Re: Un amor de Película (James Sirius Potter y Tú) [FINALIZADA]

por **LaBrujaNavegante** Lun 21 Ene 2013, 9:52 am

Grrrrrrrrr ♥ i like it ♥♥ wiii primera en leerlo ♥l sigueeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee grrr de frustracion
me gushta ,ah me olvidaba , no te sientas pervertida si no leiste 50 sombras de grey :) te quiero ... shop (? okno yo noe ♥

por **Zarek** Lun 21 Ene 2013, 2:17 pm

VOLVISTE ALGODÓN DE AZÚCAR, me gusto, awww por fin de veras que James saca lo peor de mi, pero es bello. Tienes que seguirla, ya extrañaba a Cam y James.

por **Potterhead** Mar 22 Ene 2013, 10:07 pm

SIGUELA!!!!!!!
Me encanto el cap! Pobre Rose no puede tener privacidad...
Pobre Camille le tuvo que preguntar a Scrpius como seducir a un chico OMR!! Jajajaj
James & Camille pervertidos los dos!
Bueno
Beshos
Andy

por **kylie** Miér 23 Ene 2013, 2:18 pm

OMG OMG OMG, siiiii James acepto que Rose y Scorpius estuviesen juntos y... Lo hicieron wiiiiiiiiiiiiiii
Demasiado bueno el capitulo, tranquila que te quedo demasiado bien
Siguela cuando puedas
Besos

por **C.J. Potter** Vie 25 Ene 2013, 1:47 pm

Capítulo 28

"Todo acaba"
PARTE I

Camille POV

Si hiciera un repaso de este último año, terminaría por abrumarme con los cambios que atravesé. Al principio, odiaba a James Potter. Lo odiaba, porque sabía que en lo profundo me parecía atractivo, y yo no quería volver a estar interesada en un chico.
También, Albus Potter era mi amigo… mi mejor amigo más adelante.

¿Y cuándo cambió todo? Cuando James me besó en la Cabeza de Puerco. ¿Por qué lo hizo? No tengo idea. Pero fue ese día en el que, internamente, me di cuenta de que me estaba empezando a gustar ese pelinegro creído.

Claro, tardé bastante en aceptarlo. Y creo que eso fue durante las vacaciones de invierno. Por eso comencé con lo de Chris. Por eso hice todo lo que hice. Por eso lo besé, en el lago.

A partir de ahí todo se descontroló, comenzando con lo sucedido en la Sala de Menesteres, seguido de nuestro noviazgo, y rematado con lo de Albus. Una locura. Mi mejor amigo me odiaba, y estaba enamorado de mí.

Y ahora… Ahora estaba vistiéndome, luego de haber tenido relaciones con mi novio, el mismo chico que en un comienzo creí odiar. ¿Qué lógica tiene eso? Ninguna. Quizás por eso se llama amor. Pero esa palabra pesa como las piedras.

— ¿Sabes? Mi hermano va a asesinarte si se entera— comenté, atándome los cordones de las zapatillas. Tenía ropa de recambio en un bolso. Obviamente no había llegado a la Sala de Menesteres con ese vestido rojo. Mi consciencia no estaba tan perdida.

— Si es que se entera— enfatizó—. Y no creo que tú planees decirle.

— Buen punto. Aunque sería divertido ver cómo te corre por todo Hogwarts— reí, tomando una blusa violeta, y poniéndomela por la cabeza. Estaba extrañamente feliz.

— La maldad corre por tus venas— se burló, terminando de ajustarse la corbata—. Y no te preocupes, porque aun así me correrá cuando se entere que acepto lo de Rose y… Malfoy…— hizo una mueca—. ¿Aun no tienen nada, cierto?

— No. Pero lo tendrán. Y tu prima va a quererte cuando se entere que aceptas— repuse, abrochándome el jean—. Yo que tú no me preocupo tanto por Ted. Estoy seguro que él también ya ha cedido.

Me miró entornado los ojos. Él se había terminado de poner el sweater, y ya estaba vestido. Sonreí inocentemente, y me puse de pie, con las manos cruzadas detrás de la espalda.

— Era muy planeado— murmuré, mordiendo mi labio inferior.

— ¿Todo fue planeado? — cuestionó, ofendido.

— No. De hecho, yo no pensaba que termináramos… de esta manera. Solo buscaba convencerte… con poca ropa— me defendí.

— Repito, ¿todo fue planeado?

— ¿Estás molesto porque planee convencerte de esta forma? — inquirí, arqueando las cejas. Era poco probable que le hubiera disgustado esto a pesar de que hubiese sido un plan para asesinarlo incuso.

— No— obvió—. Estoy molesto porque es la primera vez que tenemos sexo y resultó planeado.

— ¡No lo fue! ¿No escuchas? No tenía intenciones de…— solté un gruñido, resignada. Me crucé de brazos—. No quiero discutir contigo. Estoy harta de eso— musité simplemente.

— Yo igual— aceptó—. Pero has dicho que lo planeaste— puse los ojos en blanco, y me acerqué a él rápidamente. Posé mi mano en su mejilla, y se calmó de inmediato.

— No-lo-pla-ne-é— silabeé, cansada—. Simplemente sucedió, porque te quiero, y… creo que tú también me quieres— susurré—. O más te vale, porque acabo de dejar de ser virgen— añadí, amenazante. Él río.
— Te quiero— afirmó, dándome otro beso. Esto era simplemente perfecto. Ahora solo quedaba darle la noticia a Rosie.

— De acuerdo, será mejor que regresemos a la Sala común. No tengo idea de qué hora es, pero mi hermano sospechará— avisé, separándome de él, tomando se su mano—. Y ya quiero contarle a Rose.

— Ugh… Se lo dices tú. No yo— avisó, mientras tiraba de su brazo.

— ¿No quieres darle la noticia tú? Eres raro. Te adorará por esto. Aunque… Pensándolo bien…— hice una mueca de horror al pensar qué diría si se enteraba que yo y James… eso—. Mejor vayamos a pasear un rato.

Alzó una ceja, e hizo un gesto con los ojos que no terminé de ver, porque atravesábamos la puerta de la Sala de Menesteres, saliendo a los pasillos de Hogwarts. Amo esta escuela. Y esta Sala tan magnífica aun más. ¿Las relaciones te dejan grogui?

— ¿Por qué el cambio? — inquirió tras unos momentos de silencio, en los que él y yo nos dedicamos a caminar sin rumbo, tomados de la mano. Me pregunté qué pensarían sus padres de nosotros…

— Porque, a no ser que quieras escuchar a tu primita menor darte clases de sexualidad, no creo que te plazca encontrarla. Por ahora. Luego estarás obligado a hacerme compañía— expliqué, sin perturbarme. Curioso, porque todo lo referido a “Eso” me daba profundo bochorno. No pensé poder decirlo tan tranquilamente. Lo oí soltar un “UGH”, seguido de un murmullo incomprensible.

— James, no fue tu primera vez, ¿cierto? — dije algo… no identifiqué ese sentimiento. Agregué una interrogante al final, para no quedar tan descarada, aunque sabía la respuesta. El mordió su labio inferior, gesto que probablemente había adoptado de mí (solo que él se veía dolorosamente sexy, y yo parecía una loca con ataque de nervios) —. Tranquilo, no te golpearé por eso… Creo…— añadí en un susurro.

— En ese caso… No. De hecho no lo fue— aceptó francamente. Algo dentro de mí se revolvió tontamente, y un pensamiento aun más estúpido cruzó por mi mente: “Por supuesto que no lo fue. Seguramente has perdido la cuenta de cuántas veces lo hiciste”. Sacudí levemente la cabeza, procurando no pensar esas cosas sin sentido.
Permanecí en silencio, mientras caminábamos en silencio. Miraba mis zapatos con repentino interés. Sentí que daba un ligero apretón a mi mano, y nos detenía, frente al barandal de las escaleras.

— Hey… ¿Qué pasa? — murmuró cerca de mi oído, sonando entre curioso y preocupado, de haber metido la pata. Le dediqué una sonrisa, y me encogí de hombros, restándole importancia. Quise volver a caminar, pero el permaneció ahí, tirando de mí nuevamente hacia él. Estaba ceñudo.

