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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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•La Misión Mas Dulce• (Joe & Tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Página 2 de 3. • 1, 2, 3
Re: •La Misión Mas Dulce• (Joe & Tu)
awww Joe es tan lindo :arre: es el mejor
Maldito tipo que no toque a la rayiz porque es de Joe :¬¬:
Que lo ponga en su lugar la rayiz
Siguela!!!
Maldito tipo que no toque a la rayiz porque es de Joe :¬¬:
Que lo ponga en su lugar la rayiz
Siguela!!!
aranzhitha
Re: •La Misión Mas Dulce• (Joe & Tu)
Porfavor siguela♥
Joe es el mejor es tan fjkdf ver que cumplió su sueño, que llegó lejos, que el trabajo duro mereció la pena.
Porfaaaaaaavor siguela prontooooooo quiero accion con la rayis♥
Joe es el mejor es tan fjkdf ver que cumplió su sueño, que llegó lejos, que el trabajo duro mereció la pena.
Porfaaaaaaavor siguela prontooooooo quiero accion con la rayis♥
WhoIam13
Re: •La Misión Mas Dulce• (Joe & Tu)
Necesito saber que pasaaaaaaaaaaaaaa! la novew es adictiva! siguela porfa!
WhoIam13
Re: •La Misión Mas Dulce• (Joe & Tu)
Cαpítulσ 2, Pαяtє 3 • Lα мιѕιση мαѕ dulcε •
-“Manos afuera, Daffy”-, llegó una ilusoriamente apacible voz detrás de ellos. -“La Dra. Evans estará conmigo esta noche”.
No había ningún error posible sobre la identidad del dueño de aquella voz. Aunque no hubiera reconocido aquellos tersos, profundos tonos, lo sabría por la forma en que su corazón comenzó a latir salvajemente y sus pulmones se estrecharon de repente, haciéndole difícil respirar.
Todos ellos se volvieron a la vez. Mackenzie aún vestía su traje de vuelo, el casco debajo de su brazo. Su negro cabello estaba empapado de sudor y aplastado contra su cráneo, y sus ojos estaban inyectados de sangre después de haber soportado tantas gravedades. Su expresión era calma y remota cuando los miró.
-“Yo la vi primero,”- protestó el Mayor Deale, pero dejó caer el brazo que tenía alrededor de su cintura. -“Maldita sea, Breed, no puedes simplemente echar una mirada y decidir..... “
-“Sí, puedo,”- dijo Mackenzie, luego se volvió hacia Picollo y comenzó a dispararle preguntas.
El mayor se volvió y le dedicó a ________ una lenta, apreciativa mirada, como si realmente la estuviera viendo por primera vez, y posiblemente así fuera. Hasta entones ella había sido simplemente una cara razonablemente bonita, una diversión, pero ahora tenía que mirarla como una persona.
-“Nunca he visto a Breed hacer eso antes, y lo he conocido por quince años,”- dijo él pensativamente.
-“Yo no lo conozco en lo absoluto,” -replicó _________ con voz agria. -“Es decir, lo conocí anoche. ¿Es siempre tan autocrático?”
-“¿Breed? ¿Autocrático?” El mayor frunció los labios.
-“Despótico,” agregó ________ servicialmente, -“Dictatorial. Perentorio”.
-“Oh, ese tipo de autocracia. ¿Quieres decir si tiene el hábito de reclutar por la fuerza la compañía de una mujer para la cena?”
-“Eso lo resume muy bien”.
-“Nops. Es la primera vez. Usualmente tiene que alejar a las mujeres con un palo. Ellas lo aman hasta la muerte. Es el glamour de su profesión, sabes, la atracción de lo salvaje. Las mujeres amaaaaaan los uniformes, pero debajo él es realmente torpe y aburrido”.
-“Daffy....” La calma voz era a la vez paciente y amonestadora.
El mayor miró sobre el hombro de ________ y sonrió. -“Solo estaba cantándole sus alabanzas.”
-“Eso oí.”
Mackenzie estaba justo junto a su codo, pero ella no se atrevió a mirarlo. Le había dicho específicamente la noche anterior que no la eligiera de ninguna forma, pero la siguiente vez que lo encontraba él había colgado un letrero alrededor de su cuello que decía “La mujer de Mackenzie”. Se esforzó para dominar el impulso de hundirle el puño en el vientre. Por una sola cosa, la violencia rara vez era la respuesta para algo. Por otro lado, él era el director del proyecto, y golpearlo sería una movida muy estúpido para su carrera. Además, lucía como si estuviera hecho de acero templado y probablemente rompería su mano.
Por lo tanto, hizo lo más prudente y se concentró en el Mayor Deale.
-“¿Daffy? ¿Cómo en pato?”
-“No,” -dijo Mackenzie con siniestro gusto. -“Como en petunia.”
-“Como en pequeñas flores,” -agregó el capitán, quién había estado en el grupo mirando los monitores. -“Como en.... floreciente *******,” -dijeron otros al unísono.
