Entrega la Evidencia y nadie saldrá herido. (One Direction y tú) [TERMINADA]

Estaba decidido. Ese día en Orlando sería mi despedida. Disfrutaría todo el maldito tiempo en los parques de Disney para llevarme lo último que me quedaba de felicidad y al siguiente me devolvería a Nueva York antes que ellos, para decir la verdad.
— ¡Qué alegría! —Elevó la voz Helen, desde el otro lado del teléfono—. Tendremos a nuestra Little ____ de vuelta en casa antes de lo esperado.
«Querrás decir: “Tendremos nuestra prueba fotográfica”», pensé. Solo quería la evidencia que yo mantenía en mi celular para saciar sus gustos y confirmar aquellos rumores que los chicos tenían una extraña manía con el alcohol. Que a decir verdad, no fueron vistos de tal manera en estos 6 meses por mi persona, desde el instante en que tomé aquella foto.
— Dejaré los preparativos listos para tu ascenso, ¿De acuerdo? ¡Mereces un puesto extraordinario! —Exclamó después de festejar.
Tenía el nuevo outfit hecho por Lou frente a mí en la cama del hotel, mientras en solo ropa interior la observaba desde mi posición con envidia. Si solo fuese todo tan fácil como los accesorios que creaba.
— Le diré a Will que le mandas saludos. Nos veremos pronto, Ellesonn.
Y cortó como siempre lo hacía. Arrojé el móvil hacia el colchón con la fuerza controlada para que no se destruyese al caer después al suelo, debía de estar agradecida, pero en el fondo realmente me sentía como los mil demonios. Me vestí por última vez con un lindo vestido sin hombros ni mangas, con el pecho de flores y la parte baja totalmente negra, acompañado de uno botines negros, y no saqué nada de mi maleta, de todas maneras la arreglaría en la mañana para irme a casa. (Aquí)
Eran las 8 de la madrugada aún, por lo que hicimos tiempo para entrar al parque “Magic Kingdom” sin mucho alboroto pues las fanáticas reconocerían de inmediato a los chicos. Esta vez, no se disfrazaron ni nada por estilo, porque ya con 3 días por llegar a nuestro destino no les importaba a los paparazis si surgían rumores sobre mí.
— Diremos que eres una prima de Lou, tú solo quédate cerca de ella y no saldrán demasiados chismes. —Dijo Louis, en la proa del barco que nos llevaría a la entrada al parque. Existían 2 formas de llegar, el barco, o simplemente el tren. Nos decidimos por la primera. Por cierto, quedan 4 dólares. Si es que no recuerdas aquella apuesta con Zayn.
— ¡Aléjate! —Grité mientras corría por la superficie del barco, siendo perseguida por Harry—. Un paso más y me enojaré, Hazza. Hablo en serio.
— ¡Oh vamos, ____! Nadie será testigo, lo juro. —Un beso, claro—. Si no lo haces le diré a Niall que lo odias.
Abrí los ojos como platos y arrugué la nariz, puede que sea mentira, pero Niall siempre cree en lo que Harry le dice.
Me acerqué rápidamente hacia el ruliento y levanté los tobillos, besando por completo sus labios. Cuando estuve por separarme completamente, inclinó su rostro y obtuvo un segundo pero más profundo roce de nuestras bocas. Lo empujé instintivamente y con las mejillas enrojecidas desvié la mirada, no quería verme mal delante de Zayn.
Oh mierda, Zayn.
Volteé hacia donde él se encontraba antes de escapar de Harry y no lo encontré, bajé la mirada apenada y suspiré. Tal vez se había enojado. Me mantuve unos segundos sumergida en aquella opción donde al parecer no escuchaba las historias que el chico frente a mí me contaba.
— Harry, —Escuché a Liam desde la punta de la proa— Debo hablarte de algo.
Ambos volteamos hacia él y la sonrisa que pensé ver en su rostro fue remplazada por una totalmente forzada. Quería hablar con Harry de algo, ¿Qué era ese “algo”?
Su compañero fue hacia él y luego de un par de minutos platicando pude ver como sus miradas se centraron en mí unos momentos y luego continuaron con su tema. No decidí poner mi atención en ellos y fui en busca de Niall junto con Louis, que se encontraban bebiendo un par de gaseosas en el balcón derecho.
— Así que mi pequeña ____ rechazó al duende “latigable”—Dijo Louis, aun sin verme—. Deberías de sentirse orgulloso, Nialler.
El rubio se sonrojó permanentemente y volteó a observarme, luego sonrió nervioso y volvió con el castaño empujándolo mientras bebía de su botella.
— Está junto a nosotros, idiota —Le respondió.
