Entrega la Evidencia y nadie saldrá herido. (One Direction y tú) [TERMINADA]

— Creo que te estás equivocando de persona… —sonreí—. Él no es…
Había frente a ambos un trío de chicas con coloridos atuendos veraniegos, dos de cabello rubio y una de moreno, todas con una cámara en sus manos aún sin apuntar.
— ¡Claro que es él! ¡Míralo! —Dijo una de las rubias apuntándonos con su dedo índice—. ¿Nos puedes hablar?
Zayn miró aterrorizado su dedo acusador y lo observé por el rabillo de mi ojo; tenía que hacer algo. Volví a sonreírles al trío de fans y dije:
—Zayn no estaría con una chica como yo, ¿Verdad? Él es Jack, mi novio.
Abracé a mi compañero por el brazo y lo acerqué más a mí, intentando de que las chicas creyesen que todo el maquillase y el disfraz lograra convencerlas de que no era quién ellas creían. La morena al parecer lo hizo.
— Chicas tiene razón, Zayn no vendría a un lugar tan aburrido para besuquearse con ella. —Auch—. Además, dijeron en internet que saldrían todos juntos… No veo a ninguno por aquí.
El par de rubias también entendieron y sacaron las dudas de sus cabezas, voltearon a vernos aún abrazados y una de ellas dijo:
— Perdónanos por ofenderte, Jack.
— Si, es que tienes un gran parecido con Zayn, discúlpanos. —Dijo su amiga.
Les asentí y se despidieron, tomando sus cosas firmemente desaparecieron de nuestra vista. Aún mantenía con fuerza agarrado el brazo de Zayn para cuando pasaban ya más de cinco minutos.
— Puedes soltarme. —Murmuró él—. No nos descubrieron.
Me separé como si su piel quemase, luego bajé la mirada hacia el piso y sentí como en mis mejillas crecía el calor otra vez. El moreno bufó y comenzó a caminar.
—Volvamos o pensarán que te he secuestrado.
Levanté la cabeza y vi su rostro, mi corazón se aceleró porque creí que esto nunca sucedería; La misma sonrisa que había presenciado en los videos, entrevistas e incluso en conversaciones íntimas con los chicos, me la estaba propinando a mí. Con ánimo brotando de mis poros corrí hacia él y caminé a su lado. Me estaba acercando a él por fin.

— ¿Sucede algo? —Dijo Niall sentado a mi lado en el asiento del avión
Le negué con la cabeza y seguí mirando por la ventana. Él levantó una de sus cejas y dijo:
— Te ha besado Zayn.
No fue una pregunta.
Harry apareció en el respaldo de enfrente y me observó sorprendido. Mi compañero irlandés gruñó y el chico de los rulos volvió a sentarse sin volver a interrumpirnos. ¿Niall estaba molesto?
— Respóndeme.
Su mirada ahora se encontraba seria, penetrante, maduro, era otra persona. Me sentí pequeña por un momento y entrelacé mis manos en forma inocente.
— Si…
El silencio incómodo no se pudo evitar. Sus ojos seguían igual de potentes que antes, pero luego de un minuto volvió a ser el mismo de siempre. Suspiró desganado.
— Estoy celoso —Admitió—. Quiero que me… me beses… otra vez…
La vergüenza me comió el cuerpo. Pedirme que lo besase era muy educado de su parte, el pequeño duende irlandés me hacía cada vez más feliz. No sé qué era lo que me pasaba al verlo al rostro, pero cada vez que su lado infantil aparecía, mi alma maternal aparecía, no podía decirle que no a él.
— Te adoro, Nialler
Le tomé cada mejilla con mis manos y él sonrió, se acercó lo suficiente para rozar mis labios con los suyos y dijo:
— Yo te amo, ____.
Y terminó con la distancia en un lento beso e ingenuo. Cerré los ojos y solo me quedé ahí juntando nuestras bocas, pensando en que estaba haciendo algo horrible; en realidad parecía una p*ta besuqueándome con los cinco a la vez.
Niall retrocedió satisfecho, acomodándose el cinturón de seguridad mientras una gran sonrisa se mantenía en sus labios, le quedé mirando. Levanté mi mano y toqué su pecho, él solo me observó curioso.
— ¿Por qué admitiste que los demás me hayan besado?
Esa era la misma pregunta que Zayn intentó hacerme responder, solo que para hacerlo necesitaba un ejemplo. El rubio frunció los labios y posó su palma encima de la mía.
— Somos cinco amigos enamorados de la misma chica. Hay reglas las cuales debemos respetar. — Respondió.
Lo miré confundido y continuó:
— Si uno de nosotros va un paso adelante que los demás, no se negará a nada para que el resto también llegue hasta su delantera. Por lo mismo Harry puso celoso a Zayn, para que se diese cuenta que tenía que besarte.
Me soltó la mano y el frío ingresó en ella como hielo en un vaso de agua tibia. Solté una tímida risa y bajé la mirada. Sin duda ellos eran especiales.