— ¿Qué quiere decir eso? — insistió.

— Nada, enserio— repuse, pero él arqueó las cejas como diciendo “¿Piensas que te creeré?”. Suspiré—. Me preguntaba… quién fue la primera— mentí. No diría algo como “Estoy celosa de las chicas con las que estuviste antes de conocerme, y molesta de que no haya sido igual de especial para ti”. Un momento. No, yo no estoy… celosa. No puedo estar… Ugh. Claro que no. Solo fue una vez que sentí celos. Quizás dos. Con la lanzada de Vanille, y la zorra de Gwen. Sería idiota de mi parte estar rencorosa por algo que ni siquiera… Ah, a quién quiero engañar, ¿a mí misma? Realmente me molesta que haya habido otras (Solo por ser MUCHAS, eh) antes que yo.

— Oh…— soltó él, algo aliviado—. Fue… Lissa.

Fruncí los labios, aunque la verdad que lo imaginaba. Esa… Mujer… idiota… ¡Se aprovechó de mi James! Bueno… De mi novio James. No mi James. Que ni siquiera era mi novio por ese entonces, y… Ahh, ¿es posible odiar a mi propia consciencia?

— ¿Cuándo? — musité, sonando demasiado controladora. Tomé aire—. Lo siento. ¿Cuándo? — repetí, esta vez más calmada, casi casual. Vi un brillo en sus ojos, como divertido.

— ¿Estás celosa? — preguntó, con una sonrisa torcida. Wow. Nunca antes había visto que hiciera esa sonrisa, pero… Wow. Quedé en blanco unos segundos, antes de reaccionar, bajando la mirada a su cuello para mantener la cordura. ¿Cómo es posible sentir ese revoloteo en el estómago, si lo veo todo el tiempo, si he visto sus sonrisas un millón de veces? Es frustrante.

— N-no. ¿Estás loco? ¿Cómo voy a estar celosa? Dices idioteces, Potter— titubeé un poco al principio, pero al final me las arreglé por parecer firme. Tiré de su mano, y volvimos a caminar otra vez, mientras él reía.

— Por supuesto…— lo oí murmurar, muy bajo, y antes de que le diera un codazo estaba agregando: —. Fue cuando comenzamos a salir. Tenía catorce.

Arqueé las cejas. También había previsto eso, pero oírlo era muy chocante. Era tan pequeño, y… Bah, yo tengo quince. Quince años. Uhh, a Teddy le encantará eso << Nótese mi sarcasmo>>
— ¿Quién tuvo la idea? — continué interrogando, mientras bajábamos otras escaleras.

— ¿Por qué tan interesada?

— Porque… Eres mi novio. Y además, tú si quieres puedes preguntarme a mí sobre eso— afirmé, sonriendo con superioridad.

— Ohh, que inteligente— admitió, negando con la cabeza, a la vez que soltaba una risa—. A decir verdad… Fue ella quien lo…sugirió.

— Lo sabía— mascullé, y un punto negativo se agregó a la lista de Chang. ¡Oh! Hablando de Chang… Hace unos días vi a su madre. Juro que pensé que Lissa había viajado con nosotros, hasta que Ginny la señaló con la cabeza, con una mirada de ligero fastidio. Creo que a ella tampoco le agrada el apellido Chang. Quizás porque a Harry parece gustarle. Eso no lo sabía, y es interesante. Imagínense: “Chang’s, odiadas por las parejas de los Potter”, como titular de Corazón de Bruja.
Merlín, ya estoy loca.

— ¿Lo sabías? — inquirió James, entornando los ojos. Le miré de soslayo.

— Olvídalo.

— Pff, estás esquiva— se quejó, sin darle más vueltas al asunto—. ¿Sabes? Creo que haré uso de mi privilegio— lo miré sin entender—, de preguntar sobre tu primera vez.

— Oh— murmuré, sonrojándome. Incluso mi cabello, que había logrado volver de ese extraño rosa intenso al normal negro hacía unos minutos, se tiñó de rosado más pálido. De acuerdo, eso es un indicio. Rosado pálido, casi salmón, significa vergüenza, entonces… ¿Rosado más intenso, qué es?

— Sí, “oh”. Déjame ver… ¿Te gustó?

Vaya. Él merecía un diploma al mayor generador de sonrojos en Camille. ¡Perfecto! Ya estoy hablando en tercera persona.

— No puedes preguntar eso— balbuceé, incómoda. Mientras caminábamos, ahora cruzándonos con algunos alumnos charlando animadamente, yo miraba el suelo, contando las piedras que pisaba.

— ¿Por qué no? Son mis derechos, porque tú eres mi novia— hizo un pobre intento de mi voz, ganándose un leve codazo en las costillas—. Responde.

— Bien, la verdad es que…— comencé, pero unas risas me dejaron estática. Una de ellas, de hecho. Muy familiar.
Sentí que James también se tensaba, y apretaba más mi mano. Él estaba unos metros delante, abrazando a Vanille por los hombros, mientras se daban cortos besos. Ambos reían tontamente. Y… Mi pecho dolió, por alguna razón. Me provocó rabia. Él era mi Albus, el pequeño Alby.

¡Debo dejar de ser tan posesiva!

Entonces reparó en nosotros. Durante unos cortos instantes, lo vi vacilar, pero él continuó caminando, besando esta vez más extensamente a la rubia. Fruncí los labios. Él sabía que ella no me agradaba.

— Estoy harta de esto— musité, cuando la parejita nos hubo pasado de largo.

— Solo igno…— murmuraba él, pero sin previo aviso giré sobre mis talones, y me acerqué a zancadas hasta el pelinegro. Tiré de su hombro con fuerza, para darlo vuelta, y él tuvo que soltar a la chica, por poco cayendo. Me miró entre confundido y fastidiado. No rastros de su antigua y habitual amabilidad. ¿Qué demonios había pasado con mi mejor amigo?

— ¿Qué haces? — espetó, frunciendo el ceño.

— ¡Eso debería preguntarte a ti! — chillé en respuesta, apretando los puños. A su lado, la Hufflepuff se removió, aferrándose con fuerza a su brazo. La fulminé con la mirada, y si estas matasen, la rubia estaría en un ataúd.

— Estás loca— dijo él, negando con la cabeza. Sentí a James adelantarse, hasta que quedó frente a mí.

— No le hables así, Albus— articuló, entre dientes, evidentemente conteniéndose.

— Como si tú no le hubieras dicho cosas peores— repuso con acidez. Bajé la mirada, sintiendo los ojos de ambos chicos en mí. Claro que lo había hecho. Yo también lo hice. ¿Pero y qué?

— Se suponía que eras mi amigo, Albus— farfullé, sintiendo el pesar de cuando todo esto comenzó, nuevamente en mi pecho.

— Se suponía— coincidió—. No tengo ganas de ser tu amigo ahora.

Apreté los puños aun más fuerte, y levanté la barbilla, con el orgullo reclamando, pero el corazón encogiéndose. No. Claro que no, ya sabía que Albus no seguía siendo mi amigo. Solo era una estúpida masoquista que quería pincharse el alma con un escarbadientes.

— Te odio— susurré, muy a mi pesar. No podía odiarlo. No podía borrar meses de su compañía, de su amabilidad, sus abrazos y chistes para subirme el ánimo, tan solo por un… Ataque de celos que él tenía. Era un chico, a fin de cuentas. Pero era… o fue, mi mejor amigo.

Por unos castos segundos, me pareció que sus ojos reflejaban una tristeza desgarradora, pero desapareció tan rápido que terminé creyendo que solo fue mi imaginación. El ojiverde alzó las cejas.

— Es bueno saber que tenemos al menos un sentimiento mutuo— repuso, de manera imperturbable. Suficiente. La parte pequeña de mi corazón que ocupaba Albus, hizo un “Crush” tan fuerte, que juraría que todos pudieron oírlo.

