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"Polos Opuestos" - Joe y tu Terminada
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "Polos Opuestos" - Joe y tu Terminada
Hola:) NUEVA LECTORA....
REPORTANDOSE, continuala me encantaaa
REPORTANDOSE, continuala me encantaaa
@ntonella
Re: "Polos Opuestos" - Joe y tu Terminada
Capítulo 19
Joe la miró en silencio durante un largo y desquiciante segundo, hasta que ______ pensó que iba a tener que acabar gritando para liberar la tensión. Era una decisión importante para los dos.
—¿Por qué no me habías dicho que te habías dado en la cabeza al caerte? —le preguntó Joe con la cara totalmente seria, tocándole la frente con una mano.
—Vamos, Joe. Estoy hablando en serio —le apartó la mano—. Quiero que vengas conmigo a la cena que la universidad hace antes de las vacaciones de Navidad.
—¿Yo en una habitación llena de profesores acartonados, escuchando música clásica y comiendo galletitas y canapés? —Joe negó con la cabeza.
—Yo no estoy acartonada —replicó ______ para rebatirle uno de sus argumentos.
—Cierto —aceptó él—. Pero normalmente escondes tu parte salvaje cuando estás en sociedad. Yo no. No soy el hombre adecuado para asistir a ese tipo de cenas.
—¿Me estás diciendo que debería ir con otro hombre?
—No —se apresuró a responder. Luego se tragó un último sorbo de whisky. Suspiró, la miró a los ojos y le acarició los labios con la punta de los dedos—. ______, ya hemos hablado de esto. Mientras estemos tú y yo solos, todo seguirá siendo fantástico; pero si empezamos a mezclarnos con el mundo exterior, no funcionaremos tan bien. Todo es genial tal como estamos. Alternar con otra gente no es una buena idea.
—Estuvimos con más gente durante la carrera de motos para la campaña de beneficencia —señaló ______, tomando la mano de Joe para guiarle las caricias.
—Exacto: y alguien abrió su bocaza y te hirió —le recordó Joe, tirando de ella para abrazarla—. No quiero que nadie rompa nuestra relación.
—Por supuesto. Yo tampoco quiero que nadie se interponga entre nosotros. Pero yo estoy orgullosa de ti, Joe. Creo que eres el hombre más maravilloso del mundo: eres atractivo, interesante y generoso. De acuerdo, eres un poco salvaje, pero eres sensacional —______ logró sonreír, a pesar de la intensidad de las emociones que le estaban oprimiendo el pecho. Lo rodeó con los brazos—. Quiero que todo el mundo tenga la oportunidad de conocerte.
Joe la miró con una mezcla de desconcierto y placer:
—Dios, ______… —exclamó, al tiempo que movía la cabeza.
—¿Qué? —preguntó ella.
—No puedo creérmelo. Me das mucho miedo: primero me tienes en vilo montando en esa maldita moto y ahora… —Joe imprecó en voz baja—. Nadie me había dicho jamás algo así —añadió mientras pasaba las manos nerviosamente por su cabello.
—¿Algo así? —repitió ______, que estaba encantada por lo halagado que Joe se sentía tras haber escuchado sus últimas palabras.
—Nadie me había dicho nunca que estaba orgulloso de mí —dijo Joe, encogiéndose de hombros.
—Imposible —______ sintió un peso en el estómago—. Seguro que tus padres…
—Nunca —negó con la cabeza—. No era un diablo, pero tampoco puede decirse que haya sido un niño fácil —comentó con sarcasmo.
______ intuyó aquel vacío de afecto, esa necesidad de cariño que nunca le había sido colmada, y sintió pena.
—Ven conmigo a la cena de la facultad. Déjame que todos me vean contigo —lo instó ______.
—No puedo hacer eso —replicó Joe, a quien se le apagaron los ojos—. Estamos mejor solos. Mira lo bien que estamos solos —añadió, dándole un profundo beso en la boca.
