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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Más Caliente que el Fuego-NickJ&Tu(Adaptación) TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Página 2 de 22. • 1, 2, 3 ... 12 ... 22
Re: Más Caliente que el Fuego-NickJ&Tu(Adaptación) TERMINADA
ahHhh OMJ que feo!!
Realmente senti feito :( y ahhhh Cristy
Estará bien cierto???? Al igual que mi Nick
Ahhh plis siguelaaaaaaa!!
Necesito mas caps!!
Realmente senti feito :( y ahhhh Cristy
Estará bien cierto???? Al igual que mi Nick
Ahhh plis siguelaaaaaaa!!
Necesito mas caps!!
Karli Jonas
Re: Más Caliente que el Fuego-NickJ&Tu(Adaptación) TERMINADA
chelis escribió:NUEVAAA LECTOORAAA
Bienvenida! :) me da gusto leerte por acá también! :D
HeyItsLupitaNJ
Re: Más Caliente que el Fuego-NickJ&Tu(Adaptación) TERMINADA
.LalalandJonas. escribió:OMG!!! OMG!! OMG!!!
Esta bueniiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiisimoo el librooo, se lee que estara increibleee *O*
Pleasee SIGUELAA, amo tus adaptaciones!!
SIGUELAA
Att. Tu New Reader!*
Holaa! Bienvenida! :)
si es buenisimo el libro!, me da gusto leerte por acá! :D
HeyItsLupitaNJ
Re: Más Caliente que el Fuego-NickJ&Tu(Adaptación) TERMINADA
Nanny<3 escribió:HeyItsLupitaNJ escribió:Nanny<3 escribió:Oh Diios Mio...Juro Por Dios Que He Llorado... :pale:
Senti Todo..Todo!!...
O Dios Me Declaro Tu NUEVA y FIELSISIMA Lectora
Senti El Crujir El Dolor TODO! :(
Me Encandto Siguela :D..:Esta AWESOME!! :affraid:
Suena Patetico Pero Siii....ME ENCANTO!!
Que Emocion!!
SIGUE!!!!By:Anny;D
Hola Bienvenida! :) me da gusto tenerte por aquí! ;)
lo sé es muy duro cuando lo lees por primera vez! :(
pero bueno, es parte de! :)
nos estamos leyendo!Siiiiiiiigueeeeeelaaaaaa!!!
Ya Empeze -Me Autotraumo ._.-
Porfiiiii!!!..O te Perseguire(?)
Okno .______.
Hahahahha SIiiguee Please!!!
o.O ok, en este momento un capitulo, no quiero que te me traumes! :|
hahaha nos estamos leyendo! :)
HeyItsLupitaNJ
Re: Más Caliente que el Fuego-NickJ&Tu(Adaptación) TERMINADA
Karli Jonas Lovato escribió:ahHhh OMJ que feo!!
Realmente senti feito :( y ahhhh Cristy
Estará bien cierto???? Al igual que mi Nick
Ahhh plis siguelaaaaaaa!!
Necesito mas caps!!
Lo sé es horrible! :(
u.u no te puedo contar! :$
Bueno nos estamos leyendo! :)
Bienvenida! :D
HeyItsLupitaNJ
Re: Más Caliente que el Fuego-NickJ&Tu(Adaptación) TERMINADA
Holaaaaaaa! Me da gusto que les este gustando la novela!
les traigo la primer parte del capitulo! :)
Bienvenidas a Todas! :D las estoy leyendo! ;)
vuelvo más tarde!
Enjoy It! :)
Las leo más tarde!
Lu wH!;*
:hi:
les traigo la primer parte del capitulo! :)
Bienvenidas a Todas! :D las estoy leyendo! ;)
vuelvo más tarde!
Capitulo 1 (Parte 1)
Prineville, Georgia
Veinte años después
2 de Abril
Gerard Montez se paseaba por su estudio mientras escuchaba una pista del CD. La canción era hermosa, aunque a Gerard le importaba una mierda eso. Beethoven, Los Beatles... le sonaba todo igual.
Pero esta canción... oh, sí. Era importante para él.
“Turning a Blind Eye” por ____(tn). Sin apellido. Solo ____(tn). Como Madonna o Cher.
Había leído algunas críticas en Internet de la canción. Había un montón. Esta mujer, ____(tn), ocupaba una cantidad desmesurada de tiempo y espacio en la red, porque nadie podía dilucidar quién era.
Su voz es cálida y suave, perfectamente contrarrestada por los instrumentos acústicos: guitarra y trompeta con sordina. Ella incorpora algo a las notas, una por una, a veces construyendo un exotismo melancólico con citas extensas de música mediterránea del Siglo XIV y algo de Monk. Brillante.
Gerard no tenía idea de qué coño se trataba. Lo único que sabía era quién lo cantaba.
____(tn). La mujer misteriosa.
Solo que no tanto. Porque aunque la publicidad de la cubierta dijese que la misteriosa cantante ____(tn) había escrito la canción, él había oído a otra mujer tarareándola un año antes.
Ella ni siquiera se había dado cuenta de que él estaba allí. Había estado tarareando cierta melodía que Gerard no reconoció, pero había notado que era bonita. Ella tarareaba y cantaba mientras trabajaba en el ordenador en su oficina. Tarareaba el cuerpo de la canción y el estribillo era turning a blind eye.
Gerard recordaba la escena con total claridad, porque eso era lo que él hacía. Observar y recordar cosas. Había construido un puto imperio porque observaba y recordaba cosas.
Se había asegurado de recordar esa canción. No solo eso, sino que había estado absolutamente flipado de que fuera _____(tn) la que estaba tarareando y cantando. ¿Quién lo hubiera dicho?
_____(tn). La convencional, mojigata, acartonada y confiable _____(tn), que escondía su figura y era una contable fantástica. Tenedora de libros. Oh sí, ella tenía un título en contabilidad, pero básicamente ella mantenía sus libros, así que era su tenedora de libros. Y los mantenía muy bien. Demasiado bien.
La _____(tn) formal, vehemente y recatada hizo salir esos sonidos guturales y sensuales de su garganta. Sonidos que él ni siquiera podía comenzar a imaginar que ella pudiera hacer. Sonidos que le hicieron mirarla dos veces como una mujer. Y fue entonces cuando descubrió que ella había estado escondiendo su verdadera valía.
La mayoría de las mujeres trabajaban en sí mismas como locas. Gruesas capas de maquillaje, bolsas plásticas de silicona para levantar los pechos, tacones altos, faldas cortas, melenas largas y abultadas... la mitad del tiempo, cuando Gerard despertaba junto a una tía que se había follado, se daba cuenta de que no era para nada guapa, simplemente sabía cómo aplicarse el maquillaje.
Hombre, echando un segundo o tercer vistazo a _____(tn)... a la _____(tn) seria y adicta al trabajo, cuya ropa por lo general la cubría del cuello a los pies... él podía ver que era muy guapa... auténtica. Si se tomase la molestia, entonces llamaría la atención. Era obvio que no quería llamar la atención, que quería llevar la contabilidad.
Cuando él se dio cuenta que ella estaba empezando a escarbar en la forma en que él había hecho fortuna, supo que tendría que despedirla o matarla. O... casarse con ella.
Esa idea lo había sorprendido.
Fue su voz la que lo hizo. A Gerald le gustaban las mujeres experimentadas, sexys y no demasiado brillantes. Le gustaba el sexo duro. Incluso después de darse cuenta de lo hermosa que era _____(tn), no había querido follarla.
Pero esa mujer cantando... oh sí. Esa era follable. Había una sensualidad, un meneo allí, que decía soy fabulosa en la cama. Algo tan impropio de _____(tn) que él incluso había revisado el escritorio de su ordenador para ver si había un iPod con altavoces. Pero no, esa chica follable era _____(tn).
_____(tn), en la cama. En realidad podría ser fácil de enseñar. Sin embargo, cómo fuera en la cama no era tan importante, porque el mundo estaba lleno de mujeres que amaban a los hombres ricos y él era muy, muy rico.
Lo importante era tener una esposa presentable cuando fuera a Washington a negociar los contratos. Todos esos imbéciles que tenían importancia en Washington eran fanáticos de los “valores familiares” a pesar de que ellos mismos tenían bomboncitos de uno y otro sexo al lado.
Seh... una esposa recatada y censora jurada de cuentas con una suave voz. Perfecta.
Así que había comenzado una campaña para meterla en su cama, algo que por lo general le llevaba alrededor de cinco minutos. Media hora tal vez, como máximo.
Se había quedado absolutamente sorprendido cuando se dio cuenta de que no estaba funcionando. Ella no tenía interés.
¿Qué mierda pasaba?
Él era rico, guapo y poderoso. Tenía a las mujeres trepando por sus pantalones. ¿Era lesbiana? Pero él tenía dos hombres que la seguían a todas partes y ella no tenía amantes, ni femeninos ni masculinos, no tenía nada. Trabajaba, regresaba a su casa, veía algo de televisión, leía, se iba a la cama temprano, madrugaba y comenzaba de nuevo.
Jesús, casarse con ella sería como casarse con una monja. ¿Pero a quién le importaba? Todo lo que tenía que hacer era echarle un polvo de vez en cuando; eso no tendría que interferir con su vida sexual. Hacer que pariera unos cuantos críos. Entonces ellos no podrían decirle nada al puto Pentágono acerca de dónde se estaban gastando su dinero.
Había empezado a maquinar todo en su cabeza cuando la cabrona va y desaparece después de conversar en una fiesta de la compañía con uno de sus hombres, que estaba realmente borracho. Arlen Miller, que habló demasiado sobre Iraq y había pagado el precio.
Y luego _____(tn) se esfumó. Desaparecida durante un puto año completo, en el que él sudó por si se lo estuviera soltando todo al FBI.
Uno no fastidia a Montez. Eso era ley. Porque si lo haces, Montez te devolverá el golpe con tanta ferocidad que estarán encontrando pedazos tuyos durante los próximos diez años.
Ahora la tenía. _____(tn)... sosa, hermosa _____(tn) Palmer, que ni siquiera usaba lápiz labial, por el amor de Dios... era _____(tn), cuya voz era puro sexo.
La identidad de ____(tn) era ese gran misterio tras el que iba todo el mundo. ¿Quién sabía quién era, bla bla bla? Nada de info personal en los CDs, ningún sitio web... las grabaciones se hacían bajo el nombre de una empresa que tenía una capa tras otra. Algo que _____(tn) sabría cómo hacer hasta con los ojos cerrados.
La gente no sabía qué pensar al respecto.
