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"Besos de Lluvia" (Joe&Tú)

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"Besos de Lluvia" (Joe&Tú) Empty "Besos de Lluvia" (Joe&Tú)

Mensaje por Dayi_JonasLove!* Mar 28 Ago 2012, 11:56 am

¡Hola a todas! :D Después de mucho, mucho tiempo traigo nuevamente otra adaptación. Es el primer libro que leo de esta autora y me pareció una historia de los mas tierna y divertida, y no pude evitar pensar en Joe mientras la leía. Espero les guste y la disfruten tanto como lo hice yo. Les dejo el argumento, si les llama la atención la historia comenten y coloco el primer capítulo. Besos :D Espero sus comentarios(:


Nombre: Besos de Lluvia (Rainy day kisses)
Autor: Dayani López
Adaptación: Si. Libro de Macomber Debbie.
Género: Romance contemporáneo.
Advertencias: Es una novela corta de 104 páginas.
Otras Páginas: No por mi parte.

Protagonistas originales: Nate Townsend y Susannah Simmons



Argumento


________ Simmons tenía un plan trazado para alcanzar el éxito en su trabajo. ¡Y éste no incluía enamorarse de su vecino!
Joe Jonas era innegablemente atractivo, y era evidente que tenía dinero... pero parecía carecer de ambición. Se quedaba en casa cocinando, o salía al parque a volar cometas mientras _______ luchaba y se esforzaba por subir los peldaños de la escalera del éxito.
No le gustaba que Joe cuestionara sus valores... ni que le hiciera cuestionárselos a ella. Porque, posiblemente, él tuviera razón: ________ había renunciado a demasiadas cosas por ir en pos del dinero: familia, diversión... ¿y el amor de Joe Jonas?


________________________________________

¿Qué opinan? ¿La sigo? :D
Dayi_JonasLove!*
Dayi_JonasLove!*


http://www.twitter.com/DayaniLo_JB

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"Besos de Lluvia" (Joe&Tú) Empty Re: "Besos de Lluvia" (Joe&Tú)

Mensaje por Dayi_JonasLove!* Jue 30 Ago 2012, 3:30 pm

¿Lectoras fantasma? :( Tal vez si les coloco el primer capítulo se animen a comentar :D Aquí se los dejo:


I


_________ Simmons consideraba a su hermana Emily culpable de lo sucedido Para ella, aquel fin de semana iba a ser la pesadilla de Western Avenue Emily, una versión de los noventa de «la madre tierra», le había pedido a _______, una mujer entregada a su profesión, que cuidara a su bebé de nueve meses, Michelle.

-No se, Emily -dijo _______ cuando su hermana llamó A fin de cuentas, ¿qué sabía ella, una ejecutiva de veintiocho años, sobre bebés? La respuesta era sencilla, más bien poco

-Estoy desesperada

Su hermana debía estarlo para pedirle aquel favor Todo el mundo sabía cómo era Susannah con los niños no sólo con Michelle, sino en general Desafortunadamente, no era una mujer muy maternal Bajadas y subidas de los tipos de interés, negociaciones, motivación de los grupos de trabajo esos eran sus puntos fuertes No las papillas, ni los dientes, ni los pañales

Era sorprendente que los mismos padres hubieran tenido dos hijas tan distintas _________ pensaba que un caso como el suyo debía desconcertar incluso a los expertos en genética Emily hacía su propio pan, estaba suscrita a la revista Organic Gardening, y siempre colgaba la ropa a secar en una cuerda incluso en invierno
Por otro lado, _________ no era en lo más mínimo hogareña, y no tenía la más mínima intención de cultivar esa faceta Estaba demasiado ocupada con su trabajo como para permitir que esa clase de tediosas tareas perturbaran su estilo de vida. En esos momentos optaba al puesto de vicepresidenta a cargo del sector de ventas de H&J Lima, la empresa de material deportivo más grande del país. Su trabajo le absorbía prácticamente todo el tiempo.

_________ Simmons era una mujer en alza. La prensa especializada solía mencionarla a menudo, haciendo referencia a su brillante carrera y futuro. Sin embargo, nada de aquello importaba a Emily, que, en aquellos momentos, necesitaba una canguro para su bebé.

-Sabes que no te lo pediría si no fuera una emergencia -rogó Emily.

_________ sintió que su voluntad empezaba a debilitarse. Después de todo, Emily era su hermana pequeña. -Estoy segura de que tiene que haber alguien mejor preparado que yo para hacer de canguro. Emily dudó. Finalmente, llorosa, balbuceó: -No... No sé qué voy a hacer si no te haces cargo de Michelle -empezó a sollozar penosamente-. Robert me ha dejado.

-¿Qué? -si Emily no había logrado captar hasta ese momento toda la atención de su hermana, ahora lo logró. Si Emily era «la gran madre», el cuñado de _______, Robeit Davison, era Abraham Lincoln, tan sólido y firme como un roble de treinta pies-. No puedo creerlo. -Pues es cierto -gimió Emily-. Él... Robert dice que presto toda mi atención a Michelle y que nunca me queda la suficiente energía para ser una esposa decente -tras una pausa para suspirar, añadió-. Sé que tiene razón, pero ser una buena madre exige mucho tiempo y esfuerzo.

-Pensaba que Robert quería tener seis hijos. -Así es... o era -Emily volvió a romper a llorar. -Oh, vamos, seguro que no es tan grave -murmuró ________, tratando de calmar a su hermana, a la vez que intentaba pensar con la mayor rapidez posible-.

Tiene que haber un malentendido. Robert os quiere a ti y a Michelle con todo su corazón, y estoy segura de que no tiene intención de dejaros.
-Sí la tiene -explicó Emily entre hipos-. Me ha pedido que busque alguien que se haga cargo de Michelle. Dice que debemos dedicar algo de tiempo a nuestro matrimonio, o que éste morirá.

Aquello sonó suficientemente drástico a _______.

-Te juro que he llamado a todas las canguros que han cuidado alguna vez a Michelle -continuó Emily-, pero ninguna está disponible. Ni siquiera para una noche. Cuando le he dicho a Robert que no había encontrado a nadie, se ha enfadado tanto... y ya sabes cómo es.

_______ lo sabía. Aquel hombre era la sal de la tierra. Hacía cinco años que lo conocía y no recordaba haberle oído alzar la voz ni una sola vez.

-Ha amenazado con irse solo a San Francisco este fin de semana si no lo acompaño. He tratado de encontrar alguien que cuidara de Michelle, he hecho todo lo posible, pero nadie puede, y ahora Robert está en casa, cargando el coche, y va en serio, ________. Va a irse sin mí, y por la cantidad de equipaje que se va a llevar, no creo que tenga intención de volver.

La parte triste de la historia apenas rozó la superficie de la mente de _______. Las únicas palabras que encontraron terreno fértil en su cerebro fueron «fin de semana».

-Pensé que habías dicho que me necesitabas para una noche -dijo, temiendo lo peor.

Fue entonces cuando debió darse cuenta de que no era mucho más lista, que un ratón dedicado a mordisquear el queso de una trampa.

Emily gimoteó un poco más, y _______ pensó que probablemente lo hizo para causarle más efecto.

-Volveremos a Seattle el domingo, a primera hora de la tarde. Robert tiene que atender algunos asuntos en

San Francisco el sábado por la mañana, pero el resto del fin de semana lo tiene libre... y hace tanto tiempo que no estamos juntos.

-Dos días y dos noches -dijo ________, haciendo recuento mental de las horas.

-Oh, por favor, _________, mi matrimonio está en juego. Siempre has sido tan buena hermana... Sé que no merezco a alguien tan bueno como tú.
Susanna asintió en silencio.

-Encontraré alguna forma de recompensarte -continuó Emily.

________ apartó un mechón de pelo de su frente y cerró los ojos. Normalmente, las «recompensas» de su hermana consistían en un pan de «zuchini» recién hecho que le regalaba cuando ella anunciaba su intención de adelgazar.

-¡_________, por favor!

________ habría podido jurar que en ese momento oyó cómo saltaba una trampa para ratones.

Para cuando Emily y Robert dejaron a su retoño en el piso de _______, la cabeza de ésta ya empezaba a dar vueltas debido a las instrucciones. Tras plantar un sonoro beso en la mejilla de su hija, Emily dejó a Michelle en brazos de una reacia ________.

Entonces fue cuando empezó la pesadilla.

En cuanto su hermana se fue, _______ sintió cómo aumentaba la tensión que sentía. Siendo adolescente nunca fue demasiado aficionada a hacer de canguro; no es que no le gustaran los niños, pero éstos no parecían llevarse especialmente bien con ella.

Sosteniendo en brazos a la chillona criatura, caminó de un lado a otro del cuarto de estar, tratando de recordar todas las instrucciones que le había dado su hermana. Sabía qué hacer en caso de necesidad de cambio de pañal, de cólico y otras emergencias menores, pero

Emily no le había dicho ni una palabra sobre cómo lograr que dejara de llorar.

-Shhh -susurró, balanceando suavemente a su sobrina. Estaba segura de que Tarzán habría envidiado el grito de la niña.

Tras los primeros cinco minutos, su calmada compostura empezó a resquebrajarse. Aquello podía acabar siendo un auténtico problema. Su contrato de alquiler especificaba con toda claridad que no podían vivir niños pequeños en el piso.

-Hola, Michelle, ¿te acuerdas de mí? -preguntó, haciendo lo posible por tranquilizar a la niña. Dios santo, ¿acaso no necesitaba respirar la criatura?-. Soy tu tía ______, la ejecutiva.

Su sobrina no pareció impresionada. Tras hacer una pausa lo suficientemente larga como para tomar aire, sus gritos arreciaron mientras miraba hacia la puerta, como si esperara que su madre apareciera milagrosamente.

-Confía en mí, Michelle; si supiera algún truco mágico para hacer que tu madre reapareciera, lo usaría ahora mismo.

Diez minutos. Hacía diez minutos que Emily se había ido. _______ empezaba a considerar seriamente la posibilidad de llamar a protección de menores y alegar que un desconocido había dejado aquel bebé en la puerta de su casa.

-Mamá volverá pronto -susurró.

Michelle gritó más fuerte. _______ empezó a preocuparse por su tímpano.

Pasaron unos tortuosos minutos más, cada uno una eternidad. _______ estaba lo suficientemente desesperada como para cantar. Desconociendo alguna nana apropiada, comenzó con un par de canciones de su infancia, pero enseguida se quedó sin repertorio. Además, su sobrina no parecía apreciarlas.

-Michelle -rogó, dispuesta a ponerse cabeza abajo si eso hacía que la niña se callara-, te aseguro que tu madre volverá.

Al parecer, Michelle no la creyó. -¿Qué te parece si compro bonos del estado y los pongo a tu nombre? -sugirió _______ a continuación-. ¡Libres de impuestos! Es una oferta que no deberías rechazar. Lo único que tienes que hacer es dejar de llorar. ¡Oh, por favor, deja de llorar!
Evidentemente, Michelle no estaba interesada. -¡De acuerdo! -exclamó _______, desesperada-. Te cedo mis acciones de IBM. Es mi última oferta, así que será mejor que las aceptes ahora que me siento generosa.

Michelle respondió tomando el cuello de la blusa de seda de su tía con ambas manos y enterrando su mojado rostro en él.

-Eres realmente dura de pelar -murmuró ________, palmeando cariñosamente la espalda de su sobrina mientras caminaba-. Quieres sangre, ¿verdad, criatura? Ninguna otra cosa te dejará satisfecha.

Veinte minutos después, _______ estaba a punto de romper a llorar. Había empezado a cantar de nuevo, algunos villancicos que sonaban totalmente fuera de lugar a mediados de septiembre.

Empezaba a afinar cuando alguien llamó con fuerza a la puerta.

Como un ladrón atrapado en plena faena, ________ giró sobre sí misma, temiendo que se tratara del administrador del edificio. Sin duda, los vecinos debían haberse quejado.

Suspiró, comprendiendo que no tenía defensa posible. La única esperanza que le quedaba era apelar a su misericordia. Cuadró los hombros y caminó por la mullida alfombra hacia la puerta, dispuesta a hacer precisamente eso.

Sólo que no fue necesario. No fue al administrador a quien encontró tras la puerta. Se trataba de su nuevo vecino, con una gorra de béisbol una desteñida camiseta y cara de pocos amigos.

-Puedo soportar los lloros y al bebé -dijo, cruzándose de brazos y apoyándose contra el marco de la puerta-, pero no tu canto.

-Muy gracioso -murmuró _______.

-Es evidente que el bebé está inquieto por algo.

_______ dedicó una fiera mirada a su vecino.

-No se te pasa nada por alto, ¿no?

-Haz algo al respecto.

-Eso intento -al parecer, a Michelle no le gustó aquel desconocido más que a _______, porque enterró el rostro en el cuello de ésta y lo frotó vigorosamente arriba y abajo. Aquello al menos amortiguó sus lloros-. Le he ofrecido mis acciones de IBM y no ha servido de nada -explicó _______-. Incluso estaba dispuesta a entregarle mis bonos del estado.

-¿Le has ofrecido acciones y bonos, pero nada de comer?

-¿Comer? -repitió _______. No había pensado en eso. Emily había dicho que ya había dado de comer a Michelle, pero recordó vagamente algo sobre un biberón.

-Lo más probable es que la criatura esté muerta de hambre.

-Creo que se supone que debe tomar un biberón -dijo _______. Se volvió y miró las bolsas que Emily y Robert habían dejado en su piso junto con el mobiliario necesario para el bebé. Por el número de bultos amontonados, parecía que le habían dejado a la niña para siempre-. Debe haber uno entre todo eso.

-Yo miraré; tú mantén callada a la niña.

_________ estuvo a punto de soltar una carcajada. Si hubiera podido hacer callar a Michelle, su vecino no estaría allí. Le habría resultado más fácil lograr que unos agentes de la CÍA le entregaran documentos secretos que silenciar a una criatura de nueve meses.

Sin esperar a ser invitado, el vecino pasó al cuarto de estar. Tomó una de las bolsas y rebuscó en ella. Dudó al encontrar un montón de pañales de tela y miró a ________.

-No sabía que aún hubiera gente que utiliza estos pañales.

-Mi hermana no cree en nada desechable. -Mujer lista.

________ no hizo ningún comentario, y, unos segundos después, su vecino encontró el biberón. Lo destapó y se lo alcanzó. Ella lo miró, parpadeando. -¿No debería calentarlo?

-Está a la temperatura ambiente, y, la verdad, a estas alturas no creo que a la niña le importe.

Tenía razón. En el instante en que _______ acercó el biberón a Michelle, está lo tomó con ambas manos y succionó de la tetilla con auténtica avidez.

Por primera vez desde que su madre se había ido, la niña dejó de llorar. El silenció fue una auténtica bendición. La tensión de _______ remitió, y dejó escapar un suspiro que recorrió todo su cuerpo.

-Puede que te apetezca sentarte -sugirió su vecino. Susannah hizo lo que le decía y, con Michelle en brazos, se apoyó contra el respaldo del sofá, tratando de no zarandear su carga.

-Así está mejor, ¿no? -el vecino dio la vuelta a su gorra de béisbol, aparentemente satisfecho consigo mismo.

-Mucho mejor -_______ sonrió tímidamente, observándolo con detenimiento por primera vez. En cuanto a su aspecto, no había duda de que era un hombre guapo. Supuso que la mayoría de las mujeres encontrarían muy atractivos aquellos ojos azules de traviesa expresión, así como su pelo moreno. El tono oscuro de su piel parecía indicar que pasaba bastante tiempo al aire libre, cosa que le hizo suponer que no trabajaba. Al menos, no en una oficina. Y dudaba que fuera empleado de alguien. La ropa que llevaba y su horario ya le habían hecho especular anteriormente sobre su vecino. Si tenía dinero, cosa que así debía ser, o de lo contrario no viviría en aquella lujosa zona, lo habría heredado.

-Creo que es hora de que me presente -dijo él, ocupando un sillón frente al sofá-. Soy Joe Jonas.

-_______ Simmons -dijo ella, alargando una mano-. Te pido disculpas por todo este jaleo. Mi sobrina y yo estábamos acostumbrándonos la una a la otra y... bueno, me temo que va a ser un largo fin de semana.

-¿Vas a quedarte con ella todo el fin de semana?