-“Petunia,” repitió _______. -“Flores. Daffy Deale. Daffydeale. ¡¡Narciso!!” -terminó ella con un estallido de risa.
El mayor le dirigió a Mackenzie una airada mirada.
-“Solía tener un buen, masculino apodo. Conciso. Provocaba pensamientos. Grande. Ese es un buen apodo, ¿verdad? Gran Deale. Hacía que las mujeres pensaran. ¿Era solo un juego con mi nombre o había un significado más profundo allí? Entonces estos... estos aguafiestas comenzaron a llamarme Daffy, y Petunia, y ese nombre me quedó pegado.”
Mackenzie sonrió. ________ lo vislumbró con el rabillo del ojo, y la reacción que había estado tratando de ignorar volvió con toda la fuerza. Sintió al mismo tiempo calor y frío. Varios temblores recorrieron su espalda, pero sentía su piel sofocante.
-“¿Podría verme en mi oficina en media hora, Dra. Evans?”- le preguntó ahora el coronel. Ella odió la forma en que expresaba algo como una pregunta cuando el tono subyacente lo hacía una orden.
Ella se volvió y le sonrió brillantemente.
-“Si usted insiste, Coronel”.
Sus ojos brillaron con reconocimiento de la forma en que ella lo había forzado a hacer una orden directa, pero no dudó.
-“Insisto”.
-“En media hora, entonces”.
Mientras ella y los demás caminaban de vuelta a su propia oficina, Adrian hizo una pausa a su lado.
-“Inteligente jugada,” -dijo, haciendo clara su hostilidad. -“Arrímate al jefe y no importará si te equivocas en el trabajo”.
Ella mantuvo sus ojos directamente adelante.
-“Yo no me equivoco en el trabajo.” -No tenía sentido negar que ella no tenía ningún tipo de relación con Mackenzie, por lo que ni siquiera hizo el esfuerzo.
Cal miró hacia atrás, vio a Adrian caminando a su lado, y retrasó sus pasos para permitirles alcanzarlo.
-“Lo más complicado comienza con los objetivos en movimiento, pero hasta aquí no ha habido muchos problemas con el programa. Es casi atemorizante lo bien que han salido las pruebas”.
Adrian se adelantó sin hablar, y Cal silbó suavemente entre dientes.
-“¿No es precisamente el presidente de tu fan club, verdad? Cuando oímos que ibas a ser la reemplazante hizo algunos comentarios sarcásticos, pero no imaginé que fuera una lucha abierta. ¿Cuál es el problema?”
-“Conflicto de personalidad”, replicó ________. Tratar de ocultar la culpa era otro ejercicio sin sentido.
Él la miró preocupado.
-“Tenemos que funcionar bien como un equipo, o el Coronel Mackenzie hará que todos seamos reemplazados, y eso no lucirá bien en tus propios registros. Tienen una fecha límite para estas pruebas. Quieren algo bueno para mostrarles al Congreso y a los medios cuando llegue la votación por los fondos, y eso es en unas pocas semanas, creo”.
-“Yo puedo ignorar a Adrian,” -le aseguró ella.
-“Eso espero. Trataré de hacer de intermediario cuando pueda, pero en algún punto ustedes dos tendrán que trabajar juntos”.
-“Cuando se trata de trabajo, pienso que ambos somos lo suficientemente profesionales para dejar nuestras diferencias a un lado. Pero gracias por la idea.” Cal asintió y luego le sonrió ampliamente.
-“Entonces, el buen coronel está interesado. Lo hizo bastante claro, ¿verdad?”
-“Sin razón”, -dijo ella severamente.
-“Quizás para tu forma de pensar, pero no para la de él.”
Para ella, eso era ridículo, pero, en la privacidad de su oficina, comenzó a esperar la reunión con el Coronel Mackenzie. El director del proyecto estaba condenado, ella iba a decirle unas cuantas cosas. En el momento acordado, se encaminó a la barraca Quonset apropiada y marchó a través de la pista con la ira impulsando cada uno de sus pasos.
El escritorio exterior estaba ocupado por el Sargento Vrska, un corpulento joven que luciría mejor en un equipo de fútbol americano profesional que detrás de un escritorio, pero que saludó a ________ agradablemente y la anunció en la oficina privada del coronel.
Mackenzie se había duchado y cambiado a su uniforme de servicio de verano; el azul del material solo intensificaba el pálido azul de sus iris. Él se reclinó hacia atrás en su silla y la miró con calma, como si esperara su explosión.
________ consideró explotar, aún cuando él obviamente estaba esperándolo, solo por una razón, eso aliviaría gran parte de su ansiedad. Perder su temperamento, no obstante, solo le daría la ventaja a él. No la había invitado a sentarse, pero lo hizo de todas maneras, luego cruzó sus piernas y se reclinó hacia atrás, dejando claro con su comportamiento que la primer movida era de él.