____(tn) tenía un agente y ese agente tenía un nombre: Roddy Fisher. Vivía en Seattle. Roddy Fisher iba a estar muy, muy apenado por haber aceptado a ____(tn) como cliente.
Montez activó el intercomunicador y ordenó al personal de su avión que estuviera preparado con un plan de vuelo a Seattle.
Coronado Shores.
San Diego.
Él lo revivía una y otra vez en sus pesadillas. Crissy siempre terminaba con su cuerpecito destrozado por completo, y él se despertaba empapado en sudor y con el corazón acelerado. Incluso cuando volvió de Afganistán con el cuerpo destrozado, cortesía de un lanzagranadas de mano antitanque afgano, soñaba con su hermana menor muerta a los cinco años. Asesinada por un monstruo.
Se levantó desnudo y salió al balcón pequeño y bien resguardado que daba al Pacífico.
Algunas noches bajaba en la oscuridad y nadaba una hora.
Al principio, cuando todavía estaba medio muerto, apenas podía caminar y no estaba del todo seguro si alguna vez sería algo más que un patético lisiado... bien, en esas noches había estado tentado de bajar rengueando a la playa y simplemente nadar hasta agotarse, adentrarse hasta donde nunca pudiera regresar y solo hundirse bajo las olas.
Aterraba como el infierno que el pensamiento fuera tan jodidamente atractivo.
Y fue entonces cuando descubrió que sus compañeros, que vivían en el mismo edificio en Coronado Shores, se turnaban para permanecer despiertos para asegurarse que no hiciera precisamente eso.
Durante los primeros meses también le quitaron sus armas. Los había insultado a gritos, pero tanto Sam como Mike eran decididos y tenían un ladrillo en vez de cabeza. Le habían devuelto las armas cuando estuvieron seguros de que estaba fuera de la zona del suicidio.
Fue entonces cuando empezó a beber, dañándose en silencio noche tras noche. Lo dejaron. Se necesitaba mucho tiempo y esfuerzo para beber hasta matarte y Nicholas simplemente no podría hacerlo. Odiaba despertarse con resaca, la boca seca y la cabeza martillando, tambalearse hasta el cuarto de baño para vomitar unas gachas aguadas de cerveza y whisky sin ningún tipo de alimento porque no tenía apetito para nada.
Hasta él mismo se había asqueado.
Finalmente, resolvió que si iba a tener que vivir... porque sus jodidos hermanos no lo dejarían morir... entonces bien podría ponerse fuerte de nuevo. Así, Sam y Mike habían reclutado a Bjorn, el nazi noruego, y le habían ayudado a instalar un gimnasio totalmente equipado en el cuarto de invitados, y durante meses se ejercitaba por la noche hasta que le dolían los músculos, hasta que hubiera sudado cada gota de humedad de su cuerpo, hasta que estuvo tan exhausto que no podía ni pensar.
El sueño no llegaba, pero al menos no había imágenes en su cabeza.
Pero ahora estaba otra vez en forma. Los pesos simples o la rutina no podrían hacerlo olvidar sus problemas, así que había encontrado otra muleta.
Regresó a la sala de estar y se hundió en el sofá. Su sala de estar... su casa entera... era como su vida: alta tecnología y vacío. Tenía aparatos de gimnasia, un puesto de trabajo y un centro de entretenimiento que eran súper avanzados. El resto era pura desolación. Una cama, un escritorio y un sofá.
Su equipo de sonido era un Bose de primerísima calidad y él deslizó su nueva droga por la ranura, se puso los auriculares y se estiró en el sofá. Los primeros compases de una bella voz llegaron y fue como debía ser ese primer chute de heroína para un drogadicto.
Ahhh...
____(tn). Se había hecho súper famosa en estos tres últimos meses, pero Nicholas había estado enganchado desde la primera canción que le había oído cantar, cuando aún era desconocida, una versión en jazz de "Stand by Me”.
Su voz era pura magia. Después de las primeras notas, Nicholas se había olvidado de sus problemas, transportado a otra parte, un lugar mejor. Un lugar donde los hombres no mataban chiquillas. Donde no se azotaba hasta la muerte a una mujer solo por haberle oído las pisadas sobre el suelo, donde no tratarían de hacer saltar a nadie por los aires con lanzagranadas. Donde no se anhelaba la paz de la muerte.
____(tn) tenía una voz ronca y aterciopelada, clara como una campana, perfectamente afinada en cada canción. Podía cantar cualquier cosa: rock provocador, jazz ardiente, tiernas baladas. No había nada que no pudiera hacer tan perfectamente que jamás podrías imaginarte la canción cantada de ninguna otra manera, aun cuando la hubieras oído mil veces antes a mil cantantes distintos.
La mitad de sus canciones eran versiones, que se convertían en la versión definitiva... ningún otro cantante necesitaba aplicarse. La otra mitad le había dejado asombrado al leer en la propaganda de la cubierta que habían sido compuestas por ella. Y aunque no se especificaba en ninguna parte, Nicholas tenía la impresión de que ella tocaba el teclado para algunas de las baladas sencillas.
Todo era muy misterioso. Tal vez incluso una táctica de marketing. Si lo era, era brillante, porque Internet estaba lleno de miles de versiones sobre ¿quién era ella?, mientras los admiradores acudían en masa a comprar sus CDs. Tenía decenas de millones de visitas en YouTube, aunque las imágenes solo eran puestas de sol, mar y
árboles meciéndose en el viento.
Porque nadie sabía quién era.
No había fotografías, nunca había sido entrevistada, nunca había dado un concierto. La identidad era un secreto muy bien guardado.
Los periódicos amarillistas conectados a Internet se volvían locos.
Decían que era negra, blanca, hermosa, fea más allá de las palabras, vieja, joven... a Nicholas no le importaba una mierda. Podía haber sido un hipopótamo de ciento treinta y cinco kilos con siete barbas, para lo que le importaba. Todo lo que Nicholas sabía era que cuando se ponía uno de sus CDs y los auriculares, el mundo... y con este él... simplemente se desvanecían.
¿QUIÉN ES ____(TN)? Era materia prima de la prensa amarilla. Secciones completas de People and US Weekly eran destinadas a d____(tn)lar su identidad. Según el National Enquirer era la hija de un amor secreto de Bill Clinton o de George Clooney. O del Papa. Dependiendo de la semana. Nicholas estaba esperando que ____(tn) fuera una extraterrestre.
¿Qué mierda le importaba?
Se recostó, cerró los ojos y le dejó llevarlo lejos, hasta que el cielo del lado de afuera de las ventanas de su sala de estar pasó del negro al estaño y de ahí al perlado.
A las siete, de mala gana se sacó los auriculares y se dirigió a la ducha.
Hora de enfrentarse a un nuevo día.
Veinte años después
2 de Abril
Gerard Montez se paseaba por su estudio mientras escuchaba una pista del CD. La canción era hermosa, aunque a Gerard le importaba una mierda eso. Beethoven, Los Beatles... le sonaba todo igual.
Pero esta canción... oh, sí. Era importante para él.
“Turning a Blind Eye” por ____(tn). Sin apellido. Solo ____(tn). Como Madonna o Cher.
Había leído algunas críticas en Internet de la canción. Había un montón. Esta mujer, ____(tn), ocupaba una cantidad desmesurada de tiempo y espacio en la red, porque nadie podía dilucidar quién era.
Su voz es cálida y suave, perfectamente contrarrestada por los instrumentos acústicos: guitarra y trompeta con sordina. Ella incorpora algo a las notas, una por una, a veces construyendo un exotismo melancólico con citas extensas de música mediterránea del Siglo XIV y algo de Monk. Brillante.
Gerard no tenía idea de qué coño se trataba. Lo único que sabía era quién lo cantaba.
____(tn). La mujer misteriosa.
Solo que no tanto. Porque aunque la publicidad de la cubierta dijese que la misteriosa cantante ____(tn) había escrito la canción, él había oído a otra mujer tarareándola un año antes.
Ella ni siquiera se había dado cuenta de que él estaba allí. Había estado tarareando cierta melodía que Gerard no reconoció, pero había notado que era bonita. Ella tarareaba y cantaba mientras trabajaba en el ordenador en su oficina. Tarareaba el cuerpo de la canción y el estribillo era turning a blind eye.
Gerard recordaba la escena con total claridad, porque eso era lo que él hacía. Observar y recordar cosas. Había construido un puto imperio porque observaba y recordaba cosas.
Se había asegurado de recordar esa canción. No solo eso, sino que había estado absolutamente flipado de que fuera _____(tn) la que estaba tarareando y cantando. ¿Quién lo hubiera dicho?
_____(tn). La convencional, mojigata, acartonada y confiable _____(tn), que escondía su figura y era una contable fantástica. Tenedora de libros. Oh sí, ella tenía un título en contabilidad, pero básicamente ella mantenía sus libros, así que era su tenedora de libros. Y los mantenía muy bien. Demasiado bien.
La _____(tn) formal, vehemente y recatada hizo salir esos sonidos guturales y sensuales de su garganta. Sonidos que él ni siquiera podía comenzar a imaginar que ella pudiera hacer. Sonidos que le hicieron mirarla dos veces como una mujer. Y fue entonces cuando descubrió que ella había estado escondiendo su verdadera valía.
La mayoría de las mujeres trabajaban en sí mismas como locas. Gruesas capas de maquillaje, bolsas plásticas de silicona para levantar los pechos, tacones altos, faldas cortas, melenas largas y abultadas... la mitad del tiempo, cuando Gerard despertaba junto a una tía que se había follado, se daba cuenta de que no era para nada guapa, simplemente sabía cómo aplicarse el maquillaje.
Hombre, echando un segundo o tercer vistazo a _____(tn)... a la _____(tn) seria y adicta al trabajo, cuya ropa por lo general la cubría del cuello a los pies... él podía ver que era muy guapa... auténtica. Si se tomase la molestia, entonces llamaría la atención. Era obvio que no quería llamar la atención, que quería llevar la contabilidad.
Cuando él se dio cuenta que ella estaba empezando a escarbar en la forma en que él había hecho fortuna, supo que tendría que despedirla o matarla. O... casarse con ella.
Esa idea lo había sorprendido.
Fue su voz la que lo hizo. A Gerald le gustaban las mujeres experimentadas, sexys y no demasiado brillantes. Le gustaba el sexo duro. Incluso después de darse cuenta de lo hermosa que era _____(tn), no había querido follarla.