— Eres un idiota— se quejó James, negando con la cabeza—. Y pensar que jamás creí tener que decírtelo a ti— me tomó de la mano, y tiró de mí en la dirección contraria, mientras yo seguía digiriendo sus palabras. ¿Mi mejor amigo de verdad me odia? ¿Irrevocablemente? ¿Solo por no sentir lo mismo que él? ¿¡Qué demonios pretendía que hiciera!? ¿Quería que esté con él de alguna forma, para hacerlo feliz, cuando en realidad yo quería a otra persona? A su hermano, precisamente. No. Eso sería aun más cruel. Una farsa que creí que no merecía.

Pero… No podía… No podía soportar el hecho de que me odiara. ¿Para él había sido tan fácil? ¿Un corazón roto podía…? Oh Merlín… Por supuesto… Le rompí el corazón. Dios mío, ¡le rompí el corazón al pobre Albus! Debería… haber tenido más tacto. ¿Devolverle el beso, al menos? No. Entonces no tendría a James.

Y es que no puedo tener todo.

***

— Estoy tan feliz— suspiró Rose, dando pequeños saltitos. Sonreí, con pena. No podía sacarme a Albus y sus hirientes palabras de la cabeza.

Pero fui yo quien lo dijo primero.

De acuerdo, ¿existirá alguna poción mata conciencias?

— Uh…— siseó James, aun siendo estrangulado por el abrazo de la pequeña pelirroja—. Sí, sí, yo también te quiero Rosie. Todos nos queremos. Ahora, ¿me sueltas?

Rose aflojó su agarre, para darle un sonoro beso en la mejilla a su primo, quien rodó los ojos. Reí burlescamente, pero eso solo consiguió que la chica fijara su atención en mí, ganándome mi propio abrazo estrangulador. ¡Yupi! (¿Ya he dicho que soy sarcástica? Lo repito).

— Cami, Cami, no puedo creer que lo hayas logrado ¡Eres la mejor, mejor amiga del mundo! — exclamó, y aunque sus palabras lograron darme algo de felicidad, no pude evitar estremecerme, pues acababa de gritarme en el oído.

— Sí, Rose. Lo sé— dije, adoptando cierto ego. Ella me soltó, aun sonriendo, y pude ver la curiosidad repiqueteando tras sus ojos.

— ¿Qué hay de Ted? ¿Él también ha cedido? — preguntó, ansiosa, y con una mirada que me dio a entender algo como “Más tarde me dirás TODO”.

— Un momento. Yo quiero saber si tienes algo con Malfoy— interrumpió James, cruzándose de brazos. Lo miré, poniendo los ojos en blanco. Rosie estaba sonrojada.

— Bueno… De hecho… No… Pero…— titubeó. Nunca antes vi titubear a Rosebud Weasley. Es pavoroso y antinatural. O, yo soy una exagerada.

— Pero ya lo tendrá— finalicé yo, llevando una mano a su hombro para darle ánimos—. Cuando el bobo de Scorpius se quite el miedo de encima— volteé a mirar a mi novio. Uhh, aun me gusta decir eso… Mi novio… mi novio… mi… De acuerdo, estoy loca—. Y tú no intervendrás.

— Lo sé, lo sé…— masculló en respuesta—. Pero valió la pena— añadió, sonriendo de manera cómplice. Mis mejillas ardieron en tiempo récord.

— Un momen…— susurró la Weasley, entornando los ojos. Quité mi mano de su hombro, como si quemara, y miré a todos lados, viendo que la Sala Común estaba casi vacía. Avisté a Harry y Ron en una de las mesas, escribiendo en pergaminos. Hacía rato no hablaba con ellos. Últimamente me la pase con mis padres, o tratando de convencer a James.

Prácticamente corrí hasta los chicos, y tomé asiento en medio de ellos, suspirando de alivio. Rose no podría echarme en cara lo que acababa de descubrir si su padre y su tío estaban escuchando.

— Hola señor Potter, hola señor Weasley. Qué tiempo hace, eh…— comenté, a modo de saludo. Ambos me miraron confundidos, aunque podría decirse que luego de un mes de convivencia se iban acostumbrando. Leí sus pergaminos, e identifiqué una tarea de pociones.

— Uh… Hola Camille— saludó Harry, al tiempo que oía gritar a Rose. Miré unos segundos hacía atrás, viendo a James extrañamente ruborizado, y a la pelirroja enumerando algo con los dedos. Gemí. Menos mal que escapé.

— ¿Escape de Rose, uh? — cuestionó Ron, mirando conmigo.

— Ugh… Sí. Es como una madre gruñona. Lo cual es irónico, porque yo soy mayor— respondí, volteando nuevamente hacia la mesa.

— Cada vez estoy más seguro de que no tendré que preocuparme por mi hija. Se ve que es igual a… Hermione— hizo una mueca, a lo que Harry río.

— Díganme, ¿es extraño que sus hijos tengan su misma edad, e incluso sean mayores que ustedes? — inquirí, curiosa. A decir verdad, me encantaría hacerle una entrevista a ambos, pero para este entonces aun no sabían muchas cosas. Jamás sabría de primera mano respecto a la búsqueda de Horrocruxes, a no ser que tuviera el descaro de preguntarle al Harry Potter adulto. Lo cual no sería.

— Lo es. Mucho. Especialmente viendo que parecidos son a… uno mismo— contestó el pelinegro, mirando a James de soslayo. Sonreí. Harry me hacía recordar a Albus. Eran casi idénticos.

— Eso es porque no vieron a Lily o a Hugo— dije, con una mueca. Esos dos eran copias exactas de Ginny y Ron.

— ¿Son muy parecidos?

— Demasiado. Lils es un encanto, y Hugo… Hugo es Hugo. Come mucho. Como tú— indiqué al pelirrojo con la mano, y él sonrío orgulloso.

— ¿Qué hay de Albus y James? — soltó Harry, algo cohibido. No habíamos hablado mucho respecto a eso de los parecidos, o las relaciones que más adelante tendrían, ni siquiera sobre sus otros hijos.

— ¿A qué te refieres?

— ¿A quién se parecen? Fuera de la apariencia, porque eso es obvio— aclaró, sonriendo al volver a mirar a su hijo mayor. El pobre estaba cabizbajo, mientras Rose hablaba en cuchicheos amenazantes. Yo también sonreí.

— Albus es igual a usted— indiqué, pensando de manera masoquista—. Es callado, dulce, comprensivo, e incluso inteligente. Muy valiente, y no entiendo por qué está en Slytherin. Aunque es solo una casa, ¿no? Además, es demasiado honesto — detallé, ante la expectación de ambos. Honesto. Eso quiere decir que debo admitir que sus palabras fueron ciertas… Lo cual dolería demasiado. Así que pensemos que es un mentiroso.

— Aww, Harry es todo un blandito— se burló Ron, dándole un golpe amistoso en el hombro a su amigo, quien tenía las mejillas arreboladas.

— No. No lo es. Ninguno lo es. Créeme que Harry Potter es uno de los magos más valientes del mundo mágico, y con más resistencia que ningún otro. Y eso es muy difícil— remarqué, recordando todos esos libros que leí sobre el aludido, provocando un mayor sonrojo.

— ¿Qué hay de James? — preguntó, acomodándose las gafas. Sonreí de nuevo.

— Oh, él es más diferente. Mi padre dice que es igual a su abuelo— comenté, dejando de sonreír, pues estaba cien por ciento segura de que tenía una expresión de boba risueña en el rostro. Los ojos de Harry brillaron con orgullo—. No sé si es verdad, pero puedo decirle que James Potter es, sobre todo, orgulloso— hice una pequeña mueca al pensar la cantidad de peleas que eso nos había generado. Claro que no me quedo atrás—. También es terco, gruñón, desobediente, mal llevado, egocéntrico, narcisista, creído, y todo un “Womanizer”— enumeré con los dedos, sus “imperfecciones”. ¿Womanizer? De acuerdo, ahora no lo era más. O eso le conviene—. Pero es el chico más leal y valiente que conozco. Siempre está ahí defendiendo a los suyos. Claro, a no ser que se trate de una de sus bromas de Mero…— dejé la frase inconclusa, al recordar cierta promesa—. Eso. Pero también tiene su lado tierno y celoso, que lo hacen ver tan adorab…— volví a parar en seco, pues ambos miraban algo detrás de mi hombro. No quise voltear.