-Dos días y dos noches -a _______ le pareció toda una vida-. Mi hermana y su marido están pasando una segunda luna de miel. Normalmente, mis padres se habrían quedado con Michelle, pero están en Florida, visitando a unos amigos.

-Has sido muy amable ofreciéndote a cuidar a la niña.

_______ pensó que lo más honrado sería aclarar aquel detalle.

-Te aseguro que no me he presentado voluntaria. Por si no te has fijado, no soy precisamente ducha en esto.

-Tienes que sostenerle la espalda un poco mejor -dijo Joe, mirando a Michelle.
_______ trató de hacer lo que le decía, pero resultó un poco difícil con su sobrina sosteniendo el biberón.

-Lo estás haciendo bien.

-Claro -murmuró _______. Se sentía como alguien con dos pies izquierdos a quien le hubieran pedido inesperadamente que bailara El Lago de Los Cisnes.

-Tienes que relajarte -dijo Joe.

-Ya te he dicho que no tengo ninguna experiencia en este campo -replicó _______, molesta-. Si crees que puedes hacerlo mejor, adelante, dale tú de comer.

-Lo estás haciendo muy bien. No te preocupes.

______ sabía que no era cierto, pero no podía hacer más.

-¿Cuándo has comido por última vez? -preguntó Joe.

-¿Perdón?

-Me da la sensación de que tienes hambre.

-Pues no la tengo -dijo _______, irritada.

-Yo creo que sí, pero no te preocupes. Yo me hago cargo -Joe se levantó, fue a la cocina y abrió la nevera-. Te sentirás mucho mejor cuando tengas algo en el estómago.

Alzando a Michelle, _______ se puso en pie y lo siguió.

-No puedes entrar aquí así como así y...

-Supongo que no -murmuró él, con la cabeza dentro del frigorífico-. ¿Sabes que aquí no hay nada, excepto una botella abierta de soda y una lata de escabeche?

-Como fuera muy a menudo -dijo _______, a la defensiva.

-Ya veo.

Michelle había terminado el biberón e hizo un ruido que animó a su tía a sacarle la tetina de la boca. La niña tenía los ojos cerrados. ______ pensó que no era extraño. Debía estar agotada después de tanto lloro. Ella lo estaba, desde luego, y eso que apenas eran las siete del viernes por la tarde. El fin de semana acababa de empezar.

Dejó el biberón en el mostrador, apoyó a Michelle contra su hombro y le palmeó la espalda hasta que la niña soltó un pequeño eructo. Sintiendo que aquello había sido un auténtico logro, sonrió.

Joe rió con suavidad y cuando _______ lo miró vio que la estaba observando con una cálida sonrisa.

-Lo vas a hacer muy bien.

Ruborizada, ______ bajó la vista. Nunca le había gustado que un hombre la mirara así, estudiando sus rasgos y formándose una idea de ella por el tamaño de su nariz o la dirección en que crecían sus cejas. La mayoría de los hombres parecían creerse poseedores de un don especial gracias al cuál podían deducir el carácter de una mujer simplemente con mirarla al rostro. Desafortunadamente, _______ era demasiado austera como para ser clasificada como una mujer bella por los baremos convencionales. Sus ojos eran profundos y oscuros, y eso acentuaba la prominencia de sus pómulos. Su nariz surgía casi en línea recta desde la frente, detalle que, junto a su carnosa boca, le hacía parecer una escultura clásica griega. Ella no se consideraba bonita. Interesante, tal vez.

Mientras _______ pensaba en aquello, Michelle empezó a moverse y a tirarle juguetonamente del pelo. De algún modo, logró soltarle las horquillas, deshaciéndole el moño. Ahora el largo pelo moreno de _______ caía libremente sobre sus hombros.

-Lo cierto es que estaba esperando una oportunidad para presentarme -dijo Joe, apoyándose contra el mostrador-. Pero después del primer par de veces que nos vimos no hemos vuelto a encontrarnos.

-He estado trabajando mucho últimamente -lo cierto era que _______ casi siempre trabajaba horas extras. A menudo, llevaba trabajo a casa consigo. Era una dura y dedicada trabajadora. Sin embargo, su vecino no parecía poseer ninguna de esas cualidades. ________ sospechaba que todo había sido demasiado fácil en la vida para Joe Jonas. Nunca lo había visto sin su gorra de béisbol y su camiseta, incluso dudaba que poseyera un traje.

Desde luego, resultaba amistoso, amable y extrovertido, pero parecía carecer de ambición.

-Me alegra que hayamos tenido la oportunidad de presentarnos -añadió, volviendo al cuarto de estar y encaminándose hacia la puerta-. Aprecio la ayuda, pero como tú mismo has dicho, Michelle y yo vamos a estar bien.

-Lo cierto es que no me ha parecido eso cuando he llegado.

-Estaba tanteando el terreno -replicó _______, a la defensiva-. ¿Y por qué estás discutiendo conmigo? Eres tú quién ha dicho que lo estaba haciendo bien.

-He mentido.

-¿Y por qué lo has hecho?

Joe se encogió de hombros.

-Me ha parecido que un poco de ánimo no te vendría mal, así que te lo he ofrecido.
______ lo miró con cara de pocos amigos. La imagen de vecino agradable que se había formado empezó a disolverse.

-No necesito tus favores.

-Puede que no -asintió él-, pero, desafortunadamente, Michelle sí los necesita. La pobre criatura estaba muerta de hambre, y tú ni siquiera lo habías sospechado.

-Habría acabado por darme cuenta.

Joe le dedicó una mirada con la que parecía dudar de su inteligencia, y _______ frunció el ceño. Abrió la puerta con más energía de la necesaria y se apartó el pelo moviendo la cabeza con un gesto que habría envidiado incluso una modelo de París.

-Gracias por tu ayuda -dijo, rígidamente-, pero, como podrás ver, todo está bajo control.

-Si tú lo dices -Joe le dedicó una irónica sonrisa y, sin añadir nada más, salió.
________ cerró la puerta dándole un empujón con la cadera y sintió una buena dosis de satisfacción al hacerlo. Comprendió que aquello era mezquino, pero su vecino la había sacado de quicio en más de un aspecto.

Poco después, oyó los suaves acordes de una ópera italiana procedentes del piso de Joe. Al menos, pensó que era italiano, cosa que resultó bastante desafortunada, pues aquello le hizo pensar en espaguetis y en el hambre que tenía.

-De acuerdo, Michelle -dijo, sonriendo a su sobrina-. Es hora de que tu tía coma.

Sin demasiados problemas, montó la silla alta de su sobrina y dejó a ésta sentada mientras abría el congelador de su nevera.

Lo único que encontró fue un plato mejicano precocinado. Miró la foto del paquete, movió la cabeza y volvió a dejarlo en el congelador.

Michelle pareció aprobar su decisión y golpeó con sus manitas la bandeja de la silla.
Cruzándose de brazos y apoyándose contra la nevera, _______ murmuró:

-¿Has oído lo que ha dicho? -preguntó, aún airada. En cierto modo, su vecino tenía razón, pero no tenía por qué haberse dado aquellos aires de superioridad.

Michelle volvió a palmear con sus manitas. La vigorosa música quedaba muy amortiguada por las espesas paredes, y, queriendo oír un poco más, ________ abrió la puerta deslizante de su balcón, que estaba separado del de Joe por un pequeño muro de cemento. Salió al exterior y se apoyó en la barandilla. Hacía una tarde fresca, pero agradable. El sol acababa de empezar a meterse y sus anaranjados rayos iluminaban la parte delantera de la casa.

-Michelle -dijo cuando regresó al interior-, nuestro vecino está cocinando algo que huele a lasaña o a espaguetis -su estómago gruñó y volvió a la nevera, de donde sacó una vez más el plato precocinado que había rechazado hacía unos momentos. En esa ocasión no le pareció más apetitoso que antes.

Un ligero aroma a ajo invadió la cocina. _______ volvió su clásica nariz griega en esa dirección, y luego siguió el aroma hacia la puerta abierta como si fuera una marioneta movida de una cuerda. Tras aspirar profundamente un par de veces, se volvió hacia su sobrina.

-No hay duda de que es algo italiano, y huele maravillosamente.

Michelle volvió a golpear la bandeja.

-Es pan de ajo -dijo _______, mirando a su sobrina, que no parecía impresionada en lo más mínimo. Pero eso era lógico, pensó su tía. Ella ya había comido.

En condiciones normales,______ habría tomado su chaqueta y se habría dirigido a Mama Mataroni, un fabuloso restaurante italiano que se hallaba muy cerca. Desafortunadamente, no llevaban comida a casa.

Una vez más, sacó el plato precocinado de la nevera, lo metió en el microondas y puso éste en marcha. Cuando sonó el timbre de la puerta, se puso rígida y miró a Michelle como si la niña de nueve meses pudiera decirle quién había ido a verla en aquella ocasión.

Era Joe de nuevo, sosteniendo un plato de espagueti en una mano y un pequeño vaso de vino tinto en la otra.

-¿Te has preparado algo para comer? -preguntó.

_______ fue incapaz de apartar la mirada del plato, lleno de humeante pasta cubierta con una espesa salsa roja. Nada le había parecido nunca tan apetitoso. Joe había servido queso parmesano fresco en lo alto y éste se había fundido con la rica salsa.

-Yo, eh, estaba calentando un... un plato precocinado -señaló hacia la cocina como si aquello pudiera explicar lo que trataba de decir. Su lengua parecía pegada al techo de su paladar.

-No debería haberme dado esos aires de superioridad antes -dijo él, ofreciéndole el plato-. Te traigo una oferta de paz.

-¿Es... es para mí? -_______ apartó la mirada del plato por primera vez, preguntándose si Joe sabría lo hambrienta que estaba y si estaría jugando con ella.

Él le entregó el plato y el vaso.

-La salsa se ha estado haciendo casi toda la tarde. A veces me gusta simular que soy una especie de gourmet y me pongo creativo en la cocina.

-Qué... agradable -la mente de ______ conjuró una imagen de Joe en la cocina, removiendo una salsa mientras el resto del mundo luchaba por ganarse la vida. Su actitud no estaba siendo precisamente amable y se disculpó mentalmente. Sin decir nada más, fue a la cocina, tomó un tenedor y se sentó a la mesa. Más le valía disfrutar de aquel festín mientras estuviera caliente.

Un bocado bastó para decirle todo lo que necesitaba.

-Está delicioso -tomó otro bocado, señaló con el tenedor en dirección a Joe y giró los ojos-. Maravilloso. Buenísimo.

Joe sacó un colín del bolsillo y se lo dio a Michelle.

-Toma, nena.

Mientras Michelle masticaba satisfecha su colín, Joe tomó una silla y se sentó frente a _______, que estaba demasiado ocupada disfrutando de la comida como para fijarse en nada, hasta que Joe entrecerró los ojos.

-¿Sucede algo? -preguntó ella. Se limpió las comisuras de los labios con una servilleta y luego dio un sorbo al vino.

-Huelo a algo.

Por la mirada de Joe, el olor no debía ser precisamente agradable.

-Tal vez se trate del plato precocinado -sugirió _______, esperanzada, aunque sospechando que no era así.

-Me temo que no.

______ se irguió y dejó cuidadosamente el tenedor junto a su plato mientras un extraño desasosiego se apoderaba de ella.

-Me temo que alguien va a tener que cambiarle el pañal a Michelle -añadió Joe, sonando como si tuviera algún problema con su cavidad nasal.

______________________________________________________________________________________________

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"Besos de Lluvia" (Joe&Tú) Empty Re: "Besos de Lluvia" (Joe&Tú)

Mensaje por andreita Vie 31 Ago 2012, 8:52 am

que si la sigues???
pero claro que siiiiiiiii
me necanta nueva lectora!!
andreita
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"Besos de Lluvia" (Joe&Tú) Empty Re: "Besos de Lluvia" (Joe&Tú)

Mensaje por Dayi_JonasLove!* Miér 05 Sep 2012, 11:41 am

Bueno, a pesar de las lectoras fantasmas, colocaré el segundo capítulo
¡BIENVENIDA andreita, espero lo disfrutes :D



II


Sosteniendo junto a una cadera a Michelle, a la que acababa de cambiar de pañal, _________ salió precipitadamente del baño y respiró profundamente.

-¿Te encuentras bien? -preguntó Joe, mirándola con gesto preocupado.

Ella asintió y se apoyó contra la pared, sintiéndose ligeramente mareada. Tras respirar varias veces seguidas, se irguió e incluso logró sonreír débilmente.
-No ha sido tan terrible, ¿no?

_________ miró fijamente a Joe.

-Debería haberme puesto una máscara de oxígeno.

La risa de Joe no sirvió para mejorar el humor de _______.

-Teniendo en cuenta la experiencia que acabo de pasar -murmuró-, no comprendo cómo puede seguir creciendo la población -como medida de seguridad, abrió el armario del pasillo y sacó un ambientador. Luego introdujo el brazo en el baño y dio a este una generosa rociada.

-Mientras cambiabas de pañal a la niña yo he montado la cuna -dijo Joee, aún demasiado sonriente para gusto de ________-. ¿Dónde quieres que la ponga?

-En el cuarto de estar -el detalle de Joe había sido muy amable, pero _______ no estaba acostumbrada a depender de otros, de manera que, cuando se lo agradeció, su tono sonó ligeramente forzado.

Una vez en el cuarto de estar, dejó a Michelle boca abajo en la cuna y la cubrió con una manta hecha a mano. La niña quedó tranquila de inmediato.

Joe se encaminó hacia la puerta.

-¿Estás segura de que todo va a ir bien? -preguntó en voz baja.

-Totalmente -_______ no estaba segura de nada, pero Michelle era sobrina suya y sus problemas no tenían nada que ver con su vecino. Joe ya había hecho más que suficiente-. Y gracias por la cena.

-De nada -Joe se detuvo antes de salir y se volvió-. He dejado mi número de teléfono en el mostrador de la cocina. Llámame si me necesitas.

-Gracias.

Sonriendo, Joe salió del piso. _______ permaneció unos momentos donde estaba. Sus sentimientos respecto a él eran decididamente confusos.

Se puso a revisar las bolsas que había dejado su hermana. Guardó los frascos de comida en el armario de la cocina y los biberones en la nevera. Como había comentado Joe, había espacio de sobra en ésta; todo lo que tuvo que hacer fue apartar la lata de escabeche a un lado.

Supuso que lo más conveniente sería tirar la lata a la basura, pero uno de sus compañeros de trabajo había mencionado algo sobre poner unos huevos duros en escabeche. Le había parecido algo tan sencillo... Todo lo que tenía que hacer era pelar los huevos, meterlos en el escabeche y mantenerlos en la nevera una semana. Hacía unos días que tenía intención de probar la receta, pero aún no se había puesto a ello.

Cuando terminó en la cocina, tomó un baño caliente, dejando la puerta entreabierta por si Michelle se despertaba y la llamaba. Después, se sintió mucho mejor.
Entró en el cuarto de estar de puntillas y fue a por su cartera, de la que sacó una gruesa pila de papeles. Antes de salir, se acercó a la cuna para ver a su sobrina y le acarició suavemente la espalda. Dormida, parecía un ángel.

De pronto, un intenso anhelo se agitó en el interior de ______, un sentimiento que no habría sabido cómo nombrar. Sentía verdadero afecto por Michelle, pero el sentimiento era más que eso. Aquella situación había despertado un anhelo profundamente enterrado en su corazón, un anhelo que nunca se había detenido a examinar con atención.

Cuando decidió entrar en el mundo de los negocios, sabía que estaba renunciando a una parte de sí misma que deseaba tener una familia. No había nada que le impidiera casarse y tener hijos, pero se conocía demasiado bien a sí misma. Ya en el colegio tenía claro que era completamente inútil en el área doméstica. Sobre todo si se comparaba con Emily, que parecía haber nacido con un trapo para quitar polvo en una mano y un libro de cocina en la otra.

_______ nunca había lamentado la decisión que tomó de dedicarse en cuerpo y alma a su profesión, pero ella era más afortunada que otras. Tenía a Emily, que estaba decidida a darle numerosos sobrinos y sobrinas. Tendría que conformarse con Michelle y los pequeños que siguieran a ésta.

Satisfecha consigo misma y con su decisión, se apartó de la cuna. Durante la siguiente hora permaneció sentada en la cama, leyendo los detalles de la propuesta de programa de ventas que el departamento le había enviado. La presentación tendría lugar el lunes por la mañana y quería estar bien informada y preparada.