-“Leí tu archivo,” -dijo. -“Impresionantes credenciales. Estuviste siempre al frente del grupo de tu edad en la escuela, comenzaste la universidad a los dieciséis, B.S. grado a los dieciocho, maestría a los diecinueve, obtuviste tu doctorado a los veintiuno. Boling-Wahl considera que eres uno de los físicos más brillantes en el país, si no del mundo”.
Ella no sabía qué había esperado, pero una lista de sus logros no lo era. Le dirigió una cautelosa mirada.
-“Nunca tuviste una cita,” -continuó. Disparos de alarma la recorrieron, y se sentó derecha, sus pensamientos dando vueltas mientras trataba de anticipar a dónde estaba yendo él con esa línea de pensamiento. -“Ni en la secundaria, donde es parcialmente entendible, pero tampoco en la universidad. Nunca has tenido un novio. En resumen, Dra. Evans, no tienes ninguna experiencia en manejar a un manojo de pendencieros como mis hombres. Te disgustó cuando el Mayor Deale puso su brazo alrededor de tu cintura”.
Ella no habló, pero siguió mirándolo.
-“Todos nosotros tenemos que trabajar juntos, porque tenemos un montón que hacer y no nos queda mucho tiempo para hacerlo. No quiero una moral destruida por la hostilidad, y no quiero que sufras conductas de mis hombres que te hagan sentir incómoda. Ellos son hombres, y viven sus vidas volando al borde del desastre. Son salvajes y arrogantes, y necesitan dejar salir la presión, generalmente con bebida, mujeres, y estúpidas proezas. La única manera de mantenerlos alejados de ti es convertir esta base en una zona de guerra, con todos detestándote y no cooperando contigo, lo cual no dejará que el trabajo sea hecho. La otra manera es dejarles pensar que eres mía.”
A ella no le gusto su discurso.
-“Eso es tan Neandertal, que tiene pelo todo a su alrededor”.
-“Ellos no te molestaran entonces,” -continuó, ignorando su comentario. -“De hecho, serán claramente protectores.”
Ella se paró y comenzó a pasear por la oficina.
-“Solo quiero que me dejen sola para poder trabajar. ¿Es eso demasiado pedir? ¿Por qué debería tener que esconderme detrás de una relación falsa?”
-“Por una cosa, todos ellos asumen que has tenido las experiencias normales de una mujer de tu edad”.
Ella le frunció el ceño, sin gustarle la forma en que había dicho esa frase. ¡Su “edad” verdaderamente! Había hecho que sonara como si ella estuviera casi lista para un asilo de ancianos.
-“No se les ocurrirá que sus acciones podrían atemorizarte”, -continuó él. -“También existe la posibilidad de que algunas de sus bromas no sean tan desenfadadas, de que un par de ellos hagan algunas serias movidas hacia ti, y podrían tornarse desagradables cuando los abofetees en respuesta. No podría permitirme la ruptura del programa, lo que ocurrirá si tengo que impartir cargos disciplinarios contra cualquiera de mis hombres. Los necesito a ellos, y te necesito a ti. Aunque ellos supieran que eres tan inexperta, eso no los mantendría apartados de tratar de colarse en tus pantalones. Y si alguien supiera que eres virgen las cosas serían aún peores. Lo mejor es marcarte como fuera de sus límites, pretendiendo que estás involucrada con alguien más, y el único hombre en la base que ellos no considerarían invadir soy yo. Por eso, de ahora en adelante, en lo que a ellos concierne, tú eres mía. Todo lo que tienes que hacer es actuar medianamente amistosa conmigo frente a ellos, en lugar de mirarme como si te gustara tener mi cabeza en una fuente”.
-“Con una manzana en su boca,” -murmuró ella. Después, los detalles de lo que él había dicho la golpearon y se quedó mirándolo fijamente con mortificación, sus ojos enormes y con el color ardiendo en sus mejillas. Maldición, ¿por qué no había estallado en carcajadas cuando él había dicho que ella era virgen? Ahora era demasiado tarde para negarlo.
Joe todavía estaba mirándola con esa serena, remota expresión, pero sus ojos estaban entrecerrados y extrañamente intensos.
Ella no pudo encontrar esa penetrante mirada. Su turbación era casi insoportable. Convocó sus últimos restos de serenidad y dijo,
-“Está bien.”
Luego, por segunda vez en menos de veinticuatro horas, sucumbió a la poderosa urgencia de huir de el.
☎ Jimena Horan ♥
Re: •La Misión Mas Dulce• (Joe & Tu)
aww mi Joe tan caballeroso :hug:
pero el tambien sale ganando
que no se haga el inocente :¬w¬:
le gusta la rayiz y tambien por eso lo hizo
me encanta que sea posesivo con ella :arre:
siguela!!!!
pero el tambien sale ganando
que no se haga el inocente :¬w¬:
le gusta la rayiz y tambien por eso lo hizo
me encanta que sea posesivo con ella :arre:
siguela!!!!
aranzhitha
Re: •La Misión Mas Dulce• (Joe & Tu)
hay dios
esto cada vez se pone mas intenso y jodidamente bueno
me fascino cunado dice TU ERES MIA jeje
síguela plis esta super buena :D
esto cada vez se pone mas intenso y jodidamente bueno
me fascino cunado dice TU ERES MIA jeje
síguela plis esta super buena :D
ElitzJb
Re: •La Misión Mas Dulce• (Joe & Tu)
SIGUEEEEEEEEEEEEEEEEEEEELAAAA, NO SE COMO ERES CAPAS DE DEJARLA ASI, la novela es demasiado hermosa, siguela pofaaaaaaaaaaaaaavor!