— ¿Soy adorable? — inquirió una voz cerca de mi oído. Hice una mueca, y miré a los chicos acusadoramente.

— Existe algo llamado señas, ¿saben? — musité, girando un poco la cabeza hacia atrás, incluyendo el torso. Estaba allí, ahora sin rastros de rubor en sus mejillas, y sonreía con suficiencia—. ¿No podías escuchar la primer parte, cierto? — inquirí, molesta. ¡Por supuesto! Yo y mi suerte estamos mal.

— Oh sí, escuche todo a partir de mi querido orgullo— afirmó, arqueando las cejas. Desvié la mirada. Lo decía en broma, de hecho no quería que escuchara nada de eso. Es el tipo de cosas que encontraría en mi diario—. ¿De verdad uno de mis defectos es parte de una canción de Britney Spears? Qué triste.

Rodé los ojos, y me puse de pie, dándoles una mala mirada a ambos chicos previamente. Ellos se encogieron de hombros a modo de disculpa, y siguieron con lo suyo.

— No te pedí que lo escucharas— repuse simplemente, caminando hasta un sofá vacío, sentándome en él. La Sala Común no estaba muy llena, y la gente dentro ya ni nos miraba. Deduzco que es costumbre ver alguna escenita de telenovela. ¿Por qué siempre estamos incluidos en esas cosas?

— Pero lo hice— repuso, sentándose en una butaca que había arrastrado, frente a mí—. Así que dime, ¿tantas cosas malas tengo?

— No son cosas malas. Simplemente… defectos. Que yo no cambiaría. Salvo lo de Womanizer— aseguré, arrugando la nariz.

— ¿No cambiarías que yo sea terco, gruñón, desobediente, mal llevado, egocéntrico, narcisista y creído? — inquirió, citándome, e imitando mi voz. Entrecerré los ojos.

— No. Esa es la gracia, ¿sabes? Que me gustes con eso y todo— repuse, apoyando mis antebrazos sobre las piernas, inclinándome hacia adelante.

— Alimentas mi ego, ¿te das cuenta, cierto? — murmuró, sonriendo torcidamente, con sobra de autosuficiencia. Ohh, esa sonrisa otra vez… ¡Qué hermosa!

De acuerdo… Estoy mal. Sí. Debo estar enferma o algo. ¿Desde cuándo soy TAN cursi?

— ¿Es eso posible? — su sonrisa desapareció, dejándome cierta decepción, y en vez de eso puso los ojos en blanco.

En ese mismo instante, el retrato de la Dama Gorda se abrió, dando paso a unos melosos Victoire y Ted, que reían tontamente. Noté que Rose ya no estaba aquí. Menos mal, porque a la pobre Madre de Convento le daría un ataque.

Mi hermano tenía la camisa fuera de lugar, y los cabellos despeinados, pero Vic estaba igual de perfecta que siempre. Así era ella.

— Aagh, ¿pueden ser menos obvios? — me quejé, cuando se sentaron junto a nosotros, en un sillón a mi lado. Era de un solo cuerpo. Me dieron ganas de vomitar.

— No, hermanita— respondió el peli… ¿rosado? ¡Era el mismo rosado que yo llevaba cuando James y yo…eso! ¿Tendría algo que ver con la… luju… eso? Pero… Lo he tenido antes, cuando James y yo comenzamos a salir. Y no sentí “eso” en ese momento, al contrario, estaba tan feliz, y me sentía tan… Tan… Oh… Ahora entiendo.

Amor. Rosado intenso es amor.

Insisto en que la palabra pesa como piedras.

— Teddy aceptó la posible relación de Rose y Scor— informó la rubia, entre risitas, pues mi hermano le estaba dando pequeños besos en el cuello. ¡Diuj! ¡Esto es mucho!

— ¿De verdad? ¿Qué tuviste que hacer, Vicky? — cuestioné, alzando una ceja con picardía. Los pómulos de la Weasley se tiñeron de un profundo carmesí. Sonreí satisfecha.

— Lo que tú nunca has hecho— repuso Ted, con cierta sorna, al menos dejando el cuello de mi amiga. Bufé.

— ¿Quién dijo que no? — repuse, poniéndome de pie, y tirando a James conmigo fuera de la Sala Común, antes que el lento de mi hermano se diera cuenta de lo que significaban mis palabras.

— ¿Estás loca? — espetó Potter, mientras corríamos por los pasillos de Hogwarts. Un grito que resonó a lo lejos me aseguró que las neuronas de Ted acababan de hacer sinapsis. Reí tontamente.

— Un poco— admití en broma, viendo su cara de pánico—. No te preocupes, si trata de matarte yo velo por ti.

— Já. ¿Desde cuándo tan irónica? — se quejó, todavía corriendo a mi lado.

— Si quieres puedes marcarlo como uno de mis defectos. ¡Es que son tan escasos! — nuevamente estaba siendo sarcástica, solo que esa vez él sí río.

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Fin de la felicidad (?)
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Dos meses. Ya llevábamos dos meses en el pasado, y ni rastros de una manera de regresar.

La verdad, yo no tenía problemas con eso. Aquí podía estar con James libremente (Claro, ignorando al ahora súper controlador de mi hermano), pasear con mis padres, y conocer a los famosos salvadores del mundo mágico. Un sueño. Pero todos los sueños acaban.

Si les interesa saber, Ted armó un escándalo tremendo respecto a lo que aseguró que yo insinué. Ambos negamos todo, y trató de hacer que realizara un Juramento Inquebrantable diciendo que nunca, NUNCA (así lo dijo él), en mi vida, tendría relaciones sexuales. Me reí a más no poder de él, y finalmente lo acusé con mamá. Ahh… Suena tan bien. Acusé con mamá.

Ella me dio la razón, fundamentando que soy una adolescente, pero insistiendo con que no quería ser abuela sin antes ser madre. También reí por eso. No pensaba repetir “eso” por ahora, al menos en mucho tiempo. Y es que tenía razón respecto a esa “tensión” que había entre James y yo. Ahora las cosas eran más fluidas. Me gustaba más así.

Así es que… Todo era perfecto. Salvo una cosa: Albus Severus Potter. El nuevo rompecorazones del Hogwarts del pasado. Es incómodo, porque cuando regresemos él habrá besado a las madres de la mayoría de nuestros compañeros, lo cual es… Puaj.

Entonces… ¿Qué haré? Arreglarlo. ¿Cómo lo haré? Citando a Albus en aquel patio donde estaba el Roble que siempre frecuentábamos en nuestra época. ¿Cuándo lo haré? Ahora.

Estaba sentada en uno de los bancos de piedra, más nerviosa de lo usual, esperando que el pelinegro cediera a venir. Lo extrañaba, y toda esta situación era tonta. ¡Tan tonta!

Tomé una bocanada de aire, pensando en qué diría James si se enterara. Aunque, creo que él también quiere arreglar las cosas con Alby. Es su hermano, después de todo.

— ¿Qué quieres? — musitó una voz a mis espaldas. Era seca, y sin emoción aparente. Se me detuvo el corazón unos instantes, ¡Ha venido!
Casi sin pensarlo, me puse de pie de un salto, y lo envolví en un abrazo. ¡Realmente extrañaba que Alb me abrazara! Era extrañamente tranquilizador, pero estaba segura de que él no me devolvería el gesto, por lo cual realmente me sorprendió sentir sus manos sobre mis hombros y a través de la parte superior de mi espalda.

— Basta de esto— reproché, sin soltarlo. No dijo nada—. Te extraño tonto, y aunque te estés comportando como un idiota Made In James, quiero que volvamos a ser amigos— continué, más nerviosa aun al no oír respuesta alguna de su parte—. ¿Sabes? Usualmente uno espera que le respon…

— Yo también te extraño— interrumpió, provocando que sonriera con pesar. Entonces ya estaba, ¿no? Tenía a mi Alby, y ahora sí todo era perfecto.
Me solté de él, aun con las comisuras crispadas, y avisté tristeza en sus ojos. Ugh… No me gusta que esté así. Nunca vi a Alb triste, ni siquiera cuando terminó con Lissa.

