no soy el mismo tonto que le propuso matrimonio, el que no tenía donde caerse muerto. Ahora soy un hombre de negocios, gracias a ti — sonreí agradecidamente.
— Si hubiera sabido que a causa de nuestra sociedad emprenderías de nuevo el camino hacia la perdición, probablemente no te habría dado siquiera la idea.
— Se te agradece, viejo. Pero lo único sensato que se es que tengo que estar con Darby
— Hombre, buscar a esa…— Lo mire con reproche —… mujer, no es nada sensato, es lo más descabellado que se te ha ocurrido ¡Buscar a la mujer que te dejó plantado! Tu esperando como un imbécil en el altar y ella… ¡Nunca llega! ¿Y quieres que vuelva a suceder? — Me miró como si fuera un loco — Eso está lejos de ser una buena idea
— De verdad aprecio los ánimos que me das Lance, pero me tengo que marchar ya, tu entusiasmo se me contagió — comenté sarcástico
— Perdona, amigo, supongo que no quiero volverte a ver como una mierda — Suspiro resignado acercándose a mí — Pero es una decisión tomada, y supongo que no puedo hacerte cambiar de opinión…
— Supones bien
— Solo queda desearte suerte — nos dimos un apretón afectuoso, Lance es mi mejor amigo hace siete años, siempre se había portado como un hermano, agradecía su preocupación, pero en el fondo algo me decía que iba a estar bien. — espera ¿A dónde diablos te diriges? Quiero decir... ¿Sabes como encontrar a…a... Darby? ¿Dónde vive?
— Bueno… — rasque mi nuca — Eso es complicado, se a donde dirigirme, pero no exactamente donde vive, no se si me entiendas, pero ¡Demonios Lance! Voy a estar bien — sonreí — Lo prometo
El me miró sin tragarse el cuento — Supongo que no hay nada que pueda hacer para hacerte cambiar de opinión así que… Buena suerte. Y no te preocupes, yo me haré cargo de la compañía en tu ausencia, así que no te sorprendas si al regresar ya no eres socio.
— Eso es muy tranquilizante — comenté sarcástico —voy a tenerlo en cuenta

Tiré mi maleta en el asiento del acompañante, no era muy grande, no planeaba quedarme mucho.
Y salí en mi Audi, emprendí camino hacia ninguna parte, tenía claro dónde debía ir, pero mi información no era muy exacta, sabía que Darby residía en New Orleans, el problema era saber exactamente donde. Pero lo averiguaría, estaba seguro.

Darby había sido la persona más importante en mi vida, claro, hasta el día en que decidió abandonarme. El día de nuestra boda. Me tomó mucho reponerme y tomar la decisión de ir por ella. Ella tenía 22 años cuando la conocí, y 23 cuando le pedí que fuera mi esposa. Yo tenía 25 y era un hombre inexperto, por no decir también sin dinero, eso a ella no le agradó mucho, y terminó dejándome. En el peor momento de todos. En los tres años siguientes. Me quedé encerrado en casa los primeros dos años, no iba amostrarle a todo el mundo las evidencias de cuan destrozado estaba por dentro. Ya el tercer año, yéndome por los extremos, salía a todas partes. Tenía sólo ligues de una noche. Como intentando encontrar, en cada una de las mujeres con las que salía, el alivio de mis penas. Pero decidí, unos meses atrás, que nadie podría jamás hacerme olvidad de Darby, porque yo en realidad la amaba, la amo. Así que decidí emprender su búsqueda.


Llevaba 4 horas conduciendo, era más del mediodía, iba apreciando el lindo paisaje de las afueras de la ciudad, los colores del cielo, cuando mi celular comenzó a sonar estruendosamente, asustándome — Maldita sea — mascullé buscando mi celular, no lo encontraba, desvié mi mirada un momento de la carretera— ¿Donde está?— busque en los compartimentos de mi auto. Sin suerte. — Demonios…— Cuando mis ojos se posaron nuevamente en la carretera pude divisar un enorme camión que venía justo en mi dirección, lo esquivé ágilmente saliéndome de la carretera en un giro de 180° y en mi intento arremetí contra un enorme… árbol.

Me bajé del coche con dificultad, Gracias a Dios el costoso auto tenía un gran equipo de seguridad, y una enorme bolsa de aire impidió que mi cara impactara contra el volante. Pero al mirar mi auto, pude comprobar que había quedado prácticamente devastado por el impacto, no iba a esperar a que una grúa o ambulancia vinieran por mí. La culpa había sido mía y seguramente con los paramédicos vendría la policía, además no tenía tiempo, cuanto antes estuviera en New Orleans sería mejor.

Cogí mi maleta, respirando con dificultad por la nube de humo que se formaba a mí alrededor, me alejé un poco para abrir mi maleta y ver si tenía suerte y allí estaba mi celular. Si, allí estaba. Y quien me había llamado era Lance, marqué su número

— Creo que te estás tomando demasiado enserio lo de apartarme de tu camino— Comenté en cuanto atendió
— ¿Nick? ¿De que estas hablando?
— De que casi me matas hace unos minutos
— ¿Qué? ¿Porque no me contestaste?
— Porque estaba demasiado ocupado esquivando, con una maniobra magnifica debo decir, un camión enorme que no vi por estar buscando mi celular, por contestar tu llamada.
—Wow, hombre, ¿Qué casi te matas? Eso es una señal, el destino no te quiere por allí
—Necesito que mandes a alguien de la compañía a que venga a buscar mi auto, quedo estampado contra un árbol, uno gigante — dije mirando la magnitud de aquel árbol
— ¿Tan mal estás? — Lance se notaba preocupado del otro lado de la línea
—No, solamente tengo unos rasguños. Bueno, más me vale que empiece a caminar rápido si no quiero que se me haga tarde, te llamo luego — colgué antes de que Lance pudiera replicar por algo. Cogí mi maleta y con un encogimiento de hombros, me abrí paso en medio de la carretera, bajo aquel ardiente sol.