WhoIam13
Re: •La Misión Mas Dulce• (Joe & Tu)
Cαpítulσ 3, Pαяtє 1 • Lα мιѕιση мαѕ dulcε •
Durante varios minutos después de que ella literalmente huyera de su oficina, Joe permaneció reclinado en su silla, con sus manos entrelazadas detrás de su cabeza y una pequeña, satisfecha sonrisa curvando las comisuras de su firme boca.
Ella era virgen. Él solo había estado suponiendo, pero había sido una buena suposición. Una mujer experimentada no habría estado tan turbada o tan completamente perdida sobre qué decir o hacer. Pobre muchachita. A causa de toda su inteligencia, era como un bebé en la selva cuando se trataba de hombres y sexo, y la reacción que había aprendido en su juventud, cuando probablemente algún ******* la había asustado como el demonio tratando de agarrarla, se había convertido en su forma normal de lidiar con las atenciones de un hombre.
Había estado en la oficina hasta antes del amanecer, con su mente concentrada en ella mas que en su próximo vuelo, y en un impulso había solicitado su expediente. Había sido una lectura interesante. Desde el momento en que había comenzado la escuela, ella había estado separada del grupo de su propia edad, y había respondido a la inevitable marginación social consagrándose a sus estudios, y en consecuencia ensanchando el abismo cuando superaba a sus compañeros de clase. Eso no era exactamente lo que había visto en su expediente, por supuesto; los impersonales papeles habían enumerado solamente números y logros, excepto por el detallado chequeo de seguridad, que había mostrado la falta de una relación personal con un hombre –en ningún momento- pero tampoco su perfil psicológico ni una detallada investigación habían revelado ninguna indicación de homosexualidad. Su registro de trabajo sí revelaba unos pocos ejemplos cuando la Dra. Evans no había congeniado con un compañero de trabajo, siempre hombre, pero como el campo de la física estaba dominado por los hombres eso no era significativo por sí mismo.
Recordando su reacción a él la noche anterior, Joe había comenzado a pensar. ¿Estaba tan alterada porque siempre había estado alejada social, emocional y físicamente de los hombres, durante su niñez y adolescencia? La gente de su edad la habría evitado, y sus compañeros de clase no habrían estado interesados en relacionarse con alguien que, comparado con ellos, era una niña. Para el momento en que ella era psicológicamente madura y suficientemente mayor para que su edad no fuera un problema, el patrón ya estaba establecido y ella tenía tantas defensas levantadas que nadie podría pasar todas las espinas.
La única forma que tenía un hombre de acercarse a ella era si ella misma abriera la puerta, algo que no era probable que sucediera. Pero entonces había visto la forma en que ella se tensó cuando Daffy había puesto su brazo alrededor de su cintura, y la respuesta había relampagueado en su mente. Un segundo después había puesto su plan en acción.
Su trabajo era importante para ella. Por eso, toleraría la ficción de tener una relación con él, aún cuando había hecho evidente la noche anterior que no quería que hubiera rumores sobre eso. Él sabía que iba a haber rumores bajo cualquier circunstancia, simplemente porque ella no era exactamente el tipo de mujer que se confundiría con los muebles. Dándole la opción de pretender estar involucrada con él y aumentar los rumores, o posiblemente no poder trabajar en el proyecto Night Wing en lo absoluto, había elegido la primera. Él había contado con esa precisa reacción cuando había estado formulando sus argumentos.
Ahora los otros hombres la dejarían sola, dejándole a él el campo libre, y él aprovecharía la ventaja completamente. Ella tendría que pasar tiempo con él, conocerlo, aprender a relajarse con él.
Su seducción sería la misión más dulce que jamás hubiera intentado. Domar a ese pequeño erizo en la cama sería más excitante que romper Mach 3.
________ no se atrevió a volver al trabajo; sabía que su molestia estaría claramente escrita en su rostro donde todos lo notarían, y Adrian haría algunos sarcásticos comentarios acerca de manejar su vida amorosa fuera del horario de trabajo. Se lanzó dentro del servicio de señoras más cercano y buscó privacidad en un cubículo.
Estaba temblando de arriba abajo y se sentía extrañamente cercana a las lágrimas. Rara vez lloraba, porque llorando no se lograba nada excepto poner roja su nariz. Aún más extraño, había sido ignominiosamente derrotada otra vez, y esta vez enfrentó los hechos.