— También tenemos la esperanza de que te enamores de uno de los cinco.
Lo último casi no pude escucharlo, porque había susurrado de tanta vergüenza al admitirlo.
Ellos querían que me gustase alguien del grupo, pero ¿No sería complicado para el cuarteto sobrante ver al ganador siempre conmigo?
— Eres hermosa, ____. Más de lo que tú piensas. —Dijo—. Tanto por dentro como por fuera.
Me sonrojé luego de eso al parecer, ya que la risa que salió de su garganta al verme me lo confirmó.
El vuelo continuó normal, con sus brazos a mí alrededor y su cabeza en mi pecho durmiendo, cómodo.

Estábamos de vuelta en Estados Unidos, en el estado de California. Solo dos semanas para estar de vuelta en Nueva York y terminar con todo eso.
Los pasillos del aeropuerto LAX eran gigantes y estaba apestado de multitudes de fans alrededor. Al parecer se divulgó la información de a qué hora llegarían y ahora marejadas de obsesionadas intentaban entrar a nuestra compuerta.
Lou llegó a mi lado al salir del avión, mientras los chicos se aproximaban a la salida para recoger sus maletas y saludar a las fans.
— Saldremos 15 minutos después que ellos, ¿De acuerdo? —Me dijo—. No quiero que seas descubierta luego del incidente en Roma.
Asentí. No quería otra historia como la del foro antiguo con Zayn.
— Por cierto, te ves bella en tu ropa.
Encima tenía puesta una blusa sin mangas de color verde oscuro, debajo de unos shorts gastados hasta la cintura y zapatos de tacón negros. Lo más simple posible que encontré en mis pertenencias para llegar a Los Ángeles. (Aquí)
Le sonreí como agradecimiento y nos sentamos a esperar.
Pasando los 15 minutos, Lou tomó sus cosas y caminó hacia la salida conmigo detrás de ella. Los chicos ya se habían ido.
El hotel quedaba a media hora del aeropuerto, por lo que disfruté de la vista mientras el taxi nos llevaba. La entrada estaba llena de chicas intentando obtener algo de sus ídolos, y como siempre la seguridad era extrema y molestosa.
Por suerte, ahora no me encontraba sola.

Al siguiente día, desperté debido a un fuerte grito en mi habitación.
— ¡Salgan de aquí ahora!
Abrí los ojos rápidamente e intenté levantarme de la cama, solo que no pude por el peso encima de mi cuerpo. ¿Qué peso? Tenía a 3/5 de los chicos acoplados a mi alrededor durmiendo. Niall, Louis y Harry. Lou tomó a cada uno por el cuello de sus camisas y los arrojó al suelo, furiosa.
Me senté en la cama y vi como cada uno se lamentaba por ser despertados de tal manera tan brusca.
— ¿Por qué no nos dejas en paz? —Le preguntó Harry—. No le dices nada a Niall que duerme todas las noches con ella.
— Eso es totalmente diferente, Harry Styles. Niall no tiene otras intenciones además de dormir.
La frase de Lou hizo sonrojarse al rubio, yo estaba igual. «Otras intenciones», pensé. Louis se levantó con la frente arrugada y dijo:
— Ese niñito ya nos lleva la delantera en dormir y en besarla. ¿No podemos hacer lo mismo?
Abrí la boca para entrometerme en su conversación, pero al ver la hora solté un grito ahogado y corrí hacia mi celular. Will ya debía de estar trabajando junto al diablo de Hel.
— ¿A quién llamas? —Preguntó Harry.
Lo asesiné con la mirada para que dejase de interrumpirme y marqué el número de mi mejor amigo. A los dos tonos contestó.
— ¡Little ____! ¡Ya has llegado a casa!
— ¡William! —Chillé—. ¡Estoy de vuelta!
No sé cómo, pero mi rostro había iluminado cada pared del cuarto con mi felicidad al escuchar su voz; incluso sorprendió a los intrusos que se mantenían observando mi situación. Reí con ganas y di vueltas como una niña pequeña al entregarle sus regalos de cumpleaños, solo que mi mejor amigo era el culpable ahora.
— ¿Cómo estás? ¿Te encuentras bien? ¡Pues claro! Ahora hasta ríes sin sentido alguno. —Dijo desde el otro lado del país.
Abrí mi boca para contestarle pero alguien fue más rápido y tomó mi celular. Mi sonrisa fue remplazada por una mueca y vi a Liam llevar el artefacto hasta sus labios y oído para hablar. ¿En qué momento entró a mi dormitorio?
— Lo siento, Grif. ____ nos pertenece ahora. —Y colgó.
Me sonrojé. ¿Él había dicho «pertenecer»? ¿Qué quería decir con eso?
Harry y Niall se sonrieron y voltearon hacia Lou, quién con una confusión en la mirada retrocedió cautelosa. Liam revoleó los ojos y se acercó hacia mí con rapidez para besarme sutilmente en la comisura de mis labios. Después desvió su mirada avergonzado y giró hacia el trío que quedaba. Lou había desaparecido.