Louis casi se atraganta con el contenido de su bebida y con nerviosismo me saludó sonriente, yo solo le sonreí de vuelta y me acomodé a su lado. El castillo lograba verse entre los pasajes y multitudes de gente en el parque.
«Un cuento de hadas»
En la boletería, Lou me abrazó en el instante en que compraban las entradas, así pensarían que solo soy una conocida. Apenas un par de minutos dentro y escuché los gritos y suspiros de chicas alrededor, y pasos.
Louis les sonrió con gentileza y se acomodó divertido ante las cámaras en diferentes posiciones que hizo reír a las chicas. Me separé lo suficiente para no levantar tantas sospechas y observé mejor.
Niall era el que más conversaba, decía cosas sin coherencia muchas veces y regalaba saludos junto a los autógrafos que eran grabados. Zayn era abrazado por dos fans ante los focos detenidos en él, mientras que Harry y Liam se mantenían alejados aún con sus rostros serios.
— ¿Podrías sacarnos una fotografía? —Me preguntó una de las chicas con su cámara frente a mí.
Acepté sonriente y enfoqué el lente. Para cuando tomé atención, tenía la mirada de Zayn en mis ojos como dos grandes focos de luz iluminando mi oscuridad. Temblé un instante y mis mejillas enrojecieron, luego suspiré avergonzada y apreté el botón.
Cuando la chica se acercó a buscar su artefacto guarda-memorias, fue su pregunta la que comenzó con la escenita:
— ¿Quieres una fotografía con él también? —Sonrió.
El corazón me saltó por los aires y miré a Zayn disimuladamente, tenía en su semblante el orgullo impreso por todo rincón. De todas maneras, aceptase o no, fui interrumpida.
No sé en qué estaba pensando cuando lo hizo, si tal vez eran sus celos o algo por el estilo, pero no vio las futuras consecuencias. Harry tenía fuertemente sostenida mi muñeca con su mano, observándome directamente a los ojos. Todas las chicas se voltearon a ver, escuchando la reacción que posiblemente haya empeorado todas las cosas y que el muy estúpido actuó sin más.
— ¿Te gusta Zayn?
¡Y Boom! Cámaras, celulares, grabadoras y toda cosa que pudiese guardar aquel momento fue testigo de su pregunta, incluyendo al recién nombrado que no podía creer lo que estaba sucediendo.
Trágame tierra, por favor. Harry parpadeó unos momentos y con rapidez me soltó el brazo, riéndose fingidamente mientras se arreglaba el cabello de costumbre y volteaba hacia sus fans.
— Nadie se ha sacado fotografías conmigo aún, ¿Verdad? Ven aquí, pequeña —Fue lo que dijo, rodeando mis hombros con su brazo—. Liam, ayúdame.
Arrojó su iPhone hacia el involucrado y éste arrugó un poco su frente cuando lo recibió. Yo solo me mantenía indiferente y con la mente en blanco. Acababa de preguntarme frente a todo el mundo si me gustaba Zayn… ¡Será demente!
Al parecer, las fans creyeron que solo se trataba de una broma, porque no preguntaron nada ni se acercaron a falsear rumores. Pero algo en esa pregunta me dejó pensando en la situación que iba a salir de todo esto, y no era buena.

Subimos a muchas atracciones, entre una y otra había personas acercándose o chicas pidiendo sus autógrafos, mientras que Lou y yo nos adelantábamos a la siguiente.
Entre adelanto y adelanto, ella fue la que rompió el hielo primero.
— Te has decidido —Afirmó, de camino a Big Thunder Mountain.
Le miré un par de segundos sorprendida y devolví mi mirada hacia el frente otra vez, con mi rostro avergonzado. Asentí.
— Y tal parece ser, que aparte de Niall, Harry tampoco es el elegido.
Volví a observarla. Sonrió apenada y seguimos caminando. No quería que este último día junto a ella fuese así, tenía que hacer algo para ganar otra vez su confianza.
— Zayn —Murmuré—. Él.
Su sonrisa cambió considerablemente y soltó un chillido, me abrazó con fuerza mientras agradecía a Dios por “ser testigo de su veredicto”. Lo que me hizo reír.
Subimos al pequeño tren que nos llevaría entre las improvisadas montañas y me senté junto a ella, parecía toda una vaquera con su sombrero café. Los chicos se sentaron a nuestras espaldas, quedando en solitario Louis que decidió tomar el puesto ya que le gustaba gritar, y eso a su compañero no le agradaría.
En la casa embrujada, Lou fue más lista y cuando los chicos se detuvieron en la fila observando los cuadros en las paredes, me empujó al frente junto con Zayn. Se despidió de mí con un apreciable “Suerte” en sus labios y la puerta se cerró.