No fue nada de lo que el Coronel Mackenzie había hecho lo que la había asustado tanto; fueron sus propias reacciones hacia él las que eran atemorizantes. La inteligencia no tendría ningún merito si ella escondía la cabeza en la arena y no se admitía la verdad a sí misma. Se había dejado crecer demasiado arrogante acerca de su habilidad para mantener a los hombres a distancia usando su afilada lengua; no solo el coronel no se había intimidado con esto –¡condenado hombre, parecía disfrutarlo!- sino que quizás había podido alejar a todos aquellos otros hombres solo porque no se había sentido atraída por ninguno de ellos. La respiración entrecortada, los ataques de pánico, el golpeteo de su corazón y su comportamiento cobarde, sólo podrían significar una cosa: atracción sexual. Como una mujer inteligente, su impulso instintivo fue correr por su vida.
Se disculpó a sí misma por no haberlo reconocido inmediatamente, porque después de todo, era la primera vez que había experimentado tal fenómeno. Tampoco había sabido cómo manejar un auto la primera vez que se había puesto detrás del volante. Siempre había estado un poco confundida por las a veces febriles bufonadas de ambos géneros cuando trataban de atraer a alguien del sexo opuesto, pero ahora sabía qué había en el fondo de todo eso. Hormonas. Era desconcertante tener unas hormonas traidoras.
Y ahora estaba esta situación que de alguna manera había convertido en un embrollo. Tenía la certeza de que si sólo se aplicaba a ello, podría encontrar alguna otra solución, pero su cerebro no parecía querer funcionar. Probablemente era un efecto secundario de las hormonas hiperactivas. Después de todo, el pensamiento no era conducente con el acoplamiento.
Trató de organizar sus pensamientos. Tal como estaba la situación, había aceptado pretender estar teniendo una relación con el Coronel Mackenzie así los hombres la dejarían sola y ella sería capaz de trabajar, y también así los hombres no serían distraídos por ella. ¿El coronel pretendía tener una relación con cada mujer de la base? ¿Por qué ella? ¿Qué había en ella que fuera tan perjudicial que tenía que ser neutralizada? Sabía que era una mujer razonablemente atractiva, pero ciertamente no era una femme fatale.
¿Y que tendría que hacer para pretender estar involucrada con él? ¿Pequeñas charlas y sonrisas? Pensó que podría manejar eso. Ella nunca se había arrullado como un pájaro enfermo de amor de la forma en que había visto hacer a algunas mujeres, pero no podía ser tan dificil. Pero si él pensaba que su seudo-relación comprendía abrazarse y besarse, tendría que suspender eso inmediatamente, porque su corazón sencillamente no podría soportar la tensión. Toda esa adrenalina precipitándose en su interior no podía ser saludable.
Pero la situación no era inmanejable. Si mantenía su cabeza despejada y recordaba no confiar en él sin importar cuán razonable parecía, estaría bien.
Con ese pensamiento firmemente en mente, cuadró sus hombros y dejó su refugio. Mientras cruzaba la pista, el calor del desierto abrasó la parte superior de su cabeza e hizo que sus brazos ardieran. Todo brillaba debilmente a su alrededor, y sus oídos eran asaltados por el constante bramido de los motores de los jets cuando los aviones despegaban y aterrizaban. Los pilotos pululaban por todos lados, atendiendo los asuntos de la enorme base. La actividad era estimulante, e incluso más excitante era el conocimiento de que ella estaba trabajando en el más avanzado jet de combate jamás diseñado.
El trabajo siempre había sido su panacea. Ella lo disfrutaba, lo abrazaba, porque era la única parte de su vida donde sobresalía, donde encajaba. Era cómodo y familiar, incluso a pesar de que Adrian Pendley iba seguramente a hacer su mejor esfuerzo para estropearlo. Bueno, si podía ignorar a Mackenzie, podía facilmente ignorar a Adrian.
El oscuramente tostado, aguileño rostro del coronel nadó ante sus ojos, formándose entre las ondas de calor, y tropezó en el borde de la pista antes de recobrar rápidamente el equilibrio. De modo que no estaba ignorando a Mackezie tan bien; lograría hacerlo mejor. Por su propia seguridad, tenía que hacerlo.
Efectivamente, cuando volvió a la oficina, con su ropa húmeda de sudor y rastros de cabello adheridos a su rostro, Adrián la miró y sonrió con desprecio.
-“¿No sabías que hace demasiado calor para un revolcón? Aprenderás a guardarlo para un fin de semana en Las Vegas.”
Yates levantó la mirada y frunció el ceño. ________ encontró sus ojos y se encogió de hombros para demostrar que no tenía importancia.
El programa laser estaba completamente desarrollado; ellos estaban allí como un equipo de resolución de problemas, y puesto que las pruebas del día habían ido bien, había poco más que hacer que resumir lo que habían visto. Luego pasaron a la próxima prueba planificada, la primera usando objetivos móviles. Las aeronaves que serían usadas en la próxima prueba no eran las dos que habían volado aquel día, y sus sitemas de objetivos ya habían sido chequeados como parte del programa regular de mantenimiento implementado. Todo aquello había sido hecho antes de la llegada de ________ a la base. Ellos sí tenían que chequear los sistemas de las aeronaves que habían volado aquel día, y ella, Yates y Adrian se pusieron los overoles para hacer el trabajo. Cal se quedó atrás, volviendo a chequear la información de la computadora.