Cuando terminó de leer el informe, volvió de puntillas a su escritorio, situado en el extremo del cuarto de estar, y dejó los papeles en su cartera.

Una vez más, se detuvo a ver qué tal estaba su sobrina. Volvió a su dormitorio pensando que, a fin de cuentas, el asunto de hacer de canguro no iba a resultar tan complicado.

_______ cambió de opinión a la una y media de la madrugada, cuando un penetrante chillido la despertó.

Sin saber cuánto tiempo llevaría Michelle gritando de aquella manera, estuvo a punto de caer al saltar de la cama.

-Michelle -dijo, caminando a ciegas por el suelo, con los brazos extendidos ante sí-. Voy, cariño... No tienes por qué asustarte.

Michelle no parecía estar de acuerdo.

Encender una luz sólo sirvió para empeorar las cosas. Parpadeando para protegerse los ojos, _______ fue hasta la cuna.

Michelle estaba de pie, sujetándose con fuerza a las barras y con expresión de no tener un amigo en el mundo.

-¿Qué te sucede, corazón? -preguntó _______ Susannah con suavidad, tomando en brazos a la pequeña.

Un húmedo trasero le reveló parte de la historia, pero sabía que, probablemente, la niña también se habría asustado al despertar y encontrarse en un lugar desconocido.

-De acuerdo, volveré a cambiarte de pañal.

Extendió una gruesa toalla junto al lavabo, en el baño, y colocó cuidadosamente a Michelle en ella. Estaba en plena faena cuando sonó el teléfono. Miró a su alrededor, preguntándose qué podía hacer. No podía dejar sola a Michelle, y tomarla en brazos en esos momentos resultaría complicado. De todos modos, aquellas no eran horas de llamar. Quien fuera, podía dejar un mensaje en el contestador. Pero, tras tres llamadas, el teléfono dejó de sonar, y casi de inmediato se oyeron unos firmes golpes en la puerta.

Tomando en brazos a Michelle, ya cambiada, _______ fue a la puerta y comprobó a través de la mirilla que era su vecino.

-Joe -dijo, sorprendida, mientras abría la puerta. No sabía qué podía querer, y no le parecía muy buena idea dejarlo pasar.

De todos modos, Joe entró, descalzo y vestido con una bata roja. Tenía el pelo revuelto, como si acabara de despertarse, cosa que hizo pensar a _______ en su propio aspecto, temiendo lo peor.

-¿Se encuentra bien Michelle? -preguntó él con voz ronca, a pesar de la evidencia que tenía ante sí. Sin esperar respuesta, continuó en tono acusador-: No has respondido al teléfono.

-No he podido. Estaba cambiando de pañal a la niña.

Joe dudó y observó atentamente a _______.

-En ese caso, ¿te encuentras bien tú?

Ella asintió y logró alzar su mano derecha.

-He sobrevivido para contarlo.

-Bien. ¿Qué ha pasado? ¿Por qué estaba llorando Michelle?

-No estoy segura. Puede que al despertarse y no reconocer el lugar donde estaba haya sufrido un ataque de ansiedad.

-Y, por nuestro aspecto, parece que el suyo ha causado un par más.

_______ no quiso mirarse. Su pelo revuelto y enredado caía sobre su hombro como una mancha de aceite. Ella también estaba descalza; se había levantado tan rápido que no había tenido tiempo de ponerse las zapatillas ni la bata.

Al parecer, Michelle estaba encantada con toda aquella inesperada atención, y cuando se inclinó hacia Joe con los bracitos estirados, ______ se quedó maravillada de lo voluble que podía ser una criatura. Después de todo, era ella quién le había dado de comer y la había cambiado. No Joe.

-Es mi encanto masculino -explicó él, evidentemente satisfecho.

-Más bien es por tu bata roja.

Fuera cual fuese el motivo, Michelle se arrojó en sus brazos como si fuera un amigo al que no viera hacía tiempo. ______ se excusó un momento para ir a por su bata. Cuando volvió, Joe estaba sentado en el sofá con los pies apoyados en la mesita de café de _______.

-Siéntete como en tu casa -murmuró. Su humor no solía ser precisamente el mejor cuando acababa de salir de un profundo sueño.
Joe la miró y sonrió.

-No hay motivo para irritarse.

-Sí lo hay -replicó _______, destruyendo el resto de su argumento a base de un enorme bostezo. Cubriéndose la boca con el dorso de la mano ocupó el sillón que había frente a Joe y se apartó el pelo del rostro.

Él la miró un momento.

-Deberías llevar el pelo suelto más a menudo.

_______ volvió a dedicarle una mirada irritada.

-Siempre llevo el pelo sujeto.

-Ya me he fijado. Y lo cierto es que te queda mucho mejor suelto.

-Oh, por Dios santo -murmuró ella-. ¿Ahora vas a decirme cómo debo vestir?

-Puede -Joe dijo aquello con una sonrisa tan encantadora que cualquier ironía que pudiera haber habido en sus palabras quedó completamente diluida-. No tienes por qué ponerte ropa de trabajo a diario, ¿no? Intenta un vestido de vez en cuando... algo más frívolo, con encaje y botones.

________ abrió la boca para discutir con él, pero decidió que no merecía la pena. La arrogancia de la que hacía gala Joe era característica de los hombres atractivos. Debido a su buen aspecto y a su cautivadora sonrisa, se creía con derecho a decir cualquier cosa que le apeteciera a una mujer. Como si fuera asunto suyo el peinado o el vestido que ella eligiera... Había cosas que no se le ocurriría sugerir si estuviera hablando con otro hombre.

-¿No vas a discutir?

-No -dijo ella, negando enfáticamente con la cabeza.

Aquello frenó en seco a Joe. Tras dedicarle otra de sus cautivadoras sonrisas, dijo:
-Lo encuentro refrescante.

-Me alegra saber que hay algo en mí que te parece bien -_______ pensó que, probablemente, habría varias cosas más que a Nate no le gustaban de ella. Si lo animara, sin duda le haría una lista.

La pequeña traidora de Michelle se había acurrucado en brazos de Joe, satisfecha con estar allí sentada, estudiando su atractivo rostro, que, sin duda, había fascinado a otras muchas mujeres antes. Lo menos que podía hacer era dar muestras de querer volver a dormir, para que ______ pudiera volver a su cama tras despedir a Joe.

-No he debido decir lo que he dicho sobre tu pelo y tu ropa.

-No te preocupes, no has herido mis sentimientos -dijo _______ en tono despreocupado-. Tengo una gran fortaleza emocional.

-Fortaleza -repitió Joe-. Eso suena al anuncio de un neumático todo terreno.
-He tenido que ser aún más fuerte.

El rostro de Joe se relajó en un gesto de simpatía.

-¿Por qué?

-Trabajo a diario con hombres como tú.

-¿Hombres como yo?

-Es cierto. Durante los últimos siete años me he visto enfrentada al viejo problema del doble rasero, pero he aprendido a mantener la calma.

Joe frunció el ceño como si no comprendiera. ______ sintió que debía explicarse. Al parecer, su vecino nunca se había visto envuelto en asuntos de relaciones laborales.

-Deja que te dé unos ejemplos -continuó-. Si un compañero de trabajo tiene el escritorio abarrotado de papeles, todo el mundo asume que es un duro trabajador. Si es mi escritorio el que está desordenado, es un indicio de desorganización.

Joe se irguió y miró a S_______ como si quisiera discutir aquel punto de vista, pero ella acababa de empezar a calentarse respecto al tema y siguió sin darle oportunidad de replicar.

-Si un hombre se casa es bueno para la empresa porque se asienta y se convierte en un trabajador más productivo. Si una mujer se casa, es casi el beso de la muerte, porque la dirección supone que se quedará embarazada y se irá. Por cualificada que esté ella, será la última en recibir una oferta de promoción. Si un hombre se va porque le ofrecen un trabajo mejor, todo el mundo se alegra por él, porque está aprovechando una excelente oportunidad. Pero si se le ofrece a una mujer el mismo puesto y ésta lo acepta, los directivos de la empresa argumentan que uno no puede fiarse de las mujeres.

Cuando terminó de hablar se produjo un breve silencio.

-Veo que tienes fuertes prejuicios respecto a ese tema -dijo Joe, finalmente.

-Si fueras mujer, tú también los tendrías.

Joe asintió.

-Tienes razón, probablemente los tendría.

Michelle parecía encontrar los pies de su pijama fascinantes y los estaba examinando con evidente encanto. ______ no comprendía cómo alguien podía parecer tan despierto a aquellas intempestivas horas.

-Si bajas la luz, probablemente capte la indirecta -dijo Joe, reprimiendo apenas un bostezo.

-Pareces agotado -dijo ______-. No es necesario que te quedes. Yo tomaré a la niña -alargó los brazos hacia Michelle, quien se limitó a lloriquear y a aforrarse aún con más fuerza a Nate.

-No te preocupes por mí -dijo él-. Estoy cómodo.

-Pero... -_______ sintió el calor que invadió sus mejillas. Bajó la mirada, lamentando su explosión de hacía unos minutos-. Siento el sermón que te he echado hace unos momentos. Lo que sucede en la oficina no tiene nada que ver con el hecho de que tú y yo seamos vecinos.

-Entonces estamos en paz.

-¿En paz?

-No debería haber hecho ningún comentario respecto a tu ropa y tu pelo -Joe dudó el tiempo suficiente como para envolver a ______ en su cautivadora sonrisa-. ¿Amigos?

A pesar de la hora que era, _______ se encontró respondiendo a la sonrisa.
-Amigos.

Michelle parecía estar de acuerdo, pues balbuceó algo incomprensible a la vez que movía las piernecitas.

_______ se levantó y bajo la intensidad de la luz al mínimo. Luego tomó la manta de Michelle y cubrió a la niña con ella. Sintiendo un poco de frío ella misma, tomó la manta de brillantes colores que se hallaba a los pies del sofá y que Emily le había tejido las pasadas navidades.

La tenue luz creaba un ambiente íntimo, y, repentinamente auto consciente, _______ sugirió:

-Puede que se duerma si le canto algo.

-Si alguien va a cantar, seré yo -dijo Joe rápidamente.

_______ se sintió un poco herida en su orgullo, pero recordando su limitado repertorio de canciones, dijo:

-De acuerdo, Frank Sinatra, adelante.

Joe resultó suave y melodiosa, y demostró conocer las canciones adecuadas para aquella situación. _______ sintió que sus ojos se cerraban y tuvo que esforzarse para mantenerse despierta. La voz de Joe se transformó en un cálido y acariciador suspiro. Demasiado cálido. Daba la sensación de que eran una auténtica familia, lo que resultaba ridículo, pues acababan de conocerse. Joe era su vecino y nada más. No habían tenido tiempo de llegar a conocerse, y Michelie era su sobrina, no su hija.

Pero la fantasía doméstica continuó a pesar de los esfuerzos que hizo _______ por disiparla. No pudo dejar de pensar en cómo sería compartir su vida con un marido y unos hijos. Tal vez, si cerrara los ojos un momento...

Lo siguiente que supo fue que le dolía el cuello. Alargó un brazo para colocar bien la almohada, pero comprobó que carecía de ella. En lugar de estar en su cama, se hallaba acurrucada en un sillón, con la cabeza incómodamente apoyada en uno de los brazos de éste. Lentamente, sin ganas, abrió los ojos y vio a Joe sentado frente a ella, con la cabeza echada hacia atrás, durmiendo profundamente. Michelie descansaba pacíficamente en sus brazos.

______ necesitó unos momentos para orientarse. Cuando comprendió que estaba amaneciendo y que los rayos del sol entraban por el gran ventanal del cuarto de estar, cerró los ojos. ¡Ya era de día! ¡Joe había pasado la noche en su piso!
Se incorporó en el sillón y se frotó los ojos con ambas manos, preguntándose qué debía hacer. Probablemente, despertar a Joe no sería la mejor idea. Sin duda, él se sentiría igual de incómodo que ella al descubrir que se había quedado dormido. Para complicar las cosas, la manta con que estaba cubierta se había liado de algún modo entre sus piernas y caderas. Murmurando, trató de quitársela para ponerse en pie.

Sus movimientos despertaron a Joe, que miró en su dirección y se quedó un largo momento paralizado. Luego parpadeó varias veces y miró a ______ como si estuviera seguro de que acabaría por desvanecerse en el aire.

Finalmente en pie, _______ hizo lo posible por aparentar cierta dignidad, cosa que resultaba casi imposible con la manta aún liada en torno a sus caderas y piernas.
-¿Dónde estoy? -preguntó Joe, aturdido.

-En... en mi casa.

Él cerró los ojos.

-Eso me temía -el gesto de aflicción de Joe habría resultado cómico en otras circunstancias. Pero ninguno de los dos reía.

-Yo, er... debo haberme quedado dormida -dijo _______ rompiendo el embarazoso silencio. Finalmente logró liberarse de la manta y la sostuvo contra su estómago como un escudo.

-Yo también -murmuró Joe.

Michelle despertó y se sentó en el regazo de Joe. Miró a su alrededor y, evidentemente, no le gustó lo que vio. Su labio inferior empezó a temblar.

-No te asustes, Michelle -dijo _______ rápidamente, esperando prevenir el grito que temía se avecinaba-. Estás pasando el fin de semana con tía _______, ¿recuerdas?

-Creo que está mojada -dijo Joe cuando Michelle empezó a gimotear suavemente. Maldiciendo entre dientes, alzó a la cría de nueve meses de su regazo-. Estoy seguro de que está mojada. Tómala.

_______ tomó a su sobrina casi en su solo movimiento, pero apenas sirvió de nada. Michelle estaba decidida a hacerle saber que no le gustaba que se alterara su ritmo de vida. Y que tampoco le gustaba despertar en brazos de un desconocido. Manifestó su desagrado con sonoros y estridentes gritos.

-Sospecho que tiene hambre -sugirió Joe, frotando la humedad de su bata.

-Brillante observación -dijo ______ en tono sarcástico mientras se dirigía al baño con Michelle en brazos.

-Vaya, vaya, veo que eres muy irritable por las mañanas -dijo Joe.

-Necesito café.

-Bien. Prepararé una cafetera a la vez que caliento un biberón para Michelle.

-Se supone que antes debe comer sus cereales -dijo _______. Al menos eso le había dicho Emily cuando le explicó lo que debía hacer.

-No creo que eso le importe demasiado. Tiene hambre.

-De acuerdo, de acuerdo -gritó ________ desde el baño-. Calienta primero el biberón.

En seguida descubrió que gritar era un error. Al parecer, a Michelle no le gustaban las mañanas más que a ella misma. Pataleando con sus piernecitas, su sobrina hizo que resultara casi imposible la labor de ponerle el pañal. ______ se sentía más y más frustrada con cada minuto que pasaba. Finalmente, su pelo suelto captó la atención de la niña, que lo tomó, haciendo una pausa lo suficientemente larga en sus lloros como para respirar profundamente.

-¿Quieres que responda? -oyó gritar a Joe.

-¿Qué?

Al parecer no debía ser nada importante, porque Joe no contestó. Pero un segundo después se asomó a la puerta del baño.

-Es para ti.

-¿Qué es para mí?

-El teléfono.

La palabra rebotó en las paredes de la mente de _______ como una bala.

-¿Quién... quién es? -preguntó en tono vacilante. Sin duda, se trataría de alguien de la oficina, y ahora tendría que soportar el cotilleo durante meses.

-Una mujer llamada Emily.

-Emily -repitió _______. Eso era aún peor. Su hermana iba a bombardearla a preguntas.

-Hola -saludó, en el tono más despreocupado que pudo cuando tomó el auricular.

-¿Quién ha contestado al teléfono? -preguntó su hermana, sin preámbulos.

-Mi vecino, Joe Jonas. Él... vive en el piso de al lado -la delicadeza con que dio aquella brillante explicación sorprendió a la propia _______. Estuvo a punto de soltar que Joe había pasado allí la noche, pero se interrumpió justo a tiempo.

-No lo conozco, ¿no?

-¿A mi vecino? No, no lo conoces.

-Parece muy amable.

-Si llamas por Michelle -dijo _______ rápidamente, ansiosa por terminar aquella conversación-, no tienes por qué preocuparte. Todo está bajo control -aquello era una ligera exageración, pero lo que Emily no supiera no podía preocuparle.