En un comienzo, debías de estar en una sola habitación escuchando la historia de la familia que vivía en el lugar, al mismo tiempo donde las hermosas pinturas de las paredes subían cada vez más revelando sus terroríficas otras mitades que no se podían observar. En el centro del techo había una lámpara que amenazaba con caerse, pero cuando las paredes dejaron de subir, de un momento a otro ésta desapareció frente a nuestros ojos. Se abrió una puerta continua y caminé lado a lado con Zayn para no perderme.
Había unos asientos dobles, donde indicaba que comenzaba el paseo.
En realidad, nada daba miedo, ya que para ser una atracción de todo espectador debía ser moderado para los niños dentro. No fue hasta el momento en que sentí a mi moreno compañero de banco hablar, que me asusté.
— 2 dólares —Dijo en mi oído—. 2 besos.
Volteé instintivamente hacia él y pude ver entre la oscuridad su sonrisa, él me estaba pidiendo que lo besase otra vez. ¡En una casa embrujada!
— Estás abusando —Le susurré molesta.
Rió un poco y tomó mi mano con la suya, entrelazando nuestros dedos. Luego se acercó inclinando su cabeza y rozó mis labios, finalmente acomodándolos para besarme en serio. Jugueteó un poco haciéndose de rogar y nos separamos por la falta de aire. Antes de devolver totalmente mi respiración a la normalidad, no esperó más y cobró su segundo beso, esta vez con más fuerza y proclamando mejor apoyo.
Sentí que iba a explotar, todo era demasiado lindo como para que de un día a otro se terminase. No quería esto. Por fin me había enamorado de alguien que podía apreciar y me debía quedar con la verdad en el interior, la fotografía lo era todo, mi trabajo lo era todo, Helen era todo.
Entre nuestro beso solté una lágrima, que Zayn no tomó desapercibida y secó por completo luego de alejarse. Me sonrió apenado.
— ¿Qué sucede? ¿Enojada por el trato? —Bromeó.
Lo miré detenidamente y le negué. Su sonrisa desapareció y desvió la mirada hacia el espejo de en frente que indicaba el final del paseo, puesto que aparecía un fantasma entre nosotros y luego la salida.
Ese espectro simulaba perfectamente lo que yo tenía entre ellos; una pared invisible de mentiras y malas intenciones.
El día terminó con un gran desfile de todos los cuentos Disney marchando por la calle principal, luces y música por doquier. Se supone que debía de darnos confianza y felicidad en nuestros corazones, pero lo único que yo sentía en mi interior era arrepentimiento.
Quería hablar con alguien, aunque sea una milésima de segundo y que me dijese si lo que estaba haciendo era lo indicado. De camino al hotel, Liam y Harry no cruzaron palabra alguna conmigo. Solo hablaban entre sí mientras Louis y Niall se reían de locuras que tal vez hicieron en el parque.
Zayn observaba pensativo hacia el exterior del carro, tal vez intentando verse en el reflejo.
No tenía a nadie de mi lado en ese momento, no entenderían como me siento ni si quiera en mil años. Cuando la puerta del hotel se abrió y los chicos salieron, corrí hacia mi habitación.
Entré rápidamente y cerré con fuerza la puerta; estaba enojada. La vista se me nubló con las lágrimas que asomaban, tomé mi maleta y ordené las cosas que horas antes había sacado sin querer. Arrojé el vestido de Lou hacia un rincón y solo quedé en mi ropa interior, observándome en el espejo frente al escritorio.
— Mentirosa —Me dije—. Les hiciste pensar que eras alguien que ni si quiera puedes llegar a ser.
Caminé un paso.
— Los odiabas y tomaste aquella oportunidad tras el callejón para ganar prestigio con Helen —Continué—. Ahora los adoras. Amas a Zayn. Quieres a los demás. Eres una vil p*ta, ____ Cloe Ellesonn.
Sollocé.
— No mereces tener el nombre de Cloe. Tu abuela no estaría orgullosa.
Cerré los ojos y me preparé para admitir lo último que tenía por dentro.
— ¡No quiero seguir aquí!
Volteé furiosa y arrojé la silla del escritorio de vuelta hacia el espejo, rompiéndolo en miles de pedazos esparcidos en el suelo.
Me arrodillé junto a ellos bajando mi cabeza hasta el piso llorando lo más fuerte que pude. Era cierto, ya no deseaba continuar con toda mi alegría falsa si al final empeoraría las cosas. Ya estaba cansada, una chica de 18 años no es capaz de sobrellevar un trabajo como ese y terminar satisfecha con su misión. Fue mala idea tomar aquella fotografía, prueba, esa maldita evidencia de que podía haber desviado mis sentimientos en ésta ocasión.