Pero esa mujer cantando... oh sí. Esa era follable. Había una sensualidad, un meneo allí, que decía soy fabulosa en la cama. Algo tan impropio de _____(tn) que él incluso había revisado el escritorio de su ordenador para ver si había un iPod con altavoces. Pero no, esa chica follable era _____(tn).
_____(tn), en la cama. En realidad podría ser fácil de enseñar. Sin embargo, cómo fuera en la cama no era tan importante, porque el mundo estaba lleno de mujeres que amaban a los hombres ricos y él era muy, muy rico.
Lo importante era tener una esposa presentable cuando fuera a Washington a negociar los contratos. Todos esos imbéciles que tenían importancia en Washington eran fanáticos de los “valores familiares” a pesar de que ellos mismos tenían bomboncitos de uno y otro sexo al lado.
Seh... una esposa recatada y censora jurada de cuentas con una suave voz. Perfecta.
Así que había comenzado una campaña para meterla en su cama, algo que por lo general le llevaba alrededor de cinco minutos. Media hora tal vez, como máximo.
Se había quedado absolutamente sorprendido cuando se dio cuenta de que no estaba funcionando. Ella no tenía interés.
¿Qué mierda pasaba?
Él era rico, guapo y poderoso. Tenía a las mujeres trepando por sus pantalones. ¿Era lesbiana? Pero él tenía dos hombres que la seguían a todas partes y ella no tenía amantes, ni femeninos ni masculinos, no tenía nada. Trabajaba, regresaba a su casa, veía algo de televisión, leía, se iba a la cama temprano, madrugaba y comenzaba de nuevo.
Jesús, casarse con ella sería como casarse con una monja. ¿Pero a quién le importaba? Todo lo que tenía que hacer era echarle un polvo de vez en cuando; eso no tendría que interferir con su vida sexual. Hacer que pariera unos cuantos críos. Entonces ellos no podrían decirle nada al puto Pentágono acerca de dónde se estaban gastando su dinero.
Había empezado a maquinar todo en su cabeza cuando la cabrona va y desaparece después de conversar en una fiesta de la compañía con uno de sus hombres, que estaba realmente borracho. Arlen Miller, que habló demasiado sobre Iraq y había pagado el precio.
Y luego _____(tn) se esfumó. Desaparecida durante un puto año completo, en el que él sudó por si se lo estuviera soltando todo al FBI.
Uno no fastidia a Montez. Eso era ley. Porque si lo haces, Montez te devolverá el golpe con tanta ferocidad que estarán encontrando pedazos tuyos durante los próximos diez años.
Ahora la tenía. _____(tn)... sosa, hermosa _____(tn) Palmer, que ni siquiera usaba lápiz labial, por el amor de Dios... era _____(tn), cuya voz era puro sexo.
La identidad de ____(tn) era ese gran misterio tras el que iba todo el mundo. ¿Quién sabía quién era, bla bla bla? Nada de info personal en los CDs, ningún sitio web... las grabaciones se hacían bajo el nombre de una empresa que tenía una capa tras otra. Algo que _____(tn) sabría cómo hacer hasta con los ojos cerrados.
La gente no sabía qué pensar al respecto.
____(tn) tenía un agente y ese agente tenía un nombre: Roddy Fisher. Vivía en Seattle. Roddy Fisher iba a estar muy, muy apenado por haber aceptado a ____(tn) como cliente.
Montez activó el intercomunicador y ordenó al personal de su avión que estuviera preparado con un plan de vuelo a Seattle.
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Coronado Shores.
San Diego.
Él lo revivía una y otra vez en sus pesadillas. Crissy siempre terminaba con su cuerpecito destrozado por completo, y él se despertaba empapado en sudor y con el corazón acelerado. Incluso cuando volvió de Afganistán con el cuerpo destrozado, cortesía de un lanzagranadas de mano antitanque afgano, soñaba con su hermana menor muerta a los cinco años. Asesinada por un monstruo.
Se levantó desnudo y salió al balcón pequeño y bien resguardado que daba al Pacífico.
Algunas noches bajaba en la oscuridad y nadaba una hora.
Al principio, cuando todavía estaba medio muerto, apenas podía caminar y no estaba del todo seguro si alguna vez sería algo más que un patético lisiado... bien, en esas noches había estado tentado de bajar rengueando a la playa y simplemente nadar hasta agotarse, adentrarse hasta donde nunca pudiera regresar y solo hundirse bajo las olas.
Aterraba como el infierno que el pensamiento fuera tan jodidamente atractivo.
Y fue entonces cuando descubrió que sus compañeros, que vivían en el mismo edificio en Coronado Shores, se turnaban para permanecer despiertos para asegurarse que no hiciera precisamente eso.
Durante los primeros meses también le quitaron sus armas. Los había insultado a gritos, pero tanto Sam como Mike eran decididos y tenían un ladrillo en vez de cabeza. Le habían devuelto las armas cuando estuvieron seguros de que estaba fuera de la zona del suicidio.
Fue entonces cuando empezó a beber, dañándose en silencio noche tras noche. Lo dejaron. Se necesitaba mucho tiempo y esfuerzo para beber hasta matarte y Nicholas simplemente no podría hacerlo. Odiaba despertarse con resaca, la boca seca y la cabeza martillando, tambalearse hasta el cuarto de baño para vomitar unas gachas aguadas de cerveza y whisky sin ningún tipo de alimento porque no tenía apetito para nada.
Hasta él mismo se había asqueado.
Finalmente, resolvió que si iba a tener que vivir... porque sus jodidos hermanos no lo dejarían morir... entonces bien podría ponerse fuerte de nuevo. Así, Sam y Mike habían reclutado a Bjorn, el nazi noruego, y le habían ayudado a instalar un gimnasio totalmente equipado en el cuarto de invitados, y durante meses se ejercitaba por la noche hasta que le dolían los músculos, hasta que hubiera sudado cada gota de humedad de su cuerpo, hasta que estuvo tan exhausto que no podía ni pensar.
El sueño no llegaba, pero al menos no había imágenes en su cabeza.
Pero ahora estaba otra vez en forma. Los pesos simples o la rutina no podrían hacerlo olvidar sus problemas, así que había encontrado otra muleta.
Regresó a la sala de estar y se hundió en el sofá. Su sala de estar... su casa entera... era como su vida: alta tecnología y vacío. Tenía aparatos de gimnasia, un puesto de trabajo y un centro de entretenimiento que eran súper avanzados. El resto era pura desolación. Una cama, un escritorio y un sofá.
Su equipo de sonido era un Bose de primerísima calidad y él deslizó su nueva droga por la ranura, se puso los auriculares y se estiró en el sofá. Los primeros compases de una bella voz llegaron y fue como debía ser ese primer chute de heroína para un drogadicto.
Ahhh...
____(tn). Se había hecho súper famosa en estos tres últimos meses, pero Nicholas había estado enganchado desde la primera canción que le había oído cantar, cuando aún era desconocida, una versión en jazz de "Stand by Me”.
Su voz era pura magia. Después de las primeras notas, Nicholas se había olvidado de sus problemas, transportado a otra parte, un lugar mejor. Un lugar donde los hombres no mataban chiquillas. Donde no se azotaba hasta la muerte a una mujer solo por haberle oído las pisadas sobre el suelo, donde no tratarían de hacer saltar a nadie por los aires con lanzagranadas. Donde no se anhelaba la paz de la muerte.
____(tn) tenía una voz ronca y aterciopelada, clara como una campana, perfectamente afinada en cada canción. Podía cantar cualquier cosa: rock provocador, jazz ardiente, tiernas baladas. No había nada que no pudiera hacer tan perfectamente que jamás podrías imaginarte la canción cantada de ninguna otra manera, aun cuando la hubieras oído mil veces antes a mil cantantes distintos.
La mitad de sus canciones eran versiones, que se convertían en la versión definitiva... ningún otro cantante necesitaba aplicarse. La otra mitad le había dejado asombrado al leer en la propaganda de la cubierta que habían sido compuestas por ella. Y aunque no se especificaba en ninguna parte, Nicholas tenía la impresión de que ella tocaba el teclado para algunas de las baladas sencillas.
Todo era muy misterioso. Tal vez incluso una táctica de marketing. Si lo era, era brillante, porque Internet estaba lleno de miles de versiones sobre ¿quién era ella?, mientras los admiradores acudían en masa a comprar sus CDs. Tenía decenas de millones de visitas en YouTube, aunque las imágenes solo eran puestas de sol, mar y
árboles meciéndose en el viento.
Porque nadie sabía quién era.
No había fotografías, nunca había sido entrevistada, nunca había dado un concierto. La identidad era un secreto muy bien guardado.
Los periódicos amarillistas conectados a Internet se volvían locos.
Decían que era negra, blanca, hermosa, fea más allá de las palabras, vieja, joven... a Nicholas no le importaba una mierda. Podía haber sido un hipopótamo de ciento treinta y cinco kilos con siete barbas, para lo que le importaba. Todo lo que Nicholas sabía era que cuando se ponía uno de sus CDs y los auriculares, el mundo... y con este él... simplemente se desvanecían.
¿QUIÉN ES ____(TN)? Era materia prima de la prensa amarilla. Secciones completas de People and US Weekly eran destinadas a d____(tn)lar su identidad. Según el National Enquirer era la hija de un amor secreto de Bill Clinton o de George Clooney. O del Papa. Dependiendo de la semana. Nicholas estaba esperando que ____(tn) fuera una extraterrestre.
¿Qué mierda le importaba?
Se recostó, cerró los ojos y le dejó llevarlo lejos, hasta que el cielo del lado de afuera de las ventanas de su sala de estar pasó del negro al estaño y de ahí al perlado.
A las siete, de mala gana se sacó los auriculares y se dirigió a la ducha.
Hora de enfrentarse a un nuevo día.
Enjoy It! :)
Las leo más tarde!
Lu wH!;*
:hi:
HeyItsLupitaNJ
Re: Más Caliente que el Fuego-NickJ&Tu(Adaptación) TERMINADA
Me Encanto :D
Que Fuese Un Hipopotamo De 135 Kilos y 7 Barbas :risa:
OH DIOS! :affraid:
Una Voz Asi Mega Sensula *-*
Siguee XD! :sad:
Me Fascina Enserio Yo Canto Y NoSe Me Identifico HAHAHAH
SIIIGUE!!! :lol!:
Se Despide Tu lectora Rara .__________.
Besos,Paz&Jonas :(L):
Que Fuese Un Hipopotamo De 135 Kilos y 7 Barbas :risa:
OH DIOS! :affraid:
Una Voz Asi Mega Sensula *-*
Siguee XD! :sad:
Me Fascina Enserio Yo Canto Y NoSe Me Identifico HAHAHAH
SIIIGUE!!! :lol!:
Se Despide Tu lectora Rara .__________.