-¿Es a Michelle a quién oigo llorando en el fondo? -preguntó Emily, preocupada.

-Sí, acaba de despertarse y tiene hambre -Joe tenía a la niña en brazos y caminaba de un lado a otro de la cocina, esperando impaciente a que ______ terminara de hablar.

-Pobre niñita mía -dijo Emily-. Cuéntame cuándo conociste a tu vecino. No recuerdo que me hayas mencionado nunca a nadie llamado Joe.

-Me ha estado echando una mano -dijo ______ rápidamente. Para cambiar de tema, preguntó-: ¿Qué tal estáis Robert y tú?

Su hermana suspiró.

-Robert tenía razón. Necesitábamos pasar un tiempo a solas. Ahora me siento mucho mejor, y él también. Todas las parejas deberían tomarse unos días libres de vez en cuando... aunque no todo el mundo cuenta con una hermana tan encantadora como tú para poder hacerlo.

-Bien, bien -dijo ________, cada vez más inquieta-.

Ahora tengo que dejarte. Estaba calentando el biberón de Michelle y debo ocuparme de ella. Estoy segura de que lo entiendes.

-Por supuesto.

-Nos vemos mañana por la tarde. ¿A qué hora aterriza tu vuelo?

-A la una y cuarto. Iremos directamente del aeropuerto a tu casa para recoger a Michelle.

-Muy bien. Entonces, os espero sobre las dos.

Otro día con Michelle. ________ pensó que podía sobrellevar sin mayores problemas otras veinticuatro horas. A fin de cuentas, ¿qué podía ir mal en tan corto espacio de tiempo?

Perdiendo la paciencia, Joe tomó el biberón y volvió al cuarto de estar con Michelle. _______ vio por la puerta cómo encendía la televisión y se sentaba frente a ésta como si llevara haciéndolo toda la vida. Apartó la vista del aparato el tiempo justo para colocar la tetina en la anhelante boca de Michelle. Esta empezó a succionar de inmediato, demasiada hambrienta como para fijarse en quién la alimentaba.

« ¡Dios santo!», pensó ________. «Michelle ha pasado la noche en sus brazos». Que Joe le diera de comer era una nadería comparada con aquello.

Emily seguía charlando, contándole lo romántica que había sido su primera noche en San Francisco. Pero ________ apenas escuchaba. Su mirada estaba posada en Joe, que estaba despeinado, cansado... y evidentemente satisfecho con Michelle en brazos.

Aquella visión la afectó como pocas lo habían hecho en su vida, y no pudo explicarse por qué. Había salido con bastantes hombres; mundanos, ricos, sofisticados. Pero la sensación que tenía ahora, la atracción que sentía, la había tomado totalmente por sorpresa. A lo largo de los últimos años, y a pesar, de no haberse mostrado en absoluto reacia a salir con hombres, había tenido mucho cuidado de proteger su corazón. No había sido difícil, ya que nunca había conocido a ninguno que le interesara lo suficiente. Sin embargo, aquel desgreñado y sorprendente varón que se hallaba sentado en aquellos, momentos en su salón, dando de comer a su sobrina con envidiable habilidad, la atraía más profundamente que ningún otro que hubiera conocido. Pero aquello no tenía el más mínimo sentido. Nunca podría haber nada entre ellos; eran tan diferentes como la gelatina y el cemento. Y lo último que necesitaba ella era verse envuelta en una relación sentimental seria. Haciendo un esfuerzo, apartó la mirada de la hogareña escena.

Cuando, finalmente, colgó el teléfono, fue al cuarto de estar casi con cautela. Se apartó los revueltos rizos de la cara, preguntándose si podría tomar a Michelle de brazos de Joe para que éste pudiera volver a su apartamento. Sin duda, su sobrina se resistiría, humillándola una vez más.

-Tu hermana no irá a hacer el vuelo de regreso con Puget Air, ¿no? -preguntó Joe, frunciendo el ceño. Su mirada permaneció fija en el televisor.

-Sí, ¿por qué?

La boca de Joe se tensó.

-En ese caso, tienes problemas. Según las noticias, los trabajadores de mantenimiento de Puget Air van a ir a la huelga. A partir de la seis de esta tarde no va a despegar ningún vuelo.

Dayi_JonasLove!*
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Mensaje por andreita Miér 05 Sep 2012, 5:21 pm

me encanta joe
hasta la bebe lo queiro
y la rayis tambein 8)
andreita
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Mensaje por ElitzJb Miér 05 Sep 2012, 8:48 pm

hola

nueva fiel lectora me encanta la nove
esta super espero y la sigas pronto xq ya quiero verq mas pasara con joe y michelle y la rayis ....

me imagino como tomara la rayis la noticia de los vuelos siguela porfavor adoro tu novela esta genial :)

la rayis ya esta algo interesada n joe sigue plis
ElitzJb
ElitzJb


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Mensaje por Dayi_JonasLove!* Vie 07 Sep 2012, 1:36 pm

Primero que nada quiero darle la bienvenida a ElitzJb :D Me alegro de que te guste tanto la nove. Aquí les dejo el capítulo 3 que, por cierto, está lleno de romance y celos ;) ¡Disfrútenlo!


III


Si eso es una broma -replicó ______, enfadada-, me parece de muy mal gusto. -¿Crees que bromearía sobre algo así? -preguntó Joe.

_______ podía estar pasándole a ella.

-Será mejor que llame a Emily -dijo, asumiendo que su hermana no sabría nada sobre la huelga.

Volvió unos minutos después.

-¿Y bien? -preguntó Joe-. ¿Qué ha dicho?

-Que ya lo sabía -replicó ______-, pero que no había querido decirme nada para no preocuparme.

-¿Cómo piensa volver de Seattle?

-Al parecer, reservaron el vuelo de vuelta en otra línea aérea por si sucedía algo parecido.

-Bien hecho.

-Mi cuñado es así. Según mi hermana, no debo pensar en ello ni un segundo más. Estarán de vuelta el domingo, como prometieron -si el destino así lo decidía, y ________ rogó fervorosamente para que así fuera, pero el destino tenía otros planes.

El domingo por la mañana, ______ amaneció con ojeras. Estaba física y mentalmente agotada, y nuevamente convencida de que la maternidad no era para ella. Tras aquellas dos noches, ya había comprobado que su anhelo de un marido e hijos sólo surgía cuando Michelle estaba durmiendo o comiendo.

Joe llamó a la puerta hacia las nueve, con un paquete de bollos de canela recién sacados del horno. Permaneció en el umbral, alto y esbelto, con una sonrisa lo suficientemente radiante como para aturdir a la mujer más entregada a su profesión. Una vez más, _______ se sorprendió ante la abrumadora sensación que le producía aquel hombre. El corazón se le subió a la garganta, y de inmediato se arrepintió de no haberse puesto algo más elegante que su bata.

-Tienes un aspecto terrible -dijo Joe.

-Gracias -contestó _______, sosteniendo a Michelle contra su cadera.

-Deduzco que has pasado una mala noche.

-Michelle ha estado muy inquieta. Le está saliendo un nuevo diente. No parecía nada interesada en dormir -_______ se pasó una mano por el rostro, convencida de que nunca había tenido peor aspecto.

-Deberías haberme llamado -Joe la tomó por el codo y la condujo a la cocina. Parecía sentirse culpable por haber pasado una noche tranquila. «Ridículo», pensó ________.

-¿Llamarte? ¿Para qué? -preguntó-. ¿Para que te hubieras puesto a caminar de un lado a otro conmigo? -Joe ya había pasado gran parte del sábado ayudándola. Avisarle esa noche habría sido abusar de su confianza-. ¿Te he dicho ya que a Michelle le está saliendo otro diente? -preguntó, bostezando. Cuando dejó a la niña en su silla, ésta no protestó.

Joe asintió y miró su reloj.

-¿A qué hora llega el vuelo de tu hermana?

-A la una y cuarto -acababan de surgir aquellas palabras de labios de ______ cuando el teléfono empezó a sonar. Incluso antes de descolgar el auricular, supo que era lo que más temía oír.

-¿Y bien? -preguntó Joe cuando _______ volvió al cuarto de estar.

Cubriéndose el rostro con ambas manos, ella se apoyó contra la pared.

-Di algo -insistió Joe.

_______ bajó lentamente las manos.

-Socorro.

-¿Socorro?

-Sí -murmuró ella, tratando de mantener la calma-. Todos los vuelos de Puget Aire han sido suspendidos, y la compañía en la que Robert y Emily tenían hecha la reserva se ha visto desbordada. El primer vuelo que pueden ofrecerles sale mañana por la mañana.
-Ya veo.

-¡Es evidente que no! -exclamó _______h-. ¡Mañana es lunes y tengo que ir a trabajar!

-Llama y di que estás enferma.

-No puedo hacer eso -espetó ______, enfadada con Joe por sugerir tal cosa-. La sección de ventas va a hacer su presentación y tengo que estar presente.

-¿Por qué?

________ miró a Joe como si hubiera podido matarlo. Era absurdo esperar que alguien como él comprendiera algo tan importante como una presentación de ventas. Joe no parecía tener trabajo, y, por tanto, no se le pasaba por la cabeza que una mujer en un puesto como el de ella tenía que esforzarse el doble que un hombre.

-No trato de hacerme el listo, _______-dijo, con enfurecedora calma-. Sólo quiero saber por qué es tan importante esa reunión.

-Porque lo es. No espero que lo comprendas; sólo quiero que aceptes el hecho de que debo acudir.

Joe ladeó la cabeza y se frotó la mandíbula.

-Primero, contéstame a una pregunta. De aquí a cinco años, ¿tendrá alguna importancia esa reunión en tu vida?

-No lo sé -_______ presionó con dos dedos el puente de su nariz. Había dormido menos de tres horas y Joe le estaba haciendo preguntas imposibles. Michelle, bendita ella, se había quedado dormida en su silla. ¿Por qué no podía hacerlo ella también? Se había pasado la noche dando vueltas y estaba agotada.

-Si estuviera en tu lugar, no me agobiaría -dijo Joe, en tono despreocupado-. Si no puedes ir a la oficina el lunes, la presentación se hará el martes.

-En otras palabras -murmuró ______-, estás diciendo que no tengo de qué preocuparme.

-Exacto.

Joe no tenía ni idea de cómo sobrevivir en el duro mundo de las finanzas, y era evidente que siempre había vivido protegido de las duras realidades de la vida. También era cada vez más evidente para ______ que era un hombre con mentalidad de gorra de béisbol. No podía esperar que comprendiera su dilema.
-Así que -continuó Joe-, ¿qué vas a hacer ahora?

_______ no estaba completamente segura. Cerró un momento los ojos, tratando de concentrarse. «Disciplina», se dijo. «Permanece tranquila». Eso era lo más importante. «Piensa despacio y analiza tus objetivos». Para cada problema había una solución.

-¿_______?

Ella lo miró. Casi había olvidado que Joe estaba allí.

-Cancelaré mis citas de primera hora y asistiré a la presentación -dijo, tras llegar a una solución intermedia.

-¿Y Michelle? ¿Vas a contratar una canguro? Una canguro contratada por la canguro. Una idea original, tal vez incluso viable, pero _______ no conocía a nadie que cuidara bebés.

Entonces tomó su decisión. Se llevaría a Michelle al trabajo.

Y eso fue exactamente lo que hizo.

Como era de esperar, la llegada de _______ a H&J Lima causó auténtico revuelo. A las diez en punto de la mañana salía del ascensor. En una mano llevaba su elegante cartera negra y en la otra sostenía a Michelle. Con la cabeza alta, avanzó entre las largas hileras de cubículos sin puertas. Varios empleados se apartaron de sus escritorios para mirarla. Un apagado murmullo de voces la siguió.

-Buenos días, señora Brooks -dijo _______ cuando entró en su despacho, con la bolsa de pañales colgada del hombro.

-Señorita Simmons.

La secretaria de _______ ni siquiera pestañeó al verla, cosa que ésta agradeció. La mujer estaba bien entrenada; dio toda la sensación de estar completamente acostumbrada a que su jefa llegara de vez en cuando al despacho con una cría de nueve meses en brazos.

Tras dejar la bolsa de los pañales en el suelo, _______ ocupó su asiento tras el escritorio. Momentáneamente contenta, Michelle permaneció sentada en su regazo, contemplando los dominios de su tía.

-¿Le apetece un café? -preguntó la señora Brooks.

-Sí, por favor.

La secretaria se detuvo antes de salir.

-¿Querrá su... su...?

-Esta es mi sobrina Michelle, señora Brooks.

La mujer asintió.

-¿Querrá Michelle algo de beber?

-No, gracias. ¿Hay algo urgente en el correo?

-Nada que no pueda esperar. He cancelado sus citas de las ocho y las nueve. Cuando hablé con el señor

Adams preguntó si podría reunirse con él para beber algo mañana a las seis.

-No hay problema -al viejo lascivo le encantaría hacer todos los negocios fuera de la oficina. En esa ocasión, ________ aceptó sus términos, ya que era ella la que había cancelado su cita, pero la siguiente vez no se mostraría tan condescendiente. Andrew Adams apenas le interesaba como hombre, y, además, estaba un poco gordo, se estaba quedando calvo y era un pesado.

-¿Va a necesitarme para algo? -preguntó la secretaria de _______ tras llevarle el café.

-No. Gracias.

Como debería haber previsto, la reunión fue un auténtico desastre. La presentación duró veinte minutos, y en ese breve tiempo, Michelle se las arregló para desmontar por completo la pluma de su tía, para desabrochar su blusa y deshacer su elegante moño francés. Aplaudió e hizo ruidos en numerosas ocasiones. En determinado momento, ________ se vio obligada a abandonar su asiento y agacharse para recoger a su sobrina de debajo de la mesa, donde se había puesto a gatear alegremente por encima de los zapatos de todo el mundo.

Para cuando regresó a su piso, se sentía como si volviera de una zona de guerra. Era la clase de día en que habría sido capaz de comerse dos tabletas de chocolate del más dulce.

Para su sorpresa, se encontró con Joe en el descansillo de su piso. Cuando lo vio, tuvo que hacer verdaderos esfuerzos para no romper a llorar.

-Deduzco que las cosas no han ido demasiado bien.

-¿Cómo lo has adivinado? -preguntó ella en tono sarcástico.

-Puede que sea porque llevas el pelo suelto y cuando saliste lo llevabas sujeto en un moño. O puede que sea porque llevas la blusa mal abrochada y hay un hueco en medio -la sonrisa de Joe fue abiertamente traviesa-. Me preguntaba si serías la clase de chica que lleva sujetadores de encaje. Ahora ya lo sé.

________ gimió y se golpeó la frente con la mano. Joe podía haberse ahorrado aquel comentario.

-Hola, nena -dijo él, tomando a Michelle de sus brazos-. Me parece que tenemos que dar un descanso a tu tía.

Volviéndose, ______ arregló su camisa y luego sacó la llave. Su piso, en otra época ordenado e inmaculado, estaba hecho un caos. Había mantas y juguetes de bebé dispersos de un extremo a otro del cuarto de estar. Esa noche había dormido allí para estar cerca de Michelle, y su almohada y las mantas seguían allí, junto con su chaqueta azul, que no había tenido más remedio que quitarse después de que Michelle arrojara una cucharada de mermelada de ciruelas en la manga.

-¿Qué ha pasado aquí? -preguntó Joe, asombrado.

-¿Tres días y tres noches con Michelle y necesitas preguntarlo?

-Siéntate -dijo él, amablemente-. Voy a traerte una taza de café.

_______ hizo lo que le había dicho, demasiada agradecida como para discutir.

Joe se detuvo en seco al entrar en la cocina.

-¿Qué es eso que hay pegado en las paredes?

-Ciruelas -contestó _______-. Así es como he descubierto que no le gustan a Michelle.

El aspecto de la cocina era un ejemplo de cómo le había ido la mañana. Había necesitado casi tres horas para organizar su excursión a la oficina con la niña.

-Lo que necesito es un martini doble -dijo, cuando Joe le llevó el café.

-Ni siquiera son las doce.

-Lo sé. ¿Imaginas lo que necesitaría si fueran las dos?

Riendo, Joe le alcanzó la humeante taza. Michelle estaba sentada en la alfombra, jugando satisfecha con los juguetes que tan vehementemente había rechazado esa mañana.