— ¿Pero…?— murmuré, otra vez amargada, a sabiendas de que habría un contra.

— Pero… — repitió él, dudando—. No puedo, Camille. Es mejor estar lejos de ti si pretendo que seas feliz con mi… hermano— articuló, con verdadero mal en la voz—. Además, creí que me odiabas.

No llores, no llores, no llores. Bien. Nada de llorar.

— ¡Claro que no! ¡Ere…eras mi mejor amigo, tonto! No te odiaría nunca— aseguré, comenzando a exasperarme. ¿Todo esto para nada? ¿Toda una maldita esperanza para volver a lo mismo? No es justo.

— Eso no fue lo que dijiste la otra vez— insistió, cruzándose de brazos. Bufé, y alcé nuevamente la barbilla, para estar a su altura. ¿Cuándo había crecido tanto mi Alby?

— La “otra vez”, tú dijiste algo que me hizo querer odiarte— afirmé—. Pero no te odio.

Él sacudió la cabeza ligeramente, como negándose algo a sí mismo.

— Aun así, no puedo. Está Vanille, y ella…

— ¿Ella qué? ¿Siquiera la quieres? — escupí, realmente molesta ante la mención de la rubia como un obstáculo para recuperar nuestra amistad. ¿Es que tenía que estar metida en todo?

Sus ojos se entornaron amenazadoramente.

— No. Pero parece que poco vale si quiero o no a alguien— repuso cortante. Uh… Punto bajo. Desvié la mirada al suelo.

— Sabes que te quiero, Albus— murmuré, rascándome la nuca como una idiota—. Solo que… no de esa manera…

— Lo sé, lo sé. No eres tú, soy yo. Amas a James, y a mí me quieres. Y yo soy el tonto mejor amigo enamorado… La verdad, no quiero eso— masculló, sonando molesto. Cerré los ojos pesadamente.

— Los amo a ambos… Pero… Tú eres… Albus— balbuceé, sin saber a qué aferrarme para no perder esta oportunidad de reconciliarnos como agua entre los dedos. Soltó un resoplido.

— ¿Si quiera has intentado pensar en mí de otra manera? — inquirió, exasperado.

— No podría— contesté simplemente, abriendo los ojos para mirarlo. Y era verdad. No me atrevería, ni querría, verlo como algo más. ¡Es como Ted es para mí! Un hermanito… ¿cierto?

— ¿No po…? Claro— farfulló, sonriendo con ironía—. Adiós— agregó, girando sobre sus talones para marcharse. ¿Dónde quedó el “no llorar”?

Yo estaba ahí, parada como pez perdido, mirándolo avanzar, con un par de lágrimas cayendo por mi mejilla, cuando lo vi detenerse en seco. Antes de que pudiera reaccionar, él había dado la vuelta, caminando a zancadas hasta mí, y… De un momento a otro, me estaba besando de nuevo.

¿Y yo? Yo soy la basura más grande que le devolvió el beso.

*********************************************
Lalala, estoy mala (?)
*********************************************

AAAAAAAAAAwwwww. Estoy triste. Triste, muy triste por lo que viene a continuación :( No daré detalles, pero solo digo que no pude extender más la felicidad (?)

Okas, dos cosas:

*Primero: ¡Gracias a todas por sus comentarios! Algunos me hicieron reír xD

*Segundo: Hay algunas personas (sin ánimos de reclamo), que extraño por aquí. Como Susie, Mile, y May. ¿Where are they? D:

Eso es todo, espero que les guste el capítulo! ~~(personalmente, odié el final... Y eso que lo escribí yo)~~.

Besos!

por **C.J. Potter** Vie 25 Ene 2013, 1:55 pm

Por cierto, tantas menciones de "Las 50 sombras de Grey" o algo así, me da curiosidad :| Pero tengo la sospecha de que es algo muy pervertido (?) así que por las dudas no me fijo en internet. Me imagino si mi mamá me pregunta que estoy leyendo... :S

por **Zarek** Vie 25 Ene 2013, 2:29 pm

Odio a Camille, yo la mato. COMO LE HACES ESO A JAMES y luego habla de que el es el mujeriego. Y hay esta ella jugando con los dos hermanos.

Se que lo que hizo Albus de ser mujeriego es para que Camille lo vea como James y se enamore de el. Tienes que seguirla. Le va a romper el corazón a James y odio que eso pase.

por **C.J. Potter** Sáb 26 Ene 2013, 9:44 pm

Cindhy Parthenopeaus. escribió:Odio a Camille, yo la mato. COMO LE HACES ESO A JAMES y luego habla de que el es el mujeriego. Y hay esta ella jugando con los dos hermanos.

Se que lo que hizo Albus de ser mujeriego es para que Camille lo vea como James y se enamore de el. Tienes que seguirla. Le va a romper el corazón a James y odio que eso pase.

Hooola Cindhy xD Aw... A decir verdad, yo misma odio a Camille ~~(¡Y eso que técnicamente yo soy quien la hace hacer esas cosas!)~~. Y sí, le va a romper el nuevo corazón que se consiguió James :( Esto es realmente triste, muy muy muy triste. Ni siquiera me dan ganas de escribirlo -__- Peroo.. ¡Va a ver tantos cambios! No todos buenos. De hecho, la mayoría malos.

Besos, y gracias por comentar! ^^

P.D: Amé y reí tu firma xD

por **Zarek** Dom 27 Ene 2013, 8:23 am

Juliette escribió:
Cindhy Parthenopeaus. escribió:Odio a Camille, yo la mato. COMO LE HACES ESO A JAMES y luego habla de que el es el mujeriego. Y hay esta ella jugando con los dos hermanos.

Se que lo que hizo Albus de ser mujeriego es para que Camille lo vea como James y se enamore de el. Tienes que seguirla. Le va a romper el corazón a James y odio que eso pase.

Hooola Cindhy xD Aw... A decir verdad, yo misma odio a Camille ~~(¡Y eso que técnicamente yo soy quien la hace hacer esas cosas!)~~. Y sí, le va a romper el nuevo corazón que se consiguió James :( Esto es realmente triste, muy muy muy triste. Ni siquiera me dan ganas de escribirlo -__- Peroo.. ¡Va a ver tantos cambios! No todos buenos. De hecho, la mayoría malos.

Besos, y gracias por comentar! ^^

P.D: Amé y reí tu firma xD

Lo se es sexy, adoro esa frase es una de mis favoritas de Ciudad de Hueso. Bueno espero que las cosas se arreglen, James no se merece eso y bueno Albus la esta cagando y Camille necesita agarrar un cuchillo y cortarse las venas. No quiero seguir leyendo, pero se que mi curiosidad podrá mas. HAS QUE TODO SE ARREGLE, POR FAVOR.

por **theblackparade** Dom 27 Ene 2013, 12:49 pm

Siguela me encanto,la empeze a leer ayer y la termine ayer a la 1 de la madrugada pero esta bien por que estaba en una cena y a esa hora todavia no se acababa y me entreteni leyendo tu novela siguela me super ultramega encanto !!

por **C.J. Potter** Lun 28 Ene 2013, 2:07 pm

LADYES (?)

Hey! :B Dos cosas para informar:

*¡Tengo una muy parecida imagen de cómo es Camille! :D (no saben cómo busque -__-)

Un amor de Película (James Sirius Potter y Tú) [FINALIZADA] - Página 17 Liv_tyler

Un amor de Película (James Sirius Potter y Tú) [FINALIZADA] - Página 17 Liv_tyler

Creo que es la hija del de Aerosmith ._. Pero es muy parecida a la de mi cabeza :P *Sigo buscando a un James*.