-“Todos los diferentes sistemas de personas trabajando en el proyecto Night Wing han progresado bien”-, dijo Yates mientras caminaban hacia el hangar. -“Es una de las operaciónes con menos complicaciones en las que he estado involucrado.”
-“Así que no lo arruines insultando a alguno de ellos”-, dijo Adrian.
Yates se detuvo y se giró para confrontar a Adrian.
-“Es suficiente”-, dijo con calma.
-“Eso solo la verdad. Sabes que tiene reputación de que es difícil trabajar con ella.”
-“Sé lo que estoy oyendo, y _________ no es la única que está siendo un asno. Espero no tener que decirte que el Coronel Mackenzie puede hacer que cualquiera en este equivo sea reemplazado con una llamada telefónica, y lo hará en lo que dura un latido si pensara que la fricción entre cualquiera de nosotros obstaculizaría el trabajo. Si eso pasa, tu carrera en Boling-Wahl habría efectivamente terminado, y eso va para los dos.”
_________ enterró sus manos profundamente en los bolsillos de su overol. A pesar de que Yates había estado dirigiendo su ira hacia Adrian, ella sabía que su posición en Boling-Wahl era un poco delicada, debido a sus pasadas dificultades en trabajos en pareja. Uno de esos insidentes había sido con Adrian. Quizás había sido asignada para trabajar con él como una especie de prueba y su trabajo dependia de que la pasara.
Adrian se volvió para mirarla.
-“Permaneceré fuera de su camino”,- murmuró finalmente, -“si ella se queda fuera del mío.” Luego caminó delante de ellos.
Yates suspiró, y él y _________ reanudaron la caminata, pero a un paso más lento.
-“Ignóralo tanto como puedas,”- le aconsejó él. -“No me había dado cuenta de que la situación entre ustedes dos era tan hostil.”
-“Yo no soy hostil,” -dijo ________ sorprendida.
Él le dirigió una mirada meditativa.
-“No, supongo que no lo eres. Pero él lo es. ¿Es simplemente un caso de aversión mutua, o sucedió algo que necesite saber?”
Ella se encogió de hombros.
-“Supongo que no es un gran secreto. Él me avanzó cuando recién comenzaba a trabajar para Boling-Wahl, y yo lo rechaze".
Durante varios minutos después de que ella literalmente huyera de su oficina, Joe permaneció reclinado en su silla, con sus manos entrelazadas detrás de su cabeza y una pequeña, satisfecha sonrisa curvando las comisuras de su firme boca.
Ella era virgen. Él solo había estado suponiendo, pero había sido una buena suposición. Una mujer experimentada no habría estado tan turbada o tan completamente perdida sobre qué decir o hacer. Pobre muchachita. A causa de toda su inteligencia, era como un bebé en la selva cuando se trataba de hombres y sexo, y la reacción que había aprendido en su juventud, cuando probablemente algún ******* la había asustado como el demonio tratando de agarrarla, se había convertido en su forma normal de lidiar con las atenciones de un hombre.
Había estado en la oficina hasta antes del amanecer, con su mente concentrada en ella mas que en su próximo vuelo, y en un impulso había solicitado su expediente. Había sido una lectura interesante. Desde el momento en que había comenzado la escuela, ella había estado separada del grupo de su propia edad, y había respondido a la inevitable marginación social consagrándose a sus estudios, y en consecuencia ensanchando el abismo cuando superaba a sus compañeros de clase. Eso no era exactamente lo que había visto en su expediente, por supuesto; los impersonales papeles habían enumerado solamente números y logros, excepto por el detallado chequeo de seguridad, que había mostrado la falta de una relación personal con un hombre –en ningún momento- pero tampoco su perfil psicológico ni una detallada investigación habían revelado ninguna indicación de homosexualidad. Su registro de trabajo sí revelaba unos pocos ejemplos cuando la Dra. Evans no había congeniado con un compañero de trabajo, siempre hombre, pero como el campo de la física estaba dominado por los hombres eso no era significativo por sí mismo.
Recordando su reacción a él la noche anterior, Joe había comenzado a pensar. ¿Estaba tan alterada porque siempre había estado alejada social, emocional y físicamente de los hombres, durante su niñez y adolescencia? La gente de su edad la habría evitado, y sus compañeros de clase no habrían estado interesados en relacionarse con alguien que, comparado con ellos, era una niña. Para el momento en que ella era psicológicamente madura y suficientemente mayor para que su edad no fuera un problema, el patrón ya estaba establecido y ella tenía tantas defensas levantadas que nadie podría pasar todas las espinas.
La única forma que tenía un hombre de acercarse a ella era si ella misma abriera la puerta, algo que no era probable que sucediera. Pero entonces había visto la forma en que ella se tensó cuando Daffy había puesto su brazo alrededor de su cintura, y la respuesta había relampagueado en su mente. Un segundo después había puesto su plan en acción.