Para sorpresa de ______, Joe se sentó a su lado y le pasó una mano por los hombros. Se puso tensa, pero, si él lo notó, decidió ignorarlo. Colocó los pies sobre la mesita de café y se relajó.

_______ sintió que su tensión aumentaba. El recuerdo de cómo había ido la reunión habría bastado para elevarle la presión sanguínea, pero cuando analizó sus sensaciones, comprendió que provenían de la cercanía de Joe. No es que le molestara que la tocara; de hecho, era al contrario. Habían pasado tres días muy unidos, y, a pesar de todo lo que había teorizado sobre su vecino, había llegado a apreciar su despreocupada y alegre forma de ver la vida. Pero ésta era diametral-mente opuesta a la suya, y el hecho de que pudiera sentirse tan atraída por él la sorprendía.

-¿Quieres hablar sobre la presentación?

________ soltó el aire lentamente. -No. Creo que será mejor olvidar esta mañana. Tenías razón; debería haber pospuesto la reunión.

Joe dio un sorbo a su café.

-Es una de esas cosas que sólo se aprenden experimentándolas.

Aferrándose a la mesa de café, Michelle se puso pie y logró acercarse hasta Joe. Luego sorprendió a ambos dedicándole una sonrisa que habría podido derretir el cemento.

-¡Oh, mira! -dijo _______, orgullosa-. ¡Se puede ver su nuevo diente!

-¿Dónde? -tomando a la niña en su regazo, Joe miró el interior de su boca. _______ estaba tratando de mostrarle dónde mirar cuando sonó el timbre de la puerta.

Cuando abrió, Emily entró casi en volandas, como si de pronto le hubieran salido alas.

-¡Mi niña! -exclamó-. Mamá te ha echado tanto de menos...

«No tanto como yo te he echado de menos a ti», pensó ______, contemplando el feliz reencuentro.

Robert siguió a su esposa, pisándole los talones y evidentemente contento. Al parecer, el fin de semana les había sentado realmente bien. Daba lo mismo que hubiera estado a punto de destrozar los nervios de _______ y su carrera.

-Tú debes ser Joe -dijo Emily, sentándose junto a él-. Mi hermana me ha hablado mucho de ti.

-¿Quiere alguien café? -preguntó _______ rápidamente, frotándose las manos, nerviosa. Lo último que necesitaba era que su hermana se pusiera a experimentar sus técnicas de casamentera con Joe y ella. Emily consideraba que no era natural que su hermana viviera como lo hacía. Una cosa era dedicarse a la profesión, pero renunciar por ello a tener un marido e hijos era algo que se escapaba a su comprensión.

-Yo no quiero nada, gracias -dijo Robert.

-Seguro que estáis deseando volver a casa -dijo _______, esperanzada. Su mirada se cruzó casualmente con la de Joe, y fue evidente que éste estaba haciendo verdaderos esfuerzos por no reír tras escucharla.

-________ tiene razón -dijo Robert, mirando a su alrededor. Era evidente que nunca había visto el piso de su eficiente cuñada en aquel estado de caos.

-Pero apenas he tenido tiempo de hablar con Joe -protestó Emily.

-Tendremos más oportunidades de vernos -dijo él. Miró a _______, y la mirada que le dedicó hizo que ésta sintiera que se derretía por dentro. Por primera vez, comprendió cuánto deseaba que aquel hombre la besara. No era la clase de mujer que miraba a un hombre atractivo y se preguntaba cómo sentiría sus labios sobre los de ella. Estaba convencida de que lo que le pasaba tenía mucho que ver con el agotamiento que sentía, pero, fuera cual fuera la causa, le resultó casi imposible apartar la mirada.

Emily notó lo que estaba pasando.

-Sí, creo que tienes razón, Robert -dijo, y su voz contenía más de un matiz de diversión-. Voy a recoger las cosas de Michelle.

Para cuando apartó la mirada de Joe, _______ estaba totalmente ruborizada.
-¿Sabías que Michelle siente aversión por las ciruelas? -preguntó.

-No puedo decir que lo supiera -contestó su hermana, ocupada en reunir las cosas de su hija.

Joe ayudó a desmontar la cuna y la silla alta, y sólo pasaron unos minutos más antes de que los dominios de _______ volvieran a serlo realmente. Permaneció unos momentos en medio del cuarto de estar, saboreando el silencio. Era una auténtica bendición.
-Ya se han ido -dijo, al darse cuenta de que Nate se había quedado.

-Como un rebaño de tortugas.

________ conocía aquel dicho desde que era pequeña. Nunca lo había encontrado especialmente divertido, pero compartió una sonrisa con Joe.

-He recuperado mi vida -dijo, y suspiró.

-Tu vida es tuya -replicó Joe, observándola.

A _______ le habría gustado atribuir las lágrimas que humedecieron sus ojos al cercano escrutinio de Joe, pero sabía que no era así. Caminó hasta la ventana, que daba a la bahía Elliot. Un gran barco verde y blanco flotaba plácidamente sobre las oscuras aguas del pueito. La lluvia golpeaba con suavidad las ventanas, y, por el tono grisáceo del cielo, no parecía que fuera a dejar de llover en toda la tarde.

Esperando que Joe no se fijara, se frotó las lágrimas del rostro y respiró profundamente.

-¿________?

-Estaba... estaba mirando la bahía. Está tan bonita en esta época del año -oyó que Joe se acercaba a ella, y cuando apoyó las manos en sus hombros, tuvo que hacer un verdadero esfuerzo para no apoyarse contra él.

-Estás llorando.

Ella asintió, incapaz de ocultarlo por más tiempo.

-No es típico de ti llorar. ¿Qué sucede?

-No se... -________ siguió sollozando-. No puedo creer que lo esté haciendo. Quiero a ese pequeño diablillo... empezábamos a entendernos y... y... me alegra que Emily haya venido cuando lo ha hecho -antes de que le hubiera dado tiempo a darse cuenta de cuánto se estaba perdiendo sin un marido y hijos.

Joe deslizó las manos por sus brazos en una delicada caricia.

No dijo nada durante largo rato, y ______ pensó que estaba haciendo el tonto. Joe tenía razón. No era normal en ella llorar. Aquella inesperada explosión de emoción se debía a la tensión que había experimentado esa mañana en el despacho, o al hecho de que no había disfrutado de una verdadera noche de sueño durante un mes, y, también, debido a que había conocido a Joe.

Sin decir una palabra, Joe le hizo volverse y, apoyando un dedo en su barbilla, alzó su rostro para miraría a los ojos. La mirada que le dedicó fue tan tierna, tan cariñosa, que ______ volvió a llorar. Sus hombros temblaron y se frotó la nariz.

Joe apartó un mechón de pelo que caía sobre su frente. Deslizó las puntas de los dedos por cada uno de los rasgos de _______ como si fuera un ciego tratando de memorizar un rostro. Ella permaneció quieta, hipnotizada, incapaz de apartarse. Lentamente, como negándose el placer el mayor tiempo posible, él inclinó la cabeza.

Cuando sus labios se posaron en los de _______, ella dejó escapar un largo y audible suspiro. Se había preguntado antes qué sentina si Joe la besaba. Ahora lo supo. Su beso fue suave y cálido. Aterciopelado y dulce, pero, de algún modo, también eléctrico.

Como si una muestra no fuera suficiente, Joe volvió a besarla. En esa ocasión fue él quien suspiró. Luego dejó caer las manos y se apartó.

Sorprendida por la brusca acción, _______ se balanceó ligeramente. Joe la ayudó a mantenerse en pie. Al parecer, había recuperado el sentido a la vez que ella. Por unos instantes, ambos habían decidido olvidar sus diferencias. Lo único que tenían en común era el hecho de que vivían en el mismo edificio, se recordó _______. Sus valores y expectativas en la vida eran diametralmente opuestos.

-¿Te encuentras bien? -preguntó Joe, frunciendo el ceño.

______ parpadeó un par de veces, tratando de simular que así era. Todo había sucedido tan rápido; su corazón galopaba como un caballo desbocado. Nunca en su vida se había sentido tan atraída por un hombre.

-Por supuesto que estoy bien -dijo, valientemente-. ¿Y tú?

Joe no contestó. En lugar de ello, metió la manos en los bolsillos y se apartó de ella, aparentemente enfadado.

-¿Joe? -murmuró ________h.

Él se detuvo y miró en su dirección. Tras pasarse una mano por la frente, dijo:

-Creo que deberíamos volver a intentar eso.

_______ no entendió a qué se refería Joe hasta que éste volvió a acercarse a ella. Sus primeros besos habían sido suaves, pero el que le dio a continuación se apoderó por completo de sus sentidos. La boca de Joe se movió sobre la de ella hasta hacerle sentir que iba a desfallecer. En un esfuerzo por mantenerse en pie, se aferró a sus hombros, y, a pesar de sí misma, se vio arrebatada por un irrefrenable torbellino de excitación. No podía pensar, no podía respirar, no podía moverse.

Joe gimió y movió los labios sobre los de ______ como si estuviera tocando un complejo instrumento musical. Finalmente, se apartó y apoyó el rostro en la curva de su cuello.

-¿Qué tal ahora?

-Besas muy bien.

-No me refería a eso, ______. Tú también lo has sentido, ¿no? ¡Debes haberlo sentido! Hay suficiente electricidad entre nosotros como para iluminar todo el bloque.

-No -mintió ella-. Ha sido agradable como beso...

-¡Agradable!

-Muy agradable -corrigió ______, esperando tranquilizar a NJoe-, pero nada más.

Él no dijo nada durante un largo y tenso minuto. Luego, frunciendo el ceño, se volvió y salió del piso.

Temblando, ______ lo contempló mientras se iba. Su beso había tocado un acorde en su interior, unas notas largo tiempo enterradas, y ahora temía que esa música quedara marcada para siempre en su alma. Pero no podía permitir que lo supiera. No tenían nada en común. No encajaban.

Ahora que estaba con su socio en aquel elegante café, ______ lamentó haber accedido a verlo a última hora. Desde el primer momento había sido evidente que Andrew Adams estaba muy poco interesado en hablar de negocios. Al margen de que estaba gordo y calvo, habría resultado bastante atractivo si no se considerara una especie de Adonis moderno. Aunque _______ se estaba esforzando en mantener una actitud profesional, a cada rato que pasaba le estaba costando más esfuerzo.

-Hay unos números que quiero revisar contigo -dijo Adams, contemplando a ______ sin molestarse en disimular su admiración-. Desafortunadamente, he dejado las notas en mi apartamento. ¿Qué te parece si concluimos allí nuestra charla?

______ decidió mirar fijamente su reloj y fruncir el ceño, esperando que su socio captara la indirecta. Algo le dijo que no había sido así.

-Mi apartamento está cerca -murmuró Adams.

Su mirada fue demasiado sugerente, y ______ empezaba a cansarse. Desde su punto de vista, sólo estaba perdiendo el tiempo.

Lo único que le interesaba en aquellos momentos era volver a su casa y hablar con Joe. No había podido quitarse a éste de la cabeza durante todo el día y estaba deseando volver a verlo. Lo cierto era que se sentía muy nerviosa desde su último encuentro, y se preguntaba cómo reaccionarían al verse.

-John Hammer y yo somos buenos amigos -dijo Adam, acercando su silla a la de _______-. No sé si eres consciente de ello.

Ni siquiera se molestó en velar su amenaza. ______ trabajaba directamente bajo las órdenes de John Hammer quien tendría un voto definitivo en la elección del futuro vicepresidente. _______ y otros dos empleados optaban al puesto. Y ________ lo quería. Podía lograr su meta de cinco años si lo conseguía, y, en el proceso, hacer historia en H&L Lima como la primera vicepresidenta de la empresa.

-Si eres tan amigo de Hammer -dijo, manteniendo la calma-, te sugiero que le muestres esos números en persona, ya que tendrá que revisarlos de todos modos.

-No, eso no servirá -contestó Adams, secamente-. Si vienes conmigo sólo nos llevará unos minutos. Tardaremos media hora como mucho.

_______ logró controlar su genio.

-Si tu apartamento está tan cerca, esperaré aquí a que traigas los papeles -mientras hablaba, una pareja pasó junto a la mesa a la que estaba sentada con Adrew Adams. _______ no prestó mucha atención al hombre que llevaba un elegante traje gris, pero la rubia que lo acompañaba era sorprendentemente bella. La siguió distraídamente con la mirada, envidiando la elegancia de sus movimientos.

-Sería más fácil que vinieras conmigo, ¿no crees?

-No -contestó _______ de inmediato y bajó la mirada hacia su vaso de vino. Fue entonces cuando sintió una extraña sensación recorriéndole la espalda. Alguien la estaba mirando; lo sintió con tanta certeza como si la estuvieran tocando. Miró a su alrededor y se quedó anonadada al descubrir a Joe sentado dos mesas más allá. La preciosa rubia estaba con él y disfrutaba evidentemente con su compañía. Rió, y el sonido de su risa sonó como una brisa ligera y refrescante.

_______ contuvo la respiración hasta que el dolor la recordó que debía volver a tomar aire. Cuando lo hizo, alargó la mano para tomar su vaso de vino y derramó parte del contenido en la mesa.

La mirada de Joe estaba centrada en ella y luego se movió hacia su compañero. Sus ojos, que un día antes habían sido tan cálidos y tiernos, ahora parecían capaces de penetrar una dura roca.

________ no se sintió precisamente encantada. Joe salía con una reina de la belleza mientras ella estaba allí con el pato Donald.

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Preview del siguiente capítulo ;)

*Apenas llevaba cinco minutos en casa cuando sonó el timbre de la puerta. Se volvió hacia ésta, mirándola como si fuera culpable de la intrusión. Echó un vistazo por la mirilla y descubrió que el que llamaba era Joe.


*-El gato pertenece a mi hermana. Sólo voy a tenerlo una semana. Y ahora, ¿está Chocolate Chips contigo, o tengo que sufrir una parada cardiaca?

-Está aquí.

Joe se relajó visiblemente.



*-Bien. Te doy una hora. ¿Es suficiente?

Una vez más, como si fuera un robot manejado por control remoto, _____ asintió.

Joe sonrió y se inclinó para darle un....

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Eso es todo por hoy chicas, espero lo hayan disfrutado. Comenten para que pueda subir el próximo cap pronto, el cual se ve muy bueno ¿verdad?
Besos, cuídense :D



Dayi_JonasLove!*
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"Besos de Lluvia" (Joe&Tú) Empty Re: "Besos de Lluvia" (Joe&Tú)

Mensaje por jonatic&diectioner Vie 07 Sep 2012, 1:53 pm

nueva lectora amo tu nove!
ESPERO Q LA SIGAS!!!
ya con todo el delanto me dieron ganas de seguir leyendo!
jonatic&diectioner
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"Besos de Lluvia" (Joe&Tú) Empty Re: "Besos de Lluvia" (Joe&Tú)

Mensaje por ElitzJb Sáb 08 Sep 2012, 6:31 pm

O_O oh por favor nooo xq la dejaste alli yo quiero mas capitulos anda siiii :(

no puede ser ese tipo no entiende cuando la rayis no quiere estar o ir a algun lugar nah q lala con ese tipo

y wow joe con una rubia nononononono es q lo mato

sigueeeeeeeeeee
ElitzJb
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"Besos de Lluvia" (Joe&Tú) Empty Re: "Besos de Lluvia" (Joe&Tú)

Mensaje por Dayi_JonasLove!* Dom 09 Sep 2012, 4:21 pm

Hola chicas :D y Bienvenida araherre, me alegra de que te guste tanto la nove. Aquí les dejo el capítulo 4 que a mi parecer está de lo más divertido. Disfuténlo ;)

IV


________ venteó su rabia caminando de un lado a otro del cuarto de estar. ¡Hombres! ¿Quién los necesitaba?

Ella no. ¡Desde luego que no! Por ella, Joe Jonas podía llevarse sus besos de día lluvioso y guardárselos en la gorra de béisbol. Sólo que no se ponía ésta para salir con Miss Universo. Oh, no. Para la otra mujer se vestía como un dandy. Para estar con ella se conformaba con una camiseta desteñida.

Apenas llevaba cinco minutos en casa cuando sonó el timbre de la puerta. Se volvió hacia ésta, mirándola como si fuera culpable de la intrusión. Echó un vistazo por la mirilla y descubrió que el que llamaba era Joe. Se apartó, preguntándose qué debía hacer. Era la última persona que quería ver. Le había hecho quedar en ridículo... bueno, eso no era enteramente cierto. Sólo le había hecho sentirse ridícula.