Esa noche le hizo el amor con ternura, bellamente. Le besó un cardenal que se había hecho al caerse de la moto y le susurró las excelencias de su cuerpo. Le dijo que lo volvía loco y la sedujo con sus palabras y con su cuerpo. ______ nunca había experimentado una pasión similar. Él la hacía sentirse viva. Él la llevó hasta la cima una y otra vez… No quería engañarse, pero le parecía que los ojos de Joe le estaban diciendo que la amaba, la amaba, la amaba…
Y, aunque sólo fuera durante esa noche, prefirió pensar que no se estaba engañando.
Colmada y satisfecha en casi todos los sentidos posibles, ______ se acurrucó entre los brazos de Joe. No podía llevarle la contraria; él tenía razón. De puertas para adentro, eran perfectos.
Cuando Joe se despertó a la mañana siguiente, se giró instintivamente hacia ______; pero sus manos se encontraron con un hueco vacío y unas sábanas frías y desocupadas. Se frotó los ojos con el revés de la mano y levantó la cabeza, buscándola con la mirada.
El corazón le saltó cuando la vio. Vestida con la ropa que había usado el día anterior, ______ estaba de pie, mirando hacia la ventana, con los brazos cruzados sobre la cintura, como si estuviera abrazándose.
Un millar de emociones lo asaltaron de golpe. De alguna manera, ______ era ya más importante para él de lo que jamás habría sospechado; más de lo que jamás lo había sido nadie. Ella le proporcionaba una sensación de paz que nunca antes había sentido. Por otra parte, también lo perturbaba como nadie lo había conseguido jamás.
—¿Te has levantado con el sol? —le preguntó mientras salía de la cama y se ponía unos vaqueros. ______ lo oyó, se giró y sonrió, pero sus ojos escondían una mirada lejana…
—Oí a César maullando por su comida.
Joe se acercó a ______ y colocó una mano bajo uno de esos brazos, para reclamar toda su atención. Día a día, Joe sentía la necesidad de abarcarla más y más.
—¿Me estás diciendo que tus sentimientos por ese gato rivalizan con tus sentimientos hacia mí?
—Ese gato que tú me diste —______ lo miró de reojo— se cree que es el dueño de la casa.
—¿Y lo es?
—A veces, pero en las cuestiones importantes yo soy la ama.
—Dime una cuestión importante —le pidió Joe, el cual deseó que ______ no siguiera mostrándose tan distante.
—Haré que lo castren esta semana.
—¡Au! —Joe puso un gesto de dolor—. No me cabe duda de que tú eres la ama —añadió.
—Tengo que irme —dijo ______, después de pasar una mano por los hombros desnudos de Joe y de mirarlo, de nuevo, con ese aire ausente.
Él asintió, pero notaba una enorme confusión, una corazonada muy inquietante:
—Deja que me vista y…
—Pero quiero que vengas conmigo a la cena de la facultad —lo interrumpió.
—Creía que ya habíamos solucionado eso —dijo Joe, frunciendo el ceño—. Estamos mejor si no nos involucramos en nuestros respectivos mundos exteriores.
—No. Lo hemos discutido; pero no lo hemos solucionado. Yo sigo sintiendo lo mismo: quiero que todos tengan la oportunidad de conocerte —______ vaciló y respiró con cuidado, como si estuviera reuniendo fuerzas o valor para proseguir—. Estoy enamorada de ti —añadió, mirándolo directamente a los ojos.
Sus palabras le atravesaron el corazón como si hubieran sido arrojadas con un arco. Estaba tan desconcertado que estuvo a punto de caerse de espaldas. Nunca había sentido una felicidad y un temor tan intensos al mismo tiempo. Abrió la boca para tomar aire.
—Yo…
—Tú no tienes que responder nada. Simplemente, tenía que decírtelo. Iba a reventar si no lo hacía —lo interrumpió, denegando con la cabeza. Entonces se encogió de hombros, relajó la expresión y sonrió. Después se separó un poco—. Lo que siento por ti es muy grande. Me oprime desde dentro y desde fuera. Eres el tipo de hombre que me hace querer crecer, mirar más allá de mis fronteras. Esconder lo que siento por ti no tenía ningún sentido. Y confinar nuestra relación a tu casa y a la mía no va a ser suficiente. Quiero conocerte tanto como me permitas y yo quiero que tú me conozcas igual. Da miedo, porque nuestros mundos son muy diferentes; pero conocerte me está ayudando a ser un poco menos temerosa.