Besos,Paz&Jonas :(L):
Invitado
Invitado
Re: Más Caliente que el Fuego-NickJ&Tu(Adaptación) TERMINADA
Nueva Lectora!Diso me encanta la nove!Definitivamente es una de mis favoritas!Amo el personaje de la rayis es como muy sdjahfiwoerhfwiou♥
Espero que la rayis y Nick se encuentren y que la sigas pronto
Gracias por pasarte por mis noves!Besos
Espero que la rayis y Nick se encuentren y que la sigas pronto
Gracias por pasarte por mis noves!Besos
Sunny
Re: Más Caliente que el Fuego-NickJ&Tu(Adaptación) TERMINADA
Nanny<3 escribió:Me Encanto :D
Que Fuese Un Hipopotamo De 135 Kilos y 7 Barbas :risa:
OH DIOS! :affraid:
Una Voz Asi Mega Sensula *-*
Siguee XD! :sad:
Me Fascina Enserio Yo Canto Y NoSe Me Identifico HAHAHAH
SIIIGUE!!! :lol!:
Se Despide Tu lectora Rara .__________.
Besos,Paz&Jonas :(L):
hahahaha lo sé! :)
bueno ya te subo capitulo! ;D
que bien que cantes, entonces definitivamente te vas a identificar
mucho más con la historia a como se valla desarrollando! ;)
HeyItsLupitaNJ
Re: Más Caliente que el Fuego-NickJ&Tu(Adaptación) TERMINADA
Luciana. escribió:Nueva Lectora!Diso me encanta la nove!Definitivamente es una de mis favoritas!Amo el personaje de la rayis es como muy sdjahfiwoerhfwiou
Espero que la rayis y Nick se encuentren y que la sigas pronto
Gracias por pasarte por mis noves!Besos
Bienvenida! :)
me da gusto tenerte por acá! ;)
ya te subo capi!
HeyItsLupitaNJ
Re: Más Caliente que el Fuego-NickJ&Tu(Adaptación) TERMINADA
Holaaaaaaaaaaa!
bienvenidas a las nuevas lectores! :)
ya les traigo más del capitulo! :D
Las leo mañana! ;)
ahí lo tienen! :)
Las leo mañana! ;)
Lu wH!;*
:hi:
bienvenidas a las nuevas lectores! :)
ya les traigo más del capitulo! :D
Las leo mañana! ;)
Capitulo 1 (Parte 2)
Seattle.
Roddy Fisher fue arrojado dentro del trastero por dos de sus hombres, McKenzie y Trey.
Gerald Montez estaba sentado en una cómoda silla porque pensaba que podía llevar mucho tiempo sacar a golpes algo de información de ese tío. Sin embargo, mirando al gusano, pensó: Tal vez no. Tal vez podrían lograr terminar esto rápido.
Roddy Fisher, agente de talentos, era pequeño y rollizo, y ya estaba gimoteando, incluso sin que todavía lo hubieran maltratado. Todo estaba por venir.
Montez utilizaba soldados, hombres que habían sido entrenados, muy entrenados, para ser duros, para resistir.
Este tío era un blanco fácil, el más fácil. Ropas de moda, manos con manicura y ninguna definición de músculos en absoluto.
Gerald no sabía qué aspecto tenía Fisher aún, porque sus hombres lo habían traído con una capucha sobre la cabeza. Interrogatorio 101: mantenlos desorientados y asustados.
El tío estaba muy asustado. Incluso se había meado los pantalones.
Puto cobarde.
Montez hizo señas con la mano y una luz brillante se encendió, dejando el resto de la habitación a oscuras. Uno de sus hombres le quitó la capucha y a Fisher se le jodieron los ojos con la luz de mil vatios.
Montez sabía que no podía verlo, no podía ver nada en realidad, pero a pesar de eso mantuvo el rostro inexpresivo, aunque estaba asqueado. Los ojos de Fisher estaban cerrados por la hinchazón de las lágrimas, y los mocos le bajaban por la cara, haciendo que la cinta adhesiva sobre su boca brillara. Nadie lo había tocado más allá de meterlo atado en un vehículo y ponerle una capucha sobre la cabeza y míralo. Ya en crisis.
Ni siquiera había visto a los hombres detrás de él, de pie, listos junto a una bandeja llena de instrumentos que parecían ideados para trabajos de carpintería. Trabajos de carpintería en humanos; para cortar, tirar y tallar. Y Fisher no había notado la lona debajo de su silla para capturar el sudor, la sangre, el ADN.
Trey extendió la mano y le arrancó la cinta adhesiva de la boca. Joder, Fisher respingó cuando se le arrancó la cinta. Qué nenaza.
—Oh Dios —moqueó Fisher. La voz alta y llorona, gorjeando con fluidos corporales—. ¿Dónde estoy? ¿Qué queréis? —Frunció las cejas—. ¡Dinero! ¡Eso es lo que queréis! Tomadlo, en el bolsillo de mis pantalones. —En su excitación olvidó que sus manos estaban encadenadas. Escarbó en los bolsillos. Finalmente, levantó una de las cadenas—. Aquí dentro. Tengo tres tarjetas de crédito, podéis llevároslas todas. No las denunciaré como robadas. Y tengo dos mil dólares en efectivo. Tomadlos. Tomad absolutamente todo. —Levantó la cara esperanzada a la luz.
Montez esperó hasta que se hizo evidente incluso para el idiota de la silla que él no quería dinero.
Fisher se desplomó, derrotado.
Después de otro largo silencio, Montez finalmente habló.
—¿Dónde está _____(tn) Palmer? —le preguntó en voz baja. Sería genial si pudieran hacer esto de la manera fácil. Conseguir la información, matar al tío y largarse. Montez tenía mucho que hacer antes de que este lío hubiera terminado y el tiempo transcurrido lejos del negocio era dinero perdido.
—¿Quién? —Fisher arrugó la frente confundido, total y completamente desorientado. Probablemente no pudiera ser tan buen actor. No bajo presión. No un frágil civil.
—____(tn).
Las facciones de Fisher se despejaron.
—Oh, ____(tn). Lo siento, esa información es altamente confidencial.
Todo el aire salió de él con el puñetazo que le arreó Trey. Ni siquiera fue un verdadero puñetazo, solo uno para hacerlo callar y que prestara atención. Sin embargo, el gilipollas comenzó a aullar como una sirena. Jesús. Montez esperó hasta que el ruido disminuyó y Fisher moqueaba.
—____(tn) —dijo Montez de nuevo.
Fisher negó con la cabeza.
—No puedo, hombre. Mi contrato dice...
Otro golpe en la cabeza, ni siquiera lo suficientemente duro para hacerle castañear los dientes y los aullidos comenzaron de nuevo.
—Vale. Vale. ¡Hablaré!
Cristo. Si no hubiese tenido un profundo interés en el resultado, entonces habría dejado esto a sus hombres. Qué desperdicio de tiempo interrogar a este imbécil.
Montez se desplazó hacia adelante en la silla para que Fisher lo pudiera ver, abrió un expediente que tenía en su regazo y sacó una serie de fotos. Levantó la primera, el retrato formal que había estado en el sitio web Bearclaw, lo giró, así Fisher lo podía ver con claridad.
Montez golpeó ligeramente la foto.
—¿Es esta _____(tn) Palmer?
Los ojos de Fisher se abrieron de par en par.
—No —dijo y levantó las manos atadas en defensa cuando la mano de Trey se movió de nuevo—. ¡No me pegues! Yo la conozco como Irene Ball. Ella utiliza el nombre de ____(tn) para cantar. Nunca he oído hablar de una _____(tn) Palmer.
Trey lo miró y Montez asintió l____(tn)mente con la cabeza. Trey bajó la mano y el capullo exhaló aliviado.
—Entonces. —Montez se inclinó un poco hacia adelante—. ¿Cómo la encontraste y dónde?
Fisher se movía en un territorio familiar, él podría asegurarlo. Incluso se relajó un poco, lo cual solo venía a probar que los civiles eran completamente imbéciles.
—Soy agente de talentos, trabajo fuera de Seattle. ¿Nunca has oído hablar de Broken Monkeys, Pursuit o Isabel? —El gilipollas realmente miraba con esperanzas a Montez, tratando de impresionarle. Este solo le clavó la mirada hasta que los ojos de Fisher cayeron hacia sus rodillas—. Bien... —Respiró profundamente—. Deambulo por clubes y bares porque el escenario musical de Seattle es grandioso y produce un montón de talentos. Una noche estaba en el club, el Blue Moon. Estaba allí para hablar con un tío, no como cazatalentos. Blue Moon llevaba con el mismo cantante patético toda la vida, no tiene voz, y apesta tocando el teclado, pero ¿qué mierda importa? La cerveza es buena y las sillas son cómodas. Estaba pensando que hablaría con el tío y me largaría. Pero resulta que el cantante estaba muerto y cantaba esta chica. Y hombre... a la mitad de su versión de “Every Breath You Take” supe que era oro, oro puro. Le pregunté al dueño quién era y se encogió de hombros. Dijo que era una de las camareras, la chica solo se presentaba un día. No tenía contrato ni nada, pero el propietario... no era detallista. La mitad de su personal está en negro. Cinco minutos después que ella comenzó a cantar, no se escuchaba un ruido en el club, y cuando terminó, recibió una ovación de pie. Nunca había visto nada igual. Así que me acerqué a ella, pensando que era una desconocida, que estaba hambrienta... ¡qué era una camarera de mierda por el amor de Dios!... La contrataría y ella me lo agradecería, ¿sabes lo que quiero decir?
Fisher miró a su alrededor, buscando un poco de solidaridad masculina. Montez negó con la cabeza. Iba a ser un placer librar al mundo de esta mierda.
—Continúe —dijo en voz baja—. La contrató, ¿correcto?
—Seh, pero tío esa perra también impuso duras condiciones. —Un enervante gimoteo se empezó a notar en su voz.
—La mayoría de los músicos no saben una mierda del negocio de la música. Aprenden sobre la marcha. Algunos nunca lo hacen. Pero Irene... ____(tn)... mierda, era como si hubiera nacido para eso. Ella negoció el contrato más exigente que alguna vez he visto, línea a línea. Esa perra conoce sus números.
Sí, ya lo creo. Pensó Montez amargamente. La perra conoce sus números. Y los míos.