-______Susannah -dijo él, llamando impaciente la segunda vez-. Sé que estás ahí.

-Vete.

Tras una breve pausa, Joe replicó:

-Muy bien. Como tú quieras.

Cambiando de opinión, _______ abrió la puerta. Miró a Joe con toda la furia de que fue capaz, que en aquellos momentos era considerable.
Joe le devolvió la mirada.

-¿Quién era ese tipo? -preguntó con enfurece dora calma.

_______ sintió la tentación de decirle que eso no era asunto suyo. Pero decidió que eso sería infantil.

-Andrew Adams -contestó, y añadió rápidamente-: ¿quién era esa mujer?

-Sylvia Potter.

Por un largo momento, ninguno de los dos habló.

-Eso era todo lo que quería saber -dijo Joe finalmente.

-Yo también -replicó ella.

Joe dio dos pasos atrás, y, como un reloj de precisión, ______ cerró la puerta.

-Sylvia Potter -murmuró para sí con desdén-. Que te vaya bien con él, Sylvia.

Hicieron falta otros quince minutos para que su enfado empezara a aplacarse. Tras ver las noticias de la tarde y leer su correo, se sentía razonablemente calmada.
Pensando en ello con detenimiento, ¿por qué iba a estar furiosa? Joe Jonas no significaba nada para ella. ¿Cómo iba a significarlo? Hasta hacía una semana ni siquiera sabía cómo se llamaba.

De acuerdo, la había besado un par de veces, y, desde luego, había habido electricidad entre ellos, pero eso era todo. La electricidad no constituía un compromiso para toda la vida. Si Joe Jonas elegía salir con cada voluptuosa rubia entre Seattle y Nueva York, a ella no debería importarle.

Pero le importaba. Y ese hecho la enfurecía más que ninguna otra cosa. No quería preocuparse por Joe. Tenía unas metas profesionales muy claras. Tenía empuje, determinación y una actitud mental positiva. Pero no tenía a Joe.

Empujando hacia adelante el labio inferior, expelió el aire con fuerza y se apartó un mechón de pelo de la frente. Tal vez era el color de su pelo; posiblemente, Joe las prefería rubias. Evidentemente, así era, o de lo contrario no habría estado tratando de impresionar a Miss Universo.

Negándose a pensar más en su vecino, decidió prepararse la comida. Una inspección en la nevera reveló que sólo había una vieja empanada de pollo. La sacó de su caja de cartón, y, tras echarle una mirada, la arrojó a la basura.

Por el rabillo del ojo percibió un movimiento en su balcón. Se volvió y vio a un bonito gato siamés caminando por la barandilla con tanta calma como si lo estuviera haciendo por el parque.
Aunque permaneció externamente tranquila, el corazón se le subió a la garganta. Su piso estaba a ocho plantas del suelo. Un movimiento en falso y el gato sería historia. Caminó cuidadosamente hasta la puerta de cristal, la abrió y dijo con suavidad:

-Gatito, gatito.

El gato aceptó su invitación y saltó de la barandilla. Con la cola señalando hacia el cielo, entró en el piso y fue directamente al cubo de la basura, donde se detuvo.

-Seguro que tienes hambre -dijo ______.

Volvió a sacar la empanada y la metió en el micro-ondas. Mientras esperaba a que se calentara, el gato no dejó de frotarse contra sus piernas, ronroneando.

Acababa de cortar la empanada en trocitos cuando sonó el timbre de la puerta. Fue a abrir.

-¿Está aquí mi gato? -preguntó Joe de inmediato. Se había quitado el traje y llevaba puestos unos vaqueros y una brillante camiseta azul.

-No sé -dijo ______-. Descríbelo.

-Éste no es momento para juegos. Chocolate Chips es un animal muy valioso.

-Chocolate Chips -repitió ______ en tono burlón, cruzándose de brazos y apoyándose contra el marco de la puerta-. Evidentemente, no has leído las cláusulas de tu contrato de alquiler, porque en la sección doce, párrafo trece, especifica que no se permiten animales domésticos -lo cierto era que no tenía ni idea de en qué sección o párrafo aparecía aquella cláusula, pero quería que Nate creyera lo contrario.

-Si tú no me denuncias a mí, yo no te denunciaré a ti.

-Yo no tengo animales domésticos.

-No, pero tuviste un bebé.

-Sólo tres días -replicó ______, irritada. Joe estaba saltándose descaradamente las reglas y tenía el valor de echarle en cara una mínima infracción.

-El gato pertenece a mi hermana. Sólo voy a tenerlo una semana. Y ahora, ¿está Chocolate Chips contigo, o tengo que sufrir una parada cardiaca?

-Está aquí.

Joe se relajó visiblemente.

-Gracias a Dios. Mi hermana adora a ese tonto felino. Ha venido de San Francisco y lo ha dejado conmigo antes de salir para Hawai -como si hubiera oído su nombre, Chocolate Chips apareció y se detuvo a los pies, de Joe.

Éste se agachó para tomar el gato en sus manos, lanzándole una dura mirada.

-Sugiero que mantengas la puerta de tu balcón cerrada -dijo ______, tratando de hacerlo en tono ligero.

-Lo haré -con Chocolate Chips bajo el brazo, Joe añadió-: puede que te interese saber que Sylvia Potter es mi hermana -sin decir nada más, se volvió y salió.

-«Sylvia Potter es mi hermana» -repitió ______ en tono burlón. Sólo al cerrar la puerta comprendió lo que acababa de oír-. Su hermana -repitió-. ¿De verdad ha dicho eso?

Antes de meditar sobre la sabiduría de sus actos, ______ se encontró frente a la puerta de Joe. Cuando éste abrió, lo miró con expresión confundida.

-¿Qué es lo que acabas de decir?

-He dicho que Sylvia Potter es mi hermana.

-Eso me temía -los pensamientos de ______ se estaban amontonando unos sobre otros. Había imaginado... había asumido...

-¿Quién es Andrew Adams?

-¿Mi hermano? -sugirió ella, preguntándose si Joe la creería.

-Vuelve a intentarlo -dijo él, moviendo la cabeza.

-Es un asociado de H & J Lima -dijo, y rápidamente explicó-: Tenía una cita con él, y, cuando la cancelé, sugirió que nos reuniéramos esta tarde a tomar algo y a hablar de negocios. En su momento me pareció una proposición inocente, pero debí darme cuenta de que aceptar era un error. Adams es un conocido ligón.

Una atractiva sonrisa curvó los labios de Joe.

-Me habría gustado tener una cámara para sacarte una foto cuando me viste. Pensé que los ojos se te iban a salir de la cara.

-Así que era tu hermana. Lo cierto es que me intimidó -admitió ______- Es preciosa.

-Tú también.

Evidentemente, Joe debía haber estado demasiado tiempo expuesto al sol, pensó ______. Comparada con Sylvia, que era alta, rubia y tenía curvas en todos los lugares adecuados, ella se sentía tan bonita como una profesional de la lucha libre.

-Me halaga que lo pienses -_______ no se sentía cómoda con los halagos. Era demasiado equilibrada mentalmente como para creérselos. Cuando los hombres la piropeaban, sonreía y les daba las gracias, pero para ella, sus palabras eran como agua deslizándose por una superficie grasa.

Excepto con Joe. Todo era diferente con él. Parecía estar acumulando un montón de excepciones en lo que a él se refería. Según todas las apariencias, era un hombre sin ambiciones, y si lo hubiera conocido en otras circunstancias, probablemente no le habría prestado ni la más mínima atención. Pero lo cierto era que apenas podía dejar de pensar en él.

-¿Quieres pasar? -preguntó Joe, echándose a un lado.

Un «bip» llamó la atención de _______ hacia una enorme pantalla de televisión. Al parecer, había interrumpido a Joe en medio de un juego de vídeo. ¡Un juego de vídeo!

-No -contestó con rapidez-. No querría interrumpirte. Además, estaba a punto de... de prepararme algo de comer.

-¿Cocinas?

El asombro de Joe no resultó nada halagador.

-Por supuesto que cocino.

-Me alegra saberlo, porque creo recordar que me debes una comida.

-Yo...

-Y ya que últimamente no parece que nos llevemos muy bien, creo que una agradable comida frente al fuego es precisamente lo que necesitamos.

Los pensamientos pasaban a la velocidad de la luz por la aturdida mente de _______. Joe se estaba auto invitando a comer... ¡y se suponía que ella debía preparar la comida! ¿Cómo había podido ser tan tonta de decirle que cocinaba? Jamás había tenido éxito con ningún plato. Su especialidad eran las tostadas. Su mente daba vueltas pensando en todas las formas en que podía servirlas. ¿Con mantequilla? ¿Con miel? ¿Con jamón? La lista no tenía fin.

-Tú prepara la comida y yo llevo el vino -dijo Joe en tono seductor-. Es hora de que nos sentemos y hablemos, ¿de acuerdo?

-Yo, er... tengo que revisar unos papeles esta noche.

-No hay problema. Me iré pronto y así tendrás tiempo de hacerlo.
Sus miradas se mantuvieron unidas un largo momento, y, a pesar de todo, lo que sabía ______ sobre Joe, aún quería estar con él. Ella tenía algunos papeles que repasar y él debía volver con su vídeo juego. Una relación como aquella no tenía futuro. Sin embargo, antes de darse cuenta de lo que hacía, asintió.

-Bien. Te doy una hora. ¿Es suficiente?

Una vez más, como si fuera un robot manejado por control remoto, ______ asintió.

Joe sonrió y se inclinó para darle un suave beso en los labios.

-Entonces, hasta dentro de una hora.

De vuelta en su casa, _______ permaneció largo rato de pie en la entrada, preguntándose cómo iba a salir de aquel lío. Cuando revisó sus opciones, comprendió que sólo había una.

El restaurante Deli.

Una hora más tarde estaba lista. Sobre la mesa había una variada ensalada en un recipiente de cristal. Mientras, el stroganoff se calentaba en la sartén.

El timbre de la puerta sonó. _______ respiró profundamente y luego agitó frenéticamente una mano sobre la sartén para que el olor a comida se dispersara por la casa.

-Hola -saludó Joe, que estaba apoyado contra el marco de la puerta con una botella de vino en la mano.

______ pensó que sus ojos eran tan azules que mirarlo era como mirar un lago transparente. Cuando habló, lo hizo con voz temblorosa.

-Hola. La comida está a punto.

Joe olfateó el aire.

-¿Qué tal irá el vino tinto?

-Perfecto -contestó ______, echándose a un lado para dejarlo pasar.

-¿Lo abro ahora?

-Por favor -dijo ella, precediendo a Joe a la cocina.

Una vez en ésta, Joe miró a su alrededor.

-Parece que has estado ocupada.

Para asegurarse de que su plan funcionara, _______ había amontonado unas cuantas cacerolas y sartenes en el fregadero y había dejado varios botes de especias dispersos por la encimera. Además, había colocado varios libros abiertos aquí y allá. Ninguno de ellos tenía nada que ver con cocinar, pero resultaban bastante impresionantes.

-Espero que te guste el stroganoff -dijo, animadamente.

-Es uno de mis platos favoritos.

_______ sintió que se le hacía un nudo en la garganta y asintió. Nunca había sido buena engañando, pero tampoco había estado nunca su orgullo en juego como aquella tarde.

Mientras ella servía el stroganoff, Joe abrió expertamente la botella. Unos momentos después estaban sentados frente a frente en la mesa.

Tras probar el primer bocado, Joe dijo:

-Está delicioso.

_______ mantuvo la mirada baja.

-Gracias. Mi madre tiene una receta que ha utilizado durante años -era una verdad a medias. Sí, su madre tenía una receta favorita, pero era de galletas de navidad.
-La ensalada también está muy buena. ¿Con qué está aliñada?

Aquel era el momento que más había temido _______.

-Er... -vaciló un momento antes de recordar con que solían aliñarse normalmente las ensaladas-. ¡Aceite! -exclamó, como si acabara de descubrir petróleo en su cuarto de estar.

-¿Vinagre?

-Sí -ella asintió ansiosamente-. Mucho vinagre.

Apoyando los codos en la mesa, Joe sonrió.

-¿Especias?

-Oh, sí, eso también.

La boca de Joe estaba temblando cuando se llevó la copa de vino a los labios.

_______ nunca había sabido mentir. Si Joe no hubiera empezado a hacerle aquellas difíciles preguntas, tal vez habría logrado superarlo. Pero, evidentemente, sabía lo que pasaba, de manera que no tenía sentido ocultarlo.

-Joe -dijo, tras darse valor con un sorbo de vino-. Yo no... no he preparado la comida.

-¿El restaurante Deli?

_______ asintió, sintiéndose muy desdichada.

-Una excelente elección.

-¿Cómo lo has sabido? -algo en el interior de _______ exigía masoquistamente que le hicieran sufrir más. Cualquier otra persona habría dejado el tema de inmediato.

-¿Aparte de porque tienes suficientes cacharros en el fregadero como para haber cocinado para un pequeño ejército?

Joe estaba haciendo un admirable trabajo tratando de no reír, y ______ supuso que debería estar agradecida por ello.

Tras comer un poco, él preguntó:

-¿De dónde has sacado todas las especias?

-Me las regaló Emily en Navidad. Sigue esperando que suceda un milagro y descubra de pronto mi vocación en la vida y decida encadenarme a la cocina.

Joe sonrió, como si encontrara aquella imagen divertida.

-Para futuras referencias, debo decirte que el curry no se utiliza para sazonar el strogannof.

-Oh... Entonces, ¿lo... lo has sabido desde el principio?

Joe asintió.

-Me temo que sí, pero me siento halagado por todas las molestias que te has tomado.

-_______ que ya no hará ningún daño admitir que soy un desastre total en la cocina. Prefiero pasarme horas analizando las subidas y bajadas de la bolsa que intentando preparar unas galletas.

-Si alguna vez lo intentas, mis favoritas son las de chocolate.

-Lo recordaré -______ sabía que habían abierto una pastelería de Rainy Day Cookies en el puerto y que tenían las mejores galletas que había probado.

Cuando terminaron de comer, Joe le ayudó a recoger la mesa. Mientras ella metía los platos en el frega platos, él encendió el fuego en la chimenea. Cuando ______ entró en el cuarto de estar lo encontró sentado en el suelo, frente a la chimenea.

-¿Más vino? -preguntó Joe, alzando la botella.

-Por favor -subiéndose ligeramente la falda, _______ se sentó en la alfombra junto a él. Joe sonrió y alargó una mano para atenuar la luz. Las sombras del fuego se reflejaron en la pared opuesta. El ambiente era cálido y hogareño.

-De acuerdo -dijo él, junto a su oído-. Pregunta.

Ella parpadeó, sin comprender a qué se refería.

-Desde que nos conocemos, te mueres de curiosidad por saber algo de mí. Te estoy dando una oportunidad para que preguntes lo que quieras.

_______ dio un sorbo a su vino. Si Joe podía adivinar con tanta facilidad lo que pensaba, no había lugar para ella en el mundo de los negocios.

-Pero antes -añadió él-, déjame hacer esto.

Antes de darse cuenta de lo que estaba sucediendo, _______ se encontró tumbada sobre la alfombra y Joe la estaba besando. Profundamente, reclamando la atención de sus sentidos casi con arrogancia. La había tomado por sorpresa, y no pudo evitar verse atrapada en una oleada de sensaciones.

Cuando Joe alzó la cabeza, ______ lo miró, sin aliento y asombrada de su respuesta. Entonces, sin darle tiempo a reaccionar, Joe le soltó el pelo y lo acarició.

-Llevaba mucho tiempo deseando hacer eso -murmuró.

_______ aún no se sentía capaz de hablar. Joe la había besado, pero hacerlo no parecía haber afectado a su capacidad de expresarse, mientras que ella se sentía totalmente perpleja.

-Sí, bueno... -logró murmurar finalmente, irguiéndose-. He... he olvidado de qué estábamos hablando.

Joe se colocó tras ella, la apoyó contra su pecho, la rodeó con sus brazos y la besó en el cuello como si fuera un delicioso postre.

-Creo que ibas a preguntarme algo -dijo, al cabo de un momento.

-Sí... tienes razón, yo... ¿tú trabajas, Joe?

-No.

Unos deliciosos escalofríos recorrieron la espalda de _______ mientras él le mordisqueaba el lóbulo de una oreja.