Joe se mesó el pelo con una mano y comenzó a pasear. Seguía estupefacto por la declaración de ______. Sabía que no era la clase de mujer que decía esas palabras a la ligera. Las había oído en otras ocasiones en boca de otras mujeres y había sentido un peso enorme. Pero esta vez era diferente. Masculló algo ininteligible y se detuvo frente a ella.
—No quiero que perdamos lo que tenemos porque alguno de nuestros familiares, amigos o compañeros de trabajo digan alguna tontería sobre nosotros.
—¿Y quién dice que tenemos que perder? —preguntó, sonriendo, como si estuviera intentando rebajar la gravedad de lo que estaban tratando.
Pero Joe tenía una terrible premonición de que aquello acabaría desastrosamente. Sentía que era un tren descontrolado a punto de descarrilarse.
***
El árbol de Navidad de la Universidad de Salem estaba decorado con bolitas de cristal coloridas, lucecitas blancas brillantes y espumillón de muy diversos tonos. La mesa donde se servía la comida estaba cubierta por un mantel rojo y blanco con un estampado de rosas. De fondo, una música relajante confería a la reunión un aura elegante.
Sin embargo, ______ sólo podía escuchar, en la trastienda de su cabeza, una triste canción de Elvis Presley.
«No va a venir», pensó después de mirar el reloj por enésima vez en los últimos quince minutos.
—No va a venir —dijo Sherry.
—Puede que sí —replicó ______, procurando doblegar sus propias dudas e intentando no sonar a la defensiva. Había deseado tanto que Joe la hubiera acompañado…
—No vendrá —repitió Sherry—. Pero estás despampanante con ese vestido. ¿Dónde lo has comprado?
—Gracias. Lo encontré en un catálogo de venta por correo —contestó. Luego saludó con aire distraído al decano de la universidad, mientras dirigía la mirada una vez más hacia la entrada.
—Deja de mirar —le recomendó Sherry, la cual la instó a que se acercara a la mesa, en la que ya habían servido unos aperitivos—. Come algo. Además, quiero presentarte a… ¡Dios mío!
______ se giró de golpe en dirección a la puerta.
—Calma, ______ —prosiguió Sherry—. ¿Es que no vas a cerrar la boca? Como sigas encendiéndote vas a acabar brillando más que el árbol de Navidad…
Pero ______ no oyó nada de lo que Sherry le había dicho. Solamente vio a Joe y el corazón le empezó a palpitar el doble de rápido. Estaba de pie, en la entrada, vestido con su chaqueta de cuero, como siempre. Nada más se había quitado el pendiente de la oreja. La canción melancólica de Elvis desapareció y el Aleluya de Handel lo sustituyó en su lugar.
¡Había ido! ______ miró con disimulo: ¿qué tipo de corbata llevaba? Joe parecía lo suficientemente incómodo como para darse media vuelta y marcharse, así que ______ se apresuró a ir a su encuentro.
—¡Has venido! —exclamó ella, sonriente.
—He venido —respondió Joe, asintiendo y mirando alrededor.
La sonrisa de ______ se expandió aún más ante la total falta de entusiasmo que percibió en la voz de Joe. Era evidente que estaba haciendo un gran esfuerzo por ella. Metió un brazo por el izquierdo de él y comentó:
—Buenas noticias: hay albóndigas.
—Ya lo veo —respondió Joe, mientras echaba un vistazo al resto de los asistentes.
—Vamos —______ rió—. Voy a presentarte a todos.
—Te sigo —aceptó Joe, el cual tomó una copa de vino que había sobre una mesita.
—Sólo por curiosidad —arrancó ______ mientras iba en busca de Sherry—, ¿dónde has dejado tu pendiente? —se atrevió a preguntarle.
—En el bolsillo —respondió.
—Joe, ésta es Sherry Kiggis. Ella fue la que me llevó al club Thunderbird.
—Encantado de conocerte —dijo él—. Estoy en deuda contigo.
—Sí que lo estás. ______ es una joya preciosa; pero estoy segura de que tú ya te has dado cuenta de eso —dijo después de examinarlo con la mirada y asentir, como dándole el visto bueno—. Bonita corbata —añadió.