Pero lo hecho, hecho estaba. No podía devolver el tiempo y comenzar otra vez aunque lo quisiera. Yo estaba ahí, rodillas en el suelo de mi habitación en Orlando con el corazón destrozado.
La puerta fue golpeada y ni si quiera fui capaz de levantarme e ir a ver quién era. Escuché un «te esperamos en la cena» por la voz de Liam y luego sus pasos alejándose.
Aún querían comer conmigo. La última cena. Retomé lo último de mis fuerzas luego del escándalo en mi dormitorio y con el pijama puesto bajé.
Todos estaban sonriendo alrededor de una espaciosa mesa, una cuadro realmente agradable.
Caminé hacia ellos y al verme, Harry y Liam fueron los primeros en dejar de hacerlo; sonreír.
— ¡Oh, por Dios, estás sangrando! —Gritó Lou apuntando mis rodillas.
Con tan poco tiempo no me di cuenta de los restos de vidrio estampados en mis piernas, no dolían demasiado.
— ¿Qué sucedió, ____? —Me preguntó Niall.
Lo miré por última vez, grabando sus ojos azulados en mi memoria para no olvidarnos nunca. Negué con la cabeza intentando sonreír y dejé que Lou me curase las heridas.
— Debes de ser más cuidadosa, los vidrios pueden ser infecciosos —Recomendó.
— Lo sé… lo siento —Le sonreí de regreso.
Me hizo sentar en una de las sillas mientras todos comían para dejarme descansar, tomé mi teléfono y con la cabeza baja comencé a escribirle a Kate.
«Sabes que estoy en problemas, mañana te veré en Nueva York.»
Envié el mensaje y suspiré cerrando los ojos mientras guardaba el móvil en mi bolsillo.
Sabía muy bien que era un momento totalmente estúpido y hacerme daño físico no era la solución, aunque fuese inconsciente de eso. La hora pasó como siempre, bebí lo que quedaba de mi jugo natural y me levanté de la silla; con dolores por supuesto.
— ¿Quieres que alguno de los chicos te ayude? —Me preguntó Lou.
La miré unos segundos en silencio y suspiré, le asentí y apuntó a Liam por cuestión de confianza y madurez.
Rodeé su cuello mientras caminábamos por el pasillo, aunque solo eso hacíamos, ninguno se dignaba en hablar. Raro.
Cuando llegué a la puerta de mi habitación y Liam me soltó, me quedé unos instantes de pie frente a él. Ahí sería la última vez que me pueda despedir.
— Sabes… —Comencé a decir.
— Lo siento —Dijo, interrumpiéndome—. Por estar tan distante estos días y eso.
Le miré a los ojos, había vuelto el Liam Payne que apareció la primera noche en Londres. Sensible y frágil.
Se estiró un poco los brazos y desvió su mirada, avergonzado.
— Estuve vigilándote estos días y pude acertar en el de ayer, —Se cruzó de brazos, yo aún seguía distraída—. Te asegurabas de que a Zayn no le molestase nada de lo que tú hicieses, y cuando Harry te pidió que lo besases, lo buscaste entre nosotros por si estaría enojado.
Ahora si lo observé con atención. Mis mejillas se apresuraron en enlistarse para enrojecer, sabía lo que diría.
— Te gusta Zayn.
Sí, rostro sonrojado. ¿Tan obvio era todo?
Liam retrocedió unos pasos y bajó la mirada, apenado.
— Conversé mis dudas con Harry en la mañana, él también tenía sospechas y por lo mismo se acercó a ti con el tema de la fotografía en el parque.
Celos.
— Liam yo…
Un fuerte jadeo salió de su garganta y se frotó la cabeza con una de sus manos, intentando sacar lo que realmente pensaba en ese momento.
— Ese estúpido de Zayn ganó —Sonrió.
Aquella sonrisa me encantaba cada vez que la veía, pero algo andaba mal. No me hacía sentir mejor, sino todo lo contrario, esa sonrisa me quebraba el corazón.
Me acerqué lo suficiente y con mis brazos rodeé su pecho, abrazándolo lo más cómodo posible para no olvidarlo nunca. Luego de unos segundos me devolvió el gesto con un gran suspiro, se intentaba controlar. Momentos después se alejó y me besó la mejilla como prueba de que se había rendido.
— Lo mismo que Niall dijo. Seguiré amándote, lo sabes —Me murmuró.
El pecho se me estremeció al escuchar aquello que no supe nada más que hacer que asentirle sin decir nada. No arruinaría esto aún.
Se despidió con un “Buenas noches” y regresó al primer piso.
Las lágrimas volvieron otra vez, dejándome sentada en el suelo con las rodillas vendadas por la curación de Lou y el corazón herido por el abrazo de Liam.