-¿Por qué no? -preguntó con voz temblorosa.

-Lo dejé.

-Pero, ¿por qué?

-Estaba trabajando demasiado duro. Ya no me divertía.

-Oh.

La boca de Joe se había deslizado hasta un hombro de ______, que cerró los ojos ante las emociones que se agolpaban en su interior. Parte de ella anhelaba rendirse a las caricias, pero antes quería saber todo lo posible sobre aquel atípico hombre.
Joe cambió de posición para volver a colocarse delante de ella. La besó con suavidad y luego su boca empezó a explorar el rostro de ______ con besos que cayeron como delicadas gotas de lluvia sobre los ojos, nariz, mejillas y labios de ésta.

-¿Quieres saber algo más? -preguntó, haciendo una pausa.

Incapaz de hacer otra cosa que negar con la cabeza, ______ suspiró y retiró de mala gana los brazos del cuello de Joe.

-¿Quieres más vino? -preguntó él.

-No... Gracias -_______ tuvo que hacer acopio de toda su fuerza de voluntad para no pedirle que la siguiera besando.

-De acuerdo -dijo él, poniéndose cómodo. Se inclinó hacia adelante y rodeó sus rodillas con sus brazos-. Ahora es mi turno.

-¿Tu turno?

-Sí. Tengo algunas preguntas que hacerte.

______ tenía dificultades para centrar su atención en algo que no fuera el hecho de que Joe se hallaba sentado a escasos centímetros de ella.

-¿Tienes algo que objetar? -añadió Joe.

-No.

-De acuerdo. Entonces, háblame de ti misma.

________ no logró pensar en nada que pudiera impresionar a Joe. Había trabajado duro, ascendiendo peldaño a peldaño la escalera del mundo de los negocios, acercándose a sus metas a largo plazo.

-Empecé a trabajar en H & J Lima hace cinco años -comenzó-. Ahora estoy en periodo de promoción. Elegí esta empresa a pesar de que pagan menos de lo que me ofrecieron en otras.

-¿Por qué?

-Con ellos hay oportunidades. Me fijé en la cadena de ascensos y vi que había espacio para avanzar. Ser mujer es a la vez una ventaja y un inconveniente. Tuve que trabajar duro para demostrar mi valía, pero también era la mujer ejemplo de la plantilla.

-¿Quieres decir que fuiste contratada porque eras mujer?

-Exacto. Pero me tragué mi orgullo y decidí demostrar que podía hacer cualquier cosa que me pidieran, y así lo he hecho.

Joe parecía orgulloso de ella.

-Hace cinco años, decidí que quería llegar a vicepresidenta a cargo de la sección de ventas -continuó _______-. Era una meta significativa, porque sería la primera mujer en llegar a esa posición en la compañía.

-¿Y?

-Y dentro de unas semanas averiguaré si lo he conseguido. Me producirá una gran satisfacción conseguirlo, y, estando en la directiva, dejaré de ser la mujer ejemplo.

-¿Cómo es tu competencia?

_______ soltó lentamente el aliento.

-Dura. Muy dura. Se presentan dos hombres al puesto. Uno de ellos lleva el mismo tiempo que yo en la empresa y el otro más. Los dos son mayores que yo. brillantes y dedicados.

-Tú también eres brillante y dedicada.

________. Ahora que tenía su sueño al alcance de la mano, deseaba aún más que se cumpliera. Podía sentir los ojos de Joe observándola.

-Esta promoción significa mucho para ti. ¿Verdad?

-Sí. Lo es todo. Desde que me contrataron ha sido mi meta. Pero las cosas están yendo más rápido de lo que había esperado.

Joe permaneció en silencio un momento. Luego echó otro tronco al fuego y, aunque Susannah no se lo había pedido, rellenó su copa de vino.

-¿Te has parado a pensar alguna vez en qué sucedería si lograras lo que sueñas y luego descubrieras que no eres feliz?

-¿Cómo iba a no serlo? -preguntó. No comprendía. Llevaba años proponiéndose llegar a vicepresidenta. Por supuesto que se sentiría feliz si lo consiguiera.

Joe entrecerró los ojos.

-¿No te preocupa que haya un vacío en tu vida?

________ pensó que empezaba a sonar como Emily.

-No -dijo-. ¿Cómo iba a haberlo? Sé lo que vas a decir, pero no lo hagas, por favor. Ahórrate el aliento. Emily ha discutido conmigo sobre este tema desde que terminamos el colegio.

Joe la miró con genuina sorpresa.

-¿Sobre qué ha discutido contigo?

-Sobre casarse y tener hijos. Los papeles de esposa y madre no son para mí. Nunca lo han sido y nunca lo serán.

-Ya veo.

_______ sospechaba que no era así.

-Si fuera un hombre, ¿crees que todo el mundo se empeñaría en que me casara?
Joe rió y sus ojos se posaron en ella un momento.

-Créeme, _______; nadie va a confundirte con un hombre.

Ella sonrió y bajó la mirada.

-Es la nariz, ¿verdad?"

-¿La nariz?

-Sí -______ se volvió para que Joe viera su perfil clásico-. Creo que es mi mejor rasgo -evidentemente, el vino se le había subido a la cabeza. Pero no le importó, porque se sentía muy a gusto y Joe estaba sentado a su lado. Hacía tiempo que no se sentía tan bien.

-Lo cierto es que no estaba pensando en tu nariz. Estaba recordando la primera noche con Michelle.

-¿Cuando nos quedamos dormidos en el cuarto de estar?

Joe asintió y apoyó una mano en el hombro de Susannah.

-Fue la primera vez en mi vida que, teniendo una mujer en mis brazos, deseé que fuera otra.

___________________________________

Preview del próximo capítulo:

*He decidido no volver a verlo -dijo _______.
-¿Disculpe? -la señora Brooks se detuvo y miró a su jefa.



*-El señor Jonas ha dejado un mensaje.

La señora Brooks la conocía muy bien, y podía leer sus pensamientos.

-Déjelo en mi escritorio.

-Sería mejor que lo leyera -dijo la señora Brooks, un poco nerviosa.

-Lo haré después.



*-¿Estás pensando en el matrimonio? -preguntó Emily.

-Matrimonio -repitió ______, débilmente.

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Estos es todo por hoy chicas, gracias por comentar :D



Dayi_JonasLove!*
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"Besos de Lluvia" (Joe&Tú) Empty Re: "Besos de Lluvia" (Joe&Tú)

Mensaje por jonatic&diectioner Lun 10 Sep 2012, 10:58 am

siguela como puedes dejar esa parte del proximo capitulo??? y atormentarnos asi mujer!
la rayis cuando menos se lo imagine va a cambiar de opinión! siiiiiiiiiii!
siguelaaaaaaaa
jonatic&diectioner
jonatic&diectioner


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"Besos de Lluvia" (Joe&Tú) Empty Re: "Besos de Lluvia" (Joe&Tú)

Mensaje por ElitzJb Lun 10 Sep 2012, 6:48 pm

ahahahahahahaha
mori dios siguela por favor esta super genial
los 2 estaban equivocados y celosos a la ves nah estupenda novela
la adoro de veritas
dios todo esta cambiando sigue
ElitzJb
ElitzJb


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"Besos de Lluvia" (Joe&Tú) Empty Re: "Besos de Lluvia" (Joe&Tú)

Mensaje por Dayi_JonasLove!* Miér 12 Sep 2012, 10:24 am

Hola :D Espero estén bien. Siguen habiendo pocas lectoras pero no quiero dejarlas en el aire. Les dejo el capítulo 5, espero lo disfruten ;)

V


He decidido no volver a verlo -dijo ______. -¿Disculpe? -la señora Brooks se detuvo y miró a su jefa.

______ simuló estar muy ocupada buscando algo en su escritorio.

-Lo siento, no me había dado cuenta de que estaba hablando en alto.

Su secretaria dejó el café en el escritorio y dudó.

-¿Hasta qué hora se quedó trabajando ayer por la noche?

-No me quedé demasiado -mintió ______. De hecho, casi eran las diez cuando salió del despacho.

-¿Y la noche anterior? -insistió la señora Brooks.

-Más o menos igual -volvió a mentir _______.

Eleanor Brooks salió del despacho, pero no sin dedicar antes a ______ una mirada que implicaba claramente que no la creía.

En cuanto se cerró la puerta, ______ exhaló el aire lentamente. Dios santo. Joe Jonas la tenía tan confusa que empezaba a hablar con las paredes.
La noche que estuvo cenando en su piso no se fue hasta las once, y, para entonces, casi le había hecho perder el sentido con sus besos. Habían pasado tres días y aún podía saborear y sentir su boca.

Pero aquel hombre ni siquiera tenía un trabajo. Lo tuvo, pero lo dejó, y era evidente que no sentía ninguna prisa por conseguir otro. La abrazó, la besó y escuchó atentamente su sueño. Pero no compartió con ella los suyos. No tenía ambiciones, ni afán de mejorar.

Y ______ se estaba colando por él.

A lo largo de los años, había asumido que era inmune a enamorarse. Era demasiado razonable para eso, demasiado práctica, demasiado ambiciosa en su profesión. Jamás se le pasó por la cabeza que pudiera ocurrirle con alguien como Joe. Joe, con su actitud de tomárselo todo con calma, de dejar que las cosas rodaran por su cuenta...

Al comprender lo que le estaba sucediendo, ______ había hecho lo único que podía hacer: esconderse. Había logrado evitar a Joe durante tres días. Este le había dejado un par de mensajes en el contestador, pero los ignoró. Si le preguntaba por qué, tenía una excusa perfecta. Estaba trabajando. Y era cierto: había pasado casi todo el tiempo en la oficina. Se iba por la mañana temprano y no volvía a casa hasta casi las diez.

El interfono que había sobre su escritorio sonó, sacándola de sus pensamientos. Apretó el botón.

-¿Sí?

-El señor Jonas al teléfono.

______ cerró los ojos con fuerza y notó cómo se le tensaban los músculos de la garganta.

-Dígale que deje un mensaje -murmuró.

-Insiste en hablar con usted.

-Dígale que estoy reunida... que no puedo.

No era habitual en ella mentir, y su secretaria lo sabía.

La señora Brooks dudó unos momentos. Luego preguntó:

-¿Es ese el hombre al que planea no volver a ver?

La franca pregunta de su secretaria tomó a ______ por sorpresa.

-Sí...

-Eso imaginaba. Le diré que no puede ponerse.

-Gracias -la mano de _______ temblaba cuando retiró el dedo del botón. En ningún momento se le había pasado por la cabeza que Nate fuera a llamarla al despacho.

Hacia las once, volvió a recuperar cierto sentido de la normalidad. Estaba recopilando unas notas para una reunión con el comité de finanzas cuando su secretaria entró en la oficina.

-Ha llamado Franklin para cancelar su cita de esta tarde.

-¿Ha ofrecido una alternativa?

-El viernes a las diez.

______ asintió.

-No hay problema.

Estuvo a punto de preguntar a su secretaria cómo había reaccionado Joe cuando le dijo que no podía ponerse, pero resistió la tentación.

-El señor Jonas ha dejado un mensaje.

La señora Brooks la conocía muy bien, y podía leer sus pensamientos.

-Déjelo en mi escritorio.

-Sería mejor que lo leyera -dijo la señora Brooks, un poco nerviosa.

-Lo haré después.

Mediada la reunión, _______ lamentó no haber seguido el consejo de su secretaria. Se sentía impaciente. Quería que acabara la reunión para poder volver a su despacho y leer el mensaje de Joe. Estaba hablando de cosas importantes relacionadas con la estrategia de venta que ella y su departamento habían planeado. Sin embargo, una y otra vez, sus pensamientos volvían a Joe.
Aquello no era habitual en ella.

Cuando terminó la reunión, estaba furiosa consigo misma.

-Señora Brooks -dijo, antes de entrar en su despacho-. Podría...

_______ se detuvo en seco. La última persona a la que esperaba ver era a Joe. Estaba sentado en la esquina del escritorio de su secretaria, vestido con una camiseta de los Mariners, unos gastados vaqueros y una gorra de béisbol.

Eleanor Brooks parecía a la vez inquieta y contenta.

Sin duda, Joe había utilizado parte de su considerable encanto para conquistar a la abuela de pelo canoso.

-Ya era hora -dijo Joe, sonriendo traviesamente. Se levantó-. Temía que fuéramos a llegar tarde al partido.

-¿Partido? -repitió _______-. ¿Qué partido?

Joe alargó una mano para mostrarle un guante de béisbol y una pelota.

-Juegan los Mariners y tengo dos de los mejores asientos reservados para ti y para mí.

_______ sintió que el corazón se le encogía. Era típico de Joe esperar que podía tomarse medio día libre sin previo aviso. Evidentemente, no comprendía lo que significaba ser un trabajador responsable.

-No esperarás en serio que me vaya, ¿no?

-Sí.

-No puedo. No lo haré.

-¿Por qué no?

-Estoy trabajando -contestó _______, decidiendo que no tenía por qué dar más explicaciones.

-Has trabajado hasta muy tarde toda esta semana. Necesitas un descanso. Vamos, ________, suéltate el pelo y pásalo bien. No te hará ningún daño. Lo prometo.

El tono de Joe era totalmente desenfadado, como si la obligación y el deber no tuvieran ningún significado. Eso demostraba a las claras que no sabía que el trabajo duro era su propia recompensa.

-Sí hará daño -replicó.

-De acuerdo -dijo él, pacientemente-. ¿Qué es tan importante esta tarde? -para contestar su propia pregunta, Joe rodeó el escritorio de la señora Brooks, se inclinó y pasó las páginas de la agenda de _______.

-El señor Franklin ha cancelado su cita de esta tarde -le recordó su secretaria-. Y hoy no ha comido a causa de la reunión.

_______ lanzó una severa mirada a la señora Brooks, preguntándose qué le habría dicho Joe para que pasara de ser una leal secretaria a una traidora en tan poco tiempo.

-Tengo otras cosas importantes que hacer -dijo, seriamente.

-No según tu agenda -replicó Joe-. Por lo que veo, no tienes ninguna excusa para no venir al partido conmigo.

_______ no estaba dispuesta a seguir allí discutiendo con él. Marchó hacia su despacho con una firmeza que hasta el general Patton habría envidiado.

Desgraciadamente, Joe y la señora Brooks la siguieron al interior. Estuvo a punto de cubrirse el rostro con las manos y exigirles que se fueran.

-_________ -dijo Nate con suavidad-, necesitas un descanso. Mañana volverás al trabajo rejuvenecida y descansada. Si sigues pasando tantas horas en el despacho acabarás por perder la perspectiva. Una tarde de descanso te sentará de maravilla.
La señora Brooks parecía a punto de comentar algo, pero ______ se lo impidió con la mirada. Antes de que pudiera replicar a Joe, alguien entró en el despacho.

-______, estaba revisando estas notas y... -John Hammer se detuvo a mitad de la frase al ver que había otras dos personas en el despacho.

Si hubiera habido una ventana abierta a mano, ______ se habría escabullido por ella. El director de la empresa sonrió benignamente, mostrándose ligeramente avergonzado por haberla interrumpido. Al parecer, esperaba ser presentado.

-John, éste es Joe Jonas... mi vecino.

John dio un paso adelante y alargó una mano. Si le resultó un poco extraño encontrar a un hombre en el despacho de ______ vestido con vaqueros y camiseta, no lo demostró.

-Joe Jonas -repitió-. Es un placer conocerlo, un verdadero placer.

-Gracias -dijo Joe, estrechándole la mano-. He venido a recoger a ______. Vamos al partido de los Mariners esta tarde.

John se quitó las gafas y permaneció un momento pensativo.

-Me parece una idea excelente.

-En realidad, creo que no voy a ir. Tengo que... -_______ se interrumpió, pues era evidente que ninguno de los presentes estaba haciendo caso de sus protestas.

-Joe tiene razón -dijo John, dejando los papeles que llevaba en la mano sobre el escritorio-. Ultima-mente estás trabajando demasiado tiempo extra. Tómate la tarde libre. Pásalo bien.

-Pero...

-¿También vas a discutir con tu jefe? -dijo Joe.

_______ se quedó boquiabierta.

-Yo... supongo que no.

-Bien, bien -John parecía tan satisfecho como si la sugerencia hubiera sido idea suya. Sonreía a Joe y asentía como si fueran viejos amigos.
Con expresión más que satisfecha, Eleanor Brooks volvió a su oficina.
Joe miró su reloj.