—Muchas gracias. Se lo diré a mi sobrino, Davey. Ha sido él quien me la ha elegido —contestó—. Y tienes razón con ______, es una verdadera joya —agregó.
—Basta de joyas —dijo ______, cuyas mejillas se estaban sonrojando, avergonzada por tanto halago.
—La abertura de tu falda es de lo más provocativa —dijo Joe al oído de ______ mientras ambos se alejaban de Sherry—. Llévame a casa, quítate la ropa y líbrame de este tormento.
—Deja de tentarme —replicó ______, cuya excitación crecía por segundos—. Todavía me tengo que pellizcar para terminar de creerme que hayas venido.
—¿Eso es un sí?
—Es posible.
—¿Ahora mismo?
—Después —respondió con firmeza—. Hombre, ahí viene el profesor Allbright. Da clases de Cálculo y es el director del departamento de Matemáticas —le explicó al ver que el susodicho se acercaba a ambos.
—Debo decirle que cateé Álgebra en el instituto —le dijo Joe al profesor mientras le estrechaba la mano con una amplia sonrisa.
—Probablemente tendrías mejores cosas que hacer en el instituto que aburrirte con el Álgebra —contestó el profesor Allbright, asintiendo con la cabeza.
—Probablemente —Joe rió—. Siempre pensé que esas fórmulas estaban concebidas para hacer que la cabeza nos explotara.
—¿Y ahora? —los labios del profesor Allbright se curvaron hacia arriba.
—Ahora me las arreglo con la Aritmética. Soy propietario de un negocio de coches de importación y tengo que llevar bien las cuentas para llevar una gestión eficaz.
—¿De veras? —el profesor Allbright enarcó las cejas—. Acabo de oírle decir al decano que estaba pensando en comprarse un Mercedes.
—Hay que tener cuidado —comentó Joe, después de inclinar la cabeza hacia un lado, como meditando—. Algunos Mercedes son fantásticos, pero otros no dan tan buenas prestaciones. Basta con tener un poco de experiencia en coches para darse cuenta de cuál es cuál.
—¿En serio? —el profesor localizó al decano y lo instó a que se uniera a ellos, moviendo una mano—. Decano Ericson, tenemos a un experto en automóviles.
En seguida, ______ y Joe estaban rodeados de varios miembros de la facultad. Él se pasó la siguiente hora respondiendo a las preguntas que le hacían unos y otros acerca de distintos coches. Por su parte, ______ había deseado que lo recibieran bien; pero incluso ella estaba sorprendida por la forma en que sus colegas congeniaban con Joe. Era como si se alegraran de poder hablar de algo que no tuviera nada que ver con el mundo académico.
—Interesante acompañante el que ha traído, ______ —le dijo el decano, dándole una palmadita en el hombro, cuando ella y Joe se disponían a marcharse.
—Gracias. Yo también lo creo —______ sonrió.
—Estoy deseando ver a quién nos traes la próxima vez —dijo entonces el decano, justo antes de marcharse.
______ se quedó mirándolo, confundida. Mientras iban a casa, en cambio, comprendió lo que el señor Ericson había querido decir, y frunció el ceño. El decano había pensado que Joe era como un juguete nuevo que se había comprado, el cual cambiaría para la siguiente fiesta. Le entraron ganas de darle una patada a alguien.
Joe la miró en silencio durante un largo y desquiciante segundo, hasta que ______ pensó que iba a tener que acabar gritando para liberar la tensión. Era una decisión importante para los dos.
—¿Por qué no me habías dicho que te habías dado en la cabeza al caerte? —le preguntó Joe con la cara totalmente seria, tocándole la frente con una mano.
—Vamos, Joe. Estoy hablando en serio —le apartó la mano—. Quiero que vengas conmigo a la cena que la universidad hace antes de las vacaciones de Navidad.
—¿Yo en una habitación llena de profesores acartonados, escuchando música clásica y comiendo galletitas y canapés? —Joe negó con la cabeza.
—Yo no estoy acartonada —replicó ______ para rebatirle uno de sus argumentos.
—Cierto —aceptó él—. Pero normalmente escondes tu parte salvaje cuando estás en sociedad. Yo no. No soy el hombre adecuado para asistir a ese tipo de cenas.