—Y esa fue la parte fácil. Porque cuando empecé a hablar de conciertos y grabaciones, tío, ella se volvió loca. Dio órdenes terminantes. Ningún concierto, solo grabaciones. El estudio de grabación tenía que estar vacío, los músicos y el ingeniero de sonido en otra habitación con entrada independiente. Ninguna entrevista, ni fotos, ni sitio web, ni nada, y esas fueron sus férreas condiciones, y te digo, casi me alejé porque, ¿quién necesita esta mierda? Pero entonces, diablos... —El idiota sonrió con nostalgia, olvidando dónde estaba—. Ese primer álbum fue disco de oro, el segundo de platino. Fue una maniobra de marketing inteligente.
Esto se estaba volviendo tedioso. Montez quería terminarlo.
—Entonces, ¿dónde vive esa Irene, o ____(tn)?
Fisher negó con la cabeza.
—No tengo ni la más mínima idea.
Esta vez, el golpe de Trey lo hizo sangrar. Cuando el idiota dejó de gritar, Montez lo intentó de nuevo.
—¿Dónde vive?
—¡Mierda, no lo sé! —gritó—. ¡Ella no me lo dijo! La dirección en el contrato es una casilla postal en Seattle. Nadie sabe dónde vive.
Fisher era demasiado cobarde para mentir. Mierda.
—¿Cuál es su número de móvil?
Los ojos se le iluminaron con esperanza. Recitó de un tirón un número con un prefijo de Seattle, y Montez se dio cuenta que era todo lo que iba a conseguir de este gilipollas.
—Vale, hemos terminado aquí. —Montez paró y los ojos de Fisher lo siguieron con ilusión. El idiota pensaba que todo había terminado. Echó una mirada a Trey—. Ocúpate de esto —le dijo en voz baja y salió del cuarto.
Apenas pudo oír el disparo en el corredor. Trey había usado un silenciador, tal como le habían dicho.
San Diego
_____(tn) Palmer comprobó la dirección en la pequeña placa fuera de un edificio elegante y súper moderno en el centro de San Diego con las palabras garabateadas en una servilleta de papel y verificó que fuera la misma.
No necesitaba hacer aquello. Tenía una memoria casi fotográfica, y si había números envueltos, nunca los olvidaba, jamás.
Sí, esa era.
_____(tn) reconoció lo que estaba haciendo. Estaba haciendo tiempo, lo que era muy poco propio de ella. Estaba viva porque había sido capaz de tomar decisiones apresuradas y actuar inmediatamente. Ya estaría a tres metros bajo tierra si no hubiera actuado rápido. Hacer tiempo era muy poco propio de ella.
Pero estaba tan malditamente cansada. Cansada de huir, cansada de mentir, cansada de tener la cabeza gacha, en el más literal de los sentidos. Las cámaras de seguridad estaban por todas partes hoy en día y su enemigo tenía un poderoso programa de reconocimiento de rostros. Durante el año anterior casi no se había presentado en público a rostro descubierto a la luz del día.
Incluso ahora, cuando estaba apostando su vida al hecho de que estaba yendo hacia la seguridad, tenía unas enormes gafas de sol y su actualmente largo cabello estaba echado adelante alrededor de su rostro. Necesitaba comprarse un sombrero enorme.
Había dos cámaras de seguridad justo a la entrada de las puertas exteriores de seis metros del Edificio Morrison, pero _____(tn) mantuvo la cabeza agachada mientras entraba, caminaba por el gigantesco vestíbulo de mármol y se subía en el ascensor hasta el noveno piso. Seguir siendo anónima en el ascensor era difícil. Las cuatro paredes estaban recubiertas de bronce pulido que reflejaba tan bien como espejos hacia la pequeña cámara de seguridad de la esquina.
La puerta de RJK Security estaba guardada por dos cámaras de seguridad y, o tenías que llamar al timbre, o tenías que manejar un tablero de alta seguridad situado en el lado derecho, porque la puerta no tenía manija.
Inclinó la cabeza incluso más cuando un sonido de zumbido le llegó desde lo alto de su cabeza. ¡Buen Dios, tenían cámaras motorizadas!
Bueno, era una compañía de seguridad, y se le había asegurado que eran realmente buenos.
Más valía que lo fueran, porque si no estaba muerta.
Llamó al timbre. Se oyó un clic y la puerta se deslizó silenciosamente hasta abrirse. _____(tn) entró, dubitativa, con el corazón empezando a latir con fuerza.
¿Era una buena idea? Porque si no, si se estaba poniendo en las manos equivocadas, no había vuelta atrás, y ella sería la que pagaría el precio final.
El vestíbulo era maravilloso, lujoso pero cómodo, con plantas enormes y frondosas, suave música clásica de fondo, el más ligero perfume a cera de limón y profundas y mullidas butacas. Había una secretaria sentada tras un mostrador en forma de U. Le sonrió, dándole la bienvenida.
—¿Es usted la señorita Charles? El señor Reston estará listo en breve. Por favor, siéntese.
Durante un segundo _____(tn) no respondió, pensando que la recepcionista estaba hablando con otra persona. Pero no había nadie más allí.
Cerró los ojos, abochornada. Por supuesto.
Había hecho la cita bajo el nombre de Nora Charles, lo que era una idiotez. Cualquier cinéfilo habría reconocido que era un nombre falso, pero había estado tan desesperada cuando llamó que la noche anterior, en San Francisco, se había tragado de una sentada la trilogía de “La Cena de los Acusados”, “Ella, él y Asta” y “La Sombra de los Acusados”, mientras esperaba el primer bus para San Diego. Una sesión de madrugada en el cine fue lo único que se le ocurrió para estar apartada de las calles.
Había empezado su viaje antes de ayer en Seattle y no había dormido más de una hora o dos en tres días.
Pero estar exhausta no era una excusa.
Olvidar su supuesto nombre era terroríficamente peligroso. Estaba viva porque siempre estaba alerta, siempre. Olvidar su nombre solo durante un segundo era invitar a la muerte. Y si había una cosa que el año anterior le había enseñado, era que no quería morir. Quería, desesperadamente, vivir.
Nora Charles era su quinto nombre en doce meses. Olvida todos los anteriores y concéntrate en este, se dijo.
Estaba creando mentalmente una falsa biografía para Nora, solo para darle un poco de peso en su cabeza, cuando de repente la recepcionista dijo:
—Sí, señor, lo haré.
_____(tn) estaba realmente agotada, porque no podía imaginarse con quién estaba hablando la recepcionista.
No había nadie más en el vestíbulo y no estaba hablando al teléfono. Entonces vio el muy mono, pequeño y caro auricular pegado a una oreja y entendió.
Guau. Debería haberse dado cuenta antes.
Esto era de verdad peligroso. Su cansancio estaba acabando con ella. Se sentía idiota por el cansancio.
La gente idiota moría, muy malamente. En particular los que Gerald Montez y su ejército perseguían.
—¿Señorita Charles?
_____(tn) levantó la mirada.
—¿Sí?
—El señor Reston se ha retrasado. Pero el señor Jonas está libre. Ambos son socios de la compañía.
—Cuánto... ¿Cuánto tiempo se retrasará el señor Reston?
—No lo sabe. —La recepcionista tenía una mirada amable, algo poco habitual en unos ambientes tan lujosos.
Normalmente los empleados de una compañía tan elegante y obviamente exitosa eran estirados y distantes. Esta mujer parecía amable. Como si, de alguna manera, comprendiera.
—Puede que sea bastante tiempo. El señor Jonas es también muy bueno.
Ay, Dios. Kerry, la mujer que le había hablado de RJK Security había tratado con Sam Reston, quien le había salvado la vida. No tenía ni idea de quién era este tal señor Jonas. Tal vez Sam Reston trabajaba en los bajos fondos para rescatar mujeres en peligro y este Jonas no sabía nada de eso. ¿Y entonces qué?
_____(tn) cerró los ojos por un instante, deseando poder rebobinar su vida un año atrás y luego tirar adelante un año entero en el futuro, cuando una de dos, o estuviera asentada en su nueva vida, o estuviera muerta. Porque si no hacía algo ahora, estaba segura de que se le acercaba una muerte lenta y dolorosa.
Gerald Montez no perdonaba.
Pero ella seguía tomando estas decisiones a toda velocidad, sin entrenamiento en ello, sin manera de sopesar si estaba haciendo una buena elección o si estaba tirando su vida por la ventana.
Cara o cruz, todo el tiempo, todos los días.
Y ahora añade agotamiento y falta de sueño a la mezcla. ¿Cómo elegir?
Miró a la recepcionista a los ojos. _____(tn) era buena juzgando a la gente, y ahora tenía que confiar en sus instintos. La recepcionista le devolvió la mirada calmadamente, al parecer impasible ante la lunática señora que se veía como si no hubiera dormido en tres días porque no lo había hecho, la miró a la cara, tomándose unos minutos para decidir algo que debería haber decido en pocos segundos.
Solo que, como todas sus decisiones del último año, su vida colgaba de la balanza.
La recepcionista se mantuvo calmada, los ojos amables. Tal vez estaba acostumbrada a la gente desesperada. Tal vez los desesperados caían a su puerta diariamente.
—De acuerdo —dijo finalmente _____(tn), apretándose las manos. Por favor, que sea una buena elección. Envió la oración a quien fuera que estuviera allí arriba, que había estado notablemente ausente últimamente—. Veré al señor Jonas. Gracias.
La recepcionista asintió.
—La segunda puerta a su derecha. El nombre del señor Jonas está en la puerta. La está esperando.
_____(tn) asintió y lentamente fue hacia el gran pasillo a la derecha. Mientras pasaba delante del escritorio, la recepcionista alzó la mirada y _____(tn) vio comprensión en sus ojos.
—Todo irá bien —dijo la recepcionista suavemente—. No se preocupe. El señor Jonas hará que así sea.
No, no todo estaría bien. No volvería a estar bien de nuevo.
Roddy Fisher fue arrojado dentro del trastero por dos de sus hombres, McKenzie y Trey.
Gerald Montez estaba sentado en una cómoda silla porque pensaba que podía llevar mucho tiempo sacar a golpes algo de información de ese tío. Sin embargo, mirando al gusano, pensó: Tal vez no. Tal vez podrían lograr terminar esto rápido.
Roddy Fisher, agente de talentos, era pequeño y rollizo, y ya estaba gimoteando, incluso sin que todavía lo hubieran maltratado. Todo estaba por venir.
Montez utilizaba soldados, hombres que habían sido entrenados, muy entrenados, para ser duros, para resistir.