Su trabajo era importante para ella. Por eso, toleraría la ficción de tener una relación con él, aún cuando había hecho evidente la noche anterior que no quería que hubiera rumores sobre eso. Él sabía que iba a haber rumores bajo cualquier circunstancia, simplemente porque ella no era exactamente el tipo de mujer que se confundiría con los muebles. Dándole la opción de pretender estar involucrada con él y aumentar los rumores, o posiblemente no poder trabajar en el proyecto Night Wing en lo absoluto, había elegido la primera. Él había contado con esa precisa reacción cuando había estado formulando sus argumentos.
Ahora los otros hombres la dejarían sola, dejándole a él el campo libre, y él aprovecharía la ventaja completamente. Ella tendría que pasar tiempo con él, conocerlo, aprender a relajarse con él.
Su seducción sería la misión más dulce que jamás hubiera intentado. Domar a ese pequeño erizo en la cama sería más excitante que romper Mach 3.
________ no se atrevió a volver al trabajo; sabía que su molestia estaría claramente escrita en su rostro donde todos lo notarían, y Adrian haría algunos sarcásticos comentarios acerca de manejar su vida amorosa fuera del horario de trabajo. Se lanzó dentro del servicio de señoras más cercano y buscó privacidad en un cubículo.
Estaba temblando de arriba abajo y se sentía extrañamente cercana a las lágrimas. Rara vez lloraba, porque llorando no se lograba nada excepto poner roja su nariz. Aún más extraño, había sido ignominiosamente derrotada otra vez, y esta vez enfrentó los hechos.
No fue nada de lo que el Coronel Mackenzie había hecho lo que la había asustado tanto; fueron sus propias reacciones hacia él las que eran atemorizantes. La inteligencia no tendría ningún merito si ella escondía la cabeza en la arena y no se admitía la verdad a sí misma. Se había dejado crecer demasiado arrogante acerca de su habilidad para mantener a los hombres a distancia usando su afilada lengua; no solo el coronel no se había intimidado con esto –¡condenado hombre, parecía disfrutarlo!- sino que quizás había podido alejar a todos aquellos otros hombres solo porque no se había sentido atraída por ninguno de ellos. La respiración entrecortada, los ataques de pánico, el golpeteo de su corazón y su comportamiento cobarde, sólo podrían significar una cosa: atracción sexual. Como una mujer inteligente, su impulso instintivo fue correr por su vida.
Se disculpó a sí misma por no haberlo reconocido inmediatamente, porque después de todo, era la primera vez que había experimentado tal fenómeno. Tampoco había sabido cómo manejar un auto la primera vez que se había puesto detrás del volante. Siempre había estado un poco confundida por las a veces febriles bufonadas de ambos géneros cuando trataban de atraer a alguien del sexo opuesto, pero ahora sabía qué había en el fondo de todo eso. Hormonas. Era desconcertante tener unas hormonas traidoras.
Y ahora estaba esta situación que de alguna manera había convertido en un embrollo. Tenía la certeza de que si sólo se aplicaba a ello, podría encontrar alguna otra solución, pero su cerebro no parecía querer funcionar. Probablemente era un efecto secundario de las hormonas hiperactivas. Después de todo, el pensamiento no era conducente con el acoplamiento.
Trató de organizar sus pensamientos. Tal como estaba la situación, había aceptado pretender estar teniendo una relación con el Coronel Mackenzie así los hombres la dejarían sola y ella sería capaz de trabajar, y también así los hombres no serían distraídos por ella. ¿El coronel pretendía tener una relación con cada mujer de la base? ¿Por qué ella? ¿Qué había en ella que fuera tan perjudicial que tenía que ser neutralizada? Sabía que era una mujer razonablemente atractiva, pero ciertamente no era una femme fatale.
¿Y que tendría que hacer para pretender estar involucrada con él? ¿Pequeñas charlas y sonrisas? Pensó que podría manejar eso. Ella nunca se había arrullado como un pájaro enfermo de amor de la forma en que había visto hacer a algunas mujeres, pero no podía ser tan dificil. Pero si él pensaba que su seudo-relación comprendía abrazarse y besarse, tendría que suspender eso inmediatamente, porque su corazón sencillamente no podría soportar la tensión. Toda esa adrenalina precipitándose en su interior no podía ser saludable.
Pero la situación no era inmanejable. Si mantenía su cabeza despejada y recordaba no confiar en él sin importar cuán razonable parecía, estaría bien.
Con ese pensamiento firmemente en mente, cuadró sus hombros y dejó su refugio. Mientras cruzaba la pista, el calor del desierto abrasó la parte superior de su cabeza e hizo que sus brazos ardieran. Todo brillaba debilmente a su alrededor, y sus oídos eran asaltados por el constante bramido de los motores de los jets cuando los aviones despegaban y aterrizaban. Los pilotos pululaban por todos lados, atendiendo los asuntos de la enorme base. La actividad era estimulante, e incluso más excitante era el conocimiento de que ella estaba trabajando en el más avanzado jet de combate jamás diseñado.