—¿Me estás diciendo que debería ir con otro hombre?
—No —se apresuró a responder. Luego se tragó un último sorbo de whisky. Suspiró, la miró a los ojos y le acarició los labios con la punta de los dedos—. ______, ya hemos hablado de esto. Mientras estemos tú y yo solos, todo seguirá siendo fantástico; pero si empezamos a mezclarnos con el mundo exterior, no funcionaremos tan bien. Todo es genial tal como estamos. Alternar con otra gente no es una buena idea.
—Estuvimos con más gente durante la carrera de motos para la campaña de beneficencia —señaló ______, tomando la mano de Joe para guiarle las caricias.
—Exacto: y alguien abrió su bocaza y te hirió —le recordó Joe, tirando de ella para abrazarla—. No quiero que nadie rompa nuestra relación.
—Por supuesto. Yo tampoco quiero que nadie se interponga entre nosotros. Pero yo estoy orgullosa de ti, Joe. Creo que eres el hombre más maravilloso del mundo: eres atractivo, interesante y generoso. De acuerdo, eres un poco salvaje, pero eres sensacional —______ logró sonreír, a pesar de la intensidad de las emociones que le estaban oprimiendo el pecho. Lo rodeó con los brazos—. Quiero que todo el mundo tenga la oportunidad de conocerte.
Joe la miró con una mezcla de desconcierto y placer:
—Dios, ______… —exclamó, al tiempo que movía la cabeza.
—¿Qué? —preguntó ella.
—No puedo creérmelo. Me das mucho miedo: primero me tienes en vilo montando en esa maldita moto y ahora… —Joe imprecó en voz baja—. Nadie me había dicho jamás algo así —añadió mientras pasaba las manos nerviosamente por su cabello.
—¿Algo así? —repitió ______, que estaba encantada por lo halagado que Joe se sentía tras haber escuchado sus últimas palabras.
—Nadie me había dicho nunca que estaba orgulloso de mí —dijo Joe, encogiéndose de hombros.
—Imposible —______ sintió un peso en el estómago—. Seguro que tus padres…
—Nunca —negó con la cabeza—. No era un diablo, pero tampoco puede decirse que haya sido un niño fácil —comentó con sarcasmo.
______ intuyó aquel vacío de afecto, esa necesidad de cariño que nunca le había sido colmada, y sintió pena.
—Ven conmigo a la cena de la facultad. Déjame que todos me vean contigo —lo instó ______.
—No puedo hacer eso —replicó Joe, a quien se le apagaron los ojos—. Estamos mejor solos. Mira lo bien que estamos solos —añadió, dándole un profundo beso en la boca.
Esa noche le hizo el amor con ternura, bellamente. Le besó un cardenal que se había hecho al caerse de la moto y le susurró las excelencias de su cuerpo. Le dijo que lo volvía loco y la sedujo con sus palabras y con su cuerpo. ______ nunca había experimentado una pasión similar. Él la hacía sentirse viva. Él la llevó hasta la cima una y otra vez… No quería engañarse, pero le parecía que los ojos de Joe le estaban diciendo que la amaba, la amaba, la amaba…
Y, aunque sólo fuera durante esa noche, prefirió pensar que no se estaba engañando.
Colmada y satisfecha en casi todos los sentidos posibles, ______ se acurrucó entre los brazos de Joe. No podía llevarle la contraria; él tenía razón. De puertas para adentro, eran perfectos.
Cuando Joe se despertó a la mañana siguiente, se giró instintivamente hacia ______; pero sus manos se encontraron con un hueco vacío y unas sábanas frías y desocupadas. Se frotó los ojos con el revés de la mano y levantó la cabeza, buscándola con la mirada.
El corazón le saltó cuando la vio. Vestida con la ropa que había usado el día anterior, ______ estaba de pie, mirando hacia la ventana, con los brazos cruzados sobre la cintura, como si estuviera abrazándose.
Un millar de emociones lo asaltaron de golpe. De alguna manera, ______ era ya más importante para él de lo que jamás habría sospechado; más de lo que jamás lo había sido nadie. Ella le proporcionaba una sensación de paz que nunca antes había sentido. Por otra parte, también lo perturbaba como nadie lo había conseguido jamás.