*Segundo, ¡No hay comentarios, casi! Gracias a Cindhy, y a Pame (bienvenida :3 ) por comentar, pero... ¿Qué pasho? Triste, triste, me voy a escribir triste. Creo que va a servir para narrar como Cam, o James, ahora, pero igual, es muy feo esto :( (Ya estoy Quejicus(?)

Besos!

por **Zarek** Lun 28 Ene 2013, 2:10 pm

Yo creo que James es Kevin Zagers con unos 10 años menos. NO QUIERO, NO PUEDEN PELEARSE, NO POR CULPA DE ALBUS. Exijo que lo arregles o Ava Kadebra contigo.

por **Kit Walker** Mar 29 Ene 2013, 7:11 pm

¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!
En serio no entiendo como nos puedes hacer esto (?, ¡qué malvada!
Ok, bueno, no.
¿Así que la Cam le correspondió al beso? La mato, ¿cómo le va a hacer esto a James? Ya cuando empezaba a tener un corazoncito y actuar como un verdadero novio :c Like really, es demasiado lindo.. aún siendo un bobo egocéntrico xd
Pero.. por otra parte..

AMO A ALBUS.

Lol, lo siento, pero es que en serio es muy tierno y asdjskdsa, yo lo imagino con mi amor, esposo, amante (? Logan Lerman, es imposible no amarlo. Creo que seré la única a quien también le gusta para Cam (?. Los dos son tienen algo que me hace amarlos, fuck -.-, sólo espero que queden juntos (con cualquier Potter) y yo podré ser feliz (?. Aunque en serio me da miedo que todo este triángulo amoroso dañe más la relación de James y Albus, de por sí ya se llevan mal :c

"Bros before hoes".. ¡yo sólo digo!

Ya.. quiero nuevo cap ahora :c.. No me aguanto por saber qué sucederá después.. Presiento que James o Vanille los verá besarse.. ya veo problemas u.u.. pero es drama.. yo amo el drama.
En fin, ¡SIGUE YA!

PD: Lo siento por lo largo que es mi comentario, pero es que me dejó muy asdjafjhasdaskja el capítulo.
PD2: En serio estoy enloqueciendo.. quiero uno nuevo yaaaaaaaaaa!!!
PD3: Me largo XD..
PD4: Espero ver uno nuevo la próxima vez que me conecte ¬¬
PD5: AMO TU NOVELA!!!

por **Chiari-Bonade-Milak** Miér 30 Ene 2013, 5:32 pm

HOLAAAAAAAAA, siguela. UN BESHOO

por **C.J. Potter** Miér 30 Ene 2013, 9:36 pm

Capítulo 29

"Todo acaba"
PARTE II

Camille POV

No puedo estar haciendo esto. No… James. ¡Soy un asco! ¿¡Por qué demonios estoy besando a Albus!? ¡Él ni siquiera me…! ¡NO! ¡No me gusta! ¡¡No puede gustarme!!

Entonces… ¿Por qué le devuelvo el beso como si quisiera besarlo desesperadamente? ¿Por qué quiero que nunca acabe? ¡Me habría dado cuenta antes si él me atraía! Solo… No, por Merlín, solo eran celos de amiga. Solo eso. No puede… No puedo ser tan idiota.

Cuando estaba a punto de separarme del Potter, un grito me heló la sangre.

No… Esto es demasiado.

Rose POV

— Estás exagerando— murmuré, siguiéndolo de inmediato, sintiendo a Scorpius ir tras de mí.

Hace unos instantes James había aparecido, alterado, diciendo que Cam había desaparecido. Estaba sugestionando respecto a los mortífagos, y Ojoloco Moody, y otra zarta de bobadas. Era imposible, e improbable, que alguno de estos fuera tras Camille. Antes irían por Harry, y todos sabíamos perfectamente que eso no sucedería este año. Faltaba para la última prueba.

Pero él estaba convencido de que estarían en la Sala de Menesteres, “huyendo por el armario evanescente”. Pff, lo más seguro era que Cam había decidido pasar un tiempo sola. Hace rato que esos dos no se despegan. Ya parecen Victoire y Ted.

— ¡No exagero! Hace rato que no la veo. Y no está en la biblioteca, ni en la Sala Común, ni en el Gran Comedor, ni con Ted o Vic, ¡y tampoco contigo! Algo va mal, Rose— aseguró, alzando la voz, caminando a zancadas por los pasillos del séptimo piso.

— Nada va mal, James. Salvo que de pronto seas tan protector y atento— bromeé, para calmarlo, recibiendo una mala mirada de su parte.

— Potter, ella está bien. He estado con mi padre gran parte del tiempo, y él no ha estado presumiendo ningún secuestro a tu novia— comentó duramente Scor, a mi lado.

— No te metas, Malfoy— masculló mi primo, aun avanzando. Estábamos cerca del Roble, y eso quería decir que quedaba mitad de camino a la Sala Cambiante.

— Te has vuelto todo un novio preocupado— me burlé, a ver si con eso podía hacer que deje de pensar locuras. Estaba a punto de responderme, cuando algo que capté de refilón, me hizo parar.

Al ver bien, me arrepentí seriamente de haberles hecho voltear a los chicos también. Eran Albus y Camille. Y se estaban besando. Se me contrajo el corazón al ver el rostro de James.

— ¡CAMILLE! — chillé, apretando los puños a mis lados. Enseguida ambos se separaron, asustados. Y la pálida piel de la chica, perdió todavía más color, al mismo tiempo que su cabello y sus ojos se disolvían en un inmaculado blanco. Parecía un fantasma. Y estaba llorando.

Debo decir, que quiero mucho a Cam, y es mi mejor amiga. Pero en estos momentos, siendo incluso aversión hacia ella. No puedo creer que… ¿Estaba jugando con dos hermanos? ¿Con mis dos primos? No… Había verdad cuando decía que estaba enamorada de James. ¿Entonces por qué demonios le rompe el corazón? ¡A ambos! No pude verme triste ante su llanto. Simplemente no pude.

— James…— susurró, lastimeramente. Miré de soslayo al pelinegro. Estaba igual de pálido, y sus ojos carecían de expresión. Perfecto. Le habían roto el corazón por segunda vez. ¿¡Es que no pueden solo dejarlo ser feliz!?

— No. Déjalo— musité seriamente, dando un paso frente al ojiavellana. Aun más dolor cubrió el rostro de mi amiga. Albus, por su parte, lucía asquerosamente complacido. No lo reconocía.

— Por favor… Yo no… No sé lo que hice— sollozó, mientras el flujo de lágrimas se acrecentaba. Se llevó las manos a la boca, para callarse. La conocía, y sabía que eso no es lo que pretendía decir.

James me corrió suavemente, y dio unos pasos adelante, quedando frente a ella. Por un segundo pensé que la perdonaría, pero deseché la idea de inmediato. No. Él no era del fácil perdón.

— Olvídalo. Me quedó muy claro lo que vi— masculló, con la voz más dura que le oí usar jamás. Ahora sí pude sentir una pizca de pena por mi amiga, que comenzaba a llorar más fuerte. Me crucé de brazos, sintiendo que Scorpius me abrazaba fuertemente por detrás. Lo agradecí. Esto era feo hasta para mí. Mi primo y mi mejor amiga. Podía ser que no me llevara bien con James, pero al fin y al cabo era mi familia, con quien me críe.

— Se acabó. Besa a quien tengas ganas— prosiguió, con todo el veneno del mundo. Entendí perfectamente el mensaje subliminal que indicaba “zorra”. Ahora sí sentí pena por ella, y cierta impotencia. Pero había visto cómo se… comía… con Albus. No podía negarlo.

— No lo digas— interrumpió ella, increíblemente consiguiendo hablar entre los sollozos—. Sabes que no es así. No lo digas.

Vi unos momentos de ironía en el rostro de James, pero no dijo nada al respecto.

— Se acabó— finalizó, sacudiendo la cabeza. Me sentí una intrusa, pero si me marchaba tenía miedo de que él y su hermano terminaran peleando.