Me crucé de brazos y esperé a que dijesen algo en su defensa. Louis habló.
— Estamos en Los Ángeles, pequeña. Nuestro concierto no es hasta mañana así que… teníamos que cobrarte de alguna manera.
Sonrió y sus ojos brillaron, dejándolos más azules de lo que ya eran.
— ¿Qué intentan hacer? ¿Secuestrarme? —Les pregunté con ironía—. Ahora están en mi territorio y toda cosa puede ser usada en su contra, idiotas.
La puerta volvió a abrirse y Zayn asomó su cabeza con lentitud, a lo que Harry sonrió y lo adentró cerrando la salida con fuerza. Lo arrojó al asiento del escritorio y corrió hacia mí aún más alegre.
— Esta vez, Zayn también estuvo de acuerdo —Miré al acusado y me devolvió la mirada con enojo—. Conmigo no has tenido una cita, por lo que seré el primero en quedarme contigo por un par de horas.
¿Dijo un par de horas? ¿Es que acaso planeaban obligarme a salir con cada uno en una cita? ¡Serán dementes! Les negué con la cabeza repitiendo «No» al mismo tiempo; no quería considerarme un juguete de nadie.
Zayn bufó desde su asiento y vi como Liam se tensaba, Harry bajó la mirada apenado y Niall… Niall se escondió detrás del último.
— Lo siento chicos, no quiero causarles tantas molestias y distraerlos de sus conciertos y…
— No nos desconcentras —Dijo Zayn.
No. Vamos, Zayn, esa nueva personalidad no te queda. ¿Qué fue lo que dijo? Lo miré sorprendida.
— Pienso que hasta se nos ve un poco más animados en el escenario —Continuó—. Sobretodo si por las mañanas te ves tan graciosa.
Apuntó hacia mi cuerpo, bajé la mirada y grité.
Tenía puesto mi camisa de dormir con un gran Mickey en la delantera abrazándome hasta tocar mi trasero en la parte de atrás. Era un regalo de papá. (Aquí)
Los cinco rieron con ganas y luego de unos segundos me les uní. Sin duda tenía que dejar de usar regalos así.
— Aunque a mí no me molesta —Dijo Harry con la esquina de su boca levantada—. Es mejor que el de conejito que le vimos la primera vez…
Me tapé el rostro con el calor agobiándome, de solo recordar como es que todo el mundo fue testigo de ese atuendo quise ser lluvia y caer en gotas al mar.
— ¡Lo tengo! —Gritó el chico de los rulos—. Les daré una demostración de lo que Harold puede hacer en estas circunstancias.
En cada instante en que terminaba una palabra, un paso avanzaba hacia mí. Al terminar solo estaba a uno de ambos. Sonrió con malicia en sus ojos y deseé dejar de adivinar sus intenciones.
Se inclinó un poco y me preguntó al oído:
— ¿Puedo ser ese Mickey?
Me tapé la boca con ambas manos por la gran sorpresa que me había propinado y retrocedí antes de que me dejase llevar. Algo sucedía con él cuando se le ocurría convertirse en un caballero a la vez pervertido.
— Vamos, ____. Solo será una travesura —Dijo.
— ¡No! ¡Harry, aléjate! — Grité.
Él rió con ganas y me negó con la cabeza. Acercó sus brazos y rodeó mi cintura acercándome más hacia él, pero cuando bajó un poco el par de grandes manos hacia su meta, un fuerte golpe en la espalda lo hizo parar.
— Ya basta, Hazza —Le ordenó Liam—. ____ solo tiene 18 años, no creo que esté preparada para un pervertido…
— ¡Hey! —Se defendió separándose de mí—. Yo también tengo 18 y no soy un pervertido…
Ambos caminaron hablando entre ellos, Louis solo rió contagiando a Niall y yo suspiré cansada. Decidí vestirme con la ropa que Lou me había dejado en el baño y tenía que sacarlos de ahí. Caminé hacia Zayn, que aún mantenía su postura sentado en la silla del escritorio.
— ¿Puedes decirles que me esperen en la entrada? —Dije con lentitud y un poco de miedo. A veces no sabía como iba a responder.
El moreno miró mi rostro detenidamente y bajó un momento hacia mi ropa, luego ladeó la cabeza para verificar algo detrás de mí y retornó a mis ojos con una sonrisa. ¿Qué estaba planeando?
— Es mi turno de llevar la delantera.
Dicho esto, acercó ambas manos y me sostuvo de la cintura mientras se levantaba de la silla. Comenzó a descender su tacto hacia la misma posición que las del dibujo de Mickey, donde terminó en acelerar la rapidez de mis latidos y dejarme sin respiración al inclinarse para rozar sus labios con los míos; resultado, él era el ganador de la semana por obtener posesión de algo que nunca creí que le sería suyo.