—¿Te has levantado con el sol? —le preguntó mientras salía de la cama y se ponía unos vaqueros. ______ lo oyó, se giró y sonrió, pero sus ojos escondían una mirada lejana…
—Oí a César maullando por su comida.
Joe se acercó a ______ y colocó una mano bajo uno de esos brazos, para reclamar toda su atención. Día a día, Joe sentía la necesidad de abarcarla más y más.
—¿Me estás diciendo que tus sentimientos por ese gato rivalizan con tus sentimientos hacia mí?
—Ese gato que tú me diste —______ lo miró de reojo— se cree que es el dueño de la casa.
—¿Y lo es?
—A veces, pero en las cuestiones importantes yo soy la ama.
—Dime una cuestión importante —le pidió Joe, el cual deseó que ______ no siguiera mostrándose tan distante.
—Haré que lo castren esta semana.
—¡Au! —Joe puso un gesto de dolor—. No me cabe duda de que tú eres la ama —añadió.
—Tengo que irme —dijo ______, después de pasar una mano por los hombros desnudos de Joe y de mirarlo, de nuevo, con ese aire ausente.
Él asintió, pero notaba una enorme confusión, una corazonada muy inquietante:
—Deja que me vista y…
—Pero quiero que vengas conmigo a la cena de la facultad —lo interrumpió.
—Creía que ya habíamos solucionado eso —dijo Joe, frunciendo el ceño—. Estamos mejor si no nos involucramos en nuestros respectivos mundos exteriores.
—No. Lo hemos discutido; pero no lo hemos solucionado. Yo sigo sintiendo lo mismo: quiero que todos tengan la oportunidad de conocerte —______ vaciló y respiró con cuidado, como si estuviera reuniendo fuerzas o valor para proseguir—. Estoy enamorada de ti —añadió, mirándolo directamente a los ojos.
Sus palabras le atravesaron el corazón como si hubieran sido arrojadas con un arco. Estaba tan desconcertado que estuvo a punto de caerse de espaldas. Nunca había sentido una felicidad y un temor tan intensos al mismo tiempo. Abrió la boca para tomar aire.
—Yo…
—Tú no tienes que responder nada. Simplemente, tenía que decírtelo. Iba a reventar si no lo hacía —lo interrumpió, denegando con la cabeza. Entonces se encogió de hombros, relajó la expresión y sonrió. Después se separó un poco—. Lo que siento por ti es muy grande. Me oprime desde dentro y desde fuera. Eres el tipo de hombre que me hace querer crecer, mirar más allá de mis fronteras. Esconder lo que siento por ti no tenía ningún sentido. Y confinar nuestra relación a tu casa y a la mía no va a ser suficiente. Quiero conocerte tanto como me permitas y yo quiero que tú me conozcas igual. Da miedo, porque nuestros mundos son muy diferentes; pero conocerte me está ayudando a ser un poco menos temerosa.
Joe se mesó el pelo con una mano y comenzó a pasear. Seguía estupefacto por la declaración de ______. Sabía que no era la clase de mujer que decía esas palabras a la ligera. Las había oído en otras ocasiones en boca de otras mujeres y había sentido un peso enorme. Pero esta vez era diferente. Masculló algo ininteligible y se detuvo frente a ella.
—No quiero que perdamos lo que tenemos porque alguno de nuestros familiares, amigos o compañeros de trabajo digan alguna tontería sobre nosotros.
—¿Y quién dice que tenemos que perder? —preguntó, sonriendo, como si estuviera intentando rebajar la gravedad de lo que estaban tratando.
Pero Joe tenía una terrible premonición de que aquello acabaría desastrosamente. Sentía que era un tren descontrolado a punto de descarrilarse.
***
El árbol de Navidad de la Universidad de Salem estaba decorado con bolitas de cristal coloridas, lucecitas blancas brillantes y espumillón de muy diversos tonos. La mesa donde se servía la comida estaba cubierta por un mantel rojo y blanco con un estampado de rosas. De fondo, una música relajante confería a la reunión un aura elegante.
Sin embargo, ______ sólo podía escuchar, en la trastienda de su cabeza, una triste canción de Elvis Presley.