El trabajo siempre había sido su panacea. Ella lo disfrutaba, lo abrazaba, porque era la única parte de su vida donde sobresalía, donde encajaba. Era cómodo y familiar, incluso a pesar de que Adrian Pendley iba seguramente a hacer su mejor esfuerzo para estropearlo. Bueno, si podía ignorar a Mackenzie, podía facilmente ignorar a Adrian.
El oscuramente tostado, aguileño rostro del coronel nadó ante sus ojos, formándose entre las ondas de calor, y tropezó en el borde de la pista antes de recobrar rápidamente el equilibrio. De modo que no estaba ignorando a Mackezie tan bien; lograría hacerlo mejor. Por su propia seguridad, tenía que hacerlo.
Efectivamente, cuando volvió a la oficina, con su ropa húmeda de sudor y rastros de cabello adheridos a su rostro, Adrián la miró y sonrió con desprecio.
-“¿No sabías que hace demasiado calor para un revolcón? Aprenderás a guardarlo para un fin de semana en Las Vegas.”
Yates levantó la mirada y frunció el ceño. ________ encontró sus ojos y se encogió de hombros para demostrar que no tenía importancia.
El programa laser estaba completamente desarrollado; ellos estaban allí como un equipo de resolución de problemas, y puesto que las pruebas del día habían ido bien, había poco más que hacer que resumir lo que habían visto. Luego pasaron a la próxima prueba planificada, la primera usando objetivos móviles. Las aeronaves que serían usadas en la próxima prueba no eran las dos que habían volado aquel día, y sus sitemas de objetivos ya habían sido chequeados como parte del programa regular de mantenimiento implementado. Todo aquello había sido hecho antes de la llegada de ________ a la base. Ellos sí tenían que chequear los sistemas de las aeronaves que habían volado aquel día, y ella, Yates y Adrian se pusieron los overoles para hacer el trabajo. Cal se quedó atrás, volviendo a chequear la información de la computadora.
-“Todos los diferentes sistemas de personas trabajando en el proyecto Night Wing han progresado bien”-, dijo Yates mientras caminaban hacia el hangar. -“Es una de las operaciónes con menos complicaciones en las que he estado involucrado.”
-“Así que no lo arruines insultando a alguno de ellos”-, dijo Adrian.
Yates se detuvo y se giró para confrontar a Adrian.
-“Es suficiente”-, dijo con calma.
-“Eso solo la verdad. Sabes que tiene reputación de que es difícil trabajar con ella.”
-“Sé lo que estoy oyendo, y _________ no es la única que está siendo un asno. Espero no tener que decirte que el Coronel Mackenzie puede hacer que cualquiera en este equivo sea reemplazado con una llamada telefónica, y lo hará en lo que dura un latido si pensara que la fricción entre cualquiera de nosotros obstaculizaría el trabajo. Si eso pasa, tu carrera en Boling-Wahl habría efectivamente terminado, y eso va para los dos.”
_________ enterró sus manos profundamente en los bolsillos de su overol. A pesar de que Yates había estado dirigiendo su ira hacia Adrian, ella sabía que su posición en Boling-Wahl era un poco delicada, debido a sus pasadas dificultades en trabajos en pareja. Uno de esos insidentes había sido con Adrian. Quizás había sido asignada para trabajar con él como una especie de prueba y su trabajo dependia de que la pasara.
Adrian se volvió para mirarla.
-“Permaneceré fuera de su camino”,- murmuró finalmente, -“si ella se queda fuera del mío.” Luego caminó delante de ellos.
Yates suspiró, y él y _________ reanudaron la caminata, pero a un paso más lento.
-“Ignóralo tanto como puedas,”- le aconsejó él. -“No me había dado cuenta de que la situación entre ustedes dos era tan hostil.”
-“Yo no soy hostil,” -dijo ________ sorprendida.
Él le dirigió una mirada meditativa.
-“No, supongo que no lo eres. Pero él lo es. ¿Es simplemente un caso de aversión mutua, o sucedió algo que necesite saber?”
Ella se encogió de hombros.
-“Supongo que no es un gran secreto. Él me avanzó cuando recién comenzaba a trabajar para Boling-Wahl, y yo lo rechaze".
☎ Jimena Horan ♥
Re: •La Misión Mas Dulce• (Joe & Tu)
ahh ese Adrian me cae regordo :caliente:
Es un asno ojala Joe lo corra
Joe me encanta es tan lindo
Siguela!!
Es un asno ojala Joe lo corra
Joe me encanta es tan lindo
Siguela!!
aranzhitha
Re: •La Misión Mas Dulce• (Joe & Tu)
me fascino siguela por favor
cada ves odio mas a adrian ufs ojala
y se le tire a un carro....
y bueno el coronel wao cada vez me gusta mas sigue
cada ves odio mas a adrian ufs ojala
y se le tire a un carro....
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ElitzJb
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