Este tío era un blanco fácil, el más fácil. Ropas de moda, manos con manicura y ninguna definición de músculos en absoluto.
Gerald no sabía qué aspecto tenía Fisher aún, porque sus hombres lo habían traído con una capucha sobre la cabeza. Interrogatorio 101: mantenlos desorientados y asustados.
El tío estaba muy asustado. Incluso se había meado los pantalones.
Puto cobarde.
Montez hizo señas con la mano y una luz brillante se encendió, dejando el resto de la habitación a oscuras. Uno de sus hombres le quitó la capucha y a Fisher se le jodieron los ojos con la luz de mil vatios.
Montez sabía que no podía verlo, no podía ver nada en realidad, pero a pesar de eso mantuvo el rostro inexpresivo, aunque estaba asqueado. Los ojos de Fisher estaban cerrados por la hinchazón de las lágrimas, y los mocos le bajaban por la cara, haciendo que la cinta adhesiva sobre su boca brillara. Nadie lo había tocado más allá de meterlo atado en un vehículo y ponerle una capucha sobre la cabeza y míralo. Ya en crisis.
Ni siquiera había visto a los hombres detrás de él, de pie, listos junto a una bandeja llena de instrumentos que parecían ideados para trabajos de carpintería. Trabajos de carpintería en humanos; para cortar, tirar y tallar. Y Fisher no había notado la lona debajo de su silla para capturar el sudor, la sangre, el ADN.
Trey extendió la mano y le arrancó la cinta adhesiva de la boca. Joder, Fisher respingó cuando se le arrancó la cinta. Qué nenaza.
—Oh Dios —moqueó Fisher. La voz alta y llorona, gorjeando con fluidos corporales—. ¿Dónde estoy? ¿Qué queréis? —Frunció las cejas—. ¡Dinero! ¡Eso es lo que queréis! Tomadlo, en el bolsillo de mis pantalones. —En su excitación olvidó que sus manos estaban encadenadas. Escarbó en los bolsillos. Finalmente, levantó una de las cadenas—. Aquí dentro. Tengo tres tarjetas de crédito, podéis llevároslas todas. No las denunciaré como robadas. Y tengo dos mil dólares en efectivo. Tomadlos. Tomad absolutamente todo. —Levantó la cara esperanzada a la luz.
Montez esperó hasta que se hizo evidente incluso para el idiota de la silla que él no quería dinero.
Fisher se desplomó, derrotado.
Después de otro largo silencio, Montez finalmente habló.
—¿Dónde está _____(tn) Palmer? —le preguntó en voz baja. Sería genial si pudieran hacer esto de la manera fácil. Conseguir la información, matar al tío y largarse. Montez tenía mucho que hacer antes de que este lío hubiera terminado y el tiempo transcurrido lejos del negocio era dinero perdido.
—¿Quién? —Fisher arrugó la frente confundido, total y completamente desorientado. Probablemente no pudiera ser tan buen actor. No bajo presión. No un frágil civil.
—____(tn).
Las facciones de Fisher se despejaron.
—Oh, ____(tn). Lo siento, esa información es altamente confidencial.
Todo el aire salió de él con el puñetazo que le arreó Trey. Ni siquiera fue un verdadero puñetazo, solo uno para hacerlo callar y que prestara atención. Sin embargo, el gilipollas comenzó a aullar como una sirena. Jesús. Montez esperó hasta que el ruido disminuyó y Fisher moqueaba.
—____(tn) —dijo Montez de nuevo.
Fisher negó con la cabeza.
—No puedo, hombre. Mi contrato dice...
Otro golpe en la cabeza, ni siquiera lo suficientemente duro para hacerle castañear los dientes y los aullidos comenzaron de nuevo.
—Vale. Vale. ¡Hablaré!
Cristo. Si no hubiese tenido un profundo interés en el resultado, entonces habría dejado esto a sus hombres. Qué desperdicio de tiempo interrogar a este imbécil.
Montez se desplazó hacia adelante en la silla para que Fisher lo pudiera ver, abrió un expediente que tenía en su regazo y sacó una serie de fotos. Levantó la primera, el retrato formal que había estado en el sitio web Bearclaw, lo giró, así Fisher lo podía ver con claridad.
Montez golpeó ligeramente la foto.
—¿Es esta _____(tn) Palmer?
Los ojos de Fisher se abrieron de par en par.
—No —dijo y levantó las manos atadas en defensa cuando la mano de Trey se movió de nuevo—. ¡No me pegues! Yo la conozco como Irene Ball. Ella utiliza el nombre de ____(tn) para cantar. Nunca he oído hablar de una _____(tn) Palmer.
Trey lo miró y Montez asintió l____(tn)mente con la cabeza. Trey bajó la mano y el capullo exhaló aliviado.
—Entonces. —Montez se inclinó un poco hacia adelante—. ¿Cómo la encontraste y dónde?
Fisher se movía en un territorio familiar, él podría asegurarlo. Incluso se relajó un poco, lo cual solo venía a probar que los civiles eran completamente imbéciles.
—Soy agente de talentos, trabajo fuera de Seattle. ¿Nunca has oído hablar de Broken Monkeys, Pursuit o Isabel? —El gilipollas realmente miraba con esperanzas a Montez, tratando de impresionarle. Este solo le clavó la mirada hasta que los ojos de Fisher cayeron hacia sus rodillas—. Bien... —Respiró profundamente—. Deambulo por clubes y bares porque el escenario musical de Seattle es grandioso y produce un montón de talentos. Una noche estaba en el club, el Blue Moon. Estaba allí para hablar con un tío, no como cazatalentos. Blue Moon llevaba con el mismo cantante patético toda la vida, no tiene voz, y apesta tocando el teclado, pero ¿qué mierda importa? La cerveza es buena y las sillas son cómodas. Estaba pensando que hablaría con el tío y me largaría. Pero resulta que el cantante estaba muerto y cantaba esta chica. Y hombre... a la mitad de su versión de “Every Breath You Take” supe que era oro, oro puro. Le pregunté al dueño quién era y se encogió de hombros. Dijo que era una de las camareras, la chica solo se presentaba un día. No tenía contrato ni nada, pero el propietario... no era detallista. La mitad de su personal está en negro. Cinco minutos después que ella comenzó a cantar, no se escuchaba un ruido en el club, y cuando terminó, recibió una ovación de pie. Nunca había visto nada igual. Así que me acerqué a ella, pensando que era una desconocida, que estaba hambrienta... ¡qué era una camarera de mierda por el amor de Dios!... La contrataría y ella me lo agradecería, ¿sabes lo que quiero decir?
Fisher miró a su alrededor, buscando un poco de solidaridad masculina. Montez negó con la cabeza. Iba a ser un placer librar al mundo de esta mierda.
—Continúe —dijo en voz baja—. La contrató, ¿correcto?
—Seh, pero tío esa perra también impuso duras condiciones. —Un enervante gimoteo se empezó a notar en su voz.
—La mayoría de los músicos no saben una mierda del negocio de la música. Aprenden sobre la marcha. Algunos nunca lo hacen. Pero Irene... ____(tn)... mierda, era como si hubiera nacido para eso. Ella negoció el contrato más exigente que alguna vez he visto, línea a línea. Esa perra conoce sus números.
Sí, ya lo creo. Pensó Montez amargamente. La perra conoce sus números. Y los míos.
—Y esa fue la parte fácil. Porque cuando empecé a hablar de conciertos y grabaciones, tío, ella se volvió loca. Dio órdenes terminantes. Ningún concierto, solo grabaciones. El estudio de grabación tenía que estar vacío, los músicos y el ingeniero de sonido en otra habitación con entrada independiente. Ninguna entrevista, ni fotos, ni sitio web, ni nada, y esas fueron sus férreas condiciones, y te digo, casi me alejé porque, ¿quién necesita esta mierda? Pero entonces, diablos... —El idiota sonrió con nostalgia, olvidando dónde estaba—. Ese primer álbum fue disco de oro, el segundo de platino. Fue una maniobra de marketing inteligente.
Esto se estaba volviendo tedioso. Montez quería terminarlo.
—Entonces, ¿dónde vive esa Irene, o ____(tn)?
Fisher negó con la cabeza.
—No tengo ni la más mínima idea.
Esta vez, el golpe de Trey lo hizo sangrar. Cuando el idiota dejó de gritar, Montez lo intentó de nuevo.
—¿Dónde vive?
—¡Mierda, no lo sé! —gritó—. ¡Ella no me lo dijo! La dirección en el contrato es una casilla postal en Seattle. Nadie sabe dónde vive.
Fisher era demasiado cobarde para mentir. Mierda.
—¿Cuál es su número de móvil?
Los ojos se le iluminaron con esperanza. Recitó de un tirón un número con un prefijo de Seattle, y Montez se dio cuenta que era todo lo que iba a conseguir de este gilipollas.
—Vale, hemos terminado aquí. —Montez paró y los ojos de Fisher lo siguieron con ilusión. El idiota pensaba que todo había terminado. Echó una mirada a Trey—. Ocúpate de esto —le dijo en voz baja y salió del cuarto.
Apenas pudo oír el disparo en el corredor. Trey había usado un silenciador, tal como le habían dicho.
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San Diego
_____(tn) Palmer comprobó la dirección en la pequeña placa fuera de un edificio elegante y súper moderno en el centro de San Diego con las palabras garabateadas en una servilleta de papel y verificó que fuera la misma.
No necesitaba hacer aquello. Tenía una memoria casi fotográfica, y si había números envueltos, nunca los olvidaba, jamás.
Edificio Morrison, 1147 Birch Street.
Sí, esa era.
_____(tn) reconoció lo que estaba haciendo. Estaba haciendo tiempo, lo que era muy poco propio de ella. Estaba viva porque había sido capaz de tomar decisiones apresuradas y actuar inmediatamente. Ya estaría a tres metros bajo tierra si no hubiera actuado rápido. Hacer tiempo era muy poco propio de ella.
Pero estaba tan malditamente cansada. Cansada de huir, cansada de mentir, cansada de tener la cabeza gacha, en el más literal de los sentidos. Las cámaras de seguridad estaban por todas partes hoy en día y su enemigo tenía un poderoso programa de reconocimiento de rostros. Durante el año anterior casi no se había presentado en público a rostro descubierto a la luz del día.
Incluso ahora, cuando estaba apostando su vida al hecho de que estaba yendo hacia la seguridad, tenía unas enormes gafas de sol y su actualmente largo cabello estaba echado adelante alrededor de su rostro. Necesitaba comprarse un sombrero enorme.