«No va a venir», pensó después de mirar el reloj por enésima vez en los últimos quince minutos.
—No va a venir —dijo Sherry.
—Puede que sí —replicó ______, procurando doblegar sus propias dudas e intentando no sonar a la defensiva. Había deseado tanto que Joe la hubiera acompañado…
—No vendrá —repitió Sherry—. Pero estás despampanante con ese vestido. ¿Dónde lo has comprado?
—Gracias. Lo encontré en un catálogo de venta por correo —contestó. Luego saludó con aire distraído al decano de la universidad, mientras dirigía la mirada una vez más hacia la entrada.
—Deja de mirar —le recomendó Sherry, la cual la instó a que se acercara a la mesa, en la que ya habían servido unos aperitivos—. Come algo. Además, quiero presentarte a… ¡Dios mío!
______ se giró de golpe en dirección a la puerta.
—Calma, ______ —prosiguió Sherry—. ¿Es que no vas a cerrar la boca? Como sigas encendiéndote vas a acabar brillando más que el árbol de Navidad…
Pero ______ no oyó nada de lo que Sherry le había dicho. Solamente vio a Joe y el corazón le empezó a palpitar el doble de rápido. Estaba de pie, en la entrada, vestido con su chaqueta de cuero, como siempre. Nada más se había quitado el pendiente de la oreja. La canción melancólica de Elvis desapareció y el Aleluya de Handel lo sustituyó en su lugar.
¡Había ido! ______ miró con disimulo: ¿qué tipo de corbata llevaba? Joe parecía lo suficientemente incómodo como para darse media vuelta y marcharse, así que ______ se apresuró a ir a su encuentro.
—¡Has venido! —exclamó ella, sonriente.
—He venido —respondió Joe, asintiendo y mirando alrededor.
La sonrisa de ______ se expandió aún más ante la total falta de entusiasmo que percibió en la voz de Joe. Era evidente que estaba haciendo un gran esfuerzo por ella. Metió un brazo por el izquierdo de él y comentó:
—Buenas noticias: hay albóndigas.
—Ya lo veo —respondió Joe, mientras echaba un vistazo al resto de los asistentes.
—Vamos —______ rió—. Voy a presentarte a todos.
—Te sigo —aceptó Joe, el cual tomó una copa de vino que había sobre una mesita.
—Sólo por curiosidad —arrancó ______ mientras iba en busca de Sherry—, ¿dónde has dejado tu pendiente? —se atrevió a preguntarle.
—En el bolsillo —respondió.
—Joe, ésta es Sherry Kiggis. Ella fue la que me llevó al club Thunderbird.
—Encantado de conocerte —dijo él—. Estoy en deuda contigo.
—Sí que lo estás. ______ es una joya preciosa; pero estoy segura de que tú ya te has dado cuenta de eso —dijo después de examinarlo con la mirada y asentir, como dándole el visto bueno—. Bonita corbata —añadió.
—Muchas gracias. Se lo diré a mi sobrino, Davey. Ha sido él quien me la ha elegido —contestó—. Y tienes razón con ______, es una verdadera joya —agregó.
—Basta de joyas —dijo ______, cuyas mejillas se estaban sonrojando, avergonzada por tanto halago.
—La abertura de tu falda es de lo más provocativa —dijo Joe al oído de ______ mientras ambos se alejaban de Sherry—. Llévame a casa, quítate la ropa y líbrame de este tormento.
—Deja de tentarme —replicó ______, cuya excitación crecía por segundos—. Todavía me tengo que pellizcar para terminar de creerme que hayas venido.
—¿Eso es un sí?
—Es posible.
—¿Ahora mismo?
—Después —respondió con firmeza—. Hombre, ahí viene el profesor Allbright. Da clases de Cálculo y es el director del departamento de Matemáticas —le explicó al ver que el susodicho se acercaba a ambos.
—Debo decirle que cateé Álgebra en el instituto —le dijo Joe al profesor mientras le estrechaba la mano con una amplia sonrisa.
—Probablemente tendrías mejores cosas que hacer en el instituto que aburrirte con el Álgebra —contestó el profesor Allbright, asintiendo con la cabeza.