-Será mejor que nos vayamos, o nos perderemos la primera tanda de lanzamientos.

Reacia, _______ tomó su bolso. Había hecho todo lo posible por evitar a Joe y sin embargo iba a pasar la tarde con él. En cuanto estuvieron a solas en el ascensor, lo intentó de nuevo.

-No puedo ir a un partido de béisbol vestida así.

-Así estás muy bien.

-Pero es un traje de vestir.

-No te preocupes por esas pequeñeces -Joe la tomó de la mano mientras se dirigían a la salida. Una vez fuera, aceleró el paso mientras se encaminaban hacia el Kingdome.

-Quiero que sepas que esto no me hace ninguna gracia -dijo ______, forzada a medio correr para mantener el ritmo de las zancadas de Joe.

-Si vas a protestar, espera que estemos dentro y sentados. Si no recuerdo mal, te pones muy testaruda con el estómago vacío -la sonrisa de Joe habría sido suficiente para derretir granito, pero Susannah estaba decidida a no dejarse influir. En cuanto recuperara el aliento, así se lo haría saber.

-Pero no te preocupes, te daré de comer -prometió él cuando se vieron obligados a detenerse en un semáforo.

Aquello no hizo nada por suavizar el enfado de ______. Sólo Dios sabía qué pensaría John Hammer... aunque debía admitir que la reacción de su jefe la había confundido. John era tan trabajador y entregado como la propia ______. No era normal en él asimilar con tanta facilidad la idea de Joe de asistir a un partido en medio de una tarde de trabajo. De hecho, casi le había parecido que conocía a Joe, o al menos, que había oído hablar de él. Nunca había visto a su jefe tan entusiasmado cuando le habían presentado a alguien.

Una vez dentro del estadio, Joe la condujo hasta un par de asientos que se hallaban tras la primera base. _______ no había ido nunca a un partido de béisbol, y no sabía lo buenas que eran esas localidades.

Acababan de sentarse cuando Joe se puso en pie y alzó su mano derecha. Un instante después, una bolsa de cacahuetes pasó zumbando junto al oído de ______.

-¡Hey! -exclamó ella, volviéndose.

-No te asustes -dijo Joe, y rió-. Sólo estoy jugando con el vendedor -acababa de pronunciar aquellas palabras cuando atrapó expertamente una segunda bolsa-. Toma -dijo, entregándole ambas bolsas-. El tipo de los perritos calientes estará aquí en un minuto.

_______ no tenía intención de quedarse allí quieta mientras la comida volaba a su alrededor.

-Yo me voy de aquí. Si quieres jugar a la pelota, vete al campo.

Joe volvió a reír.

-Si vas a protestar cada pequeño detalle, conozco una forma de tranquilizarte.

-¿Acaso crees que soy una completa idiota? Primero me sacas de la oficina a la fuerza y luego insistes en tirar comida por ahí como un colegial. Ya no se qué esperar a continuación, y además... ______ no siguió adelante, aunque su enfado crecía con cada aliento que tomaba. Antes de que pudiera adivinar las intenciones de Joe, éste apoyó las manos en sus hombros, la atrajo hacia sí y le dio uno de sus besos de dinamita.

Completamente aturdida, ______ se apoyó contra el respaldo de su asiento, con los ojos cerrados y sintiendo el firme latido de su corazón en los oídos.

Lo siguiente que supo fue que Joe le ponía un perrito caliente en la mano.

-He dicho que les pongan de todo -explicó.

_______ echó una mirada al perrito y vio que «todo» incluía mostaza, tomate, cebolla y uno o dos ingredientes más que no supo identificar.

-Y ahora, añadió Joe-, come antes de que me vea obligado a besarte de nuevo.
Aquella advertencia fue todo el incentivo que necesitó ______. Se llevó el perrito a la boca, preparada para lo peor.

Pero, para su sorpresa, no le supo nada mal. De hecho, estaba muy sabroso. Cuando lo terminó, abrió la bolsa de cacahuetes tostados, que aún estaban calientes.

Otro vendedor pasó cerca y Joe compró dos bebidas.

La primera tanda de lanzamientos terminó cuando ______ masticaba su último cacahuete. Joe la tomó de la mano.

-¿Te sientes mejor?

Su cálida mirada tuvo un intenso efecto en _______. Cada vez que sus ojos se encontraban sentía como si un torbellino la hubiera atrapado. Al cabo de un momento, dijo:

-Aún me siento un poco ridícula...

-¿Por qué?

-Vamos, Joe. Soy la única persona que va con traje de vestir en todo el estadio.
-Eso puede arreglarse.

-¿Ah, sí? -______ tenía serias dudas al respecto. ¿Qué pensaba hacer Joe? ¿Desnudarla?

Él le dedicó una de sus famosas sonrisas y luego se alejó. Confundida, ______ vio que se dirigía hacia uno de los puestos del estadio. Unos minutos después regresó con una camiseta de los Mariners en una mano y una gorra de béisbol en la otra.

_______ se quitó la chaqueta y se puso la camiseta. Después, Joe le puso la gorra en la cabeza, ajustándola de manera que la visera quedara baja sobre su frente.

-Ya está -dijo, satisfecho-. Ahora pareces una auténtica aficionada.

-Gracias -_______ se alisó la camiseta y se preguntó qué aspecto tendría, aunque lo cierto era que no le importaba demasiado. Lo estaba pasando bien con Joe, y era muy agradable reír y disfrutar de la vida.

-De nada.

A continuación, ambos prestaron toda su atención al partido. Los Mariners perdían por una carrera cuando se acercaba la quinta manga.

______ no entendía mucho de béisbol, pero el excitado ambiente que la rodeaba, como si todo el mundo esperara que algo espléndido fuera a suceder en cualquier momento, se le contagió al poco rato.

-Me has estado evitando -dijo Joe, mediada la sexta manga-. Quiero saber por qué.

_______ no podía decirle la verdad, pero tampoco le apetecía mentir. Simulando prestar toda su atención a lo que sucedía en el campo, se encogió de hombros.
-¿_______? -insistió él.

Tras dar un suspiro, ella dijo:

-Porque no me gusta lo que sucede cuando me besas.

-¿Qué sucede? -repitió Joe-. La primera vez que nos besamos asestaste un golpe casi mortal a mi ego. Según recuerdo, dijiste que no había tenido nada de especial. Creo que lo describiste como «agradable», y que eso era todo.

_______ bajó la mirada.

-Sí, recuerdo haber dicho algo parecido.

-¿Mentiste?

-De acuerdo -admitió ella-. Mentí. Pero eso ya lo sabías. De lo contrario...

-De lo contrario, ¿qué?

-De lo contrario no me besarías cada vez que quieres obligarme a hacer algo que no deseo -Joe sonrió y las arrugas de sus ojos le dieron a la vez un aspecto travieso y angelical-. ¡Lo sabías desde el principio, así que ahora no me des la lata!

-Me alegro de que lo admitas. Ya era hora de que reconocieras que hay electricidad entre nosotros. Yo me di cuenta desde el primer momento.

-Claro. Pero hay una gran diferencia entre estar cerca de un enchufe y jugar con un cable de alto voltaje. Yo prefiero no arriesgarme.

-Yo sí -Joe deslizó los nudillos por una mejilla de ______. Circundando su barbilla, apoyó los dedos en sus labios, que se entreabrieron instintivamente-. Sí -dijo con voz ronca, mirándola-. Siempre he preferido vivir peligrosamente.

—Ya me he fijado -_______ contuvo el aliento hasta que Joee apartó la mano. Sólo entonces volvió a respirar con normalidad.

Los gritos de la multitud le hicieron saber que sucedía algo importante en la pista. Agradeciendo la distracción, vio cómo un jugador de los Mariners hacía una carrera completa. Satisfecha, aplaudió educadamente, aunque su entusiasmo estaba muy lejos de alcanzar el grado del de los aficionados que la rodeaban.

Sin embargo, para cuando se acercaban a la novena manga, aquello había cambiado. Sentada en el borde del asiento, ______ observaba con verdadera atención el partido. Los espectadores que había a su alrededor lanzaban gritos de ánimo a su equipo, y pronto su voz se unió a la de ellos. El lanzador arrojó una pelota rápida, y, incapaz de mirar, ______ cerró los ojos. Pero el sonido de la madera golpeando la dura pelota fue inmediatamente reconocido. ______ abrió los ojos y se puso en pie de un salto mientras la pelota volaba hacia el otro extremo del campo. La multitud enloqueció, y tras dar varios saltos de alegría, ______ rodeó con los brazos el cuello de Nate y lo abrazó.

Joe parecía igualmente excitado, y cuando ______ lo soltó, se llevó dos dedos a la boca y soltó un penetrante silbido.

Ella siguió riendo y animando a gritos al equipo, hasta que, de pronto, notó que Joe la observaba. Tenía los ojos abiertos de par en par con simulado asombro, como si no pudiera creer que la refinada y cultivada ______ Simmons pudiera haber caído tan bajo.

Aquel gesto de censura enfrió al instante las reacciones de ______, que volvió a sentarse, cruzando las manos en su regazo mientras se sentía avergonzada por su inhibida respuesta ante algo tan burdo como un partido de béisbol. Cuando se atrevió a mirar de nuevo a Joe, descubrió que éste la observaba intensamente.

-Joe -SUSUITÓ, desconcertada. El partido había acabado y los espectadores empezaban a abandonar sus asientos. ______ sintió que sus mejillas se acaloraban-. ¿Por qué me miras así?

-Me asombras.

Ella pensó que, más bien, había caído en desgracia ante sus ojos.
-Vas a estar muy bien, ______ Simmons -añadió Joe-. Los dos lo vamos a estar.

-Me sorprende encontrarte en casa siendo sábado, ______ -dijo Emily, pasando al interior del piso de su hermana-. Michelle y yo vamos al mercado de Pike Pace y hemos decidido pasar antes a verte. No te importa, ¿verdad?

-No. Por supuesto que no -______ se apartó un mechón de pelo de la frente y se frotó los somnolientos ojos-. ¿Qué hora es?

-Las ocho y media.

-¿Tan tarde?

Emily rió.

-Lo había olvidado. Los fines de semana te gusta dormir, ¿no?
_______ bostezó.

-No te preocupes. En cuanto me tome un café, volveré a ser yo misma.

Tras preparar el café, _______ se sentó a la mesa de la cocina frente a su hermana y su sobrina. Michelle agitaba contenta los brazos, y, a pesar de la hora, ______ se encontró sonriendo ante el entusiasmo que demostraba su sobrina por la vida. Alargó los brazos hacia ella y se llevó una agradable sorpresa al ver que Michelle se inclinaba hacia ella.

-Creo que te recuerda -dijo Emily, aparentemente asombrada.

-Claro que me recuerda -dijo ______, satisfecha-. Lo pasamos muy bien, ¿verdad, cariño? Sobre todo cuando te di las ciruelas.

Emily rió.

-Nunca podré agradecerte lo suficiente que te quedaras con Michelle ese fin de semana. Era precisamente lo que necesitábamos Robert y yo.

______ quitó importancia al comentario de su hermana con un gesto de la mano. Era ella la que se había beneficiado de aquel fin de semana. De no haber sido por Michelle, podría haber tardado semanas en conocer a Joe.
Emily suspiró.

-Llevo toda la semana tratando de localizarte, pero nunca estás en casa.

-¿Por qué no has dejado un mensaje en el contestador?

Emily movió la cabeza y su larga cola de caballo se balanceó.

-Ya sabes que odio esas cosas. Me lío y no sé qué decir. Además, tú también podrías llamar de vez en cuando.

_______ se había planteado hacerlo en más de una ocasión durante las pasadas semanas, pero siempre había encontrado alguna excusa para no hacerlo, pues sabía que, en cuanto llamara, Emily la interrogaría sobre Joe.

-¿Has estado trabajando hasta tarde estos días? -preguntó Emily.

______ bajó la mirada.

—No exactamente.

-Entonces, supongo que habrás salido con Joe Jonas -sin darle tiempo a responder, Emily siguió hablando-. No me importa decírtelo, ______, pero Robert y yo nos llevamos una impresión muy buena de tu nuevo vecino. Fue maravilloso con Michelle, y, por la forma en que te miraba, creo que estaba interesado. Y no me digas que no es asunto mío. Tienes veintiocho años, y tu reloj biológico no deja de avanzar. Si alguna vez piensas asentarte y tomar en serio algún hombre, éste es el momento. Y, personalmente, no creo que vayas a encontrar a nadie mejor que Joe. Es tan...

Emily hizo una pausa, dándole a _______ la oportunidad que estaba esperando.

-¿Café?

Su hermana parpadeó y luego asintió.

-No has oído una palabra de lo que he dicho, ¿verdad?

-Sí te he oído.

-Pero no has escuchado.

-Claro que sí -replicó ______-. Sería una tonta si no pusiera un anillo a Joe Jonas. Quieres que me case con él antes de que pierda mi última oportunidad de ser madre.

-Exacto -dijo Emily, claramente satisfecha de haber trasmitido su mensaje con tanta efectividad.

Michelle se movió inquieta en brazos de ______ y ésta la dejó en el suelo para que explorara un rato.

-¿Y bien? -insistió Emily-. ¿Qué piensas?

-¿Sobre casarme con Joe? Nunca funcionaría -dijo con calma, como si estuvieran discutiendo sobre algo tan mundano como unas acciones-. Por más motivos de los que puedas imaginar. Para satisfacer tu curiosidad, enumeraré unos cuantos. En primer lugar, yo tengo una profesión y él no. Además...

-¿Joe no tiene empleo? -preguntó Emily, sorprendida-. ¿Pero cómo es posible? Estos pisos son muy caros. ¿No me dijiste que el piso contiguo al tuyo era casi el doble de grande que éste? ¿Cómo puede permitirse vivir ahí sin tener trabajo?
-No tengo ni idea.

______ olvidó todo lo relacionado con Joe un momento mientras sus ojos seguían a Michelle. Se sorprendió al comprobar cuánto la había echado de menos. Se levantó y tomó dos tazas del armario.

-Ese café no es descafeinado, ¿verdad? -preguntó Emily.

-No.

-Entonces no te molestes en servirme una taza. Hace años que dejé la cafeína.
-Es cierto -______ debería haberlo recordado. Michelle gateó por el suelo de la cocina hacia ella, y, utilizando el camisón de su tía como apoyo, se levantó. Sonrió, satisfecha de su logro.

-Escucha -dijo ______ impulsivamente, inclinándose para recoger a su sobrina-. ¿Por qué no dejas a Michelle conmigo? Nos tomaremos ésta mañana para seguir conociéndonos mientras tú vas de compras sin tener que preocuparte por ello.
Su propuesta fue seguida de un asombrado silencio.

-¿_______? -dijo Emily al cabo de un momento-. ¿He oído bien? ¿Acabas de ofrecerte voluntaria para cuidar a Michelle?

____________________________________________________

Preview del próximo capítulo.

*La risa de Joe fue cálida y seductora.

-¿Estas de humor como para tener más compañía?

-Por supuesto. Si traes las galletas, yo pondré el café.

-Trato hecho.

Unos minutos después, ______ comprendió la poca resistencia que estaba poniendo en los últimos días a las propuestas de Joe.



*______ se sentó en una banqueta alta y se puso cómoda para el interrogatorio que sin duda se avecinaba.

-Lo pasamos muy bien.

-Te gusta Joe, ¿verdad?



*-Bien, muy bien -contestó ______ rápidamente-. Hemos hablado mucho.

Joe la rodeó con los brazos, atrapándola contra el mostrador de la cocina.

-Te he echado de menos.

______ tragó con esfuerzo y murmuró:


_________________________________________
Bueno, eso ha sido todo por hoy. Espero les haya gustado y comenten, que el próximo capítulo es de lo más tierno ;)
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Mensaje por ElitzJb Lun 17 Sep 2012, 5:22 pm

jeje ahora resulta q quiere cuidar a michelle.... mas tierna y muero
cuando se dara cuenta q le gusta joe siguela esta super genial
joe tan lindo y tierno con ella :)


siguelaaaaaaaaa
ElitzJb
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Mensaje por Creadora Mar 18 Sep 2012, 11:55 am

Sorella has puesto una novela y no me has avisado, me siento olvidada. Esta bienisimaaaaaa. Me encanta, siguelaa

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