Había dos cámaras de seguridad justo a la entrada de las puertas exteriores de seis metros del Edificio Morrison, pero _____(tn) mantuvo la cabeza agachada mientras entraba, caminaba por el gigantesco vestíbulo de mármol y se subía en el ascensor hasta el noveno piso. Seguir siendo anónima en el ascensor era difícil. Las cuatro paredes estaban recubiertas de bronce pulido que reflejaba tan bien como espejos hacia la pequeña cámara de seguridad de la esquina.
La puerta de RJK Security estaba guardada por dos cámaras de seguridad y, o tenías que llamar al timbre, o tenías que manejar un tablero de alta seguridad situado en el lado derecho, porque la puerta no tenía manija.
Inclinó la cabeza incluso más cuando un sonido de zumbido le llegó desde lo alto de su cabeza. ¡Buen Dios, tenían cámaras motorizadas!
Bueno, era una compañía de seguridad, y se le había asegurado que eran realmente buenos.
Más valía que lo fueran, porque si no estaba muerta.
Llamó al timbre. Se oyó un clic y la puerta se deslizó silenciosamente hasta abrirse. _____(tn) entró, dubitativa, con el corazón empezando a latir con fuerza.
¿Era una buena idea? Porque si no, si se estaba poniendo en las manos equivocadas, no había vuelta atrás, y ella sería la que pagaría el precio final.
El vestíbulo era maravilloso, lujoso pero cómodo, con plantas enormes y frondosas, suave música clásica de fondo, el más ligero perfume a cera de limón y profundas y mullidas butacas. Había una secretaria sentada tras un mostrador en forma de U. Le sonrió, dándole la bienvenida.
—¿Es usted la señorita Charles? El señor Reston estará listo en breve. Por favor, siéntese.
Durante un segundo _____(tn) no respondió, pensando que la recepcionista estaba hablando con otra persona. Pero no había nadie más allí.
Cerró los ojos, abochornada. Por supuesto.
Había hecho la cita bajo el nombre de Nora Charles, lo que era una idiotez. Cualquier cinéfilo habría reconocido que era un nombre falso, pero había estado tan desesperada cuando llamó que la noche anterior, en San Francisco, se había tragado de una sentada la trilogía de “La Cena de los Acusados”, “Ella, él y Asta” y “La Sombra de los Acusados”, mientras esperaba el primer bus para San Diego. Una sesión de madrugada en el cine fue lo único que se le ocurrió para estar apartada de las calles.
Había empezado su viaje antes de ayer en Seattle y no había dormido más de una hora o dos en tres días.
Pero estar exhausta no era una excusa.
Olvidar su supuesto nombre era terroríficamente peligroso. Estaba viva porque siempre estaba alerta, siempre. Olvidar su nombre solo durante un segundo era invitar a la muerte. Y si había una cosa que el año anterior le había enseñado, era que no quería morir. Quería, desesperadamente, vivir.
Nora Charles era su quinto nombre en doce meses. Olvida todos los anteriores y concéntrate en este, se dijo.
Estaba creando mentalmente una falsa biografía para Nora, solo para darle un poco de peso en su cabeza, cuando de repente la recepcionista dijo:
—Sí, señor, lo haré.
_____(tn) estaba realmente agotada, porque no podía imaginarse con quién estaba hablando la recepcionista.
No había nadie más en el vestíbulo y no estaba hablando al teléfono. Entonces vio el muy mono, pequeño y caro auricular pegado a una oreja y entendió.
Guau. Debería haberse dado cuenta antes.
Esto era de verdad peligroso. Su cansancio estaba acabando con ella. Se sentía idiota por el cansancio.
La gente idiota moría, muy malamente. En particular los que Gerald Montez y su ejército perseguían.
—¿Señorita Charles?
_____(tn) levantó la mirada.
—¿Sí?
—El señor Reston se ha retrasado. Pero el señor Jonas está libre. Ambos son socios de la compañía.
—Cuánto... ¿Cuánto tiempo se retrasará el señor Reston?
—No lo sabe. —La recepcionista tenía una mirada amable, algo poco habitual en unos ambientes tan lujosos.
Normalmente los empleados de una compañía tan elegante y obviamente exitosa eran estirados y distantes. Esta mujer parecía amable. Como si, de alguna manera, comprendiera.
—Puede que sea bastante tiempo. El señor Jonas es también muy bueno.
Ay, Dios. Kerry, la mujer que le había hablado de RJK Security había tratado con Sam Reston, quien le había salvado la vida. No tenía ni idea de quién era este tal señor Jonas. Tal vez Sam Reston trabajaba en los bajos fondos para rescatar mujeres en peligro y este Jonas no sabía nada de eso. ¿Y entonces qué?
_____(tn) cerró los ojos por un instante, deseando poder rebobinar su vida un año atrás y luego tirar adelante un año entero en el futuro, cuando una de dos, o estuviera asentada en su nueva vida, o estuviera muerta. Porque si no hacía algo ahora, estaba segura de que se le acercaba una muerte lenta y dolorosa.
Gerald Montez no perdonaba.
Pero ella seguía tomando estas decisiones a toda velocidad, sin entrenamiento en ello, sin manera de sopesar si estaba haciendo una buena elección o si estaba tirando su vida por la ventana.
Cara o cruz, todo el tiempo, todos los días.
Y ahora añade agotamiento y falta de sueño a la mezcla. ¿Cómo elegir?
Miró a la recepcionista a los ojos. _____(tn) era buena juzgando a la gente, y ahora tenía que confiar en sus instintos. La recepcionista le devolvió la mirada calmadamente, al parecer impasible ante la lunática señora que se veía como si no hubiera dormido en tres días porque no lo había hecho, la miró a la cara, tomándose unos minutos para decidir algo que debería haber decido en pocos segundos.
Solo que, como todas sus decisiones del último año, su vida colgaba de la balanza.
La recepcionista se mantuvo calmada, los ojos amables. Tal vez estaba acostumbrada a la gente desesperada. Tal vez los desesperados caían a su puerta diariamente.
—De acuerdo —dijo finalmente _____(tn), apretándose las manos. Por favor, que sea una buena elección. Envió la oración a quien fuera que estuviera allí arriba, que había estado notablemente ausente últimamente—. Veré al señor Jonas. Gracias.
La recepcionista asintió.
—La segunda puerta a su derecha. El nombre del señor Jonas está en la puerta. La está esperando.
_____(tn) asintió y lentamente fue hacia el gran pasillo a la derecha. Mientras pasaba delante del escritorio, la recepcionista alzó la mirada y _____(tn) vio comprensión en sus ojos.
—Todo irá bien —dijo la recepcionista suavemente—. No se preocupe. El señor Jonas hará que así sea.
No, no todo estaría bien. No volvería a estar bien de nuevo.
ahí lo tienen! :)
Las leo mañana! ;)
Lu wH!;*
:hi:
HeyItsLupitaNJ
Re: Más Caliente que el Fuego-NickJ&Tu(Adaptación) TERMINADA
hermoso cap!*
SIGUELAA
SIGUELAA
.Lu' Anne Lovegood.
Re: Más Caliente que el Fuego-NickJ&Tu(Adaptación) TERMINADA
Capitulo 1 (Parte 3)
Nicholas se sentó en su escritorio, intentando aclarar su mente de su última cliente, London Harriman, heredera de un imperio de inmobiliarias. Quería que él detuviera la publicación de una cinta de vídeo sexual en un tabloide online.
No le importaba que la cinta sexual acabara en la red, no. Oh, no. La había grabado específicamente para que fuera liberada y le aseguró a él que había sido grabada “profesionalmente”. No, lo que la ponía de los nervios era que no estaría controlando el tiempo de duración ni el momento de soltar el vídeo.
Quería que él evitara que la web de cotilleos la colgara. Le había dado una copia con una sonrisa coqueta, diciendo que quería que él la viera. Para que comprendiera.
London había ido a por él, a lo bestia, pero entonces Nicholas se imaginó que London iba a por cualquier cosa con pene, especialmente si ese hombre podía incluso ayudar de forma marginal en su objetivo de convertirse en la Diosa Sexual de las Socialitées del Mundo.
Era hermosa, y la habían pulido hasta darle brillo, llevaba lo que él se imaginaba, así, a grosso modo (la esposa de Sam, Nicole, seguramente sabría las cantidades exactas de dólares) lo que sería unos ciento cincuenta mil dólares de... cosas, desde el bolso de diseñador, los zapatos de diseñador, las gafas de sol de diseñador, hasta las grandes y llamativas joyas de diseñador.
Ella había cruzado y descruzado cuidadosamente las piernas, mostrando una entrepierna sin bragas que estaba afeitada excepto por una pequeña tira de vello en el medio, así que ella también tenía el coño diseñado.
Nicholas odiaba aquella mierda, pero había sido designado por Sam y Mike como el chico para los clientes gilipollas, y les debía demasiado a sus dos hermanos, así que aceptó el Escuadrón de los Gilipollas sin quejarse.
Además, ambos sabían que era constitucionalmente incapaz de ser maleducado o descortés con una mujer.
Su maldición.
Después de cargarle el doble de su tarifa habitual, Nicholas obtuvo los detalles, la copia de la cinta de la deliciosa London follándose al tipo du jour y el nombre de la web de los llamados periodistas que iban a sacar la cinta mañana por la mañana.
Cinco minutos después de que se cerrara la puerta tras de London, Nicholas encontró el archivo en los servidores del tabloide online, lo corrompió, dejó algunos spyware y un mensaje muy claro de que cualquier intento de colgar el archivo causaría que todos los demás archivos del sitio estuvieran corrompidos más allá de toda reparación, poniéndolos de esa manera fuera del negocio. Jugueteó con la idea de firmar el mensaje como “El Vengador del Coño”, pero decidió que no.
Por el momento era cuestión de entrar y salir.
Cinco minutos, cincuenta mil dólares. Nada mal. Y veinticinco mil de esos cincuenta iban a ir a la Fundación Los Perdidos, su Tren Subterráneo personal.
Veinticinco mil dólares del fideicomiso de London no se usarían para comprarse unas pieles, una semana en un spa de moda, una lujosa rehabilitación o un par de Rólex. Ese dinero se gastaría en mujeres maltratadas que huían para salvar sus vidas.
La mayoría de las mujeres que venían a ellos habían dejado su casa al amparo de la oscuridad con nada más que la ropa puesta, a veces (trágicamente) con sus hijos. Y lo hacían porque si se quedaban las golpearían hasta matarlas.
Nicholas y sus hermanos les daban una nueva vida y dinero suficiente para empezar dicha vida.