—Probablemente —Joe rió—. Siempre pensé que esas fórmulas estaban concebidas para hacer que la cabeza nos explotara.
—¿Y ahora? —los labios del profesor Allbright se curvaron hacia arriba.
—Ahora me las arreglo con la Aritmética. Soy propietario de un negocio de coches de importación y tengo que llevar bien las cuentas para llevar una gestión eficaz.
—¿De veras? —el profesor Allbright enarcó las cejas—. Acabo de oírle decir al decano que estaba pensando en comprarse un Mercedes.
—Hay que tener cuidado —comentó Joe, después de inclinar la cabeza hacia un lado, como meditando—. Algunos Mercedes son fantásticos, pero otros no dan tan buenas prestaciones. Basta con tener un poco de experiencia en coches para darse cuenta de cuál es cuál.
—¿En serio? —el profesor localizó al decano y lo instó a que se uniera a ellos, moviendo una mano—. Decano Ericson, tenemos a un experto en automóviles.
En seguida, ______ y Joe estaban rodeados de varios miembros de la facultad. Él se pasó la siguiente hora respondiendo a las preguntas que le hacían unos y otros acerca de distintos coches. Por su parte, ______ había deseado que lo recibieran bien; pero incluso ella estaba sorprendida por la forma en que sus colegas congeniaban con Joe. Era como si se alegraran de poder hablar de algo que no tuviera nada que ver con el mundo académico.
—Interesante acompañante el que ha traído, ______ —le dijo el decano, dándole una palmadita en el hombro, cuando ella y Joe se disponían a marcharse.
—Gracias. Yo también lo creo —______ sonrió.
—Estoy deseando ver a quién nos traes la próxima vez —dijo entonces el decano, justo antes de marcharse.
______ se quedó mirándolo, confundida. Mientras iban a casa, en cambio, comprendió lo que el señor Ericson había querido decir, y frunció el ceño. El decano había pensado que Joe era como un juguete nuevo que se había comprado, el cual cambiaría para la siguiente fiesta. Le entraron ganas de darle una patada a alguien.
Nani Jonas
Re: "Polos Opuestos" - Joe y tu Terminada
awwww Joe lo amo :hug:
Es tan lindo
Maldito decano me cayo mal con ese comentario :caliente:
Siguela!!!
Es tan lindo
Maldito decano me cayo mal con ese comentario :caliente:
Siguela!!!
aranzhitha
Re: "Polos Opuestos" - Joe y tu Terminada
decano maraco qe se cree,
qe bueno qe fue joe al principio pense qe no iria y terminarian peleando feo
siguelaaa!!
qe bueno qe fue joe al principio pense qe no iria y terminarian peleando feo
siguelaaa!!
Kari_JB
Re: "Polos Opuestos" - Joe y tu Terminada
ashhh q decano!!!
siguelkaaa
q tierno q fue joe!!
ahhh
siguelaaaaa
siguelkaaa
q tierno q fue joe!!
ahhh
siguelaaaaa
jamileth
Re: "Polos Opuestos" - Joe y tu Terminada
Awwww mi Joe tan lindo!!
Y sip a mi igual me dieron ganas de golpear
Al decano jejejejeje
Plis siguelaaaa!!
Y sip a mi igual me dieron ganas de golpear
Al decano jejejejeje
Plis siguelaaaa!!
Karli Jonas
Re: "Polos Opuestos" - Joe y tu Terminada
siguelaaa pronto por favor quiero saber qe va a pasar!!!
Kari_JB
Re: "Polos Opuestos" - Joe y tu Terminada
Pffff :¬¬:
quien se cree que es ese viejo eh? :x
Pero no me empaña la felicidad QUE SIENTO :arre:
le dijo que lo amaba
espero que joe sienta lo mismo
SÍGUELA!
quien se cree que es ese viejo eh? :x
Pero no me empaña la felicidad QUE SIENTO :arre:
le dijo que lo amaba
espero que joe sienta lo mismo
SÍGUELA!
fernanda
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Miér 20 Nov 2024, 12:51 am por SweetLove22
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Lun 11 Nov 2024, 7:37 pm por lovesick
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Lun 11 Nov 2024, 12:38 am por lovesick
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