— No…— gimoteó, cerrando los ojos con fuerza, dando un paso delante. Pero él retrocedió, y entonces sí pude ver el dolor en su rostro. Era tan profundo, que hasta a mí me dieron ganas de llorar. Apreté la mano de mi novio. Esto era definitivamente horrible. Y todo era tan normal. ¡Él estaba preocupado por ella! Y entonces estos dos, besándose de la nada. Hasta ayer tenía entendido que Albus era un idiota, y que odiaba a Cam.

— No— repitió él, alejándose incluso un poco más. Miró a su hermano, con un odio increíble, y este le devolvió una sonrisa de suficiencia. Sin previo aviso, le propinó un golpe en la cara, tirándolo al suelo de la sorpresa. Chillé, y el llanto de Cam fue más fuerte, hasta el punto que sus sollozos parecían clavarme en el pecho. No debería haberme detenido al verlos. Pero… Tampoco podría haber escondido esto.

Pero no hubo que separarlos, porque James sencillamente se volvió, dejando a Albus incorporándose en el piso, sosteniéndose la mejilla. Ahora sí había odio en su mirada.

Y todo esto era causado por la chica en blanco frente a mí. Por Camille Sophia Lupin. Mi mejor amiga. Esto apesta.

Miré al rubio elocuentemente, y él asintió, soltándome para ir a fijarse cómo estaba el ojiverde, siendo ignorado por James, que volvía a mirar a la nueva Magdalena que ahora era Camille.

— No me hables. ¿Quieres? Haz algo bien, y no me hables nunca más— musitó amargamente, para luego girar sobre sus talones, caminando en mi dirección, hacia los pasillos de Hogwarts.

— No me odies— articuló ella, difícilmente. Él se detuvo unos instantes, sin voltear, y ella repitió: —. Por favor, solo no me odies.

Lo vi cerrar los ojos unos momentos, antes de responder.

— No puedo odiarte. Así que sé feliz sabiéndolo— masculló él en respuesta, y esta vez avanzó más rápido, a zancadas.

Traté de seguirlo, pero él negó con la cabeza, y supe que quería estar solo. Me quedé ahí, parada en uno de los pasillos del séptimo piso, viendo cómo James Sirius Potter se marchaba, con los pedazos de su corazón en el bolsillo. Probablemente, ahí quedarían los pedazos, por mucho, mucho tiempo.

Suspiré con pena, y regresé hasta donde estaba Cam.

— Llévalo con Madame Pomfrey— indiqué a mi novio, refiriéndome al ojiverde que ya estaba de pie, examinando su herida. Scorpius asintió, captando mi doble mensaje de “Debo hablar con ella”, y tiró de Albus para dejarnos solas.

Ella aun lloraba, y el cabello blanco había sido remplazado por otro castaño claro, con mechones verdes, y extrañamente rizado. Se tapaba el rostro con las manos, y sus sollozos eran aun más desconsolados y sonoros, como si alguien hubiera muerto. Estaba sentada sobre el extraño césped que había en el patio interno.

Este lugar era nuestro favorito de antes. Uno de los más extraños, pues a pesar de estar a siente pisos de la tierra, tenía pasto, flores, y un muy grande y fuerte roble creciendo dentro. Tampoco había techo, y era uno de los pocos lugares en los que -sin tener protección-, no llovía. Algo mágico, digno de Hogwarts.

Me senté a su lado, en silencio. No podía consolarla, no lo sentía bien. Pero tampoco podía irme y dejarla así. Era mi amiga, pero el que acababa de ser dañado era mi primo.

— ¿Por qué lo hiciste? — cuestioné, en lugar de decir algo como “No fue tu culpa, él malinterpretó todo”.

— N-no… No lo s-sé…— gimoteó, sin parar el llanto—. Él me bes-só, y yo… ¡No sé q-qué me pasa Rose! — se lamentó, abrazandose a las piernas, para esconder su rostro dentro. Arrugué la nariz. Creo que yo sí sé qué le pasa.

— Te gustan los dos, Camille— murmuré, pesadamente. Esto era increíble. ¿Justo ellos tenían que ser? ¿Justo los hermanos Potter? ¡Compiten con todo! ¿También tendrá que ser por una chica?

— ¡No! ¡A-a mí no puede gu-gustarme Alb-us! — chilló, desgarradoramente. El estómago se me retorció más, de culpa, y tenía ganas de consolarla como la amiga que era, pero mi cabeza me indicaba que no.

— Pues es así. Te gustan ambos. Y al parecer acabas de descubrirlo— mascullé, mirando el suelo—. Tendrían sentido la mayoría de las cosas. Que te pusiera tan mal que te ignorara, que te haya afectado tanto que te besara… Que te pusieras celosa al verlo con Vanille— enumeré, lentamente, suspirando. Ella de a poco paraba el llanto, e hipaba.

— No puede ser…— susurró, casi como un suspiro, levantando el rostro para verme. Tenía los ojos de un raro turquesa, y estos estaban rojos en los bordes, de tanto llanto. El labio inferior le temblaba ligeramente, y otra vez tuve ganas de ser una buena amiga. Pero no. Aun estoy molesta. Son mis dos primos.

— Admítelo Camille…— pedí pesadamente, preguntándome qué demonios haría James esta vez para olvidar un desamor—. Algo sientes por él.

— ¡No! — exclamó, horrorizada, y volvió a llorar, pero esta vez no se tapó el rostro, y me partió el alma. Ella usualmente estaba sonriendo, o dando comentarios sarcásticos. Cuando se ponía mal, solía encerrarse en el cuarto, pero jamás, repito: JAMÁS, lloró frente a nosotras. Aunque algunas noches la oía.

Me acerqué y le di un abrazo, palmeando ligeramente su espalda, sintiéndola sollozar cerca de mi oído.

— So-oy la peor basura del mundo…— bisbiseó, hipando nuevamente. Me mordí el labio, sin decir nada al respecto—. ¿C-cómo he podido…?— dio un sollozo más fuerte que el resto—. ¡No lo merecía! Lo he arruinado todo— se lamentó, y pude sentir una de sus lágrimas impactar contra mi cuello. Suspiré.

— Ya está…Todo tiene solución… Solo… Déjalo salir— murmuré para tranquilizarla.

Y permanecimos así horas. No sé cuánto tiempo, pero ella se desahogó, autodiciéndose cosas horribles, y facilitando cumplidos para James. No mencionó a Albus.

Esto es increíble. Y ahí es cuando la perfección de los últimos días se va.

Camille POV

Abrí los ojos lentamente, pues una luz me dificultaba la visión, cegándome. Bostecé, sintiendo todo mi cuerpo entumecido, y me incorporé, apoyándome sobre la cama con las palmas de las manos. Pestañeé varias veces, sintiendo mi rostro mojado.

Y entonces recordé. Y volví a maldecirme. Por cometer esa estupidez, por dañar a Albus, por dañar a James, por generar una horrible enemistad fraternal, y por ser yo. Porque rompí tres corazones en tiempo récord. El de ellos, y el mío.
Nunca creí que fuera posible odiarme a mí misma. Pero ahora lo hago.

Me refregué los ojos, que volvían a escocer, pidiendo a gritos sacar esa sensación horrible en mi pecho, con lágrimas. Pero estaba cansada de llorar.

Me puse de pie despacio, temiendo desplomarme otra vez, y fui directo al baño. Hoy no habría nadie en el castillo, porque sería la segunda prueba. Una semana atrás, habría estado encantada de ir, y ver en persona aquel gran suceso histórico. Pero ahora, apenas y quería salir de mi cama.

Me miré en el espejo, recibiendo de vuelta una imagen de mi deplorable rostro, con los ojos hinchados y rojos, mostrando ese iris turquesa que lucía tan alegre que me daba rabia, y la boca con una profunda mueca de tristeza. Igual que ayer, y antes de ayer, y antes de ese día.

Tragué con fuerza, tratando de que el nudo hecho en mi garganta bajara. Pero no hubo caso, así que simplemente caminé hasta la bañera y comencé a llenarla.

Esto era un horrendo castigo. ¿Qué habré hecho para merecerlo?
Jamás creí poder extrañar tanto a alguien. Porque, es terriblemente enorme mi deseo de volver a ver a James. De besarlo, abrazarlo, tocarlo. Solo estar con él. Y sí, se ha vuelto parte de mí.