Genial, un sentimiento genial. Tal vez debería haberle cobrado a London el triple de su tarifa habitual. Comprar un poco de seguridad para un montón de críos pequeños, para eso serviría.
Estaba frunciendo el ceño al pensarlo cuando Marisa anunció al siguiente cliente, una tal señorita Nora Charles.
Ella tenía una cita con Sam, pero Sam había llamado para decir que Nicole se encontraba mal, con náuseas y que llegaría cuando ella estuviera mejor.
Nicholas conocía a su hermano Sam. Ni una amenaza nuclear lograría que Sam se apartara del lado de Nicole si ella no se sentía bien. Sam se quedaría junto a ella hasta que estuviera mejor. En pocas palabras.
Nicholas respetaba eso. Nicole le gustaba mucho. Y le gustaba que ella hiciera a Sam tan feliz. Bueno, feliz... Sam parecía realmente feliz con ella cuando no estaba entrando en pánico por algún peligro imaginario sobre Nicole a la vuelta de cada esquina. Y ahora que había un crío en camino, guau.
Sam iba a tener que regular un poco esa loca sobreprotección, aunque Nicholas dudaba que pudiera. Sam Reston, grande, enorme, chico duro, bueno con el rifle, bueno con sus puños, era un total blandito en lo que concernía a su esposa. ¿Y la chiquilla en camino? Sam probablemente la guardaría bajo guardias armados durante su niñez y la dejaría citarse con chicos cuando pasara de los treinta. Tal vez.
Mike estaba fuera en una acción de reconocimiento para un joyero que había recibido amenazas de muerte.
Así que hoy le tocaba a Nicholas.
Nora Charles, ¿eh? ¿Es que se pensaba que nadie se acordaría de las películas de “La Cena de los Acusados”? Él hizo una pequeña oración. Dios, otra heredera con nombre falso no, por favor. Nicholas había cubierto ya su cuota del año de herederas con London incluso aunque fuera solo abril.
Se estaba dando ánimos a base de tonterías cuando su puerta se abrió.
Y entonces Marisa dio dos veces al intercomunicador, su código, y él pensó: Ay, mierda. Nora Charles había llamado a su línea especial, el tren subterráneo.
Y entonces la mujer más hermosa que jamás había visto entró a su oficina.
Las mujeres casi nunca eran clientes de RJK Security, al menos de la parte más
vidente y conocida.
La mayoría de la clientela era corporativa (algo hacía que goteara dinero y ellos tenían que hacer que parara). O querían actualizar su sistema de seguridad. Él, Sam y mayormente Mike trataban con sus opuestos del mundo corporativo, los jefes de seguridad, o con el Gran Tipo en persona, el CEO. En su mayoría hombres. Y, por supuesto, las herederas extrañas.
Pero la mujer que entraba a su oficina definitivamente no era una heredera. No con aquellas ropas sosas e indescriptibles que estaban tan arrugadas que parecía como si hubiera dormido con ellas. No con aquellas uñas mordisqueadas hasta el nudillo. No con aquel glorioso cabello rojo suelto salvajemente alrededor de sus hombros. No con aquellas ojeras oscuras debajo de sus hermosos ojos verdes que se dejaron ver cuando ella apartó sus enormes gafas de sol.
No, pensó Nicholas tristemente mientras se levantaba y la saludaba. No era una heredera malcriada. Era una de Los Perdidos.
No le importaba que la cinta sexual acabara en la red, no. Oh, no. La había grabado específicamente para que fuera liberada y le aseguró a él que había sido grabada “profesionalmente”. No, lo que la ponía de los nervios era que no estaría controlando el tiempo de duración ni el momento de soltar el vídeo.
Quería que él evitara que la web de cotilleos la colgara. Le había dado una copia con una sonrisa coqueta, diciendo que quería que él la viera. Para que comprendiera.
London había ido a por él, a lo bestia, pero entonces Nicholas se imaginó que London iba a por cualquier cosa con pene, especialmente si ese hombre podía incluso ayudar de forma marginal en su objetivo de convertirse en la Diosa Sexual de las Socialitées del Mundo.
Era hermosa, y la habían pulido hasta darle brillo, llevaba lo que él se imaginaba, así, a grosso modo (la esposa de Sam, Nicole, seguramente sabría las cantidades exactas de dólares) lo que sería unos ciento cincuenta mil dólares de... cosas, desde el bolso de diseñador, los zapatos de diseñador, las gafas de sol de diseñador, hasta las grandes y llamativas joyas de diseñador.
Ella había cruzado y descruzado cuidadosamente las piernas, mostrando una entrepierna sin bragas que estaba afeitada excepto por una pequeña tira de vello en el medio, así que ella también tenía el coño diseñado.
Nicholas odiaba aquella mierda, pero había sido designado por Sam y Mike como el chico para los clientes gilipollas, y les debía demasiado a sus dos hermanos, así que aceptó el Escuadrón de los Gilipollas sin quejarse.
Además, ambos sabían que era constitucionalmente incapaz de ser maleducado o descortés con una mujer.
Su maldición.
Después de cargarle el doble de su tarifa habitual, Nicholas obtuvo los detalles, la copia de la cinta de la deliciosa London follándose al tipo du jour y el nombre de la web de los llamados periodistas que iban a sacar la cinta mañana por la mañana.
Cinco minutos después de que se cerrara la puerta tras de London, Nicholas encontró el archivo en los servidores del tabloide online, lo corrompió, dejó algunos spyware y un mensaje muy claro de que cualquier intento de colgar el archivo causaría que todos los demás archivos del sitio estuvieran corrompidos más allá de toda reparación, poniéndolos de esa manera fuera del negocio. Jugueteó con la idea de firmar el mensaje como “El Vengador del Coño”, pero decidió que no.
Por el momento era cuestión de entrar y salir.
Cinco minutos, cincuenta mil dólares. Nada mal. Y veinticinco mil de esos cincuenta iban a ir a la Fundación Los Perdidos, su Tren Subterráneo personal.
Veinticinco mil dólares del fideicomiso de London no se usarían para comprarse unas pieles, una semana en un spa de moda, una lujosa rehabilitación o un par de Rólex. Ese dinero se gastaría en mujeres maltratadas que huían para salvar sus vidas.
La mayoría de las mujeres que venían a ellos habían dejado su casa al amparo de la oscuridad con nada más que la ropa puesta, a veces (trágicamente) con sus hijos. Y lo hacían porque si se quedaban las golpearían hasta matarlas.
Nicholas y sus hermanos les daban una nueva vida y dinero suficiente para empezar dicha vida.
Genial, un sentimiento genial. Tal vez debería haberle cobrado a London el triple de su tarifa habitual. Comprar un poco de seguridad para un montón de críos pequeños, para eso serviría.
Estaba frunciendo el ceño al pensarlo cuando Marisa anunció al siguiente cliente, una tal señorita Nora Charles.
Ella tenía una cita con Sam, pero Sam había llamado para decir que Nicole se encontraba mal, con náuseas y que llegaría cuando ella estuviera mejor.
Nicholas conocía a su hermano Sam. Ni una amenaza nuclear lograría que Sam se apartara del lado de Nicole si ella no se sentía bien. Sam se quedaría junto a ella hasta que estuviera mejor. En pocas palabras.
Nicholas respetaba eso. Nicole le gustaba mucho. Y le gustaba que ella hiciera a Sam tan feliz. Bueno, feliz... Sam parecía realmente feliz con ella cuando no estaba entrando en pánico por algún peligro imaginario sobre Nicole a la vuelta de cada esquina. Y ahora que había un crío en camino, guau.
Sam iba a tener que regular un poco esa loca sobreprotección, aunque Nicholas dudaba que pudiera. Sam Reston, grande, enorme, chico duro, bueno con el rifle, bueno con sus puños, era un total blandito en lo que concernía a su esposa. ¿Y la chiquilla en camino? Sam probablemente la guardaría bajo guardias armados durante su niñez y la dejaría citarse con chicos cuando pasara de los treinta. Tal vez.
Mike estaba fuera en una acción de reconocimiento para un joyero que había recibido amenazas de muerte.
Así que hoy le tocaba a Nicholas.
Nora Charles, ¿eh? ¿Es que se pensaba que nadie se acordaría de las películas de “La Cena de los Acusados”? Él hizo una pequeña oración. Dios, otra heredera con nombre falso no, por favor. Nicholas había cubierto ya su cuota del año de herederas con London incluso aunque fuera solo abril.
Se estaba dando ánimos a base de tonterías cuando su puerta se abrió.
Y entonces Marisa dio dos veces al intercomunicador, su código, y él pensó: Ay, mierda. Nora Charles había llamado a su línea especial, el tren subterráneo.
Y entonces la mujer más hermosa que jamás había visto entró a su oficina.
Las mujeres casi nunca eran clientes de RJK Security, al menos de la parte más
vidente y conocida.
La mayoría de la clientela era corporativa (algo hacía que goteara dinero y ellos tenían que hacer que parara). O querían actualizar su sistema de seguridad. Él, Sam y mayormente Mike trataban con sus opuestos del mundo corporativo, los jefes de seguridad, o con el Gran Tipo en persona, el CEO. En su mayoría hombres. Y, por supuesto, las herederas extrañas.
Pero la mujer que entraba a su oficina definitivamente no era una heredera. No con aquellas ropas sosas e indescriptibles que estaban tan arrugadas que parecía como si hubiera dormido con ellas. No con aquellas uñas mordisqueadas hasta el nudillo. No con aquel glorioso cabello rojo suelto salvajemente alrededor de sus hombros. No con aquellas ojeras oscuras debajo de sus hermosos ojos verdes que se dejaron ver cuando ella apartó sus enormes gafas de sol.
No, pensó Nicholas tristemente mientras se levantaba y la saludaba. No era una heredera malcriada. Era una de Los Perdidos.
Las leo más tarde! :)
Enjoy It! ;)
Lu wH!;*
:hi:
HeyItsLupitaNJ
Re: Más Caliente que el Fuego-NickJ&Tu(Adaptación) TERMINADA
Oh DIIIOS QUE PASARA!
Siiigueeeeeeeeeeeee
Siiigueeeeeeeeeeeee
Invitado
Invitado
Re: Más Caliente que el Fuego-NickJ&Tu(Adaptación) TERMINADA
WUUUUAAAUUUUUU!!!
ESTO SE PONEEE MEEEEEEJOORRR PORFIISS PON MAAASS CAPIS
ESTO SE PONEEE MEEEEEEJOORRR PORFIISS PON MAAASS CAPIS
chelis
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