Pero lo perdí. Lo perdí por torpe, desconsiderada, impulsiva… Porque soy eso que siempre odié. Porque seguramente Lissa Chang es mejor chica que yo. ¡Porque era yo quien creía que podría ser engañada! Y no. Fue al revés. Al parecer, James ya no es el rompecorazones.

James… No sé qué es de él desde ese día. Las chicas no me dicen, y solo se mantienen acompañando mis silencios, pero yo tampoco pregunto. No quiero saber. Porque sé que, sea lo que sea, me hará más daño, y –aunque me lo merezca más que nunca-, no me gustaría sentirme todavía peor. Terminaría tirándome de la torre de Astronomía con Dumbledore.

Mamá también estuvo conmigo estos días. Ella tampoco pregunta. Se conformo con saber qué sucedió, y consolarme. Es increíblemente tranquilizador que me abrace, o me haga caricias como si fuera una niña de cinco años. Lo necesito, y nunca antes lo tuve. No tuve ese apoyo invisible que significa la palabra “mamá”. Fleur fue como una, y la quiero en demasía, pero no era lo mismo. Simplemente no lo era.

Cerré la puerta del baño detrás de mí, y sin secarme el cabello, me lancé sobre mi cama. Para llorar otra vez.

Escritora POV

Hogwarts se encontraba vacío en totalidad. Y eso se debía a los famosos juegos del Torneo de los Tres Magos. No había ningún cuchicheo, ninguna risa, ¡ni siquiera Peeves trataba de molestar a alguien, pues sabía que no habría a quién incordiar! Nada.

Y entre el silencio sepulcral del segundo piso, se oyó un ruido, como un “Puf”; una figura apareció. Era un hombre alto, viejo, con ojos cansados, y constante expresión de nervios en el rostro, con lo cual sus finos rasgos, y la nariz respingada, lo hacían lucir parecido a un perro de raza chica. Parecía que se hubiera bebido montones de tazas de esa bebida muggle llamada “café”, y cuando comenzó a caminar – a paso corto y apresurado-, se pudo comprobar que así era.

Como un pequinés, se dirigió hasta una gárgola de piedra, que parecía escudriñarlo con la inmóvil y fría mirada de piedra.

— Caramelos de Limón— musitó, con una voz sorprendentemente aguda.

La gárgola se abrió, y una escalera en caracol surgió ante el hombre. Estiró un pie para subirse en ella, cuando una voz, un tanto congestionada, lo detuvo. Giró la cabeza a una velocidad increíble, encontrándose con una estudiante, de largo cabello negro, y grandes e inquisidores ojos turquesa, los cuales al estar tan rojos e hinchados, indicaban haber pasado por el llanto. La chica había preguntado “¿Qué está haciendo?”.

— Voy a la oficina de Dumbledore, niña. Debo comunicarle algo importante— explicó rápidamente el hombre. No le habría contestado de no ser porque algo en su mirada le provocaba pena.

— Dumbledore no está ahí. Hoy es la Segunda Prueba. ¿No lo sabía? ¿Quién es usted? — soltó la joven, cruzándose de brazos. La punta de la nariz la llevaba de un tono carmín.

El hombre, apellidado Hockings, resopló impaciente. ¡Claro que no recordaba el Torneo! ¡Había estado los últimos dos meses encerrado en la Sala de los Misterios tratando de descubrir ese bendito método para Dumbledore!

— ¿Puedes decirme dónde es eso? — preguntó, nerviosamente el hombre, dando golpecitos con la punta del pie, impaciente.

— Oh… Es en… En el lago— titubeó Camille, confundida. Examinó la vestimenta del sujeto, reparando en su maletín, con un inusual bulto a la izquierda—. ¿Es usted del Ministerio? ¿Ha sucedido algo?

— ¿Qué? — soltó Hockings, riendo nerviosamente—. Sí, soy del Ministerio. Y vengo a resolver unos asuntos. Así que, si me permites niña, yo…— pero la pelinegra lo interrumpió, perspicaz.

— ¿Tiene algo que ver con la gente del futuro? — el hombre entreabrió la boca, tomado por sorpresa, dejando ver una hilera blanca de pequeños dientes, que acrecentaban su apariencia de Pequinés.

— Ah… ¿Cómo…? — comenzó a decir, confundido, apretando el agarre a su maletín de piel de dragón.

— ¿Es por eso? ¿Encontraron la manera de volver? — cuestionó la chica, ansiosa, abriendo los ojos de par en par. El hombre entornó la mirada.

— Eso, no es asunto suyo, niña— musitó en respuesta, metiendo la mano en su bolsillo y agarrando con fuerza su varita de Acebo. La chica podría ser un infiltrado de El Profeta. Uno nunca sabe.

— ¡Sí lo es! ¡Yo soy una de ellas! — exclamó, con una mezcla de emoción, tristeza y alivio. Hockings, de pronto se vio fascinado. Esa niña sabía cosas que cualquiera codiciaría.

— ¿De verdad? ¡Vaya! ¡Eso es… increíble! — comentó, con esa aguda voz de Pequinés, abriendo los ojos de par en par. La chica asintió apresuradamente.

— ¿Quiere que lo lleve con Dumbledore? No veo la hora de marcharme de aquí— ofreció la pelinegra, y su mirada reflejó una melancolía desgarradora, con la cual el mismo hombre se encontró apenado por ese sufrir que no conocía.

— Por supuesto. Cuanto antes acabe esto, mucho mejor— afirmó Hockings, y se puso en marcha siguiendo a la estudiante del futuro.

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Tres Semanas Después. Año 2020.
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La primavera, estaba llegando a su fin, y el año escolar acababa. Los alumnos que ya habían terminado con los TIMO’S, o los EXTASIS, o incluso con las pruebas finales, se encontraban disfrutando de un hermoso día de sol en los jardines de Hogwarts. Casi nadie rondaba por los pasillos del castillo, salvo Peeves y los fantasmas.

Entre todo el gentío bullicioso, bajo la sombra de un árbol junto al Lago Negro, habían cuatro figuras sentadas.

En primer lugar, había un chico rubio, de ojos grisáceos, que abrazaba a una pelirroja cuyos ojos verdes estaban cerrados. La chica estaba recostada sobre el pecho de su novio, pero sentados.

A su izquierda, había un chico de cabello castaño, y hermosos ojos azulados, que simplemente observaba la superficie del lago, con las palmas sobre el césped. Y por último, junto al chico, estaba sentada una joven, de cabellos de un tono marrón muy oscuro, y ojos turquesa, abrazada a sus piernas.

Nadie decía nada. Y es que ya no había qué decir.

En una semana terminarían las clases. Ya poco quedaba para seguir con todo ese embrollo por el que pasaban. Todo acabaría al fin.

**********************************

Aaaaaaaaaaaahhhhhhhhh. Y ya quedan... Esperen. Queda un solo capítulo, y el Epílogo .__.

Por Merlín, ¡se termina la novela! O__O ¿Qué voy a hacer con mi vida ahora?... D:

Ah cierto, va a haber segunda parte :P Entonces me quedo tranquila. Tengo para un año más de hacerlas leer mucho xD

Y bien... Como algunas sospechaban, se armó el escandalo. Los encontraron. Hubo lágrimas, terminaron. Y... ¡BOOM! Todo lo que pasó en el año se perdió como el agua del inodoro... (Qué horrible metáfora xD ). ¿Qué opinan ustedes? (Aclaro, que ya sé que soy cruel -__- . Pero, aun quedan Dos temporadas, y.. ¿les adelanto algo? La próxima va a ser "Albus Potter, James Potter & Tú". Ya estoy trabajando en el primer capítulo :3

Solo eso. Aun sigo sin ver a varias lectoras, y ando media corta de inspiración ante la falta de comentarios (Por cierdo, gracias a Chiary y a Kit Walker por escribir. Ahora contestaré tu mensaje, que me hizo reír xD